Opaco carmesí [Priv. / +18]

Me sonroje aún mas de lo que estaba cuando escuche ese hermoso gemido que emitia la dulce chica abajo mio... era tan hermoso "No te disculpes... me gusta ... escucharte es lindo..." murmure, consiente de que sus gemidos provocaban los mios.

"¿Hacerme algo....?" pregunte incrédulo, realmente nunca habia perpetuado ningun acto como este antes, no por ser un demonio tenia que ser perverso o algo similar... como antes, mi informacion se basaba en libros... algunos bastante gráficos, sobre biologia...

"Lo que tu... quieras... lo que tengas ganas de hacer...." le sonrei tímido... ¡no podia creerlo! ¡YO estaba siendo timido! Eso era extraño y fuera de caracter... pero con Sambre... no me importaba, yo la queria a ella...

La frase tan directa no era de esperar, pero su mirada tan tímida me daba alegria, me gustaba ver esa hermosa inocencia... y ya queria arrebatarsela... "Muchas cosas ¿he? me gusta como suena... empieza por lo que mas te guste... yo hare igual..." le susurre al oido las ultimas palabras.

Mis toques se fueron desplazando por el cuerpo de la chica, recorriendo cada centimetro de piel, tocando sus senos con delicadeza, dejando una ligera marca de arañazo en su fragil piel. Cada ves mis manos desendian mas y mas por el cuerpo de la chica, tocando sus piernas, su cintura, sus senos, sus hombros y todo el camino denuevo.

Okey... la chica invierto las posiciones ¡Cada segundo me enamoro mas de ella! Me gustan las chicas que saben lo que quieres... y ella si que lo sabe... pero, ¿como espera que la guien si yo no sé que hacer? Los humanos y sus primeras veces deben ser estresantes... en cambio, a mi me gusta...

"Pues... ¿que tal si... te sientas un poco mas abajo, amor?" le sonrei con mis dientes en punta de oreja a oreja, mis ojos agudizados y dándole un rápido guiño. Posé mis manos sobre su cadera "Quiero entrar en ti y tu lo vas a hacer... tu vas a dejarme entrar...." le demande, casi con la misma forma frontal que ella antes, pero mi sonrisa aumentaba hasta un punto en parecer digna de ser de un demonio.

Vi con atención los movimientos de la chica y como sostuvo entre sus manos aquella parte mia que ni yo se como se llama, pero que los humanos masculinos tienen... creo que eso no lo lei antes...

Pero mi momento de atención se vio bruscamente interrumpida cuando la chica me dejo entrar, como yo le habia pedido. Una ráfaga de placer se desplazo por todo mi cuerpo con cada movimientos de sus caderas, era tan... exitante, era una sensación que nunca habia llegado a sentir y sin embargo... se sentia tan bien...

Para complementar sus movimientos, yo mismo empesé a mover mis caderas, aumentando la velocidad de lo que ella venia haciendo y mis manos se posaron sobre sus senos para masajearlos mas violentamente que antes....

Recogiendo la mayor parte de mi fuerza, volvi a invertir nuestars posisiones, realmente no sé como lo hice, ¡pero lo logré! dejando a la chica bajo mi cuerpo otra vez mientras la penetraba cada vez ams rápido, pero procurando tener cuidado de no lastimarla.

A medida que sus gemidos aumentaban los mios iban en aumento de forma proporcional a los suyos. Era un placer inevitablemente sensacional y me agradaba mucho mas el hecho de que ella fuera quien me proporcionara aquella sensacion.

"Cuando juegas... con un demonio... todo se vale..." le murmure entrecortado con mi respirasión, aun con aquella sonrisa que pude notar que a Sambre le gustaba.

En el mismo momento en que ella invierto posisiones otra vez conmigo, iba a protestar pero algo me detuvo de forma repentina y fue un placer enorme al sentir su dulce, tierna y suave lengua en aquel lugar tan sensible "Eso... me gusta..." dije en tono bajo, sonrojado hasta no poder mas "Ahora, me toca... a mi..." le sonrei otra vez.

