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Dulce Hogar [priv]
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Dulce Hogar [priv]
El automóvil iba tan rápido y se metía por distintos e improvisados atajos, que en menos de 30 minutos los rubios ya habían regresado al centro de la ciudad. Barnaby, que hasta ese momento se había mantenido callado, aparcó frente a un edificio enorme en donde, a juzgar por las luces encendidas, a lo mucho tendría 2 ó 3 vecinos de una posición económica más o menos parecida a la suya.
El departamento del muchacho es amplio e impecable, con las paredes libres de cualquier adorno o fotografías y con lujosos muebles/aparatos que seguramente sólo había utilizado una vez. Sobra decir que el conejo no pasa demasiado tiempo ahí y que su bello cuarto de cocina jamás ha sido aprovechado.
Barnaby bajó del automóvil e instó a Goodman a hacer lo mismo - ¿quieres ir adelantándote? vivo en el último piso, puedes tomar el ascensor y estarás ahí en nada - le lanzó al pecho una de esas tarjetas con lector (su llave). Suponía que aunque se hubiera mojado en el parque de diversiones todavía funcionaría correctamente - tengo que guardar el auto y preparar algunas cosas. Además de ir por el jet - o más bien ir a buscarlo, pues el conejo realmente no recordaba en dónde había dejado el mentado aparatejo.
Esperó a que el mayor se fuera para pedirle a uno de los empleados que le llevara al depósito, juraría que en ese lugar había dejado el Jet Pack…
[…]
Tras lograr sacar el cachivache volador de entre una pila de numerosos objetos de su compañía, Bunny se dirigió al apartamento, no creía haberse tardado más de 10 minutos buscando - ¿Keith-san? - hacía un poco de frío, así que se le hizo fácil encender la calefacción después de entrar y cerrar la puerta. Dejó el jet sobre el sofá y buscó con la mirada al rubio previó a aclararse la garganta y volver a hablar - oye… ¿prefieres hacerlo en mi habitación o en la sala? - aquí se puede ver que ser sutil no es precisamente lo del conejo.
El departamento del muchacho es amplio e impecable, con las paredes libres de cualquier adorno o fotografías y con lujosos muebles/aparatos que seguramente sólo había utilizado una vez. Sobra decir que el conejo no pasa demasiado tiempo ahí y que su bello cuarto de cocina jamás ha sido aprovechado.
Barnaby bajó del automóvil e instó a Goodman a hacer lo mismo - ¿quieres ir adelantándote? vivo en el último piso, puedes tomar el ascensor y estarás ahí en nada - le lanzó al pecho una de esas tarjetas con lector (su llave). Suponía que aunque se hubiera mojado en el parque de diversiones todavía funcionaría correctamente - tengo que guardar el auto y preparar algunas cosas. Además de ir por el jet - o más bien ir a buscarlo, pues el conejo realmente no recordaba en dónde había dejado el mentado aparatejo.
Esperó a que el mayor se fuera para pedirle a uno de los empleados que le llevara al depósito, juraría que en ese lugar había dejado el Jet Pack…
[…]
Tras lograr sacar el cachivache volador de entre una pila de numerosos objetos de su compañía, Bunny se dirigió al apartamento, no creía haberse tardado más de 10 minutos buscando - ¿Keith-san? - hacía un poco de frío, así que se le hizo fácil encender la calefacción después de entrar y cerrar la puerta. Dejó el jet sobre el sofá y buscó con la mirada al rubio previó a aclararse la garganta y volver a hablar - oye… ¿prefieres hacerlo en mi habitación o en la sala? - aquí se puede ver que ser sutil no es precisamente lo del conejo.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Agarró al vuelo la llave aunque seguía sin entender porque había tanta prisa en subir. -Con tu permiso- hizo lo que Barnaby le había sugerido.
Al llegar al ascensor tuvo que esperarlo un buen rato a solas hasta que se puso al lado de él la anciana del cuarto cargada de bolsas de la compra. Que decir tiene que a Keith sólo le falto llevarla a la espalda ya que se ofreció a llevarle todas las bolsas hasta su casa. Y así lo hizo, se bajó en el cuarto piso mientras la anciana le contaba cosas sobre su marido, sus nietos y Keith dejaba las bolsas en la cocina de casa de la señora. - Gracias guapo- le agradeció dándole un caramelo.
El rubio lo agradeció ya que no se pudo lavar los diente el caramelo por lo menos le dejaba un aliento fresco. El ascensor se paró en el piso siguiente entrando en él una chica y su perro, un labrador negro. Inmediatamente se acordó de Jonh y comenzó a entablar una conversación con la dueña del perro sobre los hábitos alimenticios de sus debidas mascotas. Damos por supuesto que el labrador y Keith se hicieron amigos de inmediato produciendo que el rubio saliese del elevador con la cara cubierta de babas.
Ya delante de la puerta introdujo la llave en la cerradura pero, por lo que se ve, no quiso abrir la puerta - ¿Estará estropeada?- se preguntó así que decidió limpiarla contra sus pantalones y volver a intentarlo -¡al fin!- elevó un brazo al abrirse la puerta.
Ya dentro observó embelesado las diferentes estancias: la cocina, la sala, el dormitorio encontrándolo todo muy de su agrado pero al relajarse su cuerpo reaccionó diciéndole que debía evacuar la vejiga urgentemente así que comenzó a buscar el baño. Por supuesto lo encontró pero en ese momento escuchó la puerta y la voz del dueño del apartamento.-¿eh?- como acto reflejo salió del baño corriendo secándose las manos en el trasero del pantalón.
Vio el aparato sobre el sofá y se acercó a él para observarlo de cerca - ¿Quieres probar el Jet en un interior? Así me voy a estrellar contra el techo. Sería mejor hacerlo fuera- parpadeaba extrañado hasta que su mente pensó hayo el significado que tenía esa pregunta para el conejo lo que le hizo sonrojarse.
-Bu...bueno. Es tu casa, a mi me da igual jejejejeje- rió tontamente a la vez que se rascaba la nuca. Lo que Goodman no sabía es que al salir del baño con tanta prisa se olvido subirse la cremallera de su pantalón.
Al llegar al ascensor tuvo que esperarlo un buen rato a solas hasta que se puso al lado de él la anciana del cuarto cargada de bolsas de la compra. Que decir tiene que a Keith sólo le falto llevarla a la espalda ya que se ofreció a llevarle todas las bolsas hasta su casa. Y así lo hizo, se bajó en el cuarto piso mientras la anciana le contaba cosas sobre su marido, sus nietos y Keith dejaba las bolsas en la cocina de casa de la señora. - Gracias guapo- le agradeció dándole un caramelo.
El rubio lo agradeció ya que no se pudo lavar los diente el caramelo por lo menos le dejaba un aliento fresco. El ascensor se paró en el piso siguiente entrando en él una chica y su perro, un labrador negro. Inmediatamente se acordó de Jonh y comenzó a entablar una conversación con la dueña del perro sobre los hábitos alimenticios de sus debidas mascotas. Damos por supuesto que el labrador y Keith se hicieron amigos de inmediato produciendo que el rubio saliese del elevador con la cara cubierta de babas.
Ya delante de la puerta introdujo la llave en la cerradura pero, por lo que se ve, no quiso abrir la puerta - ¿Estará estropeada?- se preguntó así que decidió limpiarla contra sus pantalones y volver a intentarlo -¡al fin!- elevó un brazo al abrirse la puerta.
Ya dentro observó embelesado las diferentes estancias: la cocina, la sala, el dormitorio encontrándolo todo muy de su agrado pero al relajarse su cuerpo reaccionó diciéndole que debía evacuar la vejiga urgentemente así que comenzó a buscar el baño. Por supuesto lo encontró pero en ese momento escuchó la puerta y la voz del dueño del apartamento.-¿eh?- como acto reflejo salió del baño corriendo secándose las manos en el trasero del pantalón.
Vio el aparato sobre el sofá y se acercó a él para observarlo de cerca - ¿Quieres probar el Jet en un interior? Así me voy a estrellar contra el techo. Sería mejor hacerlo fuera- parpadeaba extrañado hasta que su mente pensó hayo el significado que tenía esa pregunta para el conejo lo que le hizo sonrojarse.
-Bu...bueno. Es tu casa, a mi me da igual jejejejeje- rió tontamente a la vez que se rascaba la nuca. Lo que Goodman no sabía es que al salir del baño con tanta prisa se olvido subirse la cremallera de su pantalón.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
- perfecto, en ese caso…- ni bien había acabado de hablar, el conejo dio 3 largas zancadas para llegar con Goodman, quedando frente a él y sonriéndole lascivamente antes de darle un empujón por el centro del pecho lo suficientemente fuerte como para dejarlo tumbado sobre el sofá. Suerte que el mueble era grande y el deportista no había aplastado el jet.
Barnaby, de pie como estaba, le recorrió a lo ancho y largo, levantando una ceja al darse cuenta que los pantalones del mayor estaban desarreglados - ¿te estabas preparando? vaya, no creía que fueras tan impaciente como yo - rió apenas, para luego bajar los brazos, tomar el extremo inferior de su propia camiseta y en un 2 por 3 hacer volar aquella prenda oscura hasta más allá de la puerta del baño.
Justo detrás del sofá se hallaban unos ventanales gigantescos que en ese momento no tenían ningún tipo de cortina, persiana o cosa alguna que pudiera guardar un poco de intimidad. Por lo que si dejaban las luces encendidas tal y como estaban, los vecinos del edificio de al lado iban a darse un festín de carne… bueno, eso si no eran homofóbicos y llamaban a la policía.
