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Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
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Pure Bestiality :: Tokyo :: Hoteles
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Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Al abrirle la puerta al otro, esperó a que bajara y que el mismo cerrara la puerta, se quedó mirandolo unos instantes a una distancia, no quería mucha cercania, estaba ya algo cabreado por la mera razón de que el albino lo repudiaba, le tenía miedo o que lo odiaba. Sinceramente debió haberlo ignorado ¡Y lo hizo! Por unos instantes no más. Pero volvió a omitir eso, tomando al otro del brazo con fuerza, ni tanta, ni poca, sacandolo de un tirón, tan brusco como siempre era.
- Vamos, que no tengo todo el maldito día... - comentó cerrando la puerta de golpe y llevandose al otro, ahora, de la muñeca enrojecida que antes lastimó como bestia que era - No vayas a chillar... - lo miró con notable fiereza, como amenaza de un animal a otro inferior a él - Iremos al cuarto y ahí me sanaré y tú callado - dijo como una "advertencia", no quería llamar demasiado la atención, ya de por sí lo miraban mal, esto, poco importante para el castaño, pero si lo catalogaban como una amenaza para los niños o algo semejante, no iba a perdonarle eso al peligris.
Entraron con rapidez para evitar miradas ajenas, pero igual, esos ojos recayeron en ellos, unos pocos, pero igual les hecharon una ojeada. Antes, reservó una habitación, así estilo presidencial muy fina y elegante, claro, de la mejor clase. Pidió la llave con muy poca educación, pero que el recepcionista se le hizo de lo más normal, era notorio, Morio es un cliente habitual en ese hotel, no tenía casa, no le gustaban mucho.
Tironeó al menor para ir al asensor y oprimiendo el botón para subir, esperando a que este bajara, con una impaciencia que lo caracterizaba. Llegó, el "ting" sonó y las puertas se abrieron deslizandose a un lado, entró con el menor en manos, mirando a este con serenidad, volviendo sus ojos los botones de un lado, oprimiendo el "8", el piso en donde se alojaría.
- Vamos, que no tengo todo el maldito día... - comentó cerrando la puerta de golpe y llevandose al otro, ahora, de la muñeca enrojecida que antes lastimó como bestia que era - No vayas a chillar... - lo miró con notable fiereza, como amenaza de un animal a otro inferior a él - Iremos al cuarto y ahí me sanaré y tú callado - dijo como una "advertencia", no quería llamar demasiado la atención, ya de por sí lo miraban mal, esto, poco importante para el castaño, pero si lo catalogaban como una amenaza para los niños o algo semejante, no iba a perdonarle eso al peligris.
Entraron con rapidez para evitar miradas ajenas, pero igual, esos ojos recayeron en ellos, unos pocos, pero igual les hecharon una ojeada. Antes, reservó una habitación, así estilo presidencial muy fina y elegante, claro, de la mejor clase. Pidió la llave con muy poca educación, pero que el recepcionista se le hizo de lo más normal, era notorio, Morio es un cliente habitual en ese hotel, no tenía casa, no le gustaban mucho.
Tironeó al menor para ir al asensor y oprimiendo el botón para subir, esperando a que este bajara, con una impaciencia que lo caracterizaba. Llegó, el "ting" sonó y las puertas se abrieron deslizandose a un lado, entró con el menor en manos, mirando a este con serenidad, volviendo sus ojos los botones de un lado, oprimiendo el "8", el piso en donde se alojaría.
Morio- Mensajes : 20
Humor : ¿Y que carajos te importa?
Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Seguía sollozando y dejando caer sus lagrimas dejándolas recorrer su mejillas blandas, redondas y a causa del llanto, sonrojadas para tras entrar en el coche posando ambas manos en forma de puño sobre sus muslos intentando que aquellos sonidos ahogados a causa de llorar se escuchasen lo mínimo posible no siendo plausible ya que tanbien se le caía el moquito y el respirar fuerte hacia dentro para que no cayese lo delataba bastante de igual modo.
No se dignaba siquiera a observar de reojo al mayor, aparte de que la lagrimas que residían en sus pupilar poco le dejaban ver realmente. Así pues solo podía escuchar sus quejidos, la respiración ajena y como se movía pareciéndole algo nervioso o al menos eso le parecía. No se dio cuenta de que lo miraba de aquel modo, aunque mejor para el, pues si se hubiese llegado a dar cuenta en nerviosismo que hubiese aparecido en el menor habría sido bastante elevado y estresante para este.
No mucho después de pronto vio su mano sobre su rostro pudiendo notar el tacto de aquel pañuelo bastante suave a decir verdad pero haciéndole dar un leve bote de sorpresa pues estaba a lo suyo y no se dio cuenta - ¡aah!....uh… - escuchó al contrario dejándose limpiar sollozando leve aun con la cabeza gacha intentando que no saliesen mas lagrimas lo cual le costaba bastante. Comenzó a temblar levemente, no podía evitar tenerle miedo, su mano estaba llena de sangre, el pantalón se mancho por esta, también su rostro…¿Qué demonios hacia aquel hombre?. Al escuchar sus palabras lo miró fijamente con sus mejillas sonrojadas entrecerrando los ojos levemente y sonriendo, pero muy poco – gracias – dijo simplemente para tras eso, suspiras, a pesar de todo, parecía que en el fondo era un buena persona, era…bueno, no llevaban ni una hora juntos, pero tal vez si fuese amable, solo que le costaba controlarse…aunque también admitía que él era muy sensible, sea como fuese aun quedaba mucho por descubrir.
Suspiró y jugó con sus dedos esperando llegar al hotel observando su muñeca bastante enrojecida comenzando a acariciarla con suavidad, realmente era muy resaltona pues su cuerpo tan blanquecino hacia resaltar mas aun la marca, que encima cuando movía la muñeca mas de lo necesario, por así decirlo le provocaba algunos pinchazos – ich…uuh…- suspiró y notó como el vehiculo paraba observando un gran y notoriamente a simple vista caro hotel – wow…es…enorme… - dijo viendo el edificio a través del cristal que luego poco a poco se fue alejando de él en abrir el mayor la puerta observándole y saliendo enseguida notándole algo distante y como lo miraba fijamente sin decir nada agachando la cabeza enseguida apabullándole un tanto para notar no mucho después de nuevo su agarre bastante fuerte en la misma muñeca adolorida resintiéndose bastante pero no diciendo nada, tan solo soltando algunos leves quejidos yendo tras él, aunque por poco no lo llevaba arrastrando, y lo peor fue el tirón del cual casi podía notar como poco a poco su muñeca y el brazo no se separaban - ¡aah! – justo tras soltar aquel leve chillidote dolor el otro justo le andaba diciendo que no chillase encogiéndose de hombros sintiendo aquella mirada que le hacia temblar de puro terror, era tan fiera que no quería siquiera mirarle, aparte de que seguramente en llegar al cuarto una represalia iba a caer sobre él.
- Lo siento…y-ya me callo…seré bueno y…shh.. – dijo haciendo el gesto de silencio posando un dedo sobre sus finos y rosados labios – y…puedo curarte si lo deseas.
Observó que unas cuentas personas les observaban, realmente aquello le incomodaba bastante mas aparte lo detestaba ¿Por qué eran tan cotillas? Daba igual, simplemente agachó más la cabeza del cual si seguía un poco mas acabaría rompiéndose él cuello. Mientras, “acompañaba” al mayor siendo arrastrando como un objeto a casi todos lados sin decir nada aparte de ligeros quejidos.
Tas que el otro agarrase las llaves y lo volviese a tironear aquello fue demasiado para su leve muñeca sonando un crujido mientras que el menor sintió un gran pinchazo cayendo de rodillas al suelo soltando un grito ahogado temblando de nuevo todo su cuerpo alzándose enseguida yendo tras el otro con la respiración agitada por el dolor que le estaba matando.
Tras entrar en el ascensor guardo las apariencias solo hasta que las puertas se cerraron - ….¡Aaah! – dio un grito desgarrador y las lagrimas comenzaron a brotar de nuevo en su rostro – duele. duele. duele…¡duele!...me duele mucho…..¡eres un bruto! Tengo piernas y ojos…aah…podía haberte seguido… - se apoyó en una de las paredes del ascensor observando los numeritos subir están por el tercer piso solamente.
No se dignaba siquiera a observar de reojo al mayor, aparte de que la lagrimas que residían en sus pupilar poco le dejaban ver realmente. Así pues solo podía escuchar sus quejidos, la respiración ajena y como se movía pareciéndole algo nervioso o al menos eso le parecía. No se dio cuenta de que lo miraba de aquel modo, aunque mejor para el, pues si se hubiese llegado a dar cuenta en nerviosismo que hubiese aparecido en el menor habría sido bastante elevado y estresante para este.
No mucho después de pronto vio su mano sobre su rostro pudiendo notar el tacto de aquel pañuelo bastante suave a decir verdad pero haciéndole dar un leve bote de sorpresa pues estaba a lo suyo y no se dio cuenta - ¡aah!....uh… - escuchó al contrario dejándose limpiar sollozando leve aun con la cabeza gacha intentando que no saliesen mas lagrimas lo cual le costaba bastante. Comenzó a temblar levemente, no podía evitar tenerle miedo, su mano estaba llena de sangre, el pantalón se mancho por esta, también su rostro…¿Qué demonios hacia aquel hombre?. Al escuchar sus palabras lo miró fijamente con sus mejillas sonrojadas entrecerrando los ojos levemente y sonriendo, pero muy poco – gracias – dijo simplemente para tras eso, suspiras, a pesar de todo, parecía que en el fondo era un buena persona, era…bueno, no llevaban ni una hora juntos, pero tal vez si fuese amable, solo que le costaba controlarse…aunque también admitía que él era muy sensible, sea como fuese aun quedaba mucho por descubrir.
Suspiró y jugó con sus dedos esperando llegar al hotel observando su muñeca bastante enrojecida comenzando a acariciarla con suavidad, realmente era muy resaltona pues su cuerpo tan blanquecino hacia resaltar mas aun la marca, que encima cuando movía la muñeca mas de lo necesario, por así decirlo le provocaba algunos pinchazos – ich…uuh…- suspiró y notó como el vehiculo paraba observando un gran y notoriamente a simple vista caro hotel – wow…es…enorme… - dijo viendo el edificio a través del cristal que luego poco a poco se fue alejando de él en abrir el mayor la puerta observándole y saliendo enseguida notándole algo distante y como lo miraba fijamente sin decir nada agachando la cabeza enseguida apabullándole un tanto para notar no mucho después de nuevo su agarre bastante fuerte en la misma muñeca adolorida resintiéndose bastante pero no diciendo nada, tan solo soltando algunos leves quejidos yendo tras él, aunque por poco no lo llevaba arrastrando, y lo peor fue el tirón del cual casi podía notar como poco a poco su muñeca y el brazo no se separaban - ¡aah! – justo tras soltar aquel leve chillidote dolor el otro justo le andaba diciendo que no chillase encogiéndose de hombros sintiendo aquella mirada que le hacia temblar de puro terror, era tan fiera que no quería siquiera mirarle, aparte de que seguramente en llegar al cuarto una represalia iba a caer sobre él.
- Lo siento…y-ya me callo…seré bueno y…shh.. – dijo haciendo el gesto de silencio posando un dedo sobre sus finos y rosados labios – y…puedo curarte si lo deseas.
Observó que unas cuentas personas les observaban, realmente aquello le incomodaba bastante mas aparte lo detestaba ¿Por qué eran tan cotillas? Daba igual, simplemente agachó más la cabeza del cual si seguía un poco mas acabaría rompiéndose él cuello. Mientras, “acompañaba” al mayor siendo arrastrando como un objeto a casi todos lados sin decir nada aparte de ligeros quejidos.
Tas que el otro agarrase las llaves y lo volviese a tironear aquello fue demasiado para su leve muñeca sonando un crujido mientras que el menor sintió un gran pinchazo cayendo de rodillas al suelo soltando un grito ahogado temblando de nuevo todo su cuerpo alzándose enseguida yendo tras el otro con la respiración agitada por el dolor que le estaba matando.
