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Capitulo 3: Información ~Private~
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Capitulo 3: Información ~Private~
Si tuviese que tener uno de esos flasback de películas lo mas resaltante sería la sesión con los clientes que Bernardo le había mandado. Un grupo de hombres que con gusto hubiese echado del club por la ventana tras estallarles a cada uno una botella de ginebra en la cabeza. Por suerte había contado con ayuda para que todo resultase sin mayores accidentes e intentos de asesinato por parte de un Kaede que estaba mas allá del simple “tocado de narices” convencional. No podía esperar a darle toda la información a ese “contacto” del mafioso para poder largarse a su casa y no saber nada mas de yakuzas con el pelo verde y la sonrisita de telediario de la tarde...
Aquella mañana había sonado el tono de móvil que indicaba que le había llegado un mensaje: una melodía siniestra de Darth Vader que se escuchó hasta en la casa de al lado y que despertó a Saya de su largo letargo en el sofá. Kaede le había cerrado la puerta con llave cuando este había intentado colarse para dormir abrazaditos y amanecer como en los viejos tiempos, llevándose por supuesto una negativa y un golpe mortal con el despertador en la frente. Cuando vio el remitente del mensaje (un tal “Cliente guapo No. 01~”) maldijo al infeliz que le había despertado después de una larga jornada de trabajo. Cuando leyó lo que ponía, sabía que era Bernardo: “Esta tarde a las 18:00. Cafetería Rush, mesa 13. Pide una tarta de chocolate, estás en los huesos~” ¿Lo mataba o no lo mataba? Es que era para darle, ¿no? ¿Y cuando había registrado su número en su móvil con aquel seudónimo? Daba vergüenza.... Por suerte había decidido ignorar las ganas que tenía de lanzar el teléfono contra la pared y se levantó con pereza de la cama, arrastrando los pies a la cocina para poder hacerse un café y espabilarse mientras Saya decía no sé que cosa de una erección matutina. Tenía solo una clase a las doce y media, así que tenía toda una tarde por perder hasta que llegasen las seis.
Le costó encontrar la “cafetería Rush” sin mas aclaraciones que el nombre. Había salido de casa mas de media hora antes para poder saber a donde coño se dirigía después de una consulta rápida en internet y las indagaciones de su ex sobre con quien había quedado. Resultó ser un negocio en el centro que hacía esquina, junto a un local de ropa deportiva donde se entretuvo mirando el escaparate. Cuando entró al lado por fin lo recibió una chica vestida de Maid sujetando de manera adorable la bandeja e inclinándose mientras le daba la bienvenida. Un espasmo en la ceja le hizo pensar a Kaede que tipo de pervertido era Bernardo mientras le decía a la muchacha el número de la mes y preguntaba si alguien le estaba esperando ya. Aquello le resultaba francamente bochornoso y esperaba que con quien tuviese que hablar fuese normal.
Aquella mañana había sonado el tono de móvil que indicaba que le había llegado un mensaje: una melodía siniestra de Darth Vader que se escuchó hasta en la casa de al lado y que despertó a Saya de su largo letargo en el sofá. Kaede le había cerrado la puerta con llave cuando este había intentado colarse para dormir abrazaditos y amanecer como en los viejos tiempos, llevándose por supuesto una negativa y un golpe mortal con el despertador en la frente. Cuando vio el remitente del mensaje (un tal “Cliente guapo No. 01~”) maldijo al infeliz que le había despertado después de una larga jornada de trabajo. Cuando leyó lo que ponía, sabía que era Bernardo: “Esta tarde a las 18:00. Cafetería Rush, mesa 13. Pide una tarta de chocolate, estás en los huesos~” ¿Lo mataba o no lo mataba? Es que era para darle, ¿no? ¿Y cuando había registrado su número en su móvil con aquel seudónimo? Daba vergüenza.... Por suerte había decidido ignorar las ganas que tenía de lanzar el teléfono contra la pared y se levantó con pereza de la cama, arrastrando los pies a la cocina para poder hacerse un café y espabilarse mientras Saya decía no sé que cosa de una erección matutina. Tenía solo una clase a las doce y media, así que tenía toda una tarde por perder hasta que llegasen las seis.
Le costó encontrar la “cafetería Rush” sin mas aclaraciones que el nombre. Había salido de casa mas de media hora antes para poder saber a donde coño se dirigía después de una consulta rápida en internet y las indagaciones de su ex sobre con quien había quedado. Resultó ser un negocio en el centro que hacía esquina, junto a un local de ropa deportiva donde se entretuvo mirando el escaparate. Cuando entró al lado por fin lo recibió una chica vestida de Maid sujetando de manera adorable la bandeja e inclinándose mientras le daba la bienvenida. Un espasmo en la ceja le hizo pensar a Kaede que tipo de pervertido era Bernardo mientras le decía a la muchacha el número de la mes y preguntaba si alguien le estaba esperando ya. Aquello le resultaba francamente bochornoso y esperaba que con quien tuviese que hablar fuese normal.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Si, le envió el mensaje de texto a Kaede a eso de las ocho y media de la mañana ¿que esperabais? Es un hombre ya entrado en años y se levanta muy temprano. Para él las nueve de la mañana ya es tarde.
Bernardo se encontraba feliz y radiante, demasiado diría yo, seguramente dado a que esta tarde obtendría su tan preciada información y le podría joder unos cuantos planes a ciertos “amigos” de los bajos fondos. Si, la malicia y Bernardo suelen ir de la mano.
A las diez de la mañana ya había desayunado, lavado, vestido, incluso cerró algún que otro sucio trato por teléfono. Al final, y ya aburrido de dar vueltas por la casa como un tigre encerrado, fue a despertar a su querido Riki.
Entró por su habitación como un ciclón, abriendo las cortinas de par en par para que el sol vespertino hiciese la función de despertador. - ¡Venga Riki, arriba! ¡Que ya es de día bello durmiente! ¡Hoy es tu gran día!- jaló de las sábanas hasta dejar al moreno al descubierto. - Báñese y vístase adecuadamente, nada de ir informal, te quiero ver guapito ¿me has entendido? o prefieres que elija yo tu ropa. Recuerda que al fondo de tu armario hay un traje de hombre de color rosa- entrecerró los ojos, parecía un zorro, mientras lo miraba y se lo imaginaba a la vez que sonreía.
Salió de la habitación volviendo a su despacho para terminar algunas transacciones bancarías a través de internet.
A eso de las cinco de la tarde, acercándose la hora de la merienda, Bernardo instó a Riki a que subieran a su Audi A8 en el cual y de camino a la cafetería le explicó la sencilla misión que debía de realizar. - Es fácil ¿verdad? Toma este móvil tiene la función de grabar voz. Debes de grabar todo lo que te diga el contacto... bueno, llámalo contacto, llámalo Kaede- puso los ojos en blanco y se encogía de hombros - Y conforme termines me lo traes. Hombre, por supuesto si te quieres quedar un par de horas charlando con él, yo no te lo voy a impedir. Kaede es un chico muy majo, aunque tiene un mal pronto, pero se ve tan mono cuando se le hincha la vena de la frente- miró hacia el techo como si recordara.
-Me recuerda un poco a ti. También sois un poco “especialitos”con esto de las relaciones interpersonales- suspiro con pesar al recordar que cualquiera de los dos chicos, ya sea Riki o Kaede, parecía ser que lo odiaban en profundidad. Y Bernardo lo sabía, o lo intuía, pero mejor era obviarlo.
Habían aparcado justo delante de la cafetería. - Huyyyyy que buen emplazamiento.- sacó los prismáticos de la guantera - Bien Riki ¡has tu entrada! Tienes que ir y comportarte perfectamente, recuerda que vas en mi nombre o sea que ahora eres mi imagen. No la cagues- se encontraba a dos centímetros de la cara del moreno con el cristal de las gafas totalmente opaco mientras una sombra oscura se le ceñía al rostro.
-Por último, el chico al que buscas el delgado pero fornido, alto. Con el pelo castaño oscuro y lo tiene un poco largo y tiene las puntas secas, debería de ir al peluquero con más asiduidad- desvariaba - Tiene los ojos oscuros y lo más seguro es que te esté esperado en la mesa número trece. ¡Buena suerte!- le decía todo esto mientras lo miraba bien haber si estaba todo correcto, le peinaba el flequillo hacia detrás y le sacudía la chaqueta. - Listo... compórtate bien- le advirtió como si fuera su madre.
Bernardo se encontraba feliz y radiante, demasiado diría yo, seguramente dado a que esta tarde obtendría su tan preciada información y le podría joder unos cuantos planes a ciertos “amigos” de los bajos fondos. Si, la malicia y Bernardo suelen ir de la mano.
A las diez de la mañana ya había desayunado, lavado, vestido, incluso cerró algún que otro sucio trato por teléfono. Al final, y ya aburrido de dar vueltas por la casa como un tigre encerrado, fue a despertar a su querido Riki.
Entró por su habitación como un ciclón, abriendo las cortinas de par en par para que el sol vespertino hiciese la función de despertador. - ¡Venga Riki, arriba! ¡Que ya es de día bello durmiente! ¡Hoy es tu gran día!- jaló de las sábanas hasta dejar al moreno al descubierto. - Báñese y vístase adecuadamente, nada de ir informal, te quiero ver guapito ¿me has entendido? o prefieres que elija yo tu ropa. Recuerda que al fondo de tu armario hay un traje de hombre de color rosa- entrecerró los ojos, parecía un zorro, mientras lo miraba y se lo imaginaba a la vez que sonreía.
Salió de la habitación volviendo a su despacho para terminar algunas transacciones bancarías a través de internet.
A eso de las cinco de la tarde, acercándose la hora de la merienda, Bernardo instó a Riki a que subieran a su Audi A8 en el cual y de camino a la cafetería le explicó la sencilla misión que debía de realizar. - Es fácil ¿verdad? Toma este móvil tiene la función de grabar voz. Debes de grabar todo lo que te diga el contacto... bueno, llámalo contacto, llámalo Kaede- puso los ojos en blanco y se encogía de hombros - Y conforme termines me lo traes. Hombre, por supuesto si te quieres quedar un par de horas charlando con él, yo no te lo voy a impedir. Kaede es un chico muy majo, aunque tiene un mal pronto, pero se ve tan mono cuando se le hincha la vena de la frente- miró hacia el techo como si recordara.
-Me recuerda un poco a ti. También sois un poco “especialitos”con esto de las relaciones interpersonales- suspiro con pesar al recordar que cualquiera de los dos chicos, ya sea Riki o Kaede, parecía ser que lo odiaban en profundidad. Y Bernardo lo sabía, o lo intuía, pero mejor era obviarlo.
Habían aparcado justo delante de la cafetería. - Huyyyyy que buen emplazamiento.- sacó los prismáticos de la guantera - Bien Riki ¡has tu entrada! Tienes que ir y comportarte perfectamente, recuerda que vas en mi nombre o sea que ahora eres mi imagen. No la cagues- se encontraba a dos centímetros de la cara del moreno con el cristal de las gafas totalmente opaco mientras una sombra oscura se le ceñía al rostro.
-Por último, el chico al que buscas el delgado pero fornido, alto. Con el pelo castaño oscuro y lo tiene un poco largo y tiene las puntas secas, debería de ir al peluquero con más asiduidad- desvariaba - Tiene los ojos oscuros y lo más seguro es que te esté esperado en la mesa número trece. ¡Buena suerte!- le decía todo esto mientras lo miraba bien haber si estaba todo correcto, le peinaba el flequillo hacia detrás y le sacudía la chaqueta. - Listo... compórtate bien- le advirtió como si fuera su madre.
- Spoiler:
- off: ussers... posteo sólo aqui, a partir de este punto el post es vuestro. Pero como me conozco y me picará el mono seguramente os pediré más adelante si me dejais meter en el post de nuevo al mafioso tonto-lava este. ¡es que me hace ilusion postear con vosotros dos! >3< ¡no sabeis cuanta!
Bernardo: Rikiiiiiiiiiii Y_Y no me seas infiel
usser: ¿cuando os casasteis?
Bernado: eemmmm... nunca
usser: ¿¡entonces!? >_<
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Riki se acordó de toda la gran familia Ortelani, no de forma muy amable, cuando el sol casi le come las retinas y su cuerpo perdió repentinamente calor. Dormía solo con unos bóxer negros y ceñidos a los muslos morenos, encogido en posición fetal en una cama demasiado grande para él solo. Aún no se acostumbraba del todo al cambio, pero no se iba a quejar. Cuando se incorporó, gruñendo y rascándose la nuca mató a Bernardo con una mirada que poco a poco se acostumbraba a la luz, bostezando sin ninguna pena antes de levantarse y librarse de salir a la calle vestido de rosa. Lo que le faltaba para terminar de caer bajo.
Cuando terminó de darse un baño y ponerse algo de ropa encima había bajado a desayunar junto con el rubio. Por suerte en aquellos días habían podido “hablar” un poco mas que en un principio y se comunicaban de forma mas amena. Por llamarlo de alguna manera. Aquel era el día en el que finalmente podría trabajar fuera de aquella mansión y ganarse así el sueldo. Ya podía caminar perfectamente y del balazo solo había quedado la blanca y circular cicatriz en la pierna. Bernardo le había explicado los detalles no hacía mucho: algo sobre reunir todo lo que dijese una segunda persona y traerle la información tal cual. Se preguntaba quien había caído aquella vez en sus redes y si se encontraría al típico chico inocentón y brillante que no sabía donde se estaba metiendo. Cuando escuchó la definición en el coche, ya aparcados frente a la cafetería donde Riki tendría que ejercer de mafioso cualificado.
-No hay ningún problema con mis relaciones interpersonales. -dijo mirando hacia afuera con el brazo apoyado en la ventanilla- Es solo que te relacionas con personas que simplemente no van conmigo.-Riki estaba acostumbrado a su grupo lleno de delincuentes a ojos de otros que solo se esforzaban por hacerse un hueco en aquella sociedad materialista- Se lo que debo hacer, deja de dar el... -se calló al verle cerca, con aquel efecto de gafas opacas al que ya se estaba acostumbrando. Había mas posibilidades de que el propio Bernardo la cagase siendo Bernardo que él yendo en su nombre. O eso fue lo que pensó.
Guardó el teléfono móvil en el bolsillo interior del traje y salió, apartando las manos del peliverde para que dejase de arreglarle como si fuera a una comunión. Cerró la puerta del coche y se aflojó la corbata del traje que apenas le dejaba coger aire. Desordenándose otro poco el tieso flequillo se dirigió hacia la cafetería, donde la palabra pervertido también pasó por su mente al ver a la chica vestida de sirvienta que le recibió. Preguntando por la mesa 13 caminó por los pasillos hasta llegar a una de las esquinas, viendo la ancha espalda del chico que supuestamente le esperaba. Pidió una cerveza, a lo que la camarera respondió que lo máximo que podían servir era zumo. Riki optó por un café frío antes de quedar a un lado de la mesa con las manos en los bolsillos.
-¿Kaede? -preguntó. Chico alto, fornido y con cara de pocos amigos. Pelo negro y puntas abiertas... como si se fuera a fijar en sus puntas ahora.
Cuando terminó de darse un baño y ponerse algo de ropa encima había bajado a desayunar junto con el rubio. Por suerte en aquellos días habían podido “hablar” un poco mas que en un principio y se comunicaban de forma mas amena. Por llamarlo de alguna manera. Aquel era el día en el que finalmente podría trabajar fuera de aquella mansión y ganarse así el sueldo. Ya podía caminar perfectamente y del balazo solo había quedado la blanca y circular cicatriz en la pierna. Bernardo le había explicado los detalles no hacía mucho: algo sobre reunir todo lo que dijese una segunda persona y traerle la información tal cual. Se preguntaba quien había caído aquella vez en sus redes y si se encontraría al típico chico inocentón y brillante que no sabía donde se estaba metiendo. Cuando escuchó la definición en el coche, ya aparcados frente a la cafetería donde Riki tendría que ejercer de mafioso cualificado.
-No hay ningún problema con mis relaciones interpersonales. -dijo mirando hacia afuera con el brazo apoyado en la ventanilla- Es solo que te relacionas con personas que simplemente no van conmigo.-Riki estaba acostumbrado a su grupo lleno de delincuentes a ojos de otros que solo se esforzaban por hacerse un hueco en aquella sociedad materialista- Se lo que debo hacer, deja de dar el... -se calló al verle cerca, con aquel efecto de gafas opacas al que ya se estaba acostumbrando. Había mas posibilidades de que el propio Bernardo la cagase siendo Bernardo que él yendo en su nombre. O eso fue lo que pensó.
