Conectarse
Últimos temas
» Declaro x3por Héracles Sáb Oct 12, 2024 3:20 am
» Revivimos? [Anuncio Global]
por Ulric Krauser Dom Dic 02, 2018 9:51 am
» Normativa a seguir
por Trapsus Sáb Jul 22, 2017 1:41 pm
» Imitation Black
por Leonardo McGolling Lun Abr 21, 2014 2:00 pm
» Cacería en las ruinas [Priv. Giovanni]
por Ryuichi Dom Mar 02, 2014 4:19 pm
» Perfil de Giovanni
por Kousaka Ryoumei Miér Feb 12, 2014 12:21 pm
» ¿Qué se supone que deba hacer ahora? [Privd.]
por Tetsuka Miér Ene 08, 2014 7:08 pm
» Hibari Kyoya
por Minoru Gray Mar Dic 17, 2013 6:50 pm
» Hatake Kakashi [sin terminar]
por Hatake Kakashi Sáb Dic 07, 2013 6:11 pm
» Sol , mar y ... (privado Hide)
por Eloise Lemoine Vie Dic 06, 2013 9:29 pm
ah... [privado]
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
ah... [privado]
Desde hacía mucho tiempo que no tenía tiempo libre... ya saben, papeleos interminables en la oficina, reuniones de beneficencia, hackear algún sitio del gobierno, mantener las relaciones públicas ¡ uff ! bonito imperio el que le había dejado su padre, bonito, pero demasiado cansado de mantener.
Hoy, harto de estar plantado frente a su gigantesca pantalla, tragó un suplemento alimenticio, se mojó el rostro y salió de su residencia sin preocuparse por vestir de manera formal. Esta vez no tenía pensado interactuar con ninguna persona o darle promoción a su empresa, lo único que buscaba al salir era poder despejarse un rato, olvidarse de sus padres como tantas veces antes lo había tratado de hacer.
Sin saber exactamente cómo, terminó por llegar a un parque, algo solitario si se tomaba en cuenta que apenas iban a dar las 10 de la mañana por lo que la mayoría de los niños se hallaban en clases; no obstante, había un chiquillo de alrededor de 6 años que no dejaba de correr por los jardines y revolcarse entre los matorrales, llevando atado en la muñeca izquierda un globo mientras que en su diestra sostenía un helado. Barnaby le ignoraba olímpicamente, se había sentado en una banca y se entretenía con un viejo bolígrafo que había encontrado momentos antes.
En un descuido, el pequeño crío acabó por estamparse contra las piernas de rubio, embarrando de fresa y un poco de lodo los muslos del mayor. Barnaby suspiró mirando sus ropas, levantó tranquilamente al niño -porque después del golpe se había caído de sentón- y con un movimiento certero hizo estallar el globo... El resultado fue por demás obvio; es decir, el niñito se soltó a llorar a moco tendido mientras que "el adulto" se limitó a seguir con su camino, vaya que si había padres irresponsables...
Hoy, harto de estar plantado frente a su gigantesca pantalla, tragó un suplemento alimenticio, se mojó el rostro y salió de su residencia sin preocuparse por vestir de manera formal. Esta vez no tenía pensado interactuar con ninguna persona o darle promoción a su empresa, lo único que buscaba al salir era poder despejarse un rato, olvidarse de sus padres como tantas veces antes lo había tratado de hacer.
Sin saber exactamente cómo, terminó por llegar a un parque, algo solitario si se tomaba en cuenta que apenas iban a dar las 10 de la mañana por lo que la mayoría de los niños se hallaban en clases; no obstante, había un chiquillo de alrededor de 6 años que no dejaba de correr por los jardines y revolcarse entre los matorrales, llevando atado en la muñeca izquierda un globo mientras que en su diestra sostenía un helado. Barnaby le ignoraba olímpicamente, se había sentado en una banca y se entretenía con un viejo bolígrafo que había encontrado momentos antes.
En un descuido, el pequeño crío acabó por estamparse contra las piernas de rubio, embarrando de fresa y un poco de lodo los muslos del mayor. Barnaby suspiró mirando sus ropas, levantó tranquilamente al niño -porque después del golpe se había caído de sentón- y con un movimiento certero hizo estallar el globo... El resultado fue por demás obvio; es decir, el niñito se soltó a llorar a moco tendido mientras que "el adulto" se limitó a seguir con su camino, vaya que si había padres irresponsables...
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Ya iba con retraso. Anoche se había quedado hasta las tantas viendo un partido muy importante de la Super Bowl y por eso esta mañana no se despertó a su hora habitual, que deben de ser las 5 a.m, por lo tanto su entrenamiento vespertino ya iba con retraso.
Estaba dando su 20º vuelta corriendo al perímetro del parque, normalmente daría más vueltas pero… iba mal de tiempo, tenía que estar a las doce con los niños del club de rugby. Por supuesto esto se lo recordó un alegre niño que correteaba con helado en mano. –eso es peligroso- pensó. Dio otra vuelta más; volvió a ver al mismo chaval jugueteando –Bueno, no le ha pasado nada.- Otra vuelta más y vio al niño sin helado ni globo.
El rubio suspiró aun con una sonrisa en los labios. Al trote se fue acercando al chico hasta acuclillarse ante él -¿Por qué lloras? Pequeñín- el niño, llorando a lágrima viva como estaba señalo al cono de galleta vacio. –Oh, ya veo. Bueno, ya esta- le puso una mano sobre la cabeza y el niño, automáticamente, se calmo. El rubio sonrió como si fuese un padre – Venga ¡arriba!- levantó al chaval por la cintura hasta ponerlo de pie.
-Dime ¿Qué te ha pasado?-
-Me choque…snif..y entonces…snif…papa- entre llanto y llanto el niño no se expresó con demasiada claridad. Lo que el pobre le estaba queriendo decir que se había chocado con Barnaby y que su papa no estaba con él. Pero Goodman entendió mal ya que el pequeño al decir papa seguía señalando a Barnaby.
-Oh, ya veo. Venga vamos con él- cogió al niño en brazos y trotando llegó hasta Barnaby impidiéndole el paso al ponerse delante suya.
-Buenos días, disculpe por entrometerme en cosas que no son de mi incumbencia pero no debería dejar a su niño sin vigilancia. Se ha caído y se ha quedado sin helado- soltó al niño al lado de Barnaby –Se bueno, pídele a tu papa que te compre otro, ¿si?- y con toda la buena intención del mundo se despedía del niño, el cual estaba en shock porque no entendía que había pasado, mientras Goodman ya había dado dos pasos de vuelta a su rutina de entrenamiento.
Estaba dando su 20º vuelta corriendo al perímetro del parque, normalmente daría más vueltas pero… iba mal de tiempo, tenía que estar a las doce con los niños del club de rugby. Por supuesto esto se lo recordó un alegre niño que correteaba con helado en mano. –eso es peligroso- pensó. Dio otra vuelta más; volvió a ver al mismo chaval jugueteando –Bueno, no le ha pasado nada.- Otra vuelta más y vio al niño sin helado ni globo.
El rubio suspiró aun con una sonrisa en los labios. Al trote se fue acercando al chico hasta acuclillarse ante él -¿Por qué lloras? Pequeñín- el niño, llorando a lágrima viva como estaba señalo al cono de galleta vacio. –Oh, ya veo. Bueno, ya esta- le puso una mano sobre la cabeza y el niño, automáticamente, se calmo. El rubio sonrió como si fuese un padre – Venga ¡arriba!- levantó al chaval por la cintura hasta ponerlo de pie.
-Dime ¿Qué te ha pasado?-
-Me choque…snif..y entonces…snif…papa- entre llanto y llanto el niño no se expresó con demasiada claridad. Lo que el pobre le estaba queriendo decir que se había chocado con Barnaby y que su papa no estaba con él. Pero Goodman entendió mal ya que el pequeño al decir papa seguía señalando a Barnaby.
-Oh, ya veo. Venga vamos con él- cogió al niño en brazos y trotando llegó hasta Barnaby impidiéndole el paso al ponerse delante suya.
-Buenos días, disculpe por entrometerme en cosas que no son de mi incumbencia pero no debería dejar a su niño sin vigilancia. Se ha caído y se ha quedado sin helado- soltó al niño al lado de Barnaby –Se bueno, pídele a tu papa que te compre otro, ¿si?- y con toda la buena intención del mundo se despedía del niño, el cual estaba en shock porque no entendía que había pasado, mientras Goodman ya había dado dos pasos de vuelta a su rutina de entrenamiento.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Mientras caminaba, continuamente echaba fugaces miraditas a sus muslos y luego fruncía el entrecejo. Estaba hecho un asco y todavía no tenía planes de regresar a casa, debería pasar a la fuente, enjuagarse un poco y luego de ahí ir a comprarse otros pantalones, era bastante temprano y no tenía nada que hacer... sí, en definitiva eso haría.
En eso andaba, perdido en sus cavilaciones mentales, cuando de la nada salió un hombretón al parecer extranjero, que soltó una sarta de incoherencias y que sin temerla, ni deberla, le había dejado otra vez con el pequeño mocoso de hacía un rato, que suerte la suya - un momento por favor... - habló calmado, pero a un volumen lo suficientemente alto para que el otro rubio le escuchara a la perfección, inclusive estiró uno de sus brazos para tomarle por el hombro, sin ningún tipo de agresión por supuesto, aquel sujeto se veía algunos años más grande que él, también un poco pasado de moda dicho sea de paso, pero aun así debía guardar la compostura - este niño no es mi hijo - miró de soslayo al pequeño, hasta ahora que no se había percatado que estaba lleno de pecas, de hecho tenía más pecas que cara y francamente, en su opinión, sólo podría desear ser una tercera parte de lo bien parecido que Barnaby era a su edad (xD).
El niñito al darse cuenta de la manera tan escrupulosa en la que el mayor le examinaba, se alejó de él, aferrándose como mero reflejo a una de las piernas de Keith, impidiéndole así continuar con su camino. Barnaby podía llegar a ser intimidante si se lo proponía - a todo esto... ¿quién eres tú? ¿algo así como el guardián del bosque? - le miró, no llevaba ningún tipo de uniforme que le identificara como tal, pero cabía la posibilidad de que se hallara encubierto o algo por el estilo, no era como si cualquier extraño anduviera vigilando niños.
Hmm ahora que lo pensaba bien, no estaría mal llevar al pequeño con su padre, podría comprarle otros diez helados y un pelotón de globos para que no dijera nada acerca de su momento irracional y así hacerse buena publicidad. Sin más, Barnaby acomodó sus gafas -que ahora parecían brillar- y una diminuta sonrisa se formó en su rostro - disculpa - se agachó entonces para tomar al niño en brazos y comenzar a jalarlo; sin embargo se estaba poniendo difícil separar al mocoso de la pierna del mayor...
En eso andaba, perdido en sus cavilaciones mentales, cuando de la nada salió un hombretón al parecer extranjero, que soltó una sarta de incoherencias y que sin temerla, ni deberla, le había dejado otra vez con el pequeño mocoso de hacía un rato, que suerte la suya - un momento por favor... - habló calmado, pero a un volumen lo suficientemente alto para que el otro rubio le escuchara a la perfección, inclusive estiró uno de sus brazos para tomarle por el hombro, sin ningún tipo de agresión por supuesto, aquel sujeto se veía algunos años más grande que él, también un poco pasado de moda dicho sea de paso, pero aun así debía guardar la compostura - este niño no es mi hijo - miró de soslayo al pequeño, hasta ahora que no se había percatado que estaba lleno de pecas, de hecho tenía más pecas que cara y francamente, en su opinión, sólo podría desear ser una tercera parte de lo bien parecido que Barnaby era a su edad (xD).
El niñito al darse cuenta de la manera tan escrupulosa en la que el mayor le examinaba, se alejó de él, aferrándose como mero reflejo a una de las piernas de Keith, impidiéndole así continuar con su camino. Barnaby podía llegar a ser intimidante si se lo proponía - a todo esto... ¿quién eres tú? ¿algo así como el guardián del bosque? - le miró, no llevaba ningún tipo de uniforme que le identificara como tal, pero cabía la posibilidad de que se hallara encubierto o algo por el estilo, no era como si cualquier extraño anduviera vigilando niños.
Hmm ahora que lo pensaba bien, no estaría mal llevar al pequeño con su padre, podría comprarle otros diez helados y un pelotón de globos para que no dijera nada acerca de su momento irracional y así hacerse buena publicidad. Sin más, Barnaby acomodó sus gafas -que ahora parecían brillar- y una diminuta sonrisa se formó en su rostro - disculpa - se agachó entonces para tomar al niño en brazos y comenzar a jalarlo; sin embargo se estaba poniendo difícil separar al mocoso de la pierna del mayor...
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Goodman sonrió abiertamente, divertido diría yo, ante aquel niño que no se soltaba de su pierna y como veía el mal momento que estaba pasando Barnaby con el pipiolo, Goodman decidió acuclillarse para tener al niño a su altura.
-Peque, tenemos que buscar a tu padre. No te puedes quedar solo en el parque-
-¿por que?-
-Porque te pueden pasar cosas más malas que perder tu helado- dijo calmadamente.
-Bueno, vaaaaale- el niño miro por encima del hombro de Goodman -¡papa!- señalo al susodicho que se acercaba a ellos. Por supuesto el niño salió corriendo hacia su verdadero padre.
Después de abrazarlo se dirigió con paso firme y ceño fruncido hacia los dos rubios -¿Qué le habéis hecho a mi hijo? ¿Sois un par de pervertidos? ¿o que? Seguro que queríais raptarlo. ¡Este parque no es seguro – siguió insultándolos y echándoles una soberana bronca, incluso señalaba inquiridoramente al mayor de los dos rubios. Aquel padre estaba soltando toda su ira y preocupación sobre ellos.
Por supuesto decir que Goodman daba pequeños pasos hacia detrás para alejarse de aquel furioso hombre, mientras bajaba la cabeza, curvaba las cejas hacia abajo como si tuviese culpa de algo. Alguna vez intento abrir la boca para rectificar al padre del niño pero se quedaba con la boca abierta porque no le dejaba hablar. Así que el grandullón solo soportaba aquella inmensa jerga de padre cabreado.
En un momento dado miró a Barnaby de soslayo a la vez que una tierna y leve sonrisa aparecía en su rostro, como queriendo pedirle disculpas al rubio por meterle en ese lio.
off: perdon por el post cortito pero toy con examenes y con imaginacion cero u_U
-Peque, tenemos que buscar a tu padre. No te puedes quedar solo en el parque-
-¿por que?-
-Porque te pueden pasar cosas más malas que perder tu helado- dijo calmadamente.
-Bueno, vaaaaale- el niño miro por encima del hombro de Goodman -¡papa!- señalo al susodicho que se acercaba a ellos. Por supuesto el niño salió corriendo hacia su verdadero padre.
Después de abrazarlo se dirigió con paso firme y ceño fruncido hacia los dos rubios -¿Qué le habéis hecho a mi hijo? ¿Sois un par de pervertidos? ¿o que? Seguro que queríais raptarlo. ¡Este parque no es seguro – siguió insultándolos y echándoles una soberana bronca, incluso señalaba inquiridoramente al mayor de los dos rubios. Aquel padre estaba soltando toda su ira y preocupación sobre ellos.
Por supuesto decir que Goodman daba pequeños pasos hacia detrás para alejarse de aquel furioso hombre, mientras bajaba la cabeza, curvaba las cejas hacia abajo como si tuviese culpa de algo. Alguna vez intento abrir la boca para rectificar al padre del niño pero se quedaba con la boca abierta porque no le dejaba hablar. Así que el grandullón solo soportaba aquella inmensa jerga de padre cabreado.
En un momento dado miró a Barnaby de soslayo a la vez que una tierna y leve sonrisa aparecía en su rostro, como queriendo pedirle disculpas al rubio por meterle en ese lio.
off: perdon por el post cortito pero toy con examenes y con imaginacion cero u_U
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Esto era el colmo, primero el mocoso, después el parlanchín rubio extranjero y ahora aquel "padre" gritoneándole a todo lo que sus pulmones le permitían. Barnaby maldijo interiormente y se dedicó a escuchar el regaño sin cambiar su eterno semblante apático. De reojo alcanzó a notar que Keith le sonreía... okay, tenía una sonrisa bonita ¿y qué? por su intromisión podía llegar a trascender hasta los medios un escándalo por pedofilia y así perder la empresa de su padre.
Cuando el cojonudo hombre hizo una pausa para respirar y continuar gritando, el conejito aprovechó para sacar la chequera de uno de sus bolsillos traseros, firmando un pequeño papel blanco en un par de segundos. El rubio no tenía recato en solucionar sus problemas con ayuda del dinero y por muy buen padre que se considerara ese hombre, seguro tenía un precio - lo lamentamos mucho señor, esto no fue más que un malentendido, por favor discúlpenos - entonces le extendió el cheque, para después hacer una semi-reverencia a modo de disculpa, cabe señalar que usó uno de sus brazos para obligar a Goodman para que hiciera lo mismo.
- ¡¿acaso crees que vas a comprar mi silencio con... - el sujeto estuvo a punto de romper el cheque; sin embargo, al ver la gran cantidad de ceros plasmados en aquel papel casi se va de espaldas, eso era bastante más de lo que recibía en el trabajo. No tenía más opciones, debía aceptarlo y fingir demencia ante su hijo - e-está...b-bien, los perdono, pero que quede claro que sólo lo hago para no afectarlos con esto - balbuceó, todavía no se recuperaba de la repentina sorpresa. Luego de guardar el cheque, tomó de la mano al pequeño niño (que ahora le enseñaba a Barnaby la lengua) y se fue de ahí, dejando a los dos rubios solos.
Barnaby chasqueó la lengua acomodándose el cabello, para después mirar al mayor con una ceja en alto, disimulando su molestia ante el suceso anterior - deberías aprender a no meterte en asuntos ajenos, recibir regaños me asquea - habló sin una pizca de emoción en sus palabras, dándole una fugaz barridita al rostro contrario... era atractivo, aunque sinceramente lucía algo idiota (<3)
off: no te preocupes, responde cuando quieras~
Cuando el cojonudo hombre hizo una pausa para respirar y continuar gritando, el conejito aprovechó para sacar la chequera de uno de sus bolsillos traseros, firmando un pequeño papel blanco en un par de segundos. El rubio no tenía recato en solucionar sus problemas con ayuda del dinero y por muy buen padre que se considerara ese hombre, seguro tenía un precio - lo lamentamos mucho señor, esto no fue más que un malentendido, por favor discúlpenos - entonces le extendió el cheque, para después hacer una semi-reverencia a modo de disculpa, cabe señalar que usó uno de sus brazos para obligar a Goodman para que hiciera lo mismo.
- ¡¿acaso crees que vas a comprar mi silencio con... - el sujeto estuvo a punto de romper el cheque; sin embargo, al ver la gran cantidad de ceros plasmados en aquel papel casi se va de espaldas, eso era bastante más de lo que recibía en el trabajo. No tenía más opciones, debía aceptarlo y fingir demencia ante su hijo - e-está...b-bien, los perdono, pero que quede claro que sólo lo hago para no afectarlos con esto - balbuceó, todavía no se recuperaba de la repentina sorpresa. Luego de guardar el cheque, tomó de la mano al pequeño niño (que ahora le enseñaba a Barnaby la lengua) y se fue de ahí, dejando a los dos rubios solos.
Barnaby chasqueó la lengua acomodándose el cabello, para después mirar al mayor con una ceja en alto, disimulando su molestia ante el suceso anterior - deberías aprender a no meterte en asuntos ajenos, recibir regaños me asquea - habló sin una pizca de emoción en sus palabras, dándole una fugaz barridita al rostro contrario... era atractivo, aunque sinceramente lucía algo idiota (<3)
off: no te preocupes, responde cuando quieras~
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Realizó aquella forzada reverencia con una sonrisa en los labios y una gota de sudor frío cayéndole por la nuca, porque recordó que su padre también le forzaba a hacer las reverencias de aquella manera.
