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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Sáb Feb 19, 2011 4:26 pm

Club Eden
Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Clubedenterminado.th


“He escuchado al director hablar sobre uno nuevo. No sabía que buscase mas chicos, siempre había dicho que le daban mala espina los números pares”

A aquella charla aparentemente sin sentido, le siguió una risa coqueta al pensar en todas las manías que pudiese tener el jefe. Claro está, hablaban de él cuando no estaba presente, ya que corrían el riesgo de acabar fregando los baños o salir a repartir publicidad. Y con el frío que hacía no era una idea muy alentadora que digamos. Yuuya y Kaname, dos de los atractivos muchachos que formaban el elenco del Club Eden parloteaban mientras preparaban las mesas del fondo, ya que al parecer el gran jefe era demasiado tacaño para contratar servicio que se encargase de algo mas que la limpieza. El resto de los chicos habían salido al aire frío de la calle para captar clientela. Que dado lo famoso que se había vuelto aquel Club de poco hacía falta.

Caminando a zancadas y con una gruesa bufanda de colores tapándole gran parte de la cara, Mizunuma Kaede atravesó las calles del barrio rojo, mientras tenía la vana esperanza de que los bolsillos de su chaqueta dieran calor a sus congelados dedos. Esquivó a los numerosos grupos de gente o parejas que se le metían en medio, dando pasos ágiles o dando una vuelta sobre si mismo antes de seguir en otra dirección. Cuando puso un pie dentro del Club dejó caer la pesada puerta, aún con el cartel de “cerrada”.

-Buenas -saludó a quien quisiera escucharlo, dejando el paraguas que había traído por precaución colgado de la percha de la entrada. Se desenrolló la larga bufanda y alzó la vista al local, aún no del todo iluminado. Sus dos compañeros levantaron la mano en señal de saludo al verlo, y acto seguido no pudieron evitar seguir comentando lo que llevaban un cuarto de hora intentando adivinar: la cuestión del nuevo.

-No había oído nada -se encogió de hombros, quitándose la chaqueta de camino a los vestuarios, en la trastienda-. De todas formas, mientras no moleste, no hay que...

-¡Oye! Shizuo-kun -la voz del jefe le llamó por su alias desde el interior del despacho al verlo pasar. Dando un paso atrás, Kaede se asomó-. Va a venir a visitarnos un candidato esta noche, ¿te importaría instruirlo y hacerle recordar nuestro código de comportamiento en el negocio, por favor~? -sonrió de una forma que decía claramente que “esa noche no lo quería pateando clientes” por allí. Kaede arrugó las cejas. ¿Un novato? ¿Por qué tenía que encargarse él? Para enseñar serían mejor el número uno o dos del Club, así que solo concluyó que su jefe quería mantenerlo entretenido con algo.

-Claro -aceptó de manera desinteresada, pasando de largo su puerta-. Iré a cambiarme -musitó antes de perderse al doblar la esquina, pensando que le esperaba una noche larguísima. No le importaba hacer de instructor durante unas horas, pero esperaba no tener que ejercer también de niñera o dejaría a su suerte al chaval.

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Dom Feb 20, 2011 6:22 am

Como el peliblanco era un hombre que siempre buscaba cosas que hacer y, por lo que se ve, encargarse de su propio negocio no era suficiente trabajo para él decidió buscar otro empleo de medio tiempo. Uno de sus empleados le había dicho que podía encontrar un trabajo por las noches, después de encargarse de la pescadería, y que no era un trabajo físico y que no se cansaría demasiado.

Chosokabe no sabe que es club de host.

Una de esas noches largas decidió acercarse para documentarse sobre aquel mencionado lugar, para ver al dueño y ver si lo aceptaban. Cuando llegó encontró al supuesto dueño abriendo el local. Estaba él solo, en la puerta. Chosokabe inició una conversación con él mientras el jefe lo miraba de arriba abajo con ojos escrutadores y la mano en la barbilla, como si estuviese mirando una pieza de museo. Por supuesto Chosokabe se enfadó levemente pero el jefe se disculpó de la forma más cortes posible diciéndole que sería admitido en el club si pasaba antes una prueba.

Por lo que Chosokabe pudo sonsacar en claro de aquella conversación es que “algo” le faltaba para poder trabajar allí. Lo que no pudo averiguar que era ese “algo”.



Pasados un par de días el albino volvió, como su jefe le ordenó, a las 10 de la noche para realizar su prueba de acceso.

Chosokabe aunque el frío arreciaba por las calles él iba vestido con sus pantalones de color violeta oscuro los cuales poseían un leve estampado vegetal en color negro y cayendo por un lateral de estos una cadena que desaparecía en el bolsillo trasero; una camisa de botones blanca de la cual sólo tenía abrochada dos botones dejando todo su pecho y ombligo al descubierto; un abrigo de pelo negro con los bordes del mismo color del pantalón; en los pies unas botas de media caña algo desgastadas. Por supuesto el abrigo se encontraba desabrochado pero sus manos no salían de los bolsillos del pantalón.

Se paró delante de la puerta y fue en ese momento cuando apareció su típica sonrisa de persona amable y gentil que contrastaba perfectamente con su aspecto de macarra. Al entrar escrutó el local con su único ojo sano y al ver que no se encontraba solo alzó una mano sin dejar de sonreír -¡Yo!- ese era su saludo típico dicho con su voz algo cascada pero varonil. Ya que es japonés es un saludo que se suele hacer entre las familias de las costas de Japón, porque él es originario de allí.

-Soy el nuevo grumete, vengo a hacer la prueba para trabajar aquí.- miró hacia los chicos que allí se encontraban a la vez que se despojaba del abrigo y dejaba al descubierto aquel esplendido cuerpo de marinero. -¿Quién cuidará de mi esta noche? JAJAJAJAJAJAJA- rió ruidosamente dejando ver su dentadura blanca como la espuma del mar.

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Miér Feb 23, 2011 11:30 am

Kaede odiaba a los perros. Eran estúpidos, ruidosos y acaparadores. Siempre se comportaban como les daba la real gana y luego pretendían solucionarlo haciéndote la pelota con mimos y poniéndote cara de cachorro indefenso. Lo que se le presentó delante no era un candidato a host, ni de lejos. Era un chucho albino enorme y con un ladrido insufrible...


Momentos antes, Kaede se replanteaba cual era la mejor opción, si enseñarle las cosas rápido y que empezase ya a trabajar o someterlo y explotarlo hasta que se le fuera la idea de ser host de la cabeza y volviese a casita como un penoso cachorro. Si hacía eso último su jefe le haría limpiar los baños un mes entero.
Cerró la taquilla de un golpe, ya engalanado con una ropa mas acorde con el club. Se había puesto una camisa ceñida de tela y manga larga que dejaba al descubierto sus marcadas clavículas, sobre las cuales se posaba un collar de oro (regalo de una clienta) en forma de candado, sus pantalones eran de cuero, estilizados con un grueso cinturón blanco y unas botas de noche color ceniza.

Primera lección, la ropa. Segunda lección, el saber estar. Tercera lección, el vocabulario. Cuarta lección, el físico... Le quedaba mucha noche por delante, y mas cuando el jefe volvía a acaparar toda su atención recordándole todo lo que NO debía hacer. Kaede (ahora llamado Shizuo), ignoraba que sus compañeros volvían con clientas, que el local estaba mas que listo y que muchos de los jóvenes y atractivos host miraban al recién llegado albino, temiendo de algún modo por la integridad del que sería el domador de aquella bestia...

-Parece que ha llegado -el jefe se levantó con una sonrisa sospechosa, saliendo, invitando a Kaede a seguirlo. Saludó cortesmente a las damas que ya se habían acomodado y abrió los brazos cuando reconoció al albino- Buenas noches, Chosokabe-kun. Pensaba que no venía, es algo tarde -dejó caer.

“¿Que tipo de nombre es “Chosokabe?” pensó el mas joven, levantando la mano y saludando con una sonrisa a una joven castaña de pelo corto, con la cual siempre acababa sentándose. El compañero que tenía al lado le señaló delante suyo con una mirada irónica que decía claramente “la que te espera...” Lo entendió cuando, deteniéndose tras el jefe, alzó la vista... y vio un bien formado pecho, mas ancho que todo él, teniendo que levantar mucho mas el mentón antes de poder verle la cara. ¿Un cachorro? Sus cojones...

-Él es Shizuo -le presentó antes de poder escapar-. Será tu instructor. Si tienes dudas pregúntale, estará MAS que encantado en hacer lo que sea por ti, ¿de acuerdo~? -y para recalcarlo, le puso una mano en la espalda y le empujó hacia delante. Kaede avanzó a duras penas, viendo la gran diferencia de altura desde la primera fila. Parpadeó unas cuantas veces antes de extender la mano, queriendo al menos saludarlo.

-Cuidaré bien de ti -sonó incluso encantador.

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Sáb Feb 26, 2011 4:01 am

Pasó de estar completamente sólo a verse rodeado por tres hermosos chicos. – Si, si, lo siento, tengo toda la culpa- se disculpaba a la vez que abrazaba a aquel hombre que lo recibió con los brazos abiertos, abarcando por completo el cuerpo del jefe de los host. – Si es que tuve que hacer caja, revisar el inventario… vamos, la pesada rutina de todas las noches y aún así los piratas de agua dulce con los que trabajo me querían llevar de copas, y los rechace por venir aquí JAJAJAJAJAJAJAJAJA-rió fuertemente –Así que no diga que no me sacrifico- mantuvo la sonrisa mientras daba un par de palmadas en la espalda del jefe.

Después de aquello le siguió la presentación del que sería su mentor esa noche. Y después el jefe se escaqueó como mejor supo poniendo como escusa que tenía “otras personas que atender.”

Cuando Kaede le tendió la mano Chosokabe tuvo que dar medio paso atrás para ver al joven al completo porque se había pegado tanto a él que sólo le veía la cara. –Yoroshiku (Encantado de conocerte) Nii-chan - ladró con su acento del sur mientras estrechaba la mano del host con una de las suyas, la cual era más nudosa y se encontraba áspera.
Y, ¡si! Acaba de rebautizar a Kaede como Nii-chan ¿Por qué? Por el simple hecho de que el albino es demasiado confianzudo y a las personas más jóvenes o pequeñas que él le suele poner motes. Pero lo hace como muestra de cariño y buena voluntad que conste.

Le soltó la mano y se la estrechó al otro joven el cual había intercambiado, anteriormente, una miradita con Kaede. Mientras sacudía arriba y abajo con entusiasmo la mano del otro host, haciendo que la mano de este terminase dolorida, pregunto -¿Y este es todo el local? O ¿tenéis cocina? Porque si tenéis me gustaría echarle un vistazo y así os preparo mi especialidad culinaria.” Frutos del mar a la Chosokabe”- puso el ojo en blanco durante un segundo- si, si lo sé el nombre no está muy pensado pero bueno jajajajajajaja- rió otra vez haciendo que varias clientas que entraban en ese momento se le quedasen mirando. Soltó al chico y se adentró en el club.

Dada su altura y constitución Chosokabe caminaba con las piernas separadas, pasos amplios y una mano en uno de los bolsillos del pantalón –Fiuuuuuuuu- silbo largamente denotando asombro –es más grande de lo que pensaba. Por cierto...- se paró en seco en mitad de uno de los pasillos y se recargó sobre la pared - ¿Qué hacéis aquí dentro? Veo muchas mujeres- en ese momento pasaron a su vera dos preciosas chicas de unos 20 años, muy elegantes y con unas amplias sonrisas – Mujeres muuuuuuyyy guapas- Chosokabe no pudo evitarlo alzó las cejas cuando las chicas le dieron la espalda, posó su mirada en las posaderas de una de ellas haciendo que en su rostro se dibujase una sonrisa que dejaba ver sus afilados colmillos. Le faltaba babear.

-¿Y bien? ¿Qué hacéis? ¿Es como un servicio de citas y te las puedes follar? ¿Tenéis cuartos insonorizados hay detrás? JAJAJAJAJAJAJA- bromeaba con esto último. Él suponía que allí algo se cocía pero no creía que aquel lugar fuese un antro de tan poca calaña. –Es broma nii-chan- dijo sin dejar de sonreír.
Comenzó de nuevo su andadura por el local para hacerse con la disposición de este, mirándolo todo con una mezcla entre curiosidad y asombro. Justo en ese instante, mientras pasaba por un estrecho pasillo, uno de los host cargaba una bandeja con sushi y dos copas de champagne. El albino elevó los brazos y se pegó lo máximo posible a la pared para no ser in incordio y el otro host hizo lo propio elevando por encima de su cabeza la bandeja con champagne.
Chosokabe estiró aún más su sonrisa y al ver las copas tan cerca, agarró una bebiéndose el contenido de un sorbo y volviéndola a dejar sobre la bandeja antes de que el host se fuese muy lejos y reprendiendo su camino antes de que alguien le dijese nada.

Su enfundó las manos en los bolsillos y, silbando, siguió caminando la mar de contento. Es que el albino es un pirata esté donde esté.
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Mensaje por Invitado Sáb Mar 05, 2011 5:29 am

No sabía por donde empezar a corregirlo. Tenía tantos modales como un chucho en un bufet libre, y eso era preocupante, al menos para el que sería su instructor. Viéndole caminar, expresarse y vociferar no pudo hacer mas que soltar un suspiro interno al ver todo lo que le quedaba por hacer. La conducta, el vocabulario, las formas, el descaro. ¡Estaba todo mal! Y seguramente el jefe lo sabía y se lo había encargado el muy...

