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Mansión Nagano...

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Mansión Nagano... Empty Mansión Nagano...

Mensaje por Invitado Miér Abr 13, 2011 12:18 am

[[CAPITULO 1: La mansión Nagano]]
<<---------------------------------------------->>

La mansión, el exterior y el interior de la misma (No le hagas caso a la bandera de EUA xDD) :

Mansión Nagano... 2225347821_75f44fcdd8_o

Mansión Nagano... Spelling+mansion+interior+grand+staircase
>>-------------------------------------------------------------------------------------<<

Al concluir el recorrido que duro por lo menos una hora, llegaron a la mansión, Yunuen bajo tranquilamente para pagarle al conductor por sus servicios y se acerco para abrirle la puerta a Akira y que así bajase también del vehiculo, quiso tomarla de la mano nuevamente, le agradaba aquella sensación calida que producia el tocar a la joven peli naranja.

Le sonrió con suavidad para luego caminar junto a ella a la entrada de la mansión.

- Este sera tu nuevo hogar, espero que te guste...-

Después de decirle aquello a Akira tranquilamente, tocó a la puerta de madera tallada de la mansión imponente, así que dos jovencitas de la servidumbre fueron a atender el llamdo abriendo las puertas y saludando a Yunuen con una alegre sonrisa, por lo tanto quiso pasar con Akira sin soltarla de su mano, le agradaba mucho tomarle de su mano, sentía cierta seguridad de ese modo.

La mansión por dentro era hermosa, su estilo era Victoriano, había cuadros en las paredes que representaban la imagen de sus parientes, ya fuesen abuelos, tatara abuelos, y una que resaltaba en la pared que daba hacía la entrada de la mansión antes de subir las escaleras, estaba en esa pintura los padres de Yunuen y ella cuando era una niña, se notaba una tremenda diferencia entre ella y sus padres, ellos siendo japoneses de pies a cabeza y ella sin ningun razgo físico de estos, se había enterado por parte de su tía que era adoptada y no se había molestado, si no, todo lo contrario, había agradecido el que aquellas personas le hubiesen dado un lugar donde vivir sabiendo que no había lazos de sangre de por medio.

Yunuen era feliz con su vida actual, y a pesar de haber sido la heredera de una fortuna inimaginable por parte de sus padres a pesar de no ser su descendencia directa, no era orgullosa ni arrogante como muchas jovenes millonarias de la alta clase con las que en ocasiones llegaba a convivir, ella trataba con respeto a la servidumbre y a todos los que colaboraban para mantener aquella hermosa mansión de dos pisos impecable, en la parte de arriba estaban situadas las habitaciones y en la de abajo, la sala y la chimnea, al igual que la inmensa cocina y un jardín enorme en la parte de atrás que contenia una piscina, todo lo que una mansión pudiese tener y tal vez mucho más de lo que se podía apreciar a simple vista, en verdad la mansión de la familia Nagano era una obra de arte por donde fuese que se le mirase, desde su estructura arquitectonica hasta los muebles e incluso las pinturas hechas al óleo.

Por lo tanto Yunuen haría hasta lo imposible por que Akira fuese feliz viviendo con ella en ese inmenso hogar que de ahora en adelante seria de las dos basicamente, ya que la tía de Yunuen casi nunca estaba en la mansión.

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Mensaje por Invitado Miér Abr 27, 2011 8:49 pm

Akira nunca había estado en el interior de un vehículo así, ni mucho menos en aquel barrio tan lujoso. Sin dejar que se notara mucho (no era una chica de expresiones exageradas) miraba sorprendida los enormes muros, las magníficas construcciones y los colores claros con los que acostumbraban cubrir los ricos sus viviendas. ¿Ese sería su mundo a partir de ahora? Representaba un cambio radical a su vida pasada.
Después de un trecho largo, alcanzaron una bellísima construcción blanca. Yunuen la ayudó a bajar, sujetándola de la mano. Aquella cálido apretón le dió ánimos, mientras estuviera con la albina, nada parecía demasiado. ¿Qué otras sorpresas podrían esperarle tras la puerta?
Le sonrió a Yunuen a manera de respuesta. Su ama se preocupaba demasiado, aún no parecía entender que cualquier cosa era mejor que la pocilga en la acostumbraba vivir.
Dos chicas atendieron a la puerta y saludaron con efusión. Akira no supo bien cómo reaccionar. En toda regla, ella estaba incluso un peldaño por debajo de ellas en la escala social. A ellas probablemente les pagaran por su servicios, ella por otro lado era un esclava. Yunuen la haló al interior de la vivienda, sin darle tiempo a sopesar más nada de aquella extraña situación de castas y niveles.
El interior de la masión relucía de limpio y estaba decorado con un excelente gusto. Ni siquiera leyendo novelas Akira se había imaginado un salón como aquel, con pinturas y fotografías de todos los parientes de su ama colgados en las paredes. Y en un pedestal de honor, antes de subir las escaleras, una pintura con un trío de personajes todos con una sonrisa. Akira reconoció a su ama de inmediato. Aquellos ojos, magníficamente representados por el artista en brillo, forma y tamaño no podían pertenecer a nadie más. Las otras dos personas adultas que tenía a los lados le resultaban dificil de identificar. No tenían ningún parecido con la niña ¿Realmente serían sus padres?

-Yunuen...-
preguntó algo indecisa, pero nunca con timidez -Estos... ¿Quienes son?-

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Mensaje por Invitado Miér Abr 27, 2011 9:24 pm

Mientras le mostraba el lugar a Akira, y las diversas pinturas que había en las paredes, podía notar lo sorprendida que estaba la joven peli naranja, a Yunuen le encantaba ese tipo de expresión, era igual a como los pequeños de su clase se sorprendian por cositas que eran comunes para ella, así que solo le sonrió de manera suave.

Quisó avanzar para mostrarle lo ´demás de la mansión sin embargo al oir su pregunta volvió donde ella sin borrar su sonrisa amable en ningún momento.