Y después todo aquel momento soborno. Goodman no se lo podía creer, tenía la boca abierta y los ojos desorbitados, como si hubiese caído de cabeza al mundo real. A un mondo maléfico, sucio y corrupto. – Esto…- aquel hombre lo aceptó y Barnaby caminó a caminar hacia el lado contrario. Goodman lo siguió poniéndose a su lado a punto de preguntarle o de sermonearle sobre las cosas buenas y malas en este mundo… pero cerró la boca y bajó la mirada al escuchar al conejo.
-Lo siento- parecía un perro a punto de ser abandonado en una caja de cartón, con sus hermosos ojos azules mirando al césped y suspirando pesadamente. – Inmiscuirme en asuntos ajenos me viene de familia, ¡no es que seamos cotillas!, simplemente me gusta ayudar y ese pobre pequeñín lo pedía a gritos. Además… tu también tienes algo de culpa– Miró hacia otro lado mientras esto último lo decía por lo bajo.
- Pero que conste, que no era mi intención molestarte, sólo fue una equivocación causada por diferentes factores que se unieron en el momento menos indicado en el lugar menos acertado… no se si me explico- miró al cielo sólo con sus ojos y se rascó la cara con el dedo índice.
-Bueno, si tanto te has enfadado por mi culpa deja recompensártelo- miró a Bunny con su sonrisa propia de un anuncio de dentífricos – Te invito a un café, o a un té si lo prefieres. Conozco una cafetería muy cerca de aquí ¿Qué te parece?- con movimientos ágiles para un cuerpo tan grande, se colocó delante de él haciéndole gestos con las manos para que lo siguiese, como si le animase. -¡Vamos!- su sonrisa no se borraba.
Y después todo aquel momento soborno. Goodman no se lo podía creer, tenía la boca abierta y los ojos desorbitados, como si hubiese caído de cabeza al mundo real. A un mondo maléfico, sucio y corrupto. – Esto…- aquel hombre lo aceptó y Barnaby caminó a caminar hacia el lado contrario. Goodman lo siguió poniéndose a su lado a punto de preguntarle o de sermonearle sobre las cosas buenas y malas en este mundo… pero cerró la boca y bajó la mirada al escuchar al conejo.
-Lo siento- parecía un perro a punto de ser abandonado en una caja de cartón, con sus hermosos ojos azules mirando al césped y suspirando pesadamente. – Inmiscuirme en asuntos ajenos me viene de familia, ¡no es que seamos cotillas!, simplemente me gusta ayudar y ese pobre pequeñín lo pedía a gritos. Además… tu también tienes algo de culpa– Miró hacia otro lado mientras esto último lo decía por lo bajo.
- Pero que conste, que no era mi intención molestarte, sólo fue una equivocación causada por diferentes factores que se unieron en el momento menos indicado en el lugar menos acertado… no se si me explico- miró al cielo sólo con sus ojos y se rascó la cara con el dedo índice.
-Bueno, si tanto te has enfadado por mi culpa deja recompensártelo- miró a Bunny con su sonrisa propia de un anuncio de dentífricos – Te invito a un café, o a un té si lo prefieres. Conozco una cafetería muy cerca de aquí ¿Qué te parece?- con movimientos ágiles para un cuerpo tan grande, se colocó delante de él haciéndole gestos con las manos para que lo siguiese, como si le animase. -¡Vamos!- su sonrisa no se borraba.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Al notar que el otro comenzaba a parlotear, el rubio cerró los ojos y se cruzó de brazos. No era como si de verdad Barnaby estuviera interesado en aprenderse el árbol genealógico o costumbres del extraño; sin embargo, igual le escuchó, casi casi de manera mecánica gracias su constante necesidad por fingir interés en los demás. Suspiró aguantando las ganas de reír, de sus labios salían demasiadas palabras y además se expresaba dando información innecesaria y redundante, podía haberle dicho todo eso en una sola línea, pero bueno, de cierta manera al de lentes le parecía curioso encontrarse a un hombre de tal naturaleza en Tokio, después de todo, no era precisamente la ciudad más amiguera del mundo.
- ¿con solamente un café me recompensarás? - estuvo a punto de sonreír. Sinceramente no le importó mucho donar aquella suma de dinero ya que su pequeña fortuna le permitía hacer gastos excesivos para cubrirse las espaldas de vez en cuando; pese a ello, era cierto que el rubio necesitaba ingerir algo de alimento, ese suplemento que había tomado al despertar ya estaba perdiendo el efecto. Igualmente "socializar" con otros habitantes del país nipón seguro podría serle de utilidad más adelante - está bien oji-san, si detienes el monólogo te acompañaré - masculló calmado, volviendo a abrir sus orbes para enfocarle, la verdad era que Goodman no estaba ni cercano a ser considerado como un hombre mayor o de la tercera edad, ni siquiera se veía como alguien que ya hubiera pasado los 30s; no obstante, a Barnaby le gustaba usar ese mote, sobretodo en estos momentos ya que no tenía idea de la identidad de su interlocutor.
Sonrió un poco, tal vez luciendo su gesto algo fuera de lugar, y se apresuró a colocarse a la altura del ojiazul, comenzando a andar junto a él. En la cafetería podría enjuagarse ese helado de fresa, así que sería bueno ir rápido, por lo menos antes que las manchas en sus piernas se secaran del todo y comenzara a dejar un aroma dulzón a su paso - soy Barnaby Brooks, un gusto... supongo - pensó por un momento ofrecer su mano para saludarle más formalmente, pero viendo el tipo de persona con el que trataba, prefirió omitirlo y sencillamente dedicase a caminar, poco a poco aumentando el ritmo de sus zancadas. El sendero que les llevaría hacia la salida del parque no era muy largo, cuestión de un par de minutos para ya encontrarse fuera.
- ¿con solamente un café me recompensarás? - estuvo a punto de sonreír. Sinceramente no le importó mucho donar aquella suma de dinero ya que su pequeña fortuna le permitía hacer gastos excesivos para cubrirse las espaldas de vez en cuando; pese a ello, era cierto que el rubio necesitaba ingerir algo de alimento, ese suplemento que había tomado al despertar ya estaba perdiendo el efecto. Igualmente "socializar" con otros habitantes del país nipón seguro podría serle de utilidad más adelante - está bien oji-san, si detienes el monólogo te acompañaré - masculló calmado, volviendo a abrir sus orbes para enfocarle, la verdad era que Goodman no estaba ni cercano a ser considerado como un hombre mayor o de la tercera edad, ni siquiera se veía como alguien que ya hubiera pasado los 30s; no obstante, a Barnaby le gustaba usar ese mote, sobretodo en estos momentos ya que no tenía idea de la identidad de su interlocutor.
Sonrió un poco, tal vez luciendo su gesto algo fuera de lugar, y se apresuró a colocarse a la altura del ojiazul, comenzando a andar junto a él. En la cafetería podría enjuagarse ese helado de fresa, así que sería bueno ir rápido, por lo menos antes que las manchas en sus piernas se secaran del todo y comenzara a dejar un aroma dulzón a su paso - soy Barnaby Brooks, un gusto... supongo - pensó por un momento ofrecer su mano para saludarle más formalmente, pero viendo el tipo de persona con el que trataba, prefirió omitirlo y sencillamente dedicase a caminar, poco a poco aumentando el ritmo de sus zancadas. El sendero que les llevaría hacia la salida del parque no era muy largo, cuestión de un par de minutos para ya encontrarse fuera.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Ya habían salido del parque y se encontraban parados en un paso de peatones esperando a que el semáforo se pusiera en verde. –¿ojii-san? ¿Yo?… JAJAJAJAJAJA- rió grave y fuertemente con los brazos en jarra. – No soy tan viejo. Muchacho y mi nombre es Keith Goodman, pero me puedes llamar Keith- le propinó un par de palmadas amistosas en la espalda.
Cruzaron y caminaron unas dos o tres calles hacia el norte. Por el camino Goodman se paró, sin querer, delante del escaparate de una tienda de animales en la que se exponían, por un lado cachorros de perro y, por el otro, conejitos peludos y blancos. No pudo evitarlo y se paró para mirarlos unos segundos, mientras se le caía la baba. –Que monos- al momento retomó la andadura.
-En el bar te invito a desayunar, que parece que te has enfadado demasiado y a ver si comiendo te animas un poco- hablaba con él amigablemente, con una sonrisa en la cara. En ese momento dos chicas que pasaban a su lado se rieron por lo bajo mirando, con algo de descaro al más bajito de los rubios, fue ahí cuando Goodman reparó en la mancha que formaba el resto del helado en el pantalón ajeno -¡Ay, madre!- se llevó las manos a la cabeza y los ojos como platos. –Que manchurrón- en seguida se quitó la chaqueta que llevaba a la cintura y se la amarró a Barnaby también en la cintura – JAJAJAJAJA No hace falta que me des las gracias. Pues en el bar podemos limpiarlo, aunque sea un poco. ¡Vamos!- se puso tras Barnaby y lo empujó por los hombros a paso de trote.
Y en un momento estuvieron en el bar, el cual estaba abarrotado de gente desayunando. Al entrar – ¡Mister! Un desayuno con todo y lo de siempre- un hombre entrado en años, con delantal que le tapaba su enorme tripa, calvo pero con un simpático y fino bigote característicamente italiano, levantó el pulgar dándole a Goodman una señal que confirmaba que le había escuchado, incluso por encima del bullicio del bar.
Arrastro a Bunny hasta el baño –Intenta quitarlo con agua, si no le pido un quitamanchas al Mister- estaban en un baño en el que podía caber dos personas normales con cierta dificultad porque era muy pequeño así que Goodman se pegó a la puerta que daba al bar. Decir que el baño se encontraba dividido en dos: donde está el lavamanos y el inodoro y un segundo cubículo con puerta, donde está la taza del váter (no se si me explico).
-Te he pedido un desayuno completo, no te preocupes si no puedes con todo- sonrió.
Cruzaron y caminaron unas dos o tres calles hacia el norte. Por el camino Goodman se paró, sin querer, delante del escaparate de una tienda de animales en la que se exponían, por un lado cachorros de perro y, por el otro, conejitos peludos y blancos. No pudo evitarlo y se paró para mirarlos unos segundos, mientras se le caía la baba. –Que monos- al momento retomó la andadura.
-En el bar te invito a desayunar, que parece que te has enfadado demasiado y a ver si comiendo te animas un poco- hablaba con él amigablemente, con una sonrisa en la cara. En ese momento dos chicas que pasaban a su lado se rieron por lo bajo mirando, con algo de descaro al más bajito de los rubios, fue ahí cuando Goodman reparó en la mancha que formaba el resto del helado en el pantalón ajeno -¡Ay, madre!- se llevó las manos a la cabeza y los ojos como platos. –Que manchurrón- en seguida se quitó la chaqueta que llevaba a la cintura y se la amarró a Barnaby también en la cintura – JAJAJAJAJA No hace falta que me des las gracias. Pues en el bar podemos limpiarlo, aunque sea un poco. ¡Vamos!- se puso tras Barnaby y lo empujó por los hombros a paso de trote.
Y en un momento estuvieron en el bar, el cual estaba abarrotado de gente desayunando. Al entrar – ¡Mister! Un desayuno con todo y lo de siempre- un hombre entrado en años, con delantal que le tapaba su enorme tripa, calvo pero con un simpático y fino bigote característicamente italiano, levantó el pulgar dándole a Goodman una señal que confirmaba que le había escuchado, incluso por encima del bullicio del bar.
Arrastro a Bunny hasta el baño –Intenta quitarlo con agua, si no le pido un quitamanchas al Mister- estaban en un baño en el que podía caber dos personas normales con cierta dificultad porque era muy pequeño así que Goodman se pegó a la puerta que daba al bar. Decir que el baño se encontraba dividido en dos: donde está el lavamanos y el inodoro y un segundo cubículo con puerta, donde está la taza del váter (no se si me explico).
-Te he pedido un desayuno completo, no te preocupes si no puedes con todo- sonrió.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Se acomodó las gafas mientras Goodman se entretenía de lo lindo con las mascotas, nunca esperó ver a algún adulto acaramelarse tanto por unos simples cachorros y conejos... conejos, al rubio de pronto le dieron escalofríos por toda la espina dorsal al evocar ese desagradable "bunny-chan" que se le había quedado de apodo hasta salir de la universidad. Ya ni siquiera recordaba porqué o de dónde cojones había salido ese sobrenombre, pero igualmente no le era un recuerdo muy agradable... menos mal que esos años habían terminado.
Siguieron con la marcha hasta que un par de simpáticas chicas le hicieron recordar su patético estado con el batido - ¿pero qué...? - sus movimientos demasiado rápidos, dignos de un deportista y cuando Barnaby se hubo dado cuenta ya tenía su mentada chaqueta bien sujeta en la cintura, si Dios estaba probando la paciencia del rubio, se la estaba poniendo muy difícil. Hum para colmos de males, la prenda tenía un tonito que para nada le combinaba con el atuendo que llevaba, pero en fin, era mucho mejor eso que andar con los pantalones manchados, así que todo resignado se dejó empujar hasta el bar. Esperaba que ese desayuno valiera la pena.
Todo lo demás pasó igual de rápido y sin que Bunny abriera la boca, menos mal que ahora estaban dentro del baño, tranquilos y con un lavabo funcional para poderse limpiar adecuadamente - gracias y descuida, creo que el quitamanchas no será necesario, sólo es un poco de dulce - le sonrió entonces, manteniendo una miradita que contradecía sus cálidas palabras, una miradita seria que dejaba entrever la gran molestia(?) de la que era víctima - atrápala - avisó justo antes de quitarse la sudadera del cuerpo y aventársela al mayor. No supo si la había cachado o le había dado de lleno en la cara, Barnaby ya había abierto las llaves del lavabo y, sin preocuparse mojarse las botas, estaba a punto de verterse media pileta de agua en los muslos... por suerte al último segundo reaccionó y decidió mejor sacarse los pantalones, no quería mojarse también las piernas, eso habría sido demasiado estúpido.
Se quitó los vaqueros en un santiamén, como si nada, al fin y al cabo ese gigantón también era un hombre, medio rarito, pero hombre al fin y al cabo. Quedó únicamente con las botas puestas y su bóxer ceñido al cuerpo con dibujos de conejitos... esperen un momento... ¡¡¿conejitos?!! el rubio miró con el rostro completamente azul la aniñada prenda tratando de entender cómo había llegado a ser capaz de usarla. La respuesta era fácil, Barnaby se había levantado como zombie y al no estar del todo preocupado por vestir bien no se había fijado en el tipo de ropa interior que había cogido, teniendo tan mala suerte para elegir que había tomado la única prenda con algún tipo de estampado que tenía en su guardarropa, un regalo de su antigua "novia" que aún no había tirado a la basura.
- Keith-san... - comenzó a hablar sin verle - no es necesario que me esperes aquí, ya saldré yo cuando todo esté seco ¿te parece bien? - más que pregunta, sonó como orden. Tenía la frente en alto, todavía algo azul, tratando de disimular la vergüenza, no podía ser que hacía apenas un rato que se hubiera mofado mentalmente de la actitud del rubio en la tienda de mascotas y ahora él resultara con ese tipo de prendas infantiles. Suspiró ante su incompetencia e ignorando si el mayor ya había salido, le echó un poco de agua a sus pantalones, retirando con facilidad el caramelo para luego dejarlos un par de segundos bajo el secador de manos - joder - maldijo entre dientes
Siguieron con la marcha hasta que un par de simpáticas chicas le hicieron recordar su patético estado con el batido - ¿pero qué...? - sus movimientos demasiado rápidos, dignos de un deportista y cuando Barnaby se hubo dado cuenta ya tenía su mentada chaqueta bien sujeta en la cintura, si Dios estaba probando la paciencia del rubio, se la estaba poniendo muy difícil. Hum para colmos de males, la prenda tenía un tonito que para nada le combinaba con el atuendo que llevaba, pero en fin, era mucho mejor eso que andar con los pantalones manchados, así que todo resignado se dejó empujar hasta el bar. Esperaba que ese desayuno valiera la pena.
Todo lo demás pasó igual de rápido y sin que Bunny abriera la boca, menos mal que ahora estaban dentro del baño, tranquilos y con un lavabo funcional para poderse limpiar adecuadamente - gracias y descuida, creo que el quitamanchas no será necesario, sólo es un poco de dulce - le sonrió entonces, manteniendo una miradita que contradecía sus cálidas palabras, una miradita seria que dejaba entrever la gran molestia(?) de la que era víctima - atrápala - avisó justo antes de quitarse la sudadera del cuerpo y aventársela al mayor. No supo si la había cachado o le había dado de lleno en la cara, Barnaby ya había abierto las llaves del lavabo y, sin preocuparse mojarse las botas, estaba a punto de verterse media pileta de agua en los muslos... por suerte al último segundo reaccionó y decidió mejor sacarse los pantalones, no quería mojarse también las piernas, eso habría sido demasiado estúpido.
Se quitó los vaqueros en un santiamén, como si nada, al fin y al cabo ese gigantón también era un hombre, medio rarito, pero hombre al fin y al cabo. Quedó únicamente con las botas puestas y su bóxer ceñido al cuerpo con dibujos de conejitos... esperen un momento... ¡¡¿conejitos?!! el rubio miró con el rostro completamente azul la aniñada prenda tratando de entender cómo había llegado a ser capaz de usarla. La respuesta era fácil, Barnaby se había levantado como zombie y al no estar del todo preocupado por vestir bien no se había fijado en el tipo de ropa interior que había cogido, teniendo tan mala suerte para elegir que había tomado la única prenda con algún tipo de estampado que tenía en su guardarropa, un regalo de su antigua "novia" que aún no había tirado a la basura.
- Keith-san... - comenzó a hablar sin verle - no es necesario que me esperes aquí, ya saldré yo cuando todo esté seco ¿te parece bien? - más que pregunta, sonó como orden. Tenía la frente en alto, todavía algo azul, tratando de disimular la vergüenza, no podía ser que hacía apenas un rato que se hubiera mofado mentalmente de la actitud del rubio en la tienda de mascotas y ahora él resultara con ese tipo de prendas infantiles. Suspiró ante su incompetencia e ignorando si el mayor ya había salido, le echó un poco de agua a sus pantalones, retirando con facilidad el caramelo para luego dejarlos un par de segundos bajo el secador de manos - joder - maldijo entre dientes
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
La sudadera terminó incrustándose en la cara del mayor, el cual rió por su falta de reflejos mientras se la quitaba y se la amarraba de nuevo en la cintura. Cuando elevó la mirada no se podía creer lo que estaba viendo ¡aquel chico se había desnudado! ¡y sin pensárselo dos veces!. Keith se quedó por unos instantes paralizado, no por ver a otro chico en ropa interior, sino porque lo estaba haciendo en un baño público en un bar repleto de gente.
En cuanto al estampado de la prenda y la cara violácea de su acompañante, Keith sólo pudo donar su comentario – Que lindos conejitos. Yo tengo puestos unos azules con nubes JAJAJAJAJAJA- rió fuertemente produciendo que sus hombros se moviesen arriba y abajo.
-Ok Barnaby, te esperare en una mesa.- dicho mesto salió del baño asegurándose de que no había nadie que pudiese mirar para dentro y ver a Bunny en aquellas condiciones.
