Residencia Drake

Conner estaba envuelto en un sueño profundo y pesado. Recordar su pasado era lo peor que podría pasarle en estos momentos -obviamente restando el ser atropellado y todo lo que vivió en apenas unas cuantas horas- Su sueño era tan vívido que comenzó a sudar, a hacer ruidos y a fruncir el seño como siempre, intentando huir de esa pesadilla que lo acechaba.
Entonces escuchó una vocecilla tonta, que, aunque fuera tan leve, logró despertarle.
Abrió los ojos de golpe, bañado en un sudor frío que cubría su frente. Intentó moverse, pero estaba demasiado cansado, su cuerpo tenía el peso de un muerto. Sería imposible contiuar así.
Pero más que nada, se sentía espantado, porque, a pesar de tener una visión diferente del lugar, no sabía donde se encontraba. ¿Y si lo habían capturado de nuevo? Entonces tendría que huir..pero en su estado eso sería...imposible. Volteó disimuladamente a su alrededor, intentando mantener la calma antes de comenzar a alterarse, o peor aún, a romper cosas.
Fue entonces cuando notó al petirrojo sentado a su lado, perezoso y evidentemente agotado. Por primera vez, se sentía aliviado de haber conocido alguien tan torpe. ¿Quién diría que él sería su "salvador"?.
Pero a él no le gustaba cargar con deudas, así que cuando se recuperara pagaría por todos los inconvenientes. Ahora preferiría abarcar cuanto pudiese, antes de partir de nuevo, o peor aún, que lo corrieran del lugar.

Se incorporó, recargando su esplada sobre la cabecera, soltando un quejido de dolor, acompañado por una mueca de la misma sensación. -¿De qué te ríes, petirrojo? -preguntó con una voz algo lenta y tosca, después de todo, aún estaba demasiado débil como para despertar del aletargamiento. Probablemente estaba sedado, pero pronto se le quitaría. Estaba seguro de eso.

Entrecerró los ojos ante el contacto de la tela con su piel: si bien no dolía, aun quedaba un ardor que suopndría con el tiempo podría aguantar.
Ser cuidado como estaba siendo ahora le resultaba molesto, pero por esta ocasión permanecería sumiso, sólo hasta poder pagarle al petirrojo por sus servicios, hasta que pudiera de una vez más valerse por si mismo.
Le miró serio, esperando su respuesta, que , por su puesto no creyó -Si.. de acuerdo -no estaba en el ánimo de discutir por ahora. Si bien sabía que había dormido mucho tiempo -talves demasiado- aún necesitaba recuperar algo de energía. El descanzo o la comida sería lo ideal

-Sólo lo supuse -comentó serio mientras lo observaba penetrantemente, de una manera casi "acosadora" - Es sólo que pareces eso, un pajarillo - Y tenía una descripción más grande para él : astuto, inteligente.."¿Lindo?" pero eso iría de alguna forma contra sus principios, además de subirle el ego a un niño mimado.
Notó una expresión bastante interesante en el chico; probablemente estaría pensando un mundo de cosas acerca de él, pues se había sacado mucha información de la manga. ¿En que estaría involucrado el petirrojo?
-¿Y ese tipo de cosas no deberías saberlas, detective? - comentó mirando por la ventana, como anhelando algo.. Aún tenía que saber que era lo que realmente buscaba- Llámame Conn - Era lo único que le diría, su nombre y su apellido ahora le resultaban bastante inútiles.

