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Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Pure Bestiality :: Tokyo :: Kabukichō
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Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
-Tu casa parecía más grande desde afuera- le soltó sin miramientos mientras ojeaba la estancia y a su recien descubierto inquilino. También se descalzó y puso sus zapatos a la vera de los del moreno. -Donde fueres has lo qe vieres- pensó al hacer esto último.
Al entrar se quedó mirando fijamente a aquel esperpento de chaval que se desparramaba por el sofá. Con su ojo sano lo escrutó durante un tiempo viendo cierto parecido con sigo mismo cuando era más joven. Al descubrir esto alzó una ceja ya que su mente de pescador primitivo llegó a la insana conclusión de que Kaede le había dejado pasar, y lo había soportado toda la noche, ¿porque se parecía a su compañero de piso?... al momento descartó la idea ya que apoyó los codos en lo alto del sofá para mirar desde arriba al enemigo de nivel 2 que se hechaba la siesta, y lo descartó como enemigo.
Lo dejó allí a ver si sus LP bajaban solos dirigiéndose a la cocina indicada por el menor.
No se encontró gran cosa, una cocina normal y corriente, propia de universitarios. -Vamos a ver que puedo sacar potable de todo esto- por alguna extraña razón parecía que en algún momento se escucharía, con una voz en off: "game start", pero no paso.
El albino comenzó a rebuscar en la alacenas, nevera, cajones, incluso en la terraza en la busqueda de alimentos que no hubiesen pasado su fecha de vencimiento. Por arte y gracia del espíritu santo, casi, encontró arroz de la noche anterior, supuso, frío en un caldero dentro del microondas... extraño pero comenstible, así que lo puso a calentar. Huevos que al romperse poseían un color y olor normales con los cuales hizo huevos revueltos para su querido host. -¡Salvado!- dijo elevando las manos y apretando los dientes cuando encontró pan de molde y... la tostadora. No hay que ser un genio para saber lo que hizo con el pan, aunque creo que hacer 20 tostadas es mucho.
El arroz puesto en dos cuencos, un plato de huevos revueltos, las tostadas conjunto a mermelada y mantequilla que por allí rulaban formaban el desayuno que Chosokabe preparó, además de café y zumo que se encontraba en el fondo de la nevera.
Sobre el cuenco de arroz del albino se cocinaba con el calor de este un huevo que había derramado sobre el arroz.
El albino se encontraba colocando la mesa para poder comer cuando su maestro entró por la puerta. Al mirarlo no pudo evitarlo, tuvo que mirarlo... ¡no! contemplo a Kaede de arriba a abajo como si fuese una pieza de museo. Como ya sabes es demasiado expresivo y tuvo que soltar un silvido de estos que profieren los obreros al ver a una buena moza.
-Mejoras estando en casa. ¿Por qué será? Sera que la ropa de andar por casa te sienta mejor o por que te has quitado de esa estúpida máscara de host que tenías desde que te conocí jajajajaja- no eran preguntas, eran reflexiones en voz alta. - Bah, no me hagas caso y entra, entra- se colocó tras él y lo empujó suavecito hacia el interior de la cocina. -Creo que me falta un jarrón con flores JAJAJAJAJAJA ¿no tendrás alguno por aqui?- le dijo al ver la mesa ya que parecía el típico desayuno que te hace un amante después de una buena noche de pasión... excepto por el bol de arroz, que resta puntos.
-Oye con respecto a la "cosa" de tu sofá ¿quieres que lo lleve a su habitación? Parece muy grande para que lo carges tu solo, aunque también lo puedo despertar para que desayune con nosotros- reflexionó - Mejor no, que parece que se ha quedado apaciblemente durmiendo después de un par de pajas, meda pena el pobrecillo. Por cierto ¿es un compañero de la infancina tuyo? Porque cuando lo miras parece que estas pensando: "ya esta este así otra vez" Como si encontrártelo con la cremallera desabrochada fuese el pan de cada día jajajaja aunque no parece mal chaval.- se escuchó el pitido de la cafetera así que el cocinillas de Chosokabe se apuró a apagar el fuego, agarrar dos tazas y servirlo.
-Tu cocina esta muy bien Sensei pero no encuentro los cubiertos. Pillame un par de tenedores anda y ¿como te gusta el café?- pasó a la vera del moreno y, como de un perro se tratase, pasó su pelo pincho por parte del cuello y la cara de Kaede como si fuese una carantoña perruna.
-Y sientate a comer que seguro que no has probado bocado desde hace unas cuantas horas- dejó las tazas sobre la mesa. - Por cierto, tienes que comprar pescado. ¡Es bueno para una dieta equilibrada! y yo tengo el mejor pesacado de la ciudad. Te puedes pasar pormi pescadería cuando quieras, te haré descuento jajajaj- rio hasta que, de sopetón, se tapó la boca. -Uy, que se despierta el niño- refiriendose a Saya.
Al entrar se quedó mirando fijamente a aquel esperpento de chaval que se desparramaba por el sofá. Con su ojo sano lo escrutó durante un tiempo viendo cierto parecido con sigo mismo cuando era más joven. Al descubrir esto alzó una ceja ya que su mente de pescador primitivo llegó a la insana conclusión de que Kaede le había dejado pasar, y lo había soportado toda la noche, ¿porque se parecía a su compañero de piso?... al momento descartó la idea ya que apoyó los codos en lo alto del sofá para mirar desde arriba al enemigo de nivel 2 que se hechaba la siesta, y lo descartó como enemigo.
Lo dejó allí a ver si sus LP bajaban solos dirigiéndose a la cocina indicada por el menor.
No se encontró gran cosa, una cocina normal y corriente, propia de universitarios. -Vamos a ver que puedo sacar potable de todo esto- por alguna extraña razón parecía que en algún momento se escucharía, con una voz en off: "game start", pero no paso.
El albino comenzó a rebuscar en la alacenas, nevera, cajones, incluso en la terraza en la busqueda de alimentos que no hubiesen pasado su fecha de vencimiento. Por arte y gracia del espíritu santo, casi, encontró arroz de la noche anterior, supuso, frío en un caldero dentro del microondas... extraño pero comenstible, así que lo puso a calentar. Huevos que al romperse poseían un color y olor normales con los cuales hizo huevos revueltos para su querido host. -¡Salvado!- dijo elevando las manos y apretando los dientes cuando encontró pan de molde y... la tostadora. No hay que ser un genio para saber lo que hizo con el pan, aunque creo que hacer 20 tostadas es mucho.
El arroz puesto en dos cuencos, un plato de huevos revueltos, las tostadas conjunto a mermelada y mantequilla que por allí rulaban formaban el desayuno que Chosokabe preparó, además de café y zumo que se encontraba en el fondo de la nevera.
Sobre el cuenco de arroz del albino se cocinaba con el calor de este un huevo que había derramado sobre el arroz.
El albino se encontraba colocando la mesa para poder comer cuando su maestro entró por la puerta. Al mirarlo no pudo evitarlo, tuvo que mirarlo... ¡no! contemplo a Kaede de arriba a abajo como si fuese una pieza de museo. Como ya sabes es demasiado expresivo y tuvo que soltar un silvido de estos que profieren los obreros al ver a una buena moza.
