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Capitulo 4.1: Observar y aprender ~private~

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Capitulo 4.1: Observar y aprender ~private~ Empty Capitulo 4.1: Observar y aprender ~private~

Mensaje por Invitado Mar Jul 26, 2011 6:34 am

Había perdido la noción del tiempo cuando el cálido cuerpo del pirata había hecho la función de colchón viscolátex para que él pudiese dormirse encima. No tenía ni idea de cuando se había ido ni que hora era cuando Saya había decidido despertarlo pasadas las diez, ya vestido y con la maleta colgada el hombro a punto de irse a su primera clase en la universidad. Kaede se había levantado como un resorte y había mirado a su alrededor sin notar nada mas de la presencia de Chosokabe que su olor en las mantas. ¿¡Se había ido sin despertarlo!? ¡Toda la mañana a la porra! Se suponía que tenía que limpiar y fregar los platos del desayuno, no quedarse dormido hasta las tantas sin vigilar al invitado que había metido en casa, en su cuarto y en su cama. Refunfuñando y apartando la cara de Saya que pretendía darle un beso de buenos días, se levantó de la cama y se dio prisa en fregar al menos lo que se había acumulado en el fregadero. Al medio día se fue a la universidad. Algo mas descansado que otras veces pero pensando que el cachorro albino se llevaría una buena bronca cuando lo viese por la noche en el club.


Las charlas sobre el Impresionismo mientras se intentaba descifrar que tipo de pinturas e iluminaciones usaba Monet en sus obras le dejaban la cabeza en un estado de concentración tan cortante que parecía siete veces mas malhumorado que de costumbre. Le gustaba escuchar hablar sobre arte, sobre fotografía y sobre lo jodidamente refinado y elegante que eran las pinturas barrocas de principios de siglo pero prefería la arquitectura y un arte mas simple, aunque solo se tratase de un punto en medio de un lienzo blanco. Caminaba de camino a la estación para volver a casa con dos de sus compañeros de clase (Saya tenía una clase mas), hablando sobre visitar París para tener una mejor idea de la influencia del arte y sus innumerables interpretaciones. Además se decía que el pan de allí era bueno y las chicas guapas.

-Son perfectas porque todo es natural ¿sabes? Tienen estilo y son sexys~

-Pero tienen fama de gastarse mucho dinero en productos de belleza. Como novio te quedarías sin sueldo en menos de lo que canta un gallo -su otro compañero fue mas realista.

-¡Pero eso es lo de menos! Si sales con una mujer francesa su padre automáticamente te buscará un puesto en su empresa para que puedas mimar y consentir a su hija -levantó el pulgar- Es el plan PERFECTO. Deberíamos ir a París, ¿verdad Mizunuma? -le dio una palmada en la espalda añadiendolo a la conversación. Kaede solo asintió a pesar de que el interés que tenía por las chicas era mas que nulo. Y hablando de interés le pareció escuchar la estridente risa de Chosokabe seguido de la risita de una mujer. Mirando al otro lado de la calle lo vio en la puerta de un local con sus casi dos metros de alto hablando a gritos con la que quizás era una clienta. Mientras caminaba lo observó de reojo mientras el compañero que le había dado al palmada le rodeaba los hombros con el brazo y le hacía seguir caminando, preguntando si le apetecía pasarse por un Mc´Donals a comer antes de volver a casa.

Kaede no apartó la vista. El chucho parecía un trabajador que sabía ganarse la simpatía de sus clientes y la confianza de cualquiera que hablase con él mas de dos veces, y aunque no parecía estarse aplicando el protocolo de educación que le había enseñado en el Club todos los que salían del local parecían bastante satisfechos. Apartó la vista con una expresión indiferente y pretendiendo no conocerle siguió de largo, pensando que ya le echaría la bronca por la noche cuando le viese.

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Mensaje por Chosokabe Jue Jul 28, 2011 9:50 am

Mira que le costó salir de aquella cama sin despertar al enano. Que por muy pequeño que pareciese Kaede también pesaba lo suyo y Chosokabe pudo salir de aquella casa gracias a dos pedazos de pifias con los dados si no, hubiese despertado al bello durmiente y al dragón. Eso sí, salió de allí con una herida de guerra porque su dedo pequeño del pie se hizo amigo, de golpe y porrazo, de la esquina de la mesilla de noche.

Después de recuperarse del golpe fue a por su vespa, la cual se estacionaba cerca del Club, y arrancó directamente para la pescadería. Por supuesto, sus subordinados ya habían abierto y estaban presentando y organizando mercancía.
Beniosuke, el hombre que se toparon cuando iban del Club a la casa de Kaede, bombardeó a Chosokabe con preguntas del tipo: “¿por qué tardaste tanto en llegar?” “¿con quien te encontraste anoche?”. Preguntas de las cuales el albino se zafó mandándole a trabajar.

Aprovechando que el baño del local poseía ducha se dio una rápida para despejarse. A continuación encendió todos los cyborg que él mismo había construido, para que se ocupasen del servicio a la clientela. Estos cyborg no poseían demasiada inteligencia, su aspecto dejaba mucho que desear porque la mayoría de ellos parecían playmobils de metal con la cara cuadrada. Pero los pobres hacían una pequeña función: ayudar respondiendo sobre la ubicación de todos los productos de la tienda y, algunos, les llevaban las bolsas a las señoras mayores.

Una clienta habitual entró y Chosokabe la atendió personalmente dándole un buen trato, dentro de lo que era capaz el albino, dándole conversación, ayudándola con los pedidos, aconsejándola, etc. Cuando la señora terminó con sus compras el albino fue hasta la puerta a despedirla y fue en ese instante en el que su único ojo se desvió hacia la acera de enfrente. -Ese bulto peludo... ¿no sera...?- balbuceó mientras intentaba averiguar si aquella morena melena atada a lo rápido era de Kaede.

-¡Si! ¡es él!- metió la cabeza para el interior del establecimiento -¡Chicos! ¡Salgo un momento! ¡Que he visto un hermoso atún!- Vociferó importándole poco los clientes y el eco que se producía en las dos plantas de las que estaba formado el establecimiento.
Por supuesto sus subalternos respondieron de la misma manera un “SI, ANIKI” y con las mismas, delantal ensangrentado atado a la cintura, salió en busca de su sensei.

-¡Oyyyyy!- vocifeo haciendo que los compañeros de Kaede se giraran y empalideciesen ante la mole que se les echaban encima. -Ka- e- de- kun- le puso las manos sobre los hombros para pararle -Pasaste por delante de mi tienda ¿lo sabias? ¡ah! ¡que va! Como lo vas a saber si no te lo había dicho JAJAJAJAJA- restregó su pómulo derecho contra la melena del moreno. -¿A donde vas? ¿No te irían a hacer algo malo estos dos? ¿verdad?- salió el demonio de los mares del sur que llevaba dentro. Su voz se tornó atronadora, salida del abismo. Súmale una mirada cortante y un delantal totalmente ensangrentado. Los amigos de Kaede dieron un par de pasos atrás.

-N...no se...señor.... Somos compañeros de Minuzuma-

Se ensombreció su mirada -¿”makama”?- (traducción: compañeros de viaje o de penurias)

-S...si... somos sus makamas de la uni- decía uno con voz temblorosa.

El albino volvió a la normalidad, sonriendo -¡Aaah bueeeeno! Si soy sus compañeros no pasa nada. ¡Por cierto! Kaede, ya te dije que tendría un pescado especial para tí. Pues me ha llegado justo esta mañana. Fresco, fresco- le propino un par de sonoras palmadas en la espalda del menor. -Vente y así te lo llevas. Además te daré unas buenas recetas para que lo cocines como dios manda, no valla a ser que la cagues- agarró la parte posterior del cuello de la camisa ajena y jaló del moreno como quien jala de un saco papas. -Despídete de tus amigos-

Tiró de él hasta entrarlo por la pescadería -¡Marineros de agua dulce! ¡Mirad lo que he pescado!- Despeinó al moreno cuando le acariciaba el pelo. Por descontado decir que allí se armó la de dios. La mayoría de los que allí trabajaban era de la estatura y condición que el albino, algunos rapados, con pañuelos a la cabeza, con cicatrices, incluso a uno le faltaba más de un dedo, pero a pesar de todo esto llevaban su uniforme de color azul. Pues todos ellos posaron sus ojos sobre el pobre moreno a la vez que alzaron la voz diciendo algo incoherente a modo de saludo - Este es Kaede, un joven grumete- y ahí si se escucho un profundo y cariñoso - Nas Kaede- a voz en grito.

Todos los que allí trabajan eran antiguos marineros, piratas o mercantes con malos modales pero un corazón cálido y enorme con el cual adoran a Chosokabe. Todo lo contrario que te hace pensar sus apariencias. -No te asustes Kaede, no muerden JAJAJAJAJA-
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Mensaje por Invitado Sáb Jul 30, 2011 9:25 am

Cuando vio a un hombre de tal envergadura saltarse el semáforo y casi provocando una desgracia mientras ponía cara de estar corriendo por el campo con la mano alzada, a Kaede se le arrugó la cara al segundo. Y juraría haber notado como sus compañeros daban dos pasos atrás cuando la mole por fin se les había acercado. Estaba seguro que había logrado pasarlo de largo sin que le viese, ¿como podía tener tan buena vista? Tratándose de él capaz que mas que con la vista le había seguido con el olfato y eso le parecía aún mas preocupante. No solo tenía un perro si no también un somelier lleno de sangre y con aspecto de haber venido de derrotar a Sauron y le hubiese costado la de Dios es grande. Y como todas las veces anteriores no pudo enfrentarse a su fuerza, por lo que terminó siendo arrastrado antes de que pudiese decir algo mas que “suéltame que sé caminar” o “Chicos, dejad de mirarle y rescatadme cagando leches”.

-¿Por que siempre se las arregla para tener chicos sobrenaturalmente grandes al lado? -su compañero numero uno no se lo explicaba.

-¿Será un fetiche? -su compañero dos menos.


El local donde estaba el negocio tan fructífero y sacrificador del chucho albino era espacioso. Tenía que serlo para albergar todas aquellas montañas parlantes que le saludaban como si se acabase de inscribir en los ejércitos de las tierras del norte. Muchos de aquellos hombres, pese a sus sonrisas y su brutal cordialidad a la hora de saludar o levantar la voz jamás pisarían un club de host. No creía posible que nadie les invitase nunca a no ser que sobornasen a su jefe un par de veces. En su cuaderno de misiones y detrás de la misión de burlar al dragón de la cueva junto con su perro apareció otra que restaba un: mezclarse y entender a los gigantes de las llanuras de hielo. Serían muchas horas de juego sin descanso y mucho café.

-Buenos días -aún así saludó, haciendo un gesto con la cabeza y los hombros que pareció una reverencia. Miró a su alrededor y vio bastantes clientes, seguramente comprando para el almuerzo o la cena unos buenos productos frescos y nutritivos. Se oían voces por todas partes, aunque solo fuera para cobrar o saludar a los clientes todo se hacía con desparpajo y muy personalizado. Todos aquellos tenían un carácter muy parecido al chucho albino al que la noche anterior se había atrevido a dar ordenes como si nada. Si era el jefe de una pandilla de corsarios como aquellos debía ser un hombre a tener en cuenta aunque no lo aparentase su aspecto bonachón y distraído.