Acabó siguiéndolo, tomando nota mental de todo lo que hacía o preguntaba, mientras que a su compañero le había sobrado tiempo para escabullirse de vuelta a la mesa donde estaba sentado con la muchacha castaña, dejándolo a su suerte. Cuanto antes empezase con las explicaciones antes terminaría, aunque algo le decía que aquella no sería la única noche que compartiese con aquel elemento albino y desgarbado.

-El local es amplio. Al fondo están los cuartos de los chicos y en uno de los pasillos los baños -señaló-. Hay una habitación especial para VIPs pasando uno de los pasillos junto a la entrada. La cocina está en la segunda planta, ya que muchas veces los clientes aprovechan para cenar. Mas los hombres que las mujeres... -eso era lo básico. Ahora faltaba continuar con las normas de conducta, al menos para que Chosokabe no siguiese atentando contra la ética del Club. Sobre todo al insinuar (por mucho que dijese que fuese una broma luego) que eran una especie de Club de alterne barato. Levantando una ceja apuró el paso, se adelantó como pudo a él (ya que el pasillo no era especialmente grande y el chucho albino era mas ancho que un armario) para hacerle una señal con la mano, la cual acabó posada en su pecho.

-Ahórrate los comentarios que tengan que ver con la moral de este sitio o acabarás de patitas en la calle. Y no silbes. Ponte derecho. Y las manos fuera de los bolsillos. ¿No puedes andar sin abrir las piernas? Y por favor, deja de mirar a las mujeres como si quisieras tirártelas a todas... -eran guapas, elegantes, sofisticadas... O al menos era como debían sentirse estando dentro del Club, así que debían omitir comportamientos tan hormonales como el que aquel tío estaba teniendo. Cogiéndolo del brazo le guió hasta pasar los pasillos del personal y llegar al cuarto de las taquillas y las duchas, donde se había cambiado antes de recibirlo. Cerró la puerta, se cruzó de brazos y le miró.

-Que eras, ¿camionero antes de venir aquí? -arrugó el entrecejo, mirándolo de arriba a abajo. Tenía un buen tipo, era alto, musculoso y una cara con bastante personalidad. Internamente reconoció que era guapo y que tendría mucho estilo si sabía comportarse. Se apoyó en la puerta, mirando a otro lado. Si daba clases de no ser descarado tampoco debía serlo él-. Las normas para este trabajo son iguales para todos, así que trata de adaptarte lo antes posible. Primero: las clientas son la prioridad. Hay que hacerlas sentir como si fueran lo mas importante del mundo. Ten en cuenta que ellas serán las que logren hacerte ascender y las que, con suerte, gastarán dinero en ti -volvió a mirarlo antes de despegarse de la puerta y andar hacia él, poniendo los brazos en jarras- Segundo: nunca las mires como si fueran trozos de carne. Para eso ya tienen la realidad de fuera una vez salen del club -hizo una pausa-. Si has entendido todo lo que te he dicho hagamos una práctica, Chosokabe-kun.

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Miér Mar 09, 2011 12:47 pm

Aunque no lo pareciera aquella pared albina escuchaba las indicaciones del joven moreno y digo aunque no lo pareciera, porque estaba mirando para todos lados como si intentase memorizar el lugar y todo lo que Kaede le decía, excepto todo aquello que le dijo sobre mantenerse recto, sacarse las manos de los bolsillos y demás. Eso lo oyó de lejos.

-¿¡Como que andar con las piernas cerradas!? ¡¡Tú no sabes lo que tengo entre las piernas!! Que me trinco un hue.. ¡ah!- cortó la frase cuando se vio jalado por el brazo. Mientras era arrastrado por Kaede, Chosokabe agitaba una mano a modo de saludo y sonreía amigablemente a dos chicas que los estaban mirando desde hace rato. Las mujeres, por su parte saludaron al albino algo cohibidas.

El grandullón entro en los vestuarios a trompicones y se giro hacia Kaede mientras se rascaba la cabeza y en su cara se dibujaba una expresión de desconcierto alzando una ceja. –No, pirata y ahora soy pescador y pescadero. ¿Algo que decir a eso?- se reincorporó poniendo su espalda recta, las manos aún dentro de los bolsillos y colocando un pie sobre la esquina de uno de los bancos de madera blanca que decoraban el interior de los vestuarios. También levanto levemente el mentón mientras sonreía enseñando los caninos. Con aquella pose parecía más intimidante de lo que en realidad era. – No creo que tenga que ver lo que fui antes de venir aquí para que tú me puedas instruir. Aunque no te voy a negar que mis modales no son como los tuyos o los de tus compañeros pero ¿no crees que un soplo de aire fresco no le viene mal al club?- bajo la pierna y caminó semi-arqueado hasta Kaede mientras este hablaba.

-¿Y esas son todas las normas?- volvió a silbar con las cejas arqueadas hacia abajo –Esas son muchas JAJAJAJAJAJA No tengo por costumbre seguir las normas establecidas pero, adonde fueres haz lo que vieres ¿no? Me ceñiré a vuestras normas porque estoy de acuerdo con ellas. Eso de tratar a las mujeres como carne no es bonito, como cachos de pescado puede...- miro hacia otro lado como si recordase algo a la vez que fruncía levemente el ceño –Pero carne… Bueno eso ahora da igual- le dio un par de buenas palmadas en el hombro derecho a su maestro mientras sonreía totalmente alegre y dicharachero. – Como si que he entendido las normas, no te creas que soy tan lerdo- pinchó un par de veces el moflete de Kaede con uno de sus enormes dedos como si se vengase de aquel Chosokabe-kun que había dicho. –y como tú dices ¡vámonos de prácticas! que es en el campo de batalla donde más se aprende- su sonrisa le llegaba hasta las orejas.

Se encontraba bastante cómodo en aquel lugar aunque no fuese de los locales o ambientes que el pirata suele visitar con asiduidad pero él no notaba un mal ambiente, todo lo contrario él único que desprendía algo de maldad era, concretamente, el maestro que le asignaron. Al cual agarró por los hombros, lo giró sobre su eje, abrió la puerta y lo sacó para fuera casi a empujones, como si tuviese prisa por empezar.

Aunque fue dar un par de pasos, teniendo dentro de su campo de visión las mesas y a toda la clientela, cuando Chosokabe frenó en seco y abrazó por los hombros a Kaede para que este también frenara. El albino puso las manos sobre los finos pero fuertes hombros del moreno y el mentón recargado en la cabeza contraria. – Ne sensei, ¿Las normas también se aplican a los hombres? Porque acabo de percatarme de que en algunas mesas sólo hay hombres- al pirata le había desaparecido la sonrisa. En realidad le gustan más los hombres que las mujeres pero eso de servirles y de tratarlos bien…- La verdad, no me hace gracia tratarlos como a las chicas. Los hombres no son tan débiles, ni monos, ni… tsk- frunció los labios y entrecerró los ojos –¿ me entiendes? los hombres y las mujeres no son iguales, excepto él- señaló sin pudor a un jovencito de ojos claros y facciones afeminadas sentado en una de las mesas, el cual ya estaba siendo entretenido por un par de host.

El albino hecho aire por la nariz haciendo que el pelo de Kaede se moviese. – Ok, ya sé cómo podría practicar- la cabeza de Chosokabe se traslado hasta el hombro izquierdo del moreno mientras su otro brazo se recargaba sobre el otro hombro de Kaede. - Qué te parece si vas tú primero, te veo a ver cómo te desenvuelves, y después voy yo.- ladeó levemente la cabeza para mirar a los ojos del moreno. Su blanca sonrisa apareció pero un toque de maldad se escondía tras ella. No lo apodaban Oni por nada.

–Ne... sensei- dijo esto con una voz más grave y profunda que la habitual, como un susurro mientras su mirada se afilaba.
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Mensaje por Invitado Lun Mar 14, 2011 7:13 am

No le importaba a que se dedicaba antes de llegar al Club. No le interesaba si las normas le parecían demasiadas, ya que supuestamente era él quien solicitaba un trabajo como host. ¡Y desde luego no quería saber que es lo que tenía entre las piernas para no poder andar con las piernas cerradas! … O eso quería pensar. ¡No, no quería! El puñetero perro albino le estaba confundiendo con tanta sonrisa brillante y tanta palabrería rara. Su función era enseñarle, y eso haría. Que no lo consiguiese sería después cosa suya.

Antes de darse cuenta fue girado, manipulado por un cuerpo mucho mas grande que el suyo y arrastrado fuera de los vestuarios. Notaba las grandes manos de Chosokabe en su espalda, y a pesar de que quiso frenar para que dejase de guiarle como le diese la real gana no pudo detenerse realmente hasta que el propio aprendiz así lo deseó.

-Es de lógica no dejarte interactuar con los clientes hasta que no sepa como te desenvuelves con personas -murmuró, mirando hacia arriba, sin mover la cabeza, echando un vistazo al escenario que se les presentaba. A aquella hora el Club Eden presentaba un variopinto grupo de clientes. Mujeres de gestos refinados y vestidos de noche, grupos de adolescentes que a la mínima soltaban chillidos emocionados, hombres que pasaban de los treinta, ya pasados de copas y los seres andróginos por excelencia, y cuyo aspecto de uno había sido la excepción de Chosokabe. A decir verdad, llamaban la atención de cualquiera, aunque no fueran especialmente el tipo del joven Kaede.

“A mi modo de ver en un club como este debes tratarlos a todos bien, sean hombres o mujeres. Si te tocan las narices siempre puedes cantarles las cuarenta y mandarlos al carajo” -era lo que le hubiera gustado decir, pero no formaba parte de una clase de como ser host, ya que él era el único en la historia de aquel Club que pateaba a los clientes fuera por atreverse a manosearle a cada oportunidad que tenían. Eran un negocio de entretenimiento, no un prostíbulo...

-Solo sé encantador -resumió-. Sirveles lo que te pidan, dales conversación y punto. Ser host implica recibir y dar piropos de otros hombres. Te acostumbrarás -ese era un buen consejo. O al menos algo que podía considerarse un consejo. Giró el rostro a un lado al notar al albino moverse, viéndole demasiado de cerca como para mantener la calma. Sobre todo si le ponía una voz como aquella, que perfectamente encandilaría a cualquiera de las clientas. Aquello sumado con su aliento cálido, sus ojos maliciosos, brillantes de sentimientos tentadores y... Maldito cachorro...

Frunció las cejas, ruborizado, formando un arco con los labios hacia abajo, queriendo restarle importancia a la escena. Levantó la mano contraria a donde estaba apoyado y se la plantó en la cara, empujándole, dando un par de pasos al frente.

-D-dejalo, ¿quieres? No es a mi a quien tienes que seducir -mal iba, acababa de admitir que le había parecido seductor-. Iré primero, así que mira atentamente porque no lo haré dos veces -no le miró, ya que estaba seguro que le duraba el rubor. Se arregló la camisa y salió a la sala, recto, con las manos a los lados y sin descuidar la postura, tal y como le había dicho en un principio. Aún así, tenía la particularidad de parecer muy despreocupado. Cogiendo la bandeja del camarero, se encaminó a la mesa indicada, deteniéndose y esbozando una leve sonrisa a la chica castaña y al compañero que le había dejado tirado al ver al gigante albino. Tras un gesto y una conversación amena, enfocada mayormente en la muchacha, en su día o en si disfrutaba de la noche, bajó la bandeja, cogió la copa del cosmopolitan y la posó, sin el mayor ruido, sobre el posavasos redondo. La chica sonrió, pidiéndole que se sentase con ellos y acompañase en la velada. Claramente desde donde estaba el aprendiz se pudo escuchar su respuesta:

-Con todo mi pesar debo negarme, ya que me han encargado instruir a alguien esta noche. Pero espero que podamos charlar la próxima vez que venga, ¿le gustaría? -la muchacha asintió, idiotizada- Perfecto. La esperaré. Permiso -hizo una reverencia, dio dos paso a atrás y se dio la vuelta, haciendo un malabar con la bandeja antes de dejarla sobre la barra, donde cogió otro pedido de dos vasos de ginebra y un cóctel Noche de fuego- Tu turno. Ve a la mesa siete, saluda, alaga, instales a que vuelvan y deja las bebidas, despacio, sin salpicar ni hacer ruido. Luego practicaremos el atenderlas directamente, ¿captado? -le tendió la bandeja- Aquí te espero -y se cruzó de brazos.

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Mensaje por Chosokabe Sáb Mar 19, 2011 4:58 am

Se reía mientras era empujado hacia detrás, la forma de ser tan directa de su maestro le proporcionaba diversión, se alegraba de que fuese Kaede a quien le asignaran como tutor.

Y como es costumbre en él su sonrisa no desapareció, sino todo lo contrario, se agrando hasta que su único ojo a la vista se entrecerró levemente. Se percato del hermoso color rosáceo que tiznaba la testa de su adjudicado maestro y esto le agradó sobremanera. Ya conocía un punto débil de su “amado” profesor.

Mientras el moreno le impartía una clase magistral de “como ser host en dos horas” Chosokabe solamente se dignaba a observar y a escuchar, cuanto el murmullo del local le dejaba, hasta que el moreno regresó para darle dos lecciones rápidas y mandarle un ejercicio práctico, o sea, para que cogiese destreza lo antes posible.

