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Britt, Abel.
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Britt, Abel.
• Nombre: Abel.
• Apellido: Britt.
• Apodo: Ab, Abby –creado por su progenitora, el cual detesta enormemente–, Nenaza (?) –todo gracias al idiota de su hermano–, y Geek.
• Edad: Diecinueve años.
• Sexo: Masculino.
• Empleo: Universitario.
• Orientación sexual: Homosexual¡ukeable y violable aunque no lo admita!.
• Descripción psicológica: Un verdadero meticuloso del mantenimiento correcto del orden, la compostura y el total cumplimiento de las normas tanto éticas como de una institución educativa. En otras palabras, el clásico 'nerd' que no puede faltar en toda escuela. Claro, ama por más extraño que suene el estudio y el descubrimiento de nuevos conocimientos que le enriquezcan personalmente, pero no sigue al pie de la letra el estereotipo que se tiene de los denominados cerebritos, pues este chico resulta un tanto… especial. Y cuando decimos especial, nos referimos a su carácter: un ser dotado de un temperamento relativamente fácil de hacer estallar. A resumidas cuentas, el niño nos salió tsundere.
La verdad, es un tanto difícil describir de manera detallada la psicología de Abel, pues para empezar, incluso él mismo se considera una rareza.
De comienzo trasmite cierto aire imperturbable que va combinado con el presagio de estar conociendo a alguien recto y decidido, lo cual, lo es. Responsable, estudioso, obediente, recae en él todos los adjetivos que gustes sonsacarle al niño estrella de la clase y favorito de los profesores; aquél que es reconocido por una brillante inteligencia. Ahora bien, es necesario aclarar que esto es sólo en una primera instancia, al momento en que apenas llegas a entablar unas dos que tres conversaciones con él, las cuales resultan ciertamente imposibles por ser bastante reservado. Entonces, sigue indispensablemente la norma de si no me molestas, todo bien, permaneciendo con semblante neutral que rara vez es reemplazado por una sonrisa. El caos se deriva si en dada instancia eres lo suficienteestúpido valiente para expresar unas palabras o gestos descolocados de su persona. ¡Inaudito! Les cortaría la cabeza a todos los que osen insultarle si así pudiese (?).
Puede que no sea la persona más físicamente fuerte del planeta, ni la más poderosa, pero esto no impide el que se haga a respetar. Primero, con conversaciones sencillas que siguen el mismo hilo de pasividad. Caso contrario, si el causante de su inconformidad demuestra tener un nivel de brutalidad tal que no entiende con palabras pulcras y educadas, recurrirá a mensajes más directos e hirientes; él es así. No idiota como la mayoría pensaría al encarar tipos que sean el doble de su tamaño, sino que uno de sus mayores defectos siempre ha sido su orgullo, tan intocable e intachable. Si hay algo que le incomoda, no se atiene a callarse, simple y sencillamente, lo dice. De personalidad perfeccionista y exigente consigo mismo, a lo cual, espera el mismo nivel de disciplina de los demás. Y cuando no lo encuentra, se estresa… demasiado. Es el punto en el que gritar reclamos y palabras no muy adecuadas se hace rutinario en él, como si ese aspecto de no poder matar ni a una mosca desapareciera en un dos por tres. Pareciera ser incluso bipolar.
Nunca ha tenido ni una tan sola relación amorosa, pues siempre se ha encerrado en su propio mundo, obviando a los demás seres vivientes –aparte de que su temperamento no ayuda mucho–; el único punto débil de Abel será este. Inexperto, se comporta con una torpedad y timidez casi inesperada viniendo de alguien como él. No puede evitar el sentir vergüenza con cualquier situación que conlleve una caricia o la demostración de sus sentimientos, y por no pasar un momento bochornoso, prefiere evitarlo a toda costa. En otras palabras, es difícil lograr que se sonroje como es debido por alguna insinuaciónmas no imposible. En el fondo –muuuuy en el fondo–, es un joven verdaderamente atento, e inclusive dulce, pero esta etapa es algo que esconde con una férrea voluntad.
