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Jugando a ser el malo... [Priv. Mao]
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Jugando a ser el malo... [Priv. Mao]
Desde la mañana estaba de malas pulgas, no estaba, por alguna razón, bien consigo mismo, mas veía que su alrededor toso estaba completamente sucio. Ésto hacía que se le fuera la paciencia en menos de lo que podía esperar, el otro que tuviera delante, a que le tomara del cuello y le hiciera comerse el puño entero. En verdad estaba harto de tener que ir de un lado para el otro sin sentido alguno, teniendo que, también, cuidar de aquellas mascotas de la tienda. Menudo despilfarro de dinero que hacían con ellos cada día cuando debían cuidarlos. Bufó en el momento en el que abrió la puerta de la tienda de una patada. La puerta no sufrió daños, solo una mancha de la suela del zapato. Poco pasó dentro de la tienda, cuando él se adentró, mas no había nadie en ese momento.- ¡Y encima no hay nadie para trabajar correctamente! -Alzó un tanto la voz, aunque solo se le oyó en ese cuarto donde se vendían las mascotas. Ya estaba algo más calmado tras haber soltado un tanto aquellos gritos que lo "suavizaron" un tanto, como a su respiración, la cual parecía que tentaba a su corazón salir disparado. Suspiró de nuevo, bajando los brazos lo que pudo para no saltar, algo que hacía cuando estaba nervioso, ya que se ponía a correr por las calles, así hacer algo para entretenerse.
Poco después de haberse tranquilizado y haber recuperado su aliento normal y su corazón a buen ritmo. De vez en cuando le daban éstos ataques, pero... con tan poca frecuencia que apenas le da importancia él mismo. Hasta que ocurre. Estaba sentado en la butaca, detrás del mostrador, donde pudo ver los registros de las mascotas, descartando, con un simple "tsk" a aquellos que no le interesaban. Únicamente dejó a dos en el mostrador, que constituían los siguiente nombres: Mao y Kleos. Esas dos tenían algo que le invitó a observar sus fichas completas por un momento. Después de ello, las guardó en su sitio, aunque para él guardó el número de sus habitaciones. Tenía una idea, y era "molestarlas" un rato. Cassian se lo permitía de vez en cuando, cuando Yatsu se sentía aburrido o, simplemente, quería maltratar a alguna que otra. Eran cosas del empleo, y de su "educación" cuando... el tiempo llamaba a la puerta de aquel desafortunado que le tocase las "clases" de disciplina de Yatsu.
Dio algunos pasos para acercarse al pasillo que llevaba a los cuartos de los pets que vendían. Ahora mismo, deberían estar durmiendo. Intentó no hacer mucho ruido con sus pasos, aunque su caminar fue completamente normal y sereno, pero pisando de forma más débil. Fue mirando el papelito donde había apuntado los números, sujetando unas bolsas de cuero para una de sus ideas. Al poco rato, encontró las habitaciones, y, la suerte, es que ambas estaban al lado de la otra.- Bien, algo bien hecho... -Masculló entre sus dientes, abriendo la primera puerta, la de Kleos. Pasó con algo de disimulo, ya que temía que ella si la oyera. Siendo un demonio, seguro que tenía los sentidos más agudizados. Al poco tiempo, se situaba al lado de su cama, viéndola dormir tan plácidamente. Una pena que no duraría mucho. Antes de comenzar, sacó un líquido especial: Cloroformo. Tomó el rostro de Kleos a la velocidad más rápida que pudo y le posó un paño lleno de cloroformo en los labios... y así dejarla sedada por completo. Le puso el saco de cuero en el rostro y la llevó encima del hombro.
