Falsedad Placentera /Sakiyama Youji/ [+18]

Lo bueno era que Youji tenia un buen sentido de la orientación, lo malo era que el muy idiota no recordaba donde quedaba exactamente el maldito hotel, le era frustrante pue ya queria estar en la cama con aquel muchacho.

En fin, después de un rato llegaron, pidieron una de las habitación, tomaron la tarjeta y sin más fueron a esta, no recordaba nunca el sentir tales ansias por querer acostarse con alguien, eso demostraba lo mucho que ese chico le había interesado y lo mucho que quería sentirle.

Sin mucha demora llegaron a la habitación, abrió la puerta con tranquilidad y sonrió, notando que era un cuarto cómodo y agradable, entro a la habitación y cerro la puerta detrás suyo, sonrió y le miro de reojo. No dijo nada y solo le llevo a la cama, con cuidado le recostó ahí, pero dejando su cuerpo sobre el de el.

-Y como que se te ocurre que pueda querer a cambio.- dejo cada mano a un lado de su cabeza y le miro de una manera sensual, con ganas de devorárselo entero.- Supongo que ahora que estamos aquí.- Dijo recalcado el hecho de estar en la cama.- No hay mas que decir¿ o si?.- Si decía que si, obvio que le tocaría, lo besaría y le haría el amor como a nadie, si decía que no….de igual forma lo haría.

-¿Una ducha?.- Dijo de manera tonta y divertida, se acerco un poco más a su rostro, sintiendo sus labios rozar con los de otro.- Yo tenía algo más entretenido en mente.- Susurro, manteniendo esa mirada sensual y provocadora, ahora que estaban en la cama, solo podía pensar en algo más que una ducha.

Bajo a su cuello y suspiro, dejándole sentir su aliento frio en su blanquecina piel, ya no se contendría, así este pataleara, le gritara o golpeara, solo quería escucharle gemir, tocarle, besarlo, hacer pedir por mas, solo quería eso, eso y mucho mas.- La ducha que quede para después.- si para después, ahora solo queria lo que desde un principio buscaba.

Lamio con deseo su cuello, y después dejo un sutil beso en el mismo, se separo un poco y fue a sus labios, para lamerlos con gula, y asi, poder apoderarse ya de estos, en un beso apasionado, degustando por primera vez la boca de aquel muchacho.

Spoiler:

Sintió como le correspondía, jugueteando con esa lengua que ahora invadía su cavidad, dejando que esos brazo, pasaran a rodear su cuello, esas pequeñas acciones daban más que el permiso necesario para comenzar con algo más placentero, y algo que sin duda disfrutarían los dos juntos.

Se separo del beso y sonrio con malicia al escucharle, sintiendo ese par de labios rozar con los propios y notando ese cierto tono de voz, que sin duda le excitaba.-Valla, pensé que eras mas inocente, pero creo que me equivoque.-Se relamió los labios y aprovecho para dar una lamida deseosa a los de quien ahora se estaba por convertir en su “amante”, por llamarlo de alguna manera.

Se acomodo mejor, tratando de quedar entre las piernas de Shoryu, llevando una mano a ese Yukata desarreglado, tocando su piel tan suave, y deslizándolo por uno de sus hombros, dejando ver ese sensual y tan deseable cuerpo, que con solo mirarle, le entraban unas tremendas ganas de poseerle.

Se acerco a sus labios y los mordió con erotismo, pasando su mano por el pecho perfecto del contrario y tocándolo solo con las llenas de los dedos y disfrutando del tacto que la piel tan suave de Shoryu le proporcionaba, evitando tocar a propósito esos pequeños pezones.

Se dejo quitar la camisa, sintiendo como esas manos se pasaban y rozaban un poco contra su piel. Soltó una pequeña risa burlona ante esa respuesta, si, ahora mismo se daba cuenta de ello, se notaba claramente la escases de esa característica en el joven a quien estaba a punto de poseer.

Su sonrisa maliciosa y pervertida, surco su rostro cuando le escucho, dejando que guiase su mano hasta su entrepierna, dejándola solo ahí, sin moverla, sintiendo esa virilidad bajo su tacto, y solo deleitándose con la imagen que le ofrecía Shoryu, era tan sensual, tan apetecible, y le hacía desearle con mayor ahincó.- Pareciera que no era el único que tenía ganas de esto.-Susurro, presionando un poco ese miembro.

Su mano que estaba libre, viajo hasta una de sus delgadas y largas piernas, tocándola con tranquilidad, disfrutando del suave tacto que tenia contra estas, mientras que su otra mano ya se apoderaba de ese sexo, tocándolo de manera suave, solo para hacer desesperar al contrario, esa era la manera en la que Youji tenia sexo, hacer desesperar a su amante, hasta que este le rogara, que gimiera con desesperación, pidiéndole por mas, escuchar esas suplicas solo le causaban mas excitación.

Se inclino un poco y lamio su cuello, bajando un poco y yendo directo a uno de los bonotes rozados que yacían en el pecho del contrario, lo lamio con gula, y después pego un pequeño mordisco, poniéndolo duro y erecto.

