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Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Pure Bestiality :: Tokyo :: Kabukichō
Página 1 de 1.
Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Un pingajo los cojones... Y las ganas que tenía de pisotearle los suyos a Chosokabe por seguir insinuando cosas que pusieran en duda su hombría. Si no hubiese sido por la velocidad que de repente cogió la moto en bajada le hubiese dado gustoso un puñetazo en las costillas hasta oírlas crujir y al piratilla de tres al cuarto gritar sin posibilidad de recuperarse. Se estaba dando cuenta que a mas confianza peor vocabulario tenía lo cual no sabía si era bueno o malo. Si tenía la suficiente confianza con él como para aquello tal vez fuera mas fácil de manejar en el club. Y como a la ida a su casa, se aferró a su espalda todo lo que pudo para no terminar como parte de la carretera. En parte agradeció, después de aquella maniobra con la farola muy sacada de Lupin III, que utilizara su enorme brazo como cinturón de seguridad para poder recogerle cuando le diese el infarto. Esquivando al caterpie por su asco a los bichos llegaron al club de una pieza. Kaede se tambaleó, sacándose el casco y teniendo la intención de tirárselo al chucho a la cara cuando su jefe apareció de entre sus particulares sombras.
-Creo que sería mejor idea utilizar a Kei -se despegó del cráneo el pelo acartonado que le había dejado el casco. Luego volvió a colgarse la mochila con los libros al hombro- Meter a Chosokabe-kun con un grupo tan grande... -quiso opinar que no era recomendable ya que cuando le había tocado una simple mesa había acabado sin camisa. Aunque si era una despedida de solteras, ¡que coño! ¡Que se la quitase! Pensarían ellas.
-¿Estás de broma? -el jefe se llevó los dedos al mentón y le miró, condescendiente- Kei es nuestro plato fuerte. Como número uno del club saldrá el último, junto con Yuuya para darles un último servicio a las chicas y acompañarlas luego a casa. Cuando se está bastante “contento” es cuando se gasta mas dinero y Kei es perfecto para eso.
Su jefe era una víbora mala. Pero un club de host consistía en eso, así que prefirió no comentar nada. Suspiró y siguió la gran espalda de Chosokabe hasta los vestuarios donde solo quedaban dos de sus compañeros ya dándose los últimos arreglos para ocupar sus puestos en el salón- ¡Buenas, Shissy! -giró la cabeza del espejo uno, que se ponía los complementos de oro al cuello- Llegas algo tarde esta vez, ¿no? ¿Problemas de nuevo con tu compañero de piso? -sonrió ya que Kaede siempre tenía alguna maldición que soltar referente a él cuando llegaba a altas horas al trabajo.
-No, esta vez no ha tenido nada que ver -miró de reojo al albino, pasando a deshacerse de sus cosas y colocarlas dentro de su taquilla, indicándole a Chosokabe que guardase sus cosas allí en caso de tener alguna. Luego, quitándose otra vez el uniforme de la escuela miró a la mesa, donde otro de los muchachos se terminaba un cigarro- ¿Han llegado todos ya?
-El “príncipe Kei” aún no. Supongo que llegará a última hora para crear mas impacto como seguramente le ha ordenado el jefe. En serio, no les entiendo. Luego a los demás nos patea el culo para que nos pongamos a currar -sonrió encogiéndose de hombros y aplastando el cigarrillo contra el cenicero. Luego se levantó, caminando hacia el albino- Hey, Chika-chan -el mote había pasado del jefe a sus chicos de forma inevitable- cuando terminemos esta noche teníamos pensado hacer una pequeña reunión aquí en el club con todos los host. ¿Por que no te quedas un rato? -posó la mano en uno de sus brazos, mirándole con aire coqueto- Así nos harás compañía y podrás luego cargar a Shizuo cuando se emborrache.
-Yo no me emborracho -aclaró poniéndose una camisa de botones negra para taparse antes de quitarse el pantalón y ponerse uno color blanco y ceñido. Se abrochó el botón y pasó a buscar la corbata blanca en conjunto al traje. Uno de los chicos negó con la cabeza en dirección al albino como recalcando que era una gran mentira. Luego, dandole una palmada en la espalda y cerrando sus taquillas caminaron hasta la salida con un “buena suerte esta noche”. La puerta se cerró y reinó el silencio hasta que Kaede se giró- Acércate -le hizo un gesto con el dedo, levantando los brazos para pasarlos por su cuello como cuando hizo la simulación del regalo el día anterior. Le quitó el collar que llevaba y lo guardó en la taquilla. A cambio volvió a ponerle uno algo mas fino con una pequeña cruz de oro blanco que le cayó en la apertura de la camisa- Mucho mejor. Cuando salgamos recuérdame que te devuelva el tuyo -se dio la vuelta y se miró al espejo para arreglarse el pelo.
Cuando terminó se nos presentó un joven Kaede con ropa que le destacaba la ancha espalda y la fina cadera que tenía, con el pelo suelto hacia atrás y un par de mechones como flequillo. Dio un par de golpes en el suelo para ajustarse los zapatos negros y respiró hondo- ¿Listo? -pasó a su lado dándole un toque con los nudillos antes de pasarlo de largo y salir también.
El Club abría sus puertas poco después. Los suelos y las mesas estaban impecables y los camareros ya ocupaban sus lugares. La iluminación se ajustó hasta ser íntima y las lamparas colgadas en forma de esfera sobre todas las mesas se encendieron a la par. Algunos de los chicos habían salido mucho antes de la apertura del club para captar muchas mas clientas con las que luego venían al club. No había pasado siquiera una hora de la apertura cuando ya tres de las mesas estaban perfectamente ocupadas. Cuatro si se contaban a las tres mujeres que escogían su compañía para aquella noche justo en la entrada.
-¡Buenas noches! -la que parecía la portavoz del gran grupo que entró menos de quince minutos después pareció llamar la atención del jefe que con una galante sonrisa las guió hasta la mesa reservada: una de las grandes al fondo del club con un gran sillón en forma de semicírculo y mesa cuadrada de donde se retiró el cartel de reservado. Dejándolas en espera con tres de los chicos, el jefe caminó hacia los dos primero que cubrirían la ronda de vigilancia con las chicas.
-Ahí las tenéis. Como entrante se las invitará a una bebida de entre el 1 y el 3 -las mas baratas-. El resto será cosa vuestra -les dejó con el trabajo para ir a atender a otras chicas que entraban buscando quien les atendiese. Kaede se separó de su lugar y se encaminó hacia la mesa, donde apareció una una jovial y sensual sonrisa mientras el camarero esperaba tras ello para servir las bebidas principales.
-Bienvenidas -saludó- Aceptad como cortesía la primera ronda de esta noche -le hizo un gesto al camarero que repartió los vasos- Felicidades a la futura novia, debe ser un hombre realmente afortunado.
Una de las chicas se levantó- ¿Estarás en nuestra mesa Shizuo-kun? -se ruborizó cuando el mencionado le cogió la mano y asintió. Una clienta regular que se conocía todas las caras. O casi todas- ¡Genial! Temía no poder pedir a Shizuo-kun esta noche -se emocionó antes de levantar la cabeza- ¿Y quién es él...? -sonó admirada. Kaede le señaló.
-Chosokabe-kun se acaba de incorporar a nuestro elenco y como acontecimiento especial que es queríamos ofreceros nuevo servicio exclusivo -Soltó un hechizo de resplandor infinito mientras hablaba- No todos los días podemos contar con la compañía de mujeres tan hermosas -se escuchó un grito general antes de que levantándose y haciéndoles sitio, les dejaran sentarse para tenerlos bien rodeados.
-Creo que sería mejor idea utilizar a Kei -se despegó del cráneo el pelo acartonado que le había dejado el casco. Luego volvió a colgarse la mochila con los libros al hombro- Meter a Chosokabe-kun con un grupo tan grande... -quiso opinar que no era recomendable ya que cuando le había tocado una simple mesa había acabado sin camisa. Aunque si era una despedida de solteras, ¡que coño! ¡Que se la quitase! Pensarían ellas.
-¿Estás de broma? -el jefe se llevó los dedos al mentón y le miró, condescendiente- Kei es nuestro plato fuerte. Como número uno del club saldrá el último, junto con Yuuya para darles un último servicio a las chicas y acompañarlas luego a casa. Cuando se está bastante “contento” es cuando se gasta mas dinero y Kei es perfecto para eso.
Su jefe era una víbora mala. Pero un club de host consistía en eso, así que prefirió no comentar nada. Suspiró y siguió la gran espalda de Chosokabe hasta los vestuarios donde solo quedaban dos de sus compañeros ya dándose los últimos arreglos para ocupar sus puestos en el salón- ¡Buenas, Shissy! -giró la cabeza del espejo uno, que se ponía los complementos de oro al cuello- Llegas algo tarde esta vez, ¿no? ¿Problemas de nuevo con tu compañero de piso? -sonrió ya que Kaede siempre tenía alguna maldición que soltar referente a él cuando llegaba a altas horas al trabajo.
-No, esta vez no ha tenido nada que ver -miró de reojo al albino, pasando a deshacerse de sus cosas y colocarlas dentro de su taquilla, indicándole a Chosokabe que guardase sus cosas allí en caso de tener alguna. Luego, quitándose otra vez el uniforme de la escuela miró a la mesa, donde otro de los muchachos se terminaba un cigarro- ¿Han llegado todos ya?
-El “príncipe Kei” aún no. Supongo que llegará a última hora para crear mas impacto como seguramente le ha ordenado el jefe. En serio, no les entiendo. Luego a los demás nos patea el culo para que nos pongamos a currar -sonrió encogiéndose de hombros y aplastando el cigarrillo contra el cenicero. Luego se levantó, caminando hacia el albino- Hey, Chika-chan -el mote había pasado del jefe a sus chicos de forma inevitable- cuando terminemos esta noche teníamos pensado hacer una pequeña reunión aquí en el club con todos los host. ¿Por que no te quedas un rato? -posó la mano en uno de sus brazos, mirándole con aire coqueto- Así nos harás compañía y podrás luego cargar a Shizuo cuando se emborrache.
-Yo no me emborracho -aclaró poniéndose una camisa de botones negra para taparse antes de quitarse el pantalón y ponerse uno color blanco y ceñido. Se abrochó el botón y pasó a buscar la corbata blanca en conjunto al traje. Uno de los chicos negó con la cabeza en dirección al albino como recalcando que era una gran mentira. Luego, dandole una palmada en la espalda y cerrando sus taquillas caminaron hasta la salida con un “buena suerte esta noche”. La puerta se cerró y reinó el silencio hasta que Kaede se giró- Acércate -le hizo un gesto con el dedo, levantando los brazos para pasarlos por su cuello como cuando hizo la simulación del regalo el día anterior. Le quitó el collar que llevaba y lo guardó en la taquilla. A cambio volvió a ponerle uno algo mas fino con una pequeña cruz de oro blanco que le cayó en la apertura de la camisa- Mucho mejor. Cuando salgamos recuérdame que te devuelva el tuyo -se dio la vuelta y se miró al espejo para arreglarse el pelo.
Cuando terminó se nos presentó un joven Kaede con ropa que le destacaba la ancha espalda y la fina cadera que tenía, con el pelo suelto hacia atrás y un par de mechones como flequillo. Dio un par de golpes en el suelo para ajustarse los zapatos negros y respiró hondo- ¿Listo? -pasó a su lado dándole un toque con los nudillos antes de pasarlo de largo y salir también.
El Club abría sus puertas poco después. Los suelos y las mesas estaban impecables y los camareros ya ocupaban sus lugares. La iluminación se ajustó hasta ser íntima y las lamparas colgadas en forma de esfera sobre todas las mesas se encendieron a la par. Algunos de los chicos habían salido mucho antes de la apertura del club para captar muchas mas clientas con las que luego venían al club. No había pasado siquiera una hora de la apertura cuando ya tres de las mesas estaban perfectamente ocupadas. Cuatro si se contaban a las tres mujeres que escogían su compañía para aquella noche justo en la entrada.
-¡Buenas noches! -la que parecía la portavoz del gran grupo que entró menos de quince minutos después pareció llamar la atención del jefe que con una galante sonrisa las guió hasta la mesa reservada: una de las grandes al fondo del club con un gran sillón en forma de semicírculo y mesa cuadrada de donde se retiró el cartel de reservado. Dejándolas en espera con tres de los chicos, el jefe caminó hacia los dos primero que cubrirían la ronda de vigilancia con las chicas.
-Ahí las tenéis. Como entrante se las invitará a una bebida de entre el 1 y el 3 -las mas baratas-. El resto será cosa vuestra -les dejó con el trabajo para ir a atender a otras chicas que entraban buscando quien les atendiese. Kaede se separó de su lugar y se encaminó hacia la mesa, donde apareció una una jovial y sensual sonrisa mientras el camarero esperaba tras ello para servir las bebidas principales.
-Bienvenidas -saludó- Aceptad como cortesía la primera ronda de esta noche -le hizo un gesto al camarero que repartió los vasos- Felicidades a la futura novia, debe ser un hombre realmente afortunado.
Una de las chicas se levantó- ¿Estarás en nuestra mesa Shizuo-kun? -se ruborizó cuando el mencionado le cogió la mano y asintió. Una clienta regular que se conocía todas las caras. O casi todas- ¡Genial! Temía no poder pedir a Shizuo-kun esta noche -se emocionó antes de levantar la cabeza- ¿Y quién es él...? -sonó admirada. Kaede le señaló.
-Chosokabe-kun se acaba de incorporar a nuestro elenco y como acontecimiento especial que es queríamos ofreceros nuevo servicio exclusivo -Soltó un hechizo de resplandor infinito mientras hablaba- No todos los días podemos contar con la compañía de mujeres tan hermosas -se escuchó un grito general antes de que levantándose y haciéndoles sitio, les dejaran sentarse para tenerlos bien rodeados.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Habría sido el primer asesinato a sangre fría que hubiese sucedido en la trastienda de un club de host cuando aquel compañero de Kaede y trabajador del club abrió la boca para pronunciar el nombre del primer comandante de las huestes infernales: Chika-chan. ¡Eso era tocar los cojones! y mira que le había dicho al jefe que ni se le pasase por la cabeza repetir aquel apelativo en alto, pero ¿le hizo caso? parece que no y el mote se había colado entre algunos host. Mataría al jefe con el bate con clavos que tenía en su casa.
Al albino se le había ensombrecido el rostro y se encontraba alargando la mano para agarrar a aquel blasfemo por el cuello para arrancarle las cuerdas bocales para hacerse un samisen con ellas, menos mal que la voz de Kaede intervino justo a tiempo devolviéndole a este mundo. Giró la cabeza para ver como el moreno negaba con demasiado énfasis que no se emborrachaba. No le hizo falta ver la negativa de su compañero para saber que Kaede mentía.
El enfado que permanecía palpitante en su cabeza pareció esfumarse cuando se percató de que el moreno andaba cambiándose de ropa, acto que vio fugazmente pero lo suficiente como para sacarle cierto rubor al albino. Si, tiene derecho a ruborizarse.
-Gracias, good luck- se giró cuando Kaede lo llamó acercándose, poniendo su móvil, cartera y llaves en la taquilla -¡!- tuvo un espasmo, como un saltito, cuando sintió las manos ajenas alrededor de su cuello mirando a su acompañante con su ojo abierto como un plato hondo. Escudriñando las facciones del moreno -Te lo recordaré pero, ¡coño!, podías haberte ahorrado este préstamo si en casa me hubieses dicho que no te gustaba el collar- gruño frustrado mientras apartaba la mirada para otro lado y se rascaba la cabeza.
Al salir de los vestuarios se llevó una fuerte impresión al ver a todo el mundo trabajando. El lugar brillaba, las bebidas brillaban ¡hasta la gente brillaba! ¿Donde se había metido Chosokabe? y, sobre todo ¿con que limpiaban que hace que todo brille? El que proviene de un mundo lleno de piratería, malas acciones, raptos, sabotaje, robos, gente mal hablada y poca higiene personal. ¿Que hace él ahí?...¡Ah si! Pasar el rato.
Se dio dos palmadas en la cara para concentrarse y despertar, debía estar atento, no destacar y ser cortés, abreviándolo mucho, así que en un primer momento, siguió los pasos de Kaede viéndolo brillar cuan antorcha dentro de Moria -¿De donde ha salido este tal Shissyyyyyyy?- su mente chilló colapsando hasta el punto de retener unas terribles ganas de vomitar, ya que para el albino. Kaede no era tan amigable y servicial si no un niñato que se las daba de savelotodo. -Tenía que haberme traído las gafas de sol, el niñato brilla mucho- pensaba mientras su cara se ponía violácea.
Tragó costosamente, se recomponía por segunda vez mientras pasaba lo más dignamente que pudo hasta encontrar un lugar donde sentarse en aquel sofá semicircular. -Si, mi nombre es Chosokabe pero vosotras, bellezas, podéis llamarme Aniki- sonrió tal y como su sensei le enseñó, sutilmente, pero su dentadura le jugó una mala pasada ya que sus colmillos sobresalen aunque no sonría abiertamente. No brillaba tanto como los demás pero las chicas que se sentaron más cerca se sonrosaron levemente riéndose por lo bajo.
-¿Aniki? jijiji es un poco vulgar pero tiene su encanto- soltó una de ellas mientras daba sorbitos a su bebida.
-Es que con esta cara que tengo ¿podrías llamarme nii-san*?- puso cara de circunstancia mientras se señalaba la cara y negaba sutilmente conla cabeza.
-No, nii-san no, pero siempre es bueno tener un “hermano” cerca. Por cierto empezaste hace poco ¿no es así? No recuerdo tu cara de entre el elenco de host- comentaba otra de ellas que, por si fuera poco, habían llegado al club con unas copas encima ya que su despedida de soltera comenzó a eso de las diez de la noche y ya era pasada la media noche y alguna de ella ya estaba contenta y se le suelta la lengua con facilidad.
-Bueno hermosa, eso es porque mi rostro es muy común. Tengo una boca, una nariz, dos orejas y dos ojos como todo el mundo.- al nombrar la nariz le dió un toquecito con el dedo indice al mencionado miembro de la chica de su derecha.
Algunas rieron - No, tontito, a ti te falta un ojo- algunas ya estaban muy “cocidas” gracias a la cantidad del alcohol en sangre.
-¡Anda! si es verdad, no me acordaba- se hizo el despistado -Ya decía yo que notaba mas peso en el cráneo por esta zona- ladeó la cabeza hacia la derecha mientras se señalaba el ojo sano.
-Y ¿como has entrado a formar parte de esta hueste de lindos y formales chicos? El Jefe no es alguien muy muy tiquismiquis...- bajó la cabeza y se tapó un lateral de la boca con la mano - O eso es lo que dicen los rumores, que por fuera es atento y adulador y por dentro un demonio despreciable- todas comenzaron con cuchicheos varios en voz baja.
-Señoritas, señoritas, que no estamos en la peluquería por favor- comentario machista ande los haya - Contrólense un poquito que el Jefe está en el local y ese hombre es tan sigiloso como una anguila. Nunca sabes por donde te va a salir- Chosokabe puso un tono de voz como si narrase una historia de miedo - Es como el espíritu del David Jones- entornó su ojo, alzó las manos y comenzó a mover los dedos arbitrareamente como quien imita a un fantasma.
-Eso no nos asusta. Ya no somos unas niñas que creen en espíritus- dijo la chica que estaba a dos casillas de distancia de él.
El albino, que las malas ideas se estaban guardando y amontonando en su cabeza según pasaban los segundos, miró a la joven con una sonrisa que fue desapareciendo hasta quedarse con la boca semiabierta, su ojo comenzó a desorbitarse. Tragó en seco. -Y entonces... ¿que es eso que hay detrás de ti?- dijo con voz queda.
La joven dejó lentamente su copa en la mesa mientras el resto de chicas o se aguantaban la risa, o no querían mirar hacia detrás o buscaban que era aquello de lo que hablaba el albino. La susodicha agnóstica empalideció, llenaba sus pulmones de aire y giró la cabeza hacia detrás encontrándose finalmente con el dedo índice de Chosokabe clavado en su moflete.
El albino estalló en risas -Te lo creíste jajajajaja- Chosokabe sólo tuvo que pasar el brazo por encima de la chica de su lado y alargar un poco la mano para poder hacer semejante tontería. - Si te hubieses visto la cara jajajajaja- las chicas que se sentaban enfrente también se reían mientras que la de a su vera la pegaba dándole puñetazos pseudo-histéricos en el brazo al pirata.
-Jooo eso no se hace, que mal trago me has hecho pasar- hizo puchero mientras se cruzaba de brazos.
-Mujeeeerrr- hizo un amago de poner los ojos en blanco - Pero si no fue para tanto- suspiró algo cansado. Por eso no soportaba a veces a las mujeres, se ponían como niñas tontas y mimadas. Así que para solucionarlo Chosokabe pidió permiso para sentarse al lado de la enfadada señorita, pasarle un brazo por encima de los hombros y apoyarle la cabeza en su hombro como todo un buen hermano que consuela a su hermana. -Ya paso, ya paso- le acariciaba la coronilla. -Venga mujer que eso se te pasa con un buen lingota... quiero decir, con un buen vaso de licor. ¡Venga!- instó a la chica a que se bebiese de un golpe su copa empujando el culo del baso de la señorita hacia arriba mientras esta bebía.
La pobre recobraba oxígeno mientras se abanicaba con la mano -¡Muy bien! Muy bien, esto si que es una mujer. ¡Venga chicas no os quedéis atrás!- aplaudía dando ánimos mientras las miraba una a una a los ojos instándolas a consumir el más alcohol posible.
-¡Todas somos unas mujeres de verdad!- a lo que gritaron “si” al unísono vaciando el contenido de sus copas. -Y ahora otra ronda. ¡A todas! ¡Un cosmopólitan!- se ve que a todas les gustaba. Por supuesto al albino se le vino ese momento pseudo-íntmo con su sensei en el que también había participado esta bebida.
Con todo ese alboroto el camarero llegó para coger la orden y preguntarle a los host si deseaban ellos algo también. -A mi, por dios, un ron...doble- lo pidió como todo un dandi, con la voz grave, mirando al camarero de reojo y pidiendo una bebida fuerte. Le faltaba un sombrero de ala corta. - ¿y tu Shizuo? ¿Lo mismo que las señoritas?- no lo pudo evitar, su vena socarrona salió sola instando a Kaede al enfado, además de salirle sola una sonrisa mezcla entre galán y bravucón, algo ladeada con su colmillo a la vista, alzando el mentón y resoplando una corta vez por la nariz a modo de risa malintencionada.
*que basicamente es lo mismo aunque nii-san lo que pasa es que aniki sólo lo dicen los macarras
Al albino se le había ensombrecido el rostro y se encontraba alargando la mano para agarrar a aquel blasfemo por el cuello para arrancarle las cuerdas bocales para hacerse un samisen con ellas, menos mal que la voz de Kaede intervino justo a tiempo devolviéndole a este mundo. Giró la cabeza para ver como el moreno negaba con demasiado énfasis que no se emborrachaba. No le hizo falta ver la negativa de su compañero para saber que Kaede mentía.
El enfado que permanecía palpitante en su cabeza pareció esfumarse cuando se percató de que el moreno andaba cambiándose de ropa, acto que vio fugazmente pero lo suficiente como para sacarle cierto rubor al albino. Si, tiene derecho a ruborizarse.
-Gracias, good luck- se giró cuando Kaede lo llamó acercándose, poniendo su móvil, cartera y llaves en la taquilla -¡!- tuvo un espasmo, como un saltito, cuando sintió las manos ajenas alrededor de su cuello mirando a su acompañante con su ojo abierto como un plato hondo. Escudriñando las facciones del moreno -Te lo recordaré pero, ¡coño!, podías haberte ahorrado este préstamo si en casa me hubieses dicho que no te gustaba el collar- gruño frustrado mientras apartaba la mirada para otro lado y se rascaba la cabeza.
Al salir de los vestuarios se llevó una fuerte impresión al ver a todo el mundo trabajando. El lugar brillaba, las bebidas brillaban ¡hasta la gente brillaba! ¿Donde se había metido Chosokabe? y, sobre todo ¿con que limpiaban que hace que todo brille? El que proviene de un mundo lleno de piratería, malas acciones, raptos, sabotaje, robos, gente mal hablada y poca higiene personal. ¿Que hace él ahí?...¡Ah si! Pasar el rato.
