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Mensaje por Invitado Mar Ago 16, 2011 12:56 am

Su compañía había tenido una baja repentina (algo normal tomando en cuenta la crisis en la que se había sumergido Japón) por lo que ahora Barnaby se enfrentaba día a día a la ardua tarea de evitar que ésta se fuera a pique y quebrara definitivamente. Siendo antisocial por naturaleza, el rubio siempre había estado cómodo en las oficinas, de hecho prefería trabajar entre cuatro paredes antes que salir a ganarse el pan a la calles como muchos hacían. No obstante, el papeleo que Bunny tenía que hacer ya rebasaba lo recomendado, inclusive había ocasiones en las que tenía que tomarse una lata de Red Bull para no quedarse dormido en medio de una presentación; después de todo, Barnaby no iba a dejar que una simple recesión económica mermara la tan valiosa empresa que le había sido heredada, eso sólo sobre su hermoso cadáver.

Continuaba teniendo a su cargo a numerosos asistentes que le servían en sus pequeños caprichos diarios, como el mantenimiento de su hogar o de plano sus impulsos sexuales. La cosa era que en esos caprichos se gastaba una gran cantidad de dinero semanalmente. O sea estaba bien que el conejito tuviera plata, pero tampoco era de su total agrado andar tirando como loco sus ganancias, especialmente ahora que la compañía se enfrentaba a un momento difícil. Hasta sus inversiones dentro del mercado negro estaban cayendo ante la falta de demanda por parte de los habitantes y en gran medida esto pasaba por el repentino auge en la tienda de mascotas, porque... ¿para qué querría alguien un simple humano teniendo el chance de hacerse de un lindo cachorro o una neko-girl? el joven debió invertir con los pets y no en aquel sitio de esclavos.

en fin...

Hoy, el conejo por fin contaba con un día libre y había decidido ocuparlo para visitar esa zona del mercado tan poco frecuentada por la "gente bien". Había dejado de lado el costoso automóvil y ahora mismo se veía como un simple mortal caminando por las calles adyacentes al centro de Tokio. No estaba seguro ni de lo que buscaba, sinceramente las mujeres no le atraían en lo más mínimo, pero eran mucho más confiables y -dentro de lo que cabía- fieles que los esclavos varones; esos, según le habían informado, sólo buscaban una oportunidad para escapar y si de paso también podían eliminar a su amo, lo hacían.

Igual horas antes el rubio había ido a la tienda de mascotas, mas todo lo que halló fueron bellas criaturas sin un gramo de habilidad en cuanto a tareas domésticas se refería y, con la poca paciencia que caracterizaba al rubio, éste no podría nunca enseñarles a tener su piso en orden, sino que se quedarían meramente como adorno.

Aún con esto en mente, el de rojo fue avanzando sin prisas por aquellas sucias callejuelas, poco a poco podía notar que conforme se acercaba a las puertas del mercado negro las calles se iban haciendo cada vez más angostas, las aceras se cuarteaban e incluso un sutil aroma a marihuana se percibía en el aire, dando como resultado el perfecto escenario para efectuar un secuestro o hasta una violación. El conejo sonrió, quizás la falta de personas era por algún partido importante o alguna banalidad de esas que para nada le interesaban. Well ya estaba cerca de su inversión y eso era lo único importante.

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Mensaje por Invitado Sáb Ago 20, 2011 8:03 am

Ese día Jonh se había despertado inquieto. El labrador andaba de aquí para allá, olisqueaba el aire en busca de algo indefinido, daba vueltas al rededor de la cama o se acurrucaba en un rincón detrás de la tele.
Mientras Keith preparaba el desayuno se percató del extraño comportamiento del can. -Jonh- el perro levantó la cabeza para mirarlo - ¿Quieres salir?- el perro bajó la cabeza y se volvió a un rincón. El can no sabía que hacer.

El rubio terminó de preparar su desayuno y el de su cánido compañero el cual salió corriendo hacia la ventana poniendo las patas delanteras en el alféizar mirando fijamente al horizonte. Keith se rascaba la cabeza algo preocupado por el can. - Jonh vamos a dar una vuelta- el perro se revolvió un poco al ponerle la correa pero ambos rubios salieron a la calle y en cuanto el perro puso el pie en la calle, alzo la cabeza, las orejas y comenzó a tirar de Keith hacia un lugar en concreto.

.....

Mientras, en un callejón oscuro, asqueroso y misterioso un hombre con muy malas intenciones y peor aspecto se paseaba por allí con las manos en los bolsillos y refunfuñando por lo bajo. Este hombre vio al conejo adentrarse en el callejón - Que pinta de ricachón tiene este- se dijo mientras se frotaba las manos - Seguro que va al mercado negro a saciar sus bajos instintos con algún demacrado esclavo. Pervertido- sonsacó el hombre en su sucia mente mientras se ponía el pasamontañas y buscaba la navaja.

.....

-¡Jonh, ya vale, para hombre, para!- el perro no le escuchaba mientras su amo tiraba en dirección contraria para que el can bajase las revoluciones de su carrera.
Como Keith andaba más preocupado por el estado de semi-locura en el que había entrado su mascota que de él mismo, no se percató de a donde lo estaba llevando el perro.

Ambos, amo y mascota, se estaban internando en los barrios oscuros y peligrosos que rodeaban el mercado negro. El perro olisqueaba el aire en busca de una fragancia que le era familiar...la de Barnaby. -¿Que has encontrado?- preguntaba el dueño mientras se acuclillaba al lado de su mascota y miraba en la misma dirección que el perro.
En ese momento Jonh comenzó una carrera, Keith había soltado la correa y seguía a su mascota de cerca.

Al doblar una esquina vieron como un hombre con un pasamontañas se acercaba sigilosamente a Barnaby para poder atracarle. Keith, a causa del cansancio y de la adrenalina, sólo consiguió distinguir al maleante con el cuchillo en la mano derecha - ¡JONH!- ordenó a su perro el cual se avalanzó hacia la espalda del encapuchado.

-¡Pero que co..!- el encapuchado se asustó al ser empujado por un enorme bulto peludo. Joah ladraba y gruñía sobre la espalda del maleante. Por su parte, Keith se había colocado entre el maleante y Barnaby convirtiéndose en una pared protectora.
Sin mirar al menor y sin aún reconocerle -¿Estas bien?- el mayor se apostó al lado del maleante, se montó a horcajadas sobre la espalda del hombre y le sujetó con fuerza los brazos a la espalda para que no escapase. -Bien hecho John. Llamaré a la policía.- marca y comienza a dar señal.

-Buenas, soy Keith Goodman y me gustaría denunciar un atraco... si...no, estoy sujetando al atracador y conmigo esta la señorita...- en ese momento levantó la cabeza para preguntar el nombre a la supuesta “señorita” que le acompañaba -¿¡¡Barnaby!!?- abrió los ojos como platos - ¿Eh? no señorita...¿que donde estamos?- miro a su alrededor bastante confundido -Pues no sabría decirle la verdad. Son unos callejones cerca de las afueras de la ciudad... creo que en un polígono industrial. Barnaby ¿tu sabes donde estamos?- la operadora y el mayor esperaban la respuesta del menor para poder mandar un coche patrulla.

Te preguntarás como sabía Jonh que Barnaby estaba aquí... pues porque tiene cierta conexión con el conejo y presentía que estaba en peligro, por eso estaba inquieto.

