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Los caprichos del Principe ||Privado||
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Los caprichos del Principe ||Privado||
Una vida totalmente relajada, tranquila, libre de preocupaciones. ¿Qué más podía pedir un “ex -principe” que termino con el corazón completamente destrozado? Nada en realidad. Hakim había cambiado mucho su forma de ser, ya no era más ese joven risueño, su sonrisa verdadera se había esfumado por completo quedando apenas vestigios poco visibles de la alegría que antes tanto le llenaba. Ahora era un completo pervertido, con un trabajo poco usual y sombrío, y es que bueno, era natural, comprensible hasta cierto punto que tras haber vivido un pésimo primer y único amor Hakim terminara así.
Hacía ya tiempo que había llegado a ese lugar, había pasado por muchos amoríos pasajeros, y de cierta forma estaba algo cansado de andar diciendo “te quiero” cuando realmente se engañaba a si mismo, desde aquel primer amor horrible, el decía estar enamorado de quien era su pareja, pero realmente solo se engañaba a si mismo para no dañar a las demás personas rompiendo al cabo de un tiempo de una forma sutil y tranquila.
Estaba cansado de eso, por ello, tener un tiempo de soledad no le era una mala idea.
Hakim había conseguido a base miradas convalecientes, y de sus dulces encantos, que un amigo suyo le prestara su pequeña cabaña en el bosque que estaba a no más de 5 min de unas aguas termales. Le pareció una buena idea el ir a vaguear por ahí, además era la primera vez que tenia la buena fortuna de visitar unas aguas termales, en su ciudad natal no existían cosas como esas así que siendo un fanático de las cosas nuevas no se pudo resistir a la idea y termino por ir. Además ofrecía una mejor oportunidad de relajación, a las afueras de la ciudad había unas aguas termales que ya antes le habían recomendado pero no le apetecía estar en el mismo lugar con otro montón de personas, así que de esa manera era mucho mejor.
Decidió irse caminando, a un lugar tan bonito y natural no sería correcto llegar con todos los lujos posibles. Se llevo solo ropa necesaria para quedarse ahí unos dos o tres días, su amigo le había hecho el favor de dejar comida suficiente no perecedera para que el moreno comiera, y el por su parte también llevo comida por si le daba mas hambre y no le ajustaba lo que le habían dejado, además llevaba aquel peluche en forma de elefante que le había dado su mejor amigo de la infancia antes de abandonar su ciudad natal, ciertamente y sin pena de decirlo, no podía estar sin el aunque a su edad fuese algo realmente estúpido.
Así pues y tras caminar un tiempo considerable, Hakim llego al lugar mencionado, la cabaña por fuera era sencillamente hermosa, con un acabado hecho por completo de madera, sencillo, pequeña y acorde al lugar. Se apuro a entrar para admirar el lugar. Olía muy rico a pura madera. Por dentro, el amueblado en su totalidad también estaba hecho de madera, la pequeña chimenea era encantadora, los adornos naturales, y obviamente libre de televisión o cualquier otro aparato electrónico, tampoco contaba con luz, solo con un calentador de agua que vio cuando salió por la parte de atrás de la casa.
Había lamparitas por todos lados, una que otra velita, para pasar tranquilo la noche. Hakim se sintió gozoso de poder estar en un lugar como ese, aunque por lo regular se la pasara en lugares joviales y entretenidos, no podía dejar de admirar los lugares como esos donde no hace falta nada más que un buen libro para pasarla agosto. Acomodo sus cosas tranquilo y por la ventana de la habitación, alcanzo a ver una especie de vapor saliendo por entre los árboles.
Sonrió para sus adentros y tras terminar de acomodar todo en su lugar, tomo una toalla y un cambio de ropa, con obvias razones, salió de la casa, la cerro bien y se encamino hacia las aguas termales.
Con paso tranquilo llego al fin, las miro por unos momentos y luego comenzó a quitarse la ropa sin preocuparse siquiera por que alguien rondara por ahí. Dejo toda su ropa en las piedras y Hakim entro finalmente en la razón de su emoción, las aguas termales, tan calientes pero relajantes, el bosque era frio, así que esa sensación cálida le reconfortaba. Recargo su espalda en la pared de piedra y suspiro profundamente mientras alzaba su rostro hacia el cielo, empezaba a obscurecer, eso le daría un ambiente más acogedor al lugar.
Hacía ya tiempo que había llegado a ese lugar, había pasado por muchos amoríos pasajeros, y de cierta forma estaba algo cansado de andar diciendo “te quiero” cuando realmente se engañaba a si mismo, desde aquel primer amor horrible, el decía estar enamorado de quien era su pareja, pero realmente solo se engañaba a si mismo para no dañar a las demás personas rompiendo al cabo de un tiempo de una forma sutil y tranquila.
Estaba cansado de eso, por ello, tener un tiempo de soledad no le era una mala idea.
Hakim había conseguido a base miradas convalecientes, y de sus dulces encantos, que un amigo suyo le prestara su pequeña cabaña en el bosque que estaba a no más de 5 min de unas aguas termales. Le pareció una buena idea el ir a vaguear por ahí, además era la primera vez que tenia la buena fortuna de visitar unas aguas termales, en su ciudad natal no existían cosas como esas así que siendo un fanático de las cosas nuevas no se pudo resistir a la idea y termino por ir. Además ofrecía una mejor oportunidad de relajación, a las afueras de la ciudad había unas aguas termales que ya antes le habían recomendado pero no le apetecía estar en el mismo lugar con otro montón de personas, así que de esa manera era mucho mejor.
Decidió irse caminando, a un lugar tan bonito y natural no sería correcto llegar con todos los lujos posibles. Se llevo solo ropa necesaria para quedarse ahí unos dos o tres días, su amigo le había hecho el favor de dejar comida suficiente no perecedera para que el moreno comiera, y el por su parte también llevo comida por si le daba mas hambre y no le ajustaba lo que le habían dejado, además llevaba aquel peluche en forma de elefante que le había dado su mejor amigo de la infancia antes de abandonar su ciudad natal, ciertamente y sin pena de decirlo, no podía estar sin el aunque a su edad fuese algo realmente estúpido.
Así pues y tras caminar un tiempo considerable, Hakim llego al lugar mencionado, la cabaña por fuera era sencillamente hermosa, con un acabado hecho por completo de madera, sencillo, pequeña y acorde al lugar. Se apuro a entrar para admirar el lugar. Olía muy rico a pura madera. Por dentro, el amueblado en su totalidad también estaba hecho de madera, la pequeña chimenea era encantadora, los adornos naturales, y obviamente libre de televisión o cualquier otro aparato electrónico, tampoco contaba con luz, solo con un calentador de agua que vio cuando salió por la parte de atrás de la casa.
Había lamparitas por todos lados, una que otra velita, para pasar tranquilo la noche. Hakim se sintió gozoso de poder estar en un lugar como ese, aunque por lo regular se la pasara en lugares joviales y entretenidos, no podía dejar de admirar los lugares como esos donde no hace falta nada más que un buen libro para pasarla agosto. Acomodo sus cosas tranquilo y por la ventana de la habitación, alcanzo a ver una especie de vapor saliendo por entre los árboles.
Sonrió para sus adentros y tras terminar de acomodar todo en su lugar, tomo una toalla y un cambio de ropa, con obvias razones, salió de la casa, la cerro bien y se encamino hacia las aguas termales.
Con paso tranquilo llego al fin, las miro por unos momentos y luego comenzó a quitarse la ropa sin preocuparse siquiera por que alguien rondara por ahí. Dejo toda su ropa en las piedras y Hakim entro finalmente en la razón de su emoción, las aguas termales, tan calientes pero relajantes, el bosque era frio, así que esa sensación cálida le reconfortaba. Recargo su espalda en la pared de piedra y suspiro profundamente mientras alzaba su rostro hacia el cielo, empezaba a obscurecer, eso le daría un ambiente más acogedor al lugar.
Invitado- Invitado
Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Era un bonito día ese que estaba viviendo junto a sus compañeros de módulo.Tiempo atrás se alistó, junto todos los que disfrutaban de la flora y la fauna del bosque, a un cursillo de fotografía avanzado que necesitaba cursar para poder terminar de sacarse ese título que buscaba y trabajar en cualquier centro fotográfico o galería artística, no le importaba el qué mientras pudiese hacer uso de su tan preciada y antigua cámara. El sol, no muy alto, se postraba acogedor y sumamente reconfortante, el calor que emanaba le hacía sonreír, sentir la liberación aunque solo fuera por unas horas antes de volver a su hogar y seguir la misma y aburrida rutina de todos los días. No le gustaba, pero debía aguantarse y seguir adelante, vivir era lo único que podía hacer después de haberse quedado solo en el mundo, sin nadie a quien atender ni ser atendido de un modo correcto. Suerte que era responsable y sabía muy bien lo que hacía.
El carrete de su cámara estaba prácticamente lleno, todo un día completo para hacer fotos a esos paisajes le había pasado factura, suerte que tenía algún que otro más guardado en la pequeña cartera de color gris que llevaba colgada sobre uno de sus hombros. Eran muy buenas fotos, las mejores del grupo sin duda alguna, una pena que, por su condición, fuera el más discriminado. El tutor que ese día les acompañaba para explicarles cosas y demás nunca le dirigió la palabra, tampoco contestó a sus preguntas, ni siquiera le miró para evitar descaros...o al menos cuando él se daba cuenta. Sus orejas no podían llamarle la atencion gracias al sombrero negro que llevaba sobre ellas, mas no podía decir nada de su cola, la cual quedaba al descubierto, al total descubierto. Sintió vergüenza a veces, ¿pero qué iba a hacerle?, no podía bajar más su camiseta ni apretar su pomposa y redonda cola bajo sus pantalones, igualmente se notaría y reirían de él.
Suspiró con suavidad antes de comenzar a caminar hacia un nuevo destino: los claros. Había muchísimos desperdigados por ese bosque, es mas, ya pasaron por unos cuántos antes de que el profesor les dijera nada. Adelantó trabajo sin embargo, el tiempo que gastaron sus compañeros en charlar y conversar sobre diversos temas él lo había empleado en hacer fotos y más fotos, observar el terreno y calcular las medidas de cada zona; ese dato era imprescindible para descubrir unas buenas perspectivas y, claro estaba, la iluminación, otro dato importante. Era extraño a veces, lo sabía muy bien, pero eso le convertía en inteligente y solitario, características que no le importaba poseer, todo lo contrario.
La excursión dio por finalizada no mucho después de que todos acabasen su trabajo y comenzaran a caminar de camino a sus casas. Su intención era imitarlos e irse a cenar, a prepararse lo que sea y luego ducharse para descansar, pero no iba a hacer eso, ese día no. Espero a que todos y cada uno se fueran con la excusa de querer terminar el cartucho que le quedaba y, cuando se fueron incluído el profesor, salió corriendo hacia el interior del tan espeso y oscuro bosque que había justamente delante de él. El sol comenzaba a caer y la luna a alzarse, ¿miedo?, para nada, se sentía a gusto entre tanta naturaleza, quizás el ser conejo era un punto a su favor. No vio a nadie por el camino hasta haber llegado a una zona totalmente diferente a la que había dejado atrás. Una de sus cejas se enarcó al escuchar el ruido del agua al caer de forma suave.- ¿una cascada? -se preguntó a si mismo mientras andaba con la cámara en manos. Su cuidado con aquel objeto era digno de mención, a pesar de los años no tenía ni un solo rasguño, parecía nueva y eso era bastante difícil de conseguir, mas para él era rutinario, ¿acaso alguien no cuidaría de su objeto mas preciado?, ¿lo dejaría tirado por ahí cual piedra en medio de una ciudad?, por supuesto que no.
El ruído le llamó tanto la atención que terminó por caminar hacia esa zona. No era una cascada, tampoco un estanque ni un lago ni nada parecido, si no unas termas al aire libre. Unas termas tranquilizadoras y calientes por lo que pudo observar al ver el humo elevarse hacia el ya oscuro cielo. Interesante, sumamente interesante, nunca había visto en toda su vida algo similar. Se acercó lo suficiente como para ver el interior de éstas y comprobar que no había nadie, no al menos por el momento. Se subió a una de las rocas salientes, bastante alta en comparación con las demás cercanas, aunque no lo suficiente como para hacerse daño si se caía hacia delante. Tomó un par de fotografías totalmente entretenido hasta que, en un intento, terminó por fotografiar el cuerpo semi-desnudo de un joven que acababa de llegar. Su sonrojo fue inminente al igual que la desestabilidad. No supo como, pero consiguió dejar la cámara por sobre la roca antes de caer junto con los cartuchos vacíos, su ropa y todo lo que llevaba en la bolsa.
El sombrero se fue hacia otro lado, no supo donde, al igual que sus orejas salieron dejándose ver de un modo natural, al fin y al cabo eran parte de él y de su cuerpo. Totalmente empapado salió del agua, tosiendo debido al poco que había tragado; le resultó asqueroso, a saber cuántas personas se habían bañado ahí, desnudas, al igual que el moreno que antes entró, al cual prefirió no mirar. Intentó secar sus ojos o, al menos, quitar todas las gotas que pudo para poder ver a su alrededor.-M-Mierda...-Menuda mala suerte...
El carrete de su cámara estaba prácticamente lleno, todo un día completo para hacer fotos a esos paisajes le había pasado factura, suerte que tenía algún que otro más guardado en la pequeña cartera de color gris que llevaba colgada sobre uno de sus hombros. Eran muy buenas fotos, las mejores del grupo sin duda alguna, una pena que, por su condición, fuera el más discriminado. El tutor que ese día les acompañaba para explicarles cosas y demás nunca le dirigió la palabra, tampoco contestó a sus preguntas, ni siquiera le miró para evitar descaros...o al menos cuando él se daba cuenta. Sus orejas no podían llamarle la atencion gracias al sombrero negro que llevaba sobre ellas, mas no podía decir nada de su cola, la cual quedaba al descubierto, al total descubierto. Sintió vergüenza a veces, ¿pero qué iba a hacerle?, no podía bajar más su camiseta ni apretar su pomposa y redonda cola bajo sus pantalones, igualmente se notaría y reirían de él.
Suspiró con suavidad antes de comenzar a caminar hacia un nuevo destino: los claros. Había muchísimos desperdigados por ese bosque, es mas, ya pasaron por unos cuántos antes de que el profesor les dijera nada. Adelantó trabajo sin embargo, el tiempo que gastaron sus compañeros en charlar y conversar sobre diversos temas él lo había empleado en hacer fotos y más fotos, observar el terreno y calcular las medidas de cada zona; ese dato era imprescindible para descubrir unas buenas perspectivas y, claro estaba, la iluminación, otro dato importante. Era extraño a veces, lo sabía muy bien, pero eso le convertía en inteligente y solitario, características que no le importaba poseer, todo lo contrario.
La excursión dio por finalizada no mucho después de que todos acabasen su trabajo y comenzaran a caminar de camino a sus casas. Su intención era imitarlos e irse a cenar, a prepararse lo que sea y luego ducharse para descansar, pero no iba a hacer eso, ese día no. Espero a que todos y cada uno se fueran con la excusa de querer terminar el cartucho que le quedaba y, cuando se fueron incluído el profesor, salió corriendo hacia el interior del tan espeso y oscuro bosque que había justamente delante de él. El sol comenzaba a caer y la luna a alzarse, ¿miedo?, para nada, se sentía a gusto entre tanta naturaleza, quizás el ser conejo era un punto a su favor. No vio a nadie por el camino hasta haber llegado a una zona totalmente diferente a la que había dejado atrás. Una de sus cejas se enarcó al escuchar el ruido del agua al caer de forma suave.- ¿una cascada? -se preguntó a si mismo mientras andaba con la cámara en manos. Su cuidado con aquel objeto era digno de mención, a pesar de los años no tenía ni un solo rasguño, parecía nueva y eso era bastante difícil de conseguir, mas para él era rutinario, ¿acaso alguien no cuidaría de su objeto mas preciado?, ¿lo dejaría tirado por ahí cual piedra en medio de una ciudad?, por supuesto que no.
El ruído le llamó tanto la atención que terminó por caminar hacia esa zona. No era una cascada, tampoco un estanque ni un lago ni nada parecido, si no unas termas al aire libre. Unas termas tranquilizadoras y calientes por lo que pudo observar al ver el humo elevarse hacia el ya oscuro cielo. Interesante, sumamente interesante, nunca había visto en toda su vida algo similar. Se acercó lo suficiente como para ver el interior de éstas y comprobar que no había nadie, no al menos por el momento. Se subió a una de las rocas salientes, bastante alta en comparación con las demás cercanas, aunque no lo suficiente como para hacerse daño si se caía hacia delante. Tomó un par de fotografías totalmente entretenido hasta que, en un intento, terminó por fotografiar el cuerpo semi-desnudo de un joven que acababa de llegar. Su sonrojo fue inminente al igual que la desestabilidad. No supo como, pero consiguió dejar la cámara por sobre la roca antes de caer junto con los cartuchos vacíos, su ropa y todo lo que llevaba en la bolsa.
El sombrero se fue hacia otro lado, no supo donde, al igual que sus orejas salieron dejándose ver de un modo natural, al fin y al cabo eran parte de él y de su cuerpo. Totalmente empapado salió del agua, tosiendo debido al poco que había tragado; le resultó asqueroso, a saber cuántas personas se habían bañado ahí, desnudas, al igual que el moreno que antes entró, al cual prefirió no mirar. Intentó secar sus ojos o, al menos, quitar todas las gotas que pudo para poder ver a su alrededor.-M-Mierda...-Menuda mala suerte...