Guardó el teléfono móvil en el bolsillo interior del traje y salió, apartando las manos del peliverde para que dejase de arreglarle como si fuera a una comunión. Cerró la puerta del coche y se aflojó la corbata del traje que apenas le dejaba coger aire. Desordenándose otro poco el tieso flequillo se dirigió hacia la cafetería, donde la palabra pervertido también pasó por su mente al ver a la chica vestida de sirvienta que le recibió. Preguntando por la mesa 13 caminó por los pasillos hasta llegar a una de las esquinas, viendo la ancha espalda del chico que supuestamente le esperaba. Pidió una cerveza, a lo que la camarera respondió que lo máximo que podían servir era zumo. Riki optó por un café frío antes de quedar a un lado de la mesa con las manos en los bolsillos.
-¿Kaede? -preguntó. Chico alto, fornido y con cara de pocos amigos. Pelo negro y puntas abiertas... como si se fuera a fijar en sus puntas ahora.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
La camarera le había llevado entre halagos y “¿que desea, mi amo?” hasta la mentada mesa número 13, encontrándola aún vacía y viéndose obligado a mirar el reloj y esperar con el único pedido de un vaso de agua. No quería arriesgarse a gastarse el dinero tontamente si luego resultaba que no venía nadie. Se suponía que las consumisiones iban a nombre de Bernardo. O al menos él pensaba dejárselas a pagar ya que aún no cobraba. El sitio no estaba mal, era acogedor y... acogedor, sin duda. Menos mal que tendría que ahorrarse la charla sobre los fetiches de otras personas cuando por fin terminase con todo aquello. Después de hablar con el contacto se limpiaría las manos y se ahorraría el volver a cooperar con nadie al margen de la ley.
Estaba pensando en hacer un sudokku imaginario o aprender a decir Llegas tarde en idioma goblin cuando lo escuchó decir su nombre, dejando una amenazadora presencia junto a la mesa. Kaede levantó la cabeza para mirarle, desde los rectos muslos y la raya del pantalón que iba hacia arriba hasta pasar por la estrecha cadera, camisa desarreglada y cara de pocos amigos, pero hermosa. Bien visto era un chico guapísimo, con un envidiable moreno y una mirada penetrante y rebelde. Apoyó la espalda en la silla y antes de que se diese cuenta estaba levantándose para recibirlo. Costumbre del Club. Cuando se dio cuenta tosió y acabó por extenderle la mano.
-Si. Supongo que tu eres Riki -señaló el otro lado de la mesa, de espaldas a la gran cristalera que bordeaba la cafetería para que lo ocupase antes de volver al suyo, posando las manos en los brazos de la silla mientras le miraba- Eres distinto a lo que había imaginado -se sinceró- Por un momento pensé que serías algún mayordomo vestido de pingüino y con el pelo canoso y engominado que se plantaría aquí mas tieso que un palo seco y escucharía todo lo que tendría que decirle sin mencionar palabra.
La camarera se plantó junto a la mesa para dejar el enorme tazonaco de café caliente, volviendo a llamarles “amo” sin venir a cuento y volviendo a mirar a Kaede por si le apetecía por fin pedir algo y gastarse el dinero.
-Capuchino -pidió- Con naranja -añadió para quitarle algo de dulzor a la bebida. Cuando la chica se fue meneando la faldita de volantes volvió a centrarse en el moreno de piel perfecta que tenía delante- ¿Empezamos entonces? ¿Vas a tomar nota o algo así? Porque no pienso volver a ver al Señor Mafias para volver a explicárselo todo.
Bernardo no le había caído mal. Solo parecía haberse atascado en su garganta como la espina de pescado muy caro y a pesar de que no sentía resentimiento alguno por él prefería no juntarse con gente que podía amenazarle tan ligeramente con mandarle sicarios y pegarle un tiro.
Estaba pensando en hacer un sudokku imaginario o aprender a decir Llegas tarde en idioma goblin cuando lo escuchó decir su nombre, dejando una amenazadora presencia junto a la mesa. Kaede levantó la cabeza para mirarle, desde los rectos muslos y la raya del pantalón que iba hacia arriba hasta pasar por la estrecha cadera, camisa desarreglada y cara de pocos amigos, pero hermosa. Bien visto era un chico guapísimo, con un envidiable moreno y una mirada penetrante y rebelde. Apoyó la espalda en la silla y antes de que se diese cuenta estaba levantándose para recibirlo. Costumbre del Club. Cuando se dio cuenta tosió y acabó por extenderle la mano.
-Si. Supongo que tu eres Riki -señaló el otro lado de la mesa, de espaldas a la gran cristalera que bordeaba la cafetería para que lo ocupase antes de volver al suyo, posando las manos en los brazos de la silla mientras le miraba- Eres distinto a lo que había imaginado -se sinceró- Por un momento pensé que serías algún mayordomo vestido de pingüino y con el pelo canoso y engominado que se plantaría aquí mas tieso que un palo seco y escucharía todo lo que tendría que decirle sin mencionar palabra.
La camarera se plantó junto a la mesa para dejar el enorme tazonaco de café caliente, volviendo a llamarles “amo” sin venir a cuento y volviendo a mirar a Kaede por si le apetecía por fin pedir algo y gastarse el dinero.
-Capuchino -pidió- Con naranja -añadió para quitarle algo de dulzor a la bebida. Cuando la chica se fue meneando la faldita de volantes volvió a centrarse en el moreno de piel perfecta que tenía delante- ¿Empezamos entonces? ¿Vas a tomar nota o algo así? Porque no pienso volver a ver al Señor Mafias para volver a explicárselo todo.
Bernardo no le había caído mal. Solo parecía haberse atascado en su garganta como la espina de pescado muy caro y a pesar de que no sentía resentimiento alguno por él prefería no juntarse con gente que podía amenazarle tan ligeramente con mandarle sicarios y pegarle un tiro.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
-Mayordomos de esos tiene a patadas, créeme.-Riki se permitió hacer un amago de sonrisa mientras se acomodaba en el respaldo de la silla, notando el sol darle directamente en la nuca. El chico que tenía delante desprendía sin duda un aura de alguien con duro carácter y su mirada era de las típicas que no quería perderse detalle aunque fuese de manera desinteresada.
El esclavo sacó el teléfono del bolsillo y buscó las herramientas para poder ponerlo por fin a grabar, empezando y autorizando a Kaede para que contase toda la batallita que a Bernardo le interesaba.
-Te grabaré y acabaremos antes. No parece tener un tiempo límite, así que puedes entrar en detalles para que todo quede mucho mas claro. A mi lo que no me apetece es volver a vestir así, tengo un calor horrible. -tiró una vez mas de la corbata hasta por poco deshacerla, soltándose un par de botones de la camisa.
Lo único que había oído del mafioso era que había encargado una especie de misión a alguien externo a la familia y que tendría que quedar con él para grabar todo lo que había descubierto. ¿Por que él? Porque no quería que relacionasen al contacto con los Ortelani. Le parecía razonable, pero si no querían que sospechasen nada hubiese sido mejor citarle con alguien pequeño y rubio, con aspecto de inocente niño. Luego pensó que sería mala idea, ya que el elfo era muy aprensivo respecto a tantos temas que muchas veces no sabía como hablarle para que no se le desmayase del shock.
Girando la cabeza a un lado y mirando de reojo a la gran ventana que tenía detrás, esperó hasta que la camarera volviese con lo pedido para poder darle al REC y empezar con todo. No tenía prisa, pero tampoco paciencia. No le interesaba demasiado los enredos que tuviese su jefe temporal con otros. Estiró el brazo y cogió la taza de café, mirándole mientras el ardiente líquido le quemaba la garganta y le despertaba. Su curiosidad también despertó.
-Oye, ¿dónde conociste al idiota? -preguntó sin el menor tapujo- No pareces moverte por este mundillo, ¿le debes dinero o algo así? -por primera vez quería saber que clase de pasos habían llevado a su jefe para acabar con la amistad de un host. Llevaba muy poco con Bernardo para conocerle y querer saber de él, pero no le parecía del todo justo que él si conociese gran parte de sus cosas por la humillante ficha de un Mercado ilegal. Temporal o no era el hombre con el que vivía y saber cosas nunca estaba de mas. Por supuesto, no sería él quién le preguntase directamente.
El esclavo sacó el teléfono del bolsillo y buscó las herramientas para poder ponerlo por fin a grabar, empezando y autorizando a Kaede para que contase toda la batallita que a Bernardo le interesaba.
-Te grabaré y acabaremos antes. No parece tener un tiempo límite, así que puedes entrar en detalles para que todo quede mucho mas claro. A mi lo que no me apetece es volver a vestir así, tengo un calor horrible. -tiró una vez mas de la corbata hasta por poco deshacerla, soltándose un par de botones de la camisa.
Lo único que había oído del mafioso era que había encargado una especie de misión a alguien externo a la familia y que tendría que quedar con él para grabar todo lo que había descubierto. ¿Por que él? Porque no quería que relacionasen al contacto con los Ortelani. Le parecía razonable, pero si no querían que sospechasen nada hubiese sido mejor citarle con alguien pequeño y rubio, con aspecto de inocente niño. Luego pensó que sería mala idea, ya que el elfo era muy aprensivo respecto a tantos temas que muchas veces no sabía como hablarle para que no se le desmayase del shock.
Girando la cabeza a un lado y mirando de reojo a la gran ventana que tenía detrás, esperó hasta que la camarera volviese con lo pedido para poder darle al REC y empezar con todo. No tenía prisa, pero tampoco paciencia. No le interesaba demasiado los enredos que tuviese su jefe temporal con otros. Estiró el brazo y cogió la taza de café, mirándole mientras el ardiente líquido le quemaba la garganta y le despertaba. Su curiosidad también despertó.
-Oye, ¿dónde conociste al idiota? -preguntó sin el menor tapujo- No pareces moverte por este mundillo, ¿le debes dinero o algo así? -por primera vez quería saber que clase de pasos habían llevado a su jefe para acabar con la amistad de un host. Llevaba muy poco con Bernardo para conocerle y querer saber de él, pero no le parecía del todo justo que él si conociese gran parte de sus cosas por la humillante ficha de un Mercado ilegal. Temporal o no era el hombre con el que vivía y saber cosas nunca estaba de mas. Por supuesto, no sería él quién le preguntase directamente.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Lo cierto es que era muy malo relacionándose a pesar de ser host. Una cosa era pretender y ser lo mas seductor posible con los clientes que entrasen al club y otra era serlo de verdad en su vida privada. Al menos el chico que se había presentado para escucharle era alguien mas serio y mas centrado que el peliverde y eso después de haber tenido clientes para echar a comer a parte era pero que muy refrescante. Por no decir todo un alivio. También tuvo la idea de esperar y hacer tiempo hasta que la bonita Maid volviese con su capuchino, mirando el móvil al ser depositado en la pequeña mesa cuadrada de la cafetería. Estaba empezando a alegrarse de que Bernardo decidiese prescindir de sus mayordomos pingüinos y hubiese mandado al moreno en su lugar.
-Me parece bien. Así no faltarán detalles -se cruzó de brazos, viendo el gran punto rojo en la pantalla del teléfono a la espera de ponerlo a grabar. Estando donde estaban aquella conversación parecería mas un futuro argumento de anime de dos frikis solitarios que unos hechos bien reales- ¿Deberle dinero? Ni por asomo -frunció las cejas- Es solo que se aburría en nuestro Club de Host y me endilgó el rango de espía por la cara. Por suerte gracias a eso he conseguido algo. Gracias -le dijo a la Maid cuando el tazón hasta arriba de espuma y olor a naranja quedó frente suyo, mirándola para verla hacer una reverencia y decir con voz fina un “tomase su tiempo, amo”.
Cogiendo la cucharilla picó la espuma y siguió hablando- ¿Puedes decirle a tu jefe que no vuelva a pasarse por allí? Dos de mis compañeros no dejan de preguntar por él, y uno de ellos parece haberle cogido demasiado cariño -aquello ya si lo estaba diciendo para molestar. Le resultaba impensable que teniendo al chico que tenía delante perdiese el tiempo pagando compañía. Que volviese o no no suponía ningún inconveniente si gastaba dinero- ¿Empezamos entonces? -pulsó el botón de en medio para empezar con la grabación- Recuerdo que llegó un gran grupo al club pasada la una y media liderado por el hombre del que se me había informado: un cincuentón con el peluquín despeinado y con cara de haber estado empinando el codo. Cuatro de sus hombres ocuparon junto a él la sala VIP en cuanto el jefe cumplió su parte y como se había acordado ejercí tanto de camarero como de compañía.
La botella vacía de Dom Pérignon cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos contra la moqueta. La gran mesa cuadrada del centro de la habitación se tambaleó cuando el cuerpo de uno de los hombres que acompañaban al objetivo quedó suspendido de espaldas contra ella después de atreverse a frotarse descaradamente contra Kaede, que se limitaba por el momento a servirles el champán. Inmediatamente y sin perder mucho tiempo algunos de los miembros restantes se habían levantado del sillón mientras que otros se limitaban a reírse.
-¡Vaya con la muñequita! Menuda derecha tiene -uno de ellos, teñido de rubio y con un llamativo tatuaje sobre la ceja se acercó lo suficiente para poder apretarle el mentón con la mano, acercándose a él mientras le miraba con burla- ¿Te atreves conmigo?
Kaede apretó los dientes y entrecerró los ojos levantando las manos para rodear el antebrazo del matón para intentar apartarlo y que dejase de destrozarle la mandíbula.
-Tranquilizaos, muchachos -la voz del jefe era muy tranquila, por mucho que refunfuñase al que había lanzado contra la mesa- No hagamos las cosas con tanta brusquedad, no podemos llamar la atención de una manera tan comprometedora. Este territorio aún no es nuestro -bebió lo que quedaba de su copa y miró a Kaede, que acabó soltándose gracias a que el otro cedió- Shizuo-chan, ¿por que no te sientas a mi lado? -dio unas palmaditas en su regazo- Eres un chico muy curioso, ¿sabías?
-No me lo considero -contestó, cogiendo una nueva botella antes de acercarse y sentarse a un lado del sofá, inclinándola con la intención de servirle- Pero si a usted se lo parece debo agradecerle el cumplido -sonrió. El matón rubio se acercó al respaldo y el moreno tuvo que hacerse a la idea de que no se lo quitaría de encima en lo que quedaba de noche.
-Te estás metiendo en terreno pantanoso, chaval -dijo.
-Si lo que pretendes es que me disculpe por defenderme... -dijo sin mas- ... no lo haré -miró al jefe, que le rodeó los hombros con un robusto brazo para acercárselo.
-Mis chicos son muy efusivos a veces, y mas si despiertan sus instintos. Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo económico al final de la noche para aplacar esas necesidades ¿verdad, Shizu-chan? ¡Ahora bebe, bebe!
-... Por supuesto.
-Los yakuza son los seres mas simples del mundo. Al menos los que están ya un poco “contentos”. Fue muy fácil ganarme su confianza solo atizando a uno de los suyos -hizo una pausa y siguió recogiendo espuma del tazón con la cuchara para llevarse luego a la boca. Cuando la dejó limpia señaló al móvil- ¿Eso sigue grabando? -quiso asegurarse antes de sorber un poco del aún caliente capuchino.
-Me parece bien. Así no faltarán detalles -se cruzó de brazos, viendo el gran punto rojo en la pantalla del teléfono a la espera de ponerlo a grabar. Estando donde estaban aquella conversación parecería mas un futuro argumento de anime de dos frikis solitarios que unos hechos bien reales- ¿Deberle dinero? Ni por asomo -frunció las cejas- Es solo que se aburría en nuestro Club de Host y me endilgó el rango de espía por la cara. Por suerte gracias a eso he conseguido algo. Gracias -le dijo a la Maid cuando el tazón hasta arriba de espuma y olor a naranja quedó frente suyo, mirándola para verla hacer una reverencia y decir con voz fina un “tomase su tiempo, amo”.
Cogiendo la cucharilla picó la espuma y siguió hablando- ¿Puedes decirle a tu jefe que no vuelva a pasarse por allí? Dos de mis compañeros no dejan de preguntar por él, y uno de ellos parece haberle cogido demasiado cariño -aquello ya si lo estaba diciendo para molestar. Le resultaba impensable que teniendo al chico que tenía delante perdiese el tiempo pagando compañía. Que volviese o no no suponía ningún inconveniente si gastaba dinero- ¿Empezamos entonces? -pulsó el botón de en medio para empezar con la grabación- Recuerdo que llegó un gran grupo al club pasada la una y media liderado por el hombre del que se me había informado: un cincuentón con el peluquín despeinado y con cara de haber estado empinando el codo. Cuatro de sus hombres ocuparon junto a él la sala VIP en cuanto el jefe cumplió su parte y como se había acordado ejercí tanto de camarero como de compañía.
La botella vacía de Dom Pérignon cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos contra la moqueta. La gran mesa cuadrada del centro de la habitación se tambaleó cuando el cuerpo de uno de los hombres que acompañaban al objetivo quedó suspendido de espaldas contra ella después de atreverse a frotarse descaradamente contra Kaede, que se limitaba por el momento a servirles el champán. Inmediatamente y sin perder mucho tiempo algunos de los miembros restantes se habían levantado del sillón mientras que otros se limitaban a reírse.