Tras entrar en el ascensor guardo las apariencias solo hasta que las puertas se cerraron - ….¡Aaah! – dio un grito desgarrador y las lagrimas comenzaron a brotar de nuevo en su rostro – duele. duele. duele…¡duele!...me duele mucho…..¡eres un bruto! Tengo piernas y ojos…aah…podía haberte seguido… - se apoyó en una de las paredes del ascensor observando los numeritos subir están por el tercer piso solamente.
Mitsuki Maou- Mensajes : 74
Edad : 27
Localización : ...*Se esconde*
Humor : Bueno, por el momento.
Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Los pasos por el pasillo no fueron ignorados por la gente de la recepción, que miraban como meros espectadores de una obra, de un show... De un suceso, el cual era en esos momentos, un ligero maltrato hacia un menor que lo tenía en manos, un castaño con las manos manchadas y tambien su cabellera y sin omitir, las otras prendas que cargaba aquel hombre que llamó la atención de muchos... Y de muchas. Tras los pasos que daba y los tirones que proporcionaba en el menor, los chillidos de este eran más fuertes y molestos.
Estando dentro del ascensor, recordó lo que el otro le había dicho, que sería calmado y callado, pero actuando como hace unos instantes, parecía que era mentira. Tras haberlo soltado, el menor soltó quejidos tras quejidos... Y unas palabras que le vino de total desagrado... Encabronandolo más de lo que estaba y como era un "bruto" como el menor le había señalado; lo miró con fiereza, viendo como este se había recostado contra la pared metalica de aquel cubiculo, calmado, tranquilo, como si esas palabras fuesen desapercibidas.
Con su mano sana, con el que había dejado marcas rojas en la muñeca del blanquecino, inclinando ligeramente su cuerpo para llegar a la altura del menor, golpeó con fuerza, tanto, que hizo sacudir un poco el ascensor, arañando con sus cortas uñas, el metal de la cual estaba constituido el cubiculo. ¿Bruto? Era bruto, si... Pero tambien un demonio, un ser que no tenía piedad en nadie... Aunque los niños fuesen su debilidad, su talón de Aquiles.
- ¿Bruto...!? Si... ¿Qué más esperabas? Soy un asesino... - confesó con pura serenidad, con calma, como si fuese algo tan normal - Cuidado con tus palabras niñato idiota... Pueda que tenga compasión de ti... Pero pueda que pierda mi calma... - con rápidez lo tomó de la mandibula, muy leve, pero con la fuerza necesaria para sujetarlo y que el menor no se soltara, pues, sería un lio si se escapara tras esa confesión - Así que... Estate quieto o te quito tus piernitas... Y tus ojos...
Su mirada era de un temerario, sin ocultar sus demoniacos ojos, verduzcos, pero bellos, como gemas, con toda la fuerza de estas. Soltó al menor de donde lo sujetó, plantando su mano en la pared cercana, dejando ver como el piso bien limpio, se encharcara de unas motas rojizas, de la sangre de la mano del castaño y como el pantalon yacia con ese color oscurecido de la sangre, que obviamente se secó tras el trayecto del mercado negro hacia ese tedioso lugar.
El sonido atravesó los timpanos del mayor, viendo que se detuvo en el piso correspondido a su habitación. Para que el menor no se quejara y no hiciera un espectaculo para la gente que, tal vez, estaria en los pasillos, sacó la mano del bolsillo, manchada de rojo al igual que la tela que rodeaba sus nudillos, pasando esta por las caderas del menor, cargandolo y dejando la pequeña retaguardia del albino en su antebrazo sano, recostando suavemente el cuerpo del otro contra su pecho. Volvió a guardar su mano en el bolsillo, saliendo del ascensor, mirando que no había gente, pero ser cauteloso, no era nada malo y era lo más normal en un asesino como él. Llegó enfrente de la puerta del cuarto, pasando la llave, la cual era una tarjeta muy bien adornada, con el logo del hotel que Morio omitió por serle indiferente a meros detalle. Abrió la puerta dejando ver la suite que reservó desde temprano, una cama grande, buena iluminación espacioso y notoriamente cómodo, con complementos las cuales eran muebles y porque no, las maletas del castaño, que consistian de un bolso negro no tan grande.
- Ag... - entró rapidamente, gruñendo por el dolor que se asomó por su abdomen. Bajó al otro, cerrando la puerta, pasando la llave para que se activara la seguridad en esta - Tú... - dejó la llave en el bolsillo limpio, mientras tomaba del mentón al menor - No vayas a escapar... - rodó su cruda, seria y afilada mirada al albino - O te degollo vivo... Y no quisiera pasar... - deslizó con cautela su dedo indice por el cuello del otro, de forma horizontal - El filo de un cuchillo por este... - ladeó levemente la cabeza, sonriendo siniestro, mostrando su demencia en su mirada - Delgado y hermoso cuello... - llevó su dedo hasta la mejilla contraria, llevando hasta la sien, pasando suavemente su yema por el lugar, en forma circular, sin quitar su vil expresión - Y separar las pieles... Y manchar tu blanquecina piel...
Alejó sus toques después de haber dicho su amenaza, la cual era como una promesa para el, entrando a la suite, quitandose los zapatos, dejandolos a un lado de la cama, ensuciando la alfombra que adornaba ese suelo. Se despojó de sus medias, dejandolo en donde le diese la gana. Acercó sus pasos a la puerta que correspondía el baño, mirando antes al otro.
- Estate quieto... - de igual manera, no podía escapar, pues, la llave del cuarto la traía consigo - Me tomaré una ducha... Y luego, me ayudaras a curarme... - comentó en un timbre mandón, mientras se adentraba al baño, cerrando la puerta sin llave, solo, cerrandolo. Se quitó las prendas restantes, dejandolas encima del mesón que era parte del lavamanos. Estando desnudo, se quitó la venda de la mano, entrando a la ducha, mojando su hermoso y bien esculpido cuerpo, blanco, con motas de sangre, que estas, volvieron impuras el agua que caía desde la cabellera castaña hasta sus pies, teniendo sus idos atentos a los sonidos del exterior.
Estando dentro del ascensor, recordó lo que el otro le había dicho, que sería calmado y callado, pero actuando como hace unos instantes, parecía que era mentira. Tras haberlo soltado, el menor soltó quejidos tras quejidos... Y unas palabras que le vino de total desagrado... Encabronandolo más de lo que estaba y como era un "bruto" como el menor le había señalado; lo miró con fiereza, viendo como este se había recostado contra la pared metalica de aquel cubiculo, calmado, tranquilo, como si esas palabras fuesen desapercibidas.
Con su mano sana, con el que había dejado marcas rojas en la muñeca del blanquecino, inclinando ligeramente su cuerpo para llegar a la altura del menor, golpeó con fuerza, tanto, que hizo sacudir un poco el ascensor, arañando con sus cortas uñas, el metal de la cual estaba constituido el cubiculo. ¿Bruto? Era bruto, si... Pero tambien un demonio, un ser que no tenía piedad en nadie... Aunque los niños fuesen su debilidad, su talón de Aquiles.
- ¿Bruto...!? Si... ¿Qué más esperabas? Soy un asesino... - confesó con pura serenidad, con calma, como si fuese algo tan normal - Cuidado con tus palabras niñato idiota... Pueda que tenga compasión de ti... Pero pueda que pierda mi calma... - con rápidez lo tomó de la mandibula, muy leve, pero con la fuerza necesaria para sujetarlo y que el menor no se soltara, pues, sería un lio si se escapara tras esa confesión - Así que... Estate quieto o te quito tus piernitas... Y tus ojos...
Su mirada era de un temerario, sin ocultar sus demoniacos ojos, verduzcos, pero bellos, como gemas, con toda la fuerza de estas. Soltó al menor de donde lo sujetó, plantando su mano en la pared cercana, dejando ver como el piso bien limpio, se encharcara de unas motas rojizas, de la sangre de la mano del castaño y como el pantalon yacia con ese color oscurecido de la sangre, que obviamente se secó tras el trayecto del mercado negro hacia ese tedioso lugar.
El sonido atravesó los timpanos del mayor, viendo que se detuvo en el piso correspondido a su habitación. Para que el menor no se quejara y no hiciera un espectaculo para la gente que, tal vez, estaria en los pasillos, sacó la mano del bolsillo, manchada de rojo al igual que la tela que rodeaba sus nudillos, pasando esta por las caderas del menor, cargandolo y dejando la pequeña retaguardia del albino en su antebrazo sano, recostando suavemente el cuerpo del otro contra su pecho. Volvió a guardar su mano en el bolsillo, saliendo del ascensor, mirando que no había gente, pero ser cauteloso, no era nada malo y era lo más normal en un asesino como él. Llegó enfrente de la puerta del cuarto, pasando la llave, la cual era una tarjeta muy bien adornada, con el logo del hotel que Morio omitió por serle indiferente a meros detalle. Abrió la puerta dejando ver la suite que reservó desde temprano, una cama grande, buena iluminación espacioso y notoriamente cómodo, con complementos las cuales eran muebles y porque no, las maletas del castaño, que consistian de un bolso negro no tan grande.
- Ag... - entró rapidamente, gruñendo por el dolor que se asomó por su abdomen. Bajó al otro, cerrando la puerta, pasando la llave para que se activara la seguridad en esta - Tú... - dejó la llave en el bolsillo limpio, mientras tomaba del mentón al menor - No vayas a escapar... - rodó su cruda, seria y afilada mirada al albino - O te degollo vivo... Y no quisiera pasar... - deslizó con cautela su dedo indice por el cuello del otro, de forma horizontal - El filo de un cuchillo por este... - ladeó levemente la cabeza, sonriendo siniestro, mostrando su demencia en su mirada - Delgado y hermoso cuello... - llevó su dedo hasta la mejilla contraria, llevando hasta la sien, pasando suavemente su yema por el lugar, en forma circular, sin quitar su vil expresión - Y separar las pieles... Y manchar tu blanquecina piel...
Alejó sus toques después de haber dicho su amenaza, la cual era como una promesa para el, entrando a la suite, quitandose los zapatos, dejandolos a un lado de la cama, ensuciando la alfombra que adornaba ese suelo. Se despojó de sus medias, dejandolo en donde le diese la gana. Acercó sus pasos a la puerta que correspondía el baño, mirando antes al otro.
- Estate quieto... - de igual manera, no podía escapar, pues, la llave del cuarto la traía consigo - Me tomaré una ducha... Y luego, me ayudaras a curarme... - comentó en un timbre mandón, mientras se adentraba al baño, cerrando la puerta sin llave, solo, cerrandolo. Se quitó las prendas restantes, dejandolas encima del mesón que era parte del lavamanos. Estando desnudo, se quitó la venda de la mano, entrando a la ducha, mojando su hermoso y bien esculpido cuerpo, blanco, con motas de sangre, que estas, volvieron impuras el agua que caía desde la cabellera castaña hasta sus pies, teniendo sus idos atentos a los sonidos del exterior.
Morio- Mensajes : 20
Humor : ¿Y que carajos te importa?
Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Aun apoyado en la pared del ascensor respirando agitado por el dolor en su muñeca, el dolor era realmente punzante y molestó no podía moverla siquiera casi, e incluso esta había comenzado a hincharse, tal vez se la había torcido. Fue entonces cuando su respiración y la concentración en su muñeca se fueron completamente quedando paralizado por el golpe que fue causando en la pared en la que estaba apoyado haciéndola temblar. Quedó bastante sorprendido, más bien temeroso, pues al dirigir sus orbes hacia la mano del contrario posada sobre la pared observó como esta con sus uñas arañó el metal, realmente tuvo miedo, si solo con sus uñas podía hacer eso a saber que le podía hacer a él.
Escuchó sus palabras con atención dirigiendo su mirada poco a poco tambaleando sus iris bicolor, aquella confesión…..era…era un asesino, su amo era un maldito asesino. Sus ganas de huir incrementaron un 245% mirando hacia la puerta del cubículo siendo entonces cuando el ajeno le tomó del mentón soltando un sonoro jadeo, abrió la boca temblando sacando una leves palabras con aquella aguda voz llena de puro terror – Por…fa-favor n-no me mates…te lo su-suplico, me portare bien…pero n-no me hagas…da-daño…no más – tapó sus ojos con sus párpados mientras temblaba aun, sollozando leve, no quería morir, eso era lógico, así pues esperaba tras eso que le soltase completamente quieto siguiendo sus órdenes, no quería arriesgarse a perder sus ojos y piernas. Y aun siendo un agarre no muy fuerte, para él o más bien, para su cuerpo no era así, sensibilidad…demasiada sensibilidad.