- Aah!...esa pintura...son mis padres y yo...jajaja! se que no me paresco a ellos, es que soy adoptada...me dijeron que yo nací en Africa y que mi adopción fue justo cuando ellos fueron de luna de miel ahí, no podían concebir un bebé así que yo fui su segunda opción para poder tener un bebé aunque no tuviese lazos de sangre...también me dijeron que soy una niña albina, por que caresco del color que caracteriza a un africano y solo le sucede a uno en un millón...por lo tanto soy un caso especial, creo...-

Mientras le explicaba aquello volvia su mirada donde Akira bastante amable y serena, no tenía porque sentirse mal ni mucho menos si aquellas personas le habían dado un lugar donde vivir y la habían críado como si fuese su hija biologica, por lo tanto ella siempre los llamo como 'padres' no padrastros ni mucho menos, ella había querido mucho a sus padres adoptivos aunque tal vez su tía no pensara lo mismo de ella, la seguia viendo como una mera obrera solo por sus raices Africanas, aunque su color fuese diferente del de toda persona de raza negra.

Pero Yunuen solo le sonreia a su tía y le hacía reverencias para hacerle ver que a pesar de todo la respetaba porque era hermana de su madre, aquella japonesa que lo dio todo por Yunuen y que se merecio el titulo de madre en vez de madrastra.

- hum...¿que tal te parece la mansión? ¿te gusta?...-

Quiso preguntarle aquello para romper el silencio temporal que se había hecho, mientras le sonreia tranquilamente, tal vez Yunuen estuviese más emocionada que Akira, por tener a esta en su casa y cuidarla como se lo merece.

- Si quieres podemos ir a mi habitación para que te des un rico baño y después te sigo mostrando lo demás sirve que así te vas familiarizando con el lugar poco a poco...-

Le comento aquello por si quería descanzar un poco del largo viaje desde el mercado negro hasta la mansión, seguro y Akira estaria algo cansada por el largo camino ó bueno eso había pensado Yunuen, era por eso que había hecho aquella sugerencia.

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Mensaje por Invitado Vie Abr 29, 2011 8:25 pm

-Tus padres...- remató Akira por lo bajo sin dejar de ver la pintura. Su experiencia de contacto humano era limitadísima y la mayoría no era agradable. Sin embargo ahí estaban dos enormes ejemplos que le abrían el panorama a un mundo que no siempre era hostil con lo "distinto". Por un lado estaban los padres adoptivos de su nueva ama, que le habían tenido un cariño inconmensurable a una completa y muy distinta desconocida. Luego estaba Yunuen, que también había tenido un enorme gesto de cariño para con ella... claro que su nueva ama no sabía todavía que ella era "distinta" y que aquel detalle en particular, lejos de hacerla especial a la vista de nadie, le había valido muchos rechazos. ¿Había entonces distintos "distintos" o se estaba llenando la cabeza de ideas sin sentido?

La albina la sacó del mar de pensamientos confusos con una pregunta muy fácil de responder.
-Lo siento, me he olvidado mis modales.- dijo preocupada -¡Está preciosa! ¡jamás había visto algo así!- comentó refiriendose a la casa.
Akira no quería parecer desagradecida, pero eran simplemente demasiadas emociones y demasiadas cosas nuevas para asimilar a esa velocidad.No acababa de comprender la magnitud del cambio que su vida iba a experimentar.

Yunuen la invitó a darse un baño. En verdad lo necesitaba, no habìa podido siquiera remojarse el cabello por poco más de seis meses, desde que la llevaran al mercado negro.
-Muchas gracias Yunuen-san ¡Me encantaría!- le comentó con una sonrisa en los labios. La verdad no estaba cansada para nada, era simplemente que las sorpresas se habían acumulado una tras otra, y parecían no tener fin.


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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 07, 2011 11:53 am

Volvió su mirada azul cielo donde Akira ya que se había distraido un poco en otras cuestiones que aun rondaban su mente, una de ellas era la posibilidad de que su tía le desagradara tener como 'visita' permanente a Akira, pero Yunuen la convenceria, al menos sabía que era buena para cambiar en ocasiones la mentalidad de la gente hacía otras personas ó hacia lo que considerarán diferente.

Le sonrió con suavidad para luego mostrarle el camino a su habitación en donde se ducharia y descansaria.

- Ven vamos Akira-san, quiero mostrarte mi habitación y el baño en donde puedes tomar una refrescante ducha...-

Le comentó aquello bastante amigable para luego tomarle la mano nuevamente de forma tranquila y caminar con ella rumbo a la habitación subiendo las escaleras.

Después de un rato de subir las escaleras, llegaron, así que Yunuen abrió su habitación con su respectiva llave y le sedio el paso a Akira para que conociera el lugar, era de un estilo antiguo pero hermoso a su vez, tan propio de una mansión estilo victoriano, aunque el baño estaba realmente moderno.

Por lo tanto cuando su compañera paso a la habitación, ella cerro la puerta con cuidado tras de si para mostrarle el cuarto de baño, se acerco y le abrio la puerta para que lo viera y por igual lo conociera.

- Bueno este es el baño, espero te guste y sea placida tu ducha, tiene una tina y es muy muy amplio como puedes ver...cualquier cosa no dudes en llamarme ¿si?, mientras yo estare aqui en la habitación cambiandome de ropa, es que quiero algo más comodó jaja...-

Comento aquello bastante amigable mientras le mostraba el baño a Akira, para después retirarse a la habitación, y abrir su closet par sacar un pantalón y una blusa blanca de manga larga, al igual que un sosten, se quería cambiar porque sentía que su vestido le llegaba a picar un poco, como algunas partes de este eran de lana dura, entonces era un poco incomodo.

Había dejado la puerta del baño abierta por si Akira deseaba algo más, y comenzó a cambiarse cerca de su cama, no le importaba mucho que Akira la viese quitandose el vestido ya que Yunuen creia que Akira y ella eran iguales, ya que ambas eran mujeres, ¿que podían tener de diferente?.

Cuando termino de retirarse su vestido solo quedo en pantaletas y su largo cabello blanco llegaba a cubrir parte de sus senos expuestos, mientras sacaba más ropa para probarse primero algunos conjuntos y luego elegir uno en especifico, así era ella cada que se queria poner algo diferente, siempre se probaba todo y elegía lo que más le gustara, sin importar que todo ese tiempo estuviese en paños menores dentro de su habitación.

