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Giving & Receiving [Privado]
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Giving & Receiving [Privado]
Tras salir por fin de los callejones donde se ubicaba el mercado negro, Radu continuó la caminata hacia la zona peatonal, mezclandose con un innumerable grupo se asiáticos mientras aún sostenía la mano del recién adquirido esclavo. Aquella mañana había salido de casa con prisa, y su desayuno había sido mas bien pobre, por lo que ya, al medio día, volvía a tener hambre. Mientras cruzaban entre la multitud, miró al mas joven, suponiendo que él también tendría ganas de comer. Luego miró sus ropas, decidiendose entonces a ir al gran centro comercial, popular en muchos sentidos, de Tokyo.
-Dime, Ken-chan -empezó a hablar, llegando al edificio mas destacante de Shibuya tras casi media hora de caminata-. ¿Como acabaste en el mercado negro? Pareces ser un chico refinado y de buena familia -Radu sacó una pequeña libreta de bolsillo mientras hacía sus propias anotaciones sobre aquel negocio que, aunque ilegal, no había pasado nunca por un cese; atribuyendolo luego a todo lo que había pasado en aquella interesante ciudad en los últimos años.
-Tokyo es un lugar interesante~ -corroboró para si, dejando que el otro le siguiese. Tras cruzar de nuevo, se vieron inmersos en la gran cantidad de clientela que ya solo llenaba la entrada. El rumano guardó sus notas por el momento, sujetó a Kenshi del brazo y le arrastró con sigo hacia el interior, llevandose la mano al mentón antes de coger el ascensor que les llevaría a una de las tantas tiendas de ropa; sin dejarle apenas responder a su pregunta. Una vez en el piso indicado, le miró, como si quisiese que le contestase, guiándole sin siquiera tener demasiada consideración de lo que el otro pudiese pensar.
La tienda tenía un corte muy tradicional vista desde fuera, pero sin embargo estaba rodeada de lujo. Solo por la decoración parecía algún tipo de casa de geishas de alto rango, y la mujer que les reverenció en la puerta, quizás ya llegando a los cuarenta, les invitó a pasar con toda la cortesía del mundo.
-Dime, Ken-chan -empezó a hablar, llegando al edificio mas destacante de Shibuya tras casi media hora de caminata-. ¿Como acabaste en el mercado negro? Pareces ser un chico refinado y de buena familia -Radu sacó una pequeña libreta de bolsillo mientras hacía sus propias anotaciones sobre aquel negocio que, aunque ilegal, no había pasado nunca por un cese; atribuyendolo luego a todo lo que había pasado en aquella interesante ciudad en los últimos años.
-Tokyo es un lugar interesante~ -corroboró para si, dejando que el otro le siguiese. Tras cruzar de nuevo, se vieron inmersos en la gran cantidad de clientela que ya solo llenaba la entrada. El rumano guardó sus notas por el momento, sujetó a Kenshi del brazo y le arrastró con sigo hacia el interior, llevandose la mano al mentón antes de coger el ascensor que les llevaría a una de las tantas tiendas de ropa; sin dejarle apenas responder a su pregunta. Una vez en el piso indicado, le miró, como si quisiese que le contestase, guiándole sin siquiera tener demasiada consideración de lo que el otro pudiese pensar.
La tienda tenía un corte muy tradicional vista desde fuera, pero sin embargo estaba rodeada de lujo. Solo por la decoración parecía algún tipo de casa de geishas de alto rango, y la mujer que les reverenció en la puerta, quizás ya llegando a los cuarenta, les invitó a pasar con toda la cortesía del mundo.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
Nada mas salir y notar la luz del sol en sus ojos provocó que agachase algo mas la cabeza y llevase una de sus manos hacia su rostro para taparla un poco,eran demasiados los días que había estado encerrado sin poder notar siquiera algún rayo de luz por muy pequeño que fuese,era otra de las cosas que agradeció sin dudarlo.Una vez acostumbrado bajó la mano para poder observarlo todo con atención,la cosa había cambiado bastante desde la última vez que recordaba haber pasado por aquel lugar,aunque no estuvo totalmente de acuerdo con sus propios pensamientos,pues solo pasó una vez,la vez que lo capturaron y llevaron al mercado.Tanta aglomeración de gente le causó ciertos mareos que,si no fuera por la velocidad y la constancia de su amo al andar,habría hecho mella en él de forma negativa,solía ser sensible inclusive a esos cambios simples de clima y temperatura.La mano de su amo se tornaba ciertamente cálida al contacto con la suya,algo que le hizo relajarse y suspirar hasta que la separó.
Iba a contestar a su pregunta mas no le dio tiempo a hacerlo,se quedó con las palabras en la boca,esperando el momento para poder decirlas.Estaba algo cansado,para que negarlo,tanta caminata y sin estar acostumbrado fue un bochorno para él,pero claro,no se atrevería a quejarse nunca aunque estuviese a punto de pillar una insolación,que no era el caso,por lo que podría estar medianamente tranquilo.La voz de su amo,fuese como fuese,le hizo asentir y sonreír con cierta debilidad,realmente era una ciudad bastante impresionante,mucho mas para él,que nunca la había visto en aquellas condiciones,mucho menos con compañía.Se dejó llevar a donde fuese que el mas mayor quisiese,atento a sus señales para comenzar a hablar en cuanto tuviese la oportnunidad,la cual llegó poco después de haber subido en aquel ascensor.
-¿Cómo llegué?...bueno...-Elevó su rostro sin dar parte alguno a las personas que,desde detrás,miraban sus ropas con cierto recelo,parecía un lugar de alta categoría,por lo que eran normales los pensamientos que pudiesen tener aquellas personas en cuanto a él,que vestía como vulgarmente se dice,con arapos y ropas rasgadas.- me atraparon al querer escapar de mi....antigua casa... -No quiso decirle qué casa o lo que hacía en ella,tampoco es que quisiese recordar las cosas que pudo,o mas bien pudieron hacerle allí.