Invitado- Invitado
Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Hakim, prácticamente se sumió en su mundo mientras estaba ahí. Tanta relajación, le había provocado que malos recuerdos y otros no tan malos, vinieran a su mente. ¿por qué tenía que recordar algo como su decepción amorosa ahora?, quizás era el maldito efecto de esas aguas termales tan relajantes, o también podría ser el hecho indiscutiblemente obvio de no haber aceptado o más bien superado esa relación, no lo sabía, pero estar ahí, avivo los recuerdos de aquel día, cuando conoció a su primer amor, si, ese que solo jugó con sus sentimientos tan puros y en el cual, desperdicio los mismos.
Si bien sabia aquello de que para hacer las cosas bien se tenía uno que equivocar primero, para Hakim, ya no había ni una sola esperanza para las situaciones amorosas, quizás el moreno quedo medio traumado el haber escuchado salir de la boca de su enamorado aquellas palabras tan crueles, escuchar cómo le rechazaba después de haberse entregado por completo en cuerpo y alma, era totalmente decepcionante y demasiado triste.
Era de noche, el ambiente estaba tranquilo y el cielo completamente despejado, salvo por el hecho de que aquel día, no eran unas aguas termales sino un lago bonito, todo parecía estar igual. Tenía mala suerte de verdad, había planeado ir a ese lugar a despejar un poco su mente atormentada y ahora estabas más que frustrado por recordar todo aquello. Un suspiro completamente abatido salió de sus labios, y solo por el puro gusto de hacerlo, se sumergió unos momentos para alcanzar a mojar sus cabellos largos y finos. Salió con calma del agua, sin hacer mayor escándalo o chapoteadero, y se acomodo nuevamente mientras mantenía su mirada algo perdida y pensante.
-No tiene caso…-Murmuro bajito, cierto, para el ya no tenía caso recordar eso, para Hakim lo que había sucedo en aquel entonces ahora ya realmente no tenía sentido, esa fea experiencia había cambiado casi por completo su ser, y ahora se mostraba negativo ante cualquier situación de ese tipo, era curioso que el niño que siempre sonreía por todo, que era afectivo y cariñoso ahora fuese tan cerrado y solo por que sufrió una decepción amorosa. ¿Estaba haciendo mucho drama entonces? ¿Exageración? No lo sabía, el solo tenía en cuenta que era casi seguro que no se volvería a enamorar, sería demasiado triste el experimentar otra relación como esa, entonces, su primer amor se convirtió también en el ultimo, o almeno era eso lo que el mismo se hacía creer.
Dejo mejor eso de lado y relajo su cuerpo, sus músculos que se habían mantenido algo tensos al recordar aquellos malos momentos, suavizaron aquella tención hasta volverla casi nula, su respiración se tranquilizo mucho y cerro sus ojos por unos momentos. Era posible que Hakim terminara todo dormido ahí, pero no era tonto, o al menos no demasiado, y sabía que si se quedaba dormido en ese lugar sería peligroso, estaba la posibilidad de hundirse en el agua y ahogarse o el calor podría hacer efecto negativo en su cuerpo y causarle un golpe de calor.
Sin embargo, parecía que aquello no podría ser posible, pues de pronto un sonido de lo más escandaloso le asusto, provocando que diera un brinco y abriera los ojos de golpe todo desorientado. Hakim alcanzo a mirar que el agua de no muy lejos salpicaba, quizás un animal se había caído…
Según él era el único humano por aquellos rumbos así que, fue lo primero que se le había venido a la mente, se levanto, por fortuna el agua le cubría de la cintura para abajo, y se acerco hacia lo que había hecho tanto alboroto. Justo en ese momento, Hakim observo que no se traba de un animal…o bueno, algo así. Esa esponjosa cola ahora toda empapada, y esas peludas y largas orejas eran demasiado llamativas. El moreno se quedo mirando como idiota por unos segundos y luego cayó en cuenta de que ese joven podría estar lastimado por haber caído desde quien sabe donde.-Disculpa, ¿Estás bien?.-Pregunto guardando distancia, era prudente cuando recién conocía a alguien, además estaba desnudo, era natural que la persona con la que tuviera contacto se sintiera apenada o sintiese repulsión ante una situación así.
Hakim trato de mirar de lejos al joven examinando así por lo menos de que no se hubiera hecho daño. Fue una mala idea.
Cuando pudo ver su rostro, Hakim se quedo algo frio. Tenía un aspecto jodidamente parecido al de su primer amor. Era lindo. Realmente lindo, y esas orejitas y cola no hacían otra cosa más que hacerle más lindo. Pero no, no debía de pensar en ese tipo de cosas, no más. Parecía que todo se había volteado en su contra ese día y que dios había hecho de las suyas para hacerle reflexionar sobre su situación, o,¿ era un castigo divido acaso? No le importaba, pero, se sentía de la patada. Desvió su mirada un poco, esos escasos segundos en los que miro al chico habían sido los peores momentos de la velada, ¿por qué tuvo que haberse encontrado con alguien así de lindo? ¿Acaso estaba destinado a sufrir por el resto de su vida por esa relación fallida?
Si bien sabia aquello de que para hacer las cosas bien se tenía uno que equivocar primero, para Hakim, ya no había ni una sola esperanza para las situaciones amorosas, quizás el moreno quedo medio traumado el haber escuchado salir de la boca de su enamorado aquellas palabras tan crueles, escuchar cómo le rechazaba después de haberse entregado por completo en cuerpo y alma, era totalmente decepcionante y demasiado triste.
Era de noche, el ambiente estaba tranquilo y el cielo completamente despejado, salvo por el hecho de que aquel día, no eran unas aguas termales sino un lago bonito, todo parecía estar igual. Tenía mala suerte de verdad, había planeado ir a ese lugar a despejar un poco su mente atormentada y ahora estabas más que frustrado por recordar todo aquello. Un suspiro completamente abatido salió de sus labios, y solo por el puro gusto de hacerlo, se sumergió unos momentos para alcanzar a mojar sus cabellos largos y finos. Salió con calma del agua, sin hacer mayor escándalo o chapoteadero, y se acomodo nuevamente mientras mantenía su mirada algo perdida y pensante.
-No tiene caso…-Murmuro bajito, cierto, para el ya no tenía caso recordar eso, para Hakim lo que había sucedo en aquel entonces ahora ya realmente no tenía sentido, esa fea experiencia había cambiado casi por completo su ser, y ahora se mostraba negativo ante cualquier situación de ese tipo, era curioso que el niño que siempre sonreía por todo, que era afectivo y cariñoso ahora fuese tan cerrado y solo por que sufrió una decepción amorosa. ¿Estaba haciendo mucho drama entonces? ¿Exageración? No lo sabía, el solo tenía en cuenta que era casi seguro que no se volvería a enamorar, sería demasiado triste el experimentar otra relación como esa, entonces, su primer amor se convirtió también en el ultimo, o almeno era eso lo que el mismo se hacía creer.
Dejo mejor eso de lado y relajo su cuerpo, sus músculos que se habían mantenido algo tensos al recordar aquellos malos momentos, suavizaron aquella tención hasta volverla casi nula, su respiración se tranquilizo mucho y cerro sus ojos por unos momentos. Era posible que Hakim terminara todo dormido ahí, pero no era tonto, o al menos no demasiado, y sabía que si se quedaba dormido en ese lugar sería peligroso, estaba la posibilidad de hundirse en el agua y ahogarse o el calor podría hacer efecto negativo en su cuerpo y causarle un golpe de calor.
Sin embargo, parecía que aquello no podría ser posible, pues de pronto un sonido de lo más escandaloso le asusto, provocando que diera un brinco y abriera los ojos de golpe todo desorientado. Hakim alcanzo a mirar que el agua de no muy lejos salpicaba, quizás un animal se había caído…
Según él era el único humano por aquellos rumbos así que, fue lo primero que se le había venido a la mente, se levanto, por fortuna el agua le cubría de la cintura para abajo, y se acerco hacia lo que había hecho tanto alboroto. Justo en ese momento, Hakim observo que no se traba de un animal…o bueno, algo así. Esa esponjosa cola ahora toda empapada, y esas peludas y largas orejas eran demasiado llamativas. El moreno se quedo mirando como idiota por unos segundos y luego cayó en cuenta de que ese joven podría estar lastimado por haber caído desde quien sabe donde.-Disculpa, ¿Estás bien?.-Pregunto guardando distancia, era prudente cuando recién conocía a alguien, además estaba desnudo, era natural que la persona con la que tuviera contacto se sintiera apenada o sintiese repulsión ante una situación así.
Hakim trato de mirar de lejos al joven examinando así por lo menos de que no se hubiera hecho daño. Fue una mala idea.
Cuando pudo ver su rostro, Hakim se quedo algo frio. Tenía un aspecto jodidamente parecido al de su primer amor. Era lindo. Realmente lindo, y esas orejitas y cola no hacían otra cosa más que hacerle más lindo. Pero no, no debía de pensar en ese tipo de cosas, no más. Parecía que todo se había volteado en su contra ese día y que dios había hecho de las suyas para hacerle reflexionar sobre su situación, o,¿ era un castigo divido acaso? No le importaba, pero, se sentía de la patada. Desvió su mirada un poco, esos escasos segundos en los que miro al chico habían sido los peores momentos de la velada, ¿por qué tuvo que haberse encontrado con alguien así de lindo? ¿Acaso estaba destinado a sufrir por el resto de su vida por esa relación fallida?
Invitado- Invitado
Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Una, dos, tres, era imposible contar todas las gotas que habían caído ya de su cabello y sus orejas, las cuales totalmente empapadas intentaban secarse con suaves balanceos. No le molestaba demasiado, sin embargo el tacto que éstas ofrecían cuando se las tocaban le era desagradable, la suavidad que siempre las acompañaba desapareció para dar paso a una sensación de humedad no muy reconfortante. Suspiró con fuerza pues no tenía mas remedio que esperar a secarse para continuar con su camino, eso o andar por el bosque totalmente empapado. Ninguna de las dos le era muy convincente, sin embargo tenía que aguantarse gracias a la caída tan estúpida que se aconteció. Dios gracias a Dios de que su cámara siguiese bien apoyada en la piedra de la que cayó y a la cual intentó, por unos momentos, agarrarse para no caer. El esfuerzo fue en vano tal y como podía comprobarse. Palpó su cuello para comprobar que su collar junto con el medallón antiguo heredado por uno de sus mas queridos familiares no había sufrido daños. No fue así.
-N-No...-no pudo evitar sobresaltarse y olvidar todo lo demás. Tan pronto como se giró comenzó a palpar el agua para ver si estaba por allí. Ese objeto le era de suma importancia, uno de los mas importantes que podría llegar a tener en la vida por lo que era, junto con su cámara, imprescindíbles para él. No se largaría de allí hasta haberlo encontrado. Se hundió un par de veces para poder así llegar al fondo y seguir palpando con clara desesperación. No sabía lo que haría si no lo encontraba, era demasiado importante como para perderlo...no podía permitirlo. En su búsqueda encontró un par de relojes entremetidos entre las pequeñas piedras por las que la gente seguramente paseaba para andar y darse un buen baño, sin embargo no hubo rastro del medallón ni el collar. Tragó saliva, pues no solo ahora se les habían estropeado los carretes, si no algo mucho peor. Esperaba, por lo menos, que su cámara no cayese al agua.
Nunca algo como eso le había pasado. El agua no era algo que le llamase tanto la atención como para acudir a unas termas, la playa o cualquier piscina pública, además, sus orejas y su cola eran un gran impedimento para sociabilizar con las personas. Si entraba en contacto con el agua era solo para duchare y lavar su cuerpo como todos los dias hacía, le gustaba estar limpio, pero nada mas. No como en ese momento, estar hasta arriba de agua le molestaba tanto como sus ropas ahora pegadas, era incómodo moverse de un lado a otro con pantalones largos y camiseta así como con su bolsa, aún colgada a su hombro. Decidió acercarse un momento a una piedra saliente para dejar las cosa y seguir buscando, aprovechando todo lo recorrido para buscar por todos lados. No encontró nada a pesar de su insistencia. Comenzaba a desesperarse, incluso le entraron ganas de llorar.
Fue entonces, cuando escuchó aquella voz, que se acordó que había una persona aparte de él mismo. Alzó solo una de sus orejas por el ruído antes de girarse y contemplar al chico que formuló la pregunta. No quiso mirar mas abajo de su rostro mas no pudo evitarlo, su cuerpo era sumamente atrayente incluso para un conejo inocente como él lo era. Ladeó su rostro algo sonrojado para evitar mirarle mas de lo debido, incluso se hizo el desinteresado. El pensamiento que recorría su mente por encontrar sus objetos preciados era muchísimo mayor que cualquiera que pudiese tener por ese joven. Al ver que tampoco había nada por esa parte decidió girarse mientras negaba con la cabeza.- No tan bien como quisiera... -su rostro parecía triste y decaído, algo raro en él pues siempre se le veía una sonrisa por muy pequeña que fuese instaurada en su rostro, sin embargo esa situación le superaba. Soltó un bufido cansado antes de patear el agua por debajo con una de sus piernas, estaba harto de buscar, buscar y no encontrar nada mas que porquerías de otras personas.
-No quisiera molestarle pero...¿p-podría ayudarme? -sabía perfectamente que le estaba molestando. No todos los días cae un conejo del cielo, éste se medio ahogaba en el agua y ahora encima pedía ayuda. No se acercó lo mas mínimo, permaneció inmune en su lugar mientras aquel joven de cabellos negros y piel morena se pensaba la respuesta a su pregunta. Le parecía de cobardes pedir ayuda a alguien que seguramente estuviese ocupado y tendría sus propios problemas, pero su desesperación era demasiado grande como para poder llevar ese trabajo el solo, además, su cuerpo era pequeño y esas termas demasiado grandes, cuatro manos trabajaban mejor que dos.
-N-No...-no pudo evitar sobresaltarse y olvidar todo lo demás. Tan pronto como se giró comenzó a palpar el agua para ver si estaba por allí. Ese objeto le era de suma importancia, uno de los mas importantes que podría llegar a tener en la vida por lo que era, junto con su cámara, imprescindíbles para él. No se largaría de allí hasta haberlo encontrado. Se hundió un par de veces para poder así llegar al fondo y seguir palpando con clara desesperación. No sabía lo que haría si no lo encontraba, era demasiado importante como para perderlo...no podía permitirlo. En su búsqueda encontró un par de relojes entremetidos entre las pequeñas piedras por las que la gente seguramente paseaba para andar y darse un buen baño, sin embargo no hubo rastro del medallón ni el collar. Tragó saliva, pues no solo ahora se les habían estropeado los carretes, si no algo mucho peor. Esperaba, por lo menos, que su cámara no cayese al agua.
Nunca algo como eso le había pasado. El agua no era algo que le llamase tanto la atención como para acudir a unas termas, la playa o cualquier piscina pública, además, sus orejas y su cola eran un gran impedimento para sociabilizar con las personas. Si entraba en contacto con el agua era solo para duchare y lavar su cuerpo como todos los dias hacía, le gustaba estar limpio, pero nada mas. No como en ese momento, estar hasta arriba de agua le molestaba tanto como sus ropas ahora pegadas, era incómodo moverse de un lado a otro con pantalones largos y camiseta así como con su bolsa, aún colgada a su hombro. Decidió acercarse un momento a una piedra saliente para dejar las cosa y seguir buscando, aprovechando todo lo recorrido para buscar por todos lados. No encontró nada a pesar de su insistencia. Comenzaba a desesperarse, incluso le entraron ganas de llorar.
Fue entonces, cuando escuchó aquella voz, que se acordó que había una persona aparte de él mismo. Alzó solo una de sus orejas por el ruído antes de girarse y contemplar al chico que formuló la pregunta. No quiso mirar mas abajo de su rostro mas no pudo evitarlo, su cuerpo era sumamente atrayente incluso para un conejo inocente como él lo era. Ladeó su rostro algo sonrojado para evitar mirarle mas de lo debido, incluso se hizo el desinteresado. El pensamiento que recorría su mente por encontrar sus objetos preciados era muchísimo mayor que cualquiera que pudiese tener por ese joven. Al ver que tampoco había nada por esa parte decidió girarse mientras negaba con la cabeza.- No tan bien como quisiera... -su rostro parecía triste y decaído, algo raro en él pues siempre se le veía una sonrisa por muy pequeña que fuese instaurada en su rostro, sin embargo esa situación le superaba. Soltó un bufido cansado antes de patear el agua por debajo con una de sus piernas, estaba harto de buscar, buscar y no encontrar nada mas que porquerías de otras personas.
-No quisiera molestarle pero...¿p-podría ayudarme? -sabía perfectamente que le estaba molestando. No todos los días cae un conejo del cielo, éste se medio ahogaba en el agua y ahora encima pedía ayuda. No se acercó lo mas mínimo, permaneció inmune en su lugar mientras aquel joven de cabellos negros y piel morena se pensaba la respuesta a su pregunta. Le parecía de cobardes pedir ayuda a alguien que seguramente estuviese ocupado y tendría sus propios problemas, pero su desesperación era demasiado grande como para poder llevar ese trabajo el solo, además, su cuerpo era pequeño y esas termas demasiado grandes, cuatro manos trabajaban mejor que dos.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Hakim trato de mantenerse relajado, de no pensar en lo bonito que era el chico peliblanco que habia sufrido tan grave accidente y que afortunadamente no había resultado herido, lo habia podido deducir al haber examinado por unos escasos segundos su cuerpo, cubierto por aquella ropa húmeda y tan ceñida a sus curvas. Si, definitivamente era un castigo divino, dios había hecho una mala jugada en su contra y ahora le hacía pasar el peor momento de su vida. Hubiera sido mejor no ir a ese lugar, así podría por lo menos andar de ligón pensando en cómo complacer a su amorío de noche y no en que era lo que había hecho para merecer tal martirio.
Quizás hacia mucho drama pero Hakim de verdad había quedado dañado tras aquel amor no correspondido. Sonrió un poco cuando recibió aquella respuesta. Sin embargo su sonrisa pronto se esfumo al ver aquella expresión triste y decaída, ¿se habría hecho daño? Ciertamente no lo parecía, quizás una herida interna. Se quedo callado por unos momentos pensante sobre lo que podría haberle pasado a ese conejito tan lindo. Miro aquel berrinche tan encantador y luego como el agua salpicaba hasta donde estaba debido a esa patada cargada de furia y frustración.