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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 07, 2011 11:53 pm

Akira ascendía por los peldaños mirando a todos lados. Las columnas, el decorado, los tapices; todo parecía sacado de un cuento de hadas. Sus ojos vagaban, pasando rápidamente del techo a una pared, a la pared contraria y a Yunuen, que tenía un encanto extraño. Pertenecía a aquella casa, pero al mismo tiempo resaltaba un poco, como si a pesar de embonar con facilidad, la pieza se notara extraña una vez rodeada del resto del diseño. ¿Cómo era que aquella muchacha tan frágil y aparentemente sencilla había sobrevivido a las corruptelas de su posición social? Yunuen rompía todos los moldes y aquello la hacía aún más especial.
Le agradó que buscara su mano con tanta insistencia. La suavidad de su piel y el calor de su tacto le daban a ese gesto un significado completamente distinto al que hasta ahora había tenido para ella. Yunuen no la tomaba y la arrastraba, sino que la invitaba a tomar parte.
Tomadas así de la mano alcanzaron la planta alta de la casa, que no tenía nada que envidiarle al piso inferior, era igual de bello. Después de un rápido recorrido, Akira entró en la habitación de su ama, quien amablemente le cedía el paso. El estilo victoriano cuadraba definitivamente con la albina, los detalles de las decoraciones remataban ese aspecto que Akira no había experimentado nunca más que descrito en las páginas de los libros que tan ávidamente leía.
Yunuen le mostró entonces el cuarto de baño, tan extenso como una pequeña pista de baile. La decoración modernista contrastaba con el estilo más conservador y un gran espejo daba la bienvenida a los visitantes.
Yunuen seguía hablando, tratando de hacer que se sintiera cómoda, como en casa. Akira, en un gesto muy extraño en ella, buscó su mano con delicadeza y la miró a los ojos antes de que pudiera salir del baño para que ella se duchara.
-Yunuen…- comenzó en voz baja pero manteniendo en todo momento el contacto visual-…muchas gracias. No tienes idea lo que significa para mí- La esclava pasó los brazos encima de su ama y la estrechó contra su pecho en un abrazo de verdadero cariño. No sabía por qué lo hacía, simplemente sentía la necesidad de hacerlo. Cuando se separaron Akira llevaba en el rostro una amplia y franca sonrisa.
-Será un placer meterme a la ducha después de tanto tiempo.- le dijo a modo de broma mientras soltaba su mano para que pudiera salir.

Yunuen se retiró del cuarto de baño. Akira esperaba que cerrara tras de sí la puerta, pero la chica albina no lo hizo. En su lugar, continuó deambulando por la habitación, aparentemente ya con otras cosas en la cabeza. De pronto la pelinaranja se sintió incómoda. ¿Tendría que ducharse así, con la puerta abierta? Eso prácticamente sentenciaba el descubrimiento de su pequeño secreto por parte de Yunuen. Si Akira se desnudaba en esas condiciones, no podría ocultar por mucho tiempo la evidente anomalía en su anatomía.
¿Qué debía hacer? Dudaba. Si, podía ir ella misma y cerrar la puerta, pero no quería ser grosera con su ama, después de todo, le estaba permitiendo ducharse en su baño.
Mientras trataba de encontrar una manera de mantener su secreto a salvo, observaba a través del marco de la puerta a Yunuen, que con total confianza se había retirado sus prendas de vestir. La visión de su ama en esas condiciones la distrajo de sus pensamientos. Era una hermosa mujer, de pechos firmes y piernas torneadas. Así, semidesnuda, resultaba toda una musa.
¡¿Pero qué demonios estaba pensando?! Se interrumpió ella misma. Sus hormonas le jugaban malas pasadas, su parte masculina tenía un apetito sexual más exigente y habían pasado poco más de seis meses desde la última ocasión.
Desesperada por ocultar lo que era cada vez más evidente, Akira se metió a la regadera y abrió el agua fría. Las gotas de agua cayeron en chaparrón sobre ella, todavía vestida con aquellos harapos del mercado de esclavos. Una vez en el interior de la regadera, su mente de literata, de filósofa y de fémina volvió a tomar el control y se maldijo por dejarse llevar por tan bajas pasiones.


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Mensaje por Invitado Dom Mayo 08, 2011 1:05 pm

No se había dado cuenta que Akira la había visto mientras se cambiaba, de todas maneras no le importaba mucho que su amiga la viese cambiandose puesto que se suponia que ambas tenian lo mismo, al menos así era su forma de pensar por el momento, aunque apenas y se termino de poner su sosten y su camisa de manga larga color blanco, no pudo evitar volver su mirada donde el baño que aun tenía la puerta abierta por lo que vio que Akira estaba ya en la ducha pero con ropa, ella corrió donde Akira algo preocupada.

- nee... Akira-san, si te bañas con ropa te puedes resfriar, dejame ayudarte a retirarla...así estaras más comoda, aunque el agua igual esta algo fría...-

Le comento aquello algo preocupada, mientras trataba de retirarle su ropa, al menos consiguió quitarle su top mojado antes de resbalarse por el agua que estaba aun en el suelo y caerse dentro de la tina con Akira, por accidente.

- Ayyy!...auuch...lo-lo siento...soy muy torpe...Akira-san...-

Se avergonzo demasiado ya que había quedado sobre su amiga al momento de caer dentro de la tina y ya su ropa se había mojado por completo así que se le transparentaba todo, pronto sintió algo duro y un poco alargado como si fuese una piedra larga ó algo así que rozaba constantemente en su parte baja y eso la hacía sonrojarse también, suponía que Akira había guardado algo entre sus vestimentas, así que le dio cierta curiosidad.

- Ehh...Etto...siento algo duro...hum...¿guardaste una piedrita entre tus shorts?...dejame intentar sacarla para que ya no te moleste...-

Yunuen aunque estuviese empapada, quiso al menos retirarse de encima de Akira para ayudarla a retirarle la ropa que le faltaba aunque cuando al fin la logro desnudar en verdad se sorprendio de lo que vió, aquello no era una piedrita como había pensado...era...eraa...¿un miembro?...tuvo bastante curiosidad y aunque estuviese sumamente sonrojada al verlo, volvió a ver a Akira curiosa.

- ¿Pu-puedo tocarlo?...¿Akira-san?...-

Simplemente no creia que fuese un miembro de verdad pero le daba mucha curiosidad el tocarlo, obviamente nunca había tocado uno, pero si los había visto al menos cuando ayudaba a ir al baño a los niñitos varones del preescolar al que acudía a dar clases, no le extrañaba ver uno de esos, pero si que le parecía extraño el verlo en una mujer, pero a la vez le resultaba interesante por lo tanto le sonrio y le volvió a hablar a Akira de manera suave y sumamente cariñosa mientras el rubor de sus mejillas no desaparecia.