Estirando el brazo le cogió del cuello de la camisa y tiró de él obligándolo a doblarse para llegar a su altura- ¿Por que me has traído aquí? -miraba al frente con expresión ida, como si temiese moverse y alguno de aquellos se le colgase encima como en su momento lo había hecho el albino- Dijimos que quedaríamos por la noche. Y a todas estas, ¿por que demonios no me has despertado al salir? He perdido toda la mañana, perro idiota -hablaba sin mover apenas la boca y con un tono monótono que enfatizaba pocas veces. Un poco mas y le salía el aura de un horco a su espalda. La conversación la interrumpió uno de los gigantes, que se acercó con su pomposa barba, una cicatriz bajo uno de los ojos y unos músculos que podrían partirle los huesos solo con la honda expansiva que crearía uno de sus manotazos.

-¿Este es el hermoso atún? -preguntó mientras se secaba las manos con un paño muy magreado que llevaba colgado de la cintura- Aniki, cada vez pescas cosas que tienen mejor aspecto -soltó una carcajada secundaba por unos cuantos mas. Posando la gran mano en la cabeza se tuvo que inclinar para coincidir con los ojos de Kaede- Bienvenido nii-chan, siéntete en casa a partir de ahora -le reconfortó pensando que sería un nuevo empleado y que podría asustarse al verse tan ridículamente pequeño junto a todos ellos.

-Si... gracias -no lo entendía del todo. Solo sabía que su cuello se estaba resintiendo por aquella caricia tan pesada en su cabeza. A parte de que empezaba a dudar eso de que no mordían.

-¿Y de que mar proviene el pequeño atún? -se oyó desde un lado, mientras hasta los clientes parecían estar pendientes de la conversación, sonriendo y comentando como si tal cosa a la espera de que descuartizaran y les vendieran sus pescados y mariscos favoritos.

-Aniki, las capturas del día se avisan con tiempo. ¡No salgas a pescar solo! -mas carcajadas. Y aunque los clientes parecían la mar de contentos con aquel trato familiar Kaede pensó que, a parte de matar a Chosokabe por llamarle pescadillo (no era eso, pero se lo inventó) estaban tan desorganizados como el propio chucho al llegar al club la noche anterior. ¿Que carajos estaba haciendo enseñándole nada...?

-Por curiosidad -controló su tic facial mientras el barbudo volvía a la caja- ¿Has aplicado algunas de las enseñanzas que estudiamos anoche... Chosokabe-kun? -el tono pasivo-amenazador estaba en el aire. Sauron no había sido vencido.

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Mensaje por Chosokabe Lun Ago 01, 2011 7:54 am

Como siempre Kaede taaaaannn amable como siempre -nótese ironía- ¿Como alguien tan pequeño y poca cosa puede acumular tanta mala hostia? ¿Era la reencarnación de Sauron? o el hijo bastardo de la Niña del Exorcista y Frankestain. Nunca se supo. Lo único que le preocupaba a hora mismo al grandullón era que Kaede no se pusiese en modo mandón porque quedaría como el culo delante de sus hombres.

Menos mal que en ese momento apareció Goemon. Mientras este y el “atún” entablaban conversación Chosokabe se arregló su ya de por si desarreglada camisa. -Bueno, bueno chicos, la próxima vez que salga de pesca os llevaré conmigo. A ver si así todos pescamos algún atún- rieron todos al unísono formando un estruendo atronador, como el de una tormenta.

Agarró a Kaede por los hombros, desde atrás, empujándolo hacia la parte de atrás de la tienda donde se veían unas escaleras de subida y otras de bajada. Al lado de las escaleras uno de los tantos expositores con hielo que mantenían la mercancía fresca y a la vista del público. Por supuesto detrás de cada mostrador estaban sus hombres atendiendo al público y sirviendo las comandas. -Pues te vas a quedar un ratico y así ves como NO he aplicado ninguna de tus enseñanzas. Es que ¡chico! se me olvidan después de un sueñecito jajaja-

-¡Aniki! ¿Vas ‘pa arriba?- preguntó uno de los trabajadores.

-Si, ¿que pasa? Hiroshi- si, el albino se sabía uno por uno todos los nombres de su plantilla de trabajadores. Por eso son como una gran familia, además de que algunos de ellos se conocen desde tiempos inmemoriales.

-Me tiene que revisar el albarán de la entrada de hoy y que el chico de arriba..-

-¡el grumetillo!- Grito uno que estaba cerca

-Si ese. Que también le de su albarán y que revise si ha llegado todo el pescado-

-Se lo haré saber. ¡Vamos grumete! ¡arriba! ¡a la parte de congelados!- la verdad es que no era gran cosa. Sólo tenían que subir dos tramos de escaleras de unos quince peldaños cada uno, pero Chosokabe lo dijo como si tuviesen que subir un Argonauta a manos desnudas o que tuviesen que ir desde Desembarco del Rey hasta Invernalia a pie.

La parte de arriba era un salón algo más pequeño en extensión que el piso inferior. - ding, ding, ding, dong- *voz de megafonía* Allí se encontraban los mantenedores y congeladores de productos del mar. Se puede encontrar desde pez espada, pulpos, moluscos, tiburón, pez globo... entero o en partes. También congelados en cajas con comida precocinada. Todo congelado y listo para hacer. - ding, ding, ding, dong-

Al subir se encontraron con mucha menos clientela que en el piso de abajo y al joven grumete con una sonrisa encantadora. Este chico, Kai, había sido “secuestrado” por Chosokabe hace unas pocas semanas y se ocupaba el sólo de la planta alta. -¡Kai! ¿que tal todo por el carajo?- Puntualizar que el carajo es una especie de canasta, que servía como puesto de observación, desde el cual los vigías oteaban el horizonte en busca de naves enemigas, puntos de ubicación o lugares hasta donde querían llegar y como el piso de los congelados es la parte más alta de la tienda... pues eso...

-Pues por aquí todo tranquilo Aniki- el joven es pelirrojo, alto y algo delgado, con una testa agradable y unos ojos verdes muy bonitos. Todavía no conocía los peligros del mar.

-Me alegro. Mira muchacho déjame tu albarán y relléname esto- le entregó una carpeta con varios papeles - Este es Kaede. Se quedará aquí unas horas, es un grumete como tu.- le revolvió el cabello a ambos mientras los presentaba.
El pelirrojo revisó con saña los papeles y se los devolvió a su capitán. - Necesitas ayuda aquí arriba? ¿Te subo un CC?- Preguntó mientras le pasaba un brazo por encima de los débiles hombros del muchacho. Al instante a este se le subieron los colores.
-S... se lo agradecería- acepto

-Bueno, ahora sube uno. ¡No te esfuerces!- Le acarició la cabellera y arrastró a Kaede para el piso inferior. - Ahora nos toca visitar la Antártida. Prepárate a que los mocos se te conviertan en estalactitas- le dijo al moreno mientras bajaban. En el primer piso, como ya dije, estaban los pequeños ayudantes cibernéticos llamados CC de los cuales Chosokabe llamó a uno. Lo más gracioso es que andaban como pingüinos ya que al albino la biónica no se le da demasiado bien.
-¡Pequeñín!- lo alzó y lo meció cuan bebe recién nacido - Míralo Kaede ¿a que es mono? Tiene mis ojos- Restregó su mejilla contra la de metal con cierto rubor rosita en las mejillas - Enano tienes que subir al carajo para ayudar a Kai- aquel playmobil de metal asintió metálicamente y comenzó con una ardua andadura: subir treinta escalones con las articulaciones semi-atrofiadas. ¡Eso es una hazaña épica! y no ir desde Riveldel a Mordor.

Chosokabe no podía quitar la vista del CC mientras subía. En el quinto escalón hizo un amago de caerse y al albino casi se le sale el corazón del pecho mientras extendía las manos para parar una posible caída. -Kaede, ponte el chaquetón- le señaló un enorme anorak azul que colgaba de un perchero.
Por supuesto al albino le acosaron un par de sus capataces a los cuales les dio un par de órdenes. El pirata era el capitán de aquel barco, que más parecía un pescante que una fragata, pero es su barco y su tripulación. Al dar órdenes era preciso, frío y calculador. Daba órdenes sin fallar ni una, con decisión y mano dura. No perdonaba rechiste alguno que negase sus ordenes o juicio y sus hombres le adoraban por ello y porque cuando sale de su puesto sigue siendo un buen amigo.

La Antártida... frío no, lo siguiente. Chosokabe se puso el abrigo por encima de los hombros, era un hombre curtido y no le hacía falta allí dentro -¿Que te parece? Kaede. Esto es la Antártida. Hace rasca ¿eehh? jajajajajaja- al reír salía el vaho en forma de pequeñas nubes.
Aquel lugar era un almacen bastante oscuro con millones de palees apilados y ordenados con nombres.
De entre un par de enormes palees salió una montaña con un abrigo enorme -Oh Yamamaru ¿y mi albarán?- Aquel enorme ser, al cual ni la cara se le veía al estar tapado, por lo que se distinguía a ver, con dos peludos anorak de piel de color marrón oscuro. -No falta nada ¿es eso?- El ser sólo asintió - Bien, buen trabajo- Yamamaru le dio dos toques en el hombro -Si,si ya se que me tengo que poner bien el abrigo. ¡Por cierto! Este es Kaede. Kaede, Yamamaru. Yamamaru, Kaede- presentación rápida - Es un grumetillo que estará aquí unas horas. Si se porta mal te lo mando. Nos vemos- se rieron juntos y se despidieron saliendo a toda leche de allí.

-uyyyy que biruji- colgó el abrigo y se frotó los antebrazos con las manos. -Bueno, creo que te voy a mandar al carajo... ¡no lo malinterpretes! Vas a estar en la planta alta con Kai. Como puedes ver yo estoy por todos lados, a nos ser que me quieras seguir para todos lados por si me comporto mal jajajajaja- se dobló hasta tener los ojos del otro a la altura de los suyos. -Aunque, ahora que lo pienso, tu eres el que está bajo mis ordenes- le dijo susurrante, divertido y con malicia en la mirada -¿Que puedo hacer contigo? ¿Le preguntamos a mis hombres?- Posó una de sus enormes manos en el cuello ajeno y su rostro...demasiado cerca diría yo. Menos mal que se encontraban en un lugar alejado de la clientela.
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Mensaje por Invitado Miér Ago 03, 2011 7:06 am

Dejarse llevar era poco para definir que era lo que había pasado en todo aquel caos llamado pescadería. Desde que había caído en manos de Chosokabe no había sido verdadero dueño de sus pasos y apenas había tenido ocasión de abrir la boca para quejarse, insultarle o pedirle que bajase el tono de voz y no le ocasionase mas derrames cerebrales por culpa de las hondas sónicas del vocerrón que tenían todos allí. Empezando por el principio, ¿como era eso de NO haber aplicado nada de lo que le había enseñado? ¿Para que le enseñaba entonces? Era él el que se gastaba el dinero con tal de aprender algo de modales y así contentar a los clientes, ¿por que el esfuerzo si al final iba a hacer lo que le dictaban sus sentidos piratas? Hablando con la verdad a Kaede le parecía que todos los clientes que iban allí estaban bastante contentos y satisfechos con el trato (tal vez alguno pusiera mala cara por ser atendidos por aquellos playmoviles de hojalata) así que no entendía las escapadas nocturnas del chucho albino al Club si por la mañana tenía que volver de nuevo al trabajo. ¿Habría alguien, algún conocido en el club que quisiera ir a ver con todo su disimulo? El olor a pescado le estaba creando alucinaciones y juraría que había logrado que bajase dos niveles de destreza de golpe.