El menor bajó el cuerpo hasta encontrarse a un par de centímetros del rostro ajeno, luego se inclinó colocando las manos sobre el respaldo del sillón para mantener el equilibrio y, en un movimiento más que sensual, le sorbió la barbilla. Pese a toda esa atmósfera erótica del momento, bunny lo único que hizo fue plegar el entrecejo y llevarse una mano a la boca. En esa parte de la piel del mayor había cierta sustancia extraña y pegajosa - ¿qué tienes en la cara? sabes a Jonh - usando un paño que tenía cerca, limpió el rostro de Keith e intentó continuar como si nada. Quiero decir que finalmente iba a almorzarse a Goodman y se ponía a pensar en el labrador, agh.
Posó sus manos en los bastos pectorales del jugador, apretando su carne por sobre la camiseta con suavidad. Para el muchacho no había nada mejor que someter a un hombre corpulento - tú… ¿has estado de pasivo antes? - y a qué va esa pregunta se preguntarán, pues es que actualmente las enfermedades de transmisión sexual están de moda, además que el conejo no es especialmente fanático del uso del preservativo y bueno… ya se imaginarán por qué estaba preguntando eso…
Barnaby, de pie como estaba, le recorrió a lo ancho y largo, levantando una ceja al darse cuenta que los pantalones del mayor estaban desarreglados - ¿te estabas preparando? vaya, no creía que fueras tan impaciente como yo - rió apenas, para luego bajar los brazos, tomar el extremo inferior de su propia camiseta y en un 2 por 3 hacer volar aquella prenda oscura hasta más allá de la puerta del baño.
Justo detrás del sofá se hallaban unos ventanales gigantescos que en ese momento no tenían ningún tipo de cortina, persiana o cosa alguna que pudiera guardar un poco de intimidad. Por lo que si dejaban las luces encendidas tal y como estaban, los vecinos del edificio de al lado iban a darse un festín de carne… bueno, eso si no eran homofóbicos y llamaban a la policía.
El menor bajó el cuerpo hasta encontrarse a un par de centímetros del rostro ajeno, luego se inclinó colocando las manos sobre el respaldo del sillón para mantener el equilibrio y, en un movimiento más que sensual, le sorbió la barbilla. Pese a toda esa atmósfera erótica del momento, bunny lo único que hizo fue plegar el entrecejo y llevarse una mano a la boca. En esa parte de la piel del mayor había cierta sustancia extraña y pegajosa - ¿qué tienes en la cara? sabes a Jonh - usando un paño que tenía cerca, limpió el rostro de Keith e intentó continuar como si nada. Quiero decir que finalmente iba a almorzarse a Goodman y se ponía a pensar en el labrador, agh.
Posó sus manos en los bastos pectorales del jugador, apretando su carne por sobre la camiseta con suavidad. Para el muchacho no había nada mejor que someter a un hombre corpulento - tú… ¿has estado de pasivo antes? - y a qué va esa pregunta se preguntarán, pues es que actualmente las enfermedades de transmisión sexual están de moda, además que el conejo no es especialmente fanático del uso del preservativo y bueno… ya se imaginarán por qué estaba preguntando eso…
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Su cuerpo revotó contra el sofá mientras él mantenía los ojos cerrados y apretados. Cuando los abrió era demasiado tarde, Barnaby ya estaba encima suyo. - ¡!- se alarmó mirando hacia abajo y viendo la cremallera bajada, la cual subió inmediatamente. - Ba...Barnaby- tartamudeaba con la cara enrojecida a la vez que su respiración se entrecortaba al sentir la lengua contraria sobre su mentón.
-Es que un perro me lamió estando en el ascensor. Iba a limpiarme cuando apareciste- después cerró los ojos y la boca con fuerza al sentir como le limpiaban. Apretaba los puños haciendo que la tela del sofá se arrugase mientras sentía las manos del menor recorriéndole el pecho. Por supuesto su cuerpo reaccionó sólo y sus pezones se endurecieron notándose a través de la tela azul de la camisa.
-¿Que si he sido el que?- no lo entendió - ¿El pasivo? Eso quiere decir... que interpretare el rol de la “mujer”- empalideció a la vez que una sombra de color azul se colocaba sobre sus ojos. -No, yo nunca... no ¡Ya te dije que solo había tenido una novia! Que no se nada de como hacerlo con otro hombre. Así que no se decirte- agitaba los brazos delante de su rostro para terminar colocándolos sobre el sofá para poderse colocar mejor, con la espalda recta y bien sentado. - Yo no se nada. Debes enseñarme lo que se be hacer en estos casos y aunque me de vergüenza debo confesar que se siente bien- alzó las manos para atrapar entre ellas el rostro del menor, acercarse a él lentamente para terminar posando sus labios enrojecidos sobre los contrarios.
Abrió la boca para poder introducir su lengua en la boca contraria para entrelazarse con la otra. Saliendo de su boca ciertos sonidos guturales y algún suspiro que llenaban el ambiente volviéndolo cada vez más lujurioso. Sus manos se movieron sobre la piel de Barnaby hasta que sus brazos rodearon el cuello del rubio. Se separó para coger aire, sin querer el aire cálido que salía de su boca chocaba contra los labios del conejo.
-Esto, Barnaby...- se había dado cuenta desde que entró del gran ventanal de detrás del sillón - ¿Podemos irnos a tu habitación? o ¿cerrar las cortinas? Es que los vecinos se van a asustar si seguimos haciéndolo aquí- soltó el abrazo para poder escurrirse y levantarse del sofá, y eso fue lo que hizo. Se dirigió a las ventanas cerrándolas con un mando distancia que había sobre una pequeña mesa. Comenzó a tocar botones arbitrariamente hasta que las enormes persianas cubrieron todas las ventanas.
Volviendo hacia el sofá el jugador se desprendió de su camisa azul, dejando al descubierto su blanca piel y su bien formado vientre. 100% cuerpo de gimnasio. Hizo lo mismo con el cinturón de su pantalón provocando que se le viese el elástico de sus calzoncillos. -¿Y ahora que? Tu eres el que sabe- estaba de pie delante del joven encogiendo los hombros y con la cara de color rosa dado el bochorno que estaba pasando.
-Es que un perro me lamió estando en el ascensor. Iba a limpiarme cuando apareciste- después cerró los ojos y la boca con fuerza al sentir como le limpiaban. Apretaba los puños haciendo que la tela del sofá se arrugase mientras sentía las manos del menor recorriéndole el pecho. Por supuesto su cuerpo reaccionó sólo y sus pezones se endurecieron notándose a través de la tela azul de la camisa.
-¿Que si he sido el que?- no lo entendió - ¿El pasivo? Eso quiere decir... que interpretare el rol de la “mujer”- empalideció a la vez que una sombra de color azul se colocaba sobre sus ojos. -No, yo nunca... no ¡Ya te dije que solo había tenido una novia! Que no se nada de como hacerlo con otro hombre. Así que no se decirte- agitaba los brazos delante de su rostro para terminar colocándolos sobre el sofá para poderse colocar mejor, con la espalda recta y bien sentado. - Yo no se nada. Debes enseñarme lo que se be hacer en estos casos y aunque me de vergüenza debo confesar que se siente bien- alzó las manos para atrapar entre ellas el rostro del menor, acercarse a él lentamente para terminar posando sus labios enrojecidos sobre los contrarios.
Abrió la boca para poder introducir su lengua en la boca contraria para entrelazarse con la otra. Saliendo de su boca ciertos sonidos guturales y algún suspiro que llenaban el ambiente volviéndolo cada vez más lujurioso. Sus manos se movieron sobre la piel de Barnaby hasta que sus brazos rodearon el cuello del rubio. Se separó para coger aire, sin querer el aire cálido que salía de su boca chocaba contra los labios del conejo.
-Esto, Barnaby...- se había dado cuenta desde que entró del gran ventanal de detrás del sillón - ¿Podemos irnos a tu habitación? o ¿cerrar las cortinas? Es que los vecinos se van a asustar si seguimos haciéndolo aquí- soltó el abrazo para poder escurrirse y levantarse del sofá, y eso fue lo que hizo. Se dirigió a las ventanas cerrándolas con un mando distancia que había sobre una pequeña mesa. Comenzó a tocar botones arbitrariamente hasta que las enormes persianas cubrieron todas las ventanas.
Volviendo hacia el sofá el jugador se desprendió de su camisa azul, dejando al descubierto su blanca piel y su bien formado vientre. 100% cuerpo de gimnasio. Hizo lo mismo con el cinturón de su pantalón provocando que se le viese el elástico de sus calzoncillos. -¿Y ahora que? Tu eres el que sabe- estaba de pie delante del joven encogiendo los hombros y con la cara de color rosa dado el bochorno que estaba pasando.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Sonrió al ver la cara descompuesta de Goodman, no era posible que hubiera pensando en ser él quien la metiera ¡por favor! estaba seguro que le sentaría bien abrirse de piernas y, aunque sonara excesivo, el conejo prefería no follar a terminar abajo…
La sonrisa le duró lo que un parpadeó cuando sintió al mayor besarle, sinceramente sus movimientos todavía eran un tanto erráticos, pero esas ansías por juguetear dentro de su boca equilibraban la falta de práctica y el muchacho comenzaba a calentarse. Keith aprendía rápido y si así era usando la boca, bunny ya quería ver cómo movería las manos.
Perdió un poco el hilo al ver las persianas correrse, aunque claro que después de notar el torso desnudo del mayor, su desconcierto quedó en segundo plano - jo… ¿tus padres jamás te enseñaron eso de los pájaros y las abejas? - estaba sonriendo y su atención se centraba en aquellas grandes y jugosas elevaciones de carne paliducha a los que el jugador llamaba pectorales - me habías dicho que en la noria te dejaste llevar por el instinto, esto es igual mmm es algo parecido a masturbarse… y no se te ocurra decir que tampoco has hecho eso - de pie, sobre el sofá, en su habitación… lo de menos era la posición siempre que el muchacho pudiera excitarse ante la visión de un sonrojado rubio maduro que hasta hacía poco creía hetero.
Deseoso por volver a tocarlo, Barnaby se acercó a él hasta abrazarle por la cintura y dejar posadas las manos sobre su trasero - quítate la ropa - ordenó no perdiendo oportunidad de jalarle los vaqueros hasta dejárselos ya a media nalga.