- Akira-san...entonces tu también eres especial al igual que yo...eso es lindo ¿no?...-

Al final no pudo aguantarse las ganas de tocar aquel miembro y lo frotó con las yemas de sus dedos al menos en la puntita de este, solo por mera curiosidad, pero no le desagradaba para nada.

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Mensaje por Invitado Dom Mayo 08, 2011 7:15 pm

No tuvo demasiado tiempo para recriminarse por sus emociones. En su desesperación, había olvidado cerrar la cortina del baño, permitiéndole a su ama observarla de cualquier manera. La preocupada muchacha se había acercado con gesto maternal a sacarle la ropa a Akira, y ella no podía imaginarse peor manera de que la descubrieran.
Trató de soltarse gentilmente de los esfuerzos de su ama por desvestirle, pero resultó inútil, en poco tiempo sus senos estaban ya libres de la presión que ejercía el top. Akira comprendió que tendría que ser un poco más brusca si quería evitar que le quitaran también el taparrabos que le cubría la entrepierna. No podía hablar, no podía escuchar lo que le decían, lo que en ese momento deseaba era que Yunuen se apartara y dejara de jalar el ridículo pedazo de tela que tenía por ropa.
Bruscamente apartó sus caderas, alejándolas de su ama, pero con tan mala suerte que resbaló dentro de la tina y con ella su ama también. Acabaron las dos dentro de la bañera, muy juntas y con el chorro de agua templada (porque Yunuen había cambiado la configuración de las llaves) cayéndole a Yunuen en la espalda.
La albina todavía tuvo la educación de disculparse por algo que no había sido en absoluto su culpa y de cualquier manera Akira estaba demasiado distraída para escuchar sus disculpas. Tenía el frágil y hermoso cuerpo de su ama justo sobre ella, los pechos de ambas rozándose y las piernas trenzadas en un complicado nudo. A Yunuen se le pegaba la ropa al cuerpo, mostrando su escultural figura. Empapadas las dos, la bañera de pronto no era suficientemente grande, a pesar de que había todavía muchísimo espacio vacío.
-No.. yo... etto..- sus ridículos intentos de explicación quedaron en eso, porque inmediatamente tuvo que hacerle frente a otra situación. Lo notaba de nuevo, aquella agradable sensación en la parte baja del cuerpo: una erección. Ahora no había manera de ocultarla, los cuerpos de ambas estaban muy juntos. La rozaba, podía sentir el abdomen bajo de Yunuen sobre ella, haciendo una ligera presión. Le subieron de inmediato los colores al rostro y trató de apartar la mirada cuando su inocente ama comentó lo de la piedra en algún bolsillo de la prenda.
Por un momento, Akira pensó en oponer resistencia, en pedirle a Yunuen que la dejara sola para ducharse y se dejara de preocupar, pero comprendió que no podía hacer eso. La albina no iba a dejar de comportarse maternal y por más que le explicara no la dejaría sola. Además, una parte de ella misma quería que se encontrara con aquel secreto. Quería que lo supiera, quizá así se sentiría menos culpable de desearla.
Con delicadeza dejó que su ama terminara de desvestirla y su miembro en erección se levantó entre las dos, enrojecido y brillante. Akira miró el rostro de Yunuen y lo único que pudo leer en ella fue sorpresa, sorpresa y curiosidad. Luego la pregunta…
-V… vale- contestó con la voz un tanto quebrada, sin saber muy bien qué ocurriría a continuación –p.. pero con cuidado.- No tenía idea de si su ama estaba o no experimentada en esas lides y si había despertado en ella algún instinto carnal. Akira no se negaría a nada, lo que odiaba era el desconocer qué pensaba Yunuen de ella en esos momentos. Si estaba decepcionada, contenta, o simplemente demasiado sorprendida para tener una opinión.
Entonces Yunuen disipó sus dudas con la última frase. A ella no le molestaba, no la veía como un bicho raro, simplemente lo consideraba… lindo.
Luego vino la caricia, con mucha delicadeza. Akira arqueo la espalda un poco, levantando sus pechos y contrayendo la cadera mientras lanzaba al aire un suspiro ahogado. Se trataba de un órgano sumamente sensible y así como estaba ya, cualquier roce producía todo un huracán de sensaciones.
Sin poder reprimirse, Akira entonces estiró el cuello y alcanzó con sus labios los de su ama, mientras pasaba los brazos por detrás del escultural cuerpo de la albina. El beso fué pasional, pero un poco más corto de lo esperado. En cuanto Akira comprendió qué era lo que estaba haciendo se apartó, de nuevo con las mejillas enrojecidas.
-Yunuen yo...- comenzó sin saber cómo justificarse

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Mensaje por Invitado Dom Mayo 08, 2011 10:32 pm



Mientras acariciaba de vez en cuando el miembro de Akira, volvia su vista azulina hacía sus expresiones las cuales la hacían ruborizarse y a su vez apretar un poquito sus piernas, ya que comenzaba a ponerse un poco ansiosa, nunca le había pasado aquello pero sabía que habría una primera vez para todo, lo malo es que ella no tenía experiencia en el campo de la sexualidad, así que todo lo que estaba experimentando era nuevo para ella, aun era una joven virgen.

' Te...tengo mi...mi cuerpo caliente...y no se porque si el agua no esta tan caliente...esta...esta tibia...'

Aquel pensamiento cruzo por su mente mientras trataba de ocultar el hecho de que se estaba comenzando a excitar por primera vez, era vergonzoso para ella pero a su vez realmente agradable, podía notar que sus pezones rosados estaban algo erectos y ya se transparentaban a traves de la blusa que usaba a pesar de traer su sosten por igual bajo la blusa blanca y mojada por el agua, por igual sus pantaletas dejaban ver demasiado su intimidad que no había sido profanada por nadie hasta ahora.

Sus mejillas seguian encendidas y más aun cuando sintió aquel beso de parte de Akira, abrio sus ojos sumamente sorprendida pero al sentir aquel abrazo y que su cuerpo era completamente pegado al de Akira, sus senos se llegaron a aplastar un poco con los de su compañera, pero aun así aquel beso hizo que fuese cerrando sus ojos lentamente y así responderle con la inexperiencia que tenía en cuanto a besos se refería, aunque en cierta forma resultaba algo tierno de ver, mientras le rodeaba el cuello con sus delicados brazos.