Pasando con dificultad entre la multitud pudo ver como dos señoritas se levantaban de una mesa que se encontraba pegada a la cristalera que daba para la calle. Como pudo y pidiendo disculpas con todos los individuos con los que se topaba, consiguió sentarse. Suspiró cansado pero feliz – Lucky- se dijo a si mismo.
Cuando levanto la vista para buscar al dueño del lugar, la marea de gente se abría paso para dejarlo pasar. No me extraña ya que el dueño del bar posee una barriga descomunal, además de ir con dos bandejas repletas de comida. A Keith se le iluminó la mirada y su sonrisa se ensanchó hasta que se le formaron arrugas alrededor de los ojos. -¡Master!- casi chilla.
-Keith ¿Qué tal estas? Te veo en forma, como siempre- no se le veía la boca porque su bigote era demasiado espeso.
-Bien, y ¿tu que tal? Veo que el negocio te esta yendo bien. Me alegro.- brillaba con luz propia.
-Si. Por cierto chico, ¿El desayuno es para el chico con el que vienes? ¿Quién es?- preguntaba mientras colocaba la comida sobre la mesa.
-Pues no lo tengo muy claro, si te digo la verdad. Lo he invitado a desayunar por confundirlo con el padre de un niño y por sermonearlo delante de este-
-JAJAJAJA Seguro que el sermón se lo merecía.- volvió a reír con voz grabe a la cual se adjunto la de Keith. -¿Crees que el pipiolo podrá con el desayuno?-
-Supongo- se encogió de hombros.
Sobre la mesa se encontraba el desayuno que constaba de: una torre de gofres con mantequilla, tres tostadas con mermelada, un café, leche, un zumo de naranja, huevos fritos y bacon.
-Y aquí esta tu Sky High, aunque ya sabes que no deberías comértelo- dijo como si fuese su padre cuando colocó delante del rubio una copa de helado que mediría unos 30 cm de altura, nata incluida. Esta copa llamada Sky High tiene el honor de llamarse así debido al mote que le dieron a Keith en el primer equipo de rugby japonés donde jugó. Sus compañeros de equipo lo llamaron así porque cada vez que Keith tiraba el balón, desde medio campo, este podía llegar casi a la línea de touchdown surcando el aire.
-Si, lo se. Quemaré las calorías. ¡Lo juro!- dio la primera cucharada. -¡Que bueno!- sus mofletes se pusieron de color rosa.
Cabe decir que el susodicho postre helado consta de (abajo hacia arriba): dos bolas de helado de chocolate, una bola de nata, otra de vainilla, un montón de nata montada y en el interior de la nata trozos de brownies caliente. Y encima de todo, una roja fresa.
El jefe del local se fue dejando a Keith degustando su postre favorito mientras miraba por el ventanal como dos chicas jugaban con un pequeño y peludo perrito. Por supuesto Keith miraba al perrito.
En cuanto al estampado de la prenda y la cara violácea de su acompañante, Keith sólo pudo donar su comentario – Que lindos conejitos. Yo tengo puestos unos azules con nubes JAJAJAJAJAJA- rió fuertemente produciendo que sus hombros se moviesen arriba y abajo.
-Ok Barnaby, te esperare en una mesa.- dicho mesto salió del baño asegurándose de que no había nadie que pudiese mirar para dentro y ver a Bunny en aquellas condiciones.
Pasando con dificultad entre la multitud pudo ver como dos señoritas se levantaban de una mesa que se encontraba pegada a la cristalera que daba para la calle. Como pudo y pidiendo disculpas con todos los individuos con los que se topaba, consiguió sentarse. Suspiró cansado pero feliz – Lucky- se dijo a si mismo.
Cuando levanto la vista para buscar al dueño del lugar, la marea de gente se abría paso para dejarlo pasar. No me extraña ya que el dueño del bar posee una barriga descomunal, además de ir con dos bandejas repletas de comida. A Keith se le iluminó la mirada y su sonrisa se ensanchó hasta que se le formaron arrugas alrededor de los ojos. -¡Master!- casi chilla.
-Keith ¿Qué tal estas? Te veo en forma, como siempre- no se le veía la boca porque su bigote era demasiado espeso.
-Bien, y ¿tu que tal? Veo que el negocio te esta yendo bien. Me alegro.- brillaba con luz propia.
-Si. Por cierto chico, ¿El desayuno es para el chico con el que vienes? ¿Quién es?- preguntaba mientras colocaba la comida sobre la mesa.
-Pues no lo tengo muy claro, si te digo la verdad. Lo he invitado a desayunar por confundirlo con el padre de un niño y por sermonearlo delante de este-
-JAJAJAJA Seguro que el sermón se lo merecía.- volvió a reír con voz grabe a la cual se adjunto la de Keith. -¿Crees que el pipiolo podrá con el desayuno?-
-Supongo- se encogió de hombros.
Sobre la mesa se encontraba el desayuno que constaba de: una torre de gofres con mantequilla, tres tostadas con mermelada, un café, leche, un zumo de naranja, huevos fritos y bacon.
-Y aquí esta tu Sky High, aunque ya sabes que no deberías comértelo- dijo como si fuese su padre cuando colocó delante del rubio una copa de helado que mediría unos 30 cm de altura, nata incluida. Esta copa llamada Sky High tiene el honor de llamarse así debido al mote que le dieron a Keith en el primer equipo de rugby japonés donde jugó. Sus compañeros de equipo lo llamaron así porque cada vez que Keith tiraba el balón, desde medio campo, este podía llegar casi a la línea de touchdown surcando el aire.
-Si, lo se. Quemaré las calorías. ¡Lo juro!- dio la primera cucharada. -¡Que bueno!- sus mofletes se pusieron de color rosa.
Cabe decir que el susodicho postre helado consta de (abajo hacia arriba): dos bolas de helado de chocolate, una bola de nata, otra de vainilla, un montón de nata montada y en el interior de la nata trozos de brownies caliente. Y encima de todo, una roja fresa.
El jefe del local se fue dejando a Keith degustando su postre favorito mientras miraba por el ventanal como dos chicas jugaban con un pequeño y peludo perrito. Por supuesto Keith miraba al perrito.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Después de unos cuantos litros de agua y de poner por un rato los vaqueros bajo el secador, sus pantalones finalmente quedaron como antes, tal vez un poco más arrugados, nada del otro mundo. Barnaby se vistió con toda la calma del mundo para luego amarrarse el cabello y salir del baño, gracias a la gran cantidad de gente desayunando se comenzaba a sentir calor.
Una vez fuera, se recargó en la puerta mientras observaba el entorno ¿a qué clase de lugar le había traído? era extraño tener que pedir disculpas o permiso a la hora de moverse... esto seguro se debía a una de dos: o la comida era realmente buena o los precios debían ser los más bajos de la ciudad. Giró la cabeza en varias direcciones hasta por fin localizar al mayor, Keith se veía bastante feliz comiendo un helado mientras miraba a un par de chicas jóvenes afuera del establecimiento. Bunny ahogó un suspiró en su garganta, pasando por entre la gente hasta llegar a la mesa, con ese infantil comportamiento que Goodman había tenido al principio, jamás se hubiera imaginado que detrás de ese rostro inocente se encontraba un mirón pervertido.
La salida también estaba cerca de ahí, podía irse y hacer como si nada hubiera pasado, total ya estaba limpio y Keith parecía bastante entretenido mirando por la ventana; sin embargo, había algo en aquel sujeto que le producía un poco de curiosidad, quizás solamente era el acento o la risa estrepitosa que se cargaba, quién sabe... lo mejor que podía hacer para sacarse la espinita sería seguirle el juego durante un rato más.
Así fue que llegó hasta la mesa donde le esperaba el rubio y se sentó - bonitas chicas las de allá eh - sonrió ladino, un tanto irónico; no obstante, después de observar la cantidad de comida se quedó con cara de circunstancia, usualmente su desayuno constaba de algo de fruta nada más - esto es... demasiado, tendrás que ayudarme - sin pedir permiso, Bunny colocó el bonche de gofres junto al gigantesco helado de su interlocutor, dándole a entender que no planeaba comer eso. Poco después, tomó una tostada y se la llevó a la boca, saboreando la mermelada con lentitud, estaba muy buena, tanto o más que en un desayuno gourmet. Debía salir a este tipo de bares con más frecuencia.
Las voces provenientes de mesas cercanas les llegaban a la perfección, todo el mundo estaba de buenas, alegre y conviviendo como si estuvieran a punto de transmitir algún juego importante o simplemente celebrando el día del Juerguista. Barnaby se limitaba a terminarse el pan y sorber un poco de jugo. En un momento dado miró el batido, o más bien miró a Keith mientras lo devoraba - como un niño - murmuró, estando a punto de sonreír.
Como el manual de las buenas costumbres dictaba, la plática debía salir pronto, eso era lo habitual en cualquier ocasión "social" como ésta, pero es que el rubio más joven estaba demasiado interesado en observar a Goodman ¿siempre se alimentaría de aquella forma? porque con ese cuerpo debía matarse en el gimnasio - ¿eres algún tipo de deportista? - preguntó al fin.
Una vez fuera, se recargó en la puerta mientras observaba el entorno ¿a qué clase de lugar le había traído? era extraño tener que pedir disculpas o permiso a la hora de moverse... esto seguro se debía a una de dos: o la comida era realmente buena o los precios debían ser los más bajos de la ciudad. Giró la cabeza en varias direcciones hasta por fin localizar al mayor, Keith se veía bastante feliz comiendo un helado mientras miraba a un par de chicas jóvenes afuera del establecimiento. Bunny ahogó un suspiró en su garganta, pasando por entre la gente hasta llegar a la mesa, con ese infantil comportamiento que Goodman había tenido al principio, jamás se hubiera imaginado que detrás de ese rostro inocente se encontraba un mirón pervertido.
La salida también estaba cerca de ahí, podía irse y hacer como si nada hubiera pasado, total ya estaba limpio y Keith parecía bastante entretenido mirando por la ventana; sin embargo, había algo en aquel sujeto que le producía un poco de curiosidad, quizás solamente era el acento o la risa estrepitosa que se cargaba, quién sabe... lo mejor que podía hacer para sacarse la espinita sería seguirle el juego durante un rato más.
Así fue que llegó hasta la mesa donde le esperaba el rubio y se sentó - bonitas chicas las de allá eh - sonrió ladino, un tanto irónico; no obstante, después de observar la cantidad de comida se quedó con cara de circunstancia, usualmente su desayuno constaba de algo de fruta nada más - esto es... demasiado, tendrás que ayudarme - sin pedir permiso, Bunny colocó el bonche de gofres junto al gigantesco helado de su interlocutor, dándole a entender que no planeaba comer eso. Poco después, tomó una tostada y se la llevó a la boca, saboreando la mermelada con lentitud, estaba muy buena, tanto o más que en un desayuno gourmet. Debía salir a este tipo de bares con más frecuencia.
Las voces provenientes de mesas cercanas les llegaban a la perfección, todo el mundo estaba de buenas, alegre y conviviendo como si estuvieran a punto de transmitir algún juego importante o simplemente celebrando el día del Juerguista. Barnaby se limitaba a terminarse el pan y sorber un poco de jugo. En un momento dado miró el batido, o más bien miró a Keith mientras lo devoraba - como un niño - murmuró, estando a punto de sonreír.
Como el manual de las buenas costumbres dictaba, la plática debía salir pronto, eso era lo habitual en cualquier ocasión "social" como ésta, pero es que el rubio más joven estaba demasiado interesado en observar a Goodman ¿siempre se alimentaría de aquella forma? porque con ese cuerpo debía matarse en el gimnasio - ¿eres algún tipo de deportista? - preguntó al fin.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Las preguntas que le hizo el rubio no fueron contestadas por una gran y potente causa: tenía la boca llena de helado, nata y brownies. El mayor ojeo a las chicas… y fue a contestarle que en realidad, miraba al perro. Pero casi se ahoga con un cacho de brownie y se tuvo que dar un par de golpes en el pecho para no ahogarse, tan mal lo paso que le apareció una lágrima en el borde de uno de sus azules ojos.
Pero se le fue todo cuando vio aquellos gofres cedidos por su acompañante. Tragó -¿En serio?- miró la comida y luego al rubio –Pues gracias- arrastró el plato hasta ponerlo al lado de la copa de helado. Goodman frunció el ceño, miró los gofres y luego el helado. Miro los gofres y luego el helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado. Encima de la cabeza del rubio apareció una bombilla encendida y en su cara una enorme sonrisa. Agarró la cuchara y puso un montón de helado y nata sobre los gofres que seguían algo calientes. – Que buena pinta- comenzó a engullir su nueva creación culinaria.
-¿Eh? ¿Deporte? Si, soy jugador de rugby. ¿No ves deportes por la tele? ¡Ah! Y también ayudo con el entrenamiento a unos chavales que viven por aquí cerca. Es que yo vivo allí- señaló por el ventanal a una de las ventanas de una de las fachadas de los pisos de estilo victoriano que se hallaban en la acera de enfrente. –Y como me pilla cerca pues les echo una mano y ellos, en compensación, vienen a animarme en los partidos. Es muy divertido- sonrió mostrando su blanca dentadura y su boca moteada de nata por uno de sus lados.
- ¿Y tu? ¿A que te dedic..- tuvo que parar y mirar hacia abajo. Metió la mano en la riñonera que llevaba a la cintura para mirar en número que se registraba en la pantalla de su móvil –Disculpa, es uno de los chicos a los que ayudo con los entrenamientos- arqueó las cejas hacia abajo al disculparse. No le gustaba dejar una conversación a medias. – Dime, Hyuga………..aja………..¿¡QUE!? ¿que Miki está enfermo y no puede venir hoy?–Casi se levanta de la silla – Eso es un pequeño problema- miraba por el ventanal con preocupación a la vez que suspiraba y sus hombros bajaban. Sus azules ojos recorrían la calle hasta que miró a Barnaby por el rabillo del ojo por un segundo, y luego de vuelta a la calle.
Justo inmediatamente Goodman abrió los ojos como platos y su cabeza y mirada se fueron rodando lentamente hasta mirar de frente al conejo. –Hyuga, creo que no tenéis de que preocuparos hoy. Puede que haya encontrado un buen suplente- si su sonrisa se pudo expandir más, lo hizo, lo hizo hasta que los bordes de sus ojos tuvieron arrugas. –Si nos vemos- colgó. Se levantó de la silla y miró a Bunny con seriedad y determinación en los ojos. –Barnaby Brooks ¡onegai! ¡Sea mi Left wing (ala izquierda, posición en el equipo de rugby) sólo durante esta tarde. Un par de horas ¡POR FAVOR!- lo podía decir más claro pero no más alto porque grito hasta que el bar se quedó casi callado mientras él realizaba una reverencia que casi le llega la frente a la mesa.
Una jovencita le susurro a su amiga - Pensaba que le iba a pedir que se casara con él. Que susto- el bar poco a poco volvió a la normalidad, excepto unos cuantos que miraban a Bunny esperando su respuesta.
Pero se le fue todo cuando vio aquellos gofres cedidos por su acompañante. Tragó -¿En serio?- miró la comida y luego al rubio –Pues gracias- arrastró el plato hasta ponerlo al lado de la copa de helado. Goodman frunció el ceño, miró los gofres y luego el helado. Miro los gofres y luego el helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado; gofres, helado. Encima de la cabeza del rubio apareció una bombilla encendida y en su cara una enorme sonrisa. Agarró la cuchara y puso un montón de helado y nata sobre los gofres que seguían algo calientes. – Que buena pinta- comenzó a engullir su nueva creación culinaria.
-¿Eh? ¿Deporte? Si, soy jugador de rugby. ¿No ves deportes por la tele? ¡Ah! Y también ayudo con el entrenamiento a unos chavales que viven por aquí cerca. Es que yo vivo allí- señaló por el ventanal a una de las ventanas de una de las fachadas de los pisos de estilo victoriano que se hallaban en la acera de enfrente. –Y como me pilla cerca pues les echo una mano y ellos, en compensación, vienen a animarme en los partidos. Es muy divertido- sonrió mostrando su blanca dentadura y su boca moteada de nata por uno de sus lados.
- ¿Y tu? ¿A que te dedic..- tuvo que parar y mirar hacia abajo. Metió la mano en la riñonera que llevaba a la cintura para mirar en número que se registraba en la pantalla de su móvil –Disculpa, es uno de los chicos a los que ayudo con los entrenamientos- arqueó las cejas hacia abajo al disculparse. No le gustaba dejar una conversación a medias. – Dime, Hyuga………..aja………..¿¡QUE!? ¿que Miki está enfermo y no puede venir hoy?–Casi se levanta de la silla – Eso es un pequeño problema- miraba por el ventanal con preocupación a la vez que suspiraba y sus hombros bajaban. Sus azules ojos recorrían la calle hasta que miró a Barnaby por el rabillo del ojo por un segundo, y luego de vuelta a la calle.
Justo inmediatamente Goodman abrió los ojos como platos y su cabeza y mirada se fueron rodando lentamente hasta mirar de frente al conejo. –Hyuga, creo que no tenéis de que preocuparos hoy. Puede que haya encontrado un buen suplente- si su sonrisa se pudo expandir más, lo hizo, lo hizo hasta que los bordes de sus ojos tuvieron arrugas. –Si nos vemos- colgó. Se levantó de la silla y miró a Bunny con seriedad y determinación en los ojos. –Barnaby Brooks ¡onegai! ¡Sea mi Left wing (ala izquierda, posición en el equipo de rugby) sólo durante esta tarde. Un par de horas ¡POR FAVOR!- lo podía decir más claro pero no más alto porque grito hasta que el bar se quedó casi callado mientras él realizaba una reverencia que casi le llega la frente a la mesa.
Una jovencita le susurro a su amiga - Pensaba que le iba a pedir que se casara con él. Que susto- el bar poco a poco volvió a la normalidad, excepto unos cuantos que miraban a Bunny esperando su respuesta.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Escondiendo el rostro tras su vaso de jugo, el conejo trató de disimular una pequeña mueca de repulsión sorpresa al ver al rubio ingerir la extraña mezcla hecha con el helado. Ahora se daba cuenta del porqué decían que los hombres de habla inglesa tenían un pésimo sentido del gusto - descuida, no tienes que comer hasta atragantarte, no planeo quitarte los grofes... además tienes sucia la cara - sonrió mientras tomaba una servilleta del dispensador, alargando después el brazo para claramente limpiarle él mismo la boca; sin embargo, justo antes de tocarle fue cuando cayó en cuenta de lo que hacía y simplemente dejó el trozo de papel cerca de su plato, disimulando nuevamente, últimamente lo hacía bastante seguido.
Escuchó tranquilamente todo aquel monólogo del rugby, incluso le restó importancia a la leve interrupción de la llamada, total, él muchas otras veces lo había hecho en sus conversaciones. Luego...
Barnaby le miró agrandando los ojos un tanto más de lo normal y con la boca semiabierta, aunque la mueca de sorpresa solamente le duró un par de segundos - mira que pedirle un favor así a alguien que acabas de conocer... - se le escuchó decir por lo bajo, terminando su vaso de jugo para continuar con el café - Keith-san siéntate - suspiró, agarrándose la parte de arriba del tabique nasal, ante el repentino malestar que le causaban esa clase de comportamientos - te ayudaré con lo que me pides, pero deja de actuar de esa manera ¿cuántos años tienes? ¿6? - en su vida se había visto interesado por aquel deporte, por lo que no tenia idea de lo que era un left wing, ni siquiera se sabía lo más básico del juego, pero ¿qué tan difícil podía ser practicarlo con unos chavales?