-Mejoras estando en casa. ¿Por qué será? Sera que la ropa de andar por casa te sienta mejor o por que te has quitado de esa estúpida máscara de host que tenías desde que te conocí jajajajaja- no eran preguntas, eran reflexiones en voz alta. - Bah, no me hagas caso y entra, entra- se colocó tras él y lo empujó suavecito hacia el interior de la cocina. -Creo que me falta un jarrón con flores JAJAJAJAJAJA ¿no tendrás alguno por aqui?- le dijo al ver la mesa ya que parecía el típico desayuno que te hace un amante después de una buena noche de pasión... excepto por el bol de arroz, que resta puntos.
-Oye con respecto a la "cosa" de tu sofá ¿quieres que lo lleve a su habitación? Parece muy grande para que lo carges tu solo, aunque también lo puedo despertar para que desayune con nosotros- reflexionó - Mejor no, que parece que se ha quedado apaciblemente durmiendo después de un par de pajas, meda pena el pobrecillo. Por cierto ¿es un compañero de la infancina tuyo? Porque cuando lo miras parece que estas pensando: "ya esta este así otra vez" Como si encontrártelo con la cremallera desabrochada fuese el pan de cada día jajajaja aunque no parece mal chaval.- se escuchó el pitido de la cafetera así que el cocinillas de Chosokabe se apuró a apagar el fuego, agarrar dos tazas y servirlo.
-Tu cocina esta muy bien Sensei pero no encuentro los cubiertos. Pillame un par de tenedores anda y ¿como te gusta el café?- pasó a la vera del moreno y, como de un perro se tratase, pasó su pelo pincho por parte del cuello y la cara de Kaede como si fuese una carantoña perruna.
-Y sientate a comer que seguro que no has probado bocado desde hace unas cuantas horas- dejó las tazas sobre la mesa. - Por cierto, tienes que comprar pescado. ¡Es bueno para una dieta equilibrada! y yo tengo el mejor pesacado de la ciudad. Te puedes pasar pormi pescadería cuando quieras, te haré descuento jajajaj- rio hasta que, de sopetón, se tapó la boca. -Uy, que se despierta el niño- refiriendose a Saya.
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Descalzo, había arrastrado el largo y grueso bajo del pantalón hasta la cocina de donde le llegaba un olor delicioso y que lograba abrirle el apetito. Incluso pareciendo desaliñado y sin modales Chosokabe había logrado preparar una mesa de desayuno bastante variada y de aspecto suculento, al menos logró avivar su hambre. De las tostadas emergió un +5 y si preparaba un café bueno le daría inmediatamente otros cincuenta puntos mas- ¿Insinúas que no hago bien mi papel de host? -no había podido demostrárselo aquella noche con toda su plenitud si solo estaba enseñándole pero no había mucha diferencia entre Kaede y Shizuo. Solo quizás que uno era mas servicial que otro- No me esperaba que supieras cocinar -le posó la mano en la frente cuando se frotó contra él como solo un cachorro mimado haría, peinandole el flequillo hacia atrás antes de separarlo e ir en busca de los cubiertos que estaban en los cajones de los armarios. Esquivando los palillos cogió tenedores y cucharillas. Luego rodó una de las sillas, se sentó y se cruzó de piernas, estirando el brazo para coger una tostada.
-No te preocupes por la bella durmiente, muchas veces se queda grogui en el sofá -dio un mordisco, notando el pan crujiente y en su punto. No negaba tener hambre ya que un cosmopolitan no le había llenado mucho el estómago- Es un amigo del instituto con el que he vivido desde entonces, así que supongo que me parecen normales todas las cosas que haga. Es la ventaja de vivir con otro hombre, que no te extraña nada de lo que tu mismo podrías llegar a hacer también -hizo una mueca y bajó la vista prefiriendo no decir que era su ex. No era cuestión de complicarse y aunque el albino parecía batear a ambos lados era mejor no declararse abiertamente homosexual si tenía que volver a pasar una noche entera con él enseñándole como tratar a la gente- Mi café sin leche y con un solo terrón de azúcar -tenía que compensar lo dulce de las tostadas.
Ahora que se ponía a reflexionar era mala idea tener a dos chicos tan iguales bajo el mismo techo. No sabía por que pero se sentía culpable por algo, como si estuviese engañando a Saya a pesar de no estar con él y no haber hecho nada con Chosokabe. Era la típica incomodidad de que es lo que podría hacer el chico dormido en su sofá si se levantaba y veía una escena común de compañeros desayunando antes de malinterpretarlo todo. Cogiendo el cuenco de arroz y los huevos, comenzó a comer mirando como el albino iba a de un lado a otro antes de por fin sentarse con él.
-¿No preferirías dormir un rato antes de ir a trabajar? Si estás cansado no rendirás y te resultará imposible ser agradable con alguien. Además, volverás al Club por la noche, ¿verdad? -aconsejó- Puedes utilizar mi habitación, no tenemos de invitados -desde el salón se escuchó un gruñido y el movimiento del gran cuerpo de Saya contra el sillón pero no llegó a despertarse- Pocas veces compramos pescado -levantó la vista del cuenco y habló al tragar, pinchando algunos trozos de huevo mientras se relamía los granos de arroz de los labios y pasaba por alto uno que se le había quedado en la comisura. Señaló con la cabeza al salón- A él no le gusta demasiado, siempre que puede come carne -se llevó el huevo a la boca y volvió a mordisquear la tostada, soltándolo todo para coger la taza de café caliente, impaciente- Gracias -sorbió, despacio, sujetándola entre los dedos que se entreveían de las largas mangas del suéter.
Kaede tenía un encanto particular, salvaje y sin que él fuera consciente algo adorable. Muchos preferían su faceta hogareña a la trabajadora aunque esta fuera obligatoriamente amable- No está mal -premió el café- Que sepas desenvolverte en la cocina me dice que vives solo, ¿verdad? O al menos que no vives con tu pareja. Es todo un lujo tener a alguien que te cocine así de vez en cuando -le miró sonriendo suavemente.
-No te preocupes por la bella durmiente, muchas veces se queda grogui en el sofá -dio un mordisco, notando el pan crujiente y en su punto. No negaba tener hambre ya que un cosmopolitan no le había llenado mucho el estómago- Es un amigo del instituto con el que he vivido desde entonces, así que supongo que me parecen normales todas las cosas que haga. Es la ventaja de vivir con otro hombre, que no te extraña nada de lo que tu mismo podrías llegar a hacer también -hizo una mueca y bajó la vista prefiriendo no decir que era su ex. No era cuestión de complicarse y aunque el albino parecía batear a ambos lados era mejor no declararse abiertamente homosexual si tenía que volver a pasar una noche entera con él enseñándole como tratar a la gente- Mi café sin leche y con un solo terrón de azúcar -tenía que compensar lo dulce de las tostadas.