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Mensaje por Invitado Lun Ago 22, 2011 12:37 am

Caminaba lentamente y sin prestar atención a lo que le rodeaba. Normalmente era un sujeto más avispado, uno que a la más mínima señal de peligro reaccionaba; sin embargo, ahora mismo tenía demasiadas cosas en la cabeza como para darse cuenta del hombre que se le acercaba y solamente fue sacado de sus cavilaciones al escuchar una especie de quejido perruno, seguido del sonido sordo que provocó el porrazo de aquel maleante contra el suelo. Ante esto Barnaby giró el cuerpo y fue ahí cuando divisó al hombretón con el pasamontañas ¿quién era ese y a qué se debía el golpe? como si se tratara de una mala comedia, el cerebro del rubio comenzó a trabajar a paso lento para tratar de atar cabos. Identidad desconocida, una navaja tirada a lo lejos, Goodman haciendo de héroe... okay no había que estudiar física cuántica para comprender que habían estado a punto de picarlo y él ni en cuenta.

- ¿Keith-san? - el conejo levantó una ceja y se quedó un momento así, aunque era obvio que por más que frunciera el entrecejo la imagen del tan conocido deportista no iba a desaparecer - oye aguarda un segundo por favor - el rubio tardó un poco en volver a la realidad, pues además del sacón de onda que le provocaba ser confundido con una chica, tampoco ayudó mucho que el hiperactivo perro de mayor comenzara a olfatearle la entrepierna como la última vez.

Dando 2 pasos llegó hasta el mayor y dado que éste se encontraba un tanto ocupado en contener al ladrón, para el conejo fue relativamente sencillo hacerse del móvil - ¿aló?..lamento la confusión, fue sólo una broma... - articuló sin dejar de mirar de soslayo al tipo que yacía tumbado bajo el deportista. Igual la operadora trató de constatar la veracidad de las palabras de Bunny, pero él ya había cortado la llamada e incluso apagado el aparato antes de devolvérselo a Goodman. Ahora mismo tenía otros planes para el ladrón, los cuales no tenían nada que ver con las autoridades japonesas - me alegra verte de nuevo Keith-san - sonrió o por lo menos esa fue la intención del conejo. Luego se agachó hasta su altura y de un jalón retiró el trozo de tela que cubría el rostro del pobre infeliz que había tratado de abordarlo.

Miró al hombre, era grande, varonil, algo descuidado, pero dentro de lo que cabía se le veía saludable y con un buen par de labios... alguien que podría ser de mucha utilidad y valor en el mercado negro - ladrón-san me temo que tendré que traficar con usted - el menor sonrió algo seco al ver que el hombre tenía toda la intención de mandarlo follar por el culo y ps como Bunny no estaba de humor para discutir, decidió ponerle el mismo pasamontañas a modo de mordaza. Podría jurar que la mera mención del mercado le había hecho palidecer al menos unos 10 tonos.

Como si fuera cosa de todos los días andar comerciando con humanos, Barnaby volvió su atención hacia el jugador de rugby, esta vez sonriendo amigablemente - ¿aún no necesitas de un esclavo? tengo un conocido aquí que podría dejarte a éste a un muy precio - le dio un par de palmaditas al hombre y se puso de pie, invitando al otro rubio a que hiciera lo mismo - ah sí ¿podrías ayudarme a llevarlo? una vez que lo condicionen te aseguro que será mucho más afable y obediente que John - la entrada al mercado negro estaría a cosa de unos 6 metros, por lo que llevar a rastras a una posible inversión no costaría demasiado, incluso si el conejo se veía en la necesidad de hacerlo él sólo.

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Mensaje por Invitado Miér Ago 24, 2011 4:27 am

No podía creerse lo que estaba escuchando. Y él pensaba que aquel joven rubio y con gafas de apariencia tranquila y noble era una amable y buena persona... pero nooooooooooo. Resultó ser el humano más retorcido que se había topado Goodman en los últimos años.

-¿Cómo que traficar con él? Es un ladrón, si y merece una reprimenda la cual se la dará la policía con unos cuantos meses en la cárcel. Ninguno de nosotros tenemos autoridad para decidir que hacer con el destino de una vida humana.- con una voz algo subida de tono dio su discurso hipermoral mientras realizaba aspavientos con los brazos y apretaba los costados del maleante con las piernas para que no huyese. Y sus ojos destilaban una mezcla entre pena y horros mientras sus cejas se curvaban hacia abajo dándole expresión de perro abandonado.

El ladrón miró a Keith con ojos suplicantes y los labios apretados, como dándole las gracias en silencio. El ladrón había escuchado muchas cosas malas con respecto a el tratamiento que recibían los esclavos en el mercado negro, y no era una experiencia gratificante.

En cualquier caso Keith utilizó la correa de John para atarle las manos al bandido, se levantó él y al ladrón sujetándolo firmemente por sus ataduras. Keith había fruncido el ceño porque se encontraba perturbado y enfadado al conocer aquella faceta tan horrible de Barnaby. Los ojos azul cielo del mayor se clavaron como puñales en los del conejo y abrió la boca para dejar salir palabras con una fuerte moral y ética que tumbaría a cualquiera, pero sólo resopló por la nariz y su mirada dejó salir la pena que sentía por el rubio.
-No me parece bien lo que pretendes hacer con este pobre hombre, que sus razones tendrá para robarte, y si fuese por mí este hombre y tu, por haber querido traficar con él, iríais directos a la comisaría de policía.- su voz era calmada pero triste. Dio dos pasos hacia la boca del callejón para poder salir de allí en busca de la autoridad, pero paró y se giró hacia el conejo.
- Supongo que tu también tendrás tus razones para estar aquí ¿no?- soltó al ladrón pero este no pudo ni moverse porque Jonh lo vigilaba gruñéndole, enseñándole toda su dentadura perruna con la cual podría destrozarle la yugular en un par de segundos.

Keith caminó hasta enfrentar al conejo, el cual le sacaba media cabeza pero Goodman, muy dignamente, clavaba sus azules orbes en los contrarios, como si quisiese leer en ellos. - Dime que haces aquí y a que a que se debe este horrible comportamiento- le sermoneó y Keith ya sabe que al menor no le gustan los sermones, pero Keith deseaba averiguar porqué Barnaby, que le parecía afable, atento aunque algo egocéntrico, había dejado paso a un chico con un aspecto totalmente diferente, malvado, oscuro diría Keith y que no le gustaba un pelo.

Volvió a encender su móvil, preparado estaba para volver a llamar al teléfono de urgencias, todo dependerá de la contestación del menor.

off: perdón la mierda de post pero toy en blanco u_u

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Mensaje por Invitado Dom Ago 28, 2011 10:59 pm

Conforme Goodman hablaba, el gesto del menor se iba descomponiendo hasta llegar a ser una sosa mueca. Mentiría si dijera que conociendo sus antecedentes, Barnaby no esperaba algún tipo de reprimenda moralista, pero aun así al de lentes no dejaba de provocarle cierto malestar ser reñido, especialmente si quien lo hacía tenía un nivel de integridad de tal magnitud.

- razones eh... - se hizo el cabello hacia atrás para espabilarse un poco y de paso también para encubrir el dolor de cabeza que comenzaba a pulsarle en la frente - mira, vine aquí por un esclavo y no tengo idea de a qué cojones te refieres con "horrible comportamiento" necesito que alguien se ocupe de mi apartamento, eso es todo - sostuvo la mirada porque a pesar que aquella actitud dadivosa le colmara rápidamente la paciencia, no podía negar que se sentía atraído por ese bonito par de ojos azules, mismo par que ocasionó que el joven se olvidara por completo de cuestionar lo que había traído al deportista a tal peligroso sitio.