Soltó un suspiro mientras salió de la cama, permaneciendo en la orilla de la misma sin tocar el piso; estaba muy frío. -No, estoy bien -respondió lo mejor que pudo, aunque siempre terminaba por sonar cortante. Ni como arreglar esos hábitos. El chico se notaba cansado, y de alguna manera no querría causar más molestias. Sabía que después de esto estaría dispuesto a irse, pero entonces se vio traicionado... por su propio estómago: Un gruñido salió del mismo, sonoro en el cuarto donde reinaba el silencio. -....- permaneció en silencio mientras acallaba a su estómago colocándo ambas manos encima, demasiado orgulloso como voltear a ver al petirrojo y pedirle algo más

-Yo sólo decía, Tim -comentó en voz baja mientras le escuchaba hablar, aunque le resultaba bastante distante puesto que el cansancio lo mantenía bastante sumiso. - Lindo suéter - se burló mientras miraba al petirrojo quejarse por su traje, en realidad le iba bien, pero quien era el para dar su opinión sobre algo tan... infantil. Él nunca había mostrado interés por ese tipo de cosas, razón por la cual su vestimenta nunca había sido refinada, ni de marca, ni nada por el estilo. Un simple pantalón de mezclilla acompañada con una playera negra. Fin del asunto.
-¿Eh? Oh, llámala intuición - en realidad había adivinado todo eso, pero parecía, entre tanta tontería, a acertar por lo menos unas cosillas, insignificantes pero que habían despertado interés en el petirrojo. Talves algo de frustración.. Un sentimiento desconocido...

Frunció el ceño. ¿Qué le hacía pensar tantas cosas? ¿Talves era su carácter agresivo? Si, seguramente. -Debí golpearte en lugar de responderte, ¿cierto? -gruñó en voz baja ante la palmada en la cabeza, eso era molesto. Drake iba a pagar por esto. - Entonces yo te llamaré imbécil, y te marcaré la cara con la linda forma de mi puño. Así estamos a mano ¿verdad? -sonrió burlesco mientras estiraba sus brazos hacia arriba y su cuello hacia atrás, intentando despertarse por completo.

Permaneció en silencio, sabiendo la burla que vendría después del momento tan embarazoso que había pasado ahora. -...- soltó un suspiro, sin volver la mirada al chico. -Iré yo sólo, gracias -se cruzó de brazos y permaneció sentado. Esperaría a que el chico se fuera, no solo del cuarto, sino también a dormir. Así podría "atacar" con calma la cocina. Está noche tendría que reponerse.

-Oh. De acuerdo. -contestó mientras miraba al petirrojo salir de la habitación, con ese aire misterioso que siempre se cargaba. Era un chico bastante.. extraño. ¿Quién dejaría a un extraño estar en su casa, solo? Lo primero que podría hacer era robar, o destruír, o en un peor caso... tomar ventaja de él. Claro que no estaba interesado en nada de esto. Si bien solía ser un rufían, no podía desaprovechar las buenas oportunidades como esta.
Permaneció quieto, en silencio, escuchando los movimientos del cuarto de alado. Esperaría a que el pelinegro estuviera dormido para poder salir de la habitación. Así podría investigar un poco por el lugar.

Salió entonces, mirando a su alrededor con cautela. Era una casa enorme, decorada tan elegante. Este sí que era un riquillo, un chico mimado.
Caminó recargandose en las paredes, a un paso bastante calmado. El hecho de estar casi solo le hacía sentirse en más confianza, de alguna manera.

Cuando hubo bajado las escaleras dió un vistazo antes de entrar a la cocina, toda la entrada y los demás cuartos eran imponentes, pero lo que sin duda le llamó la atención fue una computadora conectada a una pantalla enorme. Lo único que se le vino a la mente fue algo para distraerse.
Después de ir a la cocina por un entremés, no tardó en tomar la computadora y buscar algo de porno para su deleite. Pues bien, no causaría desastres, simplemente "abusaría" un poco de la amabilidad del chico.
Subió el volumen -pero no lo suficiente como para despertar al petirrojo- y se acomodó justo en medio de un sillón. Comenzó a comer mientras disfrutaba de un espectáculo bastante particular.