Iba a contestar a su pregunta mas no le dio tiempo a hacerlo,se quedó con las palabras en la boca,esperando el momento para poder decirlas.Estaba algo cansado,para que negarlo,tanta caminata y sin estar acostumbrado fue un bochorno para él,pero claro,no se atrevería a quejarse nunca aunque estuviese a punto de pillar una insolación,que no era el caso,por lo que podría estar medianamente tranquilo.La voz de su amo,fuese como fuese,le hizo asentir y sonreír con cierta debilidad,realmente era una ciudad bastante impresionante,mucho mas para él,que nunca la había visto en aquellas condiciones,mucho menos con compañía.Se dejó llevar a donde fuese que el mas mayor quisiese,atento a sus señales para comenzar a hablar en cuanto tuviese la oportnunidad,la cual llegó poco después de haber subido en aquel ascensor.
-¿Cómo llegué?...bueno...-Elevó su rostro sin dar parte alguno a las personas que,desde detrás,miraban sus ropas con cierto recelo,parecía un lugar de alta categoría,por lo que eran normales los pensamientos que pudiesen tener aquellas personas en cuanto a él,que vestía como vulgarmente se dice,con arapos y ropas rasgadas.- me atraparon al querer escapar de mi....antigua casa... -No quiso decirle qué casa o lo que hacía en ella,tampoco es que quisiese recordar las cosas que pudo,o mas bien pudieron hacerle allí.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
-Veo que no te gusta hablar mucho del tema –había comentado poco después de que le respondiese, ignorando cualquier mirada o comentario que pudiese haber alrededor.
Radu era un hombre increíblemente liberal, y tenía unas formas de hacer las cosas muy personales. Valoraba la información y ciertos tipos de vidas ajenas, ya que, según él, de lo más cotidiano podía salir un libro.
Haciendo un gesto con la mano, invitó a pasar a Kenshi, y con una sonrisa se dirigió a la mujer, que miraba al joven esclavo como si estuviese completamente fuera de lugar. Por supuesto, es algo que Radu solucionaría de inmediato; ya que por nada habían acabado yendo a una de las tiendas más conocidas de confección tradicional.
-Veamos, quiero que le tome las medidas –se acercó de modo confidencial y añadió, bromeando-, y que luego me las diga –se enderezó ante la suave risa de la mujer, señalando a su esclavo-. Necesitaremos cuatro kimonos hechos a medida, si es posible rojos o con algún bordado con ese color. Uno para ocasiones especiales, para invierno, verano y alguno ligero para estar por casa, ya sabe.
La mujer tomó nota, mirando a Kenshi como si calculase cuanta tela le haría falta.
-¿Desea escoger la tela y los bordados? A una chica tan guapa le quedaría bien algo con flores o mariposas… -se llevó la mano al mentón, barajando posibilidades, mientras dos de sus empleadas se acercaban y recibían instrucciones de traer todos los bordados y colores de tela disponibles.
Radu había alargado su sonrisa y mirado a Kenshi de reojo al ver que era confundido con una mujer. Supuso que no sería la primera vez que pasaría, aunque la encargada de aquella tienda se llevaría una sorpresa cuando tuviese que quitarle la ropa para medirle.
-Venga por aquí –la mujer señaló un segundo espacio tapado por biombos, instando al joven a seguirla mientras cogía la cinta métrica-.Usted puede esperar ahí, caballero; en esta parte nos encargaremos las damas –le señaló un sillón blanco de una pieza justo en frente de los biombos casi opacos, donde apenas se diferenciaba la silueta de Izumi.
No tardó en escuchar la exclamación de sorpresa de las chicas, seguidas de una disculpa ante la grosería. Habían hecho desnudarse casi del todo al más joven, mientras hacían un paréntesis para recuperarse de aquella leve impresión. Radu, por otro lado, había soltado una carcajada.
-Podría habérmelo dicho, hombre –dijo hacia el biombo la mujer, sonriendo luego a Kenshi-. Disculpa. ¿Puedes levantar los brazos? –siguió tomando sus medidas mientras las empleadas iban sacando y exponiendo los estilos de bordado, tela y colores de los que disponían.
-Oye, Ken-chan –habló el escritor, cómodamente sentado- ¿Te apetece ir a comer después de esto? Conozco un lugar en el centro donde sirven una pasta buenísima –se cruzó de piernas, esperando no estar abrumando al otro con tanta atención. Aunque realmente no fuese a dejar de hacer lo que hacía por muy incómodo que estuviese.
Radu era un hombre increíblemente liberal, y tenía unas formas de hacer las cosas muy personales. Valoraba la información y ciertos tipos de vidas ajenas, ya que, según él, de lo más cotidiano podía salir un libro.
Haciendo un gesto con la mano, invitó a pasar a Kenshi, y con una sonrisa se dirigió a la mujer, que miraba al joven esclavo como si estuviese completamente fuera de lugar. Por supuesto, es algo que Radu solucionaría de inmediato; ya que por nada habían acabado yendo a una de las tiendas más conocidas de confección tradicional.
-Veamos, quiero que le tome las medidas –se acercó de modo confidencial y añadió, bromeando-, y que luego me las diga –se enderezó ante la suave risa de la mujer, señalando a su esclavo-. Necesitaremos cuatro kimonos hechos a medida, si es posible rojos o con algún bordado con ese color. Uno para ocasiones especiales, para invierno, verano y alguno ligero para estar por casa, ya sabe.
La mujer tomó nota, mirando a Kenshi como si calculase cuanta tela le haría falta.
-¿Desea escoger la tela y los bordados? A una chica tan guapa le quedaría bien algo con flores o mariposas… -se llevó la mano al mentón, barajando posibilidades, mientras dos de sus empleadas se acercaban y recibían instrucciones de traer todos los bordados y colores de tela disponibles.
