All The Love In The World [privado-colectivo]

El café había estado relativamente vacío aquel día, así que sin ningún problema había podido tomarse todo el día libre,aunque no tuviera mucho por hacer fuera del trabajo. Tenía una vida de lo más ociosa,diría cualquier otro. Pero no quería regresar a la casa en la que estaba viviendo, porque no habría nadie más ahí que el gato rechoncho para recibirle.

Con los ojos clavados en el suelo que pisaba caminaba a paso lento, prestando atención a las figuritas que le parecía que se formaban en el concreto,dirigiéndose a ningún sitio en particular. Iria a parar a donde fuese,todo con tal de no volver temprano. Levantó la mirada al detenerse en una esquina,a punto de cruzar la calle, reparando en que estaba cerca de las aguas termales. Nunca había ido, así que no perdía nada con hacer la ociosa visita de un turista y conocer un poco.

No llevaba consigo mucho dinero,pero alcanzaba para la pequeña "visita". Procedió a entrar a los vestidores y desvestirse(?), poniéndose una toalla que le quedaba algo grande, pero mientras no la tuviese que arrastrar le daba igual. Estaba muy ocupado anudándosela para que no se desatase cuando escuchó de súbito el sonido seco de un golpe, como si alguien se hubiese dado en la cabeza contra algo. Se detuvo y miró al frente,viendo un tipo considerablemente grande sobándose.

-Se encuentra bien?- Preguntó en un murmullo, sin reírse porque había sonado como que se había golpeado con una gran fuerza, notando que incluso el marco de la puerta estaba ahora resquebrajado.

Ahí estaba él, Katsura Kotaro, en una de las fases más peligrosas de una misión suicida que había planeado 5 minutos antes.

Ahora estaba concentrado, ¡no! Concentradísimo en su misión. Sudaba a mares, le temblaba el pulso, las gotas de sudor se le metían en los ojos, hasta le castañeaban los dientes y todo porque ¡¡no terminaba el puñetero crucigrama del periódico!!!

Estaba sentado en el váter, que es el mejor sitio donde hacer el crucigrama, pero en el momento en el que se estaba limpiando entró una brisa y se le congeló el culo. –Aaaaaayyyyy!! Maldita ventana abierta- la cerró con todo el odio que se le podía dar a una ventana.

Salió del baño y se metió debajo del brasero, pero allí apestaba a pies y como se dio cuenta de que hoy era martes. –Hoy me toca ir a las aguas termales- se incorporó tirando el brasero hacia detrás. –jajajajajajaj aguas termales ¡allá voy!- Katsura dio un paso y justamente pisó una cascara de naranja y cayó de bruces al suelo.


Después de un rato Katsura ya había llegado a las aguas termales, había pagado y se encontraba cambiándose en los vestuarios. El joven espía había traído de su casa un albornoz, de esos que te pones después de ducharte, (este albornoz tiene una capucha con un pico de pato, como si fuese de niño pequeño)

Así Katsura se desnudó, se puso el albornoz y se fue al agua.

Allí, en las puertas de las termas se encontró una montaña a su paso… a no, era un simple chico con un cuerpo demasiado grande para las puertas de tamaño estándar. Eso no paró a Katsura, se apretó el cinto del albornoz hasta hacerle toser y con su típica cara de pez muerto, coló su cuerpo entre aquel enorme chico y el marco de la puerta.

Pasó con la agilidad de una anguila – Buenos días- dijo monótono mientras pasaba y se metía en el agua con albornoz y todo.

-Estoy mayor para estas cosas- dijo ya sentado dentro del agua y con la cabeza apoyada en las piedras que estaban tras de él.

Escuchó cómo el tipo enorme respondía con lo que parecía ser un tono de voz mas o menos calmo,aunque era más que obvio que le había dolido bárbaro después de tremendo golpe. No entendió por qué tenía que sonreírles si le dolía, era una cosa que no le estaba pareciendo nada lógica, porque en su cabecita donde todo era simple, si a uno le dolía algo pues decía "ay" y te sentías mejor.

Miró como iba al agua y se quitaba la toalla, aunque lejos de sentirse provocado por su "cosa" tan enorme, más bien sólo sintió una enorme curiosidad, porque aparte de la suya nunca había visto la de alguien más (ni siquiera había visto antes a otra persona desnuda. Esta sería la primera vez para él aunque no lo supiera),y vaya que la primera que tenía enfrente era casi una anaconda, al menos para él.