Cuando escucho de nueva cuenta la suave voz aterciopelada del chico peliblanco, le miro con cierta curiosidad, bueno eso era un poco desconcertante, pero tras razonarlo unos segundos asintió con una sonrisa tranquila y serena que surcaba sus bellos labios.-Claro.-Dijo seguro ignorante de que le iría a pedir el menor, pero antes de que este le explicara el motivo por el cual solicitaba su ayuda.-Espera un poco si, ya regreso.-Dijo mientras sonreía un tanto divertido, primero tenía que cambiarse, no sería adecuado el ayudar a alguien desconocido estando todo desnudo.
Regreso al lugar donde estaban sus cosas y salió el agua, afortunadamente el vapor del agua acompañado de unas cuantas rocas hacían bien el trabajo de impedir la visión del menor hacia donde se encontraba su cuerpo desnudo. Se cambio rápido, se puso los bóxers y unos pantalones de mezclilla, acomodo todas y cada una de sus alhajas que ya mas que por estética ahora las cargaba por costumbre, le lucían bien en contraste con su piel bien tostada y tersa. Seco su cabello y sujeto las hebras largas en una coleta baja, despeinando después los mechones de cabello color obscuro que quedaban fuera del agarre, lo cual le dio sin duda un aspecto mucho mas sensual y atractivo, se quedo un poco pensante sobre si ponerse camisa o no pero finalmente se la puso quizás el conejito no estaría muy cómodo viendo su bien torneado pecho desnudo, cosa que sería un poco extraña ya que l mayoría de las personas que conocía estaban por demás complacidas con tener a Hakim desnudo y toqueteado su cuerpo para darles el mejor placer de su vida.
Por suerte traía una toalla limpia extra así que se la llevo consigue cuando regreso después de unos minutos con el conejo, dejo sus cosas en el lugar anterior no creía que alguien rondara por ahí y que fuese a robar sus cosas.
Cuando estuvo cercas del peliblanco le sonrió.-Lamento la tardanza pero, no crei que estuvieras cómodo teniendo a un completo extraño a tu lado todo desnudo.-Le ofreció una sonrisa tranquilo y se acerco a su lado.-Toma, será mejor que te seques, el agua caliente en contraste con las brisas ocasionales frías no te harán bien.-Le dio la toalla que mantenía un agradable y bien notorio aroma floral.
-Ahora, ¿en que te puedo ayudar?, ¿seguro que estas bien?.-Volvió a preguntar pero aun pesando que ocupaba ayuda debido a algún daño físico que se pudo haber causado tras aquel accidente. Hakim gustaba de ayudar en ocasiones a las personas, aunque generalmente buscaba su propio beneficio esta vez sin duda alguna no podía dejar así como así a ese joven tan bonito.
Quizás hacia mucho drama pero Hakim de verdad había quedado dañado tras aquel amor no correspondido. Sonrió un poco cuando recibió aquella respuesta. Sin embargo su sonrisa pronto se esfumo al ver aquella expresión triste y decaída, ¿se habría hecho daño? Ciertamente no lo parecía, quizás una herida interna. Se quedo callado por unos momentos pensante sobre lo que podría haberle pasado a ese conejito tan lindo. Miro aquel berrinche tan encantador y luego como el agua salpicaba hasta donde estaba debido a esa patada cargada de furia y frustración.
Cuando escucho de nueva cuenta la suave voz aterciopelada del chico peliblanco, le miro con cierta curiosidad, bueno eso era un poco desconcertante, pero tras razonarlo unos segundos asintió con una sonrisa tranquila y serena que surcaba sus bellos labios.-Claro.-Dijo seguro ignorante de que le iría a pedir el menor, pero antes de que este le explicara el motivo por el cual solicitaba su ayuda.-Espera un poco si, ya regreso.-Dijo mientras sonreía un tanto divertido, primero tenía que cambiarse, no sería adecuado el ayudar a alguien desconocido estando todo desnudo.
Regreso al lugar donde estaban sus cosas y salió el agua, afortunadamente el vapor del agua acompañado de unas cuantas rocas hacían bien el trabajo de impedir la visión del menor hacia donde se encontraba su cuerpo desnudo. Se cambio rápido, se puso los bóxers y unos pantalones de mezclilla, acomodo todas y cada una de sus alhajas que ya mas que por estética ahora las cargaba por costumbre, le lucían bien en contraste con su piel bien tostada y tersa. Seco su cabello y sujeto las hebras largas en una coleta baja, despeinando después los mechones de cabello color obscuro que quedaban fuera del agarre, lo cual le dio sin duda un aspecto mucho mas sensual y atractivo, se quedo un poco pensante sobre si ponerse camisa o no pero finalmente se la puso quizás el conejito no estaría muy cómodo viendo su bien torneado pecho desnudo, cosa que sería un poco extraña ya que l mayoría de las personas que conocía estaban por demás complacidas con tener a Hakim desnudo y toqueteado su cuerpo para darles el mejor placer de su vida.
Por suerte traía una toalla limpia extra así que se la llevo consigue cuando regreso después de unos minutos con el conejo, dejo sus cosas en el lugar anterior no creía que alguien rondara por ahí y que fuese a robar sus cosas.
Cuando estuvo cercas del peliblanco le sonrió.-Lamento la tardanza pero, no crei que estuvieras cómodo teniendo a un completo extraño a tu lado todo desnudo.-Le ofreció una sonrisa tranquilo y se acerco a su lado.-Toma, será mejor que te seques, el agua caliente en contraste con las brisas ocasionales frías no te harán bien.-Le dio la toalla que mantenía un agradable y bien notorio aroma floral.
-Ahora, ¿en que te puedo ayudar?, ¿seguro que estas bien?.-Volvió a preguntar pero aun pesando que ocupaba ayuda debido a algún daño físico que se pudo haber causado tras aquel accidente. Hakim gustaba de ayudar en ocasiones a las personas, aunque generalmente buscaba su propio beneficio esta vez sin duda alguna no podía dejar así como así a ese joven tan bonito.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Gracias a Dios no tuvo que esperar demasiado para que aquel joven de morenos cabellos se decidiera y le contestase. Justo abrió sus labios para intentar explicarle su situación y su problema actual cuando escuchó esas primeras palabras. ¿Esperar?, lo haría con mucho gusto si éste se dignaba a ayudar a un conejito, hasta el momento, indefenso. Asintió con suavidad no sin antes reverenciarse un tanto, una costumbre que aprendió de todos aquellos asiáticos con los que convivía cada día. Era una situación sumamente extraña si se pensaba. Un conejo caído de una roca bastante alta, si se permite la información, y un joven con aspecto magistral, parecía un príncipe de la india en todo su esplendor, era difícil apartar la mirada una vez se hubo posado en su firme y atrayente torso. Sin embargo, para el albino, eso no era ningún inconveniente para él, estaba tan acostumbrado que las personas pasaran de él que ya no tenía ojos para nadie, no al menos por el momento. Ese chico era el primero que le ayudaba en muchísimo tiempo, de algún modo u otro debía de estarle agradecido. Y lo estaba.
-E-Está bien... -tragó saliva antes de darse la vuelta justo cuando el contrario decidio ir tras las rocas. No sabía exactamente lo que iba a hacer por mucho que lo pensara, alguna que otra teoría se le venía a la cabeza y no todas eran buenas. Suspiró, cogiendo aire y luego soltándolo con extrema delicadeza, no todas las personas tenían que ser malas, seguro que no. Cuando éste se hubo ido y el chapoteo del agua se hizo imposible de escuchar comenzó a buscar de nuevo, pero no por esa zona, si no por las mas laterales y poco centradas. Había demasiadas piedras, eso si, con cada dos pasos que daba se clavaba una pequeña en el zapato, bastante incómodo si lo que quería era encontrar dos preciados objetos bajo aquellas aguas que comenzaban a darle calor. Prosiguió su búsqueda de rodillas, facilitando así el llegar al fondo del termál, aunque sus manos se quemaran un poco debido al vapor y las grandes temperaturas, incluso su rostro comenzó a sudar un poco. No encontrarlos comenzaba a desesperarle, ¿y si se iba con las manos vacías a pesar de la ayuda de ese amable joven?, no sabría como compensarle por sus esfuerzos en vano...eran demasiados los problemas por los que pasaba últimamente, y ese, se estaba convirtiendo en uno.
Apenas pasaron cinco minutos cuando, nuevamente, escuchó esa voz. Dio un suave salto en el sitio pues le llegó a sorprender un poco, era de susto fácil y, sin querer, ese chico le había dado uno bueno. Llevó una de sus manos hacia su pecho para tranquilizarse antes de ponerse en pie y voltearse hacia él, ahora estaba...mucho menos atrayente, si, aunque su rostro seguía siendo hermoso a los ojos del conejo. Su sonrojo era evidente, pero no solo por el buen cuerpo, rostro y, en principio, personalidad del joven, si no también por los vapores y el calor del agua. Comenzaba a marearse. Se acercó un poco también para evitar que andara mas de la cuenta, todo esfuerzo que hiciera otra persona por él era innecesario, bueno, no innecesario, si no...incómodo, si, le hacía sentir incómodo. Ayudar a las personas era su punto fuerte, sin embargo el ser ayudado era algo completamente nuevo, de ahí sus raros pensamientos y su mente tan cerrada.- No se preocupe -Ver a un hombre desnudo...bueno, si, era extraño para él pues nunca había visto a ninguno a excepción de si mismo, claro. Poco después de acercarse observó la toalla con los ojos mínimamente entornados, ¿se la estaba ofreciendo?, resultaba ser amable...eso le gustó.
Tomó pues la toalla con una de sus manos tras mirarla y parpadear por unos segundos, no sabiendo que hacer para llevarla directamente a su rostro, secándolo totalmente antes de pasarla por su nuca y volver a mirar hacia arriba, justo a esos ojos que consiguieron hacer que la bajase de nuevo hacia el agua. Quizás fuera un gesto algo maleducado por su parte, pero no pudo remediarlo: le intimidaba.- Pues... -negó con la cabeza, levantando con una de sus manos un poco su camisa, dejando entrever su plano y también atractivo vientre. En él tenía dos pequeñas marcas de arañazos, seguramente de las piedras con las que se había rozado al caer. No había sangre por suerte, nada de lo que preocuparse. Una vez se bajó la camisa volvió a hablar.- ...solo un par de rasguños, estoy bien -pareció suspirar de alivio al saber esa noticia, lo cierto era que con todo el alboroto de los dos objetos perdidos no se había dado ni cuenta del dolor que le causaban los arañazos. Ahora era el momento de explicarle su situación, por lo que asintió un poco, cogió aire y se dio media vuelta para señalar el lugar exacto donde cayó.- V-Verá, antes, cuando caí, perdí dos objetos importantes para mi...un collar de plata y un amuleto en forma de hoja. Sé que n-no le conozco y q-quizá no quiera ayudarme pero...
Se le notaba sumamente nervioso, tanto, que incluso sus manos comenzaron a temblar un poco. Sus orejas se postraron en todo momento bajas, decaídas, seguramente no se volverían a levantar hasta que encontrara esas dos cosas, como anteriormente dijo el conejo, tan importantes para él. Ese joven era su única esperanza, no había nadie mas allí que pudiera ayudarle excepto él. Se sentía mal por hacer eso pero, aun así, sentía la necesidad de pedirle ayuda.
-E-Está bien... -tragó saliva antes de darse la vuelta justo cuando el contrario decidio ir tras las rocas. No sabía exactamente lo que iba a hacer por mucho que lo pensara, alguna que otra teoría se le venía a la cabeza y no todas eran buenas. Suspiró, cogiendo aire y luego soltándolo con extrema delicadeza, no todas las personas tenían que ser malas, seguro que no. Cuando éste se hubo ido y el chapoteo del agua se hizo imposible de escuchar comenzó a buscar de nuevo, pero no por esa zona, si no por las mas laterales y poco centradas. Había demasiadas piedras, eso si, con cada dos pasos que daba se clavaba una pequeña en el zapato, bastante incómodo si lo que quería era encontrar dos preciados objetos bajo aquellas aguas que comenzaban a darle calor. Prosiguió su búsqueda de rodillas, facilitando así el llegar al fondo del termál, aunque sus manos se quemaran un poco debido al vapor y las grandes temperaturas, incluso su rostro comenzó a sudar un poco. No encontrarlos comenzaba a desesperarle, ¿y si se iba con las manos vacías a pesar de la ayuda de ese amable joven?, no sabría como compensarle por sus esfuerzos en vano...eran demasiados los problemas por los que pasaba últimamente, y ese, se estaba convirtiendo en uno.
Apenas pasaron cinco minutos cuando, nuevamente, escuchó esa voz. Dio un suave salto en el sitio pues le llegó a sorprender un poco, era de susto fácil y, sin querer, ese chico le había dado uno bueno. Llevó una de sus manos hacia su pecho para tranquilizarse antes de ponerse en pie y voltearse hacia él, ahora estaba...mucho menos atrayente, si, aunque su rostro seguía siendo hermoso a los ojos del conejo. Su sonrojo era evidente, pero no solo por el buen cuerpo, rostro y, en principio, personalidad del joven, si no también por los vapores y el calor del agua. Comenzaba a marearse. Se acercó un poco también para evitar que andara mas de la cuenta, todo esfuerzo que hiciera otra persona por él era innecesario, bueno, no innecesario, si no...incómodo, si, le hacía sentir incómodo. Ayudar a las personas era su punto fuerte, sin embargo el ser ayudado era algo completamente nuevo, de ahí sus raros pensamientos y su mente tan cerrada.- No se preocupe -Ver a un hombre desnudo...bueno, si, era extraño para él pues nunca había visto a ninguno a excepción de si mismo, claro. Poco después de acercarse observó la toalla con los ojos mínimamente entornados, ¿se la estaba ofreciendo?, resultaba ser amable...eso le gustó.
Tomó pues la toalla con una de sus manos tras mirarla y parpadear por unos segundos, no sabiendo que hacer para llevarla directamente a su rostro, secándolo totalmente antes de pasarla por su nuca y volver a mirar hacia arriba, justo a esos ojos que consiguieron hacer que la bajase de nuevo hacia el agua. Quizás fuera un gesto algo maleducado por su parte, pero no pudo remediarlo: le intimidaba.- Pues... -negó con la cabeza, levantando con una de sus manos un poco su camisa, dejando entrever su plano y también atractivo vientre. En él tenía dos pequeñas marcas de arañazos, seguramente de las piedras con las que se había rozado al caer. No había sangre por suerte, nada de lo que preocuparse. Una vez se bajó la camisa volvió a hablar.- ...solo un par de rasguños, estoy bien -pareció suspirar de alivio al saber esa noticia, lo cierto era que con todo el alboroto de los dos objetos perdidos no se había dado ni cuenta del dolor que le causaban los arañazos. Ahora era el momento de explicarle su situación, por lo que asintió un poco, cogió aire y se dio media vuelta para señalar el lugar exacto donde cayó.- V-Verá, antes, cuando caí, perdí dos objetos importantes para mi...un collar de plata y un amuleto en forma de hoja. Sé que n-no le conozco y q-quizá no quiera ayudarme pero...
Se le notaba sumamente nervioso, tanto, que incluso sus manos comenzaron a temblar un poco. Sus orejas se postraron en todo momento bajas, decaídas, seguramente no se volverían a levantar hasta que encontrara esas dos cosas, como anteriormente dijo el conejo, tan importantes para él. Ese joven era su única esperanza, no había nadie mas allí que pudiera ayudarle excepto él. Se sentía mal por hacer eso pero, aun así, sentía la necesidad de pedirle ayuda.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Hakim miro a su acompáñate más tranquilo cuando tomo la toalla y seco su rostro, en ese instante, cuando el menor no prestaba atención a sus facciones, se atrevió a mirar mejor ese par de orejas algo húmedas pero que un parecían ser suaves al contacto. Desafortunadamente ahora estaban tan agachadas y eso le impedía apreciar mejor la esponjosidad de las mismas aunque fuera solo con su vista. Cambio la dirección en la que miraba y poso su visión en los ojos bonitos del chico, pero este no tardo en desviar su mirada, un gesto muy adorable a su parecer.
Al oír la suave voz del peliblanco, Hakim agacho su mirada, hacia donde el menor sostenía su camisa, nuevamente, sentía que aquello era una vil y hermosa tortura para su mente, pero no pudo evitarlo y termino por examinar bien aquella hermosa piel expuesta y que desafortunadamente tenía ese par de rasguños que no iban para nada bien con ese cuerpo hermoso.-Es un alivio, supongo.-dijo pues aunque fueran rasguños pequeños eso no quitaba el hecho de que el menor estuviera lastimado.
Luego, miro al lindo conejito blanco y miro el lugar al que señalaba para poner atención a sus palabras. Le preocupo el hecho de ser capaz de admirar mejor la altura de la cual había caído, no era muy alto pero si era peligroso, el conejito había sido afortunado al no hacerse más daño que solo ese par de rasguños pequeños, aunque quizás ayudo el hecho de que callera en el agua, así por lo menos amortiguo un poco su caída antes de toparse con las piedras del fondo.
Escucho detenidamente la descripción del par de objetos preciados para el joven y asintió mirando el agua tranquila, sería un poco difícil encontrarlos pero haría todo lo posible por que al final el joven los tuviera de vuelta, el sabia que ese tipo de cosas eran realmente irremplazables, así que no se iría de esas aguas termales hasta cumplir con lo deseado. El solo le había dado un valor sentimental a aquel pequeño muñeco de felpa, si, ese elefante con cara de idiota que le había regalado su mejor amigo antes de partir hacia esas ciudad para formar una mejor vida, la cuidaba tanto, dormía todos los días con ese elefante, era irremplazable aunque fuese un objeto raro para un hombre de su edad lo apreciaba demasiado por que le recordaba que había pasado buenos momentos mientras estuvo con él.
