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Un encuentro y la excitación de una buena pelea [Privado Génesis]
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Un encuentro y la excitación de una buena pelea [Privado Génesis]
Después de tanto recorrer aquella ciudad asquerosa y llena de personas que solo miraban por sus propios intereses, dándoles exactamente igual lo que pudiese pasarle a los demás así que había decidió salir en busca de algún lugar para entrenar, algo que le sirviera para poder seguir en forma pero no había nada, nada que hacer ni a donde ir y estaba empezando a hartarse y a ponerse de mal humor. Caminó por aquellas calles, totalmente inmerso en sus pensamientos, buscando la forma de descargar toda aquella rabia que sentía por no entender el que por que había vuelto a la vida, que era lo que tenía que hacer para poder encontrar una respuesta a sus preguntas.
Bufó exasperado, con las manos en sus bolsillos y cerrando los ojos mientras erguía aquellas sensuales orejas de gato de color negro al tiempo que movía aquella cola, también negra, con pereza tras su cuerpo. Se echó el cabello hacia atrás y miró al cielo, ya era de noche y las estrellas podían observase a la perfección, sonrió, echaba tanto de menos a Cloud, Aerith y a todos los demás pero, no podía deprimirse ahora, no estaba en él mirar hacia atrás y añorar momentos pasados, había que mirar siempre al frente aunque doliese.
No se dio cuanta en donde hasta que vio una pequeña plaza, estaba vacía y, en parte, no le extrañaba puesto que eran alrededor de las dos o las tres de la madrugada. Suspiró con fuerza y negó levemente con la cabeza mientras miraba el cielo tan negro como el carbón, sin una sola estrellada y de pronto todo el dolor que le ahogada, le asfixiaba salió a flote en grandes oleadas pero no solo había dolor, había también odio y desesperanzan por que estaba en un lugar que no conocía y que no quería conocer y todo le parecía tan confuso. Chasqueó la lengua y desenfundó su espada de detrás de su espalda, cierto era que le suya se la había legado al pequeño rubio pero había conseguido una igual, puede que más grande, gracias a un hombre que vendía armas de todas partes del mundo y entonces sonrió de forma cínica, fiera y desafiante por que necesitaba descargar el odio de alguna manera antes de volverse loco.
Bufó exasperado, con las manos en sus bolsillos y cerrando los ojos mientras erguía aquellas sensuales orejas de gato de color negro al tiempo que movía aquella cola, también negra, con pereza tras su cuerpo. Se echó el cabello hacia atrás y miró al cielo, ya era de noche y las estrellas podían observase a la perfección, sonrió, echaba tanto de menos a Cloud, Aerith y a todos los demás pero, no podía deprimirse ahora, no estaba en él mirar hacia atrás y añorar momentos pasados, había que mirar siempre al frente aunque doliese.
No se dio cuanta en donde hasta que vio una pequeña plaza, estaba vacía y, en parte, no le extrañaba puesto que eran alrededor de las dos o las tres de la madrugada. Suspiró con fuerza y negó levemente con la cabeza mientras miraba el cielo tan negro como el carbón, sin una sola estrellada y de pronto todo el dolor que le ahogada, le asfixiaba salió a flote en grandes oleadas pero no solo había dolor, había también odio y desesperanzan por que estaba en un lugar que no conocía y que no quería conocer y todo le parecía tan confuso. Chasqueó la lengua y desenfundó su espada de detrás de su espalda, cierto era que le suya se la había legado al pequeño rubio pero había conseguido una igual, puede que más grande, gracias a un hombre que vendía armas de todas partes del mundo y entonces sonrió de forma cínica, fiera y desafiante por que necesitaba descargar el odio de alguna manera antes de volverse loco.
Invitado- Invitado
Re: Un encuentro y la excitación de una buena pelea [Privado Génesis]
Tantos años, tanto tiempo alejado de aquellos recuerdos inolvidables. Eran dolorosos, nostalgicos y ante todo oscuros, llenaban su alma de oscuridad con tan solo detenerse a imaginarse cada momento del pasado. Huyó.
Apretó sus puños y dejó que la oscuridad de la noche le engullera, le devorase y le hiciera desaparecer pero nada hacía cortar aquella voz, aquel recital que tantas mentes recordaba en el pasado y que ahora nadie se quejaba de ello, era una tremenda tortura. ¿Donde estaban aquellos momentos?¿Cuándo podría volver a vivirlos?¿Dónde estarían esos dos malditos que siempre acababa por colmar la paciencia?
Sus pasos resonaban en la solitaria calle, aquellas gruesas botas daban un tenebroso eco a cada pisada y camino que formaba. Las palabras salían de aquellos tersos labios como brisa invernal. El libro permanecía abierto y su azulada mirada clavada en el sin fijarse en su camino.
