Un encuentro repentino [Privado]

por Invitado Vie Oct 15, 2010 8:42 am

Era una noche algo oscura, perfecta para poder realizar aquello por lo que había ido a aquella ciudad. Sus ojos brillaban con el halo del sadismo y la perversidad mientras que una sonrisa insana adornaba sus finos labios y, aunque el ruido ensordecedor de la ciudad era un tanto irritante aquella noche, en su cabeza solo se escuchada el ruido de la carne al ser cortada, de los gritos de sus víctimas ahogados por sus labios. Todo, en sí, era perfecto para él.

Por fin, la luna iluminó levemente el escenario en donde el moreno se encontrada, un escenario por demás espantoso: él, de pie y en medio de un enorme charco conformado por sangre, sangre que salía de tres cuerpos a unos metros más adelante. Sus músculos podían verse perfectamente al haber sido la piel desgarrada y sus gargantas habían sido cercenadas.

- Saaaa hoy es una noche perfecta y espléndida, si, si, si, si jajajajaja – rió suavemente, de forma escalofriante mientras pasaba el filo del fino cuchillo por su mejilla, manchándola de sangre, aun cuando su cuerpo y ropas ya estaban lo suficientemente llenas de aquel líquido carmesí.

Cerró los ojos y los volvió a abrir, una de sus orbes era de color azul eléctrico, algo que antes no se había podido apreciar debido a la oscuridad y, mientras se daba la vuelta haciendo hondear su larga chaqueta de negro cuero, guardó el cuchillo en la funda que llevaba en el muslo y se puso a andar por las calles desoladas, a esas horas de la noche no era muy común ver gente en la calle, menos aún con el frío que hacía. Caminó durante varias horas, aun siendo Yami, no quería dejar salir aun a su “protegido”, era un muchacho débil, carnada fresca para demasiados lobos.

- No dejaré que te hagan daño – susurró siniestramente, pero con algo parecido a la ternura. Claro, que viniendo de él, era algo que no podía saberse.

por Invitado Vie Oct 15, 2010 5:57 pm

Molesto tras un día de absurdas discusiones con los compañeros de trabajo, salió de aquel llamativo lugar acomodando sus larga y fina gabardina que resbalaba por uno de sus hombros debido al fresco viento de la noche, su tiempo residiendo en ese lugar ya había sido bastante desgastante, seguro hasta había perdido unos kilos de más, ser un escritor no era una tarea fácil, entregar los escritos en forma y tiempo, estar soportando las críticas de los editores y las absurdas teorías del color en cuanto a la nueva portada.

Hubiera elegido otra profesión al ser desterrado de su reino, una que le fuera de su agrado y que no tuviese que estar soportando la compañía de imbéciles que tan solo se basaban en novelas rosa y cuentos de hadas, siendo que la realidad era muy diferente, sin embargo tenía una promesa que cumplir, limpiar su alma y su reputación, aquellos crímenes que había cometido en su reino eran de temerse y dignos para que ahora estuviese muerto, pero si no hubiera sido de esa forma ahora aquel reino que cuido por tantos años estaría en la miseria.

Suspiro de forma profunda llegando por fin al lugar en donde lo había estacionado, un auto carmín deportivo, de una marca reconocida por su gran lujo y la cual no cualquiera podría poseer, quitó el seguro del auto pero cuando levanto la mirada observó algo que llamó su atención, un chico, el cual estaba...solo y quizá ¿Herido?, la noche ya estaba bastante avanzada para que un menor estuviese es esas condiciones y por esos rumbos, si se debiera a su verdadera naturaleza le hubiera dejado en ese lugar y que el patético destino del chico decidiera que sería de su vida, sin embargo eso debía de cambiar para recuperar lo que anhelaba.

Cerro nuevamente el auto dirigiéndose al menor con cautela, tan poco debería de confiarse ya que tenía muy claro que las apariencias engañan, por lo que metió su mano dentro de la gabardina tomando el mango de un arma que ocultaba en ese sitio..-Hei..-Dijo para llamar su atención guardando aun su distancia con el menor. -¿Te encuentras bien?. ¿Necesitas Ayuda?..-Dijo son falsa preocupación manteniendo la guardia en alto

por Invitado Vie Oct 15, 2010 6:21 pm

Se paró en se seco cuando alguien le habló, a él, pobre idiota que se pensaba que ÉL necesitaba ayuda pero, quizás, podría sacar algo bueno de todo ya que tendría a alguien más a quien matar aquella noche. Una víctima fortuita, sería un verdadero regalo para su alma perturbada. Se dio la vuelta despacio, mostrando una pequeña y falsa sonrisa de medio lado al tiempo en que sus ojos bicolores se fijaban en el cuerpo contrario. Se relamió sutilmente y se encogió un poco más en su abrigo, simulando un frío que ni de lejos sentía. Él no era capaz de sentir.