Se agachó hasta apretar con los labios un trozo del cuello contrario, mamándolo y raspando con los incisivos su blanca piel con el único objetivo de dejarla enrojecida (ya se imaginaba que la expresión de Hyuga sería épica al ver a Keith con el cuerpo lleno de moretones). Al mismo tiempo, le había arrimado la hombría y se restregaba levemente en su contra, incluso con las telas se notaba que Barnaby estaba "emocionado" - ¿puedes sentirme? vamos Keith-san jálamela, te estás tardando…- susurraba aún pegado a su garganta. El conejo movía los dedos desde la parte media de su espalda hasta estrujarle con fuerza el culo. El trasero de Goodman era tan rechoncho, enorme y blando que le estaba costando no encajársela en aquel instante.
Lo que seguramente el más bajo no sabía era que uno de los principales fetiches del usagi era videograbarse mientras follaba, motivo por el cual desde uno de los rincones superiores de la habitación una luz roja y pequeña parpadeaba intermitentemente. Bendita tecnología.
La sonrisa le duró lo que un parpadeó cuando sintió al mayor besarle, sinceramente sus movimientos todavía eran un tanto erráticos, pero esas ansías por juguetear dentro de su boca equilibraban la falta de práctica y el muchacho comenzaba a calentarse. Keith aprendía rápido y si así era usando la boca, bunny ya quería ver cómo movería las manos.
Perdió un poco el hilo al ver las persianas correrse, aunque claro que después de notar el torso desnudo del mayor, su desconcierto quedó en segundo plano - jo… ¿tus padres jamás te enseñaron eso de los pájaros y las abejas? - estaba sonriendo y su atención se centraba en aquellas grandes y jugosas elevaciones de carne paliducha a los que el jugador llamaba pectorales - me habías dicho que en la noria te dejaste llevar por el instinto, esto es igual mmm es algo parecido a masturbarse… y no se te ocurra decir que tampoco has hecho eso - de pie, sobre el sofá, en su habitación… lo de menos era la posición siempre que el muchacho pudiera excitarse ante la visión de un sonrojado rubio maduro que hasta hacía poco creía hetero.
Deseoso por volver a tocarlo, Barnaby se acercó a él hasta abrazarle por la cintura y dejar posadas las manos sobre su trasero - quítate la ropa - ordenó no perdiendo oportunidad de jalarle los vaqueros hasta dejárselos ya a media nalga.
Se agachó hasta apretar con los labios un trozo del cuello contrario, mamándolo y raspando con los incisivos su blanca piel con el único objetivo de dejarla enrojecida (ya se imaginaba que la expresión de Hyuga sería épica al ver a Keith con el cuerpo lleno de moretones). Al mismo tiempo, le había arrimado la hombría y se restregaba levemente en su contra, incluso con las telas se notaba que Barnaby estaba "emocionado" - ¿puedes sentirme? vamos Keith-san jálamela, te estás tardando…- susurraba aún pegado a su garganta. El conejo movía los dedos desde la parte media de su espalda hasta estrujarle con fuerza el culo. El trasero de Goodman era tan rechoncho, enorme y blando que le estaba costando no encajársela en aquel instante.
Lo que seguramente el más bajo no sabía era que uno de los principales fetiches del usagi era videograbarse mientras follaba, motivo por el cual desde uno de los rincones superiores de la habitación una luz roja y pequeña parpadeaba intermitentemente. Bendita tecnología.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Su primera reacción fue la de agarrarse los pantalones, la segunda matar un jadeo que intentaba salir de su boca y la tercera mirar hacia abajo con una mezcla de estupor y miedo en la mirada al sentir la hombría ajena sobre sus jeans. - Tus manos…Barnaby, ¡mhg!- un jadeo entrecortado salió de entre los labios del mayor mientras sus manos se deslizaban por el dorso ajeno. Lenta y serpenteantemente.
Sus manos se aferraron al cinturón del conejo hasta deshacerlo y tirarlo contra el suelo. Por supuesto hizo lo mismo con el suyo. Sus ojos se entrecerraban y su mirada se nublaba al sentir como el calor que producía el rápido latir de su corazón, se le subía a la cabeza. Su respiración era cada vez más lenta y cuando su piel, por algún descuido, rozaba la contraria, un tenue suspiro llenaba el ambiente. Sus labios no quisieron estarse quietos así que besaba cada centímetro de clavículas, cuello y pecho que estuviese a su alcance pero su miembro aún no estaba del todo "en pie". No es porque tuviese ningún problema sino porque no es tan fácil de excitar como el conejo.
- Claro, que te siento y te veo, no estoy ciego, pero debes calmarte un poco. Se que eres joven y también irascible así que te pido que tengas paciencia.- Keith parece tonto la mayoría del tiempo pero una cosa es segura, sabe que las cosas hechas con prisa no terminan bien. Sacó las ociosas manos de Barnaby de su trasero para poder empujarlo hasta dejarlo sentado en el sofá.
Con Barnaby ya un poco más controlado Goodman, o su mente calenturienta, aprovechó para inclinarse, colocó su mano sobre el hombro contrario y así usarla de punto de apoyo para terminar a horcajadas sobre el cuerpo contrario sentándose sobre la hinchada entrepierna. Gimió al sentir el palpitante bulto en su trasero y como su hombría también comenzaba a crecer dentro de su pantalón -Ba…Barnaby- su aliento casi se podía ver. Deslizó sus manos hasta abrirse el pantalón dejando al descubierto sus bóxers azules oscuro y como la punta de su miembro sobresalía ligeramente por encima del elástico del bóxer.
- Esto me da algo de vergüenza- sus mejillas se colorearon de rojo pero igualmente se hecho hacia delante para besarlo mientras con las manos le bajaba la cremallera del pantalón a Barnaby. Sus ojos se abrieron como platos al intuir la forma del pene del menor debajo de la fina del a del calzoncillo - Ahora me da mucha vergüenza -comenzaron a temblarle las manos y ya no sabía que hacer.
Sus manos se aferraron al cinturón del conejo hasta deshacerlo y tirarlo contra el suelo. Por supuesto hizo lo mismo con el suyo. Sus ojos se entrecerraban y su mirada se nublaba al sentir como el calor que producía el rápido latir de su corazón, se le subía a la cabeza. Su respiración era cada vez más lenta y cuando su piel, por algún descuido, rozaba la contraria, un tenue suspiro llenaba el ambiente. Sus labios no quisieron estarse quietos así que besaba cada centímetro de clavículas, cuello y pecho que estuviese a su alcance pero su miembro aún no estaba del todo "en pie". No es porque tuviese ningún problema sino porque no es tan fácil de excitar como el conejo.
- Claro, que te siento y te veo, no estoy ciego, pero debes calmarte un poco. Se que eres joven y también irascible así que te pido que tengas paciencia.- Keith parece tonto la mayoría del tiempo pero una cosa es segura, sabe que las cosas hechas con prisa no terminan bien. Sacó las ociosas manos de Barnaby de su trasero para poder empujarlo hasta dejarlo sentado en el sofá.
Con Barnaby ya un poco más controlado Goodman, o su mente calenturienta, aprovechó para inclinarse, colocó su mano sobre el hombro contrario y así usarla de punto de apoyo para terminar a horcajadas sobre el cuerpo contrario sentándose sobre la hinchada entrepierna. Gimió al sentir el palpitante bulto en su trasero y como su hombría también comenzaba a crecer dentro de su pantalón -Ba…Barnaby- su aliento casi se podía ver. Deslizó sus manos hasta abrirse el pantalón dejando al descubierto sus bóxers azules oscuro y como la punta de su miembro sobresalía ligeramente por encima del elástico del bóxer.
- Esto me da algo de vergüenza- sus mejillas se colorearon de rojo pero igualmente se hecho hacia delante para besarlo mientras con las manos le bajaba la cremallera del pantalón a Barnaby. Sus ojos se abrieron como platos al intuir la forma del pene del menor debajo de la fina del a del calzoncillo - Ahora me da mucha vergüenza -comenzaron a temblarle las manos y ya no sabía que hacer.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Bajó los labios como un crío mimado a quien se le niega un capricho, pero igualmente se dejó manipular hasta encontrarse nuevamente en el sofá, claro que con la diferencia de que en esta ocasión Keith era el que se encontraba arriba.
Al ternando su atención entre los bajos de Goodman y sus erectos pezones, estiró el cuerpo para besar al mayor, aunque esta vez el beso había durado mucho menos y eso se debía a que Barnaby no tenía cabeza para otra cosa que no fueran las tetillas sonrosadas que parecían crecer a cada roce.
El rostro del muchacho estaba relajado y si se ponía la suficiente atención podía distinguirse un ligerísimo sonrojo e incluso el comienzo de una hemorragia nasal. Keith tenía razón, el conejo tenía demasiada energía sexual y le estaba costando retrasar lo inevitable - relájate… no es la primera vez que me miras desnudo - no, pero sí era la primera vez en la que su rechoncha virilidad le rozaba el culo con tanto descaro.
Se bajó el bóxer hasta que su verga quedó completamente expuesta y seguidamente dirigió las manos contrarias de tal forma que Goodman terminó por frotar y apretujarle el miembro. En pocas palabras, el conejo le estaba mostrando cómo le gustaba ser estimulado - ¿ves lo sencillo que es? no entiendo cómo pudiste resistir tantos años sin follar -
Bunny puede ser un egoísta de primera, pero en el ámbito del sexo es un tipo que disfruta de escuchar gemidos ajenos, por lo que en cuanto tuvo cerca el pecho del mayor, aprovechó para enterrar su rostro entre los desarrollados pectorales. Respiró profundamente y comenzó a chuparlo, yéndose después hasta una de las tetillas, aplastando la puntita con los labios y mordiéndole suavemente alrededor de la aureola.
