It's okay to be gay [privado]

Comenzó a caminar au sin saber el rumbo que tomaba, caminando con paso ligero y oyendo los pasos de su "reflejo" detrás de si mismo, la verdad es que aquella situación se le escapaba normalmente, algo que al parecer últimamente le pasaba demasado. Primero le metían en aquel mercado como un mísero esclavo, y ahora le compraba ese chico que le perturbaba, eran dos gotas de agua salgo algunas diferencias como el peinado, la mirada y cosas así... pero el rostro... el mismo. Y para él que siempre lo había tenido todo bajo completo control ahora no entendía como su vida había dado ese giro tan descabellado y tan brusco. Tenía un hermano... un hermano gemelo, jamás habría pensado encontrar familia, y hacerlo bajo aquella situación era demasiado.

Pensaba que era lo que debiera hacer mientras caminaba mirando alrededor con relativo poco interés. ¿Escapar? ¿Matarle? Bueno, escapar aun no entraba dentro de sus planes, aun tenía cosas que debía averiguar, cosas respecto a ese hombre, a su hermano, no siempre descubrías familia así como así siendo un huérfano como él. Y matarle menos, a fin de cuentas... era su hermano, y lo más importante, debía investigarle y conocer su fuerza, él no era de los que peleaban a lo temerario, le gustaba pensar las cosas, la situación y la estrategia. Por lo que por el momento iría con éste, conviviría con él, hasta que supiera lo que deseaba saber o se hartara simplemente de aquello. Porque el hecho de sern llamado esclavo no le hacía demasiada gracia.

Sus pensamientos se vieorn interrumpidos antes las palabras de éste respecto a ese atuendo que tuvo que vestir en el mercado, frunciendo el ceño al oír sus tontas sugerencias, girándose para mirarle con una ceja alzada, con una mirada de desprecio.

-Prefiero el azul. - contestó en tono frío-. El rojo no me agrada demasiado.- le echó un vistazo a éste y luego siguió andando sin saber por donde iba, aunque como el otro tampoco rectificaba su camino no decía nada pasó completamente del asunto hasta que caminando empezó a oírse mucho jaleo, un gran alboro que se acercaba a donde estaban ellos. Se detuvo alerta y entonces... apareció ante sus espantados ojos aquella abominación. Hombres y mujeres que bailaban de formas extrañas y vestían con poca ropa comenzaron a rodearlos, caminando por aquella calle sin ningún tipo de pudor ni verguenza. Abrió bastante los ojos sintiendo deseos de quitarlo a todos del medio de la forma más sangrienta que fuera. ¿Era un maldito desfile del orgullo gay? Aquellas cosas le parecían francamente patéticas, no veía nada de enorgullecerse en aquellos actos que estaban llevando a cabo en plena vía pública.

Un hombre se le acercó con unas ridículas coronas de flores y le dio un brusco empujón que lo tiró al suelo, miurándole amenazantemente, indignado y algo avergonzado por aquello. Miró a su hermano que se estaba riendo y se acercó a él agarrándole bruscamente del cuello de aquella gabardina.

-¿Se puede saber de que mierda te estás riendo payaso?- preguntó enfadado y con unos fuertes deseos de pegarle un buen puñetazo, pero lo que hizo fue empujarle y dar unos pasos atrás, aqueado por aquella gente, aqueado por aquella música... y sobre todo asqueado por su hermano. Llevaba unos minutos solo con él y ya le estaba sacando verdaderamente de quicio, parecía realmente un criajo, a pesar de que tenían la misma edad... siendo gemelos claro.

