Primera Escena.(Privado.Misaki)

Se sentía algo mal, puesto que su nuevo amo había tomado las molestias de ir por el, a comprarlo, para que el solo le agradeciera de mala manera, además lo estaba retrasando, se sintió una carga y un pequeño nudo en su garganta se formo, carraspeo algunas veces... no quería darle más problemas o cosas que le preocuparan -¡Hai Aidam-sa..! ¡Aidam-san!- respondió algo sorprendido por ello, le costaría un poco acostumbrarse a no llamarlo sin el "Sama", más sin embargo, lo que le hizo sonrojarse fue que le digiera aquello, le hizo sentir mejor y un calorcito en el pecho se le formo... se sintió bastante torpe por sentirse feliz por algo tan sencillo...

-¿Algo... de...mi?- pregunto, más para el que para su dueño, se quedo un tanto pensativo ¿hablar de el? ¿que podría decir? el no era interesante, nada llamativo y para el eso siempre había sido bueno, pero nunca pensó que alguien podría preguntarle tal cosa, durante algunos minutos se quedo en silencio, pensando que contestar, y al parecer para ayudarle, su amo le contó algo de el, momento que aprovecho para hacer apuntes mentales...

-Si- susurro, bajando del coche, miro de reojo a su amo y suspiro, observando ahora a su alrededor, a la gente que caminaba, el diseño del lugar y varias cosa más -Bueno... no soy interesante y me agradan muchas cosas... por ejemplo el leer y los lugares tranquilos... también me agradan las cosas dulces... y em... algunas labores del hogar- esto ultimo lo susurro algo avergonzado, carraspeando un tanto y sonrojándose sin quererlo.

Suspiro, sintiendo sus mejillas colorearse sin motivo alguno, se pregunto si era por no llamar de forma respetuosa a su amo o si era por otro cosa, suspiro levemente, mirando hacia otro punto en especifico durante breves segundos, cuando los ojos de su amo y la frente fría chocando con la propia, se congelo en su lugar, antes de sentir como el color rojizo aumentaba en sus pálidas mejillas, se removió nervioso y detuvo la respiración durante algunos segundos sorprendido, cuando el mayor se alejo, el relajo lentamente su cuerpo y entrecerró sus ojos, moviendo la cabeza -"Eso fue demasiado cercas"- pensó, tragando con dificultad, tratando de calmar su muy agitado corazón que bombeaba de forma descontrolada, lo podía sentir en sus oídos, pero para su buena suerte solo duro breves minutos al igual que ese intenso color rojo que abordo su rostro.

Mientras bajaban de aquel auto, platicaban, el le dijo uno de sus pocos gustos, estaba algo avergonzado, no acostumbrado hablar de si mismo, se sorprendió, más sin embargo, sus ojos brillaron de forma casi de añoranza e infantil al escuchar la palabra libros -Eso me gustaría Aidam-san- dijo animado, sonriendo un poco, miro al frente, se sorprendió de la gran estructura que se alzaba frente a el, parpadeo repetidas veces, camino un tanto lento y algunos pasos detrás de su nuevo amo, escuchando como el mayor saludaba todos a su paso y el solo miraba a su alrededor, curioso y nervioso, no sabiendo que hacer exactamente, aunque también se detenía a ver algunas cosas en el camino. -¿Si? ¿Eh?- susurro al escuchar su nombre y se acerco y se dejo arrastrar de nuevo, frunció el ceño, no le gustaba que lo trataran como algún tipo de muñeco, pero no se quejo esa vez, sabiendo que su amo tenía prisa, subió los escalones de forma rápida y torpe, tratando de no tropezar con sus propios pies, cuando llegaron al segundo piso el solo suspiro y se soltó lentamente de aquella mano, mirando como el otro se acercaba a un hombre para lo más seguro prepararlo para su trabajo, un leve sonrojo adorno de nuevo sus mejillas, se removió nervioso y desvió la mirada durante algunos segundos a lo que se acostumbraba a verlo sin camisa, le costo un poco, pues los múltiples cicatrices le intimidaban un poco, se quedo quieto en su lugar, esperando que eso acabara, no se movió, no dijo nada, solo espero...

-¿Mmmm?- susurro levemente, entrecerrando de forma un tanto sospechosa aquel hombre que se le acercaba, pero al conocer el nombre de su amo, supuso que era su amigo, asintio lentamente -Si, yo soy... mucho gusto Rodolf-kun, mi nombre es Misaki- dijo, mostrando una sonrisa amable y dulce, moviendo de forma un tanto tímida su cabeza.