En cuanto sintió que Akira separo sus labios de ella, la observo con un cierto brillo calido en sus ojos azules mientras sus mejillas seguian teñidas de aquel color rosado y carmesi, pero aun así no dejo de abrazarla por su cuello, estaba sintiendo muchas emociones en esos momentos, había recibido su primer beso y le había agradado bastante, así que le quiso pedir a Akira que continuara entre suaves jadeos y suspiros, mientras el agua tibia de la regadera no dejaba de caer haciendo que su cuerpo se perlara de gotitas de agua que brillaban de forma suave con la luz que se colaba en el lugar.

- Akira-san....me...me gusta que...me gusta que me hagas sentir así...nunca me había sentido con este tipo de calor y...y me agrada...me agrada mucho porque se que...esto que siento es solo para ti y para nadie más...-

Le dijo aquello en un tono de voz suave y algo entrecortado ya que era bastante timida, pero tenía un enorme deseo de estar con Akira en esos momentos, aquel beso le había agradado mucho, por lo que separo sus pequeñas manos del cuello de Akira y con estas tomo una de las de ella y la colocó en uno de sus senos para que lo tocara.

- Por...porfavor Akira-san...to...tocame...-

Hablaba un poquito entrecortada ya que aun sentia algo de pena, ya que era la primera vez que alguien más que no fuese ella le tocaba sus pechos, aunque ella se lo había permitido a Akira por que la queria mucho, desde el primer momento en que la vio.

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Mensaje por Invitado Lun Mayo 09, 2011 1:50 pm

Durante el beso Akira sintió los labios de su ama titubear. Aquello podía significar dos cosas, indecisión o inexperiencia. Dependiendo de cual fuera la esclava tenía que medirse muy bien si no quería incomodar a la albina. No deseaba imponerse a ella ¡era tan frágil e inocente! pero tampoco quería terminar el encuentro sin dejar muy claro lo que sentía por Yunuen. Lo que sucediera después sería decisión de ella.
El miembro de la pelinaranja, por otro lado, parecía reaccionar por voluntad propia. Palpitaba ya, a cada caricia que Yunuen le proporcionaba y temblaba entre sus dedos con cada roce. Pero no era lo único que temblaba, el cuerpo de su ama, Akira podía sentirlo sobre ella, temblaba también un poco. Las piernas de Yunuen prensaron por suavemente una de las suyas cuando el cuerpo de la albina entró en tensión. Todo su cuerpo enviaba señales inequívocas de pasión.

Los ojos, esos hermosos ojos azules y brillantes, enmarcados por la piel ruborizada de su ama era todo lo que Akira necesitaba ver para saber que ambas sentían lo mismo. Akira misma se estremeció cuando vió a aquella mujer a contra luz, cubierta de gotas de agua que reflejaban la luz como diamantes. Era como si la blanca piel de su ama brillara co luz propia.
Luego, entre suspiros y suaves jadeos, Yunuen le hizo una importantísima confesión. ¿La primera vez? ¿Su ama era aún conservaba su doncellez? En ese momento explotaron mil ideas en la cabeza de la pelinaranja. Por un lado, se confirmó la sospecha de la esclava de que Yunuen no tenía experiencia alguna en materia amorosa, aquello hizo que la amara más, por su inocencia, por su fragilidad. Por otro lado y quizás más importante que lo anterior, su ama se había ofrecido entera en esa frase. Le había profesado un cariño enorme e intenso que Akira apreciaba y agradecía, pero que al mismo tiempo la hacía sentir culpable. ¿Estaba bien que ella tomara la pureza de su ama? ¿Qué la hiciera suya y la atesorara? ¿No habría alguien más en su vida más valioso que una simple esclava para hacerle ese regalo?

Ahora fue Akira la que, por un momento, titubeo. Pero Yunuen estaba muy decida a seguir adelante y aquel fino gesto de tomar su mano y guiarla, le dio a la esclava toda la confianza que necesitaba. Le sonrió melosamente, casi maternal.
“Haré que lo valga, Yunuen. Trataré de hacer para ti una experiencia inolvidable.” pensó mientras comenzaba, con el permiso de su ama, a acariciarle aquel perfecto y redondo seno, cuya única irregularidad era la pequeña protuberancia que formaba el pezón en el sostén. La otra mano no se quedó ociosa mucho tiempo. Se arrastró por la cadera de la albina, acariciándola con dulzura mientras subía por debajo de la camisa empapada. Recorrió lentamente toda la espalda de la muchacha, buscando el seguro de la prenda que hasta entonces, apretujaba los atributos de su ama.
Mientras esto sucedía, los labios de Akira atacaron con dulzura el esbelto y delicado cuello de la albina, bajando por momentos hasta sus hombros y subiendo de vez en vez para buscar sus labios.
En aquella danza sensual, la esclava tenía ya todo un arsenal a su disposición para rendir la más férrea defensa y derretir la más gélida de las oposiciones. En sus manos, Yunuen se volvería mujer.

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Mensaje por Invitado Lun Mayo 09, 2011 11:15 pm

Al ver la mirada y aquella sonrisa que le mostraba Akira no pudo evitar acercarse a ella y darle un pequeño y timido beso en sus labios, aun seguia siendo algo timida.

Aunque cuando se separo un poquito de ella fue cuando sintió las manos de Akira en uno de sus pechos y en su espalda tratando de quitarle su vestimenta, ella misma quiso ayudarla apartandole un poquito sus manos para quitarse ella misma su blusa junto con su sosten liberando así sus niveos y humedos pechos de rosados y suaves pezones, dejandole ver a Akira estos, sabía que no tenía porque sentir verguenza el que la vieran desnuda si quien la veia era la persona que había comenzado a amar.

Con todas aquellas atenciones en su cuerpo de parte de Akira, comenzó a suspirar y soltar uno que otro suave gemido, mientras entreabria sus ojos azules y sus mejillas no dejaban de teñirse de color rosado y carmesi debido al calor que había comenzado a experimentar además de un delicioso cosquilleo que comenzaba de su intimidad hasta sus pechos, sentía que se le erizaba un poquito la piel debido a aquella sensación tan nueva pero agradable.

No detuvo a Akira en sus acciones inclusive cada que sentía sus labios en su cuerpo o sus manos soltaba pequeños gemidos placenteros, le agradaba que la tocara aquella mujer que amaba, pero igual ella quería darle placer a Akira, así que acerco sus manos a los senos de ella y comenzó a acariciarlos para luego acercar su rostro a uno de ellos y succionar con suavidad uno de sus pezones, lo mismo hizo con el contrario, por unos momentos degustando aquellos botones rosados de su ahora amante.