-¡Vaya con la muñequita! Menuda derecha tiene -uno de ellos, teñido de rubio y con un llamativo tatuaje sobre la ceja se acercó lo suficiente para poder apretarle el mentón con la mano, acercándose a él mientras le miraba con burla- ¿Te atreves conmigo?
Kaede apretó los dientes y entrecerró los ojos levantando las manos para rodear el antebrazo del matón para intentar apartarlo y que dejase de destrozarle la mandíbula.
-Tranquilizaos, muchachos -la voz del jefe era muy tranquila, por mucho que refunfuñase al que había lanzado contra la mesa- No hagamos las cosas con tanta brusquedad, no podemos llamar la atención de una manera tan comprometedora. Este territorio aún no es nuestro -bebió lo que quedaba de su copa y miró a Kaede, que acabó soltándose gracias a que el otro cedió- Shizuo-chan, ¿por que no te sientas a mi lado? -dio unas palmaditas en su regazo- Eres un chico muy curioso, ¿sabías?
-No me lo considero -contestó, cogiendo una nueva botella antes de acercarse y sentarse a un lado del sofá, inclinándola con la intención de servirle- Pero si a usted se lo parece debo agradecerle el cumplido -sonrió. El matón rubio se acercó al respaldo y el moreno tuvo que hacerse a la idea de que no se lo quitaría de encima en lo que quedaba de noche.
-Te estás metiendo en terreno pantanoso, chaval -dijo.
-Si lo que pretendes es que me disculpe por defenderme... -dijo sin mas- ... no lo haré -miró al jefe, que le rodeó los hombros con un robusto brazo para acercárselo.
-Mis chicos son muy efusivos a veces, y mas si despiertan sus instintos. Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo económico al final de la noche para aplacar esas necesidades ¿verdad, Shizu-chan? ¡Ahora bebe, bebe!
-... Por supuesto.
-Los yakuza son los seres mas simples del mundo. Al menos los que están ya un poco “contentos”. Fue muy fácil ganarme su confianza solo atizando a uno de los suyos -hizo una pausa y siguió recogiendo espuma del tazón con la cuchara para llevarse luego a la boca. Cuando la dejó limpia señaló al móvil- ¿Eso sigue grabando? -quiso asegurarse antes de sorber un poco del aún caliente capuchino.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Riki le había escuchado desde que le había respondido a su pregunta sobre Bernardo, lo que le hizo preguntarse que hacía su jefe en un host club y a cuento de que prefería la compañía de aquel muchacho a la de sus hombres de confianza de la mansión. Cada vez lograba entenderlo menos. Sus palabras y sus comportamientos excéntricos. Su cariño hacia un pet cuando todos los trataban como los animales que eran, su respeto hacia él, un simple esclavo que en sus primeros días solo buscaba deshacerse de él, de sus reglas e irse corriendo de la casa. Parecía tenerle cierto amor a Rokuta, ¿por que merodeaba por clubs con connotaciones sexuales tan descaradas?
-No puedo evitar que salga a donde le dé la gana, así que será un poco difícil hacer que no vuelva a ir para requerir vuestros “servicios.” -a pesar de lo que dijo seguía preguntándose el por qué debía darle los recados de sus compañías.
Las respuestas le llegaron al escuchar la primera parte de la historia del contacto, donde resumía como había llegado a integrarse en el grupo. Tenía la extraña sensación de que él hubiese actuado igual frente a un grupo de aquellas características y estaba empezando a entender lo que su jefe había visto en Kaede. Un chico fuerte, descarado al hablar y que no se acobardaba ni frente a la yakuza. Como le diese un puesto fijo en la familia su papel de matón guardaespaldas dejaría de tener sentido. Bajó la mirada al teléfono y vio como pasaba el tiempo en la grabación.
-Si, sigue grabando. -se echó hacia atrás, apoyándose en el respaldo antes de meterse una mano en el bolsillo, quedándose con una postura despreocupada- ¿Te metiste con la yakuza sin mas? Y con un capo delante, veo que no eres poca cosa. -opinó esbozando una sonrisa de complicidad. Lo mas seguro fuera que Kaede no tuviese mucha mas edad que él, y aunque parecía un chico de ciudad muy tranquilo las apariencias de nuevo habían engañado. Si estaba allí para contárselo todo las cosas no le habían ido tan mal. Y algo le decía que aunque así hubiese sido no lo diría.
“Menudo amiguito te has echado...” pensó mientras imaginaba al mafioso con sus prismáticos en uno de los coches de fuera.
-Entonces, ¿como sigue la historia? -le animó a seguir antes de sorber un poco del café que tenía delante. Estaba tan amargo que se arrepintió de no haber pedido solo agua a falta de cerveza- ¿Aplacaste esas necesidades de las que tanto hablaba? -sonrió de lado, levantando una ceja como dando por sentado que si lo había hecho.
-No puedo evitar que salga a donde le dé la gana, así que será un poco difícil hacer que no vuelva a ir para requerir vuestros “servicios.” -a pesar de lo que dijo seguía preguntándose el por qué debía darle los recados de sus compañías.
Las respuestas le llegaron al escuchar la primera parte de la historia del contacto, donde resumía como había llegado a integrarse en el grupo. Tenía la extraña sensación de que él hubiese actuado igual frente a un grupo de aquellas características y estaba empezando a entender lo que su jefe había visto en Kaede. Un chico fuerte, descarado al hablar y que no se acobardaba ni frente a la yakuza. Como le diese un puesto fijo en la familia su papel de matón guardaespaldas dejaría de tener sentido. Bajó la mirada al teléfono y vio como pasaba el tiempo en la grabación.
-Si, sigue grabando. -se echó hacia atrás, apoyándose en el respaldo antes de meterse una mano en el bolsillo, quedándose con una postura despreocupada- ¿Te metiste con la yakuza sin mas? Y con un capo delante, veo que no eres poca cosa. -opinó esbozando una sonrisa de complicidad. Lo mas seguro fuera que Kaede no tuviese mucha mas edad que él, y aunque parecía un chico de ciudad muy tranquilo las apariencias de nuevo habían engañado. Si estaba allí para contárselo todo las cosas no le habían ido tan mal. Y algo le decía que aunque así hubiese sido no lo diría.
“Menudo amiguito te has echado...” pensó mientras imaginaba al mafioso con sus prismáticos en uno de los coches de fuera.
-Entonces, ¿como sigue la historia? -le animó a seguir antes de sorber un poco del café que tenía delante. Estaba tan amargo que se arrepintió de no haber pedido solo agua a falta de cerveza- ¿Aplacaste esas necesidades de las que tanto hablaba? -sonrió de lado, levantando una ceja como dando por sentado que si lo había hecho.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
-No era mi intención impresionar a nadie. En el Club entran muchas personas a lo largo de la noche y no estoy dispuesto a tolerarlas a todas -levantó la taza y dio un sorbo. Luego suspiró saboreando el amargo sabor de la naranja- Últimamente el número de mafias que pretenden hacer de los clubes su lugar de reunión a aumentado conforme a la popularidad del local. El Eden lleva activo ya unos cuantos años y mi jefe no es que sea alguien muy caritativo -miró a Riki con las cejas abajo y aquella mueca con los labios definidos que le hacía ver muy serio- No sé que es lo que quiere Bernardo en nuestro club o los tratos que querrá hacer con mi jefe, pero espero que al menos no sea para llenarnos el negocio de personas problemáticas o si que tendremos un problema -decía aquello con la plena consciencia de que el móvil seguía grabando y que luego el peliverde podría oírle.
Cuando volvió a dar otro sorbo escuchó su pregunta mirándole fijamente un momento antes de bajar el tazón y cruzarse de brazos- ¿Insinúas algo? Por supuesto que no lo hice. En toda la noche apenas me moví de mi lugar junto al jefe, asegurándome de llenarle la copa cada vez que la vaciaba. Muchas veces se negaba y me veía obligado a atender a sus hombres, a los que se les había subido el alcohol a la cabeza mucho mas rápido.
-Deberías unirte a nuestro grupo y dejar este antro -le señaló con un vaso vacío mientras le miraba con los ojos dilatados y rojos y le hablaba con la boca torcida- Hay sitio para ti en nuestra familia.
-Como cocinera -añadió el rubio del tatuaje que estaba mucho mas lúcido y parecía haberse ensañado con Kaede desde hacía ya un buen rato- O de sirvienta ¿que tal se te da limpiar y sacar brillo? Y no me refiero a los suelos de la casa...
Kaede apuntó a aquel tonto del culo en su lista negra antes de sentir la mano del jefe en su muslo. Giró la cabeza hacia él- Podrías ser mi compañía personal y traerte a tus amigos también. Tengo un negocio a punto de caramelo con el que me haré con estos territorios dentro de muy poco ¿no te interesaría estar en el bando ganador Shizu-chan? ¿Y por que tienes el vaso vacío?
-No puedo disfrutar de la bebida si usted no lo hace conmigo -sonrió cogiendo la botella antes de inclinarla sobre la copa del mafioso- ¿Puede acompañarme? Haremos un brindis por su inminente negocio.
-Ummm..... -el hombrecillo toqueteó mas y mas muslo antes de aceptar la invitación y acercar la copa a la botella donde Kaede se aseguró de llenársela antes de servirse otro poco para él- Acercate, acercate. Acercate y brindaremos por nuestra próxima conquista. Estarás ahí para verlo ¿verdad Shizu-chan?
Deslizándose por el sillón se acercó lo suficiente como para poder levantar una pierna y cruzarla sobre una de las del mafioso, haciendo chocar su vaso con su copa con una mirada coqueta y seductora. Puestos a hacer aquello prefería hacerlo rápido- Si me invita no puedo negarme. Pero mucho me temo que no podría ser un host y la compañera de un yakuza, estaría siéndole infiel -bebió un buen trago de su vaso para llevar mejor las tonterías que estaba diciendo.
El cabecilla del grupo dio una sonora carcajada- ¡Ni lo pienses! Deja este trabajo y únete a mi. Te trataré bien, muy bien. ¿Que mas necesitas si no eso?
-Tengo muchos gastos -apoyó el brazo en el respaldo y el mentón en la mano, cerca del gordo- Si doy el gran paso de dejar mi puesto actual para unirme a la yakuza debería ser a un grupo poderoso y con buenos planes de futuro. Una familia que no se deje amedrentar y que sepa conquistar este y todos los distritos que les venga en gana.
-Por eso no te preocupes -el mafioso levantó la mano y le levantó el mentón- Dentro de nada un cuantioso cargamento estará bajo mi custodia...
-Y voilà -terminó con la explicación en aquel punto que era donde les interesaba llegar. Haciendo otra pausa para beber y subiéndose la manga de la camisa para ver la hora que era aclaró- El intercambio se hará en los puertos de Yokosuka, en Kanagawa, al parecer con la colaboración de los operadores que ha logrado meterse al bolsillo. O igual estaba fardando no lo sé -se encogió de hombros- No me dio una fecha clave pero insistía mucho en que dejase mi trabajo dentro de 10 días y fuese a media noche al puerto. Sobran las explicaciones.... -suspiró como si hubiese sido todo muy obvio por parte del magnate.
Cuando volvió a dar otro sorbo escuchó su pregunta mirándole fijamente un momento antes de bajar el tazón y cruzarse de brazos- ¿Insinúas algo? Por supuesto que no lo hice. En toda la noche apenas me moví de mi lugar junto al jefe, asegurándome de llenarle la copa cada vez que la vaciaba. Muchas veces se negaba y me veía obligado a atender a sus hombres, a los que se les había subido el alcohol a la cabeza mucho mas rápido.
-Deberías unirte a nuestro grupo y dejar este antro -le señaló con un vaso vacío mientras le miraba con los ojos dilatados y rojos y le hablaba con la boca torcida- Hay sitio para ti en nuestra familia.
-Como cocinera -añadió el rubio del tatuaje que estaba mucho mas lúcido y parecía haberse ensañado con Kaede desde hacía ya un buen rato- O de sirvienta ¿que tal se te da limpiar y sacar brillo? Y no me refiero a los suelos de la casa...
Kaede apuntó a aquel tonto del culo en su lista negra antes de sentir la mano del jefe en su muslo. Giró la cabeza hacia él- Podrías ser mi compañía personal y traerte a tus amigos también. Tengo un negocio a punto de caramelo con el que me haré con estos territorios dentro de muy poco ¿no te interesaría estar en el bando ganador Shizu-chan? ¿Y por que tienes el vaso vacío?
-No puedo disfrutar de la bebida si usted no lo hace conmigo -sonrió cogiendo la botella antes de inclinarla sobre la copa del mafioso- ¿Puede acompañarme? Haremos un brindis por su inminente negocio.
-Ummm..... -el hombrecillo toqueteó mas y mas muslo antes de aceptar la invitación y acercar la copa a la botella donde Kaede se aseguró de llenársela antes de servirse otro poco para él- Acercate, acercate. Acercate y brindaremos por nuestra próxima conquista. Estarás ahí para verlo ¿verdad Shizu-chan?
Deslizándose por el sillón se acercó lo suficiente como para poder levantar una pierna y cruzarla sobre una de las del mafioso, haciendo chocar su vaso con su copa con una mirada coqueta y seductora. Puestos a hacer aquello prefería hacerlo rápido- Si me invita no puedo negarme. Pero mucho me temo que no podría ser un host y la compañera de un yakuza, estaría siéndole infiel -bebió un buen trago de su vaso para llevar mejor las tonterías que estaba diciendo.
El cabecilla del grupo dio una sonora carcajada- ¡Ni lo pienses! Deja este trabajo y únete a mi. Te trataré bien, muy bien. ¿Que mas necesitas si no eso?
-Tengo muchos gastos -apoyó el brazo en el respaldo y el mentón en la mano, cerca del gordo- Si doy el gran paso de dejar mi puesto actual para unirme a la yakuza debería ser a un grupo poderoso y con buenos planes de futuro. Una familia que no se deje amedrentar y que sepa conquistar este y todos los distritos que les venga en gana.
-Por eso no te preocupes -el mafioso levantó la mano y le levantó el mentón- Dentro de nada un cuantioso cargamento estará bajo mi custodia...
-Y voilà -terminó con la explicación en aquel punto que era donde les interesaba llegar. Haciendo otra pausa para beber y subiéndose la manga de la camisa para ver la hora que era aclaró- El intercambio se hará en los puertos de Yokosuka, en Kanagawa, al parecer con la colaboración de los operadores que ha logrado meterse al bolsillo. O igual estaba fardando no lo sé -se encogió de hombros- No me dio una fecha clave pero insistía mucho en que dejase mi trabajo dentro de 10 días y fuese a media noche al puerto. Sobran las explicaciones.... -suspiró como si hubiese sido todo muy obvio por parte del magnate.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Riki estuvo tentado a aplaudir su ingenio y su descarada forma de exigir beneficios a un grupo de mafiosos bebidos. Era obvio que aquel chico sabía manejarse en situaciones difíciles y que no necesitaba ayuda de nadie para poder salir adelante en aquel tipo de peticiones. Pero, ¿y el plazo? No es que le preocupase a él pero, ¿y a Kaede? No se sabía hasta que punto se habían emborrachado los yakuzas, y podía ser todo algún tipo de trampa preparada de antemano al descubrir que había algún host implicado con otro grupo.
-¿Has pensado que puede ser una trampa?-preguntó mientras miraba el reflejo del techo en su taza de café- Podrían haberte citado allí con el propósito de eliminar al judas que les ha querido delatar. O puede que su intención sea atraer a Bernardo para poder hacerse con el distrito que controla. No sería nada raro que los yakuzas actuasen así. Incluso yo podría haber sido un espía.
Había tenido mucho trato con aquel tipo de familias y guetos que solo buscaban beneficiarse hasta el punto de secuestrar y vender todo lo que pudiesen al Mercado negro o a las redes ilegales que había tras el. El mundillo de los bajos fondos era un infierno para el que no lo conociera, y aunque Kaede parecía un chico con carácter no creía que su actitud arisca durase mucho si caía en manos de la mafia. Respecto a Bernardo..... Suponía que podría defenderse y que tendría recursos para hacerlo, pero no podía evitar sentirse inquieto por la llegada del día clave en el que se citarían o asaltarían el puerto. Se aseguraría de ir con él.
Girando un poco el cuerpo, apoyó el brazo en el respaldo de la silla y miró por la gran ventana con expresión seria, no sabiendo exactamente desde donde les estaría espiando el causante de toda aquella escena.
-De todas formas él sabrá que hacer a partir de aquí.-volvió a mirar al frente-Tu ya has hecho tu parte. A no ser que te pida algo mas, claro.
