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Mensaje por Invitado Miér Mayo 11, 2011 5:56 pm

El primer lugar que pisaron fue el centro. Conseguir aparcamiento hubiera sido difícil de no ser por la gran cantidad de Parkings -tanto gratuitos como de pago- que podrían encontrase cerca de los grandes comercios. Por la mañana había mucha actividad en un lugar como la capital, ya fuera por la gran cantidad de empresarios que se recorrían las calles o por los estudiantes que directamente se saltaban las clases. Muchas amas de casa hacían sus compras y las cosas que mas abundaban eran las de los puestos de comida natural o importada.

Kiku miró a su alrededor mientras cerraba la puerta del coche, ubicándose antes de pisar la acera. En la otra esquina de la calle había una tienda de ropa tradicional, y según recordaba una calle mas arriba había una de sport. Compraría un poco de todo para las ocasiones que pudieran surgir. Se quitó la gabardina, y antes de poner rumbo a la primera tienda la dejó sobre los hombros de la pantera. A pesar del gesto aparentemente amable, su mente simplemente pensaba que si se resfriaba tendría problemas a la hora de “darle lecciones”.

-Vamos. Después de las compras iremos a comer algo -mencionó, dando por sentado que almorzarían fuera. Dejando el coche atrás, se dirigió a la tienda con la idea de que el otro le seguiría, entrando en esta con el agudo sonido de la campanilla avisando la llegada.
El local no era grande, pero contaba de dos plantas. Gran parte de la ropa expuesta y de los materiales para confeccionarla era puramente oriental, teniendo gran variedad de uniformes que mismamente podrían verse en una anime. Le gustaba la ropa que Yao llevaba en aquel momento, y pensaba que no estaría mal comprarle mas de un estilo parecido.

“Es una mascota, no una muñeca. Que se vista como quiera...” -su mente pareció susurrarle aquellas palabras, logrando que por un instante se sintiese torpe. ¿Como cuidar a una persona que viviría con él? Nunca había tenido perros, ni gatos ni nada que se pareciera a un animal. Solo había tratado con superiores, cadetes de bajo rango y clientes. A parte, claro, de los traidores a los que había tenido que interrogar. Por un momento se vio pensando que necesitaría ciertas “ayudas” para saber como “darle la bienvenida al hogar” a alguien como lo era Yao.

Por lo pronto, esperaba que al menos supiera elegirse la ropa.

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Mensaje por Wang Yao Miér Jun 29, 2011 2:03 pm

Miraba como se colocaba la gabardina y cogía dos manojos de llaves las cuales supuso serían las de la casa y las del coche. Eso significaba que el sitio a donde iban no estaba demasiado cerca de casa pues si no irían andando, o tal vez es que no le gustaba caminar y prefería ir en auto, había mucha gente que prefería gastar en coche que en calzado, cosa que no comprendía ya que él adoraba caminar y notar como el aire chocaba en su cara. Pero salió de sus pensamientos al escuchar la voz grave del moreno, observando como abría la puerta y no salía pensó que seguramente quería que fuese delante y tan solo caminó a la puerta, esperándose unos pasos más adelante a que cerrase todo con llave para que lo condujese al coche ya que prefería no hacer nada raro por ahora. Tenía casi seguro que Kiku estaría pendiente de todos sus movimientos y prefería no volver a fallar de forma tan estrepitosa en su escapada así que sería mejor esperar un poco más, cuando estuviese más desprevenido.

Después de que estuviese todo listo le siguió por el jardín, frotándose un poco los brazos mientras andaba para que se le pasase el frío que comenzaba a sentir. Pero al estar dentro del coche se relajó un poco, ya que aunque no estuviese puesta la calefacción no había viento y era bastante más agradable que estar en la calle; sin duda alguna lo primero que haría al llegar al centro sería comprarse un par de abrigos para poder pasar el invierno, ya que no sabía si encontraría algo de su agrado en las tiendas. No tardaron mucho en llegar ya que no había tanto tráfico y además había mucho espacio para aparcar. Se bajó junto al mayor, caminando sin saber demasiado bien a donde se dirigían así que se dedicaba tan solo a caminar, pero se sorprendió al notar como algo se posaba sobre sus hombros, viendo que se trataba de la gabardina del otro tan solo agachó un poco la mirada, sonriendo con suavidad pero sin decir nada más, tan solo cogiendo esta para taparse un poco más del frío. Yao a pesar de su edad y después de lo que había pasado seguía siendo un tanto confiado cuando recibía aquel tipo de atenciones y cariños, siempre había sido una persona bastante cariñosa y era más por eso por lo que le costaba confiar en su dueño, aunque a primera vista no parecía alguien realmente malo aquella forma de trato que tenía con él era bastante peculiar y además tampoco es que le gustase el dolor...o al menos eso pensaba ya que la forma de reaccionar de su cuerpo parecía no estar del todo de acuerdo con él.