Miro aquella expresión de lo mas adorable, Hakim era completamente débil ante los chicos lindos y ahora tenía frente suyo uno demasiado lindo e irresistible, ¿Cómo pensar siquiera en que podría negarse? Simplemente no podía ni quería. Motivado por sus impulsos, se acerco al conejito y poso tranquilamente una de sus manos en el mentón del joven para alzar su carita y ofrecerle una sonrisa de lo más tranquila y reconfortarle o por lo menos buscar que alzara un poco ese par de hermosas orejitas. No quería ver como aquellas bellas facciones suyas se mostraban tan decaídas y tristes, su rostro seguramente se vería hermoso con una bonita sonrisa surcando sus labios.
-No considero que un conejito tan bonito como tu deba de tener esa expresión en el rostro, anda sonríe un poco, sé que es difícil porque has perdido algo importante para ti, pero te prometo que no me iré de este lugar hasta que tengas tu collar y amuleto.-dijo sincero y tratando de subirle un poco el ánimo al menor, le acaricio un poco l mejilla con su dedo pulgar y luego se separo, para mirar nuevamente el agua.
-Sera mejor empezar a buscar.-dijo tranqueo pues sería molesto verse de pronto buscando en la pura obscuridad. Sin preocuparse porque sus ropas se fueran a mojar se adentro en el agua, se inclino y comenzó a buscar meticulosamente, empezando por el lugar en el cual el chico había caído.-Por cierto, me llamo Hakim~ un gusto conejito.-dijo tranquilo mientras mantenía su visión en el agua aunque realmente no pudiera ver mucho, en tanto sus manos se aseguraban de buscar los objetos preciados del conejo bonito.
Sabía que iba a ser difícil el encontrarlos pero el se mantenía optimista y sabia que tarde que temprano sus manos o las del conejito darían con esos objetos, si los buscaban calmados y tranquilos darían más rápido además cuatro manos eran mejor que dos.
Al oír la suave voz del peliblanco, Hakim agacho su mirada, hacia donde el menor sostenía su camisa, nuevamente, sentía que aquello era una vil y hermosa tortura para su mente, pero no pudo evitarlo y termino por examinar bien aquella hermosa piel expuesta y que desafortunadamente tenía ese par de rasguños que no iban para nada bien con ese cuerpo hermoso.-Es un alivio, supongo.-dijo pues aunque fueran rasguños pequeños eso no quitaba el hecho de que el menor estuviera lastimado.
Luego, miro al lindo conejito blanco y miro el lugar al que señalaba para poner atención a sus palabras. Le preocupo el hecho de ser capaz de admirar mejor la altura de la cual había caído, no era muy alto pero si era peligroso, el conejito había sido afortunado al no hacerse más daño que solo ese par de rasguños pequeños, aunque quizás ayudo el hecho de que callera en el agua, así por lo menos amortiguo un poco su caída antes de toparse con las piedras del fondo.
Escucho detenidamente la descripción del par de objetos preciados para el joven y asintió mirando el agua tranquila, sería un poco difícil encontrarlos pero haría todo lo posible por que al final el joven los tuviera de vuelta, el sabia que ese tipo de cosas eran realmente irremplazables, así que no se iría de esas aguas termales hasta cumplir con lo deseado. El solo le había dado un valor sentimental a aquel pequeño muñeco de felpa, si, ese elefante con cara de idiota que le había regalado su mejor amigo antes de partir hacia esas ciudad para formar una mejor vida, la cuidaba tanto, dormía todos los días con ese elefante, era irremplazable aunque fuese un objeto raro para un hombre de su edad lo apreciaba demasiado por que le recordaba que había pasado buenos momentos mientras estuvo con él.
Miro aquella expresión de lo mas adorable, Hakim era completamente débil ante los chicos lindos y ahora tenía frente suyo uno demasiado lindo e irresistible, ¿Cómo pensar siquiera en que podría negarse? Simplemente no podía ni quería. Motivado por sus impulsos, se acerco al conejito y poso tranquilamente una de sus manos en el mentón del joven para alzar su carita y ofrecerle una sonrisa de lo más tranquila y reconfortarle o por lo menos buscar que alzara un poco ese par de hermosas orejitas. No quería ver como aquellas bellas facciones suyas se mostraban tan decaídas y tristes, su rostro seguramente se vería hermoso con una bonita sonrisa surcando sus labios.
-No considero que un conejito tan bonito como tu deba de tener esa expresión en el rostro, anda sonríe un poco, sé que es difícil porque has perdido algo importante para ti, pero te prometo que no me iré de este lugar hasta que tengas tu collar y amuleto.-dijo sincero y tratando de subirle un poco el ánimo al menor, le acaricio un poco l mejilla con su dedo pulgar y luego se separo, para mirar nuevamente el agua.
-Sera mejor empezar a buscar.-dijo tranqueo pues sería molesto verse de pronto buscando en la pura obscuridad. Sin preocuparse porque sus ropas se fueran a mojar se adentro en el agua, se inclino y comenzó a buscar meticulosamente, empezando por el lugar en el cual el chico había caído.-Por cierto, me llamo Hakim~ un gusto conejito.-dijo tranquilo mientras mantenía su visión en el agua aunque realmente no pudiera ver mucho, en tanto sus manos se aseguraban de buscar los objetos preciados del conejo bonito.
Sabía que iba a ser difícil el encontrarlos pero el se mantenía optimista y sabia que tarde que temprano sus manos o las del conejito darían con esos objetos, si los buscaban calmados y tranquilos darían más rápido además cuatro manos eran mejor que dos.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Para evitar que la toalla se mojara demasiado la alzó con suavidad, colgándola sobre su cuello. Su tacto era suave y delicado, perfecto para la piel del conejo, la cual a pesar de estar tibia y húmeda seguía siendo tan atractiva y fiable como antes de caer a las termas. Bajó además su camisa un poco más, el que estuviese mojada no era algo que llegase a agradarle demasiado, se le pegaba al cuerpo dejando que éste se resaltase, marcando su estrecha y delgada figura. Suerte que la camisa no era demasiado gorda, al contrario, el clima cálido se acercaba y al albino no le gustaba sentir la calor agobiante que las prendas gruesas le proporcionaba, al igual que pasaba con sus pantalones. Miró hacia los lados una vez mas para cerciorarse de que realmente no había nadie mas por los alrededores, cualquier ayuda era poca para deshacer la tristeza que residía sobre el conejo en esos momentos. Sus labios y orejas caídas eran sin duda el aviso de su estado. El joven moreno pareció darse cuenta pues, de buenas a primeras, notó como su mentón era elevado hasta alcanzar un nivel en el que su mirada se encontró con la contraria. Su sonrojo no se hizo visible gracias al par de gotas que cayeron por sus mejillas, sin embargo sus manos, poco después de dejar de temblar, volvieron a hacerlo salvo que con mas intensidad. Parpadeó perplejo justo antes de escuchar esas palabras que, a pesar de su nerviosismo y pocas esperanzas de salir bien de ahí -pues era desconfiado y el moreno no era más que un desconocido-, le hicieron agachar la mirada unos segundos con una leve inclinación en sus labios.
-G-Gracias... -susurró con calma, alzando poco a poco sus orejas hasta que éstas estuvieron elevadas hasta la mitad. Aún estaban mojadas y las gotas cayeron de un lado a otro, por suerte no le dio de lleno a aquel chico tan amable que había accedido a ayudarle además de ser amable con él. Le miró durante unos segundos después de sentir la caricia en su mejilla, suave y agradable, reconfortante si lo pensaba de una manera mas profunda. No conocería el ser querido por alguien, pero eso...eso se sintió tremendamente bien. Asintió por las palabras que escuchó a continuación, tenía razón.- si, será mejor -con cuidado de que la toalla no se cayese al agua se separó un tanto más para buscar por aquellas partes en las que sus manos no habían tocado el fondo todavía. Tuvo que posicionarse de rodillas para poder palpar y sentir con seguridad sobre las palmas de sus manos que lo que tocaba no eran mas que piedras y arena que se revolvía bajo éstas. Olvidó por completo las presentaciones y los modales, no se había dado la mas mínima cuenta. Hakim era un nombre hermoso, singular para el lugar en el que vivía pero igualmente hermoso. Alzó su mirada hacia el contrario para presentarse seguidamente, mas valía tarde que nunca- Xarls...el placer es mio, Hakim -sería un mentiroso si hubiese dicho que el conocerle no fue un agradable acontecimiento. No sabía lo que habría hecho si no llega a ser por él, seguramente seguiría buscando y buscando durante todo el día y la noche hasta acabar resfriado sin encontrar más que las porquerías que a veces se encontraba bajo el agua, como el capuchón de un bolígrafo.
Siguió buscando con esmero aunque con mucha mas calma que antes, sabía que si revolvía demasiado el aua los objetos podrían moverse de sitio y desviarse de su camino, y así no los encontraría nunca. Prefería seguir el ritmo marcado por el moreno antes que ocurriese algo como eso, la paciencia a veces era la mejor solución. Ser fotógrafo le había hecho aprender la lección poco a poco. Le miró de reojo un par de veces antes de abrir sus labios para dar paso a un nuevo tema de conversación. Era tímido, si, pero también era una gran persona, un chico agradecido como el que más y amable con todos los que se le pusieran por delante, ya fuesen hombres o mujeres.- o-oiga..muchas gracias por ayudarme, no se que habría hecho si no llega a ser por usted y... -hizo una pausa para pensar en lo que decir, no quería meter la pata y hacer que el joven se fuera, realmente le necesitaba...y aunque sabía que aún no habían encontrado nada igualmente era todo un detalle que se metiese con las ropas puestas.- ...siento lo de su ropa.
Ladeó su rostro hacia un lado algo avergonzado, había sido por culpa de su "vergüenza" y visible incomodidad al verle medianamente desnudo. Era la primera vez que veía a alguien de esa forma al fin y al cabo, no sabía como lidiar con ello. Siguió buscando con normalidad, o al menos eso hizo hasta que notó como la suela de su zapato se escurría haciéndole resbalar hacia delante. Apoyó sus manos a tiempo en una de las rocas para evitar caer, y suerte que no lo hizo, pues uno de los objetos yacía encajado en un hueco junto a la mano contraria. Sus ojos parecieron iluminarse al verlo, había encontrado el más valioso de todos: su collar de plata.- ¡L-Lo encontre! -alzó el objeto un poco para que el mayor pudiese verlo desde su posición, no sabía si ponérselo o guardárselo para evitar que se perdiera por segunda vez. Ahora tan solo quedaba su amuleto.
-G-Gracias... -susurró con calma, alzando poco a poco sus orejas hasta que éstas estuvieron elevadas hasta la mitad. Aún estaban mojadas y las gotas cayeron de un lado a otro, por suerte no le dio de lleno a aquel chico tan amable que había accedido a ayudarle además de ser amable con él. Le miró durante unos segundos después de sentir la caricia en su mejilla, suave y agradable, reconfortante si lo pensaba de una manera mas profunda. No conocería el ser querido por alguien, pero eso...eso se sintió tremendamente bien. Asintió por las palabras que escuchó a continuación, tenía razón.- si, será mejor -con cuidado de que la toalla no se cayese al agua se separó un tanto más para buscar por aquellas partes en las que sus manos no habían tocado el fondo todavía. Tuvo que posicionarse de rodillas para poder palpar y sentir con seguridad sobre las palmas de sus manos que lo que tocaba no eran mas que piedras y arena que se revolvía bajo éstas. Olvidó por completo las presentaciones y los modales, no se había dado la mas mínima cuenta. Hakim era un nombre hermoso, singular para el lugar en el que vivía pero igualmente hermoso. Alzó su mirada hacia el contrario para presentarse seguidamente, mas valía tarde que nunca- Xarls...el placer es mio, Hakim -sería un mentiroso si hubiese dicho que el conocerle no fue un agradable acontecimiento. No sabía lo que habría hecho si no llega a ser por él, seguramente seguiría buscando y buscando durante todo el día y la noche hasta acabar resfriado sin encontrar más que las porquerías que a veces se encontraba bajo el agua, como el capuchón de un bolígrafo.
Siguió buscando con esmero aunque con mucha mas calma que antes, sabía que si revolvía demasiado el aua los objetos podrían moverse de sitio y desviarse de su camino, y así no los encontraría nunca. Prefería seguir el ritmo marcado por el moreno antes que ocurriese algo como eso, la paciencia a veces era la mejor solución. Ser fotógrafo le había hecho aprender la lección poco a poco. Le miró de reojo un par de veces antes de abrir sus labios para dar paso a un nuevo tema de conversación. Era tímido, si, pero también era una gran persona, un chico agradecido como el que más y amable con todos los que se le pusieran por delante, ya fuesen hombres o mujeres.- o-oiga..muchas gracias por ayudarme, no se que habría hecho si no llega a ser por usted y... -hizo una pausa para pensar en lo que decir, no quería meter la pata y hacer que el joven se fuera, realmente le necesitaba...y aunque sabía que aún no habían encontrado nada igualmente era todo un detalle que se metiese con las ropas puestas.- ...siento lo de su ropa.
Ladeó su rostro hacia un lado algo avergonzado, había sido por culpa de su "vergüenza" y visible incomodidad al verle medianamente desnudo. Era la primera vez que veía a alguien de esa forma al fin y al cabo, no sabía como lidiar con ello. Siguió buscando con normalidad, o al menos eso hizo hasta que notó como la suela de su zapato se escurría haciéndole resbalar hacia delante. Apoyó sus manos a tiempo en una de las rocas para evitar caer, y suerte que no lo hizo, pues uno de los objetos yacía encajado en un hueco junto a la mano contraria. Sus ojos parecieron iluminarse al verlo, había encontrado el más valioso de todos: su collar de plata.- ¡L-Lo encontre! -alzó el objeto un poco para que el mayor pudiese verlo desde su posición, no sabía si ponérselo o guardárselo para evitar que se perdiera por segunda vez. Ahora tan solo quedaba su amuleto.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Escucho con atención el nombre del conejito y sonrió. Era un bonito y muy curioso nombre, nunca antes lo había escuchado, le sentaba bien a su parecer. Haber ido a vivir a Japón había sido una buena y mala experiencia, por lo menos se había alejado de su tremendo sufrimiento y decepción, era patético que a su edad aun siguiera todo traumado por eso, pero era inevitable, y huir a otro lugar era su única escapatoria, vivir lejos de aquella persona que le engaño solo para sacar provecho, que jugara con él y que le echara en cara que no le amaba, le había dejado marcado de por vida, pues en efecto, lejos de huir por que su reputación había quedado mal, o porque toda la gente de su cuidad pensaba que era un imbécil que había violado al niño o quien sabe que tantos otros rumores se esparcieron, huía de eso, del dolor, de su decepción.
Siguió en su búsqueda, tentando el suelo de las aguas con calma sin dejar que nada se le escapara, era muy meticuloso, puesto que sabía bien cuán importante podría ser un objeto para alguien y no quería que el conejito bonito se pusiera mal. Al cabo de un rato, escucho al conejito hablar, sonrió agradecido por aquello y negó cuando hizo el comentario sobre su ropa. Le daba igual, total solo se había mojado, además valía la pena si luego de eso veía al menor sonreír, seguro que tendría una sonrisa hermosa y que encajaría a la perfección en sus facciones tan atrayentes.
Luego de buscar bien por una zona, y de asegurarse de que no hubiese nada, se adentro un poquito más en el agua y siguió tentando con sus dedos de forma delicada y meticulosa el fondo. Miraba de reojo de vez en cuando al conejito, quien al parecer no había encontrado nada aun, sin embargo, cuando vio que se caía, reacciono ligeramente, y tuvo la intención de ir a ayudarlo, pero fue justo en ese momento que vio la bella expresión que ponía este, seguida de las palabras. Sonrió contento, había encontrado uno de sus dos objetos valiosos, se alegraba de verdad por el menor. Ahora solo faltaba el pequeño amuleto en forma de hoja. Miro con detenimiento el collar de plata.-Sera mejor que lo guardes bien, sería una pena que se extraviara de nuevo.-comento con calma, le dedico una sonrisa encantadora y contenta y siguió a su tarea de buscar el otro objeto del conejito.
Era positivo y sabia que tarde que temprano saldría el otro objeto, por lo que siguió buscándole, por varias zonas cercanas al lugar donde por desgracia cayo el conejito. Mientras buscaba, la idea de invitar al conejito a pasar un rato con él, quizás dar un pequeño paseo llego a su mente, pero quizás a este le resultaría incomodo, pasar tiempo con un desconocido. La idea igualmente era contradictoria puesto que Hakim debería de alejarse de ese muchacho que le atrofiaba la mente con múltiples recuerdos, pero bueno, no negaba que le resultaba interesante y que le gustaría compartir tiempo con el.
Estaba en un debate interno, dudaba, curiosamente y de forma rara, Hakim dudaba sobre si debía de invitarle o no. Era raro en el ya que, era del tipo de los que se acostaban con cualquiera y coqueteaban con todos y bueno, experiencia le sobraba. Mientras pensaba en todo eso y se liaba mas la cabeza, sus manos dieron con el amuleto, lo miro y por imbécil, termino por lanzarlo por ahí, pues por andar todo cabreado se había hecho la idea errónea de que se trataba de otra cosa…
Se quedo quieto unos momentos y casi le dieron ganas de darse contra una piedra.-¡Que estúpido!.-Se dijo a si mismo y de inmediato acudió al lugar donde había arrojado el amuleto que por cierto estaba mucho más hondo que la parte donde lo había buscado, por su tonto error y descuido, tuvo que mojarse aun mas, lo busco con insistencia revolviendo un poco el agua y en cuanto sus dedos tentaron algo con forma de hoja, lo tomo y lo saco de inmediato. Sonrió y soltó un suspiro de lo mas aliviado, para luego girarse al conejito.-Lo encontré~.-dijo con calma para acercarse al conejito y dárselo, estaba prácticamente mojado de nuevo pero bueno, no le desagradaba eso.-Ya lo había encontrado antes, pero por idiota lo lance pensando que no era lo que querías, pues cuando lo encontré traía la mente en otro lado, lo siento.-Se disculpo pues tratar así un objeto preciado de otra persona era una completa falta de respeto.
