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De compras by the face (priv Jade)
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De compras by the face (priv Jade)
Ambos cuervos aceptaron sin reproches la pequeña reprimenda de su amo, ambos bajaron la cabeza, algo apenado, tristes y doloridos se subieron al coche. Pero mientras Jade se explicaba a ambos hermanos se les fue cambiando la expresión del rostro. Daidalos terminó sonriendo y dando palmadas rápidas por aquello de que se había emocionado al escuchar que los iban a mimar y a malcriar. Básicamente era lo que él deseaba.
Mientras el menor sonrió levemente al apreciar que su amo no era una mala persona y que podía volcar parte de la carga que era cuidar a Daidalos en él.
Al subir al auto Daimaru tuvo ciertos problemas con sus alas, ya que era incómodo sentarse con ese montón de plumas a la espalda por lo tanto el menor gruño frunciendo el ceño.
- Nii-chan, pliégalas o no podrás entrar-
- Lo se... por eso quería ir en el tejado-
-Pero los sillones son más cómodos- sonrió mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
El menor suspiro pesadamente e hizo desaparecer sus alas para, al fin, sentarse tras el asiento de su hermano. Ambos se miraron y el menor asintió con la cabeza, acto seguido Daidalos, que estaba sentado en el lado del copiloto, se abalanzó sobre Jade rodeándole el cuello con los brazos en un super abrazo. -¡Arigatou Jade!- restregaba su mejilla contra la contraria - Eres muy bueno con nosotros al no regañarnos. Thank you.- se soltó - Teníamos miedo a que nuestro amo nos pegase o no fuese una persona de fiar, pero tu no eres así y nos fiamos de ti-
-ejem-
- Valeeeee, mi hermano todavía no se fía de ti.- rió tontamente.
Los tres ya estaban en el auto y se fueron directos al centro comercial.
Por el camino ambos cuervos miraban por las ventanillas con bastante expectación y curiosidad por la ciudad que no habían visto durante diez años y comentaban como había cambiado de aspecto aquella ciudad. Uno con más excitación por otro. Daidalos sacaba la cabeza por la ventana cuan perro, mientras Daimaru miraba con discreción a través del cristal.
Al entrar al centro comercial ambos tengus miraron hacia arriba -Que aaaaaalto- el menor asintió. -¡mira que tiendas mas guapas. ¡yeeeeeeyyy!- el mayor se iba pegando a los escaparates de todas las tiendas que le llamaban la atención por sus colores o el brillo. Puntualizo que los cuervos se sienten atraídos por los objetos brillantes.
Comenzaron a caminar flanqueando a su amo, uno por cada lado. Daidalos mirando los escaparates y tirando de la mano de Jade para que viese todo lo que al cuervo le gustaba.
En un momento dado pasaron por una tienda de vestidos de novia y el albino se paró delante de el escaparate. Callado, quieto como una estatua quedó allí delante. Con preocupación su hermano se puso a su lado mirándolo de reojo. - ¿Te acuerdas que mamá me regaló su traje de novia?- susurro y el menor asintió mientras que en la cara del mayor aparecía la tristeza - ¿Que le habrá pasado a aquel traje?-
-No se- bajó la mirada al suelo. Ambos tengus se acordaban de su madre de la cual no saben nada desde hace más de diez años.
Los dos hermanos se dieron la mano. Ese gesto lo hacían cuando alguno, o ambos, se sentían tristes pero en la cara de Daidalos se dibujó una sonrisa y Daimaru volvió a su seriedad natural. Ninguno deseaba preocupar a su amo con motivos personales. Ambos tenían el mismo pensamiento: “Sólo existe el ahora. Lo que pasó en el pasado quedó”.
-Jade, yo preferiría comer aquí. Huele tan bien y hace mil que no como comida rápida jajajaja aunque engorde ¡hoy no me importa!- sonreía abiertamente mientras alentaba a su amo a que los siguiera. - Pero primero ¡te compraremos algo de ropa!- encaró a su hermano.