Ahora que se ponía a reflexionar era mala idea tener a dos chicos tan iguales bajo el mismo techo. No sabía por que pero se sentía culpable por algo, como si estuviese engañando a Saya a pesar de no estar con él y no haber hecho nada con Chosokabe. Era la típica incomodidad de que es lo que podría hacer el chico dormido en su sofá si se levantaba y veía una escena común de compañeros desayunando antes de malinterpretarlo todo. Cogiendo el cuenco de arroz y los huevos, comenzó a comer mirando como el albino iba a de un lado a otro antes de por fin sentarse con él.
-¿No preferirías dormir un rato antes de ir a trabajar? Si estás cansado no rendirás y te resultará imposible ser agradable con alguien. Además, volverás al Club por la noche, ¿verdad? -aconsejó- Puedes utilizar mi habitación, no tenemos de invitados -desde el salón se escuchó un gruñido y el movimiento del gran cuerpo de Saya contra el sillón pero no llegó a despertarse- Pocas veces compramos pescado -levantó la vista del cuenco y habló al tragar, pinchando algunos trozos de huevo mientras se relamía los granos de arroz de los labios y pasaba por alto uno que se le había quedado en la comisura. Señaló con la cabeza al salón- A él no le gusta demasiado, siempre que puede come carne -se llevó el huevo a la boca y volvió a mordisquear la tostada, soltándolo todo para coger la taza de café caliente, impaciente- Gracias -sorbió, despacio, sujetándola entre los dedos que se entreveían de las largas mangas del suéter.
Kaede tenía un encanto particular, salvaje y sin que él fuera consciente algo adorable. Muchos preferían su faceta hogareña a la trabajadora aunque esta fuera obligatoriamente amable- No está mal -premió el café- Que sepas desenvolverte en la cocina me dice que vives solo, ¿verdad? O al menos que no vives con tu pareja. Es todo un lujo tener a alguien que te cocine así de vez en cuando -le miró sonriendo suavemente.
Invitado- Invitado
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Comer… no… Engullir era la palabra que definía la forma de alimentarse del pirata. Claro, acostumbrado a comer entre hombres de mar la buena mesa y las pijerias se esfumaron en un plis. Sólo con decirte que las tostadas se las soplaba de dos bocados y que las 20 que hizo fueron pocas.
-Pues debéis comer algo más de pescado. Si las personas sólo comen carne la piel se les pone roja... ¡en serio! Lo vi el otro día en un documental- otra tostada que desaparecía entre sus fauces. El café lo toma con leche, más bien un cortado, en el cual introducía alguna que otra tostada mientras desaparecía a pasos agigantados, el arroz de su bol.
-¡Espera! ¿Me acabas de elogiar?- se rascó un oído con el dedo meñique –mis oídos están bien. ¡¡Yujuuuu!! A Kaede le gusta mi café y mi comida- sonrió con toda aquella boca llena de migas de pan y un bigote marrón cortesía del cortado. –Cuando quieras te pasas por mi pescadería, te preparo el pescado y te hago un almuerzo que ya le gustaría al emperador- se dio un par de palmadas en el pecho mientras se erguía todo digno –Déjamelo a mi-
Fue en ese momento en el que lo vio. Ese grano de arroz, el super grano de arroz que después de habérsele pegado en la comisura de los labios, aguanto allí pegado soportando que Kaede se comiese un huevo, un mordisco de tostada y un sorbo de café. Ese grano de arroz no es un grano de arroz…¡¡es el Solid Snake de los granos de arroz!! ¡¡Con parche y bandana incluido!! ¡¡Es Solid Rice!! Si le dabas tiempo al grano de arroz te hacia una bomba con un chicle y un clip.
Chosokabe no podía apartar su mirada de aquel grano tan estupendamente colocado. Si pudiese ser en la pantalla de juego aparecería la típica cruceta de mira de arma de francotirador en rojo, con la palabra TARJET escrita encima.
-¿Dormir? Pues no te lo niego- bostezó colocándose la mano delante de la boca. Tampoco era cuestión de que Kaede le viese cuantos empastes tenía. – Creo que hoy sólo he dormido…- hace cuentas con los dedos – unas cinco míseras horas.- suspiró rascándose la cabeza – Creo que te voy a hacer caso, con todo tu permiso- mientras le hablaba la cruceta de la mira seguía sobre el grano de arroz.
- Bueno, dejémosle algo de desayuno a tu compañero. O después recojo todo esto, ahora al sobre.- se incorporó dejó su bol y algo más en el fregadero y levantó a su sensei por los hombros. -¡Tu te vienes conmigo! ¿Verdad? Es que me gusta dormir acompañado. No es que busque a gente con la que dormir cada noche pero, si tengo la oportunidad de dormir con otra persona la aprovecho, y como tu estas a mano…- ¿manía? O ¿escusa? Ni yo misma lo se.
-Por cierto, llevo un rato mirándolo y no se como decírtelo pero…- con un sutil movimiento de su mano ladeó la cabeza del moreno, se acercaba lentamente hacia su rostro, con una de sus pícaras sonrisas para poder pasar su carnosa y húmeda legua por la comisura de los labios ajenos. Lentamente – argoz- intentó decir “arroz” con la boca abierta señalando el grano de arroz que ahora estaba en su lengua. Trago. –Te lo enseño porque a lo mejor piensas otra cosa y te da por enfadarte y matarme.- rió tontamente mientras redirigía a paso de gigante a su maestro hacia la habitación de este. –Prefiero que estés de buen humor al dormirte. Podrían salirte arrugas y eso no sería bueno para ti-
Ambos, el menor delante y el mayor empujándolo pero muy aferrado a él. Aminoraron el paso de su marcha cuando pasaban por delante del sofá donde se encontraba Saya.
Chosokabe le tapo la boca a Kaede con su enorme mano y lo abrazó por la espalda mientras no lo quitaba ojo de encima al grandullón. Es como el dragón que guarda el tesoro, si deseas el tesoro no lo puedes despertar porque si no la party se va a tomar viento.
Daba pasos pequeños mientras se encaramaba más y más al fino cuerpo del moreno. Llegó a tal punto que la boca de Chosokabe se quedó a escasos centímetros del oído del menor. –No digas ni pio- susurro en su oreja. Cuando lo habían pasado llegando a la puerta de la habitación, abriéndola con mucho cuidado y rezando por que en la tirada de habilidad no le saliese una pifia. Se metieron dentro del cuarto.
El pirata soltó a Kaede y suspiro apoyándose en la puerta – Ya estamos ¡oh! ¡Cama!- el muy bruto se lanzó sobre ella y el somier emitió un soberano sonido de queja. Chosokabe se quedó quieto escuchando como Saya se volvía a mover en el sofá. Pero nada paso. –uuffff casi me la cargo- la cama era de dos cuerpos pero el pirata se la ocupaba casi en su totalidad.
-Vente sensei- se sentó y le agarró de la muñeca – dormiremos un ratito. No me muevo mucho en la cama, soy como un muerto, te dejaré dormir en paz y no te molestaré al irme. Lo juro- aquel enorme ser llamado Chosokabe miraba desde abajo al moreno con una expresión propia de un cachorro recién abandonado bajo la lluvia en una caja de cartón. Daba pena no, lo siguiente.
