Tomando un helado. (Priv-Leedcrow)

Sujetado de la mano, la mano del menor, de ese hermoso conejo, de cabellera rubia y de ojos tan deslumbrantes como el cielo igualando de una forma increíble su color. Tras haber caminado unas cuadras de donde conoció al menor, llegaron rápidamente al local, a la heladería.

El no era de los que comían cosas dulces y menos helado, pero para hacerle un pequeño favor al menor, un pequeño acto de amabilidad que nunca, voluntariamente, hacía, lo llevó a la heladería más cercana.

- Aquí estamos... - miró al rubio, como lo había visto anteriormente - Pasa... - abrio la puerta, empujando esta hacia delante - Adelante... - miró de soslayo al otro, de forma seria y un tanto frivola, tipico en él.

No quería demostrar debilidad, pero el menor causaba que se pusiera de esa manera, algo que no le llegó a agradar, pero se le era inevitable, ser amable y cuidadoso con una persona que le llegase a gustar y en esos momentos, como se ha recalcado ultimamente, era el conejito, ese adorable conejito, que le robó la mirada.

Al notar tanta alegría en el aura del menor, solo sonrio y entró al lugar, algunos observandolo sorprendidos, pues, era un modelo y un actor bastante reconocido por el lugar, pero ignorando todas esas miradas y esfumandolos con una fría mirada, se sentó en la mesa al que el menor le había arrastrado. Sentandose enfrente del menor, escuchaba atento.

- Jaja... - rió bajito, mirandolo fijamente - No, esta bien, puedes pedir lo que quieras, para mi no hay ningún problema... - alzó su mano, para acariciarle la cabeza al rubio, desordenandole los cabellos y rozando un poco sus orejas - Y dime... Leedcrow... ¿Que cosas te gustan?

Preguntó algo amable, aún estaba irritado por la gente que le miraban fijamente, eso era lo que odiaba de la gente, pero estando con el menor, se abstenía a pegar un grito para decir que dejaran de molestarlo.

Notó la sorpresa que el otro se llevó al escuchar que era un chico de la farandula, por así decirlo, para luego, llenar sus timpanos, de esos... ¿Halagos?, bueno, si fueron halagos, le agradó oirlo de su parte, acomodandose un poco, observando al otro comer el postre cremoso y frío, tras haber escuchado esa ligera exclamación por parte del otro, que sonreía feliz por comer el helado. Rió bajo, para que el ajeno no pudiese escucharlo, pero era inevitable soltar esas ligeras risillas, pues, era muy lindo a la simple vista y con esa sonrisa, era perfecto y adorable, coordinaba con su forma de ser, el rostro, la mirada, los ojos, todo.

- No creo ser muy talentoso... - suspiró - El actor con un ego alto, no vale la pena ser de la farandula... - dijo, serio, con la mirada fija en el y con los ojos entrecerrados - Ug... - miró como el otro lamía de forma calmada la cucharilla.

Sin que el menor supiera lo que ese acto podría llegar a significar, pues, era una lamida que le estimulo un poco, no su parte baja, sino, a su cabeza, que pensó como sería su inocente rostro en la cama, como se escucharía esos gemidos con semejante voz, como su piel se sentiría al tacto, como sería su mirada llena de la droga al coito, todo, todas esas indecencias cursó bruscamente por su mente, hasta que salio con rapidez de su mente, al oirlo hablar.

- ¿Ah? - lo miró algo absortó, pero volvió a la realidad - Bueno, no he tenido ninguno, mi manager me impide hacerme un tatuaje en toda la espalda por el trabajo que me manda... - suspiró algo molestó, mirando que algunos le tomaban unas fotos. Ya desesperado, les lanzó un cubierto que estaba ahí, haciendo que se alejaran - Tsk... - soltó un bufido, recobrando con su memoria, la presencia del rubio - Ah, lo siento... - se peinó los cabellos, con sus dedos, dejando que unos mechones se deslizaran hacia su oreja y mejilla - Bien... Después de esto, ¿Qué deseas hacer? - comentó, sin mirarlo.

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(Si se torna muy aburrido, dime, nee... ._. Esto se hace muy - lol - )

Observó momentaneamente al otro, pues, había desviado su mirar del menor, observando como sus extremidades animales moverse de forma retraida. Soltó un pequeño bufido, mientras se ponía de pie cautelosamente, para no asustar al rubio y acercandose al rostro ajeno, pasó su lengua por la comisura de los labios, limpiando algo de helado que quedó en el lugar por la torpeza del conejo.

- Sinceramente, no sé que deberiamos hacer... - se volvió a sentar, con un semblante serio, pero con una sonrisa pícara - ¿Desearías ir a mi casa? Es decir, sería bueno que conocieras el lugar en donde vas a vivir - comentó, cruzandose de piernas, apoyando su mentón en su mano, que la fuerza recaída en esta, se dió contra la mesa, mediante su codo.

Se percató de que el otro terminó ese dulce, además de darse cuenta de su... Miedo. Ahí, en ese instante se dió cuenta de que con el acto anterior, espantó un poco al menor, por lo que alzando su mano, la dejó suavemente en la cabeza del otro. No quería asustarlo y menos en el primer día de haberlo conocido, no quería sembrarle en la mente que era un mal... Amo. Pero, mentalmente, ya había violado al otro y ese tipo de cosas, no saldrían de su cabeza, no aún, según él.

- Bien, terminastes, vamonos... - dijo poniendose de pie, yendo hacia la caja registradora para pagar lo debido del postre que el ajeno se comió con tanta felicidad - Vamos a conocer tu nuevo hogar... - le sonrió dulcemente al conejo, quedando de pie al lado de el, revolviendole otra vez los cabellos.

La corrección que se hizo el menor le pareció muy gracioso, es decir, no creía tan importante el que recalcara que era la casa de ambos, realmente no importaba mucho, lo que importara es que estuviese junto a él y ya, para eso lo compró, para que le hiciese compañía. Sintió un jalón en su brazo, volteando a ver al menor que se le había "colgado" del brazo de forma un tanto gentil, bueno, no iba a quejarse, el rubio no pesaba nada, era muy liviano por lo que podía ver.

- Estas de muy buen animo ¿No? - lo miró de soslayo, serio pero con una suave sonrisa marcada en su rostro - Me gusta eso de ti... - dijo sinceramente, saliendo del local para ir a tomar un taxi, lastimosamente no trajo el carro.

Extendió un poco la mano viendo ya el carro pasar con la marca de "Taxi" en este, preguntó por si el hombre de ancha contextura, sabía el lugar, la residencia en donde estaba su apartamento. Abrió la puerta para que el menor entrara y luego, entró dandole mejor la dirección al otro, que, lo vió un tanto extrañado, como si lo conociese.

- ... - no pudo evitar clavarle la mirada al otro e inconcientemente, le dió un beso en la frente, dulcemente - Ah... - soltó esa onomatopeya, dandose cuenta de lo que hizo, aunque no era algo como en la heladeria, que le lamió la comisura al conejo - Lo siento... - no pudo hacer otra cosa que disculparse aunque fuera algo tan rídiculo, si antes ya le dio una lamida al otro, que bueno, este le pasó la lengua a la saliva residual.

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(Pronto vendrá lo bueno (?) xD!)

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