Siguió en su búsqueda, tentando el suelo de las aguas con calma sin dejar que nada se le escapara, era muy meticuloso, puesto que sabía bien cuán importante podría ser un objeto para alguien y no quería que el conejito bonito se pusiera mal. Al cabo de un rato, escucho al conejito hablar, sonrió agradecido por aquello y negó cuando hizo el comentario sobre su ropa. Le daba igual, total solo se había mojado, además valía la pena si luego de eso veía al menor sonreír, seguro que tendría una sonrisa hermosa y que encajaría a la perfección en sus facciones tan atrayentes.
Luego de buscar bien por una zona, y de asegurarse de que no hubiese nada, se adentro un poquito más en el agua y siguió tentando con sus dedos de forma delicada y meticulosa el fondo. Miraba de reojo de vez en cuando al conejito, quien al parecer no había encontrado nada aun, sin embargo, cuando vio que se caía, reacciono ligeramente, y tuvo la intención de ir a ayudarlo, pero fue justo en ese momento que vio la bella expresión que ponía este, seguida de las palabras. Sonrió contento, había encontrado uno de sus dos objetos valiosos, se alegraba de verdad por el menor. Ahora solo faltaba el pequeño amuleto en forma de hoja. Miro con detenimiento el collar de plata.-Sera mejor que lo guardes bien, sería una pena que se extraviara de nuevo.-comento con calma, le dedico una sonrisa encantadora y contenta y siguió a su tarea de buscar el otro objeto del conejito.
Era positivo y sabia que tarde que temprano saldría el otro objeto, por lo que siguió buscándole, por varias zonas cercanas al lugar donde por desgracia cayo el conejito. Mientras buscaba, la idea de invitar al conejito a pasar un rato con él, quizás dar un pequeño paseo llego a su mente, pero quizás a este le resultaría incomodo, pasar tiempo con un desconocido. La idea igualmente era contradictoria puesto que Hakim debería de alejarse de ese muchacho que le atrofiaba la mente con múltiples recuerdos, pero bueno, no negaba que le resultaba interesante y que le gustaría compartir tiempo con el.
Estaba en un debate interno, dudaba, curiosamente y de forma rara, Hakim dudaba sobre si debía de invitarle o no. Era raro en el ya que, era del tipo de los que se acostaban con cualquiera y coqueteaban con todos y bueno, experiencia le sobraba. Mientras pensaba en todo eso y se liaba mas la cabeza, sus manos dieron con el amuleto, lo miro y por imbécil, termino por lanzarlo por ahí, pues por andar todo cabreado se había hecho la idea errónea de que se trataba de otra cosa…
Se quedo quieto unos momentos y casi le dieron ganas de darse contra una piedra.-¡Que estúpido!.-Se dijo a si mismo y de inmediato acudió al lugar donde había arrojado el amuleto que por cierto estaba mucho más hondo que la parte donde lo había buscado, por su tonto error y descuido, tuvo que mojarse aun mas, lo busco con insistencia revolviendo un poco el agua y en cuanto sus dedos tentaron algo con forma de hoja, lo tomo y lo saco de inmediato. Sonrió y soltó un suspiro de lo mas aliviado, para luego girarse al conejito.-Lo encontré~.-dijo con calma para acercarse al conejito y dárselo, estaba prácticamente mojado de nuevo pero bueno, no le desagradaba eso.-Ya lo había encontrado antes, pero por idiota lo lance pensando que no era lo que querías, pues cuando lo encontré traía la mente en otro lado, lo siento.-Se disculpo pues tratar así un objeto preciado de otra persona era una completa falta de respeto.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Estaba feliz, radiante por haber conseguido ese objeto tan preciado. ¿Que hubiese hecho si las horas hubiesen pasado sin resultado alguno?, seguramente llegaría a deprimirse al llegar a su casa, los recuerdos que allí mismo se acontecían con los cuadros decenas de cosas mas que tenían que ver con esos dos objetos perdidos eran demasiados como para no sentir nada mas que indiferencia. Se sentía bien, renovado, con mas ganas que nunca por seguir buscando el último que le faltaba. La ayuda de ese hombre no pasaba por alto, por supuesto, tampoco sus amables palabras ni la actitud tan agradable que parecía estar teniendo con él, era...esperanzador. Nunca había sentido nada parecido al agradecimiento pues nunca nadie se había dignado a ayudarle, ni siquiera sus padres, los cuales no sabía donde podrían estar en esos momentos, pero no le importaba, con tal de seguir viviendo por él mismo junto con su fotografía y sus dibujos él sería feliz. Mucho más que cualquier persona que viviera tan tranquilamente. El conejo era...diferente al resto, a pesar de ser muy activo y sociable no conseguía tener ningún amigo, muchos lo utilizaban para fines que ni siquiera él entendía a veces y eso era algo que no podía remediar, era débil.
Al menos ese hombre, Hakim, no se reía de él ni intentó meterse en su vida como hacían muchos, al contrario, lo primero que quiso hacer fue ayudarle y eso le relajó bastante, las nuevas sensaciones siempre eran bienvenidas mientras fuesen buenas, y esa lo era. Comenzó a buscar una vez mas tras guardar correctamente el objeto ya encontrado, sería una irresponsabilidad por su parte el no hacerlo y dejar que se perdiese de nuevo, buscar una y otra y otra vez era cansado, y más en unas termas como aquellas en donde el calor no hacía mas que subir, así como las mangas de la camisa de albino al entrar en contacto con el agua. Alguna que otra vez se quemó con las piedras que había abajo en el fondo, pero aguantó como pudo pues realmente necesitaba encontrar ese último objeto para llevarlo a casa, seguramente después de aquel desafortunado día no los cogería jamás...dejarlos en casa sanos y salvos era una opción mucho mas lógica. Dio algunas patadas bajo el agua para que la corriente dejase de efectuarse y pudiese así buscar con mas claridad. Las pequeñas partículas de arena que se almacenaban bajo las piedras a veces se revolucionaban, dejando así que se formara una capa en donde era imposible ver nada. Perdió las esperanzas de buscar por ese lado.
Decidió alejarse un poco e ir hacia la orilla donde, al parecer, nadie había buscado. Pudo ver desde ahí las pertenencias del moreno, no eran muchas, prácticamente el mismo peso que podría llevar él en la mochila que en esos instantes reposaba tranquila en uno de los lados de las termas. Su cámara, por suerte, permaneció arriba en la roca desde donde cayó, si se hubiera roto...si tan solo se hubiese partido un poco...sería el fin para sus esperanzas pues no podía costearse una nueva. Sus manos se movieron ágiles por el fondo así como sus orejas se balancearon un poco de arriba abajo, eso le relajaba tanto como agitar su pequeña y esponjosa cola blanca a la que todo el mundo parecía tener asco. Era parte de él...no entendía el porqué la gente le rechazaba de esa manera habiendo cientos de humanos con rasgos animales característicos por todo el mundo. Suspiró por ese pensamiento antes de escuchar algo que, sin duda, provocó que una gran sonrisa se instaurase en su rostro, ¡lo había encontrado!, el último objeto que pareció haberse perdido.
Corrió hacia él con cuidado de no salpicar, llegando así sin mojarse más de lo que ya se había mojado. Y ahí estaba, su querido amuleto con forma de hoja, un legado pasado de generación en generación por su familia. Sintió ganas de llorar, las sintió tan fuerte que fue imposible el no retener ese par de lágrimas que recorrieron sus mejillas hasta llegar a las orillas de su mentón. Por suerte se confundieron con gotas de agua- y-yo... -negó con la cabeza, no le importaba que lo hubiese tirado mientras estuviese igual que antes, sin una simple rayada- n-no se como agradecerle esto...es muy importante y... -bajó su rostro, alzando una de sus manos para agarrar el amuleto y juntarlo contra su pecho. Se le notaba bastante emocionado, feliz por haberlo encontrado, y todo gracias a la ayuda de tal amable chico...
Al menos ese hombre, Hakim, no se reía de él ni intentó meterse en su vida como hacían muchos, al contrario, lo primero que quiso hacer fue ayudarle y eso le relajó bastante, las nuevas sensaciones siempre eran bienvenidas mientras fuesen buenas, y esa lo era. Comenzó a buscar una vez mas tras guardar correctamente el objeto ya encontrado, sería una irresponsabilidad por su parte el no hacerlo y dejar que se perdiese de nuevo, buscar una y otra y otra vez era cansado, y más en unas termas como aquellas en donde el calor no hacía mas que subir, así como las mangas de la camisa de albino al entrar en contacto con el agua. Alguna que otra vez se quemó con las piedras que había abajo en el fondo, pero aguantó como pudo pues realmente necesitaba encontrar ese último objeto para llevarlo a casa, seguramente después de aquel desafortunado día no los cogería jamás...dejarlos en casa sanos y salvos era una opción mucho mas lógica. Dio algunas patadas bajo el agua para que la corriente dejase de efectuarse y pudiese así buscar con mas claridad. Las pequeñas partículas de arena que se almacenaban bajo las piedras a veces se revolucionaban, dejando así que se formara una capa en donde era imposible ver nada. Perdió las esperanzas de buscar por ese lado.
Decidió alejarse un poco e ir hacia la orilla donde, al parecer, nadie había buscado. Pudo ver desde ahí las pertenencias del moreno, no eran muchas, prácticamente el mismo peso que podría llevar él en la mochila que en esos instantes reposaba tranquila en uno de los lados de las termas. Su cámara, por suerte, permaneció arriba en la roca desde donde cayó, si se hubiera roto...si tan solo se hubiese partido un poco...sería el fin para sus esperanzas pues no podía costearse una nueva. Sus manos se movieron ágiles por el fondo así como sus orejas se balancearon un poco de arriba abajo, eso le relajaba tanto como agitar su pequeña y esponjosa cola blanca a la que todo el mundo parecía tener asco. Era parte de él...no entendía el porqué la gente le rechazaba de esa manera habiendo cientos de humanos con rasgos animales característicos por todo el mundo. Suspiró por ese pensamiento antes de escuchar algo que, sin duda, provocó que una gran sonrisa se instaurase en su rostro, ¡lo había encontrado!, el último objeto que pareció haberse perdido.
Corrió hacia él con cuidado de no salpicar, llegando así sin mojarse más de lo que ya se había mojado. Y ahí estaba, su querido amuleto con forma de hoja, un legado pasado de generación en generación por su familia. Sintió ganas de llorar, las sintió tan fuerte que fue imposible el no retener ese par de lágrimas que recorrieron sus mejillas hasta llegar a las orillas de su mentón. Por suerte se confundieron con gotas de agua- y-yo... -negó con la cabeza, no le importaba que lo hubiese tirado mientras estuviese igual que antes, sin una simple rayada- n-no se como agradecerle esto...es muy importante y... -bajó su rostro, alzando una de sus manos para agarrar el amuleto y juntarlo contra su pecho. Se le notaba bastante emocionado, feliz por haberlo encontrado, y todo gracias a la ayuda de tal amable chico...
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Hakim tenía una tremenda debilidad ante las cosas lindas, adorables, inocentes…
Y lo primero que paso por su mente cuando vio la reacción del chico fue “Que lindo~”. Ver esa hermosa carita iluminada por la emoción del momento, por la satisfacción y la felicidad de poder encontrar al fin aquel preciado objeto, era todo un deleite para el pelinegro, demasiado lindo para su propia cordura ¿Cómo resistirse a no querer pasar más tiempo con él? Era imposible, tras haber observado aquella bella reacción había sucumbido ante sus intentos por alejarse de el. Ese conejito era realmente adorable sin llegar a empalagar. Sabía que era un completo estúpido por dejarse llevar tan fácilmente por ese tipo de cosas, pero le era inevitable, desde pequeño fue patético y completamente débil ante las cosas con un aspecto lindo, sobre todo cuando se trataba de chicos lindos, justamente como el conejito que ahora tenía enfrente.
Embozo una sonrisa encantadora y totalmente satisfecha por la felicidad contagiosa del conejito.-Me alegra, que no le pasara nada a tu amuleto.-comento aun sintiéndose algo tonto por haberse descuidado y lanzado así al aire y de forma idiota el amuleto del conejito.
Miro como el muchacho sujetaba aquel amuleto contra su pecho. Le tranquilizaba de verdad ver esa sonrisita. Alzo una mano, y la poso sobre la cabeza del peliblanco, revolviendo un poquito su cabello y alcanzando a rozar ligeramente esas peludas y realmente suaves orejitas.-Te ves mucho más bonito con esa gran sonrisa en tu rostro.-comento con toda su sinceridad y calma.- Y para agradecerme…¿Qué tal si accedes a pasar un poco de tiempo conmigo?.-Pregunto de buenas a primeras, y sin darle rodeos al asunto, era lo único que deseaba, ¿Para qué negarlo? O mejor dicho ¿Cómo negarlo? Le era imposible el no querer pasar tiempo con ese chico que le atarantaba con los múltiples recuerdos que le traía a la mente.
Retiro con calma su mano de la cabeza del peliblanco y espero que la respuesta del muchacho fuese positiva; sin embargo, antes de que este le respondiera, sujeto su mano y le jalo suavemente hacia la orilla, era mejor que dejaran de mojarse o aunque el agua estuviese tibia, pescarían un resfriado. Ahora que lo pensaba, ¿el conejito tendría un lugar donde quedarse? El tenía aquella cabaña tan bien adaptada y tan acogedora, en donde también tenia toda su ropa limpia y seca, podría cambiarse en menos de 15 minutos, pero ¿Y Xarls? No parecía que tuviese un lugar donde quedarse.
Por alguna razón la idea de invitarle a pasar la noche con el llego a su perturbada mente. ¿En que demonios pensaba? Seguramente lo caliente del agua ya le había atontado. Pasar la noche con ese conejito tan lindo, era una buena y mala idea, si aceptaba oh que felicidad…. Si no aceptaba, que era lo más probable, puesto que nadie en pleno uso de sus facultades mentales aceptaría pasar la noche con un extraño, se sentiría decepcionado, pero por lo menos dejaría de liarse la cabeza.
Y lo primero que paso por su mente cuando vio la reacción del chico fue “Que lindo~”. Ver esa hermosa carita iluminada por la emoción del momento, por la satisfacción y la felicidad de poder encontrar al fin aquel preciado objeto, era todo un deleite para el pelinegro, demasiado lindo para su propia cordura ¿Cómo resistirse a no querer pasar más tiempo con él? Era imposible, tras haber observado aquella bella reacción había sucumbido ante sus intentos por alejarse de el. Ese conejito era realmente adorable sin llegar a empalagar. Sabía que era un completo estúpido por dejarse llevar tan fácilmente por ese tipo de cosas, pero le era inevitable, desde pequeño fue patético y completamente débil ante las cosas con un aspecto lindo, sobre todo cuando se trataba de chicos lindos, justamente como el conejito que ahora tenía enfrente.
Embozo una sonrisa encantadora y totalmente satisfecha por la felicidad contagiosa del conejito.-Me alegra, que no le pasara nada a tu amuleto.-comento aun sintiéndose algo tonto por haberse descuidado y lanzado así al aire y de forma idiota el amuleto del conejito.
Miro como el muchacho sujetaba aquel amuleto contra su pecho. Le tranquilizaba de verdad ver esa sonrisita. Alzo una mano, y la poso sobre la cabeza del peliblanco, revolviendo un poquito su cabello y alcanzando a rozar ligeramente esas peludas y realmente suaves orejitas.-Te ves mucho más bonito con esa gran sonrisa en tu rostro.-comento con toda su sinceridad y calma.- Y para agradecerme…¿Qué tal si accedes a pasar un poco de tiempo conmigo?.-Pregunto de buenas a primeras, y sin darle rodeos al asunto, era lo único que deseaba, ¿Para qué negarlo? O mejor dicho ¿Cómo negarlo? Le era imposible el no querer pasar tiempo con ese chico que le atarantaba con los múltiples recuerdos que le traía a la mente.
Retiro con calma su mano de la cabeza del peliblanco y espero que la respuesta del muchacho fuese positiva; sin embargo, antes de que este le respondiera, sujeto su mano y le jalo suavemente hacia la orilla, era mejor que dejaran de mojarse o aunque el agua estuviese tibia, pescarían un resfriado. Ahora que lo pensaba, ¿el conejito tendría un lugar donde quedarse? El tenía aquella cabaña tan bien adaptada y tan acogedora, en donde también tenia toda su ropa limpia y seca, podría cambiarse en menos de 15 minutos, pero ¿Y Xarls? No parecía que tuviese un lugar donde quedarse.
Por alguna razón la idea de invitarle a pasar la noche con el llego a su perturbada mente. ¿En que demonios pensaba? Seguramente lo caliente del agua ya le había atontado. Pasar la noche con ese conejito tan lindo, era una buena y mala idea, si aceptaba oh que felicidad…. Si no aceptaba, que era lo más probable, puesto que nadie en pleno uso de sus facultades mentales aceptaría pasar la noche con un extraño, se sentiría decepcionado, pero por lo menos dejaría de liarse la cabeza.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Por dentro llegó a avergonzarse bastante de lo que estaba haciendo, llorar frente a un completo desconocido...no era normal en él, es más, él nunca lloraba frente a nadie, y mucho menos de alegría. Ese hombre le había ayudado de una forma que ni siquiera sus padres de pequeño le habían ayudado, encontrar una de sus posesiones mas preciadas y además portarse tan bien con él eran acciones bastante nobles, propias de una buena persona. No sabía como sería ese tipo fuera de allí, fuera de un ambiente amable y bastante agazapado por el humo que a veces se formaba a su alrededor debido a la alta temperatura del agua en donde aún estaban metidos. Alzó una de sus manos para poder limpiar esa nueva lágrima que comenzó a caer por su mejilla, si el otro se había dado cuenta no le importaba demasiado, se sentía bien en ese momento y nada iba a estropearlo. Dudaba mucho que Hakim fuese a decirle algo para que se entristeciera, no lo vería lógico después de haberle ayudado tanto como lo había hecho. Suspiró con suavidad antes de guardarse como dios mandaba ese amuleto para evitar, tal y como hizo con su collar, el perderlo y tener que volver a buscarlo.