¿Qué no sea homofóbico? La verdad es que no era eso, en general detestaba las celebraciones, las risas... bueno, acababa antes diciendo que detestaba a las personas en general, pasar tiempo con nadie aunque fuera unos minutos. Por eso ahora estaba que se crispaba, viendo aquella multitud alrededor, estando en compañía de ese tío que no era más que su hermano y que demostraba ser un gilipollas integral, la verdad es que no sabía que había hecho para merecer aquello, la determinación de pasar un tiempo con su hermano para averiguar cosas se estaba llendo a la mierda. Aunque debia ser paciente, realmente él era alguien con muchísima paciencia y temple, siendo cazarecompensas no podía dejarse llevar por los nervios, era tranquilo, serio e imperturbable. Pero extrañamente desde que salió del mercado se encontraba bastante alterable, más malhumorado que de costumbre. Tal vez la culpa era de su gemelo, tal vez el hecho de descubrir que tenía un hermano prácticamente idéntico le perturbaba de un modo del que apenas se había percatado en ese mismo momento.

Le oyó comentar eso del uso que solían darle a los esclavos frecuentemente y alzó una ceja con gran molestia, ¿acaso pensaba que de haber sido complado con aquellas intenciones habría acabado de aquella manera? Nunca, era tan ridículo y retorcido. Pero no, si cualquiera le hubiera comprado con aquellas intenciones recibiría su ira, sin ninguna duda, la muerte sería poco comparado con lo que le haría al que usara siquiera insinuarle algo en ese sentido, y pobre del que le tocara con intenciones de desear hacer algo más. De todas formas creía que su simple expresión bastaba para amedrentar a cualquiera que se le acercara con intenciones parecidas a aquella. En todo caso había sido comprado por su propio hermano, así que no tendría siquiera que preocuparse por aquel detalle sin importancia. Prefirió no agregar nada respecto a eso y solo le miró con un gesto ceñudo e iracundo.

Pasaron algunas personas unos a ellos, entre ellos una mujer despampanante que empezó a intercambias miraditas y coqueteos con Dante. Finalmente se hartó de todo aquello y pasando de su hermano, el cual realmente estaba pasando por completo de él, dio medio vuelta y empezó a caminar rápidamente y sin ningún rumbo, solo queriendo perder de vista a esa estúpida mala copia. A la mierda sus intenciones de querer averiguar cosas de su pasado ni nada por el estilo, finalmente le habían tocado los cojones y solo quería perder de vista a todo el mundo alrededor. Dobló una esquina y aceleró el paso.

Iba a un paso realmente rápido y apresurado, caminando con determinación pese a no tener rumbo algunos, porque de hecho no conocía aquella ciudad en la que se encontraba, pero su único empeño en ese momento era el de alejarse de aquel estúpido bullicio. Le parecia una auténtica verguenza ese tipo de celebraciones. No es que fuera homófobo, porque lo que hicieran los demás con sus vidas y sus cuerpos le daba absolutamente lo mismo, pero no creía que aquello fuera la manera adecuada de reivindicar sus derechos, porque ir por la cale tan ligeros de ropa -o en algunos casos desnudos-, con ropajes chillones ni carrozas chilllonas, bailando por la calle y haciendo el ridículo, no era en su opinión la mejor manera de hacerse respetar por nadie, sino todo lo contrario. Si él mismo fuera homosexual se sentiría totalmente avergonzado de cosas así, y de hecho ya le avergonzaba sin necesidad de serlo. Pero la verdad es que Vergil tampoco era heterosexual, había estado anteriormente con mujeres, pero no había sentido realmente nada especial, y tampoco había llegado a disfrutarlo. Finalmente había llegado a la clara conclusión de que era completamente asexual, nunca había sentido ningún de atracción ni interés sexual por nadie, ni por mujeres ni por hombres, y lo cierto es que eso era algo que le alegraba. Se sentía más libre, de ataduras y de aquello estúpidos y primitivos impulsos carnales que se apoderaban de los demás, como por ejemplo ese estúpido hermano suyo que se había quedado abobaliconado con una mujer y ni cuenta se había dado de que se había marchado de allí. No, por suerte él estaba lejos de ese tipo de reacciones que hacían débiles e imbéciles a los demás.