Afirmó un poco por lo de ir a comer, no era mala idea ya que aún tenía un poco de hambre y seguro que cuando acabasen las compras su apetito sería mayor.Le siguió hasta el local, quedándose un poco asombrado al ver de lo que se trataba, en realidad no esperaba que se hubiese fijado tanto es su vestuario como para llevarle a comprar ropa de ese estilo, pero en realidad le gustaba bastante la idea ya que aunque a veces había vestido ropa normal no le agradaba mucho eso, prefería su estilo de siempre, le hacía sentir mucho mejor y además le recordaba un poco a su casa, pero no es como si la echase de menos. Se movió un poco por su cuenta por fin, mirando tanto los trajes que ya estaban terminados como las telas expuestas con las que te podían crear lo que quisieras allí, tan solo tenías que esperar unos días para que estos pudiesen estar acabados, o al menos eso era lo normal. Miró al moreno un momento, iba a preguntarle algo pero luego pareció pensarlo un poco, se fue hacia donde estaban las escaleras para poder subir y comprobar que era lo que había por allí arriba. La encargada de la tienda pareció notar esto y le siguió para ver si podía ayudarle en algo.
-¿Puedo ayudarle en algo?- preguntó la chica con amabilidad, a lo que Yao se sobresaltó un poco ya que no lo esperaba, cogiendo un poco más la gabardina sobre sus hombros. -Solo miraba....aún no se que comprar-aru- dijo mostrándole una suave sonrisa, bajando las escaleras de nuevo para acercarse a Kiku.

Él mismo iba a encargarse de elegir su ropa, pero no sabía cuanto tenía planeado gastar en su ropa y no es como si las telas que se usaban para los trajes estilo oriental fuesen muy baratas. Durante un momento permaneció mirándole a los ojos, para al final formular aquella pregunta que antes había querido hacer. -¿Podrías ayudarme? no quiero perder demasiado tiempo pero tampoco me has dicho cuanto piensas gastar-aru- su voz aunque firme sonó un poco más suavizada que antes ya que además de que ese momento era un poco extraño no quería ir derrochando el dinero del otro como si tal cosa, a fin de cuentas siempre había sido ahorrador y no le gustaba el que le comprasen o invitasen a demasiadas cosas y eso no iba a ser distinto con el otro. Tal vez fuese su impresión pero le pareció que estaba un poco perdido, por decirlo de algún modo, en ese lugar, parecía como si quisiera ayudar pero a la vez él mismo se reprimiese para no estar encima suyo todo el día. Tal vez fue eso lo que le hizo suavizar su voz además de preguntar antes de comprar nada o hacer alguna clase de encargo.
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Mensaje por Invitado Mar Ago 16, 2011 6:38 am

Definitivamente estaba perdido. No admitiría nunca en voz alta que no sabía como tratar a un niño -a sus ojos, Yao seguía siéndolo a pesar de como lo había tratado- después de haberse encargado de interrogar y manipular a gente mucho mas peligrosa y complicada a lo largo de su carrera. Pero de aquello hacía ya años. Ahora era un ciudadano de a pié, con un pet a su cargo, un adolescente con sus necesidades y al que no había pensado hacerle mas que entrenarlo y adiestrarlo para que pudiese serle de alguna ayuda en sus actuales hobbys. En mente tenía que sería como un “algo” con el que probaría las cosas con las que luego sometería a sus clientes.
Obviamente, estaba equivocado.

Yao, lejos de ser una mascota, era una persona. No podía pretender ponerle un collar -que ya se lo había puesto, pero aquello carecía de relevancia ahora...- y dejarlo atado en su jardín hasta que se acordase de darle de comer. Tenía su habitación, y tendría su espacio en la casa; así como muchas necesidades que cubrir. Todo aquello hacía parecer que había sido padre de repente.
Bajó la mirada, encontrándose con los expresivos ojos de Yao. Se había perdido en sus pensamientos.

-No te preocupes por el dinero. Necesitas bastante ropa para poder moverte, así que llenaremos tu fondo de armario con cosas que te sirvan sea la estación que sea -carraspeó, dando un par de pasos al frente hasta toparse con el encargado, que sonrió con entusiasmo ante el porte distinguido del hombre que, al parecer, se gastaría aquel día lo suyo en vestir a su compañía.

-Si ese es el caso permítame recomendarle los trajes de invierno que nos llegaron para la temporada que viene -estiró el brazo, invitando a que le siguiesen-. Por este lado podrá encontrar una gran variedad de vestidos de una o dos piezas, de manga corta, larga o sin ellas. Por este otro las telas son mucho mas gruesas, reforzadas con lana. ¿Algún estampado en particular, jovencito? -miró a Yao, inclinándose un poco hacia él- Puedes elegir el color que mas te guste; e incluso aceptamos pedidos para confeccionar.

