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No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
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No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Había entrado a trabajar a las 5 de la mañana ya que el trabajo en la panadería lleva mucho tiempo y acababa de salir, ahora, a las 4 de la tarde. Ese horario no era humano, bueno Hinomura tampoco lo era.
-Como el jefe me siga tocando los coj++es juro por Buda que lo mando al infierno de una patada en los huevos- gruñía como pantera que es mientras se ataba su larga melena en un caleta alta y se guardaba las manos en los bolsillos.
Mientras caminaba algunas personas se apartaban de su lado, ya fuese por su cara de enfado perpetuo, la katana que llevaba al cinto o la apariencia de macarra que tenía con aquella chaqueta vaquera y los pantalones medios rotos, la gente se le quedaba mirando hasta que él los miraba con una mirada desafiante y extremadamente molesta.
Como tenía ganas de relajarse un poco y bajar los nervios se dirigió al parque más cercano que encontró.
Allí encontró un parque que poseía un pequeño, pero espeso bosquecillo, donde la pantera se introdujo sin pensarlo dos veces. Y allí mismo, debajo de cualquier árbol, se tiró boca abajo – Aaaahhh- fue aquello mas un gruñido que un grito que lo ayudo a relajaste.
Olisqueó el césped y se colocó panza arriba, después de haberse quitado la katana del cinto. – Podría morir aquí. Tranquilo y sin nadie tocándome las pelotas........-Silencio - ¡Por Buda! ¡que alguien me mate!!- debido al grito una bandada de pájaros salió volando desde el árbol que le daba sombra a la pantera.
-Como el jefe me siga tocando los coj++es juro por Buda que lo mando al infierno de una patada en los huevos- gruñía como pantera que es mientras se ataba su larga melena en un caleta alta y se guardaba las manos en los bolsillos.
Mientras caminaba algunas personas se apartaban de su lado, ya fuese por su cara de enfado perpetuo, la katana que llevaba al cinto o la apariencia de macarra que tenía con aquella chaqueta vaquera y los pantalones medios rotos, la gente se le quedaba mirando hasta que él los miraba con una mirada desafiante y extremadamente molesta.
Como tenía ganas de relajarse un poco y bajar los nervios se dirigió al parque más cercano que encontró.
Allí encontró un parque que poseía un pequeño, pero espeso bosquecillo, donde la pantera se introdujo sin pensarlo dos veces. Y allí mismo, debajo de cualquier árbol, se tiró boca abajo – Aaaahhh- fue aquello mas un gruñido que un grito que lo ayudo a relajaste.
Olisqueó el césped y se colocó panza arriba, después de haberse quitado la katana del cinto. – Podría morir aquí. Tranquilo y sin nadie tocándome las pelotas........-Silencio - ¡Por Buda! ¡que alguien me mate!!- debido al grito una bandada de pájaros salió volando desde el árbol que le daba sombra a la pantera.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Kiku se caracterizaba por tener bastante paciencia, pero siempre dependiendo de la situación.
Aquella tarde, sin ir más lejos, no se encontraba especialmente paciente, ya que había estado toda la noche en uno de sus clubes nocturnos en compañía de alguien que no había sido precisamente uno de sus muchos pasivos. Saliendo del hotel, había caminado hacia el primer lugar donde podría agenciarse un bento, ya que no tenía ni ganas de llegar a casa y cocinar. Supuso que Yao se improvisaría algo, ya que su nevera y sus armarios no estaban vacíos.
Por desgracia, y mientras había empezado a comer en aquel lugar apartado y relajante, alguien que al parecer estaba del mismo humor de perros que él se había plantado por la misma zona, gruñendo y gritando. Mientras se comía con el ceño fruncido uno de los trozos de tortilla de aquel menú tuvo la imperiosa necesidad de hacerle tragar los palillos al que perturbaba su poco descanso. No es que hubiese dormido mal, pero había sido su primera experiencia en mucho tiempo en un papel como aquel y estaba algo irritado…
-Silencio –apareció como un fantasma vengador desde detrás del árbol donde el indeseable se había apostado sin más, jodiendole el almuerzo tardío-. Si quieres morir lo haré aquí y ahora, si con eso logro que cierres el pico.
Kiku no era una persona violenta (solo le gustaba azotar y humillar a los demás…), pero en situaciones como aquella, donde sus planes nocturnos no habían salido como esperaba, si que tendía a estar muy susceptible.
Por ello, la mirada asesina que le lanzó al hombre que estaba desparramado en el suelo fue tal que si se pudiese matar con las expresiones aquel tipo hubiese muerto más de trece veces. Llevaba aquel traje negro de aspecto militar encima, desarreglado levemente. La corbata suelta y los dos primeros botones de la camisa desabrochados, dándole un aspecto muy despreocupado. En uno de los lados del cuello, se podía apreciar claramente la fuerte marca de una mordida.
Aquella tarde, sin ir más lejos, no se encontraba especialmente paciente, ya que había estado toda la noche en uno de sus clubes nocturnos en compañía de alguien que no había sido precisamente uno de sus muchos pasivos. Saliendo del hotel, había caminado hacia el primer lugar donde podría agenciarse un bento, ya que no tenía ni ganas de llegar a casa y cocinar. Supuso que Yao se improvisaría algo, ya que su nevera y sus armarios no estaban vacíos.
Por desgracia, y mientras había empezado a comer en aquel lugar apartado y relajante, alguien que al parecer estaba del mismo humor de perros que él se había plantado por la misma zona, gruñendo y gritando. Mientras se comía con el ceño fruncido uno de los trozos de tortilla de aquel menú tuvo la imperiosa necesidad de hacerle tragar los palillos al que perturbaba su poco descanso. No es que hubiese dormido mal, pero había sido su primera experiencia en mucho tiempo en un papel como aquel y estaba algo irritado…
-Silencio –apareció como un fantasma vengador desde detrás del árbol donde el indeseable se había apostado sin más, jodiendole el almuerzo tardío-. Si quieres morir lo haré aquí y ahora, si con eso logro que cierres el pico.
Kiku no era una persona violenta (solo le gustaba azotar y humillar a los demás…), pero en situaciones como aquella, donde sus planes nocturnos no habían salido como esperaba, si que tendía a estar muy susceptible.
Por ello, la mirada asesina que le lanzó al hombre que estaba desparramado en el suelo fue tal que si se pudiese matar con las expresiones aquel tipo hubiese muerto más de trece veces. Llevaba aquel traje negro de aspecto militar encima, desarreglado levemente. La corbata suelta y los dos primeros botones de la camisa desabrochados, dándole un aspecto muy despreocupado. En uno de los lados del cuello, se podía apreciar claramente la fuerte marca de una mordida.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Una “cosa” con forma humana apareció desde detrás de unos arbustos y le propino una frase de esas tan bonitas y amables propias de una persona cuando anda enfadada. - ¿Qué te pasa a ti? Haaaa- dijo a modo defensivo mientras se incorporaba.
Hinomura, desde siempre ha poseído un acento en la voz que lo hacía parecer mas macarra de lo que era.
-¿Qué pasa? ¿Qué no entiendes cuando una persona habla sarcásticamente? ¿o ke? Además ¿Quién te crees para mandarme a callar? Esto es un lugar público y hablo o grito todo lo que me sale de los uebos- parecía que aquel hombre no hablase sino que escupiese las palabras contra su interlocutor.
En un instante el viento le jugó una jugada a Hinomura ya que le trajo hasta su nariz el suculento olor de un obento con tortilla. Algo que no podía dejar pasar.
Obvió descaradamente al hombre de negro o mejor dicho al gilip***as aquel, agarró su katana y se coló con un ágil y raudo movimiento por uno de los costados de Koryusai hasta llegar hasta donde este se hallaba sentado anteriormente.
– Obento- dijo cuando se hubo parado delante de aquel suculento plato de comida. Y digo suculento porque hasta una mierda de perro rebozada le parecía un plato de cinco tenedores ya que desde que trabajaba en la panadería se alimentaba a base de pan y dulces. Y eso no era comida de espadachines… según él.
Miró malamente al sujeto - ¿Esto es tuyo?- preguntaba aunque era obvia la respuesta. Hinomura estaba pensando en que hacer, ya que su orgullo y hombría no le dejaban suplicar, ni pedir, ni robar así que para quedar más o menos bien ante aquel hombre dijo – tiene buna pinta. ¿Dónde lo compraste?-
Preguntó mientras tragaba costosamente la saliva que su paladar segregaba por litros ya que aquella pinta y aquel olor le estaba abriendo el apetito.
Hinomura, desde siempre ha poseído un acento en la voz que lo hacía parecer mas macarra de lo que era.
-¿Qué pasa? ¿Qué no entiendes cuando una persona habla sarcásticamente? ¿o ke? Además ¿Quién te crees para mandarme a callar? Esto es un lugar público y hablo o grito todo lo que me sale de los uebos- parecía que aquel hombre no hablase sino que escupiese las palabras contra su interlocutor.
En un instante el viento le jugó una jugada a Hinomura ya que le trajo hasta su nariz el suculento olor de un obento con tortilla. Algo que no podía dejar pasar.
Obvió descaradamente al hombre de negro o mejor dicho al gilip***as aquel, agarró su katana y se coló con un ágil y raudo movimiento por uno de los costados de Koryusai hasta llegar hasta donde este se hallaba sentado anteriormente.
– Obento- dijo cuando se hubo parado delante de aquel suculento plato de comida. Y digo suculento porque hasta una mierda de perro rebozada le parecía un plato de cinco tenedores ya que desde que trabajaba en la panadería se alimentaba a base de pan y dulces. Y eso no era comida de espadachines… según él.