Los ojos del mayor tan solo le hacían tener más miedo, pues aun siendo de aquel verde tan llamativo y bonito la mirada que se reflejaba en ellos podría ser perteneciente incluso a la de un demonio, realmente aquello solo le hacia temblar más. Así pues apartó su vista de aquellos ojos mirando hacia otro lado comenzando a temblar, y el solo ver como la sangre de su mano caía le ponía más nervioso, no podía soportar algo así por su bien, o más bien puede que por su vida más le valía no desmayarse en aquel mismo instante en ver aquella sustancia densa y roja que goteaba e incuso mancho un poco la pared del cubicuelo.
Nada más oír el “Ding” de ascensor y como al casi mismo tiempo las puertas se abrían procedió a salir de allí completamente asustado y casi de forma robótica, pero no, nada de eso, ni dos pasos pudo dar siquiera antes de que el mayor lo tomase de la cadera alzándose colocando su pomposo y bien redondeado trasero en su brazo, Se sonrojó bastante al notar tan cercanía y descaro, pero sobretodo lo que mayor nerviosismo le dio fue cuando le tomó de la cadera, nadie antes había hecho en él algo semejante a aquello. Estaba tenso muy tenso, tras saber que su nuevo amo era un maldito asesino, que hace no más de unos segundos le había amenazado, y que ahora estaba así de cerca como si nada caminando por el pasillo casi mostrándose como ¿un trofeo? ¿Quién sabe? Ya daba igual, solo se quedó quieto agarrado a su camisa notando su corazón bombear con bastante rapidez, no sabia si por estar así ya que había que admitir que el mayor era….guapo o por el miedo que sentía,
Nada más entrar quedó asombrado por como era la habitación, realmente magnífica, aunque claro estaban en un buen hotel como bien se puso fijar nada más salir del taxi.
Observó aquello con detalle, los muebles, la decoración, no habían ventanas, lo cual le desagrado bastante, le gustaba la luz del sol, pero bueno, él no podía hacer nada por aquello.
En eso oyó al mayor y miró a este pues aquel tono no le sugería nada bueno ya solo con ese “Tú…” , de nuevo pudo apreciar la fuerza de los tan solo dedos del mayor aprisionar su mandibular con firmeza haciéndole mirarle a la fuerza si o si, así pues comenzó a escuchar sus palabras una a una con detalle acompañadas de aquellos gestos, la “caricia” en su cuello, su mirada…su voz. Se quedó completamente de piedra, su respiración se agitó, sus ojos se humedecieron hasta llegar al punto de que unas lagrimas de tamaño considerable recorrieron sus mejillas por las que al mayor había no más de unas milésimas de segundo había pasado su dedo, hasta finalmente llegar al mentón donde le tenia agarrado y mojar ahora si, los dedos contrarios.
En terminar semejante amenaza que le dejó destrozado cayó al suelo de rodillas hasta poco a poco abriendo sus piernas y dejar apoyado su trasero y extremidades inferiores en este mientras la parte superior de su pequeño cuerpo caía a un lado apoyándose contra la pared, había sido un jaque y mate para su débil mente, realmente aquello lo destrozo en cuerpo y mente.
No dijo nada tan solo se quedó allí quieto paralizado, en shock, pensando en que había salido de un infierno para meterse en uno peor aun, si su primer amo por poco no lo mataba con una paliza y otra, este lo haría, pero de forma más rápida y sangrienta según parecía.
Así mientras todo estaba en silencio solo se oigan sus ligeros sollozos muy suaves y el agua de la ducha caer.
Escuchó sus palabras con atención dirigiendo su mirada poco a poco tambaleando sus iris bicolor, aquella confesión…..era…era un asesino, su amo era un maldito asesino. Sus ganas de huir incrementaron un 245% mirando hacia la puerta del cubículo siendo entonces cuando el ajeno le tomó del mentón soltando un sonoro jadeo, abrió la boca temblando sacando una leves palabras con aquella aguda voz llena de puro terror – Por…fa-favor n-no me mates…te lo su-suplico, me portare bien…pero n-no me hagas…da-daño…no más – tapó sus ojos con sus párpados mientras temblaba aun, sollozando leve, no quería morir, eso era lógico, así pues esperaba tras eso que le soltase completamente quieto siguiendo sus órdenes, no quería arriesgarse a perder sus ojos y piernas. Y aun siendo un agarre no muy fuerte, para él o más bien, para su cuerpo no era así, sensibilidad…demasiada sensibilidad.
Los ojos del mayor tan solo le hacían tener más miedo, pues aun siendo de aquel verde tan llamativo y bonito la mirada que se reflejaba en ellos podría ser perteneciente incluso a la de un demonio, realmente aquello solo le hacia temblar más. Así pues apartó su vista de aquellos ojos mirando hacia otro lado comenzando a temblar, y el solo ver como la sangre de su mano caía le ponía más nervioso, no podía soportar algo así por su bien, o más bien puede que por su vida más le valía no desmayarse en aquel mismo instante en ver aquella sustancia densa y roja que goteaba e incuso mancho un poco la pared del cubicuelo.
Nada más oír el “Ding” de ascensor y como al casi mismo tiempo las puertas se abrían procedió a salir de allí completamente asustado y casi de forma robótica, pero no, nada de eso, ni dos pasos pudo dar siquiera antes de que el mayor lo tomase de la cadera alzándose colocando su pomposo y bien redondeado trasero en su brazo, Se sonrojó bastante al notar tan cercanía y descaro, pero sobretodo lo que mayor nerviosismo le dio fue cuando le tomó de la cadera, nadie antes había hecho en él algo semejante a aquello. Estaba tenso muy tenso, tras saber que su nuevo amo era un maldito asesino, que hace no más de unos segundos le había amenazado, y que ahora estaba así de cerca como si nada caminando por el pasillo casi mostrándose como ¿un trofeo? ¿Quién sabe? Ya daba igual, solo se quedó quieto agarrado a su camisa notando su corazón bombear con bastante rapidez, no sabia si por estar así ya que había que admitir que el mayor era….guapo o por el miedo que sentía,
Nada más entrar quedó asombrado por como era la habitación, realmente magnífica, aunque claro estaban en un buen hotel como bien se puso fijar nada más salir del taxi.
Observó aquello con detalle, los muebles, la decoración, no habían ventanas, lo cual le desagrado bastante, le gustaba la luz del sol, pero bueno, él no podía hacer nada por aquello.
En eso oyó al mayor y miró a este pues aquel tono no le sugería nada bueno ya solo con ese “Tú…” , de nuevo pudo apreciar la fuerza de los tan solo dedos del mayor aprisionar su mandibular con firmeza haciéndole mirarle a la fuerza si o si, así pues comenzó a escuchar sus palabras una a una con detalle acompañadas de aquellos gestos, la “caricia” en su cuello, su mirada…su voz. Se quedó completamente de piedra, su respiración se agitó, sus ojos se humedecieron hasta llegar al punto de que unas lagrimas de tamaño considerable recorrieron sus mejillas por las que al mayor había no más de unas milésimas de segundo había pasado su dedo, hasta finalmente llegar al mentón donde le tenia agarrado y mojar ahora si, los dedos contrarios.
En terminar semejante amenaza que le dejó destrozado cayó al suelo de rodillas hasta poco a poco abriendo sus piernas y dejar apoyado su trasero y extremidades inferiores en este mientras la parte superior de su pequeño cuerpo caía a un lado apoyándose contra la pared, había sido un jaque y mate para su débil mente, realmente aquello lo destrozo en cuerpo y mente.
No dijo nada tan solo se quedó allí quieto paralizado, en shock, pensando en que había salido de un infierno para meterse en uno peor aun, si su primer amo por poco no lo mataba con una paliza y otra, este lo haría, pero de forma más rápida y sangrienta según parecía.
Así mientras todo estaba en silencio solo se oigan sus ligeros sollozos muy suaves y el agua de la ducha caer.
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
- Rr... - gruñó al sentir el agua a una temperatura un tanto caliente, para relajar sus musculos tensados después de aquel trabajo que sostuvo. El agua que bajaba por sus hombros, pasando por su abdomen bien definido, por aquellas piernas fortalecidas por entrenamientos; comenzaba a ligarse con el agua tintada suavemente de sangre, que provenía de su mano, el agua estaba limpiando esa sangre seca - Mn... Creo que me excedí con ese niño... - musitó con los ojos cerrados, mientras pasaba sus manos, primero entre el jabón, para luego mover sus extremidades por su cuerpo mojado, limpiandose.
Terminó de lavarse sus largos cabellos, que a causa del agua, se pegaron a su cuello y su fleco, adherido a su mejilla. Buscó la bata para ponersela y salir con cuidado, para coger una toalla en manos, secandose la cabellera, que, echó hacia delante, sacudiendose aquellas hebras con la toalla. Vió por la puerta el cuarto, viendo que el menor no estaba ahí, por lo que salió rápido, mirando el lugar, viendolo pegado contra la puerta, cohibido y ¿como no estarlo? Lo amenazó con muerte... ¡A un niño de 13 años! Y el que había puesto en su mente nunca dañar a un niño y que mejor forma de hacerlo que... ¿Mentalmente?. Suspiró, acercandose lentamente, parecía asustado, como un lindo conejito huyendo de su depredador, lastima que el menor no podía esconderse en su madrigera.
- Hey... - se arrodilló apoyandose en el suelo alfombrado con solo una rodilla, mientras extendía su mano para tratar de acariciarle la cabeza de forma gentil, pero viendo como el otro temblaba por el miedo que tenía encima, se molestó. No por el menor, era por... Por la culpa que sentía encima de haber causado esa reacción en un niño... ¡Jamás había hecho eso en su vida! - ¡Tsk! - exclamó irritado, tomandolo de los sobacos, con mucho cuidado, pero fuerza, cargandolo hacia la cama, sentandolo ahí con suma facilidad, pues, el menor no pesaba nada - Deja de llorar, me pones... - le ponía nervioso, molesto, irritado, ansioso, tanto, que un tick nervioso comenzó a darle en el ojo derecho - Calmate...
Sacó un pañuelo de la cajita que estaba ahí, encima de la mesa de noche, pasando aquel suave material por las mejillas contrarias, limpiando sutilmente estas. Terminando, le limpió el moquito que resbalaba de esa pequeña nariz, impidiendo que esta llegara hasta esos finos y rosados labios. Dejó el pañuelo en la mesa, mientras se incorporaba y se estiraba un poco, estaba cansado... Y ahí, le gruñó el estomago, por lo que se acercó al telefono y alzando este, miró hacia el menor, no estaba lejos, por lo que le acarició ligero la cabeza.
- ¿Tienes hambre? - dijo, con su voz seria y grave, como siempre, mientras comenzaba a marcar, pidiendo algunas... ¿Algunas? Pidio varios platos, pues le salió de otro hotel sin haber siquiera comido algo y el trabajo no era muy fácil que se diga - Gracias... - cortó la llamada, acercandose a sus maletas, mejor dicho, al bolso que había traído, buscando otras ropas - Mitsuki Maou... - lo llamó, desde lejos, sin quitarle la mirada de encima, analizando ese pequeño cuerpo con sus ojos... Le comenzaba a apetecer... Pero no comida, sino, algo impuro, insolente, imprudente, tan bajo que su poca moral nisiquiera podía aceptar - "Es un niño... Solo un niño" - pensó, repitiendose esas palabras, volviendose a secar el cabello, sin desviar su intensa y fija mirada del rostro aniñado del peligris. Era adorable.
Terminó de lavarse sus largos cabellos, que a causa del agua, se pegaron a su cuello y su fleco, adherido a su mejilla. Buscó la bata para ponersela y salir con cuidado, para coger una toalla en manos, secandose la cabellera, que, echó hacia delante, sacudiendose aquellas hebras con la toalla. Vió por la puerta el cuarto, viendo que el menor no estaba ahí, por lo que salió rápido, mirando el lugar, viendolo pegado contra la puerta, cohibido y ¿como no estarlo? Lo amenazó con muerte... ¡A un niño de 13 años! Y el que había puesto en su mente nunca dañar a un niño y que mejor forma de hacerlo que... ¿Mentalmente?. Suspiró, acercandose lentamente, parecía asustado, como un lindo conejito huyendo de su depredador, lastima que el menor no podía esconderse en su madrigera.
