Devil May Cry [priv]

¿Qué tenía la mente abierta? Esa afirmación hizo que se sintiera verdaderamente asqueado, no le gustaba nada la gente así, y se había topado con mucha gente similar a lo largo del mundo. Y por mucho que éste tratara de ponerle una bonita definición a su estúpida forma de ser la verdad es que seguía siendo exactamente lo mismo, un completo y maldito degenerado. No podía entender la gente así, se le hacía repulsiva la forma que trataban aquellos temas, y no es que fuera alguien inocente ni casto ni nada, a él más bien le importaba un pimiento los placeres de la carne. Pero desde un punto de vista orgulloso se le hacía denigrante aquello, que Dante quisiera tener sexo con cualquier y que pensara que él debía hacer lo mismo. Él tenía demasiada categoría como para cosas como esa, como para acercarse a cualquier fulana cualquiera. La mera idea le hacía sentirse incluso irritado, y no era fácil hacerle sentir ese tipo de cosas, esa molesta e ira que se le escapa de su control. Era extraño, era como si su hermano tuviera ese poder sobre él, el de hacerle sentir furioso y asqueado.

Se detuvo cuando notó que el otro se le acercaba, demasiado para su gusto. Al notar aquella cercanía con su cuerpo frunció el ceño observándole con irritación, cualquiera habría tenido claro que acercarse así a él era demasiado poco aconsejable dada aquella mirada con la que el mayor estaba fulminando a éste. Nunca le había gustado que le tocaran, y en ese caso muchísimo menos, no le agradaba nada, se sentían de una manera desagradable. -Yo nunca he pensado en tener un hermano, y ahora que te conozco ya sé porqué que tienen suelen quejarse de ello.- murmuró fríamente, sonando ligeramente tenso, casi imperceptible, él que siempre sonaba imperturbable. Realmente le sacaba de sus casillas. Y lo que hizo a continuación hizo que tuviera ganas de gritarle, patearle, escupirle y clavarle una katana. Dio un respingo cuando notó aquel pellizco y le vio alejarse de aquella manera que se le hizo ridículamente infantil. Apretó los puños y no gritó, ni le persiguió ni manifestó intensiones de querer golpearle.

¿Le satisfacía la idea de pelear y hacerle enfurecerse, crear una riña? Pues no le daría ese gusto, bien estaba que se iba a enterar de aquello, pero no iba a darle la reacción que deseaba, le jodería de otra manera. ¿Que quería su ayuda esa noche para trabajar? Já, que le llevara, le daría una noche que no iba a olvidar. Aunque no sabía bien de que trataba todo, buscaría el modo de joderle, nadie jugaba con él, y menos como su gemelo intentaba. Pasó de él y caminó hasta el lugar donde éste vivía.

Al ver el local por fuera arqueó una ceja y miró a su hermano, ¿era broma? No dijo nada y entró en el lugar, el primer vistazo le bastó y se giró a ver al menor. -¿Tienes dinero para comprarte un esclavo y no para vivir en un sitio medianamente decente? Esto es un maldito antro, me extrañaría que no tuvieras ratas y cucarachas.- volvió a mirar alrededor y se paseó por el lugar, mirando todo despectivamente. -Como has dicho voy a ducharme.- dijo alzando una ceja y observando otra vez al otro y sin mediar palabra empezó a subir las escaleras de ese antro, suponiendo que el baño tenía que estar arriba. -Ni se te ocurra subir mientras estoy en el baño, quédate aquí.- le miró fríamente, de manera casi asesina antes de seguir subiendo y perderle de vista, buscando el baño entrando, buscando toallas y dejándolas colgada, desnudándose y metiéndose en la ducha, con el agua bien fría y soltando una pequeña exclamación, aquello le vendría bien para despejar sus ideas.

Ignoró sus comentarios sobre el estado de la tienda, era verdad, allí estaba todo incluso peor que en ese antro, era vergonzoso que alguien como él hubiera acabado en tal lugar. Pero antes de la tienda... no es que fuera de lujos, quevá, para nada, pero tenía cierto nivel, y por supuesto que ese lugar era un auténtico antro comparado con el lugar donde había residido hasta que ocurrió toda aquella mierda de ser esclavizado.

