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Capitulo 1: Bernardo ~Private~

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Mensaje por Invitado Mar Feb 15, 2011 6:18 pm

Club Eden
Capitulo 1: Bernardo ~Private~ Clubedenterminado.th


Agradecía que la calefacción fuese parte del encanto del Club, ya que había salido de casa pasadas las siete y había tenido que calarse la bufanda hasta los ojos para que no se le congelase la cara. Le fastidiaba pensar que era muy probable que estuviese lloviendo cuando saliese del trabajo por la mañana, ya que dudaba que algún cliente fuese tan estúpido como para invitarlo a salir con el condenado frío que les azotaba en aquel mes de febrero.
Una vez hubo llegado, se reunió con la mayoría de sus compañeros para cambiarse. Pronto abrirían, una noche mas, sus puertas al público exigente y tendrían que mostrar sus mejores caras y sus habilidades como galanes, no descuidando cada detalle para satisfacer al cliente.

El código de un host no era simple. Debían cumplirse muchos requisitos para poder ser uno de buena categoría y llegar a los puestos mas altos. Lo primordial era la presencia y el buen vocabulario. Ser conocedor de las palabras y nunca quedarse en blanco.

-Muérete, ¿a quién le crees que estás hablando, capullo? -se cruzó de piernas el muchacho de melena revuelta y postura irresoluta. Se había cruzado de brazos después de escuchar un piropo no muy apropiado para un hombre, y no estaba por la labor de dejarse tratar como un felpudo.

Los siguientes códigos abarcaban desde el comportamiento ejemplar, la atención indiscutible del cliente y una personalidad entusiasta para lograr manejar todo tipo de situaciones posibles. Su trabajo primordial era el hacerles sentir como grandes líderes de un colosal castillo y alargar la fantasía todo lo que durase su dinero. Los host eran los mayordomos de las doncellas, los caballeros de los príncipes y los amantes de las damas que buscaban un cándido romance.

-No me interesa tu dinero, maldito viejo impotente -el aura antipática que emergía de la espalda del chico había llamado la atención de todo el local. Había arrastrado hacia la puerta a un hombre de negocios de metro sesenta y prominente barriga y lo había pateado hasta hacerlo rodar fuera del local. Una lluvia de billetes, que era lo que le había metido en el bolsillo trasero del pantalón mientras decía lo que no tenía que haber dicho cayó desperdigado por la acera- Largo de aquí o jugaré al ping pong con tus pelotas.

Mizunuma Kaede miró a su alrededor, espantando a muchos que pasaban por aquel barrio depravado con su mirada de hastío y saña. Era un chico en sus veinte, de largas pestañas, gruesos labios y cuerpo delgado. Aunque obviamente, después de lo visto, las apariencias engañaban mas de lo que parecían...

-¡Hmp! -se dio media vuelta, visualizando antes de entrar de nuevo al Club a un hombre de pelo largo y singular, vestido con traje, al igual que muchos de los que venían allí. No pudo dar mas de dos pasos sin que el dueño del local lo arrastrase tras el mostrador de la entrada, sonriendo de manera amenazadora mientras le mandaba de vuelta a la barra, dándole de paso un delantal largo y negro con el logo del club en el único y diminuto bolsillo. Siempre que tenía una mala conducta lo relevaban al puesto de camarero, por lo que no tuvo mas opciones que ir a su nueva ocupación, bufando, mientras escuchaba al director dar tres palmadas. Eso indicaba que un nuevo cliente había traspasado sus puertas, por lo que la formación de host disponibles se presentó como un batallón de apuestos jóvenes a un lado del mostrador.

-Bienvenido al Club Eden. ¿Que tipo de compañía desea?



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Mensaje por Invitado Vie Feb 18, 2011 10:37 am

Se encontraba algo aturdido dado que había pasado todo su día al teléfono contestando a sus compradores, resolviendo pedidos que no habían llegado a su destino, negociando con subcontratistas… no os equivoquéis Bernardo no es un empresario ni un presidente de una gran empresa, él es un mafioso. Y no uno cualquiera, uno de los mayores de la Bella Italia.

La leve jaqueca que comenzaba a palpitar en sus sienes no era de su agrado –Voy a tomar el aire- se dijo a si mismo mientras agarraba su abrigo, salía a la calle y pedía un taxi el cual le llevó directo a su destino, el barrio rojo. ¿Por qué hasta allí? Fácil, era el único lugar en la ciudad donde se encontraba con gente conocida, exclientes o futuros interesados en los servicios que ofrecía.

Mientras paseaba tranquilo por una de las calles estuvo a punto de ser arrollado por un hombre de grandes proporciones, por no decir que estaba gordo, mientras oía de fondo una voz que decía algo de jugar al ping-pong.

En ese momento observó con detenimiento la figura que se hallaba en la puerta del local, el chico al momento desapareció en el interior del local y por eso Bernardo decidió entrar y encontrarse de frente con una agradable “colección” de Host, los cuales hicieron la típica reverencia de cortesía - ¿Qué tipo…? Mmmm- se cruzó de brazos y ladeaba ligeramente la cabeza produciendo que su cabellera verde se moviese cuan tela. –Si no le importa me lo pensaré mientras me tomo una copa para despejarme.- sonrió con algo de esfuerzo – El camarero tendrá que aguantarme por ahora- uno de los host le colocó el abrigo a Bernardo en el perchero de la entrada mientras el peliverde se sentaba en una butaca de la barra y apoyaba los codos sobre esta.

-Camarero, pleeeease, un bourbon-
cuando abrió uno de sus ojos vio de refilón como aquel “amable” chico que había tirado a la calle a un cliente, tenía puesto el delantal de camarero. –Ups- pensó mientras volvía a cerrar los ojos para descansar la vista unos segundos.


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Mensaje por Invitado Sáb Feb 19, 2011 4:18 pm

Estar tras la barra era en cierto modo cómodo, ya que no estabas obligado a hablar o ser cortés con nadie. O eso es lo que pensaba Kaede, ya que desde luego que estaba obligado. El buen trato al cliente, estuviese en las mesas o en la barra era el mismo y tenía en mismo objetivo para el negocio: satisfacer sus peticiones y necesidades hasta que vieran conveniente no gastarse mas dinero en un sitio como aquel. Por lo que haciéndose un nudo en forma de lazo por la parte de delante después de dar dos vueltas a las cintas del delantal, se estableció en su puesto, mirando desde lejos como el verdadero camarero servía los gruesos vasos de licor en las mesas que habían hecho su pedido. Sin hacer ruido, sin descaro y con la mayor discreción posible. Apartó la vista únicamente cuando una voz al otro lado le llamaba, girando la cabeza para ver a un hombre que le costó reconocer. ¿No era uno de los que estaban fuera cuando le daba su merecido al gordo pervertido?

-En seguida le sirvo -agachó la cabeza y entrecerró los ojos, haciendo un amago de reverencia. Se dio media vuelta y buscó por forma y etiquetas las botellas que tenían relación con la bebida ordenada. Bajó dos de cristal oscuro, dando unos pasos a la izquierda para levantar el brazo y tomar otra mas pequeña y gruesa. Finalmente se agachó y cogió otra antes de volver frente al hombre de pelo largo, colocando cada una en la barra de una forma bastante refinada y representativa, haciendo una presentación de las mismas.

-Con permiso, seré su camarero esta noche. Puede llamarme Shizuo. ¿Le apetece escocés, japonés, europeo...? -preguntó, cogiendo uno de los vasos gruesos de la cristalera tras de sí, haciendo un malabar hábil con él antes de dejarlo en la mesa. Abrió la cubitera y le sirvió un gran pedazo de hielo- ¿Le gustaría algo de comer? -volvió a interpelar, sabiéndose sus líneas de memoria. Ya fuera una mujer o algunos de los pocos hombres que a veces entraban [no sabía por qué, pero cada vez eran sospechosamente una mayoría] el trato era el mismo. Le dedicó una seria y profesional mirada al otro hombre, preguntándose fugazmente que le traería a un local de aquellas tendencias.

-¡Buenas noches, Shizu-chan! -un grupo de cuatro había entrado momentos después que el cliente que ahora atendía. El que había logrado que frunciera las cejas y temblase el vaso y tintinear el hielo había sido uno de los dos hombres que lo formaban, que le sonrió de manera desatinada, signo de que había estado bebiendo mucho antes de llegar allí, al igual que el resto- ¿Otra vez ahí detrás? Me gustaría que te sentases con nosotros alguna vez~

-Hoy no podrá ser -le cortó con las formas mas amables que quiso tener. Había interrumpido su buen deber con un cliente, y le fastidiaba tener que volver a repetirlo todo de nuevo- Pero por favor, disfrute la estancia -no se había movido un ápice, y simplemente volvió a girar los ojos hacia el hombre de gafas. Se notaba que aquella noche había tenido encuentros no deseados.


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U// No pasa nada, el mio quedó muy largo Uu //

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Mensaje por Invitado Lun Feb 21, 2011 11:19 am

El repiqueteo del hielo hizo que Bernardo mirase al joven camarero a los ojos viendo como este fruncía las cejas. Bernardo se giró sutilmente hacia detrás para verles la cara a las personas a las que el camarero le dirigía la palabra. El peliverde entrecerró los ojos lentamente como si quisiera que aquellas caras se le quedasen grabadas en la mente. –Sírvanmelo como usted prefiera, no soy tiquismiquis con el alcohol- no quería decir esto que bebiese mucho, ni todo lo contrario.

-Y de comer nada, por ahora… por ahora sólo necesito despejarme. Nada más- la edad no perdonaba y su falta de vista tampoco, el mafioso se tañía los ojos con el índice y el pulgar de una mano sin quitarse las gafas. Sus ojos verdes estaban algo enrojecidos por estar tantas horas delante del ordenador.

Pues en ese justo momento una jovencita se acercó a la barra para ordenar un Gin Tonic. Cuando la chica reparó en el peliverde sentado a su lado casi no le da un soponcio -¡¡Ahí va!!- se levó las manos al pecho con los ojos como platos y totalmente emocionada –Disculpe, ¿es usted Bernardo Ortelani?- dijo la joven con la voz algo subida en decibelios. El mafioso se acomodó las gafas y cuando se giró hacia ella la cara de fatiga que portaba se había transformado en una espléndida sonrisa –Así es, soy yo-

-Aaaahhh!! Que ilusión- la joven daba pequeños saltitos en el sitio
-Eemmm, discúlpeme pero ¿puedo saber porque le hace tanta ilusión conocerme?- le dijo algo consternado pero sin dejar de sonreír.
-Pues que una no ve la onceava persona más rica de Japón todos los días jijijiji-
-¡oh!- asentía algo confuso aún –y ¿Cómo sabe usted eso? Señorita-
-Salió en el número pasado de la revista Cosmopolitan como uno de los empresarios más ricos del país-
-mmmmm- Bernardo se llevó la mano al mentón –recuerdo algo así como una entrevista… Lo siento no tengo buena memoria- dejó escapar una risa tonta, porque era verdad que le habían entrevistado pero no recordaba para que.
-¿Y qué hace usted por aquí?-
-Pues descansando de un arduo día de trabajo en la empresa. Papeleo, papeleo y más papeleo. Se hace una idea ¿verdad?- de cierto modo mentira. Sí que descansaba de un día de trabajo pero no de empresario legal precisamente. Bernardo se hacía pasar por empresario con una empresa como tapadera para sus negocios sucios.
-Si claro, por cierto, es usted más guapo que en las fotos- dijo ella sonrojándose
-Muchas gracias, señorita. Camarero cargue ese Gin Tonic a mi cuenta- miró a la chica – Invito a este-dijo con la mayor de las cortesias posibles.
-Gracias- dice la joven la mar de contenta.
-Shizuo, bambino, ¿podrías servirme unos frutos secos? Que tengan cáscara por favor. A ver si así me entretengo con algo- rio por lo bajo al pensar en la tontería que se le había escapado.

Momentos después el mafioso comenzó a escuchar unos sonidos que desentonaban del todo con aquel ambiente sutil y glamuroso del local. Eran unos ruidos fuertes y secos, como de lucha. El peliverde no pudo resistir la tentación y se inclinó levemente hacia detrás para ver de donde provenían aquellos sonidos. –Ups! Creo que es una pelea lo que se está produciendo al fondo del local. En las últimas mesas- desde allí no podía apreciarse nada porque las plantas que estaban de decoración también lo estaban de estorbo. –En esas cosas prefiero no inmiscuirme- suspiró profundamente –Bambino ¿hace mucho que trabajas aquí?- le dijo a Kaede como quien no quiere la cosa.