No sabía hasta que punto o límite se habían relacionado aquellos dos, o si tendrían mas negocios en común. Por lo que había dicho Kaede intuía que no quería tener que ver mas con su jefe, aunque no sabía si Bernardo pensaría lo mismo. Tenía muchísimos hombres a su mando, así que podría prescindir de los servicios de un simple y joven host. Al menos eso pensó mientras buscaba el paquete de tabaco en los bolsillos de su ropa, dándole tiempo a sacar uno e intentar prender el encendedor antes de que una de las chicas se acercase y le dijese que no se podía fumar en la cafetería.
-¿Has pensado que puede ser una trampa?-preguntó mientras miraba el reflejo del techo en su taza de café- Podrían haberte citado allí con el propósito de eliminar al judas que les ha querido delatar. O puede que su intención sea atraer a Bernardo para poder hacerse con el distrito que controla. No sería nada raro que los yakuzas actuasen así. Incluso yo podría haber sido un espía.
Había tenido mucho trato con aquel tipo de familias y guetos que solo buscaban beneficiarse hasta el punto de secuestrar y vender todo lo que pudiesen al Mercado negro o a las redes ilegales que había tras el. El mundillo de los bajos fondos era un infierno para el que no lo conociera, y aunque Kaede parecía un chico con carácter no creía que su actitud arisca durase mucho si caía en manos de la mafia. Respecto a Bernardo..... Suponía que podría defenderse y que tendría recursos para hacerlo, pero no podía evitar sentirse inquieto por la llegada del día clave en el que se citarían o asaltarían el puerto. Se aseguraría de ir con él.
Girando un poco el cuerpo, apoyó el brazo en el respaldo de la silla y miró por la gran ventana con expresión seria, no sabiendo exactamente desde donde les estaría espiando el causante de toda aquella escena.
-De todas formas él sabrá que hacer a partir de aquí.-volvió a mirar al frente-Tu ya has hecho tu parte. A no ser que te pida algo mas, claro.
No sabía hasta que punto o límite se habían relacionado aquellos dos, o si tendrían mas negocios en común. Por lo que había dicho Kaede intuía que no quería tener que ver mas con su jefe, aunque no sabía si Bernardo pensaría lo mismo. Tenía muchísimos hombres a su mando, así que podría prescindir de los servicios de un simple y joven host. Al menos eso pensó mientras buscaba el paquete de tabaco en los bolsillos de su ropa, dándole tiempo a sacar uno e intentar prender el encendedor antes de que una de las chicas se acercase y le dijese que no se podía fumar en la cafetería.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Era un muy buen planteamiento viniendo de alguien que también era un mafioso pero Kaede no creía necesitar aquel tipo de advertencias a las cuales ya había logrado llegar desde un principio. No estaba nunca de mas tener un poco de cuidado cuando se trataba con gente de bajos fondos y aquella situación no era la excepción- Sea una trampa o no el caso es que ya está hecho. Por supuesto que lo he pensado pero también he supuesto que tu jefe sería lo bastante listo como para ir a comprobarlo antes de meterse de lleno en el puerto gritando “estáis rodeados” -Kaede levantó la taza y terminó parte de su capuchino, relamiéndose luego la espuma de los labios antes de mirar al moreno- Y si fueras un espía no olerías a la colonia de ese hombre tan descaradamente.
Estaba muy orgulloso de su buen olfato. De alguna forma era parte de su trabajo ya que muchas clientas llevaban tanto perfume encima que la mayoría de los host habían aprendido a distinguirlos y clasificarlos todos. Era como un extra en el currículo de un trabajador de la noche. Cruzando las piernas por debajo de la mesa se echó unos mechones de pelo posados en el hombro hacia atrás con un movimiento de los dedos, entrecerrando los ojos como si pensase en una parte de las palabras del moreno, al que notó muy intuitivo para parecer tan jovencito. Abrió la boca para decir algo mas y así terminar su historia, pero acabó por guardárselo y terminar del todo con su bebida.
-Aunque me lo pida no creo que lo acepte. Si tiene tantos hombres a su servicio no estaría de mas utilizarlos, sus amiguitos me dieron la noche -suspiró y apoyó los codos en la mesa- No había dicho tantas gilipolleces juntas desde hacía mucho y eso trabajando donde trabajo -aunque no fumase Kaede se sintió con la necesidad de acabarse una caja, correr a casa y echarse a dormir. O quizá después de aquella cita preparada pudiera pasar por cierto lugar para no haber hecho todo aquel camino en vano. Soltó un suspiro parecido a una risa y poco después estaba soltando una leve carcajada al darse cuenta de lo que había dicho y del como, y quizás el otro también encontrase cómico el actuar de un host fuera de su entorno de trabajo.
-Olvídalo. Ya está hecho, como dices -le miró apoyando el mentón en la mano mucho mas despejado ahora que había terminado con todo aquel informe que le correspondía dar- ¿No te gustaría trabajar como host alguna vez? -preguntó sin pensar- Dentro de nada me voy de vacaciones un tiempo y creo que no estaría mal una ayuda extra, podrías ir a mirar si te interesa ganarte un dinerillo extra. Creo que mi jefe diría que “tienes dotes” -con dotes se refería claramente al físico. Y con Jefe se refería a aquel explotador con lengua de serpiente.
Estaba muy orgulloso de su buen olfato. De alguna forma era parte de su trabajo ya que muchas clientas llevaban tanto perfume encima que la mayoría de los host habían aprendido a distinguirlos y clasificarlos todos. Era como un extra en el currículo de un trabajador de la noche. Cruzando las piernas por debajo de la mesa se echó unos mechones de pelo posados en el hombro hacia atrás con un movimiento de los dedos, entrecerrando los ojos como si pensase en una parte de las palabras del moreno, al que notó muy intuitivo para parecer tan jovencito. Abrió la boca para decir algo mas y así terminar su historia, pero acabó por guardárselo y terminar del todo con su bebida.
-Aunque me lo pida no creo que lo acepte. Si tiene tantos hombres a su servicio no estaría de mas utilizarlos, sus amiguitos me dieron la noche -suspiró y apoyó los codos en la mesa- No había dicho tantas gilipolleces juntas desde hacía mucho y eso trabajando donde trabajo -aunque no fumase Kaede se sintió con la necesidad de acabarse una caja, correr a casa y echarse a dormir. O quizá después de aquella cita preparada pudiera pasar por cierto lugar para no haber hecho todo aquel camino en vano. Soltó un suspiro parecido a una risa y poco después estaba soltando una leve carcajada al darse cuenta de lo que había dicho y del como, y quizás el otro también encontrase cómico el actuar de un host fuera de su entorno de trabajo.
-Olvídalo. Ya está hecho, como dices -le miró apoyando el mentón en la mano mucho mas despejado ahora que había terminado con todo aquel informe que le correspondía dar- ¿No te gustaría trabajar como host alguna vez? -preguntó sin pensar- Dentro de nada me voy de vacaciones un tiempo y creo que no estaría mal una ayuda extra, podrías ir a mirar si te interesa ganarte un dinerillo extra. Creo que mi jefe diría que “tienes dotes” -con dotes se refería claramente al físico. Y con Jefe se refería a aquel explotador con lengua de serpiente.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
¿Olía a Bernardo? Ni él se había dado cuenta. Estuvo tentado a levantar la mano y oler su piel y su ropa para ver si aquello era verdad, pero en el caso de que su compañía estuviera siendo sarcástico se descubriría él solo. Daba igual, ya que era cierto que el mafioso no entraría por las buenas en el muelle sin ningún tipo de plan estudiado de antes. Bernardo era ese tipo de persona meticulosa que cuando hacía las cosas las hacía bien. ¿Había sido esa quizás la razón para aceptarle como jefe? De todas formas se suponía que en cuanto le devolviese lo que le debía podría marcharse...
-Aunque lo digas de esa manera pareces preocupado por él. -Riki se permitió una sonrisa, apartando la taza vacía y apoyando los brazos en la mesa, queriendo amenizar en cierto modo una conversación que suponía ya debía haber terminado tras haber dejado la información importante bajo custodia. Levantando un brazo se desordenó el pelo de la nuca, quitándose la comezón que el sol le producía al darse directamente desde los cristales- No creo que quiera involucrarte en algo tan peligroso. Aunque sea un yakuza no parece ser un mal tipo. No mucho al menos. -levantó una ceja, como si mas que estar convenciendo a Kaede se estuviese convenciendo a si mismo.
Mas que sosprenderle la manera de hablar de un supuesto y respetuoso chico de compañía, le impactó mas ver aquella cara seria reírse. Después de todo seguía siendo un chico joven, puede que de su edad, con amigos, con familia y con personas que le apreciaban. Que mostrase algo de expresividad le hacía ver a Riki que aquel trabajo impuesto por su jefe temporal no había mermado sus ánimos. Por supuesto algo de ello se le contagió. Hacía mucho que no tenía la libertad de hablar con alguien que no fuera o Bernardo o el elfo, y aún con ellos aún se notaba la tensión y cierta desconfianza ante sus intenciones. Quiso preguntarle a Kaede si solía tener clientes tan problemáticos cuando escuchó su propuesta.
-¿Como host? -negó con la cabeza- No creo que tenga tanto don de gentes como para dedicarme a algo así. -hizo un gesto con la cabeza para señalarlo con el mentón- Y menos después de lo que me has contado. Estoy seguro que me despedirían tan rápido que no me daría tiempo a cobrar por los servicios prestados. Mas bien veo al idiota pagando por mis destrozos y eso sumaría mas dinero a mi deuda.....
Riki no era una persona tranquila con gente que podría sobrepasarse con él. No le gustaban los descaros o la gente confianzuda a mas no poder. Casi todos sus trabajos cuando estaba en Bison tenían que ver con el transporte o cosas que no tuviesen que ver con tratar con personas. Incluso aunque alguna vez tuvo que lidiar con cargamentos de pets y esclavos, no los podía considerar como personas. Y pronto pudo comprobar en carne propia como se sentía que nadie te reconociera como tal.
-De todas formas, gracias.-se preparó para levantarse y dar por terminada la reunión.
-Aunque lo digas de esa manera pareces preocupado por él. -Riki se permitió una sonrisa, apartando la taza vacía y apoyando los brazos en la mesa, queriendo amenizar en cierto modo una conversación que suponía ya debía haber terminado tras haber dejado la información importante bajo custodia. Levantando un brazo se desordenó el pelo de la nuca, quitándose la comezón que el sol le producía al darse directamente desde los cristales- No creo que quiera involucrarte en algo tan peligroso. Aunque sea un yakuza no parece ser un mal tipo. No mucho al menos. -levantó una ceja, como si mas que estar convenciendo a Kaede se estuviese convenciendo a si mismo.
Mas que sosprenderle la manera de hablar de un supuesto y respetuoso chico de compañía, le impactó mas ver aquella cara seria reírse. Después de todo seguía siendo un chico joven, puede que de su edad, con amigos, con familia y con personas que le apreciaban. Que mostrase algo de expresividad le hacía ver a Riki que aquel trabajo impuesto por su jefe temporal no había mermado sus ánimos. Por supuesto algo de ello se le contagió. Hacía mucho que no tenía la libertad de hablar con alguien que no fuera o Bernardo o el elfo, y aún con ellos aún se notaba la tensión y cierta desconfianza ante sus intenciones. Quiso preguntarle a Kaede si solía tener clientes tan problemáticos cuando escuchó su propuesta.
-¿Como host? -negó con la cabeza- No creo que tenga tanto don de gentes como para dedicarme a algo así. -hizo un gesto con la cabeza para señalarlo con el mentón- Y menos después de lo que me has contado. Estoy seguro que me despedirían tan rápido que no me daría tiempo a cobrar por los servicios prestados. Mas bien veo al idiota pagando por mis destrozos y eso sumaría mas dinero a mi deuda.....
Riki no era una persona tranquila con gente que podría sobrepasarse con él. No le gustaban los descaros o la gente confianzuda a mas no poder. Casi todos sus trabajos cuando estaba en Bison tenían que ver con el transporte o cosas que no tuviesen que ver con tratar con personas. Incluso aunque alguna vez tuvo que lidiar con cargamentos de pets y esclavos, no los podía considerar como personas. Y pronto pudo comprobar en carne propia como se sentía que nadie te reconociera como tal.
-De todas formas, gracias.-se preparó para levantarse y dar por terminada la reunión.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
¿”No parecía mal tipo”? Kaede creyó que Riki no era demasiado consciente de que aquellas palabras se estuviesen grabando ya que parecía el tipo de chico que le costaba confiar en alguien y que estaba pasando por aquella etapa con el mafioso. Cuando llegasen a casa, o donde quiera que Bernardo escuchase aquella grabación la idea o impresiones que tenían el uno del otro quizás cambiase completamente. O puede que el moreno simplemente se negase a admitir que le había cogido simpatía. Ahí ya no se metía -No me preocupa. Se supone que te tiene a ti para cubrirle las espaldas, ¿no? -se apoyó en la silla cruzado de piernas y dispuesto a quedarse otro rato mas. Recordó gracias a las palabras de su intermediario una parte de la noche en particular cuando ya despedía a los “clientes” pasados de vueltas y de bebidas. El rubio acompañante del jefe se había quedado rezagado en la habitación cuando casi todas las luces de los demás cuartos ya estaban siendo apagadas para el cierre. Los clientes abandonaban el club, algunos acompañados por algunos de los chicos para asegurar el regreso a casa sin problemas. Kaede asintió al último “gracias” de Riki, despertando de su ensoñación para mirarlo.
-Creo que estará satisfecho con todo lo hablado -se inclinó y paró por fin la grabación, apoyando la cabeza en el antebrazo- Es verdad que no parece mal hombre, así que intenta que no se lo carguen demasiado pronto por esa gran bocaza que tiene -le acercó el teléfono móvil a Riki hablando de la facilidad que tenía Bernardo para sacar de sus casillas a los demás. O al menos a él. Esperaba que si aparecía de nuevo por el Club fuese para beber tranquilamente en una mesa y dejar el pelado de nueces y pistachos a un lado...
-Me he quedado con tu cara, muñequita -el rubio del tatuaje en la ceja traspasó la puerta mientras Kaede hacía una leve inclinación para despedir al pesado jefe yakuza, que había aprovechado hasta el último momento para estarle tocando. Aún no sabía cual había sido el gran milagro que le había hecho contenerse de pegarle un puñetazo también y destrozar su corta barra de vida.
-Vuelve cuando quieras para que te destroce la tuya -se despidió de él lo mas cordialmente que pudo llevándose un apretón en el brazo y un empujón contra la parte de la puerta de cristal oscuro que no se abría. El jefe que hacía caja con aura feliz a su alrededor levantó la vista a la escena.
-A mi no me la vas a colar. ¿Un host? -lo miró de arriba a abajo- Eres un puñetero delincuente. Sabré donde encontrarte si dentro de diez días no te veo en el muelle. Y ten por seguro que me cobraré en especies toda la información que el jefe te ha dado hoy -su otra mano había viajado muy lejos posándose en su cadera, y aunque el puñetazo que al final le lanzó no le diese por sus rápidos reflejos el rubio vio conveniente salir del club después de decir lo que tenía que decir.
-Puede que algún día le pida devolverme el favor -le dijo entonces a Riki olvidándose intencionadamente de comentarle aquella pequeña escena. Apartando a un lado que había conseguido vacaciones y paga extra no estaría mal contar con la ayuda de su grupo mafioso para algo que surgiese. Suspiró y estiró la mano para despedir al mas bajo- Un placer, Riki. Puedes pasar por nuestro club cuando te apetezca aunque no sea para trabajar.
-Creo que estará satisfecho con todo lo hablado -se inclinó y paró por fin la grabación, apoyando la cabeza en el antebrazo- Es verdad que no parece mal hombre, así que intenta que no se lo carguen demasiado pronto por esa gran bocaza que tiene -le acercó el teléfono móvil a Riki hablando de la facilidad que tenía Bernardo para sacar de sus casillas a los demás. O al menos a él. Esperaba que si aparecía de nuevo por el Club fuese para beber tranquilamente en una mesa y dejar el pelado de nueces y pistachos a un lado...
-Me he quedado con tu cara, muñequita -el rubio del tatuaje en la ceja traspasó la puerta mientras Kaede hacía una leve inclinación para despedir al pesado jefe yakuza, que había aprovechado hasta el último momento para estarle tocando. Aún no sabía cual había sido el gran milagro que le había hecho contenerse de pegarle un puñetazo también y destrozar su corta barra de vida.
-Vuelve cuando quieras para que te destroce la tuya -se despidió de él lo mas cordialmente que pudo llevándose un apretón en el brazo y un empujón contra la parte de la puerta de cristal oscuro que no se abría. El jefe que hacía caja con aura feliz a su alrededor levantó la vista a la escena.