Era palpable la desesperación del cuerpo ajeno, sus ansias, y sus deseos, eran tan notorios que le excitaban de sobremanera, si, así era como le gustaba a Youji, que su amante pidiera por mas, que gimiera en un intento desesperado por conseguir mas, que su cuerpo ansioso se moviera en intentos deseosos por tener más roce, cada gesto, cada acción, provocaban mas y mas deseos de poseerle.

Su atención, que estaba centrada en aquellos pequeños botones rozados, fue desviada al sentir como el contrario se movía, dejándose hacer y quedando por fin recostado, y mirando con agrado como se subía sobre el. Era endemoniadamente provocador, su voz tan seductora y deseosa, la lujuria desbordaba por el. Ante sus palabras asintió.

Su mirada se posiciono en aquel cuerpo esbelto y tan atractivo cuerpo que quedaba al descubierto por aquel Yukata, y que ahora estaba a merced suyo. Sus manos de inmediato viajaron a ese suculento trasero que quedaba justo en su rostro, moviendo un poco sus ropas, para dejarlo al descubierto, devorándolo con la mirada y esperando a sentir aquella boca, rodeando su sexo.

Sus dedos, comenzaron a tocar con deseo ese trasero, y su otra mano fue a su miembro, volviendo a sus carisias, pero esta vez, un poco mas rápidas, complaciendo a ese pequeño pervertido. Era raro, pues esta vez, de verdad deseaba el poder apoderarse de aquel muchacho, unas ganas incontrolables de poseerle se empezaban a apoderar de la cordura de Youji, y un deseo incontenible de escucharle gemir se posicionaba en sus pensamientos.

Se relamió los labios, mirando con deleite ese trasero tan apetitoso, Shoryu, le estaba ofreciendo a su mente pervertida un sinfín de imágenes eróticas de su cuerpo, era un gozo para la degenerada imaginación de Youji.

Tener el cuerpo del bello joven a su disposición era mas que perfecto, y mas aun, tenerle asi mientras que el otro le daba placer era mucho mejor, sin duda, ese día, que habia empezado tan aburrido y sin chiste, había terminado con algo que seria sumamente placentero.

Espero a que Shoryu comenzara a estimularle, mientras que sus manos seguían masajeando aquel suculento trasero. Al sentir como esa lengua humedecía un poco su miembro se estremeció, se sentía bien, y podía notar que claramente esta no era la primera vez que el joven hacia eso, sonrió ladino y miro esa entrepierna que ahora se acomodaba perfectamente sobre su rostro.

Sin pensárselo dos veces, comenzó a lamerla, de manera lenta y pausada, disfrutando primeramente de su sabor. Hacia con maestria, un poco de presión con su lengua, buscando mas estimulación, asi como también emplear un poco su mano para masajearlo con ganas desde la base hasta la punta, disfrutando de igual manera del tacto que ofrecía ese miembro duro entre sus dedos.

La habitación de apoco comenzó a ser llenada por aquella voz tan erótica, esos gemidos y jadeos, con solo escucharlos, una excitación tremenda se producía en el cuerpo deseoso del pelinegro, y lo mejor de todo era que su disfrute por aquellos gemidos, iba comenzando, apenas eran solo toques, delicados y deseosos, cuando estuviera dentro de ese cuerpo caliente que ahora estaba arriba suyo, seguro que escucharía mucho aquella voz gozando por el placer que le daría.

Jadeo un poco. Pudo sentir con mayor un escalofrió que surco su columna, cuando esa boca por fin se apodero de su miembro caliente y falto de atención, esa boca, la cual hacia con maestría su trabajo le hacía estremecerse, queriendo por mas, mas roce….mas placer.

Su boca siguió con el oral a aquel miembro duro y excitado, ahora, tirando pequeñas mordidas a ese sexo, mezclándolas con las lamidas, procurando brindarle el mayor placer a su “amante”. Su mano, viajo hasta esos glúteos bien formados y los comenzó a acariciar de nuevo, yendo directo al lugar donde estaba la estrecha entrada del contrario, separo un poco su trasero, y rozo con la yema de su dedo ese pequeño lugar, por donde, dentro de poco, le haría suyo.

Soltó un suspiro con agrado ante las atenciones tan placenteras del menor, era inevitable estremecerse bajo su toque. Su lengua seguía apoderándose de aquel sexo, pasando ahora a engullirlo, presionando con su lengua un poco para dar una mejor placer.

Se separo un tanto, lamiendo la punta de ese miembro, degustando ya el sabor del liquido pre seminal que salía de su falo, se relamió los labios y volvió a engullirlo. Su otra mano, la cual seguía haciendo su labor en el trasero del chico, ahora se abría paso en esa entrada, metiendo uno de sus dedos y sintiendo por fin su interior, tenerle así hacia que desease con más ganas el poder estar dentro de el.

Escucho sus palabras y sonrió, comenzando a darle más placer, mas goce. Acaricio con suavidad esos testículos, y siguió lamiendo y mordiendo con suavidad ese miembro, mientras que ahora daba paso a un segundo dedo. Prefería prepararlo antes, pues aunque pareciera extraño, no quería dañar el cuerpo del menor.