Después de presentarse se quedo durante breves segundos en silencio observando en dirección en donde su nuevo amo se encontraba, lo miro de forma fija, observando como este hacia su trabajo al parecer lo hacia con entusiasmo dando a entender que le gustaba su trabajo, su mirada inocente seguía cada uno de los movimientos del mayor, sin ponerle mucha atención al otro chico, puesto que no le interesaba mucho, más la voz de aquel hombre rubio llamo su atención, sus ojos esmeraldas le miraron entre curiosos y dudoso -¿Sobre mi? Bueno... es que yo- esa pregunta de nuevo, esta vez no supo en realidad que contestar, puesto que ese hombre no le causaba mucha confianza, -¿Comer algo? Pero... Tengo que pedir permiso a Aidam-san- susurro algo preocupado y la verdad no le interesaba ir, ese hombre le causaba mala espina, quiso irse a otro lado, pero al parecer no le importo su opinión, puesto que el más grande lo jalo, gruño por lo bajo... ¿era el día de arrastrarlo o que? de un fuerte Jalón se soltó, mientras fruncía el ceño -No me gusta que arrastren- susurro por lo bajo y cuando se dio cuenta estaba en el ascensor, suspiro algo nervioso, solo esperaba que su amo no se molestara, se quedo quieto en una esquina, esperando que la puerta de aquel espació se abriera... -¿Eh? a.... yo... gr..gracias- susurro avergonzado, desviando la mirada... -No tengo... Mmm ¿Nada mal? ¿Que quiere decir con eso?- pregunto de forma inocente, ladeando su cabeza un poco...

Se jalo un tanto para separarse y lo consiguió, retrocedió unos pasos, para luego mirar aquel hombre, algo de el no le terminaba de agradar del todo, pero supuso que solo eran ideas suyas, se quedo en silencio, mirando la pared frente suyo como si eso fuera lo más interesante y la verdad lo era, quería salir de aquel lugar tan pequeño, no era que tuviera claustrofobia, pero aquel chico lo intimidaba. Aquella pregunta hizo que frunciera el ceño -Si, lo soy- respondió cauteloso, mientras se sorprendía al sentir la mano en su barbilla, se tenso y sus ojos esmeraldas se posaron en los del otro, trago con dificulta, sabía que ese hombre no era de confiar, una de sus manos se aferro a la pared detrás de el para no caer cuando el ascensor se detuvo de golpe... -No... no estoy libre... yo... yo... soy de Aidma-sama- susurro por lo bajo, moviendo su rostro para que no lo besara, sus manos pronto hicieron una barrera frente a el, aventando al mayor. -¡No te me acerques!- grito asustado, retrocediendo apenas dos pasos antes de chocar con la pared detrás de el, su cuerpo temblaba un tanto asustado, no sabia que hacer -Aidam-sama- susurro por lo bajo inquieto...

Estaba bastante alterado, su cabeza empezaba a tener pensamientos rápidamente, esperando tener una solución para eso, frunció el ceño bastante molesto, asustado, mirando a su alrededor buscando una salida pero no había nada, trago con dificulta, pegándose más a la pared detrás de el, pero solo hizo más que acorralarse -¡No!... aunque Aidam-Sama no tenga tiempo para mi... me gustaría estar a su lado- dijo, con sus ojos color esmeralda mirando al mayor de forma retadora, aunque sabía que no estaba en posición de hacer nada al ver como se acercaba trato de alejarlo, pero lo acorralado, sus manos tomaron la suyas y gimió de sorpresa y dolor, sus ojos mostraron algo de miedo pero al mismo tiempo decisión, solo esperaba aguantar hasta que su amo llegara...

Su cabeza se movió al ver como este se acercaba más, sus ojos se cristalizaron levemente, como si quisiera llorar, pero ninguna lagrima cayo de ellos, no quería verse débil ante el, suspiro tratando de tranquilizarse -Ya dije que no- dijo por lo bajo con voz algo rota, se sobresalto al escuchar fuertes golpes, sus ojos se abrieron de golpe, mientras parpadeaba un tanto, un hacha fue lo que miro primero y se tenso y sus ojos mostraron más miedo, tanto por la situación como por esa cosa, se tranquilizo un tanto al ver que era su amo -Si... Amo Aidam- susurro más tranquilo, moviéndose para tratar de zafarse del agarre doloroso que el otro lo tenía sometido....

... Odiaba los lugares pequeños, no era de las personas que padecían de claustrofobia, pero con ese hombre de nombre Rodolf dentro, empezaba a detestar -y temer- los lugares cerrados, aquella cercanía le intimidaba y le ponía nervioso, lo quería fuera de su espació, pero la llegaba -improvisto- de su amo, lo salvo, dejo escapar un suspiro de alivio, mientras trataba de que su agitado -y muy asustado- corazón se calmara, observo ambos mayores, puesto que sentía el ambiente tenso, cuando el otro hombre dijo que cuanto quería por el, se tenso... Sus ojos verdes miraron a su -aun- amo y se pregunto si lo vendería alguien como el, sin esperarlo se puso a temblar... tenia miedo... y ¿si lo vendía? ¿que sería de el? un suspiro de alivio y sorpresa abandono sus labios al saber que todavía no lo haría a un lado. espero a que aquel hombre desapareciera, se fuera, estaba bastante alterado, cuando aquel paso por su lado y miro aquella sonrisa, algo le dijo que la próxima vez que lo viera, algo malo iba a pasar, frunció levemente el ceño, cuando sintió que era observado, sus ojos buscaron los de su amo y se tenso al ver que una mirada severa se dirigía a su ser... retrocedió cuando el mayor se acercaba cada vez más, trago seco, sintiendo sus mejillas colorearse, bajo la mirada -Yo... yo... No... claro que no...- dijo por lo bajo, sus orbes iban y venían de un lado a otro algo nervioso -Me da miedo ese tipo... además... además... usted fue quien me compro... yo solo estoy a sus servicios y... y...- estaba bastante nervioso por aquella cercanía entre ambos---