-A mi no me la vas a colar. ¿Un host? -lo miró de arriba a abajo- Eres un puñetero delincuente. Sabré donde encontrarte si dentro de diez días no te veo en el muelle. Y ten por seguro que me cobraré en especies toda la información que el jefe te ha dado hoy -su otra mano había viajado muy lejos posándose en su cadera, y aunque el puñetazo que al final le lanzó no le diese por sus rápidos reflejos el rubio vio conveniente salir del club después de decir lo que tenía que decir.
-Puede que algún día le pida devolverme el favor -le dijo entonces a Riki olvidándose intencionadamente de comentarle aquella pequeña escena. Apartando a un lado que había conseguido vacaciones y paga extra no estaría mal contar con la ayuda de su grupo mafioso para algo que surgiese. Suspiró y estiró la mano para despedir al mas bajo- Un placer, Riki. Puedes pasar por nuestro club cuando te apetezca aunque no sea para trabajar.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
-Bienvenido Amo- se escuchó conjunto al timbre de la puerta automática anunciando que alguien entraba en la cafetería. - Bernardo-sama, cuanto tiempo sin verle- un par de chicas más le hicieron la reverencia de rigor mientras el mafioso, con las manos en los bolsillos del pantalón, caminaba con paso tranquilo sonriendo cuan dandi.
-¡Oh, mis hermosas doncellas! Seguís tan hermosas como de costumbre- sonrió mientras que a las jovencitas se les subían los colores.
-¿Mesa para uno, amo?- le seguía una de las camareras con la bandeja en la mano.
-No, linda flor, estoy buscando a un pequeño gato que se me han escapado... ¡oh! miralo, allí está- actuación, pura y sana actuación delante de todo el elenco de trabajadoras y clientes para aparentar un hombre sosegado, calmo, puro y casto, nada más lejos de la realidad.
- Te he estado buscando. Me tenias muy preocupado- abrazó a Riki omo si no lo hubiese visto en siglos, aprisionando la morena cabeza contra su pecho cuando vio como Kaede estiraba el brazo con el móvil para entregárselo a Riki, con un sutil movimiento fue Bernardo quién se lo quedo. Al fin y al cabo era para él.
Después acarició el negro pelo de Riki como quien acaricia un gato -Mira que no decirme que ibas a salir con mi host preferido. Si me lo hubieras dicho te hubiese conseguido la mejor mesa en el mejor restaurante de la ciudad y podríais haber quedado en un lugar con menos distracciones- la cabeza y los ojos de Bernardo se iban tras el movimiento de las faldas de las camareras, que eran demasiado largas para su gusto, con todo el descaro del mundo. Esto que les decía era sólo para diversión propia ya que le hacía gracia meterse con ellos.
Le pasó la mano por la cintura del más bajo y miró a Kaede ladeando la cabeza levemente -Hola, encantado, me llamo Bernardo jajajaja- rió tontamente -Seguro que os preguntáis que hago aquí dentro diciendo tonterías ¿verdad? Pues he tenido que entrar porque uno de los hombres de Gino, el hombre que tuviste que emborrachar, el capo de esa mafia; se encuentra “casualmente” paseando por esta zona así que he tenido que venir a buscarte Riki y fingiremos que Kaede y yo no nos conocemos de nada, sino que es tu amante o tu amigo...Como veas Riki- miró al susodicho con una tremenda sonrisa de oreja a oreja. Como si le hiciese gracia la situación.
-A partir de ahora actuaremos un poco. ¿Que os parece? A ti se te da muy bien Kaede- alargo una mano hacia Kaede para estrechársela a modo de apretón de manos. - Veis, ahora nos presentamos y si miráis por el ventanal podéis ver al tipo que nos está observando- por casualidades de la vida era un hombre grande, fuerte, rubio y si te fijaban bien, tenía un tatuaje en la ceja. - Que no se os note que lo miráis, si no entrará aquí con la cuarenta y cinco milímetros que tiene bajo la chaqueta- dijo sin dejar de sonreír mientras le hacía algún que otro mimito a Riki como, por ejemplo, pincharle un moflete con un dedo.
-¿Desea algo amo?- una jovencita preguntó completamente sonrosada al ver la confianza entre Bernardo y Riki.
-Pues aún no lo se, por que aún no se si me quedo o me voy, ya que me puedo llevar a rastras a Riki o irme yo solo cuan mujer despechada al que le acaban de poner los cuernos con un host- amenazaba con crear escenarios y formas de salir de allí de la forma más teatral y escandalosa posible mientras la pobre camarera ya no sabía donde meterse. -Que hacer, que hacer- se sobaba el mentón mientras su sonrisa no podía alargarse más.
-¡Oh, mis hermosas doncellas! Seguís tan hermosas como de costumbre- sonrió mientras que a las jovencitas se les subían los colores.
-¿Mesa para uno, amo?- le seguía una de las camareras con la bandeja en la mano.
-No, linda flor, estoy buscando a un pequeño gato que se me han escapado... ¡oh! miralo, allí está- actuación, pura y sana actuación delante de todo el elenco de trabajadoras y clientes para aparentar un hombre sosegado, calmo, puro y casto, nada más lejos de la realidad.
- Te he estado buscando. Me tenias muy preocupado- abrazó a Riki omo si no lo hubiese visto en siglos, aprisionando la morena cabeza contra su pecho cuando vio como Kaede estiraba el brazo con el móvil para entregárselo a Riki, con un sutil movimiento fue Bernardo quién se lo quedo. Al fin y al cabo era para él.
Después acarició el negro pelo de Riki como quien acaricia un gato -Mira que no decirme que ibas a salir con mi host preferido. Si me lo hubieras dicho te hubiese conseguido la mejor mesa en el mejor restaurante de la ciudad y podríais haber quedado en un lugar con menos distracciones- la cabeza y los ojos de Bernardo se iban tras el movimiento de las faldas de las camareras, que eran demasiado largas para su gusto, con todo el descaro del mundo. Esto que les decía era sólo para diversión propia ya que le hacía gracia meterse con ellos.
Le pasó la mano por la cintura del más bajo y miró a Kaede ladeando la cabeza levemente -Hola, encantado, me llamo Bernardo jajajaja- rió tontamente -Seguro que os preguntáis que hago aquí dentro diciendo tonterías ¿verdad? Pues he tenido que entrar porque uno de los hombres de Gino, el hombre que tuviste que emborrachar, el capo de esa mafia; se encuentra “casualmente” paseando por esta zona así que he tenido que venir a buscarte Riki y fingiremos que Kaede y yo no nos conocemos de nada, sino que es tu amante o tu amigo...Como veas Riki- miró al susodicho con una tremenda sonrisa de oreja a oreja. Como si le hiciese gracia la situación.
-A partir de ahora actuaremos un poco. ¿Que os parece? A ti se te da muy bien Kaede- alargo una mano hacia Kaede para estrechársela a modo de apretón de manos. - Veis, ahora nos presentamos y si miráis por el ventanal podéis ver al tipo que nos está observando- por casualidades de la vida era un hombre grande, fuerte, rubio y si te fijaban bien, tenía un tatuaje en la ceja. - Que no se os note que lo miráis, si no entrará aquí con la cuarenta y cinco milímetros que tiene bajo la chaqueta- dijo sin dejar de sonreír mientras le hacía algún que otro mimito a Riki como, por ejemplo, pincharle un moflete con un dedo.
-¿Desea algo amo?- una jovencita preguntó completamente sonrosada al ver la confianza entre Bernardo y Riki.
-Pues aún no lo se, por que aún no se si me quedo o me voy, ya que me puedo llevar a rastras a Riki o irme yo solo cuan mujer despechada al que le acaban de poner los cuernos con un host- amenazaba con crear escenarios y formas de salir de allí de la forma más teatral y escandalosa posible mientras la pobre camarera ya no sabía donde meterse. -Que hacer, que hacer- se sobaba el mentón mientras su sonrisa no podía alargarse más.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
¡Y no podía quedarse quietecito en el coche! De haberlo sabido lo hubiese atado al asiento del piloto con el cinturón de seguridad para asegurarse que estuviese allí cuando volviese sin mas problemas con el móvil. Cuando lo vio entrar con aquellos aspavientos dedicados a las chicas vestidas de sirvienta y luego alzando la voz hasta sentarse innecesariamente cerca, quiso protestar. De hecho tuvo el primer impulso de ponerle una mano bajo el mentón y empujarlo, cosa que dejó de hacer cuando escuchaba toda la sarta de tonterías, con su respectiva explicación, que les dio después. Riki frunció las dejas y miró de reojo a la ventana. ¿Les habían seguido hasta Kaede? ¿O habían estado vigilando al host para llegar hasta Bernardo? En cualquier caso estaban en una posición de desventaja.
-¿No crees que hubiese sido mejor que no te viera? Puede reconocerte y asociarte con Kaede antes de que puedas interceptar la carga. -dijo, no tomándose ningunas formalidades con el host. Riki no tenía una educación propiamente dicha así que no veía como algo importante el utilizar los sufijos. Lejos de todo pronóstico se dejó sujetar y dejó de insistir en apartarlo cuando lo notó picarle la mejilla como un niño que llama la atención de su madre. Cuando la chica quiso tomarles de nuevo los pedidos, suspiró, levantó la mano y cogió aquel dedo inquieto, junto con el resto del puño y lo envolvió con el suyo propio bajándolo a su regazo mientras pensaba.
-Si utilizamos una salida de emergencia será aún mas sospechoso. -murmuró- así que habrá que actuar, como has dicho. Pero, ¿amantes? -levantó una ceja y miró a su jefe temporal- ¿De quien se supone que tengo que ser amante cuando te me estás pegando de esta manera? Si yo fuera Kaede ya te hubiese aventado fuera por esa ventana -señaló con la cabeza el ventanal que tenía detrás.
Riki no era celoso. Pero si que le molestaban las grandes confianzas con alguien que bien pudiese ser su amante. Digamos que se pasaba de “sobreprotector de lo suyo”. Si tenía que fingir estar saliendo con alguien no pudo evitar pensar que todo aquel toqueteo no era para nada su estilo. A no ser claro, que su “amante” fuese Bernardo.
-Un café con poca azúcar para él. -le dijo a la camarera mientras pensaba que hacer, sin soltarle aún la mano por el simple hecho de mantenerlo quieto en su sitio por muchos pucheros que hiciera. La chica, que pensaba que cualquier pareja de chicos de aquella mesa pegaría, y preguntándose de paso si Bernardo haría de buen uke, asintió ruborizada en cuanto escuchó la orden, apresurándose a retirarse. La conclusión era la siguiente:
Riki y Bernardo eran amantes y Kaede un host con el que había quedado a escondidas. Eso lo convertía automáticamente en el infiel.
Por otro lado, Riki y Kaede podrían ser amantes, y Bernardo solo un jefe tiránico que venía a buscarlo para trabajar. Pero con aquella faceta bonachona Bernardo no parecía un mafioso sin escrúpulos.
¿Pensar tanto en aquello se debía a la influencia extraña de su jefe? Porque nunca se hubiese planteado nada de aquello... Riki apoyó el brazo en la mesa, y dándose cuenta de que sostenía a Bernardo, le soltó, volviendo a desordenarse el pelo.
-Si has dejado el coche en el mismo sitio podemos simplemente marcharnos. Si Kaede no despierta su interés tampoco le seguirá. Por otro lado, me preocupa que esté armado. -miró al host- ¿No hay nadie a quien puedas llamar para acompañarte de vuelta a casa?
-¿No crees que hubiese sido mejor que no te viera? Puede reconocerte y asociarte con Kaede antes de que puedas interceptar la carga. -dijo, no tomándose ningunas formalidades con el host. Riki no tenía una educación propiamente dicha así que no veía como algo importante el utilizar los sufijos. Lejos de todo pronóstico se dejó sujetar y dejó de insistir en apartarlo cuando lo notó picarle la mejilla como un niño que llama la atención de su madre. Cuando la chica quiso tomarles de nuevo los pedidos, suspiró, levantó la mano y cogió aquel dedo inquieto, junto con el resto del puño y lo envolvió con el suyo propio bajándolo a su regazo mientras pensaba.
-Si utilizamos una salida de emergencia será aún mas sospechoso. -murmuró- así que habrá que actuar, como has dicho. Pero, ¿amantes? -levantó una ceja y miró a su jefe temporal- ¿De quien se supone que tengo que ser amante cuando te me estás pegando de esta manera? Si yo fuera Kaede ya te hubiese aventado fuera por esa ventana -señaló con la cabeza el ventanal que tenía detrás.
Riki no era celoso. Pero si que le molestaban las grandes confianzas con alguien que bien pudiese ser su amante. Digamos que se pasaba de “sobreprotector de lo suyo”. Si tenía que fingir estar saliendo con alguien no pudo evitar pensar que todo aquel toqueteo no era para nada su estilo. A no ser claro, que su “amante” fuese Bernardo.
-Un café con poca azúcar para él. -le dijo a la camarera mientras pensaba que hacer, sin soltarle aún la mano por el simple hecho de mantenerlo quieto en su sitio por muchos pucheros que hiciera. La chica, que pensaba que cualquier pareja de chicos de aquella mesa pegaría, y preguntándose de paso si Bernardo haría de buen uke, asintió ruborizada en cuanto escuchó la orden, apresurándose a retirarse. La conclusión era la siguiente:
Riki y Bernardo eran amantes y Kaede un host con el que había quedado a escondidas. Eso lo convertía automáticamente en el infiel.
Por otro lado, Riki y Kaede podrían ser amantes, y Bernardo solo un jefe tiránico que venía a buscarlo para trabajar. Pero con aquella faceta bonachona Bernardo no parecía un mafioso sin escrúpulos.
¿Pensar tanto en aquello se debía a la influencia extraña de su jefe? Porque nunca se hubiese planteado nada de aquello... Riki apoyó el brazo en la mesa, y dándose cuenta de que sostenía a Bernardo, le soltó, volviendo a desordenarse el pelo.
-Si has dejado el coche en el mismo sitio podemos simplemente marcharnos. Si Kaede no despierta su interés tampoco le seguirá. Por otro lado, me preocupa que esté armado. -miró al host- ¿No hay nadie a quien puedas llamar para acompañarte de vuelta a casa?
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
-¿Alguien que venga a recogerme? ¿Estás bromeando? -aún no mirando directamente podía ver los movimientos del rubio y su mirada posada sobre la gran ventana desde el otro lado de la acera. Había una posibilidad de que no interviniese y solo estuviese haciendo un reconocimiento previo de con quien se encontraba, como un centinela espirando el castillo de los orcos la víspera de la guerra. Pero por otro lado también podía estar esperando a que saliese para interceptarlo y hacerle algunas preguntas sobre sus compañías sospechosas y que casualmente eran sus rivales. Llamar... ¿A quién podría llamar? ¿A Saya? ¿Al piratilla enorme? Imposible. No quería involucrar a nadie en algo en lo que se había metido el solito. Si tomaba aquello como un trabajo mas de un host debía ser profesional y como había dicho Bernardo despedirse como un autentico amante que era fuera de sus horas de trabajo.
Kaede suspiró- No es necesario llamar a nadie. Me ha visto entrar contigo, ¿verdad? -miró a Riki- Pues contigo me verá salir. Aguanta un poco y sígueme el juego cuando estemos en la calle -luego miró a Bernardo- ¿Y de dónde sales tu? ¿Estabas espiando fuera para que no te quitase de verdad a tu subordinado? -sonó irónico- Después de la que armarse en el club me da la impresión de que los quieres todos para ti -apoyó la mejilla en la mano y sonrió levemente como si estuviese teniendo una conversación grata y sin malas intenciones. A ojos del rubio aquello debía parecer una reunión normal entre dos amantes y un amigo que escondía su condición de mafioso. No pasó mucho hasta que la chica trajo el café para el peliverde haciendo una reverencia y ruborizándose por el despliegue de hormonas que desprendía la mesa. Un hechizo Only men´s solo para sus ojos. Cuando se retiró Kaede apartó su taza ya vacía y continuó hablando.
-Hiro me ha preguntado infinitas veces por ti. Dice que fue muy desconsiderado de tu parte el no dejarle algún número de teléfono donde poder llamarte para quedar una tarde fuera del trabajo -aunque hablaba con Bernardo, no dejaba de mirar a Riki. Tenía mejor ángulo para observar discretamente por la ventana. El rubio hablaba por teléfono- Así mientras estés ocupado te robaré a Riki hasta el día siguiente -estiró una sonrisilla mientras hacía tiempo en lo que Bernardo terminaba el café y veían conveniente salir para despedirse del modo mas convincente que pudiesen. Por lo pronto tenía algo en mente.