Se separo de los senos de Akira para abrazarla por su cuello de manera delicada y suave, y así poderle susurrar en uno de sus oidos algo timida y a su vez ansiosa, lo que deseaba en esos momentos.

- A...Akira-san...vamos....vamos a mi...a mi cama...porfavor...-

Quería que su primera vez fuese en una cama mullida y suave, no en la tina de baño que por cierto llegaba a sentir una que otra ventisca en su cuerpo mojado y eso hacía que temblara ligeramente debido al frío, además de estar un poco nerviosa ya que seria la primera vez que haria el amor con alguien, lo bueno es que era alguien que se había ganado su corazón en tan poco tiempo.

Siguió abrazada de Akira al menos para sentir ese suave calorcito que emanaba de su cuerpo cuando estaban juntas de ese modo.

Aun tenía sus pantaletas puestas aunque ya estaban bastante mojadas y por ello se le transparentaba todo lo que estuviese bajo estas, pero mientras fuese solo Akira quien viese su cuerpo desnudo, no le importaria nada más.

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Mensaje por Invitado Mar Mayo 10, 2011 10:44 am

Akira contempló con mucha ternura y un dejo de lujuria aquellas dos blancas esferas que desafiaban valientes a la gravedad. Se trataba de formas tan perfectas que la esclava no pudo evitar regresar sus manos hacia ellas y comenzar a acariciarlas con un suave movimiento rítmico, un roce apenas. Sus pulgares se entretenían empujar con suavidad los rosados botones a una y otra dirección, sin detenerse.
La pelinaranja se mantenía siempre atenta a las expresiones de su ama. Aquel rostro con los ojos azules a media asta, las mejillas enrojecidas y los labios ligeramente abiertos, lanzando suspiros ocasionales y suaves gemidos, podía fascinarle. Pasó de nuevo su brazo por debajo de la axila de la albina y la tomó de la nuca, acariciándola suavemente y empujándola con dulzura hacia ella, para interceptarla a medio camino con un temerario beso en los labios, jugando con los labios y la lengua.
Abrazar a Yunuen era como asirse de una batería de bajo voltaje, la sentías vibrar de placer. Aquella era una sensación nueva para Akira, quien estaba acostumbrada a parejas más agresivas en el arte amatorio. Descubría ahora que su cuerpo reaccionaba a esos temblores con mucha intensidad. Ella misma comenzó a sentir un hormigueo en el pecho y sobretodo en su miembro, que a estas alturas estaba tan rígido y sensible que aquellos mínimos roces con el vientre bajo de la albina recorrían toda el cuerpo de la esclava como una descarga eléctrica.
Por si fuera poco, su ama comenzó a tomar la iniciativa, zafándose de su abrazo y atacando con dulzura sus senos. Akira sintió la gentil succión en cada célula del cuerpo. Su piel se erizó, a pesar del agua que aún caía sobre ambas y por un momento la esclava tensó el cuerpo, arqueando la espalda y levantando su pecho para facilitarle a Yunuen la tarea.
-Y… Yu.. Yunuen-chan…- comenzó de forma entrecortada, pero no podía terminar la frase, porque ahí estaba su ama/amante otra vez, sumergiéndola en un mar de sensaciones agradables con cada contacto con sus labios.
Finalmente la albina se alejó de sus senos para abrazarla y hacerle una dulce petición al oído. Akira sonrió, aquello era perfectamente entendible. Estiró la pierna para detener con el pie el flujo del agua, y con una mano libre le alcanzó a su ama una toalla, pero antes de entregársela volvió a plantarle un beso en los labios.
Juntas, abrazadas y cubiertas con un par de toallas, salieron del baño con pasitos cortos y ligeros acercándose a la cama. Se separaron un poco para secarse.
-Dejame ayudarte con eso, Yunuen-chan, debe ser incómodo.- Comentó Akira mientras se acercaba, ya seca, a retirar las braguitas empapadas de su ama. Después de retirarlas se incorporó y volvió a cruzar la mirada con aquellos ojos azules tan bellos como zafiros. Solo tuvo que acercarse un par de centímetros para volver a encontrar sus rosados y carnosos labios. Mientras usaba uno de sus brazos para abrazar a la muchacha, su otra mano descendía peligrosamente acariciando el vientre, el abdomen y finalmente la feminidad de su ama.

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Mensaje por Invitado Dom Mayo 15, 2011 2:44 am

Gemía de manera suave y delicada cada que Akira tocaba su cuerpo, sobre todo sus senos que sentía que eran los más sensibles de todo su cuerpo ya que sus pezones rosados se endurecian con cada caricia o roze hacia estos.

Correspondia por igual aquellos besos que Akira le daba, aunque aun con suma inexperiencia, tenía que aprender a besar, de lo contrario no quería que Akira la dejara a un lado porque no supiese besar.

Al final cuando salieron juntas de la regadera, Yunuen estaba a punto de tomar la toalla que le ofrecia Akira, sin embargo esta al parecer fue un pequeño gancho para darle otro beso el cuel la tomó por sorpresa y abrio sus ojos ligeramente sorprendida para luego corresponderle lo mejor que pudiese aquel beso que había recorrido su boca por completo, jugando con ambas lenguas.

Tuvo que separarse un poquito de Akira para poderse secar sin embargo aquel rubor en sus mejillas no desaparecia, le encantaba cuando Akira la besaba porque a su parecer tenía mucha experiencia en cuanto a dar besos se refería.

Cuando termino de secarse con su toalla la dejo en la cama para luego escuchar lo que le decía Akira y volver su vista donde ella, sintiendo entonces que le deslizaba su braguita hasta dejarla por completo sin prenda alguna.

- A...Akira-san...-

No pudo nisiquiera terminar de hablarle cuando sintió de nueva cuenta los labios de su amada sobre los suyos, así que cerro sus ojos con suavidad mientras la abrazaba por su cuello dejandose besar por su ahora amante.

Cerró sus ojos con algo de fuerza y el rubor en sus mejillas aumento de golpe al sentir que Akira le estaba tocando su intimidad que poco a poco se humedecia con cada roce de los dedos de su amante, aun a Yunuen le daba algo de pena aquello, sin embargo sabía que algun día tendría que dejar toda esa verguenza y pena de lado, de lo contrario no podría nunca estar en la intimidad con alguien, su primera reacción fue cerrar y apretar un poquito sus piernas y dar un pequeño respingo que hizo que sus senos niveos botaran ligeramente.