Su polla, muy pegada a la del mayor, iba tornándose más dura conforme comenzaba a degustar el sudor en el pecho ajeno y a sentir la inigualable textura de los pezoncitos de Goodman. Estaban tan sabrosos y saltones que el conejo tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para despegársele un momento - ya termina de quitarte la ropa - se relamió los labios y miró al mayor de tal manera que no se podía identificar si lo que el muchacho trataba de demostrar era tranquilidad o impaciencia. Ahí fue cuando el conejo lo levantó por los glúteos hasta ser capaz de bajarle los pantalones junto con las deportivas. Toda esa ropa estorbaba y el chico ahora más que nunca quería sentir la piel contraria.
Al ternando su atención entre los bajos de Goodman y sus erectos pezones, estiró el cuerpo para besar al mayor, aunque esta vez el beso había durado mucho menos y eso se debía a que Barnaby no tenía cabeza para otra cosa que no fueran las tetillas sonrosadas que parecían crecer a cada roce.
El rostro del muchacho estaba relajado y si se ponía la suficiente atención podía distinguirse un ligerísimo sonrojo e incluso el comienzo de una hemorragia nasal. Keith tenía razón, el conejo tenía demasiada energía sexual y le estaba costando retrasar lo inevitable - relájate… no es la primera vez que me miras desnudo - no, pero sí era la primera vez en la que su rechoncha virilidad le rozaba el culo con tanto descaro.
Se bajó el bóxer hasta que su verga quedó completamente expuesta y seguidamente dirigió las manos contrarias de tal forma que Goodman terminó por frotar y apretujarle el miembro. En pocas palabras, el conejo le estaba mostrando cómo le gustaba ser estimulado - ¿ves lo sencillo que es? no entiendo cómo pudiste resistir tantos años sin follar -
Bunny puede ser un egoísta de primera, pero en el ámbito del sexo es un tipo que disfruta de escuchar gemidos ajenos, por lo que en cuanto tuvo cerca el pecho del mayor, aprovechó para enterrar su rostro entre los desarrollados pectorales. Respiró profundamente y comenzó a chuparlo, yéndose después hasta una de las tetillas, aplastando la puntita con los labios y mordiéndole suavemente alrededor de la aureola.
Su polla, muy pegada a la del mayor, iba tornándose más dura conforme comenzaba a degustar el sudor en el pecho ajeno y a sentir la inigualable textura de los pezoncitos de Goodman. Estaban tan sabrosos y saltones que el conejo tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para despegársele un momento - ya termina de quitarte la ropa - se relamió los labios y miró al mayor de tal manera que no se podía identificar si lo que el muchacho trataba de demostrar era tranquilidad o impaciencia. Ahí fue cuando el conejo lo levantó por los glúteos hasta ser capaz de bajarle los pantalones junto con las deportivas. Toda esa ropa estorbaba y el chico ahora más que nunca quería sentir la piel contraria.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Suspiraba, no, ya podían llamarse gemidos a lo que Goodman soltaba por la boca mientras el conejo trabajaba en sus pezones. –mgh!..ah, ah mgh- diferentes sonidos guturales se producían en su garganta mientras perdía la vista en las cortinas.
-Yo no he estado tantos años sin hacerlo…mmmmgh.. sólo han pasado un par de… meses- su voz se entrecortaba a la vez que subía y bajaba las manos acompasadamente alrededor de la polla contraria. -Aaaahhh- soltó ante la sorpresa de verse desnudado por su acompañante en menos de dos segundos. – ¡Pero Barnaby!- en esos momentos sintió en todo su esplendor el miembro ajeno contra el suyo.
Agarró ambos entre sus manos para frotarlos uno contra el otro haciendo que algo de líquido pre-seminal comenzara a mojarlos. – Claro que es fácil… pero hacerlo con un hombre… mgh! No es igual- el cosquilleo que sentía le subía por el vientre probocando que la espalda de Goodman se encorvase hacia delante dejando su frente apoyada sobre el hombro derecho del conejo. Resoplando y gimiendo contra la piel ajena. Con los labios enrojecidos y desde el hombro de Barnaby giró la cabeza para verle la cara. Aunque desde donde estaba sólo le veía la oreja y parte de la mandíbula.
El cuello del conejo fue atacado por la lengua del mayor, dejándole la zona húmeda, con dirección a la oreja del menor Goodman se la mordió suavemente un par de veces hasta que un gemido llenó el ambiente a la vez que su cuerpo de estremecía y temblaba.
Tuvo que parar, separarse de Barnaby y sentarse en el sofá para recuperar el aliento. Un hilo de saliva comenzaba a deslizarse por su barbilla. – Perdona y perdona de nuevo pero…¿tienes condones?- al decirlo tragó saliva mientras se ponía rojo como un tomate. – No se como se hace pero creo que con el sexo siempre se tiene que tener cuidado. Da igual si es entre hombres, entre mujeres o entre ambos, pero siempre se debe tener la máxima de la s precauciones. Lo primero es lo primero- parecía un boy scout dando un discurso.
-Yo no he estado tantos años sin hacerlo…mmmmgh.. sólo han pasado un par de… meses- su voz se entrecortaba a la vez que subía y bajaba las manos acompasadamente alrededor de la polla contraria. -Aaaahhh- soltó ante la sorpresa de verse desnudado por su acompañante en menos de dos segundos. – ¡Pero Barnaby!- en esos momentos sintió en todo su esplendor el miembro ajeno contra el suyo.
Agarró ambos entre sus manos para frotarlos uno contra el otro haciendo que algo de líquido pre-seminal comenzara a mojarlos. – Claro que es fácil… pero hacerlo con un hombre… mgh! No es igual- el cosquilleo que sentía le subía por el vientre probocando que la espalda de Goodman se encorvase hacia delante dejando su frente apoyada sobre el hombro derecho del conejo. Resoplando y gimiendo contra la piel ajena. Con los labios enrojecidos y desde el hombro de Barnaby giró la cabeza para verle la cara. Aunque desde donde estaba sólo le veía la oreja y parte de la mandíbula.
El cuello del conejo fue atacado por la lengua del mayor, dejándole la zona húmeda, con dirección a la oreja del menor Goodman se la mordió suavemente un par de veces hasta que un gemido llenó el ambiente a la vez que su cuerpo de estremecía y temblaba.
Tuvo que parar, separarse de Barnaby y sentarse en el sofá para recuperar el aliento. Un hilo de saliva comenzaba a deslizarse por su barbilla. – Perdona y perdona de nuevo pero…¿tienes condones?- al decirlo tragó saliva mientras se ponía rojo como un tomate. – No se como se hace pero creo que con el sexo siempre se tiene que tener cuidado. Da igual si es entre hombres, entre mujeres o entre ambos, pero siempre se debe tener la máxima de la s precauciones. Lo primero es lo primero- parecía un boy scout dando un discurso.
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Re: Dulce Hogar [priv]
- ¿meses? entonces… - se sintió como un idiota al asumir cosas que no venían al caso. Hasta ese momento había entendido a Goodman, eso de que no había tenido contacto con otros hombres, pero sí con mujeres… Bueno, el conejo se encargaría de "curarle" la bisexualidad.
Exhalaba por la boca tratando de contenerse, moviendo en torno a sus nalgas y disfrutando del tacto en su cuello. Sus labios eran tan suaves y sus jadeos tan sugestivos que incluso con el trabajo manual del que era víctima, a Barnaby comenzaban a punzarle las bolas.
Sin embargo y en menos de lo pensado, el jugador volvió a alejarse. Barnaby levantó una ceja, colocando una miradita que le recriminaba el dejarlo así de caliente. Luego, al escucharle, inclinó la boca como si no se lo creyera ¡tan buena que iba la cosa y tenía que mencionar lo de los condones! suspiró, se secó un poco del sudor que le bajaba por la sien y se le montó encima sin dar explicaciones.
Una rodilla entre las contrarias y las manos estrujándole el torso - vamos… en serio… no querrás… que use… uno - mientras hablaba le repartía besos y mordidas a lo largo de sus hombros, cuello e incluso en la manzana viril. Se dice que los hombres no pueden hacer más de una cosa al mismo tiempo, pero el conejo estaba pensando en una escusa al tiempo que se encargaba de agasajarse con el mayor - ¿para qué quieres plástico? estoy sano, tengo los papeles que lo prueban - en ese momento pensó "más te vale no decirme que vaya a buscarlos" - aunque si es por un desgarre tengo algo que puede ayudarte… - ahora fue él quien se alejó de Goodman.
Alargó el brazo hasta un compartimiento de la mesilla central de donde sacó una botellita de plástico negro. Sí, era lubricante, uno de esos especiales que al instante calientan la zona en la que se aplica y también la vuelven más sensible - a por ello - con una sonrisa se agachó entre las piernas de Keith, acariciándole el interior de los muslos con una mano al tiempo que la otra le dejaba caer un poco del lub - sabes… si te interesa sé de un sitio en donde hacen depilaciones - su atención estaba sólo en la polla frente a su nariz.
Exhalaba por la boca tratando de contenerse, moviendo en torno a sus nalgas y disfrutando del tacto en su cuello. Sus labios eran tan suaves y sus jadeos tan sugestivos que incluso con el trabajo manual del que era víctima, a Barnaby comenzaban a punzarle las bolas.
Sin embargo y en menos de lo pensado, el jugador volvió a alejarse. Barnaby levantó una ceja, colocando una miradita que le recriminaba el dejarlo así de caliente. Luego, al escucharle, inclinó la boca como si no se lo creyera ¡tan buena que iba la cosa y tenía que mencionar lo de los condones! suspiró, se secó un poco del sudor que le bajaba por la sien y se le montó encima sin dar explicaciones.