- Lo cierto es que me he perdido – le dijo con voz suave e inocente. Si pudiese vomitaría del asco que le daba hablar así y, aun más, comportarse como un niño bueno y estúpido, pero, si se quiere algo hay que sufrir para poder lograr, desde luego, si no luchabas la caza no tenía gracia y si tu presa no se resistía. ¿Qué gracia tenía matar a alguien?, no significaba ningún reto matar al pobre.

Sus ojos brillaron de forma espeluznante mientras aquella orbe de color azul eléctrico brillaba aun más que su compañera, parecía tener un brillo propio, pero también parecía guardar una gran oscuridad en su interior. Frunció levemente el ceño, con su “protegido” gritándole en la cabeza que no matase más, era un poco difícil concentrarse para poder pensar con calma. Bueno, a la mañana siguiente el niño ni se acordaría, así que daba igual lo que dijese.

-¿Podría llevarme a casa, señor? - le preguntó mientras sonreía suavemente, dios, que asco le daba todo aquello, pero pronto tendría su recompensa, solo un poco más y ya estaría todo arreglado. Además de que podría seguir satisfaciendo su necesidad de segar vida inocentes, aunque sus vícitmas nunca eran inocente ya que siempre había algo que las había hecho pecar en el pasado. Miró al chico, era más grande que el mismo y seguramente mayor en edad, era atractivo, desde luego, pero no se lanzaría a sus brazos como una damisela en apuros, por el contrario, el que estaba en apuros era el guapito de cara que había tenido la mala suerte de cruzarse con él.

Sonrió un poco más, saboreando el inminente bocado que sería poder matar a alguien como aquel chico ... Hombre, más bien. Se relamió de nuevo, arreglando su cabello, echándoselo hacia atrás para que no molestase en el interesante panorama que era aquel homre, aunque, bueno, que llevas una mano en el bolsillo de su cazadora indicaba que no era ningún imbécil que se dejaba engañar por chicos monos. ¿Qué?, él era mono, pero macabramente mono.

por Invitado Vie Oct 15, 2010 8:26 pm

Tenía una muy delicada silueta, y un aura sospechosa, un pequeño demonio que rondaba en las frías noches buscando victimas, sonaba excelente como un tema de novelas, pero no tenía la completa seguridad de que algunas de esas criaturas existieran, sin embargo tenía algo muy en claro…aquellos demonios siempre habitan dentro del alma humana, no existía a eso que llaman pureza...tal vez aquel hermoso rostro era tan solo una máscara, por lo que no pudo evitar sonreír de forma ladina.

¿Pensaba que era un idiota?, podía observar bastantes cualidades en el chico, era peligroso, pero ¿por qué simular miedo cuando no lo tenía?, quizá eso era lo que deseaba pero para él era completamente irrelevante, lo único que necesitaba era tener suma precaución con su acompañante, no se debería confiar, sus ojos reflejaban lo contrario a sus palabras y angelicales rasgos, un lobo vestido de cordero, pensó al no despegar su mirada de la contraría.

Asintió al escuchar sus palabras, quizás esa noche se tornaría bastante interesante al contrario del aburrido tiempo que había estado en ese lugar, pensó en que todo el tiempo perdido se podría recuperar en un instante, llevó el arma a la orilla de su pantalón la cual se mantuvo firme y así quitó su gabardina para ponerla sobre los hombros del chico y que se le quitase un poco el frió, sabía que ese delicado cuerpo necesitaba un poco más de protección de la que se le debería dar a un chico normal.

-Por supuesto..-Dijo como si no le importara acercándose de forma peligrosa a su rostro y así poder apreciar sus facciones con mayor detalle, sangre...era lo que había sobre ella, era encantador el hecho de que el inocente chico era en realidad un asesino…Pensó, más no estaba seguro, era tan solo una suposición, ya que..el también era uno, con la ayuda de su dedo pulgar limpio algunos rastros de esta dejando escapar una pequeña risilla ante ellos..-¿Qué es lo que te sucedió?, ¿Caíste?..-soltó su rostro al ver que se encontraba un poco más limpio, incorporándose y volviendo a tomar esa erguida y elegante postura.