Bunny sacó algo de sus bolsillos y pasó de Goodman para ahora hallarse frente a su agresor - sabes, mi padre tenía una forma de pensar parecida a la tuya Keith-san... creía que la justicia era lo más importante, le gustaba defender a las personas, no soportaba los abusos... well, en pocas palabras tenía complejo de héroe y... terminó bastante mal - inconscientemente torció los labios, una de las cosas que menos agradaban al conejo era hablar sobre su familia - deberías tener más cuidado y fijarte contra quiénes vas o podrías terminar colgado de un puente - el rubio sonrió de lado y viró el rostro hacia Keith para que se enterara que el pequeño objeto cilíndrico que momentos antes había sacado era un aerosol de pimienta.

No dudó ni por un segundo en aplicar el spray directamente en los ojos del malviviente a una distancia para nada aconsejada, dando como resultado que el hombre comenzara a mover la cabeza con desesperación en busca de frenar la agonía y que inclusive con la mordaza se pudieran escuchar sus lastimeros quejidos. El conejo aprovechó todo esto para de un codazo tumbarlo al suelo nuevamente, a rastras sería mucho más sencillo llevarle hasta el mercado.

- probablemente no estés enterado que una buena parte de los ofensores que son encerrados vienen a parar aquí debido a la sobrepoblación, así que si vas a llamar a la policía hazlo, pero te advierto que terminarán haciendo lo que yo diga - miró a Goodman con serenidad y luego a John, evaluando con esto la posibilidad de terminar siendo agredido por el can antes de poder llegar hasta la entrada del mercado; sin embargo, tendría que arriesgarse si deseaba hacer un buen negocio.

El ladrón todavía se quejaba del ardor, las orbes se le habían puesto completamente rojas, el lagrimeo nasal era algo inevitable de observar y por si fuera poco sufría de algunos espasmos en la parte superior del torso. Barnaby dejó de perder el tiempo y comenzó a arrastrar al hombre por el corredor, era pesado y se movía mucho, pero el conejo de débil sólo tenía la pinta(?).

Spoiler:

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Mensaje por Invitado Mar Ago 30, 2011 5:52 am

Goodman se encontraba atónito, perplejo, ante los actos del conejo. Por supuesto tampoco se esperaba que el menor le amenazara de una manera tan directa, ¡mentira! no se le hubiese pasado jamás por la cabeza que el conejo pudiese amenazar a nadie de aquella descarada forma.

Los orbes del mayor temblaban ante el shock mientras observaba al conejo, pero pronto volvió a la tierra en cuanto Jonh ladró un par de veces. - Pe..Pero ¡Barnaby! Aunque este hombre fuese apresado y enviado a este horrible lugar, ¡sigues sin tener jurisdicción sobre esa persona! ¡Sólo eres un chaval!- Decía con la voz dos octavas más alto de lo normal mientras caminaba detrás del pobre ladrón.
No quería ofenderlo llamándolo chaval o niño pero es que en realidad, lo es.

Goodman, al percatarse del sufrimiento de aquel hombre, se acercó por un lateral y mientras andaba le desató la mordaza para que pudiese respirar.
El rubio apretó los dientes al no poder hacer nada para aliviar el sufrimiento de aquel hombre.

Apretó el paso hasta colocarse al lado del menor - ¡Barnaby! ¡Entra en razón! Si quieres a alguien para que se ocupe de tu apartamento contrata a una empleada del hogar. ¿No eres un empresario? o algo así. Puedes permitirte no hacer este tipo de cosas con otras personas- gesticulaba con expresión de encontrarse apurado, con las cejas bajas y mirada preocupada - Si hace falta, ¡yo mismo iré a cuidar de tu apartamento! ¡pero no tienes derecho a traficar con él!- dio un par de pasos rápidos y se colocó frente a Barnaby, impidiéndole el paso.

-No te conozco lo demasiado como para decirte esto pero...¡ no creo que seas así!- Alzó la vista con una pequeña lagrima brotándole de uno de sus azules ojos, aunque de estos salía confianza y algo de pena. Intentaba hacer entrar en razón al m´s joven de los dos.
- Tu me ayudaste a entrenar con los chicos, paseaste a Jonh- el perro ladró como si estuviese sincronizado con su amo - me compraste un helado y hasta me compraste un protector para el móvil. Obviando que sobornaste a un padre en el parque, no me creo que seas una persona que trafica con otros humanos- Goodman caminaba de espaldas hacia la puerta del mercado negro y al topar contra ellas se escuchó un sonido metálico y sordo que resonó por todo el callejón, haciendo que el mayor hiciese una mueca de dolor y que el perro gimiese, sacudiese la cabeza.

Abrió los brazos para enfatizar que no dejaría pasar al conejo de aquel punto. -Puede que me esté excediendo, puede que me esté haciendo enemigo de la persona menos indicada pero ¡eres mi amigo y no te dejaré caer en un sitio tan horrible como este!- Apretaba los labios formando una fina linea con ellos, sus ojos eran firmes, posados en los contrarios aunque las lagrimas de impotencia se acumulaban en los bordes de sus ojos.

Amigo, si, lo había llamado amigo y eso que no se conocían de nada pero Goodman tenía la manía de preocuparse por los demás incluso obviando su propia seguridad.

Justo en ese momento se escucharon varios sonidos provenientes del otro lado de las grandes puertas ce acero. Goodman miró a su espalda con la boca entreabierta, expectante. Dos sonidos más y una voz precedió a que una de las hojas de la puerta se abriese poco a poco abriéndole paso a una enorme nariz que se encontraba pegada a la cara de un hombre no demasiado agraciado. -¿Que quieren?- preguntó secamente, con voz ronca.

Goodman se acuclilló para consolar a Jonh el cual gemía y se quejaba ya que estaba asustado.

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Mensaje por Invitado Jue Sep 01, 2011 1:20 am

Incluso teniendo la necesidad de reclamarle al rubio por hablarle como a un mocoso, el conejo no dejó que aquel bonche de palabras sin sentido mermaran su decisión de traficar con el hombre. Lo único malo de la situación era que gracias a las bondadosas acciones de Keith ahora podían escucharse a varias calles a la redonda las mentadas de madre y jadeos sofocados que se entremezclaban al salir de la boca del ladrón, soniditos que por fortuna terminarían pronto.

Estando en las puertas del mercado negro, Bunny colocó una de sus rodillas sobre el pecho del hombre para que éste se olvidara de tratar de escapar. Dirigió su atención hacia las orbes cristalinas de Goodman, le jodía mucho verlo tan turbado por un simple delincuente y con tal empeño en librarlo del mercado negro, a pesar de esto el rubio trató de expresarse como siempre - ¡le has conocido hace 10 minutos! no finjas que te preocupa y también deja de hablar de mí como si en realidad me conocieras - muy dentro de sí Barnaby tenía principios y también conocía a la perfección el valor de una vida humana; sin embargo, no podía decirle a Keith que su empresa estaba a nada de la bancarrota y que no podía darse el lujo de seguir contratando empleados temporales, después de todo, su orgullo era una de las cosas más importantes para él y aunque cayera de la gracia del ojiazul, el conejo continuaría con esa faceta de indiferencia y apatía por la supervivencia del ladrón.

- no soy tu amigo Goodman... todo lo que hice aquel día sólo fue porque tenía interés en tu...- la oración se quedó en el aire debido a la aparición de un peculiar portero. Como Barnaby jamás iba en persona a checar las ganancias del mercado, aquel narigón no tenía ni puta idea de quién era él, por lo que al principio se vio más que tentado a llamar a un par de celadores para que le tomaran junto con Goodman como nueva mercancía; no obstante, previo a que el mencionado trabajador abriera la boca, Bunny aventó el cuerpo del ladrón a sus pies ignorando por completo cualquier exclamación del deportista o de su mascota. Sobra decir que el malviviente estaba tan adolorido que a duras penas se percataba de lo que sucedía.