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Mensaje por Invitado Miér Feb 23, 2011 11:38 am

No pasó por alto (o mas bien no pudo, dada la voz chillona de la chica) escuchar la conversación. ¿Que hacía la onceava persona mas rica del país sentado tras una barra de un Club de Host? Su jefe estaría encantado, eso seguro, y lo mas seguro es que le hiciera algo peor que matarlo si se enteraba que había estado allí y no le hubiese ofrecido un buen servicio... Que superficialidad. No tenía ganas de darle coba a alguien que puede que no se la mereciese. Bien podría ser otro pervertido forrado de pasta que pretendía ligarse a alguien a golpe de talonario, como el que había pateado fuera hacía unos minutos.

Cogiendo la botella del escocés, le sirvió, asintiendo al escuchar que invitaría a la clienta, a la cual sonrió con encanto como acto reflejo. El chorro cayó en el vaso, mientras el cuello de la botella se separaba cada vez mas de este, sin derramar ni una sola gota. Tras la maestría, descendió de golpe, poniéndola en pié antes de dejar el recipiente de grueso cristal sobre un posa vasos, frente al peliverde.

-Aquí tiene -murmuró, antes de darse la vuelta, moviendo los brazos ante el sonido de bolsas arrugándose y algo cayendo sobre una superficie de cristal. Cuando se giró, le colocó un cuenco ornamentado color verde, muy elegante, delante, lleno de unos frutos secos perfectamente pelados tras servir lo pedido por la chica-. Un cliente aburrido pelando nueces no sería una buena imagen para el local, señor. Si quiere entretenerse, hable conmigo.

Sonrió con suavidad, imaginándose por un momento la patética imagen de un hombre en sus treinta contándole las penas de su trabajo a un pistacho. Aunque al parecer siguió su consejo e inició una conversación; que podría haber sido grata sin el escándalo que llegaba desde la otra punta del local.

-Que yo recuerde, casi dos años -hizo memoria, escuchando a voz de grito una palabra mal sonante que hacía referencia a todos los posibles host del país. El incitador al parecer era otro hombre que se había pasado bebiendo en otra reunión de empresa. Por suerte parecía que el director había intervenido para controlar al menos la situación-. Espero que disculpe el alboroto; es común que algunos clientes, sea cual sea el lugar, se exalten mas de la cuenta -explicó con serenidad. Al menos una parte de las lecciones de comportamiento se le habían quedado. Kaede no era especialmente agresivo, solo que habían muchos empecinados en tocarle las narices de mala manera- Dígame, ¿a que se dedica? He escuchado que es empresario. Debe ser duro, así que relájese el tiempo que esté con nosotros...

-Shissy, dame algo de hielo... -Kaname, el compañero implicado en la pelea, se plantó en la barra con la mano en la mejilla, mientras el director acompañaba al terco cliente a la salida para, seguramente, darle con la puerta en las narices. Kaede, enarcando una ceja, suspiró, antes de coger un paño y meter un buen puñado de piedras de hielo, envolviéndolas y dándoselas, preguntando que es lo que había hecho para cabrear a alguien hasta el punto de pegarle- ¡Insistía demasiado con tener a Kei! -el número uno del club- Le dije que no estaba y se puso gallito... -suspiró pesadamente antes de retirarse al cuarto de empleados. El jefe se disculpó con los presentes e invitó a una ronda. Kaede se disculpó con el mayor, cogió la bandeja y salió de detrás de la barra para atender a los que le llamaban.

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Mensaje por Invitado Mar Mar 01, 2011 10:47 am

-¿Shi…ssy?- el pobre hombre decía atónito mientras seguía con la mirada al barman que salía de detrás de la barra. –¡Aja!- dijo sorprendido cuando lo dejó allí, solo y desamparado… bueno solo, solo no estaba le acompañaba un bol de cacahuetes pelados.En ese momento se iba a levantar para seguir al joven camarero pero pensó que no era de su inconvencia meterse en asustos de los host.
Resopló con pesar al ver que se había quedado sin acompañante – Y dijo que hablase con él, ains- volvió a suspirar pesadamente.

Mientras con los largos dedos jugueteaba con un cacahuete apareció a su lado el jefe de aquel establecimiento, el cual se había escaqueado de la pelea al ver que se ponía fea. –Buenas noches ¿Qué hace aquí tan solo y apenado? Aquí queremos que nuestros clientes sonrían y se lo pasen bien.-

Bernardo sonrió de la misma manera que le sonreía su reciente acompañante. –La persona con la que estaba hablando era requerida en otro lugar- Bernardo, sin ningún pudor, señaló hacia el fondo del local, hacia un par de mesas tiradas en el suelo y a una silla rota. – No es de mi incumbencia pero… ¿no debería de ocuparse usted de lo ocurrido allí detrás?- se recolocó el cabello detrás de la oreja. Gracias a este gesto, a la luz tenue del lugar y al hilo musical tranquilo el sex-appeal del peliverde aumentaba un más 20.

Por supuesto el jefe no era fácilmente impresionable – La verdad es que no quiero sufrir daños físicos- tuvo un escalofrío –y tampoco quiero salir mal parado además, mis chicos se pueden encargar de eso sin despeinarse- ambos rieron.
-Por lo que parece este negocio es rentable y con buenas expectativas de cara a un futuro a corto plazo-
-Sabe de lo que habla, por lo que se es usted Bernardo Ortelani… “empresario”- el jefe hizo el signo de las comillas con los dedos pero con una voz muy solemne.

Bernardo rio –Me alegra saber que hablo con alguien que sabe quién soy. Así me ahorro las presentaciones- el peliverde sacó un habano de uno de los bolsillos interiores de la chaqueta, se lo puso en los labios y como si fuese un acto reflejo el jefe ya tenía el mechero encendido. Bernardo lo acerco procurándole luego una honda calada y expirado el humo lentamente. - ¿Quiere uno? Son de importación- ofreció.
-En otro momento ahora mismo, aunque no lo parezca, estoy trabajando- rió con sarcasmo.
-Scusi- pidió perdón con su acento italiano.
-Antes hablaba sobre mi negocio de host- alzo una ceja como si le hubiese leído la mente a Bernardo -¿está interesado en alguien del local?- sonrió socarronamente.
-Más bien estoy interesado en el local, especificando, me interesa enormemente el progreso del negocio y me gustaría entrar en él como accionista. Pero no se preocupe el negocio sería siempre de su propiedad, simplemente me interesa hacer una inversión a largo plazo en un servicio tan original como el que usted ofrece- lo de original lo dice porque estos Host Clubs no existen en Italia. Bernardo habla con voz tranquila, sosegada pero a su vez convincente, como una persona que trabajase en un banco o que lleve muchos años trabajando de cara al público

- ¿Sería esto posible?- dio otra calada a su puro para luego abrir la boca levemente y dejar que el humo saliese de ella como el agua de una catarata, para luego ascender y desvanecerse en el aire.

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Mensaje por Invitado Mar Mar 08, 2011 11:09 am

Poco sabía de los negocios que se llevaban a cabo en la barra que había abandonado. Al parecer solo tenía que servir, caminar por ahí recogiendo vasos y volver a servir cuencos de frutos secos tras la barra, escuchando los problemas cotidianos de gente cotidiana. Pero su rutina parecía tener trabas que venían, por su propio pié, desde el fondo del local.
Después de haber tomado nota a la mesa que le había llamado escuchó como los gritos y el escándalo se incrementaban, convirtiéndose en una furiosa pelea campal donde ya habían caído dos carísimas mesas italianas y una silla echa añicos contra el suelo. Para variar, el jefe miraba entre bambalinas como un cliente caprichoso y seguramente con mas alcohol en el cuerpo que sangre exigía estar con el número uno del club; un muchacho con una belleza andrógina admirable y tan cotizada como una cuantiosa lotería. Una vez retirado Kaname tras recibir el puñetazo, los demás chicos intentaban hacerlo razonar o, al menos, llevarlo a otra habitación donde no asustase a las clientas ni echase por tierra la reputación del club.

Kaede prefirió no meterse en medio. Por primera vez no tenía nada que ver con él y seguro que podrían encargarse de todo los demás, así que se limitaría a hacer su recién nombrado trabajo de castigo, que era ser camarero. Después de tomar nota pasó de largo la trifulca y volvió tras la barra, cogiendo dos vasos gruesos, una botella de licor de moras y un aperitivo dulce los levantó en la bandeja y volvió a salir, viendo como el jefe y el cliente de pelo largo parecían debatir algo mas importante que una pelea encarnizada por el dominio de un hombre que ni siquiera estaba en el local. Bien derecho y al menos fingiendo ser extremadamente refinado caminó a la mesa asignada, recibiendo entonces un empujón del alborotador cuando este dio un paso atrás. Los vasos vibraron y estuvo a punto de tirar la bandeja. Estabilizándola lanzó una matadora mirada a su espalda.

-Tenga cuidado, ¿quiere? -frunció las cejas, dispuesto a seguir su camino cuando notó un tirón en el uniforme, escuchándolo crujir. Su largo y delgado cuerpo se tambaleó, notando como era arrastrado hacia atrás. La bandeja se escurrió de su mano, dejando que impactase, junto con los vasos y la botella, contra el suelo- ¿¡Que demonios...!?

-Si Kei no aparece me vale cualquiera de estas furcias baratas -lo sujetó con fuerza del brazo, logrando cubrirlo del todo con su gran y desgastada mano, seguramente por algún trabajo de peso. Alzando la otra lo tomó del mentón, obligándolo a mirarlo mientras Kaede trataba de asimilar lo que le había llamado aquel capullo- Después de todo esto funciona así, ¿no? Si no puedo quedarme con uno puedo sustituirlo por otro. ¿Cuanto puede cobrar un camarero por follármelo?

-Oh, Dios -el jefe, cómodamente sentado junto a Bernardo tras darle un esperanzador veredicto de su proposición sobre financiar el Club, miraba la escena desde que había oído caer una botella de mas de cinco mil yenes- Ya la hemos liado. Usted disculpe, caballero -le dijo al empresario que tenía al lado-, esto no pasa todos los días, que conste. Este lugar goza de una reputación impecable y muy buena desde hace años -sonrió de manera tan encantadora que casi brilló. Todo lo contrario que Kaede al sentir la cercanía de aquel hombre descontrolado, su aliento a cerveza y ron y su mano mal situada en su culo, el cual sobó y apretó como si quisiera arrancarlo del sitio. Al verse arrastrado esquivó los labios del otro, que intentó besarlo otras dos veces mas. Posando las manos en su pecho quiso reducir las distancias, ladeando la cara y dejando el cuello expuesto, sin quererlo, para poder recibir el aliento y los dientes del otro, que tenía tanta frustración encima como descaro para demostrarla. Fallando la primera advertencia para que se apartase, el moreno apretó el puño al sentir su mano queriendo entrar dentro de su pantalón. Tras un injustificado rubor levantó el brazo y le pegó un puñetazo.

-¿¡Me has llamado furcia, cabrón!? ¡¡Ni me mires, soberano pervertido!! -a pesar de su aspecto, cuando se encabronaba Kaede pegaba fuerte. O al menos lo suficiente como para apartarse a los hombres como aquel delante. Los demás muchachos intervinieron, sujetándolo para tratar de arrastrarlo fuera. Kaname, volviendo de su refugio al fondo, fue el que sujetó al camarero homicida para que no fuera tras él cobrando venganza...

-Bien, la policía está de camino -cerró el móvil el jefe, guardándolo en la chaqueta. Dando una palmada, saltó de la butaca- Siento mucho esto, mis queridas damas. Todas las consumisiones de esta noche serán gratis. Kyouya, Kaname, Yuuya, recoged el destrozo. Shizuo, cálmate y vuelve tras la barra, por favor. Este caballero será tu prioridad hoy, así que no vuelvas a abandonarlo. Y acompañalo a la sala VIP, de ser posible~

-Por supuesto. Por cierto, estoy bien, tranquilo -bufó, con ironía, caminando de vuelta a su puesto con la camisa desbotonada, el pelo aún mas revuelto y una marca de dientes en el cuello- Tch... -mojó uno de los trapos limpios, lo escurrió y se lo puso sobre la marca, que le escocía. Luego miró a Bernardo, sin poder contener su enfado-. La próxima vez que se aburra en el trabajo vaya a un Bingo, se lo digo en serio -suspiró- Acompáñeme, le llevaré a la sala.

Fuera, tras cerrar las puertas, el coche patrulla daba por finalizado aquel desafortunado capítulo de la noche.

