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Dylan Lovells.
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Dylan Lovells.
••Nombre: Dylan.
••Apellido: Lovells.
••Apodo: You (su segundo nombre es Youriel, pero pocos saben esto).
••Edad: Veinte años.
••Sexo: Masculino.
••Empleo: Estudiante.
••Orientación sexual: Homosexual – Uke.
••Descripción psicológica: Describir al rubio psicológicamente es algo que a la mayoría de personas suele decepcionar o confundir, según sea el caso, sin embargo, es sólo porque casi nadie sabe comprender su liberal forma de pensar y actuar.
Para comenzar, Dylan es alguien insidioso, con un comportamiento tan atrevido que su vergüenza pareciera escasear. Orgulloso, egoísta, fatuo, de verbo afilado y muy extrovertido. Es, también, rebelde por naturaleza, ignora las reglas y se burla de ellas cuando tiene la oportunidad. Tampoco es que se la pase haciendo problemas, no, porque poco le importa la sociedad si es que ésta no tiene nada que ver con él. Relajado, caprichoso, engreído, sincero rozando lo cruel y notoriamente astuto para conseguir lo que quiere. Según la persona con quien trate podría ser convenido pues sabe aprovechar las oportunidades cuando las tiene enfrente, pero no materialista… a veces. Así como a veces del mismo modo llega a ser muy cabrón (?). Difícilmente podría enamorarse de otra persona ya que el interés puesto a estas es muy poco y lo pierde fácilmente una vez hubo obtenido lo quiso. Muy celoso y posesivo cuando quiere a alguien, fiel sólo en una relación seria y no, no le gusta el sentimentalismo, aunque quizá pueda descubrir que realmente no es tanto así. También podría decirse de él que es maduro, que tiene un lado calculador que se guarda para sí mismo y que piensa fríamente, es decir, para él el sexo no significa otra cosa que una simple relación física. Y aunque esto le haya causado diversos problemas, él parece ser inconciente de lo que pueda acarrear su comportamiento. Porfiado, mordaz, altanero, falaz si necesita serlo y para nada hipócrita; si le caes mal lo notarás al instante. Seducir es su mejor arte, lo cual lleva a pensar que sí, es un pervertido cuando quiere. Es apasionado únicamente cuando desea engatusar a alguien más o en la cama (excepto si se llega a enamorar), sin embargo, para reconocer sentimientos es algomuy lento. Como dato extra, si toma confianza su lado bueno, simpático y amigable podría sorprender.
••Descripción física: A simple vista, para quien lo observe por primera vez, Dylan es un chico de apariencia altamente engañosa. Puede verse, en ocasiones y gracias a su fisonomía, como alguien bastante frágil, débil o, siempre que esté durmiendo, inofensivo. Por supuesto, la verdad es que su físico oculta demasiado bien sujodida personalidad. Vamos, que las apariencias casi siempre engañan, y más si se trata de un chico como lo es él. Comenzando a describirlo se diría, antes que todo, que parece tener menos de veinte años gracias a su físico en general. Es de contextura delgada, con un cuerpo quizá muy poco varonil y más bien algo delicado o afeminado, cosa natural en él. Espalda angosta, cintura estrecha y una altura aproximada de 1.70 cm. Aunque claro, el corte de cabello aumenta un poco su talla.
Luce una cabellera rubia natural que puede verse mucho más clara según la luz y cuánta de ésta este recibiendo. Corte irregular, largo hasta el cuello y con mechas disparejas que le dan cierto toque de rebeldía. Mientras sus cabellos son lacios, suaves y tan sedosos que pareciera que se los cuida, pero no es así, sus ojos tienen un llamativo y para nada común ni artificial color rojizo. Quien le mire a los ojos, cosa que muy pocos osan a atreverse, chocará irremediablemente con una mirada de lo más despectiva, superior y, sobre todo, quizá demasiado expresiva. Para alguien como Dylan sólo una mirada es suficiente para dar a entender lo que quiere y piensa. No obstante, sería bueno recalcar que juega mucho con ella, es decir, muchas personalidades salen en su mirada cada que las necesita. Cuidado, así como su aspecto, su mirada es igual de engatusadora y mentirosa. Pestañas largas, abundantes y curveadas, y cejas finas e igualmente rubias que se pierden con el flequillo que las cubre. Posee una piel bastante blanca y nívea. Aunque es pálida, ciertas zonas en su cuerpo tienen convenientemente un ligero tono sonrosado. Sus manos son finas, los dedos delgados, la nariz perfilada y pequeña y luce suaves labios levemente carnosos. En la oreja izquierda lleva un pendiente de cruz invertida hecho de plata, objeto resaltante entre su ropa que es casi siempre algo ceñida. Ágil en los momentos de necesitarlo ser, ocioso y flojo la mayoría del tiempo y, aunque intente evitarlo, cierto leve acento extranjero se nota en sus palabras.
