Residencia McIntyre

Me hacía feliz que me llamase Oskarito, me hacía más suyo renombrándome. Yo lo llamaría Ellis, como le gustaba con mucho gusto aunque para mí desde que salimos de la tienda era mi soft and sweet amo Ellis.

- Claro Ellis,como quieras.
Le dije sonriente. Mis circuitos echaban chispas por él.

- Seguro me gustará mi habitación, no te preocupes. Gracias.
Le dije sin ver nada extraño en sus palabras. Llamó más mi atención su repentino ataque de tos después de tocar mi vientre como solía hacer. Esperaba que no fuese alergico a mí, tendría que llevarlo al médico a que le mirase esa tos.

Pronto llegamos a la casa de Ellis. Una construcción que se me antojaba bella por sus proporciones y la complicación de su estructura. Casi podía ponerme a calcular las ecuasiones de sus arcos y bóvedas, pero como decía Ellis, ya habría tiempo para eso.
Baje para abrirle la puerta del coche y que bajara. En mi base de datos había escenas de parejas recién casadas en las que una parte de la pareja llevaba a la otra en brazos para cruzar el portal. Me hubiese gustado hacerlo con él, pero no era su esposo, era su pet y de momento aún necesitaba su permiso e instrucciones para poder hacer ciertas cosas. En todo caso...

- Elis, ¿puedo llevarte en brazos? Creo que es un rito común cuando se empieza una vida en pareja, ¿no?
Le dije con ciertas dudas. Esperaba que no se ofendiera ni se disgustase por preguntarle.