-Si, mi capitán- se puso firme, miró a la bandeja con ambas bebidas, las bebidas las miraron a él y le dijeron subliminalmente: No nos derrames, porfaaaaa. O algo así. Chosokabe gracias a que su mano era como un muestrario de morcillas pudo soportar la bandeja con el pedido. Pero ahora se le planteaba el hecho de ir caminando sin derramar nada, pero no fue tan difícil como pensaba en un principio. Gracias a que toda su vida se ha criado en un barco y siempre ha estado en la mar, su equilibrio es envidiable y camino sin problemas hasta la mesa.

Segundo problema a resolver: como entrar en la conversación, gracias al cielo o a Neptuno, conjunto a las señoritas de la mesa siete se encontraba un galante host que ya las mantenía ocupadas y bastantes contestas, porque no decirlo. –Buenas noches señoritas, aquí le traigo su pedido- Chosokabe había bajado su tono de voz hasta mantenerla susurrante y más varonil, como había hecho anteriormente con su maestro, pero al bajar la bandeja y ver ambos cocteles se le puso cara de circunstancia. – Estoooooo ¿Cuál de las dos pidió esto?- dijo señalando la ginebra a la vez que perdía todo el sex-appeal cuando su voz volvió a su tono original, algo menos aterciopelada y más vibrante.

Una de las chicas le dijo que era suyo y él, sin perder la sonrisa, lo colocó sin ningún problema sobre el posavasos, entonces fue cuando lo único que no tenía que haber pasado, ocurrió.

La otra chica, la que pidió el coctel Noche de Fuego, estaba demasiado animada. Diría, más bien, que estaba borracha. –¡¡ El noche de fuego is for meeeee!!- la joven gesticuló más de la cuenta dándole a la bandeja con el consiguiente derrame de la bebida por encima de la cara y camisa del albino. Las chicas se llevaron las manos a la boca y el otro host abrió los ojos como platos, Chosokabe por su parte se mantuvo unos segundos en silencio hasta que estalló en risas.

-Lo siento, ¡ala! Te he empapado- dijo la chica con algo de preocupación.
-jajajajajaja tranquila mujer, no es la primera, ni la última vez que me pasa- le habla de una forma muy coloquial. Dejó la bandeja sobre la mesa sin abandonar su sonrisa comenzó a desabrochársela, despojándose de ella dejando al descubierto aquella piel medio tostada por el sol, los músculos de la parte superior de su cuerpo se encontraban torneados y bien proporcionados. Por supuesto se limpió la cara con la camisa.

-Toma, límpiate- le tendió la otra chica con la cara como un tomate.
-No mujer, no te preocupes, si la camisa ya está sucia.- miró hacia la que provocó el accidente –Ahora mismo te traigo otro… ¿cómo dijiste que se llamaba?- se rascó la nuca mientras en su sonrisa se dibujaba algo de vergüenza.
-No…no…Noche de fuego- balbuceó –Pero ¿y tu camisa?- preguntó preocupada –No creo que la mancha salga- la joven agacho la cabeza –ha sido culpa mía-

-No mujer, ha sido sin querer- Chosokabe se sentó a su lado y pasó el brazo por encima de ella dejándolo apoyado sobre el respaldo del sillón –Pero si tanta pena te da la camisa haremos un trato ¿te parece?- la sonrisa de Chosokabe aparentaba zorruna. La chica lo miró expectante. –Para que te perdone por haberme derramado la copa tienes que venir de nuevo y pasar la noche conmigo, aquí en el club. ¿Qué te parece? ¿Aceptas?- el albino se arqueaba para mirarla bien a los ojos.
-Sí, claro, volveré- miró a su amiga –Volveremos y te traeremos una camisa nueva- dijo mucho más animada mientras daba pequeños y rápidos aplausos.
-No hace falta que me compréis nada, con volver a verme tengo y me sobra. Y ahora voy a por tu bebida. Perdón- de aquella forma tan distendida y campechana se levantó directo hasta su maestro.
Spoiler:
–Ohayo sensei ¿Qué tal? ¿Lo voy haciendo bien?- con todo su torso al descubierto se recargó sobre la barra y le pidió al barman de turno un Noche de Fuego. –Me lo estoy pasando de puta madre, aunque ahora mismo apuesto a alcohol- se colocó de espaldas a la barra y ancló los codos sobre ella. La luz ambiente ayudaba a que su tiznada piel pareciese más tersa de lo que en realidad era y la pose ayudaba a que sus pantalones bajasen hasta que se le vio el ombligo y... más abajo. –Ya me dijeron que volverían, por cierto, vamos a tener que buscarme una nueva camisa- arqueó una ceja hacia arriba –aunque así me encuentro muy cómodo ¿Tu qué prefieres? ¿Me pongo otra camisa o me quedo asi?- el albino se inclinó hasta que su brazo se topó con el de su maestro y su ojo azul buscaba los contrarios mientras sus caninos destacaban entre su sonrisa.
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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Lun Mar 28, 2011 8:59 am

Evaluando su comportamiento, Kaede le había observado tan meticulosamente que parecía que lo atravesaría con la mirada tarde o temprano. Su andar aún era rígido, hosco y su enorme cuerpo destacaba tanto entre la multitud de clientes y host que era imposible perderle la pista o considerarlo discreto.

Voz demasiado alta. Pregunta innecesaria. Se inclinaba sobre la mesa para dejar las bebidas. Se quitaba la camisa en medio del salón... ¿¡Se quitaba la camisa en medio del salón!? Y por si fuera poco había creado un efecto imán, ya que todos los ojos fueron a parar a aquel moreno y curtido cuerpo tan rápido que le resultó preocupante que le hubiese pasado lo mismo a él. Kaede dejó caer la mandíbula mientras casi juntaba las dos cejas de tanto que las había fruncido. Se llevó una mano a la cara, escuchando al camarero preguntarle, dudando, si ese no era el “alumno a su cuidado”. Con un sarcástico “see...”, volvió la vista al albino, que se desparramaba como una medusa en una roca sobre la barra del bar. Deslizó los ojos por aquella tableta mas que formada hasta el borde del pantalón... ¡Si hasta podía comprobar que era albino natural!

-¿En serio has pillado el concepto de “se encantador”? -masculló- No estás en un burdel, ni en una discoteca, ¿es que que no piensas que...?

Se sintió observado. Y con razón, ya que Chosokabe estaba siendo, aún, motivo de miradas. Y al tenerlo pegado, él también lo estaba siendo. Bastante habían revolucionado ya el salón como para discutir allí también, así que informando al camarero para quien era la bebida, volvió a coger al perro gigante y lo arrastró de vuelta al cuartito de empleados. Algo le decía que pasarían allí mucho tiempo... Dio dos pasos y se detuvo de golpe, mirando hacia atrás. Era impensable que alguien delgado como Kaede pudiera arrastrarle así como así, por lo que volvió atrás y le empujó directamente por los hombros. Pasaron el pasillo, donde dos de sus compañeros se pegaron a la pared como calcomanías para dejarles pasar hasta llegar al punto de inicio. Habían tenido un completo Game over y no había mas cojones que empezar de nuevo. El menor había perdido su primer punto de paciencia.

-Escucha: no puedes pretender desnudarte y pasearte por ahí exhibiéndote con un montón de mujeres frustradas al rededor. A no ser claro que quieras que te acosen a la salida del trabajo -cerró la puerta, mirándole... no, mejor no le miraba-. Este es un lugar de protocolo, así que es mejor si conservas la ropa. Si quieres que te la quite alguien entonces espera a que salgas de aquí -dejando de lado las taquillas de los empleados, abrió el grandísimo armario empotrado que había al fondo a su derecha, pasando de largo al chucho albino y su sex appeal evidente. Abrió las puertas y buscó alguna prenda o traje que pudiese usar de momento-. Al fondo están las duchas, así que ve a bañarte. No puedes salir oliendo a licor o parecerás un indigente de la calle -sacó una camisa y la estiró. Aquello le cabría a Chosokabe en un brazo... La volvió a guardar y siguió rebuscando.

El cuarto de empleados se dividía en dos parcelas, separadas por una pared y un corto y ancho pasillo. A la izquierda, tras doblar a la derecha y seguir de frente, estaban las duchas. Frente a la puerta las taquillas y a la derecha el gran armario y una barra, donde algunos acababan desayunando. Tenían una nevera pequeña y negra en el suelo que a veces llenaban con cosas de casa. Pero lo que pensaba el moreno al ver desaparecer al otro no fue nada relacionado con cuantos yogures quedaban en la nevera. Miró a su espalda, levantando ligeramente una ceja sin dejar de fruncirlas, desconfiando de que pudiera seguir tras él. Por un momento no le preocupó cuanto pudiese tardar en convertirse en un buen host o cuantas cosas del Club pudiera cargarse. Total, pagaba el director...
Su mayor pensamiento tenía que ver con su propio autocontrol. Todo aquello podría acabar de tres maneras: muy bien (que aprendiese y se manejase solo), mal (que aprendiese pero siguiera persiguiéndolo) o jodidamente mal (que aprendiese, se le pegase, el director le hiciera pagar por sus destrozos y que, para colmo, tuviera que encargarse de él siempre).

-No tiene gracia... -se le ensombreció la mirada de manera tan amenazante que sus pensamientos sobre ello huyeron despavoridos. Antes dimitiría...


-Oye, te he conseguido una talla grande -dijo una vez pasado el pasillo, alzando la mirada en busca del cubículo ocupado por el perro albino-. Date prisa, quiero que aprendas al menos lo básico antes de que amanezca...

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Sáb Abr 02, 2011 6:16 am

-Hey ¿Qué tal?- iba diciendo por lo bajo a las personas que se iba encontrando mientras su maestro lo empujaba hacia el punto de partida, el vestuario. El albino se preguntaba en su fuero interno que coño había ocurrido para que Kaede tuviese una ceja sola de tanto que las fruncía. Ni que hubiese puesto el local patas arriba –aunque en cierto modo lo hizo- pero no creía que no era para ponerse así.

Que conste que el pirata abrió un par de veces su bocota para intentar revocar, explicar o disculparse pero Kaede no le daba tregua y antes de que pudiese intervenir el moreno le sermoneaba de nuevo, ¡incluso con más ímpetu! Diría yo.

El albino, ya resignado, sólo ojeaba los movimientos que Kaede realizaba en aquella habitación. Pero obviando el sermón y la cara de cabreo, semejante a la de un toro bravo, Chosokabe se percató de un par de miradas que este le había lanzado a sus abdominales, pero eran demasiado fugaces como para que el albino pudiese interpretar si aquellas miradas eran de sorpresa o si poseían algún otro significado. Al poco tiempo de pensar en esto, lo olvidó para centrarse en las nuevas órdenes de su maestro.

Como si fuese un perro apaleado o un niño sermoneado fue totalmente desganado hacia las duchas mientras el moreno rebuscaba en el armario. Cuando estuvo fuera del alcance de visión de Kaede, Chosokabe comenzó a desvestirse y a ir dejando la ropa tirada en el suelo del pasillo según avanzaba hacia las duchas. -¡Sensei! ¿Por qué coño me hecha semejante sermón? ¿Es que antes de estar aquí fue cura?- su voz reverberaba gracias a lo pequeño del lugar y a los azulejos que recubrían las paredes de las duchas.
-Acepto que no me comporto como los demás host, ¡pero es porque no soy uno! Tú estás aquí para enseñarme y yo para ayudar a tu jefe, que quieras o no es un buen tipo, y creo que puedo ayudar en algo al club porque, no sé si los sabes, pero estas “clases” que me impartes están pagadas de mi propio bolsillo ¿o es que pensabas que venía por amor al arte?- se deshizo de toda su ropa, incluyendo su parche, y comenzó a ducharse. El vapor del agua salía fuera del cubículo donde se encontraba ya que Chosokabe no corrió la cortina, ni falta que le hacía ya que se encontraba solo.


Aunque su soledad no duró mucho ya que escuchó la voz de su maestro cerca de su cubículo. -¿Eeeeehhhh?- amplio la vocal mientras salía de la ducha totalmente empapado y demostrándole a su sensei que era albino natural de pies a cabeza. Por su piel resbalaban pequeñas nubes de espuma conjunto las gotas del agua caliente. Algunas partes de su cuerpo esfumaban hilos de vapor. - ¿Qué tengo que ser host antes del amanecer?- le dijo ya estando delante de Kaede – ¡Chaval! que a las cinco tengo que estar en mi local… bufff- resopló mientras se rascaba el pelo, el cual tapaba en gran medida el ojo que anteriormente se encontraba cubierto con el parche dejando a cubierto lo que allí se escondía. –¿Y ahora que hago? ¿Salgo de aquí y voy directo al curro? ¡Ale! ¡Venga! De empalmada pal curro- se llevó las manos a la cabeza, después miró a Kaede y después se miró la polla. –He dicho de empalmada, no que este empalmado- apuntó para que no hubiese malentendidos.

Todo el jabón había terminado en el suelo así que se sacudió el pelo cual perro y sonriendo le dio las gracias a su tutor –Ahora solo tengo que secarme- agarró la camisa que el moreno le traía y salió de las duchas tal y como dios le trajo al mundo, buscando una toalla la cual halló de milagro con la cual comenzó a secarse.

–Sensei, ¿cree en sus cualidades como host? Porque creo que me las estás transmitiendo de una forma incorrecta, porque todavía no he aprendido nada.- Chosokabe se mofaba de él con una sonrisa en el rostro – Aunque si es verdad que sólo han pasado un par de horas desde que entré- se rascó la mejilla. –Aún así no pido que hagas maravillas conmigo, ni con mi forma de ser jajajajajajaja. Está bien si sólo pasamos un buen rato…- se levantó para llegar a Kaede y revolverle los cabellos hasta despeinarlos, ahora sin nada de malicia en sus palabras – así que no te enfades ni te alteres ¡que te va a salir una úlcera! Si es que no la tienes ya jajajajajaaj- volvió a reír haciendo que el sonido reverberase contra las paredes.