Sabía que los rostros lindos siempre eran los más peligrosos, por lo que continuaría dudando hasta el final, además de que la situación en la que amos se encontraban, una noche fría en la que la calma reinaba en los alrededores, y el suave resonar de sus zapatos era el que se escuchaba en eco al acercarse al menor..-Entonces será mejor que nos demos prisa... ¿tienes a un lugar especial al cual ir?..-extendió su mano mostrándole el camino al auto, esperando a que el menor diera el primer paso, no era tonto así que el primero que movería las piezas del juego sería el chico…porque sabía que el que hacía el primer movimiento...nunca era el ganador…

por Invitado Dom Oct 24, 2010 12:43 pm

Aquello era interesante, interesante y asqueroso a partes iguales, ¿como aquel hombre se tomaba tantas confianzas para con él?, ¿que le pasaba?. Sus orbes bicolores refulgieron peligrosamente y de forma feroz, notando como el hombre le estudiaba: sus reacciones, sus gestos y acciones, hasta lo que creía ver en sus ojos. Notó el peso extra, el como se acercaba y depositaba sobre sus hombros aquel abrigo tan grueso y cálido, su cuerpo tiritó inconscientemente, si, por lo visto tenía frío y él no se había dado cuenta. Pero de todas formas iba a matar a aquel hombre por creerse su salvador de turno; hizo una mueca sardónica sin que el otro le viese, meditando sobre la mejor forma de matarlo, estaba decantándose por apuñalarle debido a que aun llevaba su hermosa daga encima, seguro que aun estaba salpicada con sangre.

Asintió aparentemente contento ante las palabras del mayor pero, al notarle tan repentinamente cerca su rostro se torno serio y su cuerpo se tenso, como a punto de saltar al ataque, cerró uno de sus ojos cuando el castaño recorrió con su pulgar su mejilla teñida de sangre, apretando los puños para contener las ganas de saltarle encima y rajarle la garganta al cretino ese por atreverse a tocarle. Con una sonrisa realmente forzada y un pequeño tic, arqueó una ceja y habló con voz suavemente amenazante - Algo … Así.

Respondió ya totalmente furioso, apretando los puños, miró a aquel hombre con rencor ya palpante mientras le veía alejarse de él, irguiéndose en todo su esplendor, mostrándole un cuerpo a la vista fuerte y bien formado muy diferente al suyo, que era esbelto pero de apariencia frágil. Eso no lo soportaba, tener un cuerpo tan delicado le daba asco. Chasqueó la lengua, siguiendo la extremidad del otro con la vista – No, estoy solo, no tengo ningún lugar al cual regresar – le dijo con aparente melancolía, era cierto que no tenía un lugar establecido, iba de aquí para allá, viviendo de hoteles y habitaciones alquiladas. Entrecerró los ojos y avanzó hasta el coche del castaño, con éste tras él, cosa que no le gustaba un pelo – Espero no le importe llevarme a un hotel que hay por aquí cerca mi … Trabajo no me permite pagar un piso – mentira, estaba forrado y nadaba en pasta, pero el tipo ese no tenía por que saberlo. Su mente empezó a maquinar planes para poder matar a aquel tipo y largarse a hacer otras cosas, aun tenía muchos trabajos que acabar y mucha gente a la que visitar, su paciencia tenía un límite y el suyo estaba siendo rebasado rápidamente por aquel hombre del cual, ni el nombre sabía. Pensando un momento, pensó que era buena idea saber, al menos, el nombre del pobre diablo que iba a perecer entre sus manos - Neee ... ¿Como ... Como te llamas?

