Intentando curar al conejo (priv Barnaby)

Subieron los dos tramos de quince escalones que separaban la puerta de entrada de la puerta del piso de Keith. -Lo mejor será que descanses en el sofá. Ahora mismo te curo la frente. Jonh vigílalo que no se mueva del sofá- Keith ayudó a sentarse con cuidado al menor en uno de los sillones azules que conformaban la decoración del salón- comedor de su casa.

El mayor salió corriendo como alma que lleva el diablo a por su botiquín, el cual tiene de todo ya que él es un jugador de rugby que también sufre accidentes de esta índole con cierta frecuencia. El botiquín era un maletín de metal el cual puso en el suelo y lo abrió a los pies de Barnaby colocándose Keith entre las largras y finas piernas del menor. -A ver que es lo que tienes en la frente, pero antes ponte esta bolsa de hielo en la cara para bajar la inflamación. No te muevas y no te muevas por favor.- dejó que su deje saliese de nuevo a la vez que le ponía en la mano la bolsa con hielo en gel de color azul especial para deportistas.

Las gruesas manos de Keith se desplazaban tranquilas por la frente del menor hasta levantarle el flequillo descubriendo una pequeña herida de unos pocos centímetros de largo. -Los nudillos de aquel hombre te cortaron la frente, pero el montón de sangre que sale es porque la cara está constituida por muchos vasos sanguíneos y siempre parece que sangramos mucho pero en realidad no se pierde casi nada de sangre. Tu tranquilo- su trabajo le daba bastantes experiencias sobre daños en la cara. Sonrió amigablemente mientras agarraba un algodón con alcohol para desinfectar la herida y limpiarla.

Jonh ladró señalándole con el hocico las tiritas (o curitas depende de quien lo diga) - ¡Ah si! para que no se infecte- las agarró y cundo la abrió apareció una tirita con dibujitos de conejitos y zanahorias. A Keith le dio igual y se la puso dejando que el rubio fleco del menor la tapase.

-Ahora descansa. Debo de hacer unas llamadas.- se levantó apoyándose en las rodillas del conejo. Keith no había querido indagar en la boca del menor, aunque ya lo había hecho antes, pero ahora que Barnaby parecía tan dolorido no quería toquetear la zona afectada por si acaso podría hacerle daño al conejo. - Voy a llamar a mi dentista particular. Tranquilo creo que es de los mejores, además es rápido y siempre me hace un hueco en su agenda cuando tengo algún daño en la cara. Porque a mi también me ha pasado lo mismo que a ti... mira- se inclino hacia delante abriendo la boca y tirando de uno de sus mofletes. - A mi me faltan dos muelas y un canino a causa de un golpe contra los hombros de un par de defensas en un partido. Así que no te preocupes que el doctor es bueno y muy bueno en realidad.- se puso recto y sacó el móvil de su bolsillo para comenzar a llamar.

-¿Boris? Soy Keih Goodman.... si....¿que tal estas?............... me alegro. Yo bien................ si, los implantes me van de maravilla y no me dan problema ninguno.........si, aja...................Mira te llamaba porque me ha surgido una urgencia..... Aun amigo le han golpeado y le ha saltado un diente...... pues creo que una muela........si..... ¿tienes un hueco libre?...... si, hoy.......................................................................................... ¡Si! ¡Hurra! Arigato soshite arigato..... ¿en un par de horas? ¡Perfecto!..... si, si ya tiene hielo........... Pues creo que tiene unos veinte años.........vale...... ¡siiiii! Después te invito a cenar JAJAJAJAJAJA....... Hasta luego- mientras esta conversación se llevaba a cabo el rubio caminaba por el salón arriba y abajo mientras su perro se tumbaba al lado del conejo y apoyaba su cabeza en el regazo de este y lo miraba con esa expresión que sólo pueden poner los labradores.