••Gustos y disgustos: Hablar sobre cada uno de sus gustos y disgustos sería como expandirse en un tema que, ciertamente, ni el mismo Dylan tiene claro. No obstante, hay algunos datos que se pueden afirmar ahora y, quizá, en el futuro. Un ejemplo de ellos son los piercings. Él no posee ninguno aparte del pendiente que lleva en la oreja pues le es suficiente con este, sin embargo, los piercings para él son como alguna clase de fetiche que no lo llega a ser del todo (?). Además de aquello, sus grandes vicios son el tabaco, la leche chocolatada (?), lo de sabor dulce y el sexo, pero si piensas que se acuesta con cualquiera te equivocas…o no tanto. Ama dormir como si su vida dependiera del sueño, gusta de lo nuevo e interesante, de salir de la rutina o conseguir nuevas experiencias, de obtener lo que resulta difícil de poseer y escaparse de las responsabilidades. Adora, también, la diversión, las noches o madrugadas, tomar baños constantemente y la comida rápida. Disfruta demasiado robando la atención, provocando o simplemente haciendo que otros satisfagan sus caprichos, es decir, siendo consentido. Cada que puede gusta de aprovecharse de otros, ya sea siendo mantenido o sólo disfrutando de un poco de entretenimiento. Pasando a los disgustos, estaría muy bien resaltar que ante todo odia los días demasiado calurosos, el aburrirse, la comida saludable (?), hacer esfuerzos físicos y que intenten indagar mucho en él sin haber dado la confianza para ello. Y no es que le disguste el alcohol o las bebidas, pero se embriaga muy fácil, lo que lo ha llevado a no aceptar innumerables veces un trago. Le disgusta sentirse incapaz, reducido o dominado por alguien, además de despreciar profundamente recibir mentiras de las personas en las que confía… o confió. No le gusta ir a clases, como a cualquiera (?), pero tampoco dejar de lado sus notas. Sí, suele asistir a sus clases muy rara vez, sin embargo, las notas que tiene le son suficientes para darse dicho lujo. ¡Ah! Y, por su orgullo, que le comparen con una fémina no es del todo de su agrado. A causa de esto tampoco le gusta relacionarse mucho con las mujeres. No es que, tampoco, se la pase evitándolas, pero siempre prefiere mantener sus distancias a ellas así como mantendrá las mismas distancias con los que no conoce del todo. No será para sorprenderse que cambie de parecer en sus gustos y disgustos pues ya lo ha hecho anteriormente. Es muy inestable en este tema, y cada punto depende mucho de la situación o de su humor.
••Historia: Dylan es el primer y único hijo de una pareja de esposos que, a diferencia de muchas otras familias, tuvieron un matrimonio arreglado. Lógicamente no irían a acostarse ni a tener un bebé sin amarse, por lo tanto, deducir que Dylan fue adoptado sería tan acertado como inferir que sus padres no se llevaban para nada bien. Lo rescatable en la familia, si así se le puede llamar a aquella fría convivencia, fue que el menor tuvo todo lo que necesitó a su momento, y es que en la casa tanto como en las cuentas bancarias el dinero sobró hasta para regalar. Creció rodeado de cuanto sirviente exigió a su disposición, de las comodidades más lujosas, de una envidiable educación que culminó a pronta edad gracias al profesionalismo de sus tutores privados y de muchas otras cosas, a excepción de la calidez de un hogar. Pero una vez acostumbrado a ello ya nada, ni las peleas ni los gritos, podía afectarle. El divorcio sucedió cuando la pareja, sin poder soportarse más, lo acordó en beneficio de su respectivo dinero. También de divorciarse al fin podrían rehacer sus vidas nuevamente, formando otras familias por separado y disfrutando de lo que sería estar libres el uno del otro, y de todo el pasado. Para ese entonces Dylan tenía ya dieciséis años, siendo ahora perfectamente conciente de que sería mucho mejor vivir lejos de sus padres. Por eso, ahorrándoles trabajo, pidió mudarse solo a cualquier otro país lejos de Francia.
