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Andrej Pejic
Pure Bestiality :: Personajes :: Fichas :: Fichas de Pets
Página 1 de 1.
Andrej Pejic
Nombre: Andrej.
Apellido: Pejic.
Apodo: --
Edad: Diecinueve... aparentemente.
Sexo: Masculino
Orientación sexual: Bisexual.
Raza: Ángel.
Descripción psicológica: Tiene un carácter difícil de describir. Complejo en demasiados aspectos. Sus emociones son muy variadas, fuertes y cambiantes, oscila muchas veces entre la alegría y la melancolía. Le gusta evadirse de su entorno en ocasiones para disfrutar de su soledad. Muchas veces amargado de su existencia otras tantas la agradece. Es muy apasionado en la intimidad y muy celoso aunque no lo acepte y/o demuestre. Distante y algo tímido cuando no conoce a los que le rodean, impredecible en su comportamiento. A veces actúa sin pensar en las consecuencias. Humor inconstante, le gusta bromear pero si algo le molesta se puede volver muy cruel y despiadado. Muy reservado con su vida privada y sus emociones. No se intimida ante la adversidad, incluso, se puede fortalecer. Sarcástico y cínico en las ocasiones en que se siente atacado. Muy orgulloso en sus actos. Demasiado fácil de herir, lo que hace que a veces se encierre en sí mismo. Sabe escuchar a los demás. Es afable y cariñoso, tierno y dulce para todos los que crea conveniente. Intuitivo con los sentimientos y hechos de su alrededor. No permite que se metan con él sin una causa justificada. Caballeroso en sus actos, demasiado tonto en otras ocasiones. Sensual sin darse cuenta, pero sobre todo no le gusta que jueguen con sus sentimientos, ya que él no lo hace. En cuanto a las decepciones… se apartará rápidamente de ese ser, sin importarle cuanto le ame.
Descripción física: Posee un aspecto completamente andrógino. Su cabello es rubio, largo y sedoso. Sus facciones son suaves y finas; sus ojos están orlados de largas pestañas y poseen un iris color grisáceo, los cuales recuerdan a un par de hermosas lágrimas de plata. Cuando entra en frenesí, sus ojos se tornas azules o dorados, esto cuando sale su “Ángel Interno” (que se esmera en ocultar a la vista humana). De labios encarnados, perfectamente delineados, como dibujados a pincel, de un suave tono rosado, adornados con una sonrisa espléndida, sensual y cautivante, capaz de enamorar y embaucar a quien sea. Todo su rostro es armonioso y bello: es un ángel con mirada de demonio. Su cuerpo, de 1,75 cm de altura, es delicado, esbelto y definido, pero no por eso menos fuerte. Tiene una elegancia innata que al instante en que entra en un lugar logra acaparar la atención. De tez muy blanca y hermosa, tersa como la de alguien que jamás ha tenido que hacer trabajos pesados, es como una perfecta porcelana; lleva en ella su marca, el sello de su maldición, una oscura mancha escarlata en su espalda baja, casi llegando a sus glúteos que puede pasar casi como una marca de nacimiento, pero para quienes saben de que se trata, les es mejor olvidar haberla visto.
Gustos y disgustos: Ama a la raza humana por sobre todas las cosas. Confia en que son seres de bien que se ven manipulados por ángeles caidos y demás demonios. Cree fuertemente que sin ellos, los humanos serían lo más cercano a un ángel.
Historia: Su alma existe desde el principio de los tiempos. Conoce al pie de la letra los pros y los bemoles de la humanidad. Ha servido a los seres de luz desde que tiene memoria, pero una vez, en desacuerdo con sus mayores con respecto a la destrucción del mundo, fue echado del “Paraíso”.
Ya en la Tierra, nació en el seno de una familia inglesa por allá cerca de 1600. Si bien recuerda, su primer nombre fue Antonie Smith y su aspecto era completamente diferente.
Los primeros años de su vida los vivió de manera humilde, absteniéndose algunas veces hasta de comer. Pero cuando tenía diez años su padre contrajo una extraña enfermedad, causando su muerte prematura; su madre, viéndose en una situación un tanto complicada, vendió a su hijo a un rico hacendado, quien lo tomó como su ahijado y amante. Durante los próximos once años de su vida Antonie aprendió el arte de la música y de la danza, ganándose el amor de su “padrino”. Sin embargo, una noche después de una crisis económica, causo que el hombre que en su tiempo le comprase comenzara a golpearlo, matándolo de una forma violenta.
Su alma regresó al reino de los cielos, siendo cobijado por los seres de luz de nueva cuenta.
En el reino de los cielos continuó instruyéndose y el tiempo parecía pasar de una manera un tanto “rápida” para él. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo desacuerdo con sus mayores conllevó que él recibiese una descarga de maltratos por parte de los ángeles ancianos. Este hecho logró que para su nueva forma humana, él naciese con varias marcas las cuales no eran más que cicatrices de lo que su alma había sufrido en el “Paraíso”.