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Mensaje por Invitado Sáb Mar 19, 2011 5:04 am

Bernardo, contrario a lo que se pudiese pensar, se encontraba totalmente tranquilo fumándose su habano. Todo aquel jaleo, aquellas peleas que no eran propias del club, según su jefe, eran el pan nuestro de cada día en la vida del mafioso así que lo único que podía hacer el peliverde era aguantarse las ganas de reír y aplaudir que tenía en ese momento. Si no lo tacharían de extraño y debía de guardar las apariencias.

Cuando el muchacho llegó a su lado con todas las trazas de haber sido apaleado, Bernardo se levantó –La próxima vez, la próxima vez, lo juro, iré al bingo aunque establezco que no lo pasaré tan bien como aquí- sentenció.

Ambos, sendos, dirigieronse hasta la susodicha sala VIP, a la cual Bernardo no se opuso a ir. Ya en su espléndido interior el cual se encontraba decorado de una manera semejante a la del resto del local: sillones de color escarlata y ébano pulido; lámparas bruñidas con sus tulipas en color salmón; una mesa de centro baja también en ébano y en el suelo una hermosa alfombra persa con los mismos tonos cálidos que el resto del entorno.

-Encantador- dijo mientras se sentaba en uno de los sillones y cruzaba las piernas. –Shizuo…- caló hondo su habano con los ojos cerrados – si en estos momentos estás tan furioso como pareces estarlo, ya que tienes la palabra “irritación” escrita en la frente, te recomiendo que te sientes, bebas algo y seas tú mismo.- abrió uno de sus ojos para mirarlo. Su boca se arqueó hacia arriba –No me gusta que mi compañía se encuentre taciturna y desganada.- volvió a calar con tranquilidad su habano llenando el lugar con su olor característico tan fuerte, que recordaba a hierba seca y madera.

El mafioso se encontraba relajado y a gusto, sentimientos que quería implantar en el joven que lo acompañaba – Y dime Shizuo, si ese es tu verdadero nombre, ¿sabes porque estoy aquí?... jum-propició un amago de risa – Que pregunta más tonta. Verás estoy aquí por pura curiosidad, curiosidad no por el local sino por ti- hubo un silencio mientras absorbía por el puro y se tragaba el humo para soltarlo en forma de finos hilos. –Sí, me llamó la atención tu forma de tratar a los clientes, exactamente a aquel que echaste a patadas de aquí y mi interés se ha multiplicado al ver tu actuación de hace un momento. Lo que quiero decir es que…- otra parada para dar la última calada antes de apagarlo sobre un cenicero de granito negro que se encontraba en la mesa de centro.

-¿Te gustaría trabajar para mí? Tienes lo que estoy buscando.- dijo seriamente mientras cruzaba de nuevo los pies. Pero en ese justo momento unos golpecitos retumbaron en la puerta de la sala. Eran un par de compañeros de Kaede, un par de host bastante jóvenes que entraron con unas sonrisas pintadas en la cara, una botella de champagne y cuatro copas altas.

-Buenas nocheeeesss- saludo con voz alegre y cantarina mientras movía levemente la botella-venimos para asegurarnos de que nuestro preciado cliente no se aburra-

-Es que estar a solas con Kaede es de lo más aburrido – ambos rieron y se sentaron flanqueando a Bernardo el cual parpadeaba rápidamente para poder asimilar tal intromisión ¡y en un momento tan inoportuno!


(off: lo siento, me salio cortito, es que ando escueta de ideas)

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Mensaje por Invitado Lun Mar 28, 2011 9:09 am

La sala VIP era un despliegue de pijerío sin sentido producto de los excéntricos gustos del director, siendo él el que mas la usaba para negocios o seguir haciéndoles la pelota a futuros socios. Cuando Bernardo reveló sus intenciones al haber entrado aquella noche al local, lo entendió todo. ¿El jefe lo sabía? ¿Acaso lo de “prioridad con aquel cliente” era algo mas allá de lo que parecía? ¡Por que no pensaba dejarse tocar! Y menos con el cabreo evidente que tenía encima...

-Estoy bien -mintió, y se notó. Pero le importó muy poco- Estoy acostumbrado a tratar con ese tipo de gente, aunque eso no quiere decir que no acaben fastidiándome -retiró el paño mojado de su cuello, sintiendo un significativo alivio antes de doblarlo y ponerlo de nuevo por una parte mas fría. El mordisco le duraría días... Luego volvió a mirarlo, sin tomar asiento aún- ¿Trabajar para usted? Que quiere, ¿que sea su matón o algo así? Porque paso... -Pasó por alto el tener aún la ropa desarreglada, y mucho menos cuando dos de sus compañeros mas recientes se colaron en la habitación sin mas. Por la bebida que traían, había sido idea del jefe. Seguramente pensaba también que Bernardo se aburriría con alguien como él.

“¿Entonces para que coño me contratas...?” -levantó el labio, casi mostrandole los dientes al jefe imaginario que tenía delante.

-¿Que queréis decir con eso, si puede saberse? -se cruzó de brazos, imponente, estrechando los ojos mientras bajaba las cejas. Bastante le habían tocado las narices ya hoy.

-El jefe dice que pierdes tus facultades cuando estás enfadado. Y salta a la vista que lo estás... -lo señaló de arriba a abajo mientras dejaba la botella en la mesa y colocaba las cuatro copas sobre los posavasos.

-Por eso estamos aquí, como refuerzo -sonrió ampliamente el otro, sentándose de lado para poder mirar a Bernardo- ¿Le apetece una copa? Seguro que está agotado de trabajar todo el día, así que relájese y olvide la pelea de antes -tras verla servida, cogió la copa de manera suave, elegante, y se la acercó al otro de manera seductora.

-Aunque hay que admitir que Shissy tiene un buen gancho -rió el otro, llenando la tercera copa-. Es todo un espectáculo verle lanzar clientes problemáticos a la calle, y si el jefe no le ha despedido es que aprueba su política de...

-¿Puedes dejar de hablar como si no estuviese delante? -giró la cara a un lado, cerrando los ojos- Yo no tengo la culpa de que los pervertidos se congreguen en nuestro club...

-Si no he dicho que lo sea -mientras el afable e hiperactivo host daba conversación a Bernardo, el otro, algo mas mayor, dejó al botella en el centro de la mesa y se levantó, caminando hacia Kaede para apartar el paño del cuello- ¿Estás bien? Se está hinchando... -pasó los dedos por encima, logrando hacer saltar a Kaede, que soltó un audible suspiro.

-¡Hey, hey, heeeey! -el menor, con la sonrisa hasta las orejas, levantó la copa- ¡Vosotros, pareja! Que el cliente es este -señaló con ambas manos a Bernardo- Kaede-san, o te terminas de desnudar o nada~ -bromeó, riéndose al ver la desarreglada ropa del que sería su senpai. Shizuo se miró y levantó los brazos para taparse- ¡Aburridoooo! ¿Es que hemos interrumpido algo? -puso morros y miró a Bernardo, como si de golpe le hubiese sido infiel- No es justo, divirtiéndoos sin mi...

Aquel chico podría llamarse un “Cute host”. O como decía Kaede: “Un host de tipo entrometido al máximo...”

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Mensaje por Invitado Dom Abr 03, 2011 4:51 am

Observaba la animada conversación que se producía entre los tres host, suspiró internamente porque el ambiente que se respiraba en aquella habitación le era familiar y agradable.
Fue cuando uno de los host hablaba con Kaede cuando se fijo en lo seductora que le quedaba la ropa totalmente ajada como la llevaba, pero su verdosa mirada se desvió cuando el mayor de los host le entregó una copa y puestos a seducir Bernardo sabía algunos trucos, así que al agarrar la copa por el pie, con delicadeza, hizo que sus dedos rozasen lentamente los contrarios. Todo ello sin apartar sus orbes de los del host y con una sonrisa que denotaba su agradecimiento por tales servicios.

Se giró para escuchar lo que el host más joven le decía aunque la atención de sus oídos se centro en el suspiro de Kaede –realmente adorable- Pensó el peliverde que a su vez sonreía con malicia pero su expresión cambió al ver como el “cute host” comenzaba alegrar el ambiente. – No habíamos empezado nada y habéis interrumpido nada serio- le dijo sonriente al hiperactivo a la vez que le acariciaba el pelo. – Estábamos esperando a que tú llegases. A ver si eres capaz de desnudar por completo a Shissy- dijo con cinismo.

-Ja… ja… que gracia- dejó de hacer pucheros e infló los carrillos – pero desnudar a Shissy es verdaderamente un caso de alto riesgo-
-¿Por?- alzó una ceja.
El hiperactivo se acercó al oído de Bernardo y susurro –Si te acercas es capaz de morderte hasta que sangres- Bernado miró sorprendido a ambos host. El mayor de ellos asintió con la cabeza incluso sin haber escuchado lo que le habían susurrado.

El mafioso comenzó a reírse, bebió y se aclaró la garganta. –El tema que comentaba Shissy anteriormente...-
-¿Cuál?- intervino el menor mientras que el mayor se sentaba en otro sillón aparte.
- Los pervertidos que entran en el club- miró con ojos comprensivos al hiperactivo para volver su verde mirada hacia Kaede. –Rebatídmelo si me equivoco pero… ¿No creéis que los pervertidos no se congregarían aquí si tuviesen a un par de hombres de confianza cuidando de la clientela?- se rascaba el mentón.
-Dices, ¿tener seguritas?- preguntó el mayor con el entrecejo medio fruncido.
- No, me refiero a contratar seguridad. Ello tendría a las clientas más seguras y contentas, además de proporcionar una subida de ingresos al club. Y vosotros estarías a salvo- bajó el tono de su voz mientras acariciaba, con el envés de los dedos, la blanca tez del host más joven el cual tuvo un escalofrió.

El mayor de los host comenzó a pasearse por la sala algo incómodo – Este tema no está en nuestras manos-

-Lo sé, así que tranquilos solo era un comentario-
sonrió para quitarle hierro al asunto –Como ahora me encuentro más relajado os pediré que ordenéis por mí. Podéis ordenar lo que más os guste.-
-¿En serio?- al menor se le iluminaron los ojos –Shizuo tráeme una porción de cada una de las tartas que tenemos en exposición. ¡Me muero por probarlas todas!- dijo emocionado.
-A mi me traes una botella de brandy y algunas nueces, por favor- dijo más tranquilo.
-Y para compartir unas tres botellas de cava de la mejor calidad que tengáis… ¡ah! Shizuo, tu tráete lo que quieras, no puedes permanecer enfadado toda la noche así que pide algo que te anime- Bernardo se le entornaron los ojos al sonreír. En cierta manera parecía un padre organizando el cumpleaños de alguno de sus bastardos.

Ambos host se sentaron flanqueando a Bernardo mientras le proporcionaban conversación y le servían bebida, pero por alguna extraña razón Bernardo siempre miraba por el rabillo del ojo al joven y moreno camarero.

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Mensaje por Invitado Lun Abr 18, 2011 8:42 am

Pese a la reticencia de sus compañeros a hablar de los temas referentes a la administración de club, Kaede había conseguido descifrar, al menos en parte, los comentarios entre líneas de aquel cliente. Si el jefe lo consideraba tan importante como para traerlo a aquella sala y dejarle a sus servicios a tres host sin mas seguro que no se dedicaba precisamente a una industria comercial y publicitaria muy normal. Si era “empresario” debía ser de algo turbio, algo que quizás le interesase a su jefe y que en los días posteriores se incorporase al club.

Empezaba a estar algo harto de aquel apodo, que había empezado con uno de sus compañeros y se había extendido por toda la plantilla hasta llegar a los clientes. Pero estaba demasiado cansado y demasiado resignado como para decir nada, así que simplemente se llevó las manos a la cintura y levantó el mentón al escuchar todas aquellas peticiones repentinas. ¿Al final tenía que hacer de camarero? Ah, claro... Que el jefe lo había relevado hacía algunas horas...

-No estoy enfadado -suspiró- Si me enfadase por cada pervertido que me tocase estaría de un humor de perros todo el día.

-Ah... ¿que no lo estas siempre? -el chico `cute´ abrió la boca solo para llevarse una mala mirada de Kaede, que se limitó a responder un “jum” al ver a su compañero encaramarse a los brazos de Bernardo. Dejándolos conversando, se dispuso a ir a por lo pedido, rascándose la nuca y coincidiendo con la mirada del mayor- -parpadeó, y como si caminase a cámara lenta salió de la sala VIP con la sensación de seguir siendo observado al milímetro.