-Esta bien- respiró sonadamente por la nariz.
-¡Bien! ¡A por ropa heavy! o ¿te buscamos algo mas visual key?-
El menor alzó una ceja -Y ¿como voy a saber...eso?-
-Déjamelo a mi. ¡Vamos Jade! Ayudame con este hombre- agarró a su amo por la mano y empujaba a su hermano hacia una tienda.
-Pero... ¿por que yo?- se quejaba pero poco le duró al entrar en la tienda la cual era propia de cualquier amante del color negro, del heavy metal o del estilo visual key. Cadenas, metal, tachuelas, negro, incluso kimonos con estampados.
Daimaru parpadeaba alucinado
-Le gusta- sentenció su hermano mientras se frotaba las manos al pensar que podrían vestir a su hermano cuan muñeca de porcelana. En ese momento apareció una dependienta que se sonrojó al verlos entrar ya que amo y pets eran tres hermosos chavales que destacaban demasiado.
-¿Os puedo ayudar en algo?- preguntó la joven algo cohibida.
Mientras el menor sonrió levemente al apreciar que su amo no era una mala persona y que podía volcar parte de la carga que era cuidar a Daidalos en él.
Al subir al auto Daimaru tuvo ciertos problemas con sus alas, ya que era incómodo sentarse con ese montón de plumas a la espalda por lo tanto el menor gruño frunciendo el ceño.
- Nii-chan, pliégalas o no podrás entrar-
- Lo se... por eso quería ir en el tejado-
-Pero los sillones son más cómodos- sonrió mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
El menor suspiro pesadamente e hizo desaparecer sus alas para, al fin, sentarse tras el asiento de su hermano. Ambos se miraron y el menor asintió con la cabeza, acto seguido Daidalos, que estaba sentado en el lado del copiloto, se abalanzó sobre Jade rodeándole el cuello con los brazos en un super abrazo. -¡Arigatou Jade!- restregaba su mejilla contra la contraria - Eres muy bueno con nosotros al no regañarnos. Thank you.- se soltó - Teníamos miedo a que nuestro amo nos pegase o no fuese una persona de fiar, pero tu no eres así y nos fiamos de ti-
-ejem-
- Valeeeee, mi hermano todavía no se fía de ti.- rió tontamente.
Los tres ya estaban en el auto y se fueron directos al centro comercial.
Por el camino ambos cuervos miraban por las ventanillas con bastante expectación y curiosidad por la ciudad que no habían visto durante diez años y comentaban como había cambiado de aspecto aquella ciudad. Uno con más excitación por otro. Daidalos sacaba la cabeza por la ventana cuan perro, mientras Daimaru miraba con discreción a través del cristal.
Al entrar al centro comercial ambos tengus miraron hacia arriba -Que aaaaaalto- el menor asintió. -¡mira que tiendas mas guapas. ¡yeeeeeeyyy!- el mayor se iba pegando a los escaparates de todas las tiendas que le llamaban la atención por sus colores o el brillo. Puntualizo que los cuervos se sienten atraídos por los objetos brillantes.
Comenzaron a caminar flanqueando a su amo, uno por cada lado. Daidalos mirando los escaparates y tirando de la mano de Jade para que viese todo lo que al cuervo le gustaba.
En un momento dado pasaron por una tienda de vestidos de novia y el albino se paró delante de el escaparate. Callado, quieto como una estatua quedó allí delante. Con preocupación su hermano se puso a su lado mirándolo de reojo. - ¿Te acuerdas que mamá me regaló su traje de novia?- susurro y el menor asintió mientras que en la cara del mayor aparecía la tristeza - ¿Que le habrá pasado a aquel traje?-
-No se- bajó la mirada al suelo. Ambos tengus se acordaban de su madre de la cual no saben nada desde hace más de diez años.
