My Sweet Boy~ /Privado/

Por fin. Por fin el reloj de cuco de su trabajo se puso en funcionamiento para dar el aviso del trabajo terminado. Las horas ese día habían pasado prácticamente volando para el chico que ahora recogía sus cosas y las guardaba en el estuche que habitualmente llevaba colgado al hombro, aquel estuche lleno de cosas como pañuelos, carretes, tinta para sus escritos, y lo mas importante: su cámara. Justo cuando el pájaro salió por última vez de la puertecita que impedía que entre horas escapase, terminó de cerrar el último trayecto de la cremallera que le faltaba, cerrándolo así por completo y asegurando la estabilidad de los objetos que había dentro, tanto los importantes como los poco importantes, pues no había uno solo que no le sirviese allá donde iba ahora.

Sus pasos aumentaron junto con los de sus compañeros, los cuales, al parecer, todos tenían prisa por irse a casa ese día excepto un par de ellos, los cuales iban a tomar algún refresco a algún lugar remoto de tan increíble e inhóspita ciudad. Él no, él no hiría a casa pues no tenía familia que le acogiese para darle las buenas tardes y la comida que tanto ansiaba probar, tampoco tenía amigos que les invitaran a salir con ellos, tampoco tenía compañeros que lo hiciesen...si, se sentía un tanto solo al ver, desde la entrada, como cada uno tomaba una dirección distinta hacia la diversión y el entretenimiento mientras que él tomaba el único hacia la soledad y el amargo destino de cada día. No pudo hacer mas que suspirar y comenzar a andar con su libreta en las manos. Debía hacer un par de fotos para la revista en la que ese mes trabajaba para dar una buena impresión a su jefe, el cual parecía confiar mucho más en las personas antiguas en la empresa que en los nuevos como él: en eso estaba totalmente de acuerdo a pesar de ser a él a quien le trataba de una forma peor.

Árboles, pequeños animalillos y gente de buen gusto, esos eran los temas que tenía que elegir para poder hacer la noticia. Las noticias sobre los árboles y la fauna de Tokyo ya estaba lo suficientemente visto como para repetirlo una vez más, al igual que los animalillos, los tipos de comida y todas aquellas cosas que se repetían cada día y que todo, todo el mundo sabía de antemano. Decidió pues hacer la sesión fotográfica sobre personas con gusto, personas con sentido de la moda y en físico atrayente, algo que no le gustaba demasiado al ser tímido como lo era...¿y si alguien le pillaba haciendo alguna foto sin haberlo preguntado antes?, no quería meterse en líos, por lo que, desde un principio, se juró preguntar antes que nada.

No tardó demasiado en llegar al parque y comenzar a buscar por todos lados a personas que pudiesen servirle como modelos, así como niños, madres y cualquier adolescente como él que pasase por su lado y se dignase a dejarse hacer una simple foto. Anduvo y anduvo haciendo fotos por doquier, hoy era un buen día y parecía que todo el mundo se dejaba hacer, quizás fuese por...¿sus orejas?, si, podría ser eso, pues estaban escondidas bajo su gorro como la mayoría de las veces. Su jefe no le dejaba tenerlas fuera en el estudio así como en la calle una vez estuviese trabajando, no podría desobedecerle, él no. Buscando y buscando halló una figura a lo lejos que le hizo sonreír con suavidad: era perfecto. Se acercó con pasos lentos y cuidados, temblando un poco a causa de los nervios y la vergüenza que le producía el pedirle a un simple extraño una foto para una revista.

-D-Disculpe... -Se encontraba justo al lado del blanco banco en el que estaba colocado aquel atractivo hombre. Si se dejaba hacer su emoción no tendría fin pues, de todas las personas que había fotografiado aquel era el que más se merecía la portada, sin duda.- Soy de la revista Star, ¿podría...hacerle una foto? -Su voz se notaba nerviosa, mucho si se paraba a escuchar atentamente.