-Ya tienes cita con el doctor. En un par de horas nos verá en su consulta del centro- se acuclilló a la derecha de Barnaby apoyando una de sus manos en la rodilla de este para no caerse. Mirándole desde abajo le comenzó a cocer a preguntas -¿Quieres algo? ¿Te encuentras mejor? ¿Te molesta Jonh? ¿Quieres que llame a alguien? A tu empresa a algún familiar o algo... ¿Tienes hambre? ¡ah, no! que no puedes comer. ¿Quieres algo fresco de beber?- la preocupación por el conejo se le reflejaba en sus orbes azules y en sus cejas que se curvaban hacia abajo.

Asintió un par de veces con la cabeza cuando el menor le pregunto si podía pasar al baño. Keith suspiró pesada y tristemente, se sentía mal por haber hecho enfadar, otra vez, al conejo. -Parece que no hago nada bien Jonh- se tiró en el otro sofá apoyando la cabeza en el quedándose mirando al techo con las cejas arqueadas hacia abajo.

Jonh se acercó a él tumbándose a su lado colocando su cabeza en su regazo, dándole apoyo moral, a lo que Keith correspondió acariciándole y rascándole las orejas. -Si Jonh lo hago todo mal. Parece que no hago nada a derechas. Debería pensar las cosas dos veces antes de lanzarme a hacer nada. Y encima me pongo a llorar y a llorar- se limpió la cara con la manga de la chaqueta restregándose con ahínco.

El can ladró -¿ya estoy limpio?- el perro ladró dos veces más a modo de contestación -Gracias y de nuevo gracias- terminó por lanzarse sobre su perro para abrazarlo, hacerle cosquillas y rascarle con ímpetu, jugueteando sobre el sofá. En ese momento Barnaby volvió con otro sermón por delante. ¿No debía ser Keith quien lo sermonease a él por meterse en lugares peligrosos sin protección alguna? ¿No era Keith el mayor de los dos? Bah... eso da igual ahora.

Goodman paró sus juegos para mirar con la boca abierta y algo pasmado ante el interrogatorio del conejo - ¿Como llegue?- miró como el perro se revolvía bajo sus manos las cuales rascaban la barriga del animal -¡Jonh! Jonh me llevó- lo dijo como si se acabase de acordar. -Jonh estaba muy inquieto esta mañana y di por sentado que quería salir a pasear, pero comenzó a tirar de mí y fue en ese momento que me di cuenta que algo le preocupaba. Era como si notase que estuvieras en peligro. Puede ser que te haya cogido cariño y pueda sentir tu presencia si estar lo suficientemente cerca. Ahora que lo pienso...el mercado negro está bastante cerca de mi casa- entrecerró los ojos mientras su boca se arqueaba hacia abajo en una mueca de disgusto.

-Pues al final Jonh se me escapó y cuando me quise dar cuenta había capturado al ladrón.- miró a su perro con brillo en los ojos, completamente orgulloso de su can -Tu tenías que haber sido perro policía siiiiii, verdaaaddd- le rascó con movimientos rápidos la peluda tripa haciendo que el can babease y moviese la pata trasera al ritmo de las manos de Keith.

- Tranquilo, no creo que vuelva a ese lugar...- y en este momento al rubio se le iluminó la bombilla mirando a Barnaby parpadeando un par de veces -¿Estas preocupado por mi?- dejó caer - No hace falta que lo estés, se cuidarme yo solito además tengo a Jonh para que me ayude y ¡ponte el hielo! que puede volverse a inflamar la herida- Goodman se levantó poniéndole de nuevo el hielo en la mano del conejo mirándole alos ojos con determinación en los suyos.

