Escapada ( Bilal)

-Escupió al suelo y con ello observó su saliva pintada en sangre: Escaparía. Sus dotes de seducción añadidos a las de ladrón fueron suficientes para que el gorila que le custodiaba bajase la guardia y así, se hizo con las llaves de su propia jaula. Raudo y a pesar de las heridas consiguió ir a una de las calles de aquel mercado, encontrándose de lleno con un crío. El huevo lanzado creyó, iba hacia él pero éste tenía otra meta: Uno de los que le había seguido. Como pudo y moviéndose casi arrastras pudo tomar distancia, pero nuevamente ése enano hizo acto de presencia y le sostuvo una mano, llevándoselo de allí. No pudo demasiada resistencia, por el contrario, miró hacia atrás: Nadie les seguía. En cambio, otros jóvenes de edad símil a ése que le tomaba de una mano estaban merodeando por la zona cargados en huevo y pintura.- ¡Oye! -Frenó en seco, haciendo que el pequeño recayese sobre su torso, a lo que le rodeó con un brazo de manera instintiva por si las cosas se ponían feas.- ¿¡Que mierda...!?

Arrastrado de nuevo pero siempre protegiendo la figura de ése ingenuo dejó que las manos amigas de ése mocoso le llevasen dónde consideraban que estaría a salvo, no obstante su altura y color hacían complicado que se le pudiera dar escondrijo de manera tan oportuna. Los jadeos del que ahora carecía de nombre hicieron que se dignase a ayudarle y con cuidado apartó los cuerpos que se postraban a sus lados, guiando al ajeno fuera de aquella masa que parecía gruñir a los que venían a por él. Mirada ambarina no se apartó en ningún momento de ése pequeño cuerpo y por un momento, una cansada sonrisa se hizo en su comisura.

Un bar. Mugriento lugar repleto de contratistas, mafiosos, extorsionadores y cazadores que sin pudor hablaban entre ebrios gritos de la caza o recompensa del día. Instinto o no, miró con autoridad a todo el que osaba ponerles el ojo encima y es que de un modo u otro se sentía el protector de ése mocoso que le había, sin venir a cuento, tomado de una mano para arrancarlo de la opresión de su condena. El "Clik" de la cerradura evidenció de que ahora, ambos estarían fuera de miradas indeseosas y que, por fin, habían alcanzado una especie de paz que, sabía, no duraría demasiado. Miró tras de sí y se aseguró que la puerta estaba bien cerrada antes de pasar a observar al que, victorioso, celebraba su triunfo.

- ¿Eres una especie de liberalista o algo así? -Alzó una ceja y por lo mientras, se quitó la camisa repleta en sangre que portaba encima para mostrar una piel tostada pero suave a primera vista.

- Déjate de tonterías, niño liberal. -Se aseguró de que éste no pudiese quitarse la camisa, colocándosela como correspondía antes de volver a tomar su camisa ahora empapada. La miró con gesto asqueado pero sin tener otra cosa con la que limpiarse, se pasó aquel trozo de tela por encima de las heridas con un gesto de dolor claramente palpable en cualquier sentido: Las quemaduras de cigarro eran las que peor se mostraban pero pese a ello, siguió restregandose la tela por todo lugar de su morena dermis, mirándole con los labios arqueados en una mueca.

- Tu trata de respirar bien. -Chistó y pasando totalmente de él, se dirigió hacia la pica para limpiar minimamente la camisa, ahora, sin duda, llegaba el turno de hacerla jirones para taparse las heridas más importantes, el resto podría esperar. Alago de fuerza hizo en ése instante al romper la tela como si se tratase de un trozo de papel.

Definitivamente: Ése crío era imbecil. Estaba a punto de meter a un ladrón y delincuente en su hogar sin darse cuenta. Que fuese tan directo no hizo más que despertar la contenida ira del moreno, quién tras vendarse de manera un tanto deplorable le miró como si fuese él quién le hubiese salvado la vida.- Tendrías que tener un poco más de sentido común, mocoso. -

Farfulló, acomodándose vagamente la última venda por una de las heridas que ciertamente, si parecía infectada. Le observó allí, sobre la puerta y sin más dilación avanzó un par de pasos para acorralarle contra esa madera, aposentando ambas palmas a los costados de ése cuerpo, en tamaño, más pequeño al propio.- Te van a perseguir y matarán a los tuyos. ¿Quieres eso? -Le habló al oído con voz grabe.