- Hey... - se arrodilló apoyandose en el suelo alfombrado con solo una rodilla, mientras extendía su mano para tratar de acariciarle la cabeza de forma gentil, pero viendo como el otro temblaba por el miedo que tenía encima, se molestó. No por el menor, era por... Por la culpa que sentía encima de haber causado esa reacción en un niño... ¡Jamás había hecho eso en su vida! - ¡Tsk! - exclamó irritado, tomandolo de los sobacos, con mucho cuidado, pero fuerza, cargandolo hacia la cama, sentandolo ahí con suma facilidad, pues, el menor no pesaba nada - Deja de llorar, me pones... - le ponía nervioso, molesto, irritado, ansioso, tanto, que un tick nervioso comenzó a darle en el ojo derecho - Calmate...
Sacó un pañuelo de la cajita que estaba ahí, encima de la mesa de noche, pasando aquel suave material por las mejillas contrarias, limpiando sutilmente estas. Terminando, le limpió el moquito que resbalaba de esa pequeña nariz, impidiendo que esta llegara hasta esos finos y rosados labios. Dejó el pañuelo en la mesa, mientras se incorporaba y se estiraba un poco, estaba cansado... Y ahí, le gruñó el estomago, por lo que se acercó al telefono y alzando este, miró hacia el menor, no estaba lejos, por lo que le acarició ligero la cabeza.
- ¿Tienes hambre? - dijo, con su voz seria y grave, como siempre, mientras comenzaba a marcar, pidiendo algunas... ¿Algunas? Pidio varios platos, pues le salió de otro hotel sin haber siquiera comido algo y el trabajo no era muy fácil que se diga - Gracias... - cortó la llamada, acercandose a sus maletas, mejor dicho, al bolso que había traído, buscando otras ropas - Mitsuki Maou... - lo llamó, desde lejos, sin quitarle la mirada de encima, analizando ese pequeño cuerpo con sus ojos... Le comenzaba a apetecer... Pero no comida, sino, algo impuro, insolente, imprudente, tan bajo que su poca moral nisiquiera podía aceptar - "Es un niño... Solo un niño" - pensó, repitiendose esas palabras, volviendose a secar el cabello, sin desviar su intensa y fija mirada del rostro aniñado del peligris. Era adorable.
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Su cuerpo no eran más que un montón de carne y huesos y fluidos que ahora mismo en ese instante no pensaba en absoluto, se había quedado completamente destrozado, en shock, desequilibrado, su mente no conseguía mandar que su cuerpo hiciese alguna función y este la realizase, nada era como un cuerpo inerte, era como si estuviera casi en estado vegetal, podía ver, aunque solo mirase la pared y oír el agua de la ducha caer, pero nada más, era como dejar un muñeco pero de gran tamaño, tal como lo dejó el mayor así se quedó.
En ningún momento se le pasó por la mente huir a partir de aquello, nada, se mantendría ahí tal y como el otro le dijo, pues no deseaba morir, al menos no aun, y teniendo en cuenta que según había confesado hace poco que era un asesino y según parecía era de los buenos, con gran experiencia , muerte y sangre a sus espaldas no era en absoluto buena idea. Pensaba que podía hacer, que debía hacer que…¿Qué demonios debía hacer? Tenía demasiado miedo como para poder pensar en nada lógico o simplemente pensar en condiciones.
Pero todo aquello se quebró de nuevo cuando escuchó la voz del mayor, en ese instante despertó de sus pensamientos y observó la mano ajena acercársele, sin pensárselo ni un momento siendo aquello completamente espontaneo se apartó echándose hacia atrás apoyando ambas manos sobre el suelo mientras su espalda se inclinaba ligeramente hacia atrás y sus piernas se recogían de nuevo hacia su cuerpo. Su respiración era ligeramente agitada, el oir que el otro se quejaba con un sonoro “Tsk” se tensó siendo bastante oportuno pues justo el otro fue a tomarle de los sobacos, aferrándose entonces a este clavando ligeramente sus finas pero filosas uñas algo por encima de las muñecas ajenas - ¡Aaaah! ¡Déjame, por favor! Tengo miedo…¡socorro! N-no...no…¡No me hagas daño te lo ruego! – Su voz se sentía notablemente agitada, con miedo, estrés, pánico y nervios., pero todo ellos acompañado de ligeros jadeos y algunos sollozos que acompañaban a grandes lagrimas salientes de sus ojos recorriendo su rostro e incluso llegando a mojar un poco el pecho del mayor antes de que este le colocase sobre la cama.
-L-lo siento, de verdad, perdón, no me mates…por favor…m-me portare bien…por favor…t-te lo ruego, no me hagas daño amo – Dijo llevándose una mano al pecho agarrando su ropa apretándola con fuerza comprimiéndola en su puño - Yo ¿ah?... – Entonces notó como el mayor pesaba uno de esos pañuelos te papel suaves por sus mejillas mojadas, más bien empapadas, secándolas así aunque algunas lágrimas seguían cayendo. Quedó completamente parado con los ojos bien abiertos respirando hondo y tragando saliva a malas penas.
Cerró los ojos cuando el otro le agarró la nariz con “fuerza” para cuando se dio cuenta limpiarle los mocos que se le andaban cayendo, así que antes de que quitase la mano abrió sus párpados y posó rápidamente una de sus diminutas manos para que el otro no quitase la propia. Se mocó entonces cerrando otra vez los ojos pero fuerte y soltó todo el aire que pudo expulsando aquellos fluidos viscosos, cuando el otro terminó de limpiarles los restos abrió de nuevos sus párpados observando al contrario con los ojos rojos e hinchados causa del llanto, notándose incluso molestos.
Suspiró y pareciendo que no era tan malo, sino que más bien tenía sus momentos de “ahora bueno, ahora malo no, malísimo” observó al mayor bastante más relajado. Cuando al contrario le hubo rugido la barriga inevitablemente una risilla salió de los labios del menor, no sabía por que pero le fue realmente gracioso. Que a alguien que llegaba a dar tanto miedo le rugiese la barriga así lo era, o al menos eso le parecía. Observó al otro tapándose ligeramente la boca al reír y notó su gran mano sobre su cabeza, sonrió leve pareciendo incluso melancólico y se dejó acariciar tranquilamente, realmente daba igual quien fuese el que lo tocara la cabeza, mientras fuese con cariño siempre le tranquilizaba.
-¿Eh? Oh, no gracias, estoy bi- – Y antes siquiera de poder terminar la frase su estomago soltó un gruñido bastante sonoro, largo pero realmente gracioso pues era agudo incluso – en, n-no te…bah mmm...perdón, supongo que mi e-estomago no piensa lo mismo – Dijo llevándose ambas manos a la barriga mirando a otro lado habiéndose sonrojado ligeramente. La verdad es que desde aquella misma mañana no había comido nada más que un mini vaso de leches y una mísera magdalena dura y algo rancia. Entonces el mayor se puso a pedir comida y más comida, de verdad no podía creer todo lo que estaba encargando, él no comía casi nada, se conformaba con lo mínimo para su cuerpo, si debía comerse al menos la mitad o un cuarto de todo aquello estallaría, esperaba que la mayoría fuese para el mayor. Entonces agarró la bata que llevaba el contrario y estiró un poquito acercándose y susurrando – Yo no como casi….no hace falta pedir mucho…me conformo con poca cosa…señ...- Agitó la cabeza retractadose de los último – Morio – Tras eso sonrió y soltó la tela.
Tras todo aquello miró fijamente al opuesto notando como este hacia lo mismo, estaba acostumbrado a que lo mirasen, todo tipo de miradas, de TODO tipo, pero el sentir ambas miradas chocar de ambos le hacía sentir una extraña sensación, era como vergüenza y no sabía por que si al fin y al cabo el la tienda no paraban de mirarle día si día también, aunque a pesar de todo tras que le hubiese llamado aquella mirada que le dirigía sabia que no era normal podía notar en su mirar como el mayor le iba inspeccionando completamente – No hace falta que me digas el nombre y apellido…con que me llames solo por el nombre, o i-incluso un apodo me vale – Dijo mientras se acercaba al mayor a paso normal agachándose y sentándose al estilo japonés a su lado observando la bolsa - ¿Quieres que lo ordene o que lo coloque en su sitio? ¿Lo lavo? - Para él aquel tipo de órdenes era de las más normales, así pensó que sería lo más lógico que le fuera a pedir.
En ningún momento se le pasó por la mente huir a partir de aquello, nada, se mantendría ahí tal y como el otro le dijo, pues no deseaba morir, al menos no aun, y teniendo en cuenta que según había confesado hace poco que era un asesino y según parecía era de los buenos, con gran experiencia , muerte y sangre a sus espaldas no era en absoluto buena idea. Pensaba que podía hacer, que debía hacer que…¿Qué demonios debía hacer? Tenía demasiado miedo como para poder pensar en nada lógico o simplemente pensar en condiciones.
Pero todo aquello se quebró de nuevo cuando escuchó la voz del mayor, en ese instante despertó de sus pensamientos y observó la mano ajena acercársele, sin pensárselo ni un momento siendo aquello completamente espontaneo se apartó echándose hacia atrás apoyando ambas manos sobre el suelo mientras su espalda se inclinaba ligeramente hacia atrás y sus piernas se recogían de nuevo hacia su cuerpo. Su respiración era ligeramente agitada, el oir que el otro se quejaba con un sonoro “Tsk” se tensó siendo bastante oportuno pues justo el otro fue a tomarle de los sobacos, aferrándose entonces a este clavando ligeramente sus finas pero filosas uñas algo por encima de las muñecas ajenas - ¡Aaaah! ¡Déjame, por favor! Tengo miedo…¡socorro! N-no...no…¡No me hagas daño te lo ruego! – Su voz se sentía notablemente agitada, con miedo, estrés, pánico y nervios., pero todo ellos acompañado de ligeros jadeos y algunos sollozos que acompañaban a grandes lagrimas salientes de sus ojos recorriendo su rostro e incluso llegando a mojar un poco el pecho del mayor antes de que este le colocase sobre la cama.
-L-lo siento, de verdad, perdón, no me mates…por favor…m-me portare bien…por favor…t-te lo ruego, no me hagas daño amo – Dijo llevándose una mano al pecho agarrando su ropa apretándola con fuerza comprimiéndola en su puño - Yo ¿ah?... – Entonces notó como el mayor pesaba uno de esos pañuelos te papel suaves por sus mejillas mojadas, más bien empapadas, secándolas así aunque algunas lágrimas seguían cayendo. Quedó completamente parado con los ojos bien abiertos respirando hondo y tragando saliva a malas penas.
Cerró los ojos cuando el otro le agarró la nariz con “fuerza” para cuando se dio cuenta limpiarle los mocos que se le andaban cayendo, así que antes de que quitase la mano abrió sus párpados y posó rápidamente una de sus diminutas manos para que el otro no quitase la propia. Se mocó entonces cerrando otra vez los ojos pero fuerte y soltó todo el aire que pudo expulsando aquellos fluidos viscosos, cuando el otro terminó de limpiarles los restos abrió de nuevos sus párpados observando al contrario con los ojos rojos e hinchados causa del llanto, notándose incluso molestos.
Suspiró y pareciendo que no era tan malo, sino que más bien tenía sus momentos de “ahora bueno, ahora malo no, malísimo” observó al mayor bastante más relajado. Cuando al contrario le hubo rugido la barriga inevitablemente una risilla salió de los labios del menor, no sabía por que pero le fue realmente gracioso. Que a alguien que llegaba a dar tanto miedo le rugiese la barriga así lo era, o al menos eso le parecía. Observó al otro tapándose ligeramente la boca al reír y notó su gran mano sobre su cabeza, sonrió leve pareciendo incluso melancólico y se dejó acariciar tranquilamente, realmente daba igual quien fuese el que lo tocara la cabeza, mientras fuese con cariño siempre le tranquilizaba.
