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Love Today [privado]
Pure Bestiality :: Tokyo :: El Centro
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Love Today [privado]
De verdad que estaba atontado por la cantidad de estímulos dentro del hospital, estímulos que iban desde los enormes monitores ubicados en la recepción hasta las guapas y voluptuosas enfermeras que parecían sacadas de una película porno gracias a los diminutos uniformes que usaban, el maquillaje exagerado y la manera de ir de aquí para allá contoneando groseramente las caderas.
Bueno el chiste es que Kaede estaba tan preocupado por mirarle el escote a una pelirroja pecosa que no le dio importancia a los reclamos del minino. Ni siquiera se molestó en refutar sus palabras, en parte esto fue por el escote y en parte por la innata desconfianza del rubio acerca de la higiene de las personas a su alrededor. Si bien era cierto que Reiji se veía muy saludable en el exterior, cabía la probabilidad de que tuviera una que otra garrapata escondida, roña o hasta una lombriz gigante viviendo en su intestino grueso… el chico no podía permitirse tener dudas sobre quien próximamente se convertiría en la “madre” de sus hijos.
En fin, cuando le hubo visto los pechos a la mencionada enfermera, dirigió su atención hacia el cuadro en donde aquel rarito hombre de blanco toqueteaba al jaguar. Al principio frunció los labios, mas su mueca cambió a una de alegría infantil al escuchar la promoción y enterarse de que estaba tratando con un médico. Se rascó la cabeza y agarró al moreno del antebrazo impidiéndole así salir del recinto - ¿a dónde crees que vas? se hace tarde y todavía tenemos que planear el banquete para nuestra boda, no podemos permitirnos más retrasos Neko-chan - jaló su cuerpo por la cintura utilizando la fuerza suficiente para depositarlo nuevamente en los brazos del médico rarito.
Luego miró al mata-sanos, cualquier otra persona más perceptiva que Kaede hubiera notado que el médico no desaprovechaba la oportunidad de pegarse más al jaguar bajo la escusa de estarle revisando la mandíbula - please Doc, hágale estudios de todo, empezando por la boca, no sabe cuántas ganas tengo de besuquearlo - el menor sonrió al ver que el hombre comenzaba a caminar con Namikawa por uno de los pasillos, él iba atrás, así podía mirarle a detalle el culo al minino que, aun teniendo esos pantalones algo sueltos, se veía que estaba redondo y paradito, justo como le gustaban.
De un momento a otro ya habían entrado a un consultorio, igual de grandote y blanco que el resto del edificio. Kaede sin permiso se acercó hasta una de las repisas y se dedicó a tomar los peculiares aparatos que estaban ahí. Cuando tomó un pedazo de tubo conectado a una jeringa grandota y se puso a soplarle por un extremo, el médico levantó una ceja - ojio-san eso es… un aparato abortivo - el rubio semi-idiota dio un salto y aventó lejos el instrumento, su rostro estaba más que pálido y amenazaba con volver el estómago en cualquier momento.
Bueno el chiste es que Kaede estaba tan preocupado por mirarle el escote a una pelirroja pecosa que no le dio importancia a los reclamos del minino. Ni siquiera se molestó en refutar sus palabras, en parte esto fue por el escote y en parte por la innata desconfianza del rubio acerca de la higiene de las personas a su alrededor. Si bien era cierto que Reiji se veía muy saludable en el exterior, cabía la probabilidad de que tuviera una que otra garrapata escondida, roña o hasta una lombriz gigante viviendo en su intestino grueso… el chico no podía permitirse tener dudas sobre quien próximamente se convertiría en la “madre” de sus hijos.
En fin, cuando le hubo visto los pechos a la mencionada enfermera, dirigió su atención hacia el cuadro en donde aquel rarito hombre de blanco toqueteaba al jaguar. Al principio frunció los labios, mas su mueca cambió a una de alegría infantil al escuchar la promoción y enterarse de que estaba tratando con un médico. Se rascó la cabeza y agarró al moreno del antebrazo impidiéndole así salir del recinto - ¿a dónde crees que vas? se hace tarde y todavía tenemos que planear el banquete para nuestra boda, no podemos permitirnos más retrasos Neko-chan - jaló su cuerpo por la cintura utilizando la fuerza suficiente para depositarlo nuevamente en los brazos del médico rarito.
Luego miró al mata-sanos, cualquier otra persona más perceptiva que Kaede hubiera notado que el médico no desaprovechaba la oportunidad de pegarse más al jaguar bajo la escusa de estarle revisando la mandíbula - please Doc, hágale estudios de todo, empezando por la boca, no sabe cuántas ganas tengo de besuquearlo - el menor sonrió al ver que el hombre comenzaba a caminar con Namikawa por uno de los pasillos, él iba atrás, así podía mirarle a detalle el culo al minino que, aun teniendo esos pantalones algo sueltos, se veía que estaba redondo y paradito, justo como le gustaban.
De un momento a otro ya habían entrado a un consultorio, igual de grandote y blanco que el resto del edificio. Kaede sin permiso se acercó hasta una de las repisas y se dedicó a tomar los peculiares aparatos que estaban ahí. Cuando tomó un pedazo de tubo conectado a una jeringa grandota y se puso a soplarle por un extremo, el médico levantó una ceja - ojio-san eso es… un aparato abortivo - el rubio semi-idiota dio un salto y aventó lejos el instrumento, su rostro estaba más que pálido y amenazaba con volver el estómago en cualquier momento.
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
Estaba siendo mas que obvio que no saldría de allí tan fácilmente, sobre todo teniendo a un inmenso y hormonal rubio impidiéndole su marcha y a un psicótico y manoseador médico ayudándolo a que se quedase. No quería tener una revisión médica en un veterinario, ¡no era un animal! Aunque técnicamente así lo pareciera...
-No soy un gato -miró mal a Kaede mientras el médico que empeñaba en atraerlo por la cintura y abrirle la boca- Y no... -levantó la mano y apartó la mano del otro- Y no habrá boda, ¿de que estás hablando? Ni siquiera te conozco... ¡Oiga, usted...!
Le había apartado las manos del culo antes de ser arrastrado, seguidos por el rubio, hacia la habitación al fondo del pasillo. Mientras, parecía que el diagnóstico y las acciones del médico iban quedando entredicho a medida que se preparaba para hacerle algo que, según Reiji, no necesitaba para nada. Obviando el pequeño incidente con el curioso rubio y sus ideas de bombero, el hasta ahora respetable empresario cruzó los brazos.
-Me hice una revisión completa hace dos meses, estoy perfectamente -explicó, ladeando la cabeza a un lado y cerrando los ojos, exasperado-. Tengo estables los niveles de azúcar, no tengo colesterol y estoy en el peso ideal para alguien de mi edad y altura. Voy dos veces por semana al gimnasio y... ¿¡Ah!?
El viejo le había quitado la corbata y le desabrochaba la camisa para auscultarle.
-Dentadura perfecta, cuerdas vocales suaves y no parece enfermo ahora mismo. ¿Tiene todas las vacunas? -miraba a Kaede, como si la pantera no tuviese derecho a decir nada- ¿Cuando fue la última revisión? ¿Ha tenido enfermedades cardiovasculares? ¿Y la próstata?
-¡Todo eso está en mi historia clínica! -pareció exaltarse ante la última pregunta. No le interesaba que nadie se enterase de sus intimidades de aquella forma tan ridícula- Estoy perfectamente, mi seguro médico lo cubría todo -frunció las cejas, notando el metal frío pasearse por su piel pálida.
-Humm... -el doctor retiró el estetoscopio y lo lanzó a la mesa de al lado, sacando dos botes de plástico, un termómetro -que le metió en la boca sin preguntar- una jeringuilla, un trozo de elástico grueso y una probeta con tapa- Bueno, necesitaré una muestra de orina, sangre y semen~
Reiji escupió el termómetro.
-¿¡Para qué!?
-Y unas radiografías también. Pero no antes -guardó todos aquellos accesorios de donde mismo los había sacado y procedió a ponerse unos guantes de látex- que el examen físico. Veamos -miró al rubio-; lo necesito desnudo y tumbado en esa -señaló una camilla a su derecha- camilla, si es tan amable -sonrisa de loco.
Reiji se puso pálido y solo se le ocurrió cerrar las piernas.
-No soy un gato -miró mal a Kaede mientras el médico que empeñaba en atraerlo por la cintura y abrirle la boca- Y no... -levantó la mano y apartó la mano del otro- Y no habrá boda, ¿de que estás hablando? Ni siquiera te conozco... ¡Oiga, usted...!
Le había apartado las manos del culo antes de ser arrastrado, seguidos por el rubio, hacia la habitación al fondo del pasillo. Mientras, parecía que el diagnóstico y las acciones del médico iban quedando entredicho a medida que se preparaba para hacerle algo que, según Reiji, no necesitaba para nada. Obviando el pequeño incidente con el curioso rubio y sus ideas de bombero, el hasta ahora respetable empresario cruzó los brazos.
-Me hice una revisión completa hace dos meses, estoy perfectamente -explicó, ladeando la cabeza a un lado y cerrando los ojos, exasperado-. Tengo estables los niveles de azúcar, no tengo colesterol y estoy en el peso ideal para alguien de mi edad y altura. Voy dos veces por semana al gimnasio y... ¿¡Ah!?
El viejo le había quitado la corbata y le desabrochaba la camisa para auscultarle.
-Dentadura perfecta, cuerdas vocales suaves y no parece enfermo ahora mismo. ¿Tiene todas las vacunas? -miraba a Kaede, como si la pantera no tuviese derecho a decir nada- ¿Cuando fue la última revisión? ¿Ha tenido enfermedades cardiovasculares? ¿Y la próstata?
-¡Todo eso está en mi historia clínica! -pareció exaltarse ante la última pregunta. No le interesaba que nadie se enterase de sus intimidades de aquella forma tan ridícula- Estoy perfectamente, mi seguro médico lo cubría todo -frunció las cejas, notando el metal frío pasearse por su piel pálida.
-Humm... -el doctor retiró el estetoscopio y lo lanzó a la mesa de al lado, sacando dos botes de plástico, un termómetro -que le metió en la boca sin preguntar- una jeringuilla, un trozo de elástico grueso y una probeta con tapa- Bueno, necesitaré una muestra de orina, sangre y semen~
Reiji escupió el termómetro.
-¿¡Para qué!?
-Y unas radiografías también. Pero no antes -guardó todos aquellos accesorios de donde mismo los había sacado y procedió a ponerse unos guantes de látex- que el examen físico. Veamos -miró al rubio-; lo necesito desnudo y tumbado en esa -señaló una camilla a su derecha- camilla, si es tan amable -sonrisa de loco.
Reiji se puso pálido y solo se le ocurrió cerrar las piernas.
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
Durante todo el tiempo en el que el sensei estuvo examinando al jaguar de manera superficial, Kaede se limitó a mirarlos desde un rincón de la habitación todavía sintiendo ñañaras al haber tocado algo tan asqueroso como lo que se metió a la boca, ahora tendría que hacerse una limpieza profunda con el dentista ¡demonios! su consulta semestral había sido apenas hacía una semana...
Siguió en lo suyo, cavilando un rato más, sin percatarse que la camisa del mayor ya estaba abierta y que el sujeto de blanco le presionaba el pecho de más, sólo pudo ser capaz de volver a la realidad cuando la palabra "próstata" fue pronunciada a lo lejos.
- ¿semen? ¿semen de quién? - alzó las cejas al no ser capaz de procesar el conjunto de oraciones dichas por el médico - ¿a poco lo vas a inseminar ahora mismo sensei-chan? - se rascó la nuca caminando hacia el sitio en donde ambos se hallaban, no muy seguro de querer tener descendencia antes de estar seguro del estado de salud que se cargaba Namikawa - todo pasa demasiado rápido, yo pensaba preñarlo estando ya en la luna de miel, pero bueno, así es más probable tener una buena camada -
Asistió ante la petición y miró al morocho - ¿y qué? ¿tampoco me va a dar guantes? joder - refunfuñó en voz baja con el entrecejo fruncido ¡qué poco profesional era aquel sujeto! y no lo decía por la ruda manera en la que trataba al mayor, sino por el hecho de haberle pedido desnudarlo sin antes darle algo de protección… méndigo doctor de cuarta, seguro que ya se había dado cuenta que el felino padecía algo infeccioso y no quería tocarlo él mismo.
Bufó y de un pequeño carrito junto a la camilla, tomo un par de guantes desechables, poniéndoselos en un dos por tres, se tronó los dedos y entonces sí, su cara volvió a tener una sonrisa pintada - a ver, podemos hacer esto por las buenas o... ¡mira un estetoscopio! yo tenía uno de... - sacudió la cabeza, volviendo su atención al minino mientras susurraba algo parecido a un "concéntrate Kaede, tú puedes".
Colocó sus manotas sobre el pelilargo y comenzó a jalar el calzado con todo y calcetines, luego el cinturón, camisa, pantalón y de paso también los interiores de Reiji, le era fácil quitarle la ropa gracias a sus movimientos de ninja aprendidos en televisión.
En unos segundos el jaguar ya estaba como dios lo trajo al mundo, con la mano del rubio sobre su pecho para tenerlo pegado de espaldas a la camilla - vaya, me alegro que tengas una polla humana - sonrió con júbilo viéndole de reojo los genitales, menos mal que eran iguales a los de un hombre común, no hubiera sabido qué hacer al encontrarse con uno de esos feos penes de gatos, iuhhhh...
Siguió en lo suyo, cavilando un rato más, sin percatarse que la camisa del mayor ya estaba abierta y que el sujeto de blanco le presionaba el pecho de más, sólo pudo ser capaz de volver a la realidad cuando la palabra "próstata" fue pronunciada a lo lejos.
- ¿semen? ¿semen de quién? - alzó las cejas al no ser capaz de procesar el conjunto de oraciones dichas por el médico - ¿a poco lo vas a inseminar ahora mismo sensei-chan? - se rascó la nuca caminando hacia el sitio en donde ambos se hallaban, no muy seguro de querer tener descendencia antes de estar seguro del estado de salud que se cargaba Namikawa - todo pasa demasiado rápido, yo pensaba preñarlo estando ya en la luna de miel, pero bueno, así es más probable tener una buena camada -
Asistió ante la petición y miró al morocho - ¿y qué? ¿tampoco me va a dar guantes? joder - refunfuñó en voz baja con el entrecejo fruncido ¡qué poco profesional era aquel sujeto! y no lo decía por la ruda manera en la que trataba al mayor, sino por el hecho de haberle pedido desnudarlo sin antes darle algo de protección… méndigo doctor de cuarta, seguro que ya se había dado cuenta que el felino padecía algo infeccioso y no quería tocarlo él mismo.