Kaede suspiró- No es necesario llamar a nadie. Me ha visto entrar contigo, ¿verdad? -miró a Riki- Pues contigo me verá salir. Aguanta un poco y sígueme el juego cuando estemos en la calle -luego miró a Bernardo- ¿Y de dónde sales tu? ¿Estabas espiando fuera para que no te quitase de verdad a tu subordinado? -sonó irónico- Después de la que armarse en el club me da la impresión de que los quieres todos para ti -apoyó la mejilla en la mano y sonrió levemente como si estuviese teniendo una conversación grata y sin malas intenciones. A ojos del rubio aquello debía parecer una reunión normal entre dos amantes y un amigo que escondía su condición de mafioso. No pasó mucho hasta que la chica trajo el café para el peliverde haciendo una reverencia y ruborizándose por el despliegue de hormonas que desprendía la mesa. Un hechizo Only men´s solo para sus ojos. Cuando se retiró Kaede apartó su taza ya vacía y continuó hablando.
-Hiro me ha preguntado infinitas veces por ti. Dice que fue muy desconsiderado de tu parte el no dejarle algún número de teléfono donde poder llamarte para quedar una tarde fuera del trabajo -aunque hablaba con Bernardo, no dejaba de mirar a Riki. Tenía mejor ángulo para observar discretamente por la ventana. El rubio hablaba por teléfono- Así mientras estés ocupado te robaré a Riki hasta el día siguiente -estiró una sonrisilla mientras hacía tiempo en lo que Bernardo terminaba el café y veían conveniente salir para despedirse del modo mas convincente que pudiesen. Por lo pronto tenía algo en mente.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Les escuchaba hablar, cuchichear, lanzarle palabras en forma de puñales que se los tuvo que quitar con palanca de la espalda. Los escuchaba conspirar, hacer conjeturas, planes de huida. -Que lerdos sois... me encanta- murmuró el insulto contra el café que le habían pedido. Sorbió paladeándolo, sintiendo su aroma y la cafeína que tanta falta le hacía para vivir.
- Niños, niños ya vale. Estas cosas hay que hablarlas.- sonreía como si allí se estuviese hablando de la temporada otoño-invierno de Dolce&Gabanna. Aunque en realidad sonreía porque le encantaba ver como dos personas intentaban salir de una situación algo comprometida como era esta y viendo como Riki se frustraba al soltarle la mano -Riki, me encantan tus planes de huía usando las puertas de emergencia, muy visto pero eficaz .Y Kaede. ¿Que es eso de “sígueme el juego cuando estemos en la calle”? Noooo, querido, noooo. En este tipo de situaciones, en la que tenemos el factor sorpresa a nuestro favor, no podemos improvisar. Si tienes algo pensado, manifiéstate y dínoslo.- su sonrisa no se movió pero el tono de su voz no era el mismo, era como un carámbano de hielo - Si no, te callas y dejas a tus mayores hacer.- sorbió de su café.
Una camarera vino a recoger la taza de Kaede -Hermosa, ¿me podrías traer un paquete de chicles de menta?-las feromonas le dieron a la chica de lleno en la cara.
-S... si, por supuesto- la joven se marchó algo apurada.
-Entonces Hiro me reclama, mmmmm- miró al techo -que moooono. Pero aún así es verdad que me he quedado en el coche, vigilándoos, no por nada en especial si no porque, de esta manera, la información llegaría a mi antes y no tendría que esperar a que Riki volviese a casa temiendo que algo le pasase por el camino. Por cierto hablando Riki ¿Como es eso de que quieres robármelo?- abrazó al menor como si no hubiese un mañana, estrujándolo contra su pecho. -Riki es mío, literalmente. Existe un contrato con el mercado negro que así lo estipula.- soltó al moreno antes de asfixiarlo - así que si quieres robármelo será mejor que te lo pienses detenidamente, porque es propiedad de un mafioso.- miró a Kaede por encima de las gafas con cara de pocos amigos, después giró el rostro hacia Riki. -Pero no te enfades hermoso, que lo digo con amor. Y ya sabes que puedes hacer lo que quieras siempre y cuando vengas a dormir a casa- volvió a achucharlo restregando su moflete contra la coronilla del moreno.
- Pero cambiando de tema ¿cómo queréis salir de aquí? ¡ops! el señor rubiales ha salido del ángulo de visión que esta mesa nos proporciona. O sea o salimos ya o ya. El rubiales es capaz de entrar aquí disparando indiscriminadamente, si es a matarnos a lo que viene. De todas maneras podemos hacer algo de fuego cruzado- sonrió cuan niño de guardería esperando a por el recreo a la vez que se daba un par de palmadas en las costillas, las cuales resonaron con cierto sonido metálico ya que lo que palmeaba la cuarenta y cinco milímetros semiautomática que se guardaba bajo la chaqueta.
Bernardo se suponía que Kaede tenía algún plan en mente así que lo dejó hacer por que le picaba la curiosidad. -¿Que habrá maquinado esa cabecita de host?- pensaba mientras soltaba a Riki y recargaba su peso sobre el codo que se apoyaba en el reposabrazos de la silla. Se sobaba el mentón a la vez que clavaba su verde mirar en el host. -Y yo que pensaba hacer el melodrama al salir de aquí, gritando dramáticamente como Riki me había puesto los cuernos con un host- pensaba. Suspiró por la nariz.
-Aquí están sus chicles.-
-Gracias guapa. Tráenos la cuenta cuando puedas. Por cierto, yo no pienso pagar esto- (XD) el mafioso se escaqueaba de la cuenta.
- Niños, niños ya vale. Estas cosas hay que hablarlas.- sonreía como si allí se estuviese hablando de la temporada otoño-invierno de Dolce&Gabanna. Aunque en realidad sonreía porque le encantaba ver como dos personas intentaban salir de una situación algo comprometida como era esta y viendo como Riki se frustraba al soltarle la mano -Riki, me encantan tus planes de huía usando las puertas de emergencia, muy visto pero eficaz .Y Kaede. ¿Que es eso de “sígueme el juego cuando estemos en la calle”? Noooo, querido, noooo. En este tipo de situaciones, en la que tenemos el factor sorpresa a nuestro favor, no podemos improvisar. Si tienes algo pensado, manifiéstate y dínoslo.- su sonrisa no se movió pero el tono de su voz no era el mismo, era como un carámbano de hielo - Si no, te callas y dejas a tus mayores hacer.- sorbió de su café.
Una camarera vino a recoger la taza de Kaede -Hermosa, ¿me podrías traer un paquete de chicles de menta?-las feromonas le dieron a la chica de lleno en la cara.
-S... si, por supuesto- la joven se marchó algo apurada.
-Entonces Hiro me reclama, mmmmm- miró al techo -que moooono. Pero aún así es verdad que me he quedado en el coche, vigilándoos, no por nada en especial si no porque, de esta manera, la información llegaría a mi antes y no tendría que esperar a que Riki volviese a casa temiendo que algo le pasase por el camino. Por cierto hablando Riki ¿Como es eso de que quieres robármelo?- abrazó al menor como si no hubiese un mañana, estrujándolo contra su pecho. -Riki es mío, literalmente. Existe un contrato con el mercado negro que así lo estipula.- soltó al moreno antes de asfixiarlo - así que si quieres robármelo será mejor que te lo pienses detenidamente, porque es propiedad de un mafioso.- miró a Kaede por encima de las gafas con cara de pocos amigos, después giró el rostro hacia Riki. -Pero no te enfades hermoso, que lo digo con amor. Y ya sabes que puedes hacer lo que quieras siempre y cuando vengas a dormir a casa- volvió a achucharlo restregando su moflete contra la coronilla del moreno.
- Pero cambiando de tema ¿cómo queréis salir de aquí? ¡ops! el señor rubiales ha salido del ángulo de visión que esta mesa nos proporciona. O sea o salimos ya o ya. El rubiales es capaz de entrar aquí disparando indiscriminadamente, si es a matarnos a lo que viene. De todas maneras podemos hacer algo de fuego cruzado- sonrió cuan niño de guardería esperando a por el recreo a la vez que se daba un par de palmadas en las costillas, las cuales resonaron con cierto sonido metálico ya que lo que palmeaba la cuarenta y cinco milímetros semiautomática que se guardaba bajo la chaqueta.
Bernardo se suponía que Kaede tenía algún plan en mente así que lo dejó hacer por que le picaba la curiosidad. -¿Que habrá maquinado esa cabecita de host?- pensaba mientras soltaba a Riki y recargaba su peso sobre el codo que se apoyaba en el reposabrazos de la silla. Se sobaba el mentón a la vez que clavaba su verde mirar en el host. -Y yo que pensaba hacer el melodrama al salir de aquí, gritando dramáticamente como Riki me había puesto los cuernos con un host- pensaba. Suspiró por la nariz.
-Aquí están sus chicles.-
-Gracias guapa. Tráenos la cuenta cuando puedas. Por cierto, yo no pienso pagar esto- (XD) el mafioso se escaqueaba de la cuenta.
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Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Si Bernardo hubiese sido discreto Kaede ni se hubiera enterado de que Riki era un esclavo. SU esclavo concretamente. Quizás aquellos aires de mafioso excéntrico que se daba era lo que no soportaba de él o puede que fuese por los roces que en su día tuvieron en el club en la habitación VIP. Aún recordaba sus cambios de tono, de mirada y sus indiscriminadas amenazas. Era como enfrentarse a la triple personalidad de un sicario del Mago oscuro vestido de traje y con un séquito de hombres detrás. Solo con mirarlo hacía querer sacar su poder oculto y acumulado durante todo aquel rato de absurda conversación y planes de escapada. Y para colmo el rubio no se estaba quietecito en un sitio- Relájate, no voy a robarte nada -lo miró de reojo- Solo comento que puede que nos hagamos muy buenos amigos -las probabilidades estaban entre 2 y un millón, pero si surgía la amistad, aunque fuese seca y no muy comprensible bienvenida era.
Kaede levantó una ceja al pensar en que podría estar pensando Bernardo para salir de aquel marrón. En un principio había sugerido lo de las infidelidades y bien podría adaptarse a su propio plan. Aunque mas que un plan era una baza sacada al azar y no tenía ni idea de la efectividad de la misma. Si les permitía salir airosos no le importaba lanzarla al tablero. Al cabo de un rato y cogiendo el endeble papel de la cuenta de todas las consumisiones estuvo de acuerdo en salir de una vez de la cafetería.
-Da igual si improvisamos o no, al final harás lo que quieras ¿me equivoco? Simplemente actuaré en consecuencia a la situación como haría alguien razonable -vamos, que no tenía ni puñetera idea de lo que iba a hacer. Lo de “sígueme el juego” era por si había algún “juego” que seguir y nada mas- Lo primero es salir de aquí antes de que se involucren los clientes y las empleadas. Y ni sueñes que seré yo quien pague esto -le plantó la cuenta delante- Tu me has citado así que tu apoquinas la pasta, pesetero. Riki, esperemos fuera -le dijo al colocar la silla en su sitio y caminar por el pasillo de mesas hasta la salida donde las camareras se despedían con una reverencia y un “vuelva otra vez, amo”. No sabía ni que hora era ni que es lo que haría para almorzar cuando volviese a casa. Tampoco se acordaba si tenía universidad ese día ni que materia debía prepararse. Solo salió, levantó la vista al cielo y soltó un largo suspiro seguido de un fruncimiento de cejas. No muy lejos el coche de Bernardo (supo que era el suyo porque no había nada en en 50 kilómetros a la redonda que pareciera tan caro) y una moto anticuada y de aspecto cochambroso desde la que pudo ver a través de un retrovisor cuadrado y torcido al rubio justo en el muro contrario de la cafetería, aún con el teléfono en la oreja. Kaede entrecerró los ojos, y cuando los pasos de Riki se pararon a su espalda se giró con una sonrisa esquiva, pareciendo todo la típica escena de “hemos acabado de declararnos y ahora no se que decir”.
El rubio escuchaba desde la distancia prudente- Es una pena que te haya seguido -empezó Kaede y el rubio se tensó hasta comprobar que hablaban de Bernardo- Espero que puedas pasarte por el Club pronto, supongo que allí le será mas difícil encontrarte -rebuscó en sus bolsillos hasta sacar su cartera y darle una tarjeta del Club Eden al esclavo. El rubio dio un par de pasos al frente, pasando una de las ventanas. Susurró algo al teléfono. Su otra mano se perdió dentro de su chaqueta mientras les observaba sobre las gafas negras que llevaba. Y como una colegiala que se esconde de sus padres Kaede miró al interior de la cafetería por el gran ventanal que había junto a la puerta como fingiendo vigilar a Bernardo antes de dar un paso al frente, posar una mano en el pecho de Riki, sujetarle de la nuca y plantarle un beso que fue menos discreto que el propio rubio. Que por cierto nada mas ver la escenita tan Brockeback Mountain lanzó el móvil a un lado para desviarse del camino de repente al hacer que iba a recogerlo. Era lo que tenía improvisar....
/////////////////////
Me defiendo diciendo que le pedí permiso a Riki para manejarle un poquito hasta salir de la cafetería o si no el tema quedaría innecesariamente largo. Aunque ahora no sé si en vez del rubio me matará Bernardo XDD
Kaede levantó una ceja al pensar en que podría estar pensando Bernardo para salir de aquel marrón. En un principio había sugerido lo de las infidelidades y bien podría adaptarse a su propio plan. Aunque mas que un plan era una baza sacada al azar y no tenía ni idea de la efectividad de la misma. Si les permitía salir airosos no le importaba lanzarla al tablero. Al cabo de un rato y cogiendo el endeble papel de la cuenta de todas las consumisiones estuvo de acuerdo en salir de una vez de la cafetería.
-Da igual si improvisamos o no, al final harás lo que quieras ¿me equivoco? Simplemente actuaré en consecuencia a la situación como haría alguien razonable -vamos, que no tenía ni puñetera idea de lo que iba a hacer. Lo de “sígueme el juego” era por si había algún “juego” que seguir y nada mas- Lo primero es salir de aquí antes de que se involucren los clientes y las empleadas. Y ni sueñes que seré yo quien pague esto -le plantó la cuenta delante- Tu me has citado así que tu apoquinas la pasta, pesetero. Riki, esperemos fuera -le dijo al colocar la silla en su sitio y caminar por el pasillo de mesas hasta la salida donde las camareras se despedían con una reverencia y un “vuelva otra vez, amo”. No sabía ni que hora era ni que es lo que haría para almorzar cuando volviese a casa. Tampoco se acordaba si tenía universidad ese día ni que materia debía prepararse. Solo salió, levantó la vista al cielo y soltó un largo suspiro seguido de un fruncimiento de cejas. No muy lejos el coche de Bernardo (supo que era el suyo porque no había nada en en 50 kilómetros a la redonda que pareciera tan caro) y una moto anticuada y de aspecto cochambroso desde la que pudo ver a través de un retrovisor cuadrado y torcido al rubio justo en el muro contrario de la cafetería, aún con el teléfono en la oreja. Kaede entrecerró los ojos, y cuando los pasos de Riki se pararon a su espalda se giró con una sonrisa esquiva, pareciendo todo la típica escena de “hemos acabado de declararnos y ahora no se que decir”.
El rubio escuchaba desde la distancia prudente- Es una pena que te haya seguido -empezó Kaede y el rubio se tensó hasta comprobar que hablaban de Bernardo- Espero que puedas pasarte por el Club pronto, supongo que allí le será mas difícil encontrarte -rebuscó en sus bolsillos hasta sacar su cartera y darle una tarjeta del Club Eden al esclavo. El rubio dio un par de pasos al frente, pasando una de las ventanas. Susurró algo al teléfono. Su otra mano se perdió dentro de su chaqueta mientras les observaba sobre las gafas negras que llevaba. Y como una colegiala que se esconde de sus padres Kaede miró al interior de la cafetería por el gran ventanal que había junto a la puerta como fingiendo vigilar a Bernardo antes de dar un paso al frente, posar una mano en el pecho de Riki, sujetarle de la nuca y plantarle un beso que fue menos discreto que el propio rubio. Que por cierto nada mas ver la escenita tan Brockeback Mountain lanzó el móvil a un lado para desviarse del camino de repente al hacer que iba a recogerlo. Era lo que tenía improvisar....
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Me defiendo diciendo que le pedí permiso a Riki para manejarle un poquito hasta salir de la cafetería o si no el tema quedaría innecesariamente largo. Aunque ahora no sé si en vez del rubio me matará Bernardo XDD
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Off: ¡para el beso no me pediste permiso! ... xD
Riki podría haber hecho una larga terapia con aquellos dos, que parecían no soportarse demasiado. En cuanto podían parecían echarse los cacharros a la cabeza a ver quien podía aguantar mejor los golpes, así como mirarse como si quisieran apuñalarse. O al menos por parte del host, que parecía mas atragantado con Bernardo que con una dolorosa espina de pescado. No se pondría a preguntar que había pasado para que aquella relación se deteriorase tanto, ya que prefería no indagar sobre los negocios y las compañías de su jefe temporal. De todas formas se le olvidó todo cuando Bernardo le había abrazado y reclamado como suyo gracias a la compra en el mercado. Hizo una mueca incómoda antes de girar la cara tras el empujón de su mano a un lado y mirarle de reojo, teniendo que cerrar uno cuando volvió a frotarse contra su mejilla. Iba a empezar a pensar que era una mala costumbre.