Miró malamente al sujeto - ¿Esto es tuyo?- preguntaba aunque era obvia la respuesta. Hinomura estaba pensando en que hacer, ya que su orgullo y hombría no le dejaban suplicar, ni pedir, ni robar así que para quedar más o menos bien ante aquel hombre dijo – tiene buna pinta. ¿Dónde lo compraste?-
Preguntó mientras tragaba costosamente la saliva que su paladar segregaba por litros ya que aquella pinta y aquel olor le estaba abriendo el apetito.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Aquel descarado muchacho solo le estaba sacando aún más de sus casillas. Tenía una manera de hablar vulgar y una mirada que claramente le insultaba. Kiku tuvo el impulso homicida de coger aquella katana y metérsela por algún lugar insospechado, a ver si así su voz bajaba unos cuantos tonos hasta convertirse en un pitido que le sería más fácil ignorar.
-Que sea un sitio público no significa que puedas hacer lo que te dé la gana –lo miró, frunciendo el ceño. No estaba con cuerpo de tratar con aquel tipo de cabroncetes. Tenía hambre y sueño; aunque estuviese acostumbrado a la escasez de ambos cuando estaba en la milicia, pero obviamente ya no estaban en guerra. No en una que le incumbiese al menos.
Pensando en dejar de hablarle a aquel tipo al menos hasta que aprendiese a vocalizar, se dispuso a sentarse bajo otro árbol cualquiera para comer. Cuando escuchó aquella pregunta estúpida. Le miró, levantó la ceja y luego miró su plato variado de comida.
-Que es mío es un hecho, ¿no te parece? –entre que el otro parecía tener carácter de macarra de barrio bajo y que Kiku, ya de por sí con un carácter difícil, no estaba de buen humor allí acabaría por armarse la de Dios es grande- En cualquier tienda de 24 horas puedes conseguirla. ¿Por qué no vas a por una?
Finalmente se sentó a la sombra, aflojándose un poco más la corbata mientras deseaba poder comer tranquilo esta vez. Necesitaba llenar el estómago y luego desquitarse. ¿Con Yao? Él no tenía la culpa de que le hubiesen ido mal las cosas. No podía llegar a casa y castigarle porque si, perdería todo el poco respeto que le tenía. Cogiendo de nuevo los palillos, e ignorando la catarata de baba que caía en alguna parte del parque, siguió comiendo. Tenía en la bolsa que descansaba a su lado otro obento más, el cual se había agenciado por si se quedaba con hambre –lo cual era poco probable, ya que Kiku no comía demasiado-. Mirando de reojo al macarra, se llevó un trozo de tortilla a la boca. ¿Y si…?
-¿Quieres? –preguntó con malicia contenida, mientras alzaba un pinchito de carne de aspecto suculento.
-Que sea un sitio público no significa que puedas hacer lo que te dé la gana –lo miró, frunciendo el ceño. No estaba con cuerpo de tratar con aquel tipo de cabroncetes. Tenía hambre y sueño; aunque estuviese acostumbrado a la escasez de ambos cuando estaba en la milicia, pero obviamente ya no estaban en guerra. No en una que le incumbiese al menos.
Pensando en dejar de hablarle a aquel tipo al menos hasta que aprendiese a vocalizar, se dispuso a sentarse bajo otro árbol cualquiera para comer. Cuando escuchó aquella pregunta estúpida. Le miró, levantó la ceja y luego miró su plato variado de comida.
-Que es mío es un hecho, ¿no te parece? –entre que el otro parecía tener carácter de macarra de barrio bajo y que Kiku, ya de por sí con un carácter difícil, no estaba de buen humor allí acabaría por armarse la de Dios es grande- En cualquier tienda de 24 horas puedes conseguirla. ¿Por qué no vas a por una?
Finalmente se sentó a la sombra, aflojándose un poco más la corbata mientras deseaba poder comer tranquilo esta vez. Necesitaba llenar el estómago y luego desquitarse. ¿Con Yao? Él no tenía la culpa de que le hubiesen ido mal las cosas. No podía llegar a casa y castigarle porque si, perdería todo el poco respeto que le tenía. Cogiendo de nuevo los palillos, e ignorando la catarata de baba que caía en alguna parte del parque, siguió comiendo. Tenía en la bolsa que descansaba a su lado otro obento más, el cual se había agenciado por si se quedaba con hambre –lo cual era poco probable, ya que Kiku no comía demasiado-. Mirando de reojo al macarra, se llevó un trozo de tortilla a la boca. ¿Y si…?
-¿Quieres? –preguntó con malicia contenida, mientras alzaba un pinchito de carne de aspecto suculento.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Las palabras de aquel oscuro hombre entraban por una oreja y le salían por la otra, ya que de lo único que estaba pendiente todos sus sentidos y su alma entera era en aquel pedazo de tortilla que el hombre se llevó a la boca.
Volvió a tragar saliva.
Aquella desdichada pregunta que decía: porqué no te vas a comprar uno. – Porque no me gustan los de los 24 horas que hay en esta zona- Tontería y patrañas todos los 24 horas se abastecen igual y todos tienen los mismo productos, pero lo dijo para ver si la escusa colaba, ya que no le iba a decir que estaba peladísimo de pasta.
Después aquella última pregunta surcó el aire unido al meneo del pedazo de carne, asestaron un fuerte golpe en el honor de Hinomura. - ¿Qué te hace pensar que aceptaría comida?- su estómago le traicionó y en ese instante rugió.-¡¡¡Eso no cuenta!!!- dijo para que Koryusai no tuviese en cuenta aquel perturbador sonido mientras se señalaba el estómago y le aparecía una vena en la sien.
– Y además, mi honor me impide tanto pedir clemencia como mendigar. Eso sólo lo hacen las ratas de alcantarilla que nunca han tenido un par de huevos para enfrentarse a las adversidades de frente- su tripa habló.
-¡¡Y tu calla!! Ya buscaré algo en la nevera de casa- su tripa volvió a hablar – Si ya lo sé, tener la nevera medio vacía es una adversidad. ¡¡Pues le echo huevos y ya buscaré una solución!!- el estomagó hizo su intervención - ¡¡Y ya cállate!!- Hinomura se dio un leve puñetazo en el estómago.
Hablar sólo, o con su estómago, era algo que había cogido como costumbre.
Miró hacia delante, hacía Koryusai - ¿¡Qué?! ¿Tienes algo que decirme? Y no me digas que estoy loco porque te parto la cara.- como sabía que lo hablar con su estómago no era algo que se soliese ver lo explico. Gruño antes de ladear la cara para mirar a su interlocutor de reojo – Lo que acabo de hacer es una técnica de autosugestión para poder soportar mejor la hambruna- apretó los ojos y se facepalmeó – No quiero decir con esto que esté pasando hambre…- gesticulaba con las manos a la altura del torso, como si negase con ambas manos – esto…- volvió a gruñir, se puso una mano en la frente y el codo lo apoyo ella rodilla, quedando con la cabeza agachada y la frente apoyada en la mano.
Mientras, por supuesto se regañaba por dentro mientras rugía por fuera.
(off: no se porqque mientras escribía me acorde de Ivan XDD)
Volvió a tragar saliva.
Aquella desdichada pregunta que decía: porqué no te vas a comprar uno. – Porque no me gustan los de los 24 horas que hay en esta zona- Tontería y patrañas todos los 24 horas se abastecen igual y todos tienen los mismo productos, pero lo dijo para ver si la escusa colaba, ya que no le iba a decir que estaba peladísimo de pasta.
Después aquella última pregunta surcó el aire unido al meneo del pedazo de carne, asestaron un fuerte golpe en el honor de Hinomura. - ¿Qué te hace pensar que aceptaría comida?- su estómago le traicionó y en ese instante rugió.-¡¡¡Eso no cuenta!!!- dijo para que Koryusai no tuviese en cuenta aquel perturbador sonido mientras se señalaba el estómago y le aparecía una vena en la sien.
– Y además, mi honor me impide tanto pedir clemencia como mendigar. Eso sólo lo hacen las ratas de alcantarilla que nunca han tenido un par de huevos para enfrentarse a las adversidades de frente- su tripa habló.
-¡¡Y tu calla!! Ya buscaré algo en la nevera de casa- su tripa volvió a hablar – Si ya lo sé, tener la nevera medio vacía es una adversidad. ¡¡Pues le echo huevos y ya buscaré una solución!!- el estomagó hizo su intervención - ¡¡Y ya cállate!!- Hinomura se dio un leve puñetazo en el estómago.
Hablar sólo, o con su estómago, era algo que había cogido como costumbre.
Miró hacia delante, hacía Koryusai - ¿¡Qué?! ¿Tienes algo que decirme? Y no me digas que estoy loco porque te parto la cara.- como sabía que lo hablar con su estómago no era algo que se soliese ver lo explico. Gruño antes de ladear la cara para mirar a su interlocutor de reojo – Lo que acabo de hacer es una técnica de autosugestión para poder soportar mejor la hambruna- apretó los ojos y se facepalmeó – No quiero decir con esto que esté pasando hambre…- gesticulaba con las manos a la altura del torso, como si negase con ambas manos – esto…- volvió a gruñir, se puso una mano en la frente y el codo lo apoyo ella rodilla, quedando con la cabeza agachada y la frente apoyada en la mano.
Mientras, por supuesto se regañaba por dentro mientras rugía por fuera.
(off: no se porqque mientras escribía me acorde de Ivan XDD)
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Ver a alguien hablandole a su estómago no era lo mas raro que había presenciado en su vida. Pero que el susodicho le contestase, o al menos que pensase que le estaba contestando ya era preocupante. Mientras veía la escena e ignoraba las amenazas sin sentido de aquel chiquillo (porque para Kiku lo era, aún no sabiendo su edad real mas la que aparentaba...), se replanteó como debería molestarle. Tenía ganas de "adiestrar" a alguien tras el pequeño "cambio de planes" de anoche; quería volver a recuperar su autoridad. Y allí estaba su oportunidad. Haría un experimento siguiendo las enseñanzas de Pavlov, a ver que salía...