Preguntó en tono suave, haciendo una mueca en cuanto pronunció aquellas palabras tan débiles y tímidas. Dios, estaba harto de parecer un niñato desvalido.

por Invitado Lun Oct 25, 2010 7:21 pm

Nunca se había tomado tantas molestias por un desconocido, pero algo le obligaba a hacerlo, solo estaba viendo por sí mismo, quería tomar nuevamente aquello que le había sido arrebatado, y que mejor que adoptar a un pequeño gatito abandonado, aquella obra de caridad le daría muchos puntos a su favor, un ser tan egoísta como el debería ir directo al infierno, siempre usando a los demás para su beneficio, era todo un tirano, y estaba consciente de ello, de hecho le parecía sumamente satisfactorio aquel hecho, desde el momento en el que lo vio su mente trabajó rápidamente, sabía qué hacer, se mente ya estaba planeando aquel siniestro plan, sería su pequeño conejillo de indias su “protegido”, fungiría como su tutor personal ya que era un joven bastante culto y capaz de transmitir sus enseñanzas a cualquiera que lo necesitase, después de ello...aun no lo tenía muy seguro, pero no podía negar que sería divertido que le mostrara su verdadera naturaleza.

-Interesante, pues creo que deberías tener más cuidado, ya que las calles en estos días son bastante peligrosas, y más los bandoleros y asesinos a sangre fría, ahora no necesitan pretexto alguno para hacer correr la sangre de inocentes…basta con un cortes saludo, o puede que sea algo más simple, ¿una mirada quizá?, esa es una de las tantas razones por las que un pequeño y frágil chico como tú no debería exponerse en tan altas horas de la noche y sin compañía..-Le vio serió su mirada era casi inexpresiva, algo le decía que estaba jugando con fuego..aun que aquel retorico pensamiento resultase a la inversa en un futuro no muy lejano

-Eso es bastante triste, ¿Quién se atrevería a abandonar a un hermoso chico como tú en las calles? Que tonto fue el que te dejo en libertad y más así, tan desprotegido..-en sus adentros estaba muriendo de risa, eso era tan falso que le era sumamente cómico, el comportarse de una forma tan hipócrita, debería de parar, ya no quería que aquellos “cumplidos” alejarán a su nueva presa, además un poco de compañía no le haría nada malo, quizá hasta podría…llegar a algo más…al pensar aquello no pudo evitar que en sus labios se dibujara una ladina sonrisa.

-No podría dejar que un chico como tu se quede en un hotel barato, no es un sitio para ti, si no hay problema hay muchas habitaciones vacías en mi humilde hogar, espero que no lo tomes a mal, pero me gustaría llevarte ahí, si lo deseas solo puedes pasar la noche o quedarte ahí hasta que reúnas el dinero necesario para poder alquilar un buen piso o quizá hasta una casa..-Fue a su lado abriendo la puerta del auto y dándole el paso dentro de este, cerrando con cortesía la puerta y dirigirse de inmediato al sitio del conductor y adentrarse en el auto, cerró la puerta acomodándose en el asiento y ver al chico para responder su pregunta..-Mi nombre es Valdrigue Van De Kamp, pero me puedes decir Vald, no me agradan en absoluto las formalidades, pero ya que estamos adentrados en el tema…¿podría saber cuál es tu nombre?..-le vió fijamente tomando el cinturón de seguridad del chico para colocarlo y que no se moviese, “Temía” el hecho de que hubiera sufrido alguna herida grave…-¿Crees que sea necesario llevarte a alguna clínica?, así podríamos descartar muchas incógnitas sobre tu estado de salud..-espero su respuesta sin despegar su mirada de la ajena.

por Invitado Miér Oct 27, 2010 10:14 am

Aquel hombre estaba empezando a tocarle mucho los cojones, de cuando acá el permitía semejantes confianzas hacía su persona, si el cretino ese supiese que él era uno de esos asesinos, bueno, supuso que aquellas palabras quedarían atragantadas por su sangre; no pudo evitar que una sonrisa un tanto sádica apareciera en sus labios finos y carnosos. Le había llamado frágil, le había llamado pequeño y eso, era algo que no estaba dispuesto a tolerar por nada ni por nadie, su mirada se oscureció hasta tomar tintes negros y su iris azul eléctrico, brillando de una forma tan oscura y casi sobrenatural, se mantenía fija en el mayor, estudiándole y preparando en su mente la forma de matarle, de acabar con ese impertinente bastardo que le tachaba, literalmente, de débil.

Meneó la cabeza, sintiendo, escuchando e intentando acallar la voz de su "protegido", la cual, incesante, le gritaba en la cabeza y taladraba sus tímpanos, exigiéndole que no matase a aquel "pobre hombre que no había echo nada malo". Chasqueó la lengua con desdén mientras intentaba sonreirle a aquel hombre - Bueno, señor, realmente no lo sé y me gustaría no saber nunca lo que hace esa clase de personas. Prefiero mantenerme al margen de las malas compañías o de peleas. Rezo siempre para que no me pase nada malo - Vomitaría, lo haría, de verdad. ¿Rezar?, ¿él? ... ¡Arg! que horror, que ... Arg, como había podido decir eso, en serio, sentía en la boca el mismo sabor que se queda en la garganta después de vomitar.