Radu había alargado su sonrisa y mirado a Kenshi de reojo al ver que era confundido con una mujer. Supuso que no sería la primera vez que pasaría, aunque la encargada de aquella tienda se llevaría una sorpresa cuando tuviese que quitarle la ropa para medirle.
-Venga por aquí –la mujer señaló un segundo espacio tapado por biombos, instando al joven a seguirla mientras cogía la cinta métrica-.Usted puede esperar ahí, caballero; en esta parte nos encargaremos las damas –le señaló un sillón blanco de una pieza justo en frente de los biombos casi opacos, donde apenas se diferenciaba la silueta de Izumi.
No tardó en escuchar la exclamación de sorpresa de las chicas, seguidas de una disculpa ante la grosería. Habían hecho desnudarse casi del todo al más joven, mientras hacían un paréntesis para recuperarse de aquella leve impresión. Radu, por otro lado, había soltado una carcajada.
-Podría habérmelo dicho, hombre –dijo hacia el biombo la mujer, sonriendo luego a Kenshi-. Disculpa. ¿Puedes levantar los brazos? –siguió tomando sus medidas mientras las empleadas iban sacando y exponiendo los estilos de bordado, tela y colores de los que disponían.
-Oye, Ken-chan –habló el escritor, cómodamente sentado- ¿Te apetece ir a comer después de esto? Conozco un lugar en el centro donde sirven una pasta buenísima –se cruzó de piernas, esperando no estar abrumando al otro con tanta atención. Aunque realmente no fuese a dejar de hacer lo que hacía por muy incómodo que estuviese.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
La verdad...no,no era algo de lo que estuviese orgulloso sabiendo las cosas por las que había pasado antes de llegar incluso al mercado negro.Se mantuvo callado y sereno desde aquel momento,atento a todas y cada una de las acciones del hombre que ahora era su amo.Parecía preocuparse bastante por su vestimenta,lo cual agradeció pues verdaderamente necesitaba algo mas que la prenda tan mínima que llevaba puesta encima.
La mirada que depositó aquella mujer sobre él no le gustó demasiado,aun así no se quejaría de ello,al revés,se mantuvo sereno y totalmente neutral pues estaba acostumbrado a que le mirasen peor incluso,no le importó lo mas mínimo.Igualmente no dijo una palabra pues estaba mucho mas ocupado en escuchar las palabras de su amo,el cual parecía saber muy bien de lo que hablaba,supuso que iría mucho por aquellos lugares...parecía tener dinero y eso,era algo que le preocupaba.Los ricos solían ser ambiciosos,personas llenas de codicia,lujuriosos en la mayoría de los casos.No apartó la vista cuando el mayor se acercó a aquella mujer para confidencializar,ladeando la cabeza ante eso pues no pudo escuchar nada,o mas bien no lo entendió.
Para lo demás no tuvo mas que escuchar,pues al final tuvo que responder a alguna que otra pregunta de la señora que les atendía.Al parecer su mirada había cambiado...esa era otra de las cosas que le molestaban,la conveniencia.Justo antes de responder notó como un gran sonrojo llenaba su rostro ante aquellas palabras,¿una mujer?...¿cómo iba a ser Kenshi una mujer? No pudo evitar dirigir su vista hacia abajo y tocar levemente su propia entrepierna,al igual que su pecho a pesar de saber perfectamente que era un hombre y no una mujer,aquello sin duda le había hecho sentir vergüenza.A pesar de eso no pudo hacer otra cosa que mirar a su amo,pudiendo comprobar como éste igualmente le observaba,aunque de reojo,pero le observaba.
-¿E-Eh...?...no,y-yo no...-Apenas le dio tiempo a contestar cuando escuchó de nuevo la voz de la mujer,dándole paso hacia los biombos donde,supuestamente,tendrían que tomarle las medidas.Le siguió sin pausa,no sin antes dirigir su mirada una última vez hacia su amo antes de meterse tras los biombos.Al notar como le desnudaban una gota de sudor frío recorrió su frente,no le agradaba demasiado que varias mujeres le rozasen con sus manos siquiera de esa forma,por lo que colaboró un poco antes de escuchar el primer grito y disculpa.- Lo siento... -Contestó a lo primero,mirando hacia otro lado mucho mas avergonzado que antes,levantando los brazos en cuanto la oyó.
-Intenté decirlo...p-pero... -Simples susurros escapaban de sus labios,susurros que seguramente aquellas mujeres no habrían entendido pues la frecuencia con que los dijo era demasiado baja para poder hacerlo.Pasados unos momentos pudo escuchar la voz de su amo hablarle,esperó a que terminase para poder alzar la voz con cierta timidez,pues lo veía mal al estar las demás trabajando.- Como desee,amo,me gustan toda clase de comidas -Sonrió un poco por ello pues,si realmente iban a ir a aquel sitio que nombró el mas mayor acabaría comiendo todo lo que pudiese,al menos eso pensaba pues,con la vergüenza,seguramente acabaría comiendo lo que comía en el mercado,osea se,apenas nada.
Pudo observar las telas frente a él a pesar de que el trabajo de la medición no había concluido todavía.Mantuvo sus brazos en alto hasta que le ordenaron bajarlo,orden que acató sin rechistar,además de que estaba algo cansado a pesar de haberlos tenido en alto muy poco tiempo.Su condición física no era demasiado...buena,por lo que se podía ver.
La mirada que depositó aquella mujer sobre él no le gustó demasiado,aun así no se quejaría de ello,al revés,se mantuvo sereno y totalmente neutral pues estaba acostumbrado a que le mirasen peor incluso,no le importó lo mas mínimo.Igualmente no dijo una palabra pues estaba mucho mas ocupado en escuchar las palabras de su amo,el cual parecía saber muy bien de lo que hablaba,supuso que iría mucho por aquellos lugares...parecía tener dinero y eso,era algo que le preocupaba.Los ricos solían ser ambiciosos,personas llenas de codicia,lujuriosos en la mayoría de los casos.No apartó la vista cuando el mayor se acercó a aquella mujer para confidencializar,ladeando la cabeza ante eso pues no pudo escuchar nada,o mas bien no lo entendió.