- no es el primero que te traen de parte mía, llévatelo y dile a Loren que se dé prisa en darme el dinero, soy Barnaby... - el cuidador se rascó la barbilla y abrió la puerta del mercado lo suficientemente bien para poderse llevar al sujeto. Había un constructora cerca de ahí y les hacía falta algo de mano de obra, por lo que ahora mismo estaban buscando a los especimenes más robustos que pudieran encontrar - ¿aquel de allá también es mercancía? - hablaba claramente de Goodman. Ahí fue que el menor dudó por un segundo en dar una negativa, era bien sabido que los extranjeros eran los esclavos más buscados y los que a un mejor precio lograban venderse.

El conejito bufó algo molesto con sus propias ideas - no, no lo es ¿quieres darte prisa? pensaba dar una vuelta por las mazmorras también para buscar alguna criada - el narizón asistió con la cabeza y tomó al maleante bruscamente, obligándole a avanzar con ayuda de una semiautomática en la sien. Con la poca resistencia que le quedaba, el ladrón comenzó a soltar llamados de auxilio para que el jugador de rugby fuera en su ayuda - así son los negocios Keith-san... si eres débil te tragan... - intentó colocar una mano sobre su hombro para quitar un poco de la tensión y de paso evitar que se le fuera a ocurrir meterse al mercado negro, mas nunca espero que John -confundido seguramente por la actitud de todos a su alrededor- respondiera al gesto gruñendo y mostrando los incisivos.

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Mensaje por Invitado Sáb Sep 03, 2011 11:19 am

Mientras Barnaby se desquitaba con él y con aquel hombre narigudo, Goodman permanecía sentado en el suelo con la espalda pegada a la puerta de hierro, la cabeza gacha y Jonh olisqueando sus rubios cabellos.
Cuando el narigudo introdujo al ladrón hasta hacerlo desaparecer entre la oscuridad del mercado negro, Goodman escuchaba los gritos agónicos de susodicho secuestrado o próximo esclavo. El rubio alzó la vista perdiéndola en aquel callejón y sus ojos, del color del cielo, temblaban como la llama de una vela, frustrados.

Fue cuando el último grito de aquel ladrón desapareció cuando Goodman se llevó una mano al pecho apretando su blanca camisa entre los dedos, ya que la pena y la frustración le creaban un fuerte daño en el pecho. Provocando que el mayor bajase de nuevo la cabeza y con una mano se tapase los ojos.
Había entrado en una pequeña depresión al ser testigo de la realidad que le rodeaba. El mercado negro, la “otra cara” de Barnaby y que este último no le tuviese consideración alguna.

Jonh ladró ante la proximidad de la mano de Barnaby la cual fue alejada de un brusco manotazo.

Por otro lado el jugador de rugby alzó la cabeza, pero su suave fleco le tapaba los ojos. Con las manos apoyadas en la puerta fue levantándose lentamente, sus manos fueron tornándose en puños, su mandíbula apretada; cuando estuvo totalmente de pie alzó la vista clavando su mirada -que ahora era fría como el glacial- en la contraria. - A esto que tu haces no pueden llamársele negocios, Barnaby-san - se encontraba enfadado, lo suficiente como para llegar a odiar ala persona que tenía delante por no tener en cuenta su opinión y por no hacerle el mínimo de los casos.

Amo y perro se internaron en la oscuridad del mercado negro escuchando y notando la humedad, algunos gritos dolorosos de lejos, pasos de los supuestos “trabajadores” y el chirriar del metal de las puertas de las celdas totalmente oxidadas.

El rubio no poseía apenas información de lo que allí se hacía pero estaba concienciado al 100% de encontrar al ladrón, escuchar el porque del intento de robo y, si era necesario, llevarlo ante la policía. Aunque el hombre volviese al mercado negro por alguna otra razón.

Al no saber donde metía su culo entró sin arma alguna aunque Jonh hiciese de escudo perruno si la ocasión lo pedía. -Jonh, ¿escuchas la voz del ladrón? ¿o detectas su olor?- habían perdido de vista al narigudo y al ladrón así que optó por usar a su fiel compañero.

-¡Ey! ¡Tu! ¿que haces aquí?- dentro, la luz la creaban unos tubos fluorescentes que colgaban de un alto techo. Pues con esta escasa iluminación Keith pudo ver perfectamente a un par de hombres, los cuales uno de llos le apuntaba con un arma. -¿Eres un comprador? Porque tienes que esperar fuera-

Su compañero hablo - jajajaja ¡idiota! El rubiales este seguro que es un esclavo. Ven con nosotros... no te haremos nada- bajo el arma a la vez que se relamía los labios pensando en el sabor de la piel de Goodman y que aspecto tendría su cuerpo desnudo.

Keith se colocó delante de Jonh, apretó los puños y alzó los brazos colocándose en posición de ataque cuan boxeador. -Estoy aquí buscando a alguien que no debería de encontrarse aquí. ¿Algún problema?- los ojos del color del hielo escrutaban a ambos hombres por encima de sus puños tensos y venosos.

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Mensaje por Invitado Miér Sep 07, 2011 9:40 pm

Conocía aquel tono de voz, finalmente Barnaby había conseguido hacer que -probablemente- el sujeto más amistoso de todo el Japón le odiara. Hacerse de enemigos ya era costumbre para el menor, no había llegado a una posición tan alta entablando lazos de amistad o permaneciendo leal a sus compañeros; sin embargo, no por ya conocer la sensación, ésta dejaba de molestarle... no, esto iba más allá de un simple sentimiento de desagrado, esto tal vez y sólo tal vez dolía y lo único que podía hacer mientras Keith se internaba en el mercado, era mantenerse quieto aparentando que nada de lo que hiciese le afectaba.

¿por qué Goodman tenía que actuar así? hay algo a lo que se le llama sentido de supervivencia y el rubio lo estaba echando al caño al meterse al mercado negro así como Juan por su casa. Barnaby debía esperar en la puerta al narizón para que éste le llevara hasta las celdas superiores en donde se hallaban las esclavas de bajo perfil, así era como funcionaban las cosas. Pero nooo, el de lentes no se quedó ahí, sino que también se metió a la boca del lobo... tenía que mandar a la mierda esas malditas hormonas y el maldito culo perfecto que Goodman se cargaba.

En nada llegó hasta donde se encontraba Keith. El conejo alcanzó a escuchar al dúo de guarros y sin mirar al mayor se plantó frente a ellos. Ahí estaba, con un patético rociador de pimienta en el bolsillo como única arma en contra de 2 larguiruchos con cara de maniáticos sexuales, un perro que en cualquier segundo se le podía echar encima, el furioso Goodman y además de todo, otro par de pasos se acercaron rápidamente - ara... ¿por qué tanto alboroto? - quien había aparecido por el largo corredor no era Loren (el jefazo) sino uno de sus subordinados, su mano derecha se podría decir y uno de los únicos en el mercado negro que conocía personalmente a Barnaby.

- tenemos una pequeña situación con un esclavo que escapó, nada que no se arregle en un par de segundos - uno de los hombres se acercó a Goodman, a lo que el perro en un noble intento por defender a su amo se le lanzó al cuello. Con lo que seguramente no contaba era que aquel empleadito no se andaba sin cuidado, así que en cuanto John hizo el intento de morderle, el hombre le puso un aro de metal alrededor del cuello, dejando al labrador bien sujeto y pegadito al piso de grava, ahí en donde el can no podría hacer nada para defender a Keith.