Una vez hecho se acarciió él mismo la cadera, tanto pensar en buscar los objetos le había hecho olvidar el arañazo tan prominente que se hizo en esa zona tan sensible para él, suerte que el agua y los cuidados impartidos con las caricias que se otorgó sirvieron para aliviar las punzadas que se acontecían. Cerró sus ojos cuando la mano del contrario se posó sobre su cabeza. Pudo notar un muy leve roce en sus orejas, las cuales temblaron con suavidad, elevándose y enseguida bajándose hasta la mitad. ¿Se veía bonito con su sonrisa?, esas palabras le hicieron sonrojar tan rápido como las escuchó, es mas, ladeó su rostro y lo agachó un poco para evitar que se diera cuenta.
Nunca le decían nada como eso, nunca le habían animado tanto como aquella vez...¿uno de los mejores días desde hacía años?, sin duda alguna ese era uno. Las palabras anteriores le sorprendieron, si, pero no tanto como la petición que escuchó poco después. Al parecer no quería agradecimientos, tan solo poder pasar mas tiempo con el joven. Primeramente pensó en decir que no y ofrecerle algo de mas valor, estar con él no valía nada según su mente descarriada, una cena, una comida, una...una sesión de fotos estaría bien, seguro que alguna foto decoraría bastante bien su...- ¿Pasar...tiempo con usted? -...su carpeta. No pensaba con claridad, la mirada de aquel hombre enturbecía sus pensamientos.
No supo que decir o hacer, estaba nervioso, y eso que ahora mismo el moreno llevaba toda su ropa puesta. Quería recuperar su cámara pero a la vez también quería quedarse un poco más junto a ese hombre, le había caído bastante bien y se sentía seguro cuando estaba al lado, y todo gracias a que le ayudó a encontrar su amuleto. Se dejó guiar hasta afuera y, una vez su cuerpo incluido sus pies estuvieron enteramente en la superficie asintió con la cabeza- no tengo nada que hacer así que...m-me quedaré encantado, Hakim -no sabía del todo bien que estaba haciendo, ¿sería un buen tipo?, ¿o sería como muchos tantos que engañaban a gente como él para luego invitarles a su casa y abusar de ellos? tragó saliva pues prefería no pensar en eso.
Una vez hecho se acarciió él mismo la cadera, tanto pensar en buscar los objetos le había hecho olvidar el arañazo tan prominente que se hizo en esa zona tan sensible para él, suerte que el agua y los cuidados impartidos con las caricias que se otorgó sirvieron para aliviar las punzadas que se acontecían. Cerró sus ojos cuando la mano del contrario se posó sobre su cabeza. Pudo notar un muy leve roce en sus orejas, las cuales temblaron con suavidad, elevándose y enseguida bajándose hasta la mitad. ¿Se veía bonito con su sonrisa?, esas palabras le hicieron sonrojar tan rápido como las escuchó, es mas, ladeó su rostro y lo agachó un poco para evitar que se diera cuenta.
Nunca le decían nada como eso, nunca le habían animado tanto como aquella vez...¿uno de los mejores días desde hacía años?, sin duda alguna ese era uno. Las palabras anteriores le sorprendieron, si, pero no tanto como la petición que escuchó poco después. Al parecer no quería agradecimientos, tan solo poder pasar mas tiempo con el joven. Primeramente pensó en decir que no y ofrecerle algo de mas valor, estar con él no valía nada según su mente descarriada, una cena, una comida, una...una sesión de fotos estaría bien, seguro que alguna foto decoraría bastante bien su...- ¿Pasar...tiempo con usted? -...su carpeta. No pensaba con claridad, la mirada de aquel hombre enturbecía sus pensamientos.
No supo que decir o hacer, estaba nervioso, y eso que ahora mismo el moreno llevaba toda su ropa puesta. Quería recuperar su cámara pero a la vez también quería quedarse un poco más junto a ese hombre, le había caído bastante bien y se sentía seguro cuando estaba al lado, y todo gracias a que le ayudó a encontrar su amuleto. Se dejó guiar hasta afuera y, una vez su cuerpo incluido sus pies estuvieron enteramente en la superficie asintió con la cabeza- no tengo nada que hacer así que...m-me quedaré encantado, Hakim -no sabía del todo bien que estaba haciendo, ¿sería un buen tipo?, ¿o sería como muchos tantos que engañaban a gente como él para luego invitarles a su casa y abusar de ellos? tragó saliva pues prefería no pensar en eso.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
La sorpresa de Hakim cuando el conejito acepto su invitación le sorprendió un poco. Parecía ser que ese peliblanco o tenía poco sentido de la auto protección, o de verdad confiaba en que no le haría nada…
Por alguna razón, pensar eso le dejo tan tranquilo y satisfecho. Hakim era un cabro de primera, un maldito que adoraba el sexo, pero abusar de alguien, eso jamás lo haría, engatusaba a las personas para que se acostaran con él, pero no podría hacer eso con ese muchacho tan bonito e inocente. Esa debilidad suya le estaba doblegando por completo. La actitud pervertida de Hakim se estaba esfumando, dando paso a esa personalidad tan calmada, juguetona en el buen sentido y caballerosa del moreno. Aunque no todo duraba para siempre, y sería normal que más tarde sus pensamientos pervertidos y golosos regresaran. Como fuera, de cualquiera manera, ahora Hakim estaba más que embobado por ese muchacho. No en un sentido sentimental sino más bien físico. Y es que, había que estar ciego para no ver lo bonito que era, y cada gesto…
“ahh soy un estúpido” se reprocho a si mismo. El sabia cuan atontado se ponía cuando veía algún chico lindo. Pero hacia tanto tiempo que no se apendejaba tanto. Eso le desconcertaba, pero no era desagradable.
Sonrio con calma, totalmente satisfecho aunque aun sorprendido. No se resistió, y se inclino ligeramente para alcanzar a besar, de forma superficial, apenas un suave roce, tan delicado y cuidadoso en su mejilla. Su forma de agradecer.-Me alegra, que aceptaras.-Dijo con aquella voz gruesa pero suave. Se alejo solo para no invadir mas sus espacio personal, sin borrar su sonrisa ahora mas satisfecha por haber rozado con sus finos labios aquella piel tan suave y blanca.
-Aunque primero tienes que quitarte esa ropa mojada, no te hará bien… ¿Te parece si vamos a la cabaña donde me hospedo? Te prestare algo de ropa en lo que se seca la tuya.-Dijo con sinceridad, y la expresión calmada en su rostro decía claramente que no iba a hacerle absolutamente nada. Sus palabras podrían malinterpretarse, ya que, un desconocido que decía eso, pues era algo para desconfiar ¿No?. Y bueno Hakim era un pervertido, que por ahora estaba calmado y no quería que el conejito se resfriara. En el fondo, aunque lo negara debido a su “profesión” actual, Hakim seguía siendo la persona bondadosa de antes.
Espero a que el conejito aceptara su invitación, sería una buena forma de convivir un poco y de descansar en un lugar seco y cómodo, la cabaña era realmente bonita, rustica y agradable, sería un buen lugar, además podrían comer algo, luego de toda la preocupación y el susto que el peliblanco se había llevado no le haría mal comer algo y relajarse.
Por alguna razón, pensar eso le dejo tan tranquilo y satisfecho. Hakim era un cabro de primera, un maldito que adoraba el sexo, pero abusar de alguien, eso jamás lo haría, engatusaba a las personas para que se acostaran con él, pero no podría hacer eso con ese muchacho tan bonito e inocente. Esa debilidad suya le estaba doblegando por completo. La actitud pervertida de Hakim se estaba esfumando, dando paso a esa personalidad tan calmada, juguetona en el buen sentido y caballerosa del moreno. Aunque no todo duraba para siempre, y sería normal que más tarde sus pensamientos pervertidos y golosos regresaran. Como fuera, de cualquiera manera, ahora Hakim estaba más que embobado por ese muchacho. No en un sentido sentimental sino más bien físico. Y es que, había que estar ciego para no ver lo bonito que era, y cada gesto…
“ahh soy un estúpido” se reprocho a si mismo. El sabia cuan atontado se ponía cuando veía algún chico lindo. Pero hacia tanto tiempo que no se apendejaba tanto. Eso le desconcertaba, pero no era desagradable.
Sonrio con calma, totalmente satisfecho aunque aun sorprendido. No se resistió, y se inclino ligeramente para alcanzar a besar, de forma superficial, apenas un suave roce, tan delicado y cuidadoso en su mejilla. Su forma de agradecer.-Me alegra, que aceptaras.-Dijo con aquella voz gruesa pero suave. Se alejo solo para no invadir mas sus espacio personal, sin borrar su sonrisa ahora mas satisfecha por haber rozado con sus finos labios aquella piel tan suave y blanca.
-Aunque primero tienes que quitarte esa ropa mojada, no te hará bien… ¿Te parece si vamos a la cabaña donde me hospedo? Te prestare algo de ropa en lo que se seca la tuya.-Dijo con sinceridad, y la expresión calmada en su rostro decía claramente que no iba a hacerle absolutamente nada. Sus palabras podrían malinterpretarse, ya que, un desconocido que decía eso, pues era algo para desconfiar ¿No?. Y bueno Hakim era un pervertido, que por ahora estaba calmado y no quería que el conejito se resfriara. En el fondo, aunque lo negara debido a su “profesión” actual, Hakim seguía siendo la persona bondadosa de antes.
Espero a que el conejito aceptara su invitación, sería una buena forma de convivir un poco y de descansar en un lugar seco y cómodo, la cabaña era realmente bonita, rustica y agradable, sería un buen lugar, además podrían comer algo, luego de toda la preocupación y el susto que el peliblanco se había llevado no le haría mal comer algo y relajarse.
Invitado- Invitado
Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Se podría decir que la sonrisa de aquel joven le inspiraba cierta confianza. No sabía del todo bien porqué, pero sentía que no le haría nada malo, no como tantos y tantos que solo sabían entrometerse en la vida de los demás de una forma sucia y rastrera. No dijo nada mas, no había razón para dejar salir palabras de entre sus labios ahora que había contestado a su petición. Quedarse con él durante un rato tampoco debía ser tan malo, quizás incluso lograba hacer un amigo de una vez por todas, una amigo en quien confiar, un amigo que no le rechazase como todos los demás por ser “raro” al tener cola y orejas de conejo. Tampoco era tan extraño, había muchos en el mundo que eran como él, su propio primo era de ese modo...solo que su querido primo era bienvenido entre los de la familia y él no pasaba de ser un apestado. Una historia algo triste pero esperanzadora para él, el saber que su pasado no había sido bueno le daba esperanzas para crear un futuro mejor, un futuro en donde todo cambiaría. Incluso él mismo. Por eso quería a alguien a su lado que le diese consejo, a poder ser algo mas mayor. Ese chico parecía el apropiado, ¿tendría experiencia en toda clase de temas?, no lo sabía muy bien, pero lo descubriría, sus dotes periodísticas podrían salir a la luz.
Procuró estar callado hasta que el contrario le contestase pero no pudo retenerse, quiso agradecerle una vez mas todo lo que había hecho por él. A veces podía llegar a ser muy repetitivo y cansino, suerte que aquel beso le paró los pies. Un beso, un simple aunque suave beso se aconteció en una de sus mejillas, la cual se coloreó de un tono mucho mas rojizo que anteriores veces. Su compañera, la mejilla contraria, siguió sus pasos para no desentonar, pudiendo dar un aspecto de lo mas infantil y avergonzado. Formó un muy leve puchero mientras agachaba la cabeza y elevaba una de sus manos para acariciarse la zona besada. Hacía demasiado que no sentía algo como eso, parecía no recordar lo que se sentía un simple beso...válgase la rebundancia. Un chico joven y en plena edad de desarrollo, el que no hubiese conocido persona no tenía ni pies ni cabeza, por no hablar del sexo, ese tema tan indiferente y desconocido para él. Suerte que aún no había descubierto lo que era estar en celo.- es lo menos que podía hacer... -respondió con un hilo de voz suave, casi no parecía haberse escuchado nada.
Alzó su rostro poco después, bajando la mano con que acariciaba su mejilla para observar al moreno una vez mas. Al parecer sus palabras no habían terminado, todo lo contrario, le propuso algo que no sabía del todo bien si aceptar o no. Secar sus ropas y su cuerpo era algo que necesitaba de urgencia pues sabía que si no apartaba la humedad en sí mismo se resfriaría, la gripe no era algo que asimilara del todo bien y no podía perder clases, le suspenderían y no conseguiría el título como fotógrafo que tanto deseaba. Aún no se fiaba del todo, nunca había que hacerlo de simples desconocidos, pero asintió. Simplemente asintió, su cuerpo le obligó a hacerlo y él le hizo caso. Era muy endeble, demasiado, frágil cual porcelana, no había nada que no le causara a veces pudor. Ladeó su rostro hacia otro lado para observar sus cosas , poco a poco iban secándose, ¿y sus carretes?, ¿estarían bien en la bolsa de plástico donde los llevaba?, esperaba que así fuese si no quería ver un trabajo semestral hecho trizas.- Iré, pero...me gustaría recuperar mi cámara antes, si es posible.
Alzó un tanto más su mirada para señalar, desde su posición, la roca por la que había caído. Desde su posición podía verse perfectamente el cordón grande de la cámara así como la lente que de ella colgaba, estaba justamente en el filo, no sería raro que una simple brisa la terminase por tirar. Esperaba que eso no sucediese, es mas, ladeó su rostro una última vez para mirar hacia sus cosas, encaminarse hacia ellas, agarrarlas y emprender el camino por la pequeña colina que le llevaría hasta ella. Sus ropas aún seguían pegadas a su cuerpo, dejando que estas resaltaran su figura y cada parte interesante para quien las buscase.
Procuró estar callado hasta que el contrario le contestase pero no pudo retenerse, quiso agradecerle una vez mas todo lo que había hecho por él. A veces podía llegar a ser muy repetitivo y cansino, suerte que aquel beso le paró los pies. Un beso, un simple aunque suave beso se aconteció en una de sus mejillas, la cual se coloreó de un tono mucho mas rojizo que anteriores veces. Su compañera, la mejilla contraria, siguió sus pasos para no desentonar, pudiendo dar un aspecto de lo mas infantil y avergonzado. Formó un muy leve puchero mientras agachaba la cabeza y elevaba una de sus manos para acariciarse la zona besada. Hacía demasiado que no sentía algo como eso, parecía no recordar lo que se sentía un simple beso...válgase la rebundancia. Un chico joven y en plena edad de desarrollo, el que no hubiese conocido persona no tenía ni pies ni cabeza, por no hablar del sexo, ese tema tan indiferente y desconocido para él. Suerte que aún no había descubierto lo que era estar en celo.- es lo menos que podía hacer... -respondió con un hilo de voz suave, casi no parecía haberse escuchado nada.
Alzó su rostro poco después, bajando la mano con que acariciaba su mejilla para observar al moreno una vez mas. Al parecer sus palabras no habían terminado, todo lo contrario, le propuso algo que no sabía del todo bien si aceptar o no. Secar sus ropas y su cuerpo era algo que necesitaba de urgencia pues sabía que si no apartaba la humedad en sí mismo se resfriaría, la gripe no era algo que asimilara del todo bien y no podía perder clases, le suspenderían y no conseguiría el título como fotógrafo que tanto deseaba. Aún no se fiaba del todo, nunca había que hacerlo de simples desconocidos, pero asintió. Simplemente asintió, su cuerpo le obligó a hacerlo y él le hizo caso. Era muy endeble, demasiado, frágil cual porcelana, no había nada que no le causara a veces pudor. Ladeó su rostro hacia otro lado para observar sus cosas , poco a poco iban secándose, ¿y sus carretes?, ¿estarían bien en la bolsa de plástico donde los llevaba?, esperaba que así fuese si no quería ver un trabajo semestral hecho trizas.- Iré, pero...me gustaría recuperar mi cámara antes, si es posible.
Alzó un tanto más su mirada para señalar, desde su posición, la roca por la que había caído. Desde su posición podía verse perfectamente el cordón grande de la cámara así como la lente que de ella colgaba, estaba justamente en el filo, no sería raro que una simple brisa la terminase por tirar. Esperaba que eso no sucediese, es mas, ladeó su rostro una última vez para mirar hacia sus cosas, encaminarse hacia ellas, agarrarlas y emprender el camino por la pequeña colina que le llevaría hasta ella. Sus ropas aún seguían pegadas a su cuerpo, dejando que estas resaltaran su figura y cada parte interesante para quien las buscase.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Todo en ese conejito le parecía perfecto, la forma en la que actuaba, su suave y tímida voz, esas mejillas que se coloreaban por casi cualquier cosa; se sentía como un completo pervertido sin remedio, mirando cada gesto que acontecía en esa carita tan delicada. Se regañaba a sí mismo por no poder apartar la mirada de ese muchacho. Pero era difícil hacerlo. Tenía un “no sé qué” que provocaba que cualquier intento por apartar los ojos, fuese una dura tarea por realizar.