Todavía a estas alturas podía sentir varias miraditas chismosas sobre ellos, así que Bunny alzó el rostro con una fría expresión de ¿qué coño miras? dirigida hacia las otras mesas, gracias a la cual poco a poco los comensales dejaron de prestarle atención a la pareja rubia para volver a sus propios asuntos - yo manejo una compañía, a diferencia de ti no soy muy bueno tratando con niños, ya has visto lo que pasa cuando se me acercan - sonrió ladino haciendo clara referencia a lo ocurrido en el parque.
Ya había terminado de ingerir tanto el café como la leche, pero pasó de los huevos con tocino, se veían bien y todo, mas el chico no era muy adepto a la comida frita. Pensó en ofrecérselos también a Keith, total, si ya había decidido mezclar el helado con los waffles, tal vez también se los podía agregar a su horrible creación... ¡no! no podría soportar observarle comer eso. El chico rubio llamó la atención de una de las trabajadoras del bar, por algún motivo nunca tenia que esperar mucho para ser atendido por el sexo femenino - ¿señorita podría poner esto para llevar? - le pidió a la chica, mirándola de una manera tan encantadora que parecía mentira que hacia apenas un par de minutos casi hubiera asesinado con la mirada a más de un comensal. La muchacha se fue de ahí sonriendo y con un sutil sonrojo en las mejillas, llevándose consigo el plato. Barnaby sostuvo la ''encantadora'' sonrisa mirando ahora a Goodman - lo lamento, parece que no te pude seguir el paso con el desayuno -
Escuchó tranquilamente todo aquel monólogo del rugby, incluso le restó importancia a la leve interrupción de la llamada, total, él muchas otras veces lo había hecho en sus conversaciones. Luego...
Barnaby le miró agrandando los ojos un tanto más de lo normal y con la boca semiabierta, aunque la mueca de sorpresa solamente le duró un par de segundos - mira que pedirle un favor así a alguien que acabas de conocer... - se le escuchó decir por lo bajo, terminando su vaso de jugo para continuar con el café - Keith-san siéntate - suspiró, agarrándose la parte de arriba del tabique nasal, ante el repentino malestar que le causaban esa clase de comportamientos - te ayudaré con lo que me pides, pero deja de actuar de esa manera ¿cuántos años tienes? ¿6? - en su vida se había visto interesado por aquel deporte, por lo que no tenia idea de lo que era un left wing, ni siquiera se sabía lo más básico del juego, pero ¿qué tan difícil podía ser practicarlo con unos chavales?
Todavía a estas alturas podía sentir varias miraditas chismosas sobre ellos, así que Bunny alzó el rostro con una fría expresión de ¿qué coño miras? dirigida hacia las otras mesas, gracias a la cual poco a poco los comensales dejaron de prestarle atención a la pareja rubia para volver a sus propios asuntos - yo manejo una compañía, a diferencia de ti no soy muy bueno tratando con niños, ya has visto lo que pasa cuando se me acercan - sonrió ladino haciendo clara referencia a lo ocurrido en el parque.
Ya había terminado de ingerir tanto el café como la leche, pero pasó de los huevos con tocino, se veían bien y todo, mas el chico no era muy adepto a la comida frita. Pensó en ofrecérselos también a Keith, total, si ya había decidido mezclar el helado con los waffles, tal vez también se los podía agregar a su horrible creación... ¡no! no podría soportar observarle comer eso. El chico rubio llamó la atención de una de las trabajadoras del bar, por algún motivo nunca tenia que esperar mucho para ser atendido por el sexo femenino - ¿señorita podría poner esto para llevar? - le pidió a la chica, mirándola de una manera tan encantadora que parecía mentira que hacia apenas un par de minutos casi hubiera asesinado con la mirada a más de un comensal. La muchacha se fue de ahí sonriendo y con un sutil sonrojo en las mejillas, llevándose consigo el plato. Barnaby sostuvo la ''encantadora'' sonrisa mirando ahora a Goodman - lo lamento, parece que no te pude seguir el paso con el desayuno -
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Seguía levantado y con la espalda encorvada a modo de reverencia mientras escuchaba al menor y a aquella especie de sermón cuestionando su edad mental. En ese momento miró a Barnaby con una sonrisa pero sus ojos comenzaron a aguarse, como si estuviese a punto de romper a llorar. Pero la expresión de cachorro abandonado le desapareció enseguida en cuanto oyó como Barnaby aceptaba, de una manera poco convencional, la petición de Goodman. -Y aunque los niños no se te den bien ¿me vas a ayudar? ¡Muchas gracias! ¡¡Arigatou, soshite arigato!!- estiro los brazos hacia arriba, miraba al techo mientras agradecía efusivamente la repuesta del conejo.
Con ambas manos agarró una de las del menor y mirándole a los ojos, de los cuales podría decir que tenían luz propia, ¡no! Toda la cara del rubio se había iluminado gracias a la ilusión que sentía. – Gracias, de verdad, gracias. Ahora no tendré que decirle a los niños que nos falta un jugador- en ese momento tan brillante un grito que provenía de la barra llamó la atención del mayor el cual se incorporó. El dueño del bar tenía en una mano una bolsa y en el interior una fiambrera (tupperwere) con el desayuno de Barnaby. –¡Que va!- gritó el gigantón cuando la bolsa ya se encontraba sobrevolando algunas cabezas. Goodman sólo tuvo que saltar un poco y alargar un brazo para pillarla al vuelo.
-Thank you Mister- sonrió contentó a la vez que su pelo relucía cual rayo de sol… si… parecía un horripilante anuncio de dentífrico. –Hurry up Barnaby. Tenemos tres cuartos de hora para que te pongas ropa apropiada y hacer un poco de calentamiento. ¡Vamos!- le agarró por el brazo y con el desayuno debajo del otro salieron por la puerta al grito de: “apúntamelo en la cuenta”. Cruzaron la calle y llegaron al edificio del mayor.
– ¿Te dan miedo los perros? Es que tengo uno, pero tranquilo, no hace nada. Es muy cariñoso- sin soltar al menor siguió arrastrándolo escaleras arriba hasta un tercer piso. Abrió la puerta y se encontraron con un ordenado, limpio e iluminado apartamento de una habitación y baño. Con aspecto minimalista, el salón y el comedor eran el mismo espacio y estaba decorado con los muebles justos, ni mas ni menos, eso sí, Goodman no se privaba de lujos porque tenía una pantalla plana, equipo de música de última generación, un ordenador de pantalla táctil, etc. Por supuesto en una esquina del salón había un par de vitrinas con trofeos de diferentes tamaños, medallas y diplomas colgados en la pared, además de algún que otro balón autografiado.
Lo segundo que podías ver es como el perro de Goodman se abalanzó sobre este para lamerle la cara. –Si, si, esta bien Marc jajaja- se dejó lamer –Entra Barnaby, como si estuvieses en tu casa. Te dejo el desayuno sobre la mesa mientras te voy a buscar algo de ropa más apropiada para el deporte. No podrás jugar con nosotros en vaqueros.- dejó a su perro, cerró la puerta y se fue directo a su habitación. –Ponte cómodo- le dijo desde dentro.
Marc miraba a su dueño pero parece que el olor de Barnaby era algo nuevo así que se fue directo hacia el menor de los rubios. Pero como perro que es va directo a olisquear la entrepierna ajena. Cosas de la madre naturaleza.
Buscando en su armario -¿Qué talla levas? ¿Te da igual el color?- iba sacando pantalones y camisas deportivas, en algunas de ellas estaba escrito SKY HIGH, de diferentes colores. –mmmm- se puso la mano en la barbilla mirando su armario –Creo que será mejor que vengas y elijas tu mismo. Por cierto por lo de los niños no te preocupes. El menor tendrá unos 16 años y medirá un metro setenta más o menos- como te lo digo sin que te resulte chocante. Niños son, si, pero es que están muy desarrollados. – Ya los verás, son unos muchachos muy simpáticos…. ¿Barnaby?- preguntó.
Con ambas manos agarró una de las del menor y mirándole a los ojos, de los cuales podría decir que tenían luz propia, ¡no! Toda la cara del rubio se había iluminado gracias a la ilusión que sentía. – Gracias, de verdad, gracias. Ahora no tendré que decirle a los niños que nos falta un jugador- en ese momento tan brillante un grito que provenía de la barra llamó la atención del mayor el cual se incorporó. El dueño del bar tenía en una mano una bolsa y en el interior una fiambrera (tupperwere) con el desayuno de Barnaby. –¡Que va!- gritó el gigantón cuando la bolsa ya se encontraba sobrevolando algunas cabezas. Goodman sólo tuvo que saltar un poco y alargar un brazo para pillarla al vuelo.
-Thank you Mister- sonrió contentó a la vez que su pelo relucía cual rayo de sol… si… parecía un horripilante anuncio de dentífrico. –Hurry up Barnaby. Tenemos tres cuartos de hora para que te pongas ropa apropiada y hacer un poco de calentamiento. ¡Vamos!- le agarró por el brazo y con el desayuno debajo del otro salieron por la puerta al grito de: “apúntamelo en la cuenta”. Cruzaron la calle y llegaron al edificio del mayor.
– ¿Te dan miedo los perros? Es que tengo uno, pero tranquilo, no hace nada. Es muy cariñoso- sin soltar al menor siguió arrastrándolo escaleras arriba hasta un tercer piso. Abrió la puerta y se encontraron con un ordenado, limpio e iluminado apartamento de una habitación y baño. Con aspecto minimalista, el salón y el comedor eran el mismo espacio y estaba decorado con los muebles justos, ni mas ni menos, eso sí, Goodman no se privaba de lujos porque tenía una pantalla plana, equipo de música de última generación, un ordenador de pantalla táctil, etc. Por supuesto en una esquina del salón había un par de vitrinas con trofeos de diferentes tamaños, medallas y diplomas colgados en la pared, además de algún que otro balón autografiado.
Lo segundo que podías ver es como el perro de Goodman se abalanzó sobre este para lamerle la cara. –Si, si, esta bien Marc jajaja- se dejó lamer –Entra Barnaby, como si estuvieses en tu casa. Te dejo el desayuno sobre la mesa mientras te voy a buscar algo de ropa más apropiada para el deporte. No podrás jugar con nosotros en vaqueros.- dejó a su perro, cerró la puerta y se fue directo a su habitación. –Ponte cómodo- le dijo desde dentro.
Marc miraba a su dueño pero parece que el olor de Barnaby era algo nuevo así que se fue directo hacia el menor de los rubios. Pero como perro que es va directo a olisquear la entrepierna ajena. Cosas de la madre naturaleza.
Buscando en su armario -¿Qué talla levas? ¿Te da igual el color?- iba sacando pantalones y camisas deportivas, en algunas de ellas estaba escrito SKY HIGH, de diferentes colores. –mmmm- se puso la mano en la barbilla mirando su armario –Creo que será mejor que vengas y elijas tu mismo. Por cierto por lo de los niños no te preocupes. El menor tendrá unos 16 años y medirá un metro setenta más o menos- como te lo digo sin que te resulte chocante. Niños son, si, pero es que están muy desarrollados. – Ya los verás, son unos muchachos muy simpáticos…. ¿Barnaby?- preguntó.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Y sin saber exactamente cómo, nuevamente terminó siendo arrastrado por el mayor hasta un nuevo escenario, esta vez su hogar. Bueno, a estas alturas del partido ya ni siquiera valía la pena quejarse, simplemente el rubio dejó escapar un suspiro al entrar al apartamento y en cuanto sintió a Marc invadir su espacio personal le acarició la cabezota, discretamente alejándole de su entrepierna, no quería babas de perro también. Mientras Keith se ocupaba en buscar la ropa, Barnaby permaneció en silencio, barriendo rápido la estancia y leyendo los grabados de los trofeos en la vitrina, más que nada para darse una idea del tipo de persona al que pertenecía el mayor, juraría que hacía un rato había estado a punto de soltarse a llorar.
Como el perro no dejaba de olisquearle, bunny sacó una correa de quién sabe dónde y le ató en un rincón antes de dirigirse hacia la habitación de Goodman - está bien cualquier cosa que tengas - al entrar miró las ropas que ya estaban fuera del armario. Aunque no le gustara, tenía que aceptar que su cuerpo era de dimensiones un tanto más pequeñas que el de Keith, no mucho, quizás un par de centímetros(?) pero igual cualquier cosa que se pusiera le iba a quedar algo holgada, así que no valía la pena preocuparse por elegir la ropa - ¿Sky High? - leyó sin mucho interés, no le sonaba para nada.
Se acercó al mayor - mmm me pondré eso - señaló una playera, la más pequeña que vio y en seguida se quitó la camisa. Estaba a punto de pedirle que se la pasara, pero entonces bajó la mirada, recordando que llevaba botas. Se vería ridículo usando el atuendo deportivo con ese tipo de calzado y el rubio no pensaba ponerse también los tenis de Keith, además, seguro que él calzaba más grande (xD).
Sacó el móvil, enviando un mensaje a uno de sus tantos empleados en donde ponía claramente que le llevara un conjunto deportivo y que si se tardaba menos de 10 minutos en entregárselo le daría un aumento. Marc ladró un par de veces, parecía querer llamar la atención de su amo - ¿no has pensado en castrar a ese perro? es algo ruidoso - habló más que nada para no permanecer en silencio.
No pasaron ni cinco minutos para que el timbre se escuchara, el perro se alteró otro poco queriendo ir a recibir él mismo a los visitantes, pero la correa en su cuello lo mantenía alejado. Barnaby salió de la habitación mascullando un "discúlpame" a Goodman y abrió la puerta, ahí estaba plantado un hombre que cargaba una pequeña bolsa, que respiraba agitado y tenía la cara roja por el esfuerzo de subir corriendo de dos en dos los escalones. El rubio sonrió tomando la preciada carga y le dio una propina al sujeto que ante la aparición del dinero pareció recobrar las energías.
En corto, el conejo volvió a la habitación y observó a Keith con media sonrisa - mira...- comenzó a sacarse los pantalones -...te hubiera aceptado la ropa, pero no iba a poder nada con las botas, no somos del mismo número - terminó de desvestirse y dejó sus prendas perfectamente bien dobladas sobre la cama del mayor. La bolsa llevaba dentro una playera blanca con la orilla del cuello en rojo, un pantalón sport oscuro y unos sneakers también oscuros con agujetas y detalles en carmesí. Barnaby pronto se lo puso todo encima y se quitó las gafas pues no las necesitaría - estoy listo, vámonos, ya tendrás tiempo de explicarme en el camino qué coño es un Left Wing -
Como el perro no dejaba de olisquearle, bunny sacó una correa de quién sabe dónde y le ató en un rincón antes de dirigirse hacia la habitación de Goodman - está bien cualquier cosa que tengas - al entrar miró las ropas que ya estaban fuera del armario. Aunque no le gustara, tenía que aceptar que su cuerpo era de dimensiones un tanto más pequeñas que el de Keith, no mucho, quizás un par de centímetros(?) pero igual cualquier cosa que se pusiera le iba a quedar algo holgada, así que no valía la pena preocuparse por elegir la ropa - ¿Sky High? - leyó sin mucho interés, no le sonaba para nada.
Se acercó al mayor - mmm me pondré eso - señaló una playera, la más pequeña que vio y en seguida se quitó la camisa. Estaba a punto de pedirle que se la pasara, pero entonces bajó la mirada, recordando que llevaba botas. Se vería ridículo usando el atuendo deportivo con ese tipo de calzado y el rubio no pensaba ponerse también los tenis de Keith, además, seguro que él calzaba más grande (xD).
Sacó el móvil, enviando un mensaje a uno de sus tantos empleados en donde ponía claramente que le llevara un conjunto deportivo y que si se tardaba menos de 10 minutos en entregárselo le daría un aumento. Marc ladró un par de veces, parecía querer llamar la atención de su amo - ¿no has pensado en castrar a ese perro? es algo ruidoso - habló más que nada para no permanecer en silencio.
No pasaron ni cinco minutos para que el timbre se escuchara, el perro se alteró otro poco queriendo ir a recibir él mismo a los visitantes, pero la correa en su cuello lo mantenía alejado. Barnaby salió de la habitación mascullando un "discúlpame" a Goodman y abrió la puerta, ahí estaba plantado un hombre que cargaba una pequeña bolsa, que respiraba agitado y tenía la cara roja por el esfuerzo de subir corriendo de dos en dos los escalones. El rubio sonrió tomando la preciada carga y le dio una propina al sujeto que ante la aparición del dinero pareció recobrar las energías.
En corto, el conejo volvió a la habitación y observó a Keith con media sonrisa - mira...- comenzó a sacarse los pantalones -...te hubiera aceptado la ropa, pero no iba a poder nada con las botas, no somos del mismo número - terminó de desvestirse y dejó sus prendas perfectamente bien dobladas sobre la cama del mayor. La bolsa llevaba dentro una playera blanca con la orilla del cuello en rojo, un pantalón sport oscuro y unos sneakers también oscuros con agujetas y detalles en carmesí. Barnaby pronto se lo puso todo encima y se quitó las gafas pues no las necesitaría - estoy listo, vámonos, ya tendrás tiempo de explicarme en el camino qué coño es un Left Wing -
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
-¿Marc?... él no es así habitualmente- se preocupo su dueño al ver que ladraba más de lo habitual. Por lo que decidió ir a ver que le pasaba pero en ese momento tocaron al timbre, pero fue Barnaby quien abrió. Le había dicho al rubio que se comportara como si estuviese en su casa… pero es que eso era una forma de hablar.
Cuando el menor volvió a la habitación se topó con un Goodman algo atónito al ver con que facilidad, sólo cogiendo el móvil, se había agenciado un conjunto deportivo en tan poco tiempo. En ese momento Marc ladró un poco más. –Perdona- el mayor salió y no se pudo creer lo que veía -¡Pero! ¿Por qué estas amarrado?- casi se lleva las manos a la cabeza de la sorpresa. El pobre perro comenzó a gemir de tristeza – Pobre- Goodman corrió hacia él para abrazarlo y soltarlo, por descontado el perro se le tiró encima haciéndole caer de espaldas. –Vasta jajajajaj ¡Vasta! No me lamas la cara jajajajajaja- el rubio consiguió levantarse y volver al cuarto. –Barnaby, por favor, no vuelva a atar a mi perro. No le gusta y si esperas un momento me cambio de pantalones y nos vamos. Si me haces un favor, ve a la cocina y saca un par de botellas de agua de dos litros que están en la nevera. Nos la llevaremos porque hidratarse es importante- decía ya con los pantalones en las rodillas.
Cuando Barnaby se había desvestido a Keith no le importó ya que para él es costumbre ver a hombres desnudos, específicamente a sus compañeros del equipo de rugby, y también es por ello por lo que ahora se desvestía con tranquilidad enseñándole a bunny unos monísimos calzoncillos azules con nubecillas blancas.
Se puso unos pantalones más holgados. –Si, bueno un Left Wing es una ala izquierda, literalmente hablando… vamos Marc- le dijo al perro mientras lo agarraba de la correa, pero este se encontraba sentado en la puerta del cuarto mirando fijamente a bunny y soltando algún que otro gruñido. –Marc, no le gruñas al invitado. Debes perdonarlo por haberte atado- el mayor miró al perro y este cayó ante los encantos de Goodman. Ante esa mirada azul tan cálida, ante su sonrisa de anuncio y ante el brillo dorado de su pelo.
El perro pareció asentir – Bien, buen perro- acarició la cabeza del golden terrier y, al trote, salieron por la puerta en dirección al parque. – Bueno Barnaby te explicaré cual será tu posición en el campo- Marc iba a la vera de Keith con la lengua fuera y mirando de vez en cuando a bunny –Te colocarás en el extremo izquierdo del campo, lejos del grupo. Tu función consiste en conseguir la pelota y correr buscando la línea de try, quiero decir, la línea donde se marca un tanto que equivale a cinco puntos. En realidad es mucho más fácil si me buscas a mí, ya me encargo yo de todo por que yo soy Octavo. Que es el que se encarga de lanzar la pelota hacia detrás y de situar a sus compañeros en el campo para mandarle buenos pases. Pero tu no te preocupes ya verás que todo sale solo JAJAJAJAJA-cuando rompió a reír el perro ladró con él.