• Descripción física: Lo primero que resalta de manera notoria en él es su cabello rojizo. Para terminar de implantar mayor curiosidad, no es artificial como muchos piensan, sino que, increíblemente nació así con esta pigmentación tan particular. De un rojo encendido, que roza ciertas tonalidades anaranjadas, lo tiene acoplado a un corte que deja caer varios mechones en su frente, dejando otros más sueltos y levantados a los costados, como en disminución. Ya varias veces ha pensado en teñirlo de un negro azabache al ser este el detalle con el que más le vinculan con su tedioso hermano mayor, si no fuera porque es un punto con el cual le distinguen mucho.
No tiene una altura de la cual jactarse demasiado, pues mide tan sólo 1’75 metros, a comparación de jóvenes de su misma edad muchísimo más altos que él, aunque esto le tiene sin cuidado alguno. Porte recto, ostentando de una complexión corporal masculina y atlética, por no decir en forma. De músculos remarcados, sí, pero sin caer en la categoría de muy prominentes. Al menos, tanto ejercicio al pelear de niño con su hermanito valió la pena(?). Hombros y espalda ancha, que le ayudan a portar con elegancia los pocos trajes que tiene a su medida. Piernas alargadas y resistentes, al igual que sus brazos. Un punto a su favor es su nívea piel, exquisitamente suave al tacto y con un aspecto siempre sano.
Rostro impecable, con la barbilla un tanto sobresaliente y de perfil atrayente. Su nariz es alargada, un poco delgada de la punta, nada extraño con este punto. Labios pálidos, con el inferior ligeramente más grueso que el labio superior. Al sonreír su rostro se ve más atractivo de lo que ya es, pero lástima que esto ocurre sólo cada trescientos años (?!). Eso sí, se debe admitir que el mayor atractivo de Abel recae en sus ojos celestes, claros del exterior y con leves indicios de un color más azulado alrededor del iris, adornados de largas pestañas que le crean una especie de sombra en los extremos.
• Gustos: Paz, quietud y todos sus sinónimos, ¿qué más puede pedir? El silencio acompañado de un buen libro es lo que más ama. Así, también es de su total agrado el estudio, especialmente en las áreas históricas y numéricas; no es por nada el hecho de que esté estudiando actualmente administración de empresas. Si nos vamos por cosas más sencillas como la comida, le gusta el helado de vainilla, el chocolate blanco, la mayoría de las frutas, pastas y la repostería. Adora los dulces.
Siempre ha creído que una buena presentación dice mucho, por esto, busca el lucir arreglado. Camisetas de manga largas, pantalones de tela, entre otras prendas son las que viste con regularidad, variando entre tonos mayoritariamente opacos.
En cuanto a la clase de personas, pues es un tanto difícil decir con certeza qué le gusta. Eso sí, prefiere que sean ordenadas y respetuosas. Caso contrario deberán prepararse para conocer el lado no agradable de Abel (…?).
• Disgustos: La indisciplina, el desorden, la despreocupación y todo lo que tenga que ver con estos tres aspectos le causan un hervir de la sangre. ¿Cómo puede existir gente tan tranquila y holgazana? No es posible…
La falsedad de las personas, su hipocresía en su comportamiento y las mentiras le resultan asqueroso. Se ha dicho que nunca ha estado en una relación, es verdad, pero si alguna vez llegase a suceder tal milagro, tendería a mostrarse un tanto celoso con su pareja, por lo que las infidelidades sería algo que jamás perdonaría.
Otra de las cosas que odia es trabajar bajo presión. Se estresa terriblemente de sólo pensarlo, y se debe advertir que no es nada lindo cuando se encuentra así. Padece seguido de migrañas, siendo bastante irritable.