Se separó lentamente de Akira y la observó aun con un ligero rubor en sus mejillas mientras le sonreia con suavidad.

- Nee...Akira-san...yo...yo también quiero tocarte...quiero intentar hacer algo que llegue a ver en una pelicula, espero que...que te guste...-

Le decia aquello con suma timidez propia de una joven primeriza en la intimidad, aun así quería hacer que Akira disfrutara tanto como ella, por lo tanto sin perder más tiempo comenzo a recorrer en un camino de besos el cuerpo de la joven pelinaranja desde su cuello, pasando por sus senos, hasta llegar a su miembro el cual quiso envolver entre sus pechos los cuales ella misma sujetaba mientras los frotaba contra el miembro de Akira y a su vez quiso utilizar su lengua para lamerle la puntita de este, aunque al final quiso intentar chupar un poco aquella zona con sus labios, no pudo engullirlo todo ya que su boca era pequeña a comparación del miembro de Akira, apenas y pudo chupar la puntita del miembro mientras lo masajeaba entre sus senos suaves, solo esperaba que aquello le gustara a Akira, era la primera vez que Yunuen hacía algo como eso, pero no se sentía mal de hacerlo con la persona que amaba, más si podía darle sumo placer a esta misma.

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Mensaje por Invitado Mar Mayo 17, 2011 6:24 pm

La pelinaranja temió por un sengundo haber procedido con demasiada confianza, demasiado rápido en aquel último movimiento. El sexo lubricado de su ama le decía que no era así, pero el ligero apretón que sintió por los firmes muslos contraídos de Yunuen y aquel ligero respingo le advertían que quizá la próxima vez debería hacerle algún tipo de aviso a la albina antes de hacer algo como eso. Akira lo entendía, para aquella hermosa peliblanca todo lo que estaba experimentando era nuevo y emocionante, pero al mismo tiempo debía producirle un poco de miedo.
Luego Yunuen se separó de ella y pidió permiso. Aquello a Akira le parecía risible, el ama pidiendo alguna clase de aprobación de la esclava. Sin embargo, se vio obligada a reconocer que su relación en estos momentos no era precisamente la de esclavitud-señorío. Asintió con la cabeza, sonriéndole dulcemente a su amante. No tenía idea de qué pretendía hacer, pero no la detendría. Quería que ganara confianza, que dejara de guardarse bajo tantas capas de pudor y diera rienda suelta al mundo de sensaciones que podían descubrir juntas. Sabía, sin embargo, que el proceso sería bastante más largo y que no lo lograría en una sola noche.
Una vez con su autorización la nívea muchacha atacó a besos, sin miramientos pero con dulzura, el cuerpo de Akira. Comenzando por el cuello fue descendiendo lentamente, recorriendo todas las curvas de la pelinaranja con sus suaves labios hasta llegar al vigoroso mástil que se alzaba en su entrepierna. El siguiente movimiento, envolver el miembro rígido y brillante de la esclava con los suaves y blancos pechos de Yunuen, provocó la sorpresa de Akira. Ella misma había realizado ese ejercicio incontables ocasiones para distintos clientes, pero nunca había experimentado los efectos de tan efectivo tratamiento por sí misma. Al parecer, Yunuen había encontrado algo para lo que la esclava si era primeriza después de todo. Por otro lado ¿Qué clases de películas había visto su ama?
No tuvo mucho tiempo de pensar su respuesta, la suave fricción contra su asta viril distrajo su mente y no le permitió continuar con disertación alguna. Cuando Yunuen comenzó a usar sus labios y su lengua, todo el cuerpo de la esclava tembló.
-Y… Yunuen…-chan…- Dijo más como un gemido que como una frase. Sus mejillas estaban rojas como manzanas, cerraba los ojos y dejaba caer la quijada un poco, emitiendo de vez en vez pequeños suspiros de placer.
Su ama no se detenía, muy al contrario, avanzaba implacable tratando de abarcar toda la extensión de su virilidad. Cada intento de Yunuen ganaba algo de terreno. Las piernas largas y torneadas de la esclava comenzaron a temblar hasta que, después de un tiempo, no pudo mantenerse en pié y tuvo que sentarse sobre la cama, separándose momentáneamente de su ama.
-Ah… ah… ah..- suspiraba acompasadamente con la cabeza un tanto gacha y mirando a los ojos a Yunuen, con una sonrisa de agradecimiento y deseo como nunca antes había podido expresar. La albina era un verdadero misterio, cada vez que Akira creía comprenderla en su simpleza, mostraba una nueva y emocionante arista. Esto intrigaba a la pelinaranja y al mismo tiempo la invitaba a seguir explorando cada recoveco de la intimidad de su ama.
-Lo … siento … Yunuen-chan… Creo que… he sido demasiado brusca… Pero me ha encantado.- Dijo la chica entrecortado por las profundas respiraciones que hacía, pero con una gran sonrisa. Para demostrar lo que decía, ayudó a la albina a incorporarse, la besó pasional en los labios y luego la forzó dulcemente a tenderse sobre la cama. –Ahora me toca a mi corresponder… por favor cierra los ojos.-
Lentamente y de la misma forma que ya lo había hecho su ama, trazó con sus besos un recorrido desde el cuello, hasta la intimidad de su ama, abriendo un poco sus piernas en el proceso.
Akira comenzó a jugar con la suave y húmeda entrepierna de su ama. Estimulándola con pequeñas succiones en las zonas que conocía más sensibles y usando sus manos para recorrer de arriba abajo su hermoso y blanco cuerpo.


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Mensaje por Invitado Mar Mayo 24, 2011 11:50 pm

Podía escuchar los suaves gemidos que liberaba Akira mientras ella seguia atendiendola en aquella zona, al final sintió que la separaba de su cuerpo sin embargo no fue nada brusca inclusive la ayudo a pararse y eso hizo que Yunuen la mirará con cariño y le sonriese de manera calida.

Quería decirle cuanto la quería aunque apenas se conocieran pero un beso interrumpio sus palabras aquel beso tan pasional de parte de Akira, el cual correspondió con amor mientras la abrazaba por su cuello de manera delicada, sus mejillas no dejaban de estar de un color rojizo como si de dos manzanitas se trataran.