- ya le había dicho a tu "portero" que él viene conmigo, déjate de juegos y dile a tus hombres que se larguen - Barnaby habló finalmente, ganándose a cambio una fuerte risotada por parte de los trabajadores - oh Barnaby-san, tiene que entenderme. A usted no lo puedo tocar porque se caería el negocio, pero el blondie es diferente... verá cada trabajador goza de ciertos beneficios con las mascotas y no podría negarles a estos caballeros la posibilidad de follarse a tan magnifico ejemplar ¡sería injusto! ¿no cree? - Bunny torció la boca, ya se imaginaba a dónde iba el asunto... iba a venderle a Goodman, well más bien le estaba vendiendo su integridad - amigo mío sólo serán 5 millones* -

El conejo se sacó los lentes y encaró a Keith, con la imitación de luz que tenían sobre ellos, el menor apenas podía enfocar la escena adecuadamente, pero podría jurar que uno de los trabajadores se estaba tallando los genitales con su arma - Goodman lo entiendes ¿no? tienes la opción de dar la vuelta, salir de aquí y evitar ser un esclavo... o ir en busca de un sujeto que seguramente te apuñalará por la espalda en cuanto lo ayudes - Barnaby lo sujetó por el brazo atrayéndolo hacia sí, sin importarle mucho recibir un madrazo a cambio - elige, pero ten en cuenta que te romperán el culo y se desharán del perro en cuanto te tomen como mascota - quería presionarlo, quería que el deportista dejará esa faceta de héroe y viera por su propio bien, quería que desistiera de una buena vez de esa cojonuda labor de salvar al otro.

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*no tengo ni puta idea de cuánto vale un esclavo xd

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Mensaje por Invitado Sáb Sep 10, 2011 3:07 pm

-¡¡JONH!!- la situación se estaba poniendo peliaguda para el mayor de los rubios. Rodeado y en desventaja, a excepción del conejo que “supuestamente” se encontraba de su parte, el trasero de Goodman estaba en peligro pero no se preocupó por ello porque se encontraba más preocupado por su can. Se acuclilló al lado de su mascota para acariciarle el lomo mientras el labrador lloriqueaba con quejidos. - Tranquilo, tranquilo, te sacaré de aquí- dijo esto aunque en su mente aún rondaba la idea de salvar al ladrón.

Una conversación comenzó a sus espaldas mientras sus ojos no se apartaban del segundo empleado que se hallaba frente a él y que podía, perfectamente, sacarle dos cabezas de alto. No le puso mucho interés a la conversación ya que no iba con él hasta que escuchó la palabra “blondie”.
El cerebro del rubio comenzó a elucubrar. Con blondie podía referirse a tres personas de aquella sala: a Barnaby, el cual descartó de inmediato dada la conversación; a Jonh pero cuando escuchó “mascota”, “follarse” y “ejemplar” sus ojos comenzaron a dar vueltas y su cerebro también. - ¡No puede ser que quieran fo...fo...hacerlo con mi Jonh! Primero, eso es zoofilia y segundo ¡no les dejaré tocar a mi Jonh!- pensaba con los ojos apretados mientras se abalanzaba sobre su perro para protegerlo.
Bueno la tercera persona era él, pero no se dio por aludido.

Su paranoia mental duró lo que duró la conversación entre aquel hombre sospechoso y Barnaby y hasta que este lo agarró y lo encaró para decirle cuatro verdades bien dichas. Fue en ese momento cuando Goodman reaccionó encarando con preocupación en los ojos el rostro de Barnaby.
Al pensar que su perro podría terminar en una perrera o muerto tras un contenedor, lo miró de reojo y comenzaron a brotarle pequeñas lágrimas mezclas entre la preocupación y el terror de ser testigo de la muerte de su querida mascota o ser separado de esta. Miró al conejo con aquellos ojos aguados durante unos minutos mientras se debatía entre el amor a su mascota y el hambre de justicia que atacaba su corazón.

Se soltó del agarre de Bunny con un fuerte movimiento del brazo girándose hacia los allí presentes. -¡Soltad a mi perro! ¡AHORA!- alzó el mentón mientras fruncía el entrecejo, arrugaba la barbilla y apretaba los labios.

-¡jajaja! ¿Con que permiso?- preguntó uno haciendo sonar sus nudillos.
-¿Ya os vais? Que maleducados. Ni siquiera nos has dado un beso de despedida- el del arma se acercaba a ellos con todas las intenciones de apresar a Goodman y hacer con él lo que no estaba escrito.

-¡Con el permiso que me da ser el amo de este labrador!- volvió a cuadrarse. Sacó los hombros, apretó los puños hasta subirlos a la altura del rostro mientras se movía de forma lateral al hombre del arma pero lentamente, no deseaba que el hombre lo viese como una amenaza, que lo era, y comenzase a disparar indiscriminadamente.

Al matón del arma se le notaba la excitación sexual desde kilómetros a la redonda, menos Keith que se encontraba más preocupado por aquel arma que bajaba y subía por los pantalones ajenos en un movimiento bastante obsceno, que por cualquier otra cosa... bueno si, por la seguridad del conejo y del perro.

- Ven aquí guapito. Vamos a ver que escondes tras esa cazadora azul-
Después de un silencio incómodo Goodman se paró y se abalanzó sobre su rival a una velocidad asombrosa. Velocidad dada gracias a su condición de jugador de rugby - ¡No escondo nadaaaaaaaaaa!- gritó. Su hombro derecho y parte superior de la espalda impactaron fuertemente contra el abdomen y bajo vientre del matón lo que dejó a este sin respiración. Un placaje propio del rugby.

Goodman se retiró del hombre que caía al suelo de rodillas con una enorme expresión de dolor en el rostro. -¡Devolvedme a mi mascota!- se giró para mirar fríamente al que parecía ser el jefe de aquellos matones.

-jujuju. Después de esa demostración de fuerza te devolvemos a tu perro- el otro hombre liberó al can que corrió hasta su amo y este lo abrazo. - Pero ahora su precio ascenderá a los 10 millones ¿Que te parece? Barnaby-san jujuju- reía quedo.

-¡No te líes Barnaby! ¡Nos vamos de aquí! y nos vamos de aquí ¡ya!- llegó hasta el conejo para agarrarlo por la tela de la chaqueta, como un niño pequeño agarra la chaqueta de su hermano mayor, queriéndole decir que aquel lugar era insoportable y que el hombre de la pistola se podría levantar muy enfadado. Miraba a Barnaby con ojos llenos de determinación pero también se movían entre los tres hombres de la sala, preparado para lo que pudiese pasar.

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Mensaje por Invitado Mar Sep 13, 2011 12:22 am

Tras haber visto los ojos llorosos de Keith, Barnaby había pensado que en cualquier momento el mayor se desmoronaría o se pondría a llorar como Magdalena ante la idea de perder a su cachorro; sin embargo, nada de eso pasó, sino que en nada Goodman había dejado a su agresor tirado en el suelo con un fuerte dolor en los bajos, había recuperado a John y también había incrementado el costo de su trasero al doble... bueno no todo podía ser perfecto. Respiró profundamente, mirando primero esos ojos azules caídos y después la sonrisa enferma del traficante - claro que saldremos - dijo a regañadientes. Luego, en vez de hacer la graciosa huída y tratar de esquivar las balas, el conejo sacó la chequera, no le quedaba más que pagar si con eso lograba irse a casa temprano.

El hombre estaba con la mano derecha estirada hacia él, mientras que con la zurda le hacía señas a los otros para que bajaran las armas, aunque uno de ellos estaba más interesado en ir contra Keith en cuanto su superior se fuera.