-No tengo nada que decir excepto que tienes una total y completa falta de modales. Eso y que mientes muy mal -con su pincho de pollo y carne en la mano, le lanzó una mirada de soslayo antes de llevarselos a la boca, mordiendo el primer trozo para masticarlo a su propio ritmo. Cuando tragó, volvió a hablar, ya sin mirarle. Su apetecible almuerzo tenía mejor pinta que el malhumorado que tenía delante. De momento-. Es admirable que tengas tanta voluntad como para autosugestionarte, ¿pero no sería mejor que comieses? Nadie ha vivido a base de sugestión, chico. Si no estás pasando hambre como dices, algo tendrás que llevarte a la boca.
Ataque psicológico en toda regla. Y mas mientras estaba comiendo, con la brisa a su favor para que le llevase flotando el olor de lo que sería su almuerzo en aquel día. Dejando el pinchito con dos trozos de carne, se enfocó en el arroz, comiendose en un momento una gran porción de él. Sus ojos se desviaron hacia su acompañante, mientras la curiosidad le hacía preguntarse que es lo que hacía allí tirado pudiendo estar en su casa, preparandose al menos unos huevos revueltos o, en su defecto, llenandose el estómago con agua. Por supuesto, no preguntaría. No le interesaba lo más mínimo.
Bajando el bento a su regazo, rebuscó entre las bolsas hasta encontrar una lata de té, la cual abrió para refrescarse la garganta y hacer bajar la comida. Dejandola encajada en el césped, se dirigió de nuevo al aún desconocido.
-Puedo hacerte un favor e invitarte -dijo, y su tono adquirió de nuevo aquellos tintes de malicia. Cogiendo los restos del pinchito en una mano y extendiendo la otra como si fuese a recibir algo del otro, sonrió de lado levemente-. Si me das la pata te doy esto.
Movió los dos trozos de carne pinchados en el palito para recalcar que era lo que pretendía. ¿Cuanto puede humillarse alguien para conseguir lo que se desea?
-No tengo nada que decir excepto que tienes una total y completa falta de modales. Eso y que mientes muy mal -con su pincho de pollo y carne en la mano, le lanzó una mirada de soslayo antes de llevarselos a la boca, mordiendo el primer trozo para masticarlo a su propio ritmo. Cuando tragó, volvió a hablar, ya sin mirarle. Su apetecible almuerzo tenía mejor pinta que el malhumorado que tenía delante. De momento-. Es admirable que tengas tanta voluntad como para autosugestionarte, ¿pero no sería mejor que comieses? Nadie ha vivido a base de sugestión, chico. Si no estás pasando hambre como dices, algo tendrás que llevarte a la boca.
Ataque psicológico en toda regla. Y mas mientras estaba comiendo, con la brisa a su favor para que le llevase flotando el olor de lo que sería su almuerzo en aquel día. Dejando el pinchito con dos trozos de carne, se enfocó en el arroz, comiendose en un momento una gran porción de él. Sus ojos se desviaron hacia su acompañante, mientras la curiosidad le hacía preguntarse que es lo que hacía allí tirado pudiendo estar en su casa, preparandose al menos unos huevos revueltos o, en su defecto, llenandose el estómago con agua. Por supuesto, no preguntaría. No le interesaba lo más mínimo.
Bajando el bento a su regazo, rebuscó entre las bolsas hasta encontrar una lata de té, la cual abrió para refrescarse la garganta y hacer bajar la comida. Dejandola encajada en el césped, se dirigió de nuevo al aún desconocido.
-Puedo hacerte un favor e invitarte -dijo, y su tono adquirió de nuevo aquellos tintes de malicia. Cogiendo los restos del pinchito en una mano y extendiendo la otra como si fuese a recibir algo del otro, sonrió de lado levemente-. Si me das la pata te doy esto.
Movió los dos trozos de carne pinchados en el palito para recalcar que era lo que pretendía. ¿Cuanto puede humillarse alguien para conseguir lo que se desea?
- Spoiler:
- [No me extraña, es clavadito xDDDD!! -se ha loleado con Kiku- Ole tus huevos....]
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Lo de la invitación le sonó bien ya que ese tipo de cosas puede aceptarlas, aunque con algo de recelo. Pero cuando le estaba cambiando el rostro hacia una expresión más serena, se le volvió a enfurruñar el entrecejo al ver como estiraba la mano.
-¡Pero tío! ¿Tú qué? Que falta de respeto es esa. Que no soy un perro, ni un animalejo asilvestrado- le da un manotazo a la mano que pedía la suya – ¡¡Que soy una pantera, imbécil!! Y la comida es toda tuya. ¡Coooometela!- decía en tono irritado mientras se levanta y se sacude la parte posterior de los vaqueros – Ya te dije que me las apañaría. Como si tengo que comer ardillas, ratas y gorriones crudos- lo mira con el entrecejo totalmente unido y sus ojos poseían una mirada aguda y cortante como su propia katana.
-Ahōyarro- dijo como si escupiese la palabra. Se giró hasta quedarse perpendicular a Kiku – Iba a comenzar a meterme de tortas contigo a ver si con el ejercicio se me olvidaban las ganas de comer. Ju! Pero mirándote, no me llegas ni a la suela de los zapatos.- la excesiva utilización de aquellos ademanes tan honorables, éticos y morales estaba pasándole factura al cuerpo de Hinomura.
Al no poder pedir, ni rogar, ni ser visto de mala manera ante terceras personas el samurái, por pura terquedad, cae siempre en el agotamiento. Si se fijaba uno bien en su cuerpo es fibroso y bien delineado como el de cualquier deportista, como puede intuirse bajo la tela arrugada de su camiseta de manga corta. Pero en él se denotaba una falta de calcio y de una buena alimentación sobre todo apreciable en el tono de su piel.
En un momento dado, después de un silencio, la pantera con un rápido y veloz movimiento se agachó y agarró el trozo de carne que permanecía en la mano del Master. –¡ Ja! Ni lo viste venir, pardillo- algunas veces como aquella se jactaba de su modificación genética, aunque no debería hacerlo.
El joven tiró el trozo de carne al aire y este cayó en su boca. Cerró los ojos mientras saboreaba aquello que para él era un jugoso manjar – oishī- dijo por lo bajo para que su acompañante no le escuchase. – Gracias por la invitación, eeeh… ¿Cómo habías dicho que te llamabas?- arqueaba una ceja y lo seguía mirando de soslayo al joven como si no valiese mucho la pena fijarse en él.
-¡Pero tío! ¿Tú qué? Que falta de respeto es esa. Que no soy un perro, ni un animalejo asilvestrado- le da un manotazo a la mano que pedía la suya – ¡¡Que soy una pantera, imbécil!! Y la comida es toda tuya. ¡Coooometela!- decía en tono irritado mientras se levanta y se sacude la parte posterior de los vaqueros – Ya te dije que me las apañaría. Como si tengo que comer ardillas, ratas y gorriones crudos- lo mira con el entrecejo totalmente unido y sus ojos poseían una mirada aguda y cortante como su propia katana.
-Ahōyarro- dijo como si escupiese la palabra. Se giró hasta quedarse perpendicular a Kiku – Iba a comenzar a meterme de tortas contigo a ver si con el ejercicio se me olvidaban las ganas de comer. Ju! Pero mirándote, no me llegas ni a la suela de los zapatos.- la excesiva utilización de aquellos ademanes tan honorables, éticos y morales estaba pasándole factura al cuerpo de Hinomura.
Al no poder pedir, ni rogar, ni ser visto de mala manera ante terceras personas el samurái, por pura terquedad, cae siempre en el agotamiento. Si se fijaba uno bien en su cuerpo es fibroso y bien delineado como el de cualquier deportista, como puede intuirse bajo la tela arrugada de su camiseta de manga corta. Pero en él se denotaba una falta de calcio y de una buena alimentación sobre todo apreciable en el tono de su piel.
En un momento dado, después de un silencio, la pantera con un rápido y veloz movimiento se agachó y agarró el trozo de carne que permanecía en la mano del Master. –¡ Ja! Ni lo viste venir, pardillo- algunas veces como aquella se jactaba de su modificación genética, aunque no debería hacerlo.
El joven tiró el trozo de carne al aire y este cayó en su boca. Cerró los ojos mientras saboreaba aquello que para él era un jugoso manjar – oishī- dijo por lo bajo para que su acompañante no le escuchase. – Gracias por la invitación, eeeh… ¿Cómo habías dicho que te llamabas?- arqueaba una ceja y lo seguía mirando de soslayo al joven como si no valiese mucho la pena fijarse en él.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Lo que le faltaba, otra pantera cabezota con aires de grandeza proclamando el “nadie me domina, nadie me controla”. Para colmo malhumorado y estúpidamente orgulloso. Para tratar con gente así ya tenía a Yao; aunque por suerte a él tenía la opción de domesticarle…
Volvió a mirar a su interlocutor, pensando en su completa falta de modales y respeto. Su monólogo interior le dictaba que no era tan paciente como para aguantar las estupideces ajenas, ya que bastante le tocó soportarlas cuando entrenaba a los novatillos que caían en su unidad. Tras bajar el brazo donde antes sujetaba la carne, cerró los ojos, como si se estuviese reservando la furia para momentos después. Le puso la tapa cutre de plástico al bento y lo dejó sobre la bolsa antes de levantarse.
-¿Qué clase de honor tienes para que sea tan poco convincente? –se incorporó, mirándole con el ceño fruncido. Tenía un día bastante homicida hoy, desde luego…- Hace un momento decías que no robabas ni mendigabas, y al segundo después estás haciéndolo y dándome las gracias por tener un poco de compasión de ti. ¿Crees que tiene algún sentido lo que estás haciendo, gato?
Mientras hablaba iba alzando la voz hasta convertirla en un tono firme y grave, como el que da ordenes a un grupo de tíos dispuestos a batallar. O eso, o estaba en modo maestro de instituto… Algo que se descartó, más que nada por moral, cuando levantó la mano y le dio un guantazo en la mejilla sin pestañear.
