Just dance ((Libre))

El lugar estaba bastante lleno, así que pudo entrar y pasar de largo hasta encontrar un sitio donde sentarse. La música sonaba tanto que ocasionalmente hacía retumbar los vasos en las mesas, provocando que la gente bailase prácticamente sin cesar durante el tiempo que las luces se mantuviesen apagadas. Podía ver una que otra pareja besándose, toqueteos, incluso alcanzaba a oír chismes que preferiría no oír en toda su vida pero que, al no saber qué significaban, poco le importaba.

Sonrió y pensó en que era extraña la manera de divertirse de algunos, aunque, siendo él el menos apto para juzgar a otros, seguramente algo encontraría de bueno ahí. O como dicen, los gustos se aprenden, tal vez aprendería a que le gustase el sitio. Sólo había una cosa que no sabía hacer, porque no le habían enseñado nunca ni estaba programado para ello...

-Bailar.- Dijo bajo, mirando de reojo a la pista desde su lugar, en el fondo del antro.

Normalmente solía ser más precavido y desconfiado cuando se encontraba en algún sitio completamente nuevo, mirando constantemente a su alrededor y manteniéndose alerta por si se acercaba alguien que le pareciese de cuidado. Aunque los colores y los sonidos que inundaban el antro eran como poner una luz delante de los ojos de un gato: quedará demasiado concentrado en seguirla y ver qué sucede que en fijarse en el entorno.

Así estaba, medio dormido con los ojos abiertos, al menos lo suficiente como para que no notase que alguien se había detenido a su lado y le estaba hablando. Tardó un par de segundos en recuperar la habitual compostura. Miró a su interlocutor y le sonrió apenas, por pura costumbre, observándole con detenimiento y atención. Un adulto, parecía amable, se dijo a sí mismo antes de responder.

-Buenas noches, caballero. No, no me importa que se siente donde guste.- Contestó no muy alto, pero lo suficiente como para que le escuchase, manteniéndose quieto en su sitio.

Continuó sin moverse a pesar de sentirse observado con más detenimiento que el que se esperaría uno normalmente al conocer a un extraño, pero lejos de incomodarle, no le dió mucha importancia. Siguió con la vista los movimientos del mayor y siguió con los ojos clavados en él incluso cuando se sentó a su lado.

El color chillante de aquella bebida que la joven camarera traía le llamó la atención, sobre todo el olor. Olía a dulce.

-No sé bailar.- Fue la respuesta simple y breve que dió a la pregunta inicial, mirando cómo mezclaba la bebida con aquel palillo.

-Vine solo, además. Es la primera vez que vengo a un lugar como este, así que creo que es normal que me encuentre solo.-Agregó negando a continuación cuando le preguntó si deseaba algo. Aunque seguía con los ojos bien fijos en la bebida rosa, que le daba bastante curiosidad.

Escuchó atento, aunque la mirada se movió de la bebida hacia la pista de baile, notando como en efecto, la gente se movía de la manera en que el otro le estaba explicando. No era algo muy complicado. Pero una cosa es decirlo y otra es hacerlo. No estaba muy seguro de si podría, pero aprendía rápido todo lo que se le enseñaba de cualquier manera, y mucho más rápido que un ser humano normal.

-Luce fácil. ¿Usted sabe bailar? ¿Le gusta?-Preguntó mirándolo otra vez y a la bebida rosa también. Era bastante preguntón a veces, cuando se le olvidaban los modales que le habían enseñado en la casa donde vivía antes.

-Vine solo porque me daba curiosidad. No hace falta compañía para venir a ver gente moverse con música.-Replicó con la misma simpleza con que hablaba. No tenía intención de sonar demasiado atrevido. Así era él. Tomó el vaso que le extendía el mayor y observó de nuevo la bebida.

-No debería tomar cosas que me ofrecen los extraños.- Repitió lo que le había dicho su padre una vez, aunque la curiosidad le estaba picando y repicando una y otra vez, pero sin atreverse a dar un solo trago.

Siguió con la mirada el índice del mayor, haciéndose a la idea de lo que le estaba diciendo. ¿Sentir la música en el interior? Hasta donde él tenía entendido, sus entrañas no "sentían" de la misma forma que las de un humano. Lo miró curioso cuando se tapó la boca para reír. A él le gustaban las risas, no veía por qué tenía que contenerse cuando algo parecía gracioso.

-Si no le gusta que lo miren, ¿entonces no baila en público como esa gente de allá?-Dijo refiriéndose a todos los que se encontraban en la pista de baile. Aunque era obvio que era mejor hacer lo que uno quería en un ambiente de confianza. Sus ojos siguieron otra vez el movimiento del palillo en la bebida rosa, como si fuera lo más interesante que tenía que ver en el momento.

-Sí. Pero no es que no me divierta. Si me hubiera aburrido, ya me habría marchado.-Replicó a lo que decía el mayor, tomando ahora con ambas manos el vaso, sobresaltándose un poco con la ligera palmada en la espalda.

-Yo no sé si tenga usted malas intenciones o no. Pero tiene razón en que la curiosidad me podrá más tarde o temprano.-Murmuró suficientemente alto para que le escuchase, dando un trago pequeño y rápido a la bebida. No era un sabor desagradable, era dulce y le había dejado la sensación de querer otro poco, pero se quedó quieto porque no se lo iba a tomar todo. No era de él, ni sabía tampoco lo que era. -Quizá me arrepienta de esto.-Murmuró con una sonricita.