Para lo demás no tuvo mas que escuchar,pues al final tuvo que responder a alguna que otra pregunta de la señora que les atendía.Al parecer su mirada había cambiado...esa era otra de las cosas que le molestaban,la conveniencia.Justo antes de responder notó como un gran sonrojo llenaba su rostro ante aquellas palabras,¿una mujer?...¿cómo iba a ser Kenshi una mujer? No pudo evitar dirigir su vista hacia abajo y tocar levemente su propia entrepierna,al igual que su pecho a pesar de saber perfectamente que era un hombre y no una mujer,aquello sin duda le había hecho sentir vergüenza.A pesar de eso no pudo hacer otra cosa que mirar a su amo,pudiendo comprobar como éste igualmente le observaba,aunque de reojo,pero le observaba.
-¿E-Eh...?...no,y-yo no...-Apenas le dio tiempo a contestar cuando escuchó de nuevo la voz de la mujer,dándole paso hacia los biombos donde,supuestamente,tendrían que tomarle las medidas.Le siguió sin pausa,no sin antes dirigir su mirada una última vez hacia su amo antes de meterse tras los biombos.Al notar como le desnudaban una gota de sudor frío recorrió su frente,no le agradaba demasiado que varias mujeres le rozasen con sus manos siquiera de esa forma,por lo que colaboró un poco antes de escuchar el primer grito y disculpa.- Lo siento... -Contestó a lo primero,mirando hacia otro lado mucho mas avergonzado que antes,levantando los brazos en cuanto la oyó.
-Intenté decirlo...p-pero... -Simples susurros escapaban de sus labios,susurros que seguramente aquellas mujeres no habrían entendido pues la frecuencia con que los dijo era demasiado baja para poder hacerlo.Pasados unos momentos pudo escuchar la voz de su amo hablarle,esperó a que terminase para poder alzar la voz con cierta timidez,pues lo veía mal al estar las demás trabajando.- Como desee,amo,me gustan toda clase de comidas -Sonrió un poco por ello pues,si realmente iban a ir a aquel sitio que nombró el mas mayor acabaría comiendo todo lo que pudiese,al menos eso pensaba pues,con la vergüenza,seguramente acabaría comiendo lo que comía en el mercado,osea se,apenas nada.
Pudo observar las telas frente a él a pesar de que el trabajo de la medición no había concluido todavía.Mantuvo sus brazos en alto hasta que le ordenaron bajarlo,orden que acató sin rechistar,además de que estaba algo cansado a pesar de haberlos tenido en alto muy poco tiempo.Su condición física no era demasiado...buena,por lo que se podía ver.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
Kenshi era bastante reservado. Radu pensó, mientras veía su silueta alzar y bajar los brazos, girarse y ponerse recta, que era el tipo de chico que podría ser manipulado con facilidad, y ya no era solo por su condición de esclavo. Quizás hubo recibido una educación estricta en casa, o puede que ya tuviera un carácter pasivo por naturaleza. Tampoco descartaba la posibilidad de que adquiriese aquel tipo de conducta servicial estando en el Mercado, ya que era un lugar que podría ponerte recto si no tenías la suficiente voluntad.
Se cruzó de piernas y se llevó los dedos al mentón, sin perder aquella sonrisa enigmática que revelaba que no tenía muy buenas intenciones. Las ayudantes le mostraron también parte de las telas, las cuales observó hasta elegir en ámbito personal uno rojo con bordados de camelias antes de volver a alzar la voz.
-Perfecto, entonces comeremos ahí en cuanto salgamos –los kimonos pedidos no estarían para ese día, y lo sabía. Dejaría a las mujeres trabajar hasta que se le avisase de ir a recogerlos, y mientras comerían y le mostraría a Kenshi la casa. Se aseguraría de que el joven viera que tipo de vida llevaría de allí en adelante, ya que aunque se estuviera permitiendo el lujo de comprarle ropa no es que tuviese una economía muy boyante.
Era cierto que sus libros se vendían bien, pero no por ello podía considerarse alguien “rico”.
Se levantó y caminó hacia el biombo, asomándose para ver a la mujer midiéndole de largo mientras tomaba nota, mirándole luego como si le reprochase que estuviese espiándoles.
-Vaya –apreció al ver al esclavo en ropa interior, soltando un silbido-. Creo que he elegido bastante bien –comentó luego, acercándose por detrás mientras observaba de arriba abajo su cuerpo pálido y delgado.
Kenshi tenía una figura hermosa y una piel suave, como pudo comprobar cuando pasó la yema de los dedos por su cadera, pero quizás debía engordar un poco más. Radu se aseguraría de darle suficiente comida y tener el justo ejercicio físico, sobre todo en la cama…
-Tengo listas las medidas –revisó la libreta la mujer, intentando no pensar en qué tipo de relación tenían aquellos dos clientes-. ¿Saben ya que telas desean?
-¿Cuál quieres, Ken-chan? –preguntó, acortando la distancia hacia su mejilla, acariciando su cabello lacio y ligeramente desordenado, suspirando contra su oído. No podía esperar para probar en su totalidad la sensación de su piel bañada en el olor exótico del champú.
Se cruzó de piernas y se llevó los dedos al mentón, sin perder aquella sonrisa enigmática que revelaba que no tenía muy buenas intenciones. Las ayudantes le mostraron también parte de las telas, las cuales observó hasta elegir en ámbito personal uno rojo con bordados de camelias antes de volver a alzar la voz.