-¿Eh? Oh, no gracias, estoy bi- – Y antes siquiera de poder terminar la frase su estomago soltó un gruñido bastante sonoro, largo pero realmente gracioso pues era agudo incluso – en, n-no te…bah mmm...perdón, supongo que mi e-estomago no piensa lo mismo – Dijo llevándose ambas manos a la barriga mirando a otro lado habiéndose sonrojado ligeramente. La verdad es que desde aquella misma mañana no había comido nada más que un mini vaso de leches y una mísera magdalena dura y algo rancia. Entonces el mayor se puso a pedir comida y más comida, de verdad no podía creer todo lo que estaba encargando, él no comía casi nada, se conformaba con lo mínimo para su cuerpo, si debía comerse al menos la mitad o un cuarto de todo aquello estallaría, esperaba que la mayoría fuese para el mayor. Entonces agarró la bata que llevaba el contrario y estiró un poquito acercándose y susurrando – Yo no como casi….no hace falta pedir mucho…me conformo con poca cosa…señ...- Agitó la cabeza retractadose de los último – Morio – Tras eso sonrió y soltó la tela.
Tras todo aquello miró fijamente al opuesto notando como este hacia lo mismo, estaba acostumbrado a que lo mirasen, todo tipo de miradas, de TODO tipo, pero el sentir ambas miradas chocar de ambos le hacía sentir una extraña sensación, era como vergüenza y no sabía por que si al fin y al cabo el la tienda no paraban de mirarle día si día también, aunque a pesar de todo tras que le hubiese llamado aquella mirada que le dirigía sabia que no era normal podía notar en su mirar como el mayor le iba inspeccionando completamente – No hace falta que me digas el nombre y apellido…con que me llames solo por el nombre, o i-incluso un apodo me vale – Dijo mientras se acercaba al mayor a paso normal agachándose y sentándose al estilo japonés a su lado observando la bolsa - ¿Quieres que lo ordene o que lo coloque en su sitio? ¿Lo lavo? - Para él aquel tipo de órdenes era de las más normales, así pensó que sería lo más lógico que le fuera a pedir.
Última edición por Mitsuki Maou el Vie Oct 07, 2011 11:11 am, editado 1 vez
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Sacó algunas ropas de su maleta, dejandolas en la cama de forma desorneda sin importarle que había sacado, pues, solo consistía en unos boxers y un pantalón largo y una guarda camisa de color negro de material bastante delgado. Su mirada había sido "descubierta" por los ojos claros del menor, viendo estos fijos en sus propios ojos... ¿Qué era esa sensación que se revolvía en su estomago? Era extraño, inusual, algo que no le había pasado. Un calor en su pecho tambien comenzó a punzarle... ¿Qué vergas era eso!? No comprendía nada de eso, estaba fuera de su alcance y su comprensión. Al desviar su mirada, suspiró se terminando de secarse el cabello, dejó la toalla en el respaldar de la silla cercana a él. Miró como el menor se arrodillaba al lado de su equipaje y ofreciendose a ayudar.
- No, no es necesario que lo acomodes... - ciertamente no quería que el menor viese lo que tenía en ese bolso, las armas que tenía dentro no era apto para que ese pequeño lo viese, es decir, no sería muy sano ver una pistola ensangrientada, una navaja de la misma manera y varios que otros cabellos ajenos - Sólo... Dejalo ahí... - ordenó alzando un poco su voz - Me cambiaré...
Y sin más, se quitó el cinto de las caderas, dandole poca importancia a la presencia del menor, aunque era algo de lo más normal pues... Ambos eran del mismo genero y todo y sería algo bastante usual, bueno, a su forma de ver lo era. Se dejó deslizar aquella prenda de similar material de las toallas, dejando ver su ancha y formada espalda, con unos cuantos moretones, bajando un poco, unas estrechas caderas, sin exagerar claro, tenía buena proporción con la parte inferior de su cuerpo, unas nalgas pequeñas pero bien redondeadas y unas piernas... Que parecían esculpidas por los mejores artitas de la antigua Grecia... Era esplendido su cuerpo y con ese color de piel muy, pero muy levemente tostado, era más que nada hermoso. Tomó sus boxers oscuros en manos, poniendoselos, sin mostrarle nada más que la parte de atrás al menor. Tras subirse los boxers, se puso sus bermudas y claro, una camisa sin mangas, de color gris, que marcaba todo ese hermoso torso. Estirandose, ojeo al menor, todo... Desde ese infantil rostro, esos ojitos que posiblemente sería débil a ellos, esos labios rosaceos, ese delgado y delicado cuello, los hombros, los brazos, esas delicadas manitas, ese delgado torso y esas caderitas tan lindas, sin desviar su filosa vista del trasero y las piernas del menor, recayó al final, por los pies del peligris.
Escuchando el tocar de la puerta, se despejó de aquellos... ¿Gratos...? Pensamientos, abrió la puerta dejando ver al botones con su carretilla de servicios y en esta, varios platos, unos que otros dulces, seleccionados para que el menor pudiera deleitarse con algo que a los niños le gustaban, las cosas empalagosas y azucaradas. Tambien uno que otros platos de carne y ensalada, aunque era más carnivoro que nada, tenía que nutrirse, un cuerpo así no se mantenía sin una buena nutrición. Dejado todo en la mesa de la suite, el castaño le dió una generosa propina al chico, el cual salió de ahí con una sonrisa.
- Ven, vamos a cenar... - comentó, sentandose enfrente de la mesa, tomando los cubiertos y comenzando a comer lentamente, mientras llenaba su estómago de pura felicidad, tenía un hambre del demonio - Oye, Mitsuki... - lo llamó desde lejos, mirandolo, ¿quería iniciar una conversación con aquel chico? Bueno, era mucho mejor hacerlo sentir bien que a estar en una atmosfera pesada - Dime... ¿Qué edad tienes...? - para ser franco, leyó la ficha, si, pero omitió la edad completamente, sólo sabía que era un niño y que así, era mejor manipularlos en cierta forma - Pero más importante... ¿Por qué estabas en aquel mercado...? - cierto, bastante propio en él, pues... Podía ser un asesino, podía matar a las mujeres y todo eso, pero a los que les era débil... Era a los niños, así que, le interesaba la historia del pequeño Mitsuki. Bajó los cubiertos, esperando a que el menor se acercara, pues, se veía descortes el que no le esperara y el albino estando frente a él.
- No, no es necesario que lo acomodes... - ciertamente no quería que el menor viese lo que tenía en ese bolso, las armas que tenía dentro no era apto para que ese pequeño lo viese, es decir, no sería muy sano ver una pistola ensangrientada, una navaja de la misma manera y varios que otros cabellos ajenos - Sólo... Dejalo ahí... - ordenó alzando un poco su voz - Me cambiaré...
Y sin más, se quitó el cinto de las caderas, dandole poca importancia a la presencia del menor, aunque era algo de lo más normal pues... Ambos eran del mismo genero y todo y sería algo bastante usual, bueno, a su forma de ver lo era. Se dejó deslizar aquella prenda de similar material de las toallas, dejando ver su ancha y formada espalda, con unos cuantos moretones, bajando un poco, unas estrechas caderas, sin exagerar claro, tenía buena proporción con la parte inferior de su cuerpo, unas nalgas pequeñas pero bien redondeadas y unas piernas... Que parecían esculpidas por los mejores artitas de la antigua Grecia... Era esplendido su cuerpo y con ese color de piel muy, pero muy levemente tostado, era más que nada hermoso. Tomó sus boxers oscuros en manos, poniendoselos, sin mostrarle nada más que la parte de atrás al menor. Tras subirse los boxers, se puso sus bermudas y claro, una camisa sin mangas, de color gris, que marcaba todo ese hermoso torso. Estirandose, ojeo al menor, todo... Desde ese infantil rostro, esos ojitos que posiblemente sería débil a ellos, esos labios rosaceos, ese delgado y delicado cuello, los hombros, los brazos, esas delicadas manitas, ese delgado torso y esas caderitas tan lindas, sin desviar su filosa vista del trasero y las piernas del menor, recayó al final, por los pies del peligris.
Escuchando el tocar de la puerta, se despejó de aquellos... ¿Gratos...? Pensamientos, abrió la puerta dejando ver al botones con su carretilla de servicios y en esta, varios platos, unos que otros dulces, seleccionados para que el menor pudiera deleitarse con algo que a los niños le gustaban, las cosas empalagosas y azucaradas. Tambien uno que otros platos de carne y ensalada, aunque era más carnivoro que nada, tenía que nutrirse, un cuerpo así no se mantenía sin una buena nutrición. Dejado todo en la mesa de la suite, el castaño le dió una generosa propina al chico, el cual salió de ahí con una sonrisa.
- Ven, vamos a cenar... - comentó, sentandose enfrente de la mesa, tomando los cubiertos y comenzando a comer lentamente, mientras llenaba su estómago de pura felicidad, tenía un hambre del demonio - Oye, Mitsuki... - lo llamó desde lejos, mirandolo, ¿quería iniciar una conversación con aquel chico? Bueno, era mucho mejor hacerlo sentir bien que a estar en una atmosfera pesada - Dime... ¿Qué edad tienes...? - para ser franco, leyó la ficha, si, pero omitió la edad completamente, sólo sabía que era un niño y que así, era mejor manipularlos en cierta forma - Pero más importante... ¿Por qué estabas en aquel mercado...? - cierto, bastante propio en él, pues... Podía ser un asesino, podía matar a las mujeres y todo eso, pero a los que les era débil... Era a los niños, así que, le interesaba la historia del pequeño Mitsuki. Bajó los cubiertos, esperando a que el menor se acercara, pues, se veía descortes el que no le esperara y el albino estando frente a él.
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Esperó la respuesta del mayor mirándole con plena atención, realmente era un niño muy servicial, ya que bueno, así había sido educado, su fin era servir a los demás, quisiera o no, su mente ya se había adecuado a aquel concepto, o servía y lo hacía con buen comportamiento y de forma correcta o una terrible represalia caería sobre él.
En escuchar su respuesta afirmó con la cabeza – Está bien, como desees, si necesitas algo tan solo dilo, e-estará bien...su-supongo - Dijo agachando al final la cabeza un tanto avergonzado e incluso algo intimidado, aun no se sentía del todo cómodo en aquel lugar, y era normal, era un sitio nuevo, con alguien desconocido que daba bastante miedo y...bueno, muy bien no es que hubieran empezado, recibir una amenaza de muerte el primer día no da mucho lugar a la confianza y el cariño.
Colocó bien la ropa de la maleta con cuidado dejándola de nuevo perfecta en su sitio, ya que el otro al haber sacado la ropa que en breve se pondría desordenó el resto; por suerte no vio ningún arma y ni siquiera notó bajó la ropa la forma de las armas ni nada, realmente aquello fue bastante suerte, sino seguro habría quedado en shock y de nuevo hubiera querido huir bien lejos.
En eso escuchó el que se cambiaría, de nuevo afirmó con su pequeña cabecita despegando sus labios para pronunciar un sutil y aniñado – Vale – Pero el pobre niño no sabía que lo que el contrario quería decir es que se iba a cambiar ahí mismo, frente a él, demostrándole toda su majestuosidad, su poderío, su esplendido cuerpo digno solo del pecado, era lujurioso, aunque claro, eso el pequeño era incapaz de verlo, sobretodo por que ni siquiera pudo llegar a mirarlo ya que por mientras el otro le iba hablando él no pudo mirarle ni un solo instante al ver solo la primera vez de reojo que este estaba tan solo con la toalla en la cintura y nada más. El pobre niño era demasiado cortado para aquello, además aquello no estaba bien, no estaba nada bien, era de mala educación,; como fuera el caso es que no paró de mirar a la maleta todo el tiempo, o al suelo, o a cualquier cosa cercana o simplemente perteneciente al cuarto, todo menos al mayor, si lo hacía seguro se pondría más nervioso, no por vergüenza, , pues tan solo era un pecho masculino, sino por aquella educación recibida, aun seguía con el pensamiento de que aquello estaba mal, y por ello no debía mirar. Cuando alzó la cabeza yendo a mirar al contrario esperando que ya se hubiese puesto la ropa, cual fue su sorpresa de verle desnudo, bueno, más o menos, ya que el otro andaba de espaldas, pero igualmente estaba desnudo, su trasero al aire, todo, y parte de su cuerpo aun seguía mojado dejándolo ver aun más sexy. Pero claro, aun así para la inocente mente del menor aquello no era ni bueno, ni sexy ni hermoso, nada de nada, en su pequeña cabecita tan solo hubo una saturación y en su rostro un calentamiento global , casi pudo sentir que podía haberse desmayado en aquel mismo instante.