-Será mejor que no dispares a lo loco o llamarás demasiado la atención. -le recomendó cuando escuchó el sonido metálico de la pistola dentro de su chaqueta. Se acordó de su primer día en la casa y el tiroteo exagerado que le siguió y que le costó la cicatriz de bala que ahora tenía en la pierna. Sin mucha sutileza se había separado de él para volver a mantener sus distancias. En algunas ocasiones Bernardo le manejaba como quería. Levantó el mentón cuando escuchó su nombre y al poco estaba levantándose para seguir la amplia espalda de Kaede después de mirar alternativamente a la ventana y al mafioso, que quedó con la única compañía de la cuenta que tendría que pagar.
Con las manos en los bolsillos y actitud precavida acabó fuera del local, frunciendo las cejas bajo el largo fleco negro observando al muro de en frente para no ver al rubio. Cuando iba a asegurarse un perímetro, Kaede se giró hacia él con una mueca que iba entre lo verdadero y lo fingido, y tuvo que admitir que estuvo perdido gran parte de la escena. Hasta que le tendió la tarjeta y asoció aquel tonillo de profesional de la noche y la selecta compañía con algún tipo de plan, ya fuese elaborado o no. Riki levantó la cabeza y estiró muy poco los labios para formar una sonrisa, entrecerrando los ojos mientras veía el dibujo tan apropiado del club plasmado en la tarjeta.
Aunque lo pensó, no pudo decir nada. No por la duda de no poder “seguirle el juego” al host, sino porque no se esperaba que el mentado juego fuese mas allá de la actuación simple que llevaban a cabo en aquel momento. Sin poder evitarlo dio un corto paso atrás y abrió los ojos antes de entrecerrarlos por la fuerza de su arrugado entrecejo. Los labios de Kaede eran fríos, y sus manos sobre su cuerpo se sentían delgadas pero autoritarias.
Cuando el rubio entró de nuevo en su campo de visión al ir este a recoger el teléfono confirmó aquella actuación como algo necesario para limpiar cualquier sospecha y así ahorrarse los tiros innecesarios en plena calle. La mano que sostenía la tarjeta reaccionó mucho mas despacio que su cerebro y acabó por fin siguiendo la orden de este y levantándose para coger al mayor del borde del suéter. No solo estaba sirviendo para espantar al rubio, también a media calle que pasaba y se quedaba pasmada ante el descaro de la juventud. Riki deslizó la mirada a un lado, viendo a una señora al otro lado de la calle taparse la boca y salir despavorida. Volvió al frente, viendo al rubio rascarse la mejilla, mirarlos y diciendo algo al remitente de su llamada. Luego pareció colgar y disimular mientras caminaba al local de enfrente.
Mientras les daba la espalda Riki pareció tomar el control de su cuerpo, sujetando al otro moreno de la ropa para arrastrarle hasta invertir sus posiciones, dejando que su espalda golpease contra la puerta de la cafetería. Discretamente había mirado dentro de esta, no viendo a su jefe en la mesa ni en el mostrador.
-Eso ha sido a traición. -protestó en un susurro, notando el leve escozor en sus labios al habérselos mordido con todo aquel movimiento. Pudo adivinar en los ojos del host que no había tenido muchas mas opciones- Al menos podrías haberme dicho en que consistía el plan antes de que tuviese ganas de darte un puñetazo. -levantó una ceja y mostró los dientes en una sonrisa amenazadora, que se borró cuando la puerta se abrió y tuvo que sujetar a Kaede para que no se cayese a los brazos de Bernardo, preguntándose cuanto tiempo llevaría mirando. De todos modos la situación no hubiese sido mas propicia para terminar con aquella reunión. Con el último empujón de “amante celoso” del mafioso podrían volver por fin a casa.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
-Solito y con la cuenta...Hijos de puta- con amor, siempre con amor susurro mirándose en el distorsionado reflejo que le ofrecía la mesa de aquel café. Sacó la cartera para dejar un billete sobre el platito con la cuenta que pronto vino a recoger una de las maids a la cual miró haciendo un puchero.
-¿Qué le ocurre Bernardo-sama?- como se nota que era un cliente habitual.
Sentado como estaba se abrazó a la cintura de la chica restregando su cara contra el abdomen ajeno.
-Me han dejado solo y me da en la nariz que me están poniendo los cuernos- inspiró fuertemente por la nariz evitando que unos supuestos mocos saliesen de ella.
-Ya pasó, ya pasó- la chica le acariciaba la cabeza y recogía la cuenta. Sacó un pañuelo y, literalmente, sonó al mafioso ya que ella misma le puso el pañuelo en la nariz y le dijo “échalo fuerte”. Que decir tiene que el peliverde lo hizo, se incorporó dándole las gracias a la joven.
-Quédate con la vuelta- le acarició el pelo a la jovencita y otras tantas lo despidieron a coro, pero en cuanto salió... -Juventud, divino tesoro- abrió los brazos, miró al cielo y sonrió levemente cuan párroco iniciando su sermón después de abrir la puerta y encontrar a ambos con caras de circunstancia, por lo menos la de Riki que era la que podía ver.
-Que bonito es el amor en cualquier lugar... ¡Menos delante de mi! ¡Muévanse!- Empujó a Kaede, por lo tanto a Riki ya que lo tenía delante, hasta que los tres estuvieron a pie de calle.
Agarró a ambos por la parte posterior del cuello de sus respectivas prendas de vestir arrastrándolos, literalmente, hasta que estuvieron fuera del alcance de las miradas de cualquier persona que estuviese en el Maid café - Soy asiduo de ese café y no deseo que las jovencitas me miren mal por lo que voy a hacer ahora dado que les he dejado la impresión de persona desvalida y traumatizada al hacer de “cornudo”- explicación rápida.
Se paró soltando a Riki pero no al host. -Kaede, bonito. Que te he dicho de improvisar ¿eh?. Que puede salir mal ¿no?- decía apoyando su mentón en el hombro ajeno, mirándolo de reojo y por encima de las gafas. -Esta vez parece que el rubiales se lo ha creído. Tu plan ha salido bien pero ¿no has contado con la parte contratante de la primera parte?- citando a Groucho Marx soltó al joven host de un empujón dándole un toque en el hombro para que Kaede quedase mirándolo.
-Es cierto que en este supuesto caso mi querido Riki ha caído en las pérfidas garras de un atractivo host, explicando así que os vieseis en un café a escondidas y vuestra relación. La cual no tiene nada que ver con mi persona. Pero ahora sí, ahora sí que me incube porque, al parecer y según lo demanda el guión, he seguido a Riki por que me parecía sospechoso que saliese y por que soy muuuuy celoso- sonreía como si tal cosa mientras pasaba uno de sus brazos, suavemente, sobre los hombros del esclavo. El peliverde escoró levemente su torso para poder posar sus labios sobre la frente del esclavo dándole un amoroso beso.
-¿Que tal si le damos un poco de emoción a este triángulo amoroso? Así nuestro público terminará por creérselo- Con “el público”se refería al rubio que los seguía observándolos desde la acera de enfrente pero con todas las pintas de querer marcharse de allí.
Al mafioso se le opacaron os cristales de sus gafas pero viéndose claramente como fruncía el ceño y apretaba la mandíbula. Arrancó a correr lo justo como para que su cuerpo cogiese la suficiente inercia para que el puño que se estampó contra la boca del estómago de Kaede tuviese algo de impulso. Notó en su puño como el interior del host se comprimía y sintiendo también algunos espasmos.
Sacó el puño y abrió la mano meneándola suavemente en el aire. Ya que el mafiosos no estaba tan acostumbrado a dar golpes las articulaciones de la mano se le resintieron un poco. -Bueno, supongo que con esto mi honor como amante queda limpio- mantenía las comisuras de la boca hacia abajo pero ahora sus ojos si eran visibles, los cuales mostraban cierto enfado para con el host.
Se colocó delante del host y susurrando le dijo - Riki y yo nos montaremos en el coche y te iremos a buscar a dos manzanas de aquí porque, aunque te haya golpeado no me gustaría tener que dejarte a tu suerte. Te llevaremos a tu casa.- esto no era mentira, en el fondo a Bernardo le caía bien Kaede... muy en el fondo.
Se giró para volver con Riki y abrazarlo con ambos brazos - Nos vamos- sonrió al joven y se dispuso a cruzar la calle sin soltar a Riki de la mano. Parecía que esta obra de teatro improvisada había hecho mella en la cota de malla que envuelve el corazón de Bernardo.
(off: matarte, no.... lo siguiente. Perdona, perdona, parece que siguen sin llevarse bien YnY)
-¿Qué le ocurre Bernardo-sama?- como se nota que era un cliente habitual.
Sentado como estaba se abrazó a la cintura de la chica restregando su cara contra el abdomen ajeno.
-Me han dejado solo y me da en la nariz que me están poniendo los cuernos- inspiró fuertemente por la nariz evitando que unos supuestos mocos saliesen de ella.
-Ya pasó, ya pasó- la chica le acariciaba la cabeza y recogía la cuenta. Sacó un pañuelo y, literalmente, sonó al mafioso ya que ella misma le puso el pañuelo en la nariz y le dijo “échalo fuerte”. Que decir tiene que el peliverde lo hizo, se incorporó dándole las gracias a la joven.
-Quédate con la vuelta- le acarició el pelo a la jovencita y otras tantas lo despidieron a coro, pero en cuanto salió... -Juventud, divino tesoro- abrió los brazos, miró al cielo y sonrió levemente cuan párroco iniciando su sermón después de abrir la puerta y encontrar a ambos con caras de circunstancia, por lo menos la de Riki que era la que podía ver.
-Que bonito es el amor en cualquier lugar... ¡Menos delante de mi! ¡Muévanse!- Empujó a Kaede, por lo tanto a Riki ya que lo tenía delante, hasta que los tres estuvieron a pie de calle.
Agarró a ambos por la parte posterior del cuello de sus respectivas prendas de vestir arrastrándolos, literalmente, hasta que estuvieron fuera del alcance de las miradas de cualquier persona que estuviese en el Maid café - Soy asiduo de ese café y no deseo que las jovencitas me miren mal por lo que voy a hacer ahora dado que les he dejado la impresión de persona desvalida y traumatizada al hacer de “cornudo”- explicación rápida.
Se paró soltando a Riki pero no al host. -Kaede, bonito. Que te he dicho de improvisar ¿eh?. Que puede salir mal ¿no?- decía apoyando su mentón en el hombro ajeno, mirándolo de reojo y por encima de las gafas. -Esta vez parece que el rubiales se lo ha creído. Tu plan ha salido bien pero ¿no has contado con la parte contratante de la primera parte?- citando a Groucho Marx soltó al joven host de un empujón dándole un toque en el hombro para que Kaede quedase mirándolo.
-Es cierto que en este supuesto caso mi querido Riki ha caído en las pérfidas garras de un atractivo host, explicando así que os vieseis en un café a escondidas y vuestra relación. La cual no tiene nada que ver con mi persona. Pero ahora sí, ahora sí que me incube porque, al parecer y según lo demanda el guión, he seguido a Riki por que me parecía sospechoso que saliese y por que soy muuuuy celoso- sonreía como si tal cosa mientras pasaba uno de sus brazos, suavemente, sobre los hombros del esclavo. El peliverde escoró levemente su torso para poder posar sus labios sobre la frente del esclavo dándole un amoroso beso.
-¿Que tal si le damos un poco de emoción a este triángulo amoroso? Así nuestro público terminará por creérselo- Con “el público”se refería al rubio que los seguía observándolos desde la acera de enfrente pero con todas las pintas de querer marcharse de allí.
Al mafioso se le opacaron os cristales de sus gafas pero viéndose claramente como fruncía el ceño y apretaba la mandíbula. Arrancó a correr lo justo como para que su cuerpo cogiese la suficiente inercia para que el puño que se estampó contra la boca del estómago de Kaede tuviese algo de impulso. Notó en su puño como el interior del host se comprimía y sintiendo también algunos espasmos.
Sacó el puño y abrió la mano meneándola suavemente en el aire. Ya que el mafiosos no estaba tan acostumbrado a dar golpes las articulaciones de la mano se le resintieron un poco. -Bueno, supongo que con esto mi honor como amante queda limpio- mantenía las comisuras de la boca hacia abajo pero ahora sus ojos si eran visibles, los cuales mostraban cierto enfado para con el host.
Se colocó delante del host y susurrando le dijo - Riki y yo nos montaremos en el coche y te iremos a buscar a dos manzanas de aquí porque, aunque te haya golpeado no me gustaría tener que dejarte a tu suerte. Te llevaremos a tu casa.- esto no era mentira, en el fondo a Bernardo le caía bien Kaede... muy en el fondo.
Se giró para volver con Riki y abrazarlo con ambos brazos - Nos vamos- sonrió al joven y se dispuso a cruzar la calle sin soltar a Riki de la mano. Parecía que esta obra de teatro improvisada había hecho mella en la cota de malla que envuelve el corazón de Bernardo.
(off: matarte, no.... lo siguiente. Perdona, perdona, parece que siguen sin llevarse bien YnY)
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Lo que le faltaba en aquel momento era que el mafioso se le pusiera tan filosófico como un abuelo que cuenta sus batallitas durante la guerra. Solo había hecho lo que había creído conveniente para limpiar su imagen y deshacerse de un macarra demasiado intuitivo para su gusto, ¿que podía molestarle a él de un beso? Solo era una posesión suya, un esclavo como él mismo había dicho. Aunque ya empezaba a resultarle obvio de que había algo mas entre bambalinas que no se molestaría en descubrir. Lo que ahora importaba era la realidad, el hecho de que ya casi hubieran espantado el rubio del todo y que había oído en algún momento crujir alguno de sus huesos con aquel puñetazo que no se esperaba. Kaede abrió los ojos y los labios, por donde salió un hilo de aire en forma de jadeo sintiendo como le quemaba el estómago al pretender coger mas aire. Apretó los dientes y se tambaleó inclinando el cuerpo hacia delante mientras se apoyaba en la pared de la cafetería. Estalló en toses secas y dolorosas mientras se posaba una mano en el estómago. Se le quedaría encogido por un buen tiempo- Jodido cabrón... -murmuró casi sin voz lanzandole una mala mirada entre el dolor y el rencor profundo. No parecía que pudiesen llegar a llevarse demasiado bien nunca,a no ser que aquella peculiar “amistad” fuera eternamente de amor y odio mientras se pedían favores mutuos y metían a Riki en medio a saber con que objetivo.
Escuchó el timbre de la cafetería sonar cuando una de las chicas testigo de toda la escena desde dentro salía y le posaba una mano en la espalda- ¡Cliente! ¿Se encuentra bien? -le gritó con voz chillona, como si estuviese terminal. Kaede solo asintió e hizo su primer intento de ponerse derecho. El mensaje de Bernardo le había llegado alto y claro mientras les veía subir al coche y largarse por su izquierda. Estuvo tentado a mandarlo al carajo y lanzarle una piedra al maletero, pero no tenía ni aire para gritar ni piedra que lanzarle. Sus LP estaban desperdigados por toda la acera y un gran -100 flotaba sobre su cabeza. Tenía una buena derecha....
-Estoy bien, estoy bien -reiteró, tosiendo por última vez y levantándose mientras se sobaba la boca del estómago. Levantó la vista y el rubio ya no estaba en su lugar. Ignorando a los espectadores de aquella telenovela llena de cuernos y celos, Kaede echó a andar a su derecha, dando la vuelta al edificio para seguir por al izquierda. No porque quisiera encontrarse con él ni con su ayuda, es que su casa estaba en la misma dirección.
-Puedo llegar solo a casa. No estoy demasiado lejos -repetía cuando por fin había dado con el coche y lo había seguido de largo. Un par de calles mas y estaría en su bloque de edificios. Solo faltaba una cuesta infernal que le costaría cinco vidas y el acoso del perro que le esperaba en casa. Lo pondría a hacerle la cena antes de tener que irse mas tarde al Club a recoger sus vacaciones pagadas. Que ganas de perderlos a todos de vista...- Ya lo he dicho antes en la grabación, pero espero que no seas tan estúpido como para no comprobar si te están tendiendo una emboscada o no. Me refiero al puerto -parecía estar hablando solo mientras andaba y tenía el coche siguiendo su ritmo pegado a la acera. Todo muy siniestro- Si no terminas con este asunto cierto sicario vendrá a hacerme una visita así que hazme un favor y has bien tu papel de mafioso -se detuvo y miró la cuesta. Pensó que le vendría tan bien cierta moto vieja en aquel momento....