Al poner el último cero de los 10 millones en el cheque, el conejo rió un poco, y no precisamente porque se la estuviera pasando bien, simplemente le parecía ilógico que buscando gastarse un millón o a lo mucho 2 en una empleada doméstica, terminara por dejar semejante cantidad de plata sin llevarse ni un jodido mono a cambio - ¡por esto es mi inversionista favorito Barnaby-san!... caballeros pueden regresar a sus labores - el sujeto le dio un par de palmadas al hombro, pasó los ojos descaradamente por el cuerpo de Goodman y finalmente regresó por el callejón de donde había salido, no sin antes verificar que la firma y los garabatos puestos en el papel fueran correctos.

El conejo miró al jugador al rostro, no tenía idea si podrían alejarse del mercado tan fácilmente, así que lo mejor era irse a lo seguro - hey Goodman sal de aquí, ahora te alcanzo - como había sido una buena táctica usar al perro para presionar a Keith, Barnaby no dudó en volver a hacerlo - pagué por ti, pero todavía pueden matar a John, será mejor que lo saques rápido - su dinero podía hacer milagros, pero mira que negociar con unos tipos claramente empalmados era de pensarse.

-...ni se te ocurra irte, no hemos terminado rubia... te voy a partir en 2... - el larguirucho que había sido tumbado por Keith se levantó furioso, si hubiera más luz en el pasillo podrían verse las venas saltando a lo largo de su frente. Bunny soltó un gruñido de cansancio y le dio un empujón al mayor para que apresurara su salida. Esto a la vez que el otro celador intentaba que su compañero recuperara la cordura - oye no planeo que me despidan, si quieres sexo fóllate al esclavo de la 42 que también es rubio - [...]

Al final el celador "coherente" se fue, dejando frente a Barnaby nada más al "vengativo", hombre que trató de hacer al conejo a un lado para joder a Goodman - ¿qué coño crees que haces? ¿no me has visto dando el dinero ya? - el joven rubio por muy desarmado que estuviera jamás bajaba la cabeza ni retrocedía ante nadie, actitud parecida a la que antes había tomado Keith, claro que Barnaby lo hacía por simple orgullo - lárgate millonetas, ya le eché el ojo al rubio y pienso metérsela hasta que grite como cerdo - el conejo hizo una mueca de asco, al parecer ya se le había olvidado que en un principio él buscó hacer lo mismo.

- si necesitas alguien contrata una prostituta, yo invito - Bunny sacó un par de billetes y se los lanzó al pecho, con esto sólo ganándose un buen porrazo por parte del larguirucho. Fue ahí que el rubio más alto intentó hacer lo mismo que Goodman; es decir, plaquearle, pero Barnaby no era deportista y a pesar de ser fuerte, le faltaba experiencia en peleas callejeras, por lo que su intento fue mermado por el mango de la semiautomática que le golpeó bruscamente y directo al rostro.

El rubio emitió algo parecido a un quejido y se llevó la mano a la boca sólo para comprobar que tenía algo flojo, la sorpresa fue cuando separó los labios y la mitad de una muela se le cayó y rebotó varias veces en el suelo. Barnaby agrandó los ojos, perdió cualquier tipo de concentración que tuviera en la pelea y se llevó la mano a la mandíbula provocando que el contrario comenzara a reír ¡le habían tumbado una muela! ¡¡¡a un adonis como él!!! primero el dinero, ahora la apariencia, joder, si se quedaban más tiempo entre aquellos callejones no quería saber que tanto más iba a perder.

Con el rostro rojo de cólera, Bunny forcejeó un poco con aquel sujeto hasta que ¡MADRES! el arma se disparó. Por una muy fortuita coincidencia la bala dio justo en la entrepierna del larguirucho. Barnaby se hizo hacia atrás con todo y el revólver y se quedó viendo la escena un segundo. Como el sujeto no paraba de gritar en nada llamaría la atención de algún otro guardia... Well de todos modos seguro que a Loren no le importaría tener un "miembro" menos.

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Mensaje por Invitado Vie Sep 16, 2011 3:21 pm

Como le había sugerido Barnaby el rubio jaló del collar de su mascota en dirección a la puerta por donde habían entrado... hasta que escuchó un par de golpes, un par de quejidos y sonidos sordos. Al darse la vuelta quedó sorprendido y asustado al ver como parte del diente del conejo rodaba por el suelo.
En seguida desvió la mirada hacia la ensangrentado rostro del menor - ¡BARNA..!- el grito quedó silenciado por el disparo que resonó fuertemente entre las estancias provocando un leve alboroto entre las jaulas de los esclavos.

Se quedó clavado en el sitio cuan estatua de bronce mirando como el suelo se teñía de rojo y los gritos de dolor llenaban el ambiente. Parpadeó un par de veces hasta volver en sí y correr hasta llegar a Barnaby, recorrer su fino y esbelto cuerpo en busca de alguna herida -Has tenido suerte, sólo te han roto un diente ¡pero aquí acaba todo! ¡Vámonos! Ya me preocupa tu estabilidad mental al querer enfrentarte a alguien con un arma- mira quien lo fue a decir.

Jonh ladró con inquina obligando a Keith a actuar más rápidamente - Vámonos Barnaby, los tres corremos demasiado riesgo- empujaba sin ninguna delicadeza al más joven en dirección a la salida.

-Y tu que lo digas- sonó una tercera voz y desde la oscuridad surgió otra persona la cual aparentaba débil, endeble. Es de complexión más bien delgada y con una corta melena negra. Lo que llamaba la atención de este hombre era el látigo que desplegó chasqueándolo contra el suelo y una mirada afilada propia de una persona con muy poca integridad moral. Parecía ser el “domador” de los esclavos. -¿Qué hacéis aquí, pequeñines?- caminaba despacio hacia ellos con una sonrisa inquietantemente tenebrosa y malévola.

Jonh ladró pero el hombre al mirarlo el can paró de ladrar y se escondió tras su amo con el rabo entre las piernas.
-Tranquilo, tranquilo- le dijo a su mascota.Keith se colocó delante de Barnaby protegiéndolo de cualquier cosa. Se encontraba muy preocupado por el joven empresario, aunque no lo considerase su amigo, Keith no es de esas personas que abandonan a otro cuando se encuentra en peligro. -Nosotros ya nos íbamos y nos íbamos ¿verdad?- miró a Barnaby de reojo para que constatase que aquello era verdad y que se iban a marchar.

-¿Por queeeeee?-
preguntó con voz sugerente, seductora diría yo -Estoy muy aburrido aquí dentro y necesito a alguien con quién jugar- reía quedo y se relamía los labios. Se paró delante de ellos viendo ahora que a este hombre le iba el S&M totalmente, ya no sólo por el látigo sino por las botas de cuero con tacones de aguja que portaba.

-Pues, lo siento y lo siento, de verdad, pero nos tenemos que marchar porque a mi compañero le acaban de romper un diente y lo tengo que llevar a urgencias- volvió a acuclillarse a su lado pasándole un brazo sobre los hombros al joven Barnaby a modo de manta protectora, pensando que si lo tocaba y lo mantenía cerca de su cuerpo no le pasaría nada al conejo. Pero el chico del látigo se interesó por el rostro de Barnaby el cual levantó por el mentón con el mango del látigo.

-Uy, se le va a hinchar la cara, que pena- nótese la ironía - Aunque era sangre parece deliciosa- hincó una rodilla en el suelo, acercándose al rostro del menor hasta que Goodman se interpuso al atraer hacia su pecho la cabeza del conejo. Dejándola hundida en el hueco que forma su musculoso cuello y su pecho. Manteniéndola allí, a salvo, mientras su ceño se fruncía levemente y sus ojos se clavaban en los oscuros ajenos.