Tome a la chica de los hombros y la empuje en la cama, luego baje hasta su entrepierna y estiré mi lengua hasta imitar la propia penetrasion que hacia unos minutos habia hecho. Como demonio, tengo una lengua larga y movedisa, como serpiente, por eso imagine que aquello le gustaria mucho a mi hermosa chica.

Dando por finalizada mi acto con mi lengua me sente frente a la chica, yo tambien estaba algo agitado y aun asi no me encontraba cansado, queria seguir y lo iba a hacer. Y en eso mi princesa efectuo su tierna pregunta.

Le sañale que se diera vuelta, quedando de espaldas a mi y luego la senté sobre mi, yo tambien sentado, y asi la penetraba mientras mis curiosas manos masajeaban otra vez sus senos.

Su piel era tan hermosa, tan suave... mis manos adoraban tocar aquella belleza encarnada, me sentia muy a gusto con ella, no solo por el placer que provocaba el acto que efectuabamos, sino tambien por estar con ella en sí.

Cuando entré a ese café, jamas espere encontrarme con una persona como ella, jamas pensé que me enamoraria a primera vista como un tonto adolesente humano y aun asi, eso fue lo que paso y estaba muy a gusto con esa situacion.

"Te ... amo... eres muy... especial para mi..." le susurre al oido entre gemidos y luego me dispuse a lamer el lobulo de su oreja, moviendo mi cuerpo bajo el suyo y masajeando sus senos con mis manos y garras.

Bese apasionadamente a mi bella compañera, aun sentia rafagas cada vez mas fuertes de placer recorrer mi cuerpo, como fuertes choques electricos que solo causaban gusto.

"¿Cuanto aguantan?" pregunte con un poco de dificultad, tratando de conseguir el oxigeno que necesitaba para respirar. "Pues la verdad... yo no.. no lo sé... esta es... mi primera vez..." intente explicarle aun con ligeros gemidos de placer tratando de salir entre mis palabras.

"Pero si gustas... esta noche lo averiguamos" dije mas confiado denuevo con mi sonrisa de dientitos en punta. Mientras una de mis manos bajaba lentamente hasta poder tocar el clitoris de ella y hacerle sentir el doble de lo que ya sentia... su placer era el mio...

"¿Perverso?" pregunte, entre pequeños gemidos... en ese momento no se me ocurria nada que pudiese categorizar como perverso... quizas deberia hacer pequeños juegos de demonio... sonrei ante la idea...

Un fuego negro volvio a envolver mi cuerpo, pero cuando desaparecio, yo ya no era el mismo, mas bien era una version femenina de mi mismo. Voltie a mi compañera y nos quedamos frente a frente, yo sonreia como un jugueton gatito observando un sabroso canarito.

"Ahora viene lo bueno... que mejor que dos chicas... ¿no?" rei como hiena salvaje y mis sonrisa diabolica envolvio mis facciones. Ahora que tenia a mi bella Sambre frente a mi volvi a frotar sus senos, pero esta vez con mi lengua, masajeando con suavidad el borde de estos.

Y mis curiosas manos, a falta de un miembro, entraron en la chica, tres de mis cinco dedos y esperaba que fuesen mas muy pronto...

Me detuve de jugar con mi lengua viperina para mirarla a los ojos con una sonrisa tan lasiva como la mismisima lujuria encarnada. "Pues veras... puedo poner los cinco si asi gustas... pero seguire con cuatro y mientras mas te abras a mi, mas pondré...." sonrei ante la idea de una mucho mayor apertura de su parte.

Con una de mis manos coloqué la suya sobre mis senos recientemente adquiridos, no eran la gran cosa... eran mucho más pequeños que los de ella y sin embargo eran cómodos. "Masajealos... ahora las ordenes te las daré yo, mi dulce princesa..." le susurré al oido, mientras lamia suavemente su oreja.

"Tu eres el ángel más bello que he visto... y eres una mortal, lo que te hace más perfecta.... eres hermosa... pero prometeme.... que siempre serás así conmigo, como ahora... enteramente mia... no lo olvidaras al amanecer..."