Metía y sacaba con tranquilidad sus dedos del interior de Shoryu, tratando de dilatar la entrada lo más posible, y tenerle a su disposición cuando ya fuese a penetrarlo.

Ese día, se había encontrado a alguien que ciertamente sabia como complacer, ese chico, con solo verle, escucharlo, su excitación crecía, y encima de todo, esa boca que con gracia y deseo se paseaba sin pudor alguno por su sexo. Shoryu, jamás creyó que aquel chico que desbordaba inocencia se pudiese ver en esa situación tan pasional.

Sus manos, se mantenían entretenidas con ese cuerpo tan atractivo, las ansias en su mismo comenzaban a crecer, puesto que la espera para poder poseer ese cuerpo le comenzaban a desesperar. Su lengua lamia con gula ese sexo, mientras que de nuevo pasaba a intercalar pequeñas succiones y mordidas.

Pasado un rato de disfrutar aquella desesperante tortura, miro como su “amante” se movía de enzima de su cuerpo para quedarse en una posición bastante provocadora, Youji se levanto y se quedo sentado, admirando solo con la mirada ese cuerpo que era endemoniadamente erótico, cada gesto, cada pisca de su voz, esos jadeos y ese rostro que solo desbordaba pasión y lujuria, le hacían fantasear.

Sin pode esperar más y sin siquiera querer esperar más, se acerco a Shoryu y una de sus manos fue a su espalda, palpando un poco esa piel sudada, la hora de que le hiciera el amor como a nadie había llegado ya, lentamente llevo su miembro hasta esa entrada, introduciendo la punta de este y comenzando a penetrarle con cuidado pues no quería lastimar ese exquisito cuerpo; una vez que estuvo por completo en si interior, jadeo ligeramente, se sentía tan bien, su cuerpo caliente lo sentía tan bien que le hacía estremecerse. Dirigió una mirada al contrario, esperando ver alguna reacción por su parte.

Era tan estrecho, su sexo palpitaba de puro placer, se sentía aprisionado por las calientes paredes internas de ese cuerpo, podía sentirle, lo que estaba buscando desde que le vio, al fin se había dado y ahora, estaba disfrutando como nunca, ¿había sentido esa sensación tan excitante con alguien más?, no, con nadie había llegado a sentirse así, nadie le había puesto tan caliente como este chico.

-Y tú…eres tan estrecho…me encantas…-Jadeo un poco, complacido por estar así, por tenerle así. Sus últimas palabras fueron el interruptor para que sus embestidas comenzaran, de manera lenta, pero deseosa, a pesar de querer hacerlo con fuerza, de darle tan duro que no pudiera caminar durante días, quería tener cuidado, lastimar ese cuerpo perfecto seria un completo desastre.

Sus jadeos, suaves pero un poco más constantes, comenzaron a sonar por la habitación al compas de los gemidos de su “amante”. Sus manos, ansiosas buscaron sentir más de esa piel caliente, que era cubierta por una fina capa de sudor; una se dedico a repartir carisias por su pecho, encontrándose con esos botones rozados, tocándolos y jalándolos un poco, mientras que la otra tenía la intención de acariciar ese sexo, pero topándose con la mano ajena.- No hagas eso…para esto estoy yo.-Murmuro con algo de dificultad, retirando su mano y siendo el ahora quien masturbaba ese falo.

Pellizco un poco sus rozados y erector pezones, sin detener sus embestidas, las cuales ya eran más fuertes, más profundas, no se contendría, la razón comenzaba a abandonar su cuerpo, siendo inundada por esa sensación placentera, nublando un poco su mente. Le dedico una mirada y sonrió un poco. Era tan erótico, tan sensual, le encantaba.

Era notorio la experiencia del joven en aquellas artes amatorias, esas pequeñas contracciones le hacían suspirar de satisfacción y su cuerpo se estremecía bajo aquel fogoso y muy placentero tacto, su mente se veía un poco nublada por aquellas ricas sensaciones provocadas por ese chico del cual apenas y conocía su nombre, un desconocido muy complaciente a su parecer.

Las atenciones que propinaba en aquel duro y húmedo sexo siguieron de manera deseosa, tocando todo lo que podía con su mano, haciéndolo con maestría y tranquilidad procurando hacer sus carisias lo mas placenteras posibles para aquel hombre.

Un jadeo salió de su garganta y fue en ese momento que sus labios fueron tomados pasionalmente por los ajenos, sumiéndolo en un beso lujurioso, saborenado todo lo que podía de aquella cavidad y haciendo su goze al máximo por aquel cuerpo, sus caderas se movían de manera salvaje, sin dejar de lado aquella suavidad para no lastimar al joven.

Su lengua jugueteo unos momentos con la ajena y se separo un poco de aquellos labios para llevar aquel entretenido roce fuera de sus cavidades, dejando que pequeños hilos de saliva cayeran por la comisura de sus labios, y retomando al poco rato ese beso apasionado, deleitándose y llenándose por completo de todas esas sensaciones.