-Shizuo -el jefe le interceptó, momentos después, mientras servía miniporciones de tarta en un gran plato y sacaba las botellas de las bebidas- Confío en que le des el adecuado divertimento a nuestro cliente especial, ya que por desgracia ha tenido que presenciar la pelea -casi cantó aquella frase.

-No parece muy arrepentido -colocó la botella de brandy en la bandeja, buscando las nueces- Creo que se ha limitado a observar y no hacer nada para agravar la situación, ¿me equivoco? ¿quiere impresionar a alguien o demostrar algo? Porque meterme en medio de eso no me hace gracia -dijo, refiriéndose al mordisco que adornaba su cuello.

-Eres muy listo -rió- Pero los negocios son cosa mía, así que simplemente has tu trabajo y dale diversión sana. Mas tarde iré personalmente a hablar con él.

¿Diversión sana? No pensaba hacer mas que hablar con él y entretenerlo, como host que era, y por su bien esperaba que no pensase en que pasaría del contacto físico. Por aquella noche había tenido suficiente. Pasó el pasillo y regresó, con la bandeja en alto, a la habitación dónde se topó de nuevo con aquella mirada, entre conversaciones y risas. Cerró la puerta y se encaminó a la mesa baja, hincando una rodilla en el suelo antes de dejarla encima -Tarta, Cava, Brandy, nueces -las enumeraba dejándolas sobre la mesa antes de apartar la bandeja y quedarse con un pequeño vaso de licor de melocotón. Era de los pocos host que no toleraba demasiado el alcohol de manera tan exagerada. Podía beberse un par de copas y sofocarse, pero no estar toda la noche tragando sin que le repercutiese.

-Shissy, hemos pensado un juego -intervino el cute- Para que Bernardo-san no se aburra formularemos preguntas, y quien tenga una respuesta afirmativa beberá de su vaso. ¿A que es guay? -sonrió, mostrando todos los dientes. El que estaba al lado cogió el cuenco con nueces, mucho mas tranquilo y seductor que su amigo.

-Pero antes quiero darle a probar una de estas -alargó el brazo por detrás de la cabeza del mafioso, posando la mano en la mejilla contraria para atraerle con suavidad hacia su rostro. Entre los labios, sujetaba una nuez que le dio a coger con su boca.

-¡Waah! ¡Pasámela, pasámela! -el hiperactivo quería participar, mientras Kaede se preguntaba de que demonios habían hablado para acabar en aquel plan.


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Siento la tardanza, he tenido lio del carajo =0=

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Mensaje por Invitado Dom Abr 24, 2011 2:51 pm

Bernardo no sabía que pensar sobre el host hiperactivo: si era tonto, se lo hacía o era realmente adorable. Terminó descartando la idea de poder aplicarle un perfil estándar.

La calidez de la mano ajena produjo que sus ojos verdes mostrasen sorpresa abriéndose levemente, pero aquella sorpresa se transformó en complicidad y disfrute mientras abría lentamente su boca y acercándose al host sin apartar sus ojos de los contrarios, atraparon la nuez entre ambos pares de labios, los cuales se rozaron débilmente, dejando el sabor de uno sobre el otro a modo de degustación. Bernardo no pudo evitar sonreír zorrunamente mientras luchaba contra su afán de profundizar en aquel juego y besar locamente al host. El cual sostenía la mirada de Bernardo como todo un profesional, aunque su mirada también exhumaba algo de deseo oculto.

En ese momento escuchó al más jovencito de ellos gritando como un poseso. Al mafioso a punto estuvo de tragarse la nuez y fastidiarlo todo pero se separó, con desgana, del host mayor y encaró al menor conteniéndose las ganas de reír.

Al hiperactivo le brillaban los ojos, entusiasmado, así que el peliverde atrapó su blanda y suave cara entre sus manos, mirándole fijamente a los ojos realizó el mismo procedimiento anteriormente realizado. Por supuesto el joven host no se había imaginado que quien llevase las riendas de aquel sinuoso juego fuese el cliente, así que lo pilló algo desprevenido, pero no rechistó.

Depositando la nuez entre los labios del menor, Bernardo ladeó su cabeza lo suficiente como para que ambas bocas se mantuviesen ocultas, dejando en incógnita si lo abría besado o no.

El joven host tenía toda la sangre en la cara, los labios húmedos y los ojos cerrados, pero la nuez se mantenía éntrelos labios de este cuando Bernardo se separó. Al hacerlo el peliverde miró de soslayo a Kaede mientras se relamía los labios. –Dime pequeño ¿qué vas a hacer? ¿Comenzamos el juego de preguntas? O ¿le pasas la nuez a Shissy?- el hiperactivo miró a Kaede con los ojos como platos e instantáneamente se trago la nuez. –PRFFFF………..- El mafioso no pudo aguantarse y comenzó a reírse con una mano tapándole la boca.

-Hiro, no seas tan maleducado. Que Shissy es un compañero- le sermoneó el host mayor.

-Lo siento, me salió involuntariamente. Vi la cara de Shizuo y me vi a mi mismo acercándome y creo que tragarme la nuez fue un método de autodefensa, porque si intento algo con Shizuo terminaré muerto- decía con una mezcla entre miedo y risa. Bernardo se recuperaba del ataque de risa que le entró.

–El simple hecho de tragarte la nuez lo explica todo- se limpiaba las lágrimas. –Shis… Shizuo, puedes sentarte más cerca si lo deseas, no sé si algunos de tus compañeros muerden pero yo, te aseguro, que no.- Bernardo hizo un hueco en la mesa baja que está dejante suyo para que se usase a modo de asiento improvisado. Quería tener al tercer host cerquita.

-¡Bien! Yo empiezo……mmmmm………… ¡ya se! ¿Es usted millonario?- preguntó el menor.

-Esa pregunta es demasiado evidente, por lo tanto no la pienso responder-

-Has perdido tu turno- puntualizó el mayor mientras el menor lo miraba mal y chasqueaba la lengua en señal de disgusto.

–Ahora yo- se aclaró la garganta -¿te tiñes el cabello?- el menor se llevó las manos a la cabeza.

-Siiiiiii ¿Quién se lo ha dicho?- miró mal a Kaede.

-No la pagues con él porque es pura observación, ya que el escaso vello de tus brazos es moreno y tus ojos castaños.- sonrió encantador pero lo obligó a tomarse de un trago una copa de cava.

–¿Otra nuez?- miró al mayor el cual contestó afirmativamente.–Pues tómate una copa de cava-

-Bernardo, me está liando, ahora me tocaba preguntar a mí…. ¿Tiene pareja estable?- dijo el mayor.

-Esa pregunta ¿va con segundas?- ambos se miraron a los ojos y se rieron por lo bajo, como si hubiesen entablado cierta complicidad. -La respuesta es negativa- el mayor de los host se comió una nuez que le introducía Bernardo en la boca con uno de sus dedos, el cual extrajó de la boca ajena con algo de saliva que se pasó discretamente por sus labios. El host más maduro se sintió atraido por aquel gesto así que para corresponder a la insinuación sin mucho alboroto, hizo como si se acomodará en el sofá para poder pegarse algó más al mafioso y dejar su brazo apoyado en la espalda ajena.

– Os toca preguntar Shizuo- el peliverde se acomodó entre ambos host. Cruzó las piernas.- O preferis pasar turno y quien sea yo quien os pregunte- pregunta retórica.

El menor alzó una mano completamente embargado porla emoción -¡Nueva regla! Ahora se puede elegir entre que te pregunten o hacer una prueba de valor o algo asi. ¿Que tal?-

- Puede ser divertido- le pasó los dedos por el flequillo ajeno.


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Mensaje por Invitado Miér Abr 27, 2011 11:39 am

Aquellos jueguecitos con la nuez, las miraditas, los toqueteos y demases eran dignos de un Club Gay. Al menos así fue como lo vio Kaede, que había acabado apostándose en un lado de la mesa, sentándose en el suelo, sobre la alfombra, con las piernas cruzadas casi bajo la mesa. No contento con ello, el cliente le había hecho incluso un sitio para que se acomodase mas cerca, lo cual no rechazó. Tenía mal carácter, pero no era un salvaje. Aún tenía muy presente el código que podía tener un host, y al cliente no debía contradecirse. Al menos, en algo tan simple como aquello. Con un asentimiento, y con su vaso de licor en la mano, se sentó, mirando a aquellos tres de forma inquisitiva, como si se preguntase por qué de repente parecían tan íntimos. El carisma daba miedo... Por otro lado, tras mirar con una ceja enarcada al mas joven, no olvidando su comentario y las pocas ganas que parecía tener de acercarse a él, comentó algo como que “él tampoco mordía a nadie”. Después de todo aquel tipo de diversiones variaban mucho en un Club mixto como lo era aquel. Por lo pronto estaba viendo que Yuuya (el host mayor) se estaba intentando camelar a Bernardo...

Levantó la vista del vaso al oír su nombre, relamiéndose los restos del licor de melocotón de los labios al ver que entraba en escena. ¿Preguntas? Ah, claro, el juego... Podría preguntar si tenía negocios turbios con el jefe, pero de algún modo ya se lo imaginaba. De igual manera le importaba poco mientras no se quedase sin trabajo y no se metiese gente de dudosa reputación en el Club. Por otro lado la pregunta de si tenía pareja ya estaba respondida, siendo quizás la pregunta mas íntima que se les permitiría a un elenco de Host. No era cuestión de indagar en su vida, pensó mientras mantenía su mirada fija en él. El escozor del cuello se había aliviado considerablemente gracias al paño frío, y aunque tenía la ropa arreglada el mordisco aún podía verse en su cuello, morado.

-¿Por que ha venido a pasar la noche en un Club de host? -salió el interrogante. En la barra se había limitado a pedir una copa y nueces para pelar, algo que alguien normal podría haber hecho en casa.

-¿Es que le estás echando, Shizuo? -sonrió Yuuya, con una mueca divertida. Hiro se aferró al brazo del peliverde, haciendo un puchero mientras le miraba como si fuera el malo de la película.

-¡Ni se te ocurra patearlo fuera, como lo hiciste con el otro!

-¿Quién va a hacerlo...? -levantó una ceja, mirando a Yuuya con un rostro menos tosco cuando este levantó la mano.

-Pero quisiera aprovechar esa pregunta, me da curiosidad -miró a Bernardo, manteniendo aquella ínfima distancia y aquella sensualidad en la voz al hablar- Cuando entró, ¿tenía en mente pedirnos a alguno de nosotros? Es la primera vez que le veo por aquí, así que lo que le pregunto es si se interesó por alguno de los chicos disponibles que se le mostraron -miró la copa de cava- Si es un “si” solo limítese a beber~

-No vale, si es un “si” yo quiero saber quién le interesó. Estaba con una clienta cuando llegó, así que no puedo ser yo... ¿o si? -le brillaron los ojos- ¿Amor a primera vista? -se rió.

-¿No son esas muchas preguntas? -Kaede cerró los ojos y dio dos tragos a su vaso- Tiene la opción de “no contestar y hacer la prueba”, ¿no era así? -aclaró, con un rostro que bien se podría considerar “accesible”. Kaede era alguien amable excepto con aquellos que pudieran tocarle la moral, aunque pareciera que no. La incógnita podría ser truncada por “la nueva regla” puesta en el juego.

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Mensaje por Invitado Lun Mayo 02, 2011 8:24 am

En efecto eran demasiadas preguntas y la mayoría de ellas no eran aconsejables contestarlas con tanto público delante. Por otra parte el peliverde es lo bastante precavido y no deseaba escoger la opción “prueba”. No era seguro. Por lo tanto el mafioso se encomendó a la difícil tarea de meditar las diferentes posibilidades. Se recargó hacia detrás con la cabeza mirando hacia el techo con los cristales de las gafas totalmente opacos y los brazos cruzados.

Hiro y Yuuya lo miraban, uno con cierta expectación y el otro con una ceja alzada. –No creo que haya que pensárselo tanto- dijo Hiro

-Bueno las preguntas formuladas por Shizuo no han sido confidenciales, pero sus razones tendrá para pensárselo- puntualizo Yuuya.

Bernardo se incorporó, agarró la copa de cava y se la bebió entera y sin respirar. Cuando terminó la dejó sobre la mesa y con la cabeza gacha comenzó a hablar –Cuando entré ya sabía a quién sería mi acompañante para esta velada. El susodicho me había llamado la atención, pero no físicamente hablando, su carácter era lo que estaba buscando.- sus verdes cabellos caían tapándole la cara, sus codos hincados en las rodillas y su cabeza cerca de una de las rodillas de Kaede.