Estaba sumido en sus pensamientos y avanzando cuando sintió que le tomaban del hombro, deteniéndose y mirando fríamente a la persona que había osado interrumpir su marcha, advirtiendo que era su gemelo el que le había interceptado. Permaneció callado oyendo aquellas estúpidas palabras y meneó la cabeza de un lado a otro, negando para si, a cada momento que pasaba con él y a cada palabra que salía de sus labios... le parecía más y más bobalicón. En un movimiento brusco alzó un brazo y le dio un manotazo al otro para que le soltara el hombro, dando un paso hacia trás y clavando su mirada en los ojos ajenos.

-No tengo nada que festejar, y menos contigo, y ni mucho menos ante tu primitiva manera de divertirte.- dijo en un tono duro y frío, cruzando seguidamente sus brazos y mirando luego alrededor. -Obviamente no voy a ninguna parte ya que no conozco este maldito lugar.- hablaba ahora con tanta rabia que parecía escupir sus palabras. Volvió a mirar al albino y observó aquella sonrisa... provocándole más ira. -Como agradezco que solo nos parezcamos físicamente, yo no soy tan imbecil como tu.- espetó de mala gana.

Realmente por más que le miraba y le oía le parecía cada vez más estúpido, nunca había despreciado a alguien con tan solo verlo... y eso que era lo normal con absolutamente todas las personas con las que se topaba, solo que éste despertaba en algo más. Irritación. Le ponía de mala ostia verle esa expresión tan falsa en su rostro, y se preguntó porque le había comprado, aunque vaya tonterías, le había comprado por el mismo motivo por el cual había aceptado irse con él, para averiguar más detalles sobre su pasado. Un hermano gemelo era lo más revelador que podía pasarle a una persona que no sabía nada de su infancia ni de su familia biológica. Pero en esos momentos la molestia sobre pasaba toda curiosidad de saber detalles sobre si mismo. Además oyengo esas tontas exageraciones, esperaba que ese tipejo no se creyera que era de su propiedad, porque sino les iría muy mal.

-No seas payaso.- espetó de mala gana. -No tenías que seguirme, puedes seguir haciendo el tonto todo lo que quieras, pero a mi me da verguenza ajena.- dice de evidente mal humor, no lograba entender como alguien así podía ser su hermano, cada segundo que pasaba era más conciente de todo lo diferentes que eran, como había dicho antes era una suerte que solo tuvieran parecido físico, se pegaría un tiro si le dijeran que iba a adquirir una actitud semetante a la de ese estúpido.

De improviso, y antes de que pudiera reaccionar por estar sumido en aquellos pensamientos, éste se acercó y posó las manos sobre su pecho, presionándolo, sorpréndiéndolo, y cuando reaccionó y apretó el puño para descargar un fuerte golpe sobre su rostro éste se apartó como movido por un resorte, diciendo luego todas esas tonterías, ¿cómo se atrevía a burlarse de él ese tío que intelectualmente estaba tan retrasado? (?) Gruñó y le miró con gesto enfadado y muy ligeramente ruborizado.

-¡No vuelvas a poner una mano sobre mi cuerpo, imbecil!- gritó. Si hubiera pasado alguien por allí en ese momento seguramente habría huído despavorido ante ese grito tan amenazador del albino, el cual además dio paso hacia éste y le agarró del cuello de la camisa, con gesto ceñudo y apretando los puños fuertemente en la ropa de éste, ganas de golpearle no le faltabas. -Y deja de decir tonterías, maldito imbecil.- espetó de malos modos y le empujó seguidamente, retrocediendo a su vez y soltando un suspiro en el que trataba de expulsar un poco de aquella ira que acababa de sentir y que ahora se desvanecía luego del griterío y de aquellas palabras. -Y ahora espabila y decide si te quedas a hacer gilipolleces, pero a mi eso no me interesa.- aclaró ahora bastante tranquilo, pero con su tono frío y serio que era habitual en él, preguntándose como podía haber perdido el control de sus emociones hace un momento, estallando en rabia y gritando. No era normal en él, que era muy serio y frío, pero tranquilo.