Sus padres se negaron. No lo aceptaron por el sencillo hecho de que, por lo firmado en el papel de adopción, de suceder así Dylan regresaría al centro de adopciones, hecho que daría de qué hablar a los conocidos de la familia y a los conocidos de ellos mismos. Así que, sólo por deshacerse del rubio un tiempo, lo pusieron bajo el cuidado de un joven novelista amigo de la familia que, a la edad de veinticinco años, estaba comprometido con una muchacha residente en Japón, Tokio, y se mudaría ahí en nada para quedarse un par de años, casarse con ella después y finalmente establecerse ambos en una casa propia. A él no le pareció molestia cuidar del chico mientras todavía no se casase, además, los padres de Dylan habían asegurado hacerse responsables de los gastos desde lejos y pagarle a él lo que le correspondiera. No era una mala oferta porque, según lo que la ex pareja dijo, antes de la boda el rubio regresaría a Francia para hacer pasar el viaje como un simple paseo y ahí ya se vería qué podían hacer con él. Dylan pareció encantado con la noticia, por cierto.
Afirmar que se acostumbró rápido al estilo de vida en Japón no sería exagerar, la convivencia con el novelista era perfecta y, para qué negarlo, estaba muy bien lejos de sus padres. Sin embargo, la relación entre el novelista y el rubio se hacía cada vez más estrecha, lo que originó que el matrimonio se cancelara unos meses antes de la fecha para el casamiento. Sí, el rubio terminó seduciendo al otro, o el otro a él, pero todo acabó cuando para la sorpresa de ambos la muchacha declaró esperar un bebé del novelista. Por más que éste no le creyó, Dylan sí lo hizo, y fue por esa razón que el mayor se vio obligado a asumir la paternidad del niño que se suponía tendría, obedeciendo así a la insistencia del rubio para que se fuese con ella. Desde ahí no se supo más de él o, mejor dicho, Dylan no quiso saber más. No obstante, afortunadamente en aquél tiempo había cumplido ya los dieciocho, con lo que habilidosamente persuadiéndolos convenció a sus padres para quedarse en Japón, Tokio (donde se instaló desde un principio). Actualmente vive en un departamento, estudia para heredar de sus padres lo que le corresponde como primer y único hijo y recibe de éstos una buena cantidad de dinero mensualmente para su manutención. Negar que lleva una vida algo relajada y libertina sería mentir, pero esto es a lo que se acostumbró al empezar a vivir solo y tener todo fácil, después de todo.
••Imagen del personaje:
••Extras:
• Además de su lengua original (francés), habla muy bien diversos idiomas diferentes.
• La cruz invertida que lleva como pendiente en el lóbulo de la oreja no se la quita nunca, y es que fue un obsequio de cumpleaños que le dio aquél novelista.
• Tiene cierta manía de jugar con su cabello y con el pendiente en su oreja, además, se muerde el labio inferior inconcientemente, en ocasiones con algo de fuerza.
••Nombre de la serie/manga/videojuego al que pertenece: Original de Deviantart (imagen editada).
••Nombre real del personaje: ---.
••Apellido: Lovells.
••Apodo: You (su segundo nombre es Youriel, pero pocos saben esto).
••Edad: Veinte años.
••Sexo: Masculino.
••Empleo: Estudiante.
••Orientación sexual: Homosexual – Uke.
••Descripción psicológica: Describir al rubio psicológicamente es algo que a la mayoría de personas suele decepcionar o confundir, según sea el caso, sin embargo, es sólo porque casi nadie sabe comprender su liberal forma de pensar y actuar.
