De paseo con la realeza (con Rasiel).

Llevaban caminando solo un poco, por suerte el centro comercial estaba muy cerquita de la tienda de mascota, y no tardaron nada en llegar. Y por su parte el pelirrojo no sabía muy bien de que hablar con su mascota, ya que se sentía un tanto intimidado por su presencia, y tenía cierto reparo al recordar a su anterior mascota... Por lo que caminó silencioso hasta llegar al centro comercial, parándose para sonreir a éste.

-Bueno, ya llegamos... ahora...- extendió un brazo señalando el amplísimo lugar. -P-puedes guiar tu curioseando lo que desees...- se le notaban los nervios, lo sabía. -Yo te seguiré... y luego si lo deseas... p-podemos ir al cine y a comer por ahí...- no sabía que le parecería el plan a su mascota, llendo de rey posiblemente pudiera poner pegas... a saber.

Ante su comentario de ser pobre no contestó, era molesto aquello. Claro que tenía coche, no es que fuera gran cosa, pero lo tenía. Solo que en absoluto merecía la pena que lo cogiera para ir a la pet shop y luego al centro comercial, ya que todo quedaba muy cerquita entre si y era tontería. Además, andar era bueno... aunque eso prefirió ahorrarselo, francamente, no tenía ganas de discutir, al menos ahora no tenía ningunas ganas de hacerlo.

Llegaron pronto al lugar, y por suerte eso no le desagradó a su caprichoso pet, aunque en seguida vio las libertades que se tomaba, y el comentario sobre el bolsillo no le hizo gracia, ninguna, no pensaba pasarse de compras, no era por nada, pero tampoco había cogido demasiado dinero al salir, solía calcular las cosas para que no le falte ni le sobre, aunque si que llevó algo para comprarle ropa a éste, obviamente tendría que comprarle cosas, aunque... no terminaba de gustarle ese tono con el que se dirigía a él. Y si tan pobre le había parecido por no tener coche ya vería.

Vio sorprendido que iba para lo más caro, y descubrió algo de su pet. Le gustaba el color blanco. Eso le hizo sonreir un poco, aunque era una tontería, tal vez el echo de enterarse de algo sobre su mascota se le hacía agradable o especial, ya que tenía que ir conociéndolo poco a poco, aunque por lo que veía era tan... tan... Prepotente.

Obviamente no iba a comprarle esas cosas caras que pretendía adquirir, pero dejo que se entretuviera un poco con aquellas cosas mirándolo en silencio. La verdad es que se le hacía interesante, complicado, y además era de lo más atractivo, le era una lástima no poder verle los ojos, era algo que le encantaba observar de las personas, como si de pequeñas joyas del cuerpo se trataran. El caso es que se le quedó mirando demasiado tiempo, en su opinión, y acabó apartando la mirada un poco ruborizado y regañándose a si mismo. Volvió a mirarle sintiéndose "recuperado" y le miró aquella expresión mientras miraba un traje. Se acercó y miró el precio, no estaba tan mal... tampoco era regalado, pero parecía que al rubio le parecían "especiales" aquellas prendas.

Suspiró y le miró alzando una ceja.

-Está bien, pero de lo demás... olvídate.- dijo a las otras prendas que se compró. -Otro día podemos volver a comprar más.- pero en otra tienda más barata o el mercadillo (xDDD). -Puedes pillar algo de... ropa interior...- se sonrojó tontamente por eso. -Y ya está, luego vamos al cine.- no esperó respuesta y se dirigió a pagarle aquel traje, pensativo, sabía que la convivencia con ese chico sería dificil, muy dificil. Aunque como no pasara como con el anterior... al que comenzó a cogerle afecto para nada...

Su actitud de ordenar no le hizo ninguna gracia, no por creerse amo y superior al león, sino porque no había derecho para eso, era un ser humano, y ya se estaba molestando demasiado en tener contento a su mascota pese a lo idiota que se mostraba como para que además se pusiera en ese egocéntrico plan y sin agradecer nada. Iba a quejarse por ello cuando éste le cogió de la camisa de forma que le pareció muy intimidante, asustándose un poco, pero mirándole serio y tratando de no cambiar la expresión, aunque por suerte éste le soltó antes de que sus nervios se le transparentaran. Aunque oyó aquella amenaza de que le iba a castigar y alzó una ceja, molesto e inquieto por ello. ¿A que se referiría? ¿Pretendería hacerle daño acaso? Su mascota se veía muy fuerte, y él sin embargo era... debilucho. Aunque aun así no se pensaba quedar calladito.

-Oye... ¡a mi no me tienes que cast...!- antes de poder acabar vio como su mascota se largaba sin más a coger ropa, dándosela y luego largándose a los probadores masculinos para ponerse el traje que le iba a comprar, pero no se llevó el traje... Claro, tenía que pagarlo antes de ponérselo.

Lo pagó todo y fue al vestidor donde estaba éste, corriendo enfadado las cortinas y viéndole. Su cara se puso totalmente roja, no había esperado que se quitara la ropa antes de tener el traje. Sus ojos se detuvieron a observarlo, aunque su mente le gritaba que dejara de mirarle, pero sensillamente quedó como atontado viéndole, observando esas cicatrices con preocupación, ¿qué le habría pasado? ¿Quien le habría echo aquelllo? Aunque en ese cuerpo... se les veía demasiado... ¿sexys? Esos pensamientos le hicieron enrojecer más y esta vez si que apartó rápidamente la vista, tendiendole el traje a éste.