Cerró los ojos bajo la ducha, dejando que el agua fresca resbale sobre todo su cuerpo, agradado ante la temperatura, le gustan muchos las duchas frescas, y también dárselas con el agua completamente fría, le espabilada, le refrescaba, le era muy reconfortante. Si aquella noche tenía que salir quería estar bien despejado, y más si quería buscar el modo de dejar en evidencia a su estúpido hermano en venganza por tratarle de aquella manera tan... estúpida. ¿Cómo se atrevía? ¿Quien se creía que era para atreverse a tocarle de aquella manera? ¿Cómo osaba hablarle con aquella burla y soberbia? A él, que se ganó aquella reputación durante años como asesino. Siempre le habían tratado con mucho respeto, le habían temido, nadie jamás habría osado a comportarse como su gemelo... ¿acaso se creía que por ser hermanos tenía derecho? ¿Y que era eso de... pellizcarle el culo? Sintió sus mejillas calentarse un poco, lo achacó de inmediato a la furia que aquello me provocaba... Se iba a enterar que con él no se jugaba. De hecho tenía suerte de que su intención no fuera matarle... por ahora.

Estaba pensando en todas aquellas cosas cuando oyó la voz de éste, sobresaltándose bastante y girándose un poco para verle, desnudo y metiéndose además en la ducha. Se quedó por unos segundos bloqueados, sin poder creerse que ese tipo fuera tan idiota. Sus mejillas adquirieron un ligero rubor, claro que era tan pálido que aquellas cosas se le notaban mucho, y la verdad, él nunca antes se había sonrojado ante nada. Su comentario le sacó de sus casillas, girándose y alzando el puño, descargándolo sobre la mejilla de éste con fuerza, aunque debido al agua resbaló sobre si piel, decidiendo seguidamente darle un rodillazo en el estómago, luego saliendo de la ducha tomando una toalla, mirando a éste con furia. -¡Si te digo que no subas mientras estoy en el baño, NO SUBAS!- gritó encolerizado y con ganas de arrojarle algo, ojalá tuviera su preciada espada entre sus manos, en esos momento si que tuvo ganas de cargárselo.

Salió dando un portazo y se anudó la toalla a la cintura, bajando aun con el cuerpo mojado y cogiendo ropa de la que Dante le había comprado antes, empezando a ponérsela de muy mala gana debido al enfado que tenía, vigilando que aquel desgraciado no se le ocurriera bajar otra vez en ese momento se sentó en un sillón, con una pierna sobre su rodilla, los brazos cruzados y expresión de enorme molestia en su rostro. No era normal que un hombre se metiera en la ducha con otro, y menos siendo hermanos, unos que no se conocían de nada, ¿a que venía con esas malditas confianzas?

Se quedó esperando a que éste bajara bastante furioso aun, es que le indignaba muchísimo, porque antes había sido alguien temido y ahora... le metían de esclavo en tiendas, era comprado como una vulgar mercancía y además ese tipo osaba meterse en la ducha con él. La verdad es que eso de la ducha lo mismo no era tan, tan grave, pero es que la actitud de éste previamente si había hecho que llegara a preocuparse, ¿preocuparse de qué? No estaba seguro, eran hermanos, y no sabía si lo de antes había sido solo por molestar o si era el tipo de personas que metería mano a su propio hermano... aunque no se conocieran, porque igualmente eran gemelos y era... raro todo aquello. Y nunca había estado cerca de un hombre desnudo, siquiera había visto a uno (?), y se había sentido demasiado incómodo y... avergonzado. Y no era por nada, era por la incomodidad, porque no le gustaba que le vieran desnudo, no porque el hecho de ver a su hermano desnudo le hubiera hecho sentir nada raro. Porsupuestísimo que no.

En todo caso se vistió con aquellas ropas y se sintió nuevamente incómodo por ir vestido de esa forma, preguntándose a donde irían exactamente y ahora más convencido que nunca de que aquella noche fastidiaría a su hermano tanto como pudiera, haría que esa noche fuera un fracaso por completo en cualquier tipo de negocio que tuviera entre mano. Eso le pasaba por tocarle e invadir su intimidad como había hecho, él era demasiado cerrado, reservado y frío como para ser tratado así, y le demostraría de que pasta estaba hecha. Y como se pasara... como se pasara de la ralla la mataba, de verdad, aunque fuera su hermano... nadie le dejaba en evidencia.