Ya en el interior del parque -Solemos jugar en el césped porque es mas blando y nos manchamos bastante. ¡Ah! Otra cosa, prepárate para correr ya que tu función es esa. Correr hasta la línea de gol- Marc salió corriendo hacia un grupo de chicos que se encontraban en mitad de una gran extensión de césped que cubría el centro del parque rodeados por cinco o seis grandes árboles. -¡Mira! Ya han llegado algunos- los chicos tenían entre unos 16 a 18 años pero su estatura media era entre el 1,75 al 1,88 y con una musculatura bastante marcada.
-¡Hola chicos!- se acercaba a ellos saludando con la mano en alto a lo que los chicos respondieron con fuertes abrazos y palmadas en la espalda. Entre ellos se encontraba un jovencito de piel morena, ojos castaños y el pelo negro, pero lo más singular es que tenía facciones atigradas. Este joven se aferraba a Keith como si no hubiese nadie más y fue el que se percató de la presencia de bunny.
-¿Y este?- lo señalo con un movimiento de mentón.
-Hyuga, más respeto. El es Barnaby Brooks, será left wing por un día supliendo a Nemuri. Tratadlo bien-
Todos asintieron con un “sí” bastante sonoro. –Como todavía faltan algunos integrantes podemos descansar. ¿Qué tal la semana? Chicos- comenzaron a conversar entre ellos.
-Barnaby ¿eres bueno corriendo? Porque pareces tener fondo, quiero decir, que pareces tener resistencia y aguantar un tiempo corriendo.- mientras intentaba entablar una agradable conversación con el conejo el joven Hyuga, apodado El Tigre, se encaramó al cuello de Keith.
-Mister ¿todavía tiene la marca que le hice?- descaradamente jaló del cuello de la camisa del rubio hacia detrás dejando al descubierto la marca roja de un mordisco.
-¡Hyuga!- se puso colorado –No puedes intervenir en mitad de una conversación y menos para recordarme tu mordisco de la semana pasada- dijo algo molesto, con el sonrojo aún presente y cubriéndose la marca.
El Tigre sólo intentaba dejarle claro a Bunny a quien pertenecía Keith, porque por alguna razón aquel joven tigre se sintió amenazado por la presencia del conejo. Por supuesto Keith era ajeno a todo, ignorando las intenciones del tigre hacia su persona.
Cuando el menor volvió a la habitación se topó con un Goodman algo atónito al ver con que facilidad, sólo cogiendo el móvil, se había agenciado un conjunto deportivo en tan poco tiempo. En ese momento Marc ladró un poco más. –Perdona- el mayor salió y no se pudo creer lo que veía -¡Pero! ¿Por qué estas amarrado?- casi se lleva las manos a la cabeza de la sorpresa. El pobre perro comenzó a gemir de tristeza – Pobre- Goodman corrió hacia él para abrazarlo y soltarlo, por descontado el perro se le tiró encima haciéndole caer de espaldas. –Vasta jajajajaj ¡Vasta! No me lamas la cara jajajajajaja- el rubio consiguió levantarse y volver al cuarto. –Barnaby, por favor, no vuelva a atar a mi perro. No le gusta y si esperas un momento me cambio de pantalones y nos vamos. Si me haces un favor, ve a la cocina y saca un par de botellas de agua de dos litros que están en la nevera. Nos la llevaremos porque hidratarse es importante- decía ya con los pantalones en las rodillas.
Cuando Barnaby se había desvestido a Keith no le importó ya que para él es costumbre ver a hombres desnudos, específicamente a sus compañeros del equipo de rugby, y también es por ello por lo que ahora se desvestía con tranquilidad enseñándole a bunny unos monísimos calzoncillos azules con nubecillas blancas.
Se puso unos pantalones más holgados. –Si, bueno un Left Wing es una ala izquierda, literalmente hablando… vamos Marc- le dijo al perro mientras lo agarraba de la correa, pero este se encontraba sentado en la puerta del cuarto mirando fijamente a bunny y soltando algún que otro gruñido. –Marc, no le gruñas al invitado. Debes perdonarlo por haberte atado- el mayor miró al perro y este cayó ante los encantos de Goodman. Ante esa mirada azul tan cálida, ante su sonrisa de anuncio y ante el brillo dorado de su pelo.
El perro pareció asentir – Bien, buen perro- acarició la cabeza del golden terrier y, al trote, salieron por la puerta en dirección al parque. – Bueno Barnaby te explicaré cual será tu posición en el campo- Marc iba a la vera de Keith con la lengua fuera y mirando de vez en cuando a bunny –Te colocarás en el extremo izquierdo del campo, lejos del grupo. Tu función consiste en conseguir la pelota y correr buscando la línea de try, quiero decir, la línea donde se marca un tanto que equivale a cinco puntos. En realidad es mucho más fácil si me buscas a mí, ya me encargo yo de todo por que yo soy Octavo. Que es el que se encarga de lanzar la pelota hacia detrás y de situar a sus compañeros en el campo para mandarle buenos pases. Pero tu no te preocupes ya verás que todo sale solo JAJAJAJAJA-cuando rompió a reír el perro ladró con él.
Ya en el interior del parque -Solemos jugar en el césped porque es mas blando y nos manchamos bastante. ¡Ah! Otra cosa, prepárate para correr ya que tu función es esa. Correr hasta la línea de gol- Marc salió corriendo hacia un grupo de chicos que se encontraban en mitad de una gran extensión de césped que cubría el centro del parque rodeados por cinco o seis grandes árboles. -¡Mira! Ya han llegado algunos- los chicos tenían entre unos 16 a 18 años pero su estatura media era entre el 1,75 al 1,88 y con una musculatura bastante marcada.
-¡Hola chicos!- se acercaba a ellos saludando con la mano en alto a lo que los chicos respondieron con fuertes abrazos y palmadas en la espalda. Entre ellos se encontraba un jovencito de piel morena, ojos castaños y el pelo negro, pero lo más singular es que tenía facciones atigradas. Este joven se aferraba a Keith como si no hubiese nadie más y fue el que se percató de la presencia de bunny.
- Spoiler:
-¿Y este?- lo señalo con un movimiento de mentón.
-Hyuga, más respeto. El es Barnaby Brooks, será left wing por un día supliendo a Nemuri. Tratadlo bien-
Todos asintieron con un “sí” bastante sonoro. –Como todavía faltan algunos integrantes podemos descansar. ¿Qué tal la semana? Chicos- comenzaron a conversar entre ellos.
-Barnaby ¿eres bueno corriendo? Porque pareces tener fondo, quiero decir, que pareces tener resistencia y aguantar un tiempo corriendo.- mientras intentaba entablar una agradable conversación con el conejo el joven Hyuga, apodado El Tigre, se encaramó al cuello de Keith.
-Mister ¿todavía tiene la marca que le hice?- descaradamente jaló del cuello de la camisa del rubio hacia detrás dejando al descubierto la marca roja de un mordisco.
-¡Hyuga!- se puso colorado –No puedes intervenir en mitad de una conversación y menos para recordarme tu mordisco de la semana pasada- dijo algo molesto, con el sonrojo aún presente y cubriéndose la marca.
El Tigre sólo intentaba dejarle claro a Bunny a quien pertenecía Keith, porque por alguna razón aquel joven tigre se sintió amenazado por la presencia del conejo. Por supuesto Keith era ajeno a todo, ignorando las intenciones del tigre hacia su persona.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Dueño y perro... demasiado cercanos para su gusto, tanto que extrañas implicaciones zoofílicas llegaron pronto a la cabeza del conejo - lo lamento, no volveré a atarte Marc ¿sin rencores? - volvió a acariciarle a modo de disculpa, claro que en esta ocasión se encontraba preparado por si el can planeaba arrancarle una mano como venganza. A diferencia del mayor, bunny sí que le había mirado cuando se cambiaba, si se ignoraban esos interiores llenos de nubes, llegaba a la conclusión de que el rubio tenía un cuerpo por demás apetecible.
Tomó las botellas de agua y salió junto con Goodman. La explicación quedó entendida, o por lo menos eso era lo que el menor quería creer, ya se haría bolas con las reglas estando en el campo, eso o sencillamente se dedicaría a copiar los movimientos de los otros jugadores. No debía ser tan problemático ayudar con una práctica de rugby.
Llegaron al parque y Brooks miró a los chavales ahí reunidos, como le había dicho Keith, sólo la edad la tenían pequeña, aunque tampoco era como si el conejo les llevara muchos años. En fin, como Barnaby no era un hombre de naturaleza sociable, les saludó con un simple gesto sin brindarle especial atención al muchacho de rasgos felinos, aquel que parecía tenerle cierta manía.
Luego, cuando había abierto la boca para responderle a Goodman, el moreno se había metido, de paso casi comiéndose al ojiazul con la mirada. El conejo solamente atinó a levantar una ceja al ver la cara sonrojada del mayor.
¿ese tipo le estaba mostrando el mordisco a propósito? Barnaby sonrió ladino sin dejar de observar fijamente al tigre ¿qué creía que iba a lograr al hacerlo? el conejo no tenía interés alguno por el rubio ¡por favor! no le iban los mayores y mucho menos uno así de raro. Bunny pensó en ignorarle para restar importancia al asunto, pero sólo lo pensó, algo en su cabeza le había impedido quedarse callado - uhm bonito chupetón, que raro que no lo vi hace rato, ya sabes, cuando te quitabas la ropa en tu departamento - entonces una sonrisa socarrona se formó en el rostro de Barnaby, para variar se había dejado llevar por sus impulsos. Quizás lo estaba haciendo mal, aquel niñato bien podría ser la pareja del grandulón y él ni por enterado... ahora era cuando se daba cuenta que de Keith, sólo se sabía el nombre.
Acto seguido miró el entorno, varios chiquilllos se acercaban, todos con la misma pinta de deportistas ¿serían los faltantes? cuanto más pronto pudiera ponerse en movimiento mucho mejor - ¿Hyuga-kun te importa si me llevo a tu novio un momento? - preguntó con una sonrisa completamente falsa y antes de lo que se había tardado en formularla (y de escuchar la respuesta del moreno) ya había tomado a Keith por el brazo, jalándole sin problemas con todo y que el perro comenzara a inquietarse nuevamente.
Sin decir palabra alguna, Brooks llevó al mayor hacia uno de los árboles y le observó altivo, fulminándole con sus ojos aqua como si él hubiera tenido la culpa de algo. Estando ahí fue cuando ya no supo qué decir, así que se limitó a improvisar - bien Goodman pon a los niños a moverse... no tengo todo el día, muy probablemente necesite estar en el trabajo antes de las cinco - su volumen de voz era normal, pero por un segundo se olvidó de los sufijos.
Se ató el cabello, apartándose el flequillo del rostro y finalmente se apartó de Keith para comenzar a estirarse y flexionar su cuello, calentando pues. Había estado muchas veces metido en la cama con tipos con mordiscos mucho peores y aromas de otros, nunca le había importado realmente la vida de sus amantes; sin embargo, ahora mismo una venita de molestia le aparecía en la sien cada vez que pensaba en el grandulón follando con... ese
Uff suficiente bilis por hoy, lo mejor para el rubio era tranquilizarse y tomarse las cosas con calma, a veces no sabía medirse y luego siempre terminaba por pedir disculpas; es más, ni siquiera sabía porqué estaba alterado - otra cosa... ¿podrías poner a ese crío contra mí? se ve... que es un buen jugador - nunca había visto un juego de rugby, pero tenía la idea de que era parecido al american football, por tanto también debían haber tacleadas, golpes y sobretodo sangre ¿no?
Tomó las botellas de agua y salió junto con Goodman. La explicación quedó entendida, o por lo menos eso era lo que el menor quería creer, ya se haría bolas con las reglas estando en el campo, eso o sencillamente se dedicaría a copiar los movimientos de los otros jugadores. No debía ser tan problemático ayudar con una práctica de rugby.
Llegaron al parque y Brooks miró a los chavales ahí reunidos, como le había dicho Keith, sólo la edad la tenían pequeña, aunque tampoco era como si el conejo les llevara muchos años. En fin, como Barnaby no era un hombre de naturaleza sociable, les saludó con un simple gesto sin brindarle especial atención al muchacho de rasgos felinos, aquel que parecía tenerle cierta manía.
Luego, cuando había abierto la boca para responderle a Goodman, el moreno se había metido, de paso casi comiéndose al ojiazul con la mirada. El conejo solamente atinó a levantar una ceja al ver la cara sonrojada del mayor.
¿ese tipo le estaba mostrando el mordisco a propósito? Barnaby sonrió ladino sin dejar de observar fijamente al tigre ¿qué creía que iba a lograr al hacerlo? el conejo no tenía interés alguno por el rubio ¡por favor! no le iban los mayores y mucho menos uno así de raro. Bunny pensó en ignorarle para restar importancia al asunto, pero sólo lo pensó, algo en su cabeza le había impedido quedarse callado - uhm bonito chupetón, que raro que no lo vi hace rato, ya sabes, cuando te quitabas la ropa en tu departamento - entonces una sonrisa socarrona se formó en el rostro de Barnaby, para variar se había dejado llevar por sus impulsos. Quizás lo estaba haciendo mal, aquel niñato bien podría ser la pareja del grandulón y él ni por enterado... ahora era cuando se daba cuenta que de Keith, sólo se sabía el nombre.
Acto seguido miró el entorno, varios chiquilllos se acercaban, todos con la misma pinta de deportistas ¿serían los faltantes? cuanto más pronto pudiera ponerse en movimiento mucho mejor - ¿Hyuga-kun te importa si me llevo a tu novio un momento? - preguntó con una sonrisa completamente falsa y antes de lo que se había tardado en formularla (y de escuchar la respuesta del moreno) ya había tomado a Keith por el brazo, jalándole sin problemas con todo y que el perro comenzara a inquietarse nuevamente.
Sin decir palabra alguna, Brooks llevó al mayor hacia uno de los árboles y le observó altivo, fulminándole con sus ojos aqua como si él hubiera tenido la culpa de algo. Estando ahí fue cuando ya no supo qué decir, así que se limitó a improvisar - bien Goodman pon a los niños a moverse... no tengo todo el día, muy probablemente necesite estar en el trabajo antes de las cinco - su volumen de voz era normal, pero por un segundo se olvidó de los sufijos.
Se ató el cabello, apartándose el flequillo del rostro y finalmente se apartó de Keith para comenzar a estirarse y flexionar su cuello, calentando pues. Había estado muchas veces metido en la cama con tipos con mordiscos mucho peores y aromas de otros, nunca le había importado realmente la vida de sus amantes; sin embargo, ahora mismo una venita de molestia le aparecía en la sien cada vez que pensaba en el grandulón follando con... ese
Uff suficiente bilis por hoy, lo mejor para el rubio era tranquilizarse y tomarse las cosas con calma, a veces no sabía medirse y luego siempre terminaba por pedir disculpas; es más, ni siquiera sabía porqué estaba alterado - otra cosa... ¿podrías poner a ese crío contra mí? se ve... que es un buen jugador - nunca había visto un juego de rugby, pero tenía la idea de que era parecido al american football, por tanto también debían haber tacleadas, golpes y sobretodo sangre ¿no?
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
De todo menos sangre ¡por favor! que solo es un equipo de alevines que están de prácticas.
Keith se había perdido en la conversación que mantenían Hyuga y Bunny, por supuesto miraba a ambos como si siguiese la conversación pero no entendía aquellas miradas que parecían destilar odio puro.
Cuando se fue a dar cuenta se encontraba recostado contra el tronco de un árbol y sosteniéndole aquella furiosa mirada al menor, el cual parecía que estubiese a punto de estallar. Keith iba a abrir la boca pero bunny se le adelanto. - Claro, claro, lo siento, de verdad, lo siento. Esto terminará pronto sólo estamos una hora y media entrenado, más bien, divirtiéndonos un rato. Intentaré colocarte contra Hyuga, pero cuidado con él... que muerde.- se llevó la mano a la marca del cuello con una sonrisa tonta en el rostro.
-Y, por favor, no te agobies- se puso a su lado para mirarlo a los ojos y para colocarle la mano sobre la cabeza a modo de caricia paternal -Esto es sólo un juego y pura deportividad. No existen ganadores ni perdodores, sólo unos cuantos amigos desentumeciendo sus músculos bajo el sol primaveral JAJAJAJAJAJAJA- rió fuertemente. -Venga que te ayudo a calentar.- Jaló de bunny hasta donde se encontraban los demás y se sentó allí.
-Venga chicos comenzamos con los estiramientos de siempre.-
Los chicos corearon un sí menos Hyuga y otro más que se acercaron - Sky, ¿cuales serán los equipos?- Hyuga tenía los brazos cruzados y una mirada entornadaposada en bunny.
-Pues lo de siempre, colocaos como os lo dice vuestro mister en los entrenamientos. Menos tu Hyuga, te colocarás en el equipo azul. Por ahora defenderás.-
El chico dio un respingo -Estaré en el quipo contrario al tuyo ¿porque?-
-¡Hyuga! ¡Haz lo que te digo!- Goodman siempre ha aparentado, y es, una cálida y buena persona pero en ese momento frunció el ceño mientras su mirada azul se endurecía y se clavaba en los negros orbes contrarios. -Hoy la diosa del deporte lo ha querido asi- sentenció con voz dura.
El moreno dio un paso atrás, sacó el labio inferior y se fue a calentar. Goodman, por su parte, suspiró con pesar -Este niño... bueno, Barnaby ayudame con el calentamiento anda- se señaló a su espalda para indicarle al conejo que le empujase la espalda para hacer los estiramientos. Mientras Keith abría las piernas y se doblaba hasta donde su elasticidad le dejaba.Una sujerente pose ya que la camisa le quedaba ceñida al cuerpo y se podía ver claramente los músculos de su espalda, además de que el pantalón se bajaba levemente hasta enseñar la goma de sus calzoncillos de nubes.
Después de unos minutos calentando todos los chicos se colocaron en sus posiciones mientras Keith colocaba a bunny en la suya.
-Ya sabes, si te llega el balón corre lo máxima que te den las piernas hasta allí- señaló un par de maletas que se habían colocado para marcar la linea de gol. -¿Vale?- le sonrió inocentemente y se fue hasta su posición.
En ese momento comenzó el juego, se creó una melé de chicos empujándose unos contra otros en mitad del campo, con expresiones duras y de agresibidad en el rostro. Vemos como Keith se retrasa unos cuantos pasos y el balón sale disparado desde esa melé hasta los brazos del rubio, él cual se percató del desmarque del conejo. -¡Barnaby!- cojió impulso y lanzó un balón bombeado perfectamente dirigido a los brazos del conejito.
Keith se había perdido en la conversación que mantenían Hyuga y Bunny, por supuesto miraba a ambos como si siguiese la conversación pero no entendía aquellas miradas que parecían destilar odio puro.
Cuando se fue a dar cuenta se encontraba recostado contra el tronco de un árbol y sosteniéndole aquella furiosa mirada al menor, el cual parecía que estubiese a punto de estallar. Keith iba a abrir la boca pero bunny se le adelanto. - Claro, claro, lo siento, de verdad, lo siento. Esto terminará pronto sólo estamos una hora y media entrenado, más bien, divirtiéndonos un rato. Intentaré colocarte contra Hyuga, pero cuidado con él... que muerde.- se llevó la mano a la marca del cuello con una sonrisa tonta en el rostro.
