Casa Sagrada de Magno [Priv]

Cuando la joven hablo, siguió preguntándose si aquello era o no una fantasía, ya que la joven jamás diría algo como eso, a menos que se encontrase enferma… pero John le había dicho que era raro que aquella enfermedad la atacara tan seguido, ya que al parecer era una de esas enfermedades que por suerte atacaban al vampiro una vez en su larga vida, o como mucho dos, pero con largo margen de tiempo, y descartaba claramente la idea de una nueva enfermedad, seria acaso… solo la necesidad de estar con alguien? El era consciente de lo mucho que adoraba a su padre, y que seguramente ese ataque la había desequilibrado un tanto, aunque él estaba casi igual al no esperárselo.
La miro fijamente en esa oscuridad, podía verla claramente, ya que las cortinas del cuarto estaban atadas contra la pared, dejando al descubierto todo el paisaje del jardín, y la luz de la luna entraba como si fuese luz callejera, aunque no alumbraba tanto como para verse todo, era una luz azul muy tenue, casi gris, y podía ver pocas cosas, pero el rostro y parte del cuerpo femenino eran bien visibles, vio claramente su mano en la mejilla ajena y la expresión de la joven tras hablar.
Era difícil determinar el porqué vino a su cuarto y se coló en su cama, aunque podría ser el mero hecho de sentir calidez humana, un contacto físico reconfortante… ya que en un momento así, a mucha gente no le gustaba estar sola, pero como Marco había estado solo mucho tiempo, estaba prácticamente acostumbrado a su independencia a otro ser.
Sus ojos se entrecerraron ante la visión y movió su mano aun acariciando la piel suave de la muchacha, paseo el pulgar por la barbilla ajena, yendo desde el borde inferior, subiéndolo hasta el labio inferior, que estaba entreabierto, su dedo acaricio la suavidad rosada y noto su pequeña blandes, lo subió un poco mas quedando justo en medio de ambos labios, como indicándole silencio, pero no era esa su intención, sino mero estudio, sintió el cálido aliento sobre su piel, aun cuando era en pequeña cantidad, pero el suficiente para estremecer su interior, aquella oscuridad y silencio, hacia que el ambiente se volviese un tanto intimo, como si fuesen dos amantes secretos o una pareja de casados… era una escena sencillamente extraña para él.
Quería preguntar o simplemente cortar aquel silencio inusual, pero simplemente sus labios no se movieron y la voz ni salió, era como si estuviera hechizado por la presencia ajena…

Los actos ajenos no pasaron desapercibidos para él, todo lo contrario, hicieron que volviera a la realidad o al menos a una parte de ella, sintiendo cada cosa que ella le hacía a su cuerpo, de cómo lo examinaba con sus manos como si fuese ciega, sus dedos finos y suaves acariciaban cada parte de su cuerpo, pasando por alguna que otra herida de guerra, ya no traía el vendaje así que el paseo de los dedos sobre su cuerpo no se detuvo en ningún momento, aunque si se paro cuando llego abajo, a la zona donde terminaba lo decente y pasaba a lo indecente, se pregunto por un instante que es lo que ella haría y si seguiría con aquello o era simple toque a su torso, pero su pregunta fue resuelta de inmediato, ya que las manos inquietas de la joven descendieron aun mas, metiéndose bajo las sabanas que eran bien finas.

Sintió esos dedos cálidos sobre su intimidad, por puro instinto tomo una gran cantidad de aire por la nariz como si se despertara de pronto, su miembro se calentó bastante con el toque ajeno, extrañamente su cuerpo reaccionaba bien rápido a ella, era algo incomprensible, pero él no se quedo atrás, la mano con la cual le acariciaba la mejilla, descendió por su cuello para después posarse en el hombro, bajo mas pero sin pasar ni por el brazo ni espalda ni costados, sino que fue hacia delante, tomando el pecho ajeno enteramente en su gran mano, sintió su blandes al igual que los latidos del corazón que iban un tanto acelerados, ella estaba acostada al costado izquierdo de marco, así que todo el lado izquierdo de la chica era todo suyo para poder tocar y sentir mientras que ella tenía todo el lado derecho de marco para hacer lo mismo. Apretó suavemente pero a la vez firme ese pecho, sintiendo a través de él como el cuerpo femenino se agitaba interiormente por ese simple toque mientras que ella acariciaba su miembro despierto.

Sintio claramente ese toque en la punta de su miembro, aquel gesto era bien atrevido de parte de la joven, ¿acaso lo estaba tentando de mas? Se mordió levemente el labio inferior mientras la observaba y con su mano libre la tomo de la nalga derecha, vamos la que tenia mas a mano, y apretándola, movio el cuerpo de la joven haciendo que ambos cuerpos se frotasen al subir el cuerpo de la chica un poco mas, para asi atrapar sus labios con los de ella en un beso apasionado y profundo.