- ¿Triste? - inquirió como su no supiese de lo que estaba hablando pero, en verdad, su mirada seria y estoica se mantenía muy fija en la castaña del muchacho - Bueno, no me consideró hermoso, pero gracias por el cumplido, y, créame, yo no me consideraría desprotegido – rió suavemente, aunque con un tono más bien siniestro. Miró al castaño con una pequeña sonrisa mientras avanzaban hasta el coche, entrando en él y escuchando a su vez al hombre, riendo internamente por la avalancha de hipocresía que seguramente soltaba aquel hombre. ¿A quien carajos le preocupa la seguridad de nadie hoy en día, y más, en Tokyo? - Es muy amable de su parte, señor. Muchas gracias, lo tomaré en cuenta, y, si es tan amable de enseñarme su casa, no diré que no.

Le dijo antes de que cerrase la puerta, acomodándose él en el asiento, viendo como se metía en el auto y, “cortesmente”, le abrochaba y ajustaba el cinturón mientras se presentaba. Ahora, era su momento, el momento que estaba esperando para degollar a aquel hombre por impertinente. Con una mueca sardónica, le mantuvo la mirada, con sus ojos brillando con aquel brillo de demencia que siempre se cernía sobre él todos y cada una de las noches desde que “despertó” por segunda vez. Con una sonrisa sensual, una mirada felina y movimientos fluidos, su delicado cuerpo se vio desprovisto rápidamente del cinturón, haciendo que sonase un pequeño clack. Con toda el descaro del mundo se montó sobre las caderas del otro, sonriéndole con lascivia, apoyando las manos en el fuerte y esculpido pecho.

- ¿Sabes?, me has echo enfadar, cariño, y yo no tolero que me hablen como tú lo has echo. Tachándome de frágil y pequeño – le hablaba en susurros suaves pero amenazantes, haciendo presión con las uñas a medida que hablaba – Vas a morir hoy aquí, Valdrigue Van De Kamp – le siseó furiosamente y, de un rápido movimiento, sacó su daga del su fundo y la apoyó contra la garganta del castaño, acercando su boca a la del otro – Te mataré, bastardo engreído.

por Invitado Lun Nov 01, 2010 8:05 pm

Aquella situación se tornaba interesante, aquel juego de miradas le resultaba exótico, aquellos penetrantes ojos, su color era hermoso y su brillo inigualable, si no tuviera auto control lo hubiera tomado desde hace un rato, cuando algo le gustaba no dudaba en tenerlo de inmediato ya que todo lo que el quisiese, todo lo tendría sin importar el costo.

-Hun, entonces eres un buen chico, el que cualquier padre quisiera tener en sus hogares..-Odiaba comportase así, aquel chico de cierta forma le seducía y no podía hacer nada, sentía una cierta impotencia, amaba aquellos jóvenes los cuales desbordaban inocencia pero este tenía algo especial..algo que no concordaba en absoluto con su apariencia, una falsa inocencia, eso era quizá..a pesar de estar inmerso en sus pensamientos lograba captar lo que decía..-por mi no hay ningún problema, podrás quedarte el tiempo que desees en mi hogar..

-¿Amable?, te agradezco que digas eso, me gusta ayudar a las personas, y por supuesto no podría dejar a un chico en esta clase de peligrosas situaciones..

Estaba sumamente sorprendido por la situación en la que se encontraba, nunca pensó que aquel chico sería un arma de dos filos, pero eso tan solo le incitaba a continuar, a querer ser el dueño de aquella extraña criatura que estaba sobre él, ¿Qué clase de persona era en realidad? Aquel chiquillo aparentemente inocente, se relamió los labios, y aquella amable sonrisa se volvía una desquiciada, una con la cual aquel chico le podría ver en un futuro..-Mátame..-dijo en un reto mientras en un rápido movimiento posó la punta de un arma sobre la nuca del menor..-O, yo lo haré en su lugar..-dejó un suave beso en aquellos suaves labios, el cálido aliento del chico le hipnotizaba, he ahí la razón por la cual seguro muchos caían en su perfecta trampa..¿Quién en su sano juicio rechazaría cualquier oferta de un chiquillo como ese, una tez pálida y porcelanizada unos ojos que te incitaban al pecado, aquella fina silueta incitándote a ¿protegerle?