Al haber salido de la habitación de la demonio, éste dejó a Kleos en el suelo, atada de brazos y piernas, así no poder moverse. El efecto se le debería ir a la hora, más o menos. Tenía bastante tiempo para coger a la pantera Mao y de sobra para llegar a los baños, donde él llevaría acabo sus clases. Abrió la puerta de Mao, también con cuidado, y mirando el interior para saber que nadie estaba despierto. En efecto, nadie estaba despierto en ese momento, por lo que se encontró a Mao dormida en su cama. Hizo el mismo proceso que el anterior: se acercó, le puso el cloroformo, la amordazó con el saco de cuero y la ató. Al rato de haber acabado, salió con ella del hombro, sin mirar si había nadie. Nadie le diría nada, ya que, en parte, tenía permiso a hacer ésto cuando quisiera. Al tener todo listo, tomó a Kleos por el otro hombro, como si ambas fueran sacos de comida. Sonrió de lado, caminando hasta los baños, como si estuviera, ahora, mucho más "él".
Poco tiempo pasó hasta que llegó a los baños, abrió las puertas de una patada, y las posó en el suelo. Fue a por unas sillas y las puso sentadas en éstas. Al poco rato pasó la hora. Él estaba sentado enfrente de las dos, con su arma en la mano. Su arma de fuego. El baño era muy amplio, la luz abundante. El color era de un color rojo intenso, con un gran espejo detrás de ellas. Ya estaban sin sus sacos en las cabezas, únicamente tenían una mordaza en los labios, así no gritarían nada más despertar. Ellas ya deberían despertarse, por lo que solo esperó a que éstos ocurriera. Sentado, mirándolas a ambas (obviamente con sus respectivas ropas xDUu), una al lado de la otra.- ¡Arriba! -Gritó mientras daba un golpe en el suelo con su pie. Así esperó a que despertasen de su sueño a una pesadillas que les tenía preparadas.
Poco después de haberse tranquilizado y haber recuperado su aliento normal y su corazón a buen ritmo. De vez en cuando le daban éstos ataques, pero... con tan poca frecuencia que apenas le da importancia él mismo. Hasta que ocurre. Estaba sentado en la butaca, detrás del mostrador, donde pudo ver los registros de las mascotas, descartando, con un simple "tsk" a aquellos que no le interesaban. Únicamente dejó a dos en el mostrador, que constituían los siguiente nombres: Mao y Kleos. Esas dos tenían algo que le invitó a observar sus fichas completas por un momento. Después de ello, las guardó en su sitio, aunque para él guardó el número de sus habitaciones. Tenía una idea, y era "molestarlas" un rato. Cassian se lo permitía de vez en cuando, cuando Yatsu se sentía aburrido o, simplemente, quería maltratar a alguna que otra. Eran cosas del empleo, y de su "educación" cuando... el tiempo llamaba a la puerta de aquel desafortunado que le tocase las "clases" de disciplina de Yatsu.
Dio algunos pasos para acercarse al pasillo que llevaba a los cuartos de los pets que vendían. Ahora mismo, deberían estar durmiendo. Intentó no hacer mucho ruido con sus pasos, aunque su caminar fue completamente normal y sereno, pero pisando de forma más débil. Fue mirando el papelito donde había apuntado los números, sujetando unas bolsas de cuero para una de sus ideas. Al poco rato, encontró las habitaciones, y, la suerte, es que ambas estaban al lado de la otra.- Bien, algo bien hecho... -Masculló entre sus dientes, abriendo la primera puerta, la de Kleos. Pasó con algo de disimulo, ya que temía que ella si la oyera. Siendo un demonio, seguro que tenía los sentidos más agudizados. Al poco tiempo, se situaba al lado de su cama, viéndola dormir tan plácidamente. Una pena que no duraría mucho. Antes de comenzar, sacó un líquido especial: Cloroformo. Tomó el rostro de Kleos a la velocidad más rápida que pudo y le posó un paño lleno de cloroformo en los labios... y así dejarla sedada por completo. Le puso el saco de cuero en el rostro y la llevó encima del hombro.
