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otra vez aquí D: [Vincent]
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otra vez aquí D: [Vincent]
No podían culparlo de sentirse solo. Un hombre de su edad (42 añotes y contando), soltero, sin un trabajo estable y que vivía en un hotelucho de la zona más peligrosa del Japón, necesitaba algo que le alegrara la vida. Como las mujeres huían de él al enterarse que se dedicaba a barrer pisos para mantenerse, Kaleb supuso que su única opción para encontrar el verdadero amor sería comprándose un esclavo.
Así pues, Kaleb tomó su enorme abrigo café, se echó agua en el cabello y con una gran determinación pintada en el rostro se dirigió hasta el mercado negro. Las calles circundantes eran algo peligrosas y se encontraban plagadas de ladrones y traficantes, pero la mayoría de éstos conocían al castaño de vista. No era la primera vez que iba a ver a los esclavos, aunque desafortunadamente nunca le alcanzaba el dinero para llevarse alguno.
Movió sus dedos hasta hacerlos tronar, esta vez estaba seguro que saldría de ahí llevándose a un lindo y violable esclavito. Dio un suspiro para quitarse los nervios y entró al establecimiento. Adentro no había nadie, o por lo menos no a la vista, así que el castaño continuó caminando hasta ubicarse frente a un gastado mostrador - ¿aló? - presionó varias veces la campanilla, justo como lo haría un niño impaciente - tengo mucho dinero y ganas de un esclavo ¿hay alguien? - trató de hacerse el importante, pero aun así nadie respondía.
Así pues, Kaleb tomó su enorme abrigo café, se echó agua en el cabello y con una gran determinación pintada en el rostro se dirigió hasta el mercado negro. Las calles circundantes eran algo peligrosas y se encontraban plagadas de ladrones y traficantes, pero la mayoría de éstos conocían al castaño de vista. No era la primera vez que iba a ver a los esclavos, aunque desafortunadamente nunca le alcanzaba el dinero para llevarse alguno.
Movió sus dedos hasta hacerlos tronar, esta vez estaba seguro que saldría de ahí llevándose a un lindo y violable esclavito. Dio un suspiro para quitarse los nervios y entró al establecimiento. Adentro no había nadie, o por lo menos no a la vista, así que el castaño continuó caminando hasta ubicarse frente a un gastado mostrador - ¿aló? - presionó varias veces la campanilla, justo como lo haría un niño impaciente - tengo mucho dinero y ganas de un esclavo ¿hay alguien? - trató de hacerse el importante, pero aun así nadie respondía.
Kaleb- Mensajes : 160
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Localización : piso la playa turrututú...piso la playa turrututú~
Humor : ah... no me quejo
Re: otra vez aquí D: [Vincent]
Kunimasa admitió que le había hecho esperar a posta. Estaba en la trastienda, en el pasillo donde pasaban todos los esclavos antes de llegar a sus respectivas celdas. Su compañía: una mujer de la cual no recordaba el nombre, y la que aseguraba ser su novia. Antes de que pudiese hacer acto de presencia tras el mostrador, la chica, arreglándose el peinado y el maquillaje, salió con apuro tras despedirse de él. Mirando al desgastado y extraño cliente, la mujer torció el gesto, sonrió como pudo y desapareció de una carrerilla por las calles de los bajos fondos.
-¿A que viene tanta prisa? -el vendedor en cuestión apareció, sin camisa y con el botón del vaquero desabrochado, apoyado en el marco de la puerta. Tenía un aura de antipatía muy común en él, y que no se molestaba nunca en ocultar. Observó de la cabeza a los pies al anciano [según él], planteándose si valía la pena pedirle una compensación por lo que acababa de interrumpir; aunque realmente no le importase demasiado- ¿...Que se te ofrece?
-¿A que viene tanta prisa? -el vendedor en cuestión apareció, sin camisa y con el botón del vaquero desabrochado, apoyado en el marco de la puerta. Tenía un aura de antipatía muy común en él, y que no se molestaba nunca en ocultar. Observó de la cabeza a los pies al anciano [según él], planteándose si valía la pena pedirle una compensación por lo que acababa de interrumpir; aunque realmente no le importase demasiado- ¿...Que se te ofrece?
Invitado- Invitado
Re: otra vez aquí D: [Vincent]
Entrecerró los ojos mientras seguía con la mirada a la agitada chica que abandonaba el local "¿será una esclava que escapó de su celda?" pensó el barbudo; sin embargo, su duda fue resuelta cuando el que Kaleb suponía era un vendedor se colocaba frente a él estando casi como Dios lo trajo al mundo.