-Entré a por él y estuvimos corto tiempo hablando a solas, pero en ese corto espacio de tiempo le expuse ciertos planes para con él, pero ese individuo, con palabras muertas me dijo: "...paso..."-
-O sea, que pasó de usted- dijo Hiro
-¿Qué planes eran esos?- intervino Yuuya

Bernardo alzó la cabeza con media sonrisa en la boca – Se-cre-to- canturreó. Por supuesto el peliverde miró a Kaede a ver si este se daba por aludido.

-ooohhhhh no nos deje así ¡díganos quien es!- Hiro le jalaba de la manga cuan niño mimando.

-No puede ser, los secretos de un empresario son sagrados. Pero cambiando de tema, te toca preguntar a ti Hiro- Bernardo sonreía y escurría el bulto. No es su estilo decir sus planes para con Kaede delante de terceros, los cuales podrían irse de la lengua y no era cuestión que toda la ciudad se enterase de que Bernardo Ortelani pertenece a la mafia italiana.

Hiro aplaudió –Bien….mmmm….. no se me ocurre nada…………. ¿Le gustan los animales?-

-¡Oh!-
Bernardo hizo un gesto teatral llevándose la mano a la frente – me has pillado. Si, me gustan los animales- Yuuya le rellenó la copa con cava para que al momento siguiente volviese a estar bacía.

-Y ¿Cuál es el que más le gusta?-

-Los gatos, aunque no tengo ninguno. Bueno, ahora te pregunto yo… ¿Quieres tarta?- era una pregunta estúpida para pasar el turno ya que la respuesta era totalmente obvia y así pasaba a preguntas más tribiales. El pequeñin de Hiro se tomo su copa de cava mientras Bernardo agarraba un plato con una porción de tarta, le decía: “aaahh” a Hiro para que este abriese la boca y alimentarlo cuan infante.

Mientras el mafioso se entretenía Yuuya, al que no se le escapaba nada ya se había percatado de la miradita hacia Kaede –Shizuo ven conmigo- el mayor se levantó agarrando a este del brazo llevándoselo hacía la puerta - ¿Qué quiere ese hombre de ti? No me digas que te ha hecho las típicas proposiciones indecentes, aunque no lo creo, si no ya le habrías partido la boca.- Yuuya se sobaba la barbilla pensativo – Antes lo vi hablando con el jefe. Me resulta raro ya que no habíamos visto entrar antes en el local ¿Tu qué piensas?-

-Yuuyaaaaaaa, ayudameeeeee- suplicaba.

En el sofá se había montado una batalla campal por un pedazo de tarta. Tenemos al peliverde totalmente tumbado en el sofá, riéndose, con un plato en las manos y con los brazos levantados intentando que el menor no pudiese coger la porción de tarta. – Esta tarta es mía-

-Noooooooo, las pedí para mí- puchero. Hiro estaba tumbado sobre Bernardo con los brazos estirados en busca de aquel plato con tarta. Pero Bernardo lo mantenía alejado gracias a la diferencia de altura y que, con la mano libre, le hacía cosquillas que le arrebataban las fuerzas al menor.

-Me encanta fastidiar a los pequeñines como tu-


-¡Malvado! Jajajajaja – Hiro se frustraba, se reía por las cosquillas pero se enfadaba por el robo de su tarta.

- No lo soy, solo quiero esta tarta para mí, es mi favorita.- le puso la mano en la cara a Hiro.

-Yuuya, Shissy, ayudadmeeeeeee-

Bernardo había conseguido su propósito: desviar la atención del tema planteado por Kaede y hacer rabiar al pequeño Hiro. –Shizuo, ¡salva mi tarta!- el mafioso lo miró, pero bocabajo como estaba con toda su melena desparramada sobre el sofá, lo veía al revés, aún así le tendió el plato con tarta –¡Sálvala! Cómetela tu- dijo con tono dramático, como quien le dice a otro que se salve de una muerte segura.


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Mensaje por Invitado Jue Mayo 05, 2011 10:27 am

“¿Quien tiene la voz muerta...?” -si, se había sentido aludido. Y como para no sentírselo, ya que mucho antes de que aquellos compañeros suyos metieran las narices en el cuarto Bernardo efectivamente le proponía “ser uno de los suyos”. Aún no sabía exactamente en que sentido, pero entre que le había visto hablando con el jefe, que estaba en la VIP y que quería contratarlo le hacía pensar en diferentes posibilidades de negocio, a la cual peor o mas humillante. Solo esperaba que su jefe no le vendiera. La mirada de aquel cliente en su persona le distraía. Tenía unos ojos profundos, penetrantes y su expresión siempre tranquila y belicosa hacía que le subiese un escalofrío por la espalda. Por el momento, y viendo que el peliverde quería mantener el secreto, no dijo nada, limitándose a beber de su vaso hasta que Yuuya le había arrastrado, obligándolo a dejar su bebida junto al brandy, levantarse torpemente y quedar frente a él en la puerta, escuchando todas sus infundadas sospechas.

-¿Desde cuando te importa la vida de los clientes? -levantó una ceja, algo sorprendido por la actitud inquisitiva de su compañero. Yuuya siempre había sido curioso, coqueto y siempre desprendía un aura sensual con cualquiera que le gustase, pero pocas veces había preguntado sobre la vida ajena. A no ser, claro, que tuviese motivos para ello.

-¿No me contestas porque se te ha insinuado de verdad? -cortó por lo sano la pregunta, yendo directamente a la parte que le interesaba. Miró de reojo como Bernardo se camelaba aún mas a Hiro, y la posibilidad de que en un principio lo estuviese haciendo también con Kaede le hizo fruncir las cejas. Volvió a mirarle y a confiarle, entre murmullos- Los mas veteranos aquí sabemos que cualquiera que tenga negocios que atender con el jefe no es muy de fiar. ¿Crees que esté planeando ampliarse o algo así? Porque no me apetece que el Eden cambie, me gusta tal y como está.

-No es nuestro asunto aún si cambia -se llevó la mano al cuello, rascándose el mordisco distraídamente- Es un cliente importante, y con o sin negocios hay que atenderle, ¿no?

-Si te contrata y te vas te voy a perseguir -le sujetó la muñeca- No te rasques.

-Y tu no pongas morros -sonrió, dándole un golpecito en la nariz con el dedo corazón- No me voy a ir a ninguna parte, ¿crees que me cogerían en otro sitio? -se ruborizó ligeramente antes de pretender cruzarse de brazos, escuchando aquel apodo que ya le hacía temblar el ceño. Miró la escena del sofá, preguntándose por que demonios estaban uno encima del otro de repente. Se acercó, cogiendo el plato de tarta y manteniendolo en el aire- Lo siento, este tipo de dulces me empalaga, así que tendrá que sacrificarlo señor cliente -levantó una ceja cuando Hiro le miró, con ojos llorosos y suplicantes. Por un momento le recordó a un gato bajo la lluvia- ...¿La quieres? -le mostró el plato. Hiro asintió efusivamente- Pues levanta -ordenó, pasando la punta del dedo índice por un lado, recogiendo algo de nata. El pequeño host dejó libre a Bernardo y se puso recto, sentado de rodillas en el suelo. Shizuo se sentó de nuevo en su lugar en la mesa y se cruzó de piernas, lamiendo su dedo y arrugando las cejas ante el dulzor desagradable de la tarta. Bajó el plato y se lo dio- Cuando termines de comer traes otro trozo para el cliente, ¿estamos?

-Estoy -tragó en seco, con un ruborcillo extraño en las mejillas. Cogió el plato, el tenedor y partió un pedazo, comiendo y encorvándose, mientras desviaba la vista de un Shizuo que comía nueces para quitarse el sabor de la tarta- Eso ha sido un poco sexy, Shissy. Ahora entiendo a los pervertidos que vienen a acosarte al club, tienes aura de dominatrix...

Y Kaede se atragantó con una nuez, dándose golpes en el pecho antes de coger un vaso y vaciarlo de tres largos tragos.

-¡Tu...! Ah... -se mareó de golpe, cayendo hacia delante. Se sostuvo de las rodillas de Bernardo, tosiendo.

-Si es que... ¡Te has jalado un vaso entero de Brandy de golpe, bestia! -Yuuya vio su vaso vacío, seguramente confundido con el licor de melocotón- ¡Iré por agua! -salió corriendo. Y Hiro, viendo cercana su muerte si se quedaba, huyó también con la excusa de buscar mas tarta, pidiéndole a Bernardo que lo atase a la pata del sillón para cuando volviese. La puerta se cerró antes de que ninguno pudiese decir nada.

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Mensaje por Invitado Lun Mayo 09, 2011 4:49 pm

“Dominatrix banana head” es lo único que tengo ahora mismo en la cabeza.

En cuanto aquella palabra salió de la boca de Yuuya, Bernardo lo miró asombrado y, automáticamente, se hecho a reír como un poseso. Con las manos en el estómago y mirando hacia el techo con la mandíbula desencajada. Ríos de lágrimas salían desde detrás de los cristales opacos de sus gafas. Tanto se reía que no se percato del momento ninja que tuvieron los dos host.

El ruido de la tos y de las risas estuvo bastante tiempo en el aire de la habitación hasta que Bernardo fue bajando sus revoluciones, secándoselas lágrimas con un pañuelo y volviendo normal su respiración y latidos por minuto.

-Tose, tose… tose hijo, tose-
canturreaba con ese tonito en la voz que se le suele poner a las personas cuando se están ahogando, o en el peor caso, estén vomitando. Bernardo subía y bajaba su mano por la espalda del host intentando calmarlo. Fue en ese momento en el que se percató del silencio que les rodeaba.

-Aquellos dos han salido volando. Puede que ellos me hayan dejado sólo porque saben cómo te comportas cuando estás borracho.- pregunta indirectamente lanzada al aire – Aunque no puede ser que estés borracho solo con una copa de Brandy…- puso los ojos como platos – o puedo equivocarme- dijo al aire con una expresión de temor ya que le asustaba, en menor medida, estar acompañado por un host borracho que tenía fama de bruto.

Para comprobarlo el peliverde se dobló y colocando dos dedos en la barbilla ajena instó al joven host a que levantase la cabeza -¿Estás bien? De verdad que el comentario de Yuuya te ha dejado fuera de combate, aunque ha muy acertado por parte de tu compañero. Siento decírtelo de esta manera pero solo te falta el látigo y el antifaz, pero que conste que no te lo digo con mala intensión. Seguro que a algunos de los clientes no le desagradaría verte de esa manera.- no lo decía por él.

-Toma anda-
le tendió el vaso que no se había bebido, el de licor de melocotón –Bébete esto a ver si no te mueres atragantado, no me sirves de nada si mueres.- más seco y directo, imposible. – Por cierto, tus compañeros son tremendamente indagadores, sobre todo Yuuya, te separo del grupo y estuvisteis cuchicheando, cosa que no me agrada, así que te lo preguntare sin rodeos ¿de qué hablasteis? Te preguntó sobre mí, ¿cierto? No paraba de mirarme- soltó el mentón del joven volviendo a recostar su espalda en el respaldo del sofá con el licor de melocotón en la mano. – Si hubieses dicho algo tendría un pequeño problema jujujuju pero me preocupa más el joven Yuuya y tu, sois bastante inquisitoriales y preguntones- se llevó el vaso a los labios pero no bebió al darse cuenta que no era suyo.

-Ups- lo dejó al lado de Kaede – Bueno, ahora que estamos solos supongo que querrás que te responda a la cuestión que planteaste anteriormente – no esperó respuesta. – Verás, es muy fácil de entender… quiero contratarte, no a tiempo completo, más bien sería a tiempo parcial o más bien cada vez que me hiciera falta alguien con tus características. Deja que me explique.- se rascó la frente – Soy “empresario”- hizo las comillas con los dedos - y como tal necesito a hombres con bastante carisma y determinación dentro del seno de mi “familia” por si acaso se forme alguna que otra rencilla familiar. Tienes grandes cualidades para manejarte dentro de este mundillo aunque te faltaría fortalecerte físicamente, estás en los huesos- parecía un padre ya que había agarrado el antebrazo de Kaede y lo apretaba mientras fruncía levemente el entrecejo– y algo flojo, pero eso tiene solución. Lo único que deseo es una respuesta simple, sí o no. No puedo darte más detalles porque si no… tendría que matarte- sonrió con tristeza. No le gustaba matar por diversión – Sería una pena asesinarte, aunque lo único que te voy a pedir es que lo que se te ha dicho…no salga de estas paredes, porque si sale… me enteraré y sabré que has sido tú - su sonrisa cambio, se alargó y sus ojos se entrecerraron. Alargó un brazo y con su fino dedo índice pulso la nariz ajena.