Se dio dos palmadas en la cara para concentrarse y despertar, debía estar atento, no destacar y ser cortés, abreviándolo mucho, así que en un primer momento, siguió los pasos de Kaede viéndolo brillar cuan antorcha dentro de Moria -¿De donde ha salido este tal Shissyyyyyyy?- su mente chilló colapsando hasta el punto de retener unas terribles ganas de vomitar, ya que para el albino. Kaede no era tan amigable y servicial si no un niñato que se las daba de savelotodo. -Tenía que haberme traído las gafas de sol, el niñato brilla mucho- pensaba mientras su cara se ponía violácea.
Tragó costosamente, se recomponía por segunda vez mientras pasaba lo más dignamente que pudo hasta encontrar un lugar donde sentarse en aquel sofá semicircular. -Si, mi nombre es Chosokabe pero vosotras, bellezas, podéis llamarme Aniki- sonrió tal y como su sensei le enseñó, sutilmente, pero su dentadura le jugó una mala pasada ya que sus colmillos sobresalen aunque no sonría abiertamente. No brillaba tanto como los demás pero las chicas que se sentaron más cerca se sonrosaron levemente riéndose por lo bajo.
-¿Aniki? jijiji es un poco vulgar pero tiene su encanto- soltó una de ellas mientras daba sorbitos a su bebida.
-Es que con esta cara que tengo ¿podrías llamarme nii-san*?- puso cara de circunstancia mientras se señalaba la cara y negaba sutilmente conla cabeza.
-No, nii-san no, pero siempre es bueno tener un “hermano” cerca. Por cierto empezaste hace poco ¿no es así? No recuerdo tu cara de entre el elenco de host- comentaba otra de ellas que, por si fuera poco, habían llegado al club con unas copas encima ya que su despedida de soltera comenzó a eso de las diez de la noche y ya era pasada la media noche y alguna de ella ya estaba contenta y se le suelta la lengua con facilidad.
-Bueno hermosa, eso es porque mi rostro es muy común. Tengo una boca, una nariz, dos orejas y dos ojos como todo el mundo.- al nombrar la nariz le dió un toquecito con el dedo indice al mencionado miembro de la chica de su derecha.
Algunas rieron - No, tontito, a ti te falta un ojo- algunas ya estaban muy “cocidas” gracias a la cantidad del alcohol en sangre.
-¡Anda! si es verdad, no me acordaba- se hizo el despistado -Ya decía yo que notaba mas peso en el cráneo por esta zona- ladeó la cabeza hacia la derecha mientras se señalaba el ojo sano.
-Y ¿como has entrado a formar parte de esta hueste de lindos y formales chicos? El Jefe no es alguien muy muy tiquismiquis...- bajó la cabeza y se tapó un lateral de la boca con la mano - O eso es lo que dicen los rumores, que por fuera es atento y adulador y por dentro un demonio despreciable- todas comenzaron con cuchicheos varios en voz baja.
-Señoritas, señoritas, que no estamos en la peluquería por favor- comentario machista ande los haya - Contrólense un poquito que el Jefe está en el local y ese hombre es tan sigiloso como una anguila. Nunca sabes por donde te va a salir- Chosokabe puso un tono de voz como si narrase una historia de miedo - Es como el espíritu del David Jones- entornó su ojo, alzó las manos y comenzó a mover los dedos arbitrareamente como quien imita a un fantasma.
-Eso no nos asusta. Ya no somos unas niñas que creen en espíritus- dijo la chica que estaba a dos casillas de distancia de él.
El albino, que las malas ideas se estaban guardando y amontonando en su cabeza según pasaban los segundos, miró a la joven con una sonrisa que fue desapareciendo hasta quedarse con la boca semiabierta, su ojo comenzó a desorbitarse. Tragó en seco. -Y entonces... ¿que es eso que hay detrás de ti?- dijo con voz queda.
La joven dejó lentamente su copa en la mesa mientras el resto de chicas o se aguantaban la risa, o no querían mirar hacia detrás o buscaban que era aquello de lo que hablaba el albino. La susodicha agnóstica empalideció, llenaba sus pulmones de aire y giró la cabeza hacia detrás encontrándose finalmente con el dedo índice de Chosokabe clavado en su moflete.
El albino estalló en risas -Te lo creíste jajajajaja- Chosokabe sólo tuvo que pasar el brazo por encima de la chica de su lado y alargar un poco la mano para poder hacer semejante tontería. - Si te hubieses visto la cara jajajajaja- las chicas que se sentaban enfrente también se reían mientras que la de a su vera la pegaba dándole puñetazos pseudo-histéricos en el brazo al pirata.
-Jooo eso no se hace, que mal trago me has hecho pasar- hizo puchero mientras se cruzaba de brazos.
-Mujeeeerrr- hizo un amago de poner los ojos en blanco - Pero si no fue para tanto- suspiró algo cansado. Por eso no soportaba a veces a las mujeres, se ponían como niñas tontas y mimadas. Así que para solucionarlo Chosokabe pidió permiso para sentarse al lado de la enfadada señorita, pasarle un brazo por encima de los hombros y apoyarle la cabeza en su hombro como todo un buen hermano que consuela a su hermana. -Ya paso, ya paso- le acariciaba la coronilla. -Venga mujer que eso se te pasa con un buen lingota... quiero decir, con un buen vaso de licor. ¡Venga!- instó a la chica a que se bebiese de un golpe su copa empujando el culo del baso de la señorita hacia arriba mientras esta bebía.
La pobre recobraba oxígeno mientras se abanicaba con la mano -¡Muy bien! Muy bien, esto si que es una mujer. ¡Venga chicas no os quedéis atrás!- aplaudía dando ánimos mientras las miraba una a una a los ojos instándolas a consumir el más alcohol posible.
-¡Todas somos unas mujeres de verdad!- a lo que gritaron “si” al unísono vaciando el contenido de sus copas. -Y ahora otra ronda. ¡A todas! ¡Un cosmopólitan!- se ve que a todas les gustaba. Por supuesto al albino se le vino ese momento pseudo-íntmo con su sensei en el que también había participado esta bebida.
Con todo ese alboroto el camarero llegó para coger la orden y preguntarle a los host si deseaban ellos algo también. -A mi, por dios, un ron...doble- lo pidió como todo un dandi, con la voz grave, mirando al camarero de reojo y pidiendo una bebida fuerte. Le faltaba un sombrero de ala corta. - ¿y tu Shizuo? ¿Lo mismo que las señoritas?- no lo pudo evitar, su vena socarrona salió sola instando a Kaede al enfado, además de salirle sola una sonrisa mezcla entre galán y bravucón, algo ladeada con su colmillo a la vista, alzando el mentón y resoplando una corta vez por la nariz a modo de risa malintencionada.
*que basicamente es lo mismo aunque nii-san lo que pasa es que aniki sólo lo dicen los macarras
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Mizunuma Kaede es un universitario de 23 años dedicado a las artes que se independizó y abandonó su hogar en Osaka para poder seguir sus sueños en Tokyo, donde vive compartiendo piso y trabaja por las noches como host en el club Eden, donde conoció (afortunada o desafortunadamente) a Chosokabe Motochika: un pirata que actualmente se dedica al negocio del pescado y al cual está dando al parecer, clases de conducta por orden de su jefe. Tras innumerables discusiones y situaciones problemáticas nuestros dos protagonistas avanzan puliendo su aventura personal, y tras tres episodios cargados de tensión y momentos inolvidables (…) parece que por fin su viaje llega a su fin. Aquella noche era la definitiva. Dejando atrás los cálices dorados y tras derrotar (o ignorar) a los dragones y cerberos que guardaban las puertas de las cuevas, se enfrentaban al jefe final. Al que separaría sus destinos. Al que precedería a los créditos de este juego de rol con muchos gráficos e incoherente acción: las clientas.
Y después de este largo e innecesario resumen con la música de fondo de los mismísimos resúmenes de Dragon Ball (y con el mismo revelador e interesante contenido), nuestro héroe mas joven sospesa la situación en la que está una vez pasado los kanjis del capítulo que nos concierne....
El chucho se desenvolvía bien. Tenía algunos fallos a destacar como cuando alzaba la voz o su risa estridente pero estaba empezando a pensar que eran cualidades que quizás muchas chicas perseguían. Alguien tan sincero a la hora de actuar también era algo bueno si se trabajaba de cara al público siempre que no se ofendiese a nadie. Kaede se había acomodado en su lugar y respondía de vez en cuando a las palabras de su clienta habitual que no tardó en unirse a la fiesta con todas las demás. Cuando la voz socarrona y arrogante del perro albino se dirigió específicamente a él la idea de que era un buen hombre y que sabía como romper el hielo se evaporaron de su mente de una hostia. La misma que quiso darle en esas narices suyas.
Antes de que pudiese hablar la chica a su lado se le había adelantado- ¡Chosokabe-kun, que malo! No hay que ser tan considerado, Shizuo-kun puede pedir lo que quiera -le miró agarrándole del brazo- ¿Que te apetece, Shizuo-kun? -puso un tonito meloso mientras se pegaba mas a él y aprovechaba tanto contacto físico como fuese posible. Kaede miró de reojo al pirata antes de voltear la vista al camarero con toda la decisión del mundo.
-Black Label -pronunció perfecta y seductoramente. Si, se había picado. Y mucho. A parte de que con una bebida premium como aquella se ganaría el sueldo de aquel mes. El camarero apuntó, asintió, hizo una reverencia y se marchó a por los pedidos. En encargado de estos pareció gritar a los cuatro vientos la petición de un whisky tan caro y al jefe, en su mundo de sombras cubiertas por plantas de interior solo le faltó lanzar un gemido y recoger los ojos del suelo para colocárselos en las cuencas.
-¡Debéis ser muy buenos bebedores! -dio una palmada una, mirándolos a ambos- ¡Increíble, increíble! ¿Podremos probar? Nunca me he atrevido a beber algo así sin mezclarlo con algo mas flojo... -parecía tan dudosa como emocionada.
-Por supuesto -le respondió entonces Kaede mirándola como si estuviese sola en la mesa- Pero con moderación, señoritas. No nos gustaría que les pasase algo de camino a casa por no saber donde estáis, ¿verdad? -sonrió levemente antes de estirar la mano y negar con el dedo índice como si estuviese regañando a su hermana- No sabría luego que decir al futuro esposo sobre esto.
-Siempre podéis acompañarnos -aportó otra, sentada en la esquina contraria a la de Kaede- Con alguien como Chosokabe-aniki y Shizuo-kun estaremos seguras todo el camino, ¿verdad? -se escuchó un chillido general con un “¡Seguro!”, mientras con todo el alboroto las que podían se pegaban mas a los muchachos. Una de ellas se las arregló para que el pirata le pasase el brazo por los hombros.
-Miki-chan estaba pensando en invitaros a la boda -la aludida asintió con una sonrisa avergonzada mientras la que marujeaba se deshacía en risitas- Pero seguro que las invitadas prestarían mas atención a los host que al novio y la novia, ¿verdad?
Estallaron las risas generales mientras el camarero volvía con la bandeja repleta de los pedidos y con un acompañante que traía la hielera con el Black Label, los vasos y el Ron- Exageráis -Shizuo ayudó a colorar toda la mesa- No creo que podamos eclipsar a Miki-chan cuando se vista de novia, es imposible -y jodidamente encantador, brilló otra vez. De momento se las arreglaba por no sonar demasiado falso.
-Pero Takahashi-san me ha pedido que seas su acompañante ese día -le comentó la chica que le tenía cogido del brazo y que no paraba de hacer movimientos con la cabeza para apartarse el flequillo. Kaede entreabrió los labios y pareció frenar sus movimientos mientras alcanzaba vasos a las mujeres- De hecho quería venir hoy a verte pero tenía una importante reunión de negocios que no podía esperar -el mencionado era un cliente que pasaba los treinta que había venido solo dos veces en compañía de las mujeres de su oficina. Según creía era amigo cercano del jefe y su polo completamente opuesto. Kaede no negaba que le gustaba su compañía pero no era cuestión ponerse a hablar de ciertas situaciones en aquella mesa. Para cortarla con delicadeza le pasó la mano por la mejilla, le levantó el mentón y se acercó mientras se dedicaba a apartarle el flequillo de la cara. Luego pareció coger alguno de los complementos de su collar para trabar los mechones y que no se le fuesen a la cara. Después del tenso silencio los gritos de emoción. Y después las amenas conversaciones que ambos host intentaban darles.
Quince minutos después Kaede aún tenía el vaso lleno. Se había picado pero miraba la bebida como si fuese un cóctel molotov. Después de media hora dos nuevos chicos se unieron a la mesa, y para su desgracia y profundo rencor propusieron un brindis por la futura novia. La chica a su lado se había abrazado completamente a él, ruborizada. En algún momento él le había devuelto el abrazo. El vaso tintineaba en su mano alzada mientras alguien decía unas palabras. Miró a Chosokabe no supo por que razón y frunció las cejas. Seguían hablando. El ambiente se caldeaba. Y antes de que aquello siguiera pareciendo una escena paranoica del Silent hill llegó al hora de empinar el codo. Era solo alcohol podía soportarlo. No es que fuese un mal bebedor solo que no le gustaban las bebidas muy fuertes.... Un vaso no era nada. Había bebido muchas otras cosas con clientas mas adultas que aquellas. Y para que engañarse no quería parecer una nenaza delante del chucho. En algún momento de su “amistad” había empezado a tener en cuenta sus opiniones sobre él. Así que bajó el vaso, sonrió a los presentes, chocó vasos contra vasos y se lo llevó a los labios para dar un largo trago.
Era dulce.... luego seco.... luego le quemó toda la garganta y el estómago. Pero por sus huevos que el único gesto de dolor que haría fuese un fruncimiento de cejas mas acentuado de lo normal y un apretón en sus labios ásperos. Era un profesional y seguiría en una buena postura toda la noche.
Y después de este largo e innecesario resumen con la música de fondo de los mismísimos resúmenes de Dragon Ball (y con el mismo revelador e interesante contenido), nuestro héroe mas joven sospesa la situación en la que está una vez pasado los kanjis del capítulo que nos concierne....
El chucho se desenvolvía bien. Tenía algunos fallos a destacar como cuando alzaba la voz o su risa estridente pero estaba empezando a pensar que eran cualidades que quizás muchas chicas perseguían. Alguien tan sincero a la hora de actuar también era algo bueno si se trabajaba de cara al público siempre que no se ofendiese a nadie. Kaede se había acomodado en su lugar y respondía de vez en cuando a las palabras de su clienta habitual que no tardó en unirse a la fiesta con todas las demás. Cuando la voz socarrona y arrogante del perro albino se dirigió específicamente a él la idea de que era un buen hombre y que sabía como romper el hielo se evaporaron de su mente de una hostia. La misma que quiso darle en esas narices suyas.
Antes de que pudiese hablar la chica a su lado se le había adelantado- ¡Chosokabe-kun, que malo! No hay que ser tan considerado, Shizuo-kun puede pedir lo que quiera -le miró agarrándole del brazo- ¿Que te apetece, Shizuo-kun? -puso un tonito meloso mientras se pegaba mas a él y aprovechaba tanto contacto físico como fuese posible. Kaede miró de reojo al pirata antes de voltear la vista al camarero con toda la decisión del mundo.
-Black Label -pronunció perfecta y seductoramente. Si, se había picado. Y mucho. A parte de que con una bebida premium como aquella se ganaría el sueldo de aquel mes. El camarero apuntó, asintió, hizo una reverencia y se marchó a por los pedidos. En encargado de estos pareció gritar a los cuatro vientos la petición de un whisky tan caro y al jefe, en su mundo de sombras cubiertas por plantas de interior solo le faltó lanzar un gemido y recoger los ojos del suelo para colocárselos en las cuencas.
-¡Debéis ser muy buenos bebedores! -dio una palmada una, mirándolos a ambos- ¡Increíble, increíble! ¿Podremos probar? Nunca me he atrevido a beber algo así sin mezclarlo con algo mas flojo... -parecía tan dudosa como emocionada.
-Por supuesto -le respondió entonces Kaede mirándola como si estuviese sola en la mesa- Pero con moderación, señoritas. No nos gustaría que les pasase algo de camino a casa por no saber donde estáis, ¿verdad? -sonrió levemente antes de estirar la mano y negar con el dedo índice como si estuviese regañando a su hermana- No sabría luego que decir al futuro esposo sobre esto.
-Siempre podéis acompañarnos -aportó otra, sentada en la esquina contraria a la de Kaede- Con alguien como Chosokabe-aniki y Shizuo-kun estaremos seguras todo el camino, ¿verdad? -se escuchó un chillido general con un “¡Seguro!”, mientras con todo el alboroto las que podían se pegaban mas a los muchachos. Una de ellas se las arregló para que el pirata le pasase el brazo por los hombros.
-Miki-chan estaba pensando en invitaros a la boda -la aludida asintió con una sonrisa avergonzada mientras la que marujeaba se deshacía en risitas- Pero seguro que las invitadas prestarían mas atención a los host que al novio y la novia, ¿verdad?
Estallaron las risas generales mientras el camarero volvía con la bandeja repleta de los pedidos y con un acompañante que traía la hielera con el Black Label, los vasos y el Ron- Exageráis -Shizuo ayudó a colorar toda la mesa- No creo que podamos eclipsar a Miki-chan cuando se vista de novia, es imposible -y jodidamente encantador, brilló otra vez. De momento se las arreglaba por no sonar demasiado falso.
-Pero Takahashi-san me ha pedido que seas su acompañante ese día -le comentó la chica que le tenía cogido del brazo y que no paraba de hacer movimientos con la cabeza para apartarse el flequillo. Kaede entreabrió los labios y pareció frenar sus movimientos mientras alcanzaba vasos a las mujeres- De hecho quería venir hoy a verte pero tenía una importante reunión de negocios que no podía esperar -el mencionado era un cliente que pasaba los treinta que había venido solo dos veces en compañía de las mujeres de su oficina. Según creía era amigo cercano del jefe y su polo completamente opuesto. Kaede no negaba que le gustaba su compañía pero no era cuestión ponerse a hablar de ciertas situaciones en aquella mesa. Para cortarla con delicadeza le pasó la mano por la mejilla, le levantó el mentón y se acercó mientras se dedicaba a apartarle el flequillo de la cara. Luego pareció coger alguno de los complementos de su collar para trabar los mechones y que no se le fuesen a la cara. Después del tenso silencio los gritos de emoción. Y después las amenas conversaciones que ambos host intentaban darles.
Quince minutos después Kaede aún tenía el vaso lleno. Se había picado pero miraba la bebida como si fuese un cóctel molotov. Después de media hora dos nuevos chicos se unieron a la mesa, y para su desgracia y profundo rencor propusieron un brindis por la futura novia. La chica a su lado se había abrazado completamente a él, ruborizada. En algún momento él le había devuelto el abrazo. El vaso tintineaba en su mano alzada mientras alguien decía unas palabras. Miró a Chosokabe no supo por que razón y frunció las cejas. Seguían hablando. El ambiente se caldeaba. Y antes de que aquello siguiera pareciendo una escena paranoica del Silent hill llegó al hora de empinar el codo. Era solo alcohol podía soportarlo. No es que fuese un mal bebedor solo que no le gustaban las bebidas muy fuertes.... Un vaso no era nada. Había bebido muchas otras cosas con clientas mas adultas que aquellas. Y para que engañarse no quería parecer una nenaza delante del chucho. En algún momento de su “amistad” había empezado a tener en cuenta sus opiniones sobre él. Así que bajó el vaso, sonrió a los presentes, chocó vasos contra vasos y se lo llevó a los labios para dar un largo trago.
Era dulce.... luego seco.... luego le quemó toda la garganta y el estómago. Pero por sus huevos que el único gesto de dolor que haría fuese un fruncimiento de cejas mas acentuado de lo normal y un apretón en sus labios ásperos. Era un profesional y seguiría en una buena postura toda la noche.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Las chicas estaban más alcoholizadas que Jackie Chan utilizando la técnica del puño borracho. Por supuesto el albino tenía los brazos colocados por encima del respaldo del sofá, bueno, con uno de sus dedos hacía círculos en el hombro de su clienta de la derecha. Sonreía y susurraba algún que otro chiste verde a sus clientas más cercanas y lo susurraba para que Kaede no le tirase un hechizo de nivel tres por los ojos. Todo esto mientras el más experimentado colocaba las bebidas.
-No, no y no. El ron “a pelo” no es para señoritas- se pegaba el vaso a su cuerpo y con la otra mano lo tapaba. Las chicas se lo reprochaban con pucheros con los cuales Chosokabe hacía “miss” porque no le afectaban. Pero fue en ese instante cuando Kaede se picó pidiendo un whisky. El albino tuvo que aguantarse la risa sólo por el simple hecho de saber que el moreno había aceptado una especie de duelo entre machos. (?)
Al llegar los otros dos host la fiesta fue en aumento -¿Boda? Yo me apunto. Voy, voy y tanto que voy que ya me estás haciendo sitió al lado de la novia en el banquete ¿Cuando dices que es?- Chosokabe parecía entusiasmado.
-Pues en un par de días. Por la mañana a eso de las once en la catedral- dijo la novia algo cohibida.
-Pues yo quiero ir ya sólo por conocer a ese novio tuyo y decirle cuatro cosas- chocó el puño contra la palma de la mano contraría manteniendo el ceño fruncido. -Porque como me entere que te hace algo...- hizo crujir los nudillos. La novia negaba con las manos mientras la de al lado elogiaba al pirata por ser tan buen hermano mayor.
-Shissyyyyy también esta invitado ¿no es así? Pues vamos los dos- se señalaba a él y a Kaede con el dedo gordo.
-El novio va a pensar cosas muy malas si va tanto chico guapo a su boda. Va a pensar que le fuiste infiel antes de tiempo- a Miki casi entra en parada.
-No mujer. No la asustes. Vamos de pareja gay amigos de la novia ¿Que te parece Shissy?- rio conjunto al resto de clientas que se lo habían tomado a broma.
Brindaron. Brindó sin quitarle el ojo de encima al moreno, viendo como fruncía las cejas -No le gusta ¿Cuanto aguantará sobrio?- se preguntó con una sonrisa burlona en el rostro. -¡Venga! que esto no afloje. Las chicas no se pueden ir de aquí ya ¿no? Pues si queréis divertiros un rato, aceptareis una partida a un jueguecito- colocó de nuevo los brazos por encima del respaldo del sofá, alzó el mentón con aire de supremacía, una sonrisa pícara y burla en la mirada.
Las chicas se revolucionaron y los dos host alzaron una ceja mezcla de incrédulos y asustados.
-¿De que se trata?-
-Todos sabéis jugar a “Policías y ladrones” ¿no es así? Esto es sólo una simple variante con la que pasamos los ratos muertos en un bar que suelo concurrir.- miraba a Kaede entornando su ojo y dejando ver algo de su blanca dentadura en su sonrisa.
Una de las chicas levantó la mano para decir que no sabía jugar, a lo que tres más acentuaron que no se acordaban de las reglas y otra que debían recordárselas por que las tenía desordenadas en la cabeza. Chosokabe rió suavemente. -Esta bien- fue a coger la baraja de su bolsillo pero recordó que no las había traído y se facepalmeó, cuando se quitó la mano de la cara sobre la mesa había una baraja cortesía de uno de los host de apoyo.
-Como iba diciendo. El policía, en este caso rey de oros... ¿¡que es esto?! ¿Una baraja española? ¿A que tipo de cosas jugáis aquí?- miraba la baraja entre sorprendido y a punto de reírse ya que se encontraba más acostumbrado a la baraja francesa. Las chicas ante las expresiones faciales del pirata reían por lo bajo. - Pues eso, el rey de oros es el “poli” el cual tiene que atrapar a el ladrón, el cual eeeeeess eeeeeeelll... ¡cóño! ¿donde está?- buscaba con dedos hábiles la carta del Joker - Aquí... uuff. El muy cobarde no quería salir. Pues este señorito es el ladrón- tiró la carta sobre la mesa al lado del rey, como todo un crupier. -Que ahora que lo pienso. ¿Por que se llama ladrón? si lo que hace es matar. En todo caso sería asesino- miraba ala chicas las cuales le daban la razón y reían ante la cara de circunstancia semi-regañada del pirata. -Pues el caso. Las siguientes son las prostiputas- la chica de su derecha rió ante la patada al diccionario dada por el albino. -¿Que? ¿No te gusta como las llamo? Es un injerto entre prostituta y puta, así queda más “fisno”- otra patada al diccionario que Chosokabe da con conocimiento de causa.