El sadomasoquista alzó el mentón y una ceja, extrañado para luego sonreír con picardía - ¿Así que es tuyo? ¿Es tu mascota o tu esclavo? jujujuju- rió con maldad.
Goodman abrió la boca para responder un “soy su amigo” con una convicción que rompería montañas, pero se acordó de las palabras del conejo: “- no soy tu amigo Goodman...” y su mirada, antes llena de fuego y de seguridad se volvió apagada mientras cerraba la boca, bajaba sus azules ojos mientras apoyaba el moflete sobre la dorada cabeza del menor.

Triste y apenado volvió a escuchar el chasquido del látigo contra el suelo como actoreflejo apretó a Barnaby contra su pecho casi imperceptiblemente.


off: Barnabyyyyyyy, lo siento, ¡es que no se que hacer! No se si quieres meterte en el mercado a ver las esclavas, no se si quieres enseñarle donde trabaja Barnaby a Goodman o que ¡no lo se! por eso no he hecho nada, así que me gustaría saber si tienes algún plan o nos quedamos en el hall del mercado negro.

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Mensaje por Invitado Sáb Sep 24, 2011 3:10 pm

Por tener la mente ocupada en los daños que tendría su antes perfecta dentadura, el conejo no fue demasiado consciente de las acciones y palabras de Goodman, sólo se había dedicado a seguirle el paso como zombie, en silencio y manteniendo un ojo cerrado para que una fina línea de sangre que le resbalaba por la ceja no se fuera a meter. Como resultado de la "pelea" tenía una herida en la frente, el labio hendido y un diente menos, de puro milagro aquel cuidador no le había roto también la nariz.

Cuando escuchó la risa de una voz nueva, Barnaby volvió en sí, encontrándose en una extraña posición con el jugador de Rugby. No iba mentir, se sentía bastante cómodo respirando sobre el cuello del mayor, inclusive la boca le dejaba de molestar; sin embargo, unos segundos después percibió que la herida en su cabeza comenzaba a chorrear un poco más, así que para el conejo fue de lo más normal del mundo separarse y ponerse de pie mientras se limpiaba todo rastro de fluido con la manga de su chaqueta.

Levantó la mirada y fue ahí que se encontró frente a frente con aquel tipo de sexo dudoso - ¿otro cuidador? tsk... ¿por qué coño a los japoneses les gustan tanto los rubios? - masculló en voz baja y casi sin mover los labios. El diente que se le había quebrado se ubicaba en la lateral de la boca del conejo, por lo que casi no se notaba su ausencia (xD); sin embargo, siendo Barnaby alguien en extremo vanidoso, prefería recibir una bala antes que Goodman o aquel homosexual descarado le vieran con un agujero en la boca.

- ¿por qué te detuviste Goodman? creía que íbamos a salir de aquí - otro latigazo se escuchó tronar contra el suelo, esta vez más cerca, a los pies del conejo, esa actitud tan chula estaba desesperando un poco al sujeto frente a él - ¡nyaaa! qué aburridos son los extranjeros - el "hombre" hizo un mohín infantil para nada adorable y pasó sus dedos delgados e igualmente enfundados en un guante de cuero por la mejilla de Bunny, ganándose con esta acción otra mueca por parte del rubio - ven conmigo por las buenas y te aseguro que no dolerá... mucho -

Barnaby ignoró descaradamente al de cabello oscuro y centró su atención en Keith - vámonos... - le estiró una mano al ojiazul para que se levantara y pudieran salir de una vez de aquel maldito callejón. No se mostraba preocupado por el hombre del látigo ¿por qué? pues porque bunny todavía conservaba el arma que le había quitado al celador y la mantenía apuntando para que al moreno no se le fuera a ocurrir bloquearles más el paso.

Un látigo contra una semiautomática, estaba claro que de enfrentarse, el menor tendría la victoria - ¡eso es hacer trampa! - chilló el sujeto a la vez que le daba un latigazo al conejo, para ser más exactos en la mano, logrando que con esto el menor dejara caer el arma al suelo... Okay, era ahora o nunca saldrían intactos del mercado negro, así que en cuanto la pistola tocó el piso de grava, Barnaby jaló al rubio con todo y perro, comenzando a correr a lo más que sus piernas le permitían. Huyendo no iba a ser el héroe más grande del mundo, pero al menos conservaría la vida.

- ¡¡esperen!! ¿saben lo duro que es conseguir carne fresca aquí?... - el sujeto también comenzó a correr tras ellos, aunque afortunadamente por muchas ganas que tuviera de comerse al menor, teniendo puesto semejante calzado no podía andar tan rápido como los rubios, los cuales no tardaron demasiado en dejarlo atrás.

Tras un buen tramo corriendo como alma que lleva el diablo, Bunny vislumbró la puerta que les sacaría del mercado negro. El conejo dio un suspiro y una vez estando afuera, se recargó en la pared con los ojos cerrados ¿quién iba a pensar que unas compras matutinas iban a terminar así? Volteó a ver a Goodman para cerciorarse que no tuviera nuevamente esa absurda iniciativa de regresar por el ladrón y volvió a colocarse los lentes - Keith-san... eres... un idiota - tenía que decirlo o su espíritu jamás iba a estar en paz. Mira que le alegraba saber que el mayor se encontrara bien e intacto, pero tampoco podía estar tan de buenas al tener que regresar a su hogar sin ningún esclavo y con la marca de una fusta en la muñeca.

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nótese k me encanta herir a Barnaby hahaha

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Mensaje por Invitado Lun Sep 26, 2011 4:38 am

En cuanto Barnaby se incorporó se sintió mucho mejor ya que se pensaba que del golpe estuviese tan aturdido que no se volvería a levantar, pero el chico es más fuerte de lo que Goodman pensaba en una primera instancia.
Al tenderle la mano la agarró sin pensarlo dos veces saliendo los tres de allí como si tuviesen un cohete en el trasero y aunque escuchaba la voz del cuidador detrás de ellos ni siquiera miró hacia detrás. -¡Vamos Jonh, vamos!- alentaba a su mascota a seguir corriendo hasta que los tres estuvieron a salvo fuera de aquel lugar.

Recobrando el aire con las rodillas semiflexionadas, las manos sobre sus rodillas y mirando hacia el suelo, mientras su perro se encontraba a su lado meneando el rabo y con la lengua fuera. Cuando trago saliva y se recuperó de la carrera se fue hasta Barnaby para agarrarle por la muñeca y jalar de él para salir de aquel callejón. Quería estarlo más lejos osible de aquel lugar así que comenzó a caminar tirando del otro, buscando una calle concurrida.

-¿Por qué soy un idiota? ¿Por desear salvar a otro de una vida de desgracias? Pues a partir de ahora puedes llamar idiota a todos aquellos que ejercen la ley como los policías, los militares y los jueces- caminaba a paso lento delante de Barnaby sin soltarle de la muñeca. Lo que el conejo si pudo notar fue como poco a poco, según avanzaban, la mano que le agarraba comenzaba a temblar.

Las orejas de Jonh se agacharon tristemente cuando el can vio el rostro de su amo mientras este se mantenía con la cabeza gacha y la voz triste -Debemos ir a un hospital para que te miren las heridas, seguramente alguna necesitará puntos de sutura- casi sin querer comenzaron a ver por las calles a más gente y como circulaban cada vez más vehículos. Algunos transeúntes los miraban de reojo.