-Buenos días.-Contestó con voz bajita,mirando siempre con curiosidad esa salchicha de dimensiones colosales que tenía a la vista y que poco despues se ocultó entre las aguas calientes. Casi le hubiera preguntado si no tenía vida propia.

Los ojos se le pusieron como platos al ver la cantidad enorme de sangre que brotaba de lo que parecía ser una herida diminuta, y que ahora comenzaba a teñír el agua.

-Se encuentra bien?-Apresuró el paso,aunque andando con cuidado para no caerse porque la toalla le quedaba un poco grande. Se metió al agua aún con la misma.

-Debería buscar un médico,está sangrando demasiado.- Lo mira todo afligido y luego al otro muchacho que estaba en el lugar, acercándose otra vez a la orilla para tomar una toalla y extendérsela para que al menos con esa tratase de detener el sangrado de la herida, porque él no alcanzaba su cabeza aunque se estaba estirando.

Katsura, en realidad, hacia como unos ocho minutos que se había dormido. Eso sí, con los ojos abiertos. Aquel samurái estaba apoyado contra la pared con los ojos secos, al no poder parpadear, y roncando como un demonio.

Al escuchar el escándalo producido por uno de sus compañeros de termas se despertó. -¿Qué es lo que pasa?- se despertó sobresaltado ya que al ser espía tenía que estar siempre alerta por si acaso la policía venía a por él. Salió de las termas con aquel albornoz totalmente empapado y comenzó a mirar incluso debajo de las piedras.

Cuando hubo revisado el lugar respiro tranquilo - ¿Qué pasa ahí? ¿Por qué tanto alboroto?- como estaba fuera del agua la cabeza de Shien le era más accesible. Se acercó al mayor desde atrás, agarró la melena de este y jaló hacia detrás. – Si no es más que un rasguño- con toda la fuerza que era capaz de ejercer el samurai metió la cabeza de Shien en el agua. La mantuvo un par de segundo y lo volvió a sacar jalándole de los pelos.

-Dicen que el agua de estas termas es curativa.- la mirada de Katsura se volvió oscura y siniestra – Una vez escuché que un hombre muy mayor, de unos 80 años, entró en estas aguas y recuperó la vitalidad y la juventud. Cuando volvió a su casa hizo xxxx y xxxxxx con su mujer y la dejó preñada. Cuando el niño de la pareja nació sus padres no tardaron mucho en morir y entonces ese niño fue el heredero de la fortuna de sus padres.- Katsura soltó los pelos del muchacho y se aclaró la garganta. –Y por ello ahora todos tenemos un paraguas- como siempre se había montado una historia y su final no tenía coherencia.

Le dio un par de palmadas en el hombro a Shien -¿A que ya estás mejor? Bueno…- ladeó la cabeza a la vez que se levantaba y volvía a su sitio en las termas- no creo que te encuentres mejor hasta que te cortes un trozo de eso que te cuelga entre las piernas, joven. Es bastante desagradable a la vista.- dijo con su cara de inexpresividad a la vez que se acomodaba el albornoz sobre los hombros ya que al estar mojado pesaba mucho y tiende a caerse.

(off: pido disculpas de antemano si a alguien le incomoda el post. Es que Katsura es así T_T)

Retrocedió de súbito por lo brusco con que el otro chico había tomado al grandote para sumergir su cabeza en el agua caliente. Pensó por un momento que se ahogaría.¿Sería este el primer asesinato que presenciaría en su vida? La idea no hizo menos que alarmarlo más de lo que ya estaba.

-Espere! Qué se supone que hace?! ¡Lo va a ahogar!-Se acercó al de cabello largo, con la cara de alguien que está horrorizado porque no sabe qué hacer más que por lo que están haciendo(XD). Justo en ese instante el otro salía a la superficie y demostraba estar más vivito que al inicio, aparentemente.

Lejos de aliviarse,no sabía si preocuparse otra vez porque seguía sangrando a borbotones por una herida tan diminuta,así que debía sopesar si llamar una ambulancia o a la policía, o al FBI,la CIA, o como mínimo, a un conserje.