“Tu ojo es clavado a los suyos, si...” pensó al ver a la chatarra en brazos del otro, mirando a su espalda mientras hacía una mueca muy observadora hacia el piso de arriba. Había saludado con un cabeceo al empleado mas joven antes de bajar e ignorar por el momento cualquier reacción que este hubiese tenido por la cercanía de su jefe. Estaba claro que allí no todos veían a todos como una “gran familia”, después de todo eran cosas que pasaban en todas partes. Incluso en el club se había armado follón una vez con Yuuya y otro cliente por el hecho de que este se preocupaba demasiado por él. Dejando esos episodios a parte las pintas de Kaede cuando por fin el albino le dio un respiro después de tanto paseo eran de lo mas cuestionables. Llevaba el enorme y grueso anorak puesto, con los bajos llegandole hasta las rodillas. Las mangas eran tan largas y de espalda tan grueso que no se le veían las manos y parecía estar a punto de echarse a flotar de un momento a otro. Le había entrado incluso calor al salir de la “Antártida”. O quizás era por la repentina cercanía del malicioso cachorro....

-Aunque te siguiera te comportarías como te dé la gana, ¿me equivoco? -bajó las cejas, tan afable y sutil como siempre- Este es tu negocio, así que tienes el derecho de manejarlo como quieras. No tengo que venir a vigilarte si ya me has dicho con toda franqueza que no aplicas nada de lo que te he enseñado -pero no tenía nada mas que hacer. Puede que las tareas domésticas antes de que Saya volviera a hacer una matanza de texas con la lavadora, pero poco mas. De todas maneras eso careció de importancia desde que la gran mano de Chosokabe se le había posado a un lado, mientras escuchaba de fondo el ajetreo propio de la hora punta- Idiota -siempre encontraba un hueco para el insulto. Pero esta vez la saña y la molestia se había transformado en un sonrojo a cejas fruncidas que aún así no le quitó la esencia a su arisco carácter- Ni se te ocurra aprovecharte de la situación, solo me quedaré un rato a observar. Tengo que preparar el vestuario de mi propio trabajo antes de que caiga la noche -apartó la vista a un lado, ya no sabía si abrumado por el pesado chaquetón o por tenerle descaradamente delante.

Levantó la mano para posarla sobre la suya, separando los labios como si quisiera añadir algo mas. Pero lo único que le salió fue un “Hmp” y un pellizco bajo los nudillos que le hizo deshacerse de su mano- No hay necesidad de preguntar. Iré arriba y echaré una mano, pero no te acostumbres -con el puño cerrado le dio un toquecito en el pecho- Tu solo céntrate en contentar a los clientes. En eso consiste un negocio, ¿no? -sonrió a penas, como si de verdad le diese un consejo y se quitó el chaquetón, volviéndolo a colgar antes de buscar las escaleras para subir. No era precisamente su especialidad pero podía hacer un intento. Quizás estando en el lugar pudiera saber que era lo que el albino pretendía mejorar e integrar a su local y a sus empleados.

A su alrededor se congregaban hombres de pelo en pecho y músculos desorbitados, con pesadas cargas al hombro o usando fuerza descomunal para despiezar y descabezar a los peces que los clientes les pedían. Al grito de “Aniki” parecían a apunto de abordar un navío.

“¡Tienen que mejorarlo todo!” -fue el grito de su consciencia de host antes de perderse por las escaleras. Por suerte el piso de arriba parecía normal, Kai parecía mas normal que el resto. Era casi de su misma estatura y de complexión delgada. Y al menos parecía agradablemente tímido.

-¿El jefe te ha enseñado las instalaciones? -sonrió nada mas verle, cargando grandes contenedores vacíos hasta algún lugar donde no molestasen. Al parecer estaba llenando una de las grandes neveras con cosas nuevas. La chatarra/hijo bastardo de Chosokabe le seguía con su andar de pingüino cargando un par de bolsitas de hielo- No te preocupes, aunque parezca un hombre estricto es muy buena persona.

-No me parece un hombre estricto -se apresuró a aclarar. De todo lo que le parecía, “estricto” no era uno de ello- ¿Puedo ayudarte en algo? -esquivó al enano y se acercó al joven empleado, quitándose de encima la mochila de la universidad que aún llevaba colgada al hombro.

-¡Claro! -deslizó la puerta de otro de los congeladores- Hacía inventario. Puedes ayudarme a organizarlo todo para cuando venga la siguiente carga. Puedes dejar tus cosas en ese cuartito de allí -señaló el minúsculo cuarto de dos taquillas, donde al parecer había dejado sus propias cosas. Kaede se quitó la chaqueta y se aflojó la corbata antes de recogerse el pelo y quitarse el fleco de la cara. Cuando salió saludó por inercia a una mujer de no mas de cuarenta años que le preguntó sobre la aleta de tiburón. En otros casos hubiese llamado al camarero para facilitar la tarea pero por desgracia no estaba en el club, así que con talante y preguntándole al “grumetillo” pudo atender a aquella primera petición. Sus encantos como host le sirvieron por primera vez fuera del club.

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Mensaje por Chosokabe Dom Ago 07, 2011 7:00 am

-¿Se ha puesto colorado? o ¿estoy tan mayor que mi único ojo me falla?- se preguntaba para sí mientras observaba como su sensei subía las escaleras. El albino se rascó la nuca algo extrañado ante el comportamiento del otro primero, porque no se esperaba aquella reacción y, segundo, porque tampoco era lo qué quería provocar. No deseaba incomodar a Kaede, no era esa su intensión, nunca lo ha sido. Ni tampoco ligar con él, (no por el momento) aunque le encantaba su compañía, su mal genio y sus golpes a traición. Si, Kaede es un auténtico Dog whisperer.

Volviendo al trabajo Chosokabe comenzó a aplicar las pocas lecciones que aprendió la noche anterior. Bajó su tono de voz, no se reía tan estruendosamente, no hacía aspavientos y para comunicarse no utilizaba la forma mas antigua del mundo, o sea, gritar a pleno pulmón.

Los cambios fueron poco a poco y sus empleados se percataron de ello. Se miraban entre ellos alzando una ceja como preguntándose mentalmente “¿que coño le pasa a Aniki?” hasta que Beniosuke, su primero de abordo, fue a preguntarle directamente y sin tapujos. -Aniki, ¿estas afónico? ¿Te duele la garganta o algo?-

-¿Porque lo preguntas?-

-Hombre porque vienes hasta nosotros para darnos una orden en vez de darla a pleno pulmón-

-JAJAJAJAJAJAJA Beniosuke, es que hay que pensar más en la nueva clientela. No quiero que las jóvenes amas decasa de este barrio se asusten al vernos gritar como desaforados.-

Beniosuke lo miró extrañado -¿Nosotros también deberíamos dejar de gritar?-

-¡No hombre! ¡No hay que perder nuestro carácter de marineros!- sonrió como siempre y Beniosuke se le quitó parte de la preocupación de encima.

-Es que el grumete me ha dado unas lecciones de “comportamiento” y quiero probar una cosa a ver si así aumenta la clientela- le susurro a la oreja contraria -y lo voy a probar con aquella chavala de allí.- a los dos marineros se les apareció una sonrisa indescriptiblemente socarrona.

El albino se arregló la camisa, le cambió el delantal a Beniosuke porque el de este se encontraba más limpio, se atusó las greñas y enfiló a la chica. La cual era una jovencita de unos veintipocos años, bastante mona pero con una cara de estar más perdida que un elefante en una cacharrería.
-¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó servicial, con las manos a la espalda, un tono de voz correcto, inclinándose levemente para poder mirar a los ojos a la joven y una sonrisa de hermano mayor que no se podía aguantar.

La joven se quedó en stand by, lo miraba pero de su boca no salía nada. -¿Señorita?- Chosokabe alzó una ceja. -¿Si? Si, dime-

-jajajaja. No, dime tu a mi que es lo que esta buscando. Que parece un poco perdida mirando nuestra mercancía- sonrió tranquilo. y ¡si! tutea a los clientes ¿que pasa?.

-Pues veras, es que esta noche tengo unos invitados a cenar... y... bueno... no se que servirles. Soy nueva en esto de cocinar para otras personas y eso- la mirada de la joven vacilaba entre las clavículas y el cuello del albino, su único ojo y el suelo. Los nervios la mataban.

-¿Cuantos son?-

-Pues seremos cuatro, dos parejas.-

-A todos les gusta el pescado y el marisco, supongo.- ella asintió. -Pues lo mejor en este tipo de situaciones es servir un ligero entrante de marisco como pueden ser: langostinos, gambas o mejillones, pero sólo de entrante. Guisados y servidos con salsa rosa.- ¡coño! si Choso sabe de lo que habla y todo.
Si, el albino sabe apañárselas bastante bien entre fogones y la jovencita apuntaba cada palabra en una libreta.

-Señorita, no hace falta que lo apunte. Después le doy un par de recetas ¿te parece bien?- la joven volvió a asentir ensimismada ante la sonrisa del marino. Por descontado, sus trabajadores intercalaban su trabajo con una ojeada de vez en cuando a su Aniki para ver que era esa “extraña artimaña” que ibaa utilizar para captar ala clientela más joven.

-Bueno, para el plato principal le recomiendo alguno de nuestros pescados frescos- la conducía por los mostradores llenos de hielo y la mercancía encima -Por ejemplo, este atún nos ha llegado hoy. Podría llevarse cuatro ruedas y hacerlas al horno con un generoso chorro de limón.-

-No se- la joven se lo pensaba así que el albino se le llevó algo más allá.

-Tenemos lubina, que a la espalda esta de muerte. Ya se lo digo yo- después de un tiempo prudencial y de que la chica le diese mil vueltas a lo que quería llevar terminó llevándose medio kilo de langostinos y un par de merluzas para hacerlas al horno, más las recetas correspondientes.
Al terminar esta gesta sus hombres casi se le echan encima. -¿Pero que ha sido eso Aniki?-
-¿Que estabas haciendo? ¿Vendiéndote a ti o el pescado?-
-Sexyyyyy- y demás frases por el estilo.

-¿Que paaaasa? Ni que fuese delito ser amable con una clienta JAJAJAJAJAJAJ-


Pasado un rato de risas y fiestas Chosokabe fue de visita al carajo a ver como le iba a sus grumetes - ¡Yo!- expresión burda a la cual Kai contesto con el alzamiento de una mano. -¿Como vais? ¿Kaede te ayuda Kai? o lo tengo que mandar pa’ la Antártida?- se recargó sobre uno de las neveras.

-No, no, me ayuda mucho. Es muy rápido y aprende bien- miraba a su jefe con esa mirada que sólo puede poner una persona que admira a otra.

-Me alegro, Kaede. Me dijiste antes que tenías que pasar por casa a vestirte pa ir a currar. Aquí se cierra a las ocho, agarramos la vespa te llevo a tu casa, te cambias, pasamos por la mía, me cambio y vamos pal club. ¿Que te parece?-

La mirada verde de Kai bailaba entre su jefe y Kaede intentando no ponerse celoso por segundos.