-T-toma t-tu tr-traje.- balbuceó nervioso, sin poder transformar como siempre su sembrante para que no se notaran sus emociones. Ahora sensillamente no podía hacerlo.

Estaba esperando que su mascota tomara las prendas para "salir corriendo" de allí, aquello le daba muchísima verguenza. Oyó el comentario y enrojeció un tanto más, muy nervioso, eso le había parecido de lo más descarado por su parte, ¿cómo podía tener tan poquísima verguenza?

Notó como el rubio cogía la prenda, pero luego sintió aquel jalón y se vio atraido dentro de aquel probador, abriendo mucho los ojos, sorprendido y mirando al otro para gritarle y amonestarle por haber echo aquello, pero se vio de pronto casi inmovilizado por el otro y se asustó bastante, notándole acercarse tanto y enrojeciendo más todavía, cada vez más nervioso, y bastante asustado cuando le oyó decir aquello del castigo. ¿Es que iba en serio con aquello? ¿Solo por un estúpido capricho? Trató de revolverse con miedo ante aquello, deseando salir de ese lugar cuanto antes.

-S-suéltame, n-no puedes... h-hacer esto...- masculló con mucho nerviosismo.

Vio como se acercaba a su cuello y soltó una exclamación de dolor cuando sintió tal mordisco en el cuello, tratando de soltarse desesperadamente y de apartarle, pero por desgracia era mucho más débil que su mascota, y no conseguía apartarle siquiera un poquito. Sus ojos se llenaron de lágrimas, éste le había provocado incluso una herida con el mordisco. ¿Y que hacía? ¿Acaso lamía la sangre? ¿Estaba enfermo ese tío acaso? Eso no era normal. Dejó de resistirse solo porque solo conseguía hacerse más daño con el forcejeo y deseó que éste dejara de hacerle aquello de una buena vez, que se aburriera o algo.

-P-por... fa...- se quedó callado interrumpiendo el ruego, no quería rogarle ni suplicarle nada. Incluso en esa situación sintió una ola de orgullo. Pero olvido todo eso cuando notó la mano de éste dirigirse a su intimidad, abriendo muchísimo más los ojos. Pero... alguien quiso entrar al probador y le "salvo" de lo que fuera que quisiera hacerle Rasiel. El cual se vistió en un momento y salió de allí sin mediar palabra.

Sus piernas la fallaron y cayó al suelo aturdido. Se llevó una mano al cuello, donde tenía la herida y gimió lastimosamente. Se sentía acalorado y muy extraño. Su cuerpo... había reaccionado de forma rara ante las acciones del otro. Se llevó una mano a su intimidad un momento y cerró los ojos. Pero de inmediato se puso en pie muy ruborizado. ¿Qué diablo le pasaba ahora? ¿Estaba enfermo?

Corriendo salió del probador y miró donde estaba su mascota, con la cara roja y mirando al suelo, perdiendo toda su aparente seguridad se acercó.

-V-vamos.- mascuyó caminando fuera de la tienda, siquiera se veía capaz de reprenderle por lo sucedido, al menos no ahora que se sentía tan confuso y desorientado. -¿A-ahora adonde... i-ibamos?

Su, "¿Te gustó?" le hizo enrojecerse más y a la vez enfadarse mucho, ¿Qué se creía ese condenado pet? Realmente se lo había buscado comprándose un pet como aquel solo porque era... "bonito", porque menuda forma de ser tan sumamente irritante. Seguidamente éste le trató del modo más despectivo posible ante su forma de hablar, cosa que le ofendió más. Él no solía tartamudear, es que él le ponía demasiado nervioso, y más después de lo que había echo momentos atrás. Aunque claro, seguramente aquello era lo que éste pretendía, desconcertarle y aturdirle. Se maldijo por ella, él era alguien que solía manejar bien sus emociones, y ahora se estaba mostrado de forma rara, vulnerable...

Estaba sumido en sus pensamientos cuando miró al pet y no le vio cerca, buscó y solo pudo verle perderse en la mulitud. Abrió mucho los ojos, sorprendido por eso, y corriendo le fue detrás. Se estaba escapando frente a sus narices. Ah, dios, no, eso sigue que no. Ya se le escapó su anterior mascota, y había sido una perdida de dinero tremenda. Corrió mirando a todas partes, pero no había ni rastro. Detuvo a una pareja para preguntar.

-¿H-habéis visto a... un pet? Es un león, rubio... ah, sus ojos no se ven por su flequillo y... su corte de pelo es muy extraño... además es muy hermoso... y... es más alto que yo y un completo imbecil.- le miraron extrañados, pero negaron con la cabeza y se disculparon. El pelirrojo continuó así, buscando y preguntando a algunas personas, hasta que una muchacha le dijo que si lo vio, suspirando embelesada al recordarlo (?) y señalándole la dirección por la que se fue. Corriendo fue por allí, aunque pensaba que con el tiempo que había perdido ya seguramente ahora se hallaría muy lejos de allí. Fue entonces cuando se fijó en los servicios, y sintiendo una corazonada se metió dentro, mirando alrededor y viendo que bajo un cubíbulo se veía una cola. Era Rasiel. -¡Rasiel, sal de ahí!- exclamó molesto y golpeó un poco la puerta. -Estaba buscándote.- aunque seguidamente suspiró aliviado de haberle encontrado.