Llevó sus mano a su rostro tapando cada una de ellas uno de sus ojos mientas su pequeña y delgada figura temblaba de los nervios, no podía quitarse aquella imagen de la mente, maldita fuera ¿por que el otro debía cambiarse ahí? ¡Era un maldito maleducado! . Aun así sus mejillas se veían realmente rojas y su boca entreabierta reclamaba aire, para su respiración acelerada, pero no sonora, no era una de angustia que sonase sino, un suave jadeo a cada inhalación sonaba como mucho.
Fue por entonces que Mitsuki ni se pudo dar cuenta lo más mínimo de la exhausta mirada del contrario la cual recorrió todo su infantil cuerpo, todo, sin dejarse un solo detalle, pero bueno, de aquello no se dio cuenta y mejor para él por que sino se habría puesto más nervioso aun y se hubiera encogido algo desconfiado y avergonzado, el que le mirasen de aquella manera le hacía desconfiar, no le gustaba, más parte se sentía raro, le daba vergüenza, efectivamente más de una vez en el pasado le miraron así, aunque no solía darse cuenta o simplemente ocurrían algo que desviaba su atención de aquella persona que le inspeccionaba visualmente.
Finalmente salió de aquel estado en el que se encontraba a partir de que el chico que trajo la comida tocara a la puerta y esta fue abierta, dudaba mucho que el mayor fuera a abrir aun desnudo, y si lo hacía bueno...realmente era una persona especial. Tal y como pensó efectivamente el mayor ya estaba vestido, suspiró aliviado llevándose una mano al pecho y con cuidado se levantó agarrando luego la maleta y dejándolo a un lado de la habitación para que no estuviera ahí en medio estorbando.
Tras eso se acercó a la mesa lentamente fijando en toda aquella comida, realmente no había plato alguno que no le diera hambre, todos tenían tan buen aspecto que no se podía negar a ninguno, y mucho menos habiendo estado a base de pan rancio y agua, y poca cosa más. Inspiró hondo relamiéndose los labios sintiendo como la boca se le hacía agua, mientras se daba cuenta que parecía que el otro había encargado postres, bastantes, ¿eran para él? Si así era..vaya, no se lo esperaba, realmente era un detalle muy agradable, sino pues también se sorprendía pues el otro no parecía ser algún goloso.
Aun así en cuanto le escuchó lo miró, hizo una reverencia y se sentó en la mesa sin dejar de mirar toda la comida, tras eso agarró los cubiertos y observó atento al contrario ante su llamada - ¿Si? Dig...dime... - Debía quitarse esa manía de tratar de usted, al otro según ya dijo no le gustaba, pero costaba mucho de quitar. Escuchó su pregunta sin cesar su mirada y sonrió leve – Trece años casi y medio – Contestó breve pero apacible, pero..su sonrisa ya no fue tan buena ante la siguiente pregunta a la cual reaccionó encogiéndose ligeramente sobre si mismo, tragando saliva de manera algo gruesa y agarrando los cubiertos con más fuerza – Yo...no...no...no...- Se quedó atascado, era su amo, debía decírselo, era su deber, pero..su cuerpo era incapaz de reaccionar ante aquello, no quería recordarlo, no de nuevo – Yo...tuve varias familias que me cuidaron, nunca supe cual fue la biológica...con el tiempo hace hasta algunos meses o puede algo más de un año anduve con un hombre...fu-fue mi primer amo...- A partir de aquella última frase dejó los cubiertos mirando a otro lado jadeando suavemente empezando a acelerarsele la respiración por los nervios – No me trató bien, escapé, y me capturaron...y...a-aquí estoy...n-no me gusta contarlo – En eso sus ojos se comenzaron a inundar, no eran muy buenos recuerdos los que tenía de su vida.
En escuchar su respuesta afirmó con la cabeza – Está bien, como desees, si necesitas algo tan solo dilo, e-estará bien...su-supongo - Dijo agachando al final la cabeza un tanto avergonzado e incluso algo intimidado, aun no se sentía del todo cómodo en aquel lugar, y era normal, era un sitio nuevo, con alguien desconocido que daba bastante miedo y...bueno, muy bien no es que hubieran empezado, recibir una amenaza de muerte el primer día no da mucho lugar a la confianza y el cariño.
Colocó bien la ropa de la maleta con cuidado dejándola de nuevo perfecta en su sitio, ya que el otro al haber sacado la ropa que en breve se pondría desordenó el resto; por suerte no vio ningún arma y ni siquiera notó bajó la ropa la forma de las armas ni nada, realmente aquello fue bastante suerte, sino seguro habría quedado en shock y de nuevo hubiera querido huir bien lejos.
En eso escuchó el que se cambiaría, de nuevo afirmó con su pequeña cabecita despegando sus labios para pronunciar un sutil y aniñado – Vale – Pero el pobre niño no sabía que lo que el contrario quería decir es que se iba a cambiar ahí mismo, frente a él, demostrándole toda su majestuosidad, su poderío, su esplendido cuerpo digno solo del pecado, era lujurioso, aunque claro, eso el pequeño era incapaz de verlo, sobretodo por que ni siquiera pudo llegar a mirarlo ya que por mientras el otro le iba hablando él no pudo mirarle ni un solo instante al ver solo la primera vez de reojo que este estaba tan solo con la toalla en la cintura y nada más. El pobre niño era demasiado cortado para aquello, además aquello no estaba bien, no estaba nada bien, era de mala educación,; como fuera el caso es que no paró de mirar a la maleta todo el tiempo, o al suelo, o a cualquier cosa cercana o simplemente perteneciente al cuarto, todo menos al mayor, si lo hacía seguro se pondría más nervioso, no por vergüenza, , pues tan solo era un pecho masculino, sino por aquella educación recibida, aun seguía con el pensamiento de que aquello estaba mal, y por ello no debía mirar. Cuando alzó la cabeza yendo a mirar al contrario esperando que ya se hubiese puesto la ropa, cual fue su sorpresa de verle desnudo, bueno, más o menos, ya que el otro andaba de espaldas, pero igualmente estaba desnudo, su trasero al aire, todo, y parte de su cuerpo aun seguía mojado dejándolo ver aun más sexy. Pero claro, aun así para la inocente mente del menor aquello no era ni bueno, ni sexy ni hermoso, nada de nada, en su pequeña cabecita tan solo hubo una saturación y en su rostro un calentamiento global , casi pudo sentir que podía haberse desmayado en aquel mismo instante.
Llevó sus mano a su rostro tapando cada una de ellas uno de sus ojos mientas su pequeña y delgada figura temblaba de los nervios, no podía quitarse aquella imagen de la mente, maldita fuera ¿por que el otro debía cambiarse ahí? ¡Era un maldito maleducado! . Aun así sus mejillas se veían realmente rojas y su boca entreabierta reclamaba aire, para su respiración acelerada, pero no sonora, no era una de angustia que sonase sino, un suave jadeo a cada inhalación sonaba como mucho.
Fue por entonces que Mitsuki ni se pudo dar cuenta lo más mínimo de la exhausta mirada del contrario la cual recorrió todo su infantil cuerpo, todo, sin dejarse un solo detalle, pero bueno, de aquello no se dio cuenta y mejor para él por que sino se habría puesto más nervioso aun y se hubiera encogido algo desconfiado y avergonzado, el que le mirasen de aquella manera le hacía desconfiar, no le gustaba, más parte se sentía raro, le daba vergüenza, efectivamente más de una vez en el pasado le miraron así, aunque no solía darse cuenta o simplemente ocurrían algo que desviaba su atención de aquella persona que le inspeccionaba visualmente.
Finalmente salió de aquel estado en el que se encontraba a partir de que el chico que trajo la comida tocara a la puerta y esta fue abierta, dudaba mucho que el mayor fuera a abrir aun desnudo, y si lo hacía bueno...realmente era una persona especial. Tal y como pensó efectivamente el mayor ya estaba vestido, suspiró aliviado llevándose una mano al pecho y con cuidado se levantó agarrando luego la maleta y dejándolo a un lado de la habitación para que no estuviera ahí en medio estorbando.
Tras eso se acercó a la mesa lentamente fijando en toda aquella comida, realmente no había plato alguno que no le diera hambre, todos tenían tan buen aspecto que no se podía negar a ninguno, y mucho menos habiendo estado a base de pan rancio y agua, y poca cosa más. Inspiró hondo relamiéndose los labios sintiendo como la boca se le hacía agua, mientras se daba cuenta que parecía que el otro había encargado postres, bastantes, ¿eran para él? Si así era..vaya, no se lo esperaba, realmente era un detalle muy agradable, sino pues también se sorprendía pues el otro no parecía ser algún goloso.
Aun así en cuanto le escuchó lo miró, hizo una reverencia y se sentó en la mesa sin dejar de mirar toda la comida, tras eso agarró los cubiertos y observó atento al contrario ante su llamada - ¿Si? Dig...dime... - Debía quitarse esa manía de tratar de usted, al otro según ya dijo no le gustaba, pero costaba mucho de quitar. Escuchó su pregunta sin cesar su mirada y sonrió leve – Trece años casi y medio – Contestó breve pero apacible, pero..su sonrisa ya no fue tan buena ante la siguiente pregunta a la cual reaccionó encogiéndose ligeramente sobre si mismo, tragando saliva de manera algo gruesa y agarrando los cubiertos con más fuerza – Yo...no...no...no...- Se quedó atascado, era su amo, debía decírselo, era su deber, pero..su cuerpo era incapaz de reaccionar ante aquello, no quería recordarlo, no de nuevo – Yo...tuve varias familias que me cuidaron, nunca supe cual fue la biológica...con el tiempo hace hasta algunos meses o puede algo más de un año anduve con un hombre...fu-fue mi primer amo...- A partir de aquella última frase dejó los cubiertos mirando a otro lado jadeando suavemente empezando a acelerarsele la respiración por los nervios – No me trató bien, escapé, y me capturaron...y...a-aquí estoy...n-no me gusta contarlo – En eso sus ojos se comenzaron a inundar, no eran muy buenos recuerdos los que tenía de su vida.
Mitsuki Maou- Mensajes : 74
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Humor : Bueno, por el momento.
Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Apoyó sus manos en la mesa en espera del menor viendo como se acercaba a la mesa en donde estaba presentado todos aquellos deliciosos platos desde los dulces hasta los salados y picantes, los cuales eran sus preferidos y a los cuales ya le había dado una grata probada. El rostro del albino mostraba una expresión de hambre de ansiedad, los labios se le humedecían y sus ojos se llenaba de ansiedad y felicidad, eso le hizo sonreir internamente, se veía sumamente adorable y muy lindo... Pero tambien pensó en que en ese lugar de donde sacó a ese crio, ni lo alimentaba adecuadamente, pues ese rostro lleno de alegría y de hambre le daba la esa impresión. Al ver que daba una reverencia antes de sentarse frunció el ceño, no le gustaba mucho la cortesía, el era cortés cuando se necesitaba pero que un niño fuese tan educado era algo que no le cuadraba pues debía ser más animado o más impulsivo... ¿No?
- Te he dicho... Deja de ser tan formal, me irrita - soltó un suspiro que sonó a completa molestia - Trece años... - era joven y muy lindo... Espera, ¿qué estaba pensando en esos momentos? Vale, era lindo, pero a eso no se le puede llamar amor... ¿O sí? Bueno, despejando esos pensamientos, observó atentamente a los movimientos ajenos, de como sujetaba los cubiertos en esas pequeñas manos - Que aproveches... - comentó serio pero al ver que su pregunta que era solo curiosidad le afectó al menor viendo que estaba poniendose nervioso y tembloroso... ¿Trauma? Bueno, ya lo había visto asustado después de amenazarlo.