Una rodilla entre las contrarias y las manos estrujándole el torso - vamos… en serio… no querrás… que use… uno - mientras hablaba le repartía besos y mordidas a lo largo de sus hombros, cuello e incluso en la manzana viril. Se dice que los hombres no pueden hacer más de una cosa al mismo tiempo, pero el conejo estaba pensando en una escusa al tiempo que se encargaba de agasajarse con el mayor - ¿para qué quieres plástico? estoy sano, tengo los papeles que lo prueban - en ese momento pensó "más te vale no decirme que vaya a buscarlos" - aunque si es por un desgarre tengo algo que puede ayudarte… - ahora fue él quien se alejó de Goodman.
Alargó el brazo hasta un compartimiento de la mesilla central de donde sacó una botellita de plástico negro. Sí, era lubricante, uno de esos especiales que al instante calientan la zona en la que se aplica y también la vuelven más sensible - a por ello - con una sonrisa se agachó entre las piernas de Keith, acariciándole el interior de los muslos con una mano al tiempo que la otra le dejaba caer un poco del lub - sabes… si te interesa sé de un sitio en donde hacen depilaciones - su atención estaba sólo en la polla frente a su nariz.
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Re: Dulce Hogar [priv]
A sus brazos se les había ido la fuerza al sentir los besos del conejo mientras dejaba salir leves jadeos. No apartaba su nublada visión de la melena rubia que intentaba persuadirle para no usar el condón. – Me fiaba de que estuvieses sano… me importaba… el semen que…¡mgh! ¡ah!- arqueó la espalda al sentir aquel cálido líquido recorrer toda la extensión de su miembro. – pero… pero ahora estoy más preocupado por eso del “desgarro”…ha sonado demasiado mal- apretaba la mandíbula para no soltar más de esos vergonzosos jadeos.
- Si… lo haremos como quieras pero… si algo sale mal…¡ah, ah!... será culpa tuya- con esto se refiere a que si agarra alguna enfermedad o algo peor, acusará a Barnaby y puede que la prensa se entere y no sabemos como puede afectar a la imagen pública del joven empresario. Bueno esto no se le ha pasado por la cabeza al mayor pero puede que se le ocurra.
En otro orden de cosas, una de las manos del mayor se posó sobre la cabellera contraria. - ¿Qué vas a hacer ahora?- respiraba entrecortadamente por la boca mientras su piel, sus marcados músculos, se llenaban de perlas de sudor y, de vez en cuando, temblaba produciendo que se mordiese el labio inferior, dejándolo de un fuerte color rojo. Soltó un largo jadeo cerrando los ojos cuando sintió la mano en el interior de su muslo, que era una zona muy sensible para el deportista.
No sabemos si como acto-reflejo o por las caricias ajenas, el deportista abrió las piernas flexionando una de ellas y levantándola dejando así, al descubierto, su entrada y su palpitante polla. – ¿No irás a lamerla?- preguntó algo sorprendido – No me he duchado después de llegar del… mgh… parque de atracciones- el lubricante se derramaba por todo su miembro llegando hasta su ano. Apretó los puños mientras los temblores le recorrían el cuerpo al sentir el viscoso líquido en su entrada.
El mayor tenía algo de miedo por lo que podría ocurrir pero no sabía ni podía expresarlo con palabras porque su mente se encontraba totalmente colapsada.
- Si… lo haremos como quieras pero… si algo sale mal…¡ah, ah!... será culpa tuya- con esto se refiere a que si agarra alguna enfermedad o algo peor, acusará a Barnaby y puede que la prensa se entere y no sabemos como puede afectar a la imagen pública del joven empresario. Bueno esto no se le ha pasado por la cabeza al mayor pero puede que se le ocurra.
En otro orden de cosas, una de las manos del mayor se posó sobre la cabellera contraria. - ¿Qué vas a hacer ahora?- respiraba entrecortadamente por la boca mientras su piel, sus marcados músculos, se llenaban de perlas de sudor y, de vez en cuando, temblaba produciendo que se mordiese el labio inferior, dejándolo de un fuerte color rojo. Soltó un largo jadeo cerrando los ojos cuando sintió la mano en el interior de su muslo, que era una zona muy sensible para el deportista.
No sabemos si como acto-reflejo o por las caricias ajenas, el deportista abrió las piernas flexionando una de ellas y levantándola dejando así, al descubierto, su entrada y su palpitante polla. – ¿No irás a lamerla?- preguntó algo sorprendido – No me he duchado después de llegar del… mgh… parque de atracciones- el lubricante se derramaba por todo su miembro llegando hasta su ano. Apretó los puños mientras los temblores le recorrían el cuerpo al sentir el viscoso líquido en su entrada.
El mayor tenía algo de miedo por lo que podría ocurrir pero no sabía ni podía expresarlo con palabras porque su mente se encontraba totalmente colapsada.
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Re: Dulce Hogar [priv]
Fue inevitable que rodara los ojos - Goodman, de verdad que tienes un don para joderme la fiesta - bufó, aunque no por eso estaba dispuesto alejarse de su anatomía.
Referente a las mamadas, él siempre era el que las recibía; después de todo, no todas las personas en la ciudad tienen sus mismos impecables hábitos de limpieza. Eso además de que los sabores corporales varían demasiado de un individuo a otro. Por tales motivos el conejo en realidad no había planeado chupársela… aunque siendo consciente de su dieta totalmente equilibrada y casi picarse un ojo con la dureza de su miembro, Barnaby entonces se vio tentado a probarlo.
Envolvió con sus largos y finos dedos la polla del mayor. Apretando el nacimiento del órgano, mientras el lubricante terminaba por escurrírsele hasta manchar el sofá - después tendrás que devolverme el favor - sacó la lengua y le dio una efímera chupada en la punta. No sabía mal, quizás era por el lubricante, mismo que ahora se daba cuenta que tenía un curioso sabor a frutas.
Ya siendo consciente de la esencia del mayor, el conejo prosiguió en su tarea con muchas más ganas, prensando la extensión con sus labios y metiéndosela hasta hacer chocar la jugosa verga contra su paladar. En tanto, las pupilas aqua captaban cada una de las reacciones ajenas, tratando así de darse cuenta si Keith era de esos hombres que preferían sentir los dientes raspando o sólo debía propinarle lamidas inofensivas. Al final Barnaby optó por apretarle las bolas con más fuerza al tiempo que movía la lengua hasta tratar de metérsela por la uretra -obviamente eso era imposible-. A pesar de no estarse tocando, el conejo estaba más cachondo, el pecho comenzaba a vérsele húmedo y conforme se la mamaba, tenía que dejar más espacio entre sus exhalaciones.
Se embadurnó los dedos con el lubricante y, mientras se aseguraba de distraerle con una mordida en la ingle, le introdujo un par como si se tratara de una revisión de próstata. El agujerito del rubio parecía querer tragárselo y lo único que el chaval pudo hacer fue reír quedamente mientras comenzaba a sacar y meter sus falanges - más vale que te acostumbres rápido y.. no te preocupes, si llego a rasgarte me encargaré de llevarte al hospital de inmediato - Barnaby y pésimo sentido del humor.
Referente a las mamadas, él siempre era el que las recibía; después de todo, no todas las personas en la ciudad tienen sus mismos impecables hábitos de limpieza. Eso además de que los sabores corporales varían demasiado de un individuo a otro. Por tales motivos el conejo en realidad no había planeado chupársela… aunque siendo consciente de su dieta totalmente equilibrada y casi picarse un ojo con la dureza de su miembro, Barnaby entonces se vio tentado a probarlo.
Envolvió con sus largos y finos dedos la polla del mayor. Apretando el nacimiento del órgano, mientras el lubricante terminaba por escurrírsele hasta manchar el sofá - después tendrás que devolverme el favor - sacó la lengua y le dio una efímera chupada en la punta. No sabía mal, quizás era por el lubricante, mismo que ahora se daba cuenta que tenía un curioso sabor a frutas.
Ya siendo consciente de la esencia del mayor, el conejo prosiguió en su tarea con muchas más ganas, prensando la extensión con sus labios y metiéndosela hasta hacer chocar la jugosa verga contra su paladar. En tanto, las pupilas aqua captaban cada una de las reacciones ajenas, tratando así de darse cuenta si Keith era de esos hombres que preferían sentir los dientes raspando o sólo debía propinarle lamidas inofensivas. Al final Barnaby optó por apretarle las bolas con más fuerza al tiempo que movía la lengua hasta tratar de metérsela por la uretra -obviamente eso era imposible-. A pesar de no estarse tocando, el conejo estaba más cachondo, el pecho comenzaba a vérsele húmedo y conforme se la mamaba, tenía que dejar más espacio entre sus exhalaciones.
Se embadurnó los dedos con el lubricante y, mientras se aseguraba de distraerle con una mordida en la ingle, le introdujo un par como si se tratara de una revisión de próstata. El agujerito del rubio parecía querer tragárselo y lo único que el chaval pudo hacer fue reír quedamente mientras comenzaba a sacar y meter sus falanges - más vale que te acostumbres rápido y.. no te preocupes, si llego a rasgarte me encargaré de llevarte al hospital de inmediato - Barnaby y pésimo sentido del humor.
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Re: Dulce Hogar [priv]
Aquello era demasiado para el casto jugador de rugby. Sus experiencias en el campo sexual no eran muchas, ni diversas por lo tanto la atención que Barnaby le estaba dando a su miembro era algo que nunca se le hubiese pasado por la cabeza. – Ah, ah, ah, ¡ah!... mmmm ah- sus gemidos llenaban la habitación mientras no podía contener las contracciones que tenía su cuerpo. Temblores y algunos espasmos musculares llenaban el sudoroso cuerpo del deportista.
-Bar.. ah Barnaby – tenía un ojo cerrado mientras el otro no se apartaba de la mirada del conejo le cual se observaba. – No me mires…- su respiración agitada se mezclaba con jadeos y algún pequeño grito entrecortado.
Sentía placer, mucho placer, sentía como su cuerpo se entumecía, se calentaba mientras su cerebro estaba comenzando a ir cada vez más lento, como si no quisiese pensar hasta que… -¡AH!- gritar a la vez que arqueaba su espalda hacia arriba y su vista se pedía en el techo, con los dientes apretados y sintiendo los dedos ajenos hurgando en su interior.