Inverosímil, pero le tiene pánico a las alturas y a los payasos. Típico trauma infantil.
• Historia:
Liverpool, Inglaterra, en una mañana curiosamente soleada más no por ello cálida. El matrimonio Britt, tras seis años del nacimiento de su primer hijo, veían la segunda oportunidad en sus vidas de volver a llenar de mayor dicha sus corazones… o tal vez no tanto. La madre de ambos, una mujer apegada estrictamente a la fe religiosa, había rogado antes del nacimiento que su segundo primogénito no fuera un demonio en miniatura como lo era el hijo mayor. Al parecer, sus plegarias fueron escuchadas, pues prodigiosamente desde el primer día que fue llevado a casa, el recién nacido demostró tener mayor tranquilidad que todos. Claro, tenía sus momentos de llanto, pero no era nada comparado con el martirio que había vivido con el otro. Así, lejos ya del bullicio que se traían en el hospital y con un nuevo miembro integrado a la familia, la vida transcurrió medianamente bien.
Tres años ya habían pasado desde aquél día, y Abel resultaba ser el consentido de ambos padres. Celos o indiferencia, quién sabe, pero también fue presa de las bromas pesadas que su hermano gastaba en él día a día. La misma historia del odio entre hermanos floreció, con uno que otro drama que resultaba ser más bien una comedia. Primeros días en el colegio, y Abel destacó como el estudiante que tenía una facilidad de aprendizaje mayor que el resto, por no mencionar de igual modo el interés que le daba a esto. Sus maestros y sus padres lo notaron, claro que sí: literalmente, explotaron al niño con actividades extracurriculares. Que asistía a clase de francés, piano, literatura… En fin, digamos que la en parte culpa de que él sea así de retraído con la sociedad la tienen ellos, por haberlo hecho crecer bajo un molde que no permitía imperfección alguna. Porque cuando las había, rodaban cabezas (?).
Llegó la secundaria y los problemas de adolescencia característicos. Esto no le impidió el mantener esa racha de excelentes calificaciones con total orgullo, pero el lado negativo fue que la actitud del pelirrojo cambió de manera drástica. Ya no era sólo su familiar, sino también varios estudiantes de su instituto que se burlaban seguidamente de él. En un principio, les ignoró, sin embargo esto no tuvo resultado efectivo alguno, por lo que harto de todo, se rebeló. Ahora era conocido porque su enojo podía acrecentarse en un lapso de cinco segundos.
Si no contamos los distintos altercados que tuvo con otros estudiantes –y profesores, para qué negarlo–, terminó el instituto con numerosos diplomas. Además, había conseguido una de sus mayores metas, y era una beca totalmente financiada al extranjero. Inmediatamente aceptó, encantado de que podía al fin despegarse de su núcleo familiar e independizarse a plenitud. Ahora bien, el pequeño –gran– detalle estaba en que el lugar de estudio radicaba en el otro lado del mundo: Japón, país cuyas costumbres y dialecto desconocía por completo. Lógicamente, le aterró un poco la idea, empero, se propuso que el haber llegado hasta ese punto no era para luego echarse atrás, además, sería como una especie de reto en su vida que estaría dispuesto a vencer.
Faltarían seis meses para completar el año desde que arribó al país nipón por primera vez. Todavía no se ha acostumbrado del todo al estilo de vida oriental, pero al menos trata.
• Imagen del personaje:
• Extras:
; Odia equivocarse por más mínimo que sea. Si sucede, se comporta con cierto aire infantil, producto del desconforme consigo mismo.
; Si llega a enojarse en verdad, maldice únicamente ocupando su idioma natal, pues todavía le cuesta acoplarse debidamente al japonés.
; Es alérgico al polvo. Sólo bastan unos segundos estando encerrado en un lugar falto de limpieza en muchos días, para que comience a estornudar y toser sin parar.