Bufó y de un pequeño carrito junto a la camilla, tomo un par de guantes desechables, poniéndoselos en un dos por tres, se tronó los dedos y entonces sí, su cara volvió a tener una sonrisa pintada - a ver, podemos hacer esto por las buenas o... ¡mira un estetoscopio! yo tenía uno de... - sacudió la cabeza, volviendo su atención al minino mientras susurraba algo parecido a un "concéntrate Kaede, tú puedes".
Colocó sus manotas sobre el pelilargo y comenzó a jalar el calzado con todo y calcetines, luego el cinturón, camisa, pantalón y de paso también los interiores de Reiji, le era fácil quitarle la ropa gracias a sus movimientos de ninja aprendidos en televisión.
En unos segundos el jaguar ya estaba como dios lo trajo al mundo, con la mano del rubio sobre su pecho para tenerlo pegado de espaldas a la camilla - vaya, me alegro que tengas una polla humana - sonrió con júbilo viéndole de reojo los genitales, menos mal que eran iguales a los de un hombre común, no hubiera sabido qué hacer al encontrarse con uno de esos feos penes de gatos, iuhhhh...
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
Aquello no podía estar pasando. El médico estaba loco, ¡y Kaede también por seguirle el juego! ¿¡Dónde diablos se había metido!? Aquella mañana había salido de casa con la idea de que tendría un día laboral como cualquiera. Se tomaría su café, revisaría sus estadísticas, llevaría los informes a la empresa y volvería a casa para darse una gratificante ducha. Pero allí estaba, intentando que unos desconocidos le quitasen los pantalones y me metiesen los dedos por detrás... ¡denigrante!
-¡Shironuma! -le llamó, queriendo advertirle que no se pasara de listo, que se estuviese quietecito y que le devolviese su dignidad. Pero nada. Reiji se removía encima de la camilla, mientras sus prendas perfectamente planchadas caían al suelo e iban dejando al descubierto su pálida piel y su cuerpo bien formado, delgado y aterciopelado- ¡No tiene gracia! -se ruborizó cuando su ropa interior acabó abandonándole también, mirando hacia abajo ante las pocas posibilidades que tenía de levantarse al estar tan firmemente sujeto- ¿¡Y que esperabas encontrarte!? ¡Claro que es humana!
Algo le decía que el rubio tenía demasiada imaginación, y le hacía tanta ilusión como el hecho de que el médico le abriese las piernas y le mirase fijamente. Solo le faltó sacar una lupa y contarle los malditos poros de la piel.
-Bueno, ahora relájate gatito~ -comentó, embadurnándose los dedos con gel. Tras un chasquido, el respaldo de la camilla cayó hacia atrás, haciéndole soltar un jadeo de sorpresa. Cuando abrió los ojos, tenía de frente el paquete del rubio, que no parecía querer soltarle hasta no saber si estaba lo suficientemente sano como para darle un beso- Agarrale bien, puede que esto le incomode un poco -el médico se mordió la lengua, sujetó con firmeza el muslo de Reiji y le hundió un dedo dentro, que hizo un ruido de chapoteo y succión vergonzoso.
-¡Ngh! -arqueó la espalda, estirando las manos para sujetar la camisa del mas joven- ¡Espere...! Tiene que ser... una maldita broma... ¡Oiga! -se quejó, bajando las orejas y crispando la cola. El doctor seguía moviéndose, como si buscase pulsar un botón en la oscuridad. Y al parecer lo encontró, ya que el jaguar soltó un gemido, moviendo el cuerpo hacia arriba ante el espasmo que lo azotó, mirando de reojo hacia los bajos del rubio mientras rezaba porque no reaccionase tan evidentemente como lo había hecho él, por desgracia.
-Oh, reacciona~ -el médico rió como si hubiese descubierto el fuego. Sacó el dedo, chasqueandolos- ¡Señoritas! Muestras de sangre, saliva y todo lo que pueda contener infecciones contagiosas a la de ya.
Las enfermeras, salidas al parecer de la tierra, se enfundaron sus mascarillas, hicieron brillar las agujas de las jeringuillas que traían listas en la mano y se abalanzaron sobre el pet, que lo mas que quería en aquel instante era que se lo tragase el suelo y morder hasta la muerte a Kaede.
-¡Shironuma! -le llamó, queriendo advertirle que no se pasara de listo, que se estuviese quietecito y que le devolviese su dignidad. Pero nada. Reiji se removía encima de la camilla, mientras sus prendas perfectamente planchadas caían al suelo e iban dejando al descubierto su pálida piel y su cuerpo bien formado, delgado y aterciopelado- ¡No tiene gracia! -se ruborizó cuando su ropa interior acabó abandonándole también, mirando hacia abajo ante las pocas posibilidades que tenía de levantarse al estar tan firmemente sujeto- ¿¡Y que esperabas encontrarte!? ¡Claro que es humana!
Algo le decía que el rubio tenía demasiada imaginación, y le hacía tanta ilusión como el hecho de que el médico le abriese las piernas y le mirase fijamente. Solo le faltó sacar una lupa y contarle los malditos poros de la piel.
-Bueno, ahora relájate gatito~ -comentó, embadurnándose los dedos con gel. Tras un chasquido, el respaldo de la camilla cayó hacia atrás, haciéndole soltar un jadeo de sorpresa. Cuando abrió los ojos, tenía de frente el paquete del rubio, que no parecía querer soltarle hasta no saber si estaba lo suficientemente sano como para darle un beso- Agarrale bien, puede que esto le incomode un poco -el médico se mordió la lengua, sujetó con firmeza el muslo de Reiji y le hundió un dedo dentro, que hizo un ruido de chapoteo y succión vergonzoso.
-¡Ngh! -arqueó la espalda, estirando las manos para sujetar la camisa del mas joven- ¡Espere...! Tiene que ser... una maldita broma... ¡Oiga! -se quejó, bajando las orejas y crispando la cola. El doctor seguía moviéndose, como si buscase pulsar un botón en la oscuridad. Y al parecer lo encontró, ya que el jaguar soltó un gemido, moviendo el cuerpo hacia arriba ante el espasmo que lo azotó, mirando de reojo hacia los bajos del rubio mientras rezaba porque no reaccionase tan evidentemente como lo había hecho él, por desgracia.
-Oh, reacciona~ -el médico rió como si hubiese descubierto el fuego. Sacó el dedo, chasqueandolos- ¡Señoritas! Muestras de sangre, saliva y todo lo que pueda contener infecciones contagiosas a la de ya.
Las enfermeras, salidas al parecer de la tierra, se enfundaron sus mascarillas, hicieron brillar las agujas de las jeringuillas que traían listas en la mano y se abalanzaron sobre el pet, que lo mas que quería en aquel instante era que se lo tragase el suelo y morder hasta la muerte a Kaede.
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
- ¡santa madre de la abstinencia! - casi gritó al ver al médico encajarle un dedo. Los gemidos y la forma en la que el jaguar se retorcía dejaron al chico con la boca abierta y no tuvo una mejor idea que mantenerse en su posición nada más mirando el espectáculo frente a él. Esta situación superaba con creces a todas y cada una de sus más guarras fantasías sobre enfermeras y hospitales, sin duda debía ir a revisiones médicas más seguido, esto era demasiado excitante para ser real.
En menos de dos segundos el rostro del rubio se había coloreado por completo, estaba agitado, sus mejillas ardían como las de un mocoso viendo por primera vez una revista porno y los dedos sobre el incoloro pecho del jaguar amenazaban con resbalársele en cualquier momento gracias a sus continuos temblores, productos de su excitación.
Tenía ganas, muchísimas ganas de follárselo en ese preciso instante, pero no tenía condones –casualmente era la primera vez que salía sin ellos de casa– y ni modo de usar un guante de látex como preservativo… por tal motivo el ojimiel trataba de respirar pausadamente para así tranquilizarse; sin embargo, siendo un hombre pleno y perfectamente sano en sus 20s, se excitaba ante el más absurdo estímulo y tener a un par de centímetros de su polla el rostro de Reiji no estaba ayudando mucho a bajar su calentura.
- ¡¡¡haces demasiado ruido Neko-chan!!! me estás poniendo duro - masculló sin importarle ser escuchado por el mata-sanos, frunciendo en ceño y colocando más fuerza en su agarre para inmovilizar al gato mientras las enfermeras se entretenían en lo suyo. Agujas por aquí, por allá, no le estaban haciendo nada a él, pero de sólo observar le dolía, Kaede mejor se hizo wey, entrecerró los ojos y en lugar de mirar las jeringas entrando y saliendo se limitó a escudriñar el rico falito contrario que ya comenzaba a despertar…
Hacer eso fue un grave error, si antes el menor había podido contener su rigidez, habiendo visto ahora la mercancía del felino era cuestión de tiempo para mojar sus interiores. El rubio apretó con fuerza las piernas y con las muelas se mordió el interior de las mejillas, mas no servía de mucho hacerlo, su verga ya estaba completamente despierta y levantando una pequeña carpa en sus bermudas que casi casi le picaba un ojo al minino.
- sensei-chan… - llamó lastimosamente, mirando al médico que sólo se dedicaba a dar órdenes y olisquearse los dedos (xD) - ¡yo quiero sacar la muestra de semen! - ahora no lo pedía, lo exigía y antes de escuchar la respuesta, dejó de aplacar al moreno. Llevando sus manos enguantadas hacia la polla de Reiji, echándole una fugaz mirada a su rostro previo a comenzar a masturbarlo. Sus movimientos eran bruscos y contundentes, Kaede usaba más fuerza de la normal para poder sentir el cuerpo cavernoso a plenitud. Más le valía a esas enfermeras sujetar bien al jaguar…
En menos de dos segundos el rostro del rubio se había coloreado por completo, estaba agitado, sus mejillas ardían como las de un mocoso viendo por primera vez una revista porno y los dedos sobre el incoloro pecho del jaguar amenazaban con resbalársele en cualquier momento gracias a sus continuos temblores, productos de su excitación.
Tenía ganas, muchísimas ganas de follárselo en ese preciso instante, pero no tenía condones –casualmente era la primera vez que salía sin ellos de casa– y ni modo de usar un guante de látex como preservativo… por tal motivo el ojimiel trataba de respirar pausadamente para así tranquilizarse; sin embargo, siendo un hombre pleno y perfectamente sano en sus 20s, se excitaba ante el más absurdo estímulo y tener a un par de centímetros de su polla el rostro de Reiji no estaba ayudando mucho a bajar su calentura.
- ¡¡¡haces demasiado ruido Neko-chan!!! me estás poniendo duro - masculló sin importarle ser escuchado por el mata-sanos, frunciendo en ceño y colocando más fuerza en su agarre para inmovilizar al gato mientras las enfermeras se entretenían en lo suyo. Agujas por aquí, por allá, no le estaban haciendo nada a él, pero de sólo observar le dolía, Kaede mejor se hizo wey, entrecerró los ojos y en lugar de mirar las jeringas entrando y saliendo se limitó a escudriñar el rico falito contrario que ya comenzaba a despertar…
Hacer eso fue un grave error, si antes el menor había podido contener su rigidez, habiendo visto ahora la mercancía del felino era cuestión de tiempo para mojar sus interiores. El rubio apretó con fuerza las piernas y con las muelas se mordió el interior de las mejillas, mas no servía de mucho hacerlo, su verga ya estaba completamente despierta y levantando una pequeña carpa en sus bermudas que casi casi le picaba un ojo al minino.
- sensei-chan… - llamó lastimosamente, mirando al médico que sólo se dedicaba a dar órdenes y olisquearse los dedos (xD) - ¡yo quiero sacar la muestra de semen! - ahora no lo pedía, lo exigía y antes de escuchar la respuesta, dejó de aplacar al moreno. Llevando sus manos enguantadas hacia la polla de Reiji, echándole una fugaz mirada a su rostro previo a comenzar a masturbarlo. Sus movimientos eran bruscos y contundentes, Kaede usaba más fuerza de la normal para poder sentir el cuerpo cavernoso a plenitud. Más le valía a esas enfermeras sujetar bien al jaguar…
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
Ruido... ¿¡Ruido!? ¡No lo hacía porque quisiera, ¡le estaban hostigando y pinchando a placer, sin él poder tener opiniones o derechos! Era frustrante. Ahora solo faltaba que le metiesen una píldora para desparasitar por el culo y le pusieran un collar al cuello con una placa que pusiera “Kitty”. En esos momentos se estaba acordando de todos los ancestros de Kaede...
-Sepárate, idiota... -masculló, sin que su voz pudiese apenas salir de la entrepierna del rubio, la cual, tras el cambio de postura hasta casi crear un 69 la mar de improvisado y absurdo -y absolutamente NO deseado-, se pegó a su mejilla tras casi dejarle tuerto. ¿¡Se estaba empalmando con una revisión médica!? Dios, mocosos...- Shiro... ¡Nmh! -Reiji movió las piernas, notando sus manos, así como todas las agujas entrando, drenando sus venas y saliendo de nuevo. La mano que había quedado libre de retenimiento alguno se alzó, posándose en la cadera del rubio para intentar que dejase de crecer contra su cara. Aquella dureza se humedecía poco a poco, y presumía que no sería nada agradable que terminase corriéndose encima suyo...
-Muestra de cabello -con una pinza, le arrancó un par de pelos de la cabeza. Y no supo por qué, pero también de la cola y las orejas- ¡Listo!
-¡Sangre lista! -otra de las enfermeras levantó un montón de probetas llenas con su sangre. ¿¡Cuanto le habían sacado mientras él se preocupaba por su inminente orgasmo!?
-Abre la boca, Neko-chan -la mujer, sosteniendo un bastoncillo, quería tomar muestras de saliva. Reiji, tan ruborizado como pálido la miró todo lo caballerosamente mal que pudo.
-No soy un gato... maldita sea -jadeó, tenso, irritado y mas que susceptible-. Quitadmelo de encima... Dejad de tocarme... -apretó los dientes, mostrando los colmillos- Os... demandaré por esto... -avergonzado.