-Pues las prostiputas se dedican a resucitar a los muertos que va dejando atrás el asesino, o sea, el Joker- lanzó, una al lado de la otra, tres sotas: oros, bastos y copas. -Mira. La cara, la basta y la alcohólica- se encogió de hombros sin perder su sonrisa picarona. - El resto son ciudadanos normales y corrientes- otras siete cartas sobre la mesa. Comenzó a barajarlas.
-¿Y como era lo de matar a otro?-
- Era guiñándole un ojo al que querías matar-
-¡Correcto señoritas! En mi caso voy a tener que sacar la lengua, por que lo de guiñar un ojo lo veo difícil. A no ser que aprete el que tengo con mucha fuerza.- el albino se puso a apretar el ojo como si estuviese a punto de cagar. El pobre se ríe de su propia deficiencia física al igual que el resto de presentes. - Las prostiputas reviven a los muertos lanzando un beso- le hizo este gesto a una de las jovencitas pero de una manera muy sutil y sexy. Dando un beso al aire, beso que sólo dura un suspiro. Gesto propio del chico del anuncio de Martini.
-Pero cuidado con el policía, puede ser cualquiera. Aunque a los que les suele tocar el rey ponen caras de detective de poca monta y miran a todo el mundo a los ojos. Soy muy fáciles de identificar así que os aconsejo, a todos, que mantengáis cara de poker.- miró a su alrededor - me da a mi que con la que lleváis encima...- queriendo decir que ni cara de poker ni nada.
-¿Y cual es la variante esa tan especial tuya?..hip- se tapó la boca después del hipo.
-Fácil y divertida..- iba a seguir hablando.
-¡¿Nos tendremos que quitar una prenda!?- soltó una sin ton ni son. A lo que Chosokabe y los dos host la miraron con un “Are you fucking kidding me?” dibujado en la cara. Por supuesto el elenco de chicas estallo en grititos de histeria.
-No, no y ¡no! A quien se le ocurre... No mujer, no. Lleváis todas tan pocas prendas de ropa que no me duraríais ni un asalto- carraspeó - Pero lo que tenéis que hacer cada vez que os maten o que resucitéis es beberse entera vuestra copa. ¡Así que ya estamos pidiendo chupitos que es lo que pide este juego!- con esta frase cerró la explicación y revolucionó a los integrantes de la mesa los cuales estallaron en gritos, fiestas y tonterías varias.
Chosokabe repartió las cartas con gestó profesional propio de un crupier, dejando el as delante de cada asistente en la mesa. -¿Preparados? Comencemos- cada uno miró sus cartas y el albino alzó la ceja mientras se aguantaba una risilla. Sólo tenía un simple dos de oros.
off: perdoooooooooooooooooonnn or postear tan rápido es que el post salió solo u_u
-No, no y no. El ron “a pelo” no es para señoritas- se pegaba el vaso a su cuerpo y con la otra mano lo tapaba. Las chicas se lo reprochaban con pucheros con los cuales Chosokabe hacía “miss” porque no le afectaban. Pero fue en ese instante cuando Kaede se picó pidiendo un whisky. El albino tuvo que aguantarse la risa sólo por el simple hecho de saber que el moreno había aceptado una especie de duelo entre machos. (?)
Al llegar los otros dos host la fiesta fue en aumento -¿Boda? Yo me apunto. Voy, voy y tanto que voy que ya me estás haciendo sitió al lado de la novia en el banquete ¿Cuando dices que es?- Chosokabe parecía entusiasmado.
-Pues en un par de días. Por la mañana a eso de las once en la catedral- dijo la novia algo cohibida.
-Pues yo quiero ir ya sólo por conocer a ese novio tuyo y decirle cuatro cosas- chocó el puño contra la palma de la mano contraría manteniendo el ceño fruncido. -Porque como me entere que te hace algo...- hizo crujir los nudillos. La novia negaba con las manos mientras la de al lado elogiaba al pirata por ser tan buen hermano mayor.
-Shissyyyyy también esta invitado ¿no es así? Pues vamos los dos- se señalaba a él y a Kaede con el dedo gordo.
-El novio va a pensar cosas muy malas si va tanto chico guapo a su boda. Va a pensar que le fuiste infiel antes de tiempo- a Miki casi entra en parada.
-No mujer. No la asustes. Vamos de pareja gay amigos de la novia ¿Que te parece Shissy?- rio conjunto al resto de clientas que se lo habían tomado a broma.
Brindaron. Brindó sin quitarle el ojo de encima al moreno, viendo como fruncía las cejas -No le gusta ¿Cuanto aguantará sobrio?- se preguntó con una sonrisa burlona en el rostro. -¡Venga! que esto no afloje. Las chicas no se pueden ir de aquí ya ¿no? Pues si queréis divertiros un rato, aceptareis una partida a un jueguecito- colocó de nuevo los brazos por encima del respaldo del sofá, alzó el mentón con aire de supremacía, una sonrisa pícara y burla en la mirada.
Las chicas se revolucionaron y los dos host alzaron una ceja mezcla de incrédulos y asustados.
-¿De que se trata?-
-Todos sabéis jugar a “Policías y ladrones” ¿no es así? Esto es sólo una simple variante con la que pasamos los ratos muertos en un bar que suelo concurrir.- miraba a Kaede entornando su ojo y dejando ver algo de su blanca dentadura en su sonrisa.
Una de las chicas levantó la mano para decir que no sabía jugar, a lo que tres más acentuaron que no se acordaban de las reglas y otra que debían recordárselas por que las tenía desordenadas en la cabeza. Chosokabe rió suavemente. -Esta bien- fue a coger la baraja de su bolsillo pero recordó que no las había traído y se facepalmeó, cuando se quitó la mano de la cara sobre la mesa había una baraja cortesía de uno de los host de apoyo.
-Como iba diciendo. El policía, en este caso rey de oros... ¿¡que es esto?! ¿Una baraja española? ¿A que tipo de cosas jugáis aquí?- miraba la baraja entre sorprendido y a punto de reírse ya que se encontraba más acostumbrado a la baraja francesa. Las chicas ante las expresiones faciales del pirata reían por lo bajo. - Pues eso, el rey de oros es el “poli” el cual tiene que atrapar a el ladrón, el cual eeeeeess eeeeeeelll... ¡cóño! ¿donde está?- buscaba con dedos hábiles la carta del Joker - Aquí... uuff. El muy cobarde no quería salir. Pues este señorito es el ladrón- tiró la carta sobre la mesa al lado del rey, como todo un crupier. -Que ahora que lo pienso. ¿Por que se llama ladrón? si lo que hace es matar. En todo caso sería asesino- miraba ala chicas las cuales le daban la razón y reían ante la cara de circunstancia semi-regañada del pirata. -Pues el caso. Las siguientes son las prostiputas- la chica de su derecha rió ante la patada al diccionario dada por el albino. -¿Que? ¿No te gusta como las llamo? Es un injerto entre prostituta y puta, así queda más “fisno”- otra patada al diccionario que Chosokabe da con conocimiento de causa.
-Pues las prostiputas se dedican a resucitar a los muertos que va dejando atrás el asesino, o sea, el Joker- lanzó, una al lado de la otra, tres sotas: oros, bastos y copas. -Mira. La cara, la basta y la alcohólica- se encogió de hombros sin perder su sonrisa picarona. - El resto son ciudadanos normales y corrientes- otras siete cartas sobre la mesa. Comenzó a barajarlas.
-¿Y como era lo de matar a otro?-
- Era guiñándole un ojo al que querías matar-
-¡Correcto señoritas! En mi caso voy a tener que sacar la lengua, por que lo de guiñar un ojo lo veo difícil. A no ser que aprete el que tengo con mucha fuerza.- el albino se puso a apretar el ojo como si estuviese a punto de cagar. El pobre se ríe de su propia deficiencia física al igual que el resto de presentes. - Las prostiputas reviven a los muertos lanzando un beso- le hizo este gesto a una de las jovencitas pero de una manera muy sutil y sexy. Dando un beso al aire, beso que sólo dura un suspiro. Gesto propio del chico del anuncio de Martini.
-Pero cuidado con el policía, puede ser cualquiera. Aunque a los que les suele tocar el rey ponen caras de detective de poca monta y miran a todo el mundo a los ojos. Soy muy fáciles de identificar así que os aconsejo, a todos, que mantengáis cara de poker.- miró a su alrededor - me da a mi que con la que lleváis encima...- queriendo decir que ni cara de poker ni nada.
-¿Y cual es la variante esa tan especial tuya?..hip- se tapó la boca después del hipo.
-Fácil y divertida..- iba a seguir hablando.
-¡¿Nos tendremos que quitar una prenda!?- soltó una sin ton ni son. A lo que Chosokabe y los dos host la miraron con un “Are you fucking kidding me?” dibujado en la cara. Por supuesto el elenco de chicas estallo en grititos de histeria.
-No, no y ¡no! A quien se le ocurre... No mujer, no. Lleváis todas tan pocas prendas de ropa que no me duraríais ni un asalto- carraspeó - Pero lo que tenéis que hacer cada vez que os maten o que resucitéis es beberse entera vuestra copa. ¡Así que ya estamos pidiendo chupitos que es lo que pide este juego!- con esta frase cerró la explicación y revolucionó a los integrantes de la mesa los cuales estallaron en gritos, fiestas y tonterías varias.
Chosokabe repartió las cartas con gestó profesional propio de un crupier, dejando el as delante de cada asistente en la mesa. -¿Preparados? Comencemos- cada uno miró sus cartas y el albino alzó la ceja mientras se aguantaba una risilla. Sólo tenía un simple dos de oros.
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Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
La lucha que Shizuo había empezado con su propia bebida no era ni la mitad de comparable a la que se cernía sobre él desde la ruidosa mesa. Se le habían escapado detalles, o había fingido no oírlos, como el de parecer una pareja gay con el chucho albino, el de ir a la boda de Miki para darle una paliza al novio en cuestión, las cartas, quitarse la ropa, seguir bebiendo.... Quizás todo aquello no le molestó tanto como el hecho de que Chosokabe pareciera estar desenvolviéndose mucho mejor que él en una mesa con clientas. Kaede solía ser un chico silencioso y recatado al hablar al menos con las chicas que pedían por él, pero aquel gran aniki parecía hablar igual con todo el mundo. Lo atribuyó a su negocio y su experiencia de cara al público y su desparpajo tan natural. Después del primer trago había bajado el Whisky hasta el posavasos con el logo de las alas del club deseando que aquel ardor en la boca se le quitase lo antes posible. Asistió no sin curiosidad a la explicación sobre aquel juego de cartas, para luego ver la suya deslizarse junto al vaso. Levantó la mano y la cogió. Le tembló el párpado al ver que era la prostituta alcohólica.
“Joder, ¿lo ha echo a posta.....?” levantó la vista hacia el albino que parecía ajeno a aquel hecho. Volvió los ojos a la carta haciendo una mueca con el labio. Luego volvió a mirar en derredor. Aquella era una buena estrategia para que las chicas bebieran. Al finalizar la noche el jefe se desharía en halagos con el pirata y fijo que le haría la pelota para que se quedase. Una de las chicas soltó una risita ruidosa y luego intentó poner cara de póker descubriéndose a ella misma. Las demás parecieron corearla y al poco comenzaron a observarse. Curiosamente parecían querer guiñarle y ponerle ojitos a los host mas que entre ellas mismas, dejando un poco de lado las normas que había explicado el cachorro. Una pregunta le vino a la mente. ¿Las prostitutas podían morir? En su mente sonaba acojonante, pero es que era la primera vez que jugaba a algo como aquello y no habían entendido la mecánica del asunto. Porque si podían la propia Miki acababa de matarlo de un guiño super sutil. Kaede bajó la carta casi al mismo tiempo que uno de los host que había llegado en último lugar, pero inmediatamente la volvió a subir cuando la chica de al lado, aún enroscada a él, le lanzó un beso digno de acosadora sexual. El camarero traía chupitos de colores y se llevaba los vasos de su primera ronda, y el peso de que tendría que beber otra vez le hizo un nudo el estómago.
-¡QUIETO, ladrón! -chillaron de repente, y la chica que se había reído en un principio descubrió su Rey de oros mientras señalaba a la acosadora particular de Kaede, que enseñó la legua y mostró a la “prostituta cara”- ¡Joo, noo! -se quejó ante su falta de intuición. Las cartas volvieron a su cauce y los perdedores enfrentaron sus vasos. Sin excepción todos ellos vaciaron un vasito de diferente color antes de seguir con la siguiente ronda.
El tiempo voló. El reloj de la pared marcaban pasadas las dos y media. Muchas de las chicas estaban ya tan cocidas que sospechaban de todo el mundo aún siendo ellas mismas los ladrones/asesinos. Kaede se las había apañado para beber solo tres chupitos y ser el policía dos veces, así como el ladrón una. Verguenza de momento en el que tuvo que guiñarle un ojo a Chosokabe para matarlo y así devolverle el favor de las bebidas, aunque luego se la devolviese sacandole la lengua. Por suerte estaba manteniendo el tipo mientras el camarero se llevaba vasos vacíos y dejaba llenos, incluidos mas cosmopolitans- ¡Siguiente ronda! -Miki se había hecho con el mazo de cartas- Aniki-chan, debes beberte tu parte -le dio al albino un chupito naranja antes de barajar y volver a repartir. El club se había llenado y los dos host habían rotado hasta acoplarse dos nuevos. El jefe estaba tardando en remplazarlos.
-¡Aquí la policía de servicios ciudadanos de la capital! -la chica junto a Shizuo hizo un saludo militar todo lo seria que pudo enseñando su Rey- ¡Que se prepare quien quiera robar ropa interior en mis dominios! -miró atentamente a los presentes mientras la mesa volvía a estallar en risas besos y guiños. Después de un par de copas las reglas habían cambiado tanto como un rumor que se expande y se hace mas poco creíble. Ahora el policía se anunciaba ante todos y las prostitutas podían acercarse al muerto y besarle de verdad. Las chicas hacían cualquier cosa por un contacto de sus chicos favoritos. Una de las que Chosokabe tenía bajo un brazo se le colgó del cuello para darle un beso en la mejilla cada vez mas cerca de los labios. Según ella quería “revivirlo antes de que lo matasen” Cosas de borrachas y prostitutas....
-¿Como va la velada, señoritas? -el jefe al fin se acercó con su sonrisa de malo de anime. Dado el estado de todas y el “Bieeeen” que gritaron no tuvo que preguntar mas- Veo que se divierten. Shizuo, Chi.... Chosokabe-kun -se corrigió antes de ser decapitado- Kei está a punto de llegar junto con Yuuya. Tomarán vuestros puestos. Tenemos a dos clientes esperando en otra mesa -su sonrisa dejaba ver que tramaba algo. Y claro que lo tramaba porque uno de los clientes en cuestión era un hombre.
Las chicas parecieron oír lo que les convino- ¡No se lleve a Aniki! -gritó una- ¡Shizuo es nuestro asesino de amor favorito! -gritó otra con la cara roja de tanto alcohol- ¡Oh no! ¡Chiaki a muerto! -señalaron al otro host, que había bajado su carta al recibir un guiño. Todas las muchachas se lanzaron a besarlo- ¡Revividle, revividle! ¿¡Quién tiene un fénix!? -se escuchó por ahí.
El jefe dio un paso atrás- Entonces..... ¿cambiáis? -el estaba feliz al ver tooodas las copas vacías sobre la mesa.
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Culpa mia que estoy bajando el rendimiento
“Joder, ¿lo ha echo a posta.....?” levantó la vista hacia el albino que parecía ajeno a aquel hecho. Volvió los ojos a la carta haciendo una mueca con el labio. Luego volvió a mirar en derredor. Aquella era una buena estrategia para que las chicas bebieran. Al finalizar la noche el jefe se desharía en halagos con el pirata y fijo que le haría la pelota para que se quedase. Una de las chicas soltó una risita ruidosa y luego intentó poner cara de póker descubriéndose a ella misma. Las demás parecieron corearla y al poco comenzaron a observarse. Curiosamente parecían querer guiñarle y ponerle ojitos a los host mas que entre ellas mismas, dejando un poco de lado las normas que había explicado el cachorro. Una pregunta le vino a la mente. ¿Las prostitutas podían morir? En su mente sonaba acojonante, pero es que era la primera vez que jugaba a algo como aquello y no habían entendido la mecánica del asunto. Porque si podían la propia Miki acababa de matarlo de un guiño super sutil. Kaede bajó la carta casi al mismo tiempo que uno de los host que había llegado en último lugar, pero inmediatamente la volvió a subir cuando la chica de al lado, aún enroscada a él, le lanzó un beso digno de acosadora sexual. El camarero traía chupitos de colores y se llevaba los vasos de su primera ronda, y el peso de que tendría que beber otra vez le hizo un nudo el estómago.
-¡QUIETO, ladrón! -chillaron de repente, y la chica que se había reído en un principio descubrió su Rey de oros mientras señalaba a la acosadora particular de Kaede, que enseñó la legua y mostró a la “prostituta cara”- ¡Joo, noo! -se quejó ante su falta de intuición. Las cartas volvieron a su cauce y los perdedores enfrentaron sus vasos. Sin excepción todos ellos vaciaron un vasito de diferente color antes de seguir con la siguiente ronda.
El tiempo voló. El reloj de la pared marcaban pasadas las dos y media. Muchas de las chicas estaban ya tan cocidas que sospechaban de todo el mundo aún siendo ellas mismas los ladrones/asesinos. Kaede se las había apañado para beber solo tres chupitos y ser el policía dos veces, así como el ladrón una. Verguenza de momento en el que tuvo que guiñarle un ojo a Chosokabe para matarlo y así devolverle el favor de las bebidas, aunque luego se la devolviese sacandole la lengua. Por suerte estaba manteniendo el tipo mientras el camarero se llevaba vasos vacíos y dejaba llenos, incluidos mas cosmopolitans- ¡Siguiente ronda! -Miki se había hecho con el mazo de cartas- Aniki-chan, debes beberte tu parte -le dio al albino un chupito naranja antes de barajar y volver a repartir. El club se había llenado y los dos host habían rotado hasta acoplarse dos nuevos. El jefe estaba tardando en remplazarlos.
-¡Aquí la policía de servicios ciudadanos de la capital! -la chica junto a Shizuo hizo un saludo militar todo lo seria que pudo enseñando su Rey- ¡Que se prepare quien quiera robar ropa interior en mis dominios! -miró atentamente a los presentes mientras la mesa volvía a estallar en risas besos y guiños. Después de un par de copas las reglas habían cambiado tanto como un rumor que se expande y se hace mas poco creíble. Ahora el policía se anunciaba ante todos y las prostitutas podían acercarse al muerto y besarle de verdad. Las chicas hacían cualquier cosa por un contacto de sus chicos favoritos. Una de las que Chosokabe tenía bajo un brazo se le colgó del cuello para darle un beso en la mejilla cada vez mas cerca de los labios. Según ella quería “revivirlo antes de que lo matasen” Cosas de borrachas y prostitutas....
-¿Como va la velada, señoritas? -el jefe al fin se acercó con su sonrisa de malo de anime. Dado el estado de todas y el “Bieeeen” que gritaron no tuvo que preguntar mas- Veo que se divierten. Shizuo, Chi.... Chosokabe-kun -se corrigió antes de ser decapitado- Kei está a punto de llegar junto con Yuuya. Tomarán vuestros puestos. Tenemos a dos clientes esperando en otra mesa -su sonrisa dejaba ver que tramaba algo. Y claro que lo tramaba porque uno de los clientes en cuestión era un hombre.
Las chicas parecieron oír lo que les convino- ¡No se lleve a Aniki! -gritó una- ¡Shizuo es nuestro asesino de amor favorito! -gritó otra con la cara roja de tanto alcohol- ¡Oh no! ¡Chiaki a muerto! -señalaron al otro host, que había bajado su carta al recibir un guiño. Todas las muchachas se lanzaron a besarlo- ¡Revividle, revividle! ¿¡Quién tiene un fénix!? -se escuchó por ahí.
El jefe dio un paso atrás- Entonces..... ¿cambiáis? -el estaba feliz al ver tooodas las copas vacías sobre la mesa.
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Culpa mia que estoy bajando el rendimiento
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
¡El camarero no traía chupitos traía pociones de todos los tipos y niveles habidos y por haber! ¡Madre mía la cogorza que se estaban dando aquellas entre poción y poción!
Cuando la chica enseñó su carta del Rey a modo de placa Chosokabe casi explota a causa de la risa. Eso de guardar la compostura estando rodeado de borrachas no estaba hecho para él. -¡Dios que bueno! Me encanta que tengamos a una poli seria y respetable en esta ciudad. Si hubiese sabido que esto se ponía así de interesante hubiese traído unas esposas- terminó estallando en sonoras risas mientras juntaba las muñecas como un gesto de encontrarse esposado.
Las chicas que intentaban besarlo lo conseguían sin tener que tirar dados porque Chosokabe no les ponía casi ningún impedimento. Ya que, como ya dije, al pirata le encanta el contacto humano y si puede te abraza, te achucha, y te besa hasta morir... o hasta que se les pase el pedo. -Si, si ya bebo, ya. No metamos prisas, ¡cojona!- miró a Kaede con el ojo como plato y con la boca torcida. -Perdón- pidió disculpas por lo bajo ante la palabra mal sonante mientras ponía las manos en actitud de rezo. No quería ser abatido por uno de esos rayos láser que lanza el host por los ojos.
Mientras más le instaban a beber más procuraba él que las chicas bebiesen. Era recíproco, de todas maneras no habría forma que las chicas, ni nadie, lograra que el pirata se emborrachase sólo a base de chupitos.
-¡Me cago en!.... Jolines me han matado- tiró la carta sobre la mesa en aquel momento en el que el moreno le guiñó un ojo poniéndosele una sonrisa zorruna especialidad de la casa, pero al momento siguiente haciéndole un puchero a la chica de al lado para que le mimase un poco acariciándole el pelo. Si... a ellas también le parecía un perro.
En una de las rondas al albino le tocó el Joker, por supuesto su primera víctima fue Kaede ya que estaba sentado justo delante, después de esto cundió el pánico entre los presentes. Entre que alguna se equipaba con una armadura a prueba de hechizos y otros se tapaban los ojos para hacerse los desentendidos aquella mesa era una versión en miniatura de Sodoma y Gomorra.
A continuación mató a dos chicas más al sacarle la lengua de manera sensual y sofisticada ya que no puede guiñar un ojo. Una de ellas era prostituta la cual se murió entre orgasmos y vete tu a saber que más pidiéndole a uno de los host que la reviviese. Chosokabe acercó al oído de una chica su boca para susurrarle cosas que le subieron los colores a la joven, para luego lamerle un pómulo de forma sugerente.
-Oohh, muero... Muero- se hizo la desmayada teatralmente, con mano en la frente y todo, mientras Chosokabe soportaba su cuerpo cuan príncipe. La policía saltó cuan goblin asustado -¡Tu eres el asesino Aniki!- con un movimiento muy cool se hechó la melena hacia detrás.
-¿Yo? ¡¿Yo!? ¿Como voy a ser yo? Si estoy aguantando su cuerpo inerte contra mi pecho- es verdad la estaba estrujando - ¡Si la conozco desde siempre! Éramos amigos de la infancia, nos conocimos en el parvulario, pasamos juntos el bachiller, fuimos los primeros de nuestra case, ¡nos graduamos juntos! ¡y los dos tenemos un loro!- decía su discurso emotivo y lacrimógeno lo mejor que supo con un puño apretado en alto mientras, de vez en cuando, le daba besitos en la coronilla de la joven.
La policía se sentó entristecida por la subtrama random que había improvisado el pirata. Este se quedó en pause mirándola, parpadeando un par de veces -¡Muchacha! ¡Que si soy yo, bobalicona!- con algún que otro aspaviento con el brazo y con una sonrísa kilométrica en los labios tiró el Joker sobre la mesa. -Tienes que tener más confianza en tus decisiones. La próxima vez que acuses a alguien ¡con más garra!- en ese momento llegó el Jefe, al cual casi le parte una pierna cuando escucho el “Chi” que formaba su apodo cariñoso.
