Una noche peculiar [Priv. Kasaki]

Nuevamente después del trabajo salía a desvelarse para después volver a su departamento para seguir haciéndolo, en su rostro ya se denotaban unas ojeras que bien se podían quitar con un buen descanso. Su cuerpo ya reclamaba por ese descanso, pero él tan terco que era seguía esa rutina que sabía que con el paso del tiempo terminaría matándole o solo teniendo un colapso. No sabía el porqué lo hacía, tal vez porque necesitaba unas vacaciones y era la única forma de conseguirlas o solo, por estupidez suya.

Caminaba arrastrando un poco los pies, chocando con la gente que pasaba a su alrededor y solo respondía con una sonrisa a media luna ante los reclamos que escuchaba de los desconocidos. Tenía sed y hambre, pero no quería ir al mismo lugar al que siempre iba, no quería encontrarse con gente indeseada y con una que otra persona con la que se acostó en el pasado y seguían buscándole, el simple hecho de mentirles para escapar de ellos le cansaba, aunque a veces, admitía que era divertido verles caer ante su juego de seducción, le parecía increíble la cantidad de veces que se podía dañar a una persona y aun así estas seguían ahí, a sus pies, deseando poder tener otra oportunidad para ver a ese kasaki cariñoso y atento que era por algunos días hasta que se aburría y tomaba una actitud demasiado fría y, con solo unas palabras terminaba todo.

Las personas son extrañas, ¿o lo seré yo? –Pensó para si en voz alta, importándole poco que la gente le tomara por un loco. Su llamativa mirada color rubí se fijo en un bar cercano el cual se veía bastante tranquilo, volvió a esbozar una sonrisa ladina y se dirigió a paso tranquilo a el lugar, esta vez sin arrastrar los pies y con una mano se acomodo el cabello. Tal vez un trago ayudaría a despejar su mente y le relajaría, ya era demasiado pensamiento por hoy, aunque la conclusión de esos pensamientos es que las personas definitivamente eran masoquistas y todas necesitaban ayuda de algún psicólogo. – Je –Emitió una tenue risilla y abriendo la puerta del bar para disponerse a entrar se encamino rápidamente a la barra tomando asiento en un lugar apartado de la poca gente que se encontraba ahí, la cual le tenía sin cuidado en esos momentos. – Un tequila por favor. –Musito con aquel tono aterciopelado y, afilando su mirada la clavo en el joven que atendía en la barra, observándole, esperando su bebida mientras recargaba sus codos en la barra, mirando sin mirar en realidad.

Le pareció tan divertida la reacción del barman al voltear a verle, sabía que podía causar ese efecto de nervios en las personas. En seguida fue atendido aunque algo apresurado, cosa que no le importo demasiado, tampoco le importo que se fuera el mesero en cuanto le sirvió el vaso de tequila y mucho menos el ruido que se comenzaba a formar, lo único que le importaba era su vaso de tequila, pero justo antes de poder darle un trago sintió ese golpe. Todo paso rápido y solo pudo mirar su vaso en el suelo. Chasqueo la lengua y frunció el ceño mirando de reojo el forcejeó y la razón por la cual el barman se había ido de repente. Observo un momento, con molesta hasta que volvió a ser empujado y sostuvo al chico de cabellos negros.

De repente todo se hizo silencio y, importándole poco la delicadeza, empujo a un lado al chico y se acerco rápidamente al hombre ebrio que seguía terco dándole un golpe directo en la cara lo cual le hizo retroceder y caer de espaldas al suelo.- Imbécil...-Musito con voz ronca y molesta.- Por tu culpa no pude beber ni una gota de mi tequila... -Sabia que el hombre no le escuchaba pues estaba demasiado aturdido como para hacerlo. Solo observo como intentaba reclamar y ponerse de pie cosa que le era un tanto imposible debido a su estado de embriagues.

El pelinegro de mirada color rubí y que en esa ocasión mostraba una expresión asesina se acerco al hombre y posicionándose arriba de él le sostuvo de la camisa levantándolo con facilidad, cosa que parecía demasiado rara debido a su complexión delgada. Le acercó cada vez más y le susurro en el oído al hombre “Ahora lárgate antes de que te mate”. Esbozo una sonrisa a media luna y le soltó. Enseguida aquel hombre se levanto y parecía que el alcohol que había tomado hubiera desaparecido. Solo salió del lugar asustado sin mirar atrás disculpándose repetidas veces.

Después de esa escena y del silencio que había, volvió a cobrar compostura y cambiando radicalmente de actitud sonrió de manera encantadora.- Lamento mucho lo que acaban de ver, por favor vuelvan a sus cosas... -Hizo un ademan con su mano y poco a poco comenzó a escucharse murmullos y luego las voces de la gente ya tranquila y relajada, como si nada hubiera pasado. Kasaki se acomodo el cabello hacia atrás y miro al chico al cual había empujado minutos atrás.- También lamento que hayas tenido que ver eso...-Comento tendiéndole una mano esbozando una sonrisa mas, un poco más suave y relajada.- No creo que vuelva...-Agregó con voz calmada en un intento de transmitirle esa tranquilidad al chico de cabellos negros.

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