Ese récito era lo único que formaba un suave eco por las calles hasta que en un espacio abierto, junto a un parque, ese eco terminó evaporándose, borrándose junto con el firmamento que le observaba con un oscuro averno.
Su libro cerró y suspiró con desgana, cansado de no escuchar las críticas de aquel platinado o los continuos sermones del más viejo de los tres, el cual era al que más extrañaba, deseaba verle y no sabía donde se encontraba. Por más que le buscaba no encontraba ningún tipo de noticia sobre él y eso hacía que en su interior se derrumbase.
Una mano se llevó al rostro y lo apretó con sus dedos, haciendo lo posible por sacar la imagen de Angeal de su cabeza, era doloroso el pensar y no poder verle después de tanto tiempo, tan angustioso que pareciera morir su alma al recordarle.
Pasó, una vez tranquilizado, al interior de aquel parque, caminando hacia ningún lugar, como si con cada paso intentase borrar cada recuerdo imborrable, ¿extraño verdad? Abrió nuevamente aquel libro y posó sus azuladas orbes sobre este, caminó entre la ligera arboleda que aquel parque tenía, quedando totalmente oculto entre ella por la oscuridad, ignorando cada ruido que a su alrededor ocurriera en esos mismo instantes, tan solo se sumergió en su propio recital.
Apretó sus puños y dejó que la oscuridad de la noche le engullera, le devorase y le hiciera desaparecer pero nada hacía cortar aquella voz, aquel recital que tantas mentes recordaba en el pasado y que ahora nadie se quejaba de ello, era una tremenda tortura. ¿Donde estaban aquellos momentos?¿Cuándo podría volver a vivirlos?¿Dónde estarían esos dos malditos que siempre acababa por colmar la paciencia?
Sus pasos resonaban en la solitaria calle, aquellas gruesas botas daban un tenebroso eco a cada pisada y camino que formaba. Las palabras salían de aquellos tersos labios como brisa invernal. El libro permanecía abierto y su azulada mirada clavada en el sin fijarse en su camino.
Cuando la guerra de las bestias traiga consigo el fin del mundo
La diosa descendera de los cielos
Alas de luz y oscuridad de extension eterna
Nos guiara a la salvacion, su regalo eterno
Misterio Infinito,Es el regalo de la diosa
Buscamoslo, y nos lleva al cielo
Como ondas surgidas en la superficie del agua,
El alma errante sosiego no alcanza
La diosa descendera de los cielos
Alas de luz y oscuridad de extension eterna
Nos guiara a la salvacion, su regalo eterno
Misterio Infinito,Es el regalo de la diosa
Buscamoslo, y nos lleva al cielo
Como ondas surgidas en la superficie del agua,
El alma errante sosiego no alcanza
Ese récito era lo único que formaba un suave eco por las calles hasta que en un espacio abierto, junto a un parque, ese eco terminó evaporándose, borrándose junto con el firmamento que le observaba con un oscuro averno.
Su libro cerró y suspiró con desgana, cansado de no escuchar las críticas de aquel platinado o los continuos sermones del más viejo de los tres, el cual era al que más extrañaba, deseaba verle y no sabía donde se encontraba. Por más que le buscaba no encontraba ningún tipo de noticia sobre él y eso hacía que en su interior se derrumbase.
Una mano se llevó al rostro y lo apretó con sus dedos, haciendo lo posible por sacar la imagen de Angeal de su cabeza, era doloroso el pensar y no poder verle después de tanto tiempo, tan angustioso que pareciera morir su alma al recordarle.
Pasó, una vez tranquilizado, al interior de aquel parque, caminando hacia ningún lugar, como si con cada paso intentase borrar cada recuerdo imborrable, ¿extraño verdad? Abrió nuevamente aquel libro y posó sus azuladas orbes sobre este, caminó entre la ligera arboleda que aquel parque tenía, quedando totalmente oculto entre ella por la oscuridad, ignorando cada ruido que a su alrededor ocurriera en esos mismo instantes, tan solo se sumergió en su propio recital.
No hay odio, solo dicha
Para ti que eres amado por la diosa
Heroe del Alba, Sanador de Mundos
Sueños del manaña tiene el alma trastornada
El orgullo perdido
Las alas quebradas, el fin es cercano
Mi amigo,volando ahora te marchas?
A un mundo que ambos aborrecemos?