(off: disculpa la mierda de post es que toy a 0 de imaginación)
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Mensaje por Invitado Sáb Ago 13, 2011 5:28 am

Después de la primera clienta había subido una mujer muy entrada en años que casi le había resultado un reto subir las escaleras. El joven Kai se prestó de inmediato a ayudarla y así había empezado una conversación a cerca de mariscos y comidas precocinadas para llevarle a su marido quien también se jactaba de ser aficionado a la pesca. En un momento dado y desplegando todo aquel aura seductora por mero instinto colaboró en la venta de numerosos productos que la mujer pidió que ayudasen a cargar a casa. Kai tomó la palabra y le indicó que uno de los grandotes de abajo la ayudaría, bajando él toda la carga y dejando a Kaede que la ayudase a volver a bajar. Ese momento le bastó para echar una ojeada al mar de gigantes del primer piso de los cuales ya no salía la tronante voz de Chosokabe tal y como antes. Le buscó con la mirada desde las escaleras pudiendo distinguirle al fondo junto a una mujer que parecía mas perdida que un orco en uno de los millonésimos juegos de pokemon. No pudo pasar por alto que su postura y su delicadeza al hablar habían cambiado tan considerablemente que por un momento le pareció volver a ver sus orejas y cola de perro agitándose suavemente como si esperase una orden de alguien para poder levantarse y salir a correr.

-Subamos -Kai le despertó de aquel hechizo puppy, dándose cuenta de que se le había escapado una sonrisa de lado al mirar al chucho albino: algo de lo que el jovencito pelirrojo no parecía fiarse. Dejando atrás las escaleras volvió a la sección de los congelados cerrando las neveras que la señora había dejado abiertas. El silencio hubiera sido progresivo y prolongado de no ser por que el pecoso volvió a hablar tras muchos intentos y mucho boqueo sin sentido- Um...¿Kaede-kun?

El host levantó la mirada medio segundo y la volvió a bajar- ¿Que?

-¿Dónde conociste al jefe? Parecéis muy... unidos -su desconfianza le llegaba aún estando en la otra punta del piso con todos los grandes congeladores en medio- ¿Sois amigos ya de antes?

-En realidad nos conocimos ayer -respondió con toda sinceridad, y el cuerpo de Kai casi se convierte en un recipiente vacío al salirle el alma por la oreja. Era comprensible que no entendiese tanta confianza si se conocían desde hace tan poco pero solo había que ver a Chosokabe para darse cuenta de que era un hombre cuyo límite o falta de confianza no existía. Él se te encaramaba a los hombros y ya era tu colega solo con saber tu nombre.

Recuperando un poco su Casper interior reunió fuerza vital para volver a preguntar con miedo- ¿Co....como pasó...? ¿¡Que clase de relación....!? -de ser otro Kaede hubiera respondido con un “y hemos dormido juntos” simplemente por molestar, pero al no ser el caso se limitó a levantar una ceja y rezar por que el grumete no se le muriese allí mismo. Había gastado las pociones aquella mañana con Saya.

Por suerte no hizo falta ya que el protagonista del conflicto hizo acto de presencia, haciendo que Kai se enderezase al instante y recuperase el color y el alma (la absorbió como un spaguetti) para contestar y parecer tan jovial como siempre. Kaede solo le miró y se apoyó en uno de los contenedores- El club abre a las ocho -puntualizó- Pero normalmente no se pone en marcha hasta pasadas las nueve. Mientras no tardes demasiado de un lugar a otro está bien -le miró de arriba a abajo- ¿Tienes ropa para ponerte esta noche? Ya sabes que en los vestuarios nuestra ropa te queda demasiado ceñida -pensó en la posibilidad de que que fuera marcando músculo era un buen incentivo para las clientas, pero tampoco había que ser descarados. Y si iban en moto solo cogería su ropa y se cambiaría en el Eden para evitar cualquier contratiempo inesperado. No quería escuchar luego al jefe diciendo que le tocaría ser el camarero por el resto del mes.

Kaede miró su reloj de pulsera como haciendo cálculos hasta la hora del cierre. Luego miró al cachorro- Intenta tener todos tus deberes terminados para las ocho entonces, de aquí a mi casa hay un trecho aún yendo en moto. ¿Necesitas ayuda con alguna otra cosa que no sea contar cuantos guisantes congelados quedan? -quería acelerar las cosas y ya que estaba ayudar para terminar antes. Tampoco estaba de mas integrarse un poco y seguir viendo los intentos de Chosokabe por actuar formal y amable con las clientas mas jóvenes.



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Incluso en los post el trabajo quita la imaginación y la inspiración. Solo hay que leerme a mi también......

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Mensaje por Chosokabe Sáb Ago 20, 2011 7:59 am

Cuando consiguió descifrar que las palabras que soltaba la boca de Kaede venían a decir, más o menos, que: “Si, gracias, te agradezco que me lleves a mi casa y después al curro en tu moto” ya eran lo menos las ocho de la noche.

El caso es que después de quitarse a manos llenas la ironía y sarcasmo que el host lanzaba y abrazar por los hombros al grumete pelirrojo; el cual casi entra en parada; le dio por proclamarse. - Bueno “jovencitas”, sólo os digo que mantengáis esto limpio y cuando terminéis aquí bajad a barrer la planta baja. Que ya sabes como se pone eso ¿no Kai?-

-s....s...si Aniki, bajamos enseguida- no lo podía mirar porque el mentón de Chosokabe se anclaba sobre los ajenos cabellos rojos.

-¡ANIKI!- se escuchó desde abajo.

-Voy volandooooooooo- bajó a zancadas - ¿¡Que pasa!? ¡Malditos bastardos!- menos mal que ya no había nadie en la tienda y la mayoría de los trabajadores ya estaban recogiendo y limpiando con agua la sangre de los peces, las escamas de haberlos limpiado, a fin de cuentas, ordenándolo todo un poquito. -Sólo queda una hora para salir y ya me estáis revolucionando el cotarro- caminaba con sus piernas separadas y las manos en los riñones.

Algunos de sus subordinaron lo rodearon y comenzaron a susurrar.
- Aniki, ¿como carajos has hecho lo de antes?-
-La chavala ha salido encantada-
-¡Que diiices! ¡A punto estuvieron de caerseles las bragas!- rieron todos por lo bajo
-¿Que te ha enseñado el nuevo grumetillo? ¡Que hasta a las viejas las tienes encantadas!-

Al albino a punto esta de estallar en risotadas -Pues nada del otro mundo-

-Cuenta, cuenta- inquirían sobre su jefe, casi votándose sobre de él.

-Resumiendo: no gritar, sonreír pero no a lo garrulo, mantenerse recto, no sobar a las chicas si no es absolutamente necesario y no se que millones de cosas mas...- gruñó - ¡preguntadle a él! Si tanta curiosidad tenéis- frunció el ceño bastante enfadado, alzando el mentón y poniendo los brazos en jarra.

Sus subalternos se miraron, sonrieron maliciosamente, asintieron con la cabeza y como si de una batida de orcos malolientes se tratase subieron las escaleras entre garruladas, gritos y algún que otro: “esto lo voy a usar con la parienta, a ver si esta noche mojo.” -¡Tu te vienes con nosotros!- Beniosuke (el segundo de abordo) señaló a Kaede mientras otros dos lo agarraban por ambos brazos jalando de él hasta el piso de abajo cual princesa secuestrada. (off: Vale, si, la usser acaba de visualizar a Kaede con un traje rosa.)

-Y tu también, mocoso- el pobre Kai también fue preso de aquella batida de caza.

Al moreno lo pusieron en el suelo delante de Chosokabe pero de espaldas a este. -Kaede, estos hijos de puta tienen unas preguntas que hacerte. Creo que tienen que ver con mi entrenamiento como host. No es que quieran ser host pero se ve que le han encontrado utilidad y algunos de ellos no tienen novia... entiéndelo. Los pobres andan faltos de cariño y si le das unas “armas” como las que utilizas en el club alguno tendría la posibilidad de ligar.- a Aniki se le estaba subiendo el ego según hablaba (se le notaba en la voz) ya que, según él, ya controlaba algunas de las técnicas de ligoteo más sofisticadas que se hayan inventado jamas.

Si es una leve tergiversación de le “para que” se usan las reglas de cortesía y buen hacer.

-Te pido...¡que coño! Te ordeno, que le des una clase magistral, así rapidito, de buenos modales a todos estos bastardos hijos de foca- le puso las manos sobre los hombros mientras aquellos piratas se inclinaban soberanamente ante el joven host al grito de:”¡Por favor! ¡Anewue!(hermana)”
Chosokabe que arruga la barbilla y baja las cejas. Desliza las manos hasta el pecho de Kaede con cara de frustración -¡Que no es una chica!- Grita enfadado pero como si se hubiese dado cuenta ahora.

Levantan todos la cabeza con los ojos como platos pero al segundo siguiente se vuelven a inclinar pero esta vez hasta quedar de rodillas y la frente en el suelo -¡¡Por favor!! Ototo (hermano menor)- Chosokabe hizo un amago de risa.
-Venga Kaede que después te invito a una cervecita- lo abrazó por la espalda y restregó su pómulo contra el ajeno a modo de caricia perruna.
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Mensaje por Invitado Jue Ago 25, 2011 5:41 am

Cuando a lo lejos la consigna de batalla de Mordor y las tierras de hielo había sonado no había tenido tiempo de reunir a sus tropas antes de que los orcos invadiesen su puesto de observación. Armado con el inocente palo de una escoba con el que pretendía ayudar en la limpieza del local superior Kaede se vio invadido por sorpresa, levantando la cabeza y dejando caer su única arma al suelo de forma dramática antes de ser arrastrado cuesta abajo por un montón de jadeantes, ansiosos y musculosos guerreros de la tierra media. No lo hubiese encontrado agradable en ninguna de las situaciones ni aún cambiando a aquellos piratas por hombres con una higiene mucho mas constante. Como era de esperarse le llevaron ante su jefe, ante el ojo de fuego personal de aquella pescadería, ante el perro/jodido chucho albino que le había vuelto a endilgar mas de un lío en aquel día que aún no daba signos de acabarse. Frente al ejército y siendo llamado mujer sin ningún tipo de vergüenza las cejas de Kaede volvieron a moverse involuntariamente hasta formar su ya tan característica mueca de cabreo del 15. ¿Cerveza? ¿¡CERVEZA!? ¿Pretendía solucionar todo aquello con cerveza? ¡No quería cerveza! A pesar de que no era muy malo bebiendo no toleraba las bebidas demasiado fuertes, y aunque la cerveza no lo fuera no le gustaba. Sabía mal y le dejaba un regusto asqueroso en el paladar.

-Vamos soy un host, no un asesor de imagen -algo le decía que estaban sobrevalorando su profesión. Pero todos aquellos rufianes a pesar de su aspecto le miraban con cara de pena, frustración sexual y esperanza, como si fuera la virgen recién aparecida en un campo de cabras en Cuenca. Suspiró y aprovechando que los demás se inclinaban y no miraban le dio un pellizco a Chosokabe en las manos y un puntapié en la espinilla para que dejase de tocarle buscándole tetas- ¿Esto es porque quereis gustar a las clientas?

-¡¡SI!!

