Escapando (priv)

por Invitado Mar Mar 29, 2011 9:19 am

Aquel no había sido para nada un buen día.
Empezó bien, como todos. Yuuki fue al instituto al igual que cada mañana, las clases fueron de lo más aburridas aunque se entretuvo con algunos de sus compañeros, las horas pasaron y finalmente tocó ir al club por la tarde-noche, sobre las 7 aunque los servicios eran contratados a partir de las 9 y el local abría a partir de las 10. Esta vez le había tocado ir a domicilio y en cuanto dijeron el districto supo que nada bueno iba a salir de aquello. El districto Kabukicho era uno de los más conocidos de Tokio por tener prácticamente todos los burdeles de la ciudad ¿quien en su sano juicio viviria allí? ese era el problema, que su cliente seguro que no estaba en su sano juicio.

Sin más opciones que decir que si, porque era lo que le tocaba si quería cobrar a final de mes, se dispuso a ir hacía aquella zona. Cuando le tocaban hacer estas cosas nunca iba vestido con la indumentaria que le tocaba ponerse, siempre iba con su propia ropa y una mochilita donde llevaba la muda. Ese día en concreto llevaba una camiseta de manga corta un tanto ajustada y unos pantalones cortos, por suerte, no era de los más cortos que tenía, porque en ese districto con cuanta más ropa fuera mejor, ya iban demasiado poco vestidos los demás.

Dieron las 9 de la noche y se encontraba frente a la puerta de su cliente, cuando éste abrió no le dió mala espina, iba con traje y bien vestido, los había visto de peores. Sin embargo una vez dentro vio que todo era diferente..¡estaban montado una orgía! vale, en su trabajo era algo a lo que tendría que estar acostumbrado, pero había tanta gente en ese pequeño apartamento que solo de pensar en lo que harían le dieron unas pequeñas arcadas, que contuvo con una mano. Intento irse, con una escusa barata más el cliente le propinó un golpe en la cara, derrocandolo e intentando nockearlo. Por suerte Yuuki estaba relativamente acostumbrada a segun que golpes asi que, haciendose el desmayado consiguió nockear él al cliente y escapar de allí.

Corrió lo suficiente como para dejar distancia y que no le persiguieran. Ahora no tenía ni puñetera idea de donde se encontraba asi que tendría que encontrar la salida si no quería que aquello acabara en una tragedia, todavia peor..

por Invitado Jue Mar 31, 2011 11:21 pm

Japón: por fin lograba acoplarse a la bulliciosa ciudad de Tokyo, o al menos lo intentaba. Ya conocía una buena parte de la capital, sabía ir y venir de los sitios más importantes, además de regresar a su hotel. Obviamente había lugares que conocia mejor que otros.. este era el caso del kabukicho. Fiesta, diversión, burdeles y alcohol, debía admitir que era un lugar interesante, por no decir que lo frecuentaba siempre que podía; conocia el lugar como la palma de su mano.
Y sobra decir que se había hecho ya de varios amigos.. y enemigos, que sin duda le habrían de dar un buen rato.
Hoy se sentía con suerte, talves conseguiría algo bueno, o simplemente iría a solicitar unos servicios, para variar.
Las luces pronto empezaron a aparecer, indicando que la vida nocturna del lugar estaba comenzando. Entonces no perdería tiempo. Ese día se había arreglado especialmente para contratar algo de diversión, y no se iría sin ella. Puso pie en el lugar de su preferencia: un burdel que sin duda demostraba lujos en su interior, lo único con lo que no contaba esque estaba cerrado. Tenía más de un lugar para visitar, pero la suerte no parecía estar de su lado. Tendría entonces que ir a lugares menos "refinados" como a él le gustaban, pero hoy no perdería rastro de una víctima.
Comenzó a caminar, buscando algo que lograra satisfacer sus necesidades, y al no encontrar nada que llamase su atención decidió detenerse por un momento, simplemente a encender un puro, esperar a que algo sucediese. Había llegado muy temprano, pero ahora no pensaba regresar con las manos vacías.
Fue entonces cuando su mirada capto a algo -o mejor dicho, a alguien- que resaltaba de entre la multitud: un chico con una singular figura y un rostro sumamente atrayente. Entonces se pregunto si estaría ofreciendo sus servicios. Por un momento lo dudó, puesto que el muchacho parecía desorientado -suponía que todos los trabajadores conocían el lugar, pero siempre podría haber excepciones, ¿cierto?-. Permaneció quieto, limitando a observarle. Como siguiera caminando, le seguiría. Parecía que por fin encontraba a su presa. SOltó una bocanada de humo esperando a que el chico diese su próximo movimiento

por Invitado Sáb Abr 02, 2011 4:54 pm

Continué caminando por esas largas calles, llenas no precisamente de buena gente. Todo me daba muy mala espina, estaba en uno de los barrios posiblemente más peligrosos de Tokio, no me sabía el camino y además por mi apariencia seguro que me metería en algún tipo de lio, que demonios, si esque hasta cuando iba vestido con el uniforme del instituto se pensaban que era por puro juego, todo por esta cara de medio niña que tenía, entre el pelo violeta y melenita muchas veces también creian que era una mujer, de echo, bueno eso no venia a cuento..

De repente un pequeño escalofrio me recorrió el cuerpo y entonces fue cuando me paré, tragando saliva y respirando normal para tranquilizarme a la vez que, discretamente, miraba por el rabillo del ojo hacia los lados y lo más posible hacia detrás, definitivamente había alguien que me estaba mirando, era muy intuitivo para estas cosas, la cuestión era ¿quien entre toda aquella gentada? o para ser más exactos tenía que adivinar quien era el que me había echo tener ese escalofrio porque, de mirar, muchos y muchas me miraban bien extraño, algunos con cara de pervertidos y otros con cara de sorpresa.
Fuera quien fuera volví a caminar hacia delante, solo que esta vez una pizca más rápido, veriamos si eran cosas mías o de verdad había alguien detrás mio. Metí mis manos en los bolsillos y empezé a mirar hacia los lados, simulando que buscaba algo, tan pronto me iba hacia la izquierda como hacia la derecha o me quedaba quieto mirando algún escaparate de los bares, obviamente, siempre mirando lo máximo posible por el rabillo del ojos. En una de estas voltee una calle que daba a uno de los muchos callejones, algo más estrechos y no tan transitados pero si lo suficiente para no quedarme solo, allí podría verlo mejor, o a lo mejor simplemente quitarme el mal cuerpo si esque eran cosas mías.

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