No le estaba presionando sólo le daba algunas pistas más sobre lo que necesitaba de él. Aunque Bernardo sólo esperaba no tener que manchar de sangre una alfombra tan bonita.

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Mensaje por Invitado Vie Mayo 13, 2011 10:34 am

No pudo mas que sorprenderse al ser consciente de aquel cambio de carácter tan drástico una vez quedaron a solas. Kaede abrió los ojos todo lo que su expresión ahogada le permitió, mirando a Bernardo con el rubor en las mejillas producido por la falta de aire y la fuerte tos. Aún tenía el sabor del Brandy bajándole por la garganta de manera incómoda y ardiente y las lagrimillas bailaron en el borde de sus párpados mientras escuchaba y observaba los movimientos y las palabras del peliverde. Allí se estaban mostrando sus verdaderas intenciones, así como también toda su palabrería elocuente y amenazante- ¿De quién mas cree que podría hablar si es usted el único sospechoso en esta sala? -aguantó una tos y la presión en su nuez antes de quedar libre de aquellos dedos y poder bajar la cabeza. Pero no dejó de mirarlo, apoyado en su rodilla como estaba.

Bernardo había adquirido una pose de amo y señor muy preocupante, pero a la vez muy digna de personas con una confianza en si mismas insultante y devastadora. Hablando sobre matar, guardar secretos y contratarlo. ¿A que se refería exactamente con “contratarlo”? Parecía uno de esos guías de sectas religiosas que venía buscando adeptos en cualquier parte, ¿le había visto cara de pecador desesperado o algo? Lo dudaba. La forma de hablar que tenía era propia de una banda de moteros o la yakuza, y cualquiera de las dos opciones no le estaba gustando lo más mínimo. Cogiendo la copa con el licor de melocotón dio un sorbo para al menos aclararse la garganta, haciendo un movimiento con el brazo para soltarse de su agarre. Que era flojo... ¡Ja!

-A veces pienso que son los clientes los que quieren que me despidan al provocarme -se levantó del suelo. Estaba mareado, y con un regusto asqueroso en el fondo de la boca, pero no borracho. Al menos, no hasta el punto de perder sus facultades-. Lo siento, se ha equivocado de persona -caminó hacia la puerta, pasando el pestillo automático para bloquearla, apoyándose luego de espaldas a ella para mirar a Bernardo-. Es bien sabido que los que trabajan para la Yakuza no salen nunca bien parados. Si el jefe quiere hacer negocios contigo no puedo impedirlo, pero yo no quiero tener nada que ver con vuestros trabajos.

En aquel punto pasaba de tratarle con respeto, ya que acababa de ser incluso amenazado. Kaede no tenía demasiada paciencia respecto a las personas que le tocaban la moral de manera constante, y aunque el peliverde parecía una persona amable estaba visto que no podía fiarse de las apariencias- Yuuya sospecha que no eres trigo limpio, al igual que lo harán muchos de los que están aquí. Si sigues frecuentando los encuentros con el Jefe se enterarán, ¿y ahí podrías decir que he sido yo el que se ha ido de la lengua? No fastidies.

El manillar de la puerta vibró, escuchándose una exclamación desde fuera. Yuuya volvía con la pequeña de agua fría en la mano, encontrándose con que no podía entrar a la sala de nuevo.

-¿Shizuo? -tocó. Kaede le ignoró y se cruzó de brazos, como esperando algún tipo de respuesta por parte del mafioso. Porque a aquellas alturas estaba seguro de que lo era, y no dejaría que les interrumpiesen una segunda vez hasta no escuchar sus planes y sus propósitos- Shizuo, ¿estás bien? -insistió- ¡Kaede! -acabó poniéndose histérico.

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Mensaje por Invitado Mar Mayo 17, 2011 8:57 am

Bernardo seguía con el mismo gesto impávido en el rostro mientras Kaede lo cosía a preguntas.

-No se si te has percatado pero, trabajas para el Jefe por consiguiente, le perteneces, osease que si el Jefe tiene negocios conmigo, tu y todos los del clubs, indirectamente, también tenéis negocios conmigo. ¿Lo entiendes? Así que no digas que no tiene nada que ver contigo- sentenció y cerró la frase a la vez que se alzaba del sofá.

El moreno necesitaba explicaciones algo más directas y ahí, Bernardo, tuvo que tirarse a la piscina sin mirar antes si tenía agua. -Vamos a comenzar por el principio. Ya te he dicho que estoy aquí por ti. Tu Jefe, hace unos días, me comento que un gran “amigo” mío se pasaría por este local para pasar una agradable velada.- iba merodeando lentamente por la habitación con las manos cogidas a la espalda. – En esa velada necesito tener ojos y oídos así que le plantee al jefe que me mantuviese informado de lo que se dijese en esa reunión. Por supuesto tu Jefe se negó en rotundo a exponerse, mejor dicho, a exponer su imagen como Director del Club Eden.- comenzó su andadura hasta llegar frente a Kaede.

-Y aquí es cuando tu entras en escena- colocó sus manos sobre los hombros del morenos sin apartar sus verdes orbes de los contrarios. – Necesito que seas tu quien me informe de lo que se dirá aquí, en esa reunión, dentro de una semana. Tu jefe me recomendó porque eres uno de sus mejores host, que eres de carácter fuerte y con una lengua bastante afilada con ciertas personas. ¡Eres perfecto! Esa gente está acostumbrada a la rudeza y encontrar a alguien como tu ¡me ha venido de perlas! ya que te considerarán un afín, te verán como alguien parecido a ellos- mientras hablaba Bernardo y Kaede iban girando sobre su propio eje hasta que el peliverde se quedó donde estaba el moreno, o sea, apoyado en la puerta; y Kaede donde se hallaba Bernardo.

- Tu eres el único capaz de emborrachar a este hombre y sonsacarle algunos detalles sobre el cargamento ilegal de armas que se producirá dentro de dos semanas en el puerto- Bernardo sacó del bolsillo interior de su chaleco una foto de un hombre de unos 50 años, con bigote y una incipiente calva que tapaba amargamente un peluquín. – Este hombre, es a este al que debes de preguntar sobre su trabajo. Estoy cien por cien seguro que con grandes cantidades de alcohol en sangre este hombre es capaz de decirte hasta de que color es su ropa interior.- dijo con una ladeada sonrisa para quitarle peso al tema mientras le mentía la foto doblada en el bolsillo del pantalón al host.

-No te preocupes, según mis fuentes, no vendrán armados y que se olvidarán de todo a la mañana siguiente.- se acercó al oído de Kaede- por lo que se ve no toleran muy bien el licor jujuju- rió recordando que al que le susurraba al oído tampoco toleraba. – Y ahora dejaremos entrar a tu histérico amigo antes de que todo el club se crea que aquí esta pasando algo malo.- se giró sobre si mismo en un gesto ágil y abrió la puerta.

-¡Kaede!- Yuuya se tiró en plancha al interior de la habitación abalanzándose ardientemente sobre el primer cuerpo que pillo - ¡Bernardo!- se sobresalto viéndose abrazado al peliverde.

-Holaaaa ¿Qué taaaalll?- canturreo sin soltar a Yuuya.

-¡Kaede! Esto… Shizuo ¡estas bien!- respiro tranquilo

-¿Qué pensabas? ¿Qué me estaba portando mal con él?- lo miró haciendo un puchero. Necesitaba quitarle esas malas ideas que cosechaba Yuuya hacerca de él.

- No, no es eso…- se vio en un apuro, no supo que contestar – Tomo Shizuo, tu agua- sin ser libre estiro el brazo hacia Kaede.

- Que bueno es mi Yuuya que le trae agua a su amiguito.- canturreaba mientras le pellizcaba ambos carrillos como si de una abuela y su nieto se tratasen.

- Bernardoooooo-por el dintel de la puerta se asomaba la cabeza del menor de los host haciendo uno de sus típicas expresiones adorables.

-Dime-
-¿Porque a Yuuya le haces carantoñas y a mi no?- se abrazó cual coala a al espalda del peliverde. –Dile algo tu Shizuooooo-

-Ains, por favor que alguien cierre la puerta es lo único que pido- pidió suplicante Bernardo al ver como la mitad del club dirigía la mirada hacia ellos tres.

Bernardo prefirió así quitarse de en medio el escándalo que estaba formando Yuuya fuera antes de que todo el local, y sus clientes, comenzasen a pensar mal. Y lo peor, que le relacionasen con un incidente en un club de host… ¡no! En el club de host donde, dentro de una semana, un mafioso del sur de Japón comenzase sus trapiches en el territorio de Bernardo Ortelani. Y eso es imperdonable.

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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 21, 2011 12:37 pm

“¿Tengo cara de querer saber el maldito color de su ropa interior?” -Kaede tuvo un tic facial bastante notable mientras iba escuchando los planes de Bernardo. Por un momento se sintió como si hubiese cambiado de trabajo y en lugar de ser host se dedicase a seguir pistas y descubrir criminales bajo el logotipo de CSI... Luego volvió a la realidad al ver como apenas había podido contestarle nada antes de pretender abrir la puerta y dejar entrar a un sobreprotector Yuuya, que estaba a punto de dejarse el hombro derribando la puerta. Kaede estiró el brazo y cogió, de manera ausente, la botella fría que inmediatamente le empapó la mano. Miraba al peliverde como procesando la información, pensando de paso que le había llamado a saber que cosas con mucha sutileza. ¿Que era “perfecto para el trabajo”? ¿¡Que tenía un “carácter afín con traficantes de armas”!? Iba a disfrutar muchísimo pateando aquel esmirriado culo cuando lo sacase del Club.

No le gustaba involucrarse en tema dudosamente legales. Tenía la impresión de que era similar a meterse en una cueva en mitad del bosque, dónde se sabe que hay monstruos esperándote, con un mísero frasco de poción para poder restaurar tus daños. ¡Impensable! Y suicida, por demás decir. Bajó la vista, como si notase quemar la foto que tenía en el bolsillos, frunciendo las cejas con desaprobación antes de desenroscar el tapón de la botella y dar tres largos tragos. A uno de los host presentes, sobra decir a cual, aquel simple gesto le pareció la cosa mas erótica del mundo.

-Volviendo al tema -habló, ignorando los llamados de Hiro y dando media vuelta hasta caminar y sentarse en el sofá, cruzándose de piernas con la botella en el regazo- ¿Por que no nos sentamos? -señaló su lado con una mirada que a muchos pudiera parecer encantadora y profesional- Sigue siendo nuestro cliente y sigue estando en nuestras manos entretenerle así que acercate. Te serviré.

No se oyó ni el zumbido de una mosca en la sala. Al menos hasta que Hiro y Yuya se miraron, uno ruborizado y el otro pálido como un fantasma, aún colgado de la espalda de Bernardo- Cuando Shizuo está en modo Host un extraño cosquilleo se pierde bajo mi estómago... -comentó Yuuya, con vergüenza.

-Pues a mi me da mas miedo que las sonrisas del jefe -dijo por el contrario Hiro, susurrando junto a la mejilla del mafioso, bajándose luego de él y optando por guiarle al sillón, viendo mas seguro utilizarlo de escudo humano. Una vez Bernardo se sentó, en medio por supuesto, pudo ver como Kaede le acercaba la copa y le servía el cava. La escena se había vuelto pacífica, pero tan insinuante que el mas joven se había puesto tenso mientras pensaba que decir y aferraba el brazo libre del cliente como una tabla en medio del mar.

-Ya que te sientes tan cómodo en nuestro Club y pareces tener cierta amistad con nuestro jefe, ¿volverás alguna vez? -preguntó Kaede, enderezando la botella una vez la copa estuvo llena. Indirectamente le preguntaba por su alocado plan y cuando se llevaría exactamente a cabo en aquella semana anunciada, algo que esperaba que el otro captase.

-E-eso, eso... -Hiro pareció coger cuerda- ¿Volverás? Y si vuelves, ¿me pedirás a mi? -se señaló, sonriente- Podemos salir fuera y dar un paseo hasta que la noche nos abrace y entonces, en un parque, me cedas tu chaqueta al ver que me muero de frío -se inventaba la escena. Hiro y su pasión por el shojo manga- Y te diré “oh, gracias, eres tan amable” y tu contestarás “No, solo lo soy contigo” ¡Y florecerá un nuevo...! -dos toques en la puerta interrumpieron aquella fantasía tan rosa y perfecta. La puerta se abrió y la cara del propio jefe apareció delante de los cuatro.