Goodman se paró en seco, sus hombros tuvieron un espasmo, la mano que sostenía al conejo tembló un poco más y la mano libre subió hasta su rostro para taparse con el antebrazo los ojos... Estaba llorando. -¡Si soy un idiota, de verdad un idiota! Todo esto ha sido por mi culpa. Si me hubiese parado a pensar un poco más en los demás me hubiese dado cuenta de que os podrían herir ¡y fue lo que pasó! Estas herido por mi culpa- se destapó el rostro para mirarse ambas manos. Se encontraba frustrado. Las manos le temblaban al igual que su labio inferior mientras que por su rostro caían rios de lágrimas y sus ojos parecían mares de agua limpia. -Y yo... en cambio, me encuentro sano y salvo. Debería haber sido yo el apaleado- taciturno se encaminó tambaleándose hacia una pared y allí apoyó su espalda mirando al suelo con los brazos caídos a los lados de su cuerpo, totalmente desanimado.

-No os he podido proteger, a ninguno, ni al ladrón, ni a mi mascota... ni a mi compañero- refiriéndose con esto a Barnaby. Sus hombros tenían de vez en cuando un espasmo a causa del llanto. Su perro se acercó a él y se tumbó a sus pies con la misma tristeza que desprendía su amo. -Barnaby, coge un taxi y vete a un hospital lo antes posible, antes de que la herida se infecte o que pierdas demasiada sangre. Yo te pago el taxi- se llevó la mano al bolsillo trasero del pantalón donde estaba su cartera mientras se escuchaba como inspiraba por la nariz para que los mocos no saliesen.

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Mensaje por Invitado Lun Sep 26, 2011 11:49 pm

Aquella mentalidad de ciudadano honrado ya comenzaba a crisparle los nervios al rubio, incluso una de sus cejas amenazaba con adquirir un tic nervioso en cualquier momento si Keith continuaba hablando de esa manera; sin embargo, a medida que avanzaban por las calles el conejo fue cambiando el ceño fruncido que traía por uno de total desconcierto. El mayor parecía alterado, como si sollozara, aunque eso no podía estar pasando ¿cierto?. Conforme salían de la zona roja de la ciudad, la culpa se encargaba de torturar al conejo, no había sido su intención que Goodman se sintiera tan mal como para soltarse a llorar, él solamente deseaba que entendiera que el mundo no era rosa y que existían personas mucho peores que él...

Cuando por fin Barnaby constató por sus propios ojos el estado del mayor, se quedó estoico, mirando al rubio sin poder creer que la situación le hubiera afectado de esa manera - deja de llorar ¿ok? que tú así y yo todo lleno de sangre llamamos demasiado la atención - pese a que tratara de ser amable, el de lentes no podía evitar que sus palabras tuvieran cierto tinte de órdenes. Bunny no era muy bueno que digamos atendiendo emociones ajenas, especialmente las que tenían lágrimas de por medio, ni siquiera sus mejores tácticas de manipulación le ayudaban en este momento.

A decir verdad lo que el rubio quería era soltar un gigantesco "todo ocurrió por no hacerme caso", después de todo Barnaby era un joven ególatra y muy orgulloso, uno que pensaba que la empatía no era más que una estupidez; no obstante, no quería ver por más tiempo a Goodman así, le gustaba más sentirse abrumado por el lado alegre y ligeramente exasperante del jugador.

Se dirigió la misma pared que Keith y exhaló profundamente, sus lentes reflejaban la luz de los alrededores, así que no se le veían los ojos aqua - no eres un idiota, sólo un tipo raro que trata de salvar al mundo - le colocó una mano en el hombro para tratar que se tranquilizara, como ahora John no le había gruñido y se mostraba dócil, Barnaby pudo darle un par de palmadas y luego agacharse para acariciar la cabeza del labrador - y pensándolo bien, es mejor que el herido haya sido yo ¿te imaginas si te hubieran lesionado? le habrías dicho adiós al rugby... ahm - ya no sabía qué más decir para animarle, no estaba para nada acostumbrado a tratar a las personas con interés genuino.

Con todo lo que el conejo se había gastado hoy, pagar un taxi era lo de menos, así que detuvo toda intención por parte del mayor para sacar plata y se aproximó a la orilla de la acera en busca de conseguir un taxi, cosa que no tardó demasiado en suceder - well supongo que te veré luego Keith-san - se despidió dispuesto a ir con el mejor cirujano plástico que pudiera encontrar; sin embargo, en el momento en el que el joven abría la puerta del automóvil miró el rostro de Goodman y sus movimientos frenaron en seco.

Como no era muy normal ver a un hombre adulto con los ojos llorosos en la calle, los cuchicheos de curiosos pronto se hicieron escuchar, algunos de los cuales al ver a los rubios se preguntaban si habría sido un rompimiento amoroso que salió mal.

El conejo tenía que atenderse rápido la boca puesto que andar por la calles sangrando a borbotones no sería nada bueno para la imagen de su compañía, pero no podía dejar a Keith ahí y, viendo el tipo de automóvil que le había hecho la parada, supuso que el conductor jamás dejaría entrar al cachorro adentro. Fue así que Barnaby volvió a cerrar la puerta del vehículo -aun con todo y las quejas del taxista por hacerle perder su tiempo- y caminó hasta Goodman teniendo en todo momento la mano sobre la frente, esa en definitiva sería la última vez que saliera de su hogar sin llevar consigo aspirinas - venga, te acompaño a tu departamento. Si no mal recuerdo no está muy lejos de aquí... ya después me iré al hospital - en ese momento iba a sonreír, pero por obvias razones se abstuvo de hacerlo.

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Mensaje por Invitado Sáb Oct 01, 2011 11:20 am

No pudo evitar seguir llorando mientras su compañero hablaba e intentaba darle consuelo de una manera bastante peculiar.
Sintió la calidez de la mano ajena sobre su hombro y apreció los movimientos del menor para acariciar a su perro, pero no supo muy bien lo que pasaba al tener los ojos totalmente nublados a causa de tantas lágrimas y por estar cada dos segundos limpiándose la cara con los puños de la chaqueta.

Abrió los ojos y alzó la vista en el momento en el que Barnaby volvía desde el taxi. No supo porque pero se alegró interiormente de volver a tener a Barnaby a su lado. Sacó un pañuelo del bolsillo de su cazadora y se sonó sonoramente plegando el pañuelo para volverse a sonar un par de veces más. - Arigato, soshite.. shif.. arigato. pero no debes de preocuparte tanto por como me encuentre yo si no.. shif.. si no por ese diente que no tienes y por tu cara. Supongo que te dolerá mucho- alargó una mano hasta posarla con sumo cuidado sobre la zona en la que ya se apreciaba cierto color rojizo.

-Vamos entonces. En mi casa te pondrás hielo y haré un par de llamadas ¡ese diente te lo arreglo yo cueste lo que me cueste!- aún con la cara sonrosada de tanto llorar apretó los puños y frunció el entrecejo para darse fuerzas.
Pasó un brazo por la cintura del menor he hizo que uno de los brazos de Barnaby pasase por encima de sus hombros -Te ayudo a caminar, es lo mínimo que puedo hacer por ti ya que me has ayudado tanto, bueno en realidad te lo agradezco más por salvar a Jonh que por ayudarme con esos matones. Pero por otra parte me duele haber huido del lugar sin luchar... pero da igual lo primordial eres tu- con los restos de lágrimas en los mofletes sonrió al joven para mostrar agradecimiento.

Después de unos diez o quince minutos andando a buen paso y siendo observados por varios y curiosos transeúntes, llegaron a el bloque de apartamentos donde vive el mayor.

POST CERRADO
se sigue en: https://purebestiality.forosactivos.com/t3904-intentando-curar-al-conejo-priv-barnaby#42078

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