-¿Cambiar?- repetía atónito mientras una de las chicas se le colgaba del cuello para evitar que se fuese -Coño con lo bien que estoy aquí- se escuchó de fondo “¡Di que si Aniki!” miró a la gritona en cuestión y alzó el pulgar en señal de aprobación. -Pero es que vienen a suplirnos un tal Yuuya y un tal Kei- bajó la voz mirando de refilón a las chicas de su izquierda - Que ni idea de quienes son- negó con la cabeza mientras se encogía de hombros desentendiéndose de la situación. - Pero si el jefe nos dice que tenemos otra mesa a la que abordar, habrá que hacer acopio de valentía y un par de uebos... e ir marchando- se liberó de la skill de presa de la jovencita y salió de allí como pudo, sin pisar a nadie y sin tirar nada hasta llegar al Jefe y pasarle un brazo por encima de los hombros.
-Jooooo Aniki no te vaaaalllaaaaaaasss-
-Y encima te llevas a Shizuo, Mooo- hizo un puchero.
-Señoritas, por favor, me llevo a Shissy por que es como un tumor... Siempre viaja conmigo- (la usser colapso) ¡Eso lo debería decir Kaede! -De todas maneras si veis que los host de ahora no os convencen podéis venirnos a buscar. Sin problemas guapas. Vamos a estar dentro del club ¡que no tiene pérdida! Y si alguna me quiere ver cuando os valláis a ir, lo mismo, que me busque- se señalaba a si mismo con el dedo pulgar.
-Oooohhh- corearon unas cuantas con tono meloso - Se preocupa por si llegamos bien a casa- las chicas tergiversaron las palabras del albino.
-Si, si, ¡eso! Os quiero ver entrar sanas y salvas a vuestras casas ¡Como si os tengo que llevar a las ocho en mi moto!- golpeaba su puño contra la mano abierta de la contraria para afianzar esa locura.
-Pero si no cavemos ¡cacho loco!- le grito otra.
-¡Me da igual!- puso los brazos en jarra -Como si tengo que amarrar un carro del supermercado a la moto y usarlo de sidecar- la visualización de soberana memez suicida hizo que toda la mesa estallase en risas, incluyéndole a él.
-Vamonos chicos. Os están esperando en la otra mesa y no me gustaría hacerles esperar- apresuró el Jefe.
Chosokabe se despedía con la mano mientras se alejaba un poco de la mesa con el Jefe a su vera -¿Quienes son? y ¿porque nos han pedido? pero... a todas estas ¿como me han pedido a mi si no estoy inscrito en el elenco de host?- arrugaba su cara en una mueca que decia: “no te entiendo tio”.
-¿Quien te ha dicho que no lo estás?- sonrió macabro mientras el albino se ponía violeta dada la impresión. - Ellos son el hijo de uno de los magnates del Kabukichô y su secretario personal. Al parecer ambos se conocen desde la infancia y el secretario parece una persona muy celosa y preocupada por su jefe al ciento por ciento. O sea que cuidadito y buenos modales Chosokabe-kun.- la mirada del jefe decía “te lo advierto o si no...” al albino casi se le sube un testículo ante la presión.
Carraspeó se anudó bien la corbata y esperó a que su sensei le instase a llegar hasta la mesa. No quería, ni sabría, empezar una conversación tan importante como lo sería aquella.
(off: no te preocupes si yo estoy apurada con las clases, lo de la semana pasada fue un post que salió de churro. Tarda lo que tengas que tardar n_n)
Cuando la chica enseñó su carta del Rey a modo de placa Chosokabe casi explota a causa de la risa. Eso de guardar la compostura estando rodeado de borrachas no estaba hecho para él. -¡Dios que bueno! Me encanta que tengamos a una poli seria y respetable en esta ciudad. Si hubiese sabido que esto se ponía así de interesante hubiese traído unas esposas- terminó estallando en sonoras risas mientras juntaba las muñecas como un gesto de encontrarse esposado.
Las chicas que intentaban besarlo lo conseguían sin tener que tirar dados porque Chosokabe no les ponía casi ningún impedimento. Ya que, como ya dije, al pirata le encanta el contacto humano y si puede te abraza, te achucha, y te besa hasta morir... o hasta que se les pase el pedo. -Si, si ya bebo, ya. No metamos prisas, ¡cojona!- miró a Kaede con el ojo como plato y con la boca torcida. -Perdón- pidió disculpas por lo bajo ante la palabra mal sonante mientras ponía las manos en actitud de rezo. No quería ser abatido por uno de esos rayos láser que lanza el host por los ojos.
Mientras más le instaban a beber más procuraba él que las chicas bebiesen. Era recíproco, de todas maneras no habría forma que las chicas, ni nadie, lograra que el pirata se emborrachase sólo a base de chupitos.
-¡Me cago en!.... Jolines me han matado- tiró la carta sobre la mesa en aquel momento en el que el moreno le guiñó un ojo poniéndosele una sonrisa zorruna especialidad de la casa, pero al momento siguiente haciéndole un puchero a la chica de al lado para que le mimase un poco acariciándole el pelo. Si... a ellas también le parecía un perro.
En una de las rondas al albino le tocó el Joker, por supuesto su primera víctima fue Kaede ya que estaba sentado justo delante, después de esto cundió el pánico entre los presentes. Entre que alguna se equipaba con una armadura a prueba de hechizos y otros se tapaban los ojos para hacerse los desentendidos aquella mesa era una versión en miniatura de Sodoma y Gomorra.
A continuación mató a dos chicas más al sacarle la lengua de manera sensual y sofisticada ya que no puede guiñar un ojo. Una de ellas era prostituta la cual se murió entre orgasmos y vete tu a saber que más pidiéndole a uno de los host que la reviviese. Chosokabe acercó al oído de una chica su boca para susurrarle cosas que le subieron los colores a la joven, para luego lamerle un pómulo de forma sugerente.
-Oohh, muero... Muero- se hizo la desmayada teatralmente, con mano en la frente y todo, mientras Chosokabe soportaba su cuerpo cuan príncipe. La policía saltó cuan goblin asustado -¡Tu eres el asesino Aniki!- con un movimiento muy cool se hechó la melena hacia detrás.
-¿Yo? ¡¿Yo!? ¿Como voy a ser yo? Si estoy aguantando su cuerpo inerte contra mi pecho- es verdad la estaba estrujando - ¡Si la conozco desde siempre! Éramos amigos de la infancia, nos conocimos en el parvulario, pasamos juntos el bachiller, fuimos los primeros de nuestra case, ¡nos graduamos juntos! ¡y los dos tenemos un loro!- decía su discurso emotivo y lacrimógeno lo mejor que supo con un puño apretado en alto mientras, de vez en cuando, le daba besitos en la coronilla de la joven.
La policía se sentó entristecida por la subtrama random que había improvisado el pirata. Este se quedó en pause mirándola, parpadeando un par de veces -¡Muchacha! ¡Que si soy yo, bobalicona!- con algún que otro aspaviento con el brazo y con una sonrísa kilométrica en los labios tiró el Joker sobre la mesa. -Tienes que tener más confianza en tus decisiones. La próxima vez que acuses a alguien ¡con más garra!- en ese momento llegó el Jefe, al cual casi le parte una pierna cuando escucho el “Chi” que formaba su apodo cariñoso.
-¿Cambiar?- repetía atónito mientras una de las chicas se le colgaba del cuello para evitar que se fuese -Coño con lo bien que estoy aquí- se escuchó de fondo “¡Di que si Aniki!” miró a la gritona en cuestión y alzó el pulgar en señal de aprobación. -Pero es que vienen a suplirnos un tal Yuuya y un tal Kei- bajó la voz mirando de refilón a las chicas de su izquierda - Que ni idea de quienes son- negó con la cabeza mientras se encogía de hombros desentendiéndose de la situación. - Pero si el jefe nos dice que tenemos otra mesa a la que abordar, habrá que hacer acopio de valentía y un par de uebos... e ir marchando- se liberó de la skill de presa de la jovencita y salió de allí como pudo, sin pisar a nadie y sin tirar nada hasta llegar al Jefe y pasarle un brazo por encima de los hombros.
-Jooooo Aniki no te vaaaalllaaaaaaasss-
-Y encima te llevas a Shizuo, Mooo- hizo un puchero.
-Señoritas, por favor, me llevo a Shissy por que es como un tumor... Siempre viaja conmigo- (la usser colapso) ¡Eso lo debería decir Kaede! -De todas maneras si veis que los host de ahora no os convencen podéis venirnos a buscar. Sin problemas guapas. Vamos a estar dentro del club ¡que no tiene pérdida! Y si alguna me quiere ver cuando os valláis a ir, lo mismo, que me busque- se señalaba a si mismo con el dedo pulgar.
-Oooohhh- corearon unas cuantas con tono meloso - Se preocupa por si llegamos bien a casa- las chicas tergiversaron las palabras del albino.
-Si, si, ¡eso! Os quiero ver entrar sanas y salvas a vuestras casas ¡Como si os tengo que llevar a las ocho en mi moto!- golpeaba su puño contra la mano abierta de la contraria para afianzar esa locura.
-Pero si no cavemos ¡cacho loco!- le grito otra.
-¡Me da igual!- puso los brazos en jarra -Como si tengo que amarrar un carro del supermercado a la moto y usarlo de sidecar- la visualización de soberana memez suicida hizo que toda la mesa estallase en risas, incluyéndole a él.
-Vamonos chicos. Os están esperando en la otra mesa y no me gustaría hacerles esperar- apresuró el Jefe.
Chosokabe se despedía con la mano mientras se alejaba un poco de la mesa con el Jefe a su vera -¿Quienes son? y ¿porque nos han pedido? pero... a todas estas ¿como me han pedido a mi si no estoy inscrito en el elenco de host?- arrugaba su cara en una mueca que decia: “no te entiendo tio”.
-¿Quien te ha dicho que no lo estás?- sonrió macabro mientras el albino se ponía violeta dada la impresión. - Ellos son el hijo de uno de los magnates del Kabukichô y su secretario personal. Al parecer ambos se conocen desde la infancia y el secretario parece una persona muy celosa y preocupada por su jefe al ciento por ciento. O sea que cuidadito y buenos modales Chosokabe-kun.- la mirada del jefe decía “te lo advierto o si no...” al albino casi se le sube un testículo ante la presión.
Carraspeó se anudó bien la corbata y esperó a que su sensei le instase a llegar hasta la mesa. No quería, ni sabría, empezar una conversación tan importante como lo sería aquella.
(off: no te preocupes si yo estoy apurada con las clases, lo de la semana pasada fue un post que salió de churro. Tarda lo que tengas que tardar n_n)
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Tendría que dar gracias de que Kaede estuviera en el séptimo cielo gracias a las pociones multicolores de otra forma lo hubiese dejado completamente ciego por atreverse a llamarlo tumor. ¡a él, que le estaba soportando y cargando como si fuera la patética y gigante mascota de cualquier videojuego de Namco! Por suerte estaba tan pendiente en mantener la dignidad y las buenas formas que en aquel instante solo se preocupó por levantarse de la mesa sin desparramar por esta sus puntos de vida. Esquivó a las chicas que habían a su lado, consiguiendo por fin quedarse en pie frente a esta y los host, que parecían fingir perfectamente que estaban borrachos mientras se divertían y hacían gastar mucho mas a las clientas- ¡Vendré a verte otra vez, Shizuo-kuuuuun! -la muchacha que se le había pegado toda la noche, clienta frecuente, le hizo un exagerado gesto con la mano para despedirse- ¡La próxima vez ven a mi casa! -Kaede había sonreído todo lo que sus músculos agarrotados habían permitido y se había puesto en marcha a la siguiente mesa. El tiempo había corrido bastante rápido, y quizás aquella fuera su última mesa antes de poder escaquearse de la fiesta que querían hacer los host al cerrar.
-¿Te encuentras bien, Shizuo? -el jefe le vio llevándose las manos a la boca un instante antes de arreglarse la chaqueta y sacudirse los pantalones. Kaede asintió antes de apartarse el pelo de la cara y refrescarse un poco resoplando en ella. Agitó las manos para recuperar movilidad y miró hacia la mesa. Había un chico de traje perfecto y gabardina blanca sobre los hombros, cruzado de piernas y repantigado en el sillón mientras parecía apreciar la iluminación del local hablando de vez en cuando con la secretaria: una mujer despampanante y casi de su misma edad, si no era mayor. Llevaba un traje rojo de justo escote resaltado por las joyas que colgaban de su cuello. Era rubia y le pelo ondulado. Vistos desde fuera parecían la típica pareja de mafiosos que quieren desconectar de tanto negocio sucio al igual que muchos que había atendido él mismo durante sus largas jornadas.
-Nos encargaremos entonces -concluyó la observación, reteniendo un salto producido por el hipo- Vamos, Motochika -avisó a su compañero y se puso en marcha hasta la mesa en una línea no muy recta, pero segura. La mujer le observó nada mas pisar el radio que rodeaba el sillón, y el hombre, apoyado hacia atrás, bajo la vista para lanzarle otra intrigante mirada- Bienvenidos. Me llamo Shizuo, y os acompañaré esta noche -en lugar de señalar con la mano a Chosokabe, la posó en su espalda como quien presenta a un gran subordinado a la sociedad- Este Aniki también les hará compañía para lo que necesiten.
-Ohh, ¿un “aniki” de verdad? -la mujer sonrió amigable pero intimidante al gran albino al que pronto le ofreció un lugar a su lado- ¿Es solo tu nombre de acompañante o estás en alguna facción de por aquí? ¡Pero siéntate chavalote! Camarero, por favor -hizo señales a uno de ellos, que se acercó de inmediato. Luego miró al hombre de la gabardina por los hombros- ¿Algo en especial para beber, Kensuke?
-Bourbon -pidió escuchando a la chica pedir cuatro del mismo. Una vez el camarero se hubo retirado bajó uno de los brazos del respaldo del sillón para rebuscar un puro en la chaqueta con un gesto de hastío- ¿Era necesario venir hasta aquí? Tienes unos gustos muy raros de los lugares donde supuestamente tenemos que reunirnos. No quiero crear problemas en un local de alterne... -dejó de buscar el mechero cuando Kaede, sentado a su lado, le tendió el que llevaba encima ya encendido. El hombre le miró lo suficiente como para distinguirlo como hombre y prendió el tabaco antes de soltar una gran nube de humo.
-Por eso no se preocupe, no está en un local de alterne -le corrigió Kaede- De hecho no es el único magnate de los negocios que viene por aquí se lo aseguro. Relájese, tenemos grandes medidas de seguridad y mucha discreción al respecto.
-¿Lo ves? Fíate del chico -apoyó la rubia mientras se cruzaba de piernas al lado contrario, encarando a Chosokabe con una mirada cargada de poco maquillaje y magnetismo natural- Porque si no te gusta no te lo voy a cambiar, Aniki será mi compañero hoy ¿que te parece, grandote? -le posó la mano en la rodilla mientras el camarero servía sobre los posavasos las bebidas pedidas a cada uno de ellos- No pareces un chico de host club. Quedarías mucho mejor entre nuestras filas ¿no te animas~? -rió casi con el mismo gesto que el cachorro albino, cogiendo ambos vasos para entregarle uno y pasarle una pierna sobre el muslo- Aunque no es momento de pensar en el trabajo, divirtámonos un poco. ¡Salud! -chocó su vaso contra el otro y dio un gran trago sin pensárselo mucho mas. La secretaria se caracterizaba por ser una mujer seductora y con gran don de gentes. Era decidida y tenía una confianza con su jefe que a muchos les gustaría tener. Por otro lado el jefe se presentaba como una persona seria y tosca en un principio que se volvía mas partidario al contacto físico y a la seducción con palabras a medida que iba conociendo con quien estaba. Dos personajes protagonistas de aquel momento pero que después quedarían en el olvido.
-No pensé que soportarías un lingotazo de bourbon, pequeño -Kensuke, alias cliente mafioso/magnate soltó una risa al ver a Kaede dar un trago de su vaso al invitarle a hacerlo junto a él. Como host no se podía negar aunque sintiera su estómago como una fuente de agua de juventud pero a la inversa- Puede que tengas mas resistencia de la que aparentas, no está mal -levantó su bebida y dio otro trago mirando al otro.
-Las apariencias pueden ser muy engañosas, no se equivoque. Le haré compañía hasta que sienta que no puede seguir bebiendo -quiso imitarle pero estaba esperando a que se le pasase el mareo y el sabor desagradable del primer trago. Riéndose el magnate lo encaró mas de cerca dejando el otro brazo tras el respaldo donde Kaede se apoyaba.
-Si hacemos eso luego tendré que llevarte yo a casa -le rodeó los hombros y se acercó a su oreja- Aunque si no cobras gastos extras igual te llevo.....
El jefe veía la fatalidad acercándose. El padre del hombre que parecía intentar ligarse a Kaede era alguien influyente y con el que tenía negocios. Y con el que le gustaría seguir teniéndolos. Como a su empleado se le cruzase el cable y le diese de patadas hasta echarlo por haberle tocado la liarían parda no habría vuelta atrás. El jefe pensó en su vida, en su infancia y en todas las partidas guardadas hasta la fecha. ¡No había guardado antes de mandar a Kaede a aquella mesa! Tenía muchas ganas de lanzarle un hechizo paralizante para que no se moviese en toda la velada. ¿debería ir? ¿¡debería ir a pararles!? ¿Llamar a Kaede y sacarlo de la mesa con alguna excusa antes de que su local se convirtiese en la típica casona quemada que los viajeros encontraban por el camino a la capital? ¡ya era muy tarde! Chosokabe no veía venir la catástrofe teniendo a una mujer como aquella tirándole los tejos. El magnate ya había pasado a susurrarle a saber que cosas al oído al demonio en cuestión. ¡HUYE! Olvidate de esa sonrisa de galán, no pidas mas alcohol al camarero, deja de acercártelo con todo el disimulo del mundo. ¡Que huyas cojones! Su mirada te convertirá en piedra y luego jugará al golf con tus pelotas.....
…... Pero allí no estaba pasando nada. Y Kaede seguía sonriendo e incluso devolviéndole los susurros. El jefe se había metido en un universo alterno por el camino- Oye... -paró al camarero que volvía de servirles la segunda ronda- …¿Cuánto a bebido Shizuo?
-Para ser él, bastante. ¿Por que? -el jefe sacó el gráfico de Mizunuma Kaede de su barra de herramientas online, donde se pudo apreciar los niveles de alcohol que tenía que tener para alcanzar ciertos estados emocionales. Ligeramente borracho: hobbit(pasivo). Borracho: Aprendiz de mago(esquivo y tímido). Borracho del todo: Elfo filósofo en potencia(Sabiduría fugaz). Completa e inevitablemente borracho: Uruk-häi(estamos jodidos).
-Invéntate alguna excusa para llevarle bebidas sin alcohol -lanzó su estrategia ahora que estaba entre el primero y el segundo nivel.
-¿Te encuentras bien, Shizuo? -el jefe le vio llevándose las manos a la boca un instante antes de arreglarse la chaqueta y sacudirse los pantalones. Kaede asintió antes de apartarse el pelo de la cara y refrescarse un poco resoplando en ella. Agitó las manos para recuperar movilidad y miró hacia la mesa. Había un chico de traje perfecto y gabardina blanca sobre los hombros, cruzado de piernas y repantigado en el sillón mientras parecía apreciar la iluminación del local hablando de vez en cuando con la secretaria: una mujer despampanante y casi de su misma edad, si no era mayor. Llevaba un traje rojo de justo escote resaltado por las joyas que colgaban de su cuello. Era rubia y le pelo ondulado. Vistos desde fuera parecían la típica pareja de mafiosos que quieren desconectar de tanto negocio sucio al igual que muchos que había atendido él mismo durante sus largas jornadas.
-Nos encargaremos entonces -concluyó la observación, reteniendo un salto producido por el hipo- Vamos, Motochika -avisó a su compañero y se puso en marcha hasta la mesa en una línea no muy recta, pero segura. La mujer le observó nada mas pisar el radio que rodeaba el sillón, y el hombre, apoyado hacia atrás, bajo la vista para lanzarle otra intrigante mirada- Bienvenidos. Me llamo Shizuo, y os acompañaré esta noche -en lugar de señalar con la mano a Chosokabe, la posó en su espalda como quien presenta a un gran subordinado a la sociedad- Este Aniki también les hará compañía para lo que necesiten.
-Ohh, ¿un “aniki” de verdad? -la mujer sonrió amigable pero intimidante al gran albino al que pronto le ofreció un lugar a su lado- ¿Es solo tu nombre de acompañante o estás en alguna facción de por aquí? ¡Pero siéntate chavalote! Camarero, por favor -hizo señales a uno de ellos, que se acercó de inmediato. Luego miró al hombre de la gabardina por los hombros- ¿Algo en especial para beber, Kensuke?
-Bourbon -pidió escuchando a la chica pedir cuatro del mismo. Una vez el camarero se hubo retirado bajó uno de los brazos del respaldo del sillón para rebuscar un puro en la chaqueta con un gesto de hastío- ¿Era necesario venir hasta aquí? Tienes unos gustos muy raros de los lugares donde supuestamente tenemos que reunirnos. No quiero crear problemas en un local de alterne... -dejó de buscar el mechero cuando Kaede, sentado a su lado, le tendió el que llevaba encima ya encendido. El hombre le miró lo suficiente como para distinguirlo como hombre y prendió el tabaco antes de soltar una gran nube de humo.
-Por eso no se preocupe, no está en un local de alterne -le corrigió Kaede- De hecho no es el único magnate de los negocios que viene por aquí se lo aseguro. Relájese, tenemos grandes medidas de seguridad y mucha discreción al respecto.
-¿Lo ves? Fíate del chico -apoyó la rubia mientras se cruzaba de piernas al lado contrario, encarando a Chosokabe con una mirada cargada de poco maquillaje y magnetismo natural- Porque si no te gusta no te lo voy a cambiar, Aniki será mi compañero hoy ¿que te parece, grandote? -le posó la mano en la rodilla mientras el camarero servía sobre los posavasos las bebidas pedidas a cada uno de ellos- No pareces un chico de host club. Quedarías mucho mejor entre nuestras filas ¿no te animas~? -rió casi con el mismo gesto que el cachorro albino, cogiendo ambos vasos para entregarle uno y pasarle una pierna sobre el muslo- Aunque no es momento de pensar en el trabajo, divirtámonos un poco. ¡Salud! -chocó su vaso contra el otro y dio un gran trago sin pensárselo mucho mas. La secretaria se caracterizaba por ser una mujer seductora y con gran don de gentes. Era decidida y tenía una confianza con su jefe que a muchos les gustaría tener. Por otro lado el jefe se presentaba como una persona seria y tosca en un principio que se volvía mas partidario al contacto físico y a la seducción con palabras a medida que iba conociendo con quien estaba. Dos personajes protagonistas de aquel momento pero que después quedarían en el olvido.
-No pensé que soportarías un lingotazo de bourbon, pequeño -Kensuke, alias cliente mafioso/magnate soltó una risa al ver a Kaede dar un trago de su vaso al invitarle a hacerlo junto a él. Como host no se podía negar aunque sintiera su estómago como una fuente de agua de juventud pero a la inversa- Puede que tengas mas resistencia de la que aparentas, no está mal -levantó su bebida y dio otro trago mirando al otro.
-Las apariencias pueden ser muy engañosas, no se equivoque. Le haré compañía hasta que sienta que no puede seguir bebiendo -quiso imitarle pero estaba esperando a que se le pasase el mareo y el sabor desagradable del primer trago. Riéndose el magnate lo encaró mas de cerca dejando el otro brazo tras el respaldo donde Kaede se apoyaba.
-Si hacemos eso luego tendré que llevarte yo a casa -le rodeó los hombros y se acercó a su oreja- Aunque si no cobras gastos extras igual te llevo.....