- No, creo que alguien… se acostumbre a algo así… nunca- su voz sonaba entrecortada porque respiraba por la boca, pero aunque dijese eso acompasando su respiración y relajando sus músculos consiguió que aquella intrusión le fuese estimulante. – Ya Barnaby… para… please- sentía que su polla iba a estallar, se encorvaba hacia delante estirando una mano hasta posarla sobre el hombro del conejo para empujarlo, sin mucho éxito ya que su fuerza no era mucha.
- Te voy a manchar la cara si… sigues estando ahí- sus hombros se movían arriba y abajo dada la intensidad de su respiración. – Déjame devolverte el favor, como tu has dicho- desde donde estaba no podía verle la polla al menor pero si intuirla así que, con el pie, comenzó a rozarla, a tocarla. – Tu también quieres sentirte bien ¿verdad? ¡Déjamelo a mi!- parecía volver a su estado normal de “jovial jugador de rugby” a la vez que se daba una palmada en el pecho y sonreía amigablemente con su rostro perlado de sudor.
Se echó totalmente hacia delante hasta terminar en el suelo, de rodillas, delante del conejo para poder besarle durante unos breves instantes. Beso que dejó entre ellos un hilo de saliva que se desintegró en el aire al mayor bajar su cuerpo, hasta quedarse tumbado en el suelo, para tener el pene del menor delante del rostro. Con este entre las manos comenzó a frotarlo mientras su lengua lamía la punta de este. -¿Es asi?- preguntó inocentemente mientras masturbaba al joven.
Al final la calentura de su cuerpo y mente pudieron con su sensatez. Introdujo todo el miembro en su boca provocándole arcadas y que unas lágrimas se derramasen por su rostro. Así estuvo unos instantes hasta que su propio pene le “dijo” que hacer. Separándose del conejo se colocó a cuatro patas, con los brazos sobre el sofá, mostrándole al menor su dispuesta entrada cubierta de lubricante. – Te tomo la palabra en cuanto a lo de llevarme al hospital- le dijo mientras le miraba por encima del hombro con un sonrojo que le llegaba hasta las orejas.
-Bar.. ah Barnaby – tenía un ojo cerrado mientras el otro no se apartaba de la mirada del conejo le cual se observaba. – No me mires…- su respiración agitada se mezclaba con jadeos y algún pequeño grito entrecortado.
Sentía placer, mucho placer, sentía como su cuerpo se entumecía, se calentaba mientras su cerebro estaba comenzando a ir cada vez más lento, como si no quisiese pensar hasta que… -¡AH!- gritar a la vez que arqueaba su espalda hacia arriba y su vista se pedía en el techo, con los dientes apretados y sintiendo los dedos ajenos hurgando en su interior.
- No, creo que alguien… se acostumbre a algo así… nunca- su voz sonaba entrecortada porque respiraba por la boca, pero aunque dijese eso acompasando su respiración y relajando sus músculos consiguió que aquella intrusión le fuese estimulante. – Ya Barnaby… para… please- sentía que su polla iba a estallar, se encorvaba hacia delante estirando una mano hasta posarla sobre el hombro del conejo para empujarlo, sin mucho éxito ya que su fuerza no era mucha.
- Te voy a manchar la cara si… sigues estando ahí- sus hombros se movían arriba y abajo dada la intensidad de su respiración. – Déjame devolverte el favor, como tu has dicho- desde donde estaba no podía verle la polla al menor pero si intuirla así que, con el pie, comenzó a rozarla, a tocarla. – Tu también quieres sentirte bien ¿verdad? ¡Déjamelo a mi!- parecía volver a su estado normal de “jovial jugador de rugby” a la vez que se daba una palmada en el pecho y sonreía amigablemente con su rostro perlado de sudor.
Se echó totalmente hacia delante hasta terminar en el suelo, de rodillas, delante del conejo para poder besarle durante unos breves instantes. Beso que dejó entre ellos un hilo de saliva que se desintegró en el aire al mayor bajar su cuerpo, hasta quedarse tumbado en el suelo, para tener el pene del menor delante del rostro. Con este entre las manos comenzó a frotarlo mientras su lengua lamía la punta de este. -¿Es asi?- preguntó inocentemente mientras masturbaba al joven.
Al final la calentura de su cuerpo y mente pudieron con su sensatez. Introdujo todo el miembro en su boca provocándole arcadas y que unas lágrimas se derramasen por su rostro. Así estuvo unos instantes hasta que su propio pene le “dijo” que hacer. Separándose del conejo se colocó a cuatro patas, con los brazos sobre el sofá, mostrándole al menor su dispuesta entrada cubierta de lubricante. – Te tomo la palabra en cuanto a lo de llevarme al hospital- le dijo mientras le miraba por encima del hombro con un sonrojo que le llegaba hasta las orejas.
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Re: Dulce Hogar [priv]
Entrecerró los ojos, ese ya conocido tono animado en la voz del deportista no podía significar nada bueno… o al menos eso era lo que el menor pensó cuando se dio aquel cambio de posiciones. Primero fue un beso con sabor a Goodman; luego, una incitante mamada que estuvo a punto de hacerle eyacular sólo de imaginarse su rostro cubierto de semen; y finalmente, la visión de un vulnerable hombre con el coxis arriba y el ano pulsante.
Sonrió, le dio una nalgada y, con el mismo par de dedos con los que lo hubo penetrado, empezó a toquetearle el breve especio entre los testículos y el rosado agujero - te juro, por mi madre, que después de esto no volverán a atraerte las vaginas - bromeó(?).
No necesitaba jalársela más. Bunny ya estaba más duro que el jet pack junto a ellos y la cabeza de su miembro se encontraba tan llena de saliva y presemen que poner más lubricante sería un desperdicio. Se incorporó, manteniendo la mirada sobre el prominente trasero del deportista y, poco después, se le pegó. No deseaba retrasar el momento, por lo que tras frotar su hinchada polla entre ambas nalgas, dirigió la punta hasta la entrada y comenzó a empujar.
Le encantaba ese culo, tanto que Barnaby no podía dejar de sobarle las nalgas y los muslos mientras se introducía. En un principio lo hizo pausadamente, como si así pudiera comprobar la "capacidad" del conducto - abre más las piernas - aguantó un jadeo, y una vez que le hubo encajado la punta de su hombría, se dejó ir hasta el fondo, haciendo chocar su pelvis contra el orgulloso trasero del rubiales. Sus manos se aferraron a los abdominales de acero, prensando la piel y enterrando el rostro en la espalda bien formada - hmn~ - Goodman estaba empapado en sudor, pero lejos de resultar un aroma ofensivo, fue uno que mantuvo al conejo extasiado. En segundos, comenzó a bombearle el culo, con ganas y sin preocuparse demasiado en la intensidad de las acometidas. Dada la situación, lo de menos era provocarle un sangrado.
Todo iba bien, las paredes rectales estaban calientes, ceñidas a su verga y las redondas nalgas rebotaban contra su cadera. Sin embargo, algo faltaba, algo que le hiciera llegar al clímax…
Cuando notó el llamativo color rojo en Keith supo qué era lo le limitaba - así no puedo, voltéate. Quiero verte - hablaba lento, en un tono más bajo para que sus palabras pudieran salir libres de gemidos. Sin decir nada más, mordió su hombro y le sacó la polla. Poco después tomándole por las caderas hasta dejar al ojiazul tumbado en el suelo, boca arriba.
Con una deslumbrante sonrisa, nuevamente le encajó la verga de un movimiento. Levantando en el aire uno de los muslos del mayor para hacer la "empalación" más profunda mientras le observaba -nótese la gran fuerza que el conejo adquiere en una follada-. De esta manera continuó dándole, con las venas saltándole y sus delgados labios dejados en una sonrisa de satisfacción. Amaba estar arriba.
- sabes… si entrenaras correctamente a Jonh podrías experimentar el sexo anal más seguido - ¡no pudo evitar decirlo! algo de esperar de un joven lleno de bizarros fetiches y con un incipiente talento para soltar una que otra guarrada en el momento menos oportuno.
Al encontrarse en medio del orgasmo, se relamió, dejando que el sudor se le resbalara por la frente. Sintió su cuerpo temblar, el palpitar en su verga y el inigualable pensamiento de que iba a llenar a Goodman con su semilla. Deseaba ver el semen desbordarse tras haber atiborrado su recto y no salirse hasta que todo el blanquecino líquido se hubiera escapado…
Carajo… ahora sólo quería morderle una nalga.
------
off: perdona la demora - -
Sonrió, le dio una nalgada y, con el mismo par de dedos con los que lo hubo penetrado, empezó a toquetearle el breve especio entre los testículos y el rosado agujero - te juro, por mi madre, que después de esto no volverán a atraerte las vaginas - bromeó(?).
No necesitaba jalársela más. Bunny ya estaba más duro que el jet pack junto a ellos y la cabeza de su miembro se encontraba tan llena de saliva y presemen que poner más lubricante sería un desperdicio. Se incorporó, manteniendo la mirada sobre el prominente trasero del deportista y, poco después, se le pegó. No deseaba retrasar el momento, por lo que tras frotar su hinchada polla entre ambas nalgas, dirigió la punta hasta la entrada y comenzó a empujar.
Le encantaba ese culo, tanto que Barnaby no podía dejar de sobarle las nalgas y los muslos mientras se introducía. En un principio lo hizo pausadamente, como si así pudiera comprobar la "capacidad" del conducto - abre más las piernas - aguantó un jadeo, y una vez que le hubo encajado la punta de su hombría, se dejó ir hasta el fondo, haciendo chocar su pelvis contra el orgulloso trasero del rubiales. Sus manos se aferraron a los abdominales de acero, prensando la piel y enterrando el rostro en la espalda bien formada - hmn~ - Goodman estaba empapado en sudor, pero lejos de resultar un aroma ofensivo, fue uno que mantuvo al conejo extasiado. En segundos, comenzó a bombearle el culo, con ganas y sin preocuparse demasiado en la intensidad de las acometidas. Dada la situación, lo de menos era provocarle un sangrado.
