Un ocaso bajo un árbol PRIV

Era una tarde agradable y primaveral en Tokyo, la cálida luz del ocaso se colaba entre las amplias avenidas rodeadas de altos rascacielos; esa tarde evidentemente no había espacio para la lluvia y Rain se sentía muy fuera de lugar, detestaba el bullicio del centro de Tokyo, la dureza del concreto que lo inundaba todo, el paso apresurado de las personas que vagaban sin mirarse a los ojos... más en ese instante nada de eso lo podía perturbar, era feliz bajo la sombra de su árbol; probablemente el único árbol del único parque en millas a la redondad, al que día a dia iba con un períodico bajo el brazo con la esperenza de encontrar algún trabajo para el en la sección de empleos, más ya iban varias semanas y su mala racha no acababa, luego se la pasaba un par de horas haciendo ejercicio, subiendo y bajando del árbol con ágiles saltos, haciendo movimientos dignos de un gimnasta y que serán la envidia de cualquier bailarín callejero, más el no estaba entrenando para ninguna coimpentencia, tampoco buscaba esos rostros llenos de asombro que originaba en las caras de aquellos transeuntes apresurados... solo buscaba botar su frustración, olvidar un poco su soledad. Esa tarde se sentía especialmente desanimado, ya iban más de tres meses viviendo de trabajos de medio tiempo y para una persona joven y competente con un título como el, eso no era aceptable y hería su orgullo; asique paso horas ejercitandose bajo un árbol, el ocaso se volvió noche, los transuntes eran cada vez más esporádicos, estaba empapado de sudor, el cuerpo le dolía y su última comida había sido el desayuno... pero nada de eso importaba... solo quería no pensar... sin darse cuenta llego a su límite... un velo gris nubló su vista, se tambaleó, intentó sujertarse del árbol pero solo tanteó el aire pues estaba más lejos de lo que creía, se desplomó pesadamente sobre el césped... ¿ esdtaba dormido ,aturdido? no había diferencia... al menos por fin se sentí completamente ajeno a sus pensamientos...

Ayer por la tarde todo el día había estado lluvioso, la jornada de trabajo termino algo tarde pues habían clientes que terminaron por irse casi a las 11 de la noche, siendo las 9:30 pm la hora de cierre del maid donde Misaki trabajaba. Cada momento que el día anterior paso, parecía una eternidad, en especial por no poder ver al tan detestable de Usui, suspiraba esperando a que al fin pueda llegar la hora de cerrar, cuando al fin dio esa hora Misaki salió directo a su departamento, paso toda la noche platicando con el joven acerca de cosas poco y al mismo tiempo muy importantes, cosas como, la vida después del instituto Seika, Como pasaron las vacaciones pasadas, sus momentos mas chuscos, en fin, ese tipo de cosas. Cuando dieron las primeras horas de la madrugada del día siguiente ambos jóvenes pasaron a dormirse un rato y después a levantarse para irse a hacer su debido quehacer. Usui, tal vez a ayudar a los labores del hogar o ir a tomar clases de algún instrumento musical, y Misaki a la escuela por su ultimo año y después al maid. Cuando llego a la cafetería, la gerente dio toda la tarde libre, pues sin su ayuda el día anterior no habrían podido haber terminado las cosas bien, Misaki agradecida se retiro del lugar sonriendo pero con algo de pendiente, por si ese día las cosas se lograban poner feas para las demás chicas del café.
Ella no sabía que hacer, el día era aburrido, no hacia más que pasear de un lado a otro. Pues tal vez, en ese momento había mandado a Usui a tomar clases de algo, para que no estuviera solo en casa sin hacer nada. Mirando por todos lados llego hasta el centro de la ciudad, Tokio es muy grande y muy poblado, seria difícil no perderse en ese lugar si una fuera primeriza por ello Misaki detestaba tener que ser como una nómada para poder relajar su mente, paso por el pasto tan verde que se veía en una cercanía y sin mas se quito los zapatos y tomo en sus manos para poder caminar libremente, sin fijarse que cerca había un joven descansando
Ah~ esto se siente bien…
Dijo algo alto pues en verdad era una perfecta situación, y un agradable momento de descanso para sus pies que se sentían pesados por el camino algo brusco por el concreto del piso.