-Me llamo Koryusai, así que deja de llamarme como te de la real gana. ¿Cómo se supone que debo dirigirme a ti? –para los tiempos que corrían, aquel tipo de carácter no es que le sorprendiese mucho. Normalmente, y si el género le interesaba, lo domesticaba a su manera y listo, pero aquel día estaba irritado, y se notaba. Le dolía la cadera y el culo; aparte de que la cabeza ya empezaba también a quejarse en presencia de aquel chico. Pero, por otra parte, hostiarle le había gustado…
Volvió a mirar a su interlocutor, pensando en su completa falta de modales y respeto. Su monólogo interior le dictaba que no era tan paciente como para aguantar las estupideces ajenas, ya que bastante le tocó soportarlas cuando entrenaba a los novatillos que caían en su unidad. Tras bajar el brazo donde antes sujetaba la carne, cerró los ojos, como si se estuviese reservando la furia para momentos después. Le puso la tapa cutre de plástico al bento y lo dejó sobre la bolsa antes de levantarse.
-¿Qué clase de honor tienes para que sea tan poco convincente? –se incorporó, mirándole con el ceño fruncido. Tenía un día bastante homicida hoy, desde luego…- Hace un momento decías que no robabas ni mendigabas, y al segundo después estás haciéndolo y dándome las gracias por tener un poco de compasión de ti. ¿Crees que tiene algún sentido lo que estás haciendo, gato?
Mientras hablaba iba alzando la voz hasta convertirla en un tono firme y grave, como el que da ordenes a un grupo de tíos dispuestos a batallar. O eso, o estaba en modo maestro de instituto… Algo que se descartó, más que nada por moral, cuando levantó la mano y le dio un guantazo en la mejilla sin pestañear.
-Me llamo Koryusai, así que deja de llamarme como te de la real gana. ¿Cómo se supone que debo dirigirme a ti? –para los tiempos que corrían, aquel tipo de carácter no es que le sorprendiese mucho. Normalmente, y si el género le interesaba, lo domesticaba a su manera y listo, pero aquel día estaba irritado, y se notaba. Le dolía la cadera y el culo; aparte de que la cabeza ya empezaba también a quejarse en presencia de aquel chico. Pero, por otra parte, hostiarle le había gustado…
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Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Bueno, bueno si ya el humor de Hinomura era el de: siempre estoy enfadado, me va a salir una úlcera. Ese golpe fue la gota que colmo un vaso que ya estaba rebosado por completo.
Creo que después del golpe olvido escuchar cualquier cosa que se le dijese, como el nombre de aquel bribón sadomaso que se erigía delante suya. Y como si de una niebla espesa se tratase, la ira y el homicidio nublaron la vista de la joven pantera haciéndole perder el control de sus pensamientos y de su cuerpo.
Lo primero fue propinar dos soberanas patadas en el pecho a Kiku para que este cayese al suelo. Al momento siguiente Hinomura se quedó a horcajadas sobre su “victima” poniéndole una mano sobre la clavícula para impedir que Kiku se levantase. La otra mano se cerraba en un fuerte y nervudo puño, al cual hecho vaho antes de empotrarlo varias veces consecutivas contra la nariz y mandíbula del joven.
Por supuesto entre puñetazo y puñetazo insulto va insulto viene - ¡¡Imbécil!! ¡¡Fuiste tú quien me invito!! Aunque con una condición que no era nada decente!!¡¡ Ahoyarroooo!!!- insultaba y pegaba. - ¡¡Y que yo sepa no aceptar una invitación!! ¡¡¡Es deshonroso para el que invitaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Gilip***aaaaaaaassssssss!!!- cada vez que gritaba el golpe era más fuerte, aunque alguno se le escapaba y le daba al pasto.
Al momento, y como si de una venda en los ojos se tratase al quitarla, Hinomura despertó de su modo berserker. - ¿Eh?- se miró el puño - ¿¡No jodas!?- miró a Kiku – Joder- bajo los hombros y suspiro con pesar. – Odio que me pase esto- se quedo sentado ahorcajado sobre el otro mirando al cielo, con el cuerpo sudado y respirando por la boca recobrando el aire.
Visto de lejos aquello parecía otra cosa.
(off: esto ha sido con amor, que consteXD)
Creo que después del golpe olvido escuchar cualquier cosa que se le dijese, como el nombre de aquel bribón sadomaso que se erigía delante suya. Y como si de una niebla espesa se tratase, la ira y el homicidio nublaron la vista de la joven pantera haciéndole perder el control de sus pensamientos y de su cuerpo.
Lo primero fue propinar dos soberanas patadas en el pecho a Kiku para que este cayese al suelo. Al momento siguiente Hinomura se quedó a horcajadas sobre su “victima” poniéndole una mano sobre la clavícula para impedir que Kiku se levantase. La otra mano se cerraba en un fuerte y nervudo puño, al cual hecho vaho antes de empotrarlo varias veces consecutivas contra la nariz y mandíbula del joven.
Por supuesto entre puñetazo y puñetazo insulto va insulto viene - ¡¡Imbécil!! ¡¡Fuiste tú quien me invito!! Aunque con una condición que no era nada decente!!¡¡ Ahoyarroooo!!!- insultaba y pegaba. - ¡¡Y que yo sepa no aceptar una invitación!! ¡¡¡Es deshonroso para el que invitaaaaaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Gilip***aaaaaaaassssssss!!!- cada vez que gritaba el golpe era más fuerte, aunque alguno se le escapaba y le daba al pasto.
Al momento, y como si de una venda en los ojos se tratase al quitarla, Hinomura despertó de su modo berserker. - ¿Eh?- se miró el puño - ¿¡No jodas!?- miró a Kiku – Joder- bajo los hombros y suspiro con pesar. – Odio que me pase esto- se quedo sentado ahorcajado sobre el otro mirando al cielo, con el cuerpo sudado y respirando por la boca recobrando el aire.
Visto de lejos aquello parecía otra cosa.
(off: esto ha sido con amor, que consteXD)
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Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Respiró hondo, como si estuviese controlándose para no pegarle un tiro entre ceja y ceja a aquel gato callejero y con falta de control ante sus acciones. Koryusai era alguien paciente cuando no se le provocaba, pero de resto podría tener tan pocas ganas de mantener la compostura como Hinomura. No le daba del todo igual lo que pensase de él la gente que pasaba, o que imagen estaban dando dos hombres ya adultos en un lugar público como aquel. Alzó el brazo y se limpió la sangre, escupiendo a un lado la que sentía en la boca. Luego, y como si aquello no le hubiese hecho perder ego o dignidad, estiró el brazo hacia arriba y tomó al otro de la pechera, arrastrándolo para encararle.
-¿Que te pasa, es que no tienes control? Como vuelvas a levantarme la mano te ataré a este mismo árbol y te daré de latigazos hasta que te quedes sin ropa, grandísimo demente -ese era un inicio de sus verdaderas intenciones. Le dolía el pecho y la cara, aunque con el cabreo que poco a poco emergía ni cuenta se daba de ello. No pocas veces había tenido ciertos “problemas” educando a mas de uno; aunque al final hubiesen acabado sucumbiendo.
-¿Tienes algo mas que decir? -se lo pegó mas, con prepotencia, aunque estuviese abajo y en una posición aparentemente inferior- ¿Hay algo mas que ese orgullo insustancial tuyo quiera soltar? -aprovechó la mano libre para apretarla en un puño y hundirselo en el estómago. Por descontado que tenía formas mas sutiles de hacer las cosas, pero aquello se lo devolvería si o si-. Estoy esperando -volvió a darle otro puñetazo, mientras el agarre en su ropa le hacía encararle mientras hablaba. Al final optó por soltarle y volver a cruzarle la cara con otro golpe, levantándose y empujándolo hacia atrás, quedando en una postura aún mas extraña.
Suspiró, casi gruñendo y haciendo una mueca, mientras se apoyaba en el suelo, a ambos lados del cuerpo de la pantera. Tenía sus piernas alrededor de su cintura, mientras el ex-militar esta vez había quedado encima. El kimono desarreglado del otro tampoco ayudaba a tener una buena imagen de la escena.
-Necesitas una buena correa.
-¿Que te pasa, es que no tienes control? Como vuelvas a levantarme la mano te ataré a este mismo árbol y te daré de latigazos hasta que te quedes sin ropa, grandísimo demente -ese era un inicio de sus verdaderas intenciones. Le dolía el pecho y la cara, aunque con el cabreo que poco a poco emergía ni cuenta se daba de ello. No pocas veces había tenido ciertos “problemas” educando a mas de uno; aunque al final hubiesen acabado sucumbiendo.
-¿Tienes algo mas que decir? -se lo pegó mas, con prepotencia, aunque estuviese abajo y en una posición aparentemente inferior- ¿Hay algo mas que ese orgullo insustancial tuyo quiera soltar? -aprovechó la mano libre para apretarla en un puño y hundirselo en el estómago. Por descontado que tenía formas mas sutiles de hacer las cosas, pero aquello se lo devolvería si o si-. Estoy esperando -volvió a darle otro puñetazo, mientras el agarre en su ropa le hacía encararle mientras hablaba. Al final optó por soltarle y volver a cruzarle la cara con otro golpe, levantándose y empujándolo hacia atrás, quedando en una postura aún mas extraña.
Suspiró, casi gruñendo y haciendo una mueca, mientras se apoyaba en el suelo, a ambos lados del cuerpo de la pantera. Tenía sus piernas alrededor de su cintura, mientras el ex-militar esta vez había quedado encima. El kimono desarreglado del otro tampoco ayudaba a tener una buena imagen de la escena.
-Necesitas una buena correa.
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Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
La pantera aguantó los golpes como todo un hombre. Su boca nunca tuvo restos de sangre.
Apretaba los dientes a la vez que miraba con toda la ferocidad del mundo al que ahora, se hallaba encima de él.
-Pues espera sentado, imbécil, porque no te mereces que te dedique la palabra- gritaba más que hablaba. Con los dientes por fuera, como si un lobo estuviese hablando frente a Kiku.
Soportó un par de golpes más haciendo mínimas muecas de dolor con el rostro - ¡Gilipoooooooooo**as!- cogió todo el impulso que le fue posible en aquella insana pose y le pegó un señor cabezazo al otro chico.