-Cuando salgamos ¿ya puedo sentarme con los clientes?- preguntó de golpe y porrazo ya que le picaba la curiosidad. Se separó del moreno, se volvió a desprender de la toalla para ponerse de nuevo sus calzoncillos de color violeta y el resto de la ropa.
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Mensaje por Invitado Jue Abr 14, 2011 11:08 am

Si Kaede hubiese tenido un sentido del humor corriente, le hubiera echo gracia el escuchar que su jefe era un buen tipo. Pero obviando eso, le había prestado mas atención a lo que vino después. ¿No estaba allí porque quisiera? ¿Pagaba por aprender todo aquello? ¿Por que el jefe no le había comentado nada? ¿Era algún tipo de prueba o algo así...? Capaz lo veía. Después de todo era el manipulador mas grande de la zona roja, según muchos. Aquello le hizo pensar el motivo por el que hacía algo como aquello. Olvidándose del tema mientras le buscaba ropa en el armario...


Albino... ¡Albino sin dudas, Dios! Aquella visión fue suficiente para confirmarselo tan gráficamente que no le hizo falta pensar en nada mas. Ni en la talla de la ropa, ni en sus enseñanzas, ni en que estuviese empalmado... Ah, no, ¡espera! ¡No lo estaba! Error, error. No había que pensar cosas guarras tan rápidamente. Primero se relajaría, dejaría de echar humo por las orejas y luego recuperaría el control de su cuerpo y sus ojos. Y ya que estaba, de su mente, porque había volado lejos en aquel fugaz momento de exhibición y desnudez. No es que le diese vergüenza ver a un hombre desnudo, después de todo, a parte de a sí mismo, había visto a todos sus amantes en pelotas. Solo había recibido un primer impacto al no esperarlo de golpe, seguido del cabreo que estaba empezándose a formar por el descaro que parecía tener aquel perro enorme. Kaede levantó la mano, cubriéndose la cara mientras cerraba un ojo, cubriéndose de los salpicones de Chosokabe al sacudirse, no teniendo mas opciones que seguirlo luego. ¿Y ahora se ponía a reclamar sus habilidades? Como no se callase le pondría un bozal...

-Si no has aprendido nada es porque no has seguido mis instrucciones como se debiera -dijo, sin parpadear apenas, cogiendo otra toalla para secarse la cara, azuzándose el pelo de cualquier manera hacia atrás- Has lo que te digo y al menos saldrás de aquí caminando recto -Kaede podría ser peor que una institutriz cuando se ponía serio. Si es que no lo estaba siempre, claro. Se cruzó de brazos, y aún estando de frente al albino desvió la cara a un lado-¿No hay nadie especial en tu vida? ¿Alguien que te guste? -no esperó respuesta:- Pues imagina que los clientes son esa persona y tratalos bien, eso es todo.

¿Le acababa de dar un consejo amable?

-De resto solo te falta mejorar los modales -rompió la amabilidad de golpe, girándose hacia la puerta- Termina de vestirte y sal al salón. Buscaré alguna clienta libre -volvió a ordenar, mirándole de reojo antes de salir. La puerta se cerró tras su espalda, mientras casi le crecía una vena en el cuello al pensar que su jefe cobraba a un aprendiz por aprender. ¿Que coño...? Si no le hubiese vibrado el móvil en el bolsillo del pantalón habría seguido inventándose que mas le habría sacado el jefe a Chosokabe con solo estar rondando por el Club. Antes de volver al salón, leyó el mensaje: Era de Sayachika, ex-amante y actual compañero de piso, que le lloriqueaba mediante mail para que no volviese tarde. Otro perro mas que atender...

La mirada se le oscureció cuando se dio de frente, en la barra, con el director, que le preguntó como estaba yendo el aprendizaje de su pupilo gigante y albino. Con un suspiro resignado, le comentó que iba siendo hora de que inter-actuase con clientes, y la sonrisa del director no le gustó lo mas mínimo. Momentos después, el que fue a buscar a Chosokabe al vestuario había sido el propio jefe, comentándole simplemente que “Shizuo-kun le esperaba en las mesas del fondo...”

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Miér Abr 20, 2011 1:30 pm

Chosokabe se despedía de Shizuo agitando una de sus zarpas… esto… ¡quiero decir manos! Cuando el moreno desaparecía de su campo de visión. Pero, mientras buscaba su ropa apareció el susodicho y muy mencionado jefe de los host.

-Chika-kun…- el jefe seguía con la boca abierta para seguir hablando pero un segundo después de soltar aquel apodo Chosokabe se encontraba agarrándolo del cuello, alzándolo en el aire y pegar su rostro al contrario hasta que el jefe pudo verse reflejado con claridad en la pupila azul del albino. –Como vuelva a llamarme así le juro que le saco los ojos por la boca- sentenció con la mandíbula tan apretada quelas palabras salieron como un susurro.

-Está bien, está bien, borraré ese apodo de mi mente- el jefe comenzó a sudar frío, no esperaba que el grandullón al que le gustaba poner motes odiase de tal manera que le pusiesen uno. Pero no era eso lo que a Motochika Chosokabe le molestaba sino que un trauma infantil envolvía la historia de ese mote, lo que produjo que el albino no quisiese escucharlo nunca más.

Chosokabe al ver como su jefe las pasaba canutas lo soltó y su expresión se fue amedrentando hasta volver a su sonrisa natural. Después de decirle la ubicación de Shizuo y de no apartar su fría mirada del cuerpo del albino mientras este se vestía huyó de los vestuarios seguido por el pirata. Se separaron yendo cada uno por un lado.

-¡Sensei!- seguía con su forma de ser informal y algo grotesca. En un momento dado, en el pasillo de mesas hasta llegar al fondo, uno de tantos host llamó a Chosokabe –disculpa compañero ¿te importaría acompañar a la señorita mientras me ausento unos segundos?- aquello era una forma bonita de decirlo pero en realidad el joven host parecía bastante apurado y empujo, casi literalmente, al albino hasta que se sentase a la mesa. -¿Eh?- cuando se fue a percatar de lo que sucedió estaba sentado con una chica que se encontraba bastante decaída. El host se marchó apurado.

Chosokabe se acordó de aquellas palabras dichas por Shizuo así que las aplicó. Se sentó recto pero con semblante cariñoso -¿Te encuentras bien?- vaaaaale su forma de hablar no está pulida y las sigue tuteando. La chica lo miró taciturna mientras removía su bebida – bueno... si- Chosokabe entornó su ojo – Eso no te lo crees ni tu- sentenció –pero mujer aquí estas para pasarlo bien, igual que yo- sonrió – ambos podemos pasárnoslo bien-
-¿Eres un cliente?-
-No mujer, estoy aquí de prácticas ¿Qué te parece? ¿Parezco un host?- se puso las manos en el mentón y caricaturizó a un host poniendo los morros hacia afuera y levantando una ceja. La chica se rió -Si sonríes estás más guapa y no es tan difícil ¿verdad? – La jovencita negó con la cabeza –Venga practica conmigo- el pirata sonrió mostrando su blanca dentadura –¡venga! Inténtalo- la animó pero ella se negaba así que Chosokabe le hizo un amago de puchero sacando su labio inferior, la chica volvió a reír -Enséñame tus dientes- ella, bastante recatada, los fue enseñando poco a poco y a base de insistir ambos se pusieron frente a frente a enseñarse los dientes y poniendo muecas. En ese momento volvió el host, los vio y no pudo aguantarse la risa.

Chosokabe se disculpó, se despidió de la joven y del otro host volviendo a su camino.
Al fondo del Host Club estaba Shizuo –Buenas sensei, cuánto tiempo- le dio un par de palmadas en la espalda – Por cierto, la ropa que me diste me tira un poco de hombros, pero por lo menos no voy en pelotas… bueno ¿Qué debo hacer?- se cuadro al lado de su sensei con las manos en jarra y una sonrisa esperando ordenes.
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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Miér Abr 27, 2011 11:46 am

“Idiota...”

El pensamiento que había surgido de la mente del mas joven había sido aquel insulto con voz dulce, mientras daba la espalda a la escena de la mesa dónde Chosokabe había parado a “hacer de las suyas”. Al oír su grito llamándole, que mas bien parecía uno de guerra, le había visto desaparecer entre las mesas tras hablar con uno de sus compañeros. Pensó que quizás había vuelto a hacer algo: romper la decoración del club, ofender a alguna clienta, volver a quedarse en pelotas en medio de la sala... Por eso no fue raro que le asaltase el impulso de ir a dar con él, encontrándose con aquella extraña conversación, seguido de los gestos y los intentos por animar a la chica que estaba al otro lado de la mesa. Kaede abrió la boca, parpadeando, cruzándose de brazos y esbozando una pequeña sonrisa momentos después, como si de golpe estuviese enternecido. Aquel enorme cachorro albino parecía tener su parte tierna, aunque él solo hubiera apreciado su lado descarado y bruto... ¡Aunque eso no significaba que a aquellas alturas empezaran a gustarle los perros!

Miró de reojo a su compañero antes de volver a su sitio, cruzándose de brazos y piernas, adoptando su expresión dubitativa antes de recibir el guarrazo en la espalda. Adiós ideas de un tierno Chosokabe...

-... -frunció las cejas y le miró mal, enderezándose. Era cierto que la camisa le quedaba ceñida, y que por obligación los primeros botones de arriba debían ir desabrochados. Mas que nada porque saldrían por los aires simplemente con respirar- No tenemos a host tan grandes como tu -suspiró- El jefe me ha encargado tu supervización, así que también me haré cargo de la parte del “cliente-trabajador”. ¿Entiendes? -no le hacía ninguna gracia. De hecho, solo decirlo le estaba dando vergüenza, tanto propia como ajena. Miró al albino, como esperando que si lo entendiese para no entrar en detalles. Al final de llevó una mano a la frente, como si le sacudiese un repentino dolor de cabeza, y prosiguió- El caso es que el jefe...


-Shizuo, ¿como te va con Chosokabe-kun? -sonrió, todo lo jovial y simpático que no era. Lo había interceptado al final del pasillo, justo cuando volvía a guardar el teléfono móvil en el bolsillo trasero del pantalón- ¿Aprende deprisa?

-Lo único que a aprendido deprisa es a darme jaquecas -quiso pasarlo de largo, pero el jefe insistió y acabó por seguirlo- ¿Que pasa? Estoy haciendo lo que me dijo, ¿no? Aún cuando le está cobrando por todo esto.

-¡Vaya, menudas palabras mas ácidas! -levantó las manos, aunque realmente le importase poco lo que tuviera que decir- ¿Dónde me has dejado a Chosokabe-kun, a todo esto? Aún queda una larga noche de aprendizaje~

-Cambiándose después de dar el espectáculo... -Kaede no pudo evitar pensar en el instante en el que salía de la bañera. Mentiría si no admitiese que había sentido curiosidad por mirar su ojo izquierdo bajo la mata de pelo mojado- Solo falta que hable con alguna clienta y...

-Ah, bueno -interrumpió- Ya sabes que nuestros clientes son demasiado importantes para dejarlos en manos de un novato, así que tengo una idea mejor -el jefe le guió a la mesa del fondo y acabó sentándolo en uno de los asientos.

-¿Y ahora qué?

-Tu serás su “clienta”, ¿de acuerdo Shizuo~? -brilló. El jefe brillaba de pura maldad nada contenida.

-... Espere, ¿¡como!?

-Dejate seduciir, Shizuo-kuun~~ -se alejó- Iré por él. ¡Suerte!

-¡¡JEFE!!



-Y eso es lo que pasó -Kaede le resumió simplemente que el Jefe le había puesto a él de “clienta” para practicar ya que no habían mas disponibles. Una gran mentira para joderlo a él y salvaguardar la dignidad del Club. Por otro lado, Kaede pensó que si iba a ser él el “consentido” de aquella noche en lugar de consentir a los demás, todo iría a cuenta del propio director. Se apoyó en el respaldo, se cruzó de brazos y levantó el mentón- Sabes lo que tienes que hacer, ¿no? -seducir a Mizunuma Kaede sería como enfrentar al jefe final de un videojuego de rol...

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Mensaje por Chosokabe Lun Mayo 02, 2011 8:16 am

Superpuesta a la figura de su maestro Kaede, aparecieron unas letras en rojo que rezaban: ”FINAL BOSS” Y aquí comenzaron sus divagaciones mentales: ¿Cómo que final boss? ¡UN PUTO FINAL BOSS! A estas horas de la noche… ¡joder! ¡Que no soy un paladín de nivel sesenta!...¡¡soy un caballero de nivel tres!! ¡¡Y SIN POTS!!...... voy a morir ¡¡VOY A MORIR!!

Después de que su cabeza entrase en modo de desfase (y la mía también) Entornó su único ojo a la vista y sus labios se arquearon ligeramente hacia abajo, creando una mueca que denotaba que le disgustaba lo que había escuchado.

-Espera- alzó una mano a la vez que negaba con la cabeza – me estás diciendo… ¿Qué vas a ser mi sujeto de prácticas? ¿Cómo un conejillo deindias?- el silencio se hizo mientras señalaba a Kaede. Su rostro fue cambiando y las comisuras de sus labios se arqueaban hacia arriba –JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA- rió escandalosamente poniéndose las manos sobre el estómago - ¡Imaginarte como una mujer va a ser horrible! No, no… va a ser imposible- apoyó sus manos sobre las rodillas quedándose arqueado y mirando al suelo aún descojonado.