Le crispaba los nervios, aquella era la verdad que era totalmente evidente, como lo extraño que era que eso fuera así, tal vez eso demostraba cuan hermano eran. Siempre había oido que los hermano peleaban y todo ese rollo, tal y como ellos, tal vez. No estaba seguro, tampoco es que nunca se haya interesado en fijarse en las relaciones de los demás, más bien siempre pasaba de los demás. Pero ahora se encontraba con que no podía sencillamente ignorar a ese tipo y esa situación, aunque lo deseaba, porque no le gustaba la sensación que le dejaba de tenerle cerca, le daban unas ganas horribles de pegar en toda la boca un buen puñetazo que le haga sangrar. Detestaba ese modo de ser que éste tenía, y había odiado por completo que le tocara, era algo que no consentía a nadie, y que fuera su gemelo no sería un caso aparte.

Y lo peor fue que volvió a tocarle, abriendo mucho los ojos ante eso y retrocediendo de inmediato mientras apretaba los puños, definitivamente si volvía a tocarle su puños viajaría solo así que más le valía dejar de ser estupideces. Estaba ya convencido de que éste no tenía ni una pizca de sentido de supervivencia para estar actuando de tal modo, nadie saldría ileso de algo como eso, y si no hacía nada era porque era alguien con muchísimo autocontrol, tranquilo y meticuloso, y aunque éste le alterara dentro de ello conseguía controlarse. Si no estaría encima de él pegándole puñetazos exageradamente, sin duda, destrozando aquel rostro igual al suyo propio, borrando aquellas estúpidas muecas que éste ponía sin parar.

-Payaso.- murmuró de real mal humor y desvió la vista inmediatamente, respirando profundamente y luego mirando a lo lejos a donde éste señalaba, mirándose luego así mismo y a esas ridículas tiendas que en el mercado le habían puesto. Odiaba reconocerlo, pero había sido una buena idea. -¿Sabes? Eso es lo único inteligente que te he oído decir desde el rato que te conozco.- dijo dándose su visto bueno y empezando a caminar sin más hasta aquel lugar, dándose cuenta de que igualmente tenía mucha hambre y que algo de pizza sin duda le vendría de lujo, aunque no dijo ya nada más al respecto y solo andaba callado junto al otro.

Pero cuando el otro habló de inmeadiato bufó suavemente, no pudiendo creer que éste fuera tan gilipollas y estúpido para pensar cosas así. Además de que se sintió completamente ofendido. ¿Violarle a él? Absolutamente nadie habría sido capaz, las pocas personas con las que había estado, mujeres claro, había sido con su total concentimiento y posterior "desagrado". Miró a éste enfadado y le agarró del brazo para detener su camino.

-Deja de decir gilipolleces.- murmuró furioso. -A mi nadie me ha violado nunca.- espetó bastante mal humorado y con evidentes deseos de golpearle. -Y me importa un carajo si te violaron a ti o no teniendo 12 años o los que sea.- le soltó empujándole y nuevamente siguió su camino, preguntándose que mierda le pasaba a éste por la cabeza para plantearse algo así. -¿Tu usas la cabeza para algo, imbecil?- preguntó sin abandonar su duro tono de voz cuando le hablaba. Miró al frente y vio que llegaban al centro comercial, adelantando sus pasos y caminando bastante delante del otro y entrando, mirando alrededor y viendo a mucha gente andando, echando nuevamente a andar sin esperar al otro, como si acaso esperara que le pediera de vista entre la multitud.

Le oyó mientras caminaba con el paso totalmente acelerado, bufó molesto, cada palabra que soltaba éste era tan sumamente idiota, a cada cosa que decía se superaba de forma desmedida a la idiotez anteriormente dicha. Se preguntó si realmente éste creía que le importaba si habían abusado o no de éste, de hecho el pensar que habían abusado él hacia que le decepcionara un poco el que no le hubiera pasado. Pero en serio, que mierda se creía ese soplapollas? Por dios, ¿cómo podía ser de verdad ese tío su hermano? Verdaderamente no le soportaba en absoluto, le sacaba de quicio, aunque enseguida pensó que por lo que oía por ahí era normal que unos hermanos se llevaran mal, aunque creía que ellos se pasaban de rosca, porque le daban ganas de moler a palos a su gemelos. El todo caso ahora mismo quería perderlo de vista, solo que seguía teniendo curiosidad, tampoco quería irse de allí sin él. Maldita sea ese lado de su persona que deseaba saber más de su pasado.