Apretó la mandíbula – ¡Jajajajaja! Una correa, dice. Ni los que me crearon fueron capaces de ponerme nada al cuello, vas a poder tu ¡jajajajajaj! Eres más estúpido de lo que creía en un principio jajajajaja-
La pantera, al ser ágil y dentro de sus posibilidades, se movía como anguila debajo del joven sadomasoquista hasta que su cabeza salió por el arco que forma una de las piernas y uno delos brazos de Kiku, o sea, que su cabeza salió por un costado del chico de arriba.
Hizo esto porque no quería tener tan cerca la cara del otro. Parece que estuviesen jugando al twister. – ¡Tio! Eres más pesado que una baca bajo del brazo. Si tienes ganas de ponerle correa y bozal a alguien ¡cómprate una mascota y deja al mundo en paz!- como tenia “cerca” el muslo de Kiku. Hinomura, propio de su condición animal, le dio por meterle un buen mordisco en esa parte tan blanda de la anatomía del otro.
Apretó allí hasta causar sangre que manchó la ropa de su acosador.
Hinomura seguía teniendo casi todo su cuerpo bajo Kiku pero luchaba por salir de allí, por supuesto y gracias a tanto movimiento el kimono de la pantera se abrió hasta que parte de su fundosi quedó al descubierto. Cosa que no advirtió.
Apretaba los dientes a la vez que miraba con toda la ferocidad del mundo al que ahora, se hallaba encima de él.
-Pues espera sentado, imbécil, porque no te mereces que te dedique la palabra- gritaba más que hablaba. Con los dientes por fuera, como si un lobo estuviese hablando frente a Kiku.
Soportó un par de golpes más haciendo mínimas muecas de dolor con el rostro - ¡Gilipoooooooooo**as!- cogió todo el impulso que le fue posible en aquella insana pose y le pegó un señor cabezazo al otro chico.
Apretó la mandíbula – ¡Jajajajaja! Una correa, dice. Ni los que me crearon fueron capaces de ponerme nada al cuello, vas a poder tu ¡jajajajajaj! Eres más estúpido de lo que creía en un principio jajajajaja-
La pantera, al ser ágil y dentro de sus posibilidades, se movía como anguila debajo del joven sadomasoquista hasta que su cabeza salió por el arco que forma una de las piernas y uno delos brazos de Kiku, o sea, que su cabeza salió por un costado del chico de arriba.
Hizo esto porque no quería tener tan cerca la cara del otro. Parece que estuviesen jugando al twister. – ¡Tio! Eres más pesado que una baca bajo del brazo. Si tienes ganas de ponerle correa y bozal a alguien ¡cómprate una mascota y deja al mundo en paz!- como tenia “cerca” el muslo de Kiku. Hinomura, propio de su condición animal, le dio por meterle un buen mordisco en esa parte tan blanda de la anatomía del otro.
Apretó allí hasta causar sangre que manchó la ropa de su acosador.
Hinomura seguía teniendo casi todo su cuerpo bajo Kiku pero luchaba por salir de allí, por supuesto y gracias a tanto movimiento el kimono de la pantera se abrió hasta que parte de su fundosi quedó al descubierto. Cosa que no advirtió.
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Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Le dolía la cabeza, el estómago y demasiadas cosas que no quería ni mencionar. Estaba enfadado, irritado y con un aura homicida innegable impregnando su cuerpo. Aquel tipo le estaba poniendo de los nervios, algo que normalmente no pasaba con nadie. Pero dado el estado en el que se encontraba, tenía motivos mas que suficientes como para sentir tal cantidad de hastío.
Tras volver a darle un fuerte golpe que solo logró avivar la jaqueca, quedó mirando al recortado césped, haciendo una mueca, mientras la pantera parecía querer escurrirse bajo él como una lombriz a la que han privado de tierra donde esconderse. Después, el mordisco. Y ya fue el colmo de lo aguantable.
Soltando un gruñido, levantó el brazo que cercaba al otro en su costado y le plantó la mano en la cara, despegándole dolorosamente de su pierna para volver a estamparle en el césped sin ningún cuidado. No iba a ser el que fuese amable de los dos. Se había encontrado con alguien indisciplinado, terco, grosero y violento, y aunque lo que estuviese viendo a través del kimono abierto le gustase eso no iba a impedir que fuese duro con él. Levantando la rodilla, se la plantó entre las piernas, encima de su intimidad cubierta por aquella tela demasiado fácil de quitar.
-Escúchame bien -resopló, mirándole con el ceño mas que fruncido. La mano, antes en su cara, se plantó en su frente para poder sujetarle con firmeza del pelo-. No quiero escuchar ni una gilipollez mas de ti, ¿me oyes? No tengo tanto tiempo libre como para aguantar a un estúpido macarra sin control alguno como tu -pareciera que estaba en algún tipo de interrogatorio como los de sus tiempos de militar. Mirándole a los ojos, estaba seguro de que muchos ya se habían fijado en los dos; sobre todo teniendo la pantera la ropa tan suelta y tan reveladora. Apretando mas la rodilla, desvió la mirada hacia su pecho bien formado y su cuello musculoso, tan diferente a los de su pet. Porque tenía un pet, claro.
-Si quieres algo de mi, pídemelo sin rodeos. Luego me pensaré si tomarlo en consideración o no.
Tras volver a darle un fuerte golpe que solo logró avivar la jaqueca, quedó mirando al recortado césped, haciendo una mueca, mientras la pantera parecía querer escurrirse bajo él como una lombriz a la que han privado de tierra donde esconderse. Después, el mordisco. Y ya fue el colmo de lo aguantable.
Soltando un gruñido, levantó el brazo que cercaba al otro en su costado y le plantó la mano en la cara, despegándole dolorosamente de su pierna para volver a estamparle en el césped sin ningún cuidado. No iba a ser el que fuese amable de los dos. Se había encontrado con alguien indisciplinado, terco, grosero y violento, y aunque lo que estuviese viendo a través del kimono abierto le gustase eso no iba a impedir que fuese duro con él. Levantando la rodilla, se la plantó entre las piernas, encima de su intimidad cubierta por aquella tela demasiado fácil de quitar.
-Escúchame bien -resopló, mirándole con el ceño mas que fruncido. La mano, antes en su cara, se plantó en su frente para poder sujetarle con firmeza del pelo-. No quiero escuchar ni una gilipollez mas de ti, ¿me oyes? No tengo tanto tiempo libre como para aguantar a un estúpido macarra sin control alguno como tu -pareciera que estaba en algún tipo de interrogatorio como los de sus tiempos de militar. Mirándole a los ojos, estaba seguro de que muchos ya se habían fijado en los dos; sobre todo teniendo la pantera la ropa tan suelta y tan reveladora. Apretando mas la rodilla, desvió la mirada hacia su pecho bien formado y su cuello musculoso, tan diferente a los de su pet. Porque tenía un pet, claro.
-Si quieres algo de mi, pídemelo sin rodeos. Luego me pensaré si tomarlo en consideración o no.
- Spoiler:
- [Por corto porque con estos dos tengo la imaginación a cero xDD]
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Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
-¡LO UNICO QUE QUIERO ES QUE ME QUITES LA RODILLA DE LOS HUEVOS!!- berreaba como un descosido. Tanto gritó que todos los animalillos del parque se escondieron o huyeron del lugar, y más de una persona también.
- Eso ¡y que te vayas al infierno! ¡Hijo de pu*a! – su expresión era algo grotesca ya que Kiku le tiraba de los pelos y le estaba doliendo.
Hinomura intentaba mirar hacia abajo – Oye, oye cuidado con las joyas de la corona ¡mamóm! Que no tengo ningunas de repuesto.- hizo un gesto de dolor con la cara al Master presionar más fuerte aquella blanda zona. –Itatatatatatai- dijo rápidamente mientras mantenía apretada la mandíbula.
Pero lo que Hinomura no sabía es que aquella rodilla estaba creando otro efecto en el que un simple dolor de testículos. Ya que en sus cachetes se había aposentado un leve color rosáceo y un calor, extraño para la pantera, subía desde su bajo vientre hasta el cuello.
Miraba con el único ojo que tenía abierto a Kiku mientras destilaba su ira a través de su mirar. – Eres un maldito sádico. Puedo olerlo en tu ropa y en tu piel- olisqueo el ambiente – si…. Huelo a sangre y no es la tuya- decía para descartar la sangre producida por el mordisco anterior. – Y también…- volvió a olisquear -¡a hombre! – Se regañó y negó levemente con la cabeza – Quiero decir, a otros hombres- abrió los ojos como platos.
Alzó una ceja extrañado. No entendía aquellos olores ya que la pobre pantera no posee muchas luces y no podía relacionar las ideas de sangre más olor a hombre, la verdad Kiku se ha topado con un luchador no con un premio Novel.
Pero dijo lo primero que se le pasó por aquella cabeza -¿Quién eres tú? Esos olores son propios de…- se asombró - ¡eres militar!- fue lo que su mente había sacado después de sumar sangre + hombre= militar. Pero este pensamiento tiene una explicación ya que la pantera estuvo perseguida varios años por los que le crearon y algún que otro militar, o séase que el olor le era familiar.
Hinomura había señalado a Kiku como si fuese un alien – Por eso te zafas de mis ataques y eres capaz de mantenerme con los huevos apretujados.- sonrió feliz pero malicioso al ver en Kiku un adversario.
-Eres bueno cara-pasa y por ello te solicito la revancha, pero antes- volvió a poner cara de mala ostia -¡quita tu pata de mis cojoneeeeeeeeeesss!!- berreo.
La pantera había visto en Kiku a alguien que le había derrotado con todas las delaley y aunque le doliese, eso lo respetaba y por ello necesita una revancha.
- Eso ¡y que te vayas al infierno! ¡Hijo de pu*a! – su expresión era algo grotesca ya que Kiku le tiraba de los pelos y le estaba doliendo.