Chasqueando la lengua con molestia al verlo así, pues no le gustaba en absoluto, tomó una servilleta de tela obviamente limpia y acercandose, se inclinó arrodillandose cerca del menor tomandolo desde el mentón con mucha suavidad y sin ejercer mucha fuerza, para mover su cabeza y limpiarle los pomulos viendolo serio, acariciandole la cabeza con una de sus manos, sintiendose comodo con ese roce tan sedoso. Bajó su mano hasta la nuca acariciandole el lugar con las yemas de sus dedos tratando de calmarlo, sintiendo entre su piel el temblor que tenía el menor encima, ¡Joder! la había cagado. Rechinó los dientes irritado, tomando al albino de las piernas y parte de los hombros, cargandolo de forma nupcial como hizo antes llevandolo hacia la cama y acostandolo con delicadeza, se puso encima, manteniendo una distancia apropiada entre ellos.
- Cálmate... - plantó firmemente sus ojos en los ajenos, viendo ese peculiar color de ambas que antes le había atraído al verlo por primera vez - No necesitas atormentarte, estás aquí conmigo.. - ¿Qué demonios significaba eso? Estaba siendo demasiado géntil, ¿no? - Como sea... Deja de llorar, es algo ridiculo que lo hagas ya estando a salvo... - se levantó, notando que estaba dandole demasiada preocupación a ese niño que apenas conoció, no era amor... Y ahí se percató de que era solo un cariño semejante a un amor paterno - "Conque es eso..." - pensó unos momentos, para luego fijarse en el niñito yendo a tomar el plato de torta de chocolate. Al sentir el olor del chocolate penetrar en sus narices, puso un rostro lleno de desagrado, él no toleraba los dulces y el olor lo asqueaba.
Se sentó en el borde de la cama hundiendo el colchón por su peso, haciendo que el cuerpo ajeno se rodara un poco hacia el de él. Dejó el plato en la mesa de noche, alcanzando con su mano la cabeza de Mitsuki acariciandole esta desordenandole los cabellos viendolo sereno moviendo su otra mano hacia la mejilla del pálido acariciandole esta.
- Come el pastel y ve a ducharte... Es tarde, debemos descansar - despejó todos sus mimos, estaba siendo demasiado dulce y culpaba completamente a su debilidad a los niños, pero ciertamente ese crio le causaba un efecto un tanto inusual y muy moleso. Fue a la mesa para terminar de comer mientras dejaba al menor ahí para calmarse y si estaba cerca de él se sentía muy extraño. Antes de comenzar a cenar le dejó una taza de té al lado del plato para que complementara el dulce.
- Te he dicho... Deja de ser tan formal, me irrita - soltó un suspiro que sonó a completa molestia - Trece años... - era joven y muy lindo... Espera, ¿qué estaba pensando en esos momentos? Vale, era lindo, pero a eso no se le puede llamar amor... ¿O sí? Bueno, despejando esos pensamientos, observó atentamente a los movimientos ajenos, de como sujetaba los cubiertos en esas pequeñas manos - Que aproveches... - comentó serio pero al ver que su pregunta que era solo curiosidad le afectó al menor viendo que estaba poniendose nervioso y tembloroso... ¿Trauma? Bueno, ya lo había visto asustado después de amenazarlo.
Chasqueando la lengua con molestia al verlo así, pues no le gustaba en absoluto, tomó una servilleta de tela obviamente limpia y acercandose, se inclinó arrodillandose cerca del menor tomandolo desde el mentón con mucha suavidad y sin ejercer mucha fuerza, para mover su cabeza y limpiarle los pomulos viendolo serio, acariciandole la cabeza con una de sus manos, sintiendose comodo con ese roce tan sedoso. Bajó su mano hasta la nuca acariciandole el lugar con las yemas de sus dedos tratando de calmarlo, sintiendo entre su piel el temblor que tenía el menor encima, ¡Joder! la había cagado. Rechinó los dientes irritado, tomando al albino de las piernas y parte de los hombros, cargandolo de forma nupcial como hizo antes llevandolo hacia la cama y acostandolo con delicadeza, se puso encima, manteniendo una distancia apropiada entre ellos.
- Cálmate... - plantó firmemente sus ojos en los ajenos, viendo ese peculiar color de ambas que antes le había atraído al verlo por primera vez - No necesitas atormentarte, estás aquí conmigo.. - ¿Qué demonios significaba eso? Estaba siendo demasiado géntil, ¿no? - Como sea... Deja de llorar, es algo ridiculo que lo hagas ya estando a salvo... - se levantó, notando que estaba dandole demasiada preocupación a ese niño que apenas conoció, no era amor... Y ahí se percató de que era solo un cariño semejante a un amor paterno - "Conque es eso..." - pensó unos momentos, para luego fijarse en el niñito yendo a tomar el plato de torta de chocolate. Al sentir el olor del chocolate penetrar en sus narices, puso un rostro lleno de desagrado, él no toleraba los dulces y el olor lo asqueaba.
Se sentó en el borde de la cama hundiendo el colchón por su peso, haciendo que el cuerpo ajeno se rodara un poco hacia el de él. Dejó el plato en la mesa de noche, alcanzando con su mano la cabeza de Mitsuki acariciandole esta desordenandole los cabellos viendolo sereno moviendo su otra mano hacia la mejilla del pálido acariciandole esta.
- Come el pastel y ve a ducharte... Es tarde, debemos descansar - despejó todos sus mimos, estaba siendo demasiado dulce y culpaba completamente a su debilidad a los niños, pero ciertamente ese crio le causaba un efecto un tanto inusual y muy moleso. Fue a la mesa para terminar de comer mientras dejaba al menor ahí para calmarse y si estaba cerca de él se sentía muy extraño. Antes de comenzar a cenar le dejó una taza de té al lado del plato para que complementara el dulce.
Morio- Mensajes : 20
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Al oír las palabras de desagrado del mayor ante su cortesía se sobresaltó un poco, se le olvidaba que al otro le agradaba aquella formalidad, pero le era muy difícil evitarlo pues era a lo que le habían mantenido acostumbrado...aunque a la fuerza, si no hacia las cosas bien una buena reprimenda le caía encima, así que a base de golpes fue aprendiendo, aunque había algunas lecciones que parecían ser gratuitas y su amo se las daba por que sí.
De todas maneras cuando el mayor se acercó a él y le comenzó a pasar aquella servilleta sintiendo el roce de esta en sus mejillas y pómulos al mismo tiempo que la otra mano del mayor le agarraba el mentón obligándose a que le mirase más aparte para que le pudiera secar también, claro...aquel roce, esos gestos se sentían ta cercanos y agradables a pesar de provenir de alguien como él que solo unos momentos antes solo con unas pocas palabras le había hecho temblar y llorar de puro terror. De todos modos aún con aquella amabilidad no podía quitar de lado su miedo hacia el otro con todas amenazas que le había dicho...era un asesino ¡un asesino! Podría matarlo perfectamente si quisiera en cualquier momento y nadie se enteraría, y mucho menos nadie se acordaría siquiera de él, absolutamente nadie echaría en falta su ausencia, aquello solo le puso algo más triste, no quería estar solo, no entendía por que lo estaba, por que la vida lo trataba tan mal...él solo hacía lo mejor que podía, y solo recibía cosas malas.
A continuación en sentir como el otro le agarró de aquel modo abrió los grandes orbes un poco más por la sorpresa de aquel acto abrazándose enseguida a su cuello como un acto reflejo soltando un ligero gritillo que al mismo tiempo se fusionó con un jadeo. Se encogió ligeramente de hombros acercándose algo más al otro temblando aún un tanto por todo lo pasado, y...le era inevitable, el castaño aún le seguía dando un tanto de pavor, aunque ahora fuese o se comportase bien.
Finalmente sintió como este lo dejaba sobre aquella cama que en su vida había estado en una tan sumamente cómoda, o al menos que el pudiese recordarlo, le daban ganas de quedarse allí por siempre. De todas formas observó fijamente al mayor aun con los ojos un tanto llorosos soltándose de su cuello suavemente dejando caer de forma lenta los brazos hasta dejarlos muertos sobre aquel maravilloso colchón escuchándolo - ¿Ah? - Al escuchar aquella frase no supo muy bien que pesar, se quedó un tanto descolocado, no...no tenía mucho sentido, como sea, continuó atendiendo a sus palabras quedándose igual o peor – Pero... - En eso apagó de nuevo su fina voz agachando la cabeza y negando con esta arrepintiéndose de lo que iba a decir, no era buena idea, en absoluto, no quería recibir otra amenaza, aunque...si decía que ya estaba a salvo ¿eso significaba que realmente no le haría daño? Su curiosidad empezaba a ir muy lejos, pero el miedo a recibir una represalia o que tan solo le alzase la voz le daba puro pavor, y cuando se quiso dar cuenta el otro se levantó yéndose de ahí a lo cual el pequeño se encogió ligeramente tumbándose de lado aunque aún algo tenso.
De todas formas poco después observó como aquel hombre volvió al cuarto de nuevo portando un plato con un apetitoso, apetecible, suculento y delicioso trozo de pastel que no paraba de llamarle y decirle “comeme, estoy buenísimo”. El menor tragó saliva de forma algo gruesa por semejante manjar sintiendo como poco después su cuerpo “rodaba” ligeramente hacia aquella dirección a causa de que el contrario se había sentado. Apoyó sus pequeñas manos con suma delicadeza en la espalda del otro para frenarse así. Sus grandes ojos no se apartaban ni un mísero instante de aquel pastel aunque eso no quería decir que toda su atención recayese en esta, pero tan solo hasta que pudo sentir el contacto de aquella mano la cual por la sorpresa del acto y pillarse desprevenido hizo que se tensase un tanto provocándole al mismo tiempo un leve sobresalto. No era que le desagradasen, en verdad se sentían muy bien aquellas caricias, pero, el contrario le daba tanto miedo y le atemorizaba de tal manera que sentía que el contacto con él aún era demasiado...pronto, por así decirlo, y más aún tras una amenazada de muerte y haber vivido un infierno de represalias merecidas y no tan merecidas. Su rostro se llenó algo de miedo ante aquellas caricias en su mejilla provocando que al mismo tiempo el menor soltase unos ligeros jadeos y sus pupilas mirasen a varios lados intranquilas por aquella sensación de miedo que le rodeaba. Al mismo tiempo le daba pena y se sentía culpable de comportarse así con el otro, según dijo con él estaba a salvo, y sus palabras parecían ser certeras pero el menor aún era demasiado desconfiado.
A continuación en escucharle y sentir como deshacía aquel contacto llevó de nuevo su mirada hacia el mayor afirmando suavemente con la cabeza mirando a continuación el aseo, luego a si mismo y finalmente de nuevo al mayor afirmando con la cabeza de nuevo muy suavemente sin decir nada de nuevo, realmente ahora estaba muy callado, pero tampoco es que aquello fuera malo.
Miró fijamente a Morio irse de nuevo y atacó a aquel delicioso trozo de tarta que en la mesilla residía de vez en cuando daba algún que otro sorbo a el té y continuaba devorando aquel trozo. Cuando se lo terminó todo dejó los cubiertos y la taza sobre el plato y fue hacia el salón dejándolo todo sobre la mesa. A continuación se acercó al otro mirándole fijamente dirigiendo una de sus manos hacia él, pero el contacto con aquella camiseta a la que iba dirigido nunca llegó a efectuarse y la mano bajó de nuevo – Mo-Kun....no tengo ropa pa-para cambiarme..¿Que hago? ¿Me vuelvo a poner la misma? - Preguntó con aquel tono suave, agudo, infantil e incluso tierno que detonaba el otro. Ciertamente había salido de la tienda sin ningún tipo de maleta, bolsa o una simple muda, solo portaba lo que en ese mismo instante llevaba encima, ni más ni menos, y claro si se duchaba o se ponía aquella misma ropa o iba desnudo y como que aquella sengunda opción estaba más que descartada, así que o el contrario le prestaba algo de ropa o se hacia algo con una sabana o...quizás hubiera alguna tienda aun abierta, hacia tanto que no salía que no tenía tampoco ni idea de los horarios de estas, de todos modos algo era seguro, algo había que hacer.
De todas maneras cuando el mayor se acercó a él y le comenzó a pasar aquella servilleta sintiendo el roce de esta en sus mejillas y pómulos al mismo tiempo que la otra mano del mayor le agarraba el mentón obligándose a que le mirase más aparte para que le pudiera secar también, claro...aquel roce, esos gestos se sentían ta cercanos y agradables a pesar de provenir de alguien como él que solo unos momentos antes solo con unas pocas palabras le había hecho temblar y llorar de puro terror. De todos modos aún con aquella amabilidad no podía quitar de lado su miedo hacia el otro con todas amenazas que le había dicho...era un asesino ¡un asesino! Podría matarlo perfectamente si quisiera en cualquier momento y nadie se enteraría, y mucho menos nadie se acordaría siquiera de él, absolutamente nadie echaría en falta su ausencia, aquello solo le puso algo más triste, no quería estar solo, no entendía por que lo estaba, por que la vida lo trataba tan mal...él solo hacía lo mejor que podía, y solo recibía cosas malas.