Recordando lo vivido durante toda su existencia, volvió a nacer en la antigua Yugoslavia, cerca de 1925 bajo el nombre de Andrej Pejic. Sus primeros diecinueve años de vida los vivió sin muchos altibajos: creció con su abuela, en una pequeña villa perdida entre las bellezas naturales de su país. Pero junto con la 2ª Guerra Mundial, todo lo que algún día él llegó a conocer se fue derrumbando de forma dolorosa y lenta. Su abuela fue asesinada y él fue secuestrado por el ejército alemán y fue obligado a “prostituirse” y a fungir como auxiliar en los campos médicos que había en batalla. Sin embargo, el amor que sentía por la especie humana seguía siendo el mismo que su Dios algún día le llegó a inculcar.
Duró algunos meses como auxiliar y juguete de soldados sedientos de sexo: su vida le importaba lo mismo que un cacahuate, mas sin embargo, un día cualquiera contrajo una infección que causo su muerte en poco tiempo.
Estando de nuevo frente a las puertas del paraíso, una voz suprema le negó su entrada, desterrándolo a la vida en la Tierra. Le otorgó sus antiguas habilidades de ángel, alegando que los necesitaría.
Con su antiguo aspecto, el de un joven rubio de diecinueve años, regresó a la Tierra y en un lugar completamente diferente. Se encontró perdido en un bosque enorme, perdido en las sombras. Caminó por un par de días, sintiéndose morir. Cada paso que daba dolía; el hambre y la sed se habían apoderado de él, pero un buen momento unas sombras borrosas acudieron a su auxilio. No supo qué fue lo que pasó después. Lo único que recuerda es oscuridad, gritos, pasos apresurados y el sonido de una pesada cerradura. Despertó encadenado y cubierto por unas ropas remendadas y sucias. Asustado, rogó a su Dios por su mísera existencia. Encogido en el rincón de una oscura jaula, espera por el momento indicado para poder comenzar a escribir su nuevo destino.
Imagen del personaje:
Extras: Ama cualquier arte. Sabe manejar cualquier instrumento a la perfección. Viejas "leyendas" dicen que puede curar cualquer herida tan sólo con que su mano roce el lugar dañado.
Nombre de la serie/manga/videojuego al que pertenece:Dibujo original.
Nombre real del personaje: Andrej Pejic.
Apellido: Pejic.
Apodo: --
Edad: Diecinueve... aparentemente.
Sexo: Masculino
Orientación sexual: Bisexual.
Raza: Ángel.
Descripción psicológica: Tiene un carácter difícil de describir. Complejo en demasiados aspectos. Sus emociones son muy variadas, fuertes y cambiantes, oscila muchas veces entre la alegría y la melancolía. Le gusta evadirse de su entorno en ocasiones para disfrutar de su soledad. Muchas veces amargado de su existencia otras tantas la agradece. Es muy apasionado en la intimidad y muy celoso aunque no lo acepte y/o demuestre. Distante y algo tímido cuando no conoce a los que le rodean, impredecible en su comportamiento. A veces actúa sin pensar en las consecuencias. Humor inconstante, le gusta bromear pero si algo le molesta se puede volver muy cruel y despiadado. Muy reservado con su vida privada y sus emociones. No se intimida ante la adversidad, incluso, se puede fortalecer. Sarcástico y cínico en las ocasiones en que se siente atacado. Muy orgulloso en sus actos. Demasiado fácil de herir, lo que hace que a veces se encierre en sí mismo. Sabe escuchar a los demás. Es afable y cariñoso, tierno y dulce para todos los que crea conveniente. Intuitivo con los sentimientos y hechos de su alrededor. No permite que se metan con él sin una causa justificada. Caballeroso en sus actos, demasiado tonto en otras ocasiones. Sensual sin darse cuenta, pero sobre todo no le gusta que jueguen con sus sentimientos, ya que él no lo hace. En cuanto a las decepciones… se apartará rápidamente de ese ser, sin importarle cuanto le ame.
Descripción física: Posee un aspecto completamente andrógino. Su cabello es rubio, largo y sedoso. Sus facciones son suaves y finas; sus ojos están orlados de largas pestañas y poseen un iris color grisáceo, los cuales recuerdan a un par de hermosas lágrimas de plata. Cuando entra en frenesí, sus ojos se tornas azules o dorados, esto cuando sale su “Ángel Interno” (que se esmera en ocultar a la vista humana). De labios encarnados, perfectamente delineados, como dibujados a pincel, de un suave tono rosado, adornados con una sonrisa espléndida, sensual y cautivante, capaz de enamorar y embaucar a quien sea. Todo su rostro es armonioso y bello: es un ángel con mirada de demonio. Su cuerpo, de 1,75 cm de altura, es delicado, esbelto y definido, pero no por eso menos fuerte. Tiene una elegancia innata que al instante en que entra en un lugar logra acaparar la atención. De tez muy blanca y hermosa, tersa como la de alguien que jamás ha tenido que hacer trabajos pesados, es como una perfecta porcelana; lleva en ella su marca, el sello de su maldición, una oscura mancha escarlata en su espalda baja, casi llegando a sus glúteos que puede pasar casi como una marca de nacimiento, pero para quienes saben de que se trata, les es mejor olvidar haberla visto.