Al recobrar el aire se limpió las lagrimillas y se recompuso para mirar a su maestro. - Me da que por la cara que tienes, no estás de coña. Valla… esto va a ser un problema…- se rascó tras la cabeza mientras se apeaba delante de su maestro. Menos mal que les separaba la mesa.

En el rostro del albino se dibujaba perfectamente la preocupación y cierta angustia. No le importaba tratar con mujeres, que sabía de antemano que no volvería a ver, pero tratar con un experimentado host era otro cantar. Chosokabe no es de esas personas que están acostumbradas a ser sermoneadas o bajo continua vigilancia, así que es ser examinado de aquella exhaustiva forma pues… no le hacía ni pizca de gracia.

Pero debía de aceptarlo – Entonces, empezaré desde el principio- el albino resopló cansado cerrando su ojo unos segundos. Para cuando lo abrió tenía pintada en el rostro una afable y maravillosa sonrisa. Sonrisa que usaba en el trabajo. Una sonrisa y, en general, un rostro al que no le dirías nunca que no. – Buenas noches, me llamo Chosokabe Motochika y esta noche soy todo tuyo- la enorme espalda del pirata se recostó sobre el respaldo del sofá dejando los brazos estirados sobre el susodicho. No hace falta decir que el tercer botón de la camisa se desabrochó solo dada la tensión de la tela. Alzó el mentón.

De refilón pudo ver a uno de los camareros acercándoseles - ¡Ey! ¡Mozo! ¡Ven aquí!- realizó un par de movimientos con el brazo para que se les acercase. El susodicho camarero llegó con una expresión extraña, pero a más fue su confusión cuando vio al joven Kaede sentado allí.

-Shizuo ¿Qué haces aquí?-

-Chaval… el que te ha llamado soy yo. No aquí el piltrafa- durante un segundo ha salido su lado brabucón – Nos vas a traer: una botella de ron y…- miró a Kaede y alzó una ceja al intentar adivinar a qué tipo de bebida alcohólica podría ser asiduo su acompañante – un licor de manzana, o algo con lo que la “señorita” no se me desmañe a la segunda copa JAJAJAJAJAJAJA- no pudo contenerse.

-Esto…- miró a Kaede –si…ahora lo traigo.- el camarero salió de allí lo más rápido que le daban las piernas.

-Perdón, perdón- se calmó. Hecho todo la parte superior de su cuerpo hacia delante, hincó los codos en la mesa y junto las palmas de las manos como quien reza – Lo siento de veras, no quería llamarte señorita, pero me dijiste que ibas a ser mi clienta y me lo he tomado al pie de la letra- su ceja se arqueó hacia abajo pero su sonrisa de perro no desaparecía. – Perdóname sensei, lo haré mejor a partir de ahora, lo juro.- decía con tono lastimero - Aunque no esperes que cumpla tus expectativas a la primera porque soy un hombre de mar…- se inclinó todo lo que pudo, se levantó, sólo para poder tener la cara de su maestro lo más cerca posible, tanto… que podía olerlo. – ...no como usted. Una persona fina, con un buen porte, algo recatado y sereno, pero con un lado fuete con el que me pondrá en mi lugar- su voz fue grave, masculina, pero susurrante, salía de su boca como un aliento cálido -¿No es cierto?... Sensei- la mirada azulada del albino se afiló como una daga que se clavaba en la mirada ajena. Y su sonrisa, era peor que las anteriores, ya que sus dientes deseaban hincarse en la piel ajena.

No sabemos si este ataque debilitará al Final Boss o, por el contrario, acribillará a Chosokabe con un ataque final, de estos que te dejan con un 1 en tus LP. Ya veremos.


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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Jue Mayo 05, 2011 10:38 am

No sabía si era porque se lo había dicho el jefe o porque aquella noche estaba precisamente para ello, pero su mente le sacaba fallos a aquel chucho albino a una velocidad de infarto. Kaede no era de sacar defectos ajenos, aunque bien que lo hacía con Sayachika en casa. Pero él era simple y llanamente idiota, así que no era culpa suya. Hizo nota mental de cambiarle el nombre a Chosokabe. Demasiado largo. Necesitaría un apodo, como todo buen host. ¿Shiro? ¿Kuro? ¿Tama? Kaede pensó en un montón de nombres de perro en un segundo...
No se ahorró la patada en la espinilla cuando llamó al camarero, se dio el lujo de insultarlo y de seguir, después de que este se marchase, tratándolo como una mujer. La mesa vibró un segundo antes de que aquel enorme cachorro albino volviese a hablar, disculpándose.

-Este es un club mixto, seguro que te has dado cuenta. Tratarás tanto con hombres como con mujeres, así que no hay necesidad de que me trates como una. Piensa en mi como hombre y punto, no hay necesidad de fingir que soy tan delicado como una dama en apuros -aclaró antes que nada, no fuera a ser que Chosokabe empezase a preguntarle si le gustaban los dulces y los peluches rosas con dibujitos de arcoiris- Y nunca pidas por un cliente, debes preguntarle antes de... -y allí estaba. Cerca. Con aquella sonrisa depredadora. Con aquel ojo al descubierto que emanaba un algo tan agresivo que era imposible negarselo- ...No esperaba que las cumplieses a la primera, de todas formas -murmuró, apenas sin moverse de su lugar. No iba a retroceder, ni a apartar la vista ni mucho menos a avanzar. Se mantendría todo lo neutral que sus mejillas no querían- Y no soy tan genial como me defines, es solo que tu eres muy torpe.

Levantó las manos y se las plantó en las mejillas con poca sutileza. Estaban en una de las mesas apartadas, y aunque el salón pudiese ver sus movimientos no era algo que le preocupase. Muchas escenas de todo tipo se veían en el Club todas las noches, y mientras no lo usasen de picadero...

-Sonríes demasiado -le aplastó las mejillas- No muestres tanto los dientes, parecerás un facilón y perderás elegancia... -le miró fijamente. Tenía unas facciones grandes, rudas, pero una piel extrañamente suave. ¿Efectos del sol? Su corta melena le hizo cosquillas en el dorso de la mano y no pudo evitar fijarse por primera vez, y de manera minuciosa, en su color blanco. Era un color hermoso, que destacaba aquellos ojos suyos. Levantó la mano, apartando el flequillo del grueso parche que le cubría una gran parte de la cara, sintiendo el cuero (¿o era piel? ¿Tela?) en sus dactilares- Con esto puesto pareces un macarra -murmuró- ¿Que es lo que te ha pas...?

-Erm... -el camarero llevaba rato frente a la mesa, apartando la vista a un lado, avergonzado con aquel aura íntima que había entre el ¿cliente y el host? ¿Quien era el cliente y quien el host? ¿Le mataría por fin Kaede antes de que pudiese dejar los vasos en la mesa?- Sus bebidas, caballeros...

Shizuo se apartó, cruzándose de nuevo de brazos mientras cerraba los ojos y suspiraba. ¿A que venía aquella curiosidad? Quizás estaba actuando demasiado como un “host” e intentase ser agradable. Si, todo aquello para Kaede era ser agradable. Supuso que en aquel punto debía ser mas explícito si quería que Chosokabe rindiese y se enterase bien de todo. Cuando miró a la mesa vio la cubitera con la botella de Ron, el vaso grueso sobre un posavasos y una copita larga y fina con una cereza: un cosmopolitan.

“¿No había una bebida mas gay para darme...?” -quiso mirar mal al camarero, pero este ya se había evaporado- “Cabrón” -la vena de la frente se le hinchó. Apartó la copa- Chosokabe-kun, ¿como sueles tratar a los clientes que tienes? -recordó que trabajaba en una pescadería- No es lo mismo que aquí pero si no podemos enderezar tu personalidad al menos podríamos explotarla y refinarla un poco. Después de todo, “pirata” me suena a largos periodos de tiempo en el mar rodeado de hombres y sin mucha mas educación que beber directamente de una la botella...

El primer ataque había sido efectivo, pero no implacable. Por cada ataque fallido, el caballero recibiría una patada por debajo de la mesa. El objetivo estaba claro: encandilar al enemigo, ganarse su simpatía y hacer que diera su aprobación absoluta para pasar a la siguiente pantalla de aquel juego nocturno.


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Pues anda que no me río con los post XD

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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Chosokabe Lun Mayo 09, 2011 4:36 pm

Una descarga eléctrica desde su canilla hasta la coronilla casi lo deja tieso. No se esperaba aquella reacción de parte de su sensei, que atacase con palabras era normal, pero con patadas… ¡eso es un critical!

Suspiro para ver si así el dolorcillo se le pasaba pero mientras aún pensaba en el escozor de la pierna su maestro le había apresado la cara. Una presa algo extraña y, porque no decirlo, bastante sugerente. El pirata ya sabía, desde que lo vio, que su maestro es bastante mono pero de cerca mejoraba bastante sobre todo porque tenía un olor agradable.

Lo que no le agradó nada fue que le estrujasen la cara y que lo sermoneasen de nuevo. Aunque se comió toda la verborrea de Kaede, Chosokabe retenía lo que decía aunque se despistaba bastante porque se hallaba más concentrado en el calor de las manos que atrapaban su rostro que en cualquier otra cosa. Aquellas manos que parecían frías a simple vista pero resultaron ser la mar de agradables. Chosokabe no pudo evitar relajar sus facciones hasta sonreír levemente, agradeciendo el tenue calor. Su ojo se entrecerró.

Solo asentía levemente hasta que sintió los dedos ajenos. El parche no era más que un trozo de cuero (si, cuero XD) lo suficientemente delgado como para sentir aquellos finos dedos.

-¡!- el albino se sorprendió dando un pequeño respingo y conteniendo la respiración ya que se le había pasado por la cabeza que Kaede pudiese levantar el parche y eso era algo que nunca le perdonaría. Chosokabe es muy abierto con todos y verdaderamente afable pero su parche… eso es otro cantar.

Menos mal que el camarero lo salvo a él de tener una escenita la mar de desagradable con su maestro y a Kaede de sufrir algún percance.

El pirata volvió a respirar y a relajarse en cuanto vio aparecer la botella de ron y aunque Kaede le había sermoneado sobre sonreír, no pudo evitarlo -Te he estado esperando tooooooda la noche, amada mía- no era un alcohólico pero el ron es de las pocas debilidades que posee el grandullón.

Y así que agarró la botella y comenzó a vaciarla sin usar el vaso justo cuando Kede suelta aquello de: “sin mucha mas educación que beber directamente de una la botella...” Con el culo de la botella mirando para el techo el albino paró en seco pero aún besando la botella ojeó a Kaede con expresión de: ¡Shit!. El ron burbujeó. Dejó la botella de un golpe sobre la mesa - ¡Obvia esto último que has visto! Boooorralo de tu mente sensei- movía ambas manos en círculos – Tu no has visto naaada… jajajajajaja- rio escuetamente –Vale, vale- suspiro -¿Clientes? Aaaaaaa, la verdad es que no trato demasiado con ellos cara a cara ya que he construido unos androides, que más que soluciones me dan problemas, pero son ellos los que se ocupan de atender a la clientela… aunque… bueno… algunas clientas se me han quejado por la falta de “tacto” que tenemos yo y mis queridos subordinados que se encargan de la mercancía y de la venta y ellos no se quejan de mi forma de ser, aunque sean todos unos malditos lobos de mar- agarró la botella con intención de beber de ella pero se acordó a medio camino y se sirvió en el vaso de donde bebió.

En ese momento se percató del Cosmopolitan servido - ¿no tenían una bebida mas gay que darte?- parpadeó atónito – Hablando de gay… ¿eres gay? Sensei. Lo pregunto porque me dijiste que te tratase como un hombre. A mí no me importa tratarte como lo que eres, será más fácil así pero, ya te aviso que me costará más tratarte delicadamente jajajajaja- alargó uno de sus brazos hasta revolver el cabello ajeno. – Así que, para que veas que si soy un buen host y me he dado cuenta de la cara se te ha puesto cuando viste tu bebida. Ahora cogerás de la mía- llenó el vaso de nuevo con ron y se lo puso delante - ¡Bebe! ¡Bebe! Que estas en la edad, ¡jajajajaja!- no pudo evitarlo pero cuando se dio cuenta del escándalo que estaba montando, dada ciertas miradas adyacentes, se tapo la boca con ambas manos.

-jijijiji, lo siento… no puedo evitarlo, sobre todo ahora que tenemos alcohol de por medio-
se había encorvado hasta descansar la barbilla sobre la mesa y sus piernas estaban totalmente desparramadas bajo la mesa. –Por cierto, ¿cómo sabe eso?- refiriéndose al Cosmopolitan.

Ahora recostó toda la parte superior de su cuerpo en la mesa, la cual se quejó bajo un sonido sordo, miró el rojo líquido y, cuan perro, lo probó lamiéndolo un par de veces. Levantó el rostro mirando a su sensei con cara de haberse comido una pipa agria – ¡Esta horrible! ¿Cómo hay gente que se puede beber esto? Sabe a lejía- sacó la lengua y apretó los ojos.