Hinomura intentaba mirar hacia abajo – Oye, oye cuidado con las joyas de la corona ¡mamóm! Que no tengo ningunas de repuesto.- hizo un gesto de dolor con la cara al Master presionar más fuerte aquella blanda zona. –Itatatatatatai- dijo rápidamente mientras mantenía apretada la mandíbula.
Pero lo que Hinomura no sabía es que aquella rodilla estaba creando otro efecto en el que un simple dolor de testículos. Ya que en sus cachetes se había aposentado un leve color rosáceo y un calor, extraño para la pantera, subía desde su bajo vientre hasta el cuello.
Miraba con el único ojo que tenía abierto a Kiku mientras destilaba su ira a través de su mirar. – Eres un maldito sádico. Puedo olerlo en tu ropa y en tu piel- olisqueo el ambiente – si…. Huelo a sangre y no es la tuya- decía para descartar la sangre producida por el mordisco anterior. – Y también…- volvió a olisquear -¡a hombre! – Se regañó y negó levemente con la cabeza – Quiero decir, a otros hombres- abrió los ojos como platos.
Alzó una ceja extrañado. No entendía aquellos olores ya que la pobre pantera no posee muchas luces y no podía relacionar las ideas de sangre más olor a hombre, la verdad Kiku se ha topado con un luchador no con un premio Novel.
Pero dijo lo primero que se le pasó por aquella cabeza -¿Quién eres tú? Esos olores son propios de…- se asombró - ¡eres militar!- fue lo que su mente había sacado después de sumar sangre + hombre= militar. Pero este pensamiento tiene una explicación ya que la pantera estuvo perseguida varios años por los que le crearon y algún que otro militar, o séase que el olor le era familiar.
Hinomura había señalado a Kiku como si fuese un alien – Por eso te zafas de mis ataques y eres capaz de mantenerme con los huevos apretujados.- sonrió feliz pero malicioso al ver en Kiku un adversario.
-Eres bueno cara-pasa y por ello te solicito la revancha, pero antes- volvió a poner cara de mala ostia -¡quita tu pata de mis cojoneeeeeeeeeesss!!- berreo.
La pantera había visto en Kiku a alguien que le había derrotado con todas las delaley y aunque le doliese, eso lo respetaba y por ello necesita una revancha.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
“Eres un maldito sádico” Kiku no podría describirse mejor, aunque quizás prefería utilizar un tono mucho mas elegante que aquel para recalcar aquella parte de su personalidad. Después de todo no era un simple hombre que disfrutaba con la violencia sin sentido; aunque aquel muchacho le estuviese incitando a actuar de manera incoherente.
Mas que soltarle, afirmó su agarre en su pelo y echó hacia delante la rodilla, frotándola entre sus piernas en un vaivén sutil, lento, mientras pensaba a que demonios olía para asociarlo tan rápidamente a su antigua profesión. Sangre, hombres... Eso último lo entendía, ya que la noche pasada estaba aún impregnada en su piel en forma de perfume de aquel tipo, así como indirectamente de todos los demás que estaban en la habitación de aquel Club.
-Bien visto, genio -dijo, sin cambiar aquella expresión suya de seria serenidad, teñida quizás por el cierto interés que había despertado el rubor de aquel gatito abandonado-. Pero aún sabiéndolo, ¿que piensas hacer? No por haber descubierto algo como eso te perdonaré la osadía que has tenido en mi contra, ¿sabes?
Su irritación iba en aumento. Su otra mano se palpó la pierna, alzándola luego. Los dedos manchados de sangre delinearon los labios del pet, mientras que Kiku optaba por acercarse con una mirada demasiado maliciosa en el rostro.
-¿Que te pasa? -murmuró con su voz baja, sensual y provocativa. La que siempre se le ponía cuando ejercía de Master- ¿Te gusta esto? Creo que en el fondo no quieres que te suelte -frotó mas gráficamente su entrepierna, metiendo los dedos en su boca un fugaz instante, para que degustase aquel sabor metálico. Luego bajó, con la punta de los dedos húmeda, por su cuello y sus clavículas, estirando la mano para tocar completamente con ella uno de sus pectorales bajo el kimono desarreglado. Definido, suave y tonificado por los ejercicios que hiciese. En todo caso, no estaba nada mal.
Le miró desde arriba. Aún le tenía sujeto y su pelo se desperdigaba por la hierba recortada que crecía en el suelo. Aquel ceño fruncido y aquel rostro que demandaba una revancha y el constante sufrimiento por notar aquella dolorosa presión entre sus piernas le hacía ver absurdamente atractivo. Sin embargo, no podía hacer nada indebido estando donde estaban. A pesar de todo tenía una reputación, y desde hace un tiempo las miradas de alrededor resultaban un poco incómodas. Soltandole, acabó por levantarse, pero no sin llevarlo consigo por la pechera de la ropa. Sin dignarse mucho a mirarle, lo arrastró al interior del parque, dándose la vuelta a los pocos pasos para acabar pegándolo de cara a un grueso tronco, tomando sus manos para retorcerlas tras su espalda. Definitivamente tenía un mal día para acabar siendo tan poco sutil; y mas con alguien del que no conocía ni su nombre.
-Aún tengo que cobrarme el mordisco -susurró, acercándose a su cuello, dejando que su aliento cálido chocase contra él antes de morderle, sujetando con firmeza sus brazos para evitar mas golpes, así como flexionar ligeramente las rodillas para mantenerse entre las piernas de la pantera. No caería una segunda vez.
Mas que soltarle, afirmó su agarre en su pelo y echó hacia delante la rodilla, frotándola entre sus piernas en un vaivén sutil, lento, mientras pensaba a que demonios olía para asociarlo tan rápidamente a su antigua profesión. Sangre, hombres... Eso último lo entendía, ya que la noche pasada estaba aún impregnada en su piel en forma de perfume de aquel tipo, así como indirectamente de todos los demás que estaban en la habitación de aquel Club.
-Bien visto, genio -dijo, sin cambiar aquella expresión suya de seria serenidad, teñida quizás por el cierto interés que había despertado el rubor de aquel gatito abandonado-. Pero aún sabiéndolo, ¿que piensas hacer? No por haber descubierto algo como eso te perdonaré la osadía que has tenido en mi contra, ¿sabes?
Su irritación iba en aumento. Su otra mano se palpó la pierna, alzándola luego. Los dedos manchados de sangre delinearon los labios del pet, mientras que Kiku optaba por acercarse con una mirada demasiado maliciosa en el rostro.
-¿Que te pasa? -murmuró con su voz baja, sensual y provocativa. La que siempre se le ponía cuando ejercía de Master- ¿Te gusta esto? Creo que en el fondo no quieres que te suelte -frotó mas gráficamente su entrepierna, metiendo los dedos en su boca un fugaz instante, para que degustase aquel sabor metálico. Luego bajó, con la punta de los dedos húmeda, por su cuello y sus clavículas, estirando la mano para tocar completamente con ella uno de sus pectorales bajo el kimono desarreglado. Definido, suave y tonificado por los ejercicios que hiciese. En todo caso, no estaba nada mal.
Le miró desde arriba. Aún le tenía sujeto y su pelo se desperdigaba por la hierba recortada que crecía en el suelo. Aquel ceño fruncido y aquel rostro que demandaba una revancha y el constante sufrimiento por notar aquella dolorosa presión entre sus piernas le hacía ver absurdamente atractivo. Sin embargo, no podía hacer nada indebido estando donde estaban. A pesar de todo tenía una reputación, y desde hace un tiempo las miradas de alrededor resultaban un poco incómodas. Soltandole, acabó por levantarse, pero no sin llevarlo consigo por la pechera de la ropa. Sin dignarse mucho a mirarle, lo arrastró al interior del parque, dándose la vuelta a los pocos pasos para acabar pegándolo de cara a un grueso tronco, tomando sus manos para retorcerlas tras su espalda. Definitivamente tenía un mal día para acabar siendo tan poco sutil; y mas con alguien del que no conocía ni su nombre.
-Aún tengo que cobrarme el mordisco -susurró, acercándose a su cuello, dejando que su aliento cálido chocase contra él antes de morderle, sujetando con firmeza sus brazos para evitar mas golpes, así como flexionar ligeramente las rodillas para mantenerse entre las piernas de la pantera. No caería una segunda vez.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Aquella sangre, la de Kiku, la que pasaba por sus labios, su sabor era demasiado metálico incluso para ser un ser humano sabía demasiado agria. Hinomura no pudo evitar el acto-reflejo de sacar levemente su lengua cuando Kiku metió sus dedos a la vez que su cerebro retenía el 50% de los espasmos que podían producirse en su cuerpo gracias a cierta rodilla “mal posicionada”.
Por supuesto sus mirada, más enfadada que asustada, siguió el camino que delineaban los dedos del Master - ¡¡ya está bien, hombre!!- grito como alma que lleva el demonio antes de ser incorporado y redirigido - ¡¡eres un cabrón de la peor de las calañas!! ¡¡no vales para nada, mamón!! ¡¡ah!- soltó un quejido cuando su pecho chocó contra el tronco. Por descontado intentaba soltarse de mil maneras diferentes pero se encontraba en una mala posición… muy mala posición.
Ante el mordisco ajeno Hinomura solo apretó los dientes y los ojos para no ponerse en una posición más indecente de la que ya estaba –Pues si tú te tienes que cobrar un insignificante mordisco, yo te las haré pasar canutas por el deshonor que me has causado al intentarme alimentar como a un simple animalejo. ¡¡cabronazo!! En cuanto me suelte sabrás quien soy yo- forcejeaba y se movía como una anguila.
Al sentir la presión sobre sus cuartos traseros a Hinomura le comenzó a entender lo que le estaba pasando a Kiku por la cabeza -¡¡YAMERU!! YAMERUUU!! (déjame)- gritaba entre dientes ya que gritar desaforadamente haría que la gente se acercase a aquel lugar y lo viesen en aquella penosa situación, y no era algo que él quisiese.