Para comenzar, Dylan es alguien insidioso, con un comportamiento tan atrevido que su vergüenza pareciera escasear. Orgulloso, egoísta, fatuo, de verbo afilado y muy extrovertido. Es, también, rebelde por naturaleza, ignora las reglas y se burla de ellas cuando tiene la oportunidad. Tampoco es que se la pase haciendo problemas, no, porque poco le importa la sociedad si es que ésta no tiene nada que ver con él. Relajado, caprichoso, engreído, sincero rozando lo cruel y notoriamente astuto para conseguir lo que quiere. Según la persona con quien trate podría ser convenido pues sabe aprovechar las oportunidades cuando las tiene enfrente, pero no materialista… a veces. Así como a veces del mismo modo llega a ser muy cabrón (?). Difícilmente podría enamorarse de otra persona ya que el interés puesto a estas es muy poco y lo pierde fácilmente una vez hubo obtenido lo quiso. Muy celoso y posesivo cuando quiere a alguien, fiel sólo en una relación seria y no, no le gusta el sentimentalismo, aunque quizá pueda descubrir que realmente no es tanto así. También podría decirse de él que es maduro, que tiene un lado calculador que se guarda para sí mismo y que piensa fríamente, es decir, para él el sexo no significa otra cosa que una simple relación física. Y aunque esto le haya causado diversos problemas, él parece ser inconciente de lo que pueda acarrear su comportamiento. Porfiado, mordaz, altanero, falaz si necesita serlo y para nada hipócrita; si le caes mal lo notarás al instante. Seducir es su mejor arte, lo cual lleva a pensar que sí, es un pervertido cuando quiere. Es apasionado únicamente cuando desea engatusar a alguien más o en la cama (excepto si se llega a enamorar), sin embargo, para reconocer sentimientos es algo
••Descripción física: A simple vista, para quien lo observe por primera vez, Dylan es un chico de apariencia altamente engañosa. Puede verse, en ocasiones y gracias a su fisonomía, como alguien bastante frágil, débil o, siempre que esté durmiendo, inofensivo. Por supuesto, la verdad es que su físico oculta demasiado bien su
Luce una cabellera rubia natural que puede verse mucho más clara según la luz y cuánta de ésta este recibiendo. Corte irregular, largo hasta el cuello y con mechas disparejas que le dan cierto toque de rebeldía. Mientras sus cabellos son lacios, suaves y tan sedosos que pareciera que se los cuida, pero no es así, sus ojos tienen un llamativo y para nada común ni artificial color rojizo. Quien le mire a los ojos, cosa que muy pocos osan a atreverse, chocará irremediablemente con una mirada de lo más despectiva, superior y, sobre todo, quizá demasiado expresiva. Para alguien como Dylan sólo una mirada es suficiente para dar a entender lo que quiere y piensa. No obstante, sería bueno recalcar que juega mucho con ella, es decir, muchas personalidades salen en su mirada cada que las necesita. Cuidado, así como su aspecto, su mirada es igual de engatusadora y mentirosa. Pestañas largas, abundantes y curveadas, y cejas finas e igualmente rubias que se pierden con el flequillo que las cubre. Posee una piel bastante blanca y nívea. Aunque es pálida, ciertas zonas en su cuerpo tienen convenientemente un ligero tono sonrosado. Sus manos son finas, los dedos delgados, la nariz perfilada y pequeña y luce suaves labios levemente carnosos. En la oreja izquierda lleva un pendiente de cruz invertida hecho de plata, objeto resaltante entre su ropa que es casi siempre algo ceñida. Ágil en los momentos de necesitarlo ser, ocioso y flojo la mayoría del tiempo y, aunque intente evitarlo, cierto leve acento extranjero se nota en sus palabras.