En ese centro comercial no había tanta gente como para que su hermano le perdiera de vista, maldiciendo un tanto la situación y el hecho de que éste sacaba un lado de su persona que nadie veía. El que le sacaran tanto de quicio como para actuar furioso e impulsivo era algo que nadie nunca conseguía, pero éste si. Eso estaba mal, debía recuperar su equilibrio de siempre, porque sentía que eso le hacía débil y objeto de burlas del contrario. De pronto se encontró preguntándose quien de los dos sería mayor. Pensó que su hermano tenía una actitud estúpidamente infantil, así que lo achacó a que él fuera el menor de ambos.

Estaba pensando en esas cosas cuando le llegó la voz de éste indicándole el sitio donde iban a ir, suspirando y deteniéndose, dándose ánimos internos para ir donde éste decía, dispuesto a soportar todas aquellas tonterías que brotaban de sus labios sin parar. Lo que esperaba sobre todo era que no volviera a tocarle, eso... realmente no lo soportaba, y menos como éste le había tocado éste. Era raro, no era normal esas cosas, que se comportara de ese modo.

Llegó hasta la pizzería,viéndole coquetear estúpidamente con aquella chica, entrecerrando los ojos enfadado. Y avanzando hasta sentarse en la silla frente a éste, le llegó el olor a pizza y se dio cuenta entonces del hambre que tenía, suspiró pensando que si le invitaba a comer tampoco iba a ser tan malo compartir un rato con él (?). Le miró, ¿debía decir algo? Tal vez saciar un poco su curiosidad.

-Oye, ¿donde te criaste?- preguntó con su habitual tono serio e inexpresivo, tenía ganas de saber un poco, tal vez porque quería saber más de la familia que le dejó. Aunque pensándolo bien, seguramente el otro tampoco tenía idea de ello.

Oyó atentamente su respuesta, la verdad es que no le decía mucho, frunció el ceño mirando a un lado, apartando la vista de éste, la verdad es que observar ese rostro tan parecido al suyo le resultaba un tanto perturbador, y prefería evitarlo en ocasiones. Tampoco quería que éste notara que su presencia le tenía algo así como descolocado, confuso, lo peor del asunto era que él era alguien que le gustaba tenerlo todo bajo control, absolutamente todo, y aquello que escapaba a su conocimiento y comprensión la verdad es que conseguía aturdirle, no era una sensación demasiado favorable, le ponía de mal humor. Y ademas éste, con ese estúpido carácter no ayudaba demasiado a mejorar ese humor, eran demasiadas cosas que le eran.... molestas. -¿Europeo? ¿Y a mi que diablos me preguntas?- contestó seriamente, algo agresivo tal vez en respuesta, clavando una filosa mirada en éste. -Yo no sé nada...- volvió a apartar la vista, odiaba admitir que no tenía respuestas a cosas tan importantes, ¿pero que más podía decir? No eran tampoco ningún mentiroso.

En ese momentos les trajeron la pizza, y le llegó ese delicioso olor a comida. Trató de disimular el hambre que tenía y actuó de manera indiferente, mirando a los lados, a cualquier parte menos a su hermano... hermano, que raro era todo aquello, todo era más simple sin tener ninguna familia, aquello le traída demasiadas dudas e incertidumbre, no le gustaba ese tipo de sensación. Cuando éste le ofreció pizza hizo un gesto de desdén, pero alargó la mano y tomó un trozo, por supuesto, esperó un poco y le dio un mordisco, quemaba, pero tenía hambre, y en esa tienda no es que les dieran muy buenos alimentos, aquello era una delicia en comparación, y la verdad es que las pizzas le gustaban bastante. Aun así disimuló para que no se notara lo bien que le venía aquella comida, no quería que su hermano pensara que le estaba haciendo un favor.