Al haber salido de la habitación de la demonio, éste dejó a Kleos en el suelo, atada de brazos y piernas, así no poder moverse. El efecto se le debería ir a la hora, más o menos. Tenía bastante tiempo para coger a la pantera Mao y de sobra para llegar a los baños, donde él llevaría acabo sus clases. Abrió la puerta de Mao, también con cuidado, y mirando el interior para saber que nadie estaba despierto. En efecto, nadie estaba despierto en ese momento, por lo que se encontró a Mao dormida en su cama. Hizo el mismo proceso que el anterior: se acercó, le puso el cloroformo, la amordazó con el saco de cuero y la ató. Al rato de haber acabado, salió con ella del hombro, sin mirar si había nadie. Nadie le diría nada, ya que, en parte, tenía permiso a hacer ésto cuando quisiera. Al tener todo listo, tomó a Kleos por el otro hombro, como si ambas fueran sacos de comida. Sonrió de lado, caminando hasta los baños, como si estuviera, ahora, mucho más "él".
Poco tiempo pasó hasta que llegó a los baños, abrió las puertas de una patada, y las posó en el suelo. Fue a por unas sillas y las puso sentadas en éstas. Al poco rato pasó la hora. Él estaba sentado enfrente de las dos, con su arma en la mano. Su arma de fuego. El baño era muy amplio, la luz abundante. El color era de un color rojo intenso, con un gran espejo detrás de ellas. Ya estaban sin sus sacos en las cabezas, únicamente tenían una mordaza en los labios, así no gritarían nada más despertar. Ellas ya deberían despertarse, por lo que solo esperó a que éstos ocurriera. Sentado, mirándolas a ambas (obviamente con sus respectivas ropas xDUu), una al lado de la otra.- ¡Arriba! -Gritó mientras daba un golpe en el suelo con su pie. Así esperó a que despertasen de su sueño a una pesadillas que les tenía preparadas.
Última edición por Yatsu Loren L'orent el Dom Oct 03, 2010 2:05 pm, editado 1 vez (Razón : Edición y eliminación de Kleos. Ahora es como si no hubiera sido secuestrada.)
Invitado- Invitado
Re: Jugando a ser el malo... [Priv. Mao]
Había estado jugando todo el día así que la pequeña pantera se sentía exhausta, no encontrado mejor forma que echarse a dormir en un jardín cualquier sin saber que se trataba del petshop.
Realizaron los tramites con la pequeña gata adormilada, sin que se enterara siquiera de cómo había llegado; una vez se había despertado estaba en un lugar extraño y una cómoda cama ignorando el lugar volvió a dormirse plácidamente, seguramente el día siguiente averiguaría como es que había terminado en ese lugar.
Sin embargo ella no esperaba que esa noche fuese más larga de lo que imaginaba.
Habían transcurrido algunas horas cuando la pequeña agito sus orejas al sentir un ruido extraño a su alrededor, ni siquiera alcanzo a abrir sus ojos, cuando sintió un pañuelo de desconocida fragancia que hizo que de inmediato volviera a su estado somnoliento.
Había ignorado que la había cambiado de lugar y que la habían atado, seguía entregada a morfo, hasta que un fuerte ruido, como un grito la despertó. Abrió los ojos perezosamente, con su ceño fruncido, realmente detestaba que la despertaran, estaba dispuesta a lanzarse a quien se había atrevido ante semejante acto, pero…momento… no podía moverse, movió su brazos mientras trataba de despertar y usar sus 5 sentidos, trataba de moverse insistentemente sin lograrlo, y para cuando alzo su mirada encontró a un hombre con un arma haciendo u fuerte escándalo, se asusto tanto así que su colita se esponjo al verlo y sus deseos de saltar sobre él se habían esfumado en el acto.
Miraba hacia todos lados desubicada sin comprender la situación observo a una mujer a su lado en las mismas condiciones. Finalmente se dispuso a hablar en busca de respuestas, pero temblando un poco su voz al sentir miedo por el arma que el hombre portaba.
No pudo articular palabra pues tenía una venda en su boca que la imposibilitaba, pero aun así trataba de hablar, volviéndose más un mugeo escandaloso.