Todo iba bien, las paredes rectales estaban calientes, ceñidas a su verga y las redondas nalgas rebotaban contra su cadera. Sin embargo, algo faltaba, algo que le hiciera llegar al clímax…
Cuando notó el llamativo color rojo en Keith supo qué era lo le limitaba - así no puedo, voltéate. Quiero verte - hablaba lento, en un tono más bajo para que sus palabras pudieran salir libres de gemidos. Sin decir nada más, mordió su hombro y le sacó la polla. Poco después tomándole por las caderas hasta dejar al ojiazul tumbado en el suelo, boca arriba.
Con una deslumbrante sonrisa, nuevamente le encajó la verga de un movimiento. Levantando en el aire uno de los muslos del mayor para hacer la "empalación" más profunda mientras le observaba -nótese la gran fuerza que el conejo adquiere en una follada-. De esta manera continuó dándole, con las venas saltándole y sus delgados labios dejados en una sonrisa de satisfacción. Amaba estar arriba.
- sabes… si entrenaras correctamente a Jonh podrías experimentar el sexo anal más seguido - ¡no pudo evitar decirlo! algo de esperar de un joven lleno de bizarros fetiches y con un incipiente talento para soltar una que otra guarrada en el momento menos oportuno.
Al encontrarse en medio del orgasmo, se relamió, dejando que el sudor se le resbalara por la frente. Sintió su cuerpo temblar, el palpitar en su verga y el inigualable pensamiento de que iba a llenar a Goodman con su semilla. Deseaba ver el semen desbordarse tras haber atiborrado su recto y no salirse hasta que todo el blanquecino líquido se hubiera escapado…
Carajo… ahora sólo quería morderle una nalga.
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off: perdona la demora - -
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
La bromas del menor no las tenía en cuenta ya que sus neuronas no las podían procesar porque su cerebro estaba acalorado al igual que su cuerpo.
La sentía. Y tanto que la sentía que pensaba que le iba a partir en dos. Goodman estaba asustado cuando sintió la punta de la polla ajena restregarse contra sus nalgas, pero su miedo pasó a ser un leve dolor punzante que le llegaba hasta la cintura. A causa de esto el aire que salía de su boca se entrecortaba ya que intentaba recuperar oxigeno, su cuerpo exudaba sudor y así su piel se podía ver levemente brillante.
Las manos ajenas que acariciaban sus nalgas y muslos hacían de efecto calmante sobre el deportista. Le dolía, aquella penetración le dolía pero siempre tenía en mente la palabra “desgarro” así que intentaba calmar su cuerpo para que no tuviese espasmos indeseados.
Barnaby se le aferró cuando todo su polla estaba dentro de él. Se acostumbraba a la invasión y miró hacia detrás sólo para conseguir ver la dorada melena contraria y sentir la respiración del menor en su espalda -¿Barna..¡ah!- no pudo retener el quejido cuando el menor comenzó a moverse con demasiado ímpetu. Pensaba Goodman.
Comenzaba a jadear tras cada embestida. Sus brazos aguantaba su peso, sus manos se aferraban a la tela del sofá y su pene se introducía en un hueco que creaban los asientos del sofá, cosa que producía sobre el deportista un hormigueo delicioso.
Sentía las caderas ajenas contra él, aquel venoso miembro recorriendo su interior, pero no sentía tanto placer como el que pensaba en un principio. ¿Sería porque la polla contraria no tocaba el punto G del deportista? Aún así una de sus manos se trasladó hacia su trasero para poder abrirlo más, pero al hacer esto Barnaby decidió cambiar de postura.
El deportista apretó la mandíbula mientras llenaba sus pulmones de aire aspirándolo por la nariz. Sin la polla del conejo en su trasero sentía como este latía. -¡ah! No me muerdas… Esa es una mala manía..aaaahh- cuando se quiso dar cuenta su culo ya estaba en el aire y volviendo a ser empalado.
Lo primero que pasó al cambiar de posición fue el asombro ante la fuerza que sacaba Barnaby de la nada y que el pene de este había, ahora sí, tocado el punto sensible en el interior del rubio. Al sentir como su próstata era estimulada sus ojos se abrieron como platos mientras dos pequeñas lágrimas corrían por su rostro. – Ba…Bar…Barnaby..no..arf,arf.. No me mires- Su cara roja era tapada por una de sus manos mientras la otra se iba a su propia polla para cubrirla pero al sentir el roce contra su propia mano no pudo evitar comenzar a masturbarse.
Su abdomen comenzaba a llenarse de presemen o semen, ya que el deportista se sentía demasiado bien y sabía que no podría retener más tiempo su orgasmo. Fue en ese momento en el que se acordó porque le había dicho a Barnaby que se pusiera condón. –Barnaby… no te co… no te corras dentro de mi… Por favor y de nuevo… por favor- sus ojos entrecerrados observaban los movimientos de la cadera ajena. – Por favor… correte fuera- los envites no le dejaban hablar correctamente.
Su mano, la que le masturbaba, aceleró el ritmo y su ano comenzaba a tener espasmos, como si quisiera tragarse la polla del menor. Sabía que su orgasmo ya estaba aquí y no se equivocó.
- Aaaaaahhh, Barnaby!- curvó la espalda hacia detrás haciendo que su corta melena tocase el suelo, los ojos cerrados, su cuerpo repleto de espasmos musculares y todo su semen llenándole el ombligo y todos sus perfectos abdominales.
La sentía. Y tanto que la sentía que pensaba que le iba a partir en dos. Goodman estaba asustado cuando sintió la punta de la polla ajena restregarse contra sus nalgas, pero su miedo pasó a ser un leve dolor punzante que le llegaba hasta la cintura. A causa de esto el aire que salía de su boca se entrecortaba ya que intentaba recuperar oxigeno, su cuerpo exudaba sudor y así su piel se podía ver levemente brillante.
Las manos ajenas que acariciaban sus nalgas y muslos hacían de efecto calmante sobre el deportista. Le dolía, aquella penetración le dolía pero siempre tenía en mente la palabra “desgarro” así que intentaba calmar su cuerpo para que no tuviese espasmos indeseados.
Barnaby se le aferró cuando todo su polla estaba dentro de él. Se acostumbraba a la invasión y miró hacia detrás sólo para conseguir ver la dorada melena contraria y sentir la respiración del menor en su espalda -¿Barna..¡ah!- no pudo retener el quejido cuando el menor comenzó a moverse con demasiado ímpetu. Pensaba Goodman.
Comenzaba a jadear tras cada embestida. Sus brazos aguantaba su peso, sus manos se aferraban a la tela del sofá y su pene se introducía en un hueco que creaban los asientos del sofá, cosa que producía sobre el deportista un hormigueo delicioso.
Sentía las caderas ajenas contra él, aquel venoso miembro recorriendo su interior, pero no sentía tanto placer como el que pensaba en un principio. ¿Sería porque la polla contraria no tocaba el punto G del deportista? Aún así una de sus manos se trasladó hacia su trasero para poder abrirlo más, pero al hacer esto Barnaby decidió cambiar de postura.
El deportista apretó la mandíbula mientras llenaba sus pulmones de aire aspirándolo por la nariz. Sin la polla del conejo en su trasero sentía como este latía. -¡ah! No me muerdas… Esa es una mala manía..aaaahh- cuando se quiso dar cuenta su culo ya estaba en el aire y volviendo a ser empalado.
Lo primero que pasó al cambiar de posición fue el asombro ante la fuerza que sacaba Barnaby de la nada y que el pene de este había, ahora sí, tocado el punto sensible en el interior del rubio. Al sentir como su próstata era estimulada sus ojos se abrieron como platos mientras dos pequeñas lágrimas corrían por su rostro. – Ba…Bar…Barnaby..no..arf,arf.. No me mires- Su cara roja era tapada por una de sus manos mientras la otra se iba a su propia polla para cubrirla pero al sentir el roce contra su propia mano no pudo evitar comenzar a masturbarse.
Su abdomen comenzaba a llenarse de presemen o semen, ya que el deportista se sentía demasiado bien y sabía que no podría retener más tiempo su orgasmo. Fue en ese momento en el que se acordó porque le había dicho a Barnaby que se pusiera condón. –Barnaby… no te co… no te corras dentro de mi… Por favor y de nuevo… por favor- sus ojos entrecerrados observaban los movimientos de la cadera ajena. – Por favor… correte fuera- los envites no le dejaban hablar correctamente.
Su mano, la que le masturbaba, aceleró el ritmo y su ano comenzaba a tener espasmos, como si quisiera tragarse la polla del menor. Sabía que su orgasmo ya estaba aquí y no se equivocó.
- Aaaaaahhh, Barnaby!- curvó la espalda hacia detrás haciendo que su corta melena tocase el suelo, los ojos cerrados, su cuerpo repleto de espasmos musculares y todo su semen llenándole el ombligo y todos sus perfectos abdominales.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Aunque el semblante del rubio tuviera claros rasgos de haber ya pasado de los 30, sus sugestivos gemidos y el intenso sonrojo del que era víctima, convertían a Keith en uno de los hombres más violables -no hay otra palabra para describirlo- que el joven empresario hubiera podido tener a su disposición. Y si no me creen sólo había que ver esa ingenua forma en la que trataba de impedir ser observado - no digas tonterías, aparta - masculló entre dientes al tiempo que estiraba una mano para que el mayor dejara de cubrirse el rostro. De esta manera y completamente extasiado, se perdió mirándole. Volviendo a la realidad únicamente al sentir los músculos del esfínter ajeno contraerse momentos antes de la eyaculación.