-¡Doctor, se rebela! -chilló la chica- ¡Es peligroso!
-¿¡Que!?
-¡Bien chicas, apartaos mientras su amo lo retiene! -el loco del médico corrió hacia las estanterías, trayendo consigo una aguja que mas parecía una katana. Reiji erizó la cola, abrió los párpados y se aferró a los muslos de Kaede, que al parecer seguía muy entretenido- ¡Se ha puesto nervioso! ¡Necesita tranquilizante! -y se la clavó. La aguja, claro.
-¡¡...!! -Reiji jadeó, quedándose sin aire. Miró hacia abajo, fúrico, dispuesto a pedir explicaciones aunque fuese reteniendo los gemidos. Cuando su expresión se suavizó- Ah... -las manos perdieron fuerza, deslizándose por los pantalones de Kaede hasta apenas sujetarse de ellos. Su cabeza cayó hacia atrás, dejando la erección del menor contra su mejilla, cerca de sus labios, mientras su cuerpo parecía destensarse completamente, dejando que solo el cosquilleo de su bajo vientre le hiciera vibrar- Shironuma... ¡Haah! Pa-... ra... Maldito... pervertido... -aunque hablaba, lo hacía con voz relajada, efecto del tranquilizante. Su cadera se movió lo máximo que le permitió el narcótico, estremeciéndose e intentando cerrar torpemente las piernas.
-Oh, parece que está a punto. Tenga, joven – el médico le pasó una probeta gruesa-. Para recoger el semen~
No supo dónde, ni si le había dado tiempo de apartar el rostro de sus bajos. Namikawa solo supo que se corrió, arqueando la espalda y soltando un gemido vergonzoso.
-Sepárate, idiota... -masculló, sin que su voz pudiese apenas salir de la entrepierna del rubio, la cual, tras el cambio de postura hasta casi crear un 69 la mar de improvisado y absurdo -y absolutamente NO deseado-, se pegó a su mejilla tras casi dejarle tuerto. ¿¡Se estaba empalmando con una revisión médica!? Dios, mocosos...- Shiro... ¡Nmh! -Reiji movió las piernas, notando sus manos, así como todas las agujas entrando, drenando sus venas y saliendo de nuevo. La mano que había quedado libre de retenimiento alguno se alzó, posándose en la cadera del rubio para intentar que dejase de crecer contra su cara. Aquella dureza se humedecía poco a poco, y presumía que no sería nada agradable que terminase corriéndose encima suyo...
-Muestra de cabello -con una pinza, le arrancó un par de pelos de la cabeza. Y no supo por qué, pero también de la cola y las orejas- ¡Listo!
-¡Sangre lista! -otra de las enfermeras levantó un montón de probetas llenas con su sangre. ¿¡Cuanto le habían sacado mientras él se preocupaba por su inminente orgasmo!?
-Abre la boca, Neko-chan -la mujer, sosteniendo un bastoncillo, quería tomar muestras de saliva. Reiji, tan ruborizado como pálido la miró todo lo caballerosamente mal que pudo.
-No soy un gato... maldita sea -jadeó, tenso, irritado y mas que susceptible-. Quitadmelo de encima... Dejad de tocarme... -apretó los dientes, mostrando los colmillos- Os... demandaré por esto... -avergonzado.
-¡Doctor, se rebela! -chilló la chica- ¡Es peligroso!
-¿¡Que!?
-¡Bien chicas, apartaos mientras su amo lo retiene! -el loco del médico corrió hacia las estanterías, trayendo consigo una aguja que mas parecía una katana. Reiji erizó la cola, abrió los párpados y se aferró a los muslos de Kaede, que al parecer seguía muy entretenido- ¡Se ha puesto nervioso! ¡Necesita tranquilizante! -y se la clavó. La aguja, claro.
-¡¡...!! -Reiji jadeó, quedándose sin aire. Miró hacia abajo, fúrico, dispuesto a pedir explicaciones aunque fuese reteniendo los gemidos. Cuando su expresión se suavizó- Ah... -las manos perdieron fuerza, deslizándose por los pantalones de Kaede hasta apenas sujetarse de ellos. Su cabeza cayó hacia atrás, dejando la erección del menor contra su mejilla, cerca de sus labios, mientras su cuerpo parecía destensarse completamente, dejando que solo el cosquilleo de su bajo vientre le hiciera vibrar- Shironuma... ¡Haah! Pa-... ra... Maldito... pervertido... -aunque hablaba, lo hacía con voz relajada, efecto del tranquilizante. Su cadera se movió lo máximo que le permitió el narcótico, estremeciéndose e intentando cerrar torpemente las piernas.
-Oh, parece que está a punto. Tenga, joven – el médico le pasó una probeta gruesa-. Para recoger el semen~
No supo dónde, ni si le había dado tiempo de apartar el rostro de sus bajos. Namikawa solo supo que se corrió, arqueando la espalda y soltando un gemido vergonzoso.
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Re: Love Today [privado]
Seguía jugueteando con el miembro del mayor, presionándole insistentemente la cabeza hasta hundirla entre los delgados pellejitos alrededor del glande. Le maravillaba y sobre todo estimulaba la forma de gemir que el moreno tenía, podía jurar que era una mezcla entre un maullido y un lloriqueo humano.
De pronto el vientre bajo comenzó a retorcerse, a temblar de manera pronunciada anunciando la inevitable expulsión del semen felino; no obstante, Kaede no se percató de la situación en la que estaba el pelinegro y la eyaculación le tomó desprevenido, justo cuando se encontraba con el rostro más cerca de lo que hubiera querido de la polla.
En cualquier otro momento de la relación, esto hubiera resultado erótico, pero sin saber el estado de salud de Reiji, lo único que fue capaz de expresar el rubio fue un intenso malestar además de ponerse pálido como cadáver - ¡JODER! - vociferó alejándose de sus genitales mientras soltaba un manotazo que tiró la probeta de las manos al médico - cuando te corres lo avisas ¡¡¡lo avisas!!! - dramático como siempre, miró al jaguar con el ceño fruncido dispuesto a gritonearle otro poco… aunque a los pocos segundos desechó la idea al ver el grado de idiotez en el que se había sumido el mayor gracias al tranquilizante. Un estado bastante conocido por el rubio, y no precisamente porque se dopara con medicamentos, sino con yerba de la buena todo el día en las clases.
En sus mejillas yacía el blanco y caliente fluido, comenzando a regarse por su barbilla hasta gotear al suelo. El chico no sabía qué hacer ni tampoco cómo quitarse el semen sin embarrarlo más, por suerte una de las enfermeras fue lo suficientemente rápida como para acercársele con otra probeta y un paño húmedo. Un poco del líquido fue tomado y con delicadeza la mujer limpió la blanca piel de Kaede, ahora algo roja y sudada gracias al dolor de tener los cojones inmóviles - gracias h-honey…- su entrepierna estaba tan dura que al pasar junto a la mesita, logró tirar con la polla varias vendas y un par de herramientas de cirugía... malditas hormonas juveniles, gracias a ellas ahora parecía que tenía tres piernas.
Con problemas volvió a pegársele al jaguar. Mirándole desde arriba sin poder evitar mordisquearse los labios por lo vulnerable que se veía ahí tirado y abierto de piernas. Tragó saliva y barrió a las enfermeras, lo que haría a continuación iba en contra de todos sus principios, tanto los relacionados con la limpieza como los que le hacían mantener el poco pudor que ostentaba.
Jadeando roncamente se bajó la bragueta, dejando salir de una vez por todas aquel pegajoso pedazo de carne que amenazaba con explotar en cualquier segundo. Su mano bajó hasta éste y comenzó a jalárselo como acostumbraba… de arriba a abajo, enterrándose los dedos y con fuerza suficiente como para lesionarse si no tenía mucho cuidado. Ignorando la presencia del médico, gimió y clavó los ojos miel sobre Namikawa - Reiji…- con un movimiento brusco, movió la cadera para picarle la mejilla con su hinchada verga - chúpamela… anda… anda… - como unmolesto pequeño niño comenzó a insistir sin dejar de picotearlo, el presemen ya le resbalaba por los dedos…
De pronto el vientre bajo comenzó a retorcerse, a temblar de manera pronunciada anunciando la inevitable expulsión del semen felino; no obstante, Kaede no se percató de la situación en la que estaba el pelinegro y la eyaculación le tomó desprevenido, justo cuando se encontraba con el rostro más cerca de lo que hubiera querido de la polla.
En cualquier otro momento de la relación, esto hubiera resultado erótico, pero sin saber el estado de salud de Reiji, lo único que fue capaz de expresar el rubio fue un intenso malestar además de ponerse pálido como cadáver - ¡JODER! - vociferó alejándose de sus genitales mientras soltaba un manotazo que tiró la probeta de las manos al médico - cuando te corres lo avisas ¡¡¡lo avisas!!! - dramático como siempre, miró al jaguar con el ceño fruncido dispuesto a gritonearle otro poco… aunque a los pocos segundos desechó la idea al ver el grado de idiotez en el que se había sumido el mayor gracias al tranquilizante. Un estado bastante conocido por el rubio, y no precisamente porque se dopara con medicamentos, sino con yerba de la buena todo el día en las clases.
En sus mejillas yacía el blanco y caliente fluido, comenzando a regarse por su barbilla hasta gotear al suelo. El chico no sabía qué hacer ni tampoco cómo quitarse el semen sin embarrarlo más, por suerte una de las enfermeras fue lo suficientemente rápida como para acercársele con otra probeta y un paño húmedo. Un poco del líquido fue tomado y con delicadeza la mujer limpió la blanca piel de Kaede, ahora algo roja y sudada gracias al dolor de tener los cojones inmóviles - gracias h-honey…- su entrepierna estaba tan dura que al pasar junto a la mesita, logró tirar con la polla varias vendas y un par de herramientas de cirugía... malditas hormonas juveniles, gracias a ellas ahora parecía que tenía tres piernas.
Con problemas volvió a pegársele al jaguar. Mirándole desde arriba sin poder evitar mordisquearse los labios por lo vulnerable que se veía ahí tirado y abierto de piernas. Tragó saliva y barrió a las enfermeras, lo que haría a continuación iba en contra de todos sus principios, tanto los relacionados con la limpieza como los que le hacían mantener el poco pudor que ostentaba.
Jadeando roncamente se bajó la bragueta, dejando salir de una vez por todas aquel pegajoso pedazo de carne que amenazaba con explotar en cualquier segundo. Su mano bajó hasta éste y comenzó a jalárselo como acostumbraba… de arriba a abajo, enterrándose los dedos y con fuerza suficiente como para lesionarse si no tenía mucho cuidado. Ignorando la presencia del médico, gimió y clavó los ojos miel sobre Namikawa - Reiji…- con un movimiento brusco, movió la cadera para picarle la mejilla con su hinchada verga - chúpamela… anda… anda… - como un
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Re: Love Today [privado]
Si antes estaba frustrado porque no se le escuchaba, ahora lo estaba mas por no poder siquiera hablar y negarse con convicción. En aquel instante solo era un hombre de treinta y dos años tirado en una camilla, desnudo y cubierto con su propio semen, mientras un niñato mas hormonal que un equipo de culturistas se empeñaba en apuñalarle la cara con la polla. Que dado lo dura que lo notaba parecía de todo menos una. Acabaría, a parte de sin orgullo ni dignidad, con dolor de muelas de aquella ·aventura”.
-Ni hablar... Shironuma... -jadeó, despacio, muy tranquilo, haciendo un intento de fruncir el ceño sin lograrlo. Intentó buscar con la mirada a alguien apiadado de su situación, pero solo quedaba el médico. Namikawa solo pudo girar la cabeza a un lado, levantando un tembloroso brazo para posarlo en las ingles de Kaede, queriendo ejercer fuerza para empujarlo. Pero una vez mas, estaba demasiado atontado como para imponerse. Cuando quiso mirarlo, la húmeda punta rozó sus labios, haciéndole degustar aquel sabor amargo y salado. Sus mejillas se encendieron como nunca, y su cerebro procesó por si solo el tiempo que había pasado desde al última vez que se vio haciendo cosas semejantes.
Movió las piernas, logrando cerrarlas parcialmente, giró la cara al lado contrario, notando la insistencia del mas joven tras su oreja, haciéndole temblar.
-Aprovecharé este momento de fantástica intimidad y testosterona para robarte un poco de saliva -mencionó entonces el médico loco, como si fuese cosa de todos los días que un hombre le pidiese una mamada a otro en su consulta. Prefería no preguntar. Es mas, no pudo. Los dedos enguantados del médico (por suerte, lo contrarios que había utilizado para el tacto rectal...) le hicieron separar la mandíbula, metiendo algo parecido a un bastoncillo con una tapa enroscada al final del otro extremo para frotarlo contra su lengua, rodeando esta y haciéndole segregar tanta que acabó escurriéndose. Cuando lo sacó, lo enroscó en una probeta y levantó el pulgar, sacándose los guantes.
Reiji soltó algo parecido a un gemido.
-¡Listo! Haremos las pruebas ahora mismo, tranquilo -a pesar de la situación, le dio una palmada a Kaede en la espalda- ¡Tu gato está en buenas manos! Tardaremos de media a una hora, ¡que os cunda! -y sin mas se fue. El jaguar escuchó con horror como pasaba la llave.
-No se te ocurra... -la mano que trataba de empujarlo bajó, queriendo hacer barrera- correrte... en mi cara... -aún se resistía a chupársela. ¡Como si pudiese voluntariamente! Reiji también era quisquilloso con la higiene y las enfermedades... No tanto, pero era previsor...
-Ni hablar... Shironuma... -jadeó, despacio, muy tranquilo, haciendo un intento de fruncir el ceño sin lograrlo. Intentó buscar con la mirada a alguien apiadado de su situación, pero solo quedaba el médico. Namikawa solo pudo girar la cabeza a un lado, levantando un tembloroso brazo para posarlo en las ingles de Kaede, queriendo ejercer fuerza para empujarlo. Pero una vez mas, estaba demasiado atontado como para imponerse. Cuando quiso mirarlo, la húmeda punta rozó sus labios, haciéndole degustar aquel sabor amargo y salado. Sus mejillas se encendieron como nunca, y su cerebro procesó por si solo el tiempo que había pasado desde al última vez que se vio haciendo cosas semejantes.