Oyó la puerta del baño abrirse y los pasos en las escaleras, alzando la vista y viendo bajar desnudo a éste, apartando de inmediato la vista para no ver su cuerpo, incomodado y volviendo a ruborizarse un poco, maldiciéndole por ser tan estúpidamente desvergonzado. Porque aunque él era frío e indiferente tenía mucho sentido del pudor, y ahora... ¡más! -No quiero charlar contigo, y mucho menos en la ducha, ¿entendido?- dijo en tono duro y furioso, sin mirarle aun, animándose solo a hacerlo al oírle moverse y viendo que ya se estaba poniendo la ropa. -Y cuando te pido algo hazme caso.- añadió viéndole mirarse al espejo, avanzando a la puerta y abriéndola. -Entonces vámonos.- dijo con ganas de irse de allí y poner en marcha su maniobra para joder a Dante, él sabía bien como ser desagradable, y como arruinar una velada. Intentó disimular un poco y que no pensara que pensaba arruinarle la noche, por lo que le preguntó. -¿Comeremos allí no? ¿Es una cena o algo? Ya tengo hambre de nuevo.- quería que pensara que solo accedía a ir por interés, en ese caso de la comida, avanzando y saliendo de la casa, quedándose quieto y esperándole, ya que era el que debía llevarle al lugar.

Le taladró con la mirada bastante molesto, cualquier cosa que dijera le parecía sumamente estúpido y sin sentido, tenía una "habilidad" pasmosa para sacarle de quicio, eso sin ninguna duda. Al menos le gustó que le pusiera a él como el mayor de los dos, era lo que pensaba, tal vez porque le era una manera de ponerse en cierto modo "por delante" de su gemelo, ser mayor, como si eso le diera cierta superioridad sobre éste. Además que con lo idiota y con las chorradas que decía incluso se le hacía inmaduro, y por lógica creía ser el mayor de los dos, por lo menos era el que creía demostrar más madurez en todos los sentidos. Ese idiota siquiera tenía el concepto del espacio personal... ¿a quien se le ocurría metérsele en la ducha? Aquello le había incomodado demasiado, esas confianzas le parecía una enorme falta de respecto. Y entonces recordó que él era su esclavo, que le había comprado y que eso hacía sentir a su hermano como superior a él. No permitiría que le vacilara ni que creyera que podía hacer lo que se le antojara porque si, y por lo pronto quería demostrarle las consecuencias de burlarse de él, no sabía bien de que manera, pero estaba más que dispuesto a arruinarle aquella noche. -Más te vale ir haciéndome caso.- advirtió, y pese a las palabras de éste no estaba nada seguro de que tan siquiera fuera a intentar no ser tan molesto, estaba claro que no le favorecía el haber sido comprado por Dante. Y no pensaba perdonarle ni una, si él le molestaba contraría con el doble de molestia para éste.

-Así que una cena de gala...- el comentario sobre su peso le hizo alzar una ceja con evidente molestia. -Yo no estoy subido de peso, gilipollas.- espetó de malas pulgas, la verdad es que no solía comer en grandes cantidades debido a su trabajo, y hacía ejercicio, al menos antes de entrar a la tienda. -Estamos casi igual, así que deja las subnormalidades.- estaba claro que éste no pensaba rebajar ese modo estúpido de tratarle.

Caminaron un poco hasta pararse frente a una motocicleta, la verdad es que si que era un buen vehículo, aunque se limitó a hacer un sonidito despectivo, colocándose el casco y subiéndose detrás, no teniendo más remedio que pasar las manos por la cintura de éste para agarrarse bien. Francamente, tampoco quería caerse de la moto, y ese tipo tenía pinta de ser de los que corrían mucho. -No me iría al hospital por eso, ¿sabes? Soy duro.- frunció el ceño hablando desde atrás, ese no sabía con quien hablaba... era un asesino, uno muy bueno, muchas veces habían intentado matarle sin éxito, no era un alfeñique cualquiera. -Venga, vamos ya.- instó con deseos de planear su pequeña venganza por ser tratado como si... como si no fuera nada.

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Su hermano no contestó nada respecto a la amenaza que acababa de decirle, pero no añadió nada más, debería haber quedado clara cual era la postura, si éste continuaba con esa estúpida actitud no tendría más remedio que tomar otro tipo de medidas, podía llegar a ser extremadamente cabrón cuando podía. Y no le importaría arruinar a éste, en todo caso luego huiría de él y ya está, sería un hombre libre, pero la verdad, esperaba que intentara respetarle más, no le gustaba su actitud, y hacía que se olvidara que pretendía averiguar cosas sobre su familia y sobre su pasado, pero lo cierto era que apenas habían hablado de eso, aunque si, también era cierto que acababan de conocerse recién y tampoco había dado tiempo de mucho, ya que en vez de ponerse el día el idiota ese le había llevado a ese maldito antro para usarle en su trabajo.