: Ahn...- efectivamente Seika se quedo algo sorprendido ante sus palabras y acercamiento, haciendo que su espalda se pegara a la madera de la puerta y sus ojos se mantuvieran fijos en los otros, si era cierto, que el otro era más alto, y podia encerrarlo perfectamente, por eso tragó saliva por su repentina agresividad, pero valiente o idiota se enfrentó a sis palabras con sinceridad sonando su voz decidida, sus orbes anaranjados, eran intensos

-... Ya me conocen.. tuve problemas con ellos, no podran tocar a mi familia porque estoy solo.. y.. si tengo snetido comun, sigo mis ideales, los cumplo.. para mi es importante... Si nadie se mueve si nadie lucha, seguiran como estan, prefieron que si me cojan, me maten, a estar snetado sin hacer nada mientras miles de personas son magulladas, torturadas o tratadas como simples objetos, no, yo no aré eso... lucharé ... Y quizas no estes de acuerdo conmigo, pero nadie me va a detener, nadie lo a echo, ni nadie lo ará, así que si, te meteras en mi casa, te curaré lo necesario.. y despues podras irte si quieres, si me atacas o me haces daño, ahora mismo, te puedo.. estas muy debil .. -susurró para depsues desviar la mirada cogiendo aire relentizado-

Charla extremista de un dejado al nombre de los más débiles consiguió por un momento que le escuchase: Era casi como él. Casi. Les diferenciaba el egoísmo: Si él luchaba era por sí mismo y ése se entregaba a los demás sin tan siquiera pensar en las consecuencias, aunque lo que más le impactó fue el saber que no tenía a nadie. No se movió o dejó de acosar esa pequeña figura que proseguía contra la puerta.

Al contrario, se le encaró de tal manera que su mirada se encontró forzadamente con la del adyacente, ambas frentes se unieron y el mayor de ambos tomó aire con pasividad, como si estuviese tratando de aclamar esa paciencia que junto al otro parecía desvanecerse sin más.- Podría atacarte después. Eres débil sin tus masas ¿Verdad? Por eso te has ocultado entre ellos. -Rió, apartando su sudorosa frente de aquella otra en iguales condiciones, mirándole desde una distancia prudente pero asegurándose en todo momento que ambas miradas proseguían conectadas de una manera u otra.-

No se opuso a que éste se apartase pero por un par de segundos quedó frente a la puerta, analizando lo que éste había dicho: Tenía una fuerza de voluntad increíble, una capacidad de amar al contrario que, en esa época, era realmente complicado de encontrar. Fuera sin embargo la calma se vio irrumpida y conocidos gruñidos llegaron a sus oídos: Estaban allí. Abriendo los ojos con un aire sorprendido se giró para enfocar al que estaba justo debajo de la pequeña ventana y esta vez fue él quién le tomó de una mano, girándole para que ambas miradas se acoplasen.- No puedo correr y te voy a dejar atrás. Lárgate y corre. ¿Me has entendido? -

Le apretó la mano casi con dulzura pero el retumbar del golpe de una silla contra el suelo le hizo reaccionar y soltó lo sostenido para ahora, deslizar las manos a la cintura de aquel naturalista: Su calidez por un momento llegó a envolverle y ante ello se mantuvo unos segundos contemplándole: Extraño. Se sentía sumamente extraño era conocedor de ése tipo de sentimientos, obviamente, pero se negaba a sentirlos con un mero naturalista. Así que le alzó como si no pesase nada y aunque algunas heridas volvieron a abrirse, le ayudó a alcanzar la salida.

-...Iba tranquilo, la verdad es que no se espero su amarre, dando un pequeño traspies, haciendo que volviera hacia atras, chocando contra su cuerpo, haciendo que sus miradas se encontrasen , amplias sinceras.. y este descubriese el miedo en ellas y la claridad de lo que pasaba-...No.. no, me oyes.. no, no voy a permitir que te cojan si lo hacen, te podrian matar y todo, ni lo sueñes.. si es cierto.. que corres menos, me voy a largar, y voy a hacer de cebo, soy rapido -soltó sonriendole de una manera tierna apretando tambn si mano con dulzura , aunque el golpe de la silla izo

que se tensaran sus musculos, notando como pronto esa mano se deslizaba asta su cintura, pegandolo a su pecho unos momentos envolviendole, sus ojos se mantuvieron ahora presos en los suyos, y apenas pudo articular palabra-...Vo..y..a distraerlos.. calle Miranda, numero 45, te espero allí ... dile a la portera que te de las llaves de mi casa, le dices que te lo dijo Seika, y que la contraseña es, Eres un bobo algun dia te atracaran – se rió por unos momentos y se separó de él antes de que s elo inpidiera. -... No agas que sea en vano -susurró para cuando este, bien veloz, se fue a la puerta, quitandole el pestillo.

Tenía la oportunidad de oro: Un niño idiota que haría de cebo. No tendría que preocuparse por nada, para colmo y si éste fallecía tendría un hogar dónde poder vivir. Por un momento se le pasó por la cabeza la idea de dejarlo allí, en manos de lo desconocido y dejarse a una vida retirada del crimen, pero su espalda, esa tensa y delgada espalda le hizo moverse hacia él y de un gruñido, le apartó de la puerta, volviendo, con cierta brusquedad, a poner el pestillo.- Lárgate. Iré a buscart-... -

Golpes en la puerta hicieron que apartase al contrario en un abrazo protector y de nuevo, su mirada enfocó a la dichosa ventana.- ... -Agarrándole por los hombros lo empujó hacia un rincón del recinto y con el resto de tela humeda que había restado de sus curas le cubrió la cabeza tras obligarle a quedar allí agachado.- No te muevas ni mires. -Chistó, justo en el isntante en el que la puerta cedía a los golpes y un hombre de amplia complexión le sonreía "Perro", soltó, a lo que el esclavo le propinó un doliente golpe en la quijada, golpe que obligó al foráneo a,incluso, escupir sangre.