El castaño se mantuvo en silencio un rato esperando que Kunimasa le reconociera y le suplicara por un autógrafo, pero los minutos pasaban y aquel sujeto lejos de mostrarse emocionado por conocer a una gran celebridad, se mantenía en silencio y con una carita de enfado ¡ash! él se lo perdía.
- ejem ejem quiero ver la mercancía - como ya había estado ahí antes, Kaleb se acercó al pasillo que llevaba hasta las jaulas de los esclavos - hoy vengo muy dadivoso, así que hazme el favor de enseñarme a los chicos que tengan mejor condición física, a los más imponentes y también a los más costosos jojojo - había entrado por un momento dentro del papel de "hombre rico" aunque sinceramente sus prendas algo roídas y gastadas le daban la apariencia de todo menos la de un sujeto con dinero.
El castaño se mantuvo en silencio un rato esperando que Kunimasa le reconociera y le suplicara por un autógrafo, pero los minutos pasaban y aquel sujeto lejos de mostrarse emocionado por conocer a una gran celebridad, se mantenía en silencio y con una carita de enfado ¡ash! él se lo perdía.
- ejem ejem quiero ver la mercancía - como ya había estado ahí antes, Kaleb se acercó al pasillo que llevaba hasta las jaulas de los esclavos - hoy vengo muy dadivoso, así que hazme el favor de enseñarme a los chicos que tengan mejor condición física, a los más imponentes y también a los más costosos jojojo - había entrado por un momento dentro del papel de "hombre rico" aunque sinceramente sus prendas algo roídas y gastadas le daban la apariencia de todo menos la de un sujeto con dinero.
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Re: otra vez aquí D: [Vincent]
Había algo en aquel hombre que le resultaba pura fachada. No sabía si era por sus gestos, su forma mecánica de hablar o la sensación para imponer que estaba tratando de lograr, pero su carácter no acababa de pegar del todo con su aspecto maduro y formal. Sin embargo, Kunimasa quiso obviar todo aquel teatrillo y acabó empujando del todo la puerta que llevaba al pasillo, y por donde el viejo casi se había terminado de colar.
-Adelante -ironizó, caminando tras él hasta que se colocó a su diestra. Era evidente que, aún siendo mas joven, era mucho mas alto que aquel cliente, y visto de cerca tuvo el pensamiento de que, a grandes rasgos, podría resultarle incluso atractivo... quizás-. En teoría todos cuestan lo mismo. A los que se les ha rebajado el precio son a los que han intentado escapar; supongo que para quitárnoslos de encima -comentó, con todo su desparpajo juvenil. Señaló a una de las celdas, donde había un muchacho albino, pálido como un fantasma, que, grillete al tobillo, levantó la vista con una sonrisa siniestra-. Este no tiene una constitución muy buena, pero es un listillo de cuidado.
El esclavo soltó algo parecido a un "me halagas" antes de que Kunimasa y compañía le pasaran de largo dos celdas mas allá, donde volvió a detenerse.
-Este es mas joven y mas atlético -dentro de aquella jaula había un muchacho de pelo oscuro, corto, y con una venda que le tapaba uno de los ojos. De cuerpo delgado, pero firme y aparentemente ágil, que se le veía gracias a una hakama que le caía mucho mas abajo del ombligo-. Y el último... -dio un paso mas, y en la celda de al lado estaba otro moreno, de mirada rebelde y pelo largo, vestido con ropas ajadas entre el negro y el sucio rojo sangre. El vendedor se giró-. Mas allá de este punto están los "rebeldes". ¿Quieres verlos o te quedas con alguno de estos? -se cruzó de brazos.
-Adelante -ironizó, caminando tras él hasta que se colocó a su diestra. Era evidente que, aún siendo mas joven, era mucho mas alto que aquel cliente, y visto de cerca tuvo el pensamiento de que, a grandes rasgos, podría resultarle incluso atractivo... quizás-. En teoría todos cuestan lo mismo. A los que se les ha rebajado el precio son a los que han intentado escapar; supongo que para quitárnoslos de encima -comentó, con todo su desparpajo juvenil. Señaló a una de las celdas, donde había un muchacho albino, pálido como un fantasma, que, grillete al tobillo, levantó la vista con una sonrisa siniestra-. Este no tiene una constitución muy buena, pero es un listillo de cuidado.