-Perfecto, entonces comeremos ahí en cuanto salgamos –los kimonos pedidos no estarían para ese día, y lo sabía. Dejaría a las mujeres trabajar hasta que se le avisase de ir a recogerlos, y mientras comerían y le mostraría a Kenshi la casa. Se aseguraría de que el joven viera que tipo de vida llevaría de allí en adelante, ya que aunque se estuviera permitiendo el lujo de comprarle ropa no es que tuviese una economía muy boyante.
Era cierto que sus libros se vendían bien, pero no por ello podía considerarse alguien “rico”.
Se levantó y caminó hacia el biombo, asomándose para ver a la mujer midiéndole de largo mientras tomaba nota, mirándole luego como si le reprochase que estuviese espiándoles.
-Vaya –apreció al ver al esclavo en ropa interior, soltando un silbido-. Creo que he elegido bastante bien –comentó luego, acercándose por detrás mientras observaba de arriba abajo su cuerpo pálido y delgado.
Kenshi tenía una figura hermosa y una piel suave, como pudo comprobar cuando pasó la yema de los dedos por su cadera, pero quizás debía engordar un poco más. Radu se aseguraría de darle suficiente comida y tener el justo ejercicio físico, sobre todo en la cama…
-Tengo listas las medidas –revisó la libreta la mujer, intentando no pensar en qué tipo de relación tenían aquellos dos clientes-. ¿Saben ya que telas desean?
-¿Cuál quieres, Ken-chan? –preguntó, acortando la distancia hacia su mejilla, acariciando su cabello lacio y ligeramente desordenado, suspirando contra su oído. No podía esperar para probar en su totalidad la sensación de su piel bañada en el olor exótico del champú.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
No pudo hacer mas que asentir ante las palabras de su amo,el ir a comer no era algo por lo que debiese preocuparse,su estómago y paladar eran lo suficiente permisivos como para adaptarse a cualquier comida que le pusiesen por delante,eso si,en su condición no podría comer mas que un par de tenedores,el tener el estómago completamente cerrado era un impedimento,mas haría todo lo posible por acabar la comida que le pusiesen por delante.
Sus brazos no bajaron hasta que escuchó a una de las tan amables mujeres que le tomaban las medidas que los hiciese descender,por suerte ya prácticamente habían acabado,tan solo faltaban un par de sitios,apuntarlos,y el trabajo estaría terminado.No ladeó su vista del frente ni un momento hasta que escuchó nuevamente la voz del mayor,esta vez,mucho mas cercana.Aquel detalle le hizo apartar la mirada para observarle,algo sorprendido,pues no esperaba encontrárselo hasta haber finalizado con todo.
El hecho de que lo viese en ropa interior le hizo sonrojar de un modo suave y algo disimulado,algo que podía camuflarse perfectamente si no le miraba directamente a los ojos,tal y como se debía hacer al ser él un esclavo y el contrario su amo,simples normas que debía acatar a no ser que el otro quisiese lo contrario,en tal caso cambiaría sus formas por las mas apropiadas para la satisfacción de su amo.Agachó tanto su cabeza como su mirada para posarla justamente en el lugar acariciado en su cadera,fue un simple roce,si,pero igualmente le consiguió poner nervioso,no por el hecho de que le acariciase,si no por estar rodeado de mujeres.
El acercamiento por parte del contrario consiguió intimidarle algo mas,incluso juntó sus piernas y encogió levemente su cuerpo,prefirió no mirar a las empleadas,o mas bien a sus rostros,pues sabía diferenciar las distintas expresiones que podía tomar una persona cuando algo no era de su agrado.Obviamente no se apartó,es mas,se quedó quieto en su sitio tal y como su amo hubiese querido o,al menos,eso es lo que Kenshi pensaba.
-Hm... -Observó todas y cada una de las telas que habían sacado para que pudiese elegir con mas comodidad.Había un par de ellas que le llamaron bastante la atención.Una de ellas era blanca con pequeños pétalos de color rojo estampados;la otra era mas sencilla,una tela lisa de color morado perfilado en blanco.Sus colores favoritos.- Esas... -Susurró lo suficientemente alto como para que se enterasen,aunque si no lo hacían no importaba,ya que las señaló con su dedo índice,temeroso en parte pues no sabía si las telas serían del agrado de su amo.
Sus brazos no bajaron hasta que escuchó a una de las tan amables mujeres que le tomaban las medidas que los hiciese descender,por suerte ya prácticamente habían acabado,tan solo faltaban un par de sitios,apuntarlos,y el trabajo estaría terminado.No ladeó su vista del frente ni un momento hasta que escuchó nuevamente la voz del mayor,esta vez,mucho mas cercana.Aquel detalle le hizo apartar la mirada para observarle,algo sorprendido,pues no esperaba encontrárselo hasta haber finalizado con todo.
El hecho de que lo viese en ropa interior le hizo sonrojar de un modo suave y algo disimulado,algo que podía camuflarse perfectamente si no le miraba directamente a los ojos,tal y como se debía hacer al ser él un esclavo y el contrario su amo,simples normas que debía acatar a no ser que el otro quisiese lo contrario,en tal caso cambiaría sus formas por las mas apropiadas para la satisfacción de su amo.Agachó tanto su cabeza como su mirada para posarla justamente en el lugar acariciado en su cadera,fue un simple roce,si,pero igualmente le consiguió poner nervioso,no por el hecho de que le acariciase,si no por estar rodeado de mujeres.
El acercamiento por parte del contrario consiguió intimidarle algo mas,incluso juntó sus piernas y encogió levemente su cuerpo,prefirió no mirar a las empleadas,o mas bien a sus rostros,pues sabía diferenciar las distintas expresiones que podía tomar una persona cuando algo no era de su agrado.Obviamente no se apartó,es mas,se quedó quieto en su sitio tal y como su amo hubiese querido o,al menos,eso es lo que Kenshi pensaba.