Con unos ágiles movimientos se alzó, se levantó de su asiento y se apeó de nuevo junto a Kaede – Ven aquí- dijo al sentarse colando sobre los hombros ajenos uno de sus brazos mientras que la mano libre se posaba en la cara de su sensei y lo atraía suavemente hacia él. Chosokabe pasó lentamente su lengua por el pómulo ajeno dejando sobre este un tenue rastro de saliva – uffff, ya se me quitó el mal sabor de boca.- le sonrió alegremente – Sabía que tu sabor no sería diferente a tu olor- diciendo con esto que, de lógica, si Kaede olía bien, sabría bien. Se acercó a los castaños cabellos y hundió su nariz en ellos –Hueles rico- un cumplido… for you.

Sentado a este lado de la mesa ¿podría librarse de los canillazos? O por el contrario ¿se llevaría algún que otro puñetazo?


(off: ya somos dos. Me rio y melos reelo hasta la saciedad)
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Mensaje por Invitado Vie Mayo 13, 2011 11:01 am

Lo sabía. A penas estaba acabando de corregirle una cosa y ya la estaba haciendo mal, ¿donde demonios se había criado aquel perro albino? No le extrañaba nada considerando que era pirata, que pasaba largos períodos de tiempo en alta mar rodeado de bestias salvajes como él y que su contacto con el resto de la humanidad hubiese sido escaso pero... ¿¡en serio se ponía a beber de la botella estando en un local del centro!? ¡Era de lógica tener ciertos códigos de la etiqueta cuando el ambiente a tu alrededor cambiaba drásticamente! Pero al parecer Chosokabe no tenía ese instinto de conservación. Todo lo que hacía desde que había entrado era torpe, improvisado y a lo bruto, y a Kaede le estaba costando severamente el encontrar un punto donde “pulir” aquel encanto que el albino tenía.

-Si trabajas de cara al público no puedes permitirte el “no tener tacto”, ¿en que mundo vives? -le había reprochado una vez mas- No digo que cambies de personalidad por tus clientes pero podrías llegar a ser algo mas delicados con ellos. Nunca des una mala contestación, sé siempre abierto a cualquier pregunta u opinión que te den y... -se interrumpió, subiendo los párpados al mirarle, procesando aquella descarada pregunta. ¡No tenía tacto para nada, joder!- ¿Q-que tiene que ver que lo sea o no? No me interesa que me trates de forma diferente a la que lo harías con tus conocidos comunes -maldito camarero y su cosmopolitan. El caso era que la bebida le gustaba (no mas que los licores de frutas), pero la consideraba descarada dadas las tendencias que delataba a quien la pedía. Parecía absurdo visto desde un punto de vista externo, pero en locales como aquellos todos eran conscientes de lo que podría significar estar frente a aquella copita.

Miró de reojo el vaso de Ron, prefiriendo apartarlo a un lado con un ligero “gracias, pero no...” dicho al albino, no teniendo después tiempo para impedirle que andase chupeteando su copa- ¿Pero para que te metes a bebértelo entonces? -tuvo que saltar, a pesar de haberle parecido un gesto entre lo infantil, lo tierno y lo sexy- Por favor, ¿es que no se te ha quedado nada de lo que te he dicho? Al menos ten la decencia de levantar la copa...

Ya no contaba las veces que se había cortado a mitad de una frase. Kaede sostuvo el fino pie de la copa para que no se volcase con los movimientos del cachorro, que no supo como pudo encajarse en el mismo asiento que él. Abrió los labios, queriendo preguntar que es lo que se le había ocurrido ahora, cuando sintió la cálida, carnosa y húmeda lengua por su mejilla, seguido de su voz y su corpulento cuerpo pegado al suyo. Y fue cuando supo, en primer lugar, que era lo que le desesperaba, pero a la vez llamaba la atención de aquel hombre; y es que era demasiado parecido a Saya (su ex), pero con un “algo” adulto que lograba ponerle de los nervios. Desde la barra se escuchó un ligero cuchicheo, que en términos prácticos era el cuánto tardaría Kaede en asesinar al valiente que se había atrevido a tocarle en público.

-A... ¿a que ha venido eso?-murmuró, con aparente calma, antes de darle un soberano codazo en el estómago, notando como le ardía la cara. Desde el punto de vista de Kaede aquel había sido un atentado contra sus propios códigos de “no exponerse” tan abiertamente frente a los demás. Por otro lado, se dio cuenta de que en aquella ocasión “él era la clienta”, por lo que Chosokabe debía estar actuando como supuesto host complaciente y agradable. Quizás fue por darse cuenta de ello que el golpe no fue tan mortal como para dejarle tieso, sin aire y con su cutre barra de PM a cero. Apretó los dientes, intentando convencerse de que todo lo que hiciera y dijese solo era parte de su “entrenamiento” y que, como prometió, debía ayudarle comportándose como un cliente mas- Eso sobraba, perro idiota -murmuró, enderezándose y cogiendo la copa para darle un ligero trago.

Su presencia le ponía nervioso, le cabreaba, le avergonzaba y le colmaba la paciencia. Era tantas cosas a la vez que a penas podía aguantarse las ganas de darle una patada fuera del local. No obstante estaba allí para enseñarle, le había tocado pringar y cargar con un novato, así como él tenía que aguantarse con un maestro con un carácter como el que tenía Kaede. Esa era la única relación que tenían, después de todo. El moreno levantó la mano y se removió los desordenados cabellos aún con las mejillas encendidas, bajando luego para pasarse el dorso de la mano por la mejilla. Desvió la mirada e intentó recuperar la serenidad.

-Céntrate -no supo si se lo decía a él o a sí mismo- S-supongo que el piropo a un cliente nunca está de mas, pero intenta ser algo mas sutil la próxima vez. El contacto físico no siempre es bien recibido, así que no deberías pasar de sujetarle las manos o darle algún que otro abrazo ocasional... -carraspeó y volvió a beber- Lo mismo va para los clientes de tu negocio. El “tacto” es importante...


-¿Ha sobrevivido? -el jefe, cuyas idas al salón y a la barra no habían sido pocas, se cruzó de piernas en su banqueta, escondido tras una frondosa palmera de interior- Que chico tan interesante este Chika-chan~

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Mensaje por Chosokabe Mar Mayo 17, 2011 8:51 am

-Muy mono pero muy bruto- se dijo en su fuero interno al recibir el codazo que le hizo sobarse la zona con una mano, a ver si así se le pasaba el dolor. Que no fue mucho pero el suficiente para hacerle apretar los ojos y la mandíbula al albino. Además de salir sobre su cabeza unos números en rojo que rezaban -3.

- Me centro- escuchó de nuevo a su maestro… bueno “escuchar” no era la palabra que estaba buscando. Di más bien que estaba prestándole un poco de atención ya que el albino había girado la cabeza para mirar por encima de su hombro. Porque, es tonto pero no sordo, y había escuchado ciertos cuchicheos en la barra y buscaba a los productores de estos, pero lo que encontró fueron los azules ojos de una clienta, a la cual sonrió y esta se la devolvió.

La mente de Chosokabe volvió con su maestro cuanto escucho la palabra “tacto”. -¡¿Cómo que no!?- dijo con asombro mirando raro a su interlocutor - ¿Qué mentira es esa de que a los clientes no les gusten que les toquen? Prfff- hizo un amago de risa. - ¡patrañas! No digo que los host deban sobajear a su cliente- decía mientras ponía un ejemplo práctico, quiero decir con esto que, posó cada mano sobre la cintura de Kaede y comenzó a moverlas rápidas e arbitrariamente dejando la camisa del host algo descompuesta. –pero si deberían de tener algo más de contacto. Excepto con mujeres u hombres demasiado infantiloides o andrógenos… se alteran con facilidad- la cara del albino era un poema. Como si se acordase de algo sus labios se curvaron hacia abajo, su ojo se entrecerró y fruncía el ceño mirando hacia la pared.

-Pero eso ya lo sabrás jejeje- cambió de expresión al sonreír y apartar las manos de donde las tenía, volviendo a su posición anterior. No quería que su barra de PM se vaciara de un golpe.

-Lo que te quiero decir con esto es que a la mayoría no le desagrada el contacto físico. Sobre todo si el que lo recibe es alguien jovencito y tan mono como usted, señor cliente.- comenzó a tratarlo como tal, como le habían pedido, a ver si de esta manera Kaede se centra y Chosokabe puede librarse de los golpes.

Su voz cambió, se volvió menos irritante, más pesada y a su vez, ronrroneante como el de una pantera. Mientras su sonrisa; porque da igual lo que dijese Kaede, el albino seguirá sonriendo porque el sabe que una sonrisa es algo tremendamente importante y que es capaz de conquistar a personas en un segundo; por la tanto ahora su sonrisa era seductora, tranquila y con un aire sensual que daba a su rostro otra expresión. Ahora no era Chosokabe Motochika, el pirata ahora es Chosokabe, el host.

-Estará de acuerdo conmigo en que no todos los hombres se comportan igual, ni desean lo mismo. Así mismo me encantaría saber que postura posee usted sobre este tema. ¿Es alguien al que puedes abrazar cuando lo saludas? O ¿todo lo contrario? Y sólo soporta ser acariciado por su gato. Jujuju- rió por lo bajo- Perdone tantas preguntas personales pero, como usted ya sabe, aquí ofrecemos servicio como acompañante y es lo que humildemente le puedo ofrecer con esta conversación…- acercó su frente hasta que sintió el cabello contrario enredarse con el propio. Su pupila azul se clavo en las oscuras y se humedeció los labios sutilmente -…dentro de este local- cerró con aquella tan sugerente frase, dejándola caer como una bomba, mientras una de sus nudosas manos se posaba sutilmente en uno de los muslos de Kaede.

Esa mano no estaba allí por nada si no para saber cuanto tiempo podría permanecer allí. Chosokabe dedujo, por el comportamiento de su maestro, que a este el contacto físico no era de su agrado así que quiso averiguar cuan lo odiaba. Sobre todo si lo odiaba lo suficiente como para no poder ir más allá de un roce. No por nada en particular, simplemente, quería saber.

Viéndolos de lejos, el jefe, que seguro que sabiendo que ambos chicos jugaban el papel de profesor y alumno, el tema de la conversación y el manoseo, ya se estaba imaginando el título de la peli porno. Sólo le faltaba sacar la cámara de video y gritar: acción.
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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 21, 2011 12:46 pm

¿Que mosca le había picado a aquel perro? El aura que le rodeaba era completamente diferente, pesada, seductora y atractiva.... Todas sus palabras parecían tener un significado oculto, al igual que sus acercamientos o sus sonrisas, por suerte no tan acentuadas como las primeras que le había visto. Había pasado, y no podía negarlo, de un bruto camionero de barrio a algo parecido a un rufián con modales. ¿Un Hot Host? ¿Un Lust Host? ¿Un caballero de nivel tres que ha conseguido un éter milagroso...? Lo único que sabía era que había pasado de pantalla a la mínima de cambio y que ahora se encontraba con un “personaje” muy diferente sentado al lado.

-¿Que pretendes conseguir haciéndome la pelota ahora? -arrugó las cejas y puso una mirada esquiva, pero avergonzada y neutra, como si se esforzase por mantener la serenidad mientras le miraba, sentía su mano en su muslo y su aliento demasiado cerca. De nuevo se había puesto nervioso, aunque por suerte no lo exteriorizaba lo mas mínimo- Aunque el contacto físico sea importante no quiere decir que estemos metiendo mano a los clientes cada dos por tres. Hay que saber respetar el espacio personal.

Que le tratase de usted era nuevo y le sumaba puntos de conducta y cortesía. Que hubiese bajado la voz al hablar le daba elegancia y clase. Su sonrisa de lobo hambriento le daba un +10 en atractivo, ya que debía admitir que el chucho albino no era precisamente feo. Tenía buen cuerpo, una voz masculina, una presencia imponente, unas medidas... ¡eso sobraba!- No estoy en contra de un abrazo como saludo, pero prefiero que no lo hagan -comentó, cogiendo la copa, cerrando los ojos y dando un sorbo- Estoy en contra de estarme exhibiendo en público, y eso incluye abrazos, besos y manos en lugares sospechosos -bajó la mano libre y le pellizcó la piel del dorso de la mano posada en su muslo como advertencia de que la fuera retirando antes de quedarse sin dedos. Sin embargo no parecía demasiado enfadado porque la tuviese donde estaba: Los pies quedaban bajo la mesa y eso no se exponía a nadie del Club- A nadie tiene por que interesarle con quien intimo -por un momento pareció hacer un puchero y enfurruñarse, recordando que a Sayachika le gustaba demasiado abordarlo en cualquier sitio, aún teniendo la consideración de irse a un lugar apartado. Miró a Chosokabe, pensando que era casi irónico que tuviesen un nombre parecido y un aspecto de perros en celo tan similar.

Kaede suspiró, subiendo el brazo y terminándose la copa de un largo trago antes de dejarla sobre la mesa. Luego giró la cara a un lado antes de mirar, desde abajo, al albino, arreglándose de cualquier manera la camisa desarreglada.

-Creo que sigues teniendo un concepto muy perverso de los Clubs de host. Pero puesto que los últimos tres minutos te has lucido lo pasaré por alto -aquello era, por supuesto, pura habladuría en lo que pensaba una buena respuesta para aquel último ataque que le había lanzado Chosokabe- Pasemos entonces a las penúltimas lecciones, antes de que el cliente quiera que le acompañes a casa -levantó la mano y la posó en su pecho- Finjamos que te hago un regalo. Un collar de oro, carísimo, cortesía de una clienta a la que le has gustado mucho. ¡Esto es todo hipotético, no lo olvides! -aclaró- El cliente querrá acercarse y seducirte, -levantó las manos tras su cuello, como si estuviese colocándole el collar imaginario- así como mostrar todos sus encantos para complacerte. ¿Como se supone que deberías reaccionar entonces en una postura como esta? -se le había quedado inclinado hacia delante, toqueteando el pelo de su nuca para ponerse en situación. Hipotética, claro....