Todo lo que le espera es un sombrio mañana
No importa donde los vientos te lleven
Mi amigo, su deseo
Es el que trae la vida, el regalo de la diosa
Si bien el mañana yermo de promesas se halle,
nada habra capaz de impedir,mi retorno
Para ti que eres amado por la diosa
Heroe del Alba, Sanador de Mundos
Sueños del manaña tiene el alma trastornada
El orgullo perdido
Las alas quebradas, el fin es cercano
Mi amigo,volando ahora te marchas?
A un mundo que ambos aborrecemos?
Todo lo que le espera es un sombrio mañana
No importa donde los vientos te lleven
Mi amigo, su deseo
Es el que trae la vida, el regalo de la diosa
Si bien el mañana yermo de promesas se halle,
nada habra capaz de impedir,mi retorno
Invitado- Invitado
Re: Un encuentro y la excitación de una buena pelea [Privado Génesis]
Todo era oscuro, tenebroso, lleno de un dolor inexplicable para él y para su corazón, sentía cosas que nunca había sentido y no pudo más que maldecir a todo y todos por devolverle a la vida de aquella extraña y absurda manera, convertirlo en algo que no era, darle otro imagen a algo que no tenía nombre, color o forma pero que, sin embargo, para él tomaba un sentido cada vez más doloroso, agónico. Negó varias veces con la cabeza, meneando aquella suave y brillante cabellera negra al son de sus movimientos, cerrando fuerte sus ojos y apretando aquella enorme espada en el suelo, clavándola unos centímetros bajo tierra por la fuerza descomunal que poseía. Había ido a aquel lugar a buscar consuelo a un dolor que sabía, no tenía.
Caminó despacio, guardando aquella pesada arma de metal en la funda que había colgada a su espalda, mirando como si fuese la primera vez que lo hacía y, de hecho, era así, por que aquel lugar estaba muy lejos de ser su hogar, de ser la tierra donde nació y donde conoció a las personas que cambiaron su vida para siempre. Y la noche lo tragó en cuanto avanzo por aquella pequeña y alejada arboleda, la oscuridad parecía engullirlo pero, extrañamente, así consiguió sentirse en paz consigo mismo. Un suave susurro llegó a su agudo oído, sus orejas se alzaron, buscando la localización de aquellos sonidos, el sonido de unas pasos que le había sacado de su ensoñación, que le había causado curiosidad y que ahora seguía entre la espesura de aquellos árboles.
Y de pronto sus ojos se abrieron al máximo al escuchar aquella voz suave, lejana y etérea recitar aquello que solo en sueños había podido volver a escuchar y una alegría casi insana se apoderó de él, su corazón latiendo con una fuerza desmesurada y furiosa, golpeando su duro pecho fuertemente, casi que pensó que saldría de éste, fuertes “Tun tun, Tun tun” era lo único que escuchaban sus oídos a parte de aquella voz. Y, como si algo se activase dentro de él, sus piernas corrieron con fuerza en busca de aquella voz que el viento le traía a lo lejos, para, seguramente, atormentarlo mucho más de lo que ya estaba siendo torturado por su propia y corrompida mente. Su respiración se volvió irregular a medida que avanzaba y llegaba a su objetivo, haciéndose cada vez más clara aquella voz susurrante, taladrando sus oídos de forma dulcemente dolorosa. Y la oscuridad se hacía cada vez más densa hasta que parecía como si quisiese ahogarlo, hundirlo en ella y que no saliese nunca más por que ese es lo que su corazón sentía: Oscuridad, dolor, un odio tan aterrados como asfixiante por todos esos sentimientos que siempre quiso destruir y que no le dañasen más pero que jamás pudo aniquilar, ingenuamente creyó, que alguna vez moriría esto que sentía por él, que su alma volvería a ser libre como siempre fue y que lo que estaba sintiendo desaparecería para siempre como el viento que se lleva las hojas que han caído al suelo, viejas y sin poder resistir más el paso cruel del tiempo.
Y entonces le vio, a lo lejos, recitando aquel maldito libro que siempre llevaba consigo, y sus ojos se afilaron, se entrecerraron y cogieron aquel tinte entre juguetón y malicioso, perverso y sensual que siempre ponía cuando le veía pero, ¿por qué estaba él aquí?, muchas preguntas y pocas respuestas que necesitaba que fuesen contestadas por que él necesitaba saber para qué había vuelto a poner sus pies sobre la tierra si se supone que debería ser parte de la corriente vital, que debería estar protegiendo a sus amigos junto a Aerith. Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas.
- Génesis … - murmuró, sabiendo que le había escuchado.