-Quieres continuar con nuestro juego?, o deseas que de yo el siguiente paso?..-llevó su mano libre sobre la cintura del chico delineándola y acariciándola hasta la cadera..-con este cuerpo..tu segundo nombre debe de ser lujuria..-suspiró profundamente, su aliento era dulce y seguramente el sabor de su piel lo era también, lo extasiaba..-también debería de ser deseo..-sonrió de forma ladina..-eres un completo pecado mocoso…-un pequeño “clic” , le había quitado el seguro a el arma…-Baja tu inútil navaja..mejor..aviéntala en el asiento de atrás..-advirtió, no quería que el chico hiciera algo que atentara contra su vida, no sabía que ahora se encontraba dentro de la boca del lobo, pobre cordero, no había nadie que lo salvara..ya que ahora el..era la presa..-Pero no respondiste a mi pregunta..¿Cuál es tu nombre?

por Invitado Dom Nov 14, 2010 1:45 pm

Su sangre bullía dentro de su cuerpo en fuertes oleadas llenas de una rabia tan pura e intensa que incluso, a él, le abrumó sentir lo que estaba sintiendo en ese momento, nunca había sentida la necesidad de despedazar a alguien como hasta ese momento, aquel hombre de aspecto engreído le estaba retando, le estaba desafiando a que acabase con su vida, y, desde luego, cumpliría con su deseo. Apretó con más aquella hermosa daga contra el cuello pálido y blanco que se contraída inconscientemente debajo del frío metal - No solo voy a matarte, me bañaré en tu sangre mientras te corto a trozos pequeños y diminutos, lo bastante como para que no queda nada de un malnacido como tú.

Le espetó con rencor mientras afilaba los ojos ante la presión de una pistola en su nuca, sonriendo sádicamente echó un poco, solo un poco, el cuerpo hacía atrás, presionándose contra aquel peligroso aparato - Atrévete a matarme ricachón, acaba con la vida de esta pobre alma inocente - siseó burlón, sardónico, por supuesto, se refería a Reika, no a él, su "protegido" no tenía nada que ver aquí y el pobre chico no se merecía morir después de todas las putadas que le habían hecho en su vida. Se tensó imperceptiblemente ante aquel suave beso depositado en sus labios; entrecerró los ojos y éstos brillaron como las mismas llamas del infierno. Aquella extraña y fascinante orbe azulada refulgió fuertemente, obteniendo un brillo sobrenatural - No me toques de ese modo, abuelo, no quiero vomitar encima de ti - ohh si, aquello había sido un golpe bajo, más que nada por que el hombre realmente era atractivo y parecía saber bastante bien sobre el "tema" - Tks no creas que me asustas con tu pistolita, viejo - volvió a tensarse ante las caricias sutiles en su caderas. Vale, aquello ya empezaba a enfurecerle.

- Mi cuerpo no tiene nada que ver contigo y, desde luego, mucho menos con lo que sea que estas pensado ahora, cretino - escuchó lo que dijo el mayor, pero realmente le daba exactamente igual lo que dijese, moriría esa noche, así que, poco importaban ya los delirios de un hombre en la noche de su muerte. Apretó un poco el afilado metal, viendo con satisfacción malsana como la sangre, en pequeños y finos hilos, se deslizaba por la garganta del otro, se relamió los labios y miró directo a los ojos del mayor - ¿Y crees de verdad que te haré caso? - aquello sonó como una burla, sonriendo ladinamente y riendo de forma suave mientras apretaba su cuerpo contra el contrario para poder notar como latía el corazón del castaño. Su pecho estaba en contacto con el del otro, pegando totalmente y eso le molestaba, no le gustaba matar en coches, era incómodo - A ti mi nombre te da igual - le dijo de mala manera mientras se le que daba mirando de nuevo, irritado.