Oyó su pregunta y frunció el ceño, no le gustaba nada hablar de su pasado, de hecho nunca lo hacía, nunca contaba nada, aunque en ese caso tal vez debía hacer una pequeña excepción. -Estuve desde pequeño en un orfanato en EEUU, fui adoptado...- frunció el ceño más acentuadamente y miró la pizza. -Poco más, acabé trabajando de cazarecompensas, y aquí estoy... Y no busqué que me metieran de esclavo en aquella asquerosa tienda.- le miró con mucha molestia y luego volvió a mirar a otro. -Esto es una estupidez, no aclara nada.- murmuró con evidente enfado en su tono de voz y volvió a morder su pizza. -Tu no sabes nada, yo no se nada... - pero que se hayan encontrado era un paso adelante, ¿no? O eso se podría suponer, a él no le agradaba estar con éste, y así quiso dejárselo claro. -No pienso quedarme contigo, no soy tu esclavo, si te acompaño es porque así lo he elegido por ahora.- dijo volviendo a mirarle de manera muy seria, queriendo dejar claro su postura.

Miraba a éste de manera como furiosa, exasperado, ese carácter que se traía era cuanto menos desesperante, podían ser gemelos, pero eran como la noche y el día por completo, demasiado diferentes como para pensar que eran familiar, le gustaría poder negar ese parentesco, pero era algo absurdo ante algo que saltaba a la vista, eran hermanos, y punto, por mucho que aquello pudiera molestarle. -¿Desesperar?- le miró fríamente, con una ceja alzada, molesto porque supusiera que aquello le afectaba, y si, algo sí, quería saber más de su pasado, y era extraño, porque hasta ahora nunca antes le interesaron aquellas cosas, pero el encuentro con ese tipo había despertado en él una gran curiosidad por saber de donde provenía. -No me malinterpretas, no es algo que me interese demasiado.- mintió, no le gustaba que se diera cuenta de aquellas cosas, de lo que pensaba y sentía, él siempre portaba aquella máscara de frialdad e indiferencia, pareciendo imperturbable, por eso ese le asqueaba tanto, porque le sacaba reacciones impropias de él.

Cuando no pudo evitar ponerle atención fue cuando le mencionó a su madre, ¿entonces él si la recordaba? -¿La conociste?- preguntó desviando su vista a su poción de vista y dándole otro mordisco, más grande, tenía verdadera hambre. No quería sonar demasiado interesado, pero definitivamente aquello había llamado su atención. -¿Tu la conociste? ¿No tienes ninguna fotografía o algo?- dio otra mordida a su trozo de pizza, estaba preguntando demasiado, se sentía incluso ridículo. -Oh, el sentimiento es mutuo.- dijo con sarcasmo y taladrándole con la mirada ante sus palabras. -Igualmente... a mi te me asemejas a un especie de payaso o bufón, ¿te dedicas a eso?- se acabó su porción de pizza y al verle ponerse en pie hizo lo propio, mirando las ropas que llevaba y sintiendo un ligero agradecimiento al no tener que seguir llevando aquella ridícula vestimenta, hacía que se sintiera señalado como un vulgar esclavo, y no era algo que soportara fácilmente. -No digas idioteces, eso te gustará a ti, pero no a mi.- murmuró de bastante mal humor, empezando a andar fuera de la tienda aunque no sabía donde era el lugar donde le compraría la ropa. -¿Y qué es lo que tienes planeado a partir de ahora?- preguntó refiriéndose a partir de ahora en su vida, teniéndole en su casa, aunque por tiempo indefinido, claro.