Sin duda esta era una buena forma de pasar el rato. Todo parecía tan bien para Conn si su vida continuara siendo de esta manera... si hubiera sido... - uff..- se quitó la playera en un intento por buscar el calor que hacía..¿o era el? pues en realidad no era nada nuevo que hubiera visto, simplemente tenía que buscar una forma de relajarse después de todo lo que pasó en un simple día. Ahora preguntaba que sería de él después de haberse recuperado.
Agitó la cabeza, intentando disfrutar el momento hasta que un susurro lo sacó de sus pensamientos y de la embarazosa escena que estaba pasando en la enorme pantalla- ¿Eh? ¡C-creí que estabas durmiendo! -dijo en su defensa como excusa, y alcanzó la computadora, cerrando todo en un instante, dirigiendose nuevamente al petirrojo- dijiste que me pusiera cómodo..-dijó en voz baja mientras se limpiaba el sudor que resbalaba por su frente - ¿O talves quieres acompañarme? -rió mientras se abanicaba con una mano, intentando alejar el calor y el leve carmesí que había en sus mejillas.

Soltó una risotada ante el comportamiento del chico, era bastante divertido verlo así: todo avergonzado, y en un momento creyó verlo sonrojarse. Parecía que nunca había vivido ese tipo de cosas.. Creía bastante oportuno preguntarle, ya que estaban en el tema... - ¿Con cuantas chicas has estado detective? -preguntó pícaro mientras prestaba atención a cada acción que el pelinegro hacia, siguiendole con la mirada.

Levantó una ceja, curioso - ¿Bañarme? Uh, si, debería hacerlo. Y se llama sudor, Drake. No es más que eso -continuó limpiandose con su playera, siguiendo los pasos del petirrojo. Por alguna razón le siguió más que obediente. En realidad se sentía un poco -sólo eso- culpable por lo que había hecho. Después se le olvidaría, aunque ahora tenía en cuenta de que resultaban bastante sensibles en algunos temas. Seguramente le privarían de alguna parte de su libertad...

Rió en voz baja mientras continuaba siguiendo al detective, atento a su forzada respuesta. Su hipótesis era entonces verdad: nunca había estado con una chica. O por lo menos no había llegado muy lejos con ninguna. Ahora que tenía su "punto débil" podría tomar algo de ventaja desde ahí... -Bien, bien. No tienes que alterarte por eso detective - se relamió los labios divertido.

Por fin llegaron a la parte de arriba, y cuando entro al baño con algo de lentitud, no pudo procesar todo lo que el petirrojo había hablado sin darle un momento para asimilarlo. ¿Porqué estaba tan nervioso, en cualquier caso?.
Permaneció parado junto a la puerta, para entonces hablar:- ¿Sí sabes que en cualquier momento puedo abrir? A menos de que te quedes ahí para esperarme... o talves para divertirte conmigo- continuó mientras comenzaba a desvestirse. De alguna manera el petirrojo hacía que quisiera molestarlo más. - No te preocupes "mami" me iré a la cama después de haber tomado mi baño - abrió la regadera para no escuchar los seguros gritos que el chico daría ante su respuesta.
Decidió tomarse su tiempo en la regadera, dejando correr el agua mientras se quejaba por todos los moretones que tenía en el cuerpo. La sangre porfin se había ido, y lo único que quedaría además de los rasguños sería un leve ardor. Esperaba que con los cuidados del detective pudiera recuperarse pronto.

Sin duda el petirrojo le hacía pasar momentos muy divertidos. Quién podría imaginarse que detrás de esa seria faz, podría aparecer un chico tan... inocente. Sonrió de lado al pensar esto, para entonces dar por terminado su baño. No tardó mucho en arreglarse y vestirse, para salir automáticamente del baño. Suponía que el pelinegro ya estaba dormido -y más tranquilo- puesto que el mayordomo había llegado a la casa. Igual tendría otra oportunidad para atacar.