Su estomago se revolvió al ver aquella cercanía por parte del mayor, su corazón se aceleraba y trato de respirar con normalidad, mostrarse como si no pasara nada, pero le era algo difícil, puesto que no estaba del todo acostumbrado a la cercanía de otros, quería decirle que se alejara un poco, pero de sus labios no salio nada... además tenía un poco de miedo de como el mayor pudiera reaccionar, puesto que había llegado demasiado... ¿Molesto? bueno así lo podía ver el...

-¿Aidam--sama?- llamo sorprendido, sus mejillas tomaron un color rosado intenso cuando los labios del mayor se presionaron contra su pálida mejilla, eso fue demasiado para el, sus piernas temblaron y su cabeza empezó a dar vueltas, tuvo que hacer un esfuerzo para no caer al piso y prestar atención al mayor, lo escucho, -como pudo- y lentamente su ceño se fruncía con el leve color carmín de sus mejillas -Aidam-sama... - llamo de forma lenta y pausada, calmado -o eso aparentaba- para trasmitir su seguridad al mayor -Yo no me iré... no mientras el amo no lo dese... me quedare a su lado mientras no sea una molestia para usted- eso ultimo lo dijo por lo bajo algo decaído, a el no le gustaba ser una molestia... no le gustaba y si algún día lo veía... se iría, no le gustaba ser una carga para los demás.

-Esta bien... siempre que Aidam-sama no se meta en problemas- dijo por lo bajo sonriendo de medio lado algo divertido, cerro sus ojos y se sobresalto al sentir de nuevo los labios en su mejilla, hizo un puchero con el color rojo brillando en su rostro, se tenso al sentir como su cabeza estaba casi apoyada en el pecho del mayor y pudo escuchar el corazón del contrarió, se sintió intimidado y algo perdido ¿Debía corresponder el abrazó? no hizo movimiento alguno... -¿Aidam-sama... nos vamos?- pregunto avergonzado

El era un ángel y su raza no mentía -o por lo menos la mayor parte del tiempo no lo hacía- si decía que no se iba no lo haría, no se iría, se quedaría a lado de su actual amo hasta que este le digiera "Suficiente" hasta que su dueño se cansara de su presencia, hasta que este le digiera fuera, hasta que fuera una molestia pesada, suspiro al pensar lo ultima. Siempre que pensaba eso, algo dentro de el se estrujaba de forma dolorosa -Hai Aidam-sama- sonrió un poco animado, mirando como tocaba algunos de los botones y se altero un poco al ver que este no se movía ¡No se movía! ¡¿Que pasaría con ellos?! estaba a punto de hacer un drama por eso cuando sintió como era tomado en brazos parpadeo sorprendido y de nuevo los colores encendieron su rostro suspiro... eso se estaba haciendo costumbre -¿Eh? A... Si- alzo sus brazos y se afirmo como pudo, era algo torpe y aguilucho, pero pudo hacerlo se pudo macizar bien y subir, al final pudieron salir de aquel lugar... Suspiro un poco y miro a su amo, asintiendo lentamente y se levanto con ayuda del mayor, se limpio su pantalón -Esta bien... ¿A donde vamos?- pregunto entrecerrando sus orbes verdes

No sabía que hacer exactamente, estaba aun algo inquieto, algo sorprendido por la actitud de su nuevo amo, trato de calmarse por que alterándose no serviría de nada, tenia que calmar su corazón levemente alterado, pero el solo ver aquella sonrisa en el rostro de su ahora amo era algo que le relajaba y le tranquilizaba un tanto, puesto le daba a entender que su nuevo dueño, no estaba del todo molesto con el, o eso quería pensar... una pregunta salió de sus labios, esperando que fuera respondida... Se quedo levemente perdido ante aquellas palabras -¿Comprar?- susurro para si, para luego mirar sus prendas, cierto, necesitaba algo con que vestirse, además no le gustaría tener que andar con esas prendas siempre, puesto que sería algo incomodo, tal vez ir a comprar algo de ropa no sería tan mala idea...

Miro como su mano era tomada por la más grande, que era la de su amo, se sintió algo incomodo mientras algunas miradas se posaban en ambos cuerpos, no le gustaba ser el centro total de atención, era algo inquietante -¿Eh?... Bien... tratare de decirle solo Aidam-sa...san- musito, le era dificil no poner el sama, pero si su amo lo quería lo haría. Con un movimiento afirmativo con la cabeza subió al auto y se quedo así, quieto, esperando al mayor, que pronto se puso en camino que al parecer no tenía rumbo... -Pues... me gustaría... un poco de ropa... ¿se puede?- musito bajito, casi temeroso de una respuesta negativa.