-Hm... -Observó todas y cada una de las telas que habían sacado para que pudiese elegir con mas comodidad.Había un par de ellas que le llamaron bastante la atención.Una de ellas era blanca con pequeños pétalos de color rojo estampados;la otra era mas sencilla,una tela lisa de color morado perfilado en blanco.Sus colores favoritos.- Esas... -Susurró lo suficientemente alto como para que se enterasen,aunque si no lo hacían no importaba,ya que las señaló con su dedo índice,temeroso en parte pues no sabía si las telas serían del agrado de su amo.
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Re: Giving & Receiving [Privado]
No es que poner nervioso a los demás le gustase. Más bien le encantaba. Sobre todo si tenían una carita de cachorrillo asustado como la que Kenshi le dedicaba cada vez que acortaba distancias con él. Desde luego, y según pensó mientras seguía admirando sus facciones y su cuerpo, era la mejor compra que había hecho en su vida, aunque no tuviese demasiado dinero tras ella. Podría recurrir a los fondos que guardaba para volver a Rumanía, ya que los recuperaría una vez publicase su siguiente libro con la ayuda de aquel esclavo.
Al verle señalar y hablar con aquella vocecilla apenas audible, se fijó en las telas. Cualquier cosa le sentaría bien, y si se tomaba por fin la confianza de escoger algún tipo de color para sus prendas él no pondría ninguna pega.
-Pues esas –apoyó con una sonrisa, rodeándole la cintura con un brazo-. Ya sabe, cuatro: para ocasiones especiales, para invierno…
-Para verano y alguno ligero, ¿no? –Terminó su frase la encargada-. Lo tenemos apuntado, no se preocupe –dio las telas seleccionadas a sus ayudantes para que empezasen cuanto antes, mientras alzaba el kimono que había traído puesto Kenshi para ayudarle a ponérselo-. Debe darnos su dirección y su número de teléfono. ¿Vendrá a recogerlos o quiere que se lo llevemos? Estarán en menos de una semana.
-Mejor llévemelos a casa, así no tendremos que salir de entre las sábanas~ –sonrió con picardía, pareciendo demasiado dulce para lo que estaba diciendo.
-Deje de bromear –se ruborizó la mujer-. Va a acabar exaltando a mis chicas. –Miró a Kenshi- ¿Hay algo más que quieran? ¿Adornos para el pelo, calzado, algo de abrigo…?
-De momento la ropa es lo más importante, gracias –dijo, al tiempo que se retiraba. Alzando las manos, ayudó al esclavo a bajar de la pequeña plataforma rodeada de espejos donde le habían tomado las medidas, arreglando su kimono desgastado mientras, de paso, le acariciaba aquel triángulo de piel expuesta de su pecho-. Comeremos algo de camino a casa y luego nos daremos un largo baño, ¿te hace? –le dijo, acercándose mientras colaba la mano dentro de la ropa hacia sus hombros, dejándolos descubiertos para morderlos-. Tengo cosas de las que quiero que me hables, y hay muchas otras que quiero hacerte –sonrió casi con maldad, sin olvidar el lugar en donde estaban.
Radu no era una persona con mucha vergüenza. De hecho, un término adecuado para definirle sería “descarado”, aunque demasiado enigmático. Nunca se sabía si estaba siendo amable o, por el contrario, le gustaba fastidiar a los demás. Dándole la vuelta a Kenshi, se pegó a él por detrás, haciendo que se mirase a los tres espejos que tenían al lado.
-¿No te parece que eres un encanto? –susurró en su oído, mientras lo mordisqueaba también sin dejar de mirar sus reflejos. Sus manos seguían en su pecho y en su cadera, tentando zonas que nunca llegaba a tocar del todo-. Voy a tratarte muy bien, Ken-chan. Me crees, ¿verdad~? –aquello había sonado a amenaza. Y si no fuera por la mujer llamándole para recoger sus datos hubiese seguido hasta que el más joven hubiese reaccionado de alguna forma frente a la imagen que le estaba mostrando. Tras un beso en el cuello, salió de detrás del biombo, instándole a seguirle cuando estuviese listo.
Al verle señalar y hablar con aquella vocecilla apenas audible, se fijó en las telas. Cualquier cosa le sentaría bien, y si se tomaba por fin la confianza de escoger algún tipo de color para sus prendas él no pondría ninguna pega.
-Pues esas –apoyó con una sonrisa, rodeándole la cintura con un brazo-. Ya sabe, cuatro: para ocasiones especiales, para invierno…
-Para verano y alguno ligero, ¿no? –Terminó su frase la encargada-. Lo tenemos apuntado, no se preocupe –dio las telas seleccionadas a sus ayudantes para que empezasen cuanto antes, mientras alzaba el kimono que había traído puesto Kenshi para ayudarle a ponérselo-. Debe darnos su dirección y su número de teléfono. ¿Vendrá a recogerlos o quiere que se lo llevemos? Estarán en menos de una semana.
-Mejor llévemelos a casa, así no tendremos que salir de entre las sábanas~ –sonrió con picardía, pareciendo demasiado dulce para lo que estaba diciendo.
-Deje de bromear –se ruborizó la mujer-. Va a acabar exaltando a mis chicas. –Miró a Kenshi- ¿Hay algo más que quieran? ¿Adornos para el pelo, calzado, algo de abrigo…?
-De momento la ropa es lo más importante, gracias –dijo, al tiempo que se retiraba. Alzando las manos, ayudó al esclavo a bajar de la pequeña plataforma rodeada de espejos donde le habían tomado las medidas, arreglando su kimono desgastado mientras, de paso, le acariciaba aquel triángulo de piel expuesta de su pecho-. Comeremos algo de camino a casa y luego nos daremos un largo baño, ¿te hace? –le dijo, acercándose mientras colaba la mano dentro de la ropa hacia sus hombros, dejándolos descubiertos para morderlos-. Tengo cosas de las que quiero que me hables, y hay muchas otras que quiero hacerte –sonrió casi con maldad, sin olvidar el lugar en donde estaban.