Finalmente volvieron a la casa, si es que a ese antro podía podía llamársele casa, era de lo peor donde había tenido que pasar la noche.... bueno no, exageraba tan solo por la molestia que sentía por estar allí y por su hermano, porque la verdad es que él había llegado a dormir a la interperie debido a su trabajo, o en habitaciones cutres de malos barrios, en sitios de mala reputación, con dudosa higiene y demás. No, no tenía porqué quejarse al respecto, pero es que de verdad que su gemelo conseguía sacarle de quicio, era tan diferente a él, le daba vergüenza incluso llevar la misma sangre que semejante ser desvergonzado y... idiota.

Una vez entraron en el lugar se sentó en un sillón, suspirando y cerrando los ojos, sin previo aviso recordó como su hermano se había besado con aquel anormal, sintiéndose de nuevo molesto, aunque tal vez le molestaba demasiado y no era para tanto, no entendía bien porqué, homófobo no era. Levantó la vista y vio como su hermano se desnudaba ahí delante de él sin ningún tipo de reparo, tan descarado. Apartó la vista bastante incomodado, oyéndole y riendo levemente, ¿creía que eso era castigo? -He dormido en la calle, en el suelo y en plena lluvia.- dijo alzando una ceja y mirándole pese a que verle en boxer le daba ¿verguenza? -No me va a pasar nada por dormir en el sofá, ¿sabes?- bufó y se levantó, yendo al frigorífico para buscar agua, pero no tenía agua fría que fastidio, solo tenía cervezas. Se volvió al oírle sugerir lo de la comida, frunciendo al ceño de que presumiera de conquistas. -Payaso...- murmuró por lo bajo, más para si que para éste. -Está bien, me gusta la comida china.- toma el teléfono y se lo arroja a éste, ya que él ni se sabía el número para llamar. -Pídeme fideos fritos, pollo agridulce y wan-tun frito.- dijo volviendo a sentarse y cerrando los ojos, llevándose una mano al estómago, tenía bastante hambre. -Oye, ¿tú donde te criaste cuando eras pequeño?- preguntó con curiosidad, era momento de hacer algunas preguntas, ¿no? -¿Sabes donde naciste exactamente?

Oyó las palabras de éste atentamente, pero la verdad es que nada de aquello resultaba precisamente esclarecedor, al contrario, le llenaba aun más de dudas de lo que ya estaba y bufó ligeramente. Nunca le había preocupado en absoluto su origen, no había deseado nunca querer saber nada de su pasado ni de su familia, eran cosas triviales y a los que no les veía importancia. Pero la aparición de Dante había provocado una oleada de deseos de... saber, de saber más, de saber quien era él, de donde provenía, quienes fueron sus padres, que tipo de personas eran, y... también deseaba saber quien era su hermano, ¿era un simple estúpido? Pese a saber aquellas cosas, la verdad es que si algo le impulsaba a quedarse allí y no irse era... realmente no sabía que era, ¿realmente lo que quería era quedarse un poco más con su hermano? ¿Qué diablos? Bueno, el motivo para ello sencillamente era esclarecer su origen, no es que sintiera que le estimaba nada, porque no se conocían en absoluto y éste no había hecho más que incordiarle y hacer el payaso sin parar ni un momento. Era imposible llegar a estimar a alguien con esa personalidad, además de que él nunca había estimado a nadie en toda su vida, era frío, era antisocial, y era imposible llegar a él de aquella forma. -Europa...- murmuró en voz baja al oír sus hipótesis respecto a su procedencia, aunque podía tener razón, eso si.

Iba a responder a su pregunta cuando tocaron a la puerta, cosa prefirió en parte para pensar que era lo que iba a contarle, aunque alzó una ceja al ver que su hermano abría la puerta en aquellas condiciones, realmente era un asco para exhibirse de aquella forma, además luego la coqueteaba, sin duda a ese tío cualquiera le valía. Eso le dio mucho más asco y molestia todavía. -Yo críe buena parte en Nueva York.- comentó cuando éste se sentó. -Aunque he viajado mucho por todas partes debido a mi profesión.- hizo una pequeña pausa. -Asesino a sueldo.- su voz sonó como si le estuviera advirtiendo de algo. Luego se aproximó a donde éste estaba y se sentó en un sillón a su lado, abriendo una de las bolsas para coger su comida y empezar a comer sin añadir nada más.