-Y, por favor, no te agobies- se puso a su lado para mirarlo a los ojos y para colocarle la mano sobre la cabeza a modo de caricia paternal -Esto es sólo un juego y pura deportividad. No existen ganadores ni perdodores, sólo unos cuantos amigos desentumeciendo sus músculos bajo el sol primaveral JAJAJAJAJAJAJA- rió fuertemente. -Venga que te ayudo a calentar.- Jaló de bunny hasta donde se encontraban los demás y se sentó allí.
-Venga chicos comenzamos con los estiramientos de siempre.-
Los chicos corearon un sí menos Hyuga y otro más que se acercaron - Sky, ¿cuales serán los equipos?- Hyuga tenía los brazos cruzados y una mirada entornadaposada en bunny.
-Pues lo de siempre, colocaos como os lo dice vuestro mister en los entrenamientos. Menos tu Hyuga, te colocarás en el equipo azul. Por ahora defenderás.-
El chico dio un respingo -Estaré en el quipo contrario al tuyo ¿porque?-
-¡Hyuga! ¡Haz lo que te digo!- Goodman siempre ha aparentado, y es, una cálida y buena persona pero en ese momento frunció el ceño mientras su mirada azul se endurecía y se clavaba en los negros orbes contrarios. -Hoy la diosa del deporte lo ha querido asi- sentenció con voz dura.
El moreno dio un paso atrás, sacó el labio inferior y se fue a calentar. Goodman, por su parte, suspiró con pesar -Este niño... bueno, Barnaby ayudame con el calentamiento anda- se señaló a su espalda para indicarle al conejo que le empujase la espalda para hacer los estiramientos. Mientras Keith abría las piernas y se doblaba hasta donde su elasticidad le dejaba.Una sujerente pose ya que la camisa le quedaba ceñida al cuerpo y se podía ver claramente los músculos de su espalda, además de que el pantalón se bajaba levemente hasta enseñar la goma de sus calzoncillos de nubes.
Después de unos minutos calentando todos los chicos se colocaron en sus posiciones mientras Keith colocaba a bunny en la suya.
-Ya sabes, si te llega el balón corre lo máxima que te den las piernas hasta allí- señaló un par de maletas que se habían colocado para marcar la linea de gol. -¿Vale?- le sonrió inocentemente y se fue hasta su posición.
En ese momento comenzó el juego, se creó una melé de chicos empujándose unos contra otros en mitad del campo, con expresiones duras y de agresibidad en el rostro. Vemos como Keith se retrasa unos cuantos pasos y el balón sale disparado desde esa melé hasta los brazos del rubio, él cual se percató del desmarque del conejo. -¡Barnaby!- cojió impulso y lanzó un balón bombeado perfectamente dirigido a los brazos del conejito.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Barnaby como buena persona que era le ayudó con los estiramientos, así sin dobles intensiones ni nada, sencillamente dándose el gusto de dejar bailar sus afilados ojos por la anatomía del mayor hasta perderse un segundo en la línea de los interiores. Para la mala suerte del conejo, uno de los chicos se había dado cuenta de ello, un chico que claramente tenía intenciones de lanzársele encima en cuanto el enfrentamiento comenzara...
Ya tenía claro lo básico del juego y dentro de su cabeza aún repasaba las palabras anteriores del mayor, ese morocho no tenía relación con Keith, ahora estaba seguro y no podía dejar de mostrarse confiado.
Cachó el balón sin problemas, si bien el rubio no era muy asiduo a jugar deportes de contacto, estaba en buenas condiciones. Resguardó la bola bajo uno de sus brazos y comenzó a correr hacia la línea de gol, había una ruta libre que fácilmente le haría colarse hasta la zona de anotación sin necesidad de enfrentarse a los chavales; no obstante el chiste de ese juego era divertirse y entrenar, el ojiazul se lo había dejado claro. Por tanto Bunny enfocó su atención en un jugador que se le acercaba y con el brazo que no sostenía la bola hizo que el contrario se fuera al césped, no fue un movimiento demasiado brusco, únicamente bunny ejerció la fuerza necesaria para tumbarlo. Siguió corriendo, no había estado tan mal, o tal vez tan sólo había derribado a un novato, ni idea.
Luego fue cuando la cosa se puso de verdad interesante... frente a él, a unos cuantos metros se hallaba Hyuga mirándole furioso, como si el simple hecho de haberle alejado de Goodman fuera más que suficiente para asesinarlo. Barnaby le sonrió de manera arrogante y miró hacia su derecha, por ahí había otra senda que le podría llevar a anotar sin tener que chocar con él ni con los otros chavales, pero no fue por ahí, el conejito prefirió ver de qué estaba hecho el tigre.
No disminuyó ni la velocidad ni nada de eso, sino que hasta pareció aumentarla al irse acercando al felino dando como resultado un golpe vigoroso. Brooks le había dado a Hyuga de lleno con el hombro y el pecho, inclusive utilizando los antebrazos para tirarle al campo y seguir con la carrera; sin embargo al dar una zancada más, el rubio se vio alcanzado por 2 jugadores rivales que se le fueron encima, uno a cada lado. Irremediablemente el conejo perdió la bola estando a unos cuantos pasos de anotar.
En lo que eso pasaba, Hyuga se había puesto de pie yendo en cuestión de segundos directamente hacia Bunny más que dispuesto a darle un buen golpe en los cojones y destrozarle la cara, esa tacleada había sido demasiado agresiva, además de ir con obvia hostilidad. El rubio se movió intentando esquivar el puño del tigre, mas no fue lo suficientemente rápido como para evitar que le diera en el rostro, específicamente en el pómulo izquierdo, el cual ahora estaba rojo y con un poco de tierra, seguro que no tardaría mucho para que la piel se le comenzara a poner morada. Hyuga tenía mucha más fuerza que la de cualquier joven de 16 años y por poco consigue tirar al conejo.
Barnaby se pasó la mano por la mejilla para quitarse la tierra y miró cómo un chaval trataba de retener al tigre - vaya... el rugby resultó más interesante de lo que pensé - susurró entre dientes, dándose la vuelta hasta localizar a Goodman con la mirada, estaba seguro que le echaría del campo aunque la verdad había valido la pena. No tenía ninguna intención de responder el golpe ¿por qué razón lo haría? en la tacleada había conseguido quebrar la nariz del muchacho y ahora sangraba levemente. Menos mal que era un juego porque siendo él un adulto y Hyuga un menor tendría todas las de perder en un juicio.
Los otros jugadores empezaban a hablar entre ellos, al parecer ninguno se había dado cuenta que los movimientos del rubio habían sido con toda la intención, con todo y que no venía siendo muy normal que el receptor se pusiera a tirar a sus oponentes.
Ya tenía claro lo básico del juego y dentro de su cabeza aún repasaba las palabras anteriores del mayor, ese morocho no tenía relación con Keith, ahora estaba seguro y no podía dejar de mostrarse confiado.
Cachó el balón sin problemas, si bien el rubio no era muy asiduo a jugar deportes de contacto, estaba en buenas condiciones. Resguardó la bola bajo uno de sus brazos y comenzó a correr hacia la línea de gol, había una ruta libre que fácilmente le haría colarse hasta la zona de anotación sin necesidad de enfrentarse a los chavales; no obstante el chiste de ese juego era divertirse y entrenar, el ojiazul se lo había dejado claro. Por tanto Bunny enfocó su atención en un jugador que se le acercaba y con el brazo que no sostenía la bola hizo que el contrario se fuera al césped, no fue un movimiento demasiado brusco, únicamente bunny ejerció la fuerza necesaria para tumbarlo. Siguió corriendo, no había estado tan mal, o tal vez tan sólo había derribado a un novato, ni idea.
Luego fue cuando la cosa se puso de verdad interesante... frente a él, a unos cuantos metros se hallaba Hyuga mirándole furioso, como si el simple hecho de haberle alejado de Goodman fuera más que suficiente para asesinarlo. Barnaby le sonrió de manera arrogante y miró hacia su derecha, por ahí había otra senda que le podría llevar a anotar sin tener que chocar con él ni con los otros chavales, pero no fue por ahí, el conejito prefirió ver de qué estaba hecho el tigre.
No disminuyó ni la velocidad ni nada de eso, sino que hasta pareció aumentarla al irse acercando al felino dando como resultado un golpe vigoroso. Brooks le había dado a Hyuga de lleno con el hombro y el pecho, inclusive utilizando los antebrazos para tirarle al campo y seguir con la carrera; sin embargo al dar una zancada más, el rubio se vio alcanzado por 2 jugadores rivales que se le fueron encima, uno a cada lado. Irremediablemente el conejo perdió la bola estando a unos cuantos pasos de anotar.
En lo que eso pasaba, Hyuga se había puesto de pie yendo en cuestión de segundos directamente hacia Bunny más que dispuesto a darle un buen golpe en los cojones y destrozarle la cara, esa tacleada había sido demasiado agresiva, además de ir con obvia hostilidad. El rubio se movió intentando esquivar el puño del tigre, mas no fue lo suficientemente rápido como para evitar que le diera en el rostro, específicamente en el pómulo izquierdo, el cual ahora estaba rojo y con un poco de tierra, seguro que no tardaría mucho para que la piel se le comenzara a poner morada. Hyuga tenía mucha más fuerza que la de cualquier joven de 16 años y por poco consigue tirar al conejo.
Barnaby se pasó la mano por la mejilla para quitarse la tierra y miró cómo un chaval trataba de retener al tigre - vaya... el rugby resultó más interesante de lo que pensé - susurró entre dientes, dándose la vuelta hasta localizar a Goodman con la mirada, estaba seguro que le echaría del campo aunque la verdad había valido la pena. No tenía ninguna intención de responder el golpe ¿por qué razón lo haría? en la tacleada había conseguido quebrar la nariz del muchacho y ahora sangraba levemente. Menos mal que era un juego porque siendo él un adulto y Hyuga un menor tendría todas las de perder en un juicio.
Los otros jugadores empezaban a hablar entre ellos, al parecer ninguno se había dado cuenta que los movimientos del rubio habían sido con toda la intención, con todo y que no venía siendo muy normal que el receptor se pusiera a tirar a sus oponentes.
- Spoiler:
- lamento si a veces exagero un poco xDU además como ya habrás notado no soy bueno manejando otros personajes xDD
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Cuando quiso darse cuenta de lo que ocurría ya era demasiado tarde. Había visto, mientras se levantaba del suelo porque le habían placado momentos antes, como Barnaby impactaba contra Hyuga. - Le dije que no lo hiciera- se incorporaba con expresión de preocupación en el rostro, expresión que se agravó mientras se iba a cercando a los chicos del equipo que se habían juntado para apartar a Hyuga de Barnaby.
-¿¡Pero que está pasando aqui?!- preguntó molesto mientras se abría paso entre los chicos -¡Hyuga!- se asustó al verlo sangrar a borbotones, para luego asustarseaún más al desviar la vista para el conejo y verle la cara enrrojecida. -¡Ya es suficiente!- todos los integrantes se giraron para mirar al mayor porque no era normal que se enfadara. -Vosotros dos ¡al banquillo!- señaló con el ceño fruncido y la boca torcida hacia bajo, el tronco de un gran árbol donde se hayaban las maletas de los chicos todas amontonadas.
- Los demás seguid entrenando-
-Pero Sky...-
-Albien, sustituye a Hyuga, Noa sustituirá a Barnaby y Kalep me sustituirá como controlador del juego-
-Perooooo- decían a coro.
-Chicos, chicos, tranquilos yo os estaré observando y ayudando desde la banda.- se hizó un coro alrededor de Goodman -Pensad que no me tendreis en los partidos de verdad- les sonrio con calidez. -Yo se que podreis hacerlo a la perfección. Confiad en vuestro director del juego y en vosotros mismos- decia con la voz alta y clara y con los brazos puestos en la cintura.
-Sólo sera por hoy, la proxima semana jugaremos todos juntos, ahora me ocuparé de estos dos-
-No seas muy duro con ellos Sky-
-Gracias, de verdad gracias- gesticulaba bruscamente mientras los demás volvian a sus posiciones en el campo. -Y vosotros dos...- suspiró mientras ayudaba a Barnaby a incorporarse - a ver que hacemos con esos golpes- volvió a sonreir de manera angelical mientras los dirigía hacia un improvisado banquillo, o sea, sentados bajo la sombra de un árbol.
-Hyuga, ¿que te he dicho millones de veces?- Hyuga se había sentado con las piernas abiertas y Keith estaba arrodillado frente a él mirándole el golpe de la nariz.
-¡Ya lo se! Que me controle...¡ay!- se quejó al sentir los dedos de Goodman en su nariz.
-Perdón. Pues si ya lo sabes no se porque vuelves a las andadas.Así no vas a conseguir nunca una novia y ya sabes que no puedes ir por ahí pegándole a la gente. ¿Qué te ha hecho Barnaby?- preguntaba mientras limpiaba la herida, le colocaba una cura y le daba una bolsa con hielo para la inflamación.
Hyuga se había puesto colorado dada la cercanía de la cara de Goodman -El no me ha hecho nada, solo... es que...- y luego balbuceó algo inentendible -¡nah! ¡no es nada!- se alteró y miró para otro lado. No quería que Keith lo viese ponerse colorado aunque el mayor no le dió importancia al sonrojo porque se lo atribuyó a que el chico estaba haciendo deporte y estaba acalorado. Hyuga tampoco quería confesarle lo que sentía por él y quele había pegado a Barnaby por puros celos.
Si, Goodman no se entera de nada.
-Bueno, vale, como quieras. Ya sabes lo que tienes que hacer.-
-Hielo, baja la hinchazón y mirar al cielo.- Hyuga se colocó el hielo sobre la nariz y miró hacia arriba.
Keith sonrió agradecido -Ahora vamos contigo- el rubio se arrodilló ante el menor con una nueva bolsa de hielo en la mano.
-Barnaby. No te dije que tu función era la de correr, no la de taclear- se acercó al rostro ajeno a la vez que agarraba a Barnaby por la barbilla para poder moverle la cara. Sus azules ojos excrutaban el daño sobre la mejilla. Sus pestañas eran largas y rubias las cuales se veían cuando el mayor entornaba los ojos.
-Te has librado de un golpe peor, si no hubiesen sujetado a Hyuga te hubieses llevado más de un golpe-
-¡Ey!- se quejó el tigre mientras Goodman miró al moreno de reojo, negó con la cabeza y sonrió.
El mayor rozaba lenta y cariñosamente la zona herida con la llema de sus dedos para comprobar la gravedad del golpe. Goodman se encontraba muy cerca del rostro de su compañero -Abre la boca- canturreó mientras forzaba la boca del conejo para obserbar si se había roto algún diente -Tienes la cabeza dura Barnaby y una bonita dentadura. Deberías sonreir más- le dió un ejemplo de su sonrisa blanca y perfecta. -Ponte el hielo y esta crema te la llevas a casa por si te duele mucho- le puso en la palma de la mano una crema para los golpes.
Se separó un poco del conejo -Creo que ninguno de los dos jugará más por hoy. Barnaby si te duele mucho iremos a un hospital y tu Hyuga igual, aunque de tantos golpes que has recibido en la nariz no se como no la tienes a prueba de bombas- rio fuertmente con las manos en la cintura mientras el moreno fruncia el ceño algo enfadado.
off: no importa, si no se te da bien controlar otros personajes practica conmigo ¡animo! no es tan dificil-
-¿¡Pero que está pasando aqui?!- preguntó molesto mientras se abría paso entre los chicos -¡Hyuga!- se asustó al verlo sangrar a borbotones, para luego asustarseaún más al desviar la vista para el conejo y verle la cara enrrojecida. -¡Ya es suficiente!- todos los integrantes se giraron para mirar al mayor porque no era normal que se enfadara. -Vosotros dos ¡al banquillo!- señaló con el ceño fruncido y la boca torcida hacia bajo, el tronco de un gran árbol donde se hayaban las maletas de los chicos todas amontonadas.
- Los demás seguid entrenando-
-Pero Sky...-
-Albien, sustituye a Hyuga, Noa sustituirá a Barnaby y Kalep me sustituirá como controlador del juego-
-Perooooo- decían a coro.
-Chicos, chicos, tranquilos yo os estaré observando y ayudando desde la banda.- se hizó un coro alrededor de Goodman -Pensad que no me tendreis en los partidos de verdad- les sonrio con calidez. -Yo se que podreis hacerlo a la perfección. Confiad en vuestro director del juego y en vosotros mismos- decia con la voz alta y clara y con los brazos puestos en la cintura.
-Sólo sera por hoy, la proxima semana jugaremos todos juntos, ahora me ocuparé de estos dos-
-No seas muy duro con ellos Sky-
-Gracias, de verdad gracias- gesticulaba bruscamente mientras los demás volvian a sus posiciones en el campo. -Y vosotros dos...- suspiró mientras ayudaba a Barnaby a incorporarse - a ver que hacemos con esos golpes- volvió a sonreir de manera angelical mientras los dirigía hacia un improvisado banquillo, o sea, sentados bajo la sombra de un árbol.
-Hyuga, ¿que te he dicho millones de veces?- Hyuga se había sentado con las piernas abiertas y Keith estaba arrodillado frente a él mirándole el golpe de la nariz.
-¡Ya lo se! Que me controle...¡ay!- se quejó al sentir los dedos de Goodman en su nariz.
-Perdón. Pues si ya lo sabes no se porque vuelves a las andadas.Así no vas a conseguir nunca una novia y ya sabes que no puedes ir por ahí pegándole a la gente. ¿Qué te ha hecho Barnaby?- preguntaba mientras limpiaba la herida, le colocaba una cura y le daba una bolsa con hielo para la inflamación.
Hyuga se había puesto colorado dada la cercanía de la cara de Goodman -El no me ha hecho nada, solo... es que...- y luego balbuceó algo inentendible -¡nah! ¡no es nada!- se alteró y miró para otro lado. No quería que Keith lo viese ponerse colorado aunque el mayor no le dió importancia al sonrojo porque se lo atribuyó a que el chico estaba haciendo deporte y estaba acalorado. Hyuga tampoco quería confesarle lo que sentía por él y quele había pegado a Barnaby por puros celos.
Si, Goodman no se entera de nada.
-Bueno, vale, como quieras. Ya sabes lo que tienes que hacer.-
-Hielo, baja la hinchazón y mirar al cielo.- Hyuga se colocó el hielo sobre la nariz y miró hacia arriba.
Keith sonrió agradecido -Ahora vamos contigo- el rubio se arrodilló ante el menor con una nueva bolsa de hielo en la mano.
-Barnaby. No te dije que tu función era la de correr, no la de taclear- se acercó al rostro ajeno a la vez que agarraba a Barnaby por la barbilla para poder moverle la cara. Sus azules ojos excrutaban el daño sobre la mejilla. Sus pestañas eran largas y rubias las cuales se veían cuando el mayor entornaba los ojos.
-Te has librado de un golpe peor, si no hubiesen sujetado a Hyuga te hubieses llevado más de un golpe-
-¡Ey!- se quejó el tigre mientras Goodman miró al moreno de reojo, negó con la cabeza y sonrió.
El mayor rozaba lenta y cariñosamente la zona herida con la llema de sus dedos para comprobar la gravedad del golpe. Goodman se encontraba muy cerca del rostro de su compañero -Abre la boca- canturreó mientras forzaba la boca del conejo para obserbar si se había roto algún diente -Tienes la cabeza dura Barnaby y una bonita dentadura. Deberías sonreir más- le dió un ejemplo de su sonrisa blanca y perfecta. -Ponte el hielo y esta crema te la llevas a casa por si te duele mucho- le puso en la palma de la mano una crema para los golpes.