Radu no era una persona con mucha vergüenza. De hecho, un término adecuado para definirle sería “descarado”, aunque demasiado enigmático. Nunca se sabía si estaba siendo amable o, por el contrario, le gustaba fastidiar a los demás. Dándole la vuelta a Kenshi, se pegó a él por detrás, haciendo que se mirase a los tres espejos que tenían al lado.
-¿No te parece que eres un encanto? –susurró en su oído, mientras lo mordisqueaba también sin dejar de mirar sus reflejos. Sus manos seguían en su pecho y en su cadera, tentando zonas que nunca llegaba a tocar del todo-. Voy a tratarte muy bien, Ken-chan. Me crees, ¿verdad~? –aquello había sonado a amenaza. Y si no fuera por la mujer llamándole para recoger sus datos hubiese seguido hasta que el más joven hubiese reaccionado de alguna forma frente a la imagen que le estaba mostrando. Tras un beso en el cuello, salió de detrás del biombo, instándole a seguirle cuando estuviese listo.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
No estaba totalmente seguro de que su elección fuese lo suficientemente buena como para que le agradase a su amo,pero de lo que si estaba seguro era que,si las había elegido,fue porque sus colores eran todos sus favoritos,le gustaba llevar cosas que le quedaran bien o,simplemente,con las que se sintiese cómodo a la hora de ponérselas.Ladeó su mirada solo un poco para mirar a su amo,el cual parecía convencido con ellas o,al menos,no parecieron desagradarle.Suspiró aliviado por ello.
Al terminar el contrario de hablar aprovechó la intromisión de la dependienta para mirar hacia aquel brazo que ahora rodeaba completamente su cadera,algo que le hizo sentirse un tanto nervioso,aunque...estaba mas que acostumbrado a esa clase de tratos,todo el mundo lo trataba de esa manera cuando querían acercarse,primero bien,tranquilo,pero luego...prefería no tener que volverlo a recordar,no ahora que quizás podía superarlo gracias a la persona que le compró.Solo Quizás.
Dejó que le colocasen el kimono con tranquilidad,pues aquellos nervios debido al agarre en sus caderas habían desaparecido al poco tiempo,la charla que se traía aquella mujer le tranquilizó un poco o,mas bien,le distrajo.Las únicas palabras que lograron “despertarle” de su embobamiento fueron las que escuchó,esta vez,proveniente de los labios de su amo.¿Entre las sábanas?...eso solo podía tener dos significados,uno: dormirían bastante,o dos: usarían la cama para incontables cosas menos para dormir.La segunda fue por la que se decantó al final junto con la mujer al parecer...su contestación no indicaba lo contrario.
Se mantuvo totalmente callado durante los últimos minutos hasta que aquella dependienta se fue junto con las demás y las telas,dejándolos solos nuevamente.Se bajó con cuidado,agradeciendo su ayuda con una débil aunque agradable sonrisa,la cual se borró poco después al sentir tales delineaciones en su pecho.- Todo lo que haga estará bien,amo... -Susurró como siempre lo hacía,agachando la cabeza para dar un signo de respeto y acuerdo ante sus palabras.Ladeó su mirada hacia sus hombros,pudiendo ver el recorrido que hicieron las mangas de su Kimono hasta que cayeron sobre sus brazos.Nuevamente volvió a cerrar sus ojos al sentir los mordiscos,no se resintió por ellos pues,si lo hubiese hecho,no podría haber evitado el soltar un quejido,algo que los dependientes podrían escuchar y no quería incomodar a nadie.
Otra vez se quedó callado sin decir nada,sin ejercer sonido alguno siquiera excepto el ruido causado en el suelo por los pasos que tuvo que dar para voltearse y poder mirarse a los espejos de una forma un tanto incómoda.Aquello le avergonzaba bastante,el ver su propio rostro al sentir tales cosas como las mordida y el tan malicioso que portaba su amo...le venía grande,bastante grande.- L-Le creeré en todo lo que diga... -Cerró sus ojos poco después de eso,pudiendo sentir como se separaba,un alivio,pues si hubiese seguido un poco mas hubiese acabado por hacer algo que no le agradaría,el elevar la voz.Se encaminó una vez arreglado hacia el lugar donde Radu tendría que rellenar los datos para terminar con la compra y demás.Se posicionó a su lado cual sirviente que no se separaba de su superior.
Tenía ganas de saber como seŕia su casa,su hogar a partir de ese momento...y,sobretodo,el como viviría.Tan solo esperaba que fuese diferente al mercado negro.
Al terminar el contrario de hablar aprovechó la intromisión de la dependienta para mirar hacia aquel brazo que ahora rodeaba completamente su cadera,algo que le hizo sentirse un tanto nervioso,aunque...estaba mas que acostumbrado a esa clase de tratos,todo el mundo lo trataba de esa manera cuando querían acercarse,primero bien,tranquilo,pero luego...prefería no tener que volverlo a recordar,no ahora que quizás podía superarlo gracias a la persona que le compró.Solo Quizás.
Dejó que le colocasen el kimono con tranquilidad,pues aquellos nervios debido al agarre en sus caderas habían desaparecido al poco tiempo,la charla que se traía aquella mujer le tranquilizó un poco o,mas bien,le distrajo.Las únicas palabras que lograron “despertarle” de su embobamiento fueron las que escuchó,esta vez,proveniente de los labios de su amo.¿Entre las sábanas?...eso solo podía tener dos significados,uno: dormirían bastante,o dos: usarían la cama para incontables cosas menos para dormir.La segunda fue por la que se decantó al final junto con la mujer al parecer...su contestación no indicaba lo contrario.