- Akira-san....-

Pronuncio su nombre con suma suavidad una vez hubiese terminado aquel beso para luego dejarse recostar en la cama sin oponer resistencia alguna, y cerrando sus ojos como se lo había pedido Akira, aferro los dedos de sus manos a la sabana blanca de la cama, donde su largo cabello blanco se había exparcido en delicados mechones por doquier como si fuese un arroyo de perlas brillantes.

Comenzó a sentir aquellas atenciónes en su intimidad y no pudo evitar humedecerse más, y a la par sus rosados pezones ya se habían puesto duros del calor delicioso que había comenzado a sentir en su cuerpo.

No pudo ahogar ningun gemido por más que quiso llamando repetidas veces a su amada.

- Aaaah....aaah... Akira-san...Ah-Akira-san....aaah...-

Ladeo su rostro hacía un lado mientras entre abria sus ojos ligeramente para ver que hacía Akira con su cuerpo, y al ver lo que la joven hacía para excitarla no pudo contenerse de volver a gemir y soltar pequeños suspiros, se sentía muy bien, aquello era delicioso.

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Mensaje por Invitado Sáb Mayo 28, 2011 10:08 am

Yunuen temblaba. Akira podía sentirla bajo sus manos. La esclava estaba guiando a la albina más allá de lo que jamás había llegado antes. A partir de ahora y hasta que no se acostumbrara a lo que estaba sintiendo, hasta que su cuerpo no dejara de encandilarse por el placer, Yunuen sería poco más que una muñeca de trapo. Había que llegar al final, había que seguir empujando hasta que su ama experimentara por completo cada una de las sensaciones y las emociones del amor.
Akira volvió a subir por el cuerpo de su ama hasta quedar de nuevo frente a ella. Con sus labios brillantes, aún impregnados de los fluidos de la albina, la esclava rozó la boca de Yunuen y luego atacó con fiereza en un beso húmedo y caliente. Cuando finalmente se separaron, la pelinaranja le susurró suavemente al oído a su ama.
-Yunuen-chan… esto… esto puede doler al principio.- susurró con honestidad –Pero mejorará rápido… trataré de hacerlo con cuidado.-
¿Qué más podía decirle? ¿Podía explicarle qué se sentía entregarse a otro por completo? No, era algo que ella tenía que experimentar.
Con suavidad, Akira usó su mano para guiar su miembro, más rígido que nunca, hasta la intimidad de su ama. Apenas hicieron contacto ambos sexos, la esclava sintió el coño cálido y húmedo de la albina en la punta de su virilidad. Por un momento tembló, resistiendo la tentación de abrirse paso con fuerza al interior de aquella mujer que amaba. No podía negarlo, ella también sentía con más intensidad cada centímetro de su piel, cada roce, cada caricia y cada beso la empujaban más hacia la locura y el desenfreno.
Quedamente empujó su cadera hacia Yunuen. Por un momento hubo cierta resistencia, pero esta cedió casi inmediatamente. La esclava sintió cómo el cuerpo de su ama, cálido, húmedo, tembloroso y estrecho, lentamente la envolvía. Las piernas de Akira volvieron a temblar.
-Yu…yunuen-chan…- gimoteo mientras cerraba los ojos. Seguía empujando poco a poco, abriéndose paso entre un cuerpo tenso, que se negaba a entregarse por completo, quizá por el miedo, quizá por el dolor. La presión que hacía su ama lejos de persuadirla la incitaba a continuar avanzando hasta que finalmente, toda su virilidad estuvo dentro de aquel cuerpo cálido, blanco y hermoso.


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Mensaje por Invitado Mar Mayo 31, 2011 12:37 am

No pudo decir nada solo se limito a gemir y tratar de sentir lo que Akira le hacía que ciertamente le estaba agradando mucho, volvio entonces su vista donde Akira cuando esta subio de nueva cuenta donde su rostro.

- Akira-san...te quiero...-

Le dijo aquello en una voz suave y llena de cariño mientras le sonreia de forma suave, para luego sentir aquel beso pasional de parte de Akira, así que se abrazo a su cuello rodeandole este con sus delicados brazos para responderle con la misma intensidad que la esclava lo hacía.

Ella no queria separarse de aquel beso, pero tuvo que hacerlo, sentía como su corazón latia rapidamente y esos latidos eran por lo que sentía por Akira en esos momentos.

Un fino hilito de saliva fue lo unico que dejo unidos sus labios después del beso, sin embargo todo lo que hiciera Akira con ella le agradaba, así que asintió con suavidad ante lo que ella le decia a continuación.

Sin que sus mejillas dejaran de lado aquel suave color carmesi, se recosto nuevamente en la cama tomando las sabanas blancas entre sus dedos, mientras veia con sus luceros azules las acciones de Akira, y cuando vio su miembro supo lo que sucedería, perdería su virginidad y no seria nada agradable cuando aquella hombría entrara en ella.

Dio un pequeño respingo cuando aquel miembro rozo su intimidad humeda, aunque por más humeda que estuviese no podría evitar que le doliera cuando su amada entrara en ella.

Fue entonces que sintió como su intimidad estaba siendo abierta por primera vez, le dolia, en verdad dolia demasiado aquello por lo tanto no pudo evitar arquear su espalda haciendo que con esto sus senos dieran un ligero rebote.

Cerro sus ojos con fuerza mientras intentaba acallar sus gemidos y gritos que de repente salian conforme Akira entraba más en su intimidad.

Utilizo una de sus manos para colocar el dorso de esta sobre sus labios y así impedirse el gritar, mientras algunas lagrimitas resbalaban por sus ojos producto del dolor y a la vez el placer que estaba sintiendo.

- Aaaah!....Aaaaaah!!....Aaahmm...du-duele...A-Akira-san...du-duele mucho...aaah!...-

Su intimidad le dolia y ardia al mismo tiempo, tal vez era porque algunos hilillos de sangre estaban saliendo de esta y resbalando por el miembro grueso de Akira junto con otros fluidos propios de su excitación.

Yunuen no sabía que era normal que una joven virgen sangrara de su intimidad una vez abierta por primera vez, sin importar cuan lubricada estuviese.

Evitó ver lo que sucedia en todo momento, porque le dolia y esperaba que pronto se le pasara aquella sensación, ella también queria sentir placer como Akira lo estaba sintiendo, pero por ahora solo sentía un punzante dolor en su intimidad, tal vez tuviese que acostumbrarse a aquella intromision.

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