Nya mhmm mmmh mmmh
Realizaron los tramites con la pequeña gata adormilada, sin que se enterara siquiera de cómo había llegado; una vez se había despertado estaba en un lugar extraño y una cómoda cama ignorando el lugar volvió a dormirse plácidamente, seguramente el día siguiente averiguaría como es que había terminado en ese lugar.
Sin embargo ella no esperaba que esa noche fuese más larga de lo que imaginaba.
Habían transcurrido algunas horas cuando la pequeña agito sus orejas al sentir un ruido extraño a su alrededor, ni siquiera alcanzo a abrir sus ojos, cuando sintió un pañuelo de desconocida fragancia que hizo que de inmediato volviera a su estado somnoliento.
Había ignorado que la había cambiado de lugar y que la habían atado, seguía entregada a morfo, hasta que un fuerte ruido, como un grito la despertó. Abrió los ojos perezosamente, con su ceño fruncido, realmente detestaba que la despertaran, estaba dispuesta a lanzarse a quien se había atrevido ante semejante acto, pero…momento… no podía moverse, movió su brazos mientras trataba de despertar y usar sus 5 sentidos, trataba de moverse insistentemente sin lograrlo, y para cuando alzo su mirada encontró a un hombre con un arma haciendo u fuerte escándalo, se asusto tanto así que su colita se esponjo al verlo y sus deseos de saltar sobre él se habían esfumado en el acto.
Miraba hacia todos lados desubicada sin comprender la situación observo a una mujer a su lado en las mismas condiciones. Finalmente se dispuso a hablar en busca de respuestas, pero temblando un poco su voz al sentir miedo por el arma que el hombre portaba.
No pudo articular palabra pues tenía una venda en su boca que la imposibilitaba, pero aun así trataba de hablar, volviéndose más un mugeo escandaloso.
Nya mhmm mmmh mmmh
Invitado- Invitado
Re: Jugando a ser el malo... [Priv. Mao]
Tuvo que esperar un tanto a que el despertar de ambas llegase. Una hora exactamente. Estaba limpiando su arma con un pañuelo para matar el tiempo e idearse el qué hacer a éstas cuando estuvieran consientes. Obviamente, el arma era simplemente para asustar, ya que no tenía ningún ánimo a matarlas. Ni mucho menos, eran bastante hermosas como para finalizar con sus vidas tan rápido. Por el momento no tenía pensado hacerlo, pero si se daba el caso... ¿por qué no? Él no perdía nada. Las mascotas sí, una vida. Sonrió de lado en ese momento, imaginándose el momento de la masacre. Realmente le gustaba ser algo sádico cuando el cuerpo se lo pedía. Pero... habría que aprovecharse del momento que tenía con ellas, ¿no?
Poco a poco los frutos del despertar se daban a conocer. Los ojos se ambas comenzaban a abrirse, por lo que su mente se abría a su imaginación, dejando libre su mente a ideas que se le pasaban en su cerebro, como fotografías. Cada idea, al igual que cada fotografía, dejaba un tanto de satisfacción en su mente, recorriendo por toda su columna vertebral, hasta acabar en la última parte de su espinal dorsal. Que felicidad podía respirar él solo por tenerlas a las dos atadas, sin poder hacer el menor movimiento. Aún así, su carácter le impedía poder hacer cualquier cosa. Su niñera se lo había dicho: "Ante todo, modales". Obviamente, obedeció antes esa norma que le había impuesto. Lo haría lento, con "educación" y cuidado. Era mejor no dañar la mercancía.
En el momento en le que estaban despiertas, ya al parecer bien consientes por los ruidos que hacían, éste se levantó, con su arma en mano, obviamente, para intimidar. Se colocó a los lados de ellas dos, quedándose quieto cuando estaba en la misma distancia de la una como la otra.- Bienvenidas a las clases de Y.L.L. ... Seréis educadas de una forma especial... porque éstas clases SON especiales... -Se dio media vuelta, dejando su vista a donde ella podían ver, al frente. Así permaneció unos segundos para luego, con sus manos a la espalda, donde se situaba el arma, se acercó hasta su silla para sentarse.- ¿Alguna pregunta sobre éstas clases?...
