~ Platinium ~

por Invitado Sáb Abr 23, 2011 10:32 am

El estilo Loft se caracteriza por su gran espacio y su elegancia absoluta. El color negro resalta lo moderno e innovador de una casa de dos pisos con sus respectivos muebles. Un baño en la habitación principal, en la segunda planta. Otro en el piso de abajo. Tres habitaciones; quizás demasiadas para una sola persona... O no.

por Invitado Mar Dic 13, 2011 8:46 am

Sobraba decir que el trayecto que siguieron le fue completamente desconocido. Por suerte lo fue también la información de que Kaede lo había cargado en brazos hasta su casa. Estaba cansado, y sentía los músculos tan entumecidos que incluso en sueños parecían dolerle. No dejaba de escuchar, desde algún rincón lejano de su mente, voces pertenecientes tanto a sus jefes como a sus compañeros de trabajo y su escaso y deficiente círculo de amigos; la gran mayoría distanciados por unos simples atributos que se había ganado sin desearlo.
A veces pensaba, ¿que diferencia podría haber entre un humano corriente y otro que se ha convertido en una “mascota”? ¿Debería simplemente agachar la cabeza, ronronearle a cualquiera y recibir con gusto la comida y los mimos que se dignasen a darle?

Humillante...
En ningún caso ni situación, no se podía llegar a imaginar en tal deplorable estado. Reiji era demasiado orgulloso, demasiado digno como para caer tan bajo. Aunque con lo acontecido en el veterinario -lo cual rezaba porque hubiera sido un mal sueño...- ya no podía decir que no había sido tratado como un animal.
Quizás todo se podría haber evitado si no hubiese conocido a Kaede.

“¿Shironuma...?” -entreabrió los ojos, teniendo la vaga sensación de que había olvidado algo. Abrió los labios, respirando despacio, mientras parpadeaba y enfocaba el que parecía ser el techo de su salón, únicamente iluminado por la fila de luces de plafón naranja que había sobre la mesa. Incorporándose, se palpó la cabeza y miró a su espalda, viendo por la gran cristalera que llevaba al balcón que había anochecido.
Bajó los pies al suelo y trató de recordar lo ocurrido. ¿Era posible que lo hubiese soñado de verdad? Quizás solo se había quedado trabajando hasta tarde y el estrés había ocasionado toda su paranoia.

Se levantó, y no pudo dar un paso sin que una punzada de dolor, que le abarcaba desde los bajos hasta su fina cadera, le hiciera doblarse hacia delante y dar un traspiés. El traje desarreglado, la húmeda sensación entre sus nalgas y aquel olor a colonia que no era la suya: no hizo falta mas para saber que aquello de sueño había tenido poco. Ahora solo faltaba descubrir como había llegado a casa.

-Ese crío... -murmuró, caminando con una mano en la cintura, hasta el baño de la primera planta. Pasó de largo el contestador, activándolo al ver la cantidad de mensajes que parpadeaban en él.

“¿Namikawa-san? Soy Nagamasa, de la empresa de Marketing. Tengo que hablar con usted a cerca de las atribuciones del siguiente producto. He encontrado un modelo perfecto, así que me gustaría que pudiese conocerle. Espero su llamada~”

Reiji dejó la chaqueta sobre una de las sillas, viendo que tanto su maletín como sus llaves estaban sobre el cuenco de la mesa. Se quitó los zapatos al ver que aún los traía puestos y se deshizo el nudo de la corbata, comenzando a desbotonarse la camisa.

“Buenas, Rei-chan. Soy Radu. Necesito tu pacífica colaboración para organizar mi próxima presentación. Te interesará; va sobre el Mercado Negro. Quizás te sea útil comprarme, de paso, un ejemplar por si acabas allí algún día (risa). ¡Llamame~!”

Reiji hizo una mueca, mirando se reojo a la mesa que sostenía el contestador, antes de quitarse la camisa, colgársela del brazo y pasar al cinturón. Abrió la puerta del baño, de donde salió una inmensa nube de vapor y el zumbido del agua que caía de la ducha.