Movió las piernas, logrando cerrarlas parcialmente, giró la cara al lado contrario, notando la insistencia del mas joven tras su oreja, haciéndole temblar.
-Aprovecharé este momento de fantástica intimidad y testosterona para robarte un poco de saliva -mencionó entonces el médico loco, como si fuese cosa de todos los días que un hombre le pidiese una mamada a otro en su consulta. Prefería no preguntar. Es mas, no pudo. Los dedos enguantados del médico (por suerte, lo contrarios que había utilizado para el tacto rectal...) le hicieron separar la mandíbula, metiendo algo parecido a un bastoncillo con una tapa enroscada al final del otro extremo para frotarlo contra su lengua, rodeando esta y haciéndole segregar tanta que acabó escurriéndose. Cuando lo sacó, lo enroscó en una probeta y levantó el pulgar, sacándose los guantes.
Reiji soltó algo parecido a un gemido.
-¡Listo! Haremos las pruebas ahora mismo, tranquilo -a pesar de la situación, le dio una palmada a Kaede en la espalda- ¡Tu gato está en buenas manos! Tardaremos de media a una hora, ¡que os cunda! -y sin mas se fue. El jaguar escuchó con horror como pasaba la llave.
-No se te ocurra... -la mano que trataba de empujarlo bajó, queriendo hacer barrera- correrte... en mi cara... -aún se resistía a chupársela. ¡Como si pudiese voluntariamente! Reiji también era quisquilloso con la higiene y las enfermedades... No tanto, pero era previsor...
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Re: Love Today [privado]
esos toques... hum... si lo que Namikawa trataba de hacer era apaciguar su libido, se estaba yendo por el camino equivocado. Cada vez que ejercía presión en busca de alejarlo, los genitales del rubio se tensaban, vaya ni siquiera había sido capaz de darle una buena respuesta al médico al momento en el que éste salía de la habitación.
Los poros en su piel no hacían más que secretar un ligero sudor que le había manchado parte de la camiseta y sus labios lucían ya bastante rojizos por tanto mordisquearlos en busca de no dejar que los gemidos se le escaparan de la garganta - eres cruel…Reiji - el nombre casi sonó igual que los que las actrices xxx lazaban al momento de alcanzar el orgasmo y no por lo agudo, sino por lo lastimero que la voz del menor ahora se escuchaba.
¿buenas costumbres? fuera ¿conductas prudentes? también. Mandó a la mierda todo conocimiento sobre lo que no se debía hacer dentro de un consultorio médico y con media sonrisa accionó la pequeña palanca que hizo levantar el respaldo de la camilla en donde el moreno se hallaba. Miró sus adormecidos ojos antes de aclararse la garganta - chúpala, no seas mala mascota - insistió nuevamente picoteándolo , aunque esta vez no se limitó solamente a pedirlo, sino que con ambas manos tomó la cabeza del mayor por las laterales y con ayuda de sus dedos gordos le obligó a abrir la mandíbula, dejando un diminuto espacio abierto por el que varios hilitos de saliva amenazaban por escurrirle hasta el cuello.
- estamos solos y... en un veterinario, sería bueno que me hicieras caso y comenzaras a sorber - emitiendo profundas respiraciones trataba de explicarle la situación en la que se encontraban. Todo iba en contra del moreno, desde el hecho de ser una mascota hasta el poderoso imperio del que el muchacho era heredero. Finalmente dio otro gemidito largo antes de introducirle de una sola estocada su húmeda polla. Sintió los colmillos del mayor escarbarle un poco la piel, pero no había problema, Kaede tenía cierta vena masoquista que le provocaba un inmenso placer a la hora del jaloneo.
Al inicio sus movimientos eran tranquilos, hasta amables se podría decir; sin embargo al cabo de unos segundos la cadera se le movía ya sin poder controlarla a voluntad. Sus ojos iban y venían por el cuerpo del mayor, examinándolo a detalle mientras sentía la calidez de su cavidad. No supo exactamente cuánto tiempo fue el que se mantuvo bombeándole "el hocico", cuando hubo sido más consciente de sí, se encontraba gimiendo con voz ronca y a un volumen nada despreciable, casi echándose a llorar ante el placer, se iba a correr, no había marcha atrás.
un calambre le pegó en la parte inferior de su anatomía, anunciando la salida del fluido por sus conductos hasta llenar la boca del felino. Kaede, no contento con haberse venido, dejó su verga adentro de la pequeña abertura, recargando su cadera sobre Reiji mientras el semen acaba de salírsele por completo - tu... leche neko-chan... - formó una sonrisa hundiéndole aún más los dedos más sobre la pálida y delicada piel de su rostro. Podría jurar que le quedaría un moretón o mínimo un pequeño dolor de cabeza al haberle infringido tal fuerza en su agarre.
Los poros en su piel no hacían más que secretar un ligero sudor que le había manchado parte de la camiseta y sus labios lucían ya bastante rojizos por tanto mordisquearlos en busca de no dejar que los gemidos se le escaparan de la garganta - eres cruel…Reiji - el nombre casi sonó igual que los que las actrices xxx lazaban al momento de alcanzar el orgasmo y no por lo agudo, sino por lo lastimero que la voz del menor ahora se escuchaba.
¿buenas costumbres? fuera ¿conductas prudentes? también. Mandó a la mierda todo conocimiento sobre lo que no se debía hacer dentro de un consultorio médico y con media sonrisa accionó la pequeña palanca que hizo levantar el respaldo de la camilla en donde el moreno se hallaba. Miró sus adormecidos ojos antes de aclararse la garganta - chúpala, no seas mala mascota - insistió nuevamente picoteándolo , aunque esta vez no se limitó solamente a pedirlo, sino que con ambas manos tomó la cabeza del mayor por las laterales y con ayuda de sus dedos gordos le obligó a abrir la mandíbula, dejando un diminuto espacio abierto por el que varios hilitos de saliva amenazaban por escurrirle hasta el cuello.
- estamos solos y... en un veterinario, sería bueno que me hicieras caso y comenzaras a sorber - emitiendo profundas respiraciones trataba de explicarle la situación en la que se encontraban. Todo iba en contra del moreno, desde el hecho de ser una mascota hasta el poderoso imperio del que el muchacho era heredero. Finalmente dio otro gemidito largo antes de introducirle de una sola estocada su húmeda polla. Sintió los colmillos del mayor escarbarle un poco la piel, pero no había problema, Kaede tenía cierta vena masoquista que le provocaba un inmenso placer a la hora del jaloneo.
Al inicio sus movimientos eran tranquilos, hasta amables se podría decir; sin embargo al cabo de unos segundos la cadera se le movía ya sin poder controlarla a voluntad. Sus ojos iban y venían por el cuerpo del mayor, examinándolo a detalle mientras sentía la calidez de su cavidad. No supo exactamente cuánto tiempo fue el que se mantuvo bombeándole "el hocico", cuando hubo sido más consciente de sí, se encontraba gimiendo con voz ronca y a un volumen nada despreciable, casi echándose a llorar ante el placer, se iba a correr, no había marcha atrás.
un calambre le pegó en la parte inferior de su anatomía, anunciando la salida del fluido por sus conductos hasta llenar la boca del felino. Kaede, no contento con haberse venido, dejó su verga adentro de la pequeña abertura, recargando su cadera sobre Reiji mientras el semen acaba de salírsele por completo - tu... leche neko-chan... - formó una sonrisa hundiéndole aún más los dedos más sobre la pálida y delicada piel de su rostro. Podría jurar que le quedaría un moretón o mínimo un pequeño dolor de cabeza al haberle infringido tal fuerza en su agarre.
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Re: Love Today [privado]
Detestaba que le llamasen o le tratasen como una vulgar mascota, ¡lo odiaba! Pero por mucho que intentase apartarle con las manos para decírselo personalmente, no podía. Las fuertes embestidas contra su boca eran imparables, al menos en el estado de somnolencia y sumisión en el que estaba. Empezaba a odiar seriamente al veterinario, así como a los mocosos con pollas enormes que hubiese por todo el mundo, ¡estaba logrando que se ahogase! Su dura punta golpeaba contra el fondo de su garganta, haciendo que la saliva se le acumulase por las arcadas y escurriese por su mentón cuando decidía retirar su dureza antes de volverse a meter. Reiji cerró los ojos, frunciendo las cejas ante la molestia que le causaban sus abruptos y firmes movimientos, a parte de sus dedos en torno a su cara. Aquel maldito crío gimoteaba de placer y seguía utilizándole mientras él solo se esforzaba por intentar respirar y morderle, no dando demasiados buenos resultados.
-¡Ugn...! -los gemitos guturales que lograban salirle eran los esfuerzos de su propia lengua por impedir que el otro le hiciese tragarse completamente su duro miembro, haciendo de paso que levantase y cerrase las piernas antes cualquier desfavorable y vergonzosa reacción que pudiese tener- ¡...! -abrió los ojos, dilatados y brillantes por el medicamento de golpe al notar aquel lascivo latido en el tronco de la hombría ajena, recibiendo y tragando sin remedio gran parte del caliente semen que expulsó con su última estocada.
Levantó una mirada dolida, furiosa y humillada, que perdió todo su efecto al tener aquel gran atributo en la boca y estar completamente drogado por las medicinas. Levantó los brazos a una velocidad inexistente y posó las manos en las de Kaede, abriendo la boca e intentando retirarse con un movimiento hacia atrás con la cabeza. Asomó la lengua, dejando caer parte del orgasmo antes de poder respirar al fin, sintiendo el ardiente calor de la empapada polla posada en su cara, perfectamente acoplada entre su comisura y el puente de su nariz.
-Eres un grandísimo... -no tenía un adjetivo lo suficientemente grosero para dirigirse a él. Intentó clavarle las uñas en las manos y empujarle hacia atrás, pero acabó cayéndose de la camilla, dando un traspiés y quedando de rodillas frente al mas joven, sujetándose de sus gruesos antebrazos. Estaba tan ido que no podía ni odiarle en condiciones- De esta no te libras, maldito mocoso... ¿Que demonios quieres... de mi? -tenía ganas de volver a su casa, a su trabajo y a su rutina, ¿por que le había hecho caso a aquel pervertido?
-¡Ugn...! -los gemitos guturales que lograban salirle eran los esfuerzos de su propia lengua por impedir que el otro le hiciese tragarse completamente su duro miembro, haciendo de paso que levantase y cerrase las piernas antes cualquier desfavorable y vergonzosa reacción que pudiese tener- ¡...! -abrió los ojos, dilatados y brillantes por el medicamento de golpe al notar aquel lascivo latido en el tronco de la hombría ajena, recibiendo y tragando sin remedio gran parte del caliente semen que expulsó con su última estocada.
Levantó una mirada dolida, furiosa y humillada, que perdió todo su efecto al tener aquel gran atributo en la boca y estar completamente drogado por las medicinas. Levantó los brazos a una velocidad inexistente y posó las manos en las de Kaede, abriendo la boca e intentando retirarse con un movimiento hacia atrás con la cabeza. Asomó la lengua, dejando caer parte del orgasmo antes de poder respirar al fin, sintiendo el ardiente calor de la empapada polla posada en su cara, perfectamente acoplada entre su comisura y el puente de su nariz.
-Eres un grandísimo... -no tenía un adjetivo lo suficientemente grosero para dirigirse a él. Intentó clavarle las uñas en las manos y empujarle hacia atrás, pero acabó cayéndose de la camilla, dando un traspiés y quedando de rodillas frente al mas joven, sujetándose de sus gruesos antebrazos. Estaba tan ido que no podía ni odiarle en condiciones- De esta no te libras, maldito mocoso... ¿Que demonios quieres... de mi? -tenía ganas de volver a su casa, a su trabajo y a su rutina, ¿por que le había hecho caso a aquel pervertido?
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Re: Love Today [privado]
Kaede se encontraba notablemente más calmado y de buen humor, tal parecía que después de haber eyaculado las amenazantes infecciones habían pasado a un segundo plano... ahora lo único que le importaba era sentir más placer y ver cuántas veces podría venirse dentro del cuerpo del jaguar antes de que pasaran los 30 minutos y el sensei regresara con los resultados.
Miró a Reiji en el suelo, llevaba la cara igual de batida que como él la había tenido hacía un rato, la venganza era dulce, especialmente una que involucrara sus fluidos - ya te dije, quiero que seas mi mascota, casarme contigo y tener una familia incestuosamente feliz... lo que cualquiera querría - se liberó con cuidado de su agarre para así dejar al felino arrodillado por completo y luego de eso le echó un ojo a la camilla, fijándose que ésta tenía rueditas, por lo que la empujó suavemente con el pie para abrir un poco de más espacio, el suficiente para lo siguiente que planeaba hacer.
Bajó la mano hacia su verga, acariciándose bruscamente otra vez, aunque la verdad no era muy difícil ponérsela dura, especialmente cuando tenía un gato desnudo y vulnerable frente a él - dios... de verdad espero que estés sano - murmuró comenzando a caminar alrededor del moreno, observando su uniforme piel, sin señales de ronchas o alguna otra señal que le hiciera imperfecta, una apariencia increíble que de seguro solamente los pets se podían dar el lujo de presumir.
Tras ponerse el pito como piedra, se detuvo tras él, agachándose para tomarle por los muslos y comenzar a levantarlos - mejor apoya bien esas manos en el piso porque si no te vas a desgraciar la cara - le alzó más y más los muslos, hasta dejarlos abiertos, uno a cada lado de su cadera. Habiéndolo dejado expuesto, el rubio examinó a detalle la abertura pulsante antes profanada por el médico, junto con el escroto y una pequeña porción de la polla. Namikawa no tenía partes o coloraciones extrañas ¿qué tan seguro sería follárselo así? a pelo, sin condón... bueno de todos modos no era la primera vez que cogía con un desconocido, ya después se daría de topes contra la pared.
off: espero haberme dado a entender con la posición xDUu
Miró a Reiji en el suelo, llevaba la cara igual de batida que como él la había tenido hacía un rato, la venganza era dulce, especialmente una que involucrara sus fluidos - ya te dije, quiero que seas mi mascota, casarme contigo y tener una familia incestuosamente feliz... lo que cualquiera querría - se liberó con cuidado de su agarre para así dejar al felino arrodillado por completo y luego de eso le echó un ojo a la camilla, fijándose que ésta tenía rueditas, por lo que la empujó suavemente con el pie para abrir un poco de más espacio, el suficiente para lo siguiente que planeaba hacer.