En su ojo sano se distinguía un brillo de picardía y fogosidad pero estaba bien camuflado tras la expresión de bonachón que se dibujaba en la cara, con la cabeza medio torcida, una sonrisa leve y que le jalaba levemente de la manga del suéter a su sensei. ¡Yo te juro que le vi aparecer dos suaves y peludas orejas en lo alto de la cabeza! ¡Y un enorme rabo peludo y blanco que se meneaba tras su espalda! Pero podrían haber sido ensoñaciones mías.
-Pues debéis comer algo más de pescado. Si las personas sólo comen carne la piel se les pone roja... ¡en serio! Lo vi el otro día en un documental- otra tostada que desaparecía entre sus fauces. El café lo toma con leche, más bien un cortado, en el cual introducía alguna que otra tostada mientras desaparecía a pasos agigantados, el arroz de su bol.
-¡Espera! ¿Me acabas de elogiar?- se rascó un oído con el dedo meñique –mis oídos están bien. ¡¡Yujuuuu!! A Kaede le gusta mi café y mi comida- sonrió con toda aquella boca llena de migas de pan y un bigote marrón cortesía del cortado. –Cuando quieras te pasas por mi pescadería, te preparo el pescado y te hago un almuerzo que ya le gustaría al emperador- se dio un par de palmadas en el pecho mientras se erguía todo digno –Déjamelo a mi-
Fue en ese momento en el que lo vio. Ese grano de arroz, el super grano de arroz que después de habérsele pegado en la comisura de los labios, aguanto allí pegado soportando que Kaede se comiese un huevo, un mordisco de tostada y un sorbo de café. Ese grano de arroz no es un grano de arroz…¡¡es el Solid Snake de los granos de arroz!! ¡¡Con parche y bandana incluido!! ¡¡Es Solid Rice!! Si le dabas tiempo al grano de arroz te hacia una bomba con un chicle y un clip.
Chosokabe no podía apartar su mirada de aquel grano tan estupendamente colocado. Si pudiese ser en la pantalla de juego aparecería la típica cruceta de mira de arma de francotirador en rojo, con la palabra TARJET escrita encima.
-¿Dormir? Pues no te lo niego- bostezó colocándose la mano delante de la boca. Tampoco era cuestión de que Kaede le viese cuantos empastes tenía. – Creo que hoy sólo he dormido…- hace cuentas con los dedos – unas cinco míseras horas.- suspiró rascándose la cabeza – Creo que te voy a hacer caso, con todo tu permiso- mientras le hablaba la cruceta de la mira seguía sobre el grano de arroz.
- Bueno, dejémosle algo de desayuno a tu compañero. O después recojo todo esto, ahora al sobre.- se incorporó dejó su bol y algo más en el fregadero y levantó a su sensei por los hombros. -¡Tu te vienes conmigo! ¿Verdad? Es que me gusta dormir acompañado. No es que busque a gente con la que dormir cada noche pero, si tengo la oportunidad de dormir con otra persona la aprovecho, y como tu estas a mano…- ¿manía? O ¿escusa? Ni yo misma lo se.
-Por cierto, llevo un rato mirándolo y no se como decírtelo pero…- con un sutil movimiento de su mano ladeó la cabeza del moreno, se acercaba lentamente hacia su rostro, con una de sus pícaras sonrisas para poder pasar su carnosa y húmeda legua por la comisura de los labios ajenos. Lentamente – argoz- intentó decir “arroz” con la boca abierta señalando el grano de arroz que ahora estaba en su lengua. Trago. –Te lo enseño porque a lo mejor piensas otra cosa y te da por enfadarte y matarme.- rió tontamente mientras redirigía a paso de gigante a su maestro hacia la habitación de este. –Prefiero que estés de buen humor al dormirte. Podrían salirte arrugas y eso no sería bueno para ti-
Ambos, el menor delante y el mayor empujándolo pero muy aferrado a él. Aminoraron el paso de su marcha cuando pasaban por delante del sofá donde se encontraba Saya.
Chosokabe le tapo la boca a Kaede con su enorme mano y lo abrazó por la espalda mientras no lo quitaba ojo de encima al grandullón. Es como el dragón que guarda el tesoro, si deseas el tesoro no lo puedes despertar porque si no la party se va a tomar viento.
Daba pasos pequeños mientras se encaramaba más y más al fino cuerpo del moreno. Llegó a tal punto que la boca de Chosokabe se quedó a escasos centímetros del oído del menor. –No digas ni pio- susurro en su oreja. Cuando lo habían pasado llegando a la puerta de la habitación, abriéndola con mucho cuidado y rezando por que en la tirada de habilidad no le saliese una pifia. Se metieron dentro del cuarto.
El pirata soltó a Kaede y suspiro apoyándose en la puerta – Ya estamos ¡oh! ¡Cama!- el muy bruto se lanzó sobre ella y el somier emitió un soberano sonido de queja. Chosokabe se quedó quieto escuchando como Saya se volvía a mover en el sofá. Pero nada paso. –uuffff casi me la cargo- la cama era de dos cuerpos pero el pirata se la ocupaba casi en su totalidad.
-Vente sensei- se sentó y le agarró de la muñeca – dormiremos un ratito. No me muevo mucho en la cama, soy como un muerto, te dejaré dormir en paz y no te molestaré al irme. Lo juro- aquel enorme ser llamado Chosokabe miraba desde abajo al moreno con una expresión propia de un cachorro recién abandonado bajo la lluvia en una caja de cartón. Daba pena no, lo siguiente.
En su ojo sano se distinguía un brillo de picardía y fogosidad pero estaba bien camuflado tras la expresión de bonachón que se dibujaba en la cara, con la cabeza medio torcida, una sonrisa leve y que le jalaba levemente de la manga del suéter a su sensei. ¡Yo te juro que le vi aparecer dos suaves y peludas orejas en lo alto de la cabeza! ¡Y un enorme rabo peludo y blanco que se meneaba tras su espalda! Pero podrían haber sido ensoñaciones mías.
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Ignorando que tenía al arroz definitivo en la comisura de los labios el incauto y suicida de Kaede continuó comiendo, asegurándose de llenarse el estómago para cuando le tocase limpiar y aguantar a Saya una vez se despertase. Según su planning sacado de la nada mientras Chosokabe tomaba una siesta antes de irse podía fregar los platos y hacer la lista de la compra, así no perdería el tiempo una vez este se fuese y le dejase la casa para poder arreglarla. Pero no sabía como que sus planes nunca llegaban a realizarse, y antes de darse cuenta estaba dejando atrás media tostada y la taza de café a medias antes de que le arrancasen prácticamente de la silla.
-”¿Dormir acompañado?” ¿Es una broma...? -¿como podía irse a la cama con alguien que conocía de una noche? Y mas aún ¿como podía irse a la cama con alguien mientras Saya dormía en el salón? Como se despertase la batalla de los trescientos sería como un partido de Volley entre colegas en comparación con la bronca que tendrían aquellos dos. Y mas importante: no quería que destrozasen su casa dos armarios empotrados de siete puertas o ya se liaría parda.