-Te rebanaré la cabeza con mi katana ya solo por el hecho de…- en ese momento Hinomura empalideció su mirada se volvió loca por el lugar en busca de su preciada arma, pero sólo pudo ver parte del mango ya que estaba bajo unos arbustos.
Sus movimientos se volvieron extremadamente fuertes y violentos -¡Kiba!- sus pupilas se dilataron y apretó tanto los dientes que a punto estuvo de romperse una muela. Decidido como estaba a liberarse miró de reojo a Kiku hasta calcular la distancia con él, la cual era mínima, con las mismas Hinomura torció la cabeza para coger impulso y ¡CLONCK! El sonido producido al impactar ambas cabezas.
La pantera volvió a mirar hacia la katana durante un segundo para luego volver a repetir la misma acción unas cuatro o cinco veces y ya para terminar de rematar la faena, la pantera alzó las piernas, las colocó a los lados del tronco y se impulsó hacia detrás haciendo que ambos cuerpos impactasen contra el césped.
Hinomura huyó directo hasta su arma –Kiba, Kiba- decía con la voz algo rota y las pupilas contraídas hasta que por fin tuvo su espada entre sus manos. Suspiro tranquilo porque su arma era de las pocas cosas que poseía y amaba incluso más que su propia vida.
Tranquilo estuvo hasta que la mirada de su ojo negro se volvió turbia y su ojo verde se iluminó. – Tetsuyuki-dono ¿Qué pretendía hacerme? Porque no estaría pensando en violarme ¿verdad?- su cara era una máscara blanca enmarcada por una melena azabache mientras caminaba tambaleante pero rígido hacia Kiku con la punta de la katana rozando el suelo –¿verdad? Si la respuesta es afirmativa sabe de sóbralo que le va a ocurrir- sentenció el moreno mientras colocaba la funda de la espada en el obi de su totalmente desarreglado kimono.
Por supuesto sus mirada, más enfadada que asustada, siguió el camino que delineaban los dedos del Master - ¡¡ya está bien, hombre!!- grito como alma que lleva el demonio antes de ser incorporado y redirigido - ¡¡eres un cabrón de la peor de las calañas!! ¡¡no vales para nada, mamón!! ¡¡ah!- soltó un quejido cuando su pecho chocó contra el tronco. Por descontado intentaba soltarse de mil maneras diferentes pero se encontraba en una mala posición… muy mala posición.
Ante el mordisco ajeno Hinomura solo apretó los dientes y los ojos para no ponerse en una posición más indecente de la que ya estaba –Pues si tú te tienes que cobrar un insignificante mordisco, yo te las haré pasar canutas por el deshonor que me has causado al intentarme alimentar como a un simple animalejo. ¡¡cabronazo!! En cuanto me suelte sabrás quien soy yo- forcejeaba y se movía como una anguila.
Al sentir la presión sobre sus cuartos traseros a Hinomura le comenzó a entender lo que le estaba pasando a Kiku por la cabeza -¡¡YAMERU!! YAMERUUU!! (déjame)- gritaba entre dientes ya que gritar desaforadamente haría que la gente se acercase a aquel lugar y lo viesen en aquella penosa situación, y no era algo que él quisiese.
-Te rebanaré la cabeza con mi katana ya solo por el hecho de…- en ese momento Hinomura empalideció su mirada se volvió loca por el lugar en busca de su preciada arma, pero sólo pudo ver parte del mango ya que estaba bajo unos arbustos.
Sus movimientos se volvieron extremadamente fuertes y violentos -¡Kiba!- sus pupilas se dilataron y apretó tanto los dientes que a punto estuvo de romperse una muela. Decidido como estaba a liberarse miró de reojo a Kiku hasta calcular la distancia con él, la cual era mínima, con las mismas Hinomura torció la cabeza para coger impulso y ¡CLONCK! El sonido producido al impactar ambas cabezas.
La pantera volvió a mirar hacia la katana durante un segundo para luego volver a repetir la misma acción unas cuatro o cinco veces y ya para terminar de rematar la faena, la pantera alzó las piernas, las colocó a los lados del tronco y se impulsó hacia detrás haciendo que ambos cuerpos impactasen contra el césped.
Hinomura huyó directo hasta su arma –Kiba, Kiba- decía con la voz algo rota y las pupilas contraídas hasta que por fin tuvo su espada entre sus manos. Suspiro tranquilo porque su arma era de las pocas cosas que poseía y amaba incluso más que su propia vida.
Tranquilo estuvo hasta que la mirada de su ojo negro se volvió turbia y su ojo verde se iluminó. – Tetsuyuki-dono ¿Qué pretendía hacerme? Porque no estaría pensando en violarme ¿verdad?- su cara era una máscara blanca enmarcada por una melena azabache mientras caminaba tambaleante pero rígido hacia Kiku con la punta de la katana rozando el suelo –¿verdad? Si la respuesta es afirmativa sabe de sóbralo que le va a ocurrir- sentenció el moreno mientras colocaba la funda de la espada en el obi de su totalmente desarreglado kimono.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Un parque frecuentado por críos y familias no era el lugar mas indicado para pelearse o hacer ciertos tipos de cosas. Aún estando retirado, Kiku tenía una imagen que mantener como militar respetable -dentro de lo posible-; pero otras veces, como era aquella, parecía no importarle demasiado quien pudiese verle. Había llegado a un punto en el que actuaba por instinto. De todos con los que se había topado aquella pantera no era el peor -ni de lejos-, pero tenía el tipo de carácter que lograba sacar la parte impaciente de si.
Cuando su campo de visión se redujo a su coronilla estampándose contra su rostro lo maldijo internamente tantas veces que perdió la cuenta. Cuando repitió la acción a la desesperada y volvió a comer césped no se molestó en levantarse. Lo escuchaba corretear, llamando a saber quien. ¿Por fin suplicaba por ayuda? ¿Y que era ese tono de cachorro abandonado? Lo encontraba bastante tentador...
Mirando hacia arriba, donde el cielo aparecía escasamente tras las porciones de maleza alta de los árboles, entrecerró los ojos cuando la sombra se desplazaba por su rostro gracias a la brisa. Tenía ganas de llegar a casa, pero también descargar su cabreo con alguien. El club aquellas horas estaba cerrado. ¿Y si se largaba y simplemente dormía hasta la tarde? Como siguiera en aquel parque haría de todo menos relajarse...
-¿Que me va a ocurrir? -habló instantes después, al escuchar el crujido de la hierba tras los pasos del malhumorado pet. Se incorporó de forma insultantemente despreocupada, lanzandole una mirada de párpados bajos y mueca de hastío- Lo siento, pero no me dejo amenazar por alguien que se hubiese dejado follar, ¿me equivoco? -se levantó, sacudiéndose el pantalón. Tenía, de tanto trote, la ropa desarreglada y amoratados golpes en el rostro. Sentía el sabor metálico de la sangre en la boca y el cuerpo desentumeciéndose por los largos minutos de pelea dudosa con aquel gatito- Que quisiera violarte o no es cosa mía. Como lo veas tu después me es indiferente.
Alzó el mentón, mirándole, avanzando hacia él y echándole una ojeada a la espada que se había colocado en el obi. Por aquel gesto parecía haberle ganado algo de respeto, ya que Tetsuyuki era alguien muy tradicional con todo lo referente a la cultura Japonesa que enfocaba hacia las armas blancas. Plantándose delante de Hinomura, con las cejas fruncidas y la boca formando un arco antipático hacia abajo, volvió a hablar.
-De ti depende si quieres deshonrarte como hombre o como samurai -citó, bastante digno, a pesar del aura homicida que estaba emanando. Existían los duelos justos o las peleas salvajes, y por supuesto no se echaría atrás en ninguna-. Si eres listo lo harás como hombre, ya que darle por el culo a un samurai me dejaría mal sabor de boca -comentó casi con saña tras inclinarse ligeramente hacia delante.
Desde lejos se escuchaban murmullos y entre el tráfico de la ciudad sirenas de coches patrulla. ¿Habían acabado llamándoles? Era lógico, considerando la cantidad de críos que iban a pasar la tarde a un lugar como aquel. Kiku se incorporó, mirando mucho mas atrás del otro antes de tomarse la situación con tranquilidad. Posó una mano en el hombro de la pantera y le empujó a un lado con un ligero “aparta”, retomando el camino hacia donde había dejado sus cosas.
Cuando su campo de visión se redujo a su coronilla estampándose contra su rostro lo maldijo internamente tantas veces que perdió la cuenta. Cuando repitió la acción a la desesperada y volvió a comer césped no se molestó en levantarse. Lo escuchaba corretear, llamando a saber quien. ¿Por fin suplicaba por ayuda? ¿Y que era ese tono de cachorro abandonado? Lo encontraba bastante tentador...
Mirando hacia arriba, donde el cielo aparecía escasamente tras las porciones de maleza alta de los árboles, entrecerró los ojos cuando la sombra se desplazaba por su rostro gracias a la brisa. Tenía ganas de llegar a casa, pero también descargar su cabreo con alguien. El club aquellas horas estaba cerrado. ¿Y si se largaba y simplemente dormía hasta la tarde? Como siguiera en aquel parque haría de todo menos relajarse...
-¿Que me va a ocurrir? -habló instantes después, al escuchar el crujido de la hierba tras los pasos del malhumorado pet. Se incorporó de forma insultantemente despreocupada, lanzandole una mirada de párpados bajos y mueca de hastío- Lo siento, pero no me dejo amenazar por alguien que se hubiese dejado follar, ¿me equivoco? -se levantó, sacudiéndose el pantalón. Tenía, de tanto trote, la ropa desarreglada y amoratados golpes en el rostro. Sentía el sabor metálico de la sangre en la boca y el cuerpo desentumeciéndose por los largos minutos de pelea dudosa con aquel gatito- Que quisiera violarte o no es cosa mía. Como lo veas tu después me es indiferente.