Bajó la mano hacia su verga, acariciándose bruscamente otra vez, aunque la verdad no era muy difícil ponérsela dura, especialmente cuando tenía un gato desnudo y vulnerable frente a él - dios... de verdad espero que estés sano - murmuró comenzando a caminar alrededor del moreno, observando su uniforme piel, sin señales de ronchas o alguna otra señal que le hiciera imperfecta, una apariencia increíble que de seguro solamente los pets se podían dar el lujo de presumir.
Tras ponerse el pito como piedra, se detuvo tras él, agachándose para tomarle por los muslos y comenzar a levantarlos - mejor apoya bien esas manos en el piso porque si no te vas a desgraciar la cara - le alzó más y más los muslos, hasta dejarlos abiertos, uno a cada lado de su cadera. Habiéndolo dejado expuesto, el rubio examinó a detalle la abertura pulsante antes profanada por el médico, junto con el escroto y una pequeña porción de la polla. Namikawa no tenía partes o coloraciones extrañas ¿qué tan seguro sería follárselo así? a pelo, sin condón... bueno de todos modos no era la primera vez que cogía con un desconocido, ya después se daría de topes contra la pared.
off: espero haberme dado a entender con la posición xDUu
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Re: Love Today [privado]
¿¡Lo que cualquiera querría!? Reiji prefería no preguntar como demonios se había criado aquel rubio para tener pensamientos como aquellos. A parte, claro, de seguir llamándole y re-llamándole mascota una y otra vez, ¡no lo era! Tenía atributos, pero eso no significaba que tuviera que ser tratado como un vulgar animal. ¡Tenía un respetable trabajo y todo!
-¿Que tonterías... estás diciendo? -jadeó, levantando la mano para limpiarse los labios, sintiendo aún el amargo sabor del semen en la lengua y el paladar- No voy a casarme con un mocoso como tu... -tosió y emitió un jadeo de sorpresa cuando su mejilla se presionó contra el suelo, logrando sacar algo de fuerza para interponer sus antebrazos y cubrirse del frío de las baldosas. Miró hacia atrás, ruborizado y avergonzado por aquella lasciva y comprometida postura. Su espalda se arqueó felinamente mientras su cola formaba un semicírculo, escondiéndose entre sus piernas y tapando cualquier orificio que el rubio pretendiese llenar con aquella monstruosa dureza.
-¡Shi-... Shironuma! -avisó, enseñando ya los colmillos aunque le pareciera una forma muy poco elegante de amenazar- Espe-... ¡Ni se te ocurra, pervertido! -sus brazos flaquearon, haciéndole esconder el rostro entre estos al perder ligeramente su punto de apoyo. Aún se estaba maldiciendo por hacerle caso y no seguir cada cual por su camino una vez fuera de la cafetería. Sentía sobre una de sus nalgas la endurecida y ardiente polla, así como la mirada del rubio sobre todo lo que estaba exponiendo de su cuerpo desnudo sin ningún reparo. Sentía su digna castidad -hacía un par de años que no tenía pareja, aunque eso no significase especialmente ser virgen- en peligro a cada suspiro que exhalaba, y a la desesperada había estirado los brazos para empujar con estos su cuerpo por el suelo, tratando de desprenderse de su agarre y reptar lejos de Kaede.
-Si quieres una mascota puedes comprarla en cualquier lugar, no necesitas a alguien como yo -tenía una fuerza ridícula, y vio estúpido el pedir ayuda al médico que le había drogado. A parte de que, desde alguna parte dónde había caído su ropa su móvil volvía a sonar. ¡No necesitaba mas acosadores! Reiji chasqueó la lengua, dándole ya vergüenza la escenita que estaban montando- ¿Puedes soltarme de una vez? Esta broma ha durado demasiado... Tengo... que volver al trabajo... -se excusó.
[Sin problema~xD]
-¿Que tonterías... estás diciendo? -jadeó, levantando la mano para limpiarse los labios, sintiendo aún el amargo sabor del semen en la lengua y el paladar- No voy a casarme con un mocoso como tu... -tosió y emitió un jadeo de sorpresa cuando su mejilla se presionó contra el suelo, logrando sacar algo de fuerza para interponer sus antebrazos y cubrirse del frío de las baldosas. Miró hacia atrás, ruborizado y avergonzado por aquella lasciva y comprometida postura. Su espalda se arqueó felinamente mientras su cola formaba un semicírculo, escondiéndose entre sus piernas y tapando cualquier orificio que el rubio pretendiese llenar con aquella monstruosa dureza.
-¡Shi-... Shironuma! -avisó, enseñando ya los colmillos aunque le pareciera una forma muy poco elegante de amenazar- Espe-... ¡Ni se te ocurra, pervertido! -sus brazos flaquearon, haciéndole esconder el rostro entre estos al perder ligeramente su punto de apoyo. Aún se estaba maldiciendo por hacerle caso y no seguir cada cual por su camino una vez fuera de la cafetería. Sentía sobre una de sus nalgas la endurecida y ardiente polla, así como la mirada del rubio sobre todo lo que estaba exponiendo de su cuerpo desnudo sin ningún reparo. Sentía su digna castidad -hacía un par de años que no tenía pareja, aunque eso no significase especialmente ser virgen- en peligro a cada suspiro que exhalaba, y a la desesperada había estirado los brazos para empujar con estos su cuerpo por el suelo, tratando de desprenderse de su agarre y reptar lejos de Kaede.
-Si quieres una mascota puedes comprarla en cualquier lugar, no necesitas a alguien como yo -tenía una fuerza ridícula, y vio estúpido el pedir ayuda al médico que le había drogado. A parte de que, desde alguna parte dónde había caído su ropa su móvil volvía a sonar. ¡No necesitaba mas acosadores! Reiji chasqueó la lengua, dándole ya vergüenza la escenita que estaban montando- ¿Puedes soltarme de una vez? Esta broma ha durado demasiado... Tengo... que volver al trabajo... -se excusó.
[Sin problema~xD]
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Re: Love Today [privado]
¿tenía que irse a trabajar? pfff después de esa dotación de drogas, el moreno tenía suerte de continuar consciente... igual no era como si el chiquillo le fuera a liberar por tan tonta escusa, well más bien por ninguna - nop, desde la cafetería ya me había decidido por ti, además las mascotas de la tienda seguro tendrán liendres - susurró sonriendo, con una mano bien puesta en la cola de Reiji, para que no se fuera a auto-taponear antes de hacerlo él.
De pronto el teléfono comenzó a sonar, Kaede hizo morritos con los labios a la vez que miraba la estancia. En un principio había tenido toda la intención de responder, mandar a volar a quien quiera que llamara y quizás después dejarlo inservible adentro de algún orinal; sin embargo, la ropa estaba lejos y para cumplir con sus objetivos tendría que dejar abandonado al pobre Reiji. Bufó y mejor intentó ignorar el molesto sonido mientras simplemente se dedicaba a restregar en el medio de esas nalguitas gordas su rigidez. Se sentía rico, especialmente cuando por error llegaba a hacer chocar la punta de su polla contra la cola de gato, cosquillas bastante placenteras, era como hacerlo con un animal de peluche.
- debes pasarme el número de la persona que tanto te llama, después de todo pronto serás esposa y dejarás el trabajo - volvió a sonreír y separó con algo de ansías ambos glúteos, permitiendo que un poco del presemen goteara hasta fundirse dentro del culito del mayor - huuum... - dejó salir un poco del aire de sus pulmones mientras se ocupaba en dirigir su miembro de tal manera de que éste se fuera abriendo paso lentamente dentro del recto felino. No sabía si Reiji estaba acostumbrado al sexo anal o no, aunque de igual manera estando con el rubio pronto se acostumbraría a los empalamientos. Jadeando un poco, terminó por enterrarse completamente, por lo menos el semen que había quedado de la eyaculación anterior ahora le servía de lubricante, si bien no era el mejor, algo era mejor que nada y Namikawa debía sentirse aliviado de que con tal fricción entre ambas carnes no se le estuviera desgarrando el interior.
Kaede cerró por un momento los ojos, disfrutando de la sofocante succión que apresaba a su verga, sin percatarse realmente del estado de Reiji. No pudiendo permanecer quieto por más tiempo, comenzó a moverse, igual de bruto que como lo había hecho durante el oral.
De pronto el teléfono comenzó a sonar, Kaede hizo morritos con los labios a la vez que miraba la estancia. En un principio había tenido toda la intención de responder, mandar a volar a quien quiera que llamara y quizás después dejarlo inservible adentro de algún orinal; sin embargo, la ropa estaba lejos y para cumplir con sus objetivos tendría que dejar abandonado al pobre Reiji. Bufó y mejor intentó ignorar el molesto sonido mientras simplemente se dedicaba a restregar en el medio de esas nalguitas gordas su rigidez. Se sentía rico, especialmente cuando por error llegaba a hacer chocar la punta de su polla contra la cola de gato, cosquillas bastante placenteras, era como hacerlo con un animal de peluche.
- debes pasarme el número de la persona que tanto te llama, después de todo pronto serás esposa y dejarás el trabajo - volvió a sonreír y separó con algo de ansías ambos glúteos, permitiendo que un poco del presemen goteara hasta fundirse dentro del culito del mayor - huuum... - dejó salir un poco del aire de sus pulmones mientras se ocupaba en dirigir su miembro de tal manera de que éste se fuera abriendo paso lentamente dentro del recto felino. No sabía si Reiji estaba acostumbrado al sexo anal o no, aunque de igual manera estando con el rubio pronto se acostumbraría a los empalamientos. Jadeando un poco, terminó por enterrarse completamente, por lo menos el semen que había quedado de la eyaculación anterior ahora le servía de lubricante, si bien no era el mejor, algo era mejor que nada y Namikawa debía sentirse aliviado de que con tal fricción entre ambas carnes no se le estuviera desgarrando el interior.
Kaede cerró por un momento los ojos, disfrutando de la sofocante succión que apresaba a su verga, sin percatarse realmente del estado de Reiji. No pudiendo permanecer quieto por más tiempo, comenzó a moverse, igual de bruto que como lo había hecho durante el oral.
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Re: Love Today [privado]
No era tan joven como para aguantar por mucho tiempo aquella incómoda postura contra el suelo. A pesar de tener un cuerpo elástico y flexible gracias a lo que se había convertido aún había zonas que se le resentían, como la espalda en aquel caso; arqueada hasta su máximo para soportar los frotamientos y los consecuentes jadeos con los que el rubio demostraba su placer. Todo a su costa, claro. E iba listo si creía que podía ordenarle cosas como “dejar su trabajo” después de haber llegado en este tan lejos...
“Esto es humillante...” -su ardiente miembro humedecía su entrada y parte de sus redondas nalgas, haciendo que su cuerpo se balancease ligeramente y su mejilla, enrojecida por la vergüenza y la escena que debía estar protagonizando se presionase contra el brazo donde se había apoyado. El teléfono dejó de sonar, y lejos de sentirse aliviado por aquel irritante sonido se tensó al sentir a Kaede atravesar sus estrechas paredes interiores con aquella endurecida hombría. Reiji abrió los ojos y separó los labios, no teniendo la oportunidad de coger aire antes de soltar un grave jadeo y un quejido de dolor.
-¡Aahg! ¡No...! -posó, con dificultad, una de las manos en el suelo para intentar llevar hacia atrás la otra, solo pudiendo posarla en el muslo del rubio- ¡Me... haces daño, bestia! Saca-... -abrió los ojos de golpe, donde se congregaron lágrimas ante la fuerte punzada de dolor que le erizó la negra y felina cola, que se curvó hacia abajo. Aquel movimiento descuidado y ansioso le había sacado otro gemido de dolor- No te... ¡No te muevas! ¡Kaede! -su nombre salió de entre sus labios junto con algo de su saliva.
Hacía muchísimo que no sentía una polla dentro con tanta autoridad -y no tan grande, todo había que decirlo-. No era especialmente virgen, pero tampoco inmune a una monstruosidad como aquella y a las fervientes arremetidas de un adolescente con exceso de hormonas. Su aliento, tan caliente como sus mejillas en aquel momento empañaba, al jadear retenidamente los azulejos brillantes del suelo, donde casi podía ver su reflejo de forma vergonzosa. Reiji no era partidario de aquel tipo de encuentros sexuales tan repentinos y esporádicos, y aunque se aseguraría de ponerle una demanda como una casa y darle unos buenos zarpazos cuando lograse ponerse de pié no pudo negar -ni esconder- la semidureza de su propia polla; la cual parecía gotear hasta manchar el piso, junto con los propios jugos del movimiento del rubio.
-Umn... Ouh, ¡haah! -se mordía los labios, mientras la larga melena negra tapaba las expresiones de su rostro.
“Esto es humillante...” -su ardiente miembro humedecía su entrada y parte de sus redondas nalgas, haciendo que su cuerpo se balancease ligeramente y su mejilla, enrojecida por la vergüenza y la escena que debía estar protagonizando se presionase contra el brazo donde se había apoyado. El teléfono dejó de sonar, y lejos de sentirse aliviado por aquel irritante sonido se tensó al sentir a Kaede atravesar sus estrechas paredes interiores con aquella endurecida hombría. Reiji abrió los ojos y separó los labios, no teniendo la oportunidad de coger aire antes de soltar un grave jadeo y un quejido de dolor.
-¡Aahg! ¡No...! -posó, con dificultad, una de las manos en el suelo para intentar llevar hacia atrás la otra, solo pudiendo posarla en el muslo del rubio- ¡Me... haces daño, bestia! Saca-... -abrió los ojos de golpe, donde se congregaron lágrimas ante la fuerte punzada de dolor que le erizó la negra y felina cola, que se curvó hacia abajo. Aquel movimiento descuidado y ansioso le había sacado otro gemido de dolor- No te... ¡No te muevas! ¡Kaede! -su nombre salió de entre sus labios junto con algo de su saliva.