-¿Indigno?- alzó una ceja encogiéndose de hombros. -Depende del punto de vista, desde luego, eso es a lo que me he dedicado toda la vida, lo que me han enseñado desde que era un crío.- explicó, era verdad, así había sido su vida desde siempre, rodeado de personas con un ritmo de vida nada aconsejable. Aunque suponía que su hermano tampoco había tenido las cosas fáciles, pero en todo caso poco le importaba aquello, no era un especie de concurso o algo así. Aunque la pregunta sobre como le capturaron le hizo sentirse furioso, chasqueando la lengua y cogiendo unos palillos chinos para empezar a comerse su cena. Le molestaba mucho todo aquel asunto de la tienda, era humillante que le hubiera pasado algo como eso, haber sido encerrado en una tienda como un vulgar esclavo, y lo peor es que tampoco tenía ni idea de como había ocurrido todo eso. -No sé bien como me capturaron, estaba trabajando, debía matar a un tipo, le estaba siguiendo la pista y... luego nada, solo recuerdo haber despertado en la tienda sin saber que había pasado.- hablaba ceñudo y con tono muy molesto e irritado, se sentía tan estúpido por haberse dejado coger así. -¿La jaula pequeña? Son todas iguales... al menos los que pude ver estando allí metido...- explicó bajando la voz y quedándose callado, ¿por qué daba tantas explicaciones? Bueno, él le había pedido explicaciones a su hermano, también era lógico que a su vez éste le preguntara al respecto, a fin de cuentas, solo que le resultaba molesto todo aquello, y definitivamente él no era alguien hablador.

Siguió comienzo hasta oír la pregunta del lunar, iba a responder sencillamente que si cuando éste de improviso se bajó el bóxer para enseñárselo, teniendo que apartar la vista realmente incomodado, y sin percatarse de que se acababa de ruborizar. -No tienes que ser tan explícito, ¿sabes? Me bastaba con tu maldita palabra.- murmuró con molestia. -Y si, tengo otro lunar, pero no pienso enseñártelo, así que no me lo vayas a pedir.- dijo volviéndose un poco en el asiento para evitar su mirada y seguir comiendo. Realmente no entendía como ese tipo podía ser tan... asqueroso, joder, no necesitaba ver tanto de él, definitivamente, pero a éste parecía darle igual exhibirse frente a cualquiera, de verdad que era una actitud que le molestaba, como el beso a aquel gilipollas de la fiesta, o hacer que la repartidora le viera en ropa interior. -Joder... das asco.- murmuró de mal humor y comiendo.

-¿Perdón?- se le quedó mirando con una ceja alzada ante la presunción de que ya no volvería a ser un asesino a sueldo, no entendía de donde sacaba esa estúpida apreciación, pero no le hizo ninguna gracia. Vale que no fuera algo digno, porque si lo fuera no estaría penalizado con prisión incluso pena de muerte, pero era verdad que era a lo que siempre se había dedicado y no había otra cosa que supiera hacer tan bien como aquello. ¿Qué esperaba que hiciera ese idiota? -¿Y a qué crees que voy a dedicarme? Esa ha sido desde siempre mi profesión, es lo que mejor se me da hacer, siempre he sido un maestro en ello y he sido un asesino muy recurrido.- comentó con tono orgulloso y molesto ante lo que le acababa de decir éste, ¿a que venía realmente eso? No le gustaba pensar que pretendía dirigir su vida, y de inmediato recordó que éste le había comprado y que seguro que creía que era su amo y soberano y que mandaba sobre él, ya habría demostrado esa forma de pensar desde que se habían conocido. -Yo me dedicaré a lo que quiera... siquiera sé si el motivo por el que me hayan cogido tiene que ver con mi profesión o fue cuestión de azar.- murmura quedándose un poco pensativo ahora. -Muchos de los que estaban allí se dedicaban a cosas inofensivas y eran tan normales, y... acabaron también allí encerrados. - contó hablando en voz más baja y repentinamente más relajado ahora. Se había quedado pensando en lo ocurrido, y aunque era indignante se había tranquilizado un poco cavilando. -No tiene porque pasarme otra vez...- murmuró, aunque igualmente sabía que habiendo encerrado una vez era muy posible que eso volviera a pasar más que nada por haber sido "fichado" ya como un esclavo.

-No soy mojigato, capullo.- murmuró ofendido, no era mojigatería, era... ¿vergüenza? Si, aunque le molestara pensar en ello si que le daba vergüenza, no estaba acostumbrado a ver cuerpos desnudos, o más bien cuerpos de hombre, las de mujeres no le provocaban nada, y no es que un cuerpo masculino si lo hiciera, y mucho menos que su hermano le provocara algo, pero sencillamente no se sentía cómodo de esa forma. -Pero simplemente no hagas esas cosas, es raro, ¿vale?- murmura sin mirarle a la cara y aun con sus mejillas levemente enrojecidas, aunque recobrándose de eso. -Y no, no eres nadie para juzgarme.- contesta con el ceño fruncido y volviendo a mirarle para que no se note tanto la turbación que le había provocado.