-Buenas, ¿como vais? ¿Interrumpo vuestro momento de intimidad? -a Kaede le dieron ganas de lanzarle la botella- Hiro-kun, Remi pregunta por ti. Al parecer te ha traído esos bombones rellenos que tanto te fascinan.

-¡NO! -se le cayó la mandíbula y babeó la camisa del peliverde, levantándose de inmediato- ¡Remi-chan, te quiero! -alzó las manos al cielo, mirando luego al mafioso- ¡Lo siento, Bernardo! -lo abrazó dramáticamente- ¡Me gustas, pero eres demasiado bueno para mi! Me iré ahora, a consolarme con un chocolate que me sabrá... amargo -posó antes de volar fuera del cuarto. No me equivoco al decir que todo el mundo prefirió obviar la escena y centrarse de nuevo en lo que el jefe tuviese que decir.

-Yuuya-kun, ¿por que no vas a suplir el puesto de camarero de Shizuo? Solo hasta que...

-No -dijo, rotundo, cruzándose de brazos- No sé lo que está pasando, pero si Kaede está involucrado me quedo -miró la mencionado, serio y con aquella mirada suspicaz tan suya- Si le llegase a pasar algo no sé con que cara me presentaría delante de Katsuragi -Kaede apretó los labios y enarcó una ceja por la mención de su ex y actual compañero de piso. Antes de que el jefe pudiera amenazarlo sutilmente, otra voz se escuchó antes que la suya.

-Sal de aquí -Kaede soltó la botella antes de hacérsela tragar a alguien- ¿Quieres que te despidan? -no le dejó contestar- Entonces sal -Yuuya miró a Bernardo, luego a Kaede y se dio media vuelta, refunfuñando, antes de salir. El jefe sonrió, ocupando un lugar frente a la mesa, en una de las sillas repartidas por la sala.

-Veo que has aceptado el encargo -miró al mafioso- Había oído de su capacidad para convencer, pero esto es impresionante. Entonces, siguiendo nuestro acuerdo, ¿todo irá según lo planeado?

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Mensaje por Invitado Mar Mayo 24, 2011 1:32 pm

Quedó helado ante el cambio brusco del carácter del host. No pensaba que pudiese ser tan frío como lo era ahora. A Bernardo se le opacaron los cristales de las gafas y las comisuras de los labios apuntaban al suelo.

Mientras los otros dos host se tomaban la postura ahora tomada por Kaede, de diferentes formas.

Lo que le hizo volver a este mundo fue la actuación tan exagerada e hiperactuada de Hiro. El peliverde resopló por la nariz mientras sus labios se curvaban levemente hacia arriba, hasta que escuchó las voces familiares de su alrededor, prestándole atención al tono autoritario de Kaede y Yuuya, que parecían dos amantes a punto de una ruptura de lo más trágico que se haya visto jamás.

A continuación de las preguntas del Jefe todo quedó en silencio. Bernado tenía las piernas abiertas y los brazos cruzados sobre el pecho; los cristales de las gafas les daba la luz y no era posible verle la expresión en los ojos; su boca tampoco expresaba nada. Ahora era un mero objeto.
Pasados unos minutos de agonizante silencio el ceño de Bernardo se frunció, levantó una mano con su dedo índice estirado hacia el techo. –Me has quitado a Yuuya… eso es imperdonable- si, si, todo este tiempo estaba pensando en las reacciones de Yuuya hacia Kaede obviando por completo al Jefe.

- ¿Qué ve en ti?- miró de soslayo pero con toda rabia contenida al host. Su verde mirada destilaba cierto odio por el moreno ya que el mafioso le había cogido cariño al otro host. – pero si estas en los huesos, tienes mal carácter, rectifico… eres el demonio en persona, pero aún así tienes a Yuuya a tus pies. Es algo que, primero: no soporto y, segundo: no lo entiendo.- resopló bastante hastiado a la vez que se ponía la mano sobre los ojos.

El Jefe se le quedó mirando, pasmado, no sabía a que venía todo aquello ahora ya que nadie le había preguntado sobre el tema. –Estooo… Bernardo… sobre el encargo- dejó salir con un hilillo de voz.

-¿Eh?- alzó la mirada para mirar a su interlocutor - ¡Ah! El encargo. Pues si te digo la verdad no se si he convencido a tu host aquí presente- vuelve a mirarlo por el rabillo del ojo –Por su expresión muy entusiasmado no se le ve. Aunque podría ser…-
- Podría ser…- animó el jefe a que prosiguiese.

-Podría ser que no le haya convencido del todo porque no le he hablado sobre la comisión que va a cobrar si me ayuda en este plan.- sonrió tontamente.

El que ahora sonrió y se le cayó una gota de sudor frío por la nuca fue al Jefe.

-Shizuo-san, si me ayuda en esta gesta obtendrá una remuneración de 2.500 yenes (euros) ¿Le parece bien? Es totalmente negociable. Tenga en cuenta que no va a sufrir ningún percance y que lo único que tendrá que hacer es mantener una conversación fluida y dinámica con estos tan especiales clientes. Y todo lo que escuche me lo reportará personalmente. No es nada que alguien como usted no pueda hacer o… ¿me equivoco?- giró la cabeza hasta mirar directamente a Kaede para clavar su verde pupila en las contrarias, entrecerrando los ojos y sonriendo levemente.

Como si retase al joven host para que aceptase ya que Bernardo de verdad que necesita la ayuda del moreno. – Si no te ves cualificado tendré que venir personalmente y me temo que si mi “amigo” me ve, se puede formar una escenita muy desagradable.- se miraba las uñas.

-Y el club se vería afectado… ¡Shizuo!- el Jefe le miró con los labios apretados y clavándole los ojos mientras le implantaba la idea de aceptar el trabajo a través de ondas alfa.

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Mensaje por Invitado Vie Mayo 27, 2011 4:07 pm

Le devolvió una mirada igual de fija e igual de fría cuando mencionó a Yuuya con tanta convicción como sus pocas cualidades para gustarle. Kaede se acomodó en el asiento, tronó la lengua y arrugó el entrecejo.

-Quédatelo si tanto lo quieres. Solo somos compañeros, así que si se te antoja su compañía entonces pídelo para la próxima vez -poco le importaban los gustos del mafioso peliverde y Kaede no era del tipo de persona que picaba a los demás una vez a encontrado alguna debilidad. Yuuya sentía algún tipo de apego por él y lo sabía, pero no había hecho nada para darle esperanzas sobre ello. Y si le tocaba un millonario como lo era Bernardo para que lo mimase y lo colmase de atenciones entonces sería perfecto tanto para él como para el jefe. Dejando las ensoñaciones del mayor para alguien a quien verdaderamente quisiera prestarle atención se centró en sus palabras, dándose cuenta de que estaban en el punto culminante de cerrar aquel negocio curioso. Levantó la mano, como si crease un campo AT biónico e invisible contra las ondas alfa de su jefe y dejase de infundirle respuestas obvias a la situación.

-No quiero su dinero -habló como si Bernardo no estuviese allí, aunque le mirase a los ojos sin parpadear- A saber de que clase de negocios habrá salido. Si hago esto es por mis propias razones, así que también tengo derecho a poner condiciones -esta vez miró al jefe, que parpadeó doliéndole ver como aquella suma de dinero se escapaba de entre sus manos.

-¿Por ejemplo...? -levantó una ceja, mirando a Kaede y luego a su socio- No te voy a subir el sueldo....

-Según he entendido es un grupo de traficantes al que tengo que sacarle información, ¿verdad? -lo ignoró y se apoyó en el respaldo del sillón, con la copa de licor en la mano- Puedo hacerlo. No es difícil con mi trabajo. Pero no volverá a relevarme a camarero en lo que queda de año -dijo, muy serio.

-Si dejases de zurrar a los clientes... -le recordó el jefe, soltando un suspiro. Se quejaba, pero la gran mayoría de los que había echado resultaron ser gente de mala reputación que arruinaban el ambiente del Club. Era como tener a un segurata entre sus chicos y no estaba muy mal. Menos cuando se ponían a pelear dentro del Club y le destrozaban todo.

-Si estos se sobrepasan también los echaré -rugió la otra condición, mirando de reojo a Bernardo por si tenía algo que decir a eso- No voy a dejarme manosear por cualquiera solo porque un socio suyo lo quiera -aclaró de la manera mas fría que pudo- Después de haberos dado toda la información que queráis quiero vacaciones pagadas -tenía pensado irse al mar... puede que a algún crucero o simplemente ver de lejos como ejercían ciertos pescadores. Kaede tosió, desviando la mirada.

-Preferiría que aceptaras el dinero de Bernardo -el jefe se veía pidiéndoselo al mafioso él mismo. Miró al aludido, luego a su trabajador, suspirando y llevándose los dedos a la frente- Si estás tan exigente mas vale que no metas la pata. Mi negocio...

-No se preocupe, estaré bien -ironizó, levantándose- Avíseme cuando llegarán y los recibiré. Eso después de haber firmado mi permiso de vacaciones, claro -terminó la copa y la dejó en la mesa- Si eso es todo lo que quería, me marcho -se dirigió a Bernardo- Espero que vuelva. Avisaré a Yuuya entonces -no le salió ni la sonrisa de cortesía. Hizo una reverencia, se dio media vuelta y se dirigió a la puerta.


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Nada, nada. perdoname tu, esos dos parece que han chocado un poco XDDDD

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Mensaje por Invitado Jue Jun 02, 2011 11:22 am

Le encantó que pusiera todas aquellas condiciones. Era totalmente lógico que pidiese aquello y más pensaba el peliverde ya que, quieras o no, Kaede esta haciendo algo que de verdad le incomoda o que parece estar en contra de su ética.

Por supuesto, no intervino entre jefe y empleado, no era quien, pero al ver que el host se levantaba y se excusaba no le quedó otra alternativa. El mafioso se levanto como alma que lleva el diablo hasta que consiguió abrazar a Kaede desde atrás, rodeándolo por completo hasta juntar sus manos sobre el pecho del menor.
-No te vallas- restregó la cara contra la coronilla del moreno. –Si dije lo de Yuuya era a ver si te ponías celoso, pero se ve que eres mas seco que la mojama, pero aun así eres una monada- el peliverde apretó los ojos mientras se restregaba otra vez, esta vez con todo su amor.
Puntualizo, no es que Bernardo tenga doble personalidad y en un momento sea serio y ahora es un trozo de pan, no, no es eso, es que ES ITALIANO y como tal meten mano a todo.

-Si te vas ¿Qué voy a hacer? Eres el pilar de mi plan y si te vas y no escuchas todos los detalles de este no te vas a enterar aunque tu jefe te lo remita. Además…- acercó su boca al oído del moreno para susurrar -…no me fio en la capacidad de retención de tu jefe- rió entre dientes.

Sin soltarle Bernardo hizo fuerza para levantarlo del suelo arqueando la espalda y así poder volver al sofá. Claro está que el mafioso no esta muy bien de la azotea y fue caminando de espaldas hacia el sofá.
-Un poco más, un poco más- el jefe le seguía el juego dándole indicaciones de cuan cerca se encontraba el sofá.
Al llegar a este Bernardo se sentó sin soltar a Kaede quedando este sentado sobre el mafioso y la cara de este en la espalda del host.

-Kaede, hazle caso a Bernardo. La edad le da ventaja y sabiduría-

-Ejem… que no soy mucho más mayor que tu-

-jijijij perdón. Quédate. Seguro que de la boca de Bernardo entenderás mejor el plan que viniendo de la mía-

-Tranquilo, ya esta inmovilizado jajajaja… perdón, ya te suelto- dijo contra la espalda del moreno. Soltando sus manos las cuales se pasearon y rozaron sutilmente, como con pena, el pecho y los brazos del joven. Bernardo cubierto aún por Kaede soltó un tenue suspiro a la que su mirada se desviaba hacia el suelo.

Volvió a la compostura – En realidad ya sabes casi todo excepto la hora, la fecha y como quiero que me entregues la información que recopiles. Bueno, primero…- en ese momento el jefe sacó una PDA para apuntarlo, acto al que Bernardo no le pudo evitar dar una sonrisa – decir que la fecha en la que “mis amigos” entraran en este local será el 15 de este mes, o sea, el jueves de la semana que viene. La hora, es algo que desconozco pero supongo que sobre las 2 de la madrugada, cuando ya lleven dos copas encima. Aquí, como ya dije, se les atenderá como clientes VIP. ¿Por qué como VIP? Jefe, tu te encargarás de eso-

-¿yo?- se señaló con cara de incredulidad.