Iba a negarse y volver a sentarse, alegando que fuera solo y que aprovechase aquel poco tiempo que tenía de sueño para descansar ya que estaba siendo tan amable ofreciéndoselo. Pero una vez mas el lenguetazo que le dio el chucho albino le cogió desprevenido. ¿Para que no se enfadase ni lo matase? ¡Podía habérselo quitado con las manos! Como venganza y al no poder atraparle la lengua le pellizcó y estiró el labio inferior.
-Deja de lamerme, ¿quieres? -se pasó el dorso de la mano por la mejilla, apartando la vista con un esperaba que no tan evidente rubor bajo los ojos- Empieza a resultar incómodo -incómodo o no, Chosokabe no le hizo ni caso, pues al momento después estaba empujándole, invadiendo de nuevo su espacio personal y amenazándole por la cara. Un “no digas ni pío” dicho con esa voz y por alguien tan enorme sería suficiente para callar a un bebé llorón.
No pudo evitar mirar de reojo al sillón, parpadeando e intentando encontrarle sentido a lo que el cachorro estaba haciendo- Hum momhgto... (un momento) -sus pies eran arrastrados por el brillante parket de su casa, notando aquel enorme y musculoso cuerpo demasiado fundido contra su espalda y su trasero, dejando atrás a su ex, a la sala de estar y quedándose casi a oscuras en su habitación, recuperando el aire que aquella manopla enorme le había privado de tomar. ¿Como había llegado a aquella situación? Había pasado exitosamente todos los niveles de aquella noche de forma mas o menos gratificante, ¿aquella era la prueba definitiva? Después de burlar al dragón de la mazmorra que guardaba el tesoro... ¿cual era el tesoro? ¿Había un cáliz de oro en su cuarto y no lo sabía? Porque como se tratase de su virginidad estaba mas perdida que la virilidad de un Kuribo.
-No voy a dormir, he de limpiar antes de irme de nuevo a la universidad -protestó, frunciendo las cejas y haciendo un gesto mezcla puchero mezcla mueca inconformista- He dicho que puedes usar mi cama, pero que puedes usarla tu solo. Deja de pedir cosas extrañas, perro idiota -agitó la mano, queriendo soltarse de su agarre antes de que el conjuro “eyes puppy in the rain” hiciera su efecto en él- Suelta -agitó el brazo mas fuerte, desviando la mirada como quien pela cebollas y no quiere llorar. Cuando consiguió escurrirse de entre sus dedos el impulso casi hace que caiga de espaldas. Por suerte mantuvo el equilibro, suspiró y le dio la espalda, cogiendo de la silla junto al armario una manta con los colores de un tablero de ajedrez para acercarse a la cama y dársela.
-Supongo que me tocará encargarme de ti de nuevo esta noche, así que intenta no llegar tarde -aún en aquel momento no podía dejar de mirar, ignorando las orejas y la cola de perro producto de una ilusión óptica aquel gran parche que le cubría toda la cara. Había tenido la curiosidad de preguntárselo aquella vez en el club pero no sabía por que ya no tenía la confianza para volver a intentarlo- Descansa mientras puedas. Y no te cargues la cama, que aquí duermo yo... -comentó, levantando una fina mano para pasarla sobre la tela que cubría su ojo izquierdo.
-”¿Dormir acompañado?” ¿Es una broma...? -¿como podía irse a la cama con alguien que conocía de una noche? Y mas aún ¿como podía irse a la cama con alguien mientras Saya dormía en el salón? Como se despertase la batalla de los trescientos sería como un partido de Volley entre colegas en comparación con la bronca que tendrían aquellos dos. Y mas importante: no quería que destrozasen su casa dos armarios empotrados de siete puertas o ya se liaría parda.
Iba a negarse y volver a sentarse, alegando que fuera solo y que aprovechase aquel poco tiempo que tenía de sueño para descansar ya que estaba siendo tan amable ofreciéndoselo. Pero una vez mas el lenguetazo que le dio el chucho albino le cogió desprevenido. ¿Para que no se enfadase ni lo matase? ¡Podía habérselo quitado con las manos! Como venganza y al no poder atraparle la lengua le pellizcó y estiró el labio inferior.
-Deja de lamerme, ¿quieres? -se pasó el dorso de la mano por la mejilla, apartando la vista con un esperaba que no tan evidente rubor bajo los ojos- Empieza a resultar incómodo -incómodo o no, Chosokabe no le hizo ni caso, pues al momento después estaba empujándole, invadiendo de nuevo su espacio personal y amenazándole por la cara. Un “no digas ni pío” dicho con esa voz y por alguien tan enorme sería suficiente para callar a un bebé llorón.
No pudo evitar mirar de reojo al sillón, parpadeando e intentando encontrarle sentido a lo que el cachorro estaba haciendo- Hum momhgto... (un momento) -sus pies eran arrastrados por el brillante parket de su casa, notando aquel enorme y musculoso cuerpo demasiado fundido contra su espalda y su trasero, dejando atrás a su ex, a la sala de estar y quedándose casi a oscuras en su habitación, recuperando el aire que aquella manopla enorme le había privado de tomar. ¿Como había llegado a aquella situación? Había pasado exitosamente todos los niveles de aquella noche de forma mas o menos gratificante, ¿aquella era la prueba definitiva? Después de burlar al dragón de la mazmorra que guardaba el tesoro... ¿cual era el tesoro? ¿Había un cáliz de oro en su cuarto y no lo sabía? Porque como se tratase de su virginidad estaba mas perdida que la virilidad de un Kuribo.
-No voy a dormir, he de limpiar antes de irme de nuevo a la universidad -protestó, frunciendo las cejas y haciendo un gesto mezcla puchero mezcla mueca inconformista- He dicho que puedes usar mi cama, pero que puedes usarla tu solo. Deja de pedir cosas extrañas, perro idiota -agitó la mano, queriendo soltarse de su agarre antes de que el conjuro “eyes puppy in the rain” hiciera su efecto en él- Suelta -agitó el brazo mas fuerte, desviando la mirada como quien pela cebollas y no quiere llorar. Cuando consiguió escurrirse de entre sus dedos el impulso casi hace que caiga de espaldas. Por suerte mantuvo el equilibro, suspiró y le dio la espalda, cogiendo de la silla junto al armario una manta con los colores de un tablero de ajedrez para acercarse a la cama y dársela.
-Supongo que me tocará encargarme de ti de nuevo esta noche, así que intenta no llegar tarde -aún en aquel momento no podía dejar de mirar, ignorando las orejas y la cola de perro producto de una ilusión óptica aquel gran parche que le cubría toda la cara. Había tenido la curiosidad de preguntárselo aquella vez en el club pero no sabía por que ya no tenía la confianza para volver a intentarlo- Descansa mientras puedas. Y no te cargues la cama, que aquí duermo yo... -comentó, levantando una fina mano para pasarla sobre la tela que cubría su ojo izquierdo.