Siguió comiendo en silencio hasta que su gemelo empezó a hablar de sus padres, frunciendo ligeramente el ceño. -¿Entonces hemos salido a nuestro padre? Vaya... ¿Cómo eran los dos?- bufó ligeramente y mira a otro lado, nunca había pensado en como serían sus padres, pero ahora sentía una especie de espina clavada dentro ante las dudas respecto a ellos. -Bueno, tampoco es que me importe mucho, nunca lo ha hecho.- medio miente medio dice la verdad, y seguramente era evidente, porque se quedaba allí solo por saber más de ellos y de su origen... o al menos en parte, que él supiera. -¿Sabes entonces que fue de ellos?- pregunta de pronto en voz baja, luego de una pausa en la que se había acabado los fideos fritos y el wan-tun, atacando ahora el pollo agridulce.

Estaba intentando tranquilizarse y no andar tan a la defensiva, pero es que ese estúpido hermano no se lo permitía, ¿acababa de llamarle idiota y poner en duda que seguramente volverían a capturarle? La verdad es que en parte sabía que aquello era cierto, que si pasó una vez, ¿quien decía que no pasaría una segunda vez? Pero confiaba, debía confiar necesariamente en si mismo como para pensar que era lo suficientemente fuerte e inteligente como para no permitir que aquello volviera a pasarle, porque era algo completamente humillante. Y a pesar de todo odiaba que su gemelo le hablara como si fuera un especie de inútil o algo por el estilo, por lo que arrugó el ceño mirándole con una gran molestia cuando además empezó a explicarse, no necesitaba que le diera explicaciones de mierda sobre la gente a la que metían en la tienda, de hecho deseaba que no volviera a mencionarle ese maldito lugar. -Mira, te digo que yo no volvería a entrar a esa tienda, no me volverían a capturar y me da igual las tonterías que tienes que decir al respecto.- dicho esto comió con más rapidez su comida, solo para evitar ponerse a gritarle un montón de insultos que sin duda éste se merecía.

-¿Conservador? Que no sea un asqueroso como tú no me convierte en eso, ¿sabes Y paso de novias.- espetó de malas pulgas, observándole como si éste le diera asco o algo así. No era de ese tipo de personas, que se dejaba llevar por el impulso sexual, la verdad es que había estado con pocas mujeres y la experiencia en absoluto le había merecido la pena como para haberse planteado en repetir, así que había dejado de acercarse a la gente salvo por trabajo, y para nada en un plano íntimo. A fin de cuentas era solitario y frío de siempre.

Le cabreaba que éste tuviera además recuerdo de su familia y él no, ¿por qué tenía que ser eso? -Bueno, no me importa como fueran, pero en todo caso no me extraña que nuestro padre fuera poco amistoso contigo... inspiras a eso.- suspiró hablando con mal talante, poniéndose en pie al acabar de comer cuando éste le instó a subir a dormir al dormitorio. -Vale, ahí te quedas.- murmuró, y sin añadir más subió las escaleras, entrando al dormitorio y desnudándose para quedarse en ropa interior, metiéndose en la cama y mirando al techo pensativo. No sabía cuanto tiempo aguantaría allí con ese tipo, se sentía extraño, él no era tan impulsivo a la hora de hablar, pero es que él le alteraba de verdad, sacaba una parte de si mismo que apenas conocía. -Imbécil...- susurró cerrando los ojos y poco a poco empezando a quedarse dormido mientras pensaba en ese extraño día, y en su hermano.

Tuvo un sueño tranquilo la mayor parte del tiempo, aquella cama se le hizo cómoda, y la verdad es que durante el tiempo que hubo pertenecido al mercado aquel de esclavos no había descansado nada, no se sentía en absoluto tranquilo en un sitio como ese, no se fiaba en absoluto de cerrar los ojos por temor a que... joder, por temor a cualquier cosa en ese sitio tan asqueroso, ya habían sidos atrapados y secuestrados para ser llevados a aquel sitio y ser comprados como para además fiarse de que no fueran a hacer nada extraño una vez comprado. Así pues no pegó ojo durante su estancia en el lugar, y habían sido bastantes días. Era bastante bueno a la hora de mantenerse despierto y contenerse su sueño, su trabajo había requerido durante muchas ocasiones permanecer sin dormir, así que no fue cosa muy complicada de hacer en ese lugar. Aunque fue acostarse en la cama de su hermano y no pudo aguantarse más todo aquel sueño que había ido acumulando durante todos aquellos días, quedándose dormido a los pocos minutos de haberse acoplado sobre el colchón, quedándose muy plácida y pacíficamente dormido, relajado y con sueños tranquilos durante la mayor parte del tiempo que permaneció dormido.

