Probando suerte de nuevo (Rasiel, #09).

Abrió mucho los ojos cuando el vendedor de la tienda apareció de ese modo, hasta le asustó un poco, parecía realmente malhumorado, aunque también parecía haberse hecho daño... iba a preguntarle como estaba, pero se quedó quieto donde estaba y callado, cauteloso, prefería ni acercársele. Luego éste le dio la bienvenida, preguntándole que que deseaba, por lo que se aclaró la garganta pensativo.

-Quiero alguien que no sea un falso.- dijo firme. -Que no vaya con sonrisas falsas y diciendo cosas que no siente... por lo demás me da igual, solo que sea poco mayor que yo... que no sea ningún lobo y que no sea albino... Y eso, que no tema mostrarse como es relamente, para bueno o para malo...- hizo incapié en ese detalle y pensó un poco todo. -Por lo demás me da igual.

Hoy parecía ser uno de los días más cálidos que pudo haber en los días anteriores, el calor no era muy agradable y causa de ello hacía que el rey sudara como nunca..cosa que realmente no le agradaba lo más mínimo, suspiró un tanto agobiado por el calor y no tuvo otra opción que dirigirse hacia los estúpidos cuartos que tanto el rey odiaba. Adentrándose en el correspondiente no dudó en ningún momento en dejarse caer sobre la cama, cerrando con lentitud sus ojos..quedándose profundamente dormido.

Y así se quedó hasta largas horas, se levantó de la cama y dio un corto bostezo tapándose la boca quedándose sentado por unos largos minutos hasta poder espabilarse un tanto y así, dirigirse hacia el lugar donde casi siempre se podía encontrar al rey ; el patio. Y no tardó mucho en hacerlo, abrió la puerta sin esfuerzo alguno y caminó con paso de superioridad hacia el patio. Una vez llegó, buscó con su mirada un posible lugar tranquilo…ese lugar era un tanto deprimente..el simple echo de ver el cielo pero no el exterior dado que las enormes paredes lo impedía, aunque ciertamente al león poco le importaba después de todo saldría de la tienda si o si~.

Se sentó en bajo la sombra de una de las paredes, observando con antelación todo los movimiento que la plebe hacía, haciendo que se molestara por un momento..el simple echo de pensar que estaba rodeado de gente que no era de la realeza era un tanto molesto. Fue entonces cuando vio como los cuidadores comenzaban a buscar algo apresuradamente, haciendo que alzara una ceja bajo ese tupido flequillo suyo..quien diría que eran a él a quien buscaban.

Uno de ellos señaló hacia Rasiel y se dirigieron hacia él, haciendo que el león se levantara de su posición y sonriera un tanto divertido parecía que fue comprado..ya que, no hizo nada malo para recibir broncas estúpidas de esos seres inferiores. Le avisaron que fue comprado y simplemente se dedicó a acompañar a los humanos hacia donde se supone que tendría a su estúpido y inútil amo que desde luego, sería otro plebeyo del montón.

Y allí estaba, su tan “querido” amo, que se supone que tendría que estar agradecido de haberlo sacado de ahí pero ERROR, el rey no agradecía nada a nadie~. Cambió su sonrisa maliciosa por una un tanto ladina, moviendo su mano con cierto toque de desdén, quedándose en el sitio..sin acercarse al tipo.-¿Tú eres el plebeyo que me compró? No te agradeceré nada, el rey no tiene por que hacerlo~, de echo, siéntete afortunado por tenerme de “mascota” aunque no es la mejor palabra para decirlo, Shesheshe.

Se le quedó mirando un rato, era un tío raro y por lo visto tímido algo que al león en cierto modo le pareció excelente: sería mucho más fácil hacerle su sirviente. Sonrió ampliamente hasta el punto de que se pudiera apreciar su dentadura, dando unos pasos hacia su “amo”, colocándose a su lado.-No, no tengo nada que coger..sheshe.- Observó desde su posición como el otro comenzaba a andar hacia la salida siguiéndole, sin poner pegas.-No te lo pregunté, pero bueno~ yo soy Rasiel, para ti: Majestad, Su alteza y también te consiento “Rey”, Ishesheshe.

Y como era obvio, no quería permanecer ni un solo minuto más donde antes se suponía que era su “hogar”, donde se pasó casi la mayor parte del tiempo encerrado sin ver el exterior ninguna vez, donde lo trataban como uno más de los muchos plebeyos inferiores que en ese lugar habitaban y en donde tuvo un cuarto horriblemente asqueroso e incómodo…ahora se supondría que estaría “mejor”. Adelantó a su amo y salió fuera de la tienda, observando con cierta fascinación el exterior con una pequeña sonrisa en su rostro. Volteó un poco y miró al pelirrojo.-¿Dónde llevarás al rey, plebeyo? Espero que elijas bien, no quiero aburrirme de nuevo, shesheshe