Ese tipo le estaba poniendo de los nervios y, sinceramente, estaba deseando con todas sus fuerza atravesar su garganta con su navaja y poder largarse de allí cuanto antes, estaba la noche se acababa y no quería dejar a Reika solo con el energúmeno que tenía debajo.

por Invitado Lun Dic 20, 2010 8:25 pm

Eres tan elocuente mocoso, si no fuera porque me causas lastima y gracia seguro ya te hubiera matado, pero antes me hubiera deleitado con tu hermoso cuerpo, eres tan solo un chico torpe y confundido, el hecho de matar es solo un pretexto para subir tu baja autoestima, realmente ya no sé si es lastima o te necesito para que seas mi bufón personal…-se notaba serio ante tales aclaraciones, no titubeo en un solo instante haciéndolo más creíble e irrefutable, el hecho de que estuviese tan confiado es que estaba tan acostumbrado a esa clase de personas, ya que el mismo era una de ellas, no estaba arrepentido de haber matado anteriormente el resultado de que ahora estuviese en Tokio, pero con ese chiquillo a su lado, una buena arma, un peón más en su juego ”Tenía que ser suyo a como de lugar”

-¿Crees que un lindo rostro y palabras “inocentes” van a resultar con un asesino como yo?, he jugado con más corazones y mentes de las que te podrías imaginar, no soy un simple amateur como tu mocoso idiota…-apretó un poco más su cadera ahora deslizándolas hasta uno de sus glúteos sin importarle que aquel objeto ya estuviese haciendo su trabajo..-Si deseas jugar rudo es lo que haremos…-cargó el arma viéndole directamente a los ojos para que observara que no le temía para nada y que estaba dispuesto a terminar el juego, resultando siendo el vencedor como siempre, ese chico era bastante obstinado la pelea sería un poco difícil de ganar pero no imposible para alguien como Valdrigue.

-¿En serio? ¿Qué es lo que te hace pensar eso?, yo puedo obtener lo que quiera en el momento que sea, se nota que no sabes ni con quien te metes, pero esperare a que hagas tu siguiente movimiento ya que si no te das prisa este pobre cordero se va a transformar en el lobo que tanto temes…-Sonrió con picardía cargando su arma en la sien del menor, posando su dedo ya sobre el gatillo…-Vamos tienes 3…2…1…Bang…-El mayor disparó dejando que solo aire a presión fuera disparado de aquel arma golpeando aquella sensible y vulnerable arte del menor-Hun que triste, nunca pensé que la ruleta rusa fuera a intervenir en nuestro juego.-Soltó una carcajada, con la velocidad que llevaba el aire y la presión seguro el chico iba a caer en unos minutos, el dolor iba a provocar que su coordinación se fuera por el caño, por lo que aprovecharía a quitarle el arma y tenerlo bajo su yugo...-tuviste suerte cariño

Spoiler:

por Invitado Mar Dic 21, 2010 6:56 am

Cerró con fuerza la mandíbula ante las palabras de aquel hombre, afilando la mirada y temblando imperceptiblemente de la rabia y la furia que crecían de forma vertiginosa en su interior, haciendo que su corazón bombease con fuerza y que le martillease dentro del pecho. Le mataría, no importaba cuando, como o el por que simplemente despedazaría a aquel hombre bajo su cuerpo por el simple placer de ver su sangre correr, de sentir entre sus manos su pútrido corazón y notar en las yemas de sus dedos el último latir de éste, sintiendo cuando la vida se escapase de forma definitiva de aquel músculo – Jejej y crees que yo te dejaré, pequeño bastardo, no me tocarás ni un solo cabello maldito estúpido. Todo lo que dices son gilipolleces, ¿crees que me conoces?, yo creo que no, que no tienes ni puta idea de quien soy yo o de lo que he sido. Solo supones cosas, cosas estúpidas, no sabes nada de mí – le siseó mientras le miraba a los ojos, fieramente, notando su corazón bombear con fuerza debido al odio que crecía en su cuerpo - ¿Bufón?, no, ya ha sido el bufón de muchos en el pasado, no dejaré que vuelva a ser el juguete de nadie.

Por su forma de hablar pareciese que se refiera a otra persona y, en cierto modo, si lo hacía por que Reika, la persona que debería estar en esto momentos ocupando dicha mente, dicho cuerpo no le pertenecían a “Él”, Yami, como el mismo se hacía llamar solo era un alter ego de la verdadera mente del chico que ocupaba ese cuerpo, Yami solo era la vía de escape a todos las frustraciones y a todo el odio así, no le importaba lo que ese maldito bastardo pudiese hacerle a él, pero que no tocase a su protegido - … - le miró, analizando aquellas palabras, ¿rostro lindo y palabras inocentes?. Ahora, después de este encuentro con el rubio, mientras éste intentaba hacerle sentir en menos, mientras se dedicaba a tacharlo de inconsciente notaba el verdadero deseo de aquel hombre al sentir como tocaba su cuerpo, como acariciaba sus caderas para luego pasar su mano hasta su trasero. Dejó escapar un siseo de desprecio en cuanto presionó con fuerza su trasero – Suéltame.