Alzó el mentón, mirándole, avanzando hacia él y echándole una ojeada a la espada que se había colocado en el obi. Por aquel gesto parecía haberle ganado algo de respeto, ya que Tetsuyuki era alguien muy tradicional con todo lo referente a la cultura Japonesa que enfocaba hacia las armas blancas. Plantándose delante de Hinomura, con las cejas fruncidas y la boca formando un arco antipático hacia abajo, volvió a hablar.
-De ti depende si quieres deshonrarte como hombre o como samurai -citó, bastante digno, a pesar del aura homicida que estaba emanando. Existían los duelos justos o las peleas salvajes, y por supuesto no se echaría atrás en ninguna-. Si eres listo lo harás como hombre, ya que darle por el culo a un samurai me dejaría mal sabor de boca -comentó casi con saña tras inclinarse ligeramente hacia delante.
Desde lejos se escuchaban murmullos y entre el tráfico de la ciudad sirenas de coches patrulla. ¿Habían acabado llamándoles? Era lógico, considerando la cantidad de críos que iban a pasar la tarde a un lugar como aquel. Kiku se incorporó, mirando mucho mas atrás del otro antes de tomarse la situación con tranquilidad. Posó una mano en el hombro de la pantera y le empujó a un lado con un ligero “aparta”, retomando el camino hacia donde había dejado sus cosas.
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Aquel hombre le había sobado tanto la moral que hasta la susodicha había sacado la katana.
A Hinomura se le desorbitaron los ojos cuando Kiku comenzó a parlotear. La lengua bífida de aquel simple humano era mortal, la verdad que emanaba de aquel enfadado rostro hacia que las tripas de Hinomura se revolviesen de dolor ¿o era el hambre?... No, seguro que era de dolor. -¿Deshonra? No existe esa palabra en mi diccionario- pura mentira, su primera deshonra fue a manos de su propia familia y desde ese entonces no quiere volverla a sufrir –Aunque puedo decir que hace unos minutos he sufrido la mayor de las deshonras… conocerte. ¡No vales la pena ni como humano! Y menos para retarte a un duelo.- dijo después de que Kiku le hubiese “empujado” – Así que por ahora no te preocupes tanto por a quien vas a dar por culo.- la ira que emanaba el pequeño cuerpo de la pantera no disminuía, por supuesto aquel leve empujón le subió su nivel de cólera.
Ahí fue cuando escuchó las sirenas de la policía y un alboroto lejano, voces de mujeres, voces con tintes de preocupación. Alzó la cabeza rápidamente girando sus ojos a su alrededor. No podía dejar que las autoridades lo encontrasen, de lo contrario darían parte a la Pet Shop y le meterían allí de cabeza –Shit! La poli- gruño.
Y aunque se encontrase tan enfadado como estaba su cuerpo era incapaz de levantar la katana, se giró para marcharse mientras la empuñaba pero sin levantar la punta que rozaba la tierra. Su respiración era lenta y profunda, los párpados le pesaban… mentira, todo su cuerpo era tan pesado como una piedra. Mientras intentaba mantener los ojos abiertos y la compostura, en un momento dado su vista se nubló. Al querer avanzar una de sus piernas cedió y calló hincando una rodilla mientras usaba su arma como apoyo. Comenzó a respirar por la boca a la vez que se restregaba los ojos para poder ver.
No, su cuerpo ya no le pertenecía y un peso, como una oscuridad, lo envolvió por completo sumiéndolo en un estado de inconsciencia.
Su cuerpo inerte cayó de boca al suelo y aunque se mantuviese en ese estado su mano seguía aferrada alrededor del mango de Kiba.
(off: ¿me lo vas a dejar ahi tirado? XDD)
A Hinomura se le desorbitaron los ojos cuando Kiku comenzó a parlotear. La lengua bífida de aquel simple humano era mortal, la verdad que emanaba de aquel enfadado rostro hacia que las tripas de Hinomura se revolviesen de dolor ¿o era el hambre?... No, seguro que era de dolor. -¿Deshonra? No existe esa palabra en mi diccionario- pura mentira, su primera deshonra fue a manos de su propia familia y desde ese entonces no quiere volverla a sufrir –Aunque puedo decir que hace unos minutos he sufrido la mayor de las deshonras… conocerte. ¡No vales la pena ni como humano! Y menos para retarte a un duelo.- dijo después de que Kiku le hubiese “empujado” – Así que por ahora no te preocupes tanto por a quien vas a dar por culo.- la ira que emanaba el pequeño cuerpo de la pantera no disminuía, por supuesto aquel leve empujón le subió su nivel de cólera.
Ahí fue cuando escuchó las sirenas de la policía y un alboroto lejano, voces de mujeres, voces con tintes de preocupación. Alzó la cabeza rápidamente girando sus ojos a su alrededor. No podía dejar que las autoridades lo encontrasen, de lo contrario darían parte a la Pet Shop y le meterían allí de cabeza –Shit! La poli- gruño.
Y aunque se encontrase tan enfadado como estaba su cuerpo era incapaz de levantar la katana, se giró para marcharse mientras la empuñaba pero sin levantar la punta que rozaba la tierra. Su respiración era lenta y profunda, los párpados le pesaban… mentira, todo su cuerpo era tan pesado como una piedra. Mientras intentaba mantener los ojos abiertos y la compostura, en un momento dado su vista se nubló. Al querer avanzar una de sus piernas cedió y calló hincando una rodilla mientras usaba su arma como apoyo. Comenzó a respirar por la boca a la vez que se restregaba los ojos para poder ver.
No, su cuerpo ya no le pertenecía y un peso, como una oscuridad, lo envolvió por completo sumiéndolo en un estado de inconsciencia.
Su cuerpo inerte cayó de boca al suelo y aunque se mantuviese en ese estado su mano seguía aferrada alrededor del mango de Kiba.
(off: ¿me lo vas a dejar ahi tirado? XDD)
Invitado- Invitado
Re: No me toques los coj++es (Priv. Kiku)
Si, lo dejaría tirado. Total, no le debía mas que un par de golpes, y se las cobraría dejando que le atrapasen y le encerrasen en el Mercado Negro. Con suerte allí lo violarían tantas veces que se le olvidaría el significado de la palabra “dignidad”...
Cogió sus cosas: su chaqueta, los envoltorios de la que había sido su comida y la bolsa con el bento aún sin abrir. Llevaba sin dormir desde la mañana del día anterior, así que se iría a casa, saciaría sus ansias con su “gatito”, se daría una ducha y dormiría hasta la noche. Luego, saldría a trabajar.
Miró a su espalda, mientras el sonido de los coches patrulla llegaban desde el otro lado del parque. Muchos curiosos miraban la escena, otros preferían preguntarse por que la policía estaba interviniendo en aquel lugar, yendo directamente a buscarles. El cuerpo de otro pesado felino descansaba sobre el césped, con la ropa desarreglada y la katana firmemente sujeta. La mirada de Kiku divagó sobre sus piernas descubiertas, sobre el torrente de pelo negro que se mezclaba con el verde de la hierba, afilándose cuando enfocó aquella espada. Sus iris rodaron hacia donde provenía el alboroto de los coches, con paciencia, y luego de nuevo hacia Hinomura. Con la chaqueta bajo el brazo, acabó por acercarse, haciendo sombra sobre su cuerpo inconsciente.
Debería dejarlo, y que se jodiese un rato entre rejas. Que lo comprase cualquier depravado y que hicieran buen uso de todo aquel carácter que tenía. ¿La mayor deshonra había sido conocerle? ¡Como si le importase lo que pensase de él un gato callejero como aquel! Aunque al parecer si le importaba, y aunque fuese mas por maldad que por honor propio, se agachó, cogió la vaina de aquella katana y tiró de ella para arrebatársela de las manos. No fue fácil. Incluso inconsciente parecía buscarla desesperadamente, lo cual le hizo observarla con detenimiento. Reconocía que parecía de muy buena casa...
[…]
-Apartaos, por favor. Hagan sitio -el agente, junto con su compañero, peinaron el parque con la mirada- ¿Quién ha llamado a la policía? -la gente se miró en derredor, mientras la escena del conflicto estaba completamente vacía.
Jódete y sígueme, GATO (?)~
Cogió sus cosas: su chaqueta, los envoltorios de la que había sido su comida y la bolsa con el bento aún sin abrir. Llevaba sin dormir desde la mañana del día anterior, así que se iría a casa, saciaría sus ansias con su “gatito”, se daría una ducha y dormiría hasta la noche. Luego, saldría a trabajar.
Miró a su espalda, mientras el sonido de los coches patrulla llegaban desde el otro lado del parque. Muchos curiosos miraban la escena, otros preferían preguntarse por que la policía estaba interviniendo en aquel lugar, yendo directamente a buscarles. El cuerpo de otro pesado felino descansaba sobre el césped, con la ropa desarreglada y la katana firmemente sujeta. La mirada de Kiku divagó sobre sus piernas descubiertas, sobre el torrente de pelo negro que se mezclaba con el verde de la hierba, afilándose cuando enfocó aquella espada. Sus iris rodaron hacia donde provenía el alboroto de los coches, con paciencia, y luego de nuevo hacia Hinomura. Con la chaqueta bajo el brazo, acabó por acercarse, haciendo sombra sobre su cuerpo inconsciente.
Debería dejarlo, y que se jodiese un rato entre rejas. Que lo comprase cualquier depravado y que hicieran buen uso de todo aquel carácter que tenía. ¿La mayor deshonra había sido conocerle? ¡Como si le importase lo que pensase de él un gato callejero como aquel! Aunque al parecer si le importaba, y aunque fuese mas por maldad que por honor propio, se agachó, cogió la vaina de aquella katana y tiró de ella para arrebatársela de las manos. No fue fácil. Incluso inconsciente parecía buscarla desesperadamente, lo cual le hizo observarla con detenimiento. Reconocía que parecía de muy buena casa...
[…]
-Apartaos, por favor. Hagan sitio -el agente, junto con su compañero, peinaron el parque con la mirada- ¿Quién ha llamado a la policía? -la gente se miró en derredor, mientras la escena del conflicto estaba completamente vacía.
Jódete y sígueme, GATO (?)~
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