-P-Pero está sangrando! ¿Cómo se le ocurre preocuparse por eso ahora?- Se llevó las manos a la cabeza, como sujetándosela,mirando hacia todos lados. -¡Salga de ahí y póngase una bandita! No se quede sólo mirando....-Dijo mirando al de cabello largo,con la frente arrugadita por la aflicción. Y él que pensaba que sería una tarde tranquila en las aguas termales...

Katsura, al escucharla palabra policía casi se le salen los ojos de las orbitas. Y como espía que es miró a su alrededor con los ojos entrecerrados, como si estuviese escrutando el lugar. Después su mirada se afiló y frunció el entrecejo para mirar a Shien y a Aurelio.

-Del pequeño no sospecho…aún. Pero el mayor… No me gusta un pelo- pensó para sí mientras nadaba a duras penas porque el albornoz pesaba mucho, pero no se lo quita.
Nadó hasta poner las manos sobre la cabeza del mayor mientras se mantenía a flote dándole sólo a las piernas.

-¿Por qué deberías de llamar a la policía? Si aquí no hay nadie sospechoso ni nada. Que yo soy un santo- decía con una sonrisa que decía perfectamente que estaba mintiendo mientras sudaba a mares y una flecha gigantesca con la palabra “espía” escrita, se le clavó en la cabeza.

Miró ferozmente a Aurelio y le señaló inquisitivamente –¡Que a ninguno de los dos se le ocurra salir de aquí y se os va borrando de la cabeza llamar a ningún tipo de cuerpo de policía! ¿entendido?- se giró para mirar mal al mayor. En ese momento se percató de que la herida del mayor no es para tanto.

-¿Esa es la herida por la que tanto jaleo armáis? Pero si esto se quita así- Katsura se escupió en la mano y se la puso sobre la herida. Suspiró –Sois unos endebles, no sabéis lo que es luchas contra quince de los mejores policías de Japón y salir airoso de la contienda. JAJAJAJAJAJAJA. Esa noche mi grupo y yo habíamos creado un plan infalible para robar la joya de la corona que se guardaba en la embajada. Cuando salimos esa noche estaba lloviendo a mares. Pero llegamos a unos cuatrocientos metros de la entrada sin que nadie percibiera nuestra presencia, asi glu, glu, glu ,glu….- como Katsura se había soltado de Shien y como estaban en una zona profunda comenzó a hundirse mientras hablaba, ya que el espía suele cruzarse de brazos y cerrar los ojos mientras cuenta sus batallas.

Y todo gracias al peso extra que le daba el albornoz mojado.

El espía notaba que le faltaba el aire y cuando le dio por abrir los ojos se dio cuenta de que se había hundido. Casi toda su larga melena le tapaba la visión así que movió la cabeza para quitarse el pelo de la cara, pero aquello fue una mala idea.

Cuando pudo ver se encontró de frente aquella cosa a la que Shien podría llamar miembro reproductor masculino. Katsura se asustó y soltó todo su oxígeno de golpe produciendo un millar de burbujas.

A la vez nadaba para el lado contrario de las termas hasta llegar lo más lejos posible de “aquello”. Con los mofletes hinchados nadaba como un sapo hasta hacer pie y subir a la superficie. –aarf, arf, arf- recobraba el aire rápidamente mientras ponía los brazos sobre las piedras que decoraban la orilla de las termas.

-¡pero qué mierda era eso! ¡allá abajo hay una serpiente, una boa, un alienígena con varios tentáculos y dos cabezas... o un bicho marino de algún tipo!- arqueó una ceja para luego señalar hacía debajo del agua mientras seguía recobrando la compostura. Aunque toda su larga cabellera se le había pegado a parte del rostro y al cuello.

- ¡Hay que matarla!- fue a buscar el cinturón que amarraba su albornoz pero se dio cuenta de que el susodicho albornoz con capucha de patito se hundía en las profundidades y ahora se encontraba totalmente desnudo. – Tsk… Oiga usted- refiriéndose a Shien – tenga cuidado que haya abajo se esconde un animal marino, feroz y… bueno lo raro es que tenía un ojo solo. Bueno será algún tipo de mini-serpiente de mar ciclópea- comenzó a divagar con una mano en el mentón mientras se relajaba y apoyaba la espalda contra las rocas.

Katsura pensando en pollas ajenas… no se qué pensar.



(off: perdón me salió cortito… u_u)