Nuevamente, ver ese ligero asentimiento por parte del hermoso conejito le provoco una agradable sensación de satisfacción. Todo iba tal cual lo estaba planeado, si, sonaba pervertido eso, pero sus intenciones eran meramente “inocentes” no tenía planeado el coquetear con ese muchacho tan bonito, lo menos que deseaba era el sucumbir en sensaciones desastrosas como el amor o afines. “Una simple relación de conocidos” eso, o quizás hasta amigos, pero nada más. Hakim era un hombre que muchas veces se “enamoraba”(Solo se hacía creer a si mismo que lo estaba para no dañar a la otra persona o llegaba a tener un cariño especial por su “pareja” pero nada mas) de las personas con las que salía o con al que le agradaban mucho, como ese muchacho que de buenas a primeras le hizo ver lo adorable que era. Pero no, no debía, no podía y no deseaba que eso pasara con el peli blanco. La vida le había dejado de experiencia que cosas tontas como el amor no servían de nada, y que no dejaban nada bueno.
Asintió por supuesto a sus palabras, mirando claro la roca donde yacía la cámara del conejito. De inmediato pensó en ofrecerse a ir por ella, no iría a dejar que ese chico de aspecto tan delicado subiera a ese lugar del cual se había caído. Se quedo mirando un poco aquella roca y cuando volvió su mirada hacia su acompañante noto que ya emprendía camino hacia su cámara.
Pero como era de esperarse en alguien tan inesperado como Hakim…
Se le quedo viendo como idiota mientras subía. Sus ropas húmedas provocaban que la delgada y apetitosa silueta delicada y fina del conejito se viera tan bien. Que poco le duraba la faceta de caballero y buena persona. Era tan hermosa la imagen que proyectaba ese muchachito peliblanco, era imposible apartar su mirada de ese cuerpo tan bonito, haa maldita suerte la suya, ¿Todo en ese conejito tenía que ser tan adorable y suculento a la vista? Para su desgracia, la respuesta a esa pregunta que el mismo se formulo fue: Si. Desde sus sonrojos tan inocentes hasta ese cuerpo bello y esbelto. Se maldijo a sí mismo y evito pensar en eso.-Ten cuidado, no te vayas a caer de nuevo.-Dijo alzando un poco su voz, lo suficiente para que le escuchara. Apenas se conocía, solo sabía su nombre, aunque para Hakim no era raro que con tan solo conocer a alguien de apenas unos cuantos minutos ya se lo estuviera devorando con la mirada, sin embargo en esta ocasión no podía hacer eso, no debía, incomodaría al chico y terminaría por espantarlo, y no quería.
-Soy un idiota…-Dijo para sí mismo sin dejar de mirar al conejito con la excusa de cuidar sus movimientos en espera de que no se fuese a caer. Como no podía dejar de observar al conejito, mejor centro su mirada en esa colita y orejas esponjosas, eran adorables, daban ganas de morderlas…
No fue buena idea el centrar su mirada en las extremidades esponjosas y blancas del contario, ¡era peor! Porque ahora estaba pensando en tantas cosas pervertidas, morder esa esponjosa colita, lamer ese par de orejas y tironear de ellas suavemente con sus dientes; ya antes había tenido la oportunidad de acostarse con un par de híbridos y no era difícil adivinar que esas extremidades solían ser muy sensibles y reacciones hermosas se obtenían si las tocaban. “¡No debo de pensar en eso!” pensó auto-regañándose.
Nuevamente, ver ese ligero asentimiento por parte del hermoso conejito le provoco una agradable sensación de satisfacción. Todo iba tal cual lo estaba planeado, si, sonaba pervertido eso, pero sus intenciones eran meramente “inocentes” no tenía planeado el coquetear con ese muchacho tan bonito, lo menos que deseaba era el sucumbir en sensaciones desastrosas como el amor o afines. “Una simple relación de conocidos” eso, o quizás hasta amigos, pero nada más. Hakim era un hombre que muchas veces se “enamoraba”(Solo se hacía creer a si mismo que lo estaba para no dañar a la otra persona o llegaba a tener un cariño especial por su “pareja” pero nada mas) de las personas con las que salía o con al que le agradaban mucho, como ese muchacho que de buenas a primeras le hizo ver lo adorable que era. Pero no, no debía, no podía y no deseaba que eso pasara con el peli blanco. La vida le había dejado de experiencia que cosas tontas como el amor no servían de nada, y que no dejaban nada bueno.
Asintió por supuesto a sus palabras, mirando claro la roca donde yacía la cámara del conejito. De inmediato pensó en ofrecerse a ir por ella, no iría a dejar que ese chico de aspecto tan delicado subiera a ese lugar del cual se había caído. Se quedo mirando un poco aquella roca y cuando volvió su mirada hacia su acompañante noto que ya emprendía camino hacia su cámara.
Pero como era de esperarse en alguien tan inesperado como Hakim…
Se le quedo viendo como idiota mientras subía. Sus ropas húmedas provocaban que la delgada y apetitosa silueta delicada y fina del conejito se viera tan bien. Que poco le duraba la faceta de caballero y buena persona. Era tan hermosa la imagen que proyectaba ese muchachito peliblanco, era imposible apartar su mirada de ese cuerpo tan bonito, haa maldita suerte la suya, ¿Todo en ese conejito tenía que ser tan adorable y suculento a la vista? Para su desgracia, la respuesta a esa pregunta que el mismo se formulo fue: Si. Desde sus sonrojos tan inocentes hasta ese cuerpo bello y esbelto. Se maldijo a sí mismo y evito pensar en eso.-Ten cuidado, no te vayas a caer de nuevo.-Dijo alzando un poco su voz, lo suficiente para que le escuchara. Apenas se conocía, solo sabía su nombre, aunque para Hakim no era raro que con tan solo conocer a alguien de apenas unos cuantos minutos ya se lo estuviera devorando con la mirada, sin embargo en esta ocasión no podía hacer eso, no debía, incomodaría al chico y terminaría por espantarlo, y no quería.
-Soy un idiota…-Dijo para sí mismo sin dejar de mirar al conejito con la excusa de cuidar sus movimientos en espera de que no se fuese a caer. Como no podía dejar de observar al conejito, mejor centro su mirada en esa colita y orejas esponjosas, eran adorables, daban ganas de morderlas…
No fue buena idea el centrar su mirada en las extremidades esponjosas y blancas del contario, ¡era peor! Porque ahora estaba pensando en tantas cosas pervertidas, morder esa esponjosa colita, lamer ese par de orejas y tironear de ellas suavemente con sus dientes; ya antes había tenido la oportunidad de acostarse con un par de híbridos y no era difícil adivinar que esas extremidades solían ser muy sensibles y reacciones hermosas se obtenían si las tocaban. “¡No debo de pensar en eso!” pensó auto-regañándose.
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Necesitaba poner en orden sus prioridades.Miles de pensamientos se escondían en su mente y cientos de anécdotas transcurrían mientras andaba en dirección a la roca en donde su cámara se instaló con tan normalidad y, para su suerte, suavidad. El calor que desprendía el suelo era agradable sobre sus pies, no solo por el hecho de tenerlos algo fríos al salir tan inesperadamente del agua, si no también por su efecto relajante, hacía mucho tiempo que no notaba esa calidez. El temor y el gran pudor que se hizo en él no le había dejado disfrutar lo mas mínimo de esas sensaciones que una terma proporcionaba a quien se metiese en una, más bien al contrario, se sintió apurado, estresado y sumamente nervioso por lo que pudiese suceder. Esos dos objetos eran muy preciados para él, aún tenía en mente la gran ayuda que le había proporcionado ese gran hombre, agradable y amable...aún no sabia como agradecérselo, es mas, no se le ocurría nada que pudiera hacer además de aceptar sus propuestas, quedarse con él en esa cabaña de la que habló y pasar una buena tarde...Una vez mas, el inocente conejo caía bajo los encantos de alguien más. Malditos fuesen los cuentos y maldita la realidad, pues siempre pasaban cosas similares.
Mientras andaba pudo notar cierta presencia que le hizo temblar un par de veces, ¿o quizás fueran los efectos de estar mojado y caminar bajo la brisa otoñal?, sus pensamientos aún estaban alterados y su cuerpo nervioso por todo lo que pudiese suceder. Sabía, o al menos eso intentaba pensar, que no pasaría nada más allá de lo natural, que todo lo que recordaría de ese día seria bueno, echaría unas risas, se lo pasaría bien...y nada mas. Aunque, por mucho que pensara y pensara no lograba quitarse una imagen de la cabeza, una imagen que, por muy atrevida y excitante que fuese para ciertas personas a él solo conseguía provocarle temor, somnolencia incluso...pero, a la vez, una profunda atracción. No sabía el porqué de esa locura, pero el ver a ambos cuerpos caer sobre una gran alfombra mientras se abrazaban bajo el calor de una chimenea era algo que...¿eso era lo que le hacía temblar?- “X-Xarls...¡déja de pensar en esas cosas!, es una hombre bueno, un hombre bueno, un hombre...” -un hombre simpático, agradable, servicial y propiamente hablando: buena persona. A veces la fé el conejo superaba con creces a su persona, pero bueno, así vivía él, feliz en apariencia y triste en su interior.
No tardó mucho en llegar y coger la cámara que tanto sustos le había ocasionado a lo largo de su corta aunque intensa vida. La abrazó con cariño no sin antes mirar hacia abajo, alzar una mano y hacerle una señal a Hakim, el cual seguía esperando abajo. Aprovechó el momento para destapar la lente con cuidado y echar una de sus fotos, sería un buen recuerdo para cuando revelase el carrete que estaba usando en ese mismo momento. La figura del moreno reposaba tranquila allí donde esperaba, con cierto temple y resplandor que hacía que la mirada del conejo se iluminase. Esos pensamientos aún seguían en su mente, y seguramente se quedarían ahí hasta que pasara el día completo y quedara como un mísero detalle en su mente, como una escena que nunca se iba a representar en el mundo real. Intentó por todos los medios pensar en otra cosa, alejar su mente de esa “maravilla”. No lo consiguió hasta que, nuevamente, estuvo abajo y junto al moreno, al cual miró con una sonrisa nerviosa, aún con sus mejillas algo sonrojadas por el calor que allí hacía.
Sus ropas seguían mojadas así como su pelo y sus orejas, las cuales se mantenían medio altas sobre su cabeza, moviéndose un tanto al igual que su pomposa colita lo hacía tras su cuerpo. No se sentía tan mal como antes, al contrario, se sentía...menos agobiado, más confiado, mucho más enérgico y feliz que antes. ¿Las razones?, quizás un buen paseo hacia la rica de ida y vuelta, el hacer una nueva foto, o pensar cosas que nunca había pensado antes...esas cosas siempre animaban a no ser que fuesen malas, y en su caso, realmente no lo eran, más bien lo contrario. Se posicionó a su lado, agarrando con cuidado su bolsa donde guardaba todas sus cosas y ladeando su rostro para posar su tierna mirada en la del mayor- Ya estoy...¿vamos? -comentó con calma, ladeando su cabeza con suavidad sin saber, como prácticamente siempre, que con esos breves actos no hacía más que verse como un joven mucho mas tímido, radiante y lleno de sorpresas. Si ese hombre hubiese sido un pervertido seguramente se le hubiese tirado ya encima. Suerte que no ocurrió nada como eso.
_________________________
¡Perdóóón! ;///; no pude pasarme antes por problemas y el comienzo del instituto, siento muchísimo no haber posteado en todo este tiempo pero, realmente, no pude pasarme todo lo que quería. Sé que está mal pedirlo pero...¿me darías tu msn?, cambié el mio y me gustaría tener el tuyo para mantenerte informada por lo que sea ><
Mientras andaba pudo notar cierta presencia que le hizo temblar un par de veces, ¿o quizás fueran los efectos de estar mojado y caminar bajo la brisa otoñal?, sus pensamientos aún estaban alterados y su cuerpo nervioso por todo lo que pudiese suceder. Sabía, o al menos eso intentaba pensar, que no pasaría nada más allá de lo natural, que todo lo que recordaría de ese día seria bueno, echaría unas risas, se lo pasaría bien...y nada mas. Aunque, por mucho que pensara y pensara no lograba quitarse una imagen de la cabeza, una imagen que, por muy atrevida y excitante que fuese para ciertas personas a él solo conseguía provocarle temor, somnolencia incluso...pero, a la vez, una profunda atracción. No sabía el porqué de esa locura, pero el ver a ambos cuerpos caer sobre una gran alfombra mientras se abrazaban bajo el calor de una chimenea era algo que...¿eso era lo que le hacía temblar?- “X-Xarls...¡déja de pensar en esas cosas!, es una hombre bueno, un hombre bueno, un hombre...” -un hombre simpático, agradable, servicial y propiamente hablando: buena persona. A veces la fé el conejo superaba con creces a su persona, pero bueno, así vivía él, feliz en apariencia y triste en su interior.
No tardó mucho en llegar y coger la cámara que tanto sustos le había ocasionado a lo largo de su corta aunque intensa vida. La abrazó con cariño no sin antes mirar hacia abajo, alzar una mano y hacerle una señal a Hakim, el cual seguía esperando abajo. Aprovechó el momento para destapar la lente con cuidado y echar una de sus fotos, sería un buen recuerdo para cuando revelase el carrete que estaba usando en ese mismo momento. La figura del moreno reposaba tranquila allí donde esperaba, con cierto temple y resplandor que hacía que la mirada del conejo se iluminase. Esos pensamientos aún seguían en su mente, y seguramente se quedarían ahí hasta que pasara el día completo y quedara como un mísero detalle en su mente, como una escena que nunca se iba a representar en el mundo real. Intentó por todos los medios pensar en otra cosa, alejar su mente de esa “maravilla”. No lo consiguió hasta que, nuevamente, estuvo abajo y junto al moreno, al cual miró con una sonrisa nerviosa, aún con sus mejillas algo sonrojadas por el calor que allí hacía.
Sus ropas seguían mojadas así como su pelo y sus orejas, las cuales se mantenían medio altas sobre su cabeza, moviéndose un tanto al igual que su pomposa colita lo hacía tras su cuerpo. No se sentía tan mal como antes, al contrario, se sentía...menos agobiado, más confiado, mucho más enérgico y feliz que antes. ¿Las razones?, quizás un buen paseo hacia la rica de ida y vuelta, el hacer una nueva foto, o pensar cosas que nunca había pensado antes...esas cosas siempre animaban a no ser que fuesen malas, y en su caso, realmente no lo eran, más bien lo contrario. Se posicionó a su lado, agarrando con cuidado su bolsa donde guardaba todas sus cosas y ladeando su rostro para posar su tierna mirada en la del mayor- Ya estoy...¿vamos? -comentó con calma, ladeando su cabeza con suavidad sin saber, como prácticamente siempre, que con esos breves actos no hacía más que verse como un joven mucho mas tímido, radiante y lleno de sorpresas. Si ese hombre hubiese sido un pervertido seguramente se le hubiese tirado ya encima. Suerte que no ocurrió nada como eso.
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¡Perdóóón! ;///; no pude pasarme antes por problemas y el comienzo del instituto, siento muchísimo no haber posteado en todo este tiempo pero, realmente, no pude pasarme todo lo que quería. Sé que está mal pedirlo pero...¿me darías tu msn?, cambié el mio y me gustaría tener el tuyo para mantenerte informada por lo que sea ><
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Hakim se consideraba un hombre suertudo ¿Por qué? Sencillo: tenía una muy bonita compañía, agradable, amable, con unas mejillas muy hermosas que se coloreaban de un rosa suave cuando se avergonzaba, y que decir esas orejas y colita que solo le hacían verse más adorable. Era la clase de chico que hacía que el imbécil de Hakim pasara de ser por unos momentos del pervertido simplón y caliente al príncipe azul súper servicial y siempre amable.
Sin embargo, al mismo tiempo se sentía el más miserable de todo el mundo, porque justo en su momento emo, se topaba con un chico jodidamente similar a su primer amor, ese que tantas depresiones le había costado. Se lamentaba internamente, le daban ganas de golpearse la cabeza contra las rocas, de irse y alejarse del hermoso conejito blanco, ¡pero no podía! Sería demasiado grosero el dejar a ese conejito desprotegido y claramente vulnerable ahí solito en el bosque. Claro que esa era solo una excusa que justificaba su invitación a pasar un rato con él en su cabaña. La verdadera razón era compleja. Deseaba pasar un rato con él. Era agradable, y tranquilo, quería conocerlo más. Era todo lo contrario a sus ganas de alejarse.
Y mientras se hacía bolas el mismo con sus pensamientos tontos mantuvo su mirada fija en el cuerpo del peliblanco, tan finito y hermoso, apetitoso, atrayente, irresistible, y tremendamente adorable. No había forma de que los pensamientos pervertidos de Hakim predominaran mucho por ahora. Quizás mas tarde y hasta se atrevía a robarle un beso o algo así, pero por ahora no podía, no había manera de que se pervirtiera y fantaseara más de lo normal.
Cuando el chico tomo finalmente su cámara, observo su gesto y le sonrió con calma, haciendo como que si nada pasaba por su perturbada mente. No espero que le tomara una fotografía, pero no hizo absolutamente nada por negarse a ello, solo se dedico a permanecer en su lugar quieto y sonriendo. Cuando el conejito bonito estuvo de vuelta a su lado, lo recibió con una sonrisa suave que enmarcaba bien sus facciones. Ver ese sonrojo le dejaba tan satisfecho, le daba igual si era por el vapor sofocante del lugar o si era por el, por su presencia, lo único que le importaba era que esas mejillas estaban calientes y le daban ganas de besarlas. De no ser porque ya de plano se vería muy patético y mas idiota de lo que ya era en esos momentos, hubiera dicho algo como “awwww que bonito~” con una expresión tonta como la que las mujeres energéticas ponían cada que veían algo “moe” o adorable.