Luego los desvió hasta ver la chaqueta totalmente destrozada -¡Ala! ¡La chaqueta! Cuando salgamos al dentista pasamos por la tintorería del centro- agarro la prenda de vestir abriéndola para verle todos los desperfectos que tenía. Keith suspiró cansado entrecerrando los ojos con pena. - Lo siento y de nuevo, lo siento.- se sentó al lado de Barnaby. -Todo lo que te ha pasado ha sido por mi culpa ¡y debo acarrear con esa responsabilidad!- miró seriamente al conejo con el ceño fruncido, con determinación mientras hacía un par de gestos en el aire con los brazos

- Pagaré todo el daño que te han hecho, debo hacerlo como ciudadano y convecino, debo redimir mis acciones por ello ¡he llegado a una conclusión!- se levanto de un salto del sofá, apretó el puño en silencio para darle énfasis a su monólogo y luego señaló inquisitivamente al conejo -¡Puedes hacer conmigo lo que quieras! Puedes llamarme a las cinco de la mañana para irte a comprar huevos duros, puedes mandarme a China a por fideos, puedes mandarme a pescar atunes a mar abierto- si, dice cosas muy absurdas, pero es por exagerar - ¡me da igual! lo que quieras, cuando quieras y donde quieras- terminó su monólogo con una sonrisa brillante y con el dedo pulgar en alto a modo de señal de aprobación.

Pero... ¿por queeeeeeeeeeeee?. No lo se pero el conejo había tergiversado la proposición más decente y pura del mundo transformándola en una cita. Tal cual, así, sin anestesia. Goodman bajó la mano hasta dejar ambos brazos muertos a los lados de su cuerpo. La pupila se le había contraído hasta volverse un ínfimo punto dentro de sus azules ojos.

-U...una...ci...¿cita?- su menta comenzaba a colapsarse, como cuando un castillo de naipes cae gracias a una ligera brisa. Goodman nunca había tenido una cita, mentira, sólo una vez con una chica muy callada delante de una fuente, pero no pasaron de estar sentado unos al lado del otro. Pero ya no sólo el hecho de tener una cita sino que su acompañante le confesase que le gustaban los hombres, eso... sin lugar a dudas, acrecentaba el estado de shock en el que estaba a punto de entrar el mayor.

-Bu..bueno..esto...no recuerdo que me hubieses dicho que fueses homosexual- parpadeaba más de lo normal además de mover los brazos de allá para acá, sin saber donde colocar las manos hasta que el conejo se incorporó quedándose tan cerca que Keith colocó las manos en la cintura, a modo de jarra, y se alejó levemente hacia detrás para no sentir la respiración de bunny sobre su frente.

Se reflejaba en los ojos contrarios los cuales miraba aturdido no sabiendo que responder. Mientras sus mejillas se coloreaban de color rosáceo -Bu...bueno si, claro acepto el trato. Es lo mínimo que puedo hacer por alguien que me ha ayudado tanto- dio un paso atrás sin contar que la mesa de centro estaba allí, tropezando con ella y quedando sentado sobre esta. -¿y por qué Jonh no puede venir? ¿No te gusta? ¿te molesta?- lo miró y el perro gimoteó - No creo que pase nada si te quedas sólo ¿verdad Jonh?- este ladró meneando la cola.

Se volvió a levantar mirando algo nervioso a Barnaby. Creemos que el sexto sentido de Goodman se había activado y comenzaba a ver a Barnaby como una persona diferente, no el chaval de cabellos rubios con el cual entrenar sino veía al empresario con traje negro y cara de pocos amigos con el que tomar un café.

-Bueno pues vamos yendo hacia la consulta del dentista. Es bueno estar allí antes para que el doctor sepa que ya hemos llegado- Keith esquivaba la mirada del conejo mientras salía del salón y se metía en su habitación para cambiarse de camisa y chaqueta ya que su ropa también se había perjudicado levemente con alguna que otra mancha. -¿Quieres algo de mi ropa para poder cambiarte?- decía desde el cuarto quitándose la camisa y dejándola sobre la cama.