El no era de los que se están quietos en un momento asi, el era mas de acción y dominar, asi que solto el pecho ajeno y poso la mano en la otra nalga, no separo sus labios de los de ella en ningún momento, asi que empezó a incorporarse mientras movia el cuerpo femenino para que se subiera enteramente sobre el, quedando ella sentada a horcajadas sobre el, el también quedo sentado sobre la cama, sintiendo el pecho ajeno sobre el suyo, la blandes se notaba aun tras la ropa, ¿acaso no usaba un sujetador? Acaso estaba sin ropa interior enteramente debajo de ese traje de empleada? Dios aquello lo excitaba de sobremanera…

Al parecer no era el único sobreexcitado en la habitación, la joven parecía desearlo tanto como el la deseaba… espera… ¿la deseaba? Aquel mero pensamiento lo devolvió a la realidad, sintiendo mas las cosas que estaban pasando, como que la chica se frotaba de forma muy indecente sobre su miembro bien despierto mientras tenia agarado uno de los senos ajenos, recién despertó de ese sueño llamado lujuria dándose cuenta de lo que hacia…
- Basta! – exclamo de pronto, tomandola de los brazos y elevándola para asi sacarla de la cama, cuando ella se puso de pie, él la solto y salió de la cama, tapándose con una toalla que tenia echada sobre una silla cercana, la agarro de la mano y la guio hasta la puerta de su cuarto, abrió esta y echo a la joven – ya tuve suficiente... – dijo mirándola serio – te doy la libertad asi que mañana mismo te largas – no era que se habia aprovechado de ella y la echara de pronto, solo que... no sabia que es lo que empezaba a sentir por ella o mas bien, no queria admitir que era lo que sentia por ella, siquiera admitia el sentir algo por esa joven y era evidente que aunque la echara, el siempre ayudaba a la gente que salía de la casa, pero no tuvo ni tiempo de decírselo ya que cerro la puerta de golpe, resonando en toda la casa que estaba a oscuras y en silencio.

Estos días había pasado en la casa Magno mas de lo debido, estaba cuidando de Tito por el ataque al corazón y aunque ya estaba fuera de peligro, debía cuidarlo y estar al tanto de todo, hasta le interogo cuando pudo hablar, sobre su alimentación, por si algo le produjo semejante ataque, pero al parecer no había nada inusual, pero por si acaso, le dijo que no debía abusar de la grasa ni aceite, por la edad claro, solo debía tomar aceite de oliva de vez ne cuando y algunas cosas que le mandaria a Mar para que tuviese una lista de comida sana para que el anciano comiera de forma mas saludable y que no se sobrepasara.

Hacia días que no volvia a su casa, había cerrado su clínica por unos días, eso decía claramente “trabajo acumulado y nada de descanso”… solo de pensar que no veria a su pareja le daba un bajon terrible, pero debía aguantar, todo por la felicidad de las personas, hoy en la noche, no podía ni dormir, asi que salió afuera y se atrevió a llamar por móvil a su chico, para su alegría pudo atender la llamada asi que estuvieron hablando largo rato hasta que tuvo que colgar, suspiro pero la sonrisa no se la quito nadie, pero era hora de volver adentro, mañana en la mañana ya podía irse a casa, aunque no a descansar…
Por el camino vio de pronto a Mora a lo lejos, se sorprendió ya que oyo la voz familiar de Marco y de pronto un portazo, eso lo inquieto mucho asi que ando rápido hacia Mora que parecía estar a punto de quebrarse y estallar en llanto, le poso una mano sobre la espalda en señal de consuelo.
- Mora… ¿Qué ha pasado? ¿estas bien? – le pregunto muy preocupado, no era normal que Marco se portase asi, siquiera sabia que es lo que pasaba ahí…

La miro con lastima, al parecer paso justamente lo que mas temia… y la reacción de su querido amigo había sido muy mala, debía ayudarla de algún modo pero primero debía calmarla y que se serenase, cosa difícil… alguien con el corazón roto era difícil de curar.

- Mora… tranquila, ya veras que todo ira bien – poso su mano sobre la suya, no era bueno consolando a mujeres... era un hombre de logica mas que de pasion... pero lo intentaba – además no estas sola, si no tienes a donde ir, puedes venir conmigo, mi casa es grande y podras descansar – y pensar… pensó el joven, le debía contar ciertas cosas a la joven, pero debía dejar que el tiempo cerenase la mente de ambos, de Mora y de Marco antes de decir algo que podría estropearlo todo, pero debía actuar rápido también, el reloj del tiempo se había puesto en marcha y el jamás se detenia… - te apetece irte conmigo? Yo me voy dentro de unas horas ya que aquí ya he terminado…

Por un momento pensó en ir al cuarto de Marco y cantarle las cuarenta, pero no podía, debía tratar este asunto de una forma bien discreta y con sumo cuidado, asi que decidió lo mas sensato y era, recoger sus cosas, asi que empezó a guardar las cosas de medicina, cerro el maletín y tomo su abrigo, le tendio la mano a la joven y le puso el abrigo encima y lo cerro.
- La noche es fría, es mejor irnos ahora, asi te tomas un baño caliente, comes algo si puedes y te metes en la cama – le indico – y no me vas a contradecir, es una orden de tu medico – le dedico una sonrisa calida y la saco de aquel cuarto – descansaras todo lo que deberas y ya después hablaremos con mas calma – le comento mientras andaban por los silenciosos pasillos, miro por un segundo la puerta del cuarto de marco que quedaba lejos pero no se detuvo, sino que salió afuera al jardín sin mas, llendo hacia la puerta principal, cual abrió y salió a la calle, que estaba un poco desierta, había luz, y algún que otro coche pasaba, el le abrió la puerta del coche para que entrara.