Respiró agitado, de manera pesada: Lo importante era sacarle de allí para que ése idiota tuviese la oportunidad de escapar, sin embargo, el golpe propinado consiguió que heridas que aún dolían le obligasen a lanzar un quejido tan quedo como impasible. Pero no se iba a rendir: Tenía allí a quién proteger y es que sin saber el motivo su instinto protector se activaba con solo recordar la mirada de Seika: Una totalmente igual a la suya. Una cargada de valor.

Así pues, fue él quién esta vez arremetió contra el ya conocido gorila y éste se dobló hacia el suelo justo cuando el móvil del escondido se deslizó hacia ambos. La voz del policia alertó al encorvado y como pudo, trémulo en su totalidad se apartó de su agresor y esclavo, mirando sin entender a su alrededor, no obstante, localizó al culpable ya que el baño no era en demasía grande y sin pensárselo se abalanzó sobre ése cuerpo, algo que el de cabellos albinos le impidió en su totalidad, poniéndose justo delante del más pequeño para impedir el paso a esa mole de carne, batallaron, empujes, gruñidos, pero sabiendo que tenía los minutos contados, ése hombre se apartó del indú y mirando con odio a la pequeña forma abultada que se escondía tras éste, salió de allí alertando al resto que se acercaba la policia. Las voces se alzaron, en su mayoría a gritos y él, casi desesperado buscó la mirada del más bajo. Se acuclilló frente a él y le retiró la venda de los ojos para poder mirarlos, sintiendo un estúpido alivio al encontrarse con estos.

Asintió con lentitud, pero por algún motivo las palmas de ése niño le quemaron la piel. Las heridas al contacto de esa dermis parecieron sin duda abrirse, quizás, regenerarse. Le miró directo a los ojos por unos segundos dónde todo movimiento o ruido que provenía del bar pareció no existir. ¿Qué tipo de fuerza magnética tenía ése...? Se vio tentado. Demasiado tentado en sostener también las mejillas de ése rostro angelical pero la prisa apremiaba y sabía que lo mejor sería escapar antes que la policia interrogase, a fin de cuentas, el propio enano era de por sí un extorsionador del orden.

Apoyó las palmas sobre el suelo para impulsarse, planeando así alzarse pero en vez de ello, su frente volvió a necesitar del contacto de la otra, como si se tratase de un muy extraño imán.- ¿Te duele algo? -A fin de cuentas, le había sentado allí de un modo violento y sin demasiado miramiento. Enervó lentamente una ceja cuando le escuchó pero no obstante, rió después.- ¿Estás loco, no? -Era sumamente divertido, extraño... estúpidamente atrayente

- De todos modos... -Se levantó con lentitud y es que una herida del vientre sangraba en demasía por haber empujado con todo al que trataba de aproximarse al crío. Una vez erguido sobre sus hombros le miró medio sonriente aunque el dolor se marcase perfectamente en sus gestos.

- No sé como te llamas. - ¿Como diría pues que era ése su amo?, se encaminó de nuevo a la pica y se humedeció la palma para así tapiarse la herida y sacarse de ahí la sangre acumulada con evidente mal gesto. La policia, no obstante, pareció entrar en el lugar y es que se volvió a escuchar la desesperación en aquel lugar. Le miró, no muy seguro de poder estar en calma pese a que habían venido a 'ayudarles'.

Recordó vagamente el momento en el que éste le tomó la mano. ¿Había hablado? Estaba demasiado confundido ahora como para pararse a pensar en ello, aunque al notarle cerca pudo llegar a relajarse: Si algo malo amenazaba desde la puerta podría abatirle antes que tocase un solo pelo de éste. Sin embargo... Fue un policia el que vino y tras llamas a una ambulancia, estos comenzaron a hablar, en lo que él, dejándoselo todo en sus manos comenzó a limpiarse esa herida, una que no dejaba de sangrar por más agua que se pudiera. Dejó que el menor se distrajera no estando muy seguro de que le marease o no la sangre: Pero el mareo llegó a él por culpa de aquella importante perdida y el esfuerzo realizado.

Chasqueó la lengua y apoyó ambas palmas sobre la pica, relajando su respiración. Fue el policia el que miró hacia él, más tarde, a su supuesto 'amo'.- Está sangrando mucho. No sé si llegará al hospital. -Sonó vago, pero asomó la cabeza en busca del mencionado Iván - ¡Daros prisa! -



[CERRADO] - Continuación "Recuperación."