El jefe veía la fatalidad acercándose. El padre del hombre que parecía intentar ligarse a Kaede era alguien influyente y con el que tenía negocios. Y con el que le gustaría seguir teniéndolos. Como a su empleado se le cruzase el cable y le diese de patadas hasta echarlo por haberle tocado la liarían parda no habría vuelta atrás. El jefe pensó en su vida, en su infancia y en todas las partidas guardadas hasta la fecha. ¡No había guardado antes de mandar a Kaede a aquella mesa! Tenía muchas ganas de lanzarle un hechizo paralizante para que no se moviese en toda la velada. ¿debería ir? ¿¡debería ir a pararles!? ¿Llamar a Kaede y sacarlo de la mesa con alguna excusa antes de que su local se convirtiese en la típica casona quemada que los viajeros encontraban por el camino a la capital? ¡ya era muy tarde! Chosokabe no veía venir la catástrofe teniendo a una mujer como aquella tirándole los tejos. El magnate ya había pasado a susurrarle a saber que cosas al oído al demonio en cuestión. ¡HUYE! Olvidate de esa sonrisa de galán, no pidas mas alcohol al camarero, deja de acercártelo con todo el disimulo del mundo. ¡Que huyas cojones! Su mirada te convertirá en piedra y luego jugará al golf con tus pelotas.....
…... Pero allí no estaba pasando nada. Y Kaede seguía sonriendo e incluso devolviéndole los susurros. El jefe se había metido en un universo alterno por el camino- Oye... -paró al camarero que volvía de servirles la segunda ronda- …¿Cuánto a bebido Shizuo?
-Para ser él, bastante. ¿Por que? -el jefe sacó el gráfico de Mizunuma Kaede de su barra de herramientas online, donde se pudo apreciar los niveles de alcohol que tenía que tener para alcanzar ciertos estados emocionales. Ligeramente borracho: hobbit(pasivo). Borracho: Aprendiz de mago(esquivo y tímido). Borracho del todo: Elfo filósofo en potencia(Sabiduría fugaz). Completa e inevitablemente borracho: Uruk-häi(estamos jodidos).
-Invéntate alguna excusa para llevarle bebidas sin alcohol -lanzó su estrategia ahora que estaba entre el primero y el segundo nivel.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
¿Tejos? no... tejos no. ¡Le tiraba ladrillos de adobe! Manda candela con la sex symbol. Prosigamos y demos por sentado que el albino se tuvo que equipar con un anillo para subir la velocidad haber si así esquivaba algún ladrillo.
Reía suavemente acompañando la risa de la mujer. - Muchas gracias pero debo denegar su oferta. Que aunque no soy un aniki de verdad tengo a gente bajo mi mando y si los abandono, me matan. Se lo juro, me matan.- refiriéndose con esto a sus subordinados de la pescadería mientras su ojo se posaba en aquella lisa y sedosa pierna que se posaba sobre la suya. - Me gustaría comprobar que tiene de “serpiente” esta mujer. ¡Lo próximo que me hace es una presa y me engulle vivo!- su mente ya no sabía que hacer, si velar por su propia seguridad o por la de Kaede, aunque al mirarlo lo vio desenvolviésemos como todo un host que es.
-Si, si. No hablen de trabajo que para eso ya está el horario lectivo y dígame ¿que esta haciendo un bellezón como usted en un lugar como este?- rodeó los hombros de la mujer con un brazo - No me diga que esta buscando compañía? Con lo hermosa que es sería suficiente con que chasquease los dedos y conseguiría la compañía que desease en cualquier momento y lugar- ¡vivan los elogios! Habría que subirle un punto en perspicacia por esto.
Rió sutilmente -Pues si, exactamente eso, buscando buena compañía y un lugar agradable donde pasar unas horas. Porque me es tan tedioso llegar a mi casa. Encontrarla vacía y fría- ¡Zas, en toda la cara! Si Chosokabe no pillaba la sutileza es porque pasó muy rápido, pero si que lo captó provocándole que riese.
-Mujer, siempre puede comprarse un perro. Dan mucho amor y calor en las noches de invierno- se hacía el gracioso. Bebió.
En ese momento se escuchó ese “Las apariencias pueden ser muy engañosas” a lo que Chosokbae se acercó lentamente al oído ajeno para susurrarle -Eso es que es un flojo.- la mujer tuvo que reirse con la mano delante de la boca. - Shizuo... Ahí donde lo ve, dicen los compañeros, que no soporta muy bien el alcohol.- la rubia y el albino se miran a los ojos, como si se pudiesen leer la mente... Bueno leerla no pero aquel brillo en los ojos de ambos les decían que tenían en mente una idea similar.
Volvió a susurrarle mientras los brazos de ella se enroscaban alrededor de su cuello. -Le propongo una cosa. Probemos hasta cuantas copas puede soportar Shizuo.- a ambos se les pintó una maléfica sonrisa en el rostro. -Aunque pensándolo bien. Puede que el Jefe termine expulsándonos del club. Si eso llegase a pasar asumiré toda la culpa. No me gustaría que despidiesen al enano.- pensó cambiando su rostro a uno de preocupación.
-¿Que te pasa Aniki?¿Se te ha ocurrido algo mejor? o ¿ahora soy yo la víctima de tus malvados pensamientos?- el aliento de la mujer chocaba contra el rostro del albino.
- No se como va a reaccionar al alcohol. Puede que se desboque y no haya manera de pararle- la azul mirada bailaba entre el rostro de la mujer y la melena del host. A Chosokabe no le gustaba tanto arrumaco para con Kaede. Si, vale, es un cliente pero el pirata eso nunca lo tendrá en cuenta. Me da que se esta poniendo algo celocete.
-Siempre podemos atajarlo y apretarle las riendas- entornó los ojos mientras su dedo índice perfilaba las clavículas del pirata.
Sonrió pícaramente - ¿No será usted la que necesita unas riendas?- sabía como tratar a una mujer tan fuerte de carácter como lo era aquella rubia. Pero todas las mujeres tienes su parte amorosa y eso era lo que Chosokabe quería sacar de ella. Es normal que una mujer con semejante cuerpazo y el cargo que ocupa, se encuentre día a día con el deber de mantenerse seductora, guapa, altiva y mentalmente en guardia. Chosokabe no sabía si podría relajar a aquella mujer... o es que simplemente era así las 24 horas del día.
- ¿Me las pondrás tu?... ¡!- al acariciarle el pelo blanco de la nuca la mujer se encontró con una textura que no cuadraba. -¿Una pluma?- mostró la pequeña pluma entre sus dedos.
-Jaja! Es de Kûroi. Mi loro. Se me habrá quedado ahí al pasar por casa- soplaba levemente sobre la pluma.
Suspiro - Pensaba que ibas a decirme que era de la boa de plumas que tenía la stripper con la que habías estado antes de venir al club- le hizo cosquillas en la nariz, a lo que Chosokabe sólo pudo mover la cabeza para alegarse y resoplar.
-¡No! ¿Como piensa en eso? Que imaginación más activa posee señorita...- movió una mano en círculo instándola a decirle su nombre.
- Mitsuru. Amagi Mitsuru. Encantadísima de conocerte, pero dime ¿como es que tienes un loro como mascota? ¿No son muy sucios?- miraba la pluma y a Chosokabe parpadeando, de vez en cuando, lentamente, notándose lo largo de sus pestañas, lo rasgado de sus ojos y su mirar de tintes lascivos.
El albino debía de tragar para bajar el nudo que se le hacía en la garganta. - Pues no. Mi loro incluso me ayuda con la colada- el rió y ella, asombrada, también rió.
La mujer volvió a llamar al camarero pidiendo una botella de champagne, de lo más caro de la carta. - ¿Champagne? Se puede creer que aún no lo he probado. Me parece una bebida muy lujosa o para actos especiales- le puso la mano sobre el muslo.
-Es que esta es una ocasión especial, mi host. ¿Verdad Kensuke?- se deslizó el pelo hacia detrás.
- Si, así es. Aunque sabes que te estás adelantando a los acontecimientos- la miró de reojo pero se cruzó con la fría mirada de Chosokabe. El cual no pudo evitar mirar al cliente con cierto recelo al ver que su sensei era tan amable con él. Kensuke arrugó levemente el entrecejo.
- Da igual Kensuke. El trato está prácticamente cerrado. No celebrarlo sería de tontos ¿verdad Aniki?- le rascaba el mentón como si fuese un gato.
-¡Por supuesto! Nunca se ha dejar pasar una celebración. ¡Nunca! Esa es mi primera regla.¡Camarero! ¡Tráeme una botella de ron!- miró a Mitsuru -¿Puedo?- su miraba destellaba lanzando así su hechizo puppy.
- Pues claro que puedes amor.- ella se movió algo incómoda. Y Chosokabe lo notó.
-Sube la otra pierna. ¿Te doy un masaje en los pies?- se crujió los dedos.
-¿De verdad tu harías eso por mi?- se llevó la mano al pecho mientras el albino asentía - ¡Que divino! ¡Shizuo! ¿Tu compañero no está a la venta?- decía a la vez que acomodaba ambas piernas, embutidas en medias color natural, sobre las del pirata y este la descalzaba comenzando con un suave masaje.
Llegó la botella de champagne con la que Kensuke, Mitsuru y Chosokabe brindaron instando a Shizuo a que apurase la copa de bourbon y brindase con champagne como dictan los cánones.
(off: perdóname lo raro del post, es ke toy saturada y posteo casi sin pensar. Sorryyyyyy)
Reía suavemente acompañando la risa de la mujer. - Muchas gracias pero debo denegar su oferta. Que aunque no soy un aniki de verdad tengo a gente bajo mi mando y si los abandono, me matan. Se lo juro, me matan.- refiriéndose con esto a sus subordinados de la pescadería mientras su ojo se posaba en aquella lisa y sedosa pierna que se posaba sobre la suya. - Me gustaría comprobar que tiene de “serpiente” esta mujer. ¡Lo próximo que me hace es una presa y me engulle vivo!- su mente ya no sabía que hacer, si velar por su propia seguridad o por la de Kaede, aunque al mirarlo lo vio desenvolviésemos como todo un host que es.
-Si, si. No hablen de trabajo que para eso ya está el horario lectivo y dígame ¿que esta haciendo un bellezón como usted en un lugar como este?- rodeó los hombros de la mujer con un brazo - No me diga que esta buscando compañía? Con lo hermosa que es sería suficiente con que chasquease los dedos y conseguiría la compañía que desease en cualquier momento y lugar- ¡vivan los elogios! Habría que subirle un punto en perspicacia por esto.
Rió sutilmente -Pues si, exactamente eso, buscando buena compañía y un lugar agradable donde pasar unas horas. Porque me es tan tedioso llegar a mi casa. Encontrarla vacía y fría- ¡Zas, en toda la cara! Si Chosokabe no pillaba la sutileza es porque pasó muy rápido, pero si que lo captó provocándole que riese.
-Mujer, siempre puede comprarse un perro. Dan mucho amor y calor en las noches de invierno- se hacía el gracioso. Bebió.
En ese momento se escuchó ese “Las apariencias pueden ser muy engañosas” a lo que Chosokbae se acercó lentamente al oído ajeno para susurrarle -Eso es que es un flojo.- la mujer tuvo que reirse con la mano delante de la boca. - Shizuo... Ahí donde lo ve, dicen los compañeros, que no soporta muy bien el alcohol.- la rubia y el albino se miran a los ojos, como si se pudiesen leer la mente... Bueno leerla no pero aquel brillo en los ojos de ambos les decían que tenían en mente una idea similar.
Volvió a susurrarle mientras los brazos de ella se enroscaban alrededor de su cuello. -Le propongo una cosa. Probemos hasta cuantas copas puede soportar Shizuo.- a ambos se les pintó una maléfica sonrisa en el rostro. -Aunque pensándolo bien. Puede que el Jefe termine expulsándonos del club. Si eso llegase a pasar asumiré toda la culpa. No me gustaría que despidiesen al enano.- pensó cambiando su rostro a uno de preocupación.
-¿Que te pasa Aniki?¿Se te ha ocurrido algo mejor? o ¿ahora soy yo la víctima de tus malvados pensamientos?- el aliento de la mujer chocaba contra el rostro del albino.
- No se como va a reaccionar al alcohol. Puede que se desboque y no haya manera de pararle- la azul mirada bailaba entre el rostro de la mujer y la melena del host. A Chosokabe no le gustaba tanto arrumaco para con Kaede. Si, vale, es un cliente pero el pirata eso nunca lo tendrá en cuenta. Me da que se esta poniendo algo celocete.
-Siempre podemos atajarlo y apretarle las riendas- entornó los ojos mientras su dedo índice perfilaba las clavículas del pirata.
Sonrió pícaramente - ¿No será usted la que necesita unas riendas?- sabía como tratar a una mujer tan fuerte de carácter como lo era aquella rubia. Pero todas las mujeres tienes su parte amorosa y eso era lo que Chosokabe quería sacar de ella. Es normal que una mujer con semejante cuerpazo y el cargo que ocupa, se encuentre día a día con el deber de mantenerse seductora, guapa, altiva y mentalmente en guardia. Chosokabe no sabía si podría relajar a aquella mujer... o es que simplemente era así las 24 horas del día.
- ¿Me las pondrás tu?... ¡!- al acariciarle el pelo blanco de la nuca la mujer se encontró con una textura que no cuadraba. -¿Una pluma?- mostró la pequeña pluma entre sus dedos.
-Jaja! Es de Kûroi. Mi loro. Se me habrá quedado ahí al pasar por casa- soplaba levemente sobre la pluma.
Suspiro - Pensaba que ibas a decirme que era de la boa de plumas que tenía la stripper con la que habías estado antes de venir al club- le hizo cosquillas en la nariz, a lo que Chosokabe sólo pudo mover la cabeza para alegarse y resoplar.
-¡No! ¿Como piensa en eso? Que imaginación más activa posee señorita...- movió una mano en círculo instándola a decirle su nombre.
- Mitsuru. Amagi Mitsuru. Encantadísima de conocerte, pero dime ¿como es que tienes un loro como mascota? ¿No son muy sucios?- miraba la pluma y a Chosokabe parpadeando, de vez en cuando, lentamente, notándose lo largo de sus pestañas, lo rasgado de sus ojos y su mirar de tintes lascivos.
El albino debía de tragar para bajar el nudo que se le hacía en la garganta. - Pues no. Mi loro incluso me ayuda con la colada- el rió y ella, asombrada, también rió.
La mujer volvió a llamar al camarero pidiendo una botella de champagne, de lo más caro de la carta. - ¿Champagne? Se puede creer que aún no lo he probado. Me parece una bebida muy lujosa o para actos especiales- le puso la mano sobre el muslo.
-Es que esta es una ocasión especial, mi host. ¿Verdad Kensuke?- se deslizó el pelo hacia detrás.
- Si, así es. Aunque sabes que te estás adelantando a los acontecimientos- la miró de reojo pero se cruzó con la fría mirada de Chosokabe. El cual no pudo evitar mirar al cliente con cierto recelo al ver que su sensei era tan amable con él. Kensuke arrugó levemente el entrecejo.
- Da igual Kensuke. El trato está prácticamente cerrado. No celebrarlo sería de tontos ¿verdad Aniki?- le rascaba el mentón como si fuese un gato.
-¡Por supuesto! Nunca se ha dejar pasar una celebración. ¡Nunca! Esa es mi primera regla.¡Camarero! ¡Tráeme una botella de ron!- miró a Mitsuru -¿Puedo?- su miraba destellaba lanzando así su hechizo puppy.
- Pues claro que puedes amor.- ella se movió algo incómoda. Y Chosokabe lo notó.
-Sube la otra pierna. ¿Te doy un masaje en los pies?- se crujió los dedos.
-¿De verdad tu harías eso por mi?- se llevó la mano al pecho mientras el albino asentía - ¡Que divino! ¡Shizuo! ¿Tu compañero no está a la venta?- decía a la vez que acomodaba ambas piernas, embutidas en medias color natural, sobre las del pirata y este la descalzaba comenzando con un suave masaje.
Llegó la botella de champagne con la que Kensuke, Mitsuru y Chosokabe brindaron instando a Shizuo a que apurase la copa de bourbon y brindase con champagne como dictan los cánones.
(off: perdóname lo raro del post, es ke toy saturada y posteo casi sin pensar. Sorryyyyyy)
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
El jefe tenía parte de la barra abarrotada de bebidas mientras sostenía una lupa con la que comprobaba cuales eran las que tenían un menor grado de alcohol para poder colarselas a Kaede. Agua mineral ¡tendría que darle vasos y vasos de maldita agua mineral! Daban igual los grados a aquellas alturas, ya que mirándolo se podía ver que iba ya por la fase dos de borrachera: entre rubores, sonrojos y gestos de colegiala esquivaba a saber que palabras del hombre que le acompañaba, quedándose pensativo un instante antes de ponerse la mano en la boca en forma de pantalla y susurrarle una respuesta que no sabía si quería escuchar. El camarero no queriendo hacer horas extras mas tarde recogía las botellas y le hacía la lista de las bebidas mas fuertes de memoria para que su superior y causante de su bajo sueldo se estuviese quietecito tras u planta de interior. Por otra parte los tejos y ladrillos seguían volando de un lado a otro de la mesa ya fueran por parte de la mujer, del mafioso o del propio pirata albino, que se las apañaba para mantener ocupada a una clienta influyente y viperina. Ajeno a las preocupaciones del jefe Kaede apuraba el bourbon como podía entre sorbos, conversación y de forma distraída hasta ir progresivamente vaciando el vaso. Cuando una nueva bebida ocupó la mesa sintió con lo poco que le quedaba de conciencia un empacho de tanto alcohol y deseó que el brindis fuera lo último que hicieran antes de que se marchasen a hacer cosas de mafiosos bien lejos del local. Si le dejaban Kaede caería dormido sentado en la taza del váter. Abandonó todo sueño cuando la mujer gritó su nombre, asomándose por un lado de su acompañante para ver la escena del otro lado del sillón.
-¿En venta...? -parpadeó despacio y miró a Chosokabe mientras Kensuke le quitaba el vaso de bourbon y le ponía la copa entre los dedos- Por un módico precio todos nuestros host, mientras no violen sus derechos a la libertad y acciones pueden elegir si quieren ser “comprados” por los clientes -explicó con voz monótona, pero con un aire interesante propio de un congresista.
“¡Hostia puta, se nos ha puesto fisolófico! -el jefe y sus ataques neuronales- Nivel tres, ¡¡NIVEL TRES!!”
-Pero me temo que no podrá comprar a Motochika -con la confianza de un amigo de toda la vida seguía llamándole por el nombre, mientras parecía querer explicarse de forma correcta ante el par de miradas de los clientes. Tras un sorbo a la copa, se relamió los labios sin intención de parecer sexy, fallando mortalmente. Un par de feromonas salieron de su espalda en forma de estrellas y cupidos lanzando flechas- El es mío.
Press star. Opciones: acceder a barra de idiomas. Traducción literal de lo dicho: “Chosokabe no puede irse contigo porque es un aprendiz que yo estoy enseñando” Resumido en idioma elfo filosófico a “Él es mio”. Salir de la barra de idiomas.
La mujer se llevó la mano a la boca con un gesto picaresco mirando a su compañero y luego al aniki que le hacía el mejor masaje de su vida- Huy perdón, perdón. No quería yo meterme en medio de una pareja tan... bien compensada -ironizó con gracia dándole un codazo en las costillas a Kensuke- ¡Ya has oído! Nada de meter mano o Aniki-kun te pegará un mordisco. ¿A que si~? -rió dandole un golpecito en el hombro al aludido tomándose aquella declaración como parte de una conversación de entretenimiento entre los host. Kensuke lanzó una mirada al albino antes de dar un largo trago al champagne y ver a Kaede servirle otro poco mas. Sonrió.
-Eso es lo que dices tu ¿pero y él? Supongo que tu también estás en venta ¿no? -insinuó por el simple hecho de cabrear al personal, ya que no se veía comprando a un muchacho mas joven para llevarselo a la cama. Por mucha mentalidad abierta que tuviese.
Kaede le miró y asintió despacio, cabeceando muerto de sueño- En teoría si. Pero mi caso es distinto: él no podría reclamarme nada -seguía hablando, por supuesto, de la relación entre maestro/alumno, aunque todo aquello se estaba enredando mas de lo que Shizuo pensaba. Kensuke soltó una carcajada dejó la copa en la mesa y se separó del respaldo del sofá, apoyando las manos en sus rodillas antes de levantarse. El jefe mas allá apartó dos hojas de la palmera para ver que acontecía después de todo aquel lío.
Apagando el puro el mafioso se puso en pie- En ese caso no habrá problemas ni reclamaciones -miró al albino mientras seguía dirigiéndose a Kaede- cuando te pida acompañarme a los servicios.
-¡Ken! -protestó la chica con cierto aire sarcástico, estirando el brazo para darle una sonora palmada en el muslo- No te pases, no es un local de alterne.
-No seas tan malpensada, solo quiero ir al baño -se peinó el pelo antes de salir, junto al host moreno, de la mesa- y deja de beber, mañana tenemos trabajo a primera hora -la mujer le ignoró con un “see” antes de abrazarse a Chosokabe sin ningún reparo. Kaede guió a su acompañante hasta el pasillo donde se perdían tras una cortina de fibras los servicios para los clientes. Le señaló e indicó, llevándose una caricia bajo los labios y un engañoso beso cerca de estos. Mirando de reojo a la mesa, el mafioso se perdió tras la cortina ante la mirada de muchas otras clientas que se habían quedado con toda la escenita.
-Kensuke es un cara dura. Primero no quería venir aquí y luego intenta ligarse a un lindo jovencito -la mujer puso morritos, viendo a Shizuo volver a la mesa y sentarse a su lado- ¡Yo también quiero un beso! -trepó del cuello del pirata al del Host de un salto, dejandole encima al albino gran parte de sus piernas descubiertas. Kaede la sostuvo de la cadera y la espalda, volviendo a parpadear antes de acceder sin mas a morrearla. Muchas clientas desearon la muerte de aquella rubia por robar la virginidad de los labios de Shizuo (según ellas, Shissy era intocable aunque deseasen hacerle de todo y mas), el jefe se encontraba en un estado entre la parálisis y la confusión mientras masticaba la hoja de una planta con la esperanza de que actuase de poción y le liberase de las dolencias. Y la mujer, encantada de la vida, levantó una pierna para enseñar media cacha y disfrutar del momentos antes de separarse, llenarle de pintalabios la cara al moreno con una lluvia de besos e ir después a morrear a su Aniki al terminar de sentarse sobre sus piernas. Kaede solo hipó y volvió a coger su copa de champagne.
“¡¡Que alguien le quite la maldita copa!!” -el pensamiento pasó vía bluetooth por todos los host y el jefe.
-¿En venta...? -parpadeó despacio y miró a Chosokabe mientras Kensuke le quitaba el vaso de bourbon y le ponía la copa entre los dedos- Por un módico precio todos nuestros host, mientras no violen sus derechos a la libertad y acciones pueden elegir si quieren ser “comprados” por los clientes -explicó con voz monótona, pero con un aire interesante propio de un congresista.
“¡Hostia puta, se nos ha puesto fisolófico! -el jefe y sus ataques neuronales- Nivel tres, ¡¡NIVEL TRES!!”
-Pero me temo que no podrá comprar a Motochika -con la confianza de un amigo de toda la vida seguía llamándole por el nombre, mientras parecía querer explicarse de forma correcta ante el par de miradas de los clientes. Tras un sorbo a la copa, se relamió los labios sin intención de parecer sexy, fallando mortalmente. Un par de feromonas salieron de su espalda en forma de estrellas y cupidos lanzando flechas- El es mío.
Press star. Opciones: acceder a barra de idiomas. Traducción literal de lo dicho: “Chosokabe no puede irse contigo porque es un aprendiz que yo estoy enseñando” Resumido en idioma elfo filosófico a “Él es mio”. Salir de la barra de idiomas.
La mujer se llevó la mano a la boca con un gesto picaresco mirando a su compañero y luego al aniki que le hacía el mejor masaje de su vida- Huy perdón, perdón. No quería yo meterme en medio de una pareja tan... bien compensada -ironizó con gracia dándole un codazo en las costillas a Kensuke- ¡Ya has oído! Nada de meter mano o Aniki-kun te pegará un mordisco. ¿A que si~? -rió dandole un golpecito en el hombro al aludido tomándose aquella declaración como parte de una conversación de entretenimiento entre los host. Kensuke lanzó una mirada al albino antes de dar un largo trago al champagne y ver a Kaede servirle otro poco mas. Sonrió.
-Eso es lo que dices tu ¿pero y él? Supongo que tu también estás en venta ¿no? -insinuó por el simple hecho de cabrear al personal, ya que no se veía comprando a un muchacho mas joven para llevarselo a la cama. Por mucha mentalidad abierta que tuviese.