Hacía muchísimo que no sentía una polla dentro con tanta autoridad -y no tan grande, todo había que decirlo-. No era especialmente virgen, pero tampoco inmune a una monstruosidad como aquella y a las fervientes arremetidas de un adolescente con exceso de hormonas. Su aliento, tan caliente como sus mejillas en aquel momento empañaba, al jadear retenidamente los azulejos brillantes del suelo, donde casi podía ver su reflejo de forma vergonzosa. Reiji no era partidario de aquel tipo de encuentros sexuales tan repentinos y esporádicos, y aunque se aseguraría de ponerle una demanda como una casa y darle unos buenos zarpazos cuando lograse ponerse de pié no pudo negar -ni esconder- la semidureza de su propia polla; la cual parecía gotear hasta manchar el piso, junto con los propios jugos del movimiento del rubio.
-Umn... Ouh, ¡haah! -se mordía los labios, mientras la larga melena negra tapaba las expresiones de su rostro.
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Re: Love Today [privado]
Poco le importaron las palabras del mayor, Kaede siempre había hecho las cosas a su modo, sin pensar en las consecuencias y sin restricción alguna; además, si ya de por sí iba a terminar adquiriendo alguna infección, lo mejor era disfrutar de la follada lo más que pudiera o por lo menos hasta que se le amoratara la polla y los vellitos dorados colindantes a su miembro se le cayeran.
Se cansó pronto de cargarlo, el moreno no pesaba mucho comparado con él, pero desde la salida del taxi había permanecido parado y la noche anterior se la había pasado en vela limpiando cada rinconcito de su suite, un trabajo que no le confiaba ni siquiera a las mejores mucamas del recinto, porque sabe dios qué tanto tocarían con sus manotas sucias mientras estuvieran en su vivienda temporal - estás algo gordito neko-chan, cambiemos de posición - avisó antes de arrodillarse en el suelo sin sacarle la verga, dejando las rodillas del felino apoyadas en el piso y encimando el cuerpo sobre él. Tal vez Namikawa pensaría que en esa postura sería más fácil escapar, pero el menor lo tenía bien sujeto por las caderas, además si el moreno comenzaba a alejarse, Kaede le detendría jalándole la cola.
- ah... Reiji... me aseguraré de conseguirnos una linda niña con la que podremos... - jadeó fuerte antes de terminar la frase, estaba apretado, consumido por sus ansias de cogérselo más duro y ya no podía hacer esos comentarios burlones que tanto le gustaban. El rubio mejor se dedicó a dejarse llevar por sus instintos, moviendo con firmeza el vientre de tal manera que sus cojones golpeaban los del pelinegro... sabía que existía un nombre para denominar aquella acción, pero se le había olvidado, aunque tampoco era como si le interesara mucho recordar.
A medida que las estocadas aumentaban el ritmo, la entrada también parecía amoldarse a su verga, mojándose más y más. Kaede no tenía idea si era sangrita, sudor o sus propios fluidos los que comenzaban a salpicarle; sin embargo, aunque fuera sangre no planeaba detenerse antes de eyacular, total, ya estaban en un hospital y pagar por una reconstrucción anal no saldría tan caro, incluso podía pedirle al sensei que se le apretara el culo todavía más - oye... ¿crees que quedarás preñado si le echo ganas? - preguntó sonriendo, mientras miraba absortó la sensual manera en la que las níveas nalgas rebotaban contra sus genitales produciendo pequeñas onditas que avanzaban lentamente por cuerpo del jaguar, recordándole al rubio la imagen de una gelatina ¿sabrían igual de rico que cómo se veían?
Kaede bajó una mano lentamente, acariciándole los muslos, se sentían bastante tensos, su mano siguió aquel caminito hasta llegar al miembro semi-erecto, apretó la cabecita mojada y después continuó con el escroto. Aun a estas alturas le era difícil aceptar que Reiji tenía un bonito pene, cilíndrico y rosáceo, no uno de gato. Sacudió la cabeza tratando de apartar esas imágenes, si seguía con eso se le iba a terminar por bajar la erección.
Se cansó pronto de cargarlo, el moreno no pesaba mucho comparado con él, pero desde la salida del taxi había permanecido parado y la noche anterior se la había pasado en vela limpiando cada rinconcito de su suite, un trabajo que no le confiaba ni siquiera a las mejores mucamas del recinto, porque sabe dios qué tanto tocarían con sus manotas sucias mientras estuvieran en su vivienda temporal - estás algo gordito neko-chan, cambiemos de posición - avisó antes de arrodillarse en el suelo sin sacarle la verga, dejando las rodillas del felino apoyadas en el piso y encimando el cuerpo sobre él. Tal vez Namikawa pensaría que en esa postura sería más fácil escapar, pero el menor lo tenía bien sujeto por las caderas, además si el moreno comenzaba a alejarse, Kaede le detendría jalándole la cola.
- ah... Reiji... me aseguraré de conseguirnos una linda niña con la que podremos... - jadeó fuerte antes de terminar la frase, estaba apretado, consumido por sus ansias de cogérselo más duro y ya no podía hacer esos comentarios burlones que tanto le gustaban. El rubio mejor se dedicó a dejarse llevar por sus instintos, moviendo con firmeza el vientre de tal manera que sus cojones golpeaban los del pelinegro... sabía que existía un nombre para denominar aquella acción, pero se le había olvidado, aunque tampoco era como si le interesara mucho recordar.
A medida que las estocadas aumentaban el ritmo, la entrada también parecía amoldarse a su verga, mojándose más y más. Kaede no tenía idea si era sangrita, sudor o sus propios fluidos los que comenzaban a salpicarle; sin embargo, aunque fuera sangre no planeaba detenerse antes de eyacular, total, ya estaban en un hospital y pagar por una reconstrucción anal no saldría tan caro, incluso podía pedirle al sensei que se le apretara el culo todavía más - oye... ¿crees que quedarás preñado si le echo ganas? - preguntó sonriendo, mientras miraba absortó la sensual manera en la que las níveas nalgas rebotaban contra sus genitales produciendo pequeñas onditas que avanzaban lentamente por cuerpo del jaguar, recordándole al rubio la imagen de una gelatina ¿sabrían igual de rico que cómo se veían?
Kaede bajó una mano lentamente, acariciándole los muslos, se sentían bastante tensos, su mano siguió aquel caminito hasta llegar al miembro semi-erecto, apretó la cabecita mojada y después continuó con el escroto. Aun a estas alturas le era difícil aceptar que Reiji tenía un bonito pene, cilíndrico y rosáceo, no uno de gato. Sacudió la cabeza tratando de apartar esas imágenes, si seguía con eso se le iba a terminar por bajar la erección.
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Re: Love Today [privado]
No negó que la idea de escapar una vez sintió el frío del suelo contra sus rodillas se le pasó por la cabeza, pero fue perfectamente consciente de las firmes manos que manejaban su cadera a disposición ajena, aferrándose a ellas cada vez que arremetía y lograba taladrarle el culo con ganas. Namikawa optó por apoyarse sobre sus codos para no devolver el rostro al suelo y enredar los dedos, apretándolos cuando una arremetida le llegaba mas profundamente que otra. Entre los jadeos roncos de Kaede y el sonido de los golpecitos que producían sus testículos contra los suyos le era imposible no calentarse; aunque estuviera en una situación difícil de definir.
-No te corras dentro de mi... ¡Unh! -apretó los labios y los párpados, de cuyas lágrimas ya se habían secado. Solo quedaba un ligero y húmedo surco en torno a sus ojos, el sonrojo del bochorno y los rojos e hinchados labios, producto de mordérselos y retener inútilmente los gemidos. Se había olvidado ya de que clase de médicos estaban permitiendo todo aquello en la consulta y había instantes en los que se abandonaba a la sensación de aquel duro miembro entrando y saliendo de si, junto a sus pliegues y la facilidad con la que se movía gracias a los fluidos y la efímera sangre de un desgarrón ocasional. Con vergüenza se daba cuenta como apartaba la cola a un lado, como hacían las gatas en celo, facilitando aquella morbosa penetración. Acto que se esforzaba por corregir y disimular a como diese lugar.
-¿Que te estás imaginando -retuvo un gemido, sacudiendo la cadera y bajando la mirada hacia su miembro, que reaccionaba entre aquellos dedos-, degenerado...? Una niña para que podamos, ¿que? No me incluyas en tus... planes... ¡Aah! -agitó la cabeza, alzando el mentón y haciendo hondear su media melena. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior, respirando por la nariz como si intentase darse serenidad, lucidez... Pero algo tan grande no tardaría en golpear su próstata, y mucho menos aguantaría la arremetida después de largo tiempo sin sexo. A la segunda y tercera estocada soltó un audible gemido, similar a un ronroneo, dejando caer los hombros en el piso antes de llevar las manos hacia su miembro, resbaladizo y caliente, y a la mano que insistía sobre él.
-Preñ-... ¿Estás loco? Y... por muy fuerte que te muevas no podrás... ¡Ve mas despacio! -palpó el interior de los muslos y deslizó los dedos hasta sentir sobre ellos el golpeteo constante de sus movimientos, y como la piel de la tensa base de su pene se deslizaba dentro de su culo- Uh... -oficialmente estaba teniendo sexo ocasional con un desconocido. Y no sabía si era precisamente este el que le estaba despertando, dejando en segundo plano los efectos del tranquilizante- ¡Ung-...! ¡Mmn! Dentro no... Ah, Shiro-... -miró hacia atrás, haciendo un flexible movimiento con el cuerpo que acabó con el jaguar cayendo de lado, causando un fuerte envite en aquel sensible músculo de su receptivo interior.
Reiji se vio salpicado, junto con el piso, por un segundo orgasmo que le dejó temblando casi un minuto entero. Y antes de poder avisar de nuevo con un “Espera, no te corras dentro” escuchó la puerta abrirse...
-No te corras dentro de mi... ¡Unh! -apretó los labios y los párpados, de cuyas lágrimas ya se habían secado. Solo quedaba un ligero y húmedo surco en torno a sus ojos, el sonrojo del bochorno y los rojos e hinchados labios, producto de mordérselos y retener inútilmente los gemidos. Se había olvidado ya de que clase de médicos estaban permitiendo todo aquello en la consulta y había instantes en los que se abandonaba a la sensación de aquel duro miembro entrando y saliendo de si, junto a sus pliegues y la facilidad con la que se movía gracias a los fluidos y la efímera sangre de un desgarrón ocasional. Con vergüenza se daba cuenta como apartaba la cola a un lado, como hacían las gatas en celo, facilitando aquella morbosa penetración. Acto que se esforzaba por corregir y disimular a como diese lugar.
-¿Que te estás imaginando -retuvo un gemido, sacudiendo la cadera y bajando la mirada hacia su miembro, que reaccionaba entre aquellos dedos-, degenerado...? Una niña para que podamos, ¿que? No me incluyas en tus... planes... ¡Aah! -agitó la cabeza, alzando el mentón y haciendo hondear su media melena. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior, respirando por la nariz como si intentase darse serenidad, lucidez... Pero algo tan grande no tardaría en golpear su próstata, y mucho menos aguantaría la arremetida después de largo tiempo sin sexo. A la segunda y tercera estocada soltó un audible gemido, similar a un ronroneo, dejando caer los hombros en el piso antes de llevar las manos hacia su miembro, resbaladizo y caliente, y a la mano que insistía sobre él.
-Preñ-... ¿Estás loco? Y... por muy fuerte que te muevas no podrás... ¡Ve mas despacio! -palpó el interior de los muslos y deslizó los dedos hasta sentir sobre ellos el golpeteo constante de sus movimientos, y como la piel de la tensa base de su pene se deslizaba dentro de su culo- Uh... -oficialmente estaba teniendo sexo ocasional con un desconocido. Y no sabía si era precisamente este el que le estaba despertando, dejando en segundo plano los efectos del tranquilizante- ¡Ung-...! ¡Mmn! Dentro no... Ah, Shiro-... -miró hacia atrás, haciendo un flexible movimiento con el cuerpo que acabó con el jaguar cayendo de lado, causando un fuerte envite en aquel sensible músculo de su receptivo interior.
Reiji se vio salpicado, junto con el piso, por un segundo orgasmo que le dejó temblando casi un minuto entero. Y antes de poder avisar de nuevo con un “Espera, no te corras dentro” escuchó la puerta abrirse...
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Re: Love Today [privado]
Si en un principio el chico no le había hecho caso a Reiji, a estas alturas mucho menos. Continuó empalándole con fuerza y muchas ganas, aguantando las ganas de responderle porque de hacerlo fácilmente las palabras saldrían entremezcladas con gemidos y escucharse a sí mismo jadeando era una de las cosas que menos le ponían al rubio. Luego de un breve, pero intenso periodo de arremetidas, el felino pareció ceder y finalmente terminó tumbado en el piso, pegajoso, dicho vulgarmente "revolcándose en sus propios fluidos". Kaede hizo un gesto sin saber exactamente por qué y se le quedó mirando fijamente, más concretamente poniendo atención en su verga floja y chorreante que ahora podía ver bien gracias a la posición como de tijera en la que se encontraban.
La puerta dejó entrar a un muy tranquilo sensei seguido por su séquito de sexys enfermeras que, ante la visión del morocho batido y Kaede todavía arremetiendo contra su cuerpo, se apenaron sobremanera, aunque hubo unas dos que tres que aprovecharon para sacar fotografías con sus móviles. El ojimiel se alteró al notar esto, mas no dejó nunca de embestir a Reiji, usando su culo y caderas para alcanzar el orgasmo como si se tratara meramente de una muñeca inflable.
Miró al médico recargarse contra el marco de la puerta y leer su reloj ¿tan acostumbrado estaba a ver a los pacientes coger entre ellos? porque de ser así más le valía mandar esterilizar las habitaciones después de ser usadas o ya se las vería con él, con todo y que trajera buenos resultados en los análisis del mayor, de una demanda no se iba a salvar.
El muchacho se vino dentro de Reiji, llenando su ano con la caliente leche que, debido a la postura en la que se hallaban, no tardó demasiado en desbordarse y manchar una buena parte de sus bermudas. Kaede mantuvo un segundo los ojos cerrados para no verter las lágrimas que el placer le había ocasionado y salió del cuerpo del mayor luego de lograr estabilizar su ritmo cardiaco. Su sexto sentido le indicaba que más de una enfermera se había mojado las bragas con la imagen, así que el chico se colocó de pie rápidamente, yendo hasta la puerta para cerrarla, únicamente dejando al sensei dentro.