Su voz había sido como la de siempre: serena, tranquila, segura, imponente. No debía decir mucho más por el momento hasta que ellas dijesen algo, pero... no podrían por la mordaza. Pensó en soltarlas, pero se veía claro que sería un error. Un momento, eso era en las películas, pero en la suya, nadie diría nada. Con las mismas, se acercó para romper las mordazas con las manos, ya que éstas eran lo suficientemente fuertes para que no las rompiese quien las llevaba. Al dejarlas sin mordazas, primero a Kleos, éste posó su mano en los labios de ella para que no los moviera.- No grites, o me dolerá la cabeza... -Al decir ésto, se fue con Mao e hizo exactamente lo mismo. Al acabar con ambas, se volvió a sentar.
Ahora sí estaban completamente despiertas y atentas a cualquier cosa que él pudiera hacerles, mas estaba claro que no se quedaría de brazos cruzados, sin más. Cargó su arma, dejando el seguro indispuesto. Echó una leve sonrisa y esperó, entonces, que aquellas dos dijeran algo. Tal vez, después de todo ésto, tendrían varias dudas sobre qué eran esas clases. Él estaba dispuesto a dar las explicaciones que quisieran... puesto a que por seguro no se imaginaban, para nada, algo que pasaría pocos segundos más tarde a comenzar con sus preguntas.
Poco a poco los frutos del despertar se daban a conocer. Los ojos se ambas comenzaban a abrirse, por lo que su mente se abría a su imaginación, dejando libre su mente a ideas que se le pasaban en su cerebro, como fotografías. Cada idea, al igual que cada fotografía, dejaba un tanto de satisfacción en su mente, recorriendo por toda su columna vertebral, hasta acabar en la última parte de su espinal dorsal. Que felicidad podía respirar él solo por tenerlas a las dos atadas, sin poder hacer el menor movimiento. Aún así, su carácter le impedía poder hacer cualquier cosa. Su niñera se lo había dicho: "Ante todo, modales". Obviamente, obedeció antes esa norma que le había impuesto. Lo haría lento, con "educación" y cuidado. Era mejor no dañar la mercancía.
En el momento en le que estaban despiertas, ya al parecer bien consientes por los ruidos que hacían, éste se levantó, con su arma en mano, obviamente, para intimidar. Se colocó a los lados de ellas dos, quedándose quieto cuando estaba en la misma distancia de la una como la otra.- Bienvenidas a las clases de Y.L.L. ... Seréis educadas de una forma especial... porque éstas clases SON especiales... -Se dio media vuelta, dejando su vista a donde ella podían ver, al frente. Así permaneció unos segundos para luego, con sus manos a la espalda, donde se situaba el arma, se acercó hasta su silla para sentarse.- ¿Alguna pregunta sobre éstas clases?...
Su voz había sido como la de siempre: serena, tranquila, segura, imponente. No debía decir mucho más por el momento hasta que ellas dijesen algo, pero... no podrían por la mordaza. Pensó en soltarlas, pero se veía claro que sería un error. Un momento, eso era en las películas, pero en la suya, nadie diría nada. Con las mismas, se acercó para romper las mordazas con las manos, ya que éstas eran lo suficientemente fuertes para que no las rompiese quien las llevaba. Al dejarlas sin mordazas, primero a Kleos, éste posó su mano en los labios de ella para que no los moviera.- No grites, o me dolerá la cabeza... -Al decir ésto, se fue con Mao e hizo exactamente lo mismo. Al acabar con ambas, se volvió a sentar.