Los dos hermanos se dieron la mano. Ese gesto lo hacían cuando alguno, o ambos, se sentían tristes pero en la cara de Daidalos se dibujó una sonrisa y Daimaru volvió a su seriedad natural. Ninguno deseaba preocupar a su amo con motivos personales. Ambos tenían el mismo pensamiento: “Sólo existe el ahora. Lo que pasó en el pasado quedó”.
-Jade, yo preferiría comer aquí. Huele tan bien y hace mil que no como comida rápida jajajaja aunque engorde ¡hoy no me importa!- sonreía abiertamente mientras alentaba a su amo a que los siguiera. - Pero primero ¡te compraremos algo de ropa!- encaró a su hermano.
-Esta bien- respiró sonadamente por la nariz.
-¡Bien! ¡A por ropa heavy! o ¿te buscamos algo mas visual key?-
El menor alzó una ceja -Y ¿como voy a saber...eso?-
-Déjamelo a mi. ¡Vamos Jade! Ayudame con este hombre- agarró a su amo por la mano y empujaba a su hermano hacia una tienda.
-Pero... ¿por que yo?- se quejaba pero poco le duró al entrar en la tienda la cual era propia de cualquier amante del color negro, del heavy metal o del estilo visual key. Cadenas, metal, tachuelas, negro, incluso kimonos con estampados.
Daimaru parpadeaba alucinado
-Le gusta- sentenció su hermano mientras se frotaba las manos al pensar que podrían vestir a su hermano cuan muñeca de porcelana. En ese momento apareció una dependienta que se sonrojó al verlos entrar ya que amo y pets eran tres hermosos chavales que destacaban demasiado.
-¿Os puedo ayudar en algo?- preguntó la joven algo cohibida.
Invitado- Invitado
Re: De compras by the face (priv Jade)
Tras haber arreglado el asunto o más bien la pequeña riña que se aventaron los cuervos, Jade entro al auto, sentándose en su lugar correspondiente y cerrando la puerta, para después abrocharse el cinturón de seguridad. Estuvo a punto de encender el auto pero fue interrumpido por Daidalos quien de una forma efusiva y sorpresiva se le había lanzado para abrazarle. Por supuesto no se negó ante el gesto, e incluso lo correspondió ligeramente mientras escuchaba sus palabras, con cierta diversión puesto que al parecer Daimaru en efecto, aun no se fiaba de el, pero era norma, apenas y se conocían, comprendía a la perfección que este no estuviera muy cómodo con su presencia aun. No me le molestaba y tampoco le alteraba, era tan natural esa reacción por parte del cuervo, por lo que le daría su espacio y haría todo lo posible por que este se acostumbrara a su presencia.
-No tienes por qué agradecer.-Comento con calma cuando el cuervo lo soltó y acomodo sus gafas que debido al abrazo y a los movimientos, se le habían medio desacomodado. Sin demorar en lo más mínimo, Jade encendió el auto y emprendió marcha al centro comercial. Durante el trayecto hacia su destino, Jade se mantuvo claro atento al camino pero también a lo que hacían los cuervos, mirando de vez en cuando a Daimaru por el espejo retrovisor y a Daidalos de reojo quien parecía muy entretenido por todo lo que sus ojos captaban.
Una ves llegaron al centro comercial estaciono el auto y los tres jóvenes salieron. Jade se mantuvo ahora si bien centrado en ambos cuervos, y era notoria la diferencia de emoción en ellos, Daidalos se mantenía muy emocionado hasta tironeaba de él mostrándole todo lo que observaba y le gustaba, hacia nota mental de ello para luego comprarle unas cuantas cosillas y Daimaru solo observaba de una forma a su parecer analítica.
Pero cuando pasaron por una tienda de vestidos de novia fue notorio su cambio de ánimo. Se mantuvo a distancia de los cuervos, pues suponía que era un momento “intimo” por llamarle de alguna manera y no sería correcto que se metiera en ese mismo momento más tarde preguntaría.