-¿Y complacerlas sin que huyan? ¿Garantizar que volverán con una sonrisa y se despidan con un “muchas gracias, eres muy amable”? -una nueva oleada de “¡SI!”- Cuando se lleva un negocio se trata a todos los clientes por igual. Todos son especiales y todos merecen un buen trato. En primer lugar no son trozos de carne ni piezas de los pescados que manejáis. Son personas que garantizan vuestros sueldos -tenía que resumir. Cruzado de brazos como estaba miró a un lado donde tenía a Chosokabe mejilla con mejilla y aplicó lo mismo que le había aplicado a él en el Club- “Caminad rectos, no alzáis la voz y desde luego hay que ser delicados. Moverse siempre con gestos elegantes y acompañar las acciones con palabras aduladores o bonitas. No comunicarse a base de gritos, bañarse antes de venir al trabajo y tener de vez en cuando algún detalle con los clientes” -Kaede, estando frente de aquel cotarro de tíos que perfectamente podrían tumbarlo de una bofetada parecía un joven mafioso instruyendo a los grandes novatos. La situación daba miedo vista desde fuera porque parecía que estaba disciplinando a un montón de bulldogs en zona roja- Eso es todo -quiso terminar quitándose al albino de encima para darse media vuelta y caminar de vuelta al mirador a por sus cosas. Que lo usaran o no para ligar ya no era problema suyo y tampoco le costaba nada darles un par de consejos. O tal vez solo estaba acostumbrado a complacer los deseos de tipos enormes y desgarbados para no seguir metiéndose en mas y mas líos. Pero chocó contra un muro de abdominales y pectorales definidos que tapaba su escapada hacia el puesto de arriba. Uno de los muchachotes le dejó caer la mano en el hombro y casi lo clava en el piso.

-¿Por detalles te refieres a flores? ¿Bombones? ¿Comida recién pescada? -se interesó por aquel detalle.

-Depende de la mujer... -Kaede tenía don de gentes y por eso parecía (o intentaba estar) tranquilo.

-¿Y si cambiamos “clientes” por “las chicas de Kabuki”? ¿El royo ese de ser amables es lo mismo?-se estaban desviando del tema.

-Desde luego. Pero ya en que gastéis vuestros sueldos no es mi...

-¿Y como caminamos rectos si eso de ahí abajo se nos...?


-¡Ya! -levantó la mano para que se detuviese y no tener que escuchar las mismas palabras que ya le había dicho Chosokabe en el club como excusa para no andar con las piernas juntas- Eso ya podeis consultarlo con él -señaló al chucho antes de despegarse de él y dejarle la cabeza sin apoyo cayendo en el aire. Se escaqueó a la parte de arriba, bajándose las mangas y suspirando mientras cogía todas sus cosas y dudaba en si volver a bajar. Podía saltar por una ventana, pero estaban en un segundo...- ¿Nos vamos? -interceptó al albino en su camino a la salida- No quiero entretenerme demasiado antes de llegar, tengo que darme un largo baño primero. Y tu también. Esta noche te sentarás con clientas de verdad -informó, deseando ver aquella moto que aguantaría a dos personas como lo eran ellos.

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Mensaje por Chosokabe Dom Ago 28, 2011 3:33 am

Con tantos gritos provenientes de sus subordinados asintiendo a las ordenes de Kaede, Chosokabe se emocionó hasta tal punto que estuvo a punto de cuadrarse, irse hasta un palee y meterle una patada al grito de: “It is Fugaku!” Dicho nombre es el de la pescadería.

Por supuesto y después de recibir sendos golpes en manos y pie, el albino se separó de él para: primero, no recibir más, que desde la noche anterior esta recibiendo más golpes que en toda su vida y no había pasado por la ciudad a comprar pociones. Y segundo... no, esa era la única razón por la cual alejarse del rango de ataque del host.

Cuando sus subalternos comenzaron a decir con preguntas las verdaderas intenciones por las que querían saber más sobre como comportarse, viéndoseles el plumero, Chosokabe se facepalmeo. No podría creer lo desesperados que estaban sus hombres y lo bajo de su moral. Ok, ok son piratas y su moral nunca ha sido la de un paladín con armadura de placas, pero aquello era de desesperados por mojar.
Por descontado el capitán de aquel barco se descojonaba sin remilgos delante de todos ellos, apoyando el codo en una de las mesas para no caer al suelo, ya que de tanta risa se le aflojaban las piernas y lloraba.

De vez en cuando jadeaba para volver a la normalidad y aguantar algún que otro golpe de sus subordinados. Golpe acompañado, claro esta, por un: “no te rias Aniki que tu tampoco es que mojes muy a menudo.”

Al Kaede escaquearse de todo aquel batiburrillo de músculos y preguntas, los piratas se le echaron encima de su capitán.
-¡Bueno, bueno chicos calma!- se le habían cuadrado delante de él siete u ocho de aquellos enormes hombres, como si fueran militares en Afganistán, sólo para constatar las palabras del host.

-¿Tenemos que hacer todo lo que dijo?-
-A mi que me hagan una lista de todo eso pa’ estudiármela-
-Oye ¿olemos tan mal?- se olió el sobaco -Yo me ducho toas las mañanas-
-Si, vamos y yo.-
-Creo que lo dice porque olemos a pescado-
-¡Pero eso es normal! No oleríamos así si trabajásemos en una perfumería.-
-¡Aniki! Y eso de cerrar las piernas al andar. y los que no podamos ¿que hacemos?- en ese instante todos se volvieron hacia el hombre que formuló la pregunta. Seriamente todos bajaron la mirada, como en un entierro. Chosokabe se dirigió hacia él, colocó una mano en el hombro ajeno y con seriedad en la mirada le dijo.
-Todos sabemos que tu caso es especial. No te preocupes. No tienes porque hacerlo- ¡¿Que guarda ese hombre en sus pantalones!? ¿Que apunto estuvieron todos los presentes de darle el pésame?

-En cuanto al resto y en cuanto a lo de caminar recto se refiere ¡a ninguno le molesta la entrepierna al caminar! ¿que sois? ¡Elefantes hindúes y la tenéis de dos metros!-

-No aniki, es que a algunos se nos ha pegado tu forma de andar- a Chosokabe se le cayó una gota de sudor frío. En realidad y porque Chosokabe andaba así tiene una sencilla explicación y es porque forma parte de su ser. Según él es una forma de andar mas “intimidante”, no es que nada le impidiese cerrar las piernas.

Kaede realizó una nueva aparición en escena, cosa que el albino agradeció, para ya mandarse a mudar. En ese momento sonó lo que allí se llama: la bendita hora de cerrar, que no es más ni menos que la ultrasonara bocina de un transatlántico. Que a los que no están acostumbrados a oírla los deja tirando a sordos. -¡Bastardos! ¡Esto se queda así hasta mañana! ¡Recoged los petates, tirad la basura! ¡QUE NOS VAMOS!- lo gritaba a pleno pulmón mientras alzaba el puño, como si hubiesen conquistado un paso de montaña que sería crucial en una batalla venidera.

Que más decir que entre alaridos, gritos de fiesta, algún insulto y algún que otro:"ahu, ahu, ahu" a lo 300. Los 20- 25 tios que allí curraban salieron por la puerta del local despedidos, pero con un objetivo fijo... el bar de enfrente. Tooooodas las noches se pasaban por allí para tomarse la cervecita de rigor antes de marcharse a casa.
Ni que decir tiene que en aquella estampida de músculos echaron para la calle a Chosokabe y a Kaede.

-¡Aniki! vamos por una birra ¡vente!- le decía uno porque lo había visto quieto al lado de Kaede comprobando si el pobre host estaba completo o se le habían caído piezas.

-Nah, hoy no, tengo que llevar a este a la casa y después tengo que pasar por el club de host- esto a berrido limpio uno en una acera y el resto de semiorcos en la otra.

-¡Coño, Aniki! Que Ikumatsu-dono nos machaca si nos estas- Ikumatsu es la dueña del bar. Chosokabe y ella se conocen desde hace varios años, ya que ambos abrieron sus respectivos comercios el mismo día. Y a partir de ese entonces ella le compra el pescado a él y él se toma todas las noches un cerveza en su local.

-¡Pues échale huevos al asunto! ¡Que la chavala no muerde!-

-¿en serio?- rieron, bromearon

-¡Mentira! Muerde como una perra!-

-¡QUE OS ESTOY OYENDO, CABRONES!- Ikumatsu se proclama saliendo a la calle con los brazos en jarra y cara de muy malos amigos. Con las mismas agarra a un par de ellos por las orejas, como si fuera una madre reprimiendo a dos infantes que han cometido una fechoría. -¡Chooosokabeeeee!- la mujer lo miró enfadada.
El albino retrocedió medio paso antes de agarrar a Kaede del brazo y salir huyendo de allí al grito de:”Nos vemos mañana!”

Al ver que ya estaban lejos Chosokabe se paró para poder reírse un rato a gusto, desinhibidamente, mientras algunos transeúntes lo miraban raro. - Kaede, tienes que conocer un día a Ikumatsu, a la mujer de antes. Creo que se parece un poco a ti. Seguro que os llevareis bien o eso, o me matáis en cuanto abra la boca jajajajajaja- recuperaba el aliento - Bueno, mi moto está allí, ese esa- señaló una moto lo suficientemente grande para montarse él y un acompañante. Nada exagerado como se podría pensar, que Chosokabe es un hombre grande, pero no de proporciones inmensas. Como no soy una experta en motos diré que es algún tipo de scooter de 125 centímetros cúbicos
Spoiler:

Al llegar al susodicho vehículo agarró el casco y se lo puso a su acompañante, agachándose, acercándose al rostro ajeno para poder amarrarlo. -¡Ya esta listo para montar en el Ancla 2.0!- Dijo super contento por su moto, pero al momento siguiente bajo la voz, como quien cuenta un secreto - Esta es la 2.0 por que la primera la destroce contra un camión de mercancías jijiji- sonrió enseñando toda su dentadura y rascándose la cabeza como a quien le hacen un cumplido. El es feliz por haber salido casi ileso de aquel accidente.

Se subió haciendo que la suspensión se quejase -¡Sube que te llevo!- con un movimiento de muñeca hizo rugir a la moto al darle gas - ¿Primero por tu casa o por la mía? ¿Cual está mas cerca pezqueñin?- le iba cambiando el apodo a Kaede cada vez que le salía del parche.
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Mensaje por Invitado Vie Sep 02, 2011 2:30 pm

Las voces de su alrededor le llegaban acompañado de un pitido acústico que salía desde el fondo de su cabeza consecuencia de la bocina de ferry que le había hecho implosionar el cerebro y los tímpanos hacia dentro. Casi estuvo a punto de caerse de narices al notar vibrar incluso el suelo. Después, y dando por finalizada su cooperación en aquel negocio de paso se vio arrastrado fuera siendo perseguido desde el aire por una flecha tridimensional y roja que indicaba la posición del protagonista de este post. De otra forma se hubiese perdido entre un mar de carne que gritaban como descocidos. La mujer que emergió del bar de enfrente le recordó a su jefe pero en versión expresiva. Es lo que sería si en lugar de sonreír gritase a los cuatro vientos su inmenso disgusto por un mundo sin beneficios. Por suerte Chosokabe había sido listo y había puesto pies en polvorosa, haciéndole caso al fin.