Escuchó el timbre de la cafetería sonar cuando una de las chicas testigo de toda la escena desde dentro salía y le posaba una mano en la espalda- ¡Cliente! ¿Se encuentra bien? -le gritó con voz chillona, como si estuviese terminal. Kaede solo asintió e hizo su primer intento de ponerse derecho. El mensaje de Bernardo le había llegado alto y claro mientras les veía subir al coche y largarse por su izquierda. Estuvo tentado a mandarlo al carajo y lanzarle una piedra al maletero, pero no tenía ni aire para gritar ni piedra que lanzarle. Sus LP estaban desperdigados por toda la acera y un gran -100 flotaba sobre su cabeza. Tenía una buena derecha....
-Estoy bien, estoy bien -reiteró, tosiendo por última vez y levantándose mientras se sobaba la boca del estómago. Levantó la vista y el rubio ya no estaba en su lugar. Ignorando a los espectadores de aquella telenovela llena de cuernos y celos, Kaede echó a andar a su derecha, dando la vuelta al edificio para seguir por al izquierda. No porque quisiera encontrarse con él ni con su ayuda, es que su casa estaba en la misma dirección.
-Puedo llegar solo a casa. No estoy demasiado lejos -repetía cuando por fin había dado con el coche y lo había seguido de largo. Un par de calles mas y estaría en su bloque de edificios. Solo faltaba una cuesta infernal que le costaría cinco vidas y el acoso del perro que le esperaba en casa. Lo pondría a hacerle la cena antes de tener que irse mas tarde al Club a recoger sus vacaciones pagadas. Que ganas de perderlos a todos de vista...- Ya lo he dicho antes en la grabación, pero espero que no seas tan estúpido como para no comprobar si te están tendiendo una emboscada o no. Me refiero al puerto -parecía estar hablando solo mientras andaba y tenía el coche siguiendo su ritmo pegado a la acera. Todo muy siniestro- Si no terminas con este asunto cierto sicario vendrá a hacerme una visita así que hazme un favor y has bien tu papel de mafioso -se detuvo y miró la cuesta. Pensó que le vendría tan bien cierta moto vieja en aquel momento....
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Riki dejó de jugar su papel cuando vio, atónito, como Bernardo se excedía y le daba un puñetazo que incluso a él logró sacarle el aire. Hizo una mueca frunciendo el entrecejo al ver a Kaede doblado contra la cafetería, seguido de los cariños que el mafioso le procesaba antes de llevarle hasta el coche. No pudo evitar mirar hacia atrás mientras era arrastrado, convirtiendo la expresión de sorpresa y ligera preocupación en indiferencia y resignación una vez hubo estado dentro del coche. Suspiró y apoyó los codos en las rodillas, mirando a su jefe.
-Creo que mas que por actuación, ese era un golpe que le tenías jurado desde hacía mucho, ¿me equivoco?.-tuvo que preguntar al ser testigo de la saña y el impulso que había cogido Bernardo. En el fondo sabía por que le había hecho y el por qué le había resultado tan necesario hacerlo. Ya fuese por manía o por necesidad recordaba que incluso él había empleado ese tipo de tácticas cuando era el líder de Bison. Engañando a las demás bandas para que creyesen que no tenía lazos con sus amigos, para salvarles, protegerles... aunque eso significase llevar la carga solo. Era una vida de perro callejero, pero muchos de los momentos hacían que le entrase la nostalgia de vagar por las calles.
-Será mejor que nos vayamos. -se echó hacia atrás y suspiró, apoyando la cabeza en el asiendo y dejando gran parte de su cuello expuesto- Tienes la información, ¿verdad? Será mejor que la escuches cuidadosamente en casa y traces un plan cuanto antes. Te ayudaré. -era su deber como “empleado”, aunque últimamente estaba haciendo las cosas por simple inercia. Desde lo ocurrido poco tiempo atrás parecía tratar al mafioso con algo mas de familiaridad que cuando llegó por primera vez desde el mercado, aunque no quería ablandarse tanto como para dejarse manipular. Cuando parpadeó y se encontró con el techo del coche, ya en marcha, rodó los ojos hasta distinguir al otro- Pensándolo ahora, ¿no podrías tener problemas si te enfrentas a otra familia de mafiosos? Tengo entendido que muchas deciden aliarse y repartir todas sus mercancías, ¿es posible que a la que has espiado y piensas atacar tengan algún tipo de conexión con otras? De ser así te superarían en número... -volvió a mirar al techo- ...Me preocupa que le lleves a él en esta misión -se refería al elfo.
Después de eso, no añadió nada mas. Al menos hasta que el coche aminoró la marcha y se vio obligado a ponerse derecho, mirando a ambos lados hasta que pudo ver, tras abrirse la ventana oscura, a Kaede caminando junto a ellos, repitiendo que no necesitaba ayuda cuando era evidente que si podría necesitarla. Riki sacó el brazo por la puerta para apoyarse e inclinar la cabeza hacia afuera, mirando primero a su espalda por si le habían vuelto a seguir. Todo despejado.
-Algo parecido le estaba diciendo mientras veníamos hacia aquí. Si le pegasen un tiro tan rápido no serías capaz de devolverle el puñetazo, ¿verdad?.-se permitió una sonrisa ladina, intuyendo que el host querría devolverle el golpe en algún otro encuentro que tuviesen. Pudo ver la empinada cuesta a través del retrovisor y el deplorable estado en el que aún estaba Kaede. Era mas cabezota que él mismo. O puede que igual. Riki terminó abriendo la puerta después de pedir que detuviese el coche, sacando solo medio cuerpo fuera para cogerle del brazo y arrastrarlo al asiento de atrás, dejandole casi encima de su regazo. Cerró y volvió a pedir que arrancase.
-Mas que por pena, lo hacemos por conveniencia.-dijo, hablando también por Bernardo aunque no supiera su opinión exacta- Nos conviene saber donde vives por si surge algún problema relacionado con nuestro trabajo.-miró por la ventanilla, dándose cuenta de lo larga y empinada que resultaba la cuesta aún siendo vista desde el coche.
-Creo que mas que por actuación, ese era un golpe que le tenías jurado desde hacía mucho, ¿me equivoco?.-tuvo que preguntar al ser testigo de la saña y el impulso que había cogido Bernardo. En el fondo sabía por que le había hecho y el por qué le había resultado tan necesario hacerlo. Ya fuese por manía o por necesidad recordaba que incluso él había empleado ese tipo de tácticas cuando era el líder de Bison. Engañando a las demás bandas para que creyesen que no tenía lazos con sus amigos, para salvarles, protegerles... aunque eso significase llevar la carga solo. Era una vida de perro callejero, pero muchos de los momentos hacían que le entrase la nostalgia de vagar por las calles.
-Será mejor que nos vayamos. -se echó hacia atrás y suspiró, apoyando la cabeza en el asiendo y dejando gran parte de su cuello expuesto- Tienes la información, ¿verdad? Será mejor que la escuches cuidadosamente en casa y traces un plan cuanto antes. Te ayudaré. -era su deber como “empleado”, aunque últimamente estaba haciendo las cosas por simple inercia. Desde lo ocurrido poco tiempo atrás parecía tratar al mafioso con algo mas de familiaridad que cuando llegó por primera vez desde el mercado, aunque no quería ablandarse tanto como para dejarse manipular. Cuando parpadeó y se encontró con el techo del coche, ya en marcha, rodó los ojos hasta distinguir al otro- Pensándolo ahora, ¿no podrías tener problemas si te enfrentas a otra familia de mafiosos? Tengo entendido que muchas deciden aliarse y repartir todas sus mercancías, ¿es posible que a la que has espiado y piensas atacar tengan algún tipo de conexión con otras? De ser así te superarían en número... -volvió a mirar al techo- ...Me preocupa que le lleves a él en esta misión -se refería al elfo.
Después de eso, no añadió nada mas. Al menos hasta que el coche aminoró la marcha y se vio obligado a ponerse derecho, mirando a ambos lados hasta que pudo ver, tras abrirse la ventana oscura, a Kaede caminando junto a ellos, repitiendo que no necesitaba ayuda cuando era evidente que si podría necesitarla. Riki sacó el brazo por la puerta para apoyarse e inclinar la cabeza hacia afuera, mirando primero a su espalda por si le habían vuelto a seguir. Todo despejado.
-Algo parecido le estaba diciendo mientras veníamos hacia aquí. Si le pegasen un tiro tan rápido no serías capaz de devolverle el puñetazo, ¿verdad?.-se permitió una sonrisa ladina, intuyendo que el host querría devolverle el golpe en algún otro encuentro que tuviesen. Pudo ver la empinada cuesta a través del retrovisor y el deplorable estado en el que aún estaba Kaede. Era mas cabezota que él mismo. O puede que igual. Riki terminó abriendo la puerta después de pedir que detuviese el coche, sacando solo medio cuerpo fuera para cogerle del brazo y arrastrarlo al asiento de atrás, dejandole casi encima de su regazo. Cerró y volvió a pedir que arrancase.
-Mas que por pena, lo hacemos por conveniencia.-dijo, hablando también por Bernardo aunque no supiera su opinión exacta- Nos conviene saber donde vives por si surge algún problema relacionado con nuestro trabajo.-miró por la ventanilla, dándose cuenta de lo larga y empinada que resultaba la cuesta aún siendo vista desde el coche.
Invitado- Invitado
Re: Capitulo 3: Información ~Private~
Bernardo conducía aguantándose la risa mientras miraba por el retrovisor como Riki hacía entrar al host tan “educadamente” en el automóvil. -Parece que lo estamos raptando- pensó negado con la cabeza a la vez que sus labios temblaban para no estallar en risas.
Bernardo, mientras los morenos conversaban en la parte posterior del coche, él escuchaba por un auricular la conversación grabada en el móvil. - Si, si por conveniencia- dijo irónico como si hablase con un par de perturbados a los que no hacía ni caso - En realidad la familia con la que, según Riki, nos vamos a “enfrentar”- hizo el signo de las comillas con los dedos y después devolvió las manos al volante - no es más que cuatro maleantes que tuvieron, en su día, una banda bien formada pero que se han dispersado y dividido entre varias de las familias de la zona centro de Japón y, que al parecer, están reuniéndose para volver a ser lo que en un pasado fueron- explicó sin más.
- Pero lo primero es lo primero, dejar a Kaede en su casita sano y salvo. Aunque se me ocurren unas cuantas cosas que hacer con el joven host antes de dejarlo en casa, pero mejor me las guardo no vaya a ser que me tachéis de pervertido.- les sonrió zorruno a través del espejo retrovisor.
El coche subió sin dificultad la afamada pendiente que desembocaba a unos cuantos metros de la casa del host. - ¿Es por aquí?- el peliverde andaba medio distraído mirando para las fachadas de las variadas y pintorescas casitas y bloques de apartamentos de la zona. La calle, que en un principio poseía dos carriles lo suficientemente grandes para que dos coches pasasen con holgura, terminó convirtiéndose en una calle de doble sentido algo estrecha. - Se parece a donde me crié de joven- al mirar hacia delante vio, como de la nada, aparecía una pelota roja y detrás un niño de unos cinco años de edad.
Las pastillas de freno chirriaron a la vez que el coche paraba en seco. No iban especialmente deprisa pero lo justo como para que el cuello del conductor se resintiese con la frenada. -¡me cago en todo lo que se menea!- porfirió el mafioso mientras apretaba los ojos con fuerza dado el punzante dolor en la cervical. Después de sobarse la zona afectada miró a través de la luna y no encontró rastro ni de la pelota ni del niño. - Venga, va. Pongan en mi lista de formas de matar: atropello- resopló con resignación mientras se apeaba del vehículo y se asomaba a la parte delantera de este.
-¡Niño, nadie te ha dicho nunca que no se puede cruzar la calle sin mirar!- pregunta entre lo retórico y lo sarcástico que causó que el asustado infante mirase, con lágrimas en los ojos, al mafioso. -¿Que esperas? Levanta- parece que la tajante orden terminó por acojonar al chaval lo que provocó el estallido en llantos de este. -Lo que me faltaba. ¡Ay!- se llevó la mano al cuello y frunciendo el ceño se encaminó hasta la ventanilla de la parte de atrás del coche para hablar con cualquiera de los chavales que se encontraban en el interior del auto.
-Me llevo fatal con los niños. Kaede o tu Riki, me vale cualquiera, vallan a a ver si pueden calmar esa llantina. Me pone de los nervios- volvió a fruncir el ceño con expresión dolorida al incorporarse tras hablarles a través de la ventana.
El peliverde miró a su alrededor esperando no haber llamado la atención de muchos pero los únicos que se acercaron a mirar, para su desgracia, fueron los amiguitos del niño que lloraba frente al auto en busca de su pelota. Contó seis o siete niños de edades comprendidas entre los cinco y los ocho. Bernardo puso los ojos en blanco en cuanto uno de ellos se le acercó para preguntarle educadamente si había visto una pelota roja.
Teniendo el cuello dolorido hizo el amago de buscar la susodicha pelota con la mirada. - Si la he visto. Mas bien, la estoy viendo. Y si no me engaña la vista... es aquello rojo que se esta yendo por la pendiente- señaló una calle parecida por la que habían subido momentos antes.
Con una sonrisa que rozaba lo maléfico observaba como tres de los infantes corrían tras el objeto esférico.
Bernardo, mientras los morenos conversaban en la parte posterior del coche, él escuchaba por un auricular la conversación grabada en el móvil. - Si, si por conveniencia- dijo irónico como si hablase con un par de perturbados a los que no hacía ni caso - En realidad la familia con la que, según Riki, nos vamos a “enfrentar”- hizo el signo de las comillas con los dedos y después devolvió las manos al volante - no es más que cuatro maleantes que tuvieron, en su día, una banda bien formada pero que se han dispersado y dividido entre varias de las familias de la zona centro de Japón y, que al parecer, están reuniéndose para volver a ser lo que en un pasado fueron- explicó sin más.
- Pero lo primero es lo primero, dejar a Kaede en su casita sano y salvo. Aunque se me ocurren unas cuantas cosas que hacer con el joven host antes de dejarlo en casa, pero mejor me las guardo no vaya a ser que me tachéis de pervertido.- les sonrió zorruno a través del espejo retrovisor.
El coche subió sin dificultad la afamada pendiente que desembocaba a unos cuantos metros de la casa del host. - ¿Es por aquí?- el peliverde andaba medio distraído mirando para las fachadas de las variadas y pintorescas casitas y bloques de apartamentos de la zona. La calle, que en un principio poseía dos carriles lo suficientemente grandes para que dos coches pasasen con holgura, terminó convirtiéndose en una calle de doble sentido algo estrecha. - Se parece a donde me crié de joven- al mirar hacia delante vio, como de la nada, aparecía una pelota roja y detrás un niño de unos cinco años de edad.
Las pastillas de freno chirriaron a la vez que el coche paraba en seco. No iban especialmente deprisa pero lo justo como para que el cuello del conductor se resintiese con la frenada. -¡me cago en todo lo que se menea!- porfirió el mafioso mientras apretaba los ojos con fuerza dado el punzante dolor en la cervical. Después de sobarse la zona afectada miró a través de la luna y no encontró rastro ni de la pelota ni del niño. - Venga, va. Pongan en mi lista de formas de matar: atropello- resopló con resignación mientras se apeaba del vehículo y se asomaba a la parte delantera de este.
-¡Niño, nadie te ha dicho nunca que no se puede cruzar la calle sin mirar!- pregunta entre lo retórico y lo sarcástico que causó que el asustado infante mirase, con lágrimas en los ojos, al mafioso. -¿Que esperas? Levanta- parece que la tajante orden terminó por acojonar al chaval lo que provocó el estallido en llantos de este. -Lo que me faltaba. ¡Ay!- se llevó la mano al cuello y frunciendo el ceño se encaminó hasta la ventanilla de la parte de atrás del coche para hablar con cualquiera de los chavales que se encontraban en el interior del auto.
-Me llevo fatal con los niños. Kaede o tu Riki, me vale cualquiera, vallan a a ver si pueden calmar esa llantina. Me pone de los nervios- volvió a fruncir el ceño con expresión dolorida al incorporarse tras hablarles a través de la ventana.
El peliverde miró a su alrededor esperando no haber llamado la atención de muchos pero los únicos que se acercaron a mirar, para su desgracia, fueron los amiguitos del niño que lloraba frente al auto en busca de su pelota. Contó seis o siete niños de edades comprendidas entre los cinco y los ocho. Bernardo puso los ojos en blanco en cuanto uno de ellos se le acercó para preguntarle educadamente si había visto una pelota roja.
Teniendo el cuello dolorido hizo el amago de buscar la susodicha pelota con la mirada. - Si la he visto. Mas bien, la estoy viendo. Y si no me engaña la vista... es aquello rojo que se esta yendo por la pendiente- señaló una calle parecida por la que habían subido momentos antes.
Con una sonrisa que rozaba lo maléfico observaba como tres de los infantes corrían tras el objeto esférico.
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