Le desilusionó saber que no tenía siquiera una foto de su madre, aunque en absoluto mostró esa emoción, no dejaría que viera ese tipo de reacciones en él, prefería desde siempre guardarse las, pocas, emociones que le albergaban, desde siempre, seguir siendo el mismo hombre duro e imperturbable. De todas formas tampoco era demasiado grave no poder ver como era su madre, no era necesario ni vital, había permanecido toda la vida sin saber nada de ella, a fin de cuentas, por seguir de ese modo no pasaba nada. Aunque ese tipo, su hermano, había despertado cierta curiosidad en él poder saber algo más de su pasado, de su familia, pero tampoco pasaría de una curiosidad que no estaba dispuesto a mostrarle plenamente, no era algo propio de él y seguiría así. No quería que éste notara nada diferente en él. -Bueno, tampoco importa demasiado.- murmuró desinteresadamente, aunque aquellos datos se le había quedado dentro, la descripción tan pobremente dada. Tomó el medallón que éste le tendió y alzó una ceja sosteniéndolo entre sus mano, desviando la vista y devolviéndoselo, casi tirándoselo, andando con gesto serio y con las manos metidas en los bolsillos, andando bastante alejado de éste, aunque mirándole de reojo. No se escaqueaba tampoco, aunque en ese momento tuvo ganas, quería ropa nueva, es más, necesitaba ropa nueva, aquella que llevaba puesta resultaba humillante.

Le oyó hablar, mostrándose poco interesado ante lo que se dedicaba y que tipo de trabajo tuviera, la verdad es que se le hizo un poco patético, pero bueno, tampoco tenía porque juzgar eso, ser cazarecompensas a veces resultaba idiota ante lo que se pedía. Se vio arrastrado a una tienda y alzó una ceja con molestia. -No vuelvas a llamarme de un modo tan ridículo, ¿entiendes?- murmuró apartándose, mirándole con frialdad. Miró alrededor con poco interés, ignorando a la dependienta cuando apareció para atenderles. Ante las palabras de Dante frunció el ceño sintiéndose muy ofendido y se acercó un poco, agarrándole de las ropas muy bruscamente. -Deja de hablarme de esa forma.- murmuró rudamente, dándole un pequeño empujón, sintiéndose muy incómodo ante aquellas palabras formuladas por éste, apartándose para mirar ropa con poco interés. Le llamó la atención una gabardina no muy gruesa de color azul, se veía cómoda, y era algo vistosa, luego tomó unos pantalones negros, tomando una camisa de una tonalidad más oscura, los ojeó un poco y sin decir nada entró a un probador, colocándose las ropas, más que por probárselo porque quería llevarlo puesto y deshacerse de aquella molesta ropa de la tienda. Salió y no miró en ningún momento a su hermano, aunque si se acercó un poco. -Esto me viene bien...- murmuró y ahora siguió mirando y tomó algo más diferente, tomando unos simples vaqueros y una camiseta negra, sin hacer caso al otro en ningún momento.

Spoiler:

Maldijo a su hermano internamente cuando al volver con él tuvo ese estúpido descaro de decirle que estaba gordo, ¿a que venía eso? En su opinión estaban prácticamente igual en ese sentido. Aunque a pesar de su molestia no dijo nada al respecto, se limitó a fruncir el ceño y observar a éste con evidente molestia. -No es ropa muy cara, supongo que no serás tan inútil de ganar tan poco como para no poder pagarlo.- lo dijo por molestar, ya que éste resultaba tan endiabladamente molesto pretendía pagarle con la misma moneda, aunque se le veía un tanto pasota, lo mismo todo le daba igual, si, tenía esa estúpida pinta. -Como sea, paga y nos vamos a otro sitio.- no le gustaban esos sitios, de hecho no le gustaba ningún sitio muy concurrido, y ahora mismo aquella vieja vendedora le estaba molestando ante aquellas miradas insistentes. Y como no, la mujer se les acercó cuando su gemelo pagó para enseñarle una foto de sus hijas, ¿pretendía emparejarlos con ellas? -No me gusta el plástico.- murmuró con una mueca de asco luego de ver la foto y agarró bruscamente a su hermano del hombro. -Tengo cosas mejores que hacer que salir con niñatas que no están a mi nivel.- la verdad es que aquello le había ofendido mucho, ¿qué se creía? Él estaba a otro nivel, y ya no era por considerarse demasiado bueno, sino porque esas cosas no eran de su interés, eso de salir con mujeres y demás, no, no era su estilo para nada.