A continuación en sentir como el otro le agarró de aquel modo abrió los grandes orbes un poco más por la sorpresa de aquel acto abrazándose enseguida a su cuello como un acto reflejo soltando un ligero gritillo que al mismo tiempo se fusionó con un jadeo. Se encogió ligeramente de hombros acercándose algo más al otro temblando aún un tanto por todo lo pasado, y...le era inevitable, el castaño aún le seguía dando un tanto de pavor, aunque ahora fuese o se comportase bien.
Finalmente sintió como este lo dejaba sobre aquella cama que en su vida había estado en una tan sumamente cómoda, o al menos que el pudiese recordarlo, le daban ganas de quedarse allí por siempre. De todas formas observó fijamente al mayor aun con los ojos un tanto llorosos soltándose de su cuello suavemente dejando caer de forma lenta los brazos hasta dejarlos muertos sobre aquel maravilloso colchón escuchándolo - ¿Ah? - Al escuchar aquella frase no supo muy bien que pesar, se quedó un tanto descolocado, no...no tenía mucho sentido, como sea, continuó atendiendo a sus palabras quedándose igual o peor – Pero... - En eso apagó de nuevo su fina voz agachando la cabeza y negando con esta arrepintiéndose de lo que iba a decir, no era buena idea, en absoluto, no quería recibir otra amenaza, aunque...si decía que ya estaba a salvo ¿eso significaba que realmente no le haría daño? Su curiosidad empezaba a ir muy lejos, pero el miedo a recibir una represalia o que tan solo le alzase la voz le daba puro pavor, y cuando se quiso dar cuenta el otro se levantó yéndose de ahí a lo cual el pequeño se encogió ligeramente tumbándose de lado aunque aún algo tenso.
De todas formas poco después observó como aquel hombre volvió al cuarto de nuevo portando un plato con un apetitoso, apetecible, suculento y delicioso trozo de pastel que no paraba de llamarle y decirle “comeme, estoy buenísimo”. El menor tragó saliva de forma algo gruesa por semejante manjar sintiendo como poco después su cuerpo “rodaba” ligeramente hacia aquella dirección a causa de que el contrario se había sentado. Apoyó sus pequeñas manos con suma delicadeza en la espalda del otro para frenarse así. Sus grandes ojos no se apartaban ni un mísero instante de aquel pastel aunque eso no quería decir que toda su atención recayese en esta, pero tan solo hasta que pudo sentir el contacto de aquella mano la cual por la sorpresa del acto y pillarse desprevenido hizo que se tensase un tanto provocándole al mismo tiempo un leve sobresalto. No era que le desagradasen, en verdad se sentían muy bien aquellas caricias, pero, el contrario le daba tanto miedo y le atemorizaba de tal manera que sentía que el contacto con él aún era demasiado...pronto, por así decirlo, y más aún tras una amenazada de muerte y haber vivido un infierno de represalias merecidas y no tan merecidas. Su rostro se llenó algo de miedo ante aquellas caricias en su mejilla provocando que al mismo tiempo el menor soltase unos ligeros jadeos y sus pupilas mirasen a varios lados intranquilas por aquella sensación de miedo que le rodeaba. Al mismo tiempo le daba pena y se sentía culpable de comportarse así con el otro, según dijo con él estaba a salvo, y sus palabras parecían ser certeras pero el menor aún era demasiado desconfiado.
A continuación en escucharle y sentir como deshacía aquel contacto llevó de nuevo su mirada hacia el mayor afirmando suavemente con la cabeza mirando a continuación el aseo, luego a si mismo y finalmente de nuevo al mayor afirmando con la cabeza de nuevo muy suavemente sin decir nada de nuevo, realmente ahora estaba muy callado, pero tampoco es que aquello fuera malo.
Miró fijamente a Morio irse de nuevo y atacó a aquel delicioso trozo de tarta que en la mesilla residía de vez en cuando daba algún que otro sorbo a el té y continuaba devorando aquel trozo. Cuando se lo terminó todo dejó los cubiertos y la taza sobre el plato y fue hacia el salón dejándolo todo sobre la mesa. A continuación se acercó al otro mirándole fijamente dirigiendo una de sus manos hacia él, pero el contacto con aquella camiseta a la que iba dirigido nunca llegó a efectuarse y la mano bajó de nuevo – Mo-Kun....no tengo ropa pa-para cambiarme..¿Que hago? ¿Me vuelvo a poner la misma? - Preguntó con aquel tono suave, agudo, infantil e incluso tierno que detonaba el otro. Ciertamente había salido de la tienda sin ningún tipo de maleta, bolsa o una simple muda, solo portaba lo que en ese mismo instante llevaba encima, ni más ni menos, y claro si se duchaba o se ponía aquella misma ropa o iba desnudo y como que aquella sengunda opción estaba más que descartada, así que o el contrario le prestaba algo de ropa o se hacia algo con una sabana o...quizás hubiera alguna tienda aun abierta, hacia tanto que no salía que no tenía tampoco ni idea de los horarios de estas, de todos modos algo era seguro, algo había que hacer.
Mitsuki Maou- Mensajes : 74
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Re: Sanando y... ¿Conociendo? {Priv-Mitsuki}
Se había concentrado en comer los variados platos que se presentaban con tentación ante sus ojos. Comiendo completamente el plato de pasta con albondigas de carne, se limpió lentamente los labios pudiendo ver de soslayo el cuerpo minúsculo acercarse con minuciosidad y volteando a verlo de forma fría observó tal delicadeza con la cual sus manos posaban el plato y la taza encima de la mesa llenas de platos vacíos, aproximadamente unos 5 platos con la mayoría de los vegetales apartados. Sigueindo con su gélida mirada al enanito albino escuchó aquella pregunta y desviando su mirada demostrando su indiferencia hacia esa duda, se puso de pie tomando con brusquedad el bolso y lanzandolo a la cama sacó revolviendo todo el bolso una camisa bastante limpia y dandosela al otro no dijo nada solo lo miraba serio e indiferente y dejándosela se estiró y quitandose la camisa se acostó en la cama boca arriba desordenando sus cabellos en la almohada volteando su cabeza hacia el chiquitín, plantando fijamente sus orbes.
- Puedes ponerte esa camisa para dormir, no creo que el boxer sea necesario... - comentó sin cambiar ni un poco su expresión de enojo volviendo su mirar a la pared recordando que en ese cuarto había una televisión de alta calidad. Esperando a que el otro se fuese al cuarto de baño, y así pasó, se levantó buscando en los cajones una película pues había ordenado unas cuantas y unas un tanto inapropiadas para menores de edad.
Pillando con sus ojos un dvd adecuado a sus gustos la colocó poniendo un poco de volumen pero no mucho para que los vecinos no pensaran muchas cosas sobre lo que estaba sucediendo al lado. Acostandose nuevamente mantenía su atención en la película sobre policías y relaciones entre ellos. El ruído de la regadera se mezcló con los sonidos de los gémidos del dvd que puso el castaño, ahora estaba en la pantalla una escena S&M de un guardia de cárcel con un prisionero, viendose como se exponía bastante el cuerpo de ambos machos, mientras que los ruidos de placer pasaban por las cornetas recayendo en los timpanos del asesino.
- Hmmm... - no es que se aburriese, pero no le excitaba mucho y si se excitaba pues grave problema se tendría que "desahogar" enfrente o al lado del menor y eso no era lo que quería, pues capaz terminaría haciendo cosas indebidas y fuera de su moral. Siguió con los ojos puesto en la patalla, viendo ahora una escena de besos entre los dos protagonistas.
Sentandose, apagó la televisión al escuchar su celular sonar y tomandolo, escuchó lo que tenían por decirle y era que su apartamento ya había sido alquilado y su estancia estaría en una dirección bastante cerca del hotel. Mirando el celular parpadeó lentamente lanzando este en la mesa de noche volviendose a acostar mirando ahora el techo, era divertido verlo... Si es que estabas con ociocidad. Tomó un libro y comenzó a leerlo, viendo que estaba a punto de acabarlo, pero algo le inquietaba... ¡Joder! Era ese criajo encerrado en el baño... ¿Qué hacía que se sintiera tan débil? Era una decepción para él sentirse de aquella manera tan peculiar y muy desorientada de él.
- A la mierda... - dejó el libro en le bolso y caminando hacia la ventana encendió un cigarrillo viendo las luces de la ciudad - Grave error... - musitó para si, exhalando el humo. Tras unas tres caladas, la apagó contra el cenicero y regresando a la cama, encendió la TV para escuchar las noticias, apareciendo el caso del asesinato el cual causó, pero era de alegrarse... Había matado a unos gansters que le habían robado a su jefe varios billones y bueno, por dinero el haría lo que fuese además de la excitación que sentía al matar con sus propias manos. Dejando el canal de noticias se dirigió a la puerta del otro cuarto y tocando la puerta miró la manilla con ansiedad... ¿Qué le urguía? Mear no era - Mitsuki, ¿Ya terminastes? - preguntó serio y un tanto ansioso -
- Puedes ponerte esa camisa para dormir, no creo que el boxer sea necesario... - comentó sin cambiar ni un poco su expresión de enojo volviendo su mirar a la pared recordando que en ese cuarto había una televisión de alta calidad. Esperando a que el otro se fuese al cuarto de baño, y así pasó, se levantó buscando en los cajones una película pues había ordenado unas cuantas y unas un tanto inapropiadas para menores de edad.
Pillando con sus ojos un dvd adecuado a sus gustos la colocó poniendo un poco de volumen pero no mucho para que los vecinos no pensaran muchas cosas sobre lo que estaba sucediendo al lado. Acostandose nuevamente mantenía su atención en la película sobre policías y relaciones entre ellos. El ruído de la regadera se mezcló con los sonidos de los gémidos del dvd que puso el castaño, ahora estaba en la pantalla una escena S&M de un guardia de cárcel con un prisionero, viendose como se exponía bastante el cuerpo de ambos machos, mientras que los ruidos de placer pasaban por las cornetas recayendo en los timpanos del asesino.
- Hmmm... - no es que se aburriese, pero no le excitaba mucho y si se excitaba pues grave problema se tendría que "desahogar" enfrente o al lado del menor y eso no era lo que quería, pues capaz terminaría haciendo cosas indebidas y fuera de su moral. Siguió con los ojos puesto en la patalla, viendo ahora una escena de besos entre los dos protagonistas.
Sentandose, apagó la televisión al escuchar su celular sonar y tomandolo, escuchó lo que tenían por decirle y era que su apartamento ya había sido alquilado y su estancia estaría en una dirección bastante cerca del hotel. Mirando el celular parpadeó lentamente lanzando este en la mesa de noche volviendose a acostar mirando ahora el techo, era divertido verlo... Si es que estabas con ociocidad. Tomó un libro y comenzó a leerlo, viendo que estaba a punto de acabarlo, pero algo le inquietaba... ¡Joder! Era ese criajo encerrado en el baño... ¿Qué hacía que se sintiera tan débil? Era una decepción para él sentirse de aquella manera tan peculiar y muy desorientada de él.
- A la mierda... - dejó el libro en le bolso y caminando hacia la ventana encendió un cigarrillo viendo las luces de la ciudad - Grave error... - musitó para si, exhalando el humo. Tras unas tres caladas, la apagó contra el cenicero y regresando a la cama, encendió la TV para escuchar las noticias, apareciendo el caso del asesinato el cual causó, pero era de alegrarse... Había matado a unos gansters que le habían robado a su jefe varios billones y bueno, por dinero el haría lo que fuese además de la excitación que sentía al matar con sus propias manos. Dejando el canal de noticias se dirigió a la puerta del otro cuarto y tocando la puerta miró la manilla con ansiedad... ¿Qué le urguía? Mear no era - Mitsuki, ¿Ya terminastes? - preguntó serio y un tanto ansioso -
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