Su voz, a pesar de sonar temblorosa y llena de malas vibraciones, era la propia de un chico responsable y atento tanto a su trabajo como los beneficios que éste le otorgada. El trabajo de ir fotografiando a todas las personas estilosas que encontrase en el parque le daría el goce que tanto, si se esforzaba al máximo, había estado esperando poseer durante tántísimos años, justo desde que entró en el trabajo de la fotografía: una cámara nueva. La suya era bastante buena y estaba muy bien cuidada, pero el flash y las fotos nocturnas estaban para el traste, al igual que la funda que la recubría y el soporte para su antiguo trípode. Lo cierto era que muchas personas del departamente donde trabajaba en la revista se habían interesado por la chatarra que sostenía en sus manos, ¿el porqué?, aún no lo sabía, pero si llegaba a conseguir una buena Reflex GX él sería feliz, contra mucho mas lo sería si, con el dinero de su vieja cámara vendida, podía comprar los distintos objetivos para hacer de sus fotos unas propias de profesional.

Esperó pacientemente una respuesta por parte del, por como se podía ver y si sus ojos no le fallaban, el mayor de los dos. No estaba seguro si aquel hombre aceptaría o no, pero un rayo de luz semejante a la esperanza que sentía latente en su corazón surcó su rostro, dejándo mostrar su sonrisa nerviosa y el leve sonrojo que le caracterizaba al tener la piel tan blanquecina como la tenía. El gorro que llevaba en la cabeza le tapaba las orejas por completo, impidiendo que viese siquiera los suaves pelos de éstas, contra mucho menos su cola, la cual permanecía por dentro de sus pantalones a pesar de molestarle la mayoría de las veces debido a la presión impuesta sobre ella: el ser conejo no era fácil si tu trabajo era el de un fotógrafo de revista. La apariencia era lo mas importante y él, por ser como era, solía hacer correr a la gente en vez de atraerlas por su atractivo. Ante ese pensamiento suspiró para sí, internamente, esperando que el contrario no lo hubiese escuchado. Y así pareció ser.

Su sonrojo no aumentó, pero sus nervios si. No odiaba que le dijesen lindo ni mucho menos, le gustaba que la gente le "apremiara", de algún modo por su rostro y su cuerpo, el cual era bastante delgado, cualquiera podría manejarlo a placer si él mismo se dejaba, pues no por eso quería decir que era flojo, todo lo contrario, cuando debía defenderse lo hacía y bastante bien siempre y cuando el oponente no fuese todo lo duro que pudiese controlar. Sonrió con suavidad al paso que se colocaba delante del tan atractivo hombre para, seguidamente, alzar un poco su cámara para enseñarle que no era ningún truco para quedarse las fotos ni mucho menos...es mas, si no estaba convencido le enseñaria su licencia y su carnet como componente de la revista, su legado como periodista: lo mas importante junto a su cámara que portaba siempre encima. Agradecido asintió con la cabeza y aumentó un tanto más su sonrisa.- Gracias por su colaboración -Alzó la mirilla para colocarla en uno de sus ojos mientras cerraba el sobrante para enfocar mejor, rozando con sus propias pestañas el objetivo interior, algo que le producía cierta emoción.

-Puede colocarse como quiera -Le dio total libertad de expresión, como solía hacer con todos aquellos a los que fotografiada. Lo mismo hacía con las chicas, solo que ellas eran mucho menos reacias a quedarse quietas y acababan por moverse solas, sin que nadie anteriormente se lo hubiese dicho. Eso en parte le gustaba pues le ahorraba trabajo, pero por otra parte le molestaba, el que no le hiciesen caso cuando tenía que decir algo bueno y aprovechoso para sus fotos no le hacía las mas mínima gracia, si no mas bien todo lo contrario. Esperó a que estuviese enteramente colocado para poder cliquear el botón de la camara y sacar así las fotos convenientes. Tomaría un par de aquel hombre si se dejaba, por supuesto, pues le pareció las mas lógico si queria conseguir un buen reportaje.