-¿Que...?

“¿¡Que significa que renunciarás porque estás embarazado!? ¿¡Te han extorsionado sexualmente, Namikawa!? ¡A mi puedes contármelo! ¿Y quién es el tío que ha contestado tantas veces a tu teléfono móvil...?”

La voz histérica de Midou, su compañero de trabajo, le sonaba en la distancia mientras Reiji, semidesnudo y sujetando el pomo de la puerta del baño, veía un cuerpo inmenso de melena rubia a través de la mampara del plato de ducha.

por Invitado Mar Feb 07, 2012 6:16 pm

Era una pésima señal que el baño de la planta baja careciera de tina u otros adornos en las paredes ¿cómo esperaba Reiji poder criar a sus cachorros en un sitio tan deprimente? incluso el shampú venía en un empaque oscuro, liso y sin señales de poseer un aroma frutal de los que tanto le gustaban al insoportable rubio. Al menos la regadera estaba alta y Kaede no tenía que agacharse para quitarse el jabón del cuerpo, además estaba complacido por haber encontrado en el gabinete del fondo, un cepillo de dientes nuevo y de su color favorito - goodbye horseees~ - cantaba -o intentaba hacerlo- al tiempo que analizaba su situación. Podría tomar el teléfono y llamarle a papá para que viniera a conocer a su futuro yerno a primera hora del lunes, también debía que consultar con Reiji la raza de la niña que iba a conseguir ¿le gustarían los pandas? finalmente tenía que pensar seriamente en el tipo de vestido que el jaguar usaría el día de la ceremonia; después de todo, llevar un vestido demasiado revelador era de mal gusto.

Fueron muchos minutos en la ducha en lo que hacía pasar un potente chorro de agua por su vientre bajo y muslos para así librarse de cualquier huella de fluido gatuno que se le hubiera podido quedar en la piel. Ya cuando estaba a punto de salir del cuarto de baño, sintió una brisita de aire en el culo. La puerta había sido abierta - oh… ¡estás vivo! - Kaede, empapado hasta la médula, se acercó al mayor con la intención de pasarle los brazos alrededor de los hombros y abrazarle, pero al último momento abandonó la idea - como no despertabas comenzaba a preocuparme ¿has visto el video del hombre que se deja penetrar por un caballo y muere después? well ya sé que me faltan unos centímetros para alcanzar la talla del animal, pero bueh me alegra ver que no perforé tus intestinos - sonrió, hasta ese momento cayó en cuenta de la desnudes ajena - ¿querías otro round? báñate y cuando salgas volvemos a hacerlo - esa era una forma amable de decir: "no pienso tocarte como sigas lleno de fluidos". Igualmente mientras el mayor se enjabonaba, él podría ir a buscar algo que pudiera servirle como ropa, estaba claro que no pensaba ponerse los mismos interiores manchados, esos los había dejado en el cesto de la ropa sucia para que el felino los lavara -o mandara a la tintorería- cuando tuviera tiempo.

Así pues, el menor le dio un caderazo para introducirlo en el baño mientras él se iba a la estancia tiritando de frío, chorreando y con cada vello de su cuerpo erizado por el frío.

Le echó un vistazo a la sala para hallar algo que le sirviera de ropa provisional. Un mantel, la alfombra, la funda de los cojines… - ¡bingo! - el muchacho sonrió cuando le clavó el ojo a una de las aparentemente costosas cortinas que decoraban los ventanales contrarios al balcón, como la tela se veía bastante limpia, la jaló hasta escucharla rasgarse. Cuando tuvo el lienzo en la manos, se sacudió el cabello rubio y, como si se tratara de un chaval de 5 años, se lo amarró al cuerpo cual toga griega. Después simplemente se acostó en el sofá aun teniendo varias gotitas de agua escurriéndole por el cuello - Reiji-chan tendremos que remodelar un poco. Me gustan los colores, pero no creo que los niños piensen lo mismo - hablaba lo suficientemente alto como para que el felino le escuchara en el cuarto de baño.

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