Caminó despacio, guardando aquella pesada arma de metal en la funda que había colgada a su espalda, mirando como si fuese la primera vez que lo hacía y, de hecho, era así, por que aquel lugar estaba muy lejos de ser su hogar, de ser la tierra donde nació y donde conoció a las personas que cambiaron su vida para siempre. Y la noche lo tragó en cuanto avanzo por aquella pequeña y alejada arboleda, la oscuridad parecía engullirlo pero, extrañamente, así consiguió sentirse en paz consigo mismo. Un suave susurro llegó a su agudo oído, sus orejas se alzaron, buscando la localización de aquellos sonidos, el sonido de unas pasos que le había sacado de su ensoñación, que le había causado curiosidad y que ahora seguía entre la espesura de aquellos árboles.
Cuando la guerra de las bestias traiga consigo el fin del mundo
La diosa descenderá de los cielos
Alas de luz y oscuridad de extensión eterna
Nos guiara a la salvación, su regalo eterno
Misterio Infinito,Es el regalo de la diosa
Buscamoslo, y nos lleva al cielo
Como ondas surgidas en la superficie del agua,
El alma errante sosiego no alcanza
La diosa descenderá de los cielos
Alas de luz y oscuridad de extensión eterna
Nos guiara a la salvación, su regalo eterno
Misterio Infinito,Es el regalo de la diosa
Buscamoslo, y nos lleva al cielo
Como ondas surgidas en la superficie del agua,
El alma errante sosiego no alcanza
Y de pronto sus ojos se abrieron al máximo al escuchar aquella voz suave, lejana y etérea recitar aquello que solo en sueños había podido volver a escuchar y una alegría casi insana se apoderó de él, su corazón latiendo con una fuerza desmesurada y furiosa, golpeando su duro pecho fuertemente, casi que pensó que saldría de éste, fuertes “Tun tun, Tun tun” era lo único que escuchaban sus oídos a parte de aquella voz. Y, como si algo se activase dentro de él, sus piernas corrieron con fuerza en busca de aquella voz que el viento le traía a lo lejos, para, seguramente, atormentarlo mucho más de lo que ya estaba siendo torturado por su propia y corrompida mente. Su respiración se volvió irregular a medida que avanzaba y llegaba a su objetivo, haciéndose cada vez más clara aquella voz susurrante, taladrando sus oídos de forma dulcemente dolorosa. Y la oscuridad se hacía cada vez más densa hasta que parecía como si quisiese ahogarlo, hundirlo en ella y que no saliese nunca más por que ese es lo que su corazón sentía: Oscuridad, dolor, un odio tan aterrados como asfixiante por todos esos sentimientos que siempre quiso destruir y que no le dañasen más pero que jamás pudo aniquilar, ingenuamente creyó, que alguna vez moriría esto que sentía por él, que su alma volvería a ser libre como siempre fue y que lo que estaba sintiendo desaparecería para siempre como el viento que se lleva las hojas que han caído al suelo, viejas y sin poder resistir más el paso cruel del tiempo.
No hay odio, solo dicha
Para ti que eres amado por la diosa
Héroe del Alba, Sanador de Mundos
Sueños del mañana tiene el alma trastornada
El orgullo perdido
Las alas quebradas, el fin es cercano
Mi amigo,volando ahora te marchas?
A un mundo que ambos aborrecemos?
Todo lo que le espera es un sombrío mañana
No importa donde los vientos te lleven
Mi amigo, su deseo
Es el que trae la vida, el regalo de la diosa
Si bien el mañana yermo de promesas se halle,
nada habrá capaz de impedir, mi retorno
Para ti que eres amado por la diosa
Héroe del Alba, Sanador de Mundos
Sueños del mañana tiene el alma trastornada
El orgullo perdido
Las alas quebradas, el fin es cercano
Mi amigo,volando ahora te marchas?
A un mundo que ambos aborrecemos?
Todo lo que le espera es un sombrío mañana
No importa donde los vientos te lleven
Mi amigo, su deseo
Es el que trae la vida, el regalo de la diosa
Si bien el mañana yermo de promesas se halle,
nada habrá capaz de impedir, mi retorno
Y entonces le vio, a lo lejos, recitando aquel maldito libro que siempre llevaba consigo, y sus ojos se afilaron, se entrecerraron y cogieron aquel tinte entre juguetón y malicioso, perverso y sensual que siempre ponía cuando le veía pero, ¿por qué estaba él aquí?, muchas preguntas y pocas respuestas que necesitaba que fuesen contestadas por que él necesitaba saber para qué había vuelto a poner sus pies sobre la tierra si se supone que debería ser parte de la corriente vital, que debería estar protegiendo a sus amigos junto a Aerith. Demasiadas preguntas, muy pocas respuestas.
- Génesis … - murmuró, sabiendo que le había escuchado.
Invitado- Invitado
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