Gustos y disgustos: Ama a la raza humana por sobre todas las cosas. Confia en que son seres de bien que se ven manipulados por ángeles caidos y demás demonios. Cree fuertemente que sin ellos, los humanos serían lo más cercano a un ángel.
Historia: Su alma existe desde el principio de los tiempos. Conoce al pie de la letra los pros y los bemoles de la humanidad. Ha servido a los seres de luz desde que tiene memoria, pero una vez, en desacuerdo con sus mayores con respecto a la destrucción del mundo, fue echado del “Paraíso”.
Ya en la Tierra, nació en el seno de una familia inglesa por allá cerca de 1600. Si bien recuerda, su primer nombre fue Antonie Smith y su aspecto era completamente diferente.
Los primeros años de su vida los vivió de manera humilde, absteniéndose algunas veces hasta de comer. Pero cuando tenía diez años su padre contrajo una extraña enfermedad, causando su muerte prematura; su madre, viéndose en una situación un tanto complicada, vendió a su hijo a un rico hacendado, quien lo tomó como su ahijado y amante. Durante los próximos once años de su vida Antonie aprendió el arte de la música y de la danza, ganándose el amor de su “padrino”. Sin embargo, una noche después de una crisis económica, causo que el hombre que en su tiempo le comprase comenzara a golpearlo, matándolo de una forma violenta.
Su alma regresó al reino de los cielos, siendo cobijado por los seres de luz de nueva cuenta.
En el reino de los cielos continuó instruyéndose y el tiempo parecía pasar de una manera un tanto “rápida” para él. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, un nuevo desacuerdo con sus mayores conllevó que él recibiese una descarga de maltratos por parte de los ángeles ancianos. Este hecho logró que para su nueva forma humana, él naciese con varias marcas las cuales no eran más que cicatrices de lo que su alma había sufrido en el “Paraíso”.
Recordando lo vivido durante toda su existencia, volvió a nacer en la antigua Yugoslavia, cerca de 1925 bajo el nombre de Andrej Pejic. Sus primeros diecinueve años de vida los vivió sin muchos altibajos: creció con su abuela, en una pequeña villa perdida entre las bellezas naturales de su país. Pero junto con la 2ª Guerra Mundial, todo lo que algún día él llegó a conocer se fue derrumbando de forma dolorosa y lenta. Su abuela fue asesinada y él fue secuestrado por el ejército alemán y fue obligado a “prostituirse” y a fungir como auxiliar en los campos médicos que había en batalla. Sin embargo, el amor que sentía por la especie humana seguía siendo el mismo que su Dios algún día le llegó a inculcar.
Duró algunos meses como auxiliar y juguete de soldados sedientos de sexo: su vida le importaba lo mismo que un cacahuate, mas sin embargo, un día cualquiera contrajo una infección que causo su muerte en poco tiempo.
Estando de nuevo frente a las puertas del paraíso, una voz suprema le negó su entrada, desterrándolo a la vida en la Tierra. Le otorgó sus antiguas habilidades de ángel, alegando que los necesitaría.
Con su antiguo aspecto, el de un joven rubio de diecinueve años, regresó a la Tierra y en un lugar completamente diferente. Se encontró perdido en un bosque enorme, perdido en las sombras. Caminó por un par de días, sintiéndose morir. Cada paso que daba dolía; el hambre y la sed se habían apoderado de él, pero un buen momento unas sombras borrosas acudieron a su auxilio. No supo qué fue lo que pasó después. Lo único que recuerda es oscuridad, gritos, pasos apresurados y el sonido de una pesada cerradura. Despertó encadenado y cubierto por unas ropas remendadas y sucias. Asustado, rogó a su Dios por su mísera existencia. Encogido en el rincón de una oscura jaula, espera por el momento indicado para poder comenzar a escribir su nuevo destino.
Imagen del personaje:
- Spoiler:
Extras: Ama cualquier arte. Sabe manejar cualquier instrumento a la perfección. Viejas "leyendas" dicen que puede curar cualquer herida tan sólo con que su mano roce el lugar dañado.
Nombre de la serie/manga/videojuego al que pertenece:Dibujo original.
Nombre real del personaje: Andrej Pejic.
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