Al poco rato escucho las palabras del cuervo y asintió con gusto.-Como gustes, pero luego no quiero que te estes quejado por que engordaste.- Bromeo con calma mientras miraba con atención los escaparates de las tiendas. Asintió claro de forma animada cuando Daidalos le dijo que le ayudara con su hermano, sería interesante y divertido el observar a Daimaru siendo vestido por ambos. Se dejo jalar por Daidalos. En el momento en que llegaron a una tienda que pareció llamarle mucho la atención a Daimaru una joven dependienta se les acerco. No pensó que ese tipo de ropa le pudiera gustar a Daimaru pero su lo observaba detenidamente si parecía ser su tipo de gustos, y aunque le parecía un estilo de ropa bastante peculiar y para qué negarlo agradable a la vista Jade nunca había vestido algo semejante.
Miro a la joven con calma y Jade por supuesto le ofreció una sonrisa amable y encantadora, aunque no le gustaban las mujeres era muy cortes con ellas.-Si, estamos buscando ropa para este joven.-comento con calma mientras señalaba a Daimaru.
La joven pareció sentirse alucinada por la presencia de los tres, pero pues Jade realmente no le puso mucha atención aunque esta fuese muy guapa, era lo malo de ser homo al menos para las chicas.
-No tienes por qué agradecer.-Comento con calma cuando el cuervo lo soltó y acomodo sus gafas que debido al abrazo y a los movimientos, se le habían medio desacomodado. Sin demorar en lo más mínimo, Jade encendió el auto y emprendió marcha al centro comercial. Durante el trayecto hacia su destino, Jade se mantuvo claro atento al camino pero también a lo que hacían los cuervos, mirando de vez en cuando a Daimaru por el espejo retrovisor y a Daidalos de reojo quien parecía muy entretenido por todo lo que sus ojos captaban.
Una ves llegaron al centro comercial estaciono el auto y los tres jóvenes salieron. Jade se mantuvo ahora si bien centrado en ambos cuervos, y era notoria la diferencia de emoción en ellos, Daidalos se mantenía muy emocionado hasta tironeaba de él mostrándole todo lo que observaba y le gustaba, hacia nota mental de ello para luego comprarle unas cuantas cosillas y Daimaru solo observaba de una forma a su parecer analítica.
Pero cuando pasaron por una tienda de vestidos de novia fue notorio su cambio de ánimo. Se mantuvo a distancia de los cuervos, pues suponía que era un momento “intimo” por llamarle de alguna manera y no sería correcto que se metiera en ese mismo momento más tarde preguntaría.
Al poco rato escucho las palabras del cuervo y asintió con gusto.-Como gustes, pero luego no quiero que te estes quejado por que engordaste.- Bromeo con calma mientras miraba con atención los escaparates de las tiendas. Asintió claro de forma animada cuando Daidalos le dijo que le ayudara con su hermano, sería interesante y divertido el observar a Daimaru siendo vestido por ambos. Se dejo jalar por Daidalos. En el momento en que llegaron a una tienda que pareció llamarle mucho la atención a Daimaru una joven dependienta se les acerco. No pensó que ese tipo de ropa le pudiera gustar a Daimaru pero su lo observaba detenidamente si parecía ser su tipo de gustos, y aunque le parecía un estilo de ropa bastante peculiar y para qué negarlo agradable a la vista Jade nunca había vestido algo semejante.
Miro a la joven con calma y Jade por supuesto le ofreció una sonrisa amable y encantadora, aunque no le gustaban las mujeres era muy cortes con ellas.-Si, estamos buscando ropa para este joven.-comento con calma mientras señalaba a Daimaru.
La joven pareció sentirse alucinada por la presencia de los tres, pero pues Jade realmente no le puso mucha atención aunque esta fuese muy guapa, era lo malo de ser homo al menos para las chicas.
Invitado- Invitado
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