Al recordar su petición colocó una gran sonrisa burlona. Habría que ser muy inocente para a estas alturas todavía creer que el conejo iba a mermar su intención de correrse dentro. Ya no podía silenciar sus jadeos y amenazaba con dejarle los glúteos moreteados por la intensidad en sus acometidas - nghh.. Keith-san tu culo es increíble ah.. tan diminuto y apretado - irguió su pecho empapado en sudor y con total cinismo le metió la verga hasta el fondo, con mucha más violencia. Se pegó bien al jugoso trasero para asegurarse que Goodman no pudiera alejarse de él al momento de venirse. Poco o nada le importaba molestar al mayor.
En cuestión de segundos la blanquecina y pegajosa leche llenó a Keith, mojando su interior e impregnándose por todo lo ancho del conducto anal - ah… q-que te la has tragado toda… - habló en voz baja, relamiéndose al evocar la sensación ahogante en su ahora flácida hombría. Las gotas de transpiración le bajaban groseramente por la barbilla y respiraba por la boca para tratar de recuperarse rápido, algo que no les cuesta mucho a los chavales como Barnaby.
El conejo bajó el cuerpo para ubicarse frente al contrario y así poder nuevamente embelesarse con aquel atrayente y maduro rostro. Le raspó la barbilla con los incisivos y dirigió una mano hacia el vientre del otro, recogiendo con la punta de sus dedos un poco del semen recién expulsado, un fluido digno de ser exhibido - ¿por qué esa necesidad tuya de hacerme correr fuera? no pensaba que fueras tan "delicado" - le embarró los labios con el viscoso esperma y seguidamente le besó. Haciéndolo con fuerza, siendo más demandante y voraz que antes. Saboreando el delicioso sabor del semen mientras lentamente su verga resbalaba de la cálida cavidad.
Al finalizar el beso - sólo es un poco de leche. Y no pareció importarte mucho tener mi saliva mojándote la polla… -
El usagi no es de aquellos mimosos amantes que tras un encuentro gustan de quedarse abrazados o decir cosas bonitas. Por lo que una vez que su falo salió completamente del cuerpo del deportista y después de haber vuelto a morder la rosácea carne en los morros ajenos, se apartó. Quedando ahora su espalda contra la parte baja del sofá - ya sabes dónde está el cuarto de baño, puedes ir a limpiarte o abrirte de piernas durante un rato más. Asumo que pasarás la noche aquí - dijo el experto en hacer amigos.
Al recordar su petición colocó una gran sonrisa burlona. Habría que ser muy inocente para a estas alturas todavía creer que el conejo iba a mermar su intención de correrse dentro. Ya no podía silenciar sus jadeos y amenazaba con dejarle los glúteos moreteados por la intensidad en sus acometidas - nghh.. Keith-san tu culo es increíble ah.. tan diminuto y apretado - irguió su pecho empapado en sudor y con total cinismo le metió la verga hasta el fondo, con mucha más violencia. Se pegó bien al jugoso trasero para asegurarse que Goodman no pudiera alejarse de él al momento de venirse. Poco o nada le importaba molestar al mayor.
En cuestión de segundos la blanquecina y pegajosa leche llenó a Keith, mojando su interior e impregnándose por todo lo ancho del conducto anal - ah… q-que te la has tragado toda… - habló en voz baja, relamiéndose al evocar la sensación ahogante en su ahora flácida hombría. Las gotas de transpiración le bajaban groseramente por la barbilla y respiraba por la boca para tratar de recuperarse rápido, algo que no les cuesta mucho a los chavales como Barnaby.
El conejo bajó el cuerpo para ubicarse frente al contrario y así poder nuevamente embelesarse con aquel atrayente y maduro rostro. Le raspó la barbilla con los incisivos y dirigió una mano hacia el vientre del otro, recogiendo con la punta de sus dedos un poco del semen recién expulsado, un fluido digno de ser exhibido - ¿por qué esa necesidad tuya de hacerme correr fuera? no pensaba que fueras tan "delicado" - le embarró los labios con el viscoso esperma y seguidamente le besó. Haciéndolo con fuerza, siendo más demandante y voraz que antes. Saboreando el delicioso sabor del semen mientras lentamente su verga resbalaba de la cálida cavidad.
Al finalizar el beso - sólo es un poco de leche. Y no pareció importarte mucho tener mi saliva mojándote la polla… -
El usagi no es de aquellos mimosos amantes que tras un encuentro gustan de quedarse abrazados o decir cosas bonitas. Por lo que una vez que su falo salió completamente del cuerpo del deportista y después de haber vuelto a morder la rosácea carne en los morros ajenos, se apartó. Quedando ahora su espalda contra la parte baja del sofá - ya sabes dónde está el cuarto de baño, puedes ir a limpiarte o abrirte de piernas durante un rato más. Asumo que pasarás la noche aquí - dijo el experto en hacer amigos.
Invitado- Invitado
Re: Dulce Hogar [priv]
Se le revolvió el estomago tanto al sentir la polla ajena tan dentro de él, además de todo el semen que se esparcía y lo llenaba. No era una sensación agradable pero tampoco lo odiaba y menos cuando su compañero comenzó a besarlo de nuevo con un nuevo sabor. Cuando salió de él Goodman comprimió el estómago haciendo salir todo el esperma de su interior, dejando que el suelo se cubriese de blanco.
Se limpió las lagrimas que intentaban salir con el dorso de la mano y después se la paso por la boca dejándola limpia de semen. Miraba al suelo, no quería encontrarse con la cara del rubio, ahora mismo se encontraba mal pero peor se sintió al escuchar la ultima frase del menor. Aquella frase le sintió como una patada en su dolorido culo, pero como no rechazó la invitación, se levantó arrastrando los pies, cabizbajo y agotado se metió en el baño donde se lavó a conciencia.
Restregó su piel con una esponja a conciencia y su interior quedó totalmente limpio después de una larga media hora en la bañera.
Pero, milagros de la vida o de la bañera, Goodman salió del baño, se vistió con la cabeza alta y una pequeña sonrisa en el rostro. Salió hasta el salón. - ¡Barnaby! No soy tu pareja, no soy tu novio, no soy alguien al que conozcas demasiado ¡soy un amante ocasional! Y debes tenerme respeto pero ya no como amante, como persona que te ha pedido algo y que no has cumplido ¡si no como persona! Eres alguien que no tiene sentido de la amistad ni del compañerismo, eres tu, tu y luego tu. Así no se puede ir por la vida, sin amigos sin nadie que te quiera, debes cuidar a las personas que están a tu alrededor como, por ejemplo, a tus empleados. Tienes que ser mas abierto, un poco más cariñoso, no te estoy pidiendo que seas un osito de peluche adorable pero si que sonrías más y que seas más afable.- y aquí esta el monólogo hipercarismático de Goodman con sus gestos y aspavientos con los brazos para darle más ímpetu a las palabras.
- Si te comportas mejor esforzándote un poco y haciendo un par de amigos te vuelves mucho más sociable y encantador, porque se que en tu interior hay un buen niño que no se quiere estar sólo. Búscale en tu interior Barnaby, búscalo y cuando lo tengas podrás llamarme y seré tu amigo para siempre pero, por ahora y después de haberme hecho “eso”- se había puesto colorado al recordar aquellos momentos de pasión – y por no haberme hecho caso cuando te pedí que te pusieses el condón, has perdido un futuro amigo.- terminó alzando el mentón y los brazos en jarra. – Por cierto y por cierto de nuevo, asumiste mal porque me voy- se dirigió a la puerta, salió por ella cerrando tras de si.
Con el ceño fruncido y los brazos cruzados esperaba el ascensor en el rellano.
Se limpió las lagrimas que intentaban salir con el dorso de la mano y después se la paso por la boca dejándola limpia de semen. Miraba al suelo, no quería encontrarse con la cara del rubio, ahora mismo se encontraba mal pero peor se sintió al escuchar la ultima frase del menor. Aquella frase le sintió como una patada en su dolorido culo, pero como no rechazó la invitación, se levantó arrastrando los pies, cabizbajo y agotado se metió en el baño donde se lavó a conciencia.
Restregó su piel con una esponja a conciencia y su interior quedó totalmente limpio después de una larga media hora en la bañera.
Pero, milagros de la vida o de la bañera, Goodman salió del baño, se vistió con la cabeza alta y una pequeña sonrisa en el rostro. Salió hasta el salón. - ¡Barnaby! No soy tu pareja, no soy tu novio, no soy alguien al que conozcas demasiado ¡soy un amante ocasional! Y debes tenerme respeto pero ya no como amante, como persona que te ha pedido algo y que no has cumplido ¡si no como persona! Eres alguien que no tiene sentido de la amistad ni del compañerismo, eres tu, tu y luego tu. Así no se puede ir por la vida, sin amigos sin nadie que te quiera, debes cuidar a las personas que están a tu alrededor como, por ejemplo, a tus empleados. Tienes que ser mas abierto, un poco más cariñoso, no te estoy pidiendo que seas un osito de peluche adorable pero si que sonrías más y que seas más afable.- y aquí esta el monólogo hipercarismático de Goodman con sus gestos y aspavientos con los brazos para darle más ímpetu a las palabras.
- Si te comportas mejor esforzándote un poco y haciendo un par de amigos te vuelves mucho más sociable y encantador, porque se que en tu interior hay un buen niño que no se quiere estar sólo. Búscale en tu interior Barnaby, búscalo y cuando lo tengas podrás llamarme y seré tu amigo para siempre pero, por ahora y después de haberme hecho “eso”- se había puesto colorado al recordar aquellos momentos de pasión – y por no haberme hecho caso cuando te pedí que te pusieses el condón, has perdido un futuro amigo.- terminó alzando el mentón y los brazos en jarra. – Por cierto y por cierto de nuevo, asumiste mal porque me voy- se dirigió a la puerta, salió por ella cerrando tras de si.
Con el ceño fruncido y los brazos cruzados esperaba el ascensor en el rellano.
Invitado- Invitado
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