Le dolia ver asi a una amiga, y al parecer para ella, el era un amigo, eso era agradable, pero no era el mejor momento para pensar eso, asi que puso el coche en marcha y se dirigió a su casa, no estaba lejos pero lo suficiente para que no se viesen, al salir, ayudo a la joven y la guio todo el rato, le mostro el edificio, que estaba un poco descuidado la verdad… se subieron al ascensor que no tenia puertas sino rejas, como los antiguos, y subieron al tercer piso, ahí abrió la reja y la llevo hasta la puerta de su casa, aunque en vez de un numero, ponía el nombre del medico junto con su titulo, dando a entender que de paso era su lugar de trabajo, abrió la puerta con la llave y lo primero que se vio era que la sala principal era como una mini clínica, bien limpia y espaciosa, los utensilios no eran viejos, sino de los nuevos, y si debían hacerse escáneres y demás, cosas con maquinas grandes, el mandaba a la gente al hospital con una carta suya, se disculpo con la joven al ver que tenia unos cuantos papeles sobre la mesa, lo había dejado todo de pronto y como no recibia visita aparte de su pareja y enfermos…

La llevo hasta una puerta que estaba atrás de todo, la abrió y entraron, era el pasillo para las habitaciones, cocina, baño, comedor, despacho y una sala de estar pequeña, el mismo había redecorado todo, hasta cambiado muchas cosas quitando y poniendo paredes, todo para que sea perfecto, aquello en verdad eran dos pisos en uno.
- Espero que te sientas comoda, cualquier cosa que necesites dimelo – le sonrio y le indico cada cosa donde estaba, en la cocina habían varias neveras, una de alimento, otra de sangre y otra para pruebas y demás – puedes coger lo que desees pero primero ve a tomar un baño – le mando con tono amable.

Tras dejar a la joven que fue a bañarse, fue a ocuparse de algunas cosas, en especial en buscar ropa para ella, ya que el era un hombre… busco y rebusco, pero solo encontró ropa de chico… debía comprar algo de ropa, ya irían mañana a por ropa si eso, pero tomo un pijama que le quedaba pequeño y fue al baño donde toco, al no oir respuesta, abrió la puerta y vio que ya no estaba adentro asi que fue al cuarto, donde la vio dormida, al parecer estaba abatida… y quien no? Después de semejante vivencia… suspiro y al menos le puso la camisa del pijama, para que no pasara frio, le quito la toalla tras vestirla y la tapo con la manta. Miro la hora y vio que faltaba poco para el dia, asi que mejor se retiro a dormir aunque fuesen tres horas, ya que debía abrir la clínica, lo mejor era que el jaleo de la clínica jamás traspasaba las paredes, asi que jamás se oia nada en lo que eran los dormitorios, lo mismo pasaba al revés, asi había paz y parecían dos mundos diferentes.

La mañana se asomaba por las ventanas de cada hogar de la ciudad, la gente aun ni despertaba y aunque debía hacerlo, John no se levanto aun, el cansancio acumulado y las faltas de sueño le pesaban cada dia mas, un dia fijo que colapsaba por tanto… pero una persona se colo en la clínica, con paso silencioso entro en la segunda parte del hogar, ando con cuidado hasta llegar al cuarto de John pero al acercarse se escandalizo al verlo con una mujer, asi que lo despertó de la forma mas “delicada” que tenia y era dándole una patada en el estomago ya que el chico era celoso a mas no poder aparte de bruto aun siendo el uke de la relación…

John casi se ahoga por esa forma de despertar, sobresaltándose y viendo ahí a su pareja, una sonrisa adolorida se dibujo en su rostro pero no entendió lo que pasaba hasta que miro abajo, viendo a Mora en su cama, rápido salió de ahí y empezó a disculparse con su chico, sacándolo del cuarto para asi no despertar a la joven, llevo a su pareja a la cocina donde de paso se preparo una taza de café, le conto que estaba ayudando a la joven con un cierto problema y que no podía dejarla tirada, su chico lo entendía pero lo que le molestaba era que ella se metiera en una cama que no debía, a John le encantaban los celos que desprendía su chico asi que lo abrazo por detrás y con suaves movimientos como si bailasen le susuraba cositas al oído mientras el otro aun hacia pucheros molesto.