Ahora sí estaban completamente despiertas y atentas a cualquier cosa que él pudiera hacerles, mas estaba claro que no se quedaría de brazos cruzados, sin más. Cargó su arma, dejando el seguro indispuesto. Echó una leve sonrisa y esperó, entonces, que aquellas dos dijeran algo. Tal vez, después de todo ésto, tendrían varias dudas sobre qué eran esas clases. Él estaba dispuesto a dar las explicaciones que quisieran... puesto a que por seguro no se imaginaban, para nada, algo que pasaría pocos segundos más tarde a comenzar con sus preguntas.
Invitado- Invitado
Re: Jugando a ser el malo... [Priv. Mao]
Estaba realmente confundida, como había terminado e aquel lugar, y porque la mantenían atada, se estaba llenando de preguntas mientras observaba todo a su alrededor, sin duda era a un lugar un tanto repugnante pero ni siquiera podía abrir su boca como para protestar por ello.
Fijo su mirada nuevamente en el muchacho y el temor la invadió, no solo por la imponente voz con la que se dirigía hacia ella si no por el arma que portaba entre sus manos, acaso tenía planeado acabar con su vida, pero no abría razones aparentes para ello. Sus dudas se despejaron y fueron remplazadas con otras una vez término su “explicación”. Clases, clases privadas, que tipo de enseñanza era aquella que necesitaba de sus estudiantes atados y sumisos ante un supuesto maestro.
Nuevamente se estaba llenando de dudas una tras otra, pero sin perder el temor que una vez le hubo tomado al mayor, prefirió mantenerse sumisa y con la cabeza agachada, no quería verlo, prefería esquivar aquella potente mirada que se posaba minutos antes sobre su cuerpo.
No puedo evitar sentir un tanto de enojo al escuchar la pregunta seguida de sus palabras era una broma acaso, apenas pudo refunfuñar por lo bajo puesto que tenía una venda en su boca, sin duda en esta clase no iban a haber preguntas, solo un demandante y quizás tirano maestro de una clase sin tema aparente
Evito gritar y pedir auxilio una vez que escuchó la advertencia que le había helado el cuerpo, que planes tenia para ella, no deseaba ser presa de nadie, no aun por lo menos, pero ahora no era más que un corderito en las fauces de un hambriento lobo
Que…que..planea hacer con mao…nya
Dijo titubeante mientras su cola y sus orejas se esponjaban ante el ya evidente temor de la menor, trataba de no mirar a su verdugo a los ojos así que aquella pregunta la arrojo mientras su mirada se dirigía a la puerta de salida del lugar.
Fijo su mirada nuevamente en el muchacho y el temor la invadió, no solo por la imponente voz con la que se dirigía hacia ella si no por el arma que portaba entre sus manos, acaso tenía planeado acabar con su vida, pero no abría razones aparentes para ello. Sus dudas se despejaron y fueron remplazadas con otras una vez término su “explicación”. Clases, clases privadas, que tipo de enseñanza era aquella que necesitaba de sus estudiantes atados y sumisos ante un supuesto maestro.
Nuevamente se estaba llenando de dudas una tras otra, pero sin perder el temor que una vez le hubo tomado al mayor, prefirió mantenerse sumisa y con la cabeza agachada, no quería verlo, prefería esquivar aquella potente mirada que se posaba minutos antes sobre su cuerpo.
No puedo evitar sentir un tanto de enojo al escuchar la pregunta seguida de sus palabras era una broma acaso, apenas pudo refunfuñar por lo bajo puesto que tenía una venda en su boca, sin duda en esta clase no iban a haber preguntas, solo un demandante y quizás tirano maestro de una clase sin tema aparente
Evito gritar y pedir auxilio una vez que escuchó la advertencia que le había helado el cuerpo, que planes tenia para ella, no deseaba ser presa de nadie, no aun por lo menos, pero ahora no era más que un corderito en las fauces de un hambriento lobo
Que…que..planea hacer con mao…nya
Dijo titubeante mientras su cola y sus orejas se esponjaban ante el ya evidente temor de la menor, trataba de no mirar a su verdugo a los ojos así que aquella pregunta la arrojo mientras su mirada se dirigía a la puerta de salida del lugar.
Invitado- Invitado
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