Kaede le miró y asintió despacio, cabeceando muerto de sueño- En teoría si. Pero mi caso es distinto: él no podría reclamarme nada -seguía hablando, por supuesto, de la relación entre maestro/alumno, aunque todo aquello se estaba enredando mas de lo que Shizuo pensaba. Kensuke soltó una carcajada dejó la copa en la mesa y se separó del respaldo del sofá, apoyando las manos en sus rodillas antes de levantarse. El jefe mas allá apartó dos hojas de la palmera para ver que acontecía después de todo aquel lío.
Apagando el puro el mafioso se puso en pie- En ese caso no habrá problemas ni reclamaciones -miró al albino mientras seguía dirigiéndose a Kaede- cuando te pida acompañarme a los servicios.
-¡Ken! -protestó la chica con cierto aire sarcástico, estirando el brazo para darle una sonora palmada en el muslo- No te pases, no es un local de alterne.
-No seas tan malpensada, solo quiero ir al baño -se peinó el pelo antes de salir, junto al host moreno, de la mesa- y deja de beber, mañana tenemos trabajo a primera hora -la mujer le ignoró con un “see” antes de abrazarse a Chosokabe sin ningún reparo. Kaede guió a su acompañante hasta el pasillo donde se perdían tras una cortina de fibras los servicios para los clientes. Le señaló e indicó, llevándose una caricia bajo los labios y un engañoso beso cerca de estos. Mirando de reojo a la mesa, el mafioso se perdió tras la cortina ante la mirada de muchas otras clientas que se habían quedado con toda la escenita.
-Kensuke es un cara dura. Primero no quería venir aquí y luego intenta ligarse a un lindo jovencito -la mujer puso morritos, viendo a Shizuo volver a la mesa y sentarse a su lado- ¡Yo también quiero un beso! -trepó del cuello del pirata al del Host de un salto, dejandole encima al albino gran parte de sus piernas descubiertas. Kaede la sostuvo de la cadera y la espalda, volviendo a parpadear antes de acceder sin mas a morrearla. Muchas clientas desearon la muerte de aquella rubia por robar la virginidad de los labios de Shizuo (según ellas, Shissy era intocable aunque deseasen hacerle de todo y mas), el jefe se encontraba en un estado entre la parálisis y la confusión mientras masticaba la hoja de una planta con la esperanza de que actuase de poción y le liberase de las dolencias. Y la mujer, encantada de la vida, levantó una pierna para enseñar media cacha y disfrutar del momentos antes de separarse, llenarle de pintalabios la cara al moreno con una lluvia de besos e ir después a morrear a su Aniki al terminar de sentarse sobre sus piernas. Kaede solo hipó y volvió a coger su copa de champagne.
“¡¡Que alguien le quite la maldita copa!!” -el pensamiento pasó vía bluetooth por todos los host y el jefe.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Vale, vale, vale. Toda aquellas hormonas en el aire estaban produciendo que la situación se descontrolase por segundos. -¡Pero que coooño!- la cabeza del albino implosionó provocando cierto rubor en sus mejillas al escuchar las tajantes palabras del host que sin ningún miramiento, proclamaba al albino de su propiedad. -Esto no esta pasando, esto no esta pasando, esto no esta pasando, esto no esta pasando- se repitió unas cuantas veces mentalmente mientras apretaba su ojo con fuerza.
Cuando lo abrió se topó con la creída mirada de aquel corrupto hombre. Chosokabe aguantó la mirada hasta que Kensuke desapareció por el pasillo. Su azul mirada volvía hacia el rostro del host. -¿Se esta durmiendo?- sus cavilaciones sobre en que nivel de embriaguez se encontraba su acompañante fue cortado por una de las piernas de la rubia, la cual casi le parte la mandíbula si se descuida.
La sensual mujer absorbía puntos de vida según cuantos segundos estuvieses en contacto con sus labios y esto Chosokabe lo supo en cuanto se le enganchó al cuello y empezó con él.
Si, le siguió el juego durante unos escasos segundos ya que el cuchicheo de las mesas colindantes y el mensaje vía bluetooth del Jefe le habían llegado alto y claro al cerebro.
- A..mmhh...Amagi..mggmh.¡Amagi-san! Tranquiiiiiiila. Que no me voy a ir de aquí. Sólo le voy a pedir que me deje levantarme- decía mientras con sus fuertes brazos, deslizaba a la mujer de vuelta al sofá, dejándola al lado contrario de donde se encontraba, quedándose Chosokabe entre Kaede y ella. - Que ahora me voy a sentar aquí, que este lugar esta comenzando a parecerse a los prostíbulos que suelo concurrir...- arrugó el entrecejo y entrecerró su ojo. -No quise decir eso en voz alta.-
-Anikiiiii, no seas aguafiestas y devuélveme mi sitio- la mujer, que estaba perdiendo el tino según avanzaba la noche, terminó tumbada boca abajo con toda su “pechonalidad” sobre los muslos del pirata y estirando los brazos para alcanzar a Kaede.
Mientras Chosokabe alargó la mano quitándole la copa de la mano a su sensei. - Por favor, un poco de orden y concierto ¡que estáis disparatados! ¡coño! y tu, ¡deja ya de beber! Que al final voy a terminar llevándote a tu casa a la pela y no me da la gana- se bebió la copa del moreno. -¿Queda claro?- clavó su mirada en los turbios ojos del menor.
- ¡Ah! ¿Pero ya sabes donde vive Shizuo?- alzó una ceja algo consternada mientras jugueteaba con la copa de champagne.
-Si, claro. Si trabajamos juntos. Es normal. Sobre todo porque, aquí el moreno, no tiene medio de transporte- sonrió malvado.
- ¿Y tu si?- bebió.
-Sep, una magnífica moto- levantó el mentón mientras se le llenaba el pecho de orgullo pensando en su Ancla 2.0. Pero en ese momento vio resurgir de entre las tinieblas, cuan Nazgul, al mafioso mala-leche. El cual se echaba su engominado pelo hacia detrás produciendo que las féminas de su alrededor cayesen fulminadas con un hechizo de seducción.
Kensuke, al ver la nueva disposición en el sillón se sentó al otro costado de Kaede, terminado este flanqueado por ambos lados. -Amagi, ya te dije que dejases de beber que dentro de poco debemos marcharnos-
-¿Eeeeh?- se incorporó quedándose de rodillas sobre el sofá. - Si nos vamos ya no me quedará tiempo de estar con Aniki- le rodeó el cuello con ambos brazos besándole en la mejilla. -Ni a ti de hacer lo que tengas que hacer con Shizuo- rió malvada.
-Lo que tenga que hacer con Shizuo lo hará aquí donde yo pueda vigilarlo- dijo con voz autoritaria señalando con el dedo índice hacia el suelo.
- No sabía que te gustase mirar- dijo Kensuke arqueando las cejas con una expresión entre lo inquieto y lo satisfecho.
-¿Eh?- el pirata no lo entendió pero miró a la rubia que se reía queda con una mano cubriéndole la boca. - Los malos pensamientos que intercambiáis no me llegan- miró con odio a la mujer.
-Ya, ya paso Aniki.- le acariciaba la melena. -Kensuke dijo que si te gustaba mirar porque lo que piensa hacer con Shizuo no es algo que se deba hacer en público- explico serena.
-Eso de que lo pienso hacer ha salido de tu boca. Yo nunca he dicho nada- se desvinculó del tono que estaba cogiendo la conversación.
-Bueno ahora soy yo la que tengo que ir a empolvarme la nariz- se aferró al brazo de Chosokabe -Acompáñame- ordenó sin miramiento alguno a lo que el albino sólo asintió con la cabeza.
Ambos se incorporaron con la misma dirección que había tomado Kensuke y Kaede momentos antes. La mujer iba muy aferrada al pirata y este le daba conversación, aún así, el albino se las apañó para escuchar la débil voz del Jefe que le mandaba SOS por chat para que le ayudase con una party muy especial.
La dejó en la entrada del pasillo al baño dándole largas para no tener que entrar con ella. Costándole cincuenta monedas de cobre y un Mago Oscuro consiguió zafarse de la rubia y dirigirse a aquella parte de la mazmorra desde la cual es Jefe observaba a Kaede, o sea, desde detrás de una palmera. ¿Se les veía? Si. No existe forma humana que ese fisco de palmera tapase a dos hombres y menos siendo uno del tamaño de Chosokabe.
-¿Para que me quiere Jefe?- se arqueaba para poner su cara a la par con la del Jefe, el cual jaló de la solapa de Aniki hasta que ni el aire pasara entre ellos.
-¡Para que va a ser! Tienes que detener a Shizuo ¡no debe beber más! Ni una sola gota de alcohol más ¿¡Me has entendido!?- hablaba como si gritase pero por lo bajo, para que nadie se enterase. -Shizuo tiene un límite y esta llegando a este y si llega o lo sobrepasa ¡este local se convertirá en un campo de batalla! y será mi ruina.- giró a Choso para tenerlo de frente y clavarle la mirada. -Haz lo que sea pero que no beba más- Chosokabe asintió y ambos giraron sus cabezas hacia la mesa viendo como se iniciaba el fin del mundo: cómo Kensuke le servía un poco de champagne al host.
Iniciando modo épico: ralentizar movimientos.
El cuerpo del pirata se movió por su cuenta. Dando grandes zancadas, con una expresión de horror en el rostro, inició su carrera a cámara lenta hacia el sofá. En el camino se topó con un camarero el cual esquivó arqueando su cuerpo hacia detrás, prosiguió caminando, saludó con una sonrisa y le acarició la cabeza a una de las clientas que por allí pasaba, dando un giro sobre su eje siguió con su andadura llegando al sofá donde, literalmente, se tiro.
-¡Detendlo!- la voz del Jefe retumbó en la cabeza del albino.
Su enorme cuerpo rebotó contra el suave mueble. Finalizando modo épico. Velocidad de movimientos: normal.
-¡Tu no bebes más!- le quitó la copa de las manos - Perdonenos Kensuke-san pero es que mi Jefe me acaba de recordar que Shizuo no puede beber demasiado porque después se nos pone a vomitar y esto termina siendo una recreación de la Niña de Exorcista- sonrió al mafioso enseñándole toda su blanca dentadura mientras le acariciaba el pelo a Kaede cuan perrillo.
Cuando lo abrió se topó con la creída mirada de aquel corrupto hombre. Chosokabe aguantó la mirada hasta que Kensuke desapareció por el pasillo. Su azul mirada volvía hacia el rostro del host. -¿Se esta durmiendo?- sus cavilaciones sobre en que nivel de embriaguez se encontraba su acompañante fue cortado por una de las piernas de la rubia, la cual casi le parte la mandíbula si se descuida.
La sensual mujer absorbía puntos de vida según cuantos segundos estuvieses en contacto con sus labios y esto Chosokabe lo supo en cuanto se le enganchó al cuello y empezó con él.
Si, le siguió el juego durante unos escasos segundos ya que el cuchicheo de las mesas colindantes y el mensaje vía bluetooth del Jefe le habían llegado alto y claro al cerebro.
- A..mmhh...Amagi..mggmh.¡Amagi-san! Tranquiiiiiiila. Que no me voy a ir de aquí. Sólo le voy a pedir que me deje levantarme- decía mientras con sus fuertes brazos, deslizaba a la mujer de vuelta al sofá, dejándola al lado contrario de donde se encontraba, quedándose Chosokabe entre Kaede y ella. - Que ahora me voy a sentar aquí, que este lugar esta comenzando a parecerse a los prostíbulos que suelo concurrir...- arrugó el entrecejo y entrecerró su ojo. -No quise decir eso en voz alta.-
-Anikiiiii, no seas aguafiestas y devuélveme mi sitio- la mujer, que estaba perdiendo el tino según avanzaba la noche, terminó tumbada boca abajo con toda su “pechonalidad” sobre los muslos del pirata y estirando los brazos para alcanzar a Kaede.
Mientras Chosokabe alargó la mano quitándole la copa de la mano a su sensei. - Por favor, un poco de orden y concierto ¡que estáis disparatados! ¡coño! y tu, ¡deja ya de beber! Que al final voy a terminar llevándote a tu casa a la pela y no me da la gana- se bebió la copa del moreno. -¿Queda claro?- clavó su mirada en los turbios ojos del menor.
- ¡Ah! ¿Pero ya sabes donde vive Shizuo?- alzó una ceja algo consternada mientras jugueteaba con la copa de champagne.
-Si, claro. Si trabajamos juntos. Es normal. Sobre todo porque, aquí el moreno, no tiene medio de transporte- sonrió malvado.
- ¿Y tu si?- bebió.
-Sep, una magnífica moto- levantó el mentón mientras se le llenaba el pecho de orgullo pensando en su Ancla 2.0. Pero en ese momento vio resurgir de entre las tinieblas, cuan Nazgul, al mafioso mala-leche. El cual se echaba su engominado pelo hacia detrás produciendo que las féminas de su alrededor cayesen fulminadas con un hechizo de seducción.
Kensuke, al ver la nueva disposición en el sillón se sentó al otro costado de Kaede, terminado este flanqueado por ambos lados. -Amagi, ya te dije que dejases de beber que dentro de poco debemos marcharnos-
-¿Eeeeh?- se incorporó quedándose de rodillas sobre el sofá. - Si nos vamos ya no me quedará tiempo de estar con Aniki- le rodeó el cuello con ambos brazos besándole en la mejilla. -Ni a ti de hacer lo que tengas que hacer con Shizuo- rió malvada.
-Lo que tenga que hacer con Shizuo lo hará aquí donde yo pueda vigilarlo- dijo con voz autoritaria señalando con el dedo índice hacia el suelo.
- No sabía que te gustase mirar- dijo Kensuke arqueando las cejas con una expresión entre lo inquieto y lo satisfecho.
-¿Eh?- el pirata no lo entendió pero miró a la rubia que se reía queda con una mano cubriéndole la boca. - Los malos pensamientos que intercambiáis no me llegan- miró con odio a la mujer.
-Ya, ya paso Aniki.- le acariciaba la melena. -Kensuke dijo que si te gustaba mirar porque lo que piensa hacer con Shizuo no es algo que se deba hacer en público- explico serena.
-Eso de que lo pienso hacer ha salido de tu boca. Yo nunca he dicho nada- se desvinculó del tono que estaba cogiendo la conversación.
-Bueno ahora soy yo la que tengo que ir a empolvarme la nariz- se aferró al brazo de Chosokabe -Acompáñame- ordenó sin miramiento alguno a lo que el albino sólo asintió con la cabeza.
Ambos se incorporaron con la misma dirección que había tomado Kensuke y Kaede momentos antes. La mujer iba muy aferrada al pirata y este le daba conversación, aún así, el albino se las apañó para escuchar la débil voz del Jefe que le mandaba SOS por chat para que le ayudase con una party muy especial.
La dejó en la entrada del pasillo al baño dándole largas para no tener que entrar con ella. Costándole cincuenta monedas de cobre y un Mago Oscuro consiguió zafarse de la rubia y dirigirse a aquella parte de la mazmorra desde la cual es Jefe observaba a Kaede, o sea, desde detrás de una palmera. ¿Se les veía? Si. No existe forma humana que ese fisco de palmera tapase a dos hombres y menos siendo uno del tamaño de Chosokabe.
-¿Para que me quiere Jefe?- se arqueaba para poner su cara a la par con la del Jefe, el cual jaló de la solapa de Aniki hasta que ni el aire pasara entre ellos.
-¡Para que va a ser! Tienes que detener a Shizuo ¡no debe beber más! Ni una sola gota de alcohol más ¿¡Me has entendido!?- hablaba como si gritase pero por lo bajo, para que nadie se enterase. -Shizuo tiene un límite y esta llegando a este y si llega o lo sobrepasa ¡este local se convertirá en un campo de batalla! y será mi ruina.- giró a Choso para tenerlo de frente y clavarle la mirada. -Haz lo que sea pero que no beba más- Chosokabe asintió y ambos giraron sus cabezas hacia la mesa viendo como se iniciaba el fin del mundo: cómo Kensuke le servía un poco de champagne al host.
Iniciando modo épico: ralentizar movimientos.
El cuerpo del pirata se movió por su cuenta. Dando grandes zancadas, con una expresión de horror en el rostro, inició su carrera a cámara lenta hacia el sofá. En el camino se topó con un camarero el cual esquivó arqueando su cuerpo hacia detrás, prosiguió caminando, saludó con una sonrisa y le acarició la cabeza a una de las clientas que por allí pasaba, dando un giro sobre su eje siguió con su andadura llegando al sofá donde, literalmente, se tiro.
-¡Detendlo!- la voz del Jefe retumbó en la cabeza del albino.
Su enorme cuerpo rebotó contra el suave mueble. Finalizando modo épico. Velocidad de movimientos: normal.
-¡Tu no bebes más!- le quitó la copa de las manos - Perdonenos Kensuke-san pero es que mi Jefe me acaba de recordar que Shizuo no puede beber demasiado porque después se nos pone a vomitar y esto termina siendo una recreación de la Niña de Exorcista- sonrió al mafioso enseñándole toda su blanca dentadura mientras le acariciaba el pelo a Kaede cuan perrillo.
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Aprovechando la vía libre en el bluetooth y gorroneando de paso la wifi gratis los miembros del club de anfitriones se pasaban mensajes telepáticos. Asunto: apuestas para ver cuanto aguantaba Shizuo sin pegarle a nadie o romper algo. Mínimo 500 pavos. La línea 3 y 7 quedaban abiertas para que el propio jefe le pusiera precio a la seguridad de su local. Aunque por suerte y después de toda aquella escena Neo versus camarero random sabía que podía depositar su confianza y sus desperfectos a Chosokabe un hombre valiente, un hombre confiable, un hombre al que le arrancaría las pelotas para hacerse unas maracas si no lograba que Kaede se largase a dormir la mona sin mas consecuencia. ¡ESE era su hombre señores! El mismo que había logrado detener la catástrofe que contenía una simple copa. Aquel que con la elegancia y la sutileza de un toro embistiendo una pared se había lanzado al sillón y el mismo que le había arrancado una mueca de disgusto al cliente al hacer que se imaginase a la simpática y feliz niña poseída vomitando flubbers. Pero como Kaede era guapo se lo personamos aunque vomite.
-Es irónico que un host no aguante la bebida -dijo el mafioso Kensuke-mala-leche mirando al mas voluptuoso de los dos y luego a Kaede, que parecía estarse quedando dormido por aquel masaje craneal que le proporcionaba la gran mano del que parecía su dueño. Suspirando con resignación volvió a buscar otro puro entre los bolsillos internos de su abrigo- De todas formas será mejor así. No quisiera aprovecharme de un pobre chaval que no sabe lo que hace... -abrió un ojo cuando atrapó el puro entre los dientes viendo como Kaede, borracho o no, pretendía seguir cumpliendo sus deberes ofreciéndole fuego. Sonriendo Kensuke aceptó, inhaló y soltó el humo hacia arriba- Gracias.
-No tengo por costumbre dejar a los clientes a medias solo porque no pueda seguir trabajando -cerró la tapa del mechero de forma dramática mientras su tono de voz variaba entre uno agudo y otro muy grave- ¿No será usted el que ha bebido demasiado, Kensuke-san? -quiso sonar malicioso y lo mas bromista que pudo, pero acabó balanceándose hasta acabar recostado en el hombro de chosokabe.
“¡Es obvio que tu eres el que mas cocido está de todos nosotros!” -otro mensaje vía wifi por toda la sala. Al jefe solo le faltaba vestirse de verde y sacar los prismáticos.
-Puede -le siguió el juego el mafioso, lanzandole una mirada al albino que pareció demasiado burlesca para no tenerse en cuenta- De ser así no sentiría remordimientos si llegase a hacer alguna tontería.
Kaede pareció seguir su mirada y giró la cabeza para mirar a su pupilo- Le recomiendo que no pretenda acercarse mucho a Motochika -levantó el brazo y le dio un débil golpe en el pecho al chucho- Puede morderle tan fuerte que le quedaría la marca de por vida. Y podría jurar que tiene demasiada fuerza para que usted pueda controlarle -hablando así cualquiera diría que tenía experiencia tratando con él en muchos sentidos. Aunque Kaede estaba mas bien describiendo a Saya, casi igual en constitución y tontería- Es un cerbero violento, una quimera del laberinto que solo se amansa frente a un cáliz lleno de licor de primera clase...
“A parte de filosófico, friki...¿y por primera clase te refieres al ron...?”
El mafioso no pudo sino sonreír y no añadir nada al escuchar a la mujer volver agitando el bolso y gritando “¡Aniki!” a los cuatro vientos. Se levantó antes de que volviera a sentarse- Tenemos que irnos. La reunión de esta noche se ha alargado demasiado y algo me dice que podríamos estar interfiriendo -miró a la parejita descompensada y volvió a sonreír.
-¿Eeeehhh? -la rubia hizo un puchero estado casi tan contenta como Kaede- ¿Y que pasa con mi aniki? ¿Podrá dormir sin saber la gran compañía que soy? -bromeó sonriendo y sacando una tarjeta del bolso, ofreciéndosela al albino- Toma encanto. Mi teléfono particular. Espero que nos volvamos a ver. ¡Oh, y trae a tu niño! -le palmeó el culo a Shizuo cuando este se levantaba para despedir a los clientes sin tambalearse demasiado- ¡Cuidamelo bien Shissy-chan~!
-No se preocupe -Kaede hizo una reverencia, sonriendo sin escuchar apenas aquel mote. Vio al mafioso acercarse y extendió la mano para estrecharsela- Vuelva cuando quiera. El Eden está a su disposición para lo que quiera así que no dude en visitarnos cuando tenga tiempo...¿libre? -su mano se vio ignorada cuando el mafioso la pasó de largo y se plantó delante de él agachándose para darle un mordisco en el cuello que hizo que Kaede diese un salto en su sitio y soltase un gemido demasiado porno. Kensuke miró entonces a Chosokabe tras dejarle una vistosa marca de dientes al joven host.
-Resulta que yo también muerdo. Que peligro~ -murmuró, despidiéndose de ambos antes de aceptar todos los berrinches y protestas de Amagi al querer ella hacer lo mismo con el grandote. No la dejó. El jefe salió de su cueva después de haberse comido casi media palmera y haber recuperado media barra de vida para despedirse, reverenciar y respirar tranquilo antes de que por fin le petase el corazón como una super nova.
-Estás demasiado estresado estos días. Creo que podrías tomarte unas vacaciones, relajarte y conocer este mundo tan imperfecto donde nos ha tocado vivir. Ir a la playa, sentir las olas en los pies, disfrutar de tu plan de pensiones y mudarte a Hokkaido para terminar allí tus días como un afable anciano que haría de Santa Claus en las fiestas de nochebuena. Repartirías caramelos a los niños ¿no es encantador? Es mucho mejor que manejar a una jauría de hombres que solo buscan ligarse a mujeres que dan por sentado que ya no se casarán.... -Kaede se tomaba un Nescafé, pero la filosofía seguía ahí aún después de cierre del local. A lo lejos amanecía, los chicos terminaban de limpiar y se proponían a hacer la prometida fiestecilla para ver por fin cumplidas sus apuestas. ¿Caería Shissy? ¿Quién recibiría primero? ¿que rompería contra una pared? ¿cuanto sueldo le bajaría el jefe? ¿Lo degradaría de nuevo a camarero o limpia-baños? Y mas importante: ¿a quién le tocaría pringar y llevarle a casa en tal estado? ¿Habían dardos tranquilizantes a mano...? ¿Y por que faltaba media palmera de interior?
-Este es el tercer cliente que me muerde. ¿y dices que no puedo echarles del local? No me gusta que me muerdan los desconocidos -seguía batallando sentado en la barra. El jefe iba por su tercer analgésico para el dolor de cabeza y había pedido a los reyes un marcapasos- ¿Y que pasa con Chika? -lo sacó sin venir a cuento- Se supone que tenía que aprender de mi pero parece que he adoptado a un perro enorme y blanco, que me deja dormir encima de su calentito cuerpo y me prepara el desayuno a la mañana siguiente -eso no tenía sentido. Aunque mas de uno le dio uno demasiado privado.
-¡Venga venga, que pareces un viejo contando sus penas! -el chico que anteriormente les había invitado a quedarse en la fiesta en los vestuarios se sentó a su lado, tendiéndole un vaso que había cogido de una de las bandejas de la barra- Toma anda, bebe agua y aclárate las ideas.