-¿Y bien? -apuró.

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Mensaje por Chosokabe Mar Mayo 24, 2011 1:41 pm

Sus rasgos serenos cambiaron a una expresión desencajada de dolor agudo producido por cierto pellizco propinado en la mano. Apretó los dientes y puso su ojo en blanco a la vez que apartaba la mano y se alejaba de Kaede para soplársela y menearla en el aire. (-2)
–Si, si te entiendo que no quieras que nadie sepa con quien intimas pero siendo un host… ¿eso no es un poco tonto? Si trabajas en el mundo de las relaciones sociales o relaciones íntimas, es normal que la gente sepa con quien sales o dejas de salir, porque estas todo el santo día expuesto a eso- suspiro – pero eso da igual. Haz lo que te de la gana.-
Chosokabe no es alguien que inculque su forma de ver el mundo a otros y menos si ese otro tiene convicciones tan fuertes como las tiene Kaede, así que simplemente volvió a relajarse y a actuar como su sensei le había dicho.

De esta manera iba a seguir dándole conversación con el mismo tono seductor de antes pero aquello…no… ¡lo pilló totalmente en calzoncillos! ¿Cómo iba a actuar ante aquella manera tan sugerente de ser, de moverse, de estar, de hablar. En resumidas cuentas, Kaede le asestó soberano golpe en su débil integridad de host, que lo tumbo y dejó KO con sólo rozarle el pelo de la nuca.
En ese presiso instante Kaede le recordó a un antiguo compañero de escuela (alucinación creada por el golpe?) con el que estuvo saliendo unos años, un tal Mouri Motonari, si no fuese porque la voz ajena lo mantenía en este mundo, Chosokabe hubiese vuelto a su infancia.

Cuando se percató de lo que pasaba su sensei ya se encontraba encima suyo metiéndole prisa en contestar. Pero la neurona del albino estaba en stand by primero: porque aquel planteamiento tan hipotético no se lo vio venir ni por asomo; y segundo, el albino se encuentra acostumbrado a “atacar” a presas encantadoras y sensibles, pero no se esperaba “ser atacado” por lo que, supuestamente, era su presa. Por lo tanto no pudo evitar que su respiración se parase, su boca se entreabriese, la pupila se le dilató y su cara tomase cierto color rojizo en menos que canta un gallo.

Dos de sus neuronas chocaron produciendo contacto y así Chosokabe pudo volver a este mundo. –Gra…gracias- las primeras palabras casi no salen de su boca ya que todavía esta intentando cuadrar los datos de aquella hipotética situación, además de intentar no perderse en los ojos contrarios. – A ver: tengo delante, hipotéticamente, a una clienta. Una chica, mujer, de unos X años… ¡bah! Piensa que es una chica- en su cabeza se escuchaba el sonido del oxido en sus neuronas. Se quedaba mirando las facciones de su maestro pero seguía sin poder imaginarse a una mujer.

-No tenía porque molestarse- iba cogiendo tino, ya volvía a ponerse en situación – aunque seguro que si lo rechazo se me echará encima y me lo reprochará- rio guturalmente mientras volvió a la posición de antes, cercana a su maestro, pero esta vez la mano que se posaba sobre el respaldo del sofá terminó posada en la espalda ajena. – Así que se lo agradezco mucho. Es muy bonito, se nota que me conoce, que conoce mis gustos. Este collar es totalmente mi estilo- su sonrisa hizo que su ojo se entornara y la luz ambiental se reflejaba en este como en una hoja de acero.

Se acercó hasta que sus labios rozaron el oído ajeno. – sensei, seguiré por los mismos derroteros que usted, así que no se asuste por lo que voy a hacer- advirtió porque, hipotéticamente, ahora Kaede es una clienta. Volvió a separarse, sin antes rozar la punta de su nariz por el rostro del moreno. – Lo malo es que no tengo nada que darle a cambio. Sólo puedo agradecérselo como lo hacemos en mi casa- con la mano en la espalda ajena acercó el cuerpo de Kaede, mientras la otra mano se colocaba en la nuca ajena y sus labios terminaron posándose suavemente sobre la frente del moreno.

Cuando se alejó le dedicó una sonrisa infantil, mostrándole la parte superior de su dentadura. -¿Qué tal? ¿Este bien así? O ¿es demasiado para una clienta que me ha cogido cariño?- preguntaba por pura curiosidad. –O todo lo contrario- ya que se encontraban tan cerquita aprovechó para propinarle un soberano, sonoro, por no mencionar húmedo y cálido, beso en la mejilla.

Creo que el jefe se lo estaba gozando todo desde detrás de la palmera.
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Mensaje por Invitado Vie Mayo 27, 2011 4:17 pm

En aquel ratito que estuvo esperando a que Chosokabe reaccionase pudo incluso pensar que a ojos de otros podía parecer ridículo lo de exponerse a los demás dedicándose a lo que se dedicaba. Pero aquello era trabajo, obligaciones para poder cobrar y mantenerse. No era nada romántico, nada íntimo de su vida privada que pudiese revelar ya que lo que pasaba en el Club se quedaba en el Club. Al menos muchos decían eso, no importaba si se perdían con los clientes hasta la mañana siguiente. Eran cosas del trabajo y tenían que ser profesionales. Tan profesionales que pudiesen ver como su cliente, en este caso un caballero de nivel tres con su barra de poder a otro golpe de irse a pique, se perdía entre el baile de sus neuronas mientras su destreza y reflejos bajaban como una piedra dentro del agua. A Kaede le dio tiempo de pensar en que haría para desayunar aquella mañana cuando volviese a casa y se encontrase a Saya durmiendo en el sofá con el canal porno puesto.

Cuando por fin reaccionó fue como si se envolviese en una luz (con unos efectos de iluminación y banda sonora de la hostia) y reapareciese como un paladín híbrido alado con armadura dorada y brillante hasta el punto de dañar los ojos. Bueno, quizás no tan exagerado.... Pero para el caso, Kaede consideró que era un cambio bastante bueno, perfecto. Claro que no lo diría en voz alta. Desde el agradecimiento hasta el cumplido, recalcando el buen gusto de “la clienta” y, ahora si, fomentando el acercamiento físico con ella. Le daría una palmada en la espalda como buenos colegas y le diría “bien hecho” o algo parecido.

-¿Que....? -desconfió al no saber con que le iba a saltar después de aquel susurro, abriendo los ojos al ver como lo acercaba de manera inesperadamente dulce. Frunció las cejas de golpe al verle demasiado cerca, tardando en reaccionar y formando la idea en su mente de darle un puñetazo si se atrevía a besarle en público... Pero no pasó. Abrió los labios, mirándole, pensando en que tipo de lección darle en aquel instante mientras dejaba de apretar los dedos contra la palma de su mano y abortaba el ataque critico contra el perro- Así está bien -pudo hablar entonces soltando el aire por la nariz y enderezándose en el asiento. Levantó la mano y le dio unas palmadas en el hombro- Bastante bien. Cuando quieres puedes ser realmente agradable, Chosokabe -le miró, mostrando una pequeña sonrisa. Al menos insistir había valido la pena- Las clientas siempre esperan algún tipo de “recompensa” por el regado y un beso sin malas intenciones les da pie a seguir regalando cosas cada vez mas caras a los host hasta el día en que puedan ser besadas de verdad. No sé si me explico.

Le estaba revelando todos los trucos y artimañas de los Clubs de host, pero si quería convertirse en uno supuso que debía saberlos. No importaba lo que hiciera mientras pasase un rato agradable con unas clientas que habían pagado por él- Supongo que eso es todo hasta aquí. Salgamos fuera y tomemos un descanso -levantó la mano y llamó al camarero- Guarda la botella a su nombre -indicó cogiendo su vaso y vaciándolo- Caminaremos hasta mi piso. Te diré los detalles por el camino y que nos dé un poco el aire. Tranquilo, no has estado mal -al no poder salir por su derecha dio la vuelta entera al sillón blanco en forma de herradura y salió por el otro lado, donde Chosokabe estaba sentado antes. Se arreglo la ropa y descubrió a su jefe tras la palmera, bebiendo y disimulando de manera mas sospechosa que un heavy en una iglesia- … Salimos.

-Claro, claro -sonrió, viendo como Kaede se perdía por los pasillos hasta los vestuarios para recoger su chaqueta. Se acercó al marinero- Buen trabajo, Chosokabe-kun~ Espero que sigas teniendo la misma suerte de camino a casa. Mantén los ojos bien abiertos, ¿de acuerdo? Me has caído bien, así que sobrevive~ -el jefe parecía uno de esos personajes acartonados y randoms de los pueblos que te daba pistas sobre a donde ir para dar con los tesoros. Solo le faltaba caminar de un lado a otro bajo el mismo patrón y decirle lo mismo cada vez que se le acercase. Por suerte, antes de que hiciera tal cosa Kaede estaba de vuelta, con una chaqueta gruesa y negra abrigándole los hombros.

-Vayámonos -le hizo un gesto con la cabeza antes de salir del club.

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Mensaje por Chosokabe Jue Jun 02, 2011 11:15 am

Se llevó una pequeña decepción al no ver en Kaede la reacción que se esperaba. Si, se esperaba ver lo de siempre, que al chaval se le subiesen los colores, o que le hiciese un doble hit y que lo dejase sin LP, pero se equivocó. Kaede no es, ni de lejos, lo que se puede llamar “un estándar” de chico.
Pero, al contrario de lo que puedas pensar, sólo se desilusionó unos segundos hasta que recapacitó y vio que aquel comportamiento era muchísimo mejor y totalmente impredecible.

Chosokabe se levantó asintiendo e incorporándose hasta la puerta, donde recuperó su abrigo del perchero. – Sensei ¿es normal llevar hasta su casa a la clienta? Yo creía que ellas solitas se iban para su casa porque, por lo que he visto, no suelen venir solas sino en parejas o en grupos- echó un último vistazo al club viendo al fondo como el jefe salía de su momento NPG y se acercaba a ellos.

-Chosokabe-kun- fue hasta él con los brazos extendidos a lo que el albino correspondió con un abrazo de oso que casi rompe al pobre hombre. – volverás ¿verdad? –

-Claro, claro, eso ni se pregunta- le soltó y le dio un par de palmadas en la espalda.

-¿Has aprendido algo en este tiempo con Shizuo… esto, con Kaede?- sonrió amablemente. Más le valía si quería que Chosokabe volviese y le hiciese pagar otra clase magistral con Kaede… o con otro host.

-Si, bastante, aunque todavía me queda mucho camino por delante. No seré un host, eso lo aseguro, pero por lo menos seré mejor con mis clientas de la pescadería- aseguró con una sonrisita.

-Y ¿a dónde vais?- entornó los ojos con una mirada que denotaba que ya sabía la respuesta a esa pregunta.

-Íbamos a irnos al barco que tengo anclado en el muelle, para mañana irnos de pesca en alta mar durante todo el verano, ¡no te jode! Pues a dejar a la clienta a su casa- se aguantó la risa cuando señaló a Kaede con el dedo pulgar. – Que la pueden violar por el camino- puso su ojo en blanco y se encogía de hombros ya que seguía sin entender porque había que hacer de chofer de las clientas.

-Chosokabe-kun, no se trata así a las señoritas- refiriéndose al moreno mientras se le dibujaba una divertida sonrisa. –Se más amable-

-Si. Lo siento, le pido mis más sinceras disculpas- realizó una profunda reverencia dejando su cabeza a la altura del pecho del moreno. – No volverá a pasar se lo juro-
-Bueno, bueno, iros ya que la señorita debe de estar cansada.- besó la mano del host como le suele hacer a sus clientas.
Chosokabe le pasó la mano por encima de los hombros del moreno jalando a su vez de este en dirección a la puerta, la cual abrió y, como todo un caballero, insto a Kaede a pasar primero.


Ya en la calle, de camino a casa del moreno (para donde sea), Chosokabe parecía que había vuelto a su ser original: caminaba con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, las rodillas semiflexionadas y las piernas totalmente abiertas al andar. Y aquel gesto tan protector de poner su brazo sobre los hombros terminó siendo un gesto algo grotesco, ya que el brazo cayó y se enroscó al cuello de Kaede.

-Sensei ¿No estarás enfadado conmigo por que te di dos besos? Que son de cariño ¿eh? Que sólo estábamos haciendo hipetesisisisi… ¿como se dice? ¿Hipopotamo?...¡Hipótesis!... Sólo estábamos de hipótesis. Hipotéticamente un host y una clienta ¿no?.- lo miraba con la boca torcida y con el labio inferior hacia fuera. Quería saber que pensaba Kaede de aquel momento medio romanticote.

En ese momento se escuchó una tercera voz pronunciando el nombre del albino. Era un hombre de unos 40 años pero con una musculatura y una altura propias de un atleta de competición. Su cara era robusta y delineada por una barba de color marrón al igual que su pelo.

-¡Beniosuke! ¿tu por aquí?- soltó al moreno y fue a encontrarse con su compadre.

-Aniki, estamos todos en la taberna de Buda. ¡Vente!-

-Que mal lo pasáis, cabrones, y mira que tenemos que currar mañana.-

-No me sermonees- el mayor le pasó aquel enorme brazo por el cuello haciendo algo parecido a una llave.