El casco se le enterró en la cabeza haciéndole fruncir las cejas y observar la cara cercana del chucho mientras le ataba el susodicho como si fuera un crío que monta en bici por primera vez. Aquel día había descubierto que quizás Chosokabe tenía algún tipo de complejo de hermano.... o puede que solo le gustase ser excesivamente amigable.... o quizás el user debiera verse el anime y descubrirlo....- No siempre queremos matarte cuando abres la boca. Es cuando la abres y dices tonterías -aclaró, para defenderle. A quedado claro que Kaede para abogado no va. Levantando las manos se desencajó un poco el casco antes de que se le fusionase con el cráneo. Luego fue a prepararse para subir cuando escuchó dos cosas que no le gustaron nada: el cutre nombre de la moto y que su antecesora había quedado siniestro total. Pensándolo fríamente prefería coger el metro, pero entonces no llegaría a tiempo. Su jefe le sonreiría, le pondría el delantal de camarero o le daría la escobilla del váter para que hiciera los baños. No tenía ganas de ponerse de rodillas y ponerse a frotar, tenía cosas de la universidad que hacer cuando volviese de madrugada y cuando menos cansado y sucio estuviese mejor. Miró la moto, miró la espalda del cachorro albino, miró a su alrededor para ver si había alguien sensato que le gritase: “No subas!”, pero nada. Al final suspiró, dio un par de pasos y hábilmente pasó una pierna sobre el hueco del asiento que quedaba por detrás. Los amortiguadores se quejaron otra vez mientras el universitario se acomodaba y recogía sobre su regazo la maleta con sus libros. La espalda de Chosokabe parecía gigantesca desde atrás, incluso aunque con su generosa estatura lograse llegar un poco mas abajo de su nuca.

-No se donde vives, así que no sé cual está mas cerca -levantó las manos y se cogió de los bajos de la camisa del albino- Si solo es bañarte puedes hacerlo en mi casa, parece estar mas cerca del Club y así ahorraríamos algo mas de tiempo -se inclinaba hacia delante para hacerse oír entre el ruido del motor y el tráfico de la hora punta. Sin escuchar contestación fue sorprendido por el impulso que cogió la moto hacia delante haciendo que se balancease peligrosamente antes de recuperar el equilibrio y aferrarse a los costados del albino, que se había puesto en marcha entre los coches de la calle dejando una explosión de humo detrás. Kaede encogió los pies, apretándolos contra en cuerpo de Chosokabe, bajando la cabeza y posando la frente en el espacio de su nuca que dejaba entre ver la camisa. Abrió los ojos casi dos minutos después de haber empezado el recorrido, mirando a los lados y después al frente, donde el desordenado pelo blanco podía llegar a hacerle cosquillas en la nariz si se acercaba. No acostumbraba a montar en moto. De hecho habían sido contadas veces las que lo había hecho y en principio le daba una sensación de vértigo en el estómago. Sobretodo sabiendo que podría haber en un futuro un Ancla 3.0.

Dejaban atrás el negocio, el bar y las calles para meterse de lleno en el centro, con muchos mas coches y mucha mas gente cruzando en estampida que por suerte pudieron ahorrarse. Sin saber en que momento había sido Kaede se había aferrado a la camisa del cachorro como si estuviese pegado a ella como un imán y su cuerpo parecía negarse a hacer ningún movimiento que no fuera acercarse mas a él para no desestabilizar el peso de la moto. Como pensaba, le gustaba mas el metro- ¡Ah! -soltó un grito cuando cogieron la curva. Inmediatamente pasó las manos bajo los brazos de Chosokabe, rodándole todo lo que le era posible hasta casi arrancarle la camisa al sujetarse de nuevo a ella por delante hasta casi clavarle las uñas. Una reacción normal para los que montan muy poco en moto. Habían entrado por una calle que no reconoció. Y menos teniendo la mejilla pegada a la espalda del otro y sin muchas ganas de fijarse en su alrededor.


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Perdón que saliera tan corto no sabía si era indispensable que el perrito pasase o no por su casa. de todas formas mi vespa híbrida no mola nada comparada con esa moto, la quiero! XDD

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Mensaje por Chosokabe Dom Sep 04, 2011 9:43 am

Si, para que te voy a mentir, el perro maniobraba su moto con SÓLO una de sus manos. Es una mala costumbre que tiene, nada más. Y te preguntarás ¿y la otra mano? ¿qué es lo que hace con ella?... Pues metérsela en el bolsillo del pantalón. Simple ¿verdad? El albino cuando camina también se deja la mano izquierda metida en el bolsillo, haga calor o haga frío, y como conducir su “amoto” es para él como para nosotros caminar por la calle, pues eso. Bueno, menos en los giros hacia la izquierda que la usa y gira, si no el tortazo sería monumental.

Ahora puedes explicar por que al conducir es un total temerario. Le da gas a la moto que la pobre termina totalmente revolucionada y soltando un humo negro bastante preocupante, el sonido del motor que sobrepasa el permitido en ciudad y que coge las curvas como si fuese Dani Pedrosa en medio de la doceava vuelta. Todo esto sin contar ¡que es tuerto! ¡COJONA! ¡¡Tuerto!! ¡Que no percibe la tercera dimensión!
Ahora ya conoces varias de las razones que provocaron que esta moto sea la versión 2.0.

-¡Ya estamos cerca de mi casa! ¡No seas gallina y suéltame! ¡Que me estas asfixiando, mamón!- le gritaba a su paquete-Kaede mientras le daba palmadas en los brazos de este con la mano libre.

A Chosokabe no le importaba haber pasado todo el viaje con un continuo acercamiento de su sensei, quieras o no al perro le encantaba el calor humano, sobretodo si este provenía de un chavalín como Kaede.
El caso, el pirata giró una vez más hacia la derecha y de repente ¡babum! Chosokabe se extraño - Ese badén no estaba antes- ¡ni que badén! ¡ni que ocho cuartos! El zumbado de Chosokabe no vio a un gato que se encontraba en el lugar equivocado en el momento menos indicado.

Aparcó cerca del portal de su casa. Se encontraban en una de las zonas medias del centro, repleta de edificios altos de pisos de viviendas y Chosokabe vive en uno de estos magníficos apartamentos de una habitación, baño y salón-comenodor. Lo justo para comer, dormir y follar si se daba el caso.

El pirata se podía permitir algo más lujoso ya que, como no he dicho, aquí el amigo es el propietario de la pescadería con objetivos a expandiese abriendo otros locales y poseedor de una flota de dos barcos: un atunero, el cual alquila en otras flotas, y un pesquero que le trae la mercancía a puerto.

La moto paró su característica vibración y Chosokabe resopló -Ya estamos- se giró y siguió viendo el casco de color violeta pegado a su espalda más el consecuente calor de Kaede. -El que decía tener prisa aún temblequea a mis espaldas cuan bebe- arrugó su boca hacia abajo y con los ojos miró hacia arriba a la vez que reproducía sonidos guturales propios de un bebe. -Pues nada. Contigo para arriba, a lo koala- rodeó los muslos del moreno con los brazos y se levantó de la moto como quien lleva una maleta muy pesada.

-¡Muchacho! ¿Tu que comes? Flaco, si, pero cargarte es como llevar una ballena bajo del brazo- sacó una manojo de llaves, como pudo, de su bolsillo. Raudo y veloz cuan explorador semielfo subió los cuatro pisos sin ascensor y entró en “su cueva”. Literal... una cueva. Bastante cansado llegaba del trabajo como para ponerse a limpiar y tenía las bolsas de basura en la puerta, según él, para acordarse de bajarla; la loza de dos días acumulándose en el fregadero; el suelo mínimamente limpio; la cama sin hacer. “¿Para que? Si se va a deshacer esta noche?” Bueno, en resumidas cuentas: el apartamento de un autónomo que ahora se encuentra las 24 horas del día fuera de casa.
Y aunque lo haya expresado de esta manera, una vez a la semana, Chosokabe se coge un día de asuntos propios para limpiar su casa así que y en resumidas cuentas la casa se encontraba limpia ya que ese día de limpieza había sido hace sólo tres días.

Soltó a Kaede y lo primero que hizo fue alzar el brazo - ¡¡Kīroi!!- vociferó un par de veces hasta que un enorme loro se posó en su brazo.
-Motochika, Moootochika- decía el ave con su típica voz de loro.
El albino sonrió al ver de nuevo a su querida mascota. Esta se trata de un loro de color amarillo en su totalidad, posee una larga cola con toques de azul y rojo; además de un pequeño pañuelito rojo atado en la cabeza. Cosas de piratas.

El pescadero se dirigió a los platos de comida de su mascota viendo que se encontraban medio vacios - Kīroi, como no se cuanto tiempo estaré fuera, te pondré mas comida y agua- su mascota es una de las razones por las que el albino prefirió pasar antes por su piso.
Una de las habilidades de esta mascota es que esta amaestrada para hacer sus necesidades por la ventana. Si, así algún transeúnte se lleva una sorpresa.

Después de esto y colocar a su mascota sobre una especie de atril de hierro, donde el ave comenzó a escrutar al host, fue directo al baño. Durante el camino fue desprendiéndose de su ropa estando sin camisa antes de entrar al baño. -¡Kaede! Vete a mi cuarto y búscame algo de ropa! Huélela antes por si las moscas- se encontraba en el baño, sin pantalón, con la puerta abierta. - Y rapidito, que eres tu el que lleva prisa, porque si fuera por mi me quedaba a dormir hasta la una de la mañana y después, si me sale de los cojones, iría por el club- se escuchaba el caer del agua de la ducha, los aros de la cortina y, para pesadilla de todos los presentes, la atronadora voz del pirata intentando “cantar” algo que parecía una canción de bucaneros.

El ave alzó el vuelo desde su pedestal para atrapar con sus garras la camisa que dejó el albino en mitad del salón, llevándola hasta un montón de ropa que se encontraba al lado de la lavadora.

-¡Oye, Kaede! Si esta noche en el club alguna clienta me invita a pasar una buena noche, ya sabes a que me refiero, en su casa, aceptaré sin pensármelo dos veces. Bueno, no estoy diciendo que si fueses tu el que me invitase a pasar la noche, tampoco me negaría jajaja- gritaba mientras se quitaba el jabón del cuerpo.

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Mensaje por Invitado Jue Sep 08, 2011 6:21 am

Después de que el badén soltase un agónico quejido de muerte instantánea Kaede quiso apuñalar al chucho con los dedos por estar aprovechando su debilidad momentánea para llamarle de todo, pero sus defensas y agilidad habían bajado en un 87% y le resultaba imposible reponerse a tiempo para lanzar un ataque en su contra. Y por desgracia no tenía el nivel suficiente como para invocar a alguien que lo hiciera por él. Casi se fue de espaldas cuando lo había levantado y arrastrado pisos arriba mientras los vecinos se asomaban y trataban de indagar sobre si aquello era un secuestro muy poco planeado o si la chica (paquete-Kaede en cuestión) había estado bebiendo y el albino estuviese siendo un buen amigo y la estuviese cargando. En todo caso prefirió no repetir mas el “Dejame en el jodido suelo!” por si acaso la policía se presentaba allí innecesariamente. Pero cuando entró a la cueva del perro prefirió sinceramente que hubiesen venido. Era el típico panorama que le dejaba Saya cuando buscaba alguna camisa que quería ponerse para salir a la calle y que no hacía mas que crisparle los nervios. Vale que Kaede no fuese un maniático de la limpieza y que le temblase el pulso al ver una pelusa encima de la tele, pero aquello era una guarrada. Aunque no estuviese todo perdido se veía claramente que necesitaba limpiar mas a menudo. La urgente necesidad de hacerlo le invadió un momento antes de desenroscarse el casco de la cabeza y dejarlo con miedo sobre una mesa llena de papeles, revistas y fotos de barcos con hombres sujetando atunes enormes.