Invitado- Invitado
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Corrección... el nombre del hechizo sería “Eye puppy in the rain”... Chosokabe sólo tiene un ojo (XD)
Kaede se seguía resistiendo pero a su vez ponía expresiones la mar de monas, de las cuales a Chosokabe por muy tuerto que fuese no se le escapaba una. Parecía una princesa random con problema de doble personalidad: “¡Rescátame!...espera ¡no! que yo ya puedo sola con el Dragón Blanco de Ojos Azules que cuida la entrada al castillo”
¡No jodas! Chosokabe estaba ya que no sabía que hacer, si tirarse por la ventana o buscar la virilidad perdida de Kuriboh. Aunque, personalmente, yo buscaría la de Yugi... que me dicen que es niño pero yo, todavía, no me lo creo.
Dejó que su “princesa bipolar” acariciara el parche mirándolo firmemente a los ojos. -¿Te pica la curiosidad?- aquella frase rompió el silencio. -Quieres saber que se esconde bajo el parche ¿cierto?- no era una simple afirmación, deseaba que Kaede callese en la red. Le estaba picando. -Estando en el club también te llamó la atención. ¿Es que nunca habías visto a un tuerto? o ¿no crees que el mito del pirata?- sus labios se iban curvando hacia arriba lentamente. Formando una sonrisa que poco tenía que ver con las anteriormente mostradas. Esta poseía ciertos matices de recuerdos, de verdad, mezclados con retazos de historias propias de un libro de aventura.
Era la sonrisa socarrona de un corsario.
Al igual que en su ojo, azul como el mismo océano, se asomaba malas ideas y recuerdos de otros tiempos vividos en la mar.
El albino agarró a su presa por la muñeca y con el otro brazo por la cintura, jaló de él como quien tira de una caña de pescar hasta que Kaede terminó sentado sobre el regazo del marinero -¿Que me dices? ¿Crees en la figura del hombre con un parche, pata de palo y un loro sobre el hombro?- hablaba bajito, cerca del rostro ajeno, tanto para no despertar al cancerbero que dormía en el sofá como para mantener la atmósfera que se había creado en la habitación.
- Si tanto te pica la curiosidad, sensei...- dicho esto último en un suspiro -Podemos hacer un trato- la vena corsaria del albino salió a la luz. Como pirata que fue hacer tratos era algo que no se le daba muy bien, hay que reconocerlo, ¡pero le encantaba! Por alguna extraña razón casi nunca salía perdiendo. Llámalo suerte si quieres. - Yo te enseño que se esconde tras el parche y tu duermes conmigo. Así tu sacias tu curiosidad y yo aplaco a esta manía que tengo. Ambos salimos ganando- realizó un gesto con los hombros subiéndolos hacia arriba, como queriendo decir “¿que mas te da?”.
El albino sabiendo como es el moreno abrió sus piernas dejando que Kaede se pudiese sentar en la cama, mientras él rodaba el culo hacia detrás manteniendo al moreno entre sus piernas. -A no ser... que te de miedo tratar con piratas jajajajaja- rio sin mucho escándalo hechando la cabeza levemente hacia detrás. Cuando volvió a mirar al moreno Chosokabe alzo una ceja más, la sonrisa de pirata no se borraba de su rostro.
En ese momento, y ya dando por sentado que iba adormir allí, fuese acompañado o no, el albino optó por liberarse de aquella camisa que ni era de su talla ni le pertenecía. Desabrochose los botones y se la tiró al moreno por encima de la cabeza. -No te lo pienses mucho Sensei, este trato te beneficia más que te perjudica. Dime ¿cuantas horas has dormido hoy? No creo que más que yo. Duerme conmigo una hora, sólo una horita y ya verás que te despiertas como nuevo- iba dándole más y más razones por las que aceptar mientras el grandullón se recostaba en la cama anclando un codo para mantener el torso erguido.
-Además te recuerdo que solo he dicho dormir. No valla a ser que tu pervertida mente esté pensando en otras cosas- suspiró sin dejar de sonreir a la vez que negaba con la cabeza. ¡Mira quien fue a hablar de perverciones! - A no ser...- su mirada se estrecó afilándose y brillando cual demonio en mitad de la noche. - que quieras cambiar las condiciones del trato- la sonrisa se arió dejando al descubierto sus dientes.
-Dime sensei ¿aceptas?- alargó su brazo a modo de estreñamiento de manos como señal de pacto.
Por si a Kaede le daba por escapar el albino lo tenía flanqueado con las piernas por si notaba algún movimiento ¡zas! cerrarlas y mantener al moreno aprisionado.
(off: pregunta ¿que hacemos a partir de aqui? ¿me llevo a Kaede a que trabaje con Choso en la pescadería?; ¿cortamos y abrimos otro para la segunda parte del entrenamiento de Chosokabe?; o ¿queeeee? *3*)
Kaede se seguía resistiendo pero a su vez ponía expresiones la mar de monas, de las cuales a Chosokabe por muy tuerto que fuese no se le escapaba una. Parecía una princesa random con problema de doble personalidad: “¡Rescátame!...espera ¡no! que yo ya puedo sola con el Dragón Blanco de Ojos Azules que cuida la entrada al castillo”
¡No jodas! Chosokabe estaba ya que no sabía que hacer, si tirarse por la ventana o buscar la virilidad perdida de Kuriboh. Aunque, personalmente, yo buscaría la de Yugi... que me dicen que es niño pero yo, todavía, no me lo creo.
Dejó que su “princesa bipolar” acariciara el parche mirándolo firmemente a los ojos. -¿Te pica la curiosidad?- aquella frase rompió el silencio. -Quieres saber que se esconde bajo el parche ¿cierto?- no era una simple afirmación, deseaba que Kaede callese en la red. Le estaba picando. -Estando en el club también te llamó la atención. ¿Es que nunca habías visto a un tuerto? o ¿no crees que el mito del pirata?- sus labios se iban curvando hacia arriba lentamente. Formando una sonrisa que poco tenía que ver con las anteriormente mostradas. Esta poseía ciertos matices de recuerdos, de verdad, mezclados con retazos de historias propias de un libro de aventura.
Era la sonrisa socarrona de un corsario.
Al igual que en su ojo, azul como el mismo océano, se asomaba malas ideas y recuerdos de otros tiempos vividos en la mar.
El albino agarró a su presa por la muñeca y con el otro brazo por la cintura, jaló de él como quien tira de una caña de pescar hasta que Kaede terminó sentado sobre el regazo del marinero -¿Que me dices? ¿Crees en la figura del hombre con un parche, pata de palo y un loro sobre el hombro?- hablaba bajito, cerca del rostro ajeno, tanto para no despertar al cancerbero que dormía en el sofá como para mantener la atmósfera que se había creado en la habitación.