Regresó a su habitación con paso calmado, hasta dejarse caer de lleno en la cama, mirando hacia el techo. Estaba seguro que si seguía reposando -más de lo que había hehco en todo el día- se recuperaría pronto. Entonces podría..¿dejar la casa? Aún no estaba seguro, claro de que además tendría que tener la opinión del petirrojo para poder hacer eso..Se quedó dormido mientras intentaba alejar por el momento cualquier preocupación

Estaba dormido...talves demasiado. Su sueño nunca solía ser tan pesado, pero ahora se sentía como el pelinegro, con su sueño resguardado por alguien -talves tener un "hogar" lo hacía sentirse con una calma que le invadía. Sabía por desgracia que no tendría que apegarse mucho, pues después tendría que marcharse.

Había tanta calma... que por un momento comenzó a sospechar. Y como predecía...Su sueño pronto se esfumó, dejando un ceño fruncido en su rostro, seguido de un grito de molestia -¿Que demonios te pasa?! ¡Ugh! - se levantó de golpe, tomando al pelinegro por el hombro - buenos días detective..- comentó para luego empujarlo y bajar al desayuno. Solamente esperaba que no le dijeran nada por estar simplemente en boxers.
Se sentó mientras esperaba su tan ansiada comida. Después de todo no había quedado completamente satisfecho del entremés de media noche.

Comenzó a desayunar con un completo desinterés a lo que sucedía a su alrededor, después de todo vaya que se sentía hambriento.
Un pegajoso ritmo hizo que volteara a ver la inmensa pantalla; entonces parecía bastante inoportuno pues un par de hombres se estaban besando -Ugh.. con que tiras para ese lado detective -una sonrisa malisiosa se dibujó en su rostro, para entonces levantarse y tomar al petirrojo por el hombro, girandolo para verlo por completo. Se sorprendió bastante al notar que el chico estaba rojo cual tomate, y en su mirada se podía ver la confusión que estaba seguramente sintiendo. Entonces su broma parecía haber tomado... otro camino.

Se acercó peligrosamente a su rostro, mirándolo fijamente -Creo que hay un par de cosas que no me has dicho, Drake -comentó en voz baja sobre sus labios, con una pícara sonrisa. No estaba tan preocupado por la cercanía, si no por la respuesta del pelinegro.

Una sonrisa de lado se dibujó en su rostro, mientras regresaba a su lugar como si nada hubiera pasado, pues en realidad eso había sido. -Si, se ven muy bien haciendo esas payasadas -rió mientras volvía a su desayuno, con el mismo desinterés de siempre. Ahora estaba más interesado en el petirrojo que en la televisión, o hasta la comida.
Volvió la mirada al detective, bostezando antes de responder - Seguro. Tendrás que comprarme algo por acompañarte -comentó mientras se levantaba de la silla y llevaba su plato al fregadero. Había perdido el apetito - ¿Y nos va a llevar tu mayordomo? - Se estiró mientras se dirigía nuevamente a la que era por el momento su habitación . Sólo esperaba que ese exceso de confianza no le molestara al petirrojo.

Ya que estubo arriba, miró sus ropas, dobladas sobre una silla. El único problema esque estaban rotas y con unas manchas de sangre. -...¡Drake! -gritó desde su habitación, deseando que el pelinegro tuviese una solución para su pequeño problema. Después de todo, no pensaba salir con esas ropas a la calle. Y tampoco creía que Tim lo permitiera

Frunció el ceño, pero se limitó simplemente a observarlo con rabia. Su broma, en definitiva no había sido graciosa. Lo gracioso vendría cuando el tuviera la oportunidad de "vengarse". Por ahora tendría que ser paciente, aunque eso le disgustara sobremanera.
-No - contestó cortante caminando en el cuarto, sentandose sobre la cama -Necesito ropa. Esta no me sirve - tiró la ropa al piso, en los pies del chico. ¿De que otra forma le haría enternder si no, para que no volviese a hacer otra de sus tontas bromas? Además, no pensaba salir únicamente con la ropa interior que traía puesta -del día anterior- Entonces preferiría quedarse en la casa, y hacer un poco de desastre...