-Mis ideas están muy claras, gracias -dijo de forma siniestramente cortés aceptando el vaso y dándole un par de tragos. Cuando lo bajó lo hizo a cámara lenta usando el mismo efecto que Chosokabe horas antes. Y silencio... -Pero me tocan los cojones los jodidos pervertidos que solo vienen a manosearme. ¿Que pretenden? ¿Que me baje los pantalones en los lavabos y deje que me atraviesen hasta el alma! ¡Y una mierda! -levantó la vista, y tenía media cara oscura. El jefe dio un paso atrás y lanzó una mirada al vaso de agua. Kaede se giró veloz en la banqueta y cogió de la corbata a su compañero que parecía no impresionarle aquel cambio de carácter- ¿Es que os pone que os pisotee y os obligue a lamerme los zapatos? ¿¡Es lo que quieres!? ¡Os meteré a todos las jodidas mesas del club por el...!
Sobraba decir que el agua no era agua. Y mientras se veía como el inocente y curiosamente sonriente compañero de Kaede quedaba de rodillas en el suelo mientras el otro host le plantaba una pierna sobre los hombros para que no se levantase, muchos se plantearon tooodas las preguntas echas al principio del post. También se preguntaron de donde coño había salido aquel vaso de Vodka y quien les libraría aquella vez de todo. Era hora de domar a la bestia con métodos nunca vistos, nada decentes y poco legales. Incluso hubo uno por ahí que consideró apropiado sacar un capote rojo y empezar a torearle....
-Es irónico que un host no aguante la bebida -dijo el mafioso Kensuke-mala-leche mirando al mas voluptuoso de los dos y luego a Kaede, que parecía estarse quedando dormido por aquel masaje craneal que le proporcionaba la gran mano del que parecía su dueño. Suspirando con resignación volvió a buscar otro puro entre los bolsillos internos de su abrigo- De todas formas será mejor así. No quisiera aprovecharme de un pobre chaval que no sabe lo que hace... -abrió un ojo cuando atrapó el puro entre los dientes viendo como Kaede, borracho o no, pretendía seguir cumpliendo sus deberes ofreciéndole fuego. Sonriendo Kensuke aceptó, inhaló y soltó el humo hacia arriba- Gracias.
-No tengo por costumbre dejar a los clientes a medias solo porque no pueda seguir trabajando -cerró la tapa del mechero de forma dramática mientras su tono de voz variaba entre uno agudo y otro muy grave- ¿No será usted el que ha bebido demasiado, Kensuke-san? -quiso sonar malicioso y lo mas bromista que pudo, pero acabó balanceándose hasta acabar recostado en el hombro de chosokabe.
“¡Es obvio que tu eres el que mas cocido está de todos nosotros!” -otro mensaje vía wifi por toda la sala. Al jefe solo le faltaba vestirse de verde y sacar los prismáticos.
-Puede -le siguió el juego el mafioso, lanzandole una mirada al albino que pareció demasiado burlesca para no tenerse en cuenta- De ser así no sentiría remordimientos si llegase a hacer alguna tontería.
Kaede pareció seguir su mirada y giró la cabeza para mirar a su pupilo- Le recomiendo que no pretenda acercarse mucho a Motochika -levantó el brazo y le dio un débil golpe en el pecho al chucho- Puede morderle tan fuerte que le quedaría la marca de por vida. Y podría jurar que tiene demasiada fuerza para que usted pueda controlarle -hablando así cualquiera diría que tenía experiencia tratando con él en muchos sentidos. Aunque Kaede estaba mas bien describiendo a Saya, casi igual en constitución y tontería- Es un cerbero violento, una quimera del laberinto que solo se amansa frente a un cáliz lleno de licor de primera clase...
“A parte de filosófico, friki...¿y por primera clase te refieres al ron...?”
El mafioso no pudo sino sonreír y no añadir nada al escuchar a la mujer volver agitando el bolso y gritando “¡Aniki!” a los cuatro vientos. Se levantó antes de que volviera a sentarse- Tenemos que irnos. La reunión de esta noche se ha alargado demasiado y algo me dice que podríamos estar interfiriendo -miró a la parejita descompensada y volvió a sonreír.
-¿Eeeehhh? -la rubia hizo un puchero estado casi tan contenta como Kaede- ¿Y que pasa con mi aniki? ¿Podrá dormir sin saber la gran compañía que soy? -bromeó sonriendo y sacando una tarjeta del bolso, ofreciéndosela al albino- Toma encanto. Mi teléfono particular. Espero que nos volvamos a ver. ¡Oh, y trae a tu niño! -le palmeó el culo a Shizuo cuando este se levantaba para despedir a los clientes sin tambalearse demasiado- ¡Cuidamelo bien Shissy-chan~!
-No se preocupe -Kaede hizo una reverencia, sonriendo sin escuchar apenas aquel mote. Vio al mafioso acercarse y extendió la mano para estrecharsela- Vuelva cuando quiera. El Eden está a su disposición para lo que quiera así que no dude en visitarnos cuando tenga tiempo...¿libre? -su mano se vio ignorada cuando el mafioso la pasó de largo y se plantó delante de él agachándose para darle un mordisco en el cuello que hizo que Kaede diese un salto en su sitio y soltase un gemido demasiado porno. Kensuke miró entonces a Chosokabe tras dejarle una vistosa marca de dientes al joven host.
-Resulta que yo también muerdo. Que peligro~ -murmuró, despidiéndose de ambos antes de aceptar todos los berrinches y protestas de Amagi al querer ella hacer lo mismo con el grandote. No la dejó. El jefe salió de su cueva después de haberse comido casi media palmera y haber recuperado media barra de vida para despedirse, reverenciar y respirar tranquilo antes de que por fin le petase el corazón como una super nova.
-Estás demasiado estresado estos días. Creo que podrías tomarte unas vacaciones, relajarte y conocer este mundo tan imperfecto donde nos ha tocado vivir. Ir a la playa, sentir las olas en los pies, disfrutar de tu plan de pensiones y mudarte a Hokkaido para terminar allí tus días como un afable anciano que haría de Santa Claus en las fiestas de nochebuena. Repartirías caramelos a los niños ¿no es encantador? Es mucho mejor que manejar a una jauría de hombres que solo buscan ligarse a mujeres que dan por sentado que ya no se casarán.... -Kaede se tomaba un Nescafé, pero la filosofía seguía ahí aún después de cierre del local. A lo lejos amanecía, los chicos terminaban de limpiar y se proponían a hacer la prometida fiestecilla para ver por fin cumplidas sus apuestas. ¿Caería Shissy? ¿Quién recibiría primero? ¿que rompería contra una pared? ¿cuanto sueldo le bajaría el jefe? ¿Lo degradaría de nuevo a camarero o limpia-baños? Y mas importante: ¿a quién le tocaría pringar y llevarle a casa en tal estado? ¿Habían dardos tranquilizantes a mano...? ¿Y por que faltaba media palmera de interior?
-Este es el tercer cliente que me muerde. ¿y dices que no puedo echarles del local? No me gusta que me muerdan los desconocidos -seguía batallando sentado en la barra. El jefe iba por su tercer analgésico para el dolor de cabeza y había pedido a los reyes un marcapasos- ¿Y que pasa con Chika? -lo sacó sin venir a cuento- Se supone que tenía que aprender de mi pero parece que he adoptado a un perro enorme y blanco, que me deja dormir encima de su calentito cuerpo y me prepara el desayuno a la mañana siguiente -eso no tenía sentido. Aunque mas de uno le dio uno demasiado privado.
-¡Venga venga, que pareces un viejo contando sus penas! -el chico que anteriormente les había invitado a quedarse en la fiesta en los vestuarios se sentó a su lado, tendiéndole un vaso que había cogido de una de las bandejas de la barra- Toma anda, bebe agua y aclárate las ideas.
-Mis ideas están muy claras, gracias -dijo de forma siniestramente cortés aceptando el vaso y dándole un par de tragos. Cuando lo bajó lo hizo a cámara lenta usando el mismo efecto que Chosokabe horas antes. Y silencio... -Pero me tocan los cojones los jodidos pervertidos que solo vienen a manosearme. ¿Que pretenden? ¿Que me baje los pantalones en los lavabos y deje que me atraviesen hasta el alma! ¡Y una mierda! -levantó la vista, y tenía media cara oscura. El jefe dio un paso atrás y lanzó una mirada al vaso de agua. Kaede se giró veloz en la banqueta y cogió de la corbata a su compañero que parecía no impresionarle aquel cambio de carácter- ¿Es que os pone que os pisotee y os obligue a lamerme los zapatos? ¿¡Es lo que quieres!? ¡Os meteré a todos las jodidas mesas del club por el...!
Sobraba decir que el agua no era agua. Y mientras se veía como el inocente y curiosamente sonriente compañero de Kaede quedaba de rodillas en el suelo mientras el otro host le plantaba una pierna sobre los hombros para que no se levantase, muchos se plantearon tooodas las preguntas echas al principio del post. También se preguntaron de donde coño había salido aquel vaso de Vodka y quien les libraría aquella vez de todo. Era hora de domar a la bestia con métodos nunca vistos, nada decentes y poco legales. Incluso hubo uno por ahí que consideró apropiado sacar un capote rojo y empezar a torearle....
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Por alguna extraña razón que desconozco Chosokabe se llevo la mano a los testículos. Como si una presión invisible se hubiese implantado allí. Pero volviendo al tema que nos incube - Senseiiii no se quede tiesoooo- el albino lloraba por dentro. No quería cargar más con el pequeño host, pero tampoco quería verle en aquel estado tan indefenso. Sobre todo porque al mismo Chosokabe era al que se le estaba pasando más de una mala idea por la mente al verle tan desprotegido. Sacudió la cabeza para centrarse en la pullas que le tiraba el mafioso y en los mensajes en masa del resto de host que escuchaba claros y concisos en su cabeza.
-Apunte mental: el club debería hacer una fiesta temática y como tema central: Safari en la jungla del amor, así el jefe no destacaría tanto mientras se come la palmera- pensaba el albino mientras sudaba frío, lo miraba de reojo pero sus orejas estaban pendientes a la insana conversación que ocurría a su lado.
Lo sacó de sus ensoñaciones el toque de Kaede sobre su pecho, pero quiso volver a su mundo de wifi mental con sus compañeros al escuchar como Kaede le hacía quedar como un muro de carne de nivel dos. El albino ponía el ojo en blanco mientras se aguantaba para no darle dos collejas bien dadas al enano.
Pero la aparición de la mujer de rojo lo volvió a su forma de ser. Con una sensual sonrisa aceptó la tarjeta, se incorporaba manteniéndose tras Kaede no fuese que se cayese y despidiéndose de ellos casi aliviado ¡pero no! el mafioso volvió. -¿¡No puedo despistarme un puto segundo!?- había parpadeado y Kaede ya tenía un chupetón.
Ambos cruzaron miradas durante unos instantes. Miradas de recelo, odio pero, sobre todo, competitividad y alguna que otra hormona de la testosterona. El albino no pudo evitarlo, se señaló los ojos con los dedos y después señaló a Kensuke. - Estas advertido. Te tengo fichado- le quiso decir con este gesto propio de un portero de discoteca o de guardia de ciudadela.
- Este maldito Kaede- optó por alejarse de su sensei durante el tiempo que recogían el local. El club se encontraba iluminado con la tenue luz del bar y algunas más dejándolo en penumbras. Parecía otro lugar, no el concurrido y bullicioso salón de horas antes.
-Ahora sólo nos falta ver el final- dijo un compañero mientras colocaban las sillas sobre las mesas. El pescador, extrañado, ladeó la cabeza. - Si, a ver quien de todos gana la apuesta de ¿Que hará nuestro “querido” Shissy ahora?- desde donde se encontraba se escuchaba de fondo la matraquilla y el despotrique del moreno.
- Pues por ahora, sólo pone a parir a los clientes y no mueve un dedo para recoger el local-
- Tu lo has dicho... por ahora- se hizo el silencio. Un silencio incómodo, un silencio palpable, casi visible... ¡zas! Aquí comenzó todo.
Chosokabe se enderezó cuan perro al escuchar el golpe seco de un cuerpo golpeando el suelo. -¿Pero que co..?- se encontraba en el lado opuesto del club y no veía nada de lo que ocurría pero se temía lo peor.
- Ya ha empezado- dijo entre susurros, con voz tenebrosa, el individuo que se encontraba a su lado.
- ¿Que es lo que ha empezado?- la pupila de su orbe azul temblaba y en ella se reflejaba la sonrisa de su compañero el cual se giró hacia él con una sonrisa siniestra.
- El tercer impacto- susurro.
Se dirigió como alma poseída por el demonio hacia la barra del bar encontrándose allí a un Kaede más o menos reconocible. -¿Pero que le pasa al loco este? ¿ha entrado en modo berserker? ¿o que?- era el primero de la línea de defensa del club, básicamente porque el resto de acojonados host se habían apilado tras de él como si fuesen aldeanos detrás de su paladín.
Miró hacia detrás - ¡Que es sólo un chico! ¡No un tiburón!- se remangó las mangas mientras caminaba directo hacia él.
En ese momento escuchó su nombre por lo bajo, buscando con la vista para todos los flancos hasta que visualizó una cabecita saliendo por encima de la barra. Era el jefe que lo llamaba.
-¿Que quiere? ¿No ve que estoy ocupado?- se habían refugiado detrás de la barra con la espalda pegada a esta para que Shissy no los viese.
-¿¡Pero tu eres así o estudias para tonto!?- gritaba por lo bajo dado su histerismo. - No puedes agarrarlo de frente. Ya que estás aquí intenta atajarlo por la espalda- tácticas de combate anti-Shissy
- Pero los hombres no luchamos así-
- ¡Me da igual si eres un hombre, un travesti o un perro sarnoso! Agarra le por la espalda, nosotros nos ocupamos del resto... ¡ah! inmovilízale los brazos-
-Ok... esto, Jefe- lo interrumpió mientras se iba a reunirse con el resto para crear un plan.
-¿Si?- este se giró.
-Tiene en los dientes algo verde- arrugó la cara en un mohín de asco.
El albino, no creyéndose donde se estaba metiendo, aceptó las órdenes de su superior.
Reptó por el suelo tras la barra del bar hasta situarse, lo que el creía, detrás del criminal. Sus pelos blancos y su ojo se asomaron para verificar su situación. Recibió un “contacto visual con el objetivo” y un “roger, roger” por la wifi interna entonces fue acercándose a Kaede, colocándose a su espalda, sorteó la barra del bar por encima cayendo justo a cinco centímetros de la espalda ajena. - ¡Te pille!- abrió los brazos rodeando, al segundo siguiente, el pequeño cuerpo del moreno apresando en su agarre los brazos de Kaede. - Estate quietecito ¿Quieres? No le vallas a destrozar el local a tus compañeros que el único perjudicados va a ser tu- de refilón y desde arriba, pudo ver la expresión del host.
- ¡Ahora chicos!- los host, con su Jefe a la cabeza, salieron de entre la penumbra con cuerdas para poderle atar de pies y manos.
Chosokabe no se esperaba aquel asalto pero mantuvo al host entre sus brazos. -Kaede- agachó la cabeza para poder susurrarle en el oído con voz calmada - Calmate, Kaede si no quieres que te traten como a una res, cálmate. O si no volverás a casa en mi moto atado y bien atado. Y te aseguro que no será un viaje cómodo- veía como el resto de chicos se acercaban cuidadosamente a ellos.
- Aunque hay otra opción- dejó que su aliento chocase contra la piel ajena. - Ordena huir y estos no nos ven el pelo hasta pasado mañana- al albino no le gustaba la expresión de los host también, quieras o no, él sólo podía lidiar con Kaede y de cierta forma, le había cogido cariño al enano.
(off: me encantan los momentos frikis de Kaedeeeee XD lo adoro, pero no pude evitar imaginarlo en el pos como si fuese un EVA. Lo siento)
-Apunte mental: el club debería hacer una fiesta temática y como tema central: Safari en la jungla del amor, así el jefe no destacaría tanto mientras se come la palmera- pensaba el albino mientras sudaba frío, lo miraba de reojo pero sus orejas estaban pendientes a la insana conversación que ocurría a su lado.
Lo sacó de sus ensoñaciones el toque de Kaede sobre su pecho, pero quiso volver a su mundo de wifi mental con sus compañeros al escuchar como Kaede le hacía quedar como un muro de carne de nivel dos. El albino ponía el ojo en blanco mientras se aguantaba para no darle dos collejas bien dadas al enano.
Pero la aparición de la mujer de rojo lo volvió a su forma de ser. Con una sensual sonrisa aceptó la tarjeta, se incorporaba manteniéndose tras Kaede no fuese que se cayese y despidiéndose de ellos casi aliviado ¡pero no! el mafioso volvió. -¿¡No puedo despistarme un puto segundo!?- había parpadeado y Kaede ya tenía un chupetón.
Ambos cruzaron miradas durante unos instantes. Miradas de recelo, odio pero, sobre todo, competitividad y alguna que otra hormona de la testosterona. El albino no pudo evitarlo, se señaló los ojos con los dedos y después señaló a Kensuke. - Estas advertido. Te tengo fichado- le quiso decir con este gesto propio de un portero de discoteca o de guardia de ciudadela.
- Este maldito Kaede- optó por alejarse de su sensei durante el tiempo que recogían el local. El club se encontraba iluminado con la tenue luz del bar y algunas más dejándolo en penumbras. Parecía otro lugar, no el concurrido y bullicioso salón de horas antes.
-Ahora sólo nos falta ver el final- dijo un compañero mientras colocaban las sillas sobre las mesas. El pescador, extrañado, ladeó la cabeza. - Si, a ver quien de todos gana la apuesta de ¿Que hará nuestro “querido” Shissy ahora?- desde donde se encontraba se escuchaba de fondo la matraquilla y el despotrique del moreno.
- Pues por ahora, sólo pone a parir a los clientes y no mueve un dedo para recoger el local-
- Tu lo has dicho... por ahora- se hizo el silencio. Un silencio incómodo, un silencio palpable, casi visible... ¡zas! Aquí comenzó todo.
Chosokabe se enderezó cuan perro al escuchar el golpe seco de un cuerpo golpeando el suelo. -¿Pero que co..?- se encontraba en el lado opuesto del club y no veía nada de lo que ocurría pero se temía lo peor.
- Ya ha empezado- dijo entre susurros, con voz tenebrosa, el individuo que se encontraba a su lado.
- ¿Que es lo que ha empezado?- la pupila de su orbe azul temblaba y en ella se reflejaba la sonrisa de su compañero el cual se giró hacia él con una sonrisa siniestra.
- El tercer impacto- susurro.
Se dirigió como alma poseída por el demonio hacia la barra del bar encontrándose allí a un Kaede más o menos reconocible. -¿Pero que le pasa al loco este? ¿ha entrado en modo berserker? ¿o que?- era el primero de la línea de defensa del club, básicamente porque el resto de acojonados host se habían apilado tras de él como si fuesen aldeanos detrás de su paladín.
Miró hacia detrás - ¡Que es sólo un chico! ¡No un tiburón!- se remangó las mangas mientras caminaba directo hacia él.
En ese momento escuchó su nombre por lo bajo, buscando con la vista para todos los flancos hasta que visualizó una cabecita saliendo por encima de la barra. Era el jefe que lo llamaba.
-¿Que quiere? ¿No ve que estoy ocupado?- se habían refugiado detrás de la barra con la espalda pegada a esta para que Shissy no los viese.
-¿¡Pero tu eres así o estudias para tonto!?- gritaba por lo bajo dado su histerismo. - No puedes agarrarlo de frente. Ya que estás aquí intenta atajarlo por la espalda- tácticas de combate anti-Shissy
- Pero los hombres no luchamos así-
- ¡Me da igual si eres un hombre, un travesti o un perro sarnoso! Agarra le por la espalda, nosotros nos ocupamos del resto... ¡ah! inmovilízale los brazos-
-Ok... esto, Jefe- lo interrumpió mientras se iba a reunirse con el resto para crear un plan.
-¿Si?- este se giró.
-Tiene en los dientes algo verde- arrugó la cara en un mohín de asco.
El albino, no creyéndose donde se estaba metiendo, aceptó las órdenes de su superior.
Reptó por el suelo tras la barra del bar hasta situarse, lo que el creía, detrás del criminal. Sus pelos blancos y su ojo se asomaron para verificar su situación. Recibió un “contacto visual con el objetivo” y un “roger, roger” por la wifi interna entonces fue acercándose a Kaede, colocándose a su espalda, sorteó la barra del bar por encima cayendo justo a cinco centímetros de la espalda ajena. - ¡Te pille!- abrió los brazos rodeando, al segundo siguiente, el pequeño cuerpo del moreno apresando en su agarre los brazos de Kaede. - Estate quietecito ¿Quieres? No le vallas a destrozar el local a tus compañeros que el único perjudicados va a ser tu- de refilón y desde arriba, pudo ver la expresión del host.
- ¡Ahora chicos!- los host, con su Jefe a la cabeza, salieron de entre la penumbra con cuerdas para poderle atar de pies y manos.
Chosokabe no se esperaba aquel asalto pero mantuvo al host entre sus brazos. -Kaede- agachó la cabeza para poder susurrarle en el oído con voz calmada - Calmate, Kaede si no quieres que te traten como a una res, cálmate. O si no volverás a casa en mi moto atado y bien atado. Y te aseguro que no será un viaje cómodo- veía como el resto de chicos se acercaban cuidadosamente a ellos.
- Aunque hay otra opción- dejó que su aliento chocase contra la piel ajena. - Ordena huir y estos no nos ven el pelo hasta pasado mañana- al albino no le gustaba la expresión de los host también, quieras o no, él sólo podía lidiar con Kaede y de cierta forma, le había cogido cariño al enano.
(off: me encantan los momentos frikis de Kaedeeeee XD lo adoro, pero no pude evitar imaginarlo en el pos como si fuese un EVA. Lo siento)
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
Después que sonase la banda sonora de cualquiera de las millones películas de tiburón la escena de batalla parecía haber llegado a un punto culminante. Los cazadores de nivel 5 habían atrapado a la bestia moradora de los bosques que les daría el regalo mas maravilloso de todos: dejarles vivir otros días mas. Si, toda una exageración solo para hablar de un host de veinte años borracho, pero es que en aquel estado de destrucción masiva Kaede hecho carta valdría millones por internet. Y los compañeros de club o lo sabían y querían llevarse un pedacito de su poder de infinitos puntos de ataque o querían implorarle de verdad que les dejase con vida. Enigmas del juego.
La carta...es decir, Kaede miró entonces de reojo hacia atrás después de soltar un bufido, tan indignado como un Miura al que le han atado los cuernos contra un poste. La vena que le subía por la ceja y se dividía bajo el flequillo desordenado vaticinaba que mataría a alguien en cualquier momento aunque fuese con un mal de ojo sacado de pokemon edición diamante. De momento y resoplando otra vez ante el cosquilleo del aliento del chucho contra su cuello, consiguiendo que se le erizase el pelo de la nuca, bajó la cabeza solo para impulsarse de nuevo hacia atrás, dándole un cabezazo en plenas narices que hizo que los demás se parasen en seco. Y no por la escena, si no por el gemido porno numero dos que había soltado cuando los enormes brazos de Chosokabe le habían apretado aún mas contra él.
Pausa. Momento ralentizado al 78%. Flotan pétalos, el cuerpo del host se comprime y parece fusionarse contra el del albino creando cierto movimiento que puede malinterpretarse en mentes de mas veinteañeros afectados por el aura. Defensa de Kaede cae 7 puntos. Pero le sube 11 la barra de encanto cuando se ruboriza gracias a los efectos de color.
Jugador 2, has agotado tus momentos fanservice. Reanudando...
-¿¡Que coño miráis!? -grito endemoniado mientras la barra de encanto se resquebraja y cae fuera de plano.
-¡Pe...pero atadlo, rápido! -el jefe daba ordenes tras una trinchera improvisada con vasos y botellas de licores- ¡solo tenéis que sacarlo a la calle y cerraremos la puerta, no seas maricas coño!
“¡Me gustaría verle aquí!” -party asesina y vengativa que pasó de nuevo vía wifi.