El esclavo soltó algo parecido a un "me halagas" antes de que Kunimasa y compañía le pasaran de largo dos celdas mas allá, donde volvió a detenerse.
-Este es mas joven y mas atlético -dentro de aquella jaula había un muchacho de pelo oscuro, corto, y con una venda que le tapaba uno de los ojos. De cuerpo delgado, pero firme y aparentemente ágil, que se le veía gracias a una hakama que le caía mucho mas abajo del ombligo-. Y el último... -dio un paso mas, y en la celda de al lado estaba otro moreno, de mirada rebelde y pelo largo, vestido con ropas ajadas entre el negro y el sucio rojo sangre. El vendedor se giró-. Mas allá de este punto están los "rebeldes". ¿Quieres verlos o te quedas con alguno de estos? -se cruzó de brazos.
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Re: otra vez aquí D: [Vincent]
Mientras el menor le daba el tour, Kaleb se dedicaba a observar a los esclavos a detalle. Los 3 eran mucho más jóvenes que él, tenían una cara como de locos y cabía la pequeña posibilidad de que tuvieran tendencias asesinas... aunque al castaño eso no le molestaba, le bastaba con que no lo fueran a matar a él - no, estos son perfectos, ahora sólo me falta elegir a mi afortunada esposa -
Dicen que el amor es ciego ¿no? pues con esa frase en la cabeza, Kaleb se colocó una de sus palmas sobre los ojos, tapándoselos, y comenzó a mover la otra mano intercaladamente entre las celdas mientras cantaba en perfecto inglés - Eeny meeny miney mo... Catch a tiger by his toe... If he hollars let him go... Eeny meeny miney mo ♪~ -
Al momento en que la canción finalizó Kaleb abrió los ojos para ver cuál de los esclavos sería su nuevo y afortunado compañero de parrandas - oh... al parecer me quedo con él - el barbudo sonrió mientras acercaba el rostro a los barrotes para leer el nombre grabado en el metal del ganador - se llama Vincent, bonito nombre - volteó a ver a Kunimasa todavía sonriendo - bueno chavalito si te das prisa con los trámites te daré una jugosa propina -
Dicen que el amor es ciego ¿no? pues con esa frase en la cabeza, Kaleb se colocó una de sus palmas sobre los ojos, tapándoselos, y comenzó a mover la otra mano intercaladamente entre las celdas mientras cantaba en perfecto inglés - Eeny meeny miney mo... Catch a tiger by his toe... If he hollars let him go... Eeny meeny miney mo ♪~ -
Al momento en que la canción finalizó Kaleb abrió los ojos para ver cuál de los esclavos sería su nuevo y afortunado compañero de parrandas - oh... al parecer me quedo con él - el barbudo sonrió mientras acercaba el rostro a los barrotes para leer el nombre grabado en el metal del ganador - se llama Vincent, bonito nombre - volteó a ver a Kunimasa todavía sonriendo - bueno chavalito si te das prisa con los trámites te daré una jugosa propina -
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Re: otra vez aquí D: [Vincent]
En un principio no supo como aguantó toda la musiquilla desentonada del viejo, pero Kunimasa se había limitado a levantar una ceja, recargar su peso en la otra pierna y a mirarle de arriba a abajo cuando por fin parecía haber "elegido".
-Ya... -la propina. Primero debía ver si podría permitirse al esclavo- Sígueme entonces -le dijo, levantando la mano al cuidador del fondo para que le preparase al esclavo mientras tramitaba la compra. Una vez en la parte principal echó la puerta hasta entrecerrarla y se colocó tras el mostrador, sacando el documento de compra y uno de los bolígrafos desgastados de la tienda.
-Abona la cantidad que hay mas abajo y podrás llevártelo -señaló, mientras volvía a la puerta y hacía una señal al otro para que trajese al esclavo.
[Avisado]
-Ya... -la propina. Primero debía ver si podría permitirse al esclavo- Sígueme entonces -le dijo, levantando la mano al cuidador del fondo para que le preparase al esclavo mientras tramitaba la compra. Una vez en la parte principal echó la puerta hasta entrecerrarla y se colocó tras el mostrador, sacando el documento de compra y uno de los bolígrafos desgastados de la tienda.
Ficha a rellenar
- Nombre:
- Esclavo:
- Directo o a Domicilio:
- Modo de pago: [Visa / Metálico / cheque]
-Abona la cantidad que hay mas abajo y podrás llevártelo -señaló, mientras volvía a la puerta y hacía una señal al otro para que trajese al esclavo.
[Avisado]
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