; Sufre de un pequeño fallo ocular genético que le provoca un cansancio rápido de la vista, por esto, usa lentes al leer o al trabajar frente a una computadora.
; Es zurdo.
• Apellido: Britt.
• Apodo: Ab, Abby –creado por su progenitora, el cual detesta enormemente–, Nenaza (?) –todo gracias al idiota de su hermano–, y Geek.
• Edad: Diecinueve años.
• Sexo: Masculino.
• Empleo: Universitario.
• Orientación sexual: Homosexual
• Descripción psicológica: Un verdadero meticuloso del mantenimiento correcto del orden, la compostura y el total cumplimiento de las normas tanto éticas como de una institución educativa. En otras palabras, el clásico 'nerd' que no puede faltar en toda escuela. Claro, ama por más extraño que suene el estudio y el descubrimiento de nuevos conocimientos que le enriquezcan personalmente, pero no sigue al pie de la letra el estereotipo que se tiene de los denominados cerebritos, pues este chico resulta un tanto… especial. Y cuando decimos especial, nos referimos a su carácter: un ser dotado de un temperamento relativamente fácil de hacer estallar. A resumidas cuentas, el niño nos salió tsundere.
La verdad, es un tanto difícil describir de manera detallada la psicología de Abel, pues para empezar, incluso él mismo se considera una rareza.
De comienzo trasmite cierto aire imperturbable que va combinado con el presagio de estar conociendo a alguien recto y decidido, lo cual, lo es. Responsable, estudioso, obediente, recae en él todos los adjetivos que gustes sonsacarle al niño estrella de la clase y favorito de los profesores; aquél que es reconocido por una brillante inteligencia. Ahora bien, es necesario aclarar que esto es sólo en una primera instancia, al momento en que apenas llegas a entablar unas dos que tres conversaciones con él, las cuales resultan ciertamente imposibles por ser bastante reservado. Entonces, sigue indispensablemente la norma de si no me molestas, todo bien, permaneciendo con semblante neutral que rara vez es reemplazado por una sonrisa. El caos se deriva si en dada instancia eres lo suficiente
Puede que no sea la persona más físicamente fuerte del planeta, ni la más poderosa, pero esto no impide el que se haga a respetar. Primero, con conversaciones sencillas que siguen el mismo hilo de pasividad. Caso contrario, si el causante de su inconformidad demuestra tener un nivel de brutalidad tal que no entiende con palabras pulcras y educadas, recurrirá a mensajes más directos e hirientes; él es así. No idiota como la mayoría pensaría al encarar tipos que sean el doble de su tamaño, sino que uno de sus mayores defectos siempre ha sido su orgullo, tan intocable e intachable. Si hay algo que le incomoda, no se atiene a callarse, simple y sencillamente, lo dice. De personalidad perfeccionista y exigente consigo mismo, a lo cual, espera el mismo nivel de disciplina de los demás. Y cuando no lo encuentra, se estresa… demasiado. Es el punto en el que gritar reclamos y palabras no muy adecuadas se hace rutinario en él, como si ese aspecto de no poder matar ni a una mosca desapareciera en un dos por tres. Pareciera ser incluso bipolar.
Nunca ha tenido ni una tan sola relación amorosa, pues siempre se ha encerrado en su propio mundo, obviando a los demás seres vivientes –aparte de que su temperamento no ayuda mucho–; el único punto débil de Abel será este. Inexperto, se comporta con una torpedad y timidez casi inesperada viniendo de alguien como él. No puede evitar el sentir vergüenza con cualquier situación que conlleve una caricia o la demostración de sus sentimientos, y por no pasar un momento bochornoso, prefiere evitarlo a toda costa. En otras palabras, es difícil lograr que se sonroje como es debido por alguna insinuación
• Descripción física: Lo primero que resalta de manera notoria en él es su cabello rojizo. Para terminar de implantar mayor curiosidad, no es artificial como muchos piensan, sino que, increíblemente nació así con esta pigmentación tan particular. De un rojo encendido, que roza ciertas tonalidades anaranjadas, lo tiene acoplado a un corte que deja caer varios mechones en su frente, dejando otros más sueltos y levantados a los costados, como en disminución. Ya varias veces ha pensado en teñirlo de un negro azabache al ser este el detalle con el que más le vinculan con su tedioso hermano mayor, si no fuera porque es un punto con el cual le distinguen mucho.