-Que va, ahora no. Si eso me paso más tarde. Pero no os cojáis una cogorza de las gordas que mañana no os aguantais en pie- entre los dos formaban un amasijo de músculos tensos intentando liberarse el uno del otro.

-Vale –se soltaron y se sonrieron la mar de felices – Nos vemos mañana- aquel enorme hombre se alejó de ellos a buen paso.
Mientras Chosokabe volvió con Kaede con su ojo cerrado y una sonrisa que solamente ponía cuando estaba con sus hombres, una sonrisa de amistad. Cálida y bondadosa, como si estubiese orgulloso de que sus asalariados se pillasen una buena borrachera.

-¡Oye! Creo que ya tengo mi mote de Host... Aniki (hermano mayor) ¿Que te parece?- sonrió abiertamente.



(off: dios que me meo con lo de la banda sonora XD encima sabiendo que el personaje tiene una de verdad y lo del heavy en la iglesia… buenisimo. También me alegra haber subido de nivel… tan rápido XD)
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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Dom Jun 05, 2011 2:59 pm

Casi le pareció escuchar como todos los niveles ganados bajaban de golpe con una cutre música Midi de los ochenta. Era obvio que no podía reeducar a alguien como Chosokabe, que estaba acostumbrado a hacer las cosas a su propia y suelta manera, natural y espontánea. Mientras no estuviese dentro del Club poco importaba como se comportase, pero como había dicho aún estaban metidos en aquella hipótesis del trabajador y la clienta y tenía que moderase y no estrangularle con el brazo mientras andaban, de paso. La escena efectivamente estaba resultando algo grotesca y forzada y a Kaede no le estaba haciendo gracia que le mirasen tanto...

-Solo te estoy enseñando, así que no importa. Mientras que no pases de ahí y sepas que esto solo es mero trabajo podré soportarte -lo miró divertido, haciendo una pequeña broma respecto a aquello mientras sostenía su brazo con las intenciones de quitárselo de encima. Al principio de la noche le había parecido un hombre la mar de desgarbado y tan irritante como un chucho mal entrenado, pero a aquellas alturas parecía que había logrado comprender algo mas el tipo de carácter que tenía: un cachorro hiperactivo que mostraba sus emociones y gratitudes con demasiada efusividad. Lo había entendido porque Saya era igual y no había sido precisamente poco tiempo el que había tratado con él. Le había visto en su faceta de amigo, de amante y de amante posesivo y celoso. Mientras el albino aprendiz se desembarazaba de él e iba a dar con un colega casi igual de grande que él pensó en ello. ¿Aquella hipótesis llegaría tan lejos como para ver mas facetas de aquel hombre? Una vez se acostumbraba era cómodo estar con él (aunque caminase ocupándose tres cuartos de la calzada y tuviera una voz tan potente como un ladrido). A Kaede le costaba ser romántico dentro de una “mentira” como aquella. Por ello no supo de donde creció la fascinación al verle volver con aquella expresión, aquella sonrisa que poco tenía que ver con las que le había mostrado a lo largo de la noche. Aquella era la verdadera expresión elegante y amable que estaba buscando.

La palabra “hipótesis” junto a la frase “se parece a Saya” se resquebrajaron tras él como evidencia de que aquellas teorías estaban viniéndose abajo descaradamente. La barra de estilo y encanto de Chosokabe se llenó hasta traspasar la pantalla con un coro celestial de fondo. Kaede levantó la mano cubriéndose la boca antes de soltar una risita que se convirtió en carcajada, cerrando los ojos con una expresión relajada y divertida mientras seguía andando pasando la calle donde se juntaban los Clubes y llegando a una transitada parada de autobús.

-Realmente te pega -mencionó dejando de reírse, dejando que el viento frío refrescase sus mejillas después de aquella risotada. Inspiró profundamente antes de meterse las manos en los bolsillos de la chaqueta- Serías el tipo de host que las chicas verían como “hermano protector” y nunca como nada mas. Suena encantador y todo -estiró los labios sonriendo mientras miraba hacia arriba buscando enfrentar sus ojos- No ha estado mal para ser tu primer día, aunque tengas que mejorar ese carácter tan impulsivo que tienes. Los que se dedican a esto tienen que intentar no ser tan transparentes -pasaron a la multitud de gente y aprovecharon para cruzar la calle a largos pasos antes de que el semáforo cambiase. Luego tiraron a la derecha y de nuevo a la izquierda- A las clientas solemos acompañarlas a casa cuando vienen solas y se van antes de que amanezca por razones obvias, claro. Si le pasase algo a alguna de nuestras visitas frecuentes la reputación del Club se iría a pique y el jefe nos bajaría el sueldo fijo...

Se metieron por un callejón menos transitado y mas oscuro donde empezaban las casas de uno de los vecindarios de la zona. Parpadeando estaba el cartel de un veinticuatro horas- Espérame aquí -señaló el suelo donde pisaba como quien deja a su perro atado a un poste antes de caminar hacia la tienda, desapareciendo dentro de ella y volviendo casi cinco minutos después con una bolsa con el cutre logo del negocio. Rebuscando dentro de ella sacó una perfectamente envasada bola de arroz- Ten, por tus dudosos esfuerzos como host, un onigiri. Regalo de “clienta” a “empleado”, claro -una vez llegasen a su piso aquella hipótesis terminaría. Kaede echó a andar callejón adentro, donde se alzaba su casa al final de este.


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un despolle cada post, en serio. cuidado que Kaede te hará un game over como se le cruce el cable. XDDD

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Mensaje por Chosokabe Vie Jun 10, 2011 3:30 pm

La risa del host le sorprendió y a su vez le agradó ver aquella expresión tan libre y espontánea en el rostro del moreno. Lo siguió cuan perro fiel tras su amo mientras lo escuchaba y mantenía su propia y sutil sonrisa. Ver al host desprendiéndose de la máscara de hielo que portaba dentro del local le hacía pensar en el tipo de persona que sería Kaede en su vida fuera del Club… por supuesto también paso por su mente como sería el moreno en la cama. Pero sacudió la cabeza para apartar la idea.

-¿Solo como hermano protector? ¡Que mierda! Así no habrá quien eche un polvo de vez en cuando- se quejó por lo bajo a la vez que enterraba la cabeza entre sus hombros dado el fresco de la noche. Aún así ni una bufanda se pondría.

Siguió escuchando al host y obedeció la orden de esperar apoyado contra una pared, con las manos en los bolsillos y las piernas cruzadas. –Si hubiese sabido que la casa de este hombre se encontraba tan lejos, hubiese cogido la moto. ¡Que la deje aparcada en el club… buff… después tengo que volver.- pensaba. Alzó, más si se puede, los hombros para cubrirse el cuello. Pero se olvidó de todo y se relajó cuando Kaede volvió. En ese momento se percató de la tensión que sentía cuando el host no se encontraba dentro de su ángulo de visión, pero en cuanto vio de vuelta al moreno fue como si no necesitase bufanda ya que se sentía la mar de bien. Sentía que Kaede era alguien que le caería bien siempre, estuvieran donde estuvieran, aunque el moreno se pusiera la máscara de host.

-Thank you- desenvolvía el onigiri con una mano y le pegó un bocado, ya que con el otro brazo vilvía a envolver el cuello de Kaede como si fuese una bufanda, teniéndolo muy cerca. -¡Como que “dudoso”! Te recuerdo que le prometí a auna clienta que volvería porque me debe una camisa, también te recuerdo que tu jefe me invitó a seguir yendo yyyyyyy… revolucioné al todo el club sólo con quitarme la camisa. Así que no digas que no me esfuerzo jajajaja- dijo todo esto con la boca llena de arroz mientras caminaban por el callejón hasta pasarlo y llegar a la acera de la casa del moreno.

–Que conste que el derramamiento de la copa para que se me manchase la camisa fue premeditado… ¡ah! ¿Vives aquí? ¡Chico ¡ ¿Tu cuanto cobras? Esto no es una casa es una mansión…casi. Yo tengo que apañármelas con un piso cerca de mi trabajo.-
se encontraba mirando la fachada cuando bajo los hombros y suspiró con pesar –Mañana tengo que ir a trabajar ¿Qué hora es?- pregunta estúpida ya que sacó su propio móvil del bolsillo de su pantalón - ¡Las tres de la mañana! ¡Que buena hora! Venga Kaede que entro a trabajar a las cinco, me quedo en tu casa hasta las cuatro. ¡Venga! Me invitas a un café calentito y yo te hago un desayuno para chuparte los dedos, para compensarte por las molestias que has sufrido durante la noche- a la que hablaba subía unos escalones que se encontraban antes de la puerta de la casa llegando así a la puerta de la entrada.

-¿Eh?- su expresión sonriente cambió a la de asombro cuando escuchó gemidos, jadeos, algún grito y el sonido de un somier desde el interior. –Así que vives con alguien. Pues parece que se lo esta pasando de puta madre- rio pícaro, su ojo brilló y se entrecerró al mirar a Kaede con sucios pensamientos rondándole la cabeza. –Es eso o que se ha dejado dormir con el canal del porno puesto. ¡Oye! Que a mi me ha pasado- se ancló sobre la puerta de seguridad que cerraba la casa dejando el espacio justo para que el moreno pudiese abrir la puerta.

Por supuesto no se apartaría de allí, ni se iría, hasta entrar en la casa y tomarse un café caliente.
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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~ Empty Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~

Mensaje por Invitado Sáb Jun 18, 2011 9:13 am

-Aún no entiendo como es que quieres ser un host -Kaede buscaba las llaves a medida que se acercaban en los grandes bolsillos de su chaqueta, donde tiro de un llavero en forma de Chocobo antes de sacarlas- Ya llevas un negocio, ¿no? Y tienes empleados -estaba pensando que quizás Chosokabe utilizaría aquello como hobby temporal mientras aprendía seriamente a comportarse de manera mas distinguida y se sorprendía al pensar que su jefe permitiría a un trabajador que no tenía un horario seguido ni asegurado para ocupar su puesto en el club. De todas formas no sabía que se traían entre manos aquellos dos, ya que solo le habían hecho encargarse de él por aquella noche. O eso creía- La próxima vez que quieras desnudarte te vas a un Boys. Si quieres mujeres que aprecien un desnudo como el tuyo no hay mejor lugar -le apartó de la puerta para poder abrir, intentando ignorar los gemidos que llegaban desde dentro. Ninguna de las voces era la de Saya, así que si, se había dormido con el canal porno puesto a toda hostia. Esperaba que al menos él estuviese vestido.

La casa no era tan grande como el chucho decía. Ya que Kaede tenía un trabajo estable y económico y su ex también pues podían permitirse algo completo en una zona tranquila. Se habían mudado allí después de compartir un diminuto estudio cerca de la universidad y no quedar espacio para las intimidades de cada uno.

-Es solo un compañero de piso -abrió la puerta, escuchándose mas claramente la tele desde el salón, situado a la derecha del pasillo del recibidor y frente a la puerta del baño. A partir de allí se acababa el “clienta-host” de aquella noche, así que no tenía mas obligaciones con aquel cachorro albino. Podía cerrarle la puerta en las narices con un “hasta otro día” e ir a despertar a Saya para que no cogiese un resfriado tirado en el sofá. Este se le abrazaría a la cadera y tendría que arrastrarlo a la habitación. Lo mismo de siempre. Pero siendo aquella hora podría dejar que Chosokabe se encargase del desayuno antes de hacer algo de limpieza y así poder echarse una siesta luego. Después de todo no tenía universidad hasta por la tarde. Le dejó la puerta abierta, quitándose los zapatos antes de dejarlos a un lado y entrar, quitándose la chaqueta de encima antes de traspasar el salón y ver en él exactamente lo que se había imaginado.

Suspiró al ver al castaño babeando con medio cuerpo fuera del sillón y con el pantalón desabrochado. En la tele se proyectaba el primer plano de la polla de un hombre perdiéndose dentro de una morena que parecía haberle copiado el peinado. Prefería no pensar en lo que su ex estaba imaginándose y buscó el mando a distancia antes de apagarla con un tic bajo el párpado derecho- Eres como un perro en celo, idiota -murmuró, haciendo que el castaño gimotease en sueños. Kaede miró al albino- La cocina está ahí -señaló al lado contrario del televisor mientras caminaba hacia la puerta que había junto a este: su habitación- Sírvete, voy a cambiarme -pasó de largo el sillón y abrió la puerta desapareciendo dentro.

Dejó la chaqueta en la cama y se aflojó los botones de la camisa, acabando por quitársela y colgarla en el armario. Lo mismo que hizo con el pantalón. Se hizo una coleta alta en su pelo desordenado y se puso una fina diadema blanca para sujetarse el fleco. Con un desgastado vaquero y un largo suéter verde estaría mas que cómodo para estar por casa. Y tampoco es que tuviese una visita a la que quisiera impresionar. Ni siquiera sabía aún por que le había dejado entrar. ¿Sería así todas las noches, cuando salieran del club? No quería tener que entretenerle siempre en lo que llegaba su hora para ir al trabajo, no tenía tantos temas de conversación como él. Además estaban sus acciones incomprensibles y su mirada penetrante que le hacía estar en guardia siempre que lo tenía al lado. Agotador. Kaede hizo una mueca antes de salir con las mejillas coloradas y con su mente recordandole que odiaba a los perros. Cerró la puerta de su cuarto y miró de reojo al sillón antes de ir directo a la cocina. Al menos haría un café para mantenerse despejado.

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