- Si tanto te pica la curiosidad, sensei...- dicho esto último en un suspiro -Podemos hacer un trato- la vena corsaria del albino salió a la luz. Como pirata que fue hacer tratos era algo que no se le daba muy bien, hay que reconocerlo, ¡pero le encantaba! Por alguna extraña razón casi nunca salía perdiendo. Llámalo suerte si quieres. - Yo te enseño que se esconde tras el parche y tu duermes conmigo. Así tu sacias tu curiosidad y yo aplaco a esta manía que tengo. Ambos salimos ganando- realizó un gesto con los hombros subiéndolos hacia arriba, como queriendo decir “¿que mas te da?”.
El albino sabiendo como es el moreno abrió sus piernas dejando que Kaede se pudiese sentar en la cama, mientras él rodaba el culo hacia detrás manteniendo al moreno entre sus piernas. -A no ser... que te de miedo tratar con piratas jajajajaja- rio sin mucho escándalo hechando la cabeza levemente hacia detrás. Cuando volvió a mirar al moreno Chosokabe alzo una ceja más, la sonrisa de pirata no se borraba de su rostro.
En ese momento, y ya dando por sentado que iba adormir allí, fuese acompañado o no, el albino optó por liberarse de aquella camisa que ni era de su talla ni le pertenecía. Desabrochose los botones y se la tiró al moreno por encima de la cabeza. -No te lo pienses mucho Sensei, este trato te beneficia más que te perjudica. Dime ¿cuantas horas has dormido hoy? No creo que más que yo. Duerme conmigo una hora, sólo una horita y ya verás que te despiertas como nuevo- iba dándole más y más razones por las que aceptar mientras el grandullón se recostaba en la cama anclando un codo para mantener el torso erguido.
-Además te recuerdo que solo he dicho dormir. No valla a ser que tu pervertida mente esté pensando en otras cosas- suspiró sin dejar de sonreir a la vez que negaba con la cabeza. ¡Mira quien fue a hablar de perverciones! - A no ser...- su mirada se estrecó afilándose y brillando cual demonio en mitad de la noche. - que quieras cambiar las condiciones del trato- la sonrisa se arió dejando al descubierto sus dientes.
-Dime sensei ¿aceptas?- alargó su brazo a modo de estreñamiento de manos como señal de pacto.
Por si a Kaede le daba por escapar el albino lo tenía flanqueado con las piernas por si notaba algún movimiento ¡zas! cerrarlas y mantener al moreno aprisionado.
(off: pregunta ¿que hacemos a partir de aqui? ¿me llevo a Kaede a que trabaje con Choso en la pescadería?; ¿cortamos y abrimos otro para la segunda parte del entrenamiento de Chosokabe?; o ¿queeeee? *3*)
Chosokabe- Mensajes : 90
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Y “¡Zas!” tendría que cerrarlas porque conociendo a Kaede la primera reacción que tendría después de todo aquello sería levantarse y largarse a recoger la mesa. Era cierto que tenía curiosidad, pero no por ver que se escondía bajo el parche sino el porqué lo llevaba, que había pasado y como había perdido el ojo. Algo le decía que sería una historia digna de oírse cuando el chucho albino quisiera contársela con el tiempo. Solo se conocían desde la noche anterior y aunque Chosokabe fuese alguien amigable y carismático aún seguía siendo un desconocido a sus ojos. Aunque ese desconocido estuviese tan ricamente tumbado en su cueva del tesoro....
-¿Es que eres un pirata tan prototípico? -”que su pervertida mente pensase cosas...” ¡los cojones! Lo decía alguien que a cada frase se iba desnudando y cogiendo cada vez mas sitio en la cama- Porque no me gustan los loros. Ni los idiotas que se meten en líos por que si -posó una mano en su vientre y la otra en el grueso y musculoso muslo que le impedía levantarse de allí. Se había quedado completamente encajado- Dejame salir de aquí. Iré a limpiar, no tengo tanto tiempo libre como para caer en un trato de tan poco peso.
Dormir, dormir... ¡estaba muerto de sueño! Y como siguiese mirando la cama y sintiendo aquel calorcito que desprendía el cuerpo de Chosokabe acabaría quedándose frito antes de que pudiese darse cuenta. Pero no podía, tenía que vigilar al menos él la casa mientras tuviese un invitado como aquel. No era por ser cabrón pensando que podría robarle, pero tampoco era idiota... Soltó un jadeo y un gemido, que sonó mas a gruñido cuando por mucho que se apoyase y tirase hacia arriba no podía librarse de aquel cepo. Le dedicó una mirada poco amable y soltó un bufido antes de darle un señor golpe en las costillas en el puño. Aquella personalidad caprichosa e infantil le recordaba tanto a Saya que sabía que no podría librarse de aquello a no ser que le diese la razón como a los locos y luego se escaquease cuando se durmiera- Has el favor de no pegarte tanto, como se despierte él...
Volvió a tirar de su encajado culo hacia arriba esperando oír un “plop” cuando por fin el pirata se decidiese a ceder y dejarle salir. Pero sus manos resbalaron sobre la piel lisa del albino hasta que se cayó de frente contra sus pectorales, donde casi de deja pegada la nariz y parte de las pestañas. Kaede se sobó el tabique frunciendo las cejas, abriendo los ojos al tener demasiado cerca, otra vez, aquel rostro bobalicón. Si se ponía a analizar la postura en la que estaba le daría mucha rabia parecer tan delgado en comparación con Chosokabe. Solo para rodear su cintura debía abrir tanto las piernas que acabaría teniendo un desgarro muscular. Si no fuese por la oscuridad del cuarto que les otorgaba el estor hubiese visto el rubor que adornó por un momento sus mejillas al levantar el mentón y mirarle desde abajo.
-Duérmete de una vez -ordenó como quien se dirige a un perro desobediente- Eres demasiado grande, ni siquiera voy a caber -suspiró resignado mientras se quedaba tal cual y apoyaba la frente en su pecho, dejando uno de los brazos muerto a un lado y el otro estirado sobre el hombro del aprendiz. Kaede no diría “si, durmamos juntos” porque no iba con él. Podía volverse un romántico ( a su manera) cuando estaba enamorado y ya que no era el caso no estaba muy por la labor de aceptar tratos ni complacer a cachorros idiotas y caprichosos.
Entrecerró los ojos notando el cansancio acumulado por las noches de trabajo y los largos días de estudio. No debía dormirse.... Aunque en aquel punto le daba igual la virilidad de Yugi, la de Kuribo o los Solids Rices que pudieran invadir su cara. El dragón blanco le parecía hasta simpático en el mundo de sueños donde se estaba sumergiendo- No hay trato -masculló mientras los pesados párpados bajaban y bajaban. Aquel capullo albino era tan calentito....- Dejame salir. Tengo cosas que hacer... -y olía bien. ¿Era el champú del club mezclado con su olor corporal? Ya daba igual, porque se estaba quedando frito.
/////////////////////////
Estaba pensando que después de la universidad Kaede pasase frente a la pescadería y al ver a Chosokabe en la puerta intentase escaquearse, pero que este lo pillase y lo retuviese dentro para supervisar el trato con los clientes que había aprendido la noche anterior y así de paso hacer tiempo en lo que volvían al Club. ¿como lo ves? :D Solo faltaría que cerraras este post para abrir otro en otro sitio. Lo hago yo si quieres.