-Diles que gracias por el nuevo Pet. Diles eso y ellos lo entenderán- el jefe asintió mientras se enfrascaba de nuevo en la PDA.
-Como decía, se les emborrachará y Kaede les preguntará a que hora y que día llegará el próximo cargamento al muelle. ¿Entendiste?- preguntó seriamente. –Si están bien borrachos les puedes preguntar sin tapujos, te lo van a decir encantados. Lo único que te puede costar un poco es que beban más de la cuenta. Pero no creo que sea algo difícil para un host tan experimentado- sonrió hasta que desprendió luz propia.
El jefe se puso gafas de sol.

-En cuanto a la entrega de la información me la entregarás una semana después del encuentro con ellos. El lugar y la hora te la mandaré un día antes… hablando de eso ¿Cómo contacto contigo? Supongo que tendrás móvil, déjamelo y ya te llamaré- aquello parecía una película de gansters de los 80, sólo faltaba que la imagen se pusiera en tonos sepia y se bajase la intensidad de la luz.

-Si te da miedo darme tu número yo te doy el mío- ladeó levemente la cabeza dejando que su melena cayese por delante de su hombro derecho.


(off: lo siento por los post tan raquíticos y medio sosos es que estoy con exámenes durante estas dos semanas estaré a tope y puede que no postee o que postee mas o menos como ahora. Lo siento)

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Mensaje por Invitado Dom Jun 05, 2011 2:47 pm

De todo lo que se esperaba que Bernardo hiciera abrazarle era lo último. Era normal que pensase que tuviese algún tipo de bipolaridad repentina si hacía cosas incomprensibles en los momentos de mayor tensión, y mas cuando lo levantaba en peso, se le pegaba sin venir a cuento y lo volvía a arrastrar al sillón. Kaede quedó tan confuso que durante unos minutos ocupó el regazo del italiano, viendo como su jefe apuntaba todo lo que este decía y haciendo pequeñas notas a los lados, como apuntes personales o sumas de lo que ganaría o gastaría en aquella misión digna de serie policíaca. Sintiendo un escalofrío cuando por fin retiró las manos con aquellos roces malinterpretativos se levantó, escurriéndose hasta sentarse al lado. Le lanzó una mirada de lado, levantando una ceja y frunciendo la otra sin poder evitar preguntarse sobre el trasfondo de intenciones que flotaban en su mente.

Aún ciego por aquella super nova que había emanado de su sonrisa perfecta, Kaede habló- Entiendo el plan. No es nada que muchos otros hagan cuando necesitan algo, así que no será difícil. Espero que al menos cojamos a los tíos correctos -miró a su jefe, queriendo expresarle su cuidado en aquel tema. Como se confundiera de hombre, teniendo este una cara tan común lo mataría por hacerle trabajar para nada.

-Déjamelos a mi -captó el mensaje telepático el jefe- Los acomodaré en la sala y les mantendré entretenidos hasta que les llegue el plato fuerte -y señaló a Kaede con una sonrisa traviesa. Era demasiado obvio que se estaba divirtiendo mucho con aquel tema, y mas aún cuando todo aquel lío empezase. Al parecer sentía algún retorcido placer viendo en problemas a sus empleados. Por otro lado, Kaede se limitó a sacar el teléfono móvil, de color blanco y con una vistosa pegatina verde de una cara sonriente bajo la tapa.

-Dará igual que no te lo dé, cuando te mande la información se te quedará grabado mi número -comentó sin ningún tono en particular, dejando atrás el fondo de pantalla de la puesta de sol que había sacado en la playa hacía poco para ir directamente a sus opciones de número. Girando el teléfono le mostró la pantalla a Bernardo para que lo pudiese apuntar- Será mejor que me llames cuando quieras que te informe de todo, sería peligroso que tuviese el teléfono de alguien que ellos conocen -aunque había decidido colaborar no quería involucrarse hasta el punto de ser presa fácil. Había que ser precavido o acabaría en una mala situación- En ese caso, ¿te la daría por teléfono o tendría que volver a verte? Si es así preferiría un lugar que no fuese el centro... -entre los malos, su ex y otra persona que no quisiera que malinterpretase nada estaba estresado.

-Eso ya tendréis que discutirlo vosotros -el jefe se levantó, guardando sus propios datos- Bernardo, cualquier cosa puede llamarme aquí, -se dio la tarjeta del Club- es el número personal de mi despacho -Kaede prefirió no haber visto como le guiñaba un ojo...- Acordaremos cualquier gasto extra que tengamos por teléfono, ¿le parece bien~? -sonrió como un inspector de hacienda antes de estrecharle la mano- El deber me llama. No puedo dejar a mis chicos solos fuera. ¿Quiere que le mande llamar a quienes le acompañaban antes o prefiere tener un momento de intimidad con Shizuo-kun? La siguiente ronda invita la casa~

“¿¡Quien coño te crees que soy...!?” -después de terminar aquel plan contrataría a Bernardo para que le pegase un tiro a aquel jefe desconsiderado.


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Puedo esperar hasta que termines, asi que suerte con ellos :) y con los post ni lo pienses que los mios parecen largos por la letra que uso XDDDDD

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Mensaje por Invitado Vie Jun 10, 2011 3:43 pm

Le devolvió el apretón de manos para despedirse del jefe y sonrió amigablemente ante aquel guiño tan simpático. –Si, lo que sea llámeme a cualquier hora del día o de la noche. Si no estoy yo le recogerán el recado igualmente- decía mientras se guardaba la tarjeta en el bolsillo interior de la americana.

-¿Compañía? Si mira tráeme al pequeño Hiro, tengo ganas de maltratarle amorosamente un rato y si no quiere venir sobórnalo con una tarta de chocolate de mi parte- sonrio. le encantaba sobornar, creo que es una de las cosa spor las que se metio en la mafia.

-En cuanto a ese tema, Kaede, tendríamos que volver a vernos pero soy una persona demasiado perfeccionista y cuidadosa con los detalles así que para asegurarnos de que esa información llegue a mi intacta y que no se nos relacione a ambos, quedarás con uno de mis chicos de confianza- Bernardo estaba pensando en que Riki, su recién comprado esclavo, hiciese de intermediario entre Kaede y él. Primero, porque no le gustaría ver al host involucrado en el mundo de la mafia y, segundo, porque podría darse el caso en el que “los malos” estuviesen espiando a Kaede por un tiempo considerable para ver si era de fiar o si esconde algo, ya que los mafiosos son muy tiquismiquis con estas cosas.

-Hablaré con Riki para que valla en mi lugar, pero no te preocupes- se acercó al host y le acarició el rostro con el envés de los dedos mientras sonreía ladinamente –Mientras hacéis el intercambio yo estaré en un coche cercano. No puedo dejar a Riki mucho tiempo solo- rio guturalmente al acordarse del carácter de su esclavo. – Además… no podría dejar escapar la ocasión de volverte a ver- su sonrisa era tierna, su voz grabe con un sutil acento italiano y los dedos sobre la piel de Kaede eran cálidos. Dedos que se trasladaron de la cara al cuello con un lento movimiento.

Después de estos breves momentos a solas apareció Hiro por la puerta -¿Se puedeeee?- canturreó a la vez que entraba con una enorme tarta de chocolate sobre sus manos. –Bernardo, me dicen que esta tarta es para mi, ¿es verd..? aaaaaaahhhh moooo- hinfló los carrillos mirándolos enfurecidos mientras dejaba el pastel sobre la mesa. – Ya estas haciéndoles mimos a Shizuo y yo aquí de aguantavelas ¿Cómo es esto posible?- había puesto los brazos en jarra cuan maruja en la puerta de su casa.

-Tranquilo pequeño, no te pongas celoso, solo estoy tan cerca de Shizuo para tenerlo vigilado y que no te haga nada- pura mentira. Bernardo se le nota sus mentiras piadosas porque sonríe como si estuviese hablando con un niño pequeño, a una persona con deficiencia mental o un cachorro de perro.

-jajajaja Si ya sabía yo que pensarías en mi seguridad siempre- abraza a Bernardo.

-Si, es que yo, en realidad, soy tu protector, tu Hado Padrino (¿?)- decía el mayor con una mano en el pecho, el otro brazo estirado hacia el horizonte y la mirada perdida en algún punto del techo. A Hiro casi le da un ataque al ver a Bernardo brillar.

-Bernardo ¿la tarta es para mí?-

-Bueno la he traído para los tres, pues como tiene café no creo que a Shizuo le importe tomar un trozo, aunque mis verdaderas intenciones era alimentarte y hacerte perrerías un rato jajajajaja- tuvo que reírse sin pudor ninguno. A Hiro le apareció una leve sombra azul en el rostro.

-¿Y Yuuya?-

-Él no está invitado, que si me pongo a mimar a Shizuo se nos pone celoso y capaz que me salta al cuello. Y no es que tenga pensado para hoy morir a manos de un host.- dijo sinceramente mientras se traía la tarta hacia sí. – Creo que podéis invitar a más host. Yo me encargo de lo que pidan- partía la tarta en cachos.



(off: no se si te parecerá bien lo de abrir otro post en otro lado para hacer ya la parte del intercambio de información, aunque tengo que decírselo a la usser de Riki y no se cuando me va a contestar o si estará de acuerdo con esto ¿ok?-)

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Capitulo 1: Bernardo ~Private~ Empty Re: Capitulo 1: Bernardo ~Private~

Mensaje por Invitado Sáb Jun 18, 2011 9:05 am

Bernardo era un Playboy. Como buen italiano, claro. Siempre parecía tener una mirada incitadora y seductora y solo le bastaba bajar un par de tonos en la voz para parecer sexy y hacer que con quien hablase se sintiese profundamente deseado. Por suerte el efecto que causaba en Kaede no era similar a nada de aquello. Aquel hombre se le había metido entre ceja y ceja y no podía no desconfiar de él y de sus palabras o intenciones. Tampoco entendía por qué después de cerrar el trato y dejar todos los cabos atados del negocio que había venido a atender en el club se quedase y acomodase en la habitación.

-No me tomes el pelo -levantó la mano para empujar hacia un lado la que se había empeñado en acariciarle, cortando un contacto visual con un gesto de la cabeza apartando la mirada y cerrando los ojos con ciertos gestos de vergüenza ajena- Cuando sepas donde voy a tener que quedar con tu “chico de confianza” házmelo saber con un mensaje al móvil y listos -esperaba que no le hiciera verse con un matón, porque eso de “tener que vigilarle” no le había sonado nada bien. En cualquier caso mientras todo saliese bien poco le importaba. Haría todo aquello y se quitaría de encima aquella peculiar misión.

Se apartó de Bernardo en cuanto escuchó la voz chillona de Hiro, volviendo a su lugar para coger el vaso de licor y darle un par de tragos. Y allí volvían a estar como al principio después de las conspiraciones mafiosas por parte del cliente y las manipuladoras palabras y acciones de su jefe. Miró de reojo a Bernardo, que parecía estar en su salsa moviéndose por allí.

-El club se ha llenado mientras estabais aquí dentro, SOLOS -recalcó el pequeño host, mirando la tarta, a Bernado y después a Kaede, que apartó la vista intencionadamente como si estuviese ocultando que si había hecho algo con él. La mandíbula de Hiro chocó contra la mesa, aferrándose a la ropa del mayor- ¿¡En serio!? ¿¡Como ha pasado!? ¿¡Te has sentido solo cuando me fui a por la tarta que me había traído Remi-chan!? -se le aferró a la cintura- ¡No es justo hacerme elegir entre tu o una tarta de chocolate con almendras! Sea lo que sea que le hayas hecho a Shizuo, ¡lo exijo el doble!

Kaede, suspirando resignado tomó asiento alrededor de la mesa, estirando el brazo para coger una de las cucharas largas para postres con el logo de las alas del club al final, partiendo un trocito de uno de los pedazos que había partido Bernardo. Se lo llevó a la boca, degustando el reconfortante sabor a café necesitando mantenerse muy despierto y sereno si no quería acabar hostiando a alguien.

-Esto me hace preguntarme -Hiro seguía hablando para no variar- ¿Que harás al irte, Bernardo? -lo miró- Estás gastando bastante en el club, ¿es que quieres ganarte el derecho de acostarte con alguno de los host? -levantó una ceja y puso una cara de picardía poco sutil- Travieso, travieeesoo... -Kaede pensó que aquella noche se le haría eterna.


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[entonces, ¿que hacemos con este tema? ¿se deja como final abierto cuando se empiece el otro? En el caso de que la otra parte diga que si]

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