Asintió con calma a sus palabras.-Me alegra que ya tengas todas tus cosas de vuelta.-Dijo mientras se inclinaba para sujetar la mano del conejito sin el menor descaro. Y tras sonreírle nuevamente, comenzó a caminar sin pensar en soltar la mano del peliblanco. No lo hacía con malas intenciones, solo quería sentir esa suave piel en contacto con la suya. Mientras caminaba, con la toalla que mantenía alrededor de su cuello, seco suavemente algunas gotitas de agua que había caído de sus húmedos cabellos.-Cuando lleguemos a mi cabaña, si así lo deseas puedo prestarte algo de ropa para que te cambies en lo que se seca la tuya, sería una pena si terminas enfermo por andar todo mojado.-Comento ofreciendo de nuevo su ayuda, claro que no iría a insistir si el otro se negaba, tomar la ropa de un desconocido no era algo que cualquiera aceptaría hacer así que comprendería si no aceptaba su ayuda.
Igual le ofrecería el prenderle la chimenea de la cabaña para que se calentara o darle otra toalla, lo que sea que estuviera a su alcance para evitar que el conejito pescara un resfriado él lo haría.
OFF: No te preocupes por eso, te entiendo xD yo ando igual ahora, toda atareada ;3; asi que no hay problema y no te apures por responder que yo puedo esperar ^^
Te mando mi msn por mp xD no me gusta dejarlo a la vista de todos oki~
Sin embargo, al mismo tiempo se sentía el más miserable de todo el mundo, porque justo en su momento emo, se topaba con un chico jodidamente similar a su primer amor, ese que tantas depresiones le había costado. Se lamentaba internamente, le daban ganas de golpearse la cabeza contra las rocas, de irse y alejarse del hermoso conejito blanco, ¡pero no podía! Sería demasiado grosero el dejar a ese conejito desprotegido y claramente vulnerable ahí solito en el bosque. Claro que esa era solo una excusa que justificaba su invitación a pasar un rato con él en su cabaña. La verdadera razón era compleja. Deseaba pasar un rato con él. Era agradable, y tranquilo, quería conocerlo más. Era todo lo contrario a sus ganas de alejarse.
Y mientras se hacía bolas el mismo con sus pensamientos tontos mantuvo su mirada fija en el cuerpo del peliblanco, tan finito y hermoso, apetitoso, atrayente, irresistible, y tremendamente adorable. No había forma de que los pensamientos pervertidos de Hakim predominaran mucho por ahora. Quizás mas tarde y hasta se atrevía a robarle un beso o algo así, pero por ahora no podía, no había manera de que se pervirtiera y fantaseara más de lo normal.
Cuando el chico tomo finalmente su cámara, observo su gesto y le sonrió con calma, haciendo como que si nada pasaba por su perturbada mente. No espero que le tomara una fotografía, pero no hizo absolutamente nada por negarse a ello, solo se dedico a permanecer en su lugar quieto y sonriendo. Cuando el conejito bonito estuvo de vuelta a su lado, lo recibió con una sonrisa suave que enmarcaba bien sus facciones. Ver ese sonrojo le dejaba tan satisfecho, le daba igual si era por el vapor sofocante del lugar o si era por el, por su presencia, lo único que le importaba era que esas mejillas estaban calientes y le daban ganas de besarlas. De no ser porque ya de plano se vería muy patético y mas idiota de lo que ya era en esos momentos, hubiera dicho algo como “awwww que bonito~” con una expresión tonta como la que las mujeres energéticas ponían cada que veían algo “moe” o adorable.
Asintió con calma a sus palabras.-Me alegra que ya tengas todas tus cosas de vuelta.-Dijo mientras se inclinaba para sujetar la mano del conejito sin el menor descaro. Y tras sonreírle nuevamente, comenzó a caminar sin pensar en soltar la mano del peliblanco. No lo hacía con malas intenciones, solo quería sentir esa suave piel en contacto con la suya. Mientras caminaba, con la toalla que mantenía alrededor de su cuello, seco suavemente algunas gotitas de agua que había caído de sus húmedos cabellos.-Cuando lleguemos a mi cabaña, si así lo deseas puedo prestarte algo de ropa para que te cambies en lo que se seca la tuya, sería una pena si terminas enfermo por andar todo mojado.-Comento ofreciendo de nuevo su ayuda, claro que no iría a insistir si el otro se negaba, tomar la ropa de un desconocido no era algo que cualquiera aceptaría hacer así que comprendería si no aceptaba su ayuda.
Igual le ofrecería el prenderle la chimenea de la cabaña para que se calentara o darle otra toalla, lo que sea que estuviera a su alcance para evitar que el conejito pescara un resfriado él lo haría.
OFF: No te preocupes por eso, te entiendo xD yo ando igual ahora, toda atareada ;3; asi que no hay problema y no te apures por responder que yo puedo esperar ^^
Te mando mi msn por mp xD no me gusta dejarlo a la vista de todos oki~
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Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
El ambiente formado por el calor proveniente de las termas estaba haciendo del encontronazo uno mucho más agradable de lo que podía haber esperado el albino. La humedad, las pequeñas nubes de humo que flotaban por sobre sus pies e inclusive sus caderas, ese olor tan singular y a la vez hipnotizador, incluso la sensación de estar mojado comenzaba a gustarle. Era extraño sin embargo, desde su interior sabía que esas sensaciones eran malas para su cuerpo, nocivas para su sistema, y a pesar de ello pensaba y pensaba en que nada le ocurriría. Total, tenía a Hakim justamente al lado, si se sentía mal le pediría ayuda, le haría saber de inmediato si sentía cualquier malestar, cualquier irritación que pudiese entorpecer una buena conversación allí en la cabaña donde le ofreció descansar. Quizás el ser una raza de lo más infantil, desprotegida e indefensa era realmente lo que le estaba llevando a pensar todas esas cosas, al fin y al cabo el moreno era el único que le habló con respeto y amabilidad en muchísimo tiempo. Solo por ello le estaba enormemente agradecido.
No sabría decir en esos momentos el origen de sus compañeros ni la del profesor, pero una cosa tenía seguro: nadie se había parado a buscarle. Ninguno de los estudiantes le conocía tan bien como para darse cuenta siquiera de su existencia en un grupo cerrado de alumnos, era triste si lo pensaba...pero no podía hacer nada por cambiar la situación, así había nacido y así se quedaría. No era el único adolescente que se sentía solo en el país y lo sabía, por ese mismo motivo no se preocupaba por él, si no por aquellos en su misma situación. Podrí parecer un idiota, un tonto al pensar en esas cosas mucho antes que en sí mismo, pero no podía evitarlo, sabía que si su mente iba por un buen camino su futuro será diferente al de los demás, sabía que en algún momento triunfaría y sus fotografías junto a él se harían famosas, no solo en Tokio, si no por toda Asia. De sueños se vivía, y él adoraba el suyo.
Esperó con paciencia una respuesta por parte del contrario mientras agitaba con suavidad su cola y sus orejas, las gotas que caían de éstas le molestaban un poco y no podía evitar sentir escalofríos a pesar de ser un roce mínimo. Era sensible, bastante, él mismo se asustaba del poco aguante que tenía ante todo aquello que consiguiera acceder aunque fuese tan solo un poco a las extremidades que lo diferenciaban de los demás. Muy a pesar de eso no dejó que la distancia fuese enemiga una vez más, se acercó a Hakimu como si fuese un amigo de toda la vida, procuró incluso rozarse un poco. Eso le ayudaba a pensar que realmente no era una ilusión, que en realidad era una persona y que realmente le estaba ayudando. Se sentía tan bien y reconfortado...no recordaba la última vez que se sintió de esa manera frente a alguien de su mismo sexo, pues no hablaba con chicas.
El gesto que vino a continuación le sorprendió bastante pues no lo esperaba en absoluto. Su mano se vio envuelta por la del moreno casi al instante en que le preguntó sobre la partida hacia la cabaña, ¿se sintió mal?, al contrario, las confianzas de un conejo a veces eran demasiasadas, y ese era un caso de lo más significante. Poco a poco había ido perdiendo el miedo, quizás fue el simple hecho de encontrar su cámara lo que le dio el valor para hablar y para soltarse frente a él. No lo sabía del todo, pero de esa manera era muchísimo mejor. Tragó saliva, observó ambas manos y asintió no mucho antes de corresponder ese pequeño apretón. Seguidamente comenzó a andar hacia su destino.
- N-No quisiera abusar de su confianza... -que le dejase ropa ya eran asuntos de otro nivel. No estaba muy seguro de si poder aceptar esa oferta que tan maravillosamente le había sonado; tenía dos dedos de frente y sabía que no todo en la vida eran buenas decisiones. Realmente era una buena idea, además, ¿que pasaría?, ambos eran hombres, al parecer hechos y derechos -obviando la aún adolescencia del albino-, con dos dedos de frente y centrados cual adulto. ¿Qué podía salir mal?, seguramente nada. Xarls debía pensar antes de hablar, pues sus labios pronto se abrieron para contestarle por segunda vez- pero si no hay problema...siento las molestias -Se reverenció con un agache de cabeza, muy típico allí donde amos vivían. Esperaba que el camino se le hiciese corto, comenzaba a tener un poco de frío ante las brisas frías que corrían, suerte que, al menos su mano, se conservó caliente.
No sabría decir en esos momentos el origen de sus compañeros ni la del profesor, pero una cosa tenía seguro: nadie se había parado a buscarle. Ninguno de los estudiantes le conocía tan bien como para darse cuenta siquiera de su existencia en un grupo cerrado de alumnos, era triste si lo pensaba...pero no podía hacer nada por cambiar la situación, así había nacido y así se quedaría. No era el único adolescente que se sentía solo en el país y lo sabía, por ese mismo motivo no se preocupaba por él, si no por aquellos en su misma situación. Podrí parecer un idiota, un tonto al pensar en esas cosas mucho antes que en sí mismo, pero no podía evitarlo, sabía que si su mente iba por un buen camino su futuro será diferente al de los demás, sabía que en algún momento triunfaría y sus fotografías junto a él se harían famosas, no solo en Tokio, si no por toda Asia. De sueños se vivía, y él adoraba el suyo.
Esperó con paciencia una respuesta por parte del contrario mientras agitaba con suavidad su cola y sus orejas, las gotas que caían de éstas le molestaban un poco y no podía evitar sentir escalofríos a pesar de ser un roce mínimo. Era sensible, bastante, él mismo se asustaba del poco aguante que tenía ante todo aquello que consiguiera acceder aunque fuese tan solo un poco a las extremidades que lo diferenciaban de los demás. Muy a pesar de eso no dejó que la distancia fuese enemiga una vez más, se acercó a Hakimu como si fuese un amigo de toda la vida, procuró incluso rozarse un poco. Eso le ayudaba a pensar que realmente no era una ilusión, que en realidad era una persona y que realmente le estaba ayudando. Se sentía tan bien y reconfortado...no recordaba la última vez que se sintió de esa manera frente a alguien de su mismo sexo, pues no hablaba con chicas.
El gesto que vino a continuación le sorprendió bastante pues no lo esperaba en absoluto. Su mano se vio envuelta por la del moreno casi al instante en que le preguntó sobre la partida hacia la cabaña, ¿se sintió mal?, al contrario, las confianzas de un conejo a veces eran demasiasadas, y ese era un caso de lo más significante. Poco a poco había ido perdiendo el miedo, quizás fue el simple hecho de encontrar su cámara lo que le dio el valor para hablar y para soltarse frente a él. No lo sabía del todo, pero de esa manera era muchísimo mejor. Tragó saliva, observó ambas manos y asintió no mucho antes de corresponder ese pequeño apretón. Seguidamente comenzó a andar hacia su destino.
- N-No quisiera abusar de su confianza... -que le dejase ropa ya eran asuntos de otro nivel. No estaba muy seguro de si poder aceptar esa oferta que tan maravillosamente le había sonado; tenía dos dedos de frente y sabía que no todo en la vida eran buenas decisiones. Realmente era una buena idea, además, ¿que pasaría?, ambos eran hombres, al parecer hechos y derechos -obviando la aún adolescencia del albino-, con dos dedos de frente y centrados cual adulto. ¿Qué podía salir mal?, seguramente nada. Xarls debía pensar antes de hablar, pues sus labios pronto se abrieron para contestarle por segunda vez- pero si no hay problema...siento las molestias -Se reverenció con un agache de cabeza, muy típico allí donde amos vivían. Esperaba que el camino se le hiciese corto, comenzaba a tener un poco de frío ante las brisas frías que corrían, suerte que, al menos su mano, se conservó caliente.
Invitado- Invitado
Re: Los caprichos del Principe ||Privado||
Fue un alivio ara el que el conejito no se negara a su petición, preocuparse por un desconocido era algo que Hakim no hacía con mucha frecuencia, al menos no en el grado de hasta ofrecerle su ropa, Xarls era una excepción muy grande, era lindo, muy amable, tímido y parecía que necesitaba mucha ayuda, si quitada el hecho de que le hacía deprimirse por que ver esa linda carita le traía malos recuerdos, todo era perfecto, y ese lindo conejito necesitaba su ayuda y el muy gustosamente se la daría.
Antes de poder seguir con su camino, Hakim paso a recoger sus cosas, que había dejado descuidadas por ahí, una vez las tuvo consigo, retomo su camino a la cabaña, por fortuna no estaba tan lejos, así que con paso tranquilo guio al conejito por el lugar hasta que al cabo de unos cinco minutos llegaron a su cabaña. Por fuera, parecía ser un lugar acogedor, por dentro lo era aun mas, al menos al parecer de Hakim.
Hacía ya mucho tiempo que no invitaba a alguien a que pasara un tiempo con el sin tener intenciones de tener sexo o por lo menos de manosearlo un poco. Se sentía raro incluso haciendo eso si se detenía a pensarlo bien. “La excepción a la regla” pensó con calma mientras sin muchas ganas soltaba la mano tibia del conejito para buscar las llaves. Abrió la puerta luego de encontrarlas y se hizo a un lado para dejar pasar primero al peliblanco.
Luego ingreso el en el lugar y cerró la puerta tras de sí.-Espero que te sientas cómodo aquí.-Le dijo con una sonrisa en los labios y dejando en el piso a un lado de la puerta sus cosas, luego las acomodaría en su habitación. Ahora su prioridad era hacer que el conejito entrara en calor, el también tenía cierto frio, pero era soportable. Lo que pronto seria una molestia seria el hambre, su estomago si bien aun no “gruñía” si le hacía notar a Hakim el hueco que tenía en este.
Estaba ya oscureciendo, había sido una suerte que pudieran encontrar los preciados objetos del conejito antes de que la luz del día se terminase. Repentinamente tomo la mano del peliblanco de nuevo, solo por el gusto de hacerlo y se lo llevo a su habitación.-Bien, será mejor que te cambies de ropa, no te hará para nada bien el estar así de mojado.-Comento entrando a su habitación. Dejo al peliblanco sentado sobre la cama y el se fue al armario para sacar una camisa suya, no se detuvo mucho en escoger cual sería la mejor para el menor pro que de todos modos todas le quedarían grandes. –Supongo que esto sería lo único que te pudiera prestar.-Dijo en tono pensante.-Dudo que mi ropa te quede y no quiero que te sientas demasiado incomodo por andar con ropa demasiado grande.-Sabia que no sería mayor problema que anduviera con la camisa aunque le quedara grande.
Se acerco a la cama y le dio la camisa al menor. Quizás no había sido la mejor idea del mundo el prestarle algo de ropa, pero por lo menos estaría seco, le podría ofrecer también el baño para que se diera una ducha con agua caliente, pero eso sería ya algo mas confianzudo y no quería terminar incomodando al menor.-Si quieres algo mas puedes buscar en el armario, yo estare en la cocina~.-Dijo antes de salir de la habitacion para darle espacio para que se cambiara y si asi lo preferia, buscar algo mas.
Antes de poder seguir con su camino, Hakim paso a recoger sus cosas, que había dejado descuidadas por ahí, una vez las tuvo consigo, retomo su camino a la cabaña, por fortuna no estaba tan lejos, así que con paso tranquilo guio al conejito por el lugar hasta que al cabo de unos cinco minutos llegaron a su cabaña. Por fuera, parecía ser un lugar acogedor, por dentro lo era aun mas, al menos al parecer de Hakim.
Hacía ya mucho tiempo que no invitaba a alguien a que pasara un tiempo con el sin tener intenciones de tener sexo o por lo menos de manosearlo un poco. Se sentía raro incluso haciendo eso si se detenía a pensarlo bien. “La excepción a la regla” pensó con calma mientras sin muchas ganas soltaba la mano tibia del conejito para buscar las llaves. Abrió la puerta luego de encontrarlas y se hizo a un lado para dejar pasar primero al peliblanco.
Luego ingreso el en el lugar y cerró la puerta tras de sí.-Espero que te sientas cómodo aquí.-Le dijo con una sonrisa en los labios y dejando en el piso a un lado de la puerta sus cosas, luego las acomodaría en su habitación. Ahora su prioridad era hacer que el conejito entrara en calor, el también tenía cierto frio, pero era soportable. Lo que pronto seria una molestia seria el hambre, su estomago si bien aun no “gruñía” si le hacía notar a Hakim el hueco que tenía en este.
Estaba ya oscureciendo, había sido una suerte que pudieran encontrar los preciados objetos del conejito antes de que la luz del día se terminase. Repentinamente tomo la mano del peliblanco de nuevo, solo por el gusto de hacerlo y se lo llevo a su habitación.-Bien, será mejor que te cambies de ropa, no te hará para nada bien el estar así de mojado.-Comento entrando a su habitación. Dejo al peliblanco sentado sobre la cama y el se fue al armario para sacar una camisa suya, no se detuvo mucho en escoger cual sería la mejor para el menor pro que de todos modos todas le quedarían grandes. –Supongo que esto sería lo único que te pudiera prestar.-Dijo en tono pensante.-Dudo que mi ropa te quede y no quiero que te sientas demasiado incomodo por andar con ropa demasiado grande.-Sabia que no sería mayor problema que anduviera con la camisa aunque le quedara grande.
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