-¿Es que eres un pirata tan prototípico? -”que su pervertida mente pensase cosas...” ¡los cojones! Lo decía alguien que a cada frase se iba desnudando y cogiendo cada vez mas sitio en la cama- Porque no me gustan los loros. Ni los idiotas que se meten en líos por que si -posó una mano en su vientre y la otra en el grueso y musculoso muslo que le impedía levantarse de allí. Se había quedado completamente encajado- Dejame salir de aquí. Iré a limpiar, no tengo tanto tiempo libre como para caer en un trato de tan poco peso.
Dormir, dormir... ¡estaba muerto de sueño! Y como siguiese mirando la cama y sintiendo aquel calorcito que desprendía el cuerpo de Chosokabe acabaría quedándose frito antes de que pudiese darse cuenta. Pero no podía, tenía que vigilar al menos él la casa mientras tuviese un invitado como aquel. No era por ser cabrón pensando que podría robarle, pero tampoco era idiota... Soltó un jadeo y un gemido, que sonó mas a gruñido cuando por mucho que se apoyase y tirase hacia arriba no podía librarse de aquel cepo. Le dedicó una mirada poco amable y soltó un bufido antes de darle un señor golpe en las costillas en el puño. Aquella personalidad caprichosa e infantil le recordaba tanto a Saya que sabía que no podría librarse de aquello a no ser que le diese la razón como a los locos y luego se escaquease cuando se durmiera- Has el favor de no pegarte tanto, como se despierte él...
Volvió a tirar de su encajado culo hacia arriba esperando oír un “plop” cuando por fin el pirata se decidiese a ceder y dejarle salir. Pero sus manos resbalaron sobre la piel lisa del albino hasta que se cayó de frente contra sus pectorales, donde casi de deja pegada la nariz y parte de las pestañas. Kaede se sobó el tabique frunciendo las cejas, abriendo los ojos al tener demasiado cerca, otra vez, aquel rostro bobalicón. Si se ponía a analizar la postura en la que estaba le daría mucha rabia parecer tan delgado en comparación con Chosokabe. Solo para rodear su cintura debía abrir tanto las piernas que acabaría teniendo un desgarro muscular. Si no fuese por la oscuridad del cuarto que les otorgaba el estor hubiese visto el rubor que adornó por un momento sus mejillas al levantar el mentón y mirarle desde abajo.
-Duérmete de una vez -ordenó como quien se dirige a un perro desobediente- Eres demasiado grande, ni siquiera voy a caber -suspiró resignado mientras se quedaba tal cual y apoyaba la frente en su pecho, dejando uno de los brazos muerto a un lado y el otro estirado sobre el hombro del aprendiz. Kaede no diría “si, durmamos juntos” porque no iba con él. Podía volverse un romántico ( a su manera) cuando estaba enamorado y ya que no era el caso no estaba muy por la labor de aceptar tratos ni complacer a cachorros idiotas y caprichosos.
Entrecerró los ojos notando el cansancio acumulado por las noches de trabajo y los largos días de estudio. No debía dormirse.... Aunque en aquel punto le daba igual la virilidad de Yugi, la de Kuribo o los Solids Rices que pudieran invadir su cara. El dragón blanco le parecía hasta simpático en el mundo de sueños donde se estaba sumergiendo- No hay trato -masculló mientras los pesados párpados bajaban y bajaban. Aquel capullo albino era tan calentito....- Dejame salir. Tengo cosas que hacer... -y olía bien. ¿Era el champú del club mezclado con su olor corporal? Ya daba igual, porque se estaba quedando frito.
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Estaba pensando que después de la universidad Kaede pasase frente a la pescadería y al ver a Chosokabe en la puerta intentase escaquearse, pero que este lo pillase y lo retuviese dentro para supervisar el trato con los clientes que había aprendido la noche anterior y así de paso hacer tiempo en lo que volvían al Club. ¿como lo ves? :D Solo faltaría que cerraras este post para abrir otro en otro sitio. Lo hago yo si quieres.
Invitado- Invitado
Re: Capítulo 2: Chosokabe ~Private~
Por muy durmiéndose que estuviese el chaval, seguía metiendo ostias como panes. Chosokabe se resintió del puñetazo en las costillas poniendo cara de dolor y un quejido, pero no quiso hablar ante el cansado chico ya que le daba pena darle conversación y que se desvelase de nuevo. Aunque como estaba creo que ni una bomba atómica lo despertaría.
Cuando el moreno hizo de su pecho su almohada y de su cuerpo su nueva cama, Chosokabe no pudo evitar sonreír afablemente, entrecerrando su ojo sano y ladeando la cabeza para ver mejor el rostro contrario. –Yosh, yosh- susurro seseante mientras la acariciaba la morena melena. Acariciándola suavemente para que el joven cayese profundamente en los brazos de morfeo.
-Si así dormidito parece una persona y todo- dijo por lo bajo mientras apartaba flecos rebeldes del rostro de Kaede. El albino se sentía bien, cómodo y a gusto, como si estuviese en su misma casa. Aquel joven moreno por muy malas pulgas que tuviese, se percibía que en él existía otra forma de ser más amable y comprensiva que Chosokabe le gustaría ver.
El pirata bostezo cansado, se recostó y con movimientos lentos para no despertar a su bello durmiente, jaló de la manta de cuadros para tapar a ambos. Calló su cansada cabeza sobre la almohada mientras dejaba una de sus manos sobre la espalda de Kaede.
Sin preocuparse de la hora que sea cayó fulminado envuelto por el olor del moreno y el suave confort que le profería el dormir con otra persona.
*POST CERRADO*
off: pues si me gusta la idea. Abre tu el post, que ya ves con este post como voy de inspiración u_u
Cuando el moreno hizo de su pecho su almohada y de su cuerpo su nueva cama, Chosokabe no pudo evitar sonreír afablemente, entrecerrando su ojo sano y ladeando la cabeza para ver mejor el rostro contrario. –Yosh, yosh- susurro seseante mientras la acariciaba la morena melena. Acariciándola suavemente para que el joven cayese profundamente en los brazos de morfeo.
-Si así dormidito parece una persona y todo- dijo por lo bajo mientras apartaba flecos rebeldes del rostro de Kaede. El albino se sentía bien, cómodo y a gusto, como si estuviese en su misma casa. Aquel joven moreno por muy malas pulgas que tuviese, se percibía que en él existía otra forma de ser más amable y comprensiva que Chosokabe le gustaría ver.
El pirata bostezo cansado, se recostó y con movimientos lentos para no despertar a su bello durmiente, jaló de la manta de cuadros para tapar a ambos. Calló su cansada cabeza sobre la almohada mientras dejaba una de sus manos sobre la espalda de Kaede.
Sin preocuparse de la hora que sea cayó fulminado envuelto por el olor del moreno y el suave confort que le profería el dormir con otra persona.
*POST CERRADO*
off: pues si me gusta la idea. Abre tu el post, que ya ves con este post como voy de inspiración u_u
Chosokabe- Mensajes : 90
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