-¿¡De que vas, puto perro callejero!? ¡Deja de frotarte contra mi!- le tocó moverse como un lagarto para intentar soltar un codazo hacia su costillas, mientras la vena de la frente ya se salía de pantalla y era pixelada al explotar- ¡Ni se te ocurra pensar que puedes hacerme lo que te salga del rabo o te lo cortaré en pedazos y me haré una carne fiesta con él! ¿¡Y tu que haces!? -pisoteó de nuevo la cara del sonriente compañero causante de que el vodka hubiese llegado a sus manos, mientras seguía igual de sonriente e igual de arrodillado frente a él mientras le ataba las piernas- ¡Ni te atrevas! ¡Asqueroso pervertido! Te mato ¡TE MATOO! -pisoteaba y pisoteaba sin ser muy consciente de que con tanta resistencia el que se frotaba contra el perro era él.
-Yaaa, yaaa...-ignorando la sangre y el ojo morado el compañero había utilizado su baza de masoquista para poder atarlo por los tobillos, pasandole la cuerda por los pies sin tener la oportunidad de apretársela y atarla cuando este se había escurrido por abajo de entre los brazos del albino, cogido una de las banquetas y vuelto a levantarse para ponérsela de nueva cabeza a todos los presentes. “¡activad carta trampa, activad carta trampa!” se oyó tras la barra.
-¡Saya! -señaló hacia la salida el que mas rápido pudo pensar estando bajo amenaza, haciendo que Kaede volviese en si, parpadease y mirase hacia la puerta donde evidentemente no había nadie. El masoquista tiró de la cuerda enredada en sus pies con una sonrisa vengativa y le hizo perder el equilibrio y la banqueta, que rebotó y casi alcanza al jefe, antes de caer de vuelta a los brazos del grandote- ¡Cuerdas! -a una velocidad pasmosa rodearon ambos cuerpos con ellas no llegando a anudarlas, solo para ganar tiempo mientras empujaban a Chosokabe fuera del local.
-¡Gracias por tu trabajo de hoy, Chika-chan! ¡Te lo pago mañana con intereses! -el jefe, ejerciendo de jefe, los despidió en la puerta con una patada en las nalgas antes de cerrar, pasar la llave y crear una barrera mágica contra dragones. Y con esto se acababa la saga de como controlar a un host.
-Capullos.... -gruñó Kaede, mientras todo aquel montón de cuerdas caían por sus hombros, sueltas. Habían quedado sentados en el suelo (en el caso del moreno a horcajadas sobre el otro) contra la pared del callejón- Estúpido Saya. Todo esto es tu culpa, ¡mierda! -cogió de la camisa a Chosokabe buscando mas camorra si cabe- ¿Quien te piensas que soy? ¡Siempre quieres que lo haga todo por ti! -se quedó quieto, mirando el pecho semidescubierto del pirata antes de levantar la cabeza. Tenía un aspecto francamente asqueroso con el pelo despeinado y la expresión propia de alguien hasta las cejas de alcohol. Se inclinó hacia delante levantando el mentón contra su rostro- Ah, eres tu...¿Por que estas confianzas con tu maestro de repente? Chucho...-se dejó caer contra su hombro girando la cabeza para acabar respirando contra su cuello. Tenía un olor peculiar, varonil que le hacía sentir seguro. Quizás como aquella vez que había quedado rendido sobre él en la cama. Tal y como lo exudaba el cuerpo de Saya.
Abrió la boca y pegando los labios a su carne le mordió, dejandole el pequeño círculo de su mandíbula dibujado como un capricho o un castigo por algo que nunca se adivinó. Desenredando los brazos de las cuerdas le abrazó- Motochika -susurró- Vamos a casa -que el albino pudiese lidiar con un Kaede en todas sus facetas no se alejaba mucho de la realidad.
La carta...es decir, Kaede miró entonces de reojo hacia atrás después de soltar un bufido, tan indignado como un Miura al que le han atado los cuernos contra un poste. La vena que le subía por la ceja y se dividía bajo el flequillo desordenado vaticinaba que mataría a alguien en cualquier momento aunque fuese con un mal de ojo sacado de pokemon edición diamante. De momento y resoplando otra vez ante el cosquilleo del aliento del chucho contra su cuello, consiguiendo que se le erizase el pelo de la nuca, bajó la cabeza solo para impulsarse de nuevo hacia atrás, dándole un cabezazo en plenas narices que hizo que los demás se parasen en seco. Y no por la escena, si no por el gemido porno numero dos que había soltado cuando los enormes brazos de Chosokabe le habían apretado aún mas contra él.
Pausa. Momento ralentizado al 78%. Flotan pétalos, el cuerpo del host se comprime y parece fusionarse contra el del albino creando cierto movimiento que puede malinterpretarse en mentes de mas veinteañeros afectados por el aura. Defensa de Kaede cae 7 puntos. Pero le sube 11 la barra de encanto cuando se ruboriza gracias a los efectos de color.
Jugador 2, has agotado tus momentos fanservice. Reanudando...
-¿¡Que coño miráis!? -grito endemoniado mientras la barra de encanto se resquebraja y cae fuera de plano.
-¡Pe...pero atadlo, rápido! -el jefe daba ordenes tras una trinchera improvisada con vasos y botellas de licores- ¡solo tenéis que sacarlo a la calle y cerraremos la puerta, no seas maricas coño!
“¡Me gustaría verle aquí!” -party asesina y vengativa que pasó de nuevo vía wifi.
-¿¡De que vas, puto perro callejero!? ¡Deja de frotarte contra mi!- le tocó moverse como un lagarto para intentar soltar un codazo hacia su costillas, mientras la vena de la frente ya se salía de pantalla y era pixelada al explotar- ¡Ni se te ocurra pensar que puedes hacerme lo que te salga del rabo o te lo cortaré en pedazos y me haré una carne fiesta con él! ¿¡Y tu que haces!? -pisoteó de nuevo la cara del sonriente compañero causante de que el vodka hubiese llegado a sus manos, mientras seguía igual de sonriente e igual de arrodillado frente a él mientras le ataba las piernas- ¡Ni te atrevas! ¡Asqueroso pervertido! Te mato ¡TE MATOO! -pisoteaba y pisoteaba sin ser muy consciente de que con tanta resistencia el que se frotaba contra el perro era él.
-Yaaa, yaaa...-ignorando la sangre y el ojo morado el compañero había utilizado su baza de masoquista para poder atarlo por los tobillos, pasandole la cuerda por los pies sin tener la oportunidad de apretársela y atarla cuando este se había escurrido por abajo de entre los brazos del albino, cogido una de las banquetas y vuelto a levantarse para ponérsela de nueva cabeza a todos los presentes. “¡activad carta trampa, activad carta trampa!” se oyó tras la barra.
-¡Saya! -señaló hacia la salida el que mas rápido pudo pensar estando bajo amenaza, haciendo que Kaede volviese en si, parpadease y mirase hacia la puerta donde evidentemente no había nadie. El masoquista tiró de la cuerda enredada en sus pies con una sonrisa vengativa y le hizo perder el equilibrio y la banqueta, que rebotó y casi alcanza al jefe, antes de caer de vuelta a los brazos del grandote- ¡Cuerdas! -a una velocidad pasmosa rodearon ambos cuerpos con ellas no llegando a anudarlas, solo para ganar tiempo mientras empujaban a Chosokabe fuera del local.
-¡Gracias por tu trabajo de hoy, Chika-chan! ¡Te lo pago mañana con intereses! -el jefe, ejerciendo de jefe, los despidió en la puerta con una patada en las nalgas antes de cerrar, pasar la llave y crear una barrera mágica contra dragones. Y con esto se acababa la saga de como controlar a un host.
-Capullos.... -gruñó Kaede, mientras todo aquel montón de cuerdas caían por sus hombros, sueltas. Habían quedado sentados en el suelo (en el caso del moreno a horcajadas sobre el otro) contra la pared del callejón- Estúpido Saya. Todo esto es tu culpa, ¡mierda! -cogió de la camisa a Chosokabe buscando mas camorra si cabe- ¿Quien te piensas que soy? ¡Siempre quieres que lo haga todo por ti! -se quedó quieto, mirando el pecho semidescubierto del pirata antes de levantar la cabeza. Tenía un aspecto francamente asqueroso con el pelo despeinado y la expresión propia de alguien hasta las cejas de alcohol. Se inclinó hacia delante levantando el mentón contra su rostro- Ah, eres tu...¿Por que estas confianzas con tu maestro de repente? Chucho...-se dejó caer contra su hombro girando la cabeza para acabar respirando contra su cuello. Tenía un olor peculiar, varonil que le hacía sentir seguro. Quizás como aquella vez que había quedado rendido sobre él en la cama. Tal y como lo exudaba el cuerpo de Saya.
Abrió la boca y pegando los labios a su carne le mordió, dejandole el pequeño círculo de su mandíbula dibujado como un capricho o un castigo por algo que nunca se adivinó. Desenredando los brazos de las cuerdas le abrazó- Motochika -susurró- Vamos a casa -que el albino pudiese lidiar con un Kaede en todas sus facetas no se alejaba mucho de la realidad.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
¿Lo de Kaede era contagioso? Podía ser ya que entre tanto tío, tanta mano, tanto roce y tanta cuerda el empute que le estaba subiendo a Chosokabe a la cabeza no era normal. Apretaba la mandíbula enseñando los dientes. - ¿Pero que leches estáis haciendo?- el albino no dejaba de mirar aquella panda de goblins endemoniados en la que se habían convertido los host.
La pregunta fue contestada por el mismo Jefe mientras les daban la patada en el culo más grande que había recibido en su vida. - ¡Eso! ¡Ya hablaremos! Aunque te pienso cobrar mis servicios con tu alma- se cabreó más por llamarlo Chika-chan que por la mala jugada que le hicieron.
Sentado como estaba escuchando y soportando los berrinches de al que debía llamar sensei, Chosokabe se percató del estado tan extraño en el que se había sumido su maestro en cuanto se pronunció el nombre de su compañero de piso. El pirata fruncía levemente el ceño mientras observaba cuidadosamente los cambios de expresión del moreno.
Por una parte le picaba la curiosidad. -¿A que habrá venido esa frase? ¿Siempre quieres que lo haga todo por ti? ¿Quien se cree el Saya este? Aunque por la cara de cabreo y frustración de aquí el pequeñajo diría que esta bastante traumatizado- el mismo consigo mismo. Chosokabe comenzó a crear “teorías” sobre la relación entre los compañeros de piso y poco le faltó para comenzar una sobre Sauron y si existía un colirio lo suficientemente bueno para bajar la inflamación de ese ojo.
En cualquier caso el mordisco se lo llevó igual. Apretó los dientes y de entre ellos salió un sonido gutural de dolor mientras apretaba su ojo. Abrió la boca aspirando aire por ella para soltar un insulto que nunca se pronunció ya que al girar el rostro Kaede le pedía volver a casa. Todo aquel aire inspirado salió en forma de apesadumbrado suspiro que relajó los tensos hombros del albino.
Como le daba pena el estado del moreno no dijo nada ni hizo nada por apartarlo sólo le agarró los muslos por debajo y, con cierta patosidad, se incorporó con Kaede agarrado a él en modo koala. Cómo quien lleva a un niño pequeño que se ha hecho daño en una rodilla mientras jugueteaba en el parque, el albino caminaba sin ninguna prisa hacia el lugar donde se estacionaba su moto.
Era de noche cerrada y sólo iluminaba la calle por la que andaban las farolas que proyectaban una luz anaranjada sobre las aceras. El poco tráfico y la casi ausencia de ruido instaban al mayor a no caminar demasiado rápido además, necesitaba un poco de aire fresco en la cara para poder despejarse después de una tarde tan movidita. - Así que Saya ¿eh? Me gustaría saber en que nos parecemos ese vago tocapelotas y yo.- Creo que después de un tiempo de reflexión Chosokabe había entendido porque le dirigió aquellas palabras a él, lo que no le gustó fue que lo confundiese con Saya. - Porque tienes que estar muy tocado de la vista para confundirnos, pero lo que más me toca las pelotas es que la pagases conmigo y no con el que se lo merece- hasta cierto punto recriminaba a Kaede.
- ¿Que pasa? Eres muy gallito cuando te metes conmigo pero ¿no tienes cojones para decírselo a él? ¿Te guardas todo eso para ti mismo?- Apretó los muslos del menor para recolocarle jalando de él hacia arriba porque parecía que se le iba escurriendo. Salió de su garganta un sonido gutural - Ya has visto lo que ha sucedido esta noche. Tus mismos compañeros saben tu punto débil y lo han aprovechado a su favor además, ¡te has inflado como un puto pez globo! ¡que cabreos te agarras hombre! Y no me digas que es sólo porque estabas borracho- iban llegando a la motocicleta que se encontraba aparcada entre dos coche en paralelo a la acera. Iluminada por la naranja luz de una farola mientras la de al lado parpadeaba aleatoriamente.
El mayor bajó al moreno sentándolo en el mullido asiento de piel negra de la moto. Recorriendo con sus manos los brazos que le rodeaban el cuello para deshacer el abrazo. Con lentitud, sosegadamente, buscando los ojos ajenos. A continuación se acuclilló lentamente delante del moreno, apoyando sus enormes brazos sobre las piernas de este. Mantuvo siempre el contacto visual. - Si quieres dime ¿que es lo que te pasa? Kaede- el rostro del pescador estaba serio, su típica sonrisa había desaparecido y sólo se reflejaba en el la preocupación.
(off: si quieres ciérralo tu en el próximo dando por sentado que Choso lo lleva a su casa en moto y si quieres empezamos con el del crucero. A no ser que se te haya ocurrido otra cosa como ir a linchar dragones llamados Saya con una party llena de host a las espaldas XD
Mira me encontre a Kaede y a Choso comiendo helado http://www.zerochan.net/493015 XD)
La pregunta fue contestada por el mismo Jefe mientras les daban la patada en el culo más grande que había recibido en su vida. - ¡Eso! ¡Ya hablaremos! Aunque te pienso cobrar mis servicios con tu alma- se cabreó más por llamarlo Chika-chan que por la mala jugada que le hicieron.
Sentado como estaba escuchando y soportando los berrinches de al que debía llamar sensei, Chosokabe se percató del estado tan extraño en el que se había sumido su maestro en cuanto se pronunció el nombre de su compañero de piso. El pirata fruncía levemente el ceño mientras observaba cuidadosamente los cambios de expresión del moreno.
Por una parte le picaba la curiosidad. -¿A que habrá venido esa frase? ¿Siempre quieres que lo haga todo por ti? ¿Quien se cree el Saya este? Aunque por la cara de cabreo y frustración de aquí el pequeñajo diría que esta bastante traumatizado- el mismo consigo mismo. Chosokabe comenzó a crear “teorías” sobre la relación entre los compañeros de piso y poco le faltó para comenzar una sobre Sauron y si existía un colirio lo suficientemente bueno para bajar la inflamación de ese ojo.
En cualquier caso el mordisco se lo llevó igual. Apretó los dientes y de entre ellos salió un sonido gutural de dolor mientras apretaba su ojo. Abrió la boca aspirando aire por ella para soltar un insulto que nunca se pronunció ya que al girar el rostro Kaede le pedía volver a casa. Todo aquel aire inspirado salió en forma de apesadumbrado suspiro que relajó los tensos hombros del albino.
Como le daba pena el estado del moreno no dijo nada ni hizo nada por apartarlo sólo le agarró los muslos por debajo y, con cierta patosidad, se incorporó con Kaede agarrado a él en modo koala. Cómo quien lleva a un niño pequeño que se ha hecho daño en una rodilla mientras jugueteaba en el parque, el albino caminaba sin ninguna prisa hacia el lugar donde se estacionaba su moto.
Era de noche cerrada y sólo iluminaba la calle por la que andaban las farolas que proyectaban una luz anaranjada sobre las aceras. El poco tráfico y la casi ausencia de ruido instaban al mayor a no caminar demasiado rápido además, necesitaba un poco de aire fresco en la cara para poder despejarse después de una tarde tan movidita. - Así que Saya ¿eh? Me gustaría saber en que nos parecemos ese vago tocapelotas y yo.- Creo que después de un tiempo de reflexión Chosokabe había entendido porque le dirigió aquellas palabras a él, lo que no le gustó fue que lo confundiese con Saya. - Porque tienes que estar muy tocado de la vista para confundirnos, pero lo que más me toca las pelotas es que la pagases conmigo y no con el que se lo merece- hasta cierto punto recriminaba a Kaede.
- ¿Que pasa? Eres muy gallito cuando te metes conmigo pero ¿no tienes cojones para decírselo a él? ¿Te guardas todo eso para ti mismo?- Apretó los muslos del menor para recolocarle jalando de él hacia arriba porque parecía que se le iba escurriendo. Salió de su garganta un sonido gutural - Ya has visto lo que ha sucedido esta noche. Tus mismos compañeros saben tu punto débil y lo han aprovechado a su favor además, ¡te has inflado como un puto pez globo! ¡que cabreos te agarras hombre! Y no me digas que es sólo porque estabas borracho- iban llegando a la motocicleta que se encontraba aparcada entre dos coche en paralelo a la acera. Iluminada por la naranja luz de una farola mientras la de al lado parpadeaba aleatoriamente.
El mayor bajó al moreno sentándolo en el mullido asiento de piel negra de la moto. Recorriendo con sus manos los brazos que le rodeaban el cuello para deshacer el abrazo. Con lentitud, sosegadamente, buscando los ojos ajenos. A continuación se acuclilló lentamente delante del moreno, apoyando sus enormes brazos sobre las piernas de este. Mantuvo siempre el contacto visual. - Si quieres dime ¿que es lo que te pasa? Kaede- el rostro del pescador estaba serio, su típica sonrisa había desaparecido y sólo se reflejaba en el la preocupación.
(off: si quieres ciérralo tu en el próximo dando por sentado que Choso lo lleva a su casa en moto y si quieres empezamos con el del crucero. A no ser que se te haya ocurrido otra cosa como ir a linchar dragones llamados Saya con una party llena de host a las espaldas XD
Mira me encontre a Kaede y a Choso comiendo helado http://www.zerochan.net/493015 XD)
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capitulo 4.2: Confianza ~Privado~
-¿Con quién te crees que estás hablando? -protestó hundido en su cuello como estaba, protestando y gruñendo palabras que no se le entendieron para nada. Era verdad que pagaba sus problemas con los demás cuando estaba en sus niveles mas altos de borrachera transitoria pero Saya nunca se le escapaba cuando debía gritarle todo lo que sentía a la cara. Lo único era que con él intentaba al menos no lanzarle hechizos y ataques mortales que acabasen con su vida y con los demás si lo hacía. Cuando quedó sentado en la moto y fue consciente de la situación le pareció estar protagonizando una escena entrañable de alguna película de moda, donde el hermanito mayor consolaba al pequeño después de que una chica le partiese el corazón. Y la farola parpadeando al lado no ayudaba a crear un ambiente mas ameno. En cualquier momento aparecería Jason con su motosierra a hacerlos picadillo a los dos.
Pero al ver que no aparecía, se limitó a hablar después de un largo momento de silencio donde todo le daba vueltas y veía a Chosokabe borroso y con grumos, como si se pixelase poco a poco- Te pareces a Saya -le dijo, parpadeando lentamente- Eres enorme, estúpido y alborotador. ¿Por que siempre tengo que cargar con personas de vuestro tipo? Es como si alguien supiera que odio a los perros y me mandase una manada entera solo para cabrearme -bajó la vista para mirar los brazos del albino apoyados en sus piernas con una mueca de enfado infantil pintada en la cara. Un poco mas y parecería estar haciendo un puchero pero suspiró de pronto, desviando la cara hacia el parpadeo de la farola- Saya y yo estuvimos juntos por tres años, desde el instituto. Cuando decidimos dejarlo y quedar como amigos nos pareció buena idea compartir los gastos de un apartamento, pero incluso como amigo es un idiota.
Volvió a mirar al frente- Ahórrate el chiste del gay y del cosmopolitan o te mato aquí mismo, ¿me oyes? -lo miró mal- Que sea gay no significa que vaya a dejarme insultar. Y menos que me gusten los cosmopolitan: eso fue una coincidencia -se apresuró por explicar y crear excusas que no sonaban muy convincentes viniendo de alguien tan cocido ya. Levantó el brazo y con el dedo golpeó el pecho del otro- ¿Crees que puedo soportar que un ex haga bromas como esas? ¿Soportar que siga siendo cariñoso y que se tome a juego el meterse conmigo en la bañera o intentar colarse en mi cama? ¡No me hace gracia! Me esfuerzo por ser un amigo y verle a él como mi mejor amigo, pero de nada sirve si se sigue comportando como un amante. Y luego estás tu que me confundes con tus... -pareció darle un bajón al quedarse quieto de repente y ponerse azul. Se encogió en el asiento de la moto y se llevó una mano a la cabeza, mareándose y con imperiosas ganas de acostarse en algo blando y dejar que pasara la noche. Como siguiese hablando le contaría mas de lo que debía al aprendiz de host.
-Me encuentro fatal -dijo con un hilo de voz- Llevame a casa de una vez -insistió, cogiéndole de la camisa y tirando de ella para que montase en la moto y se diera prisa. Cuando lo hubo hecho el mismo se encargó de rodearle con los brazos la cintura y pegarse contra su espalda buscando calorcito. Le gustaba la sensación, y eso significaba que quizás Motochika no se pareciera tanto a él como en un principio estaba pensando. Tenían cosas en común, pero las personalidades derivaban en aspectos muy diferentes. Insoportables por una parte y admirables por otra. La prueba era que a él tampoco le había lanzado ninguna maldición mortífera para acabar con su tosca barra de vida. Necesitaba volver a dormirse encima suyo para terminar de fiarse.
///////
Se acabaron las partys por ahora, saltemos de pantalla en paz mientras les dura la ternura del helado XD
Pero al ver que no aparecía, se limitó a hablar después de un largo momento de silencio donde todo le daba vueltas y veía a Chosokabe borroso y con grumos, como si se pixelase poco a poco- Te pareces a Saya -le dijo, parpadeando lentamente- Eres enorme, estúpido y alborotador. ¿Por que siempre tengo que cargar con personas de vuestro tipo? Es como si alguien supiera que odio a los perros y me mandase una manada entera solo para cabrearme -bajó la vista para mirar los brazos del albino apoyados en sus piernas con una mueca de enfado infantil pintada en la cara. Un poco mas y parecería estar haciendo un puchero pero suspiró de pronto, desviando la cara hacia el parpadeo de la farola- Saya y yo estuvimos juntos por tres años, desde el instituto. Cuando decidimos dejarlo y quedar como amigos nos pareció buena idea compartir los gastos de un apartamento, pero incluso como amigo es un idiota.
Volvió a mirar al frente- Ahórrate el chiste del gay y del cosmopolitan o te mato aquí mismo, ¿me oyes? -lo miró mal- Que sea gay no significa que vaya a dejarme insultar. Y menos que me gusten los cosmopolitan: eso fue una coincidencia -se apresuró por explicar y crear excusas que no sonaban muy convincentes viniendo de alguien tan cocido ya. Levantó el brazo y con el dedo golpeó el pecho del otro- ¿Crees que puedo soportar que un ex haga bromas como esas? ¿Soportar que siga siendo cariñoso y que se tome a juego el meterse conmigo en la bañera o intentar colarse en mi cama? ¡No me hace gracia! Me esfuerzo por ser un amigo y verle a él como mi mejor amigo, pero de nada sirve si se sigue comportando como un amante. Y luego estás tu que me confundes con tus... -pareció darle un bajón al quedarse quieto de repente y ponerse azul. Se encogió en el asiento de la moto y se llevó una mano a la cabeza, mareándose y con imperiosas ganas de acostarse en algo blando y dejar que pasara la noche. Como siguiese hablando le contaría mas de lo que debía al aprendiz de host.
-Me encuentro fatal -dijo con un hilo de voz- Llevame a casa de una vez -insistió, cogiéndole de la camisa y tirando de ella para que montase en la moto y se diera prisa. Cuando lo hubo hecho el mismo se encargó de rodearle con los brazos la cintura y pegarse contra su espalda buscando calorcito. Le gustaba la sensación, y eso significaba que quizás Motochika no se pareciera tanto a él como en un principio estaba pensando. Tenían cosas en común, pero las personalidades derivaban en aspectos muy diferentes. Insoportables por una parte y admirables por otra. La prueba era que a él tampoco le había lanzado ninguna maldición mortífera para acabar con su tosca barra de vida. Necesitaba volver a dormirse encima suyo para terminar de fiarse.
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Se acabaron las partys por ahora, saltemos de pantalla en paz mientras les dura la ternura del helado XD
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