Aunque en cierto momento de la noche, tal en el momento que sintió movimiento en la cama, cuando Dante se tumbó a su lado, arrugó un poco el ceño en sueños, refunfuñando de forma suave y cambiando de postura, quedando dormido de lado y comenzando a soñar algo extraño. Veía a su hermano en el sueño, estaba junto a varias personas, riendo alegremente y sin prestarle ninguna atención a él, simplemente disfrutaba de la compañía de esas personas. Cuando de pronto éste agarró a un tipo a su lado y le atrajo a su cuerpo, abrazándole y hundiendo sus labios en los contrarios en un beso que pareció tornarse absolutamente apasionado, sin despegarse durante minutos, acariciándose mutuamente. Al ver aquello sintió una enorme molestia, ira e incluso, ¿tristeza?, comenzando a maldecir al menor en voz baja hasta que despertó bruscamente de aquel sueño, incorporándose algo sudoroso y en medio de una pequeñísima exclamación. Se sentía desorientado y confuso, ¿qué mierda había sido aquello? ¿Por qué soñaba algo así y porqué razón le había sentado tan mal? Seguramente había sido porque verle en aquella fiesta besase con ese hombre le había resultado tan repugnante que sin querer le había llevado a soñarlo. Si, tenía que ser eso.

Se restregó un poco los ojos con las manos y suspiró, notó movimiento a su lado y miró a un lado, viendo dormido a su lado a su hermano y parpadeando sorprendido ante aquello, ¿acaso no iba a dormir él en el sofá? Se molestó por ello, ese tipejo no tenia palabra, ¿es que solo pretendía incomodarlo? Bufó ligeramente y se volvió acostar, aunque procurando mantener más distancia entre sus cuerpo, cerrando los ojos y pensando que si lo que pretendía era echarle de la cama no lo iba a conseguir, estaba cómodo y ahí se quedaría. Suspiró otra vez y trató de quedarse dormido de nuevo, aunque le costaba trabajo porque se sentía nervioso.

Siguió teniendo sueños extraños después de esos, aunque eran de otro tipo, se encontraba solo en la calle, por ejemplo, trabajando, hacía bastante frío y además llovía con abundancia, y extrañamente se sentía, se sentía terriblemente solo allí fuera, esperando con desgana a que apareciera el tipo a quien tenía que asesinar, con el ceño fruncido y notando como se le iban calando los huesos. Entonces vio pasar a dos personas bajo un paraguas, riendo y muy agarrados, evidenciando que estaban felices y despreocupados de todo. Cuando se fijó vio que uno de ellos era Dante, sorprendido, e iba acompañado de una mujer que se le pegaba mucho, las miradas de los dos hombres se encontraron, y Vergil entreabrió sus labios con actitud de sorprenda y planteándose decirle algo, pero sin embargo el menor ni hizo ningún gesto de reconocimiento y simplemente le miró con una expresión totalmente carente de interés, desviando la vista como si nada y mirando a aquella mujer entre risas, desapareciendo ambos por las cale y bajo la lluvia, quedándose él con una sensación muy desagradable de soledad y tristeza atenazando su pecho con fuerza

Despertó bruscamente de aquel sueño, jadeando y mucho más impresionado que del sueño anterior, si cabe, parpadeando sorprendido y preguntándose que mierda le pasaba y que le habrían echado en la cena para comenzar a tener ese tipo de sueños tan raro. Suspiró suavemente intentando centrarse, pero entonces se percató de algo curioso, había algo rodeando su pecho, tocó y miró a su derecha para darse cuenta de que era el brazo de su hermano, que le tenía semi abrazado y además, estaba demasiado pegado a su cuerpo. ¿Cómo no se había dado cuenta de eso hasta ahora? Enrojeció inevitablemente, notando claramente el calor en sus mejillas y agradeciendo que el mayor pareciera dormido en ese momento. Empezaba a preguntarse como quitarle de encima sin despertarle cuando se dio cuenta de que importaba un rábano si éste se despertaba o no, no tenía que haberse metido con él en la cama, eso para empezar, y mucho menos tenía que habérsele acercado tanto y además estarle abrazando en ese momento, por lo que decidió que tenía que volver a darle un escarmiento... o tal vez lo que quería era simplemente quitárselo de encima YA porque aquello le estaba resultando tremendamente incómodo, y más después de haber tenido aquellos sueños raros donde él era el protagonista. Ni que le importara un tipo así, por mucho que se tratase de su hermano.