No esperó a que su gemelo dijera nada al respecto, luego de una mirada fría a la dependienta se volteó y salió de la tienda sin soltar del brazo a Dante hasta que se hubieron alejado más del lugar, soltándole bruscamente cuando se dio cuenta de que le tenía agarrado, ni cuenta se había dado de ello. Carraspeó y miró a otro lugar sintiéndose bastante incómodo e idiota en ese momento. -¿Y bien? ¿A donde vamos a ir ahora?- preguntó con un tono muy duro.

Oyó como su hermano le llamaba "hijodeputa" y alzó una ceja, solo ese idiota le diría ese tipo de insulto a su propio hermano, era una auténtica idiotez, pero bueno,pensaba dejarlo ahí y no hacer medio comentario más al respecto, más que nada porque aquella mujer le había ofendido bastante con aquel comentario y no le hacía ninguna gracia, menuda clase de gilipolleces podían soltar algunas personas. No le gustaba nada que le entraran mujeres tontas como para que además vengan las madres de éstas a darle por saco para que saliera con sus hijas, le parecía enteramente patético a más no poder, es más, si por él fuera un golpe sería lo más amable que le diera a esa mujer en ese momento. Pero por desgracia ahora no podía permitirse eso, porque por mucho que le jodiera verdaderamente ahora necesitaba ir con su hermano. Dependía estúpida y patéticamente de él porque no tenía a donde ir y no tenía siquiera dinero con lo que poder defenderse, no sabía por donde empezar a buscar como desenvolverse, aunque seguramente tampoco tardara mucho en aclararse solo, prefería por ahora ir con él, sería más sencillo y... bueno, sentía curiosidad por Dante, a fin de cuentas hasta ese día se creía sin familia y ahora de pronto le salía ni más ni menos que un hermano gemelo perdido, como salido de la nada, y era innegable a simple vista que realmente ambos eran hermano, a su modo de ver tampoco creía que se trataran de dos gotas de agua, pero sin duda eran parecidos. Lo que pasa es que cada vez que hablaba le daban ganas de pegarle una buena golpiza, en serio, ¿cómo podía ser ese tipejo su hermano? No le cabía en la cabeza, pero bueno, quería ver hasta donde le llevaba todo aquello, una vez oyó decir a alguien anciano y respetable que todo sucedía por algún motivo. Tal vez por eso fue capturado como un esclavo, tal vez todo era para que pudiera conocer a ese idiota. Seguramente estaba pasándose de místico y todo aquello era una absurda casualidad, la verdad es que tal y como iban las cosas pensaba que seguramente ambos acabarían matándose mutuamente, no se llevaban demasiado bien...

Su comentario tan indecoroso sobre las relaciones sexuales que podría o no tener le hicieron alzar una ceja y girarse a mirarle con deseos de darle una buena paliza, ese idiota le sacaba de quicio. -Puede que tú seas un desesperado que se tira a lo que sea, pero yo valgo más que eso.- murmuró en voz baja pero audiblemente, controlando el tono y ese temperamento que deseaba estallar en su interior. -¿Qué pasa? ¿Necesitas ayuda para trabajar?- su tono parecía estar diciendo un claro "¿tan incompetente eres?", por lo que no era necesario añadir más, no era de gastar palabras inútiles, aunque se daba cuenta de que con ese idiota hablaba un poco más... impulsivo, en cuanto a insultos y desprecio. -Mientras no vendas tu cuerpo...- eso ya lo dijo en un tono bastante más bajo para mirar a éste con una mirada taladradora. -Tampoco es que sea mucho más moreno que yo, ¿sabes? También eres pálido... args, no sé porque gasto saliva en ti.- caminó queriendo dejar atrás a éste, un tanto enfadado consigo mismo, pero se giró de pronto, deteniéndose y mirando a éste de forma muy dura, o eso creía, normalmente sus miradas eran duras y matadoras, y ahora... bueno, resultaba matador, pero con ese toque impulsivo de enfado y crispación de los nervios. -Será mejor que tengas cuidado conmigo, tú no sabes de que soy capaz.- advirtió y otra vez reanudó la marcha, aunque siquiera sabía a donde iba a ir.