Tetsuyuki bajó la mirada hacia la pantera, como si vaticinase que iba a mirarle para preguntarle de manera muda cuales de todas las opciones debería elegir. Con las cejas fruncidas, ya por mera costumbre, volvió a encararse con el vendedor.

-Necesitará dos o tres piezas de ropa para cada estación. Pantalones y botas de montaña -recalcó también aquello último. Las necesitarían para hacer el ejercicio que había planeado ayer noche antes de que Yao se escapase. El dependiente se irguió y tomó a la joven pantera del hombro.

-Entonces ven por aquí, pequeño. Te enseñaré una larga gama de nuestras mejores ropas para que elijas las que gustes.

Kiku miró la hora, y luego hacia la salida de la tienda. Si mal no recordaba había un asunto que le traía de cabeza aquella mañana tras la conversación con el italiano unas horas antes. Estaba en cierta forma preocupado por él, y el que fuera a ayudarle era tan inminente y predecible que no se conocía. De fondo escuchaba al dependiente hablar, pero ya no prestaba la debida atención a la conversación.

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Mensaje por Wang Yao Miér Nov 16, 2011 3:55 am

La verdad es que la respuesta del mayor no era lo que esperaba, aunque tampoco le desagradó del todo. El hecho de que le dijese que compraría ropa para cualquier estación le hacía pensar que tal vez si se preocupaba un poco por él a fin de cuentas, aunque en fin, tampoco era como si tuviese que agradecérselo o algo, era una situación un tanto extraña aún y no sabía del todo de que manera comportarse. Aunque bien era cierto que aún quería escapar de aquella casa tampoco quería ir dando el espectáculo, así que por el momento permanecería allí para poder llevarse las prendas, tal vez más adelante se le ocurriesen más vías de escape.

Ante la pregunta del vendedor permaneció un momento en silencio, mirando de reojo a Koryusai ya que no estaba demasiado seguro si debía responder a esa pregunta o el otro buscaba algo más sencillo y en menos cantidad para comprar. Tal parecía que no iba a dejarle salir mucho de casa, aun cuando llevaba aquel detestable collar que siempre le indicaba su localización. Tenía que encontrar el modo de deshacerse de aquel trasto, ya no solo porque eso no le permitiese largarse, si no que además también invadía su privacidad. Seguramente no podría moverse con total libertad por la casa si el otro siempre le estaba vigilando y sabía donde encontrarle en cada ocasión.

Al escuchar lo de los pantalones y botas de montaña frunció un poco el ceño extrañado. ¿Iba a salir de casa? y según parecía a la montaña, aunque desconociese lo que tenía el otro en mente estaba casi seguro de que no iba a ser nada que le agradase, por lo que se mostró un poco receloso ante aquello. Acompañando al dependiente cuando le guiaba hacia la sección en la que las prendas ya estaban confeccionadas. La verdad es que no le importaba mucho lo que elegir, ahora mismo no estaba preocupado por ello, prefería saber que era lo que se traía entre manos el otro pretendiendo llevarle a la montaña.

Mientras miraba por encima las prendas que le iba mostrando miraba de reojo al otro, comprobando como miraba más hacia la puerta de salida que hacia donde ellos estaban. ¿Habría quedado con alguien en encontrarse por allí o tal vez se debía a cualquier otro asunto relacionado con el trabajo? no sabía a que se dedicaba, pero seguramente tampoco le gustaría saberlo, al menos no por el momento, así que de nuevo miró las prendas que le mostraban, escogiendo algunas de ellas sin mucho interés pero teniendo en cuenta su textura dependiendo de la estación para la que había sido creada cada una. Cuando terminó de escoger su ropa el dependiente le llevó hacia la zona donde estaban los zapatos, enseñándole diversos tipos de botas de montaña los cuales miró todos con un poco más de detenimiento. Realmente nunca había usado botas de montaña así que estaba un poco perdido en este aspecto por lo que se dejó aconsejar por el dependiente y escogió las que parecían más cómodas y sencillas, al igual que un par de pantalones que terminó llevándose.

Cuando ya todo eso estuvo escogido se acercó de nuevo al moreno, un poco silencioso. Una vez que le miró el otro le indicó que ya había escogido todo lo que necesitaba o creía poder necesitar, así que ahora solo faltaba pagarlo. Se preguntaba si irían a algún otro lugar a comprar más cosas que pudiesen ser necesarias o simplemente ya con esa compra iría de nuevo a casa. Quería preguntarle sobre lo de la montaña, pero no estaba seguro de si debía de hacerlo. Bueno al menos no en aquella tienda, pero cuando estuviesen de nuevo en la casa tal vez pudiese hacerlo, desde ahora era su casa también así que suponía que debía de tener algún derecho.
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