Su polla dejó tras sí un pequeño rastro que si no fuera porque el médico se movió también le hubiera bañado - ¿ya... tiene los resultados? - le preguntó mientras se sacudía la verga sobre el bote de basura en busca de quitarse todo resto de semen y una que otra manchita de sangre que se le había impregnado en el prepucio - quiero darme una ducha y llevar a la estética al gato, que no es bueno que lleve el cabello tan largo... se le podría atorar en la ventana del bus - sus mejillas eran rojas. Estaba tan nervioso que trataba de hacer plática e inclusive sentía sus dedos temblar un poco al volver a guardarse el miembro dentro de sus pantalones.
Luego fue a buscar las ropas de Namikawa y se las dejó a un lado, no sin antes quedarse con el teléfono. Miró a Reiji con una sonrisa que todavía no era tan arrogante como las que acostumbraba y le mandó un beso en el aire - necesitamos una niña para hacer una Double Penetration y necesito embarazarte para verte con los pezones hinchados... que son requetesexys - como si fuera de lo más normal del mundo se sentó en otra camilla, pensando que no tuvo que hacer lo que hizo.
La puerta dejó entrar a un muy tranquilo sensei seguido por su séquito de sexys enfermeras que, ante la visión del morocho batido y Kaede todavía arremetiendo contra su cuerpo, se apenaron sobremanera, aunque hubo unas dos que tres que aprovecharon para sacar fotografías con sus móviles. El ojimiel se alteró al notar esto, mas no dejó nunca de embestir a Reiji, usando su culo y caderas para alcanzar el orgasmo como si se tratara meramente de una muñeca inflable.
Miró al médico recargarse contra el marco de la puerta y leer su reloj ¿tan acostumbrado estaba a ver a los pacientes coger entre ellos? porque de ser así más le valía mandar esterilizar las habitaciones después de ser usadas o ya se las vería con él, con todo y que trajera buenos resultados en los análisis del mayor, de una demanda no se iba a salvar.
El muchacho se vino dentro de Reiji, llenando su ano con la caliente leche que, debido a la postura en la que se hallaban, no tardó demasiado en desbordarse y manchar una buena parte de sus bermudas. Kaede mantuvo un segundo los ojos cerrados para no verter las lágrimas que el placer le había ocasionado y salió del cuerpo del mayor luego de lograr estabilizar su ritmo cardiaco. Su sexto sentido le indicaba que más de una enfermera se había mojado las bragas con la imagen, así que el chico se colocó de pie rápidamente, yendo hasta la puerta para cerrarla, únicamente dejando al sensei dentro.
Su polla dejó tras sí un pequeño rastro que si no fuera porque el médico se movió también le hubiera bañado - ¿ya... tiene los resultados? - le preguntó mientras se sacudía la verga sobre el bote de basura en busca de quitarse todo resto de semen y una que otra manchita de sangre que se le había impregnado en el prepucio - quiero darme una ducha y llevar a la estética al gato, que no es bueno que lleve el cabello tan largo... se le podría atorar en la ventana del bus - sus mejillas eran rojas. Estaba tan nervioso que trataba de hacer plática e inclusive sentía sus dedos temblar un poco al volver a guardarse el miembro dentro de sus pantalones.
Luego fue a buscar las ropas de Namikawa y se las dejó a un lado, no sin antes quedarse con el teléfono. Miró a Reiji con una sonrisa que todavía no era tan arrogante como las que acostumbraba y le mandó un beso en el aire - necesitamos una niña para hacer una Double Penetration y necesito embarazarte para verte con los pezones hinchados... que son requetesexys - como si fuera de lo más normal del mundo se sentó en otra camilla, pensando que no tuvo que hacer lo que hizo.
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Re: Love Today [privado]
Si no se había muerto de la vergüenza en un principio era porque no sabía exactamente en que situación se encontraba. Nada mas caer al suelo, e ignorando cualquier fluido que le cayese encima, se centró mas en recuperar el aire y seguir soportando las fuertes y demandantes arremetidas del adolescente. Había levantado el brazo hacia atrás para tratar de empujarle por la cadera, resultando en un intento tan fallido como las veces anteriores que había intentado detenerlo. Reiji resopló, apretando los párpados y soltando un quedo gemido, sintiendo como le ignoraba completamente y soltaba todo su orgasmo dentro de él. Prefirió no darse cuenta de que alguien mas había entrado a la sala.
-Veo que hay prisa por ser papás, ¿eh? -el médico demente y senil abrió la carpeta de cartón que traía, apartándose de posibles fluidos que le hicieran resbalar y romperse la cadera- Seguro que saldrá un ejemplar precioso y sano; puedo haceros el seguimiento por si hay complicaciones~
Reiji pensaba, mientras luchaba con el temblor de sus brazos para poder levantarse que la única complicación la tendría Kaede cuando le diese un zarpazo en los morros. Casi arrancándole la ropa de las manos y con las mejillas encendidas, le miró con el ceño tan fruncido que sus cejas parecían haberse fusionado.
-Double demanda es lo que te voy a meter, grandísimo pervertido -su ética y modales le impedían insultar mas gráficamente. Aunque se muriese por decirle “hijo de puta” a secas...
-En cuanto a los análisis -el médico le ignoró, para no variar, ojeando los papeles-. Está todo en perfecto estado, aunque recomendaría que no se estresase mucho mas o acabará con una úlcera del tamaño de una pelota de baloncesto. Querido, tienes pañuelos junto a la puerta -le hizo un gesto al jaguar al verle levantarse chorreando semen ajeno-. Necesita un ambiente tranquilo y espacios abiertos. Que le de el aire.
Aquí Reiji tuvo un tic mientras se tapaba con la ropa e iba a por pañuelos.
-Niveles de azúcar perfectos, la tensión algo alta. No se le ve enfermedad grave ninguna. Excepto... -al médico pareció iluminarlo un foco mientras de fondo se escuchaba una melodía siniestra e intrigante- … que los niveles de testosterona acumulados son alarmantes -Namikawa casi se cae de narices contra la puerta-. ¡Pero eso no será problema a partir de ahora! ¿Verdad, joven? -se dirigió a Kaede- Hágale soltar todo lo que no ha soltado en treinta años~
-Disculpe, pero tengo una vida sexual muy plena -muy digno, el mayor se adecentaba y se vestía para poder salir, aunque fuera mareado, de aquella consulta de depravación.
-¿De verdad? Espero que uses condón. De regalo os doy una caja -la sacó de a saber donde y se la tendió al rubio-. Según su ciclo hormonal en poco menos de dos semanas estará perfectamente receptivo para tener niños. ¡Pero! -se ensombreció de nuevo- Tenga cuidado, jovencito. Las épocas de celo de los felinos grandes son muy agresivas. Necesitará uno de estos -de nuevo, de la nada, sacó un bozal/mordaza con bolita- O este -sacó un collar de púas hacia adentro color rosa barbie-. Ten tu copia de los análisis y un caramelito para el camino~
Con dolor de cadera y tan mareado que veía distorsionada la puerta, Reiji se ajustó la corbata como pudo, trastabillando hasta quedar apoyado contra esta. Aún sentía algo escurriéndose dentro de sí y le resultaba demasiado desagradable. Quería llegar a casa y que terminase el día de una vez.
-Veo que hay prisa por ser papás, ¿eh? -el médico demente y senil abrió la carpeta de cartón que traía, apartándose de posibles fluidos que le hicieran resbalar y romperse la cadera- Seguro que saldrá un ejemplar precioso y sano; puedo haceros el seguimiento por si hay complicaciones~
Reiji pensaba, mientras luchaba con el temblor de sus brazos para poder levantarse que la única complicación la tendría Kaede cuando le diese un zarpazo en los morros. Casi arrancándole la ropa de las manos y con las mejillas encendidas, le miró con el ceño tan fruncido que sus cejas parecían haberse fusionado.
-Double demanda es lo que te voy a meter, grandísimo pervertido -su ética y modales le impedían insultar mas gráficamente. Aunque se muriese por decirle “hijo de puta” a secas...
-En cuanto a los análisis -el médico le ignoró, para no variar, ojeando los papeles-. Está todo en perfecto estado, aunque recomendaría que no se estresase mucho mas o acabará con una úlcera del tamaño de una pelota de baloncesto. Querido, tienes pañuelos junto a la puerta -le hizo un gesto al jaguar al verle levantarse chorreando semen ajeno-. Necesita un ambiente tranquilo y espacios abiertos. Que le de el aire.
Aquí Reiji tuvo un tic mientras se tapaba con la ropa e iba a por pañuelos.
-Niveles de azúcar perfectos, la tensión algo alta. No se le ve enfermedad grave ninguna. Excepto... -al médico pareció iluminarlo un foco mientras de fondo se escuchaba una melodía siniestra e intrigante- … que los niveles de testosterona acumulados son alarmantes -Namikawa casi se cae de narices contra la puerta-. ¡Pero eso no será problema a partir de ahora! ¿Verdad, joven? -se dirigió a Kaede- Hágale soltar todo lo que no ha soltado en treinta años~
-Disculpe, pero tengo una vida sexual muy plena -muy digno, el mayor se adecentaba y se vestía para poder salir, aunque fuera mareado, de aquella consulta de depravación.
-¿De verdad? Espero que uses condón. De regalo os doy una caja -la sacó de a saber donde y se la tendió al rubio-. Según su ciclo hormonal en poco menos de dos semanas estará perfectamente receptivo para tener niños. ¡Pero! -se ensombreció de nuevo- Tenga cuidado, jovencito. Las épocas de celo de los felinos grandes son muy agresivas. Necesitará uno de estos -de nuevo, de la nada, sacó un bozal/mordaza con bolita- O este -sacó un collar de púas hacia adentro color rosa barbie-. Ten tu copia de los análisis y un caramelito para el camino~
Con dolor de cadera y tan mareado que veía distorsionada la puerta, Reiji se ajustó la corbata como pudo, trastabillando hasta quedar apoyado contra esta. Aún sentía algo escurriéndose dentro de sí y le resultaba demasiado desagradable. Quería llegar a casa y que terminase el día de una vez.
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Re: Love Today [privado]
- vida sexual plena pff... hahaha - el chico trató de disimular un poco el ataque de risa que le había dado, pero era irremediable que después de sentir el apretadísimo culo de Reiji, aquella afirmación le resultara una total mamada. Tomó los condones y entrecerró los ojos durante el rato que tuvo que escuchar las instrucciones del sensei. Era mucha información y demasiadas palabras como para recordarlas todas, aunque eso sí, la fecha en la que el jaguar se encontraría más fértil se la grabó en la mente y por si las moscas también programó la alarma de su móvil para recordarle el día.
A saber de dónde la había sacado, pero en manos ya tenía una bolsa de plástico guardando los condones, la hoja de los análisis y los juguetitos de sometimiento, ni siquiera había revisado la talla de los preservativos al aceptarlos, seguro que el médico ya se había percatado de las dimensiones de Kaede Jr - well si eso es todo, nosotros nos retiramos, hay todo un mundo de cosas que hacer antes de la boda ¿verdad Neko-chan? - se despidió del médico con un simple gesto de cabeza, pues no creía muy conveniente darle un apretón de manos después de todos los fluidos pegajosos que habían pasado por ahí.
- vamos Reiji, tenemos que contratar una mudanza, no vamos a poder estar en mi hotel toda la vida... especialmente cuando consiga a nuestra niña y quedes preñado - antes de salir completamente del consultorio, le miró manteniendo una mano bajo la barbilla. Se le notaba deshecho y todavía con un poco de confusión pintada en la cara, Kaede sonrió al pensar que con su maravillosa verga le había dejado así de agotado - mmm oye si estás adolorido por la cogida, avanza a tu ritmo... me alcanzas en la recepción ¿vale? - habló tratando de parecer amable y se alejó de ahí a paso veloz.
Para suerte del rubio, Reiji parecía tan descompuesto que veía difícil que saliera del hospital sin ser notado por alguna enfermera, asimismo tenía su móvil y si el felino llegaba a escapar podría llamar a tooodooos los contactos con el fin de hallarle.
El chico llegó a la recepción en un parpadeo, de nueva cuenta pagó con la tarjeta dorada de papá y ya con ticket en mano se recargó en una de las paredes cercana a la salida para esperar a Namikawa y decidir entonces a dónde ir. La cosa era que como al ojimiel le aburría esperar en silencio decidió comenzar a juguetear un rato con el móvil del mayor, con lo bonito que se veía por fuera seguro que tendría algún juego interesante.
Se encontraba buscando las aplicaciones cuando de puritita casualidad el aparatejo comenzó a timbrar. Kaede torció la boca y usando sus conocimientos tecnológicos se dispuso a bloquear al contacto -ese mismo que desde la salida de la cafetería había estado hostigando al pelinegro- sin embargo como el muchacho era algo torpe para los dispositivos móviles, en lugar de bloquear al contacto, le contestó - ¿Namikawa? - alcanzó a escuchar a través del auricular y bueno... a Kaede no se le ocurrió una cosa mejor que agudizar un poco la voz y responder - ¡claro! habla Namikawa Reiji, el gato... me temo que tendré que renunciar por causa de fuerza mayor: estoy embarazadísimo de un guapo rubio y ya sabes con la lactancia y eso... - y así se siguió un rato, soltando burradas por montones sin siquiera escuchar las respuestas contrarias.
A saber de dónde la había sacado, pero en manos ya tenía una bolsa de plástico guardando los condones, la hoja de los análisis y los juguetitos de sometimiento, ni siquiera había revisado la talla de los preservativos al aceptarlos, seguro que el médico ya se había percatado de las dimensiones de Kaede Jr - well si eso es todo, nosotros nos retiramos, hay todo un mundo de cosas que hacer antes de la boda ¿verdad Neko-chan? - se despidió del médico con un simple gesto de cabeza, pues no creía muy conveniente darle un apretón de manos después de todos los fluidos pegajosos que habían pasado por ahí.
- vamos Reiji, tenemos que contratar una mudanza, no vamos a poder estar en mi hotel toda la vida... especialmente cuando consiga a nuestra niña y quedes preñado - antes de salir completamente del consultorio, le miró manteniendo una mano bajo la barbilla. Se le notaba deshecho y todavía con un poco de confusión pintada en la cara, Kaede sonrió al pensar que con su maravillosa verga le había dejado así de agotado - mmm oye si estás adolorido por la cogida, avanza a tu ritmo... me alcanzas en la recepción ¿vale? - habló tratando de parecer amable y se alejó de ahí a paso veloz.