Así que sin más, y de un rápido y fuerte empujón apartó de su lado a éste, tirándole de la cama de paso y no pudiendo evitar una pequeña sonrisa al verle caer al suelo de aquella forma. -¡Oye! Vale que te metas a la cama porque es tuya, pero... ¡ni se te ocurra volver a abrazarme! ¡¿Entendido?!- exclamó con el ceño fruncido, y aparentamente ya no sonrojado, o eso creía, porque su piel era tan pálida que enseguida se podían notar esas cosas, y ahora sus mejillas estaban débilmente coloreadas. Dicho aquello, y aun en ropa interior, salió del dormitorio y bajó al salón, tumbándose en el sofá y cerrando los ojos para buscar volver a quedarse dormido, aunque realmente estaba a punto de amanecer, pero esperaba descansar algo, y por supuesto sin soñar nada raro con su hermano.

Spoiler:

Por supuesto que su hermano pareció no querer reconocer que le había estado abrazando en sueños, no esperaba que lo reconociera así como así, pero sabía que era consciente de que si que lo había hecho, o al menos eso era lo que quería pensar, porque si no es que ese tío tenía un especie de problema. En todo caso no quería quedarse a discutir aquello con él, se sentía extremadamente incómodo por todo aquello, y al menos daba gracias porque no sentía calientes sus mejillas como cuando se había despertado de aquella manera, y se fue antes de que el otro idiota le diera por decir aluna gilipollez o algo así. Cuando se tumbó en el sofá mirando al techo le dio un poco de frío, pero estaba acostumbrado a pasar frío, tampoco pasaba nada, en su trabajo había pasado por muchas cosas, así que por pasar un poco de frío tampoco pasaba nada, al menos estaba tendido sobre aquel sofá que le resultaba tan cómodo. La verdad es que por eso no tenía mucha queja, aunque se estaba mucho mejor en la cama, extremadamente cómodo y además muy calentito, y hasta se había tornado todo más calentito cuando su hermano se había pegado así... ¿Pero que diablos? Que su hermano se le hubiera pegado había sido un auténtico asco, y si volvía a repetir algo así se arrepentiría.

Tardó un poco en volver a quedarse dormido por culpa de aquellos pensamientos surcando su mente sin parar, estando bastante enfadado con lo ocurrido con su hermano y preguntándose que problema tendría en la cabeza para actuar de aquella manera con él. Aunque finalmente acabó sumido en un sueño muy profundo, aunque por culpa de su hermano no fue un sueño tranquilo y deseado como él hubiera querido, al contrario. Debido a que éste le hubiera estado abrazando antes sin poder remediarlo empezó a soñar con ambos dormidos y abrazados, mutuamente abrazados, sobre una cama, con sus ojos cerrados y descansando, aunque lo curioso es que no eran adultos, si no niños pequeños. Era extraño, tanto que cuando despertó tras oír como Dante le despertaba se sentó en el sofá con expresión aturdida, ¿qué había sido eso? ¿Un sueño sin más o un recuerdo del pasado.

Frunció el ceño muy molesto y miró al menor pidiéndole que le alimentara, alzando una ceja con sarcasmo y negando con la cabeza. -¿Y qué quieres que le haga si no tienes nada para comer?- preguntó mirándole despectivo. -Seguro que tendrías comida si no te hubieras empeñado en tratarme de una manera tan estúpida.- se puso en pie y empezó a caminar escaleras arriba. -A mi me da igual, puedo estar largas temporadas sin comer.- empezó a subir las escaleras. -Muérete de hambre o algo.- espetó acabando de subir y metiéndose al baño para hacer sus necesidades y luego dándose una ducha rápida, muy, muy rápida para que al otro no se le ocurriera volver a meterse en la ducha con él. Cuando acabó se anudó una toalla a la cintura y se miró en el espejo con el ceño fruncido recordando todos los sueños extraños que había tenido aquella noche, todos con su hermano como protagonista. -No es nada, son idioteces.- se dijo a si mismo mirándose fijamente.