No tiene una altura de la cual jactarse demasiado, pues mide tan sólo 1’75 metros, a comparación de jóvenes de su misma edad muchísimo más altos que él, aunque esto le tiene sin cuidado alguno. Porte recto, ostentando de una complexión corporal masculina y atlética, por no decir en forma. De músculos remarcados, sí, pero sin caer en la categoría de muy prominentes. Al menos, tanto ejercicio al pelear de niño con su hermanito valió la pena
Rostro impecable, con la barbilla un tanto sobresaliente y de perfil atrayente. Su nariz es alargada, un poco delgada de la punta, nada extraño con este punto. Labios pálidos, con el inferior ligeramente más grueso que el labio superior. Al sonreír su rostro se ve más atractivo de lo que ya es, pero lástima que esto ocurre sólo cada trescientos años (?!). Eso sí, se debe admitir que el mayor atractivo de Abel recae en sus ojos celestes, claros del exterior y con leves indicios de un color más azulado alrededor del iris, adornados de largas pestañas que le crean una especie de sombra en los extremos.
• Gustos: Paz, quietud y todos sus sinónimos, ¿qué más puede pedir? El silencio acompañado de un buen libro es lo que más ama. Así, también es de su total agrado el estudio, especialmente en las áreas históricas y numéricas; no es por nada el hecho de que esté estudiando actualmente administración de empresas. Si nos vamos por cosas más sencillas como la comida, le gusta el helado de vainilla, el chocolate blanco, la mayoría de las frutas, pastas y la repostería. Adora los dulces.
Siempre ha creído que una buena presentación dice mucho, por esto, busca el lucir arreglado. Camisetas de manga largas, pantalones de tela, entre otras prendas son las que viste con regularidad, variando entre tonos mayoritariamente opacos.
En cuanto a la clase de personas, pues es un tanto difícil decir con certeza qué le gusta. Eso sí, prefiere que sean ordenadas y respetuosas. Caso contrario deberán prepararse para conocer el lado no agradable de Abel (…?).
• Disgustos: La indisciplina, el desorden, la despreocupación y todo lo que tenga que ver con estos tres aspectos le causan un hervir de la sangre. ¿Cómo puede existir gente tan tranquila y holgazana? No es posible…
La falsedad de las personas, su hipocresía en su comportamiento y las mentiras le resultan asqueroso. Se ha dicho que nunca ha estado en una relación, es verdad, pero si alguna vez llegase a suceder tal milagro, tendería a mostrarse un tanto celoso con su pareja, por lo que las infidelidades sería algo que jamás perdonaría.
Otra de las cosas que odia es trabajar bajo presión. Se estresa terriblemente de sólo pensarlo, y se debe advertir que no es nada lindo cuando se encuentra así. Padece seguido de migrañas, siendo bastante irritable.
Inverosímil, pero le tiene pánico a las alturas y a los payasos. Típico trauma infantil.
• Historia:
Liverpool, Inglaterra, en una mañana curiosamente soleada más no por ello cálida. El matrimonio Britt, tras seis años del nacimiento de su primer hijo, veían la segunda oportunidad en sus vidas de volver a llenar de mayor dicha sus corazones… o tal vez no tanto. La madre de ambos, una mujer apegada estrictamente a la fe religiosa, había rogado antes del nacimiento que su segundo primogénito no fuera un demonio en miniatura como lo era el hijo mayor. Al parecer, sus plegarias fueron escuchadas, pues prodigiosamente desde el primer día que fue llevado a casa, el recién nacido demostró tener mayor tranquilidad que todos. Claro, tenía sus momentos de llanto, pero no era nada comparado con el martirio que había vivido con el otro. Así, lejos ya del bullicio que se traían en el hospital y con un nuevo miembro integrado a la familia, la vida transcurrió medianamente bien.