Para suerte del rubio, Reiji parecía tan descompuesto que veía difícil que saliera del hospital sin ser notado por alguna enfermera, asimismo tenía su móvil y si el felino llegaba a escapar podría llamar a tooodooos los contactos con el fin de hallarle.
El chico llegó a la recepción en un parpadeo, de nueva cuenta pagó con la tarjeta dorada de papá y ya con ticket en mano se recargó en una de las paredes cercana a la salida para esperar a Namikawa y decidir entonces a dónde ir. La cosa era que como al ojimiel le aburría esperar en silencio decidió comenzar a juguetear un rato con el móvil del mayor, con lo bonito que se veía por fuera seguro que tendría algún juego interesante.
Se encontraba buscando las aplicaciones cuando de puritita casualidad el aparatejo comenzó a timbrar. Kaede torció la boca y usando sus conocimientos tecnológicos se dispuso a bloquear al contacto -ese mismo que desde la salida de la cafetería había estado hostigando al pelinegro- sin embargo como el muchacho era algo torpe para los dispositivos móviles, en lugar de bloquear al contacto, le contestó - ¿Namikawa? - alcanzó a escuchar a través del auricular y bueno... a Kaede no se le ocurrió una cosa mejor que agudizar un poco la voz y responder - ¡claro! habla Namikawa Reiji, el gato... me temo que tendré que renunciar por causa de fuerza mayor: estoy embarazadísimo de un guapo rubio y ya sabes con la lactancia y eso... - y así se siguió un rato, soltando burradas por montones sin siquiera escuchar las respuestas contrarias.
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
-¿Qué boda? -farfulló, casi bufándole cuando lo había visto escaquearse sin siquiera tener el detalle de servirle de apoyo al tener la cadera resentida. No es que fuese a aceptar su ayuda, pero la intención siempre era lo que contaba. Sin embargo cuando el médico quiso ofrecerle un brazo para acompañarle a la salida se negó de forma automática, dedicándole una mirada que podría definirse como “todo es culpa suya y le voy a demandar por psicópata”. Luego reparó en la palabra “mudanza” y se puso pálido. ¿Que demonios pretendía aquel rubio de bote?
Con un andar demasiado robótico, enfiló los pasillos en busca de enterarse de los planes de futuro que aquel adolescente estaba haciendo por él. Mientras Midou, su compañero de trabajo y las tan insistentes llamadas al móvil que había tenido, se había enfrascado en una conversación extraña donde era obvio que no estaba hablando con Reij. En primer lugar porque aquella voz era mas propia de alguien sin testículos que del felino, y en segundo porque su compañero le conocía lo suficiente como para saber que él no se autodenominaría nunca “gato” cuando había defendido sus derechos como persona trabajadora en la empresa. Tanto en la recepción con todos aquellos datos ficticios de Kaede y en el hall de la empresa, donde Midou le rebatía cosas una y otra vez, se respiraba tensión y eran objetivos de múltiples miradas de desconcierto.
Recuperando su andar e intentando obviar el dolor, se arregló la ropa mientras atravesaba el pasillo, siendo interceptado por una enfermera que le había visto muy pálido y un médico en sus cincuenta que le había dicho con descaro que tenía cara de UVI. Dando sus correspondientes e inventadas explicaciones, llegó junto al rubio, arrebatandole el teléfono con un firme gesto y un suspiro. Era hora de ponerse serios.
-Midou, luego te llamo -se colocó el auricular en la oreja, sabiendo de antemano que era él sin la necesidad de mirar. El otro intentó protestar-. Solo es el hijo malcriado de un cliente. Te llamaré luego -colgó, y miró con las cejas fruncidas al rubio-. Y tu ven conmigo. Tenemos que hablar antes de sigas flotando en tu nube -y muy dignamente atravesó las puertas de la clínica para salir de nuevo a la calle, agradeciendo el aire que corría para quitarse de encima aquel sofoco que pretendía eliminar con un largo jacuzzi al llegar a casa.
Echó a andar, intentando no dar ningún traspiés. No quería pararse y sentarse en ningún lugar que no fuera el cómodo sillón individual de su salón. Su casa no estaba lejos; razón por la cual no se había molestado siquiera en sacar el coche del garaje.
-Ya no sé como debería preguntarte que es lo que quieres. Si es por el ordenador olvídalo, compraré uno nuevo yo mismo -se palpó las sienes, apartándose tras las orejas los mechones de pelo que le caían sobre la cara-. No quiero niñas, ni mudanzas, ni bodas, ni embarazos. No con alguien que he conocido en el baño de una cafetería. Solo sé tu nombre, por Dios -se estaba estresando, y movía la cola de manera inquieta a medida que apretaba el paso. A pesar de que había sido repentino y violento, admitía muy para sus adentros que aquel mocoso sabía lo que se hacía durante el sexo. Pero como el adulto que era no debía dejarse llevar por algo de tan poco peso.
-Llevo toda mi vida respetando las normas y la conducta. Dos horas contigo y lo infrinjo todo -le miró, con toda la dignidad que le quedaba-. No soy un animal. Tampoco soy una “mascota”. Espero que te lo pienses dos veces la próxima vez que intentes menospreciarme... -con un carácter firme y unas palabras claras, Namikawa dejó clara su postura antes de que las rodillas dejasen de sostenerle y perdiera la conciencia en medio de la calle. El final perfecto del empresario.
Con un andar demasiado robótico, enfiló los pasillos en busca de enterarse de los planes de futuro que aquel adolescente estaba haciendo por él. Mientras Midou, su compañero de trabajo y las tan insistentes llamadas al móvil que había tenido, se había enfrascado en una conversación extraña donde era obvio que no estaba hablando con Reij. En primer lugar porque aquella voz era mas propia de alguien sin testículos que del felino, y en segundo porque su compañero le conocía lo suficiente como para saber que él no se autodenominaría nunca “gato” cuando había defendido sus derechos como persona trabajadora en la empresa. Tanto en la recepción con todos aquellos datos ficticios de Kaede y en el hall de la empresa, donde Midou le rebatía cosas una y otra vez, se respiraba tensión y eran objetivos de múltiples miradas de desconcierto.
Recuperando su andar e intentando obviar el dolor, se arregló la ropa mientras atravesaba el pasillo, siendo interceptado por una enfermera que le había visto muy pálido y un médico en sus cincuenta que le había dicho con descaro que tenía cara de UVI. Dando sus correspondientes e inventadas explicaciones, llegó junto al rubio, arrebatandole el teléfono con un firme gesto y un suspiro. Era hora de ponerse serios.
-Midou, luego te llamo -se colocó el auricular en la oreja, sabiendo de antemano que era él sin la necesidad de mirar. El otro intentó protestar-. Solo es el hijo malcriado de un cliente. Te llamaré luego -colgó, y miró con las cejas fruncidas al rubio-. Y tu ven conmigo. Tenemos que hablar antes de sigas flotando en tu nube -y muy dignamente atravesó las puertas de la clínica para salir de nuevo a la calle, agradeciendo el aire que corría para quitarse de encima aquel sofoco que pretendía eliminar con un largo jacuzzi al llegar a casa.
Echó a andar, intentando no dar ningún traspiés. No quería pararse y sentarse en ningún lugar que no fuera el cómodo sillón individual de su salón. Su casa no estaba lejos; razón por la cual no se había molestado siquiera en sacar el coche del garaje.
-Ya no sé como debería preguntarte que es lo que quieres. Si es por el ordenador olvídalo, compraré uno nuevo yo mismo -se palpó las sienes, apartándose tras las orejas los mechones de pelo que le caían sobre la cara-. No quiero niñas, ni mudanzas, ni bodas, ni embarazos. No con alguien que he conocido en el baño de una cafetería. Solo sé tu nombre, por Dios -se estaba estresando, y movía la cola de manera inquieta a medida que apretaba el paso. A pesar de que había sido repentino y violento, admitía muy para sus adentros que aquel mocoso sabía lo que se hacía durante el sexo. Pero como el adulto que era no debía dejarse llevar por algo de tan poco peso.
-Llevo toda mi vida respetando las normas y la conducta. Dos horas contigo y lo infrinjo todo -le miró, con toda la dignidad que le quedaba-. No soy un animal. Tampoco soy una “mascota”. Espero que te lo pienses dos veces la próxima vez que intentes menospreciarme... -con un carácter firme y unas palabras claras, Namikawa dejó clara su postura antes de que las rodillas dejasen de sostenerle y perdiera la conciencia en medio de la calle. El final perfecto del empresario.
- Spoiler:
- [Puedes llevarlo al hotel con la niña o a su casa. En la cartera está su carnet con la dirección~]
Invitado- Invitado
Re: Love Today [privado]
Se rascó la cabeza mientras escuchaba al moreno "regañarle". Por estar soñando con su boda, el rubio había olvidado por completo el asunto de la portátil arruinada en la cafetería - exageras, no dramatices - medio rezongó. A decir verdad Kaede se veía algo cohibido, pues eso de andar recibiendo reprimendas no era algo usual para el mocoso y menos a media calle en donde los chismosos transeúntes veían por primera vez a un pet rebelarse contra su amo.
Si Kaede no mete las manos, el jaguar habría dado directamente al suelo. Benditos reflejos ninjas que tenía - ¿Reiji? - el menor le movió un par de veces por los hombros tratando de despertarle, pero fue inútil, esos medicamentos que le habían puesto en la clínica debían ser los causantes, eso o toda la bilis que el felino había producido en el tiempo de conocer a Kaede. Lo que una persona normal habría hecho en esa situación habría sido regresar al hospital para que a Namikawa le dieran los primeros auxilios; sin embargo, el rubio no era lo que se dice precisamente normal y lo primero que le pasó por la cabeza fue llevarlo hasta su hotel, aunque casi al segundo una idea mucho mejor le llegó.
Buscó la billetera del jaguar. Porque viendo lo neurótico que era, seguro que llevaba su identificación ahí. Kaede no se equivocó y descubrió felizmente que su hogar no estaba demasiado lejos de donde estaba parado. Así, el mocoso ricachón le llevó en brazos unas cuantas calles, tiempo durante el cual estuvo viendo a Reiji y a esas diminutas arrugas sexys que tenía en la frente, la maldición de los 30s.
Al estar frente a la elegante casa del mayor, el ojimiel sacudió un poco a Namikawa hasta que de sus bolsillos salieron las jodidas llaves. Kaede las tomó y tras unos cuantos intentos por abrir la puerta, lo logró - fiiuuu y yo que pensaba que sería un sitio muy pequeño para nuestra familia - el rubio le dio una ojeada rápida a la estancia y pasó a dejar al gato sobre uno de los sillones, el más largo. Se quedó quieto pensando en lo que debía hacer. Deseaba más que nada en el mundo darse una ducha y quedar libre de todo fluido corporal que le estuviera adornando los bajos, pero no llevaba consigo nada de ropa y viendo la complexión de Reiji resultaba imposible que alguna prenda suya fuera a quedarle. Además también le invadía un hambre voraz y tenía que visitar de inmediato la tienda de mascotas para hacerse de una linda niña que ayudara a que su sueño de un trío se hiciera realidad.
Miró una vez más al jaguar, quitándole unos cuantos cabellos del rostro. Tenía que planear la boda, presentárselo a su padre y comenzar a pensar en nombres para los cachorros. Demasiadas cosas que hacer y al felino se le había ocurrido quedar inconsciente - hmm supongo que estarás bien - le acarició las orejas y salió de ahí. Aunque no apestaba, Kaede detestaba esa sensación de sudor impregnado en su cuerpo.
[TEMA CERRADO]
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Si Kaede no mete las manos, el jaguar habría dado directamente al suelo. Benditos reflejos ninjas que tenía - ¿Reiji? - el menor le movió un par de veces por los hombros tratando de despertarle, pero fue inútil, esos medicamentos que le habían puesto en la clínica debían ser los causantes, eso o toda la bilis que el felino había producido en el tiempo de conocer a Kaede. Lo que una persona normal habría hecho en esa situación habría sido regresar al hospital para que a Namikawa le dieran los primeros auxilios; sin embargo, el rubio no era lo que se dice precisamente normal y lo primero que le pasó por la cabeza fue llevarlo hasta su hotel, aunque casi al segundo una idea mucho mejor le llegó.
Buscó la billetera del jaguar. Porque viendo lo neurótico que era, seguro que llevaba su identificación ahí. Kaede no se equivocó y descubrió felizmente que su hogar no estaba demasiado lejos de donde estaba parado. Así, el mocoso ricachón le llevó en brazos unas cuantas calles, tiempo durante el cual estuvo viendo a Reiji y a esas diminutas arrugas sexys que tenía en la frente, la maldición de los 30s.
Al estar frente a la elegante casa del mayor, el ojimiel sacudió un poco a Namikawa hasta que de sus bolsillos salieron las jodidas llaves. Kaede las tomó y tras unos cuantos intentos por abrir la puerta, lo logró - fiiuuu y yo que pensaba que sería un sitio muy pequeño para nuestra familia - el rubio le dio una ojeada rápida a la estancia y pasó a dejar al gato sobre uno de los sillones, el más largo. Se quedó quieto pensando en lo que debía hacer. Deseaba más que nada en el mundo darse una ducha y quedar libre de todo fluido corporal que le estuviera adornando los bajos, pero no llevaba consigo nada de ropa y viendo la complexión de Reiji resultaba imposible que alguna prenda suya fuera a quedarle. Además también le invadía un hambre voraz y tenía que visitar de inmediato la tienda de mascotas para hacerse de una linda niña que ayudara a que su sueño de un trío se hiciera realidad.
Miró una vez más al jaguar, quitándole unos cuantos cabellos del rostro. Tenía que planear la boda, presentárselo a su padre y comenzar a pensar en nombres para los cachorros. Demasiadas cosas que hacer y al felino se le había ocurrido quedar inconsciente - hmm supongo que estarás bien - le acarició las orejas y salió de ahí. Aunque no apestaba, Kaede detestaba esa sensación de sudor impregnado en su cuerpo.
[TEMA CERRADO]
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- Spoiler:
- tenía todas las intenciones del mundo de visitarte con Hermi en cuanto termináramos el momento candente por el que pasamos, pero viendo que su usser no tiene conexión, supongo que estará bien que abra un tema en tu casa para rolear sólo tú y yo... buuueno eso si estás de acuerdo xDU
avísame si te gusta la idea o si mejor quieres hacer otra cosa ^^
Invitado- Invitado
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