-Estoooo, Barnaby...- dejó un silencio largo -¿Por qué una cita? Y eso de no ir a dar un paseo entonces... ¿que es para ti una cita? ¿Que es lo que quieres hacer? ¿Ir al cine y eso?- tenía una idea de las citas muy idílica sacada de algunas películas románticas que echaban por la tele - ¡No por nada en especial solo...- se estaba poniendo nervioso así que suspiraba mirando al suelo y buscando una nueva camisa. -No pasa nada- se dijo a sñi mismo mientras sonreía para sobreponerse a la situación pero su estómago le pudo. Era pasada la una del medio día y el deportista tenía que comer algo, además de que los nervios le abrían el apetito.

Se sobó los abdominales mientras Jonh ladraba -Tengo que comer- se le cayó una gota de sudor frío.

Habiendo escuchado al conejo, cavilando, asentía con la cabeza dándole la razón. -Si, lo de el diente va a tardar bastante- se puso una camisa larga y algo gastada que tenía dibujada una estrella en la manga derecha. -Así que será mejor que me quede en casa.- salió de la habitación sin antes hacer un esfuerzo hercúleo para pasar al lado de Barnaby sin tener que tocarle, vamos, que tuvo que pasar de lado.

En cuanto Barnaby pronunció algo sobre a que lugar debían ir haciendo apología a la violencia u objetos peligrosos, Goodman no se dio por aludido, sólo alzó na ceja algo confuso. -Es lógico. Una ci...ci... cita- resopló con los mofletes enrojecidos. Le costaba aún asimilarlo pero por otro lado le parecía una idea emocionante porque él se emociona por cualquier cosa y como el tema citas no lo controla pues, le parecía algo nuevo -no se puede tener en un lugar peligroso. A no ser que a ambos le gusten los lugares peligrosos. Como unos amigos míos, un matrimonio, que cada aniversario de boda iban a hacer puenting jejeje- Keith ya comenzaba a divagar intentando no llevar el tema de la conversación hacia lo de la cita. Pero sólo era cuestión de tiempo que volviese a salir.

-Por cierto, en cuanto a tu chaqueta... yo me encargo ¿ok?- agarró la susodicha y la colgó del perchero de la entrada - aquí la tendré a la vista y la próxima vez que valla al centro la dejo en la tintorería- la sacudió un par de veces mirando que algunas manchas eran bastante difíciles de quitar y como es piel no sabría como limpiarla.

Escribió en un papel el nombre del dentista y la dirección. Agarró las llaves de su casa y abría la puerta. Jonh, en ese momento se abalanzó también hacia la salida y hacia su amo. -No Jonh, sólo voy a acompañar a Barnaby hasta que coja un taxi. Ahora mismo vuelvo- retuvo y contuvo al retriever poniéndole una mano delante del hocico a modo de stop. Le señaló el sofá y el can se marchó por donde vino.

Ya bajaba las escaleras al trote y abría el portal. Sus azules ojos buscaban un automóvil de color amarillo llamado taxi. -Toma.- le tendió el papel con la dirección y el nombre del dentista. -Dile que vas de mi parte y te hará un descuento- seguía algo receloso en cuando a mirar a Barnaby a la cara ya que mientras le hablaba seguía en busca del taxi.
Goodman estaba inquieto, bajaba uno de los escalones que daban a la acera, lo subía, miraba al cielo, buscaba un taxi, se rascaba la coronilla.

- Estooo Barnaby- esta vez si que lo miró pero por el rabillo del ojo -en cuanto al lugar donde quedar. Hace tiempo que me gustaría volver al parque de atracciones que se encuentra en las afueras. Si es posible y sólo si es posible.- agitó las manos nervioso como negando con ellas. No estaba diciendo que fueran si no que le gustaría volver. -Es que hace unos meses fui con el filial del equipo de rugby, bueno con los más jovencitos y me lo pasé a lo grande pero me quedó por subir a un par de atracciones que ese día estaban cerradas. Sólo eso.- se encogió de hombros.

-¡Mira!- señaló al principio de la calle -Allí viene un taxi. Ya te devolveré la chaqueta cuando esté limpia- le dio dos palmaditas en la espalda.

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