Masculló con rabia mientras veía, algo sorprendido, como aquel hombre cargaba su arma y la ponía sobre su sien y, aunque por dentro no sintiese nada su rostro demostró confusión pero rápidamente volvió a su semblante orgulloso, altanero y desafiante, mirándole a los ojos mientras notaba el frío del metal en su sien pero, él apretó el cuchillo sobre la sensible piel, si quería jugar, jugarían por que él nunca se rendía y por que aunque todo estuviese en su contra él se defendería.

Cuando disparó cerró los ojos con fuerza por acto reflejo y notó como aquel aire comprimido chocaba con fuerza contra su cabeza, haciéndole chirriar los dientes y apretar mucho más los ojos, se tambaleó ligeramente y soltó un jadeo de dolor mientras notaba un fuerte pitido en el oído. Su cabeza empezó a darle vueltas y solo se encogió un poco sobre el cuerpo del mayor, pegándose más a él de forma inconsciente y la daga tembló en su mano para luego caer cuando el otro la soltó para llevarse una mano a la cabeza, sujetándola con fuerza mientras intentaba abrir sus ojos y aislar aquel irritante pitado en sus oídos y, entre todo aquel mar de confusión que representaba su mente, creyó oír la voz de su protegido chillándole con desesperación que huyese de entre los brazos de aquel hombre.

- Te mataré capullo – le susurró mientras subía su desafiante mirada, orgulloso hasta el fin, con su furia refulgiendo en sus ojos mientras su cabello caía sobre éstos de forma descuidada, tapando el izquierdo. Apretó la mano con que aferraba el hombro del mayor y, mirando a todos lados busco una forma de huir, viendo que las puertas estaban sin llave miró al tipo aturdido y sonrió, y, haciendo gala de su asombrosa y entrenada agilidad y rapidez, se salió de encima del mayor para poder alcanzar la puerta y salir del coche, aun increíblemente aturdido y descordinado.

Spoiler:

por Invitado Mar Feb 22, 2011 9:52 pm

-Eres de esa clase de personas que solo habla por que no puede actuar de forma correcta..de la que por miedo solo se limita a intentar intimidar con absurdas palabras "Perro que ladra no muerde mocoso"-siseando y burlándose de la deplorable condición en la que vivía el marginado niño..(O eso era lo que pensaba acerca de él)-Seguro eres un huérfano..¿tus padres te golpeaban?¿Te hacían sentir lo que eres en realidad? Tan solo una sucia escoria que no viviría ni dos días en las calles..pero oh sorpresa.. fuiste más inteligente, utilizaste tus bellos encantos para conseguir lo que deseabas-He ahí una de sus mejores habilidades por las cuales pudo despojar a su padre del poder de su reino.Jugar con los corazones y frágiles mentes de sus contrarios era su mejor habilidad amaba llevarlos a la locura para que luego se mostraras tan débiles e indefensos que no pudieran aguantar más.

Aquella valentía que tanto presumía era una simple falacia dentro de su pequeña y débil mente y convicción, solo bastó que lo aturdiera un poco para que estuviera estremeciéndose entre sus brazos, mareado y sin duda su cuerpo estaba herido, en esa condición no llegaría lejos, en un inicio Valdrigue era la presa...ahora como siempre los papeles se invertían, era él cazador en esta ocasión. Pobre liebre herida por un profundo zarpazo, con aquellas heridas no llegaría muy lejos, pero había algo especial.. en aquellos hematomas...no solo estaban sobre su piel...no eran superficiales..su alma estaba repleta. Se recargó en su asiento observando a donde se dirigía, sería muy fácil encontrarlo, ya que cuando se encaprichaba con algo lo obtenía de una u otra forma..siempre sería el triunfador.

Encendió el auto arrancando sin presura siguiendo con cautela al menor, sabía que el chico notaba su presencia y que correría con una mayor velocidad, pero aun que poseyera demasiada fuerza de voluntad, su cuerpo no soportaría mucho más-Corre pequeño cordero..este lobo va a atacar directamente a tu cuello..-

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