Se separó un poco del conejo -Creo que ninguno de los dos jugará más por hoy. Barnaby si te duele mucho iremos a un hospital y tu Hyuga igual, aunque de tantos golpes que has recibido en la nariz no se como no la tienes a prueba de bombas- rio fuertmente con las manos en la cintura mientras el moreno fruncia el ceño algo enfadado.
off: no importa, si no se te da bien controlar otros personajes practica conmigo ¡animo! no es tan dificil-
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Se dejó llevar hasta la improvisada banca sin rechistar y esperó tranquilo a que el jugador de rugby terminara de acomodarle la nariz al muchacho, luego fue su turno y permaneció igual de calmado, el golpe no era tan grave después de todo - creía que el objetivo del juego era divertirse, yo lo he hecho - se excusó sin perder detalle del rostro del rubio, se le marcaban algunas arruguitas a la hora de sonreír, pero lejos de restarle atractivo, le daban un toque digamos interesante. Tampoco entendía cómo era posible que siendo un deportista pudiera tener el tacto tan suave. No, más bien era que su mejilla estaba tan adormecida que ya ni siquiera podía sentir la textura de las yemas del mayor.
- baka - suspiró, el rubio no se había dado cuenta que todo había sido por él ¿cierto? ni modo, no había nada que hacerse si el ojiazul continuaba perdido en su mundo de ignorancia - Keith-san si el entrenamiento terminó, lo mejor va siendo que me vaya, no quisiera más lesiones - el conejo se puso de pie y miró la crema en su palma. Planeaba guardarla en uno de sus bolsillos, pero al meter la mano se dio cuenta que su móvil tenía la pantalla rota por la mitad. Elevó una ceja y volvió a suspirar, el karma no perdonaba a nadie.
En teoría debería de volver con el mayor a su departamento para recoger sus ropas y gafas, pero naaa, la verdad no era necesario hacerlo puesto que tenía otros 4 pares de lentes esperándole en casa... igual la ropa no era un problema, además estaba toda manchada el helado. Lo mejor era que Keith la botara.
Sin tener más que acotar, el conejito dio un par de pasos hacia adelante en busca de salir del campo de prácticas; sin embargo antes de alejarse demasiado escuchó una risilla por parte de Hyuga como si éste se hubiera quedado con el premio del día. Bunny frenó en seco y observó a Goodman con una sonrisa tan amplia como la que él le había mostrado minutos antes ignorando por completo al ahora feliz muchacho - ah sí, antes de que se me olvide debo hacer algo... - se acercó hasta el mayor y sin cambiar la expresión en su rostro le mordió fuertemente los labios hasta sentir la carne ablandarse entre sus dientes. El mordisco no había durado más de un segundo y tras hacerlo el conejo se relamió alejándose pronto de Goodman para ahora ir a plantarse frente al joven moreno que repentinamente parecía haberse quedado mudo - así es como se deben dar las mordidas Hyuga-kun, recuérdalo bien - sonrió campante.
Listo, si bien el rubio no quedaba satisfecho por un mordisco simplón, por lo menos había podido saborear una pequeña porción de Keith y de paso morir de gusto con la mueca que el chaval tenía pintada en el rostro.
Antes de continuar avanzando, el conejo bajó el cuerpo buscando ver la expresión de Hyuga a detalle y estiró el cuello para susurrarle al oído una oración que hizo que las orbes oscuras del muchacho se abrieran enteramente - no sé qué tanto esperas, si realmente te gusta el grandulón deberías abrir la boca y decírselo... que si no te decides pronto, no me hago responsable de lo que yo pueda hacerle - el chico en primera instancia tuvo el reflejo de apartarle con un golpe, sin embaro ahogó el impulso para sencillamente quitárselo de un empujón. Barnaby torció los labios y todo digno volvió a incorporarse. Hacer de cupido no estaba entre sus planes y menos para un mocoso que le había marcado el rostro, pero en fin, por alguna razón le gustaba tener enemigos.
- ja ne~ - masculló simple sin dirigirse a ninguno de los 2 en particular y comenzó a alejarse.
La jornada no había sido una pérdida total... aunque por no poner suficiente atención no se dio cuenta que cuando ya andaba a unos cuantos metros del arbol, el llamado Hyuga se había lanzado corriendo hacia él más que dispuesto a desquitarse por la mordida ¿qué putada tenía Goodman para hacer a los jóvenes reaccionar así?
- baka - suspiró, el rubio no se había dado cuenta que todo había sido por él ¿cierto? ni modo, no había nada que hacerse si el ojiazul continuaba perdido en su mundo de ignorancia - Keith-san si el entrenamiento terminó, lo mejor va siendo que me vaya, no quisiera más lesiones - el conejo se puso de pie y miró la crema en su palma. Planeaba guardarla en uno de sus bolsillos, pero al meter la mano se dio cuenta que su móvil tenía la pantalla rota por la mitad. Elevó una ceja y volvió a suspirar, el karma no perdonaba a nadie.
En teoría debería de volver con el mayor a su departamento para recoger sus ropas y gafas, pero naaa, la verdad no era necesario hacerlo puesto que tenía otros 4 pares de lentes esperándole en casa... igual la ropa no era un problema, además estaba toda manchada el helado. Lo mejor era que Keith la botara.
Sin tener más que acotar, el conejito dio un par de pasos hacia adelante en busca de salir del campo de prácticas; sin embargo antes de alejarse demasiado escuchó una risilla por parte de Hyuga como si éste se hubiera quedado con el premio del día. Bunny frenó en seco y observó a Goodman con una sonrisa tan amplia como la que él le había mostrado minutos antes ignorando por completo al ahora feliz muchacho - ah sí, antes de que se me olvide debo hacer algo... - se acercó hasta el mayor y sin cambiar la expresión en su rostro le mordió fuertemente los labios hasta sentir la carne ablandarse entre sus dientes. El mordisco no había durado más de un segundo y tras hacerlo el conejo se relamió alejándose pronto de Goodman para ahora ir a plantarse frente al joven moreno que repentinamente parecía haberse quedado mudo - así es como se deben dar las mordidas Hyuga-kun, recuérdalo bien - sonrió campante.
Listo, si bien el rubio no quedaba satisfecho por un mordisco simplón, por lo menos había podido saborear una pequeña porción de Keith y de paso morir de gusto con la mueca que el chaval tenía pintada en el rostro.
Antes de continuar avanzando, el conejo bajó el cuerpo buscando ver la expresión de Hyuga a detalle y estiró el cuello para susurrarle al oído una oración que hizo que las orbes oscuras del muchacho se abrieran enteramente - no sé qué tanto esperas, si realmente te gusta el grandulón deberías abrir la boca y decírselo... que si no te decides pronto, no me hago responsable de lo que yo pueda hacerle - el chico en primera instancia tuvo el reflejo de apartarle con un golpe, sin embaro ahogó el impulso para sencillamente quitárselo de un empujón. Barnaby torció los labios y todo digno volvió a incorporarse. Hacer de cupido no estaba entre sus planes y menos para un mocoso que le había marcado el rostro, pero en fin, por alguna razón le gustaba tener enemigos.
- ja ne~ - masculló simple sin dirigirse a ninguno de los 2 en particular y comenzó a alejarse.
La jornada no había sido una pérdida total... aunque por no poner suficiente atención no se dio cuenta que cuando ya andaba a unos cuantos metros del arbol, el llamado Hyuga se había lanzado corriendo hacia él más que dispuesto a desquitarse por la mordida ¿qué putada tenía Goodman para hacer a los jóvenes reaccionar así?
- Spoiler:
- trataré~
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Se levantó a la vez que lo hacía Barnaby, sacudiéndose los pantalones con detenimiento –No si el entrenamiento no ha acabado, pero tú si te puedes ir. No creo que pudiese indemnizarte si sufrieras otro golpe ¡y que no me lo perdonaría en la vida!- se llevó las manos a la cabeza con cara de pena sólo con pensar que alguno de sus chicos o Barnaby sufriese algún que otro golpe.
Pero en ese momento vio como el conejo volvía sobre sus pasos -habrá olvidado algo- supuso mentalmente, pero fue en ese momento cuando sintió los dientes ajenos aferrados a esa parta tan sensible y blanda de su anatomía. Mientras era mordido apretó los ojos porque le dolía y un suave color rosáceo se posaba en sus mejillas.
Cuando se separaron a Goodman no se le podían abrir más los ojos mientras una enorme interrogación salía de su cabeza -¿eh? ¿¡eeehhh!?- parpadeaba atónito. No entendía lo que acababa de ocurrir.
Reaccionó cuando vio a Hyuga corriendo en busca del rubio con todas las malas intenciones del mundo. -¡Hyuga!- Goodman es rápido, muy rápido y dado que es más bajo que el mismo Hyuga comenzó su carrera lo más rápido que le daban sus pies. En un sprint envidiable para una persona de su edad, consiguió llegar hasta el moreno y placarlo desde atrás para que ambos derrapasen por el suelo un par de metros, llenándose la ropa de tierra y césped.
-¡Lo siento! De Verdad ¡lo siento!- lo decía pero su rostro no era el de una persona que pidiese perdón porque tenía el ceño fruncido. Por supuesto como Keith practica otros deportes de contacto, en cuanto inmovilizó al menor en el suelo, como reprimenda le practico una llave de judo
-Suéltame Sky- gritaba como un demonio. Ambos estaban como estaban, relativamente cerca del conejo, por poco no le golpean al caer al suelo.
-No, ¿para que? ¿Para golpear a Barnaby?- alzó una ceja. – Puede que estuviese algo despistado pero te conozco Hyuga- Goodman apretó más su llave y el chico se quejó. Al momento siguiente estaba allí todo el equipo intentando tranquilizar al joven tigre, disculpándose ante Goodman y Barnaby por el lamentable espectáculo.
- Tranquilos chicos, no es culpa vuestra pero decirle a su madre que lo meta a camino, si no, no habrá nadie en el mundo que lo soporte- rio para quitarle peso al mal momento que estaban pasando los jugadores -¿Verdad Barnaby?- le dio una fuertes palmadas en la espalda.
-¡SKY!- gritó el joven moreno mientras se giraba a mirarlo ya lejos de él y con dos compañeros flanqueándolo. Hyuga lo miró con el ceño fruncido pero las mejillas coloradas. ¡Intentaba declararse! Pero no pudo. Demasiada gente, mucha vergüenza y que es demasiado joven y sin experiencia, así se dio la vuelta y se fue conjunto sus compañeros.
Goodman, por su parte, había ladeado la cabeza, cuan perro, porque no entendió a que venía aquel grito – me quería decir algo ¿no? Si tenía algo que decir que me lo diga, todavía no soy capaz de leer la mente JAJAJAJA- rio con los brazos en la cintura cuando, de repente, sintió algo en sus pies -¡Marc! ¿Qué tal?- se acuclilló para acariciarlo amorosamente y darle un beso en el hocico. –Vamos a llevar a Barnaby a la parada de autobús más cercana- hablaba con el perro mientras se ponía en marcha.
-Barnaby, disculpa, de verdad, disculpa lo que te ha hecho Hyuga. Lo que no se es porque te ha querido “matar” un par de veces ¿os conocíais de antes? ¡Ah!- como si lo recordara ahora - ¡Disculpa! De verdad ¡disculpa! Pero… ¿Por qué me mordiste los labios? Es que me hiciste daño. Ahora los tengo todos rojos – a Keith se le escapó una lagrimilla de dolor.
Es verdad que ahora sus labios estaban rojos e hinchados por el mordisco. El mayor se los palpaba para saber si tenía sangre - ¿A donde vas ahora? ¿Volvemos a mi casa para que te cambies? ¡Por mi no hay problema! ¡Así te comes lo que quedó del desayuno! ¡Que estás muy flaco!- parecía un padre… ¡peor! Una madre.
Pero en ese momento vio como el conejo volvía sobre sus pasos -habrá olvidado algo- supuso mentalmente, pero fue en ese momento cuando sintió los dientes ajenos aferrados a esa parta tan sensible y blanda de su anatomía. Mientras era mordido apretó los ojos porque le dolía y un suave color rosáceo se posaba en sus mejillas.
Cuando se separaron a Goodman no se le podían abrir más los ojos mientras una enorme interrogación salía de su cabeza -¿eh? ¿¡eeehhh!?- parpadeaba atónito. No entendía lo que acababa de ocurrir.
Reaccionó cuando vio a Hyuga corriendo en busca del rubio con todas las malas intenciones del mundo. -¡Hyuga!- Goodman es rápido, muy rápido y dado que es más bajo que el mismo Hyuga comenzó su carrera lo más rápido que le daban sus pies. En un sprint envidiable para una persona de su edad, consiguió llegar hasta el moreno y placarlo desde atrás para que ambos derrapasen por el suelo un par de metros, llenándose la ropa de tierra y césped.
-¡Lo siento! De Verdad ¡lo siento!- lo decía pero su rostro no era el de una persona que pidiese perdón porque tenía el ceño fruncido. Por supuesto como Keith practica otros deportes de contacto, en cuanto inmovilizó al menor en el suelo, como reprimenda le practico una llave de judo
- Spoiler:
-Suéltame Sky- gritaba como un demonio. Ambos estaban como estaban, relativamente cerca del conejo, por poco no le golpean al caer al suelo.
-No, ¿para que? ¿Para golpear a Barnaby?- alzó una ceja. – Puede que estuviese algo despistado pero te conozco Hyuga- Goodman apretó más su llave y el chico se quejó. Al momento siguiente estaba allí todo el equipo intentando tranquilizar al joven tigre, disculpándose ante Goodman y Barnaby por el lamentable espectáculo.
- Tranquilos chicos, no es culpa vuestra pero decirle a su madre que lo meta a camino, si no, no habrá nadie en el mundo que lo soporte- rio para quitarle peso al mal momento que estaban pasando los jugadores -¿Verdad Barnaby?- le dio una fuertes palmadas en la espalda.
-¡SKY!- gritó el joven moreno mientras se giraba a mirarlo ya lejos de él y con dos compañeros flanqueándolo. Hyuga lo miró con el ceño fruncido pero las mejillas coloradas. ¡Intentaba declararse! Pero no pudo. Demasiada gente, mucha vergüenza y que es demasiado joven y sin experiencia, así se dio la vuelta y se fue conjunto sus compañeros.
Goodman, por su parte, había ladeado la cabeza, cuan perro, porque no entendió a que venía aquel grito – me quería decir algo ¿no? Si tenía algo que decir que me lo diga, todavía no soy capaz de leer la mente JAJAJAJA- rio con los brazos en la cintura cuando, de repente, sintió algo en sus pies -¡Marc! ¿Qué tal?- se acuclilló para acariciarlo amorosamente y darle un beso en el hocico. –Vamos a llevar a Barnaby a la parada de autobús más cercana- hablaba con el perro mientras se ponía en marcha.
-Barnaby, disculpa, de verdad, disculpa lo que te ha hecho Hyuga. Lo que no se es porque te ha querido “matar” un par de veces ¿os conocíais de antes? ¡Ah!- como si lo recordara ahora - ¡Disculpa! De verdad ¡disculpa! Pero… ¿Por qué me mordiste los labios? Es que me hiciste daño. Ahora los tengo todos rojos – a Keith se le escapó una lagrimilla de dolor.
Es verdad que ahora sus labios estaban rojos e hinchados por el mordisco. El mayor se los palpaba para saber si tenía sangre - ¿A donde vas ahora? ¿Volvemos a mi casa para que te cambies? ¡Por mi no hay problema! ¡Así te comes lo que quedó del desayuno! ¡Que estás muy flaco!- parecía un padre… ¡peor! Una madre.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Se quedó viendo el espectáculo de lucha con media sonrisita, recién se daba cuenta de lo buen deportista que era Goodman y la razón de tanto trofeo inundando su departamento. El conejo hizo un amago de ayudarle para contener al tigre, pero al final se mantuvo como espectador, pensando en lo afortunado que era al ya haber dejado atrás la adolescencia. Resultaba hilarante lo que una pequeña dosis de hormonas obligaba a hacer a los muchachos.
- es la primera vez que nos encontramos, supongo que no le caí bien y... no tienes que pedir disculpas, tú no has hecho nada - sonrió para sí. Por un segundo llegó a pensar que Hyuga "abriría su corazón", sin embargo fue sólo un susto, al parecer al joven le hacía falta un toque de coraje entre tanta hormona sexual.
Acarició a Marc, mismo que todavía a estas alturas no terminaba de tenerle confianza y digo esto por los ligeros gruñiditos que emitía. Después fijó su atención en el ojiazul, mirándole bien los labios - ¿te lastimé? - balbuceó un instante, pero de inmediato recobró la compostura que le caracterizaba, aproximándose un poco más - la mordida era parte de un pequeño juego que tenía con Hyuga-kun. Perdona, la próxima vez que piense hacerlo te diré antes - sonreía. No le estaba tocando, pero Barnaby se encontraba tan cerca de su carita que podía escuchar el sonido que hacía al respirar.
En efecto su boca se notaba algo maltratada y pulsante, mas no era nada que no se solucionara con ayuda de un poco de hielo. Por un segundo, Bunny pensó en rozarle; sin embargo, tenía las manos llenas de tierra.... hmn ahora se percataba que el mismo Goodman le había ensuciado la cara momentos antes al haberle tocado así de confianzudo y él ni lo había tomado en cuenta, con todo y que fuera fanático de la higiene - Keith-san tienes unos labios sabrosos - Barnaby les dio una última pasada y deshizo la cercanía al notar que el perro tenía puesta su atención en él. Era bien sabido que hasta los cachorros más dóciles tenían sus arranques asesinos cuando el amo se encontraba siendo agredido.
Caminó otro poco, lo mismo daba hacia que dirección lo hiciese puesto que tanto la estación de autobuses como el hogar de Goodman se encontraban en la misma dirección. El conejo se encontraba frente a la interrogante del siglo ¿qué debía hacer? como ahora ya no estaba ese molesto crío peleando por la atención del mayor, Barnaby podía darle hilo suelto a la hilacha y ver qué tan lejos podía llegar con él, aunque claro que nada más lo iba a hacer para matar el tiempo en lo que su día libre finalizaba, no era como si le gustara ni nada de eso... o al menos eso era lo que él quería creer.
- si te parece bien, vayamos a tu casa, ya veré cómo recompensarte por las molestias - fue ahí que un vendedor de helados pasó frente a ellos. Llevaba al frente un carrito pequeño con campañilla que no tenía demasiada variedad en cuando al sabor de los helados. Bunny volvió a mirar los labios ajenos e inmediatamente hizo lo mismo con el campo de rugby. El hielo que Keith le había puesto en la mejilla estaba en el campo y para ser sinceros al conejo le daba algo de flojera ir hasta allá por tan poco. Era más factible un helado.
Detuvo al hombre y pidió un paleta, cualquiera con mucha azúcar serviría ya que al parecer a Keith le gustaban las cosas empalagosas. A éste no le preguntó nada, simplemente en un par de segundos le extendió al pecho una paleta grande y de leche - espero que te disminuya un poco el dolor - el rubio no reparó mucho en dar detalles y le pagó al vendedor que siguió caminando en busca de un cliente más agradable.
- es la primera vez que nos encontramos, supongo que no le caí bien y... no tienes que pedir disculpas, tú no has hecho nada - sonrió para sí. Por un segundo llegó a pensar que Hyuga "abriría su corazón", sin embargo fue sólo un susto, al parecer al joven le hacía falta un toque de coraje entre tanta hormona sexual.
Acarició a Marc, mismo que todavía a estas alturas no terminaba de tenerle confianza y digo esto por los ligeros gruñiditos que emitía. Después fijó su atención en el ojiazul, mirándole bien los labios - ¿te lastimé? - balbuceó un instante, pero de inmediato recobró la compostura que le caracterizaba, aproximándose un poco más - la mordida era parte de un pequeño juego que tenía con Hyuga-kun. Perdona, la próxima vez que piense hacerlo te diré antes - sonreía. No le estaba tocando, pero Barnaby se encontraba tan cerca de su carita que podía escuchar el sonido que hacía al respirar.