Se mantuvo totalmente callado durante los últimos minutos hasta que aquella dependienta se fue junto con las demás y las telas,dejándolos solos nuevamente.Se bajó con cuidado,agradeciendo su ayuda con una débil aunque agradable sonrisa,la cual se borró poco después al sentir tales delineaciones en su pecho.- Todo lo que haga estará bien,amo... -Susurró como siempre lo hacía,agachando la cabeza para dar un signo de respeto y acuerdo ante sus palabras.Ladeó su mirada hacia sus hombros,pudiendo ver el recorrido que hicieron las mangas de su Kimono hasta que cayeron sobre sus brazos.Nuevamente volvió a cerrar sus ojos al sentir los mordiscos,no se resintió por ellos pues,si lo hubiese hecho,no podría haber evitado el soltar un quejido,algo que los dependientes podrían escuchar y no quería incomodar a nadie.
Otra vez se quedó callado sin decir nada,sin ejercer sonido alguno siquiera excepto el ruido causado en el suelo por los pasos que tuvo que dar para voltearse y poder mirarse a los espejos de una forma un tanto incómoda.Aquello le avergonzaba bastante,el ver su propio rostro al sentir tales cosas como las mordida y el tan malicioso que portaba su amo...le venía grande,bastante grande.- L-Le creeré en todo lo que diga... -Cerró sus ojos poco después de eso,pudiendo sentir como se separaba,un alivio,pues si hubiese seguido un poco mas hubiese acabado por hacer algo que no le agradaría,el elevar la voz.Se encaminó una vez arreglado hacia el lugar donde Radu tendría que rellenar los datos para terminar con la compra y demás.Se posicionó a su lado cual sirviente que no se separaba de su superior.
Tenía ganas de saber como seŕia su casa,su hogar a partir de ese momento...y,sobretodo,el como viviría.Tan solo esperaba que fuese diferente al mercado negro.
Invitado- Invitado
Re: Giving & Receiving [Privado]
Rellenó todo lo pertinente acerca de la compra, dejando un adelanto de lo que sería todo el total, instándoles a que se dieran toda la prisa posible. Después de todo Kenshi no tenía mas ropa, y aunque la suya le quedase no quería verle vestido como solía hacer él normalmente. Sonrió a la mujer y sus chicas, que le entregaron una tarjeta de la tienda con un número personal detrás, por si “quería consultar algo”. Tras ello, posó la mano en la espalda del esclavo y salieron de la tienda.
-Nos ha tomado mas tiempo del que pensaba -comentó, mirando la hora en su reloj de pulsera- ¿Que tal si vamos a comer ya, Ken-chan? -le dijo al otro, aunque realmente fuese lo que tenía pensado hacer independientemente de la respuesta- Después volveremos a casa. He estado todo el día fuera, necesito un descanso~
Caminó por el centro comercial, con Kenshi a su lado, pasando entre una multitud que no parecía pasar desapercibido ninguna de las dos figuras; lo cual no era de extrañar. El japonés era bello a la vista, con una aspecto tranquilo y sosegado. Por otra parte Radu tenía el típico encanto que se le encontraría a un extranjero, por lo que formaban un dúo algo curioso. Bajando las escaleras mecánicas y llegando al primer piso, se dirigieron a las grandes puertas de salida, esquivando gente.
-Ken-chan es demasiado guapo para que alguien no lo mire, ¿verdad? -rió el rumano- Es lo primero que pensé al verte en el mercado. Tenías un aire tan suplicante, pero a la vez tan resignado y tranquilo detrás de los barrotes. Eras como una joya en medio de una mina de carbón.
Cruzó la calle y dobló a la izquierda, metiéndose por un callejón para atajar hacia la calle siguiente, donde señaló un restaurante con gran cristalera y fachada roja y amarilla.
-Aquí es. Tienen gran variedad de gastronomía de fuera, así que creo que te gustará~ -le cogió de la mano y le arrastró hacia allí, encontrando a un joven tirando el agua del cubo de la fregona en la callejuela de al lado.
-¡Xìan! -le llamó. Los conocidos de Radu en aquella ciudad eran muchos debido a su profesión- ¿Está tu padre dentro? -el chico saludó con confianza y asintió, haciéndole una reverencia cortés a Kenshi antes de seguir con su trabajo. Diciendo algo en rumano que sonó incomprensible, acabaron entrando.
[Clicki~]
-Nos ha tomado mas tiempo del que pensaba -comentó, mirando la hora en su reloj de pulsera- ¿Que tal si vamos a comer ya, Ken-chan? -le dijo al otro, aunque realmente fuese lo que tenía pensado hacer independientemente de la respuesta- Después volveremos a casa. He estado todo el día fuera, necesito un descanso~
Caminó por el centro comercial, con Kenshi a su lado, pasando entre una multitud que no parecía pasar desapercibido ninguna de las dos figuras; lo cual no era de extrañar. El japonés era bello a la vista, con una aspecto tranquilo y sosegado. Por otra parte Radu tenía el típico encanto que se le encontraría a un extranjero, por lo que formaban un dúo algo curioso. Bajando las escaleras mecánicas y llegando al primer piso, se dirigieron a las grandes puertas de salida, esquivando gente.
-Ken-chan es demasiado guapo para que alguien no lo mire, ¿verdad? -rió el rumano- Es lo primero que pensé al verte en el mercado. Tenías un aire tan suplicante, pero a la vez tan resignado y tranquilo detrás de los barrotes. Eras como una joya en medio de una mina de carbón.
Cruzó la calle y dobló a la izquierda, metiéndose por un callejón para atajar hacia la calle siguiente, donde señaló un restaurante con gran cristalera y fachada roja y amarilla.
-Aquí es. Tienen gran variedad de gastronomía de fuera, así que creo que te gustará~ -le cogió de la mano y le arrastró hacia allí, encontrando a un joven tirando el agua del cubo de la fregona en la callejuela de al lado.
-¡Xìan! -le llamó. Los conocidos de Radu en aquella ciudad eran muchos debido a su profesión- ¿Está tu padre dentro? -el chico saludó con confianza y asintió, haciéndole una reverencia cortés a Kenshi antes de seguir con su trabajo. Diciendo algo en rumano que sonó incomprensible, acabaron entrando.
[Clicki~]
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