••Gustos y disgustos: Hablar sobre cada uno de sus gustos y disgustos sería como expandirse en un tema que, ciertamente, ni el mismo Dylan tiene claro. No obstante, hay algunos datos que se pueden afirmar ahora y, quizá, en el futuro. Un ejemplo de ellos son los piercings. Él no posee ninguno aparte del pendiente que lleva en la oreja pues le es suficiente con este, sin embargo, los piercings para él son como alguna clase de fetiche que no lo llega a ser del todo (?). Además de aquello, sus grandes vicios son el tabaco, la leche chocolatada (?), lo de sabor dulce y el sexo, pero si piensas que se acuesta con cualquiera te equivocas
••Historia: Dylan es el primer y único hijo de una pareja de esposos que, a diferencia de muchas otras familias, tuvieron un matrimonio arreglado. Lógicamente no irían a acostarse ni a tener un bebé sin amarse, por lo tanto, deducir que Dylan fue adoptado sería tan acertado como inferir que sus padres no se llevaban para nada bien. Lo rescatable en la familia, si así se le puede llamar a aquella fría convivencia, fue que el menor tuvo todo lo que necesitó a su momento, y es que en la casa tanto como en las cuentas bancarias el dinero sobró hasta para regalar. Creció rodeado de cuanto sirviente exigió a su disposición, de las comodidades más lujosas, de una envidiable educación que culminó a pronta edad gracias al profesionalismo de sus tutores privados y de muchas otras cosas, a excepción de la calidez de un hogar. Pero una vez acostumbrado a ello ya nada, ni las peleas ni los gritos, podía afectarle. El divorcio sucedió cuando la pareja, sin poder soportarse más, lo acordó en beneficio de su respectivo dinero. También de divorciarse al fin podrían rehacer sus vidas nuevamente, formando otras familias por separado y disfrutando de lo que sería estar libres el uno del otro, y de todo el pasado. Para ese entonces Dylan tenía ya dieciséis años, siendo ahora perfectamente conciente de que sería mucho mejor vivir lejos de sus padres. Por eso, ahorrándoles trabajo, pidió mudarse solo a cualquier otro país lejos de Francia.
Sus padres se negaron. No lo aceptaron por el sencillo hecho de que, por lo firmado en el papel de adopción, de suceder así Dylan regresaría al centro de adopciones, hecho que daría de qué hablar a los conocidos de la familia y a los conocidos de ellos mismos. Así que, sólo por deshacerse del rubio un tiempo, lo pusieron bajo el cuidado de un joven novelista amigo de la familia que, a la edad de veinticinco años, estaba comprometido con una muchacha residente en Japón, Tokio, y se mudaría ahí en nada para quedarse un par de años, casarse con ella después y finalmente establecerse ambos en una casa propia. A él no le pareció molestia cuidar del chico mientras todavía no se casase, además, los padres de Dylan habían asegurado hacerse responsables de los gastos desde lejos y pagarle a él lo que le correspondiera. No era una mala oferta porque, según lo que la ex pareja dijo, antes de la boda el rubio regresaría a Francia para hacer pasar el viaje como un simple paseo y ahí ya se vería qué podían hacer con él. Dylan pareció encantado con la noticia, por cierto.
Afirmar que se acostumbró rápido al estilo de vida en Japón no sería exagerar, la convivencia con el novelista era perfecta y, para qué negarlo, estaba muy bien lejos de sus padres. Sin embargo, la relación entre el novelista y el rubio se hacía cada vez más estrecha, lo que originó que el matrimonio se cancelara unos meses antes de la fecha para el casamiento. Sí, el rubio terminó seduciendo al otro, o el otro a él, pero todo acabó cuando para la sorpresa de ambos la muchacha declaró esperar un bebé del novelista. Por más que éste no le creyó, Dylan sí lo hizo, y fue por esa razón que el mayor se vio obligado a asumir la paternidad del niño que se suponía tendría, obedeciendo así a la insistencia del rubio para que se fuese con ella. Desde ahí no se supo más de él o, mejor dicho, Dylan no quiso saber más. No obstante, afortunadamente en aquél tiempo había cumplido ya los dieciocho, con lo que habilidosamente persuadiéndolos convenció a sus padres para quedarse en Japón, Tokio (donde se instaló desde un principio). Actualmente vive en un departamento, estudia para heredar de sus padres lo que le corresponde como primer y único hijo y recibe de éstos una buena cantidad de dinero mensualmente para su manutención. Negar que lleva una vida algo relajada y libertina sería mentir, pero esto es a lo que se acostumbró al empezar a vivir solo y tener todo fácil, después de todo.
••Imagen del personaje:
- Spoiler:
••Extras:
• Además de su lengua original (francés), habla muy bien diversos idiomas diferentes.
• La cruz invertida que lleva como pendiente en el lóbulo de la oreja no se la quita nunca, y es que fue un obsequio de cumpleaños que le dio aquél novelista.
• Tiene cierta manía de jugar con su cabello y con el pendiente en su oreja, además, se muerde el labio inferior inconcientemente, en ocasiones con algo de fuerza.
••Nombre de la serie/manga/videojuego al que pertenece: Original de Deviantart (imagen editada).
••Nombre real del personaje: ---.
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