En efecto su boca se notaba algo maltratada y pulsante, mas no era nada que no se solucionara con ayuda de un poco de hielo. Por un segundo, Bunny pensó en rozarle; sin embargo, tenía las manos llenas de tierra.... hmn ahora se percataba que el mismo Goodman le había ensuciado la cara momentos antes al haberle tocado así de confianzudo y él ni lo había tomado en cuenta, con todo y que fuera fanático de la higiene - Keith-san tienes unos labios sabrosos - Barnaby les dio una última pasada y deshizo la cercanía al notar que el perro tenía puesta su atención en él. Era bien sabido que hasta los cachorros más dóciles tenían sus arranques asesinos cuando el amo se encontraba siendo agredido.
Caminó otro poco, lo mismo daba hacia que dirección lo hiciese puesto que tanto la estación de autobuses como el hogar de Goodman se encontraban en la misma dirección. El conejo se encontraba frente a la interrogante del siglo ¿qué debía hacer? como ahora ya no estaba ese molesto crío peleando por la atención del mayor, Barnaby podía darle hilo suelto a la hilacha y ver qué tan lejos podía llegar con él, aunque claro que nada más lo iba a hacer para matar el tiempo en lo que su día libre finalizaba, no era como si le gustara ni nada de eso... o al menos eso era lo que él quería creer.
- si te parece bien, vayamos a tu casa, ya veré cómo recompensarte por las molestias - fue ahí que un vendedor de helados pasó frente a ellos. Llevaba al frente un carrito pequeño con campañilla que no tenía demasiada variedad en cuando al sabor de los helados. Bunny volvió a mirar los labios ajenos e inmediatamente hizo lo mismo con el campo de rugby. El hielo que Keith le había puesto en la mejilla estaba en el campo y para ser sinceros al conejo le daba algo de flojera ir hasta allá por tan poco. Era más factible un helado.
Detuvo al hombre y pidió un paleta, cualquiera con mucha azúcar serviría ya que al parecer a Keith le gustaban las cosas empalagosas. A éste no le preguntó nada, simplemente en un par de segundos le extendió al pecho una paleta grande y de leche - espero que te disminuya un poco el dolor - el rubio no reparó mucho en dar detalles y le pagó al vendedor que siguió caminando en busca de un cliente más agradable.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Mientras Barnaby hablaba dándole explicaciones sobre el mordisco Goodman le escuchaba atentamente -¡Ah! Si sólo era eso- dijo despreocupado ante la cercanía del conejo y ante aquel comentario tan seductor -¿Ah si? Eso es porque me desayuné tus gofres y el helado- dio la explicación más lógica del mundo sin ver las segundas intenciones que podría tener el piropo de Bunny.
Justo jaló de Marc para que el carrito de los helados no le pasase por encima al perro -¿Para mi? ¡Gracias, de verdad, gracias!- Agradeció efusivamente aquella paleta blanca que poseía un extraño parecido a cierto órgano reproductor masculino ya que era cilíndrico.
-A mi casa, si mejor, así me quito la ropa y la pongo a lavar- decía con los labios puestos sobre el frío mientras se señalaba las enormes manchas de barro y césped que se impregnaron en sus ropas al placar a Hyuga.
-Si te pasas por mi casa, cámbiate, pero con tranquilidad que todavía es la una y no tienes que entras a trabajar hasta las cinco, O eso fue lo que me dijiste. ¡Toma! Pasea a Marc- se metió la paleta en la boca y le colocó la correa sobre la mano del conejo -No lo sueltes por nada del mundo. Le gusta jugar con otros perros así que si ve a alguno suele ir a conocerlo- aconsejaba con la paleta en una mano.
Era raro de ver, uno con un perro y el otro comiéndose un helado, parecían o: un par de niños o una pareja gay.
Mientras paseaban el mayor chupaba la paleta con tranquilidad y sosiego, paseando su lengua de abajo a arriba e introduciéndosela en la boca, a la vez saludaba a algún vecino que se encontraba en la acera de enfrente.
-¡Oye! Me acabo de dar cuenta ¿y el hielo que te di? ¿Lo dejaste en el parque?- Suspiró -bueno en casa hay más así te podrás poner la crema que te di. Después podemos ir al parque de perros, ¿verdad Marc?- Al escuchar esto el labrador se dio la vuelta para mirar a su amo con los ojos llenos de ilusión y para agradecérselo se tiró sobre él poniéndole las patas sobre el pecho para lamerle la cara.
-Ya, ya, esta bien chico al suelo- Goodman apartaba la cara pero con una sonrisa. El perro olió el helado y fue a por él pero Keith lo apartó a tiempo -Esto no es para ti. En casa te daré tus golosinas- no tendría que haberlo dicho, en cuanto Marc escuchó aquello comenzó a tirar de la correa para que Barnaby acelerase el paso y llegar lo antes posible a sus golosinas.
-Ja ja ja ja ja ¡vamos Barnaby! acelera el paso o Marc te tirara al suelo- Keith comenzó a trotar al lado de su perro y aque este tenía mucha potencia cuando tiraba dela correa.
A esa velocidad pronto llegaron al piso de Goodman. Este abrió la puerta y el perro entro como una exhalación hacia la cocina -¡Ya va, no seas impaciente!. Por favor Barnaby descansa, ahora mismo te traigo el hielo- el mayor en la cocina agarró uno de esos hielos ara deportistas que parece un gel de color azul que se congela las veces que quieras, lo envolvió en un paño y se lo tendió a Barnaby -Si te quieres duchar sólo dilo, porque tienes toda la cara manchada JAJAJAJAJA- rió divertido al ver ciertas partes de la cara ajena teñidas de verde.
El no se había visto en un espejo porque su cara andaba igual de manchada.
Le dio las golosinas al perro -Voy a ducharme- le dijo mientras se despojaba de la camisa delante del menor -Ahí tienes el mando de la tele para que no te aburras y los huevos con bacon de esta mañana están en la mesa de la cocina- se encaminó hacia el baño desatándose las zapatillas deportivas y dejándolas en el alféizar de la ventana del salón.
En el baño, sin cerrar la puerta ya que le daba un poco igual quien le viese porque, según Keith, Barnaby y él tenían lo mismo, ninguno se iba a asustar. Pues cuando se desprendió de su ropa se percató de que estaba tan sucia que tendría que lavarla ya mismo y a parte de la de mas ropa. Así que se fue a la cocina, en calzoncillos, agarro un balde, lo llenó de agua con detergente y allí lo dejó. -¡Barnaby! ¿Las manchas de césped salen de la ropa?- Preguntó a voz en grito por si daba la casualidad de que el conejo supiese algún remedio contra las manchas rebeldes.
En ese momento Marc le dio por lamerle una nalga a su amo. Se tensó y se puso algo colorado -¡EY! ¡Eso no se hace!- le sermoneó y el perro bajo las orejas. Marc se fue a buscar a Barnaby para que lo consolara. Mientras Keith se dirigía de nuevo al baño.
Justo jaló de Marc para que el carrito de los helados no le pasase por encima al perro -¿Para mi? ¡Gracias, de verdad, gracias!- Agradeció efusivamente aquella paleta blanca que poseía un extraño parecido a cierto órgano reproductor masculino ya que era cilíndrico.
-A mi casa, si mejor, así me quito la ropa y la pongo a lavar- decía con los labios puestos sobre el frío mientras se señalaba las enormes manchas de barro y césped que se impregnaron en sus ropas al placar a Hyuga.
-Si te pasas por mi casa, cámbiate, pero con tranquilidad que todavía es la una y no tienes que entras a trabajar hasta las cinco, O eso fue lo que me dijiste. ¡Toma! Pasea a Marc- se metió la paleta en la boca y le colocó la correa sobre la mano del conejo -No lo sueltes por nada del mundo. Le gusta jugar con otros perros así que si ve a alguno suele ir a conocerlo- aconsejaba con la paleta en una mano.
Era raro de ver, uno con un perro y el otro comiéndose un helado, parecían o: un par de niños o una pareja gay.
Mientras paseaban el mayor chupaba la paleta con tranquilidad y sosiego, paseando su lengua de abajo a arriba e introduciéndosela en la boca, a la vez saludaba a algún vecino que se encontraba en la acera de enfrente.
-¡Oye! Me acabo de dar cuenta ¿y el hielo que te di? ¿Lo dejaste en el parque?- Suspiró -bueno en casa hay más así te podrás poner la crema que te di. Después podemos ir al parque de perros, ¿verdad Marc?- Al escuchar esto el labrador se dio la vuelta para mirar a su amo con los ojos llenos de ilusión y para agradecérselo se tiró sobre él poniéndole las patas sobre el pecho para lamerle la cara.
-Ya, ya, esta bien chico al suelo- Goodman apartaba la cara pero con una sonrisa. El perro olió el helado y fue a por él pero Keith lo apartó a tiempo -Esto no es para ti. En casa te daré tus golosinas- no tendría que haberlo dicho, en cuanto Marc escuchó aquello comenzó a tirar de la correa para que Barnaby acelerase el paso y llegar lo antes posible a sus golosinas.
-Ja ja ja ja ja ¡vamos Barnaby! acelera el paso o Marc te tirara al suelo- Keith comenzó a trotar al lado de su perro y aque este tenía mucha potencia cuando tiraba dela correa.
A esa velocidad pronto llegaron al piso de Goodman. Este abrió la puerta y el perro entro como una exhalación hacia la cocina -¡Ya va, no seas impaciente!. Por favor Barnaby descansa, ahora mismo te traigo el hielo- el mayor en la cocina agarró uno de esos hielos ara deportistas que parece un gel de color azul que se congela las veces que quieras, lo envolvió en un paño y se lo tendió a Barnaby -Si te quieres duchar sólo dilo, porque tienes toda la cara manchada JAJAJAJAJA- rió divertido al ver ciertas partes de la cara ajena teñidas de verde.
El no se había visto en un espejo porque su cara andaba igual de manchada.
Le dio las golosinas al perro -Voy a ducharme- le dijo mientras se despojaba de la camisa delante del menor -Ahí tienes el mando de la tele para que no te aburras y los huevos con bacon de esta mañana están en la mesa de la cocina- se encaminó hacia el baño desatándose las zapatillas deportivas y dejándolas en el alféizar de la ventana del salón.
En el baño, sin cerrar la puerta ya que le daba un poco igual quien le viese porque, según Keith, Barnaby y él tenían lo mismo, ninguno se iba a asustar. Pues cuando se desprendió de su ropa se percató de que estaba tan sucia que tendría que lavarla ya mismo y a parte de la de mas ropa. Así que se fue a la cocina, en calzoncillos, agarro un balde, lo llenó de agua con detergente y allí lo dejó. -¡Barnaby! ¿Las manchas de césped salen de la ropa?- Preguntó a voz en grito por si daba la casualidad de que el conejo supiese algún remedio contra las manchas rebeldes.
En ese momento Marc le dio por lamerle una nalga a su amo. Se tensó y se puso algo colorado -¡EY! ¡Eso no se hace!- le sermoneó y el perro bajo las orejas. Marc se fue a buscar a Barnaby para que lo consolara. Mientras Keith se dirigía de nuevo al baño.
Invitado- Invitado
Re: ah... [privado]
Cuando se dio cuenta ya le había tocado pasear al perro y para acabarla de joder tenía que ir trotando - lo consientes demasiado, lo único que falta es que cuando ande en temporada también lo dejes folla... - cortó la frase. Se había perdido en lo único bueno de llevar la correa, o sea ir observando de soslayo la peculiar manera en la que Goodman devoraba la paleta. Usualmente se mordían, mas la traviesa lengua del rubio le daba para imaginarse muchas situaciones sexosas ¿le estaría provocando? naa eso era imposible, el sólo hecho de pesarlo hacía sentir al conejo como un idiota. El deportista lo debía estar haciendo inconscientemente, pero aunque lo hiciera sin querer lo hacía de una manera tan perfecta...
Con todo y que siempre hubiera preferido a los felinos, Barnaby pudo llevar al cachorro relativamente bien hasta llegar al departamento de Goodman. Una vez ahí, se sentó un instante en el brazo de uno de los sofás para recuperar el aire y de paso poder disfrutar desde primera fila el "striptease" que el ojiazul le regalaba. Claro que siempre haciéndolo con la almohadilla de gel frente a la cara para no parecer tan obvio - no tengo idea, llama a una criada para que te ayude. Siendo tan buen jugador deberías enviar tus cosas a la lavandería...- "o tirarlas y comprar nuevas, como yo" pensó sin prestarle atención al control remoto. No podría encontrar nada más interesante en estos momentos que el cuerpo del mayor.
Cuando el perro lamió a Keith, el conejo casi pierde el equilibrio debido a la impresión ¿por qué siendo tan mayor tenía que tener reacciones tan violables? era el colmo sentirse alterado por tan poco - buen perro Marc, la siguiente intenta que sea una mordida - le rascó tras la oreja con una mano mientras que la otra se ocupaba en detener un ligero un hilito rojo que salía de su nariz. El muchacho definitivamente tenía que dejar de ver el primer tipo de porno que encontraba en la red. Ahora mismo no podía dejar de pensar en situaciones en donde el can se montaba sobre el rubio y... cada vez que pensaba en eso otro chorro de sangre salía para ensuciarle la ropa.
Ya era suficiente, Bunny no podría aguantar mucho estando en aquella situación. Exhaló profundamente para frenar su hemorragia nasal, se colocó de pie y después tomó el tocino del desayuno, dándoselo a Marc para que se entretuviera un rato. Caminó con paso firme hasta el baño y se introdujo sin avisar.
Barnaby tenía puesta toda la ropa, incluidos los sneakers, no le importaba mojarse con tal de ver a Goodman tal y como había sido traído al mundo. Cerró la puerta tras él solamente por si acaso el perro se terminaba el bacon y decidía interrumpirlos. El seguro estaba de más, no conocía a ningún cachorro que fuera capaz de abrir los pasadores.
Como el resto del apartamento, el baño contaba con los aditamentos estrictamente necesarios, por lo que había mucho espacio. Tanto así que fácilmente entrarían unos tres adultos a la ducha y aún sobraría espacio para meter al perro. El de ojos aqua negó con la cabeza sonrojado, debía dejar de lado esa imagen del labrador lamiendo el trasero de Keith, una cosa era pensarlo y otra intentar realizarla, eso sería enfermizo, hasta para él - Keith-san - llamó su atención sin perder ni un segundo la oportunidad de mirarle las piernas y subir por los muslos hasta terminar en su torneado abdomen. El agua le cubría el cuerpo de una forma tan deliciosa que el conejito luchaba contra sí mismo por las ganas que tenía en ese momento de tocarlo.
Parecía que una nueva hemorragia se produciría, pero no dejó de mirar. Barnaby era incapaz de entender cómo un sujeto tan masculino le podía atraer a tal grado ya que normalmente se acostaba con hombres jóvenes y de una composición no tan gruesa como la que tenía Goodman. Avanzó a la ducha, mojándose apenas la punta de los tenis y le volvió a llamar - ¿qué tengo que hacer para acostarme contigo?... es un tanto incómodo verte y no poder lanzarme sobre ti sabes - continuaba viéndolo, pero esta vez únicamente lo hacía enfocando su maduro y lindo semblante. El mayor era fuerte y mucho más ágil que la mayoría de las personas, eso lo había comprobado en el campo de rugby, así que la idea de forzarle a tener sexo quedaba evidentemente descartada... quizás con un poco de alcohol sería distinto, ya pensaría en algo.
Con todo y que siempre hubiera preferido a los felinos, Barnaby pudo llevar al cachorro relativamente bien hasta llegar al departamento de Goodman. Una vez ahí, se sentó un instante en el brazo de uno de los sofás para recuperar el aire y de paso poder disfrutar desde primera fila el "striptease" que el ojiazul le regalaba. Claro que siempre haciéndolo con la almohadilla de gel frente a la cara para no parecer tan obvio - no tengo idea, llama a una criada para que te ayude. Siendo tan buen jugador deberías enviar tus cosas a la lavandería...- "o tirarlas y comprar nuevas, como yo" pensó sin prestarle atención al control remoto. No podría encontrar nada más interesante en estos momentos que el cuerpo del mayor.
Cuando el perro lamió a Keith, el conejo casi pierde el equilibrio debido a la impresión ¿por qué siendo tan mayor tenía que tener reacciones tan violables? era el colmo sentirse alterado por tan poco - buen perro Marc, la siguiente intenta que sea una mordida - le rascó tras la oreja con una mano mientras que la otra se ocupaba en detener un ligero un hilito rojo que salía de su nariz. El muchacho definitivamente tenía que dejar de ver el primer tipo de porno que encontraba en la red. Ahora mismo no podía dejar de pensar en situaciones en donde el can se montaba sobre el rubio y... cada vez que pensaba en eso otro chorro de sangre salía para ensuciarle la ropa.
Ya era suficiente, Bunny no podría aguantar mucho estando en aquella situación. Exhaló profundamente para frenar su hemorragia nasal, se colocó de pie y después tomó el tocino del desayuno, dándoselo a Marc para que se entretuviera un rato. Caminó con paso firme hasta el baño y se introdujo sin avisar.
Barnaby tenía puesta toda la ropa, incluidos los sneakers, no le importaba mojarse con tal de ver a Goodman tal y como había sido traído al mundo. Cerró la puerta tras él solamente por si acaso el perro se terminaba el bacon y decidía interrumpirlos. El seguro estaba de más, no conocía a ningún cachorro que fuera capaz de abrir los pasadores.
Como el resto del apartamento, el baño contaba con los aditamentos estrictamente necesarios, por lo que había mucho espacio. Tanto así que fácilmente entrarían unos tres adultos a la ducha y aún sobraría espacio para meter al perro. El de ojos aqua negó con la cabeza sonrojado, debía dejar de lado esa imagen del labrador lamiendo el trasero de Keith, una cosa era pensarlo y otra intentar realizarla, eso sería enfermizo, hasta para él - Keith-san - llamó su atención sin perder ni un segundo la oportunidad de mirarle las piernas y subir por los muslos hasta terminar en su torneado abdomen. El agua le cubría el cuerpo de una forma tan deliciosa que el conejito luchaba contra sí mismo por las ganas que tenía en ese momento de tocarlo.
Parecía que una nueva hemorragia se produciría, pero no dejó de mirar. Barnaby era incapaz de entender cómo un sujeto tan masculino le podía atraer a tal grado ya que normalmente se acostaba con hombres jóvenes y de una composición no tan gruesa como la que tenía Goodman. Avanzó a la ducha, mojándose apenas la punta de los tenis y le volvió a llamar - ¿qué tengo que hacer para acostarme contigo?... es un tanto incómodo verte y no poder lanzarme sobre ti sabes - continuaba viéndolo, pero esta vez únicamente lo hacía enfocando su maduro y lindo semblante. El mayor era fuerte y mucho más ágil que la mayoría de las personas, eso lo había comprobado en el campo de rugby, así que la idea de forzarle a tener sexo quedaba evidentemente descartada... quizás con un poco de alcohol sería distinto, ya pensaría en algo.
Invitado- Invitado
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» D e s i r e ~ (privado)
» It's okay to be gay [privado]
» Un mal día. ( privado )
» A f f a i r ~ (Privado)
» My Sweet Boy~ /Privado/
» It's okay to be gay [privado]
» Un mal día. ( privado )
» A f f a i r ~ (Privado)
» My Sweet Boy~ /Privado/
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.