Tres años ya habían pasado desde aquél día, y Abel resultaba ser el consentido de ambos padres. Celos o indiferencia, quién sabe, pero también fue presa de las bromas pesadas que su hermano gastaba en él día a día. La misma historia del odio entre hermanos floreció, con uno que otro drama que resultaba ser más bien una comedia. Primeros días en el colegio, y Abel destacó como el estudiante que tenía una facilidad de aprendizaje mayor que el resto, por no mencionar de igual modo el interés que le daba a esto. Sus maestros y sus padres lo notaron, claro que sí: literalmente, explotaron al niño con actividades extracurriculares. Que asistía a clase de francés, piano, literatura… En fin, digamos que la en parte culpa de que él sea así de retraído con la sociedad la tienen ellos, por haberlo hecho crecer bajo un molde que no permitía imperfección alguna. Porque cuando las había, rodaban cabezas (?).
Llegó la secundaria y los problemas de adolescencia característicos. Esto no le impidió el mantener esa racha de excelentes calificaciones con total orgullo, pero el lado negativo fue que la actitud del pelirrojo cambió de manera drástica. Ya no era sólo su familiar, sino también varios estudiantes de su instituto que se burlaban seguidamente de él. En un principio, les ignoró, sin embargo esto no tuvo resultado efectivo alguno, por lo que harto de todo, se rebeló. Ahora era conocido porque su enojo podía acrecentarse en un lapso de cinco segundos.
Si no contamos los distintos altercados que tuvo con otros estudiantes –y profesores, para qué negarlo–, terminó el instituto con numerosos diplomas. Además, había conseguido una de sus mayores metas, y era una beca totalmente financiada al extranjero. Inmediatamente aceptó, encantado de que podía al fin despegarse de su núcleo familiar e independizarse a plenitud. Ahora bien, el pequeño –gran– detalle estaba en que el lugar de estudio radicaba en el otro lado del mundo: Japón, país cuyas costumbres y dialecto desconocía por completo. Lógicamente, le aterró un poco la idea, empero, se propuso que el haber llegado hasta ese punto no era para luego echarse atrás, además, sería como una especie de reto en su vida que estaría dispuesto a vencer.
Faltarían seis meses para completar el año desde que arribó al país nipón por primera vez. Todavía no se ha acostumbrado del todo al estilo de vida oriental, pero al menos trata.
• Imagen del personaje:
- Spoiler:
• Extras:
; Odia equivocarse por más mínimo que sea. Si sucede, se comporta con cierto aire infantil, producto del desconforme consigo mismo.
; Si llega a enojarse en verdad, maldice únicamente ocupando su idioma natal, pues todavía le cuesta acoplarse debidamente al japonés.
; Es alérgico al polvo. Sólo bastan unos segundos estando encerrado en un lugar falto de limpieza en muchos días, para que comience a estornudar y toser sin parar.
; Sufre de un pequeño fallo ocular genético que le provoca un cansancio rápido de la vista, por esto, usa lentes al leer o al trabajar frente a una computadora.
; Es zurdo.
• Nombre de la serie/manga/videojuego al que pertenece: Will O' Wisp.
• Nombre real del personaje: Will.
• Nombre real del personaje: Will.
- Nota:
- Ok, si sé que el físico ya está tomado por dos personas, pero revisé y una de ellas lleva sin conectarse desde diciembre, mientras que el otro usuario desde enero. Además, no postean en el rol desde el año pasado.
Espero no haya algún inconveniente respecto a esto...
Invitado- Invitado
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