Se descolgó la mochila mientras miraba al loro levantando una ceja como si este pudiera estar juzgándole o amenazándole al mas puro estilo pirata por estar pisando los dominios y acaparando la atención de su estimado amo. Colgó la maleta en una de las sillas y esquivó la ropa que Chosokabe iba dejando atrás hasta que su vena de ama de casa le hizo recogerlo todo y apilarlo donde se juntaba mas de la ropa sucia. Lanzó una mirada furtiva y cabreada a la puerta abierta del baño y chasqueó la lengua caminando hacia su cuarto- Si tanto te toca los cojones ir al Club entonces no vayas, ¿que problema hay? Puedes pedirle al jefe que te devuelva el dinero de las clases suplementarias y listo -Kaede sabía que allí NO se devolvía nada. Su jefe se quedaba hasta con la calderilla- Hay muchos métodos para aprender conducta estos días y mas si solo quieres encantar al par de clientas jubiladas que entran en una pescadería -rebuscaba en el armario mirando luego de reojo en la cama deshecha, donde había algo parecido a ropa desgastada y quizás se usaba de pijama. Corrió la puerta del armario y la abrió por el otro lado, teniendo que abrir los brazos para sujetar toda la bola de ropa de cama y sábanas que se le venía encima. Usando una Skill de empuje feroz pudo volver a cerrar.

-No la cojas conmigo, si quieres dormir adelante. Siempre puedo coger el metro para ir directamente al club -seguía murmurando solo, encontrando al fin algo que pareció ser lo suficientemente decente. No era un traje de galán ni mucho menos pero podía pasar por ropa “elegante” si se la embellecía un poco con algunos complementos prestados del club. Kaede salió del cuarto mientras la sacudía, llegandole el olor característico del chucho albino emerger de la tela. Pura feromona condensada que resultaría incluso atractiva con perfume Poison Black. Caminó hacia el baño dejando atrás al loro que hacía gestos imposibles girando la cabeza mientras le seguía con la mirada. Estando frente a la bañera con la ropa elegida finalmente decente y doblada sobre la taza puso el brazo en su cintura mirando la cortina de pececitos blanca que tapaba al cachorro que por suerte había dejado de cantar. No contestó a sus provocaciones y se fijó en si tenía al menos una toalla con la que secarse. Escuchó al pájaro hacer un molesto ruido, como un grito, mirándole y viendo como tiraba de una colgada de la puerta. Suspiró, la cogió y volvió a su lugar.

-¿Insinúas que te daría igual estar con una mujer o conmigo? Aunque al menos el concepto de “soy de todos” de un Club de host se te ha quedado -atrapó un borde de la cortina y la corrió de golpe. Un gesto que pareció hecho a cámara lenta- Pero por favor no me metas en tus fantasías extrañas. Si una clienta quisiese llegar a eso contigo no te quedaría mas remedio que satisfacerla y dejar en buen lugar al club -sus ojos no pasaban mas abajo de su cuello. Ni necesidad había. Un asomo de sonrisa se dibujó en su cara- Por otra parte espero no tener que enseñarte también como se debe satisfacer a una mujer, Chosokabe-kun. De momento enfríate un poco -se inclinó y le cerró el agua caliente. Luego le dejó la toalla a mano y se dio la vuelta cogiendo las solapas de su chaqueta para quitársela y colgarla en uno de los pasamanos- Apresúrate y sal. Tomaré prestada tu bañera por hoy.

No tenía traje que ponerse, pero por suerte el club siempre contaba con algo de ropa y mudas limpias. Después de todo habían emergencias como las de derramarse las copas de licor por encima. Irían directamente para no tener que entretenerse echándole la bronca a Saya o aguantando su obsesión al verle aparecer junto con otro tío. Intentaba obviarlo cada vez que podía ya que como cualquier personaje de RPG siempre decía lo mismo cada vez que hablaban. Se soltó el pelo y pasó a desabrocharse la camisa pensando que al haber clientes de por medio la noche no fuera tan pesada como la anterior. El albino ya sabía manejarse por si solo y era posible que consiguiera “algo” con una de las chicas aquella noche. Sería su recompensa por intentar trabajar seriamente.


////////////////////
No si lo decía por mi. había oido del juego pero no sabia que tuviese animacion. Tu personaje me encanta tal y como esta, me divierte muchisimo XDD me vino la curiosidad de que si tambien se bañaba con el parche puesto aunque no lo describi al suponer que tenía el ojo tapado por el pelo o algo asi.
Tengo una del 85 en cromo pero paso mas tiempo arreglandola y desguasándola que montado sobre ella. Al final siempre uso la bici jaja

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Mensaje por Chosokabe Dom Sep 11, 2011 10:24 am

Ponía el ojo en blanco mientras la taladradora voz de Kaede le reventaba los tímpanos, menos mal que el agua que caía sobre su cabeza hacía de amortiguador entre sus orejas y las provocaciones del moreno.
Se encontraba quitándose el jabón del cuerpo, con todo su cano pelo totalmente aplastado creando un fleco que le tapaba espontáneamente (y por arte y magia de los post) el ojo izquierdo. En esos momento de tranquilidad le pareció escuchar más cerca la voz de su compañero de fatigas - Con ese concepto de “soy de todos” ¿me estas diciendo que sois putas? esto, ¿putos?- corrigió sobre la marcha pero poco pudo seguir preguntándole porque gritó quedo cuando el moreno corrió la cortina.

Ni decir tiene que el albino no hizo ni el amago de taparse ni de sentir la más mínima de las vergüenzas mientras el moreno le sermoneaba y le abrió el agua fría produciendo otro grito y un espasmo de parte del grandullón que cerró la llave utilizando un anticongelante y un elixir para no morir como un témpano. -¡Coño!- se quejó mientras salía con espasmos producidos por el frío. Hombre, que el albino es de tierras caribeñas y el frío le hace de penalizador.

Agarró la toalla comenzándose a secarse el pelo con ella - ¿No estarás celoso? ¿verdad?- lo miró entre la tela con una sonrisa de bobalicón que no podía con ella. Terminó de secarse el pelo el cual, también gracias a una skill de pelo rebelde sin causa, para amarrarse la toalla a la cintura. No se para que si la toalla era una de mano y la tapaba lo mínimo - No es que me de igual con quien me acuesto. Aunque si la cuestión es si me da igual con una mujer o contigo. Preferiría contigo- se acercó a él por la espalda rodeándole los hombros con los brazos, a modo de abrazo de oso, para sacudirlo y achucharlo. -A ti te conozco más y no tendrías que darme clases de como satisfacer a un hombre, porque ya tengo un master- ¡baja ego que sube Choso! Aquello era, descaradamente, un: "me gustaría follarte pero no te voy a decir cuando".

La mente de Chosokabe se encontraba al borde de cometer una gran fechoría ya que su mente chillaba algo así como: “¿¡como que me enfríe?! ¿Como quieres que lo haga? ¡¡si empiezas a desvestirte!!” Una de sus neuronas sometía a electroshock a otra que había muerto del colapso. Respiró hondo, calmadamente, mientras luchaba por separar su entrepierna y resto de sí de la parte trasera de su maestro.

Soltó el abrazo para poner sus enormes manos sobre el abdomen ajenos y comenzar ha crear un ritmo aleatorio golpeando la barriga de moreno a modo de tambor. -Estas esmirriado y además eres un cabrón de mucho cuidado por naturaleza. No entiendo porque te hiciste host, si eso de estar de cara al público, ser cordial y bla, bla, no es tu fuerte. Aunque lo digo porque ya he visto a los dos Kaedes- le revuelve los pelos con ambas manos -Aunque cuando estas callado eres un bombón con un buen culo por eso, si quieres y si tu jefe te despide, tienes trabajo en mi tienda. JAJAJAJAJA- y con ese desparpajo que le caracteriza nalguea al joven host, agarra su ropa viendo que le faltan los calzoncillos.

-¡Mierda! le he tocado el culo como actoreflejo- pensó mientras apretó los ojos, los labios y arrugó la barbilla.

Cuando sale de camino a la ropa interior que cuelga del tendedero con su mascota posada en el hombro derecho... -¡wuo! ¡Kaede! No uses el bote rosa que es el champú contra bichos de mi loro- dijo con la cabeza en dirección al baño y a grito pelado desde la mini-terraza que se encuentra tras pasar la cocina.

Terminó de vestirse, en su cuarto, con unos pantalones negros y una camisa de vestir de color violeta con unas finas rayas verticales de otro tono de violaceo, creando la sensación de estilización sobre el cuerpo del albino. Por alguna extraña razón Chosokabe no se acordaba de tener sendas prendas.
Por supuesto el pirata se puso un parche del mismo color que la camisa. Como dato adjunto decir que tiene dos: el violeta y el negro, uno de tela y otro de piel respectivamente.
Como toque de gracia se puso un collar que no era ni más ni menos que una cadena de eslabones gruesos, del tamaño de un dedo índice, de metal cromado.

-¡Grumete cabrón! Ya estoy ¿te falta mucho?- volvió al cuarto de baño esperando llevarse una alegría para los ojos... bueno, para el ojo. -Eres tu el que tiene prisa ¡así que mueve el culo!- se puso delante del espejo a mirarse el mentón en busca de algún pelo rebelde, pero nada, enemigos: 0.

Abrió el armario de su derecha agarrando un peine, el cual se pasó dos veces entre el ya enredado matojo de pelos, sólo para hacer el amago de peinarse. Después esparció sobre sus manos una cantidad normal de fijador extra fuerte pasando a expandirlo por su melena para poder peinarlo como él quería, por supuesto sus pelo se resistía así que se pasó delante del espejo más tiempo del que pensaba.


(off: perdoooooooooooona la mierda de post pero ahora no puedo postear bien u_U lo siento, lo siento mucho)
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Mensaje por Invitado Vie Sep 16, 2011 8:29 am

Lo primero que le dijo al oírlo quejarse por sentir el agua helada sobre su cuerpo fue un “no seas mariquita”, seguido de un levantamiento de cejas y un último movimiento de los dedos para terminar de desabrocharse la camisa. Como siempre prefería no prestar atención a las palabras que tuviesen que ver con la moralidad del club y de sus trabajadores o estaría todo el santo día liándose a hostias con todo el mundo, pero no pudo pasar por alto aquellas palabras siempre indirectas que el cachorro albino le lanzaba desde que se hubiesen conocido el día anterior. “Hablando de gays, ¿eres gay?” “Si fueses tu el que me invitase a pasar la noche, tampoco me negaría” Y el mas reciente “Preferiría contigo”. Era para ponerse nervioso.... y dudar si quitarse o no la camisa la cual ya tenía a un solo movimiento de desprenderse. Chosokabe hacía cosas incomprensibles, y hasta ahora solo lo achacaba a su personalidad confianzuda y sin mucho tacto. Por suerte, y a pesar de lo que decía, Kaede sabía controlarse como buen host que era. A veces... quizás...

“Un Master... serás fantasma...”

-Era lo que había -contestó como si segundos antes no le hubiese tirado la pastilla de jabón a la cabeza por haberle manoseado el culo por la cara. Que así se empezaba...- Y ahí voy a seguir estando por muy naturalmente capullo que sea -por fin se quitó la camisa, la colgó junto a la chaqueta y se quitó el cinturón, seguido del pantalón y a punto estuvo de hacer lo propio con la ropa interior. Miró a su espalda, escuchándole gritar para variar, antes de darse la vuelta y terminar de desnudarse. Luego entró a la bañera y corrió la cortina. No le parecía que el trabajo que ocupaba se le diese muy mal, ahora pensándolo. Solo era que parecía mas el segurata del club que un host propiamente dicho, pero tampoco era que le molestase mucho. Era agradable con las clientas y sabía llevar su relación con sus compañeros de trabajo. A decir verdad aquel cachorro descarado era el único que le había llamado “cabrón” con todas sus letras para destacar una parte de su personalidad que muchos no querían ver. Dentro de la bañera y con el agua tibia cayéndole se detuvo mientras se enjabonaba la cabeza volviendo a repetirse que el parecido entre ellos dos no era aproximado ni de lejos. Si es que bastaba con detestar a los perros para que se le pegasen todos. Maldita su suerte.

-Cierra el pico -su voz tronó desde detrás de la cortina un rato después, escuchándolo volver al baño y seguir protestando. Había esquivado el bote de los bichos de su pájaro y había terminado de quitarse todo aquel olor a pescadilla marina que tenía recorriéndole el cuerpo. Sacudió la cabeza, sujetó la cortina y la corrió completamente, topándose de frente con un cachorro impecable- … ¿De que vas vestido? Pareces el chulo de un club -en realidad le gustaba aquella camisa para él. Pero el collar era demasiado extravagante. Parecía que de un momento a otro podría incluso colgarse al loro de él.... ¿Y que le pasaba a aquel dichoso pelo? Mirase por donde mirase le salían como si fuesen alambres. Se envolvió la toalla alrededor de la cintura y se cruzó de brazos mirándolo- ¿Por que no intentas dejártelo caer hacia delante?- sugirió al ver sus intentos de peinarse gastando fijador y paciencia. Kaede lo agarró el brazo y lo hizo girarse a un lado donde levantó las manos y comenzó a moldear aquella mata de pelo blanco y suave como si fuera una escultura- Si no hay mas remedio que llevar eso -se refirió al parche- entonces es mejor dividir el pelo en dos. Puedes dejarte caer un poco el flequillo y... -levantó un poco las manos después de haberle echado el pelo hacia delante, que le temblaron al ver el desastre. Se mordió el labio inferior desde dentro, como aguantando una risa- Pareces... buena persona y todo.

Mas bien parecía un perro bajo la lluvia. Solo le faltaba poner cara de pena. Kaede se mojó las manos en el lavabo y volvió a intentarlo echando hacia atrás una parte y dejando de lado unos mechones haciendo de flequillo. Luego le despeinó intencionadamente por detrás. El host se llevó una mano al mentón- Así no está mal -le hizo mirarse de nuevo al espejo- Un aspecto moderno también garantiza el éxito con los clientes -le dio una palmada en la espalda antes de pasar a secarse y volver a vestirse. Sería suficiente para llegar y cambiarse en el club antes de ir al lío con las instrucciones de Chosokabe. Dándole la espalda y levantándose para subirse el pantalón, recordó.

-Te he visto despachar a una clienta en la tienda -se ató el cinto, esbozando una sonrisa de maestro semiorgulloso de un aprendiz de guerrero que acababa de llegar al nivel 50- Nada mal. Espero que puedas ser así con las que nos toquen hoy. Como no vengan en grupo o en pareja no nos tocará en la misma mesa, así que no me tendrás avisándote dando patadas por debajo -probarían primero con una mesa donde hubiese mas de una. Aunque eso dependía si las chicas aceptaban la compañía. Poniéndose la camisa se giró, abrochándosela, mientras cogía la chaqueta y salía fuera- Venga señorita, que te lías con el maquillaje -le dijo mientras su único peinado era pasarse la mano sobre la cabeza. Si tenía que ir en moto y con casco era una gilipollez preocuparse tanto. Colgándose la chaqueta al brazo cogió la cartera con los libros y el casco que había dejado sobre la mesa antes de abrir la puerta, dejando atrás la cueva y al pajarraco llamando por su nombre a su estudiante.


///////////
Que no importa, si yo también estoy por el mismo plan....

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Mensaje por Chosokabe Vie Sep 23, 2011 7:33 am

Arrugaba el entrecejo, las comisuras de sus labios miraban al suelo y entornaba su ojo al descubierto mientras su mirada incrédula no se apartaba de la cara de Kaede y este intentaba ejercer de estilista jugueteando con su pelo. -Estate quieto, ¡coño!- hizo aspavientos con las manos sobre su cabeza para apartar las manos de Kaede, pero ya era demasiado tarde, el host se estaba vistiendo.

-¿?- alzó la vista para mirarlo mientras de aquella boca de la cual suelen salir insultos y demás, esa vez salió algo parecido a un cumplido sobre el trabajo ejercido en una clienta de la pescadería. -Oooh gracias, gracias y eso de librarme de las patadas me hace más ilusión de la que te puedas imaginar- se giró hacia el espejo para echarse un vistazo y ver el horror estilístico que organizó el host con su pelo.
Le iba a decir cuatro cosas pero lo único que le salió fue un: - ¿maquillaje? Tu puta madre- respondió como acto reflejo al comentario sarcástico. Sep, es un poco barriobajero, pero es que fue pirata, entiéndelo.

Pasando de su pelo, de lo que pensase Kaede de su ropa y acariciando a su loro un par de veces, salió de su casa, móvil en el bolsillo, cartera y llaves en mano con toda la disposición de encaminarse hacia su motocicleta. Esperó a que Kaede saliese, cerró su casa y bajó para arrancar su moto mientras se soplaba partes del fleco blanquecino que se le caían sobre el rostro gracias a los tejemanejes del moreno. - Oye ¿es verdad eso? ¿Podremos compartir clientas si son muchas?... mmmm Me encanta esa idea. Así podré ejercer mi cargo como Aniki y tu podrás ser mi hermano pequeño, aunque nos parezcamos el huevo a una corbata, pero supongo que eso a las clientas les encantará y ponte el casco que si me caigo yo no pasa nada ¡pero tu eres un pingajo mierda y te me rompes! ¡Sube!- le encasqueta el casco cuan tapón de rosca y se sube en el Ancla 2.0 haciéndola sonar provocando que algunos vecinos protestaran dado el ruido proporcionado siendo la hora que era.

Ya en camino... ¡ni peines, ni gomina, ni la madre que lo parió!... ¡la moto es su estilista! ¿de donde te crees que sale ese look puercoespinesco que lleva? Pues del viento que le da al conducir la moto.

Pues si recordamos ese peculiar estilo de conducción de Chosokabe, por el camino casi se lleva por delante a una ancianita que cruzaba tranquilamente un paso de cebra y al girar en una curva muy cerrada se tuvo que agarrar a la farola que se hallaba en la esquina que si no se estrellan contra un contenedor de basura. Damos por sentado que nuestro querido pirata desplazó una de sus manos, bueno, la mano libre hasta la espalda de Kaede dejándola allí durante todo el trayecto para saber y asegurarse de que permanecía allí en todo momento... básicamente para asegurarse de que no se caía de la moto.

Después de este paseo por un bosque de nivel uno en el que, como mucho, te va a salir un Caterpie en nivel 3, llegaron a salvo y repito, a salvo, hasta el club aparcando la motocicleta no muy lejos de allí.

Abrió la puerta del club de Host mirando hacia Kaede que andaba tras de él -Como me roben el Ancla te juro que tu jefe me la va a pagaaaaaaaa!!- estiró la última sílaba al sentir como una fría y huesuda mano jalaba de él. Cuando se quiso dar cuenta ya estaba en mitad del salón con el recién nombrado jefe mirándole a los ojos con expresión seria y decidida para, al segundo siguiente, aparecerle una sonrisa. -Chosokabe-kun, esta noche me vas a hacer un tremendo favor.- exigió.

Chosokabe lo miraba desde arriba con cara de expectación - Y yo ¿que obtengo a cambio?- pregunta que le salía ya sin pensar incluso sin saber que clase de favor le iban a pedir.

-Pues que te cobre menos por tus clases de host ¿que te parece?- se frotó las manos.

-Vale, ¿que es lo que hay que hacer?-
se remangó las mangas de la camisa, como si se preparase para cargar cajas o algo similar.

El jefe se las bajó - Nada difícil, solo que me acaban de llamar unas clientas reservando mesa para ocho porque están de despedida de soltera así que la mayoría de nuestros host se encontrarán pendientes de ellas, pero siempre deben de encontrarse acompañadas, MINIMO, por dos host. Y los primeros de esta noche seréis tu y tu sensei Kaede.- miró al susodicho con sonrisa zorruna.

-¡Ah! Bueno, vale. Mira tu, si son solo a cuatro chicas por host. A todas estas ¿por qué yo? Que soy el más nuevo- se rascó la nuca.

-Pues porque cinco de estas clientas son asiduas al club y siempre es bueno que tengan chicos nuevos con los cuales hablar. Porque a otros ya los tienen muy vistos- volvió a desviar la mirada hacia Kaede.

-JAJAJAJAJAJA ¿has oído eso Kaede? Seré un juguete nuevo jajajajajaja No esta mal, no está mal. Esta noche me lo pasaré pipa- se frotaba las manos con una sonrisa maléfica en el rostro. -Por cierto Jefe tengo nombre de host aprobado por Shizuo- la sonrisa le hizo un “blink” al brillarle.

-¿En serio?-
se puso una mano en el pecho algo asombrado -¿Cual es?-

-Aniki. Es como me llaman mis subordinados en la pescadería y me gusta- dijo contento y muy seguro de sí.

-Me gusta. No tenía roles de “hermanos mayores” entre mis host... mmmmm Si... me gusta- con la mano en la barbilla miraba de pies a cabeza al albino -¿Elegiste tu esa ropa?- preguntaba incrédulo ante la fina forma de vestir del chulo-playa.

-Pues si y no. La eligió Kaede de entre lo que ya tenía en mi armario- se dio cuenta de las segundas intenciones de aquella pregunta y le salió una vena en la frente, apretó los puños y los colocó en las sienes del jefe para ejercer presión sobre ellas -¿Quieres decir con eso que no se vestirme solooooo? ¿eeeeeeehhhh?- fruncía el ceño y apretaba la mandíbula mientras giraba los puños sobre las sienes ajenas produciéndole un grabe dolor al jefe.

Lo soltó soltando aire por la nariz -Perdón, perdón, solo es que te imaginaba más hortera. Aunque ese collar me lo dice todo.- un par de palmadas para cambiar de tema brutalmente y así Chosokabe no lo mataría - No os quiero durmiendo, el local se abre dentro de media hora. Moveos, moveos- daba órdenes mientras caminaba por el local.

Chosokabe le